Año XXIX. Madrid 28 de Enero de 1897 Núm. 4.

lí ESPÜOU R E V I S T A CIENTÍFICA Y PROFESIONAL

P E R I 0 0 I C 0 C 0 M 8 I G R 1 1 D I ) A L A I E F E I I S A flE L O S D E f i E C H O S É I N T E R E S E S D E L A C L A S E F A R M A C É U T I C A E S P A Ñ O L A

Direc tor : D . F r a n c i s c o M a r í n y Sancho

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CALLE DE SILVA, 49, SEGUNDO; Caballero de Gracia, 23, botica del Sr. Robert, sucesor del Dr. Font; Sacramento, 2, botica; Santa Isabel, 5, farmacia del Dr. Gómez Pamo; en la del Dr. Somolinos, Infantas, 26; en las principales librerías, y también por medio de los corresponsales de

V provincias.

S E P U B L I C A TODOS LOS J U E V E S

MADRID, JUEVES 28 DE ENERO DE 1897.

CONSIDERACIONES

SOBRÉ LA MATERIA MÉDICA MODERNA IN SUS RELACIONES CON LA FARMACOLOGÍA (1).

(Discurso del Dr. D. Florentino Jimeno.)

Para los efectos de la práctica terapéutica se han tratado de solventar esos inconvenien­tes, y hasta diríamos quecon¡buen acierto, si en ello no hubieran predominado mezquinas ideas de mercantilismo; así vemos que los inventores ó, mejor dicho, los explotadores de esos medicamentos, procuran darles un nombre de fácil retención y que lleve en sí, al menos, el radical de una de sus virtudes terapéuticas más culminantes: por ejemplo, antipirina, analgesina, hipnal, etc., etc.; pero fuerza es convenir en que ese recurso no re­suelve la cuestión de dar á conocer la com­posición y naturaleza íntima del medicamen­to con el enunciado de su nombre, y que para los fines de la ciencia química, el tal recurso es completamente inútil por lo abstracto. En otros casos ni aun siquiera se ha tenido esa atención, y forman el nombre del nuevo pro-

(1) V6a«e el número anterior.

ducto de modo completamente caprichoso y lo terminan en ai ó en ¿na porque sí, con la agravante de que en muchos fuera muy acer­tado dejarles el nombre de su composición química, que es sencillo; por ejemplo, el bi-yoduro de timol que le han dado en llamar aristol, el airoí en vez de yodogalato de bis­muto, etc., etc.

¿Por qué esas extralimitaciones? ¿Por qué ese afán de embrollar más lo que ya de sí resulta suficientemente confuso? Señores, ¿por qué no decirlo?, porque se está abusando de la verdadera ciencia, porque el mercantilismo domina en toda la línea; y con una audacia de la que no hay precedente, ha puesto á su servicio á la medicina con grave perjuicio de la misma y de sus altos fines sociales. Se re­curre á esos nombres para obtener patentes de invención ó fabricación; sería ridículo y pueril pretender patente para la fabricación del biyoduro de timol, así denominado; pero es muy fácil y muy sustancioso patentar— que dicen en su bárbara tecnología científico-mercantil—el nombre de aristol, y ahí tenéis cómo, sin quitarle á la ciencia sus derechos de conocer, estudiar y preparar el biyoduro de timol y demás cuerpos análogos, cabe la posibilidad de monopolizar su preparación

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registrando un nombre especial y cabe obte­ner pingües resultados económicos estereoti­pando bien ese vocablo en la mente de los llamados á darle salida.

Consecuencia: que á últimos del siglo xix , de este siglo cientifico y racionalista por ex­celencia, se privilegian por los poderes públi­cos conocimientos científicos que pertenecen á todos, y que esos privilegios se utilizan para revestir groseras explotaciones de cierta au­reola de especifiquismo y secretismo, tanto más eficaz cuanto con más relumbrón cien­tífico se adornan. ¡Y aún tendremos valor de recordar con vergüenza el que un Parlamen­to pagara á Juana Stephens, hace cerca de dos siglos, 125.000 francos por el secreto de sus polvos para el mal de piedra, por aquel portento que resultó ser cáscaras de huevo y conchas de caracoles calcinados!

¿Qué conseguirán nuestros maestros con enseñarnos á preparar la antipirina, el airol y otros muchos cuerpos de la moderna far­macología, mientras pese sobre nosotros la amenaza de que venga el juzgado, ya que no la ley de la costumbre, á exigirnos respeto á la patente, á impedirnos ejercer de químicos y obligarnos á ser comerciantes?

Pero, en fin, dejemos á un lado las tristes consideraciones que asaltan al ánimo ante circunstancias tan anómalas, y entremos de una vez á justipreciar el valor de los conoci­mientos adquiridos en estos últimos tiempos y la situación de la farmacia histórica ante los mismos. s

» w *

Fijémonos, en primer término, en el gru­po de medicamentos antitérmicos y analgési­cos, ya que ambas propiedades en proporción variable son comunes á los que forman tales agrupaciones, y tomemos por tipo de ellos, por sillar de la farmacología histórica que antes decía, la

Quinina.—Las quinas, cortezas de las es­pecies botánicas del género cinchona origi­narias del Perú , fueron introducidas en Eu­ropa por los jesuítas, cuyo nombre recibieron en un principio; su éxito ha sido de lo más grandioso que pueda imaginarse; cuentan en su abono tres siglos de experimentación clí­nica no desmentida y el voto de facultativos

de toda época, cual los Sydenham, los Trous­seau, los Moneret, los Torti . ios Goubler, los Charcot, los Germán Sée, los Dujardín-Beau-metz, y, en fin, todos vosotros, que no hay día, que en un caso ú otro y en una ú otra forma, no recurráis en vuestra práctica á este precioso medicamento. Los farmacólo­gos, por su parte, han dedicado á las cincho­nas y sus alcaloides lo mejor de sus estudios, y desde los españoles Ruiz y Pavón, que las estudiaron botánicamente sobre el terreno, hasta Pelletier y Caventou, que descubrieron la quinina, todos han contribuido con nota­bles trabajos y en ello han obtenido legítima gloria, porque legítimos y de buena ley han sido los beneficios obtenidos por la salud pú­blica de este medicamento. Resultado gran­dioso de esa labor clínica y de ese trabajo farmacológico es, que las indicaciones y con­traindicaciones, las dosis y cuantas circuns­tancias clínicas y químicas puedan apetecerse para el acertado empleo de las quinas, qui­nina y sus compuestos, son conocidas á sa­ciedad y han pasado á la categoría de estu­dios axiomáticos.

