Apariencia estética y reconciliación

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  • 8/7/2019 Apariencia esttica y reconciliacin

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    porMArio AleJAnDro MolAno VegA**

    Fechaderecepcin: 7 dejuliode 2009Fechadeaceptacin: 14 deseptiembrede 2009FechademodiFicacin: 5 deoctubrede 2009

    * Artculo producto de Investigacin del proyecto Arte, Esttica y Poltica, Departamento de Humanidades de la Facultad de Ciencias Humanas, Arte y

    Diseo de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, Bogot, Colombia.** Proesional en Estudios Literarios y Magster en Filosoa de la Universidad Nacional de Colombia. Autor de: Valorar o no valorar, es esa la cuestin? Sobre una

    ilustrativa polmica entre Northrop Frye y Harold Bloom.Literatura: Teora, historia, crtica 10: 37-70, 2008; El lugar del arte en la Condicin Humana. Al Margen21-22: 318-328, 2007. Actualmente es docente asociado e investigador perteneciente al grupo Refexin y creacin artsticas contemporneas (Categora B

    Colciencias), del Departamento de Humanidades de la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Correo electrnico: [email protected].

    Apariencia esttica y reconciliacin:arte y poltica en Adorno*

    Resumen

    Este ensayo investiga la relacin de lo poltico y el arte en el pensamiento de Theodor W. Adorno, por medio de un anlisis de

    los conceptos de reconciliacin, contenido de verdad y apariencia esttica. El argumento central consiste en mostrar que conestos conceptos Adorno pone en relacin los campos del arte y la poltica, en virtud de las tensiones y contradicciones entre los

    niveles de la totalidad y la particularidad. Por una parte, la obra de arte transgrede las ormas de comprensin y praxis estable-

    cidas (nivel de la totalidad) mediante una lgica en la cual se descubre el carcter procesual de todo acto de comprensin (nivel

    de la particularidad). Por otra parte, la consecuencia que este tipo de transgresin artstica conlleva en los mbitos no estticosconsiste en mostrar sus contradicciones internas y su carcter contingente. Este eecto puede ser interpretado como poltico, si

    lo poltico se entiende, a su vez, como enmeno de cuestionamiento e impugnacin de estructuras histrico-sociales dadas.

    PalabRas clave:

    Filosoa esttica, Teora Crtica, teora poltica, flosoa contempornea.

    Aesthetic Appearance and Reconciliation: Art and Politics in AdornoabstRact

    This essay examines the relation between politics and art in the work o Theodor W. Adorno by analyzing the concepts o re-

    conciliation, artistic truth content, and aesthetic appearance. The main argument is that Adorno relates both realms o art andpolitics by virtue o contradictions between the levels o totality and particularity. On the one hand, works o art transgress es-

    tablished ways o understanding and praxis (the level o totality) by refecting on the contingent character o all kind o human

    comprehension (the level o particularity). On the other hand, the consequence o such artistic transgressions in non-aesthetic

    realms is to reveal their internal contradictions and their contingent character. This consequence can be interpreted as a political

    one i politics are understood as a phenomenon o questioning and critically refecting on given social structures.

    Key woRds:

    Aesthetics, Critical Theory, Political theory, Contemporary Philosophy.

    Aparncia esttica e reconciliao: arte e poltica em AdornoResumo

    Este ensaio tem como alvo a pesquisa da relao do assunto poltico e da arte no pensamento de Theodor W. Adorno, atravs

    duma anlise dos conceitos de reconciliao, contedo de verdade e aparncia esttica. O argumento central consiste em

    apresentar que com estes conceitos Adorno relaciona os campos da arte e da poltica, em virtude das tenses e contradiesentre os nveis da totalidade e da particularidade. A obra de arte, por uma parte, transgride as ormas de compreenso e prxis

    estabelecidas (nvel da totalidade) atravs duma lgica na qual se descobre o carter processual de todo ato de compreenso

    (nvel de particularidade). Por outro lado, a conseqncia que este tipo de transgresso artstica gera nos mbitos no estticos

    consiste em mostrar suas contradies internas e seu carter contingente. Este eeito pode ser interpretado como poltico, se

    o assunto poltico compreendido, ao mesmo tempo, como enmeno de questionamento e de impugnao de estruturashistrico-sociais dadas.

    PalavRas chave:

    Filosofa esttica, Teoria Crtica, teoria poltica, flosofa contempornea.

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    Apariencia esttica y reconciliacin: arte y poltica en Adornomario alejandro molano Vega

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    L a oposicin entre los conceptos de totalidad y particularidad ha sido reconocida recuentementecomo uno de los temas clave del pensamiento de Theo-dor W. Adorno (Buck-Morss 1981, 139; Gmez 1998,132; Hohendahl 1995, 227; Jameson 1990, 15; Jay1984, 56). Lo encontramos desplegado en dierentesmomentos de su obra haciendo alusin a la crtica delpensamiento occidental y a la primaca que en l pare-ce tener lo conceptual sobre lo material y lo sensible(Adorno 2008a, 142; Adorno y Horkheimer 2007, 26);1lo reencontramos tambin apuntando hacia la historiadel desarrollo sociohistrico de Occidente y sus pro-undas contradicciones entre los niveles del orden so-cial y del desarrollo de los sujetos particulares (Adorno2008a, 290; Adorno y Horkheimer 2007, 44). Las ten-siones entre totalidad y particularidad tambin ocupanun lugar privilegiado en sus discusiones estticas, espe-cialmente bajo la igura de la oposicin entre el carcterestructural de las obras de arte, su lgica interna, y laheterogeneidad de materiales que componen una obrade arte (Adorno 2004, 139; Adorno y Horkheimer 2007,143). Siguiendo la interpretacin que Fredric Jamesonha hecho del pensamiento de Adorno, podra pensarse

