“La Asamblea de Bruselas” en Triunfo (1 julio 1972) · coloración de las heces, decolora ción...

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“La Asamblea de Bruselas” en Triunfo (1 julio 1972) Leyenda: El 1 de julio de 1972, la revista Triunfo publica un artículo acerca de la seguridad y la cooperación en Europa. La Asamblea de Representantes de la Opinión Pública pro la Seguridad y la Cooperación Europea acoge a representantes de todos los países europeos excepto Albania, donde se debaten distintas cuestiones relativas a la seguridad y cooperación en el continente. Las comisiones de trabajo de la Asamblea abordan el esfuerzo de la opinión pública a favor de la seguridad; los problemas de la actitud de la opinión pública de cara a la cooperación europea económica, científica y técnica; y los problemas de la cooperación cultural en Europa, de la enseñanza, de la educación, de la información de masa o de cuestiones éticas y espirituales de la sociedad. A pesar de la abstracción de las declaraciones finales, hay que destacar que la Conferencia Paneuropea de Seguridad no podrá reunirse antes de las elecciones en Estados Unidos y de la reorganización del Mercado Común tras su ampliación. Además, algunos regímenes no serán aceptados en la Conferencia al representar una amenaza para la paz en Europa. Fuente: Manuel Pizán, “La Asamblea de Bruselas”, en Triunfo, núm. 509, año XXVII, 01.07.1972, página 14. Disponible en: http://www.triunfodigital.com/mostradorn.php?a%F1o=XXVII&num=509&imagen=14&fecha=1972-07- 01 . Copyright: (c) Triunfo Digital URL: http://www.cvce.eu/obj/la_asamblea_de_bruselas_en_triunfo_1_julio_1972-es-90e04d27-fefb-4a19-9b95- ce33713be939.html Publication date: 20/02/2014 1 / 2 20/02/2014

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“La Asamblea de Bruselas” en Triunfo (1 julio 1972)

Leyenda: El 1 de julio de 1972, la revista Triunfo publica un artículo acerca de la seguridad y la cooperación en Europa.

La Asamblea de Representantes de la Opinión Pública pro la Seguridad y la Cooperación Europea acoge a representantes

de todos los países europeos excepto Albania, donde se debaten distintas cuestiones relativas a la seguridad y

cooperación en el continente. Las comisiones de trabajo de la Asamblea abordan el esfuerzo de la opinión pública a

favor de la seguridad; los problemas de la actitud de la opinión pública de cara a la cooperación europea económica,

científica y técnica; y los problemas de la cooperación cultural en Europa, de la enseñanza, de la educación, de la

información de masa o de cuestiones éticas y espirituales de la sociedad.

A pesar de la abstracción de las declaraciones finales, hay que destacar que la Conferencia Paneuropea de Seguridad no

podrá reunirse antes de las elecciones en Estados Unidos y de la reorganización del Mercado Común tras su ampliación.

Además, algunos regímenes no serán aceptados en la Conferencia al representar una amenaza para la paz en Europa.

Fuente: Manuel Pizán, “La Asamblea de Bruselas”, en Triunfo, núm. 509, año XXVII, 01.07.1972, página 14.

Disponible en: http://www.triunfodigital.com/mostradorn.php?a%F1o=XXVII&num=509&imagen=14&fecha=1972-07-

01 .

Copyright: (c) Triunfo Digital

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LA ASAMBLEA DE BRUSELAS Por lll secura d a d .

la colaborncíaín y la paz rii Europa

Pocas veces se habrá vista una tal concentradón <je minis­tros —en acto y en recuerdo—, rectores de Universidad, perio­distas de altos vuelos, escrito­res de renombre y personajes superconoeldos, por metro cua­d r a d o , c o m o on la Asamblea de Representantes de la Opinión Pública pro la Seguridad y la Cooperación Europea. Por no fal­tar en esta asamblea, abierta con la lectura de un telegrama del secretario general de la ONU y presidida por un CBnónigo bel­ga, Goor, entre ei numeroso cle­ro asistente estaba hasta el me­tropolita de Lanlngrado y Nov-cjorocl, Nlfclm, c o n sus barbas, un r u s o musical y pectoral espec-tacular de oros, c o m o salido de una película histórica de Elsens-tein, En total, cosa de novecien­tos representantes de todos los países europeos, a excepción de Albania. Por otra parte, no se admitieron representaciones ofi­ciales de países que por su for­ma de régimen no respondan a unas beses democráticas.