La farmacología moderna ha pretendido hallar similares de la quinina, y en esta tarea, y aun dicho con más justicia, en la tarea de aumentar el catálogo de los antitérmicos y analgésicos, sus resultados parecen ser los siguientes;

Como productos naturales nos ha ofrecido la corteza de doundake, el gelsemium sem-pervirens y su gelsemina, la piperina, el as-pidosperma quebracho, la alstonia constricta, la raíz del dañáis fragans, el eugenol ó esen­cia del cariofilus aromaticus, el eucaliptus globulus y su eucaliptol, el glucósido del salix alba ó salicina, la coca y su cocaína, el condurango, la duboisia mioporoides, la piscidia eritrina, el prunus virgínica, el áci­do ósmico y otros de menor conocimiento. De todos ellos, la coca y cocaína, el euca­liptus y sus productos volátiles son los que constituyen verdaderas conquistas terapéuti­cas y puede ya asegurarse que el primero como analgésico y el segundo como antitér­mico, y sobre todo como antiséptico, pasarán á la posteridad, pudiéndose dar por bien em­pleados cuantos estudios se han hecho de los

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mismos: de los demás, el gelsemium. la sali-cina y el quebracho merecen un recuerdo histórico, quedando el resto casi del todo anulado, pues la práctica ha sostenido muy poco su empleo. Por tanto, la farmacología continuará cultivando el estudio de la coca y sus preparados, el eucaliptus y los suyos, y en ellos practicará su obligada labor profe­sional, quedando los demás relegados al es­tudio de la botánica y química generales.

La química orgánica ha dado gran con­tingente de materiales á este grupo, y la ma­yoría de ellos proceden de la serie aromática, debido á que estos hidrocarburos son antisép­ticos y con tal carácter responden mejor á las ideas predominantes sobre la génesis de las enfermedades; de ahí que se recomienden á título de antisépticos internos cuantos deri­vados bencónicos descubre la moderna quí­mica. En aras de esas ideas y á beneficio de esa concepción teórica, se ha llegado en este asunto á un extremo inconcebible, y por mi parte, lo digo ingenuamente, que á juzgar por la experiencia diaria, con el recetario en la mano y los saldos de quebranto por nor­ma, se me figura que la teoría no debe haber tenido cabal sanción en la práctica.

Como medicamentos comprendidos en el caso que estudiamos, deben mencionarse: la acetanilida ó antifebrina, la phenilacetanilida, la antipirina ó analgesina, el azul de metile-no, derivado de la anilina, la benzanilida ó benzoato de anilina, la euforina, el phenil-uretano, la metilacetanilida ó exalgina, la eto-xicafeína, la kairina ú oxidrometilquinoleína, la acetparanisitidinaómetacetma,laparacetfe-notiiína ó fenacetina, la nitroglicerina, el pi-peronal, la amidoacetparafenitidina ó fenoco-la, el fenilmetano, el salicilato de antipirina ó salipirina, el salicilato de fenol ó salol, el sa-lofeno, la talina, la hidracetina ó pirodina, la yodoantipirina, el terpinol, etc., etc.

Para apreciar el porvenir reservado á es­tos medicamentos, debe observarse que hay algunos de ellos, cual la etoxicafeína, el salol, el terpinol y algún otro, que tienen por base de su composición otros medicamentos ya de antiguo conocidos, circunstancia por la cual deben reputarse más que como descubri­mientos modernos y novedades de la época,

como ampliación de estudios y progresos in­herentes á la evolución científica. Respecto á los demás, ó sea á ese número de cuerpos verdaderamente nuevos y formados por com­plicadísimas fórmulas químicas, no es posible predecir gran cosa hoy día; la mayoría han sido verdaderas efímeras en la práctica; á otros cuya estabilidad viene siendo mayor, se les asignan propiedades todavía discutidas y se les achacan contraindicaciones sumamen­te atendibles; agréguese á esto lo que antes indicaba sobre los privilegios que anulaban el trabajo de la ciencia farmacológica, que es el que nos daría la clave para apreciar mejor su naturaleza y descomposición, y , por tan­to, sus indicaciones, contraindicaciones y do­sis, y se comprenderá nuestra reserva sobre el particular; aquí van incluidos, en primer término, la fenacetina, acetanilida, antipirina, exalgina y los demás mencionados, y muchos de ellos ya también olvidados.

* * Cardiacos.—Otro tesoro tiene la materia

médica histórica en los medicamentos car­diacos y que ha servido de norma para inves­tigaciones al objeto de hallar recursos de su valía; tal es la digital purpúrea. Esta escro-fulariácea, descrita por Linneo, > cuya intro­ducción en la materia médica se pierde en la noche de los tiempos, goza de propiedades diuréticas y regularizadoras de la inervación cardiaca, tan excelentes y sobre todo tan su-perabundantemente comprobadas, que, al igual que la quina y quinina, no hay clínico que no recurra en su práctica al empleo de la digital y digitalina, y no hay profesor que si ha hecho el estudio de estos activos medica­mentos no los emplee con acierto y con se­guridades de éxito; mas es su acción tan efi­caz y son los casos en que está indicada tan limitados, tan matemáticos y tan graves, que no caben sobre ellos grandes disquisiciones y no han cabido, por consiguiente, tanto en­sayo de medicamentos y tanta propuesta de remedios como en los otros grupos; así que, de la prueba expuesta á la esbelta digital, ha salido completamente triunfante. La onabaí-na, glucósido extraído de una apocinácea, el cactus grandiflora y la adonidina, resultan medicamentos cardíacos que no han tenido

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éxito; los afrioanos strofantos, que vinieron precedidos de terroríficos antecedentes, han resultado armas de incierta seguridad; la mo­desta convallaria majalis ó lirio de los valles y sus alcaloides, se han retirado casi por completo de nuestra práctica; y hasta el vul­gar esparto y su esparteína, arrastran una vida humilde como su cuna. Queda en defini­tiva este grupo, con su digital al frente, siem­pre enhiesta cual se halla en nuestras verdes montañas del Pirineo, y sin que nos quepa la satisfacción de haber conseguido nada que pase á la posteridad y sea digno de superior mención.

» » * •

Hipnóticos.—Tipoel opio, la morfina. ¿Hay algún facultativo que no prescriba el opio y la morfina? ¿Se concibe una botica sin esos elementos? ¿Hay persona civilizada que de ellos no tenga noticia? La contestación nega­tiva á esas preguntas demuestra la importan­cia de esos medicamentos y habla más en su favor que los innumerables volúmenes dedi­cados á su estudio por los farmacólogos anti­guos y modernos. No obstante, si el sillar de este grupo es de los más robustos, debemos adelantar la afirmación de que el trabajo cien­tífico dedicado á su engrandecimiento no ha sido infructuoso, ni mucho menos.

Como hipnóticos propuestos por la moder­na farmacología, tenemos, entre otros, el ace-tal, producto de la oxidación del alcohol; el bromoformo, el bromuro de alcanfor, el do­ral hidrato, la cloralamida, la cloralimida, el butil-cloral, hidrato de amileno, hipnono ó acetofenona, hipnal,metilal ,pental,paraldehí-do, somnal, sulfonal, ural, uretano, etc., etc.

El doral , que ya tiene en su abono hasta razones cronológicas, es conquista de la mo­derna farmacología y hace buenos también á sus derivados butil-cloral, cloralamida, hip­nal, somnal, ural y uretano, si bien es cierto que ninguno de estos derivados ha consegui­do superar las condiciones del doral . Los de­más hipnóticos citados, excepto aquellos en cuya composición entra el ya conocido bromo, deben su acción á su procedencia amílíca ó etílica; todos, en general, tienen acción hipnó­tica manifiesta; su estudio no ha terminado, y siendo necesario hallar hipnóticos que en los

casos de menos puedan sustituir á la morfina reservada para los casos de más , es de creer que, aparte del doral, cuya adopción está fuera de toda duda, queden en la materia mó­dica algunos de los mencionados ú otros por el estilo que indudablemente descubrirá la química orgánica.

* * Antisépticos.—Como último grupo, que en

forma de tal pueda estudiarse, tenemos el de los medicamentos antisépticos.

Hoy que todo es infección en patología, debe ser todo antisepsis en clínica y materia módica; y si por tales causas este grupo se nos ofrece extenso y embrollado en grado sumo, y nos es difícil precisar los adelantos reales del mismo y hasta constituye un impo­sible la simple enumeración de los cuerpos en él comprendidos, debemos empezar, no obstante, por reconocer que el porvenir de la materia médica, que el desideratum de la pa • tología, siguiendo fieles sus inspiraciones ac­tuales, está en el desarrollo completo y hasta en reducir toda la materia médica á este úni co y exclusivo grupo de agentes curativos.

Si el arte médica fuera una ciencia exacta, el camino trazado por las especulaciones teó­ricas modernas seria el más recto y seguro para llegar á la meta de nuestras aspiracio­nes; mas hoy, que parece que vislumbramos esa ansiada finalidad, se interponen en nues­tro horizonte tales y tantas nebulosidades, que obraremos racionalmente no adelantando ni prejuzgando tan risueño porvenir y procu­rando llegar á él con cautela y con el aplomo debido, dejando el camino descubierto bien llano y desbrozado, y procurando seguir las huellas que nos señalen nuevos destellos de verdadera claridad y nuevos rayos de luz que en lo sucesivo puedan descubrirse, huyendo siempre de engañosas fosforescencias que, faltas de luz y de calor, nos conduzcan á di­vagaciones estériles y á situaciones de ver­dadera Babel.

El grupo de antisépticos no es nuevo, y en justo respeto á estudios anteriores, así de­bemos hacerlo constar; la eficacia del subli­mado corrosivo, la del sulfato de cobre, la de ciertos bálsamos y hasta la de muchos un­güentos, fué reconocida desde tiempo inme-

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aiorial. La idea de los miasmas de contagio tampoco es nueva; todos esos hechos y esas ideas se comprobaron y se presintieron; lo nuevo consiste en haber reconocido y clasifi­cado, á beneficio del microscopio y de la quí­mica biológica, la naturaleza de esos mias­mas, la vitalidad de esos agentes de con­tagio.

Como agentes vivos que son, y en su ca­lidad de seres organizados, es de sentido co­mún perseguir su aniquilamiento, ó al menos contener su excesiva procreación con elemen­tos adecuados, á los que precisamente por responder á una época intermedia de la cien­cia se han denominado antisépticos, antipú­tridos, ya que empezaron á usarse cuando do­minaban las primeras ideas del inmortal Pas­teur sobre las fermentaciones.

La acción destructora de estos antisépti­cos sobre los micro-organismos, sobre la ma­teria organizada viva, ha de ser necesaria­mente específica ó química. Cuando un cuerpo es tóxico de otro orgánico por acción especí­fica ó acción que pudiera llamarse de prefe­rencia, no cabe sobre ella discusión, es un hecho, y, como tal, expliqúese ó no, se im­pone; tal sucede, por ejemplo, con el ácido cianhídrico sobre nuestro organismo. Mas cuando aquel cuerpo se emplea á título de antiséptico químico, cabe la discusión dentro del terreno de los principios que informan esta ciencia, y todas las reglas que la misma ha establecido como fundamentales en las transformaciones de la materia, se han de tener en cuenta y cumplirlas fielmente; y aquí, como en todo caso análogo, debe impe­rar en primer término la ley de equivalentes, esto es, la proporcionalidad que debe existir siempre entre los elementos del cuerpo des­tructor y del destruido, ó, mejor dicho, entre los dos cuerpos que se transforman.

Prescindo de los antisépticos, tóxicos mi­crobianos de carácter específico, si es que se han descubierto; mi objeto sólo son los anti­sépticos químicos, en cuya recomendación creo que ha habido más buena voluntad que acierto. Deben comprenderse en éstos, ade­más de ese sinnúmero de cuerpos antiguos como los permanganates, sublimado, capa­rrosas, ciertos bálsamos, etc., etc., ese otro

mayor contingente que ha dado el estudio de la serie aromática ó derivados benoénicos y en general todos los hidrocarburos recomen­dados en la época moderna.

Para mi objeto, que habrá de ser de crí-tica, hasta cierto punto, pudiera hacer valer el hecho de que el ácido fénico, que hace cuarenta años que se emplea, que ha sido la base de ese plan de apósitos tan notable, que se llama cura de Lister, y que en definitiva está tan vulgarizado, aún tiene en tela de juicio y se discute su eficacia; pero no, yo prescindiré de esas controversias; yo trataré de demostrar que, así esas dudas sobre el ácido fénico, como las apariciones y rápidas desapariciones del campo de la materia mé­dica de otros muchos cuerpos, reconocen por causa el partir de base química en la reco­mendación de un antiséptico, y olvidando después aquel origen se pretende haber ha­llado acción específica, y como ésta no existe ni puede crearse á nuestro antojo y los prin­cipios químicos se malograron en su des­arrollo, de ahí dependen los fracasos y las dudas.

El permanganate de potasa, y lo tomo por ejemplo por la simplicidad de su fórmula y su poderosa acción microbicida, es un va­liosísimo antiséptico, porque es un gran oxi­dante, y en tal concepto un gran destructor de la materia organizada; pero el permanga­nate tiene cuatro átomos de oxígeno disponi­bles para ese trabajo, y cuando han sido sa­turados queda en manganato sencillo, inerte ó poco menos; cuando las lociones de per­manganate pueden darse con profusión, cual sucede en la antisepsis externa, sus resulta­dos son maravillosos, porque, á beneficio de la cantidad del mismo, se destruyen cuantos gérmenes infectan un proceso quirúrgico; pero ¿puede suceder lo mismo en el empleo interno del permanganate? De ninguna ma­nera. , . j - i

(Se concluirá,.)

SECCIÓN OFICIAL^Zl-TRIBÜNAL SÜPREMO

SALA DB LO CRIMINAL

En la villa y Corte de Madrid, á 28 de Abril de

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1896, en el recurso de casación por infracción de ley que ante Nos pende, interpuesto por Benig­no Pando y Cambra contra sentencia de Ja Au­diencia provincial de Madrid, pronunciada en cau­sa instruida ai mismo en el Juzgado del distrito del Hospital por usurpación do funciones:

Resultando que la referida sentencia, dictada en 8 de Febrero últ imo, contiene los siguientes:

Primero. Resultando probado que Benigno Pando Cambra, que en esta Universidad Central tenía cursadas y aprobadas la mayor parte de las asignaturas de la carrera de Medicina, pero que no había efectuado los ejercicios necesarios para obtener el grado de Licenciado en dicha Facultad, y que por consiguiente, carecía del t í tulo oficial procedente, se supuso ostensiblemente en estos últimos años ser en realidad médico-cirujaoo, y como tal se dedicó á la curación de enfermos que á él acudían en la creencia de que tenía el título oficial aludido:

Segundo. Resultando probado que entre va­rios de los actos por Pando ejecutados se cuentan el de tener en su domicilio, calle del Salitre, nú­mero 2, principal, una consulta, á la que acudían distintos enfermos, á los cuales medicaba; que en la parte exterior de su dicha habitación colocó una plancha, en la que se determinaba que las enfer­medades secretas eran las que especialmente cu­raba; qne los porteros de dicha an casa, por sus indicaciones, lo conocían como médico y encami­naban á su casa á los dolientes que preguntaban por el Sr. Pando unas veces y otras por el Doctor é médico Pando; que en una declaración que pres­tó en méri tos de un procedimiento criminal ase­guró ser médico-cirujano, y como tal cooperó al análisis de materias que se soponían intoxicadas; y por últ imo, que de la Administración Económi­ca sacó, pagando los oportunos derechos, la pa­tente exigida á los médicos para el ejercicio de su profesión:

Resultando que dicho Tribunal condonó á Be­nigno Pando y Cambra, como autor del delito pre­visto en el art. 343 del Código penal, sin circuns­tancias modificativas de la responsabilidad cr imi­nal, á la pena de un año y un día de prisión co­rreccional, accesoria y costas:

Resultando que contra dicha sentencia se ha interpuesto á nombre de Benigno Pando Cambra recurso de casación por infracción de ley, auto­rizado por el núm. 3.° del art 849 de la de En­juiciamiento criminal, y en su caso los i.0 y 2.° del propio art. 343, y 69i, apartado i.0, del Códi­go penal, porque los hechos no constituyen delito, pues faltan los elementos que para ello exige el

primero de dichos artículos y si la falta que de­termina el segundo:

Resultando que instruido el Sr. Fiscal del re-enrso, se mandó celebrar vista sobre su admisión:

Visto, siendo Ponente el Sr. Magistrado D. José María Barouevo:

Considerando que el recurrente parte del su­puesto de que ni se atribuyó cualidad de Profesor ni ejecutó actos públicos de la profesión de médi­co-cirujano, cnando de un modo expreso y termi­nante resulta de la sentencia reclamada, y de con­siguiente, contradichos tales hechos, se plantea la cuestión jurídica en terreno falso y falta la baso para poderla resolver, según tiene sancionada la jurisprudencia de este Tribunal en repetidas sen­tencias;

Fallamos que debemos declarar y declaramos no haber lugar á la admisión del recurso inter­puesto contra la expresada sentencia por Benig­no Pando y Cambra, al que condenamos en las costas y al pago, si mejorase de fortuna, de <25 pesetas por razón de depósito que por su insol­vencia no ha constituido; y comuniqúese á la Au­diencia provincial de Madrid para los efectos procedentes.

Así por esta nuestra sentencia, que se publica­rá en la Gaceta de Madrid é insertará en la Colec­ción legislativa, lo pronunciamos, mandamos y firmamos.—Mateo de Alcocer.—Rafael Alvarez,— Rafael de Solís Liébana.—Daniel Rodríguez.—Vic­toriano Hernández.—José María Barnuevo.—Juan de Dios Roldán.

Publicación.—Leída y publicada fué la ante­rior sentencia por el Excmo. Sr. D. José María Barnuevo, Magistrado del Tribunal Supremo, ce­lebrando audiencia pública su Sala de lo criminal en el día de hoy, de que certifico como Secretario Relator de ella.

Madrid 28 de Abril de 1896.—Licenciado José María Pantoja.—(Gacela del \ 8 Diciembre de 1896.)

SECCIÓN CIENTÍFICA

Emulsión de hígado de bacalao POB L . T, VILLASEÑOR ( l ) .

Más de dos años ha, que preparo para mis clientes una emulsión de aceite de hígado de ba­calao, asociada unas veces con los hipofosfitos de cal y de sosa, y otras con la creosota ó con todo á la vez. Como los resultados terapéuticos obteni­dos han sido iguales á los que proporcionan las

(1) De L a Farmacia, de México

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preparaciones similares extranjeras y el sabor y aspecto no lo han extrañado las personas acostum­bradas á tomar las emulsiones llamadas de paten­te, creo conveniente dar á conocer mi fórmula por si fuere de alguna utilidad.

He procurado conformarme en ella á lo co­munmente admitido, de que contenga la mitad de su peso de aceite de hígado de bacalao y quince centigramos de cada uno de los hipofosíitos por treinta gramos de emulsión, podiendo variarse esta dosis según prescripciones facultativas.

La fórmula, indicada en gramos, es la s i ­guiente:

Aceite blanco de hígado de baca­lao <.000

Goma arábiga muy blanca en pol­vo fino 200

Agua destilada 600 Jarabe simple 200 Hipofosfito de cal 10

Idem de sosa 10 Aroma LX gotas.

En un almirez de porcelana en que quepa por lo menos el doble de la cantidad que va á prepa­rarse, colóquese la goma arábiga on polvo, y con dos terceras partes del agua hágase un mucílago bien homogéneo, agitando hasta que la goma esté perfectamente disuolta; añádase la mitad del acei­te por pequeñas porciones (10 ó 15 gramos en cada vez) agitando continuamente y teniendo cui­dado de no añadir una nueva porción mientras la anterior no esté perfectamente mezclada.

A medida que se va incorporando la primera mitad del aceite, la mezcla se espesa más y más, y para poder emulsionar el resto, es preciso ir poniendo alternativamente pequeñas porciones de aceite y del tercio de agua reservado, en el cual se disuelven previamente los hipofosfitos ó cual­quiera otra sustancia medicinal soluble, que deba llevar la emulsión. Una vez emulsionado todo el aceite é incorporada toda la cantidad de agua, puede añadirse el jarabe, también poco á poco, y tínalmente el aroma.

Es indudable que puede usarse el aroma que más agrade, variando de una manera conveniente la cantidad; pero el que yo uso se compone Je:

Esencia de gaultheria procubens, dos partes. Esencia de azahar, una parte. Antes de llegar á esta fórmula varié mucho

las experiencias, sobre todo réspecto á la materia emulgente, usando dextrina, mucílago de liquen, goma tragacanto y otras; pero aunque todas emul­sionan, más ó menos, el aceite, ninguna lo hace tan bien como la goma arábiga en la proporción de 10 por 100 en que se encuentra en la fórmula. Esta cantidad de goma que algunas veces me ha

parecido exagerada, puede disminuirse; pero en primer lugar se obtiene un producto de consist en­cía muy fluida y de mal aspecto, y on segundo se corre el riesgo de que por un reposo prolongado, el aceite se separa, cosa que no pasa usando la proporción indicada.

No debo pasar inadvertido el inconveniente de que el aroma pierde algo de su intensidad cuando la emulsión tiene mucho tiempo de preparada, debido, tal vez, á un principio de saponificación que la esencia de gaultheria (éter metilsalicilico) experimenta en presencia del agua muy dividida.

Cuando un frasco con emulsión se deja en re­poso por mucho tiempo, suele encontrarse en el fondo una pequeña cantidad de agua que vuelve á incorporarse con la mayor facilidad agitando dos ó tres veces.

Como indicación final advertiré que el éxito de la operación depende principalmente de la consis­tencia del mucílago, y que si se pone más ó me­nos agua de ia indicada para formarlo, la cantidad total de aceite no se emulsiona, ó se emulsiona difícilmente.

El sulfuro de potasa sólido y el polisulfuro de cal líquido,

POR ED. CROUZEL

Todos loa farmacéuticos han podido notar con qué facilidad el sulfuro de potasa sólido (hígado de azufre) se altera poco tiempo después de ha­ber sido preparado.

Creo que conviene insistir sobre esta alteración y sobre sus caracteres. Envejeciéndose, el sulfuro de potasa se hincha, volviéndose verdoso de ama­ri l lo que era. Se resquebraja, aumenta de volu­men y se recubre de partículas pulverulentas que se desprenden fácilmente de la masa.

Las preparaciones microscópicos de este pro­ducto muestran azufre, una mezcla amorfa de sales diversas y algunas levaduras sulfhidrógcnas.

Mis ensayos han partido de una muestra de hí­gado de azufre que data de muchos años de pre­paración, que he disuelto en agua destilada á ra­zón de 10 por 125.

La solución obtenida era íncoíora, con un pre­cipitado formando una capa inferior en grumos de color <;m y una capa superior de coloración más pronunciada.

El peso total del precipitado sólo era de a. íü gramos. .

Es conveniente hacer notar que una disolu­ción, en las mismas proporciones, de sulfuro de

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potasa bien conservado, ha dado un líquido ama­rillo y un precipitado seco de i,50 gramos.

El precipitado y la solución de sulfuro altera­da contenían, sobre todo, sulfates (alcalinos en solución y alcalino-térreos en precipitado).

El desprendimiento, apenas sensible, de h i ­drógeno sulfurado por el ácido clorhídrico, ha pro­bado que los sulfures no se encuentran sino en proporción muy débil:

K2S5 + 2HGI = 2KG1 + SH2 + 4S. La presencia del sulfuro potásico alterado de le­

vaduras sulfhidrogenas, que el autor ha descubier­to y descrito en <891, demuestra que se puede figurar la acción secundaria que ejercen sobre los sulfates ya formados por la fórmula siguiente:

S0*K2 4- H20 = SK2 + H20 + 40.

De otra parte, bajo la influencia de la hume­dad, del oxígeno y del ácido carbónico del aire, se producen las reacciones siguientes:

H .0 S5K2 -f- CO* -4- O = C03K2 + 8S 2,° K3S + COs + H20 = C05K2 + SH1

Sin embargo, es difícil asignar un l ímite exac­to al ciclo de las modificaciones sucesivas que ex­perimentan los sulfures y determinar el orden.

Las levaduras sulfhidrógenas son llevadas por el aire. Obran en presencia de la humedad atmos­férica y á favor de vestigios de fosfatos y otros elementos que constituyen las impurezas de ma­terias empleadas para la fabricación del hígado de azufre. Se sabe, en efecto, que estas diversas sus­tancias son indispensables al desenvolvimiento de estas levaduras que no podrían funcionar en el seno de un sulfuro químicamente puro, porque su acción propia consiste en transformar los sul­fates en sulfures é hidrógeno sulfurado. La ausen­cia de impurezas es, pues, suficiente para impedir á las levaduras sulfhidrógenas obrar sobre el hígado de azufre.

Inútil añadir, que una misma solución bastan­te diluida de sulfuro potásico no puede ser ataca­da por las levaduras sulfhidrógenas, que serían destruidas antes de haber podido obrar; mientras que para el sulfuro sólido alterado no hay más que levaduras, que se encuentran en contacto directo con los sulfates, que funcionan regu larmente, dado sobre todo que la masa no contenga más que un poco ó nada de sulfures.

Se conoce, en efecto, la acción destructora de estas úl t imas sales sobre los organismos anima­les (sarcoptes, bacterias, etc.) y vegetales ( l iqúe­nes, algas, levaduras, etc.)

Pero el ácido carbónico, en presencia del oxí­geno y do la humedad del aire, da lugar á otros fenómenos de descomposición que tienen todos los

caracteres de una retrogradación en los sulfures. [adependientetneute de estas cansas múltiples

de alteración del sulfuro de potasa sólido, existe aun otra que es independiente de las impurezas d é l a s materias primeras, así como del oxígeno y del ácido carbónico atmosféricos: reside en la ma­nera de conducir la operación.

El producto puede contener, en este caso, car­bonato de potasa. Como esta sal es, lo mismo que el sulfuro, soluble en el agua, la solución obtenida no puede dar, a priori, sin ensayo analítico, i n d i ­cio que pueda servir de criterio á la pureza del producto. Esta eventualidad de la presencia de la base bajo otra forma salina no puede producirse en el polisulfuro de cal liquido, por consecuencia de la insolubilidad del carbonato y del sulfato de cal.

Si en la preparación del polisulfuro de cal no se han empleado más que azufre y cal puros, pue­de estarse seguro de tener una solución que con­tenga exclusivamente sulfures de calcio.

PROGíSDIMIENTO DE CONSERVACION D E L SULFURO D E

POTASA SÓLIDO.

Aunque ninguna razón científica seria milite en favor del empleo de este producto, pueden evi­tarse á la vez todas las causas de alteración que le hacen en la práctica infiel en su acción terapéu­tica.

El procedimiento consiste en aislarle del aire y de la humedad conservándole en la bencina. Este líquido es el más propio á este fin en razón: 1.0 de su precio poco elevado (por lo demás te­niendo los vasos bien cerrados, la misma bencina puede servir casi indefinidamente, como lo que se practica para la conservación del alcanfor en el agua); 2.° de que no obra sobre esta sal ni quími­ca ni físicamente; 3.° de la evaporación rápida del líquido que humedece la sal en el momento en que se le extrae de este m ;dio.

VENTAJAS DEL POLISULFURO D E CAL LÍQUIDO SOBRE E L

SULFURO D E POTASA SÓLIDO.

La acción terapéutica y parasiticida de los dos productos es idéntica. Eo presencia de las ma­terias orgánicas y organizadas, se comportan de modo idéntico lo mismo que cuando se las destina al uso medicinal.

El empleo del polisulfuro de cal tiene numero­sas ventajas sobre el del sulfuro de potasa sólido; i.0 la preparación es más fácil y más rápida; 2.° su precio es cerca de cuatro veces menor; 3.° se con­serva indefinidamente sin alteración en frascos ce­rrados; 4.° es más fácil de sustraerle á la acción del aire y de las materias orgánicas vehiculadas por é l .

L A FARMACIA ESPAÑOLA 57

En el corso de la preparación, el polimlfuro de cal liquido se desembaraza espontáDeamente de las impurezas ínsolables (sulfates, carbonates, fosfatos de la misma base.) En cnanto á los sulfi­tes y á los hiposnlfitos, es imposible impedir la producción accesoria; pero la cantidad es despre­ciable, así como la acción terapéutica externa.

Se han tachado los baños á basa de polimlfuro de cal de dar nacimiento, sobre las paredes del baño, á incrustaciones calcáreas. Este inconvenien­te, sobre la pnerilidad del cnal es inútil insistir, sobre todo si se piensa en las numerosas ventajas que acabo de enumerar; este inconveniente es fá­cil de evitar, si después de cada baño se tiene cui -dado de aclarar las bañeras con agua acidulada por el ácido clorhídrico, que disuelve las concre­ciones formadas.—F. M.

CRONICAS Buenos propósitos.—El nuevo Presidente del

Colegio de farmacéuticos de Barcelona, D. Floren­tino Jimeno, propónese emprender una activa y enérgica campaña en defensa de ios derechos é i n ­tereses de la clase farmacéutica, y al efecto cuen­ta con la cooperación del Colegio que dignamente preside, y espera que los compañeros todos coad­yuvarán, en la medida de sus fuerzas, á cuanto se haga para alcanzar los beneficios que con tanta justicia demanda esta colectividad, digna por to­dos conceptos del apoyo de los poderes públicos y de la consideración y confianza de la sociedad.

Nosotros aplaudimos desde luego los buenos deseos que animan al Dr. Jimeno en pro de la clase farmacéutica, y confiadamente esperamos que to<'os ayudarán, en la forma que puedan, á una obra dirigida á enaltecer esta honrosa profe­sión, y á procurar para los que la ejercen el bien­estar que merecen por los servicios humanitarios que prestan á los pueblos.

Absolución confirmada.—Contra la sentencia dictada por la sección cuarta de la Audiencia pro­vincial de Madrid el 9 de Abri l de Í896, en causa seguida contra el farmacéutico D. Antonio Ramón Tribaldos y Tribaldos, por el delito de impruden­cia temeraria, y de cuyo fallo dimos cuenta á nuestros lectores oportunamente, interpuso re­corso por quebrantamiento de forma la aoosación privada. Admitido el recorso por el Tribunal Su­premo, mandóse reunir de nuevo el jurado que entendió en la causa, y celebrado el acto el día 20 del corriente, prononcióse veredicto de incolpa-bilidad, y fué absuelto por sentencia de la Sala el procesado.

Bl hecho que dió motivo á esta causa fué, como

recordarán nuestros lectores, el siguiente: Que el día 4 de Diciembre de 1893 se despachó en la farmacia de que entonces era dueño el Sr. Tr ibal­dos, establecida en la calle de Preciados, núm. \1 , de esta Corte, una receta en que se cambió el me­dicamento prescrito de carbonato de litina por el acetato de morfina, cambio que produjo la muerte de una joven de diecisiete años de edad.

La acusación privada interpuso recurso de ca­sación por haber negado la Sala que se hiciese al tribunal del Jurado dos preguntas, formuladas por esta parte, y sometidas éstas ahora á la delibera­ción de aquel mimo tribunal, las ha contestado ne­gativamente, y, en su consecuencia, la Sala, como ya hemos dicho, dictó sentencia, absolviendo, como en 9 de Abril pasado, al Sr. Tribaldos del delito de imprudencia temeraria por el que fué proce­sado.

La acusación privada dispónese, según dicen los periódicos, á interponer nuevo recurso por quebrantamiento de forma.

Premios adjudicados.—El Colegio de farmacéu­ticos de Barcelona ha acordado premiar á los seño­res siguientes: D. Jorge Porcada, subdelegado de farmacia de Sabadell, con medalla de plata por su emulsión de aceite de hígado de bacalao y Memoria descriptiva de la misma; con medalla de bronce á D. Eduardo Ricord, farmacéutico de Pedresa del Rey (Vailadolid) por una Memoria cuyo lema es: «Bien pronto el cálculo matemático será tan útil como la balanza»; con mención honorífica á D. Is i ­doro Dávila Diaz, farmacéutico de Palacios Rubios (Salamanca), por la Memoria que lleva por lema: «Colegiación obligatoria»; con mención honorífica á D. Manuel Fernández Casadevante, ayudante del Laboratorio químico municipal de San Sebastián por la Memoria: «La práctica del análisis en las orinas»; y también con mención honorífica á don Pedro Lloch y Bellver, de San Gervasio, por una Memoria que tiene por lema; «Tarifa mínima.»

Felicitamos á los agraciados, de cuyos trabajos nos proponemos dar extensa cuenta á nuestros lectores.

Tesis del doctorado.—Hemos recibido un ejem­plar del discurso que para el ejercicio del grado de doctor en farmacia presentó al tribunal cen­sor el ilostrado farmacéutico de Granada D. Eduar­do Picazo Deleito. Versa sobre el alcohol de las me-lazas de remolachas, y es on estodio moy interesan­te, del qoe ha dedocido el Sr. Picazo varias con-clnsiones, entre las coales encontramos la siguien­te: «Los alcoholes qoe se fabrican en Granada con las melazas de remolachas, poeden competir por so bondad y poreza con los mejores del extranje-ro. Se hallan desprovistos casi en absoluto de

58 L A FARMACIA ESPAÑOLA

debidos, éteres, ácidos y alcoholes de fórmala su­perior, lo que prueba: I.0 Que la íermentación que les da origen está bien conducida; 2.° Que la destilación á qnd se someten los líquidos vinosos, se practica con ordenada fracción de productos.»

Muy de veras agradecemos al Sr. Picazo su ob­sequio.

Las pociones de saiicilato de sosa.—El señor Charistiaens dice que ha visto á menudo pociones de saiicilato de sosa con un gran depósito de ácido salicílico.

Estas preparaciones tenían normalmente siem­pre una reacción ácida, debida, ora á ua jarabe de frutas, ora á otro cualquier ácido añadido á la po­ción.

Ahora bien: todos los compuestos ácidos pre­cipitan el ácido salicílico; es necesario, pues, evi­tar en las pociones de saiicilato de sosa el empleo de los jarabes de grosellas, cereza, mora, limón, naranja, etc., y hasta el agua de Seltz, y preferir los jarabes neutros: corteza de naranjas amargas, menta, azahar, etc. Los ácidos orgánicos más dé­biles provocan esta reacción.

Cuando se asocia la antípirina al saiicilato se produce la misma reacción, pero más rápida y más completa, y se forma la salipirina.

Asamblea de Colegios médicos.—La Junta ge­neral del Colegio de módicos de Salamanca ha acordado que se celebre la Asamblea de Colegios Módicos en la primavera próxima, en Madrid, sí el Colegio de la capital de la nación se une á loa de provincias, y en el caso de persistir en su ne­gativa, que las sesiones de la Asamblea tengan l a ­gar en Salamanca. Para la redacción de las bases por que se regirá la Asamblea de Colegios Médicos, puntnalización de materias en que haya de ocu­parse la misma, etc., se nombró ana Comisión ejecutiva, compuesta de los Sres. Cuesta, Cebrián, Segovia y Argenta, de Salamanca; Rodilla, de Be­rrocal de Salvatierra; Romero, de Pedroso, y Pé­rez, de Palencia de Negrilla; cuya Comisión de­bió reunirse el día 3 del corriente, con objeto de cumplir el encargo recibido, y dirigir la circular oportuna á todos los Colegios Médicos, fijándose el número de representantes que cada Colegio debe nombrar, con el fin de activar todos los trabajos prepaiaterios, y de que éstos contribuyan á la brillantez y resonancia del acto de vigor y cultura profesional que han de dar los Colegios de Módicos con la celebración de su Asamblea.

Higiene dental.—Con el título de Higiene popular dental ha publicado el Sr. D Tirso Pérez (y vende al precio de una peseta) nná obrita de 90 páginas, dividida en «uatro secciones (doctrinal, de propa­ganda, noticias de interés y sección festiva). Agra­

decemos al Sr. Pérez el ejemplar que se ha digna­do remitirnos.

Renovación de cargos.—La Real Academia de Medicina y Cirugía de Valencia, ha elegido la si­guiente Junta Directiva:

Presidente, D. Julio Magraner; Vicepresidente, D. Pedro Faster; Vicesecretario, D. Faustino Bar­bará; Tesorero, D. Pedro Chiarri; Bibliotecario, D, Pedro Lechón. Estos dos últimos han sido re­elegidos en sus cargos.

Colegio de farmacéuticos de Sevilla - La nueva Junta de gobierno de este Colegio está constituida por D, Fernando Benítez, presidente; D. Pedro Ra­mos, vicepresidente; D. Joan Bautista Poderóo, D. Manuel Delgado y D. Rafael Rojas, presidentes de las secciones científica, económica y de vigi­lancia; D. José Moreno, censor; D. Enrique Garro, tesorero; D. Francisco Sánchez y D. Luis Benítez, secretarios primero y segundo.

Determinación de la morfina en el opio.—En un artículo aparecido en L'Apoth. Zeit. 4896, Zooff preconiza el empleo del saiicilato sódico para e l i ­minar directamente de la infusión del opio cier­tas sustancias que en los ensayos falsean la c i ­fra de la morfina precipitada.

Debe operarse como sigue: Triturar 5 gramos de opio finamente pulveri­

zado con 5 gramqs de agua, introducir esta mez­cla en un balón tarado y añadir agua hasta la obtención de un peso total de 44 gramos. Agitar durante un coarto de hora, añadir no gramo de saiicilato sódico, agitar de nuevo durante dos ó tres minutos y filtrar.

Se separa del líquido 25,80 (correspondiente exactamente á 3 gramos de opio) que se agita durante diez minutos con 3 gramos de éter y un gramo de amoniaco.

Se recoge la morfina precipitada sobre un fil­tro, se enjuaga dos veces el balón con 5 gramos de agua, sirviéndose de esta agua para lavar la morfina.

Después de la desecación á la estufa, se lava el precipitado en benzol, se seca y pesa.

El valor sanitario de la luz solar.—En el ú l t i ­mo congreso del Britist Institute of Public Health habido en Glascow eo Julio último, M. Bamsay, presidente de la sección de química, ha desarrolla­do en su discurso este tema: valor sanitario de los rayos solares.

Después de haber recordado la acción de los rayos violetas y ultravioletas sobre la piel, y los trabajos bien conocidos de M. Marshall Ward so­bre la acción desinfectante de estos mismos rayos, el orador ha señalado las investigaciones de M. A. Richardson sobre las circunstancias que causan

L A F A R M A C I A E S P A Ñ O L A 59

el debilitamiento de ciertos colores al agua ex­puestos á la luz, y sobre la acción de la luz sobre los compuestos de carbono y la orina. Cuando ciertas materias orgánicas, como el ácido carbóni­co y algunos alcoholes, ó el ácido oxálico, son tjspncstos húmedos al sol, se produce peróxido de hidrógeno. Operando sobre dos muestras de la misma orina previamente exenta de peróxido de hidrógeno, M. Richardson coloca una al sol y otra á la sombra. Al cabo de seis días, la primera per­manece clara y contiene peróxido, mientras que la nuestra tenida en la sombra está invadida de bacterias y desprovista de peróxido. Asimismo después de veinte y cuatro días de exposición, la primera muestra no da ningún signo de putre­facción, mientras que la segunda está enteramente putrefacta. Si se ponen á la sombra muestras des­de luego expuestas al sol, se las ve cubrirse i ó -mediatamente de vegetaciones y perder su per­óxido.

M. Ramsay concluye de estos experimentos que la acción de la luz violeta y ultravioleta so­bre la materia orgánica puede, en muchos casos, provocar la formación de peróxido de hidrógeno. Este peróxido abandona una parte de su oxígeno á la materia orgánica, que se encuentra descom­puesta, al mismo tiempo que se forma agua. Estos cambios destruyen desde luego los organismos microscópicos contenidos en los r íos, y en gene­ral la vida animal, á menos que el organismo no sea capaz de sectar un pigmento que absorba los rayos violetas.

C O R R E S P O N D E N C I A P A R T I C U L A R DE «LA FARMACIA ESPAÑOLA»

Zuera.—S. M.—Contestado particularmente. Bonillo.—M. M.—Suscrito desde i .0 Enero 97. Mora de Ebro.—G. M. —Pagó fin Diciembre 97, Madrid.—S. V.—Cambiada dirección y puesto

anuncio. Sasa.—I. Q.—Contestado particularmente. Mayorga,—F. F. — Se envió al interesado. Granátala.—R. M. Idem id. Granada.—L. P.—Pagó fin Diciembre 97. San Clemente.—A. M. — Contestado particular­

mente. Talavera.—J. D. G.—Pagó fin Diciembre 97. Santurce.—M M.—Idem fin Diciembre 97. Ablitas —S. A.— Idem fin Diciembre 97. Madrid.—M. T,—Idem fin Diciembre 97, Dueñas.—F, G.—Idem fin Diciembre 97. Sonseca.—N. G —ídem fin Diciembre 97; se en­

viaron números . Arcos.—G. P.—Idem fin Junio 97. Segura. —F. P.—Idem fin Diciembre 97. Beasain.—A. S.—Idem fin Diciembre 97. Berlanga de Duero.—A. C—Idem fin Diciembre 97. Trillo.—S. B.—Idem fin Junio 97. Zaragoza.—B. S. R.—Idem fin Diciembre 97.

Barcelona. —S. M.—Suscrito desde 1.° Enero 97. Barcelona.—B. B.—Idem id. Tay.—S. A.—Idem id. Zarceña. —p. M. M.—Recibida libranza y se en­

vió recibo. San Roque.—S. M. C —Pagó fin Diciembre 97. Cuenca.-T. C—Idem fio Junio 97. La Guardia.—F. G. H —Idem fio Diciembre 96. Ortoel la . -F. Z.—Idem .fio Junio 97. El Molar.—L. A.—Idem fin Diciembre 96. Alozaina.—R. B.—Enviado número 24. Used.—P. G —Recibida y conformes. Santiuste.—-L. V.—Se enviaron números; nada

valen. Mélida.—M. S.—Servido y contestado. Zamora.—M. M. —Contestado particularmente.

MADRID: 1897.-Imp. de GK Juste, Plzarro, 15, bajo.

A N U N C I O S

—FARMACIA: Se vende una de buenos rendi­mientos en un pueblo importante, de fértil vega y con estación de ferrocarril. Dista tres leguas de Patencia y seis de Valladolid. Informará D. Fran­cisco Garagarza, farmacéutico en Dueñas.

—Se vende una farmacia en Madrid, sitio cén­trico y en buenas condiciones, dándose arreglada por retirarse su dueño de la profesión. Informes en la administración de este periódico. (3)

-FARMACIA: Se vende una de construcción mo­derna, bien surtida, acreditada y de buenos pro­ductos (5.000 pesetas), en un pueblo de la pro­vincia de Madrid. Se dará en buenas condiciones por ser urgente su venta.

Informará D. Abdón Minguez y Gómez, Mag­dalena, 27, 2.° derecha, Madrid, y también en la redacción de este periódico. (2)

—FARMACIA: Se vende una barata por ser u r ­gente su venta, de moderna construcción y fácil traslado.

Para tratar dirigirse á doña Narcisa Aguña, en Labajos, provincia de Segovia. (P)

— FARMACIA: Se vende una con despacho anual de nueve á diez mi l pesetas, en importante ciudad de la provincia de Cádiz. Dirigirse á D, Rodrigo Yela, Carrera de Espinel, Ronda. (P)

—he vende, traspasa ó arrienda por defunción del propietario una oficina de farmacia situada en el centro de la población de Zamora, y bien acre­ditada. Para tratar en ello dirigirse á doña Mat i l ­de Dorado, Sao Toreuato, 40, farmacia. (2)

— PRACTICANTE: De intachable conducta, soltero y libre de quintas; diríjase expresando edad, años de práctica, farmacias en que ha ejercido y condi­ciones á D. Manuel Morel, en Vélez Málaga. (P)

— PRACTICANTE: Con doce años de servicios en capital y pueblos de importancia, desea coloca­ción. Dirigirse para detalles al solicitante D. José Vázquez y Muñoz, La Mata (Toledo) (3)

— FARMACIA EN VENTA: En un pueblo importan­tísimo de la provincia de Toledo, se enajena una de las tres que existen en aludida localidad. Su dueño se ve obligado á dejarla por trasladarse á Madrid. Para tratar dirigirse al Dr Sánchez Cabe­zudo, Carriches (Toledo). . (4)

L A FARMACIA ESPAÑOLA

-REGENTE: UQ farmacéutico, á quien la edad veda el ejercicio de la profesión, admitirá la re-geocia de uaa botica en que solo se le e x í j a l a inspección del despacho.

Diríjanse proposiciones á la redacción de este periódico. (2)

—PRACTICANTE: Se necesita un joven soltero» que tenga muy buena práctica y no estudie para la farmacia de D. José García Royo, Mar, 72, Va­lencia. (P)

— PRACTICANTE: Se necesita uno para capital de provincia de esmerada práctica, representación y buenas referencias. Dirigirse á D. Eustaquio M. Muñoz, Tendillas, 9, farmacia, Toledo. (P)

—En una importante y populosa población del l i toral cantábrico se traspasa con urgencia y al contado una farmacia que cuenta con despacho propio é independiente. Dirigirse á D. Ismael Duro, farmacéutico en Sestao (Vizcaya). (P)

—FARMACIA: Se vende una acreditada en la c iu­dad de Salamanca y en sitio céntr ico , con un despacho anual de 7.500 á 8.000 pesetas.

Informarán en la droguería de D. Ignacio San­tiago Fuentes, de Salamanca. [*)

—FARMACIA: Se vende la única que existe en la villa de Trijueque (Guadalajara), bien surtida, de moderna construcción y fácil traslado. Produce unas 2.000 pesetas muy bien cobradas por igua­las. Su dotación por titular 300 pesetas por t r i ­mestres vencidos. El pueblo tiene 480 vecinos y dista 20 kilómetros de la capital, todo por la ca­rretera real de Zaragoza, la cual pasa por el pue­blo y por la puerta de la estación, con diligencia diaria. Se vende por ausentarse su dneño a otra localidad donde tiene intereses. Se da á plazos ó al contado, como mejor convenga. El que desee tratar de ella diríjase á su dueño, D. Manuel Ló­pez Vallejo, en dicho pueblo. (P)

—Por no poderla atender su dueño, se vende en Almería la antigua y acreditada farmacia de «Santo Domingo», establecida en la calle Real de dicha capital. Para informes dirigirse á D. Juan J. Vivas Pérez, de Almería. (P)

—FARMACIA EN VENTA; Por asuntos de familia se vende la única bien surtida, de moderna ins-ción, con buen porvenir y situada en un pueblo próximo á Bilbao con estación férrea, informará D. Manuel Mas, en Santurce (Bilbao). (4)

—REGENTE: Con diez años de práctica en Ma­drid desea colocación. Razón, Alcalá, 404, far­macia.

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Lobelia. . . Mát ico. . . . Membrillo Moras Naranja agria

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DEPOSITARIOS: Melchor García, Capellanes, 1 duplicado; y Hermanos Hernández, Jacometre-zo, 60.

C ü l U P i í M DE LA FLORA ESPAÑOLA P O R B L A S L Á Z A R O É I B I Z A

catedrático de Botánica descriptiva en la Universidad Central.

Esta obra, profusamente ilustrada, describe todas las plantas que habitan en España, tanto criptógamas como fanerógamas y las exóticas cu­yo cultivo tiene interés en nuestro país, mencio­nando sus aplicaciones á la medicina, agricultu­ra, industria y horticultura. .

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