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“La capacidad jurídica frente a la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad y las 100 Reglas de Brasilia sobre Acceso a la

Justicia de las personas en condiciones de vulnerabilidad: cuestiones a tener en cuenta1

Claudia A. Priore2

Sumario: I. La Convención sobre los derechos de las personas con

discapacidad de Naciones Unidas. II. La capacidad jurídica de las personas. Su

perspectiva desde la Convención de Naciones Unidas: a) Distintos tipos de

atribución de capacidad; b) El caso argentino; c) El Proyecto de Reforma del

Código Civil y Comercial de la República Argentina. III. Las 100 Reglas de

Brasilia sobre Acceso a la Justicia de las personas en condiciones de

vulnerabilidad. IV. Las contradicciones en el proceso laboral frente al derecho

de acceso a la justicia de las personas con discapacidad. V. Algo más sobre el

acceso a la justicia. VI. A modo de conclusión.

I.- La Convención sobre los Derechos de las personas con discapacidad de Naciones Unidas.

La Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad de

Naciones Unidas (CDPD) fue adoptada el 12/12/2006 durante el LXI período

de sesiones de la Asamblea General, por la resolución Nº 61/106 y con fecha

24/01/2007 fue aprobada (sin remisión previa a una comisión principal,

A/61/611).

Tanto la Convención como su Protocolo Facultativo entraron en vigor el

3 de mayo de 20083.

                                                                                                                         1  Ponencia  presentada  en  el  4º  Congreso  de  Derecho  Laboral  y  Relaciones  del  Trabajo  -­‐  X  Congreso  Nacional  de  Derecho  Laboral  de  la  SADL  (Sociedad  Argentina  de  Derecho  Laboral),  VI  Congreso  Internacional  de  Relaciones  del  Trabajo  de  ARTRA  (Asociación  de  Relaciones  del  Trabajo  de  la  República  Argentina)  y  VI  Encuentro  de  Maestrandos  (Maestría  en  Derecho  del  Trabajo  y  Relaciones  Laborales  Internacionales  de  la  Universidad  Nacional  de  Tres  de  Febrero  –UNTREF-­‐)-­‐,  desarrollado  en  el  Hotel  Esplendor,  Complejo  Arena  Maipu,  Mendoza,  los  días  25,  26  y  27  de  octubre  de  2012.  2  Prosecretaria  Administrativa  de  la  Oficina    de  Jurisprudencia  de  la  Excma.  CNAT.  Magister  en  Derecho  del  Trabajo  y  Relaciones  Laborales  Internacionales  (UNTREF).  Doctora  en  Derecho  del  Trabajo,  Previsión  Social    y  Derechos  Humanos  (Universidad  de  San  Carlos  de    Guatemala  –  UNTREF).  3  La  República  Argentina  ratificó  ambos  instrumentos  a  través  de  la  ley  Nº  26.378.  Si  bien  no  integra  el  bloque   federal   de   constitucionalidad,   por   ser   un   tratado   de   derechos   humanos   tiene   jerarquía  supralegal.  

Su propósito es asegurar el goce pleno y en condiciones de igualdad de

todos los derechos humanos por todas las personas con discapacidad.

La Convención, en sus 50 artículos comprende derechos ya reconocidos

en otros instrumentos internacionales y derechos reconocidos específicamente

respecto de las personas con discapacidad.

Los derechos explícitos que componen la Convención son los siguientes:

Igualdad ante la ley sin discriminación

El derecho a la vida, la libertad y la seguridad de las personas.

Igual reconocimiento como persona ante la ley e igual capacidad jurídica.

Protección contra la tortura.

Protección contra la explotación, la violencia y el abuso.

Derecho a que se respete la integridad física y mental.

Libertad de desplazamiento y nacionalidad.

Derecho a vivir en comunidad.

Libertad de expresión y de opinión.

Respeto de la privacidad.

Respeto del hogar y la familia.

Derecho a la educación.

Derecho a gozar de salud.

Derecho al trabajo.

Derecho a un nivel de vida adecuado.

Derecho a participar en la vida política y pública.

Derecho a participar en la vida cultural.

Se debe tener en cuenta que la Convención no define explícitamente el

término “discapacidad”, sin embargo, en el apartado e) de su Preámbulo

reconoce que el vocablo “discapacidad” es un concepto que evoluciona4.

                                                                                                                         4  Esta  moderna   definición   de   la   discapacidad   tiene   inicialmente   dos   implicancias   en   el   ámbito   de   las  políticas   públicas:   a)   su   diseño   debe   ser   flexible   y   su   implementación,   revisada   con   frecuencia   para  adecuarse  a   la  evolución  de   la   temática  de   la  discapacidad;  y  b)  el  eje  de   las  acciones  no  están  en   las  “personas  con  discapacidad”  sino  en  el  contexto  social  en  el  que  ellas  tienen  derecho  a  desenvolverse.  Conf.   Acuña,   Carlos   H.   y   Bulit   Goñi,   Luis   G.   (compiladores)     en   “Políticas   sobre   la   discapacidad   en  Argentina,  el  desafío  de  hacer  realidad  los  derechos”,  Siglo  XXI  Editores,  2010,  pág,  33.  

Tampoco define la expresión “personas con discapacidad”, empero, en

el Tratado afirma que dicha expresión incluye a “las personas con deficiencias

físicas, mentales, intelectuales o sensoriales, a largo plazo que ante diversas

actividades negativas u obstáculos físicos, pueden verse privadas de participar

plenamente en la sociedad” (art. 1).5

En el art. 1º, además se establece que el propósito de la Convención es

“promover, proteger y asegurar el goce pleno y en condiciones de igualdad de

todos los derechos humanos y libertades fundamentales por todas las personas

con discapacidad, y promover el respeto de su dignidad inherente”.

De esta manera, la Convención nos indica que se deberá propender a

promover, proteger y asegurar el efectivo cumplimiento de los derechos

humanos por parte del Estado y de la sociedad toda.

En definitiva, se señala que será menester aplicar en su totalidad el

Derecho Internacional de los Derechos Humanos a las personas con

discapacidad.

II. La capacidad jurídica de las personas. Su perspectiva desde la Convención de Naciones Unidas

En el marco jurídico se trata diferenciadamente a la personalidad, la

capacidad jurídica y la capacidad de obrar. De este modo, la personalidad hace

referencia a todas las personas; la capacidad jurídica es una consecuencia de

la personalidad y se traduce en el reconocimiento de la posibilidad de ser

titular de derechos y obligaciones; finalmente, la capacidad de obrar, es la que

se relaciona con el ejercicio de los derechos y las obligaciones. Es decir que,

teóricamente, las dos primeras cualidades se poseen por el solo hecho de ser

persona y la última, se encuentra limitada por determinadas circunstancias6.

                                                                                                                         5  La   Convención   Interamericana   para   la   Eliminación   de   todas   las   formas   de   discriminación   contra   las  personas   con   discapacidad   en   el   punto   1   del   art.   1   define   el   término   “discapacidad”   como   una  deficiencia   física,   mental   o   sensorial,   ya   sea   de   naturaleza   permanente   o   temporal,   que   limita   la  capacidad   de   ejercer   una   o   más   actividades   esenciales   de   la   vida   diaria,   que   puede   ser   causada   o  agravada  por  el  entorno  económico-­‐social.  6  Rafael  de  Asís  Roig,   “   Sobre   la   capacidad”,  en  Capacidad   jurídica,  discapacidad  y  derechos  humanos,  Agustina    Palacios  y  Francisco  Bariffi  (Coord).,  Ediar,  Buenos  Aires,  2012,  pág.  18.    

