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AÑO LV - ABRIL 2018 - Nº 191 V I V E FEDERACIÓN DE LA INMACULADA MONJAS DOMINICAS TORRENT (VALENCIA)- ESPAÑA

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AÑO LV - ABRIL 2018 - Nº 191

V I V E

FEDERACIÓN DE LA INMACULADA MONJAS DOMINICAS TORRENT (VALENCIA)- ESPAÑA

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ÍNDICE

Página

Poema: Echa las redes 2

Agenda Federal 3

52 años celebrando la “Caridad fraterna federal” 5

Escuchando a los jóvenes 11

Monasterio de la Inmaculada-Torrent (Valencia) 24

Han entrado en el gozo de su Señor 29

Felicitación Pascual 31

____________________________________________________________

Edita: Federación de la Inmaculada Concepción Apartado 20

46900 – TORRENT (Valencia) ESPAÑA IMPRIME: Federación de la Inmaculada Concepción

Depósito Legal, V.733/1989 Abril, 2018

E-mail: [email protected] Tel. 96-158 96 15

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Echa las redes…

Desde que Tú te fuiste no hemos pescado nada. Llevamos veinte siglos echando inútilmente las redes de la vida, y entre sus mallas sólo pescamos el vacío. Vamos quemando horas y el alma sigue seca. Nos hemos vuelto estériles lo mismo que una tierra cubierta de cemento. ¿Estaremos ya muertos? ¿Desde hace cuántos años no nos hemos

reído? ¿Quién recuerda la última vez que amamos?

Y una tarde Tú vuelves y nos dices: «Echa la red a tu derecha, atrévete de nuevo a confiar, abre tu alma, saca del viejo cofre las nuevas ilusiones, dale cuerda al corazón, levántate y camina». Y lo hacemos sólo por darte gusto. Y, de repente, nuestras redes rebosan alegría, nos resucita el gozo y es tanto el peso de amor que recogemos que la red se nos rompe cargada de ciento cincuenta esperanzas. ¡Ah, Tú, fecundador de almas: llégate a nuestra orilla, camina sobre el agua de nuestra indiferencia, devuélvenos, Señor, a tu alegría.

José Luis Martín Descalzo

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Actividades de la Priora federal

- Día 2 de febrero, visitó la comunidad de Burriana (Castellón). - Del 8 al 11 de febrero, visitó la comunidad de Santa Mª del Pilar-Zaragoza. - Días 13 y 14, 39º Consejo federal. - Día 26 de febrero, 40º Consejo federal. - Día 26 de marzo, 41º Consejo federal.

Prioratos

- Sor Mónica Mª Moyano, fue elegida priora de su comunidad de Mendoza (Argentina), el 18 de enero de 2018. - Sor Pilar Mª Lorente, de la comunidad de Daroca (Zaragoza), fue aceptada su postulación el 23 de enero de 2018.

Movimiento vocacional

- Sor Patricia López Ávalos, profesa temporal de la comunidad de San Justo (Argentina), dejó la Vida religiosa el 9 de enero de 2018.

Celebraciones

- Sor Patricia Lucero, de la comunidad de Córdoba (Argentina), celebró sus Bodas de Plata de Profesión religiosa, el día 19 de marzo de 2018. ¡Felicidades, hermana! Felicitamos también a las Hermanas dominicas de Cochabamba (Bolivia), que el día 15 del mes de marzo celebraron la bendición de su nuevo Monasterio. Deseamos que sea un lugar de alabanza, de oración y predicación, donde todos puedan encontrar al Dios de la paz y de la misericordia. ¡Enhorabuena, Hermanas!

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GRATITUD

Queremos manifestar nuestra gratitud a las hermanas que durante un tiempo han estado trabajando para actualizar el CEREMONIAL de la Federación, que más tarde tendrán que revisar las comunidades.

Estas hermanas son:

- Sor Mª de Sales Gimeno, priora de Copiapó (Chile)

- Sor Ana Mª Albarracín, de la comunidad de la Inmaculada- Torrent (Valencia)

- Sor Mª Patricia Lucero, de la comunidad de Córdoba (Argentina)

También Sor Lucía Mª Puig, de la comunidad de Mendoza (Argentina), ha revisado “Educación y cortesía” que próximamente será publicado.

Cada una merece nuestro reconocimiento por el esfuerzo que supone y el tiempo dedicado a ello.

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Celebrando la «Caridad Fraterna Federal»

La Priora federal, M. Mª Teresa de Jesús Gil, en una circular a las comunidades del 23 de febrero de 2018, recordaba una vez más la llegada de las primeras monjas españolas al Monasterio de Santa Catalina de Buenos Aires y de la acogida de las hermanas que vivían allí.

“… Una historia llena de gestos hermosos de confianza en Dios, con la experiencia de que en sus manos amorosas la vida entregada da mucho fruto. La gavilla es una buena figura de nuestra unión y fraternidad que suma potencialidades y allana dificultades, que está lista para dar lo mejor de sí.