Después del vlsjo de Nlxon a Moscú, que entre otras conse­cuencias ha tenido el que el po­deroso Pentágono dé i u i v e r d e a la Conferencie da Seguridad,que t a n penosa génesis y tan fuertes oposiciones americanas y de ia NATO estaba teniendo, esta-ba fuera de duda el derrumba­miento de los obstáculos » su celebración, sobre todo entre los países de la NATO, Por otra parte, pocos d i a s antea de la celebración de la Asamblea de Bruselas, se hizo público que los D ie i del Mercado Común pre­sentarían en la Conferencia de Seguridad una postura unitaria. La maquina, pues, se ponía en marcha,

Q u e d a b a , Sin embargo, la cuestión fundamental, la que Jus­tificaba la reunión do la Asam­blea. Nadie, por supuesto, está en contra de la seguridad, la co­laboración y la paz en Europa: todo el mundo, entusiásticamen­te a favor, Pero, ¿qué Europa? ¿La de los puablos o la de los Estados? Y, en cato último caso, ¿no podrían producirse confuslo. nes entre Estado y gobierno? ¿Puedo acudir un Papadopulos on pie de igualdad con un ESrandt o un Ceaueescu? ¿Puede haber no coexistencia, sino coopera­ción entre un Estado fascista y otro democrático? ¿Puede repre­sentar osa seguridad y par en Europa un statu que que salva­guarde la existencia de residuos antidemocráticos? Todas estas

cuestiones s a l i e r o n en Bruse lBS y fueron amplíenteme debatidas, púas eran realmente uno de los nudos de la cuestión.

Hubo tres comisiones de tra­baja. La primera comisión discu­t id Las cuestiones relativas a la organización da los esfuerzas ac­tivos de la opinión pública en favor de la seguridad en Europa, de su realización como factor de refarzamlento de la paz en el mundo y de la convocatoria de la conferencia europea de los Estados,

La segunda comisión abordó los problemas de la actitud da la opinión pública dB cara e IB coo­peración e u r o p e a económica, científica y técnica, de la coope­ración en el campo de la protec­ción d e l ambiente, de los proble­mas de IBS relaciones de Europa con otros continentes.

La tercera comisión traté los problemas de la cooperación cul. tural en Europa como vía de aproximación de los p u B b l o s ; de la búsqueda do formas dc~artv piiar los contactos públicos y hu­manos; de los problemas de la enseñanza, de la educación, de la información de masa y otras cuestiones relativas a las preo­cupaciones éticas y espirituales de la sociedad, Como se ve, un programa bastante completito.

Las declaraciones finales — e s decir, recomendaciones a la fu-lurlble Conferencia de Seguridad sobre cómo orientar sus traba­jos— son, naturalmente, un can­to a la paz y a la colaboración europea. Hermosas palabras, a las que habrá que apoyar mucho para que lleguen a ser, o j a l a , algo m i s que palabras. Quedan, sin embargo, dos hechos a des­tacar, uno de los acuerdos y otro marginal.

£1 marginal es que difícilmen­t e podrá raunlrsB la Conferencia Paneuropea d e Seguridad antes de las elecciones americanas y la reorganización d e l Mercado Común, exigida por su amplia­ción.

El otro hecho es que se h a sub­rayado inequívocamente que la existencia de ciertos regímenes son u n a amenaza permanente para IB paz d a nuestro continen­te. Probablemente, países con regímenes c o m o el de los coro­neles van a encontrarse en difi­cultades para sor aceptados en la mesa paneuropea, por la m a g ­nitud dé las protestas que ello deaencadenería. • M A N U E L RI­Z A N .

iti>:i>n'i\A

LA INQUIEIANIE HEPATITIS NI la -hepat i t is provocada por vi ­

rus» ni e l carácter epidémico que pi:fide adopta.' la efsceión son nue­vas. Pero ito s iempre acurre asF, En efecto, la ictericia seftñla simple­mente un e n t e s o en la sangra de ¡-iilirubin;: ÍOnseCUanCifl de l& de­gradación normal do Ion glóbulos rojos. A l morir , loa glóbulos rajos l iberan la hemoglobina, la cual libe* ra a su vez el hierro, Este úl t imo, útil e n e l procesa de construcción d e nuevos hemat íes , se convierte en bll lr i jbina, La bllirubina es re-coolds por al hígado, t ransformada y expulsada con la bi l is . Hay ic t id-cEa por hemolisis si , por cualquier razón, la destrucción de los glóbu-I--..- ra jes es demasiado masiva y desborda la capacidad da el imina­ción det hígado. La Ictericia por ch&lrucr iún se produce cuando la bl l lrubinn, norma lmente excretada por el hfgariü no puede el iminarse con IB bil is, En el ú l t imo t ipo d e ic­ter icia, la Ictericia por hepat i t is , re­sulta a fectada la célula hepática, ya sea por un tóxico, ya sea mediante un proceso degenerat ivo [cirrosis o t u m o r ) , ya sea — y e s t e e s e l ca­so más f r e c u e n t e — por un virus. : • •• n o i rás causan de ictericia, ajunque son mucho mns raras.