Sin embargo, también podemos hacer referencia a la distinción que existe

en el ámbito médico y jurídico.

Así, el Manual de Recursos de la OMS sobre Salud Mental7 nos recuerda

que en general, se distingue entre “capacidad” y “discernimiento”, refiriéndose

en el primero de los casos a la dimensión legal y en el segundo a la dimensión

médica. Pero sin perjuicio de ello, resulta obvio que los dos ámbitos (el médico

y el legal) llegan a un punto común, y allí es donde habitualmente, el binomio

médico-juez transita por un camino sencillo y llano del modelo de atribución

directa, por el cual, si una persona tiene un trastorno mental o intelectual

severo significaría que no tiene discernimiento y, por ende, que es incapaz.

Aclarado ello, debemos recordar que es en el art. 12 de la CDPD8 en el

que aparece la cuestión de la capacidad. Pero no se puede omitir su

interpretación junto con el art. 5 de dicho documento, el que se refiere a la no

discriminación y, en especial, a lo dispuesto en su apartado segundo, donde se

prohíbe la discriminación basada en la discapacidad.

Y bien, el art. 12 de la CDPD establece en su apartado 29, que las

personas con discapacidad tienen capacidad jurídica en igualdad de

condiciones que las demás y en todos los aspectos de la vida. Por lo que

puede advertirse que, a través de esta norma, se pone énfasis en la capacidad

de este colectivo y, por ende, se pasa del modelo de sustitución (o tutela) por el

modelo de apoyo.

Esto se puede inferir claramente del apartado tercero del artículo en

tratamiento, en el cual, se pone en cabeza de los Estados Partes la adopción

                                                                                                                         7  “Existe  una  tendencia  a  emplear  los  términos  “discernimiento”  y  “capacidad”  de  modo  intercambiable  en  relación  con  la  salud  mental;  sin  embargo,  no  son  idénticos.  En  general,  “discernimiento”  se  refiere  específicamente     la   presencia   de   facultades   para   tomar   decisiones   o   adoptar   cursos   de   acción   (…)  mientras  que  “Capacidad”  se  refiere  a  las  consecuencias  jurídicas  de  la  falta  de  discernimiento.  En  estas  definiciones,   “discernimiento”   es   un   concepto   de   salud,   mientras   que   “capacidad”   es   un   concepto  jurídico.    (Conf.  Manual  de  Recursos  de  la  OMS  sobre  Salud  Mental,  OMS,  Ginebra,  2006,  pág.45  y  46.  8  Art.  12  CDPD:  Titulado:  Igual  reconocimiento  como  persona  ante  la  ley.  En  el  punto  1,  dispone  que  “Los  Estados   Partes   reafirman   que   las   personas   con   discapacidad   tienen   derecho   en   todas   partes   al  reconocimiento   de   su   personalidad   jurídica.   En   este   sentido,   el   art.   12.1   es   un   reflejo   del   lenguaje  utilizado  en  el  art.  16  del  Pacto  Internacional  de  Derechos  Civiles  y  Políticos  (`PIDCP):  “Todo  ser  humano  tiene  derecho,  en  todas  partes,  al  reconocimiento  de  su  personalidad  jurídica”  9  Art.  12.2:  “Los  Estados  Partes  reconocerán  que  las  personas  con  discapacidad  tienen  capacidad  jurídica  en  igualdad  de  condiciones  con  las  demás  en  todos  los  aspectos  de  la  vida”.  

de las medidas pertinentes para proporcionar acceso a las personas con

discapacidad al apoyo que puedan necesitar en el ejercicio de su capacidad

jurídica. En concordancia con ello, los siguientes apartados del art. 12 disponen

que las medidas establecidas por una autoridad u órgano judicial independiente

e imparcial, deberán adaptarse a las necesidades y circunstancias de las

personas con discapacidad, ser proporcionales y estar sujetas a exámenes

periódicos.

A su vez, el art. 5, en el apartado primero establece que los Estados

Partes reconocen que todas las personas con discapacidad son iguales ante la

ley y en virtud de ella, y que tienen derecho a igual protección legal y a

beneficiarse de la ley en igual medida sin discriminación alguna. En su

apartado segundo, dispone que los “Estados Partes prohibirán toda

discriminación por motivos de discapacidad y garantizarán a todas las personas

con discapacidad igual y efectiva contra la discriminación por cualquier motivo”.

Tal como lo expone Rafael de Asís Roig10 , el paso del modelo de

sustitución al modelo de apoyo unido a la sustitución del enfoque de la

identidad por el enfoque de la situación constituye, sin duda, el principal reto de

la CDPD, ya que en definitiva, se cuestiona la limitación de la capacidad

jurídica y con ello la incapacitación de las personas. De este modo, la CDPD

obliga a apartarse de los procedimientos de sustitución de la voluntad (o tutela)

y sustituirlos por otros de apoyo, exigiendo que, en todo caso, las medidas

sean de carácter individual, proporcionales y temporales.

a) Distintos tipos de atribución de capacidad.

En general, se reconocen tres tipos o métodos de atribución de

capacidad: 1) Método de atribución por estatus; 2) Método funcional y 3)

Método consecuencialista11.

1) Método de atribución por estatus: Según este método, una vez que se

establece que un individuo tiene una discapacidad, el derecho presume su falta                                                                                                                          10  Rafael  de  Asís  Roig,   “Sobre   la   capacidad”,  en  Capacidad   jurídica,  discapacidad  y  derechos  humanos,  Agustina    Palacios  y  Francisco  Bariffi  (Coord).  Ediar,  Buenos  Aires,  2012,  pág.  22.    11  Francisco   J.   Bariffi,   “Capacidad   jurídica   y   discapacidad:   Una   visión   del   derecho   comparado”,   en  Capacidad   jurídica,   discapacidad   y   derechos   humanos,   Agustina     Palacios   y   Francisco   Bariffi   (Coord).,  Ediar,  Buenos  Aires,  2012,  pág.296.  

de capacidad jurídica. Así, podemos decir, a modo de ejemplo que, en general,

se ha considerado que las personas con ciertas discapacidades (ceguera,

sordera, diversidad intelectual y la psicosocial) conducían a declararlas como

incapaces. Es decir que, la respuesta jurídica es la de limitar de modo absoluto

la capacidad jurídica del sujeto, ya sea a través de la declaración de

incapacidad o interdicción, que comprende todos los aspectos significativos de

carácter personal (matrimonio, adopción o participación en las fuerzas

armadas) y de carácter patrimonial (comprar, vender, testar, donar) del

individuo.

2) Método funcional: En este caso, la discapacidad es considerada como una

condición limitante pero, a diferencia del método de atribución de estatus, no

presupone la declaración de incapacidad sino que, la persona con

discapacidad, no puede realizar una función específica. Es de destacar que

este método representa un ligero avance sobre el sistema clásico de

interdicción, aunque su base siga siendo el modelo de sustitución. Permite

llevar a cabo una limitación parcial de la capacidad jurídica determinando de un

modo específico los aspectos de carácter personal y patrimonial en los cuales a

la persona se la sustituye en la toma de decisiones.

3) Método consecuencialista: En este caso, los cuestionamientos de la capacidad

jurídica se analizan cuando la persona con discapacidad adopta una decisión

que no se considera como socialmente aceptable. Si bien este método

parecería ser menos restrictivo que los mencionados más arriba, ya que

permite una evolución concreta de cada caso, puede transformarse en la

práctica en el método de atribución por estatus, si existe una legislación que

permita cuestionar las decisiones adoptadas en estas circunstancias.

b) El caso argentino.