Tenemos una Madre que desde siempre nos ha acompañado en esta historia federal, en Ella vislumbramos el camino místico de toda vida consagrada, de Ella

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aprendemos a convertir nuestro corazón en lugar de adoración, donde se guarda la Palabra escuchada y contemplada, capaz de romper nuestros pobres límites y seguir las invitaciones del Espíritu del Señor. Demos gracias por tantas hermanas y hermanos que han sembrado sus vidas para que nosotras y muchos podamos ver la espiga repleta de fecundidad…”

Las hermanas de la Comunidad de Concepción-Tucumán (Argentina), escriben así:

Queridas M. Federal, Madres Prioras y hermanas todas:

Un saludo para cada una de Uds. al celebrar mañana, 23 de febrero, el “Día de la Caridad Federal”, fecha en la que recordamos agradecidas no sólo el día de la llegada a Buenos Aires del primer grupo de monjas para ayudar a la Comunidad de Santa Catalina, sino sobre todo, la caridad, la paciencia, la bondad, abnegación, entrega y olvido de sí que ha supuesto y supone para la Federación de la Inmaculada el haber aceptado el desafío de extender “sus tiendas” hasta estas tierras americanas.

Nosotras, en Concepción, y a modo de preparación para este día, hemos querido volver al libro “Orígenes de la Federación” y les confieso que a pesar de ser relatos conocidos, más de una nos hemos sorprendido sintiéndonos emocionadas y sacudidas interiormente por tantos ejemplos heroicos de amor.

¡Qué bueno que así sea! Ojalá que siempre nos movilice, cuestione y edifique la vida virtuosa de nuestras mayores. En estos momentos en que algunas de nuestras comunidades estamos intentando dar los primeros pasos en vista a la formación de una nueva federación, qué oportuno es tener fresca en la memoria del corazón la entrega ejemplar de aquellas que nos han precedido. Si ellas y ellos pudieron (me refiero a los frailes que secundaron esta obra) no fue porque se apoyaron en sus propias cualidades humanas, sino porque creyeron que era voluntad de Dios y abandonándose a la acción de Espíritu Santo se entregaron generosamente.

Las obras de Dios son siempre fecundas y están cimentadas en su Amor, Poder y Sabiduría y siempre “quiere necesitar” de nuestro aporte como instrumentos humildes y sencillos.

Que el Señor nos regale en este día la gracia de buscar siempre y en todo su Voluntad y que una vez descubierta le dejemos a Él realizarla y no le neguemos la pequeña pero necesaria colaboración nuestra, ya sea desde un servicio oscuro y sin aparente relevancia humana o desde espacios más destacados (que todo es necesario) buscando sólo la gloria de Dios y la salvación de las almas.

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¡FELIZ DÍA DE LA CARIDAD FEDERAL! Y un inmenso ¡GRACIAS! a nuestras hermanas españolas.

Fraternalmente,

M. Marta Fonseca y Comunidad de Monjas dominicas de Concepción

Desde SAN JUSTO (ARGENTINA)

Muy queridas Madres Prioras y hermanas:

En el “día de la Caridad” las recordamos con especial cariño. ¡Cómo no hacer memoria de tantos años en

que lo venimos celebrando!

Damos gracias a Dios por el bien recibido a través de quienes han prodigado generosamente sus

vidas en estas tierras formándonos como monjas dominicas.

Que el Señor sea su recompensa y nos conceda la gracia de vivir fielmente lo que nos legaron, transmitiéndolo a las nuevas generaciones.

Con inmenso cariño en Jesús, María y Sto. Domingo, las abrazamos.

Sus hermanas de San Justo.

¡BENDITO SEA DIOS!

Precisamente hoy recibimos como regalo la noticia de un nuevo paso en el proceso de Sor Leonor de Sta. María Ocampo, op. Gozamos ante este nuevo DON que nos llena de alegría y nos anima a SER SANTAS.

LAS MONJAS DE SAN JUSTO

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Mendoza (Argentina) A todas las comunidades y hermanas de la Federación de la Inmaculada Concepción: Queridísimas hermanas: Tenemos el gozo de escribirles en este día que ha sido, es y será siempre una fecha entrañable para vuestras hermanas de América, y que celebramos como el “Día de la caridad fraterna federal” en el que conmemoramos la llegada del primer contingente de monjas españolas a la Comunidad de Santa Catalina, de Buenos Aires, hecho fundante de nuestra federación en estas tierras que posibilitó el fortalecimiento y la expansión de la vida dominicana contemplativa en el sur de nuestro continente y que hoy fructifica en una nueva federación que está naciendo en Argentina.

Recordando todo lo que hemos vivido y teniendo en cuenta todo lo que hemos recibido nos encontramos sin palabras adecuadas que expresen el amor que tenemos a nuestras hermanas españolas y la gratitud que sentimos por tanto bien heredado y sembrado con tanto sacrificio, generosidad y gratuidad. Sólo Dios podrá pagar debidamente la deuda de amor que hemos contraído con ustedes.

Estamos convencidas de que la Federación de la Inmaculada Concepción es un gran don del Espíritu Santo a la Iglesia y que permanecerá. “Donde hubo fuego, brasas quedan” —dice el dicho— y de las brasas volverá a encenderse otra vez la llama. En efecto, la Iglesia debe reproducir todas las etapas de la vida de Jesús y ahora ha entrado en el Viernes Santo por antonomasia (aunque su existencia ha estado siempre signada por la Cruz) para después resucitar gloriosa como nunca. El futuro es de la vida contemplativa, tanto San Juan Pablo II como Benedicto XVI lo han afirmado con toda seguridad. Pero antes deberemos pasar todos por una dolorosa purificación.

La madurez de los tiempos y el Espíritu Santo nos animan hoy a algunas comunidades argentinas a intentar tomar la vida en nuestras manos y a comenzar a caminar por nuestro propio pie poniendo en práctica todo lo que ustedes nos han enseñado, pero la vida, el amor, la comunicación, el intercambio y los vínculos creados con nuestras hermanas españolas no sólo no se romperán, sino que asumirán nuevas formas, que quizá nos sorprendan. América seguirá siendo vuestra casa como para nosotras lo seguirá siendo España.