    que esta temtica representa quiz uno de los ms im-portantes legados de la denominada primera generacinde Teora Crtica a un momento histrico tan complejocomo el del llamado capitalismo multinacional. En lamedida en que uno de los rasgos ms sobresalientes deeste momento histrico es, segn Jameson, el de la di-icultad que implica la representacin de la totalidadsocial y su concomitante sensacin de desconcierto eimpotencia en los individuos, relexionar sobre la tem-tica de las tensiones entre lo particular y la totalidad sehace ms urgente. La dialctica introspectiva o relexivade Adorno es conveniente para una situacin en la cual(a causa de las dimensiones y la desigualdad del nuevo

    orden global del mundo) la relacin entre lo individual yel sistema parece mal deinida, si no atenuada o inclusodisuelta (Jameson 1990, 252).2 Jameson descubre la

    1 La edicin espaola que utilizo de la obra de Adorno es la de la colec-cin de la Obra Completa de Theodor W. Adorno (2003a) a cargo dela editorial Akal que sigue la edicin alemana de las obras completasde Adorno realizada por Rol Tiedemann, Gretel Adorno, Susan Buck-Morss y Klaus Schultz.

    2 La traduccin es ma. Literalmente dice Jameson: His introspectiveor refexive dialectic benets a situation in whichon account o thedimensions and unevenness o the new global world orderthe rela-

    persistencia de la dialctica, precisamente, en el carc-ter introspectivo y relexivo propio de la orma en la queAdorno hace salir a lote las tensiones entre totalidad

    y particularidad; es decir, all donde Adorno insiste enque la totalidad ha de reconstruirse, reinterpretarse eimpugnarse a partir de los enmenos culturales parti-culares, de las experiencias histricas concretas y de lasormas de subjetividad constituidas.

    Al mismo tiempo, esta persistencia de la dialcticapuede ser vista como una persistencia de la poltica sidejamos a un lado la manera dominante en la que ac-tualmente se entiende lo poltico como problema rela-tivo a los principios y procesos de negociacin racionalde las riquezas, los beneicios, y tambin las cargas queimplica una organizacin social eiciente. Al contrario,la persistencia de la dialctica puede entenderse comopersistencia de la poltica, en la medida en que plan-tea el problema bsico de la experiencia concreta de lascontradicciones sociales y el impulso de resolverlas osuperarlas. Dicha trasormacin es quiz orzosamentepolmica, pues implica, de hecho, el cuestionamientomismo de los principios, las instancias y los procedi-mientos de negociacin y regulacin propios del ordensocial establecido. En este sentido, lo poltico se deinepor oposicin al orden social y sus instancias de regu-lacin. Adquiere el aspecto de la contradiccin que eseorden social no puede acoger sin transormarse. Por esta

    razn, lo poltico implica un tipo de reconocimiento delestado de cosas en cuanto contradictorio y problem-tico. Este reconocimiento requiere, ms que nada, deexperiencias histricas especicas, de casos particula-res mediante los cuales se perciben las contradiccionesde un sistema social dado y, desde luego, de actitudesrelexivas por parte de los participantes de tales rdenessociales. Son estos casos especicos, en virtud de suscontrariedades maniiestas, los que generan la necesi-dad de reconstruir una imagen de la totalidad social y elcompromiso de transormarla.

    A su vez, dada la importancia que se le otorga a la pene-

    tracin de las contradicciones sociales en las experien-cias histricas especicas, esta dialctica que Adornotraza continuamente entre lo particular y la totalidadlogra abrir un espacio muy importante para la consi-deracin del arte y de la experiencia esttica. Ambos

    vienen a desempear un rol preponderante para Ador-no, precisamente porque all llegan a maniestarse lascontradicciones sociales como enmenos particula-

    tionship between the individual and the system seems ill-dened, inot fuid, or even dissolved.

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    res, como experiencias histricas determinadas. Quizsea til incluso radicalizar esta airmacin recordandoque Adorno se comport hostilmente contra la polti-

    ca reducida a una militancia partidista y dogmtica, demanera que ms all de cualquier alineacin ideolgicael compromiso poltico en Adorno habra que compren-derlo a partir del descubrimiento de las contradiccionessociales encarnadas en los enmenos concretos. Eneste contexto, entonces, la importancia radical del artese debe a su capacidad de hacer visibles los conlictosque constituiran el nervio central de lo poltico y querecuentemente pasan desapercibidos en medio de laspujas ideolgicas. Paradjicamente, sus declaracionesen contra de un arte poltico, es decir, comprometidoideolgicamente con aquellas pujas partidistas, no soncontradictorias respecto a la ms compleja y valiosa or-ma de concebir el valor poltico del arte como un modode comportarse en el cual las experiencias histricasconcretas son asumidas plenamente, as como la expec-tativa de transormacin social que all se genera.