De la lectura de las normas contenidas en el Código Civil argentino

podemos advertir que el modelo que se sigue respecto a la capacidad de las

personas es el método de atribución directa (que se encuentra enmarcado en

el modelo de atribución por estatus)

Ello es así desde que identifica la existencia de tres elementos: 1) la

existencia de una deficiencia (en general, mental o intelectual como así

también deficiencias físicas o sensoriales); 2) la existencia de una sentencia

judicial y 3) la imposición de una declaración de incapacidad o interdicción de la

persona.

Además, se puede observar que la atribución de incapacidad se produce de

un modo directo por distintos motivos, entre ellos: a) porque la propia

legislación establece que las personas con determinadas discapacidades

tienen “incapacidad absoluta” es decir que no pueden ejercer válidamente

actos jurídicos y b) porque el proceso judicial se limita a validar el “dictamen

médico” que, por medio de la sentencia judicial pasa del plano médico al plano

legal.

A través de este sistema vemos cómo la ley funciona como un elemento

estigmatizante al declarar la incapacidad absoluta, a lo que se suma el gran

protagonismo del examen médico al que la justicia convierte en legal, sin otra

apreciación, lo que lo transforma en un método de atribución directa de

incapacidad, lo que contraría las disposiciones de la CDPD respecto a la

capacidad de las personas que conformar el colectivo de la discapacidad.

Recordemos que el art. 52 CC establece que “las personas de existencia

visible son capaces de adquirir derechos o contraer obligaciones. Se reputan

tales todos los que en este código no estén expresamente declarados

incapaces”.

A su vez, el art. 54 CC señala qué sujetos son los que tienen incapacidad

absoluta, a saber: 1) las personas por nacer; 2) los menores impúberes; 3) los

dementes y 4) los sordomudos que no sepan darse a entender por escrito.

Respecto de los llamados “dementes”, el Código Civil aclara, en su art. 140

que “Ninguna persona será habida por demente, para los efectos que este

Código se determinan, sin que la demencia sea previamente verificada y

declarada por juez competente”. Y en el art. 141 dispone que: “Se declaran

incapaces por demencia las personas que por causa de enfermedades

mentales no tengan aptitud para dirigir su persona o administrar sus bienes”.

Y, si bien es cierto que la incapacidad por “demencia” se declara

judicialmente, también es cierto que se trata de una sentencia compleja ya que

no sólo es constitutiva (por cuanto atribuye a la persona una nueva condición

jurídica al colocarlo en la situación propia del incapaz absoluto) sino además

declarativa (porque los efectos se extienden hacia el futuro).

En este sentido, podemos afirmar que el lenguaje del Código Civil

argentino, por su efecto estigmatizante, favorece a la consolidación del modelo

de atribución directa de incapacidad. Ello se corrobora además con el rol que

cumple el juez, quien sólo se limita a confirmar judicialmente la incapacidad de

la persona que médicamente determina si es demente o no.

En definitiva, podemos afirmar que, en general, el Código Civil argentino

regula el tema sobre la capacidad de obrar de las personas con limitados

matices, esto es, capacidad o incapacidad, y con una figura intermedia (la

inhabilitación) en los casos determinados en el art. 152bis de dicho

ordenamiento. Sin embargo, con la ratificación de la CDPD por el Estado

Nacional y, en atención a ser un tratado sobre derechos humanos de rango

supralegal, se impone una reinterpretación de la legislación vigente para

garantizar mediante las “acciones positivas” (que la propia Constitución

Nacional admite) a fin de hacer efectivo el goce de los derechos reconocidos a

las personas con discapacidad.

c) El Proyecto de Reforma del Código Civil y Comercio de la República Argentina.

Tal como lo destacó la Dra. M.S. Villaverde12, el Proyecto de Código Civil

y Comercial no cumple con la obligación general de adecuación de sus

disposiciones a la Convención sobre los derechos de las Personas con

discapacidad, ya que mantiene la clasificación de la persona humana en

"capaces" e "incapaces de ejercicio", ello, a pesar de la incorporación en la

última etapa del art.43 titulado Sistema de apoyos.

El anteproyecto, más allá de contar con el aval de la CSJN, se elaboró

sin tener en cuenta la trascendencia del tratado de mención (tratado de

derechos humanos y potencial transformador)                                                                                                                          12  Conf.   Ponencia   realizada   por   la   Dra.   Villaverde   en   la   Comisión   Bicameral   del   Senado   de   la   Nación  sobre   el   Proyecto   de   Reforma   del   Código   Civil   y   Comercial   (Libro   I   del   Proyecto,   art.   43)   en:  www.villaverde.com.ar.    

En efecto la Convención implica una profunda transformación del

derecho civil, precisamente en la Parte General de Derecho Civil, en materia de

capacidad de ejercicio. Por ello, compartimos la postura de la Dra. Villaverde al

considerar que la incorporación efectuada a último momento del art. 43 resulta

insuficiente e incomprensible, comprometiendo la responsabilidad internacional

del Estado.

Asimismo, llama poderosamente la atención que se quiera implementar

dicho Proyecto, cuando en abril del año 2012, se remitió al Estado argentino un

documento por el Comité de los Derechos de las Personas con Discapacidad

de Naciones Unidas13, titulado “Lista de cuestiones que deben abordarse al

examinar el informe inicial de Argentina”, en el que se solicitó al Estado que en

materia de: “Igual reconocimiento como persona ante la Ley (artículo 12)

8. Tengan a bien detallar qué medidas adoptó el Estado Argentino para

adecuar la legislación interna en materia de capacidad jurídica a la Convención

y cuál ha sido la participación de la sociedad civil en este proceso

(particularmente los Títulos I, X y XIII del Código Civil y todas aquellas normas

en las que se establecen restricciones al ejercicio de la capacidad jurídica bajo

el régimen tutelar). Sírvanse detallar cómo es la práctica judicial actual,

indicando las acciones en las que prevalece la tutela y curatela o aquéllas en

las que se aplica la toma de decisiones asistida.

9. Sírvanse explicar cómo el proyecto de ley de reforma, actualización y

unificación de los Códigos Civil y Comercial tiene previsto garantizar la

capacidad jurídica e igual reconocimiento ante la ley de las personas con

discapacidad, más concretamente personas con discapacidad intelectual o

psicosocial y sordociegas. Tengan a bien explicar qué medidas se han

adoptado o se tiene previsto adoptar para sustituir el concepto de ‘adopción de

decisiones sustitutiva’ (tutela o curatela) por el de ‘adopción de decisiones

asistida en el ejercicio de la capacidad jurídica’, de conformidad con el artículo

12 de la Convención, en dicho proyecto de ley.” (el destacado es nuestro).

No podemos dejar de mencionar que ante la omisión en el Anteproyecto,

tanto la sociedad civil como la comunidad jurídica (incluso a través de los

operadores judiciales) locales comprometida con la efectividad de la protección                                                                                                                          13  El  Comité  de   los  derechos  de   las  personas     con  discapacidad  es  el  órgano  de  vigilancia  e   intérprete  autorizado  del  trabado  en  el  plano  universal.  

establecida en los tratados de derechos humanos logró que, con posterioridad

a la presentación inicial del Anteproyecto de Código Civil y Comercial de la

Nación, el 27/3/2012 se incorporara – entre otras modificaciones – a la Sección

3º sobre “Restricciones a la capacidad” del Proyecto remitido al Congreso

Nacional, el párrafo 2do titulado “Sistema de apoyos al ejercicio de la

capacidad” con un solo artículo, el que transcribimos a continuación:

“Artículo 43.- Concepto. Función. Designación. Se entiende por apoyo cualquier

medida de carácter judicial o extrajudicial que facilite a la persona que lo

necesite la toma de decisiones para dirigir su persona, administrar sus bienes y

celebrar actos jurídicos en general.