Queremos tener hoy un recuerdo especial por todas las hermanas españolas que sembraron sus vidas en América y que desde aquí partieron al cielo, y por todas las que sirvieron aquí y aún viven en España y por las que siguen prestando sus servicios en nuestras tierras; que el Señor sea su digna recompensa y que tengan el obsequio de nuestra gratitud eterna.

También queremos saludar en este día a todas nuestras hermanas argentinas y chilenas, para que el Señor nos conceda la gracia de continuar y acrecentar este maravilloso patrimonio del amor, unidad y comunión fraterna.

Rezamos mucho por los trabajos previos a la Asamblea Federal y por su fruto.

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Estamos gozando de la visita del Padre Vito, tan querido por nosotras, con cuya presencia contamos para la celebración del Día de la Caridad Fraterna Federal. Un verdadero regalo de la Divina Providencia.

Reciban todas nuestro más cariñoso abrazo y seguimos siempre UNIDAS en Dios, en Cristo, en María Inmaculada, en N. P. Santo Domingo.

Sor Mónica Mª Moyano O.P. y la Comunidad de Mendoza

Pueblo de Forcall (Castellón) España

Monasterio de Nuestra Sra. del Rosario de Forcall

(Castellón)

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Monasterio de Ntra. Sra. del Rosario de Mendoza, Argentina

Comunidad de Mendoza

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A las hermanas más jóvenes de nuestros monasterios, postulantes, novicias y profesas temporales, a otros amigos y conocidos de nuestras monjas y comunidades, les hemos presentado una serie de preguntas para que reflexionaran sobre la temática del próximo Sínodo de Obispos: “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”. Ofrecemos a continuación algunas de sus ideas y testimonios.

Veo a los jóvenes con una necesidad urgente de padres, de un guía, de un apoyo y ejemplo que los oriente en el sentido real y eterno de su propia vida, yo espero de la Iglesia que sea adulta, que nos muestre en sus criterios, en su vida, en sus formas, en sus ejemplos, que cree y espera la vida futura, que todo su obrar tenga presente a cada

Mª Pilar Andrián Postulante del Monasterio de San Justo, Bs. As. - Argentina

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instante que nuestro fin no está en este mundo, sino en un nuevo cielo y una tierra nueva. Los jóvenes necesitan de la Iglesia un reflejo de trascendencia, porque una Iglesia que no vive de la esperanza en la vida eterna es una iglesia mundana.

Todo esto lo digo porque me preocupa realmente la alta tasa de suicidios en los jóvenes, en nuestro país los números están por encima del promedio de la región y más cerca de los países europeos. Es el drama más silencioso, del que nadie quiere hablar. Pero el suicidio se lleva la vida de 500 adolescentes cada año en la Argentina. Al no tener un sentido de trascendencia y poner la finalidad en las cosas que ofrece este mundo, se llega a la desilusión y al sin sentido, no hay una razón por la cual vivir.

¡Dennos a Jesucristo!

Les quería compartir escuetamente parte de mi testimonio de conversión. Antes vivía casi indiferente a Dios, a la Iglesia, entregada al mundo. Pensaba

que Dios era un obstáculo para mi felicidad. Después de la gracia de la conversión conocí un sacerdote que sin conocerme se interesó por mí, me tuvo en cuenta, me escuchó, no me juzgó y confió en mí, y luego, me habló de Jesús, del Amor, de la Verdad. Envuelta aún en la estructura de pecado, en el relativismo, la indiferencia, individualismo, y hasta el sin sentido, me llegaban estas sugestiones de las personas que me rodeaban y también de los medios de comunicación: “Ya vas a ver, este cura

Natalia Villalba Postulante del Monasterio de San Justo, Bs. As. - Argentina

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es igual que todos”. Entonces, en mi desesperación tomé una resolución definitiva: “Si este cura falla, la verdad no existe y Dios tampoco, y yo vuelvo a mi vida de antes”. Entonces comencé a frecuentar más seguido y de cerca ese sacerdote, que tanto se

interesaba por mí, y que me llamaba la atención ese interés desinteresado, porque yo no le podía dar nada a cambio. Yo no conocía la gratuidad. Entonces miraba su proceder, sus palabras, sus gestos, todo en lo cotidiano, así durante seis meses, y no pude encontrar en lo más mínimo alguna incoherencia, falla o falta en ese sacerdote. Entonces le dije: “Padre, mire que lo he puesto a prueba y ya llevo seis meses y no he encontrado mentira o incoherencia en usted. Ahora sé que la Verdad existe, y que sí hay Dios”. Me acuerdo que se sorprendió muchísimo y no tuvo palabras. Yo sé que no fue lo mejor, y no es de imitar, pero fue lo que me salió en ese momento y el Señor me acompañó con su gracia, porque buscaba la verdad y no sabía cómo. Desde ese momento me lancé con todo por ese Jesús, por esa Verdad que existe. Pero siempre acompañada, nunca sola. Ese testimonio de coherencia, de vida, ese ejemplo fue el que me salvó la vida. Creo que los jóvenes buscan

eso. Y si ves un cura quieres ver un cura, si ves una monja quieres ver una monja, no algo amorfo, desfigurado. Lo más atractivo es el reflejo que irradia el alma en gracia, que refleja a Jesús. Y eso no se puede ocultar ni tampoco fingir, sale como un perfume y eso es lo que atrae. La verdad, la coherencia, el Evangelio. Ser lo que uno tiene que ser, y hacer lo que uno tiene que hacer salva vidas, y no hablo de cosas extraordinarias, ese cura me salvo la vida porque simplemente fue cura. Y así me hizo enamorar de Jesús hasta el punto de querer darle toda mi vida. Así de a poco, sin precipitaciones, fui conociendo y amando cada vez más a Jesús, en su Palabra, en la liturgia.