    La relacin antagnica entre totalidad y particularidadparece, pues, dar orma tanto a un concepto de lo pol-tico como a una manera de comprender el arte. Cmointerpretar, entonces, la preponderancia otorgada porAdorno en sus relexiones a la pareja totalidad/particu-laridad? En esta indagacin quisiera explorar la ormaen que esta antinomia deine las preocupaciones socia-

    les que Adorno encara como pensador de izquierda yse entrecruza con aquel compromiso suyo con el arte yla relexin esttica. Enseguida reconstruir, en primerlugar, la dinmica de tal antagonismo en el contexto dela teora adorniana de la obra de arte. All el concepto deapariencia esttica [sthetische Schein] y su propia crisis

    vendrn a ser imprescindibles, as como la remisin dela obra de arte a un contenido de verdad [Wahrheitsge-halt]. Para estos dos anlisis iniciales me apoyar prin-cipalmente en la interpretacin que Christoph Menkeha ormulado de la esttica de la negatividad en La so-berana del arte: la experiencia esttica segn Adorno yDerrida (1997).En segundo lugar abordar el concepto

    adorniano de reconciliacin [Vershnung] como eje entorno al cual totalidad y particularidad vienen a ser rela-cionadas desde el punto de vista de las contradiccionessociales. Dicha correlacin parece ser posible reinter-pretarla en un sentido poltico, si se entiende por polti-ca un enmeno de contradiccin entre un orden socialestablecido y el descubrimiento del carcter limitado ycontingente de tal orden por parte de los propios sujetosintegrados en dicho orden social. Esta relectura del con-cepto de reconciliacin apelar a las conceptualizacio-nes de lo poltico que Jacques Rancire ha presentado

    en El desacuerdo: poltica y filosofa (1996) como mode-lo desde el cual orecer una orma alternativa de asumirel legado del pensamiento adorniano dierente a la que

    propone Albrecht Wellmer, esto es, bajo la orma de unaracionalidad comunicativa (Wellmer 1993a).

    apaRienciaestticayautonoma

    El desarrollo que Adorno hace del concepto de apa-riencia habra que entenderlo mediante su estrechaconexin con los anlisis benjaminianos acerca de ladesacralizacin del arte, la prdida del aura y el signi-icado social que estos procesos histricos encierran.A travs del concepto de apariencia, Adorno pretendede cierto modo corregir lo que desde su perspectivaeran considerados como puntos ciegos de la relexinde Benjamin sobre el aura (Adorno 2008b, 214; Adorno2001, 140). En particular, apoyndonos en la interpre-tacin que hace Lambert Zuidervaart de esta polmica,Adorno considera que la crisis de lo que Benjamin llamaaura no es tanto un producto del ascenso de los mediosde la reproducibilidad tcnica, sino, antes que nada, elresultado de la propia respuesta que el arte ha buscadodarles a las condiciones histricas que los procesos demodernizacin social traen consigo (Zuidervaart 1991,31). Sustancialmente, aquellas nuevas condiciones his-tricas implican para el arte una posicin ambigua: por

    una parte, el arte se convierte en una institucin aut-noma cuyo principio undamental tiene que ver esen-cialmente con el trabajo compositivo y la produccinde objetos destinados a la mera contemplacin esttica,esto es, la produccin de la apariencia esttica. Pero,por otro lado, el arte pierde con ello parte del vigor yla importancia que las sociedades tradicionalmente po-dan otorgarle, incluso, bajo la igura de la exclusin yel rechazo. El arte tiende, pues, a convertirse en meraapariencia esttica para la contemplacin desintere-sada y, por ello mismo, su vigor se ve mermado. El artemoderno enrenta as su propia neutralizacin comomercanca cultural integrada en un sistema que a su vez

    genera agudas contradicciones sociales.

    Estas nuevas condiciones sociohistricas son las quellevan al arte a su propio cuestionamiento como acti-

    vidad orientada hacia la construccin de una totalidadarmnica a la que llamamos tradicionalmente obra dearte. El concepto de apariencia esttica es usado porAdorno para reerirse a ese proceso de objetivacin dela obra como totalidad lograda. La connotacin negati-

    va del concepto de apariencia en cuanto alsedad dejaver que la intencin de Adorno con este concepto es,

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    al mismo tiempo, expresar el cuestionamiento al que elpropio arte somete los procesos de objetivacin y pro-duccin de obras. En este sentido, el siguiente pasaje

    resulta muy revelador:

    A quien mira las obras de arte desde muy cerca, lasobras ms objetivadas se le transorman en un hormi-guero; los textos, en sus palabras. Si se cree tener enlas manos inmediatamente los detalles de las obrasde arte, se deshacen en lo indeterminado e indie-renciado: hasta tal punto estn mediadas. sa es lamaniestacin de la apariencia esttica en la estruc-tura de las obras de arte. Lo particular, que es el ele-mento vital de las obras, se volatiliza; su concrecinse evapora bajo la mirada microlgica. El proceso, queen cada obra de arte se convierte en algo objetual, seresiste a ser ijado en el eso de ahy se deshace en ellugar de donde vino. La pretensin de objetivacinde las obras de arte racasa en ellas mismas (Adorno2004, 139-140).

    La apariencia esttica implica, de un lado, el procesocompositivo y constructivo mediante el cual la obra dearte deviene precisamente obra, totalidad lograda; y, deotro lado, tambin implica el descubrimiento de esteproceso en cuanto tal, es decir, en cuanto pura me-diacin de elementos heterogneos, mltiples, que esllevada a cabo o puesta a travs de un trabajo compo-

    sitivo. Para Adorno el arte moderno ha acentuado estacondicin aparente de la obra en cuanto totalidad lo-grada como respuesta a los procesos de modernizacinque lo han ido marginando como mero objeto de con-templacin desinteresada. El modernismo esttico y las

    vanguardias literarias, pictricas y musicales represen-taran, en trminos generales, bajo la mirada adorniana,el continuo enrentamiento del arte consigo mismo, consu propia condicin constructiva y compositiva; de ahlas actitudes autoirnicas de los artistas, el inters deromper con procedimientos tradicionales de composi-cin (por ejemplo, el narrador omnisciente en la litera-tura, las relaciones tonales jerrquicas en msica o la

    deinicin de las ormas mediante gradaciones tonalesen pintura) y de emplear materiales considerados comono-estticos. Lo que para Benjamin (2008) era enten-dido como prdida del aura de la obra de arte, Adornolo entiende como crisis de la apariencia esttica.3 Entre