Las medidas de apoyo tienen como función la de promover la autonomía y

facilitar la comunicación, la comprensión y la manifestación de voluntad de la

persona para el ejercicio de sus derechos.

El interesado puede proponer al juez la designación de una o más personas de

su confianza para que le presten apoyo. El juez debe evaluar los alcances de la

designación y procurar la protección de la persona respecto de eventuales

conflictos de intereses o influencia indebida. La resolución debe establecer la

condición y la calidad de las medidas de apoyo y, de ser necesario, ser

inscripta en el Registro de Estado Civil y Capacidad de las Personas.”

Si bien entendemos que con este único artículo no se llega a dar

respuesta adecuada al cambio que exige la Convención sobre los derechos de

las personas con discapacidad, resulta de interés tener en cuenta que el

Proyecto de Código Civil y Comercial de la Nación en su artículo 1 titulado

“Fuentes y aplicación” establece que: “Los casos que este código rige deben

ser resueltos según las leyes que resulten aplicables.

La interpretación debe ser conforme con la Constitución Nacional y los tratados

en los que la República Argentina sea parte […]”.

A nuestro entender, esta norma permitiría una interpretación más

armónica y así, poder dar prioridad, en el caso concreto, al tratado de derechos

humanos que mejor garantice los derechos de las personas con discapacidad.

Pero para ello, insistimos, los jueces deben conocer no sólo la CDPD sino

también su realidad, para no vulnerar sus derechos ni dictar resoluciones

discriminatorias.

III.- Las 100 Reglas de Brasilia sobre Acceso a la Justicia de las Personas en Condición de vulnerabilidad14.

En este punto, es bueno recordar que la Cumbre Judicial Iberoamericana,

en el marco de los trabajos de su XIV edición15 , consideró necesario la

elaboración de unas Reglas Básicas16 relativas al acceso a la justicia de las

personas que se encuentran en condición de vulnerabilidad. De este modo, se

desarrollaron los principios recogidos en la “Carta de Derechos de las Personas

ante la Justicia en el Espacio Judicial Iberoamericano” (Cancún 2002).

En dicha oportunidad, se resaltó que el sistema judicial debe configurar, y

se está configurando como un instrumento para la defensa efectiva de los

derechos de las personas en condición de vulnerabilidad dado que, es un

sinsentido que el Estado reconozca un derecho si su titular no puede acceder

de forma efectiva al sistema de justicia para obtener la tutela de dicho derecho.

La Reglas tienen como objetivo principal garantizar las condiciones de

acceso efectivo a la justicia de las personas en condiciones de vulnerabilidad17,

sin discriminación alguna, englobando el conjunto de políticas, medidas,

facilidades y apoyos que permitan a dichas personas el pleno goce de los

servicios del sistema judicial18.

                                                                                                                         14  La  CSJN  adhirió  mediante   la  Ac.  Nº  5/2009  a   las  “Reglas  de  Brasilia   sobre  Acceso  a   la   Justicia  de   las  personas  en  condición  de  vulnerabilidad”,  aprobadas  por   la  Asamblea  Plenaria  de   la  XIV  Edición  de   la  Cumbre    Judicial  Iberoamericana  (que,  como  anexo,  forman  parte  integrante  del  acuerdo).  Asimismo,  el  Máximo   Tribunal,   dispuesto   por   la   Acordada   de  mención   que     estas   Reglas   deberán   ser   seguidas,   en  cuanto  resulte  procedente,  como  guía  en  los  asuntos  a  que  se  refieren.  15  En   los   trabajos   preparatorios   de   estas   Reglas   participaron   redes   iberoamericanas   de   operadores   y  servicios  del  sistema   judicial  como   la  Asociación   Iberoamericana  de  Ministerios  Públicos,   la  Asociación  Iberoamericana   de   Defensorías   Públicas,   la   Federación     Iberoamericana   de   ombudsman   y   la   Unión  Iberoamericana  de  Colegios  y  Agrupaciones  de  Abogados.  16  Las  Reglas  referidas  no  se  limitan  a  establecer  las  bases  de  reflexión  sobre  los  problemas  del  acceso  a  la   justicia  de   las  personas  en  condición  de  vulnerabilidad  sino  que   también   recogen  recomendaciones  para   los   órganos   públicos   y   para   quienes   prestan   sus   servicios   en   el   sistema   judicial.   No   se   refieren  solamente  a  la  promoción  de  políticas  públicas  que  garanticen  el  acceso  a  la  justicia  de  estas  personas  sino   también  al     trabajo  cotidiano  de   todos   los   servidores  y  operadores  del   sistema   judicial   y  quienes  intervienen  de  una  u  otra  manera  en  su  funcionamiento.  17  En   este   caso,   se   entiende   por   vulnerabilidad   a   la   interacción   entre   la   persona   que   presenta   algún  grado   de   dificultad   para   el   ejercicio   de   sus   derechos   y   el   entorno   que   no   ofrece   apoyo   y   servicios  accesibles,  oportunos  y  efectivos.  18  En   el   Capítulo   I,   Sección   1ª,   punto   2,   se   recomienda   la   elaboración,   aprobación,   implementación   y  fortalecimiento  de  política  públicas  que  garanticen  el  acceso  a  la  justicia  de  las  personas  en  condición  de  vulnerabilidad.  Se   indica  que   los  servidores  y  operadores  del  sistema  de   justicia  deberán  otorgar  a   las  personas  en  condiciones  de  vulnerabilidad  un  trato  adecuado  a  sus  circunstancias  singulares.  Asimismo,  

Conviene destacar que los beneficiarios de las Reglas (personas en

situación de vulnerabilidad) son aquellas personas que, por razón de edad,

género, estado físico o mental, o por circunstancias sociales, económicas,

étnicas y/o culturales, encuentran especiales dificultades para ejercitar con

plenitud ante el sistema de justicia los derechos reconocidos por el

ordenamiento jurídico.

Asimismo, se considera que podrán constituir causas de vulnerabilidad,

entre otras, la discapacidad, la pobreza, el género y el envejecimiento de las

personas adultas. Se debe tener en cuenta que, la concreta determinación de

las personas en condición de vulnerabilidad en cada país, dependerá de sus

características específicas y/o de su nivel de desarrollo social y económico.

En cuanto al colectivo de la discapacidad, se indica que se entiende por

discapacidad, la deficiencia física, mental o sensorial, ya sea de naturaleza

permanente o temporal, que limita la capacidad de ejercer una o más

actividades esenciales de la vida diaria, que puede ser causada o agravada por

el entorno económico y social.

En este punto, se aconseja establecer las condiciones necesarias para

garantizar la accesibilidad de las personas con discapacidad al sistema de

justicia, incluyendo aquellas medidas conducentes a utilizar todos los servicios

judiciales requeridos y disponer de todos los recursos que garanticen su

seguridad, movilidad, comodidad, comprensión, privacidad y comunicación19.