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Actualmente, vivimos en una sociedad llena de distracciones que hacen que en muchas ocasiones nos distraigamos y no nos demos cuenta de lo que verdaderamente somos, de lo que queremos ser e incluso de lo que ocurre a nuestro alrededor. No hablamos de lo que puede ocurrir en nuestra ciudad o barrio, sino de lo que puede ocurrir en nuestro círculo de amigos, e incluso en nuestra vida familiar. Tenemos la vida cargada de ocupaciones que nos desvían del verdadero camino y hacen que no nos demos cuenta que el Señor está ahí, a nuestro lado.

Para nosotros, es inevitable ver a Dios como una persona que nos acompaña, con el que reflexionamos y al que acudimos más veces para pedir que para agradecer. Somos conscientes que a lo largo del día no lo tenemos presente, porque tenemos tantas cosas por hacer, que no nos damos cuenta de lo que es verdaderamente importante: el encuentro con Jesús. Además, tenemos muchos elementos que nos despistan (tecnología sobre todo) y que hacen que sea más difícil encontrarse con Él. A esto sumamos nuestro pensamiento sobre la felicidad. Pensamos que somos felices porque tenemos una familia, un grupo de amigos, el uno al otro, trabajamos, practicamos nuestros hobbies… podríamos decir que lo tenemos prácticamente todo, y decimos prácticamente porque siempre nos ofuscamos en querer más: una casa, un coche… nos centramos en asentar nuestro futuro, en tomar decisiones… cosas que sin darnos cuenta, hacen que nos apartemos más de Dios y que no encontremos tiempo para Él, es decir, nos encontramos ante una felicidad material y no conseguimos alcanzar la felicidad

Paula Ramos – 25 años – Pedagoga y profesora de música Adrián Fernández – 28 años – Profesor de música y percusión

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espiritual, sin darnos cuenta que realmente lo que Dios quiere es que vivamos el presente con Él.

Siguiendo en esta línea y para concluir, creemos que la Iglesia acoge a todas las personas y por ello pensamos que también es una Iglesia de y para los jóvenes, pero realmente ¿qué puede hacer la Iglesia por los jóvenes? Nosotros pensamos que es necesario que la Iglesia se acerque a los jóvenes de una forma más realista, que se plantee problemas que nos pueden surgir a los jóvenes hoy en día y nos ayude a encontrar respuestas, con el fin de fortalecer nuestras raíces de la Fe y crecer juntos en comunidad.

La imagen que tienen los jóvenes de Dios en el mundo es un poco borrosa, porque buscan a Dios según la conveniencia, yo también buscaba a Dios así , si en el colegio tengo que rendir exámenes acudo a Él para que me ayude y si me ha ido bien ni me acuerdo de agradecer, pero si me ha ido mal tengan la seguridad que me enojo con Dios y le reclamo del por qué no me ha ayudado y por ultimo no falta alguno que termina dando la conclusión de que Dios no existe, sólo falta que alguien que sea coherente con lo que dice y con lo que obra, los evangelice, porque los jóvenes no sólo escuchamos lo que nos dicen los adultos, vemos su coherencia de vida, pero es importante que nos acepten como somos y si en algo tenemos que cambiar, el ejemplo del evangelizador le animará a cambiar si está errando.

Para mí la Iglesia es Madre, que sabe acoger al grande y al pequeño por igual, pero que sabe preocuparse por el hijo más débil, desvalido, enfermo, sin importar si este hijo la rechaza o la acepta.

Y por supuesto que es también “Iglesia de los Jóvenes”, los jóvenes podrían llegar a sentirse

Sor Yolanda Pico, op Profesa temporal de Ecuador, formándose en el Noviciado de Torrent

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plenamente parte de Ella si los miembros se hiciesen como san Pablo, “ he tratado de adaptarme lo más posible a todos para salvar como sea a algunos”(1Cor 9, 22), con esto no quiero decir que la Iglesia sea vieja, sino que los miembros se hagan igual al joven, sientan lo que siente el joven, y con su ejemplo de felicidad provoque en el joven la curiosidad del secreto de su felicidad y así descubrirle a Cristo Jesús enviado de Dios que es Padre de Amor y que nos ama simple y sencillamente porque Él es Amor.

A los jóvenes yo los veo con muchas ganas de explorar lo que es la vida, muy capaces de realizar sus sueños, sus metas y no pierden las esperanzas de conseguirlo, pero también los veo desorientados, necesitados de un verdadero guía que les escuche, les ayude a resolver sus dudas, sus miedos; al no encontrar en quien confiar se sienten solos, frustrados, y a tan corta edad fracasados más de lo normal, por falta de comunicación o por no tener a nadie a quien abrir su corazón, ya que sus padres trabajan y llegan cansados o por cualquier otra situación que a nosotros nos es ajena pero que en realidad no tendría que serlo.