    3 Robert Kauman traduce el problema de las ormas artsticas que asu-men una actitud crtica respecto a su propia conguracin estticacomo desarrollo de una especie de aura negativa. En la misma direc-cin adorniana, Kauman sostiene que esta actitud autocrtica del artees una orma de resistencia contra la estetizacin y la neutralizacinideolgica del arte contemporneo (Kauman 2002, 48).

    tanto, lo que est en juego en esta crisis que pone al artecontra s mismo es nada menos que la posibilidad de ex-presar un contenido de verdad mediante el cual salen a

    la luz contradicciones sociales agudas generadas por lospropios procesos de modernizacin. La situacin es pa-radjica para el arte, puesto que de su propio autocues-tionamiento surge la posibilidad de salvarse a s mismo,es decir, de evitar la neutralizacin en la que recae comopuro objeto de contemplacin desinteresada.

    La teorizacin adorniana de la crisis de la apariencia es-ttica no puede, por tanto, desvincularse de la orma enque Adorno analizaba, junto con Horkheimer, los pro-cesos de desarrollo social de Occidente en Dialcticade la Ilustracin. Siguiendo a Albrecht Wellmer, estosprocesos de desarrollo se pueden entender como unadialctica de subjetivacin y objetivacin cuyo motivobsico es el sometimiento y la opresin, pero en la queal inal, la instancia opresora se torna a la vez en vc-tima sometida: la opresin sobre la Naturaleza interna,con sus impulsos anrquicos hacia la elicidad, es elprecio a pagar por la ormacin de un s mismo uni-tario, una ormacin que ue necesaria por mor de laauto-conservacin y del dominio de la Naturaleza exter-na (Wellmer 1993a, 16). En estos procesos la lgicaque se impone es la de la primaca de los momentosde la totalidad sobre los momentos de la multiplicidad

    y la particularidad. La subsuncin de la naturaleza a la

    razn signiica, segn Adorno, la reduccin de los e-nmenos a una sntesis abstracta, el concepto, que nosolamente es incapaz de comprender lo particular delenmeno y, en consecuencia, se limita a categorizarlo;sino que adems estara undada en la presuncin deque en el ondo los enmenos son identiicables. Dichapresuncin es, para Adorno, la expresin de la necesi-dad de ijar lo particular y lo mltiple para hacerlo dcila nuestros intereses.

    Pensando se distancian los hombres de la naturalezapara ponerla rente a ellos de tal modo que pueda serdominada. Como la cosa o el instrumento material,

    que se mantiene idntico en distintas situaciones yas separa el mundo como lo catico, multiorme ydisparatado de lo conocido, uno e idntico, el con-cepto es el instrumento ideal que se ajusta a todas lascosas en el lugar donde se las pueda apresar (Adornoy Horkheimer 2007, 53).

    Esta lgica opera igual en el plano social, pues all la es-peciicidad de los objetos y de las ormas de vida de losindividuos particulares (determinada por aquello en loque invierten sus energas vitales) es reducida a uncin

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    social y medida con la vara uniorme de las exigenciassociales y el valor de cambio. En esa direccin Adornose pronunci en una de sus conerencias sobre sociolo-

    ga dictada durante el perodo de posguerra:

    El carcter abstracto del valor de cambio conluye,previamente a cualquier estratiicacin social con-creta, con el dominio de lo general sobre lo particu-lar, de la sociedad sobre quienes son sus miembros ala uerza. Ese carcter abstracto no es socialmenteneutral, como hace creer la lgica del proceso dereduccin a unidades tales como el tiempo de trabajosocial promedio. En la reduccin de los hombres aagentes y soportes del intercambio de mercancas seoculta la dominacin de los hombres sobre los hom-bres (Adorno 2005, 13).

    A este tipo de lgica que reduce la particularidad y lamultiplicidad a la totalidad del sistema social y de com-prensin, el arte responde poniendo en crisis el concep-to mismo de obra y la aspiracin que sta conlleva deconsumarse como totalidad. La crisis de la aparienciaesttica (y su correlato de la prdida del aura en tr-minos benjaminianos) puede as entenderse como elrechazo artstico de la lgica social de la primaca dela totalidad sobre lo particular. En vez de reorzar esalgica, el arte parece adoptar una actitud abiertamenteinversa, la de mostrar el revs de esas totalidades, su

    carcter artiicial y contingente, mientras que al mismotiempo intenta abrir un espacio para el reconocimientode lo mltiple y lo particular.