Lo expuesto precedentemente, resulta muy interesante dado que al

hacerse alusión a la seguridad, movilidad, comodidad, comprensión, privacidad

y comunicación, se está teniendo en cuenta, justamente, las diferencias que

existen en el colectivo de la discapacidad puesto que es un grupo heterogéneo

y, por ende, no es lo mismo la accesibilidad para una persona con movilidad

reducida que para una persona ciega, sordomuda, hipoacúsica o con

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                     se  recomienda  priorizar  actuaciones  destinadas  a  facilitar  el  acceso  a  la  justicia  de  aquellas  personas  que  se   encuentren   en   situación   de   mayor   vulnerabilidad,   ya   sea   por   la   concurrencia   de   varias   causas   (a  saber,  personas  con  más  de  una  discapacidad  o,  bien  personas  mayores  con  discapacidad,  por  ejemplo)  o  por  la  gran  incidencia  de  una  de  ellas.  19  El  destacado  es  mío.  

discapacidad múltiple, y por estas circunstancias deben tenerse en cuenta

diferentes medidas adecuadas a las necesidades de cada una de ellas.

A su vez, en la sección 3ª de las Reglas se indica que los destinatarios del

contenido de ellas (o actores del sistema de justicia) son: a) Los responsables

del diseño, implementación y evaluación de políticas públicas dentro del

sistema judicial; b)Los Jueces, Fiscales, Defensores Públicos, Procuradores y

demás servidores que laboren en el sistema de Administración de Justicia de

conformidad con la legislación interna de cada país; c) Los abogados y otros

profesionales del Derecho, así como los Colegios y Agrupaciones de

abogados; d)Las personas que desempeñen sus funciones en las instituciones

de Ombudsman; e) Policías y servicios penitenciarios como así también, con

carácter general, todos los operadores del sistema judicial y quienes

intervienen de una u otra forma en su funcionamiento.

Para el efectivo acceso a la justicia, se establece que se deberán promover

las condiciones necesarias para que la tutela judicial de los derechos

reconocidos por el ordenamiento sea efectiva, adoptando a dicho fin, aquellas

medidas que mejor se adapten a cada condición de vulnerabilidad.

Entre estas medidas, se aconseja promover las actuaciones destinadas a

proporcionar información básica sobre sus derechos, así como los

procedimientos y requisitos para garantizar un efectivo acceso a la justicia de

las personas en condición de vulnerabilidad. También se deberá incentivar la

participación de los funcionarios y operadores del sistema de justicia en la

labor de diseño, divulgación y capacitación de una cultura cívica jurídica, en

especial, de aquellas personas que colaboran con la administración de justicia

en zonas rurales y en áreas desfavorecidas de las grandes ciudades.

Indica que se deberá promover la asistencia técnico jurídica de la persona

en condición de vulnerabilidad como así también la asistencia de calidad,

especializada y gratuita, esta última condición necesaria en caso de que las

personas se encuentren imposibilitadas de afrontar los gastos con sus propios

recursos y condiciones,

En la Sección 4ª de las Normas se dispone que se deberán revisar las

reglas del procedimiento para facilitar el acceso de las personas en condición

de vulnerabilidad, debiendo adoptar aquellas medidas de organización y de

gestión judicial que resulten conducentes a tal fin.

De este modo, se incluyen dentro de las medidas procesales, aquellas

actuaciones que afectan la regulación del procedimiento, tanto en lo relativo a

la tramitación, como en relación con los requisitos exigidos para la práctica de

los actos procesales.

En cuanto a los requisitos de acceso al proceso y legitimación, se deberán

propiciar medidas para la simplificación y divulgación de los requisitos exigidos

por el ordenamiento para la práctica de determinados actos, a fin de favorecer

el acceso a la justicia de las personas en condición de vulnerabilidad, y sin

perjuicio de la participación de otras instancias que puedan coadyuvar en el

ejercicio de acciones en defensa de los derechos de estas personas.

En este sentido, deberá promoverse la oralidad para mejorar las

condiciones de celebración de las actuaciones judiciales en las que intervenga,

ya sea en su calidad de parte o en cualquier otra condición, y favorecer una

mayor agilidad en la tramitación del proceso, disminuyendo los efectos del

retraso de la resolución judicial sobre la situación de las personas en condición

de vulnerabilidad

Entre otras medidas, se indica que deberá promoverse la elaboración de

formularios de fácil manejo para el ejercicio de determinadas acciones,

estableciendo las condiciones para que los mismos sean accesibles y gratuitos

para las personas usuarias, especialmente, en aquellos supuestos en los que

no sea obligatoria la asistencia letrada.

Asimismo, se recomienda la adaptación de los procedimientos para permitir

la práctica anticipada de la prueba en la que participe la persona en condición

de vulnerabilidad, para evitar la reiteración de declaraciones, e incluso la

práctica de la prueba antes del agravamiento de la discapacidad o de la

enfermedad. A estos efectos, puede resultar necesaria la grabación en soporte

audiovisual del acto procesal en el que deba participar la persona en condición

de vulnerabilidad, de tal manera que se reproduzca en las sucesivas instancias

judiciales, sin resultar necesaria su reiterada intervención.

Entre las medidas de organización y gestión judicial20, se propone adoptar

todas aquellas necesarias a fin de evitar retrasos en la tramitación de las

causas, garantizando la pronta resolución judicial. Asimismo, se destaca que

cuando las circunstancias de la situación de la vulnerabilidad lo aconsejen, se

deberá dar prioridad en la atención, resolución y ejecución del caso por parte

de los órganos judiciales.

Las Normas disponen que deberán establecerse mecanismos de

coordinación intrainstitucionales e interinstitucionales, orgánicos y funcionales,

destinados a gestionar las interdependencias de las actuaciones de los

diferentes órganos y entidades, tanto públicas como privadas, que forman parte

o participan en el sistema de justicia.

Se sugiere que se adopten las medidas necesarias destinadas a la

especialización de los profesionales, operadores y servidores del sistema

judicial para la atención de las personas en condición de vulnerabilidad.

También se destaca la importancia de la actuación de equipos

multidisciplinarios (formados por profesionales de áreas diferentes), para

mejorar la respuesta del sistema judicial ante el requerimiento de una persona

en situación de vulnerabilidad y se estima necesaria la adopción de medidas

tendientes a acercar el servicio de justicia a aquellos grupos de población que,

en atención a sus circunstancias, se encuentren en lugares geográficos lejanos

o tengan dificultades de comunicación.

En el marco de las Reglas básicas se proponen además, formas

alternativas de resolución de conflictos en los casos que resulten apropiados

para lo cual, se deberá promover la difusión de la existencia y características

de estos medios entre los grupos de población o potenciales usuarios cuando

la legislación así lo permita.                                                                                                                          20  Dentro   de   esta   categoría   cabe   incluir   aquellas   políticas   y   medidas   que   afecten   a   la   organización   y  modelos   de   gestión   de   los   órganos   del   sistema   judicial,   de   tal   manera   que   la   propia   forma   de  organización   del   sistema   de   justicia   facilite     el   acceso   a   la   justicia   de   las   personas   en   condición   de  vulnerabilidad.   Estas   políticas   y   medidas   podrán   resultar   de   aplicación   tanto   a   jueces   profesionales  como  a  jueces  no  profesionales.  

Respecto de los actos judiciales, las Normas indican que se deberá velar

para que en toda intervención en un acto judicial se respete la dignidad de la

persona en condición de vulnerabilidad, otorgándole un trato específico y

adecuado a las circunstancias propias de su situación.

Entre otros puntos, se establece que deberán promoverse las condiciones

destinadas a garantizar que la persona en condición de vulnerabilidad sea

debidamente informada sobre los aspectos relevantes de su intervención en el

proceso judicial, en forma adaptada a las circunstancias determinantes de su

vulnerabilidad.