Los jóvenes, sueñan con cambiar el mundo y los adultos también sueñan con cambiar el mundo, por lo tanto adultos y jóvenes vivimos en un mismo mundo con un mismo ideal, creo que los jóvenes con la experiencia de los adultos podemos lograr un mundo más humano, donde existan valores que sean el cimiento para las generaciones que vienen detrás de nosotros.

Las redes de información nos ayudan a los jóvenes a mantenernos informados y a educarnos sanamente, pero también soy consciente de que las redes sociales no nos ayudan a una relación personal con el otro, me puedo crear ilusiones con la persona que se encuentra tras la pantalla porque muchas veces se ha hecho amistad con gente que no conoces y cuando la ves personalmente hay que empezar una relación desde cero y se esfumó todo lo bonito que había detrás de las pantallas; en las redes de comunicación, sin una buena orientación, se puede perder a los que nos aman y a la vez a los que nosotros amamos y vivir de ilusiones, aunque creo que esto no afecta sólo a los jóvenes sino a niños y a personas adultas, incluidos conventos y monasterios.

Creo que un cincuenta por ciento de la gente es feliz porque no ha puesto su felicidad en las cosas efímeras sino en el valor del amor verdadero y coherente, pero el otro cincuenta por ciento, me atrevo a decir que la gente cree que es feliz pero en realidad cuando les falta lo que tanto apetecen, por ejemplo, cuando no tienen suficiente dinero para comprarse el vestido o los zapatos de la última moda… en un abrir y cerrar de ojos se les escurrió de las manos la felicidad al igual que se derrama el agua cuando intentamos sostenerla en nuestras manos.

Lo que yo siento dentro de mí al celebrar la Liturgia, es saber que por medio de ella puedo alabar a Dios y ser voz para los que ya no pueden gritar a Dios, puedo pedir esperanza para los que la han perdido, ser voz de los que no saben cómo dirigirse a Dios, siento en ella que hay un Tesoro valioso que se tiene que ir descubriendo poco a poco y después darlo a conocer, la oración me ayuda a descubrirme a mí misma y seguir descubriendo quién es Dios para mí y quién soy yo para Dios. En la vida fraterna con mis hermanas la oración es el termómetro de cómo llevo mi relación con Dios e igual la

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vida fraterna aporta mucho en mi vida de orante porque si me puedo relacionar con mis hermanas puedo relacionarme con Dios y viceversa. La oración para mí, es una fuente esencial y sin titubear afirmo que la vida comunitaria es el ejemplo para formar una familia, o también puedo decir que en la vida comunitaria he descubierto una verdadera familia.

Muchos jóvenes no conocen a Dios, a veces no tienen una imagen buena de Él porque lo asocian a la Iglesia y tras los acontecimientos recientes la imagen de ésta ha perdido mucho. Pienso que en la Iglesia hay muchas cosas buenas, pero no son demasiado conocidas. Hoy en día es muy complicado ser feliz ya que el consumismo no permite serlo porque siempre se desea más y cuando se tiene tampoco da la felicidad. La abundancia de información y redes sociales NO favorecen la relación personal con los otros, al contrario, favorecen la falta de respeto a la intimidad y algunos chavales se sienten presos en las redes, pocas veces se reconoce el valor de los otros. En muchas ocasiones los jóvenes se sienten solos y en un mundo poco estable.

Creo que el “mundo de los jóvenes” es el mismo que el de los mayores, pero cambia la perspectiva, las referencias y el lenguaje. La edad también te hace pensar de una manera distinta. Los mayores tienen experiencia, los jóvenes creemos que tenemos el futuro, pero no todo es experiencia y futuro, hay que vivir “hoy” con todas las sorpresas que vienen.

Jorge Gil – 20 años Estudiante de ADE (Administración y Dirección de empresas)

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Seguimos escuchando las opiniones de los jóvenes…

La imagen que los jóvenes tienen de Dios me parece que será la que han recibido de sus padres, o alguien cercano que se la haya transmitido. Unos creerán en Dios por el testimonio de buenos cristianos; otros dirán que no existe por las situaciones que hayan vivido, o por lo malo que hayan visto dentro de la Iglesia. Otros no quieren saber de Dios y creen que así son “libres”, o están enredados en vicios; otros quizá pensarán que Jesús es un loco fracasado a quien no vale la pena seguir.

La mentalidad de los jóvenes es diferente a la de los adultos, no es que exista el mundo de los jóvenes y de los adultos. Ellos están en otra onda, las modas, el egocentrismo y el disfrute son parte importante en sus vidas. Pero también son muchísimos los que están concentrados en superarse y ayudar a sus familias. Los adultos ya han pasado esta etapa y ahora tienen responsabilidades que no pueden dejar. Los jóvenes están en una etapa de grandes cambios en su vida y existen factores que influyen en sus comportamientos: muchos tienen familias unidas y reciben una buena educación pero otros no viven con sus padres porque están divorciados y esto los marca.

Sor Monserrate Pibaque, op Profesa temporal de Ecuador, formándose en el noviciado de Torrent

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El mundo con sus seducciones hace que jóvenes se pierdan en caminos de vicios, drogas, malos amigos, soledad y muchos llegan a pensar que a nadie hacen falta. La situación de los jóvenes es complicada: no hay suficientes plazas de trabajos, y muchos tienen que buscar en otros países su sustento.

Ellos con su

optimismo, juventud, creatividad, pueden hacer mucho bien, no sólo son el futuro, sino el presente. Si les ofrecemos la fe, un hogar, amor, estudios, valores, trabajo, serán capaces en el futuro de trasmitir todo esto a las futuras generaciones.