    Este comportamiento del arte, que lo lleva a cuestionar-se a s mismo en virtud de mantener las posibilidadesde expresar las contradicciones sociales de un momentohistrico como el de las sociedades burguesas moder-nas, nos conduce a determinar de una manera muchoms radical el concepto de autonoma que Adorno leconiere al arte. En lugar de entender este concepto deautonoma del arte exclusivamente en el sentido de laindependencia que ste recibe respecto a otras eseras

    de valor (como la moral, la ciencia o la religin), como pro-ducto de un proceso sociohistrico de institucionalizacin;Adorno entiende el concepto de autonoma estticatambin en el sentido de la autoconciencia crtica deunas determinadas condiciones histricas que se mani-iesta mediante las obras de arte particulares. Siguiendola interpretacin de Gregg M. Horowitz sobre ese con-cepto, para Adorno la autonoma esttica es alcanzadapor el arte en cuanto orma de articulacin sensible dela autoconciencia histrica en la cual se plantean lastensiones constantes entre lo que meramente existe y la

    posibilidad de un estado de cosas dierente (Horowitz1997, 263-264). De este modo, la crisis de la aparienciaesttica que el arte moderno introduce en s mismo ma-

    niiesta a un tiempo tanto la constitucin autnoma delarte rente a sus condicionamientos histricos como elejercicio de autoconciencia histrica de la modernidad.Como sostiene Adorno, el arte se convierte en una or-ma inconsciente de historiograa y expresa en s mismouna lgica exterior, vale decir, social, que, sin embargo,altera radicalmente.

    contenidodeveRdadcomosobeRana

    El concepto de apariencia esttica est directamentecorrelacionado con el de contenido de verdad de lasobras de arte particulares. Ms an, Adorno le otorgaen el siguiente pasaje una importancia radical a esta in-terconexin:

    En la paradoja del tour de force de hacer posible loimposible se enmascara la paradoja esttica porantonomasia: cmo puede conseguir el hacer queaparezca algo no hecho; cmo puede ser verdaderolo que de acuerdo con su propio concepto no es ver-dadero. Esto slo es pensable del contenido en tantoque dierente de la apariencia, pero ninguna obra dearte tiene al contenido de otra manera que mediante la

    apariencia, en la propia igura de la apariencia. Por esoel centro de la esttica sera la salvacin de la aparien-cia, y el derecho entico del arte, la legitimacin de suverdad, depende de esa salvacin (Adorno 2004, 147).

    La dicil cuestin del contenido de verdad y la aparien-cia esttica es entendida por Wellmer como una contra-diccin insuperable que responde, en ltima instancia,al carcter utpico del pensamiento adorniano y a unestrecho marco de interpretacin del desarrollo cogniti-

    vo y lingstico de los seres humanos. Sin embargo, estainquietante remisin contradictoria de la aparienciaesttica a un contenido de verdad que al mismo tiem-

    po parece negar puede ser vista como el principal pro-blema de la esttica moderna legado por Adorno, comosugiere Christoph Menke. Para captar adecuadamentelas potencialidades crticas y transormadoras del arte

    y de la experiencia esttica en la actualidad habra quedeender la determinacin bipolar de tal experienciacontra los que, desde dierentes rentes, no quieren veren ello ms que una nostlgica supervivencia (Menke1997, 16). El punto de partida de Menke radica en laidea de que la lgica de la apariencia esttica y la lgicadel contenido de verdad pueden entenderse si se acla-

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    ra el concepto de negatividad esttica. Si bien Adornopresta un marco ilosico desde el cual buscar la arti-culacin de estas dos lgicas, sin embargo, su propia

    teora parece ser insuiciente para aclarar los trminosde esta articulacin. Desde el punto de vista de la lgicade la apariencia esttica Menke propone entenderla apartir de una idea de negatividad esttica especiicadaen trminos semiticos. As, pues, aquella idea de unatotalidad lograda que se autocuestiona, como ya la he-mos esbozado antes, es reinterpretada por Menke entrminos de un proceso negativo en el que entran enuna tensin continua las posibilidades de comprensin

    y de sentido de la obra y los elementos que han sidotomados en ella como materiales signiicantes. La apa-riencia esttica no es ms que esta lgica negativa en lacual el intento de ijar una totalidad signiicativa resul-ta siempre interrumpido o indeinidamente aplazadopor va de la remisin constante de esa totalidad a loparticular de los mltiples elementos que la integran.As, pues, el intento de comprensin de la obra de arteresulta siempre paradjico:

    la sntesis esttica es ciertamente sntesis de lodiverso, pero al mismo tiempo, lo mltiple se oponeirreductiblemente a su sntesis. Y, pese al rechazo dela sntesis, no es lo diverso una pura multiplicidad;slo existe con relacin a la sntesis. La sntesis y lomltiple no existen ms que lo uno por lo otro y con-

    tra lo otro, simultneamente (Menke 1997, 99).

    Para Menke esta lgica negativa es el principio propiodel arte en cuanto campo autnomo que no se subor-dina a ninguna otra esera de actividad no esttica. Esdecir, esta lgica negativa constituye el principio mismode la autonoma esttica.4

    Al mismo tiempo, esta lgica negativa acarrea conse-cuencias radicales que van ms all del campo esttico

    y que Menke vincula con la idea adorniana del conte-nido de verdad del arte. La continua remisin de unatotalidad de sentido a sus elementos constitutivos, de

    un intento de comprensin al proceso de correlacin demultiplicidad de elementos, abre la posibilidad de quela comprensin misma venga a ser relexionada y perci-

    4 Vale anotar de pasada que esta denicin no parece inconsistente conla idea de Horowitz ya citada, segn la cual el principio de autonomaimplica un acto de autorrefexin crtica de determinadas conguracio-nes histricas. Lo que hace concurrir, en mi opinin, ambas caracteri-zaciones de la autonoma consiste en que la negatividad estticacomola plantea Menke apelando a la tensin entre ormas de comprensin yelementos signicativos muestra la estructura semitica que explicala manera en la que las ormaciones histricas vienen a ser refexiona-das en la obra de arte.

    ba su propio carcter contingente. As, la experienciade la gnesis de la signiicacin, en cuanto que es lootro de la comprensin, se convierte en una experiencia

    en contra de la comprensin; es una experiencia quetropieza en su propia andadura (Menke 1997, 132). Laapertura de la comprensin a su propio carcter pro-cesual y contingente constituye el motivo por el cualAdorno vincula la apariencia esttica con un contenidode verdad que aecta las eseras no estticas y poseeun potencial de crtica social (como veremos, un poten-cial que puede llamarse poltico). Menke reinterpreta laidea del contenido de verdad en trminos de soberanadel arte reirindose en primera instancia a la relevan-cia que el arte tiene ms all de su propio campo sobreeseras no estticas de actuacin y de discurso. Aprove-chando el marco de interpretacin que Menke propo-ne, la tensin que Adorno introduce en su concepto decontenido de verdad entre lo hecho y lo no hecho, locontingente y lo esencial, puede entenderse como unatensin entre el carcter siempre limitado de nuestrosdiscursos y nuestra expectativa constante de airmacinde sentido. Esta tensin es introducida por el arte en losdiscursos no estticos a partir de la propia lgica de lanegatividad esttica, y no porque lo esttico remita a unsentido superior metasico o teolgico en el que se re-solveran las contradicciones sociohistricas modernas.Se trata ms bien de que la lgica negativa de la apa-riencia esttica ejerce una uerza subversiva al proyec-

    tarse sobre los discursos no estticos y hacerlos perdersu propia apariencia antasmagrica de verdad esencialo totalidad de sentido lograda. El contenido de verdaddel arte puede ser entendido como esta proyeccin deeectos transgresores en los mbitos no estticos quehace que stos muestren sus propias contradicciones ysu carcter eminentemente contingente.

    Es importante reconocer que tanto Habermas comoWellmer han hecho una crtica radical a la orma ro-mntica de entender y valorar el arte como una instan-cia en la cual se resolveran las contradicciones (o almenos se tendra la imagen de su resolucin), dado su

    carcter superior y metasico. La experiencia estticaes para Adorno el lugar en el que el contenido de verdadde la metasica se torna aprehensible y evidente en tr-minos sensibles. Con ello queda sealada otra huella,la huella decisiva de una razn mejor en el seno de lamala existente, que la teora crtica puede seguir en sutentativa de pensar dentro del plexo de obcecacin yms all de ste (Wellmer 1994, 24).5 De tal modo,

    5 Estas contradicciones tambin son sealadas por Habermas (1981,490-491).

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    sera ingenuo tratar de ignorar que existen momentos enlos que el pensamiento de Adorno est bajo este modeloromntico de comprensin de la esttica; y, sin embar-

    go, tampoco se podran desconocer los momentos en losque va ms all de esa inluencia romntica y reconocesin nostalgia los procesos de dierenciacin y racionali-zacin social como procesos histricos a los que no sepuede renunciar. En este sentido, su idea de que el arteposee un potencial crtico que aecta eseras no estti-cas no se puede entender como una intencin regresi-

    va hacia la desdierenciacin, como ya haba advertidoSusan Buck-Morss (Buck-Morss 1981, 270). Lo que nose puede negar, con todo, consiste en que habra queentender mejor el problema de la relacin del campoesttico con las dems eseras de valor. Precisamente,este problema puede llevarnos al tema del valor polticodel arte, puesto que implica entender cmo la eseraesttica, en cuanto ejerce su lgica negativa, no vieneni a conormarse con un lugar bien delimitado dentrode los sistemas sociales dentro de cuyos lmites perma-nece tranquilamente, ni tampoco podra entrar en juegoarmnico con las eseras de valor no estticas, pues sunegatividad corroe las ormas de comprensin validadasen tales eseras. Por tanto,

    [] la relacin de la esera esttica dierenciada conlas otras dimensiones de la razn no puede adoptarnunca la orma de una interaccin en el seno de la

    racionalidad comunicativa del mundo vivido, porquesu negatividad total no mantiene una relacin de yux-taposicin, ni de composicin, con los discursos noestticos. Su ubicuidad potencial provoca en ellos msbien la apertura de una crisis irresoluble. Aquello queocasiona en otro un problema irresoluble, no puede almismo tiempo conciliarse con l (Menke 1997, 289).

    A esta relacin polmica del arte con las distintas ese-ras de valor dierenciadas que conorman la estructuramoderna de la sociedad podemos llamarla poltica, enel sentido de que instaura precisamente una exigenciade cambio, en vistas del carcter contingente y limitado

    de tales ormaciones sociales.6 El concepto de reconci-liacin, a pesar de sus resonancias teolgicas y romn-ticas, parece obedecer en el pensamiento adorniano aeste tipo de transormaciones exigidas sobre la base delcarcter problemtico descubierto en las estructuras so-ciales. De ah que sea necesario reinterpretar tambin

    6 Sin embargo, Menke (2008, 72-74) enatiza en otro lugar que el eectode la experiencia esttica sobre las prcticas y los discursos no estti-cos tiene que ver con la suspensin de los juicios y criterios normativos.En ese sentido, Menke sostiene que la experiencia esttica no puedeentenderse como una orma directa de crtica.

    el concepto de reconciliacin bajo la luz de un conceptode poltica revitalizado.