Ni la coagulación sanguínea, ni el metabol ismo de l azúcar y lea gra­sas, ni las múlt ip les transformacio­nes químicas de b s que e s respon­sable ese compl icada fabrica que e s a l hígado, ¿ f r e n graves altera­c iones. La s imonía colegia propia­mente íiepfitlca se l imita a lo d i . rjestlvo [rifiuseaa. anoraxla, diges­tión dltic.il) y a la retención billar: re tenidas en la sangre , loa plgmon-IOS bi l iares ' a m a n amaf l í la la p ie l : ausentes de la bilis,, dejan d e colo­rear las heces , que se vue lven blan­cas: e l iminadas par una vía «de so­corro», la v ía rena l , los pigmentos colorean la orina, que se « a r c e s , tomando un t inte d e caoba, Los de­más s ín tomas: asteniB, f iebre , con­valecencia interminable son habi­tua les e n todas I w afecciones pro­vocadas por v i rus .

La hepat i t is c o m i c n i a en reali ­dad como una - g r i p e » : f iebre , dolo* rea musculares , faüpa. Con una to­nalidad part icular, de orden digesti ­vo , que, ligada a la noción de epi­demia , despier ta genera lmente IB d e s c o n f í a m e del méd ico , quien or­dena un e x a m e n : cantidad de tran-snminasas. Estos enzimas, l iberados por la destrucción de la célula, son precozmente de iectabfes en la san­gre y permi ten prever la aparición d e la Icter ic ia .

Un diagnost ico precoz permi te al méd ico recetar en ol rotimejito en que se l ibm el combate mus decisi­vo entre e l virus y el oroanlsmo, e s decir, an tes d e que el amarlf le-c imiento de la piel señale la derro­ta parcial de es ie úl t imo, el trata­miento más ef icaz: e l descanBO, Incapaces de luchar contra los vi ­rus, al no disponer de ningún arma terapéut ica capaz d e vencer los , los módicas no t ienen otra solución

mas que favorecer les medios na­turales d e defensa de l organismo. Los en fe rmos , por su parte , no po­dran sino luchar contra tos cómpli­ces del v i rus: esfuerzos f ísicos a digest ivos, fr ío.

Apar te de l reposo, de algunas vi ­taminas, de la supresión del alco­hol; indos las t ra tamientos , tudas las medidas d ie té t icas sún de du­dosa cFIcncla. La acción médica se l imi ta B una ser ie d e modestas prescripciones y a una estrecha v i ­gilancia cl ínica, O b e d e c e a la ley del ' t o d o o n a d a ' , O todo se des* arrol la favorab lemente , y e l médico ae 11 m 11 B a registrar y poten­ciar esta evolución positiva ( re -coloración de las heces , decolora­ción de la or ina y de los tegumen­tos, desaparición da IB f iebre y m*> parición rfu] apet i to ) , o la enferme­dad se agrava [en un 5 por 100 de las casos aprox imadamente ) , y el t ratamiento, heroico, sólo e s posi­ble en un hospital . El Individuo no puede sobreviv i r s in su hipado. Tampoco es posible susti tuir lo por una art i f ic ia l . Sus funciones son de ­masiado completas, So puede , e s o s i . recurrir a las funciones del hí­gado de « t ro Individuo sano, orgs.-•i ,::IIII.:. un Intercambio constante entro la sangre del en fe rmo de icte­ricia y la del individuo sano, cuyo hígado cumple entonces las úmein-nns cal órgano defectuoso.

Este procedimiento resulta vál ido tanto e n el caso de la hepatit is epi­démica vulgar como en el de la he­pati t is por inoculación, En e fec to , t rsdlc lonalmente se distingue ent re un v i ras A , de contagio era l , dlgaa-tlvD, y cuya incubación duraría seis semanas por término medio, y un virus B, inoculado per transfusión, por una Inyección. En este últ imo caso oí perícdo de incubación sera mucho m á s luryo: entre tres y cua. tro m e s e s .

S in embargo , el descuLvimients, en 1955. del ant igene australiana [Au) trastornó este esquema. So encuentra el aniicens- Au e n los pa­cientes afectados por hepati t is epi ­démicas tipleas- Y también ent re algunos donantes de sangre: esto es Importante, puea lea hepati t is pofltransfuslonales son a menuda graves. Gracl&í si descubr imiento del anüyene EUStralianD e s posible detectar a las -donantes» portado­res de virus y preparar glsma-go-bulinas específ icas, las cuales per­miten fabricar ant icuerpos capaces I:Ü neutralizar el virus a aquel los In­dividuos a las que, acc identa lmente , se les ha practicado une transfu­sión de sangre Infectado.

Apnrte d e e s o r la única profi laxis de la quB cabe esperar algo es ol descuíwlmiento de una vacuna ef i ­caz.

Capaz de nHl iz&f prodigios tera-péutlcos en Ins formas más graves de la hepat i t is y sus com^Meaclo-nes, ID medicina se encuentra de­sarmado f ren te a la hepatit is ordi­naria. • N O R B E R T BEí lSAID .

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