El Sínodo que se está organizando me parece una manera

acertada para llegar a los jóvenes. Nadie mejor que ellos para decirnos qué es lo que viven, cómo se sienten y cómo se les puede ayudar. Al sentirse escuchados y valorados, nos darán pautas para poder ayudarlos a que se integren en la Iglesia. Habrá que saber llegar a ellos para que den lo mejor de sí, y no olvidar que con el ejemplo es como se logra influir en otros. También habría que llegar a ellos brindándoles acompañamiento espiritual, pues muchos vivirán situaciones difíciles, pero tenemos que acogerlos sin juzgarlos, así como hizo nuestro Señor.

Las redes sociales y la información existentes son un fenómeno que atrapa a

toda persona, pienso que han de saber usarse con responsabilidad, pero desgraciadamente con mucha frecuencia no hay un límite en su uso y fácilmente perdemos la comunicación personal en las familias y sociedad. Además, estar siempre conectados, hace que estos medios se conviertan en un verdadero “ídolo”; quedarse sin internet o batería generalmente desestabiliza.

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La Iglesia no tiene “algo” para ofrecer a los jóvenes, la Iglesia tiene a “Alguien”. En las palabras de aquéllos griegos que se acercaron a Felipe en Jerusalén podemos escuchar el deseo, la necesidad más urgente de los jóvenes de hoy y de siempre: «Y le rogaron: Señor, queremos ver a Jesús».

La inmensa mayoría de los jóvenes, cargan con profundas heridas a veces sin ser capaces de reconocerlas, se sienten solos, les ha faltado el amor que les hubiese permitido mirar la vida con confianza, han sido arrastrados y esclavizados por un mundo superficial y extrovertido, se han vuelto meros sujetos de consumo, se ha abusado de su propia debilidad. Se han aprovechado de su necesidad de sentido y de ideales para embarcarlos en distintas causas que suelen esconder oscuras intenciones de poder o de ganancias. Han tenido que conocer en su breve vida el fondo oscuro de la angustia y la desesperación. Sabemos que las cifras de suicidios de adolescentes y jóvenes son muy superiores a lo que normalmente se piensa.

No obstante, se puede mirar esa realidad con profunda esperanza porque Jesús nunca retrocedió ante ninguna debilidad humana, porque Él no vino al encuentro de los sanos y de los justos (Lc 5, 31-32) sino a salvar lo que estaba perdido y siempre han sido los que se reconocen pobres, enfermos y necesitados los más aptos para acoger el misterio del Reino (Mt 21, 31) porque nada es imposible para Dios.

Esforcémonos por acercarlos al Maestro y veremos que lo que sucede en ese encuentro supera nuestras mejores expectativas… Ellos le oirán pronunciar su nombre, sorprendidos como Zaqueo encaramado a la higuera (Lc 19,5); conmovidos como

Sor Natalia Beltramino, op Profesa temporal del Monasterio de San Justo-Bs. As. - Argentina

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Natanael se reconocerán profundamente conocidos y comprendidos desde siempre (Jn 1, 47-51) y como el paralítico llevado ante Jesús por la fe de los camilleros conocerán el misterio infinito de la misericordia (Mc 2,3-5), en una palabra: serán salvados. Reconocerán que sólo el amor del Señor los salva y que sólo Él tiene palabras de vida eterna.

Necesitamos, como Iglesia, de esa paciente pedagogía que sabe respetar y orientar las búsquedas personales, que sabe esperar los tiempos de Dios, que sabe hablar todas las lenguas y sale al encuentro de los jóvenes allí dónde están, pero hemos de saber que si les ofrecemos otra cosa que no sea Cristo y su Evangelio, será totalmente insuficiente, será simplemente “más de lo mismo” y tarde o temprano nos harán conocer su decepción.

Acercar a los jóvenes a Jesús es acercarlos a su Palabra, a su presencia viva en la Eucaristía, animarlos a orar y ofrecerles el testimonio de nuestras vidas, es decir, nuestra propia experiencia de la misericordia de Dios, no “súper héroes” aferrados a viejos o nuevos ideales no siempre evangélicos sino pecadores perdonados en quienes el amor de Jesús ha hecho y hace maravillas, humildemente fieles, sabiendo que la gracia siempre tiene la iniciativa. En este mundo que busca la eficiencia, el éxito, donde todo se compra o se vende y se desprecia al menos apto, nosotros los consagrados seamos alegres testigos de la gratuidad, quienes se esfuerzan cada día por desgastar la vida y darlo todo, pero no esperando acaparar nada, quienes preferimos llegar al final de cada día ante Dios con las manos vacías porque nos sabemos gratuitamente amados y no necesitamos ser más que siervos inútiles al final de cada jornada.

Sólo quisiera agregar algo más, se nos preguntaba también sobre la “Iglesia de los Jóvenes” y por aquí coincidíamos en nuestras reflexiones en que los jóvenes necesitan una Iglesia que les haga un lugar, que los escuche, los comprenda, los respete y confíe en su capacidad de acoger la gracia y responder al amor; pero los jóvenes no necesitan una Iglesia “de los jóvenes”, los jóvenes necesitan una Iglesia adulta, Madre y Maestra, que los ayude a convertirse también ellos en adultos en la vida y en la fe, que acompañe y estimule sus procesos personales de madurez y especialmente su camino personal de conversión, una Iglesia que los tome de la mano y guíe sus vidas con suavidad y firmeza por las sendas verdaderas del Evangelio. Eso esperan, eso esperamos de la Iglesia, ya vivimos en una sociedad donde ser o parecer adolescente y joven es el culmen de la existencia, cuesta a los jóvenes encontrar adultos que los guíen con sabiduría, que sean verdaderos modelos de vida, con la verdadera autoridad moral que estimula a crecer.