    Reconciliacinypoltica:RememoRacindelomltiple7

    El eecto que la lgica de la negatividad esttica generasobre los discursos y las prcticas no estticas pareceser el contexto adecuado para reinterpretar el conceptoadorniano de reconciliacin [Vershnung], a juzgar portesis que a primera vista suenan tan extraas como s-tas: la identidad esttica ha de socorrer a lo no-idntico[Nichtidentischen] que es oprimido en la realidad por laimposicin de la identidad (Adorno 2004, 13); el arteno signiica, de acuerdo con la receta clasicista, recon-ciliacin: sta es su propio comportamiento, que captalo no-idntico (Adorno 2004, 182). A partir de nuestroanlisis precedente del cuestionamiento que el arte in-troduce en su propia sntesis esttica (apariencia est-tica) y de los eectos que esta suspensin conlleva paralos discursos no estticos (contenido de verdad), pode-mos tambin reinterpretar los conceptos de identidad yno identidad. La identidad obedecera, segn esta pro-puesta interpretativa, a las sntesis constituidas median-te las cuales se otorga sentido, esto es, a las ormas decomprensin logradas; en cuanto la no identidad corres-pondera a la suspensin de esas sntesis constituidas

    mediante la remisin al propio carcter procesal y con-tingente de la sntesis y a los materiales heterogneosque la constituyen, esto es, al aplazamiento indeinidode la comprensin. Si la identidad de la obra de arte(su propio ejercicio de sntesis y de totalidad) suspendeal mismo tiempo el principio de identidad, esto podraentenderse en el sentido de que abre el ejercicio de laproduccin de sentido a su carcter contingente. Laidea de reconciliacin parece poder interpretarse desdeeste punto de vista como una orma de produccin desentido y de estructuracin de los estados de cosas talque no pierde de vista su propio carcter contingente yprovisional. Antes bien, el tipo de comportamiento que

    la obra artstica ejerce, y que Adorno llama reconcilia-cin, parece asumir por s mismo una posicin contra-ria al cierre de los procesos de produccin de sentido.La actitud de resistencia contra los cierres de la com-prensin y el sentido es lo que constituye, segn estapropuesta de lectura, el ncleo mismo de la idea ador-niana de reconciliacin, a la cual est vinculada, por suparte, la idea adorniana de dialctica:

    7 Subttulo extrado de Adorno (2008a, 18).

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    La dialctica desarrolla la dierencia, dictada por louniversal, de lo particular con respecto a lo univer-sal. Mientras que ella, la cesura entre sujeto y objeto

    penetrada en la consciencia, es inseparable del sujeto[], tendra su in en la reconciliacin. sta liberaralo no idntico, lo desembarazara aun de la coaccinespiritualizada, abrira por primera vez la multipli-cidad de lo diverso, sobre la que la dialctica ya notendra poder alguno. La reconciliacin sera la reme-moracin de lo mltiple ya no hostil, que es anatemapara la razn subjetiva (Adorno 2008a, 18).

    El valor poltico del concepto de reconciliacin que aca-bamos de replantear no puede ser correctamente capta-do si lo poltico es conceptualizado en trminos de unaorma de negociacin de intereses particulares o de unatica de los principios mismos de negociacin. Habra,por el contrario, que sacar el concepto de lo poltico deeste contexto de interpretacin, al parecer dominante, ysituarlo en un contexto dierente que acente el aspectopolmico de la poltica. Tal comprensin de lo polticopropongo buscarla en el pensamiento de Jacques Ran-cire. Los elementos que integraran lo que Rancirellama poltica seran bsicamente los siguientes: en pri-mer lugar, el enmeno poltico implica la instauracinde un escenario en el que hace su aparicin pblicaaquello que en las circunstancias acostumbradas debe-ra permanecer invisible y oculto, es decir, por uera de

    los escenarios pblicos. En segundo lugar, dicha apari-cin implica que se reconoce al mismo tiempo tanto laprohibicin del aparecer como el carcter contingentede tal prohibicin, y, por tanto, la posibilidad de anulardicha prohibicin y cancelarla o ponerla en crisis preci-samente mediante la aparicin. Y en tercer lugar, la po-ltica, este escenario de aparicin y de cuestionamientode las reglas de juego previstas y asumidas, supone unlitigio sobre la posibilidad misma de la discusin cony el reconocimiento de aquellos que no son vistoscomo instancias de interlocucin vlidas. Puede obser-

    varse claramente que el litigio poltico no tiene que vercon intereses personales ni de grupo social, sino con el

    contraste entre un orden social establecido en el quehan sido asignados roles y jerarquas, y el carcter con-tingente de tales rdenes a la luz del cual estos roles y

    jerarquas pueden ser disueltos o transormados (Ran-cire 1996, 127).

    La lgica de lo poltico que Rancire describe, aqu es-cuetamente esbozada, parte precisamente de la rupturaque se introduce o se hace aparecer dentro de estruc-turas de sentido que han sido institucionalizadas y quedan orma a determinados modos de orden social. Es

    esta introduccin de la ruptura lo que la hace concordarcon la idea adorniana de resistencia contra el cierre delas ormas de comprensin y organizacin del mundo.

    Dicha ruptura no puede pensarse sin el momento queen la terminologa adorniana equivale a lo no idntico yque nosotros hemos venido interpretando en el sentidode la recuperacin del carcter procesal y contingentede todo ejercicio de comprensin. De ah, precisamen-te, que el arte posea un valor poltico que no podemosconundir con la participacin en pujas ideolgicas opartidistas, ni con el juego ms actual de la representa-tividad de las identidades en el gran espacio multicultu-ral. Antes bien, este valor poltico del arte consistira enla puesta en crisis de nuestras ormas de comprensin

    y de organizacin social por medio del descubrimientode los modos especicos en los que se constituyen talesestructuras, es decir, mostrando cmo operan sobre loselementos particulares y mltiples para convertirse enormas de comprensin y de orden social. Es precisa-mente el descubrimiento de que el orden y la compren-sin no son propios y de que cada elemento particularintegrado en tales estructuras no ocupa su lugar, sinoun lugar contingente y, por tanto, impropio, lo que intro-duce una crisis y exige la transormacin de las estruc-turas sociales y de los discursos que las soportan. La noidentidad hacia la que, segn Adorno, las obras de arte seorientan desde su propia lgica negativa, desde su propiaconstitucin esttica, consiste en este tipo de descubri-

    miento polmico que aecta directamente las eseras noestticas y que ahora podemos llamar tambin poltico.

    Adorno brinda un ejemplo de esta potencialidad del arteen uno de sus ensayos sobre literatura ms conocidos,el Discurso sobre poesa lrica y sociedad. En uno delos pasajes clave de este texto, se reiere a la orma en laque la poesa lrica abre la posibilidad de que el sujetose descubra a s mismo como componente social sobreel cual actan condicionamientos y se aplican ormasde comprensin establecidas.

    El auto-olvido del sujeto que se somete al lenguaje

    como a algo objetivo y la inmediatez e involunta-riedad de su expresin son lo mismo: as media ellenguaje poesa lrica y sociedad en lo ms ntimo.[] El instante de auto-olvido en que el sujeto sesumerge en el lenguaje no es su sacriicio al ser.No es de violencia, tampoco de violencia contra elsujeto, sino de reconciliacin; el lenguaje mismo nohabla ms que cuando ya no habla como algo ajeno alsujeto, sino como la voz propia de ste. [] Pero estoremite a la relacin real entre individuo y sociedad.No es meramente que el individuo est socialmente

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    mediado en s, no es meramente que sus contenidossean al mismo tiempo sociales. Sino que, a la inversa,tampoco la sociedad se orma y vive ms que gracias

    a los individuos cuya quintaesencia ella es. [] En elpoema lrico el sujeto niega, mediante identiicacincon el lenguaje, tanto su mera contradiccin monadol-gica de la sociedad como su mero uncionamiento en elseno de la sociedad socializada (Adorno 2003b, 56).

    Adorno muestra as que, una vez se ha reconocido comoelemento social, el sujeto parece paradjicamente recu-perarse a s mismo, puesto que logra abrir la oportunidadde pensar y experimentar su propia subjetividad comoalgo que no puede ser reducido a elemento social deter-minado. Descubrir que la sociedad ha construido de uncierto modo especico la idea de subjetividad implicaasumir que sa es una coniguracin contingente quedebe mantenerse abierta al cambio. El eecto que eneste caso particular generara la poesa lrica, siguiendoa Adorno, tiene as que ver directamente con la crisis enla que sumerge los discursos y las prcticas no estticosque determinan las maneras de comprender la subjetivi-dad y los roles que se le asignan. En el caso concreto dela poesa lrica esta ruptura ocurre mediante el lenguaje,que debe ser simultneamente mostrado en su condi-cin de instrumento social de determinacin del sujeto(algo objetivo) y apropiado como medio de liberacinde tales condicionamientos (expresin subjetiva). Al pri-

    mer movimiento lo llama Adornoautoolvido del sujeto, yal segundo,sujeto expresivo (el sujeto de la poesa lrica,justamente). Lo poltico residira en la tensin entre unmodo concreto de orden social y el reconocimiento deque tal orden no puede cerrarse sobre s mismo ms queejerciendo violencia y excluyendo ormas dierentes decomprensin (o en este caso, de subjetivacin); lo pol-tico, en otras palabras, sera esta relexin del carcterlimitado y limitante de las ormas de orden social en elseno mismo del orden social.

    Si entendemos el concepto de reconciliacin poltica-mente (como evento polmico que cuestiona unas de-

    terminadas estructuras sociales desde dentro, vale decir,mostrando sus propias limitaciones y contradicciones),entonces debemos liberarlo tambin de sus resonanciasteolgicas. Adorno tambin da muestras de este intentoal situar la reconciliacin dentro del contexto de unahistoria humana antagnica (Adorno 2008a, 294-295).All la reconciliacin no puede ser sino un conlictoque resurge y recibe mltiples ormas de respuesta, ascomo tambin puede ser interpuesto desde dierentesposiciones que reconocen la precariedad de los rdenessociales. Habra que abandonar sin nostalgias la idea

    de reconciliacin en todo lo que hay en ella de utopis-mo romntico, como han sealado correctamente Ha-bermas y Wellmer (Habermas 1989; Wellmer 1993a y

    1993b); pero quiz no descubramos en esta idea ador-niana sus potencialidades ni su actualidad si en su lugarasumimos la racionalidad comunicativa como respuestadeinitiva a las antinomias entre totalidad y particula-ridad, identidad y no identidad. Antes bien, la propiacrtica de la racionalidad comunicativa8 y una relectu-ra de tales tensiones podran acercar la negatividad delpensamiento de Adorno a la relexin acerca de las lgi-cas estticas y polticas contemporneas. Al inal, de laidea de reconciliacin quiz no sea posible sino retenereste momento de apertura al carcter contingente de lasestructuras sociales de comprensin y comportamiento.Pero si esta apertura signiica una vigorizacin del con-cepto de poltica en trminos de la maniestacin y elreconocimiento de los desajustes internos de las estruc-turas sociales, entonces no sera despreciable detenersenuevamente a pensar su contenido y su lgica.

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    8 Como, por ejemplo, propone Rancire (1996, 62-81). Otros autoresque cuestionan la interpretacin en clave de racionalidad comunicativadel pensamiento adorniano son Vicente Gmez (1998), Mateu Cabot(1993), Lambert Zuidervaart (1991) y Simn Jarvis (1998).

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