Así, cuando la persona vulnerable deba participar en una actuación judicial,

en cualquier condición, será informada sobre: a) la naturaleza de la actuación

judicial en la que va a participar; b) su papel dentro de dicha actuación y c) el

tipo de apoyo que puede recibir en relación con la concreta actuación, así como

la información referida al organismo o institución que puede prestarlo.

En el caso de ser parte en el proceso, o pueda llegar a serlo, tendrá

derecho a recibir aquella información que resulte pertinente para la protección

de sus intereses. Dicha información deberá incluir: a) el tipo de apoyo o

asistencia que puede recibir en el marco de las actuaciones judiciales; b) los

derechos que puede ejercitar en el seno del proceso; c) la forma y condiciones

en las que puede acceder al asesoramiento jurídico o a la asistencia técnico-

jurídica gratuita en los casos en los que esta posibilidad sea contemplada por el

ordenamiento existente y d) el tipo de servicios u organizaciones a las que

puede dirigirse para recibir apoyo.

Ahora bien, la información procesal o jurisdiccional, deberá prestarse desde

el inicio del proceso y durante toda su tramitación, incluso desde el primer

contacto con las autoridades policiales cuando se trate de un procedimiento

penal.

Asimismo, la información se prestará de acuerdo a las circunstancias

determinantes de la condición de vulnerabilidad, y de manera tal que se

garantice que llegue a conocimiento de la persona destinataria. Se resalta la

utilidad de crear o desarrollar oficinas de información u otras entidades creadas

al efecto. Además, resultan destacables las ventajas derivadas de la utilización

de las nuevas tecnologías para posibilitar la adaptación a la concreta situación

de vulnerabilidad.

Por otra parte, se deberán adoptar las medidas necesarias para reducir las

dificultades de comunicación que afecten a la comprensión del acto judicial en

el que participe una persona en condición de vulnerabilidad, garantizando que

ésta pueda comprender su alcance y significado.

Respecto de las notificaciones y requerimientos, las Normas indican que

deberán utilizarse términos y estructuras gramaticales simples y comprensibles,

que respondan a las necesidades particulares de las personas en condición de

vulnerabilidad. Asimismo, se destaca que deberán evitarse expresiones o

elementos intimidatorios, sin perjuicio de las ocasiones en que resulte

necesario el uso de expresiones conminatorias.

En lo que se refiere al contenido de las resoluciones judiciales, se establece

que se deberán emplear términos y construcciones sintácticas sencillas, sin

perjuicio del rigor científico.

Además, se propenderá a fomentar los mecanismos necesarios para que la

persona en condición de vulnerabilidad comprenda los juicios, vistas,

comparecencias y otras actuaciones judiciales orales en las que participe.

La comparecencia en actos judiciales de una persona en condición de

vulnerabilidad deberá realizarse de manera adecuada a las circunstancias

propias de dicha condición. Pero, con carácter previo al acto judicial, se

procurará proporcionar a dicha persona, información directamente relacionada

con la forma de celebración y contenido de la comparecencia, ya sea sobre la

descripción de la sala y de las personas que van a participar, ya sea destinada

a la familiarización con los términos y conceptos legales, así como otros datos

relevantes.

En forma preliminar a la celebración del acto se procurará la prestación de

asistencia por personal especializado (profesionales en psicología, trabajo

social, intérpretes, traductores u otros que se consideren necesarios) destinada

a afrontar las preocupaciones y temores ligados a la celebración de la vista

judicial. Y, durante el acto judicial, cuando la concreta situación de

vulnerabilidad lo aconseje, la declaración y demás actos procesales se llevarán

a cabo con la presencia de un profesional, cuya función será la de contribuir a

garantizar los derechos de la persona en condición de vulnerabilidad. Es más,

también se estima conveniente la presencia en el acto de una persona que se

configure como referente emocional de quien se encuentra en condición de

vulnerabilidad.

En cuanto al lugar de la comparecencia, lo conveniente es que se trate de

un lugar en un entorno cómodo, accesible, seguro y tranquilo.

Respecto al tiempo de la comparecencia, deberá procurarse que la persona

vulnerable espere el menor tiempo posible para la celebración del acto judicial.

Es decir que, los actos judiciales deberán celebrarse puntualmente y, cuando

esté justificado por las razones concurrentes, podrá otorgarse preferencia o

prelación a la celebración del acto judicial en el que participe la persona en

condición de vulnerabilidad.

En las Normas, se aconseja evitar las comparecencias innecesarias, de tal

manera que solamente deberán comparecer cuando resulte estrictamente

necesario según la normativa jurídica. Asimismo, se procurará la concentración

en el mismo día de la práctica de las diversas actuaciones en las que deba

participar la misma persona. También se recomienda analizar la posibilidad de

preconstituir la prueba o anticipo jurisdiccional de la prueba, cuando ello sea

posible de conformidad con el derecho aplicable.

Es más, las Normas indican que en determinadas ocasiones, podrá

procederse a la grabación en soporte audiovisual del acto, cuando ello pueda

evitar que se repita su celebración en sucesivas instancias judiciales.

Un tema a tener en cuenta es la forma de la comparecencia. Así, se deberá

procurar adaptar el lenguaje utilizado a las condiciones de la persona en

condición de vulnerabilidad, tales como la edad, el grado de madurez, el nivel

educativo, la capacidad intelectiva, el grado de discapacidad o las condiciones

socioculturales, lo que conlleva también a formular las preguntas claras, con

una estructura sencilla.

En el punto específico a la accesibilidad de las personas con discapacidad,

se establece que se deberá facilitar la accesibilidad de este colectivo a la

celebración del acto judicial en el que deban intervenir y eliminar todas las

barreras arquitectónicas para facilitar de esta manera, tanto el acceso como la

estancia en los edificios judiciales.

Al respecto, es necesario resaltar que no sólo los edificios son accesibles

cuando tienen rampas y ascensores sino que también se requiere la inclusión

de baños adecuados. Pero no basta con que el edificio sea accesible sino que

el lugar de atención de las personas que requieran el servicio de justicia

puedan contar con las comodidades necesarias para poder examinar su

expediente como por ejemplo, asientos para la espera, un escritorio de

medidas adecuadas para que una persona con movilidad reducida, por

ejemplo, pueda revisar las actuaciones por sí misma y sin necesidad de un

interlocutor y que las páginas de internet sean accesibles para las personas

ciegas. A lo que se debe agregar el factor humano, es decir, personal con

buena predisposición para su atención.

Por dicha razón, también se incluyó como punto de las Reglas, el referido a

la sensibilización y formación de profesionales, para lo cual, propone

desarrollar actividades que promuevan una cultura organizacional orientada a

la adecuada atención de las personas en condición de vulnerabilidad; se

sugiere también adoptar iniciativas destinadas a suministrar una adecuada

formación a todas aquellas personas que intervengan en el proceso judicial y

tengan contacto con aquéllas

Ahora bien, el tema es cómo se llega a fomentar la efectividad de estas

Reglas, a fin de que contribuyan de manera eficaz a la mejora de las

condiciones de acceso a la justicia de las personas en condición de

vulnerabilidad.

Y es en este punto, resulta relevante el principio general de

colaboración. Por ello, la eficacia de las 100 Reglas de Brasilia está

directamente ligada al grado de colaboración entre sus destinatarios. 21

                                                                                                                         21  Entre  ellos,  los  responsables  del  diseño,  implementación  y  evaluación  de  políticas  públicas  dentro  del  sistema  judicial;  los  jueces,  fiscales,  defensores  públicos,  procuradores  y  demás  servidores  que  laboren  

Asimismo, se destaca la importancia de que el Poder Judicial colabore con los

otros Poderes del Estado en la mejora del acceso a la justicia de las personas

en condición de vulnerabilidad.

Otro punto a tener en cuenta es que se deberá promover la participación

de las autoridades federales y centrales de las entidades de gobierno

autónomo y regional, así como de las entidades estatales en los estados

federales, dado que frecuentemente, el ámbito de sus competencias se

encuentra más próximo a la gestión directa de la protección social de las

personas más desfavorecidas.

A su vez, cada país deberá considerar la conveniencia de propiciar la

participación de las entidades de la sociedad civil por su relevante papel en la

cohesión social, y por su estrecha relación e implicación con los grupos de las

personas más desfavorecidas de la sociedad.

IV.- Las contradicciones en el proceso judicial laboral frente al derecho de acceso a la justicia de las personas con discapacidad.

Recientemente, en un fallo de la CNAT22 pudimos observar que ante el

inicio del proceso, una persona con discapacidad23 quien se presentó en los

estrados judiciales a fin de otorgar poder, debió pasar por otras instancias a fin

de que se lo declare en condiciones de otorgar poder a un letrado de la

matrícula para que lo represente en juicio. Ello, por cuanto en primera

instancia, y en resguardo de la regularidad del proceso, se advirtió que el

accionante tenía problemas de motricidad y que resultaba dudoso que

comprendiera el acto que pretendía llevar a cabo.

En la Alzada, se dio intervención a la Defensora de Menores e

incapaces, quien consideró procedente la postura adoptada por la Sra. Jueza a

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                     en  el  sistema  de  Administración  de  Justicia  de  conformidad  con   la   legislación   interna  de  cada  país;   los  abogados   y   otros   profesionales   del   Derecho,   así   como   los   Colegios   y   Agrupaciones   de   Abogados;   las  personas   que   desempeñan   sus   funciones   en   las   instituciones   de   Ombudsman;   policías   y   servicios  penitenciarios  y,  con  carácter  general,  todos  los  operadores  del  sistema  judicial  y  quienes  intervienen  de  una  u  otra  manera  en  su  funcionamiento  (conf.  Capítulo  I,  Sección  3ª  de  las  Normas  en  estudio).  22  Confl  CNAT  Sala  V  Expte  Nº  30.229/2011,  Sent.  Int.  Nº  28.963  en  los  autos:  “L.I.,  T    representado    por  F.V,  C  c/La  Primavera  Casa  SRL  s/despido”  del  23/8/2012.-­‐    23  Del  examen  del  CMF  se  concluyó  que  el  actor  padece  de  afasia  mixta  con  predominio  en  la  expresión,  plejía  braquial  derecha  y  parecsia  crural  derecha.  

quo, y se requirió dictamen al Cuerpo Médico Forense para que se expidiera

acerca de si el accionante se hallaba en condiciones psíquicas de estar a

derecho por sí y/o de otorgar poder a un letrado que lo represente.

Ante lo informado por el CMF, se dio traslado a las partes y a la

Defensoría interviniente. La Defensora expuso que el accionante no se

encontraba incluido dentro de las previsiones de los arts. 141 y 152 bis del CC

y, en mérito a ello, que estaba en condiciones de suscribir el poder a favor de

su letrada.

Más allá de los prejuicios y estereotipos que existen en la sociedad (lo

que incluye al sistema judicial), lo cierto es que en la causa en comentario se

trató de resguardar la regularidad del proceso. Pero, no podemos dejar de

soslayar que se olvidó otro paso importante, la celeridad en la toma de

decisiones. Es que si tenemos en cuenta que el expediente fue asignado al

juzgado de primera instancia el 4/8/2011, que se elevó a Cámara el 10/2/2012

y que la resolución final por la cual se lo autorizó a otorgar poder es del

23/8/2012, nos lleva a concluir que las medidas llevadas a cabo, no hicieron

más que prolongar los plazos judiciales.

Por ello, entendemos que el Poder Judicial deberá hacerse eco de lo

dispuesto en las 100 Reglas de Brasilia, si realmente se pretende dar una

respuesta judicial efectiva a los justiciables en condiciones de vulnerabilidad.

V.- Algo más sobre el acceso a la justicia.

Es necesario tener en cuenta que, para que el Poder Judicial pueda dar una

respuesta efectiva al reclamo del reconocimiento de un derecho determinado,

en el caso específico de las personas con discapacidad, requiere no sólo

conocimientos jurídicos sino también conocer su realidad.

Es que el juez de los nuevos tiempos24 no es precisamente un juez

espectador, puro, ahistórico, neutro, sin ninguna relación con lo extrajurídico,

confinado en el expediente, al servicio de principios abstractos y en contacto

sutil con un mundo de esencias por su calidad de juzgador independiente e

                                                                                                                         24  Kemelmajer  de  Carlucci,  Aída,  “Principios  procesales  y  tribunales  de  familia”,  Publicado  en  la  Revista  Jurídica  Jurisprudencia  Argentina  Nº  5851,  Doctrina,  p.10    

imparcial, sino el juez protagonista25, que dialoga con las partes y que tiene

frente a sí a las personas que requieren de su intervención para la solución de

su problemática y los acompaña, que reconoce –porque honra a la persona

como centro y fin del derecho- que el saber jurídico ha menester una

complementación con otros saberes para aprehender en su totalidad al ser

humano (médicos, psicológicos, psiquiátricos, antropológicos, sociológicos, e

incluso filosóficos)26.

No debe olvidarse que el acceso a la justicia para ejercer los derechos y

defender las libertades es el principal derecho - el más importante de los

derechos humanos – en un sistema legal moderno e igualitario que tenga por

objeto garantizar, y no simplemente proclamar, los derechos de todos27.

Asimismo, vale recordar que el acceso a la justicia supone tres

obligaciones que comprometen a los tres poderes del Estado: por lo que al

Poder Judicial le corresponde administrar justicia y al Poder Ejecutivo y el

Legislativo (en orden a sus competencias respectivas), son los que deben

proporcionar al Poder Judicial de los recursos necesarios para garantizar el

acceso a la justicia y la resolución de los conflictos en tiempo razonable y a un

costo que no implique privación de justicia.

Ahora bien, el acceso a la justicia comprende28:

a) El acceso propiamente dicho: Esto es la posibilidad de llegar al sistema judicial

contando con la representación de un abogado, circunstancia fundamental para

realizar el reclamo jurídico;

b) La disponibilidad de un buen servicio de justicia: Lo que significa que el sistema

debe brindar la posibilidad de obtener un pronunciamiento judicial justo en un

tiempo prudencial;

                                                                                                                         25  Gelsi   Bidart,   Joaquín   y   Castillone   de   Gelsi,   Ana   María,   “Procesos   de   familia   y   menores   (voz”),   en:  Enciclopedia  Jurídica  Omeba,  tomo  IV,  1982,  p.418  26  Villaverde,   M.S.   “La   respuesta   judicial   a   las   personas   con   discapacidad”,   publicado   en   la  Revista  Lexis  Nexis,  Jurisprudencia  Argentina,  Número  Especial:  “Discapacidad”,  J.A.  2002/  del  4  de  abril  de  2002,  pág.24/32.     27  M.  Capelletti  y  B.Gath,  Acceso  a  la  justicia,  La  Plata,  Colegio  de  Abogados,  Departamento  Judicial  de  La  Plata,  1983,  p.22.  Citado  por  Haydée  Birgin  y  Beatriz  Kohen  en  “El  acceso  a   la   justicia  como  derecho”,  pág.  16,  publicado  en:  Acceso  a  la  justicia  como  garantía  de  igualdad”  Ed.  Biblos,  Buenos  Aires,  2006.  28  Haydée  Birgin  y  Beatriz  Kohen  en  “El  acceso  a  la  justicia  como  derecho”,  pág.  19,  publicado  en:  Acceso  a  la  justicia  como  garantía  de  igualdad”  Ed.  Biblos,  Buenos  Aires,  2006.    

c) La posibilidad de sostener el proceso completo: Es decir, que las personas

involucradas no se vean obligadas a abandonar una acción judicial a lo largo

del proceso por razones ajenas a su voluntad;

d) El conocimiento de los derechos por parte de los ciudadanos y de los medios:

Ello en razón de poder ejercer y hacer reconocer esos derechos, en especial, la

conciencia del acceso a la justicia como un derecho y la consiguiente

obligación del Estado de brindarlo y promoverlo en condiciones de igualdad.

En este sentido, se puede afirmar que es el Poder Judicial quien “debe”

garantizar, en el caso concreto, que se haga efectivo el derecho que se

invoque, pero para ello, es necesario que ese Poder Judicial sea “accesible” en

los términos establecidos por las 100 Reglas de Brasilia enunciadas más

arriba. Pero además, es imperioso “formar” tanto a los jueces como a quienes

colaboran con ellos, para que el proceso sea acorde a las necesidades de este

colectivo.

Deben eliminarse las barreras arquitectónicas, socio-culturales,

actitudinales y jurídicas para que las personas con discapacidad, en tanto

personas en condición de vulnerabilidad puedan “acceder” a la Justicia y hacer

efectivos sus derechos, en los términos de la Convención de Naciones Unidas.

VI.- A modo de conclusión

Tal como se señaló en el Seminario y Taller “Las Reglas de Brasilia y los

derechos de las personas con discapacidad29”, el derecho de acceso a la

justicia es la llave para lograr el reconocimiento de derechos, el que

lógicamente debe ser un acceso fácil y abierto, de manera de llegar fácilmente

a los jueces.

Para poder obtener un verdadero reconocimiento, primero se debe

acceder a la justicia, lo que implicará, a nivel nacional, muchas modificaciones

en el quehacer legislativo y judicial. Es obvio que con un Código Civil

anacrónico y cuyo proyecto de reforma no contempla los “ajustes razonables”

que propone la Convención sobre los derechos de las Personas con

discapacidad para este colectivo, más allá de la responsabilidad internacional a                                                                                                                          29  Llevado  a  cabo  los  días  11  y  12/10/2011  en  la  Ciudad  de  Buenos  Aires,  Corte  Suprema  de  Justicia  de  la  Nación  (Sala  Bermejo).  

la que se expone el Estado Argentino, lo cierto es que se está vedando a estas

personas de la posibilidad de acceder al sistema judicial por derecho propio.

Por ello, la cooperación entre todos los destinatarios enunciados en las

Reglas de Brasilia será fundamental; quizás lleve un tiempo, pero no es

imposible.

Un dato a tener en cuenta es que, al momento de aprobarse la

Convención de Naciones Unidas, se contaba con 650.000.000 de personas con

discapacidad (10% de la población mundial) y en la actualidad, esa cifra trepó a

1.000.000.000 de personas, es decir, el 15% de la población mundial, lo que

indica en qué grado está incrementándose este colectivo. Y, si tenemos en

cuenta que, según estudios de la Cepal, en el año 2050 cada cuatro personas30

habrá una con discapacidad, nos da la pauta que debemos reaccionar a tiempo

y poner en marcha un sistema judicial para que todos tengamos el debido

“acceso a la justicia” a fin de ejercer nuestros derechos y no tener que

mendigarlos.

Tal como lo indica el art. 8 de la Convención de Naciones Unidas, la toma

de conciencia por parte de la sociedad es de suma importancia, dado que se

pretende un cambio de actitud en la sociedad en el entorno sociocultural, de

manera que se propicie y garantice la verdadera participación e inclusión de las

personas con discapacidad y su disfrute pleno en condiciones de igualdad con

las demás y ello no se podrá lograr, al menos jurídicamente, sino se les facilita

el “acceso a la justicia”.

Y no podemos dejar de mencionar lo sostenido por el Relator Especial

del Consejo de Derechos Humanos sobre la cuestión de la tortura y otros tratos

o penas crueles e inhumanos o degradantes (ONU), Sr. Manfred Nowak

(A/63/175, párrafo 69 in fine) 31 cuando afirmó que: “Los Estados pueden

consentir la violencia contra las personas con discapacidad de muchas formas,

entre otras, mediante marcos legislativos y prácticas discriminatorias tales

como leyes que les priven de la capacidad jurídica o que no les aseguren un                                                                                                                          30  Datos   suministrados   en   el   Seminario   –   Taller   llevado   a   cabo   los   días   11   y   12/10/2011   en   la   Corte  Suprema  de  Justicia  de  la  Nación.  31  Conf.   Ponencia   realizada   por   la   Dra.   Villaverde   en   la   Comisión   Bicameral   del   Senado   de   la   Nación  sobre   el   Proyecto   de   Reforma   del   Código   Civil   y   Comercial   (Libro   I   del   `Proyecto,   art.   43)   en:  www.villaverde.com.ar.      

acceso equitativo a la justicia, lo cual da lugar a la impunidad de esos actos de

violencia” (el destacado es nuestro), lo que tiene una gran relevancia no sólo

en el marco de la capacidad sino también en el acceso a la justicia por el

colectivo de la discapacidad.

Bibliografía:

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aplicación de los tratados sobre derechos humanos en el ámbito local. La

experiencia de una década”. CELS. Editores del Puerto. Buenos Aires. 2007.

2. Bidart Campos, Germán J. - Risso, Guido I. (Coordinadores). “Los derechos

humanos del siglo XXI - La revolución inconclusa”. Ediar. Buenos Aires. 2005.

3. Birgin, Haydée, Kohen, Beatriz (Compiladoras). “Acceso a la justicia como

garantía de igualdad”. Ed. Biblos. Buenos Aires, 2006.

4. Eroles, Carlos – Fiamberti, Hugo (compiladores). “Los derechos de las

personas con discapacidad. Análisis de las convenciones internacionales y de

la legislación vigente que los garantizan”.Eudeba. Buenos Aires. 2008.

5. “Guía Básica para comprender y utilizar la Convención sobre los Derechos de

las personas con discapacidad”. Publicación financiada por el Ministerio

Británico para el Desarrollo Internacional (DFID). Instituto Interamericano sobre

Discapacidad y Desarrollo inclusivo.

6. Guinn Gerard – Degener Theresia. “Derechos Humanos y Discapacidad”. Uso

Actual y posibilidades futuras de los instrumentos de derechos humanos de las

Naciones Unidas en el contexto de la discapacidad. Naciones Unidas.2002.

7. Manual de Recursos de la OMS sobre Salud Mental, Ginebra, OMS, 2006.

8. Material entregado en el Seminario y taller “Las Reglas de Brasilia y los

derechos de las personas con discapacidad” (11 y 12/10/2011 – Corte

Suprema de Justicia de la Nación).

9. Palacios, Agustina, Bariffi, Francisco (Coordin). “Capacidad jurídica,

discapacidad y derechos humanos”. Ediar. 2012.