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Creo que en la actualidad muchos de los jóvenes, tienen una imagen de Dios, como de un Dios lejano, al que sólo se acercan o buscan en los momentos difíciles o de grandes preguntas. No se vive la relación con Dios como Alguien con quien uno camina y vive en lo cotidiano, o que se interese por uno, con quien se comparte todo, quien nos da fuerza para caminar cada día, sino que muchas veces es a quien se recurre cuando las cosas o situaciones se ponen difíciles y que muchas veces lo que propone es visto como un conjunto de normas o leyes morales a cumplir. No hay una relación personal, cercana y de amor.

A los jóvenes en general, pues hay muchas excepciones, los veo como “instalados”, como viviendo cada decisión que hacen (estudio, trabajo, matrimonio, etc.) como algo que hay que hacer porque forma parte de la vida; que van viviendo lo que les toca porque así lo disponen las circunstancias de la vida; que son llevados, como que falta la decisión y elección de un proyecto de vida, de sentido de la vida.

Muchos jóvenes no solamente se sienten solos, sino que experimentan la soledad. Es una etapa donde uno necesita tomar sus propias decisiones y elecciones, pero también se necesita la guía y compañía de los adultos. Sobre todo porque se ha instalado una mirada como “negativa” hacia los jóvenes, por ejemplo, que no saben asumir compromisos, que son inmaduros, etc.; y se queda en eso, en una crítica, y muchas veces no se los ayuda y acompaña para que puedan revertir esas situaciones. Creo que como Iglesia lo primero que debemos hacer es salir a buscarlos, ir a donde ellos están, colegios, universidades, ONG, etc., ir a su encuentro. Luego creo que se les debería escuchar, qué sienten, qué quieren, qué les hace felices, etc. Como tercer aspecto invitarlos y desafiarlos, para que sean partícipes de los cambios que se necesitan en la Iglesia, en el mundo, que vean que son necesarios y que queremos que sean felices, que no nos son indiferentes. Y ahí mismo plantearles y ayudarles a encontrarse con Jesús, que es quien los ama incondicionalmente y quiere que sean felices y plenos.

Sor Mª Mercedes Monestés, op Novicia del Monasterio de Santa Catalina - Córdoba (Argentina)

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Creo que los jóvenes pueden aportar la esperanza y la fortaleza para afrontar los desafíos de cada día. También la generosidad y la capacidad de ver una necesidad y buscar el modo de remediarla o hacerla más llevadera. Y también la búsqueda de caminos de autenticidad, de verdad, de unidad, frente a un mundo tan vacío y desunido.

Veo a los jóvenes con alegría, esperanza, ilusión, muchos sueños, metas, con una mente muy abierta y creativa, con deseos de conocer, de amar, de ser cada día mejores, de hacer el bien. Los adultos son de gran ayuda para ellos porque les aportan experiencia, sabiduría, son un testimonio para sus vidas, y por ellos sus padres, su familia y las personas de su entorno deben brindarles confianza para poder orientarlos en los valores humanos y cristianos. El nuevo Sínodo que este año se celebrará es una gran oportunidad que la iglesia nos proporciona para poder escuchar a los jóvenes y sobre todo para que puedan mirar el ejemplo de la joven de Nazaret, “María”, que desde su sencillez y su humildad acogió la Palabra en su vida, meditó en su corazón el gran misterio del amor de Dios y así vivió la gran alegría del Evangelio. Hoy nos invita a cada joven y a todos a recibir esta alegría que cada día se nos ofrece.

Que la Iglesia siga dándose a conocer con su testimonio de vida y orientando a los jóvenes en las parroquias, conventos y otros lugares, siga abriendo puertas de acogida, ofreciendo tiempo necesario para escucharlos, formar grupos juveniles, colonias vacacionales, grupos de oración, de lectio divina y las familias sean casas de oración y de dialogo.

Este tiempo valioso de formación que el Señor me brinda en el monasterio con la vida fraterna en comunidad, me ha aportado mucha confianza, apoyo, acogida, comprensión, amor, alegría, me ha aportado el sentirme en casa, como en familia.

Sor Diana García, op Profesa temporal de Ecuador, formándose en el Noviciado de Torrent

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Monasterio de la Inmaculada Torrent (Valencia) Yolanda Moreno, una de las jóvenes que atiende desde hace muchos años a nuestras hermanas mayores y enfermas, nos cuenta sus impresiones en una hermosa crónica.

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«Se agotaron mis fuerzas en el camino y se acortaron mis días. Tú en cambio, eres siempre el mismo, tus años no se acabarán»

Salmo 101

Queridas Hermanas:

Me gustaría comenzar esta reflexión recordando las palabras que hace unos años escuché pronunciar a un Padre Dominico refiriéndose a la enfermería de la comunidad. Dijo con una gran ternura que "allí se vive un verdadero Evangelio" y alzando su dedo señaló la zona donde las Hermanas más mayores pasan sus convalecencias temporales o incluso los últimos años de su vida. Y es cierto... como los pasajes del Evangelio, van transcurriendo los días en las enfermerías de las comunidades, donde se demuestra un verdadero amor al Señor y la entrega de aquellas Hermanas cuyo cuerpo ya no responde como quisieran pero que su alma sigue tan enamorada y viva como el primer día.

Evidentemente, hay momentos difíciles, pequeños contratiempos, algún que otro susto y la dificultad que supone hacer tareas tan sencillas como recorrer un pasillo o incluso abrocharse el reloj, pero por encima de todo esto resalta el esfuerzo, la aceptación y la caridad que se respira entre esas paredes.

Recuerdo especialmente una mañana de lluvia ayudando a una Hermana en sus labores diarias, conversábamos sobre lo difícil que es irse haciendo anciano, pero ella recordó entonces las palabras de Jesús a Pedro cuando le advertía: «Cuando eres joven, tú mismo te ponías el cinturón e ibas donde querías; pero, cuando llegues a viejo, extenderás tus brazos, otro te sujetará y te llevará donde no quieras». Ella lo dijo con una media sonrisa, como quién recuerda algo bello y en el brillo de sus ojos percibí que ahora comprendía mejor que nunca esa escena del Evangelio. Pero ahí no queda todo, salí de la habitación y volví a entrar en apenas unos segundos, ella salió despacito camino del coro alto, miré hacia el cristal de la ventana de la celda que estaba empañado por la diferencia de temperatura con el exterior y en el vaho que se formaba en ese cristal observé lo que parecían unas letras, ella había escrito tan sólo una palabra, con la cual, lo decía todo... esa palabra era JESUS. Deseé que ese cristal nunca se desempañara… Con su más de ochenta años fue capaz de sorprenderme con el que me pareció el detalle más romántico del mundo...

Pero entre todos estos momentos, también tenemos lugar para el esparcimiento, alrededor de la media mañana dedicamos un rato a hacer juegos, manualidades y talleres, que nos permiten romper la rutina diaria, pasar un divertido momento juntas y ejercitar un poquito la mente y el cuerpo. En ocasiones son juegos para trabajar la psicomotricidad, como tirar bolos o encestar bolitas en un cubo; otras ocasiones se trata de pruebas cognitivas como buscar diferencias entre dibujos semejantes, adivinanzas, crucigramas, sopas de letras o incluso preguntas que recorren nuestro tan conocido alfabeto y en otras ocasiones hacemos reuniones más espirituales donde se viven momentos realmente inolvidables.

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Hace unos días realizamos un Taller sobre la Virgen Desatanudos, de la cual descubrimos que el Papa Francisco es muy devoto. Leímos su historia y descubrimos que en su imagen, la Virgen está con una cuerda llena de nudos que va desatando para que unos ángeles a sus pies recojan la cuerda ya libre de nudos, que representan los conflictos por los que la Virgen intercede, así que decidimos rendirle un “homenaje" y escribimos un conflicto que nos preocupara a cada una en un lazo e hicimos un nudo, después en voz alta cada una presentamos el conflicto que habíamos elegido mientras desatábamos el nudo que previamente habíamos hecho y nos comprometimos a tener entre nuestras oraciones esta preocupación personal. Fue una bonita mañana donde varias de las hermanas de la enfermería pudieron participar y este fue el resultado:

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Y así, pasamos los días superando los impedimentos que lleva consigo la ancianidad, porque para que su corazón vuele hacia el Sagrario no necesitan andadores ni sillas de ruedas, para que sus ojos brillen viendo a Jesús en cada rayo de luz no precisan lentes, para escuchar las palabras del Evangelio sólo tienen que cerrar los ojos, no hay artrosis que impidan a sus manos acariciar la Cruz ni dolor que no superen con la mejor medicina que es Él, y por supuesto, no hay arruga que ensombrezca la belleza de aquella que se sabe reflejada por la cercanía de Dios, igual que la luz de la luna embellece el océano aun en las noches más oscuras.

Así que, por todo ello, desde el Monasterio Federal de la Inmaculada en Torrent, queremos darles las gracias a todas nuestras Hermanas que siguen dando ejemplo con el transcurrir de sus vidas y animarlas a que sigan adelante con la misma pasión de siempre, porque cada una representa una vida de entrega y de servicio al Señor y porque sus sonrisas son un impulso para que todo aquel que las conozca compruebe que el vino de más años es el de mayor solera.

YOLANDA MORENO

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CRECÍ

PARA TI…

¡TÓMAME!

Han entrado ya en el gozo de su SEÑOR…

Sor Mª Nuria Masana Gener, de la comunidad de la Inmaculada-Torrent, falleció el día 22 de enero de 2018. Tenía 89 años de edad y ha vivido 67 años consagrada al Señor por la Profesión religiosa.

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Sor Mª Victoria Burdeus Benlloch, de la comunidad de la Sagrada Familia de Burriana (Castellón), falleció el día 1 de febrero de 2018. Tenía 100 años de edad y ha vivido 75 años consagrada al Señor por la Profesión religiosa.

Sor Victoria Galindo Nieto, de la comunidad de Sant Domènec en Sant Cugat del Vallès (Barcelona), falleció el día 2 de febrero de 2018. Tenía 82 años de edad y ha vivido 47 años consagrada al Señor por la Profesión religiosa. FAMILIARES DIFUNTOS Sor Marina, (Religiosa Carmelita de la Caridad de Vedruna), hermana de Sor Mª Jesús Samaniego de Sant Cugat y de Sor Mª Lucía Samaniego de Santo Domingo-Zaragoza, falleció el día 20 de enero de 2018.

¡Descansen en paz!

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Esta es la gran buena noticia que resuena en el mundo y que en esta Pascua 2018 renovamos con alegría, fe y esperanza: