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Aportes para la conceptualización del campesinado: perspectiva sociológica de las prácticas económico-productivas, político-organizativas y cultural-ideológicas de organizaciones campesinas en el Bajo Sinú, los Montes de María y Yolombó. Natalia Echeverri Uribe Trabajo de grado para optar por el título de Socióloga Asesor Wilmar Dubián Lince Bohórquez Magister en Educación y Desarrollo Humano Universidad de Antioquia Facultad de Ciencias Sociales y Humanas Departamento de Sociología Medellín 2021

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Aportes para la conceptualización del campesinado: perspectiva sociológica de las prácticas

económico-productivas, político-organizativas y cultural-ideológicas de organizaciones

campesinas en el Bajo Sinú, los Montes de María y Yolombó.

Natalia Echeverri Uribe

Trabajo de grado para optar por el título de Socióloga

Asesor

Wilmar Dubián Lince Bohórquez

Magister en Educación y Desarrollo Humano

Universidad de Antioquia

Facultad de Ciencias Sociales y Humanas

Departamento de Sociología

Medellín

2021

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Cita (Echeverri, 2021)

Referencia

Estilo APA 7 (2020)

Echeverri, N. (2021) Aportes para la conceptualización del campesinado: perspectiva

sociológica de las prácticas económico-productivas, político-organizativas y cultural-

ideológicas de organizaciones campesinas en el Bajo Sinú, los Montes de María y

Yolombó. Trabajo de grado profesional. Universidad de Antioquia, Medellín,

Colombia.

CRAI María Teresa Uribe (Facultad de Ciencias Sociales y Humanas)

Repositorio Institucional: http://bibliotecadigital.udea.edu.co

Universidad de Antioquia - www.udea.edu.co

Rector: John Jairo Arboleda

Decano/Director: John Mario Muñoz Lopera

Jefe departamento: Marco Antonio Vélez Vélez

El contenido de esta obra corresponde al derecho de expresión de los autores y no compromete el

pensamiento institucional de la Universidad de Antioquia ni desata su responsabilidad frente a

terceros. Los autores asumen la responsabilidad por los derechos de autor y conexos.

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Índice

Resumen ........................................................................................................................................................ 5

Introducción .................................................................................................................................................. 7

1. Planteamiento del problema .................................................................................................................. 9

1.1 Descripción de los territorios: ........................................................................................................... 10

1.1.1 Montes de María ......................................................................................................................... 10

1.1.2 Bajo Sinú ............................................................................................................................. 13

1.1.3 Yolombó .............................................................................................................................. 15

1.2 Autores que abordan las vertientes básicas: económica, política y cultural. ............................... 16

1.3 Autores que han invitado a encontrar elementos comunes en la clase campesina ...................... 19

2. Objetivos ............................................................................................................................................. 22

2.1 Objetivo General ......................................................................................................................... 22

2.2 Objetivos Específicos .................................................................................................................. 22

3. Metodología......................................................................................................................................... 23

4. Marco conceptual y estado del arte ..................................................................................................... 29

4.1 Aproximación general al concepto o marco conceptual. ............................................................. 29

4.2 Estado del Arte ............................................................................................................................ 34

CAPÍTULO I. AMPLIACIÓN DEL CONCEPTO CAMPESINO ............................................................. 44

5.1 Campesino en perspectiva económico-productiva ...................................................................... 45

5.2 Campesino en perspectiva político-organizativa ......................................................................... 56

5.3 Campesinado en perspectiva cultural-ideológica ........................................................................ 59

CAPÍTULO II. CAMPESINADO EN BAJO SINÚ, MONTES DE MARÍA Y YOLOMBÓ: PRÁCTICAS

ECONÓMICAS, POLÍTICAS Y CULTURALES. .................................................................................... 64

6.1 Bajo Sinú. Subregión inundada de riquezas hídricas, seres anfibios y campesinado históricamente

organizado. .............................................................................................................................................. 65

6.1.1 Aspectos geográficos .................................................................................................................. 65

6.1.2 Prácticas económico-productivas: una riqueza disputada entre la economía campesina, la

hidroeléctrica Urrá y los grandes terratenientes. ................................................................................. 67

6.1.3 Prácticas político-organizativas: la necesidad de enfrentar a un modelo depredador y configurar

un sistema alternativo de vida. ............................................................................................................ 74

6.1.4 Prácticas ideológico-culturales: seres anfibios, una mezcla de agua y tierra. ............................ 77

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6.2 Montes de María: la despensa del Caribe colombiano. Fertilidad hecha tierra, trabajada en economía

campesina y disputada con actores armados y agroindustria. ................................................................. 80

6.2.1 Aspectos geográficos .................................................................................................................. 80

6.2.2 Prácticas económico-productivas: economía campesina y agroindustria ................................... 81

6.2.3 Prácticas político-organizativas: ANUC y una historia de resistencia organizada a la

intervención capitalista. ....................................................................................................................... 89

6.2.4 Prácticas ideológico-culturales: territorio de indígenas y afrodescendientes, de gaitas y

tambores. ............................................................................................................................................. 95

6.3 Yolombó: la tierra del marquesado y la molienda, de la caña y el café. ........................................... 98

6.3.1 Aspectos geográficos .................................................................................................................. 98

6.3.2 Prácticas económico-productivas: caña panelera, olor a café y oro bajo tierra. ......................... 99

6.3.3 Prácticas político-organizativas: ............................................................................................... 104

6.3.4 Prácticas ideológico-culturales: el marquesado y la molienda ................................................. 108

CAPÍTULO III. APORTES AL CONCEPTO CAMPESINO DESDE LAS PARTICULARIDADES DEL

BAJO SINÚ, LOS MONTES DE MARÍA Y YOLOMBÓ ...................................................................... 111

Conclusiones ............................................................................................................................................. 129

Bibliografía ................................................................................................................................................ 131

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Resumen

La conceptualización de la condición campesina, tarea emprendida desde el pensamiento

ilustrado en siglo XVII, ha venido tomando fuerza a partir del siglo XIX como resultado del interés

científico y académico –especialmente de la sociología y antropología– por comprender e

investigar las prácticas y relaciones que atraviesan tal condición. En ese trasegar histórico, han

emergido múltiples líneas analíticas o agrupaciones conceptuales, de las cuales cobran importancia,

por la apuesta epistemometodológica de esta investigación, aquellas que propenden por entender

dialéctica, cabal e íntegramente al sujeto campesino a partir de aspectos económicos, políticos y

culturales.

Como ya se ha planteado en diversas fuentes bibliográficas, la conceptualización es

sumamente relevante en los procesos científicos y políticos por dos razones. La primera, porque es

el resultado de contrastar empíricamente las diversas maneras en que se manifiesta un fenómeno

particular, con el fin de encontrar esos aspectos comunes que posibilitan generalizarlo. La segunda,

porque tal profundidad en el entendimiento de un factor o fenómeno es plenamente necesario para

su transformación. Por esa razón, esta investigación, articulada a las apuestas científicas de la línea

Problemas Rurales y Ruralidades, aporta a la conceptualización del sujeto campesino mediante el

estudio de las particularidades y singularidades del campesinado en Montes de María, Bajo Sinú y

Yolombó, teniendo en cuenta sus prácticas económico-productivas, político-organizativas y

cultural-ideológicas.

Palabras claves

Campesinado, organización campesina; prácticas económico-productivas, político-

organizativas y cultural-ideológicas.

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Summary

The conceptualization of the peasant condition, a task undertaken from the enlightened

thought in the seventeenth century, has been gaining strength from the nineteenth century as a result

of scientific and academic interest - especially sociology and anthropology - to understand and

investigate the practices and relationships that go through such a condition. In this historical

racking, multiple analytical lines or conceptual groupings have emerged, from which they gain

importance, due to the epistemomethodological commitment of this research, those that tend to

understand dialectically, fully and fully the peasant subject from economic, political and cultural

aspects .

As has already been stated in various bibliographic sources, conceptualization is extremely

relevant in scientific and political processes, on the one hand, because it is the result of empirically

contrasting the various ways in which a particular phenomenon manifests itself, in order to find

those common aspects that make it possible to generalize it, and on the other, because such depth

in the understanding of a factor or phenomenon is fully necessary for its transformation. For this

reason, this research contributes to the conceptualization of the peasant subject, by studying the

particularities and singularities of the peasantry in Montes de María, Bajo Sinú and Yolombó, from

an epistemo-methodological commitment that asks about the economic-productive, the political-

organizational and cultural-ideological.

Keywords

Peasant, peasant organization; economic-productive, political-organizational and cultural-

ideological practices.

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Introducción

El desenvolvimiento de la vida campesina en las zonas rurales, incluyendo todas sus prácticas

económicas, políticas y culturales, se ha venido convirtiendo, a partir del siglo XX, en un eje de

análisis sumamente relevante para la academia y, en los últimos años, para las organizaciones

políticas. Múltiples factores como el cambio climático, la violencia sistemática en el campo, la

producción de alimentos con y sin agrotóxicos, la pluriactividad campesina, las luchas políticas,

las disputas por el reconocimiento del campesinado, entre otros, han sido determinantes para atraer

la atención de centros de investigación, organizaciones sociales e instituciones educativas que,

además de visibilizar la condición campesina a través de monografías, artículos, libros, foros y

congresos, apuestan por una conceptualización de la misma.

Bajo intereses similares, con el principal objetivo de comprender y estudiar las problemáticas

y contradicciones que aquejan las zonas rurales colombianas, la línea de investigación Problemas

Rurales y Ruralidades viene adelantando propuestas investigativas desde hace aproximadamente

cinco años, con un énfasis mayor en el paramilitarismo, la agroecología, las organizaciones

campesinas/campesinado y las afectaciones a la estructura agraria. En relación con tales propuestas,

surge el problema de investigación del presente trabajo de grado que aporta, con perspectiva

sociológica, a la conceptualización del sujeto campesino a partir de las prácticas económico-

productivas, político-organizativas y cultural-ideológicas que se presentan en el Bajo Sinú, los

Montes de María y Yolombó. La elección de estos territorios tiene que ver justamente con la

conexión científica entre la línea de investigación y las organizaciones campesinas que allí hacen

presencia; además, la categoría de análisis central –el campesinado– está plenamente articulada

con los avances teóricos y conceptuales de este espacio formativo.

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El trabajo de grado se encuentra dividido en dos momentos. El primero es la formulación del

proyecto, que incluye una descripción problemática sobre las prácticas económicas, políticas y

culturales del campesinado en los territorios mencionados, aunado a algunos debates donde se

evidencia la posibilidad de conceptualizarlo, teniendo en cuenta el amplio abanico de prácticas y

relaciones que desarrolla en los espacios rurales. A partir de lo anterior, el objetivo es aportar al

proceso de conceptualización de la condición campesina, bajo los elementos diferenciadores de

cada territorio, pero también aquellos comunes que permitan generalizar tal condición. Asimismo,

se aborda la categoría campesinado, poniendo en discusión planteamientos de autores como Smith,

Marx, Engels, Shanin, Chayanov, Aguilar, Van der Ploeg, Kaustky, Bartra, Redfield, entre otros

importantes exponentes.

La segunda parte es el desarrollo de los tres capítulos. El primero es una ampliación del

concepto campesino, dividida en líneas conceptuales que abordan lo económico, lo político y lo

cultural. El segundo es una descripción detallada y precisa de las prácticas del campesinado en los

Montes de María, el Bajo Sinú y Yolombó. El tercero es una síntesis de esas brechas analíticas más

importantes, que cierra con un aporte a la conceptualización del campesinado, poniendo en

evidencia los aspectos ya analizados de los tres territorios, pero teniendo presente las múltiples

prácticas de este sujeto en cualquier espacio rural.

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1. Planteamiento del problema

Múltiples teóricos y estudios sobre el campesinado coinciden en que esta clase social es

altamente heterogénea por diversos factores: el espacio rural que habitan, las formas en que se

relacionan con dicho espacio, la historia de las comunidades, la configuración del territorio, entre

otros. Sin embargo, existen a su vez perspectivas teóricas que han abordado el concepto y

reconocen la heterogeneidad del campesinado, al tiempo que han detectado la existencia de rasgos

comunes, a partir de lo cual es posible construir una categoría analítica desde las Ciencias Sociales

(Shanin, 1979b) (Heynig, 1982). La categoría parte entonces de la relación dialéctica entre lo

heterogéneo y lo singular, es decir, entre lo general y lo particular del campesinado, siendo esto

último problematizado metodológicamente a través de tres vertientes básicas1 que permiten

recabar, organizar y analizar la información producida como resultado de la interacción con

comunidades en espacios rurales: económico, político y cultural (Haesbaert, 2011) (Pérez, 1993).

Dado lo anterior, esta investigación pretende, en un primer momento, dar cuenta de las

particularidades de las comunidades campesinas en tres contextos rurales colombianos: Yolombó

en el Nordeste antioqueño, Bajo Sinú y Montes de María2; para esto, se seguirá la orientación

expuesta en el primer párrafo, en relación a las vertientes básicas, pero complementada, en sentido

epistemológico y metodológico, como ejes de tensión: económico-productivo, político-

1 El concepto “Vertientes Básicas” es lo que denomina Haesbaert (2011) a las 3 formas de entender cómo

los sujetos se relacionan y configuran su territorio (no únicamente rural), que será ampliado en un apartado

más adelante. 2 Este trabajo de grado está articulado a la investigación “Organizaciones campesinas, agroecología y

paramilitarismo” que se viene desarrollando aproximadamente hace dos meses en la línea de investigación

“Problemas Rurales y Ruralidades. En ese sentido, los territorios elegidos este ejercicio investigativo, son

los mismos de la investigación: Bajo Sinú, Montes de María y Yolombó.

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organizativo y cultural-ideológico3. A partir de ello, se propone analizar elementos comunes, es

decir, cuestiones (prácticas) de los campesinos en los tres territorios, mediante las cuales sea

posible elaborar generalizaciones conceptuales y/o estructurantes.

Para ello, la formulación del problema se dividirá en tres partes: 1. Descripción de los

territorios, respecto a los ejes de tensión mencionados anteriormente. 2. Breve abordaje de autores

que proponen el estudio de lo rural, la ruralidad y los territorios a partir de dichas relaciones. 3.

Exposición de autores que hacen referencia a los rasgos en común de la clase campesina a pesar de

su heterogeneidad.

1.1 Descripción de los territorios:

1.1.1 Montes de María

La subregión de los Montes de María se encuentra ubicada entre el departamento de Bolívar

y Sucre, dividida por Promontes (2003) en tres zonas: una zona plana que se localiza entre la troncal

de Occidente y el río Magdalena, la zona montañosa que se encuentra en la serranía de San Jacinto

y una zona litoral que corresponde a manglares y grandes paisajes marítimos y costeros. Su

biodiversidad está conformada por bosques secos tropicales, manglares, playas marinas, recursos

hídricos y ecosistemas asociados como ciénagas, lagunas y aguas subterráneas; además, su

topografía montañosa ha originado una serie de microcuencas entre el río San Jorge y el río

Magdalena (Ideas Paz, 2011) (Aguilera, 2013).

3 Los ejes de tensión que propone la autora Luz Pérez y las vertientes básicas de Haesbaert (ambos autores

abordados más adelante) se constituyen en la base para lo que se ha venido desarrollando en la línea de

investigación “Problemas Rurales y Ruralidades”, para construir y estudiar problemas rurales a través de

este cruce de relaciones: económico-productivo, político-organizativo, cultural-ideológico.

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Respecto a lo económico, esta subregión es considerada como la despensa del Caribe

(Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, 2010), dada su extensa actividad agrícola,

donde destacan cultivos de aguacate, yuca, maíz, ñame, tabaco, frutales, plátano, café y ajonjolí;

recientemente se ha incorporado a la producción la palma de aceite y los maderables. Tales

actividades han estado en manos de pequeños propietarios y campesinos sin tierra, pues es un

territorio habitado principalmente por familias campesinas y afrocolombianas (Programa de las

Naciones Unidas para el Desarrollo, 2010) (FUNCICAR, 2015) (Daniels, A y Maza, F., 2017).

Ahora bien, frente a la producción pecuaria, la ganadería bovina es tradicional y de carácter

extensiva, producida en 172 mil hectáreas y con el 77,6% del total del inventario ganadero para

doble propósito: carne y leche. Finalmente, se desarrollan otras actividades como la pesca, la

acuicultura, las artesanías y el ecoturismo (Aguilera, 2013) (FUNCICAR, 2015).

Lo político-organizativo en Montes de María tiene una tradición marcada por la presencia de

la ANUC (Asociación Nacional de Usuarios Campesinos) desde los años 70, y que pervive hasta

el presente en el imaginario campesino. Con la consigna de “tierra para quien la trabaja” y la tierra

como el eje de disputa, el discurso de la ANUC cala en el accionar del campesinado montemariano,

avivando el activismo organizado y creando un escenario propicio para la toma de lotes

concentrados en manos de terratenientes. La convulsión generada desde esta época elevó la

conciencia política del campesino, modificando su visión y apropiación del territorio, al tiempo

que establecían conexiones organizativas con luchas obreras y sindicales del Caribe colombiano

(Pérez, 2010). En medio de la disputa, y viéndose en riesgo la propiedad del terrateniente, hace

presencia el Bloque Héroes de Montes de María a finales de la década de los 80, que terminó

desplazando y asesinando decenas de líderes hasta desaparecer la organización, convirtiendo la

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zona en refugio y corredor estratégico para el tráfico de drogas y la movilización de grupos por

toda la costa Caribe (PNUD, 2010) (Aguilera, 2013).

Por último, lo cultural-ideológico se refleja en ser una subregión artesanal por excelencia,

con amplias manifestaciones artísticas y folclóricas. Se destaca en el territorio el Festival Nacional

de Gaitas de Ovejas, el Encuentro Nacional de Bandas, el Festival Sabanero del Acordeón, el

Festival del Barrilete y el Festival del Pito Atravesao’ en Morroa, lugar donde se produce hilandería

para el país y para el mundo; asimismo, se da una gran producción de cestería y bastones.

Finalmente, se configura como una subregión tabacalera por tradición (Sistema Nacional de

Información Cultural, S.f).

Con el fin de ir dando pistas sobre el problema de investigación y la necesidad de entender

los aspectos particulares de los campesinos en los territorios, es importante preguntarse lo

siguiente: ¿El accionar paramilitar en Montes de María rompió con formas tradicionales de

producir la tierra y la naturaleza? ¿La presencia de la ANUC marcó un punto de quiebre respecto

a lo político-organizativo de las comunidades campesinas? ¿Qué papel jugó la violencia en el

imaginario de los campesinos? ¿El desplazamiento y asesinato de campesinos tiene algo que ver

con las prácticas productivas actuales? ¿Qué implica en términos culturales y económicos haber

sido un territorio con tantos fenómenos de desplazamiento? ¿La concentración de la tierra indica

presencia de actores armados?

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1.1.2 Bajo Sinú

La subregión del Bajo Sinú está localizada, como su nombre lo indica, en la parte baja del

río Sinú, en conexión con la Ciénaga Grande del Bajo Sinú y con jurisdicción sobre los municipios

de Chimá, Cotorra, Lorica, Momil y Purísima; además, La Asociación de Pescadores, Campesinos,

Indígenas y Afrodescendientes para el Desarrollo Comunitario de la Ciénaga Grande del Bajo Sinú

(ASPROCIG) incluyen en tal jurisdicción a San Antero, San Bernardo del Viento, Moñitos y

Cereté. Por su ubicación, en esta zona confluyen diversos afluentes hídricos como complejos de

lagunas, conjunto de caños y el río que desemboca en el mar Caribe; todo ello constituye un estuario

positivo, dada la abundancia de agua dulce y el alto nivel de producción orgánica. En ese sentido,

los recursos hídricos se convierten en determinantes de la vida de los municipios que componen

esta subregión, por la condición ecológica que surge de la mezcla entre diferentes aguas y

ecosistemas, y por la condición amortiguadora del río en épocas lluviosas (Salazar, 2011).

En sentido económico- productivo, la subregión del Bajo Sinú se ha destacado por su

actividad pesquera. Como se cita en Acosta (2013) ASPROCIG afirma que, en el departamento de

Córdoba, más de 200.000 personas tienen dependencia económica de la Ciénaga Grande del Bajo

Sinú. Para el caso de Bajo Sinú, ASPROCIG calcula unas 6.000 familias dedicadas a la pesca

artesanal. Por otra parte, los municipios por donde transita la cuenca del río han tenido favorables

condiciones para la agricultura, y sus cultivos más importantes son el arroz, el maíz, el cacao, la

yuca, el ñame, el coco, el plátano y el algodón (Acosta, 2013).

Asimismo, en Córdoba, la ganadería ha sido una actividad económica por excelencia, que

cuenta con los mayores inventarios y alta concentración de la tierra (Acosta, 2013). Finalmente, en

términos productivos, la central hidroeléctrica Urrá entra en funcionamiento para el año 2000,

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afectando las actividades económicas derivadas del río y alterando el flujo natural de las aguas y

el hábitat de muchas especíes (Acosta, 2013) (Salazar, 2011) (Roa, 2010).

Lo político-organizativo está reflejado, al igual que en Montes de María, en la presencia de

la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC) bajo la modalidad de comités a nivel

veredal, corregimental, municipal y departamental. Esta asociación lideró la recuperación de tierras

más grande e importante de todo el país y tuvo como objetivos la unidad, el fortalecimiento del

campesinado y la lucha por la tierra (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2017) (Roa, S.f). En

el caso particular del Bajo Sinú, existe la Asociación de Pescadores, Campesinos, Indígenas y

Afrodescendientes para el Desarrollo de la Ciénaga Grande del Bajo Sinú (ASPROCIG), que se

caracteriza por ser una organización gremial, autónoma y sin ánimo de lucro, donde confluyen

campesinos y jornaleros organizados, grupos de pescadores y pequeños usuarios (Roa, S.f).

En sentido cultural-ideológico, la subregión se ha caracterizado por una cultura anfibia, es

decir, por la combinación tierra y agua en el desarrollo de sus prácticas económicas y su manera

de relacionarse con el territorio (Roa, S.f). En relación a lo anterior, Fals Borda (2002a) afirma que

la concepción de cultura anfibia está relacionada con los habitantes de pueblos de los ríos, ciénagas,

caños, bosques en la depresión y playones, donde combinan explotación agrícola, pecuaria,

pesquera y selvática.

¿La cultura anfibia marca una relación particular y distinta con la naturaleza a la del

campesino tradicional? ¿Qué significa para los campesinos, en términos políticos y económicos, la

llegada de la Hidroeléctrica Urrá? ¿Qué papel juegan los recursos hídricos en la configuración del

territorio, las dinámicas de violencia y las prácticas de los campesinos? ¿Existe alguna relación

entre el paramilitarismo que llegó al territorio y las prácticas productivas? ¿Las conexiones hídricas

del Bajo Sinú, permiten que se gesten formas distintas de relacionarse política y económicamente?

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1.1.3 Yolombó

El municipio de Yolombó se encuentra situado en la subregión Nordeste del departamento

de Antioquia y tiene bajo su jurisdicción 79 veredas y 3 corregimientos. Con una extensión de 941

kilómetros y conexiones con el Magdalena Medio antioqueño, se caracteriza por sus límites

hídricos: río Porce, río Nus, río San Bartolomé, río Alicante, río Cupiná y algunas microcuencas

que nacen en las principales estribaciones de la cordillera Central; asimismo, su variedad de pisos

térmicos posibilita que el territorio tengas dos zonas de vida importantes: el bosque húmedo

tropical y bosque muy húmedo premontano (Gobernación de Antioquia y Universidad de

Antioquia, 2012) (Municipio de Yolombó, 2003) (Municipio de Yolombó, 2008-2011).

La relación económico-productiva está reflejada en los múltiples usos que tienen los suelos,

entre los que destaca la agricultura con cultivos de caña panelera, maíz, yuca, fríjol y plátano, la

ganadería vacuna y lechera, el uso forestal y la minería a pequeña escala (Municipio de Yolombó,

2008-2011) (Municipio de Yolombó, 2003).

En el caso de lo político-organizativo, en el municipio existe la Asociación de Mujeres

Organizadas de Yolombó (AMOY) que, a causa de la violencia paramilitar en los territorios rurales

de este municipio, junto al debilitamiento de prácticas económicas y culturales, vieron la necesidad

de organizarse para adelantar proyectos políticos y productivos de agricultura familiar -en algunos

casos agroecológica- destinados al autoconsumo y a la venta local (Zuluaga y Arango, 2013).

En sentido cultural, se llevan a cabo múltiples actividades como las fiestas del marquesado y

la molienda, realizadas la segunda semana del mes de enero. A su vez, son importantes para el

territorio las cabalgatas para inaugurar las fiestas y el reinado popular donde se evalúan

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conocimientos sobre el municipio y la historia de Bárbara Caballero (Municipio de Yolombó,

2016).

¿Cómo opera en el imaginario de los campesinos de Yolombó la producción agroecológica?

¿Las nuevas formas de producción en el municipio rompen con una tradición de relacionamiento

con la tierra? ¿El paramilitarismo marcó dinámicas organizativas particulares en el municipio? ¿El

papel de las mujeres en la producción diferencian al territorio de otros?

1.2 Autores que abordan las vertientes básicas: económica, política y cultural.

Establecida la relación entre los tres ejes de tensión para problematizar lo rural (económico-

productivo, político-organizativo y cultural-ideológico) con el Bajo Sinú, Yolombó y Montes de

María, se acude a algunos autores que, exponiendo en sus estudios un vínculo o no con los espacios

rurales o la clase campesina, han hecho referencia a la configuración de territorios mediante

diversas prácticas de los sujetos que los habitan y que pueden ser retomados para sopesar teórica y

conceptualmente los mencionados ejes de tensión.

Rogério Haesbaert (2011) ha venido entendiendo el territorio en relación con la espacialidad

humana, que puede ser leído desde múltiples perspectivas dados los patrones de interacción y

localización. A partir de dichas perspectivas, el autor establece una síntesis que denomina

vertientes básicas para problematizar la conceptualización del territorio y las agrupa en políticas,

culturales y económicas. La primera está relacionada con cuestiones de tipo jurídico y de poder

institucional, donde observa el territorio como un espacio delimitado y controlado para el ejercicio

del poder del Estado. En la segunda prioriza dimensiones simbólicas y subjetivas, en tanto

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apropiación y valoración del grupo que se encuentre situado en el lugar particular. La tercera la

ubica en relaciones económicas que se tejen y que hacen del territorio una fuente de recursos,

posibilitando el capital-trabajo a partir de divisiones territoriales. La propuesta de Haesbaert, de

diseccionar en económico, político y cultural la visión del territorio, coincide con corrientes y

autores que han estudiado la cuestión rural y específicamente al campesino, teniendo en cuenta

estos tres aspectos, bien sea de forma aislada o antitética, bien sea de forma integrada y dialéctica.

Tal es el caso de Luz Pérez (1993), para quien hay una carencia de conceptualización de lo

rural y la ruralidad que permita establecer una idea clara y distinguida de ambas categorías; afirma

que existen diversos componentes que los autores atribuyen a dichas categorías, reflejando

únicamente la confusión existente y la reducción obsoleta a lo agrario y lo rústico. En ese sentido,

a partir de un recorrido histórico sobre las diferentes concepciones de lo rural desde la Sociología,

Pérez comienza a dar pistas sobre los enfoques multidisciplinares que van entendiendo los espacios

rurales a través de la diversidad cultural y los componentes socioeconómicos que conforman las

sociedades rurales.

Con esto, es posible establecer una cercanía entre la generalización conceptual de territorio

propuesta por Haesbaert y mecanismos concretos para estudiar lo rural, con base en las vertientes

básicas o ejes de tensión. De esta forma, Pérez propone, teniendo en cuenta la multisciplinariedad,

análisis con alcances más amplios, donde se pongan en evidencia la densidad de lo económico,

político y productivo a partir de cuatro cruces complejos: la política y la economía; el Estado y la

sociedad; los actores sociales y las estructuras; la comunidad, la cultura y las identidades.

Por su parte, Teodor Shanin (1979b) propone una discusión sobre las tradiciones o

perspectivas desde las cuales se han abordado y se debe entender al campesinado, agrupando los

análisis propuestos de algunos autores en prácticas económicas, políticas y culturales. Al aludir a

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sociedades campesinas, el autor ruso encuentra, en sentido productivo, vertientes que ubican la

tierra como el medio principal de subsistencia y proponen la relación entre el campesino y la granja

familiar como unidad básica de producción, donde se cubren las necesidades de consumo de la

familia y pocas veces se maximiza la ganancia en términos monetarios; es el primer espacio de

socialización y bienestar para este sujeto.

Culturalmente, Shanin sintetiza líneas que observan en la clase campesina, rasgos muy

específicos respecto a actitudes tradicionales y conformistas, propias de relaciones sociales en

comunidades pequeñas y con poca conexión al mundo urbano y citadino. Respecto a lo político,

analiza cómo diversos autores hablan sobre el alejamiento campesinado-Estado, operando el poder

como mecanismo de subordinación cultural y materializándose en la explotación económica

derivada del trabajo campesino; a pesar del sometimiento económico y la alienación ideológica,

Shanin, que coincide con esta visión política del campesinado, llega a afirma que, bajo algunas

condiciones particulares, ese sector “puede convertirse en el proletariado revolucionario de nuestro

tiempo” (Shanin, 1979b, p. 12).

En forma de síntesis, los autores esbozan tres líneas de análisis en sentido metodológico como

propuestas para estudiar y conceptualizar al campesino, posibilitando lecturas que abarquen la

complejidad de sus prácticas, aspectos diferenciadores y considerando múltiples factores: territorio

o espacio rural que habitan, relación con la naturaleza, formas de poder, identidad, entre otros. Esta

división metodológica será la base de uno de los objetivos de esta investigación: caracterizar las

prácticas económicas, políticas y culturales (como líneas de análisis) de los campesinos situados

en Montes de María, Yolombó y Bajo Sinú.

Page 19: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

19

1.3 Autores que han invitado a encontrar elementos comunes en la clase campesina

En este punto, es fundamental direccionar el planteamiento al eje del problema y objetivo

central de la investigación: los elementos en común de la clase campesina. Algunos autores o

declaraciones sobre derechos humanos han expuesto diversas definiciones que intentan acercarse,

a través de cuestiones particulares de los campesinos, a una visión más general de sus prácticas de

vida: económicas, políticas y culturales.

En ese sentido, la Vía Campesina (S,f), mediante la Declaración de los Derechos de

Campesinos y Campesinas, ubica las cuestiones en común del campesinado en la relación

económico-productiva, afirmando que se constituye como campesino cualquier hombre o mujer

que tenga una relación directa y especial con la tierra y la naturaleza para la producción de

alimentos o cualquier otro producto agrícola. Estos sujetos trabajan la tierra por sí mismos y

dependen principalmente de una economía familiar, integrándose a sus comunidades locales;

asimismo, pueden ocuparse de la ganadería, la transhumancia, las artesanías provenientes de la

agricultura y actividades similares. Otro aspecto importante al que hace referencia la Vía

Campesina es a los campesinos no propietarios, los cazadores y los recolectores.

Por su parte, el Proyecto de Ley del Senador Alberto Castilla Salazar por medio del cual se

reconoce al campesino como sujeto de derechos, propone a esta clase como un grupo social diverso,

pero con un proyecto de vida común conectado con el aprovechamiento de la tierra y el territorio

rural, para proteger el medio ambiente y conservar aspectos culturales. Dada la diversidad,

comprende a

Pequeños agricultores, ganaderos a pequeña escala, guardianes de semillas, pescadores

artesanales, pequeños mineros tradicionales, pastores, artesanos rurales, cazadores por

Page 20: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

20

supervivencia, recolectores, trabajadores agrarios, personas que derivan su sustento de la agricultura

familiar y a pequeña escala, colonos tenedores de pequeñas extensiones de tierra, y otros sujetos

con actividades e identidades similares (Castilla, 2016, p.25).

Shanin (1979b), además de proponer las distintas relaciones bajo las que puede comprenderse

el campesinado, pone en el escenario la discusión sobre la generalización sociológica que puede

hacerse de este sujeto. Esto último refiere a un proceso comparativo que entienda las diferencias y

similitudes de las comunidades campesinas en cualquier espacio rural y tiempo específico, sin un

intento de homogeneidad ni uniformidad. Lo anterior quiere decir que, aun cuando existan líneas

bajo las que pueda situarse al campesino en sentido económico, político y cultural, no debe caerse

en el error de forzar las particularidades a un esquema rígido y simplificado de análisis que

presuponga un estudio unilateral de la clase en cualquier lugar del mundo.

Con una exposición literaria, pero aferrado a la filosofía, Onfray (2016) va dando pistas, a

través un relato de su padre (un campesino del noroeste de Francia) y Atata (un inuit que habitaba

el Polo Norte), cómo dos sujetos de lugares completamente distantes y distintos en cuanto

geomorfología, relaciones políticas, culturales y económicas, comparten algo en común: “Esos

hombres nunca se habían separado de la naturaleza, sabían que eran fragmentos de ella y toda su

sabiduría procedía de esa evidencia” (p. 18). Onfray entiende que las particularidades de sus

existencias (signadas por cada contexto y las prácticas asociadas al mismo) tienen un rasgo común:

el relacionamiento con la naturaleza del normando y el inuit, marcan trayectorias que los conectan,

sea cual fuere el territorio que habiten, y allí reside lo que tienen de singulares sujetos tan distintos.

Pues bien, esta lectura de Onfray, sumada a los planteamientos de generalización sin

homogenización de Shanin, y a las definiciones amplios de proyectos y declaraciones en el ámbito

nacional e internacional, son piezas claves que alientan la búsqueda de información y respuestas

Page 21: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

21

en la presente investigación que, apoyada en lo anterior, plantea la siguiente pregunta

problematizadora:

¿Qué elementos tienen en común los campesinos de tres organizaciones en Montes de María,

Bajo Sinú y Yolombó, respecto a sus prácticas económico-productivas, político-organizativas y

cultural-ideológicas?

Page 22: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

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2. Objetivos

2.1 Objetivo General

Caracterizar aspectos comunes del campesinado a través de prácticas económico-

productivas, político-organizativas y cultural-ideológicas de tres organizaciones campesinas del

Bajo Sinú, Yolombó y Montes de María, que permita proponer generalizaciones conceptuales.

2.2 Objetivos Específicos

- Ampliar el estado del arte siguiendo la ruta de escuelas y teóricos que han propuesto

generalizaciones conceptuales del campesinado.

- Describir las prácticas económico-productivas, político-organizativas y cultural-

ideológicas de las organizaciones campesinas de Bajo Sinú, Yolombó y Montes de

María.

- Elaborar un análisis comparado que cruce las prácticas del campesinado en los tres

territorios definidos para proponer generalizaciones conceptuales

Page 23: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

23

3. Metodología

El problema planteado busca caracterizar elementos en común de los campesinos, a partir

de tres organizaciones campesinas en Bajo Sinú, Montes de María y Yolombó, mediante la

identificación de sus prácticas económico-productivas, político-organizativas y cultural-

ideológicas. Por lo tanto, el diseño metodológico implica una formulación que posibilite interactuar

con las personas que integran las organizaciones para aprehender y reflexionar, en el acto mismo,

dichas prácticas, a partir de lo cual se obtenga información susceptible de analizarse y triangularse;

dicho de otro modo, para contrastar información levantada en campo con fuentes documentales, a

partir de lo cual se construyan datos cualitativos objetivables, tal como lo propone Galeano (2002).

Por tal razón, se opta por metodologías participativas, puntualmente, por la Investigación

Participante o participativa (IP), presupuestando que el contacto con las comunidades rurales será

el eje transversal y la base sobre la cual se sustentará la producción de conocimiento (asociados a

los objetivos) y los impactos que se pretenden generar.

Con una base en el método y filosofía dialéctica, la IP ha sido ubicada en el eje de las

perspectivas Crítico-Hermenéuticas (Mardones, 2007), y emparentada a algunas corrientes de

investigación en pedagogía y sociología denominadas Sociocríticas (González, 2003). Para

investigadores que han puesto en práctica metodologías de este tipo como Torres (2014) o Frances,

Alaminos, Penalva y Santracreu (2015), la IP es una forma consistente y rigurosa de contrarrestar

el reduccionismo mecánico de algunas (no todas) perspectivas positivistas y de reconocer a las

comunidades como actores partícipes de la producción de saber y corresponsables de las

posibilidades de transformación del problema a tratar. La clave la había dado Fals (1984) al

Page 24: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

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proponer que los sujetos con los que se interactuaba en la investigación no podían seguir siendo

vistos como seres pasivos (u objetos en el sentido más reificante de la expresión), a quienes se les

expropió su saber, sino como co-gestores del proceso investigativo; en síntesis, como sujetos de

praxis.

En efecto, es imposible tratar la IP desconociendo a Fals Borda y la Investigación Acción

Participación (IAP), la misma que empezó a desplegar este pionero de la Sociología en Colombia,

en su apuesta (sin duda política pero también científica) en el Caribe Colombiano, dejando su

primera gran evidencia en los cuatro tomos de la “Historia Doble de la Costa” (Cataño, 2008).

Ahora bien, no se propone IAP como metodología para esta investigación, porque se reconoce que

los topes que imponen los tiempos académicos y las limitaciones de los recursos universitarios,

difícilmente son compatibles con los tiempos de las comunidades -aún más si son rurales- y el nivel

de sus problemáticas[1]. Aun así, la IP es una estrategia metodológica que hereda de la IAP, el

espíritu crítico-dialéctico, que pone en el centro a los sujetos con los que se construye la

investigación y que, apoyado en ellos, los investigadores promueven acciones concretas en procura

de impactar problemas identificados en la investigación (Pereda y de Prada, 2015) (Frances et al,

2015).

Con esta precisión, una gran perspectiva al interior de la esfera de las metodologías

participativas y la IP, será empleadas en la presente investigación: Investigación-Acción y Redes

sociales

b. Investigación-Acción y Redes sociales: Tomas Villasante, Joel Martí.

Page 25: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

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Teniendo en cuenta que las organizaciones campesinas son parte integrante y esencial del

trabajo de grado, resulta fundamental estar en campo el tiempo suficiente para mantener vivo el

contacto. Allí serán claves desde la misma IP, técnicas de investigación cualitativa en consonancia

con las comunidades, que permitan obtener la información significativa y construir datos que

respondan a los objetivos de este proceso investigativo.

Todo lo anterior se articulará en términos metodológicos de la siguiente manera y las

siguientes fases:

• Revisión documental: Para el tratamiento de la información encontrada a partir de

la revisión documental, se construirá una matriz de análisis que contenga la descripción de

trabajos escritos que se hayan producido sobre la conceptualización del campesinado. Este

instrumento permitirá crear un estado del arte amplio que posibilite conocer las

elaboraciones formales de la ciencia y la comunidad científica frente al tema.

• Acercamiento a la comunidad para la construcción de conocimiento: la IAP concibe

al sujeto del lugar, en tanto portador y forjador de saber y conocimiento, como un

investigador que se articula con los académicos. En ese sentido, el trabajo de análisis y

reflexión se hará junto con las organizaciones campesinas. La recolección de los datos será

a partir de la construcción de diarios de campo que servirán de insumos para la elaboración

de las categorías de análisis en la fase de análisis y producción de conocimiento. El soporte

se dará con el uso de instrumentos de registro de audio y fotografías. Las técnicas por

utilizar son: conversaciones informales, observación participante, acción participativa,

reuniones y encuentros.

Page 26: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

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• Establecer Diálogo de Saberes para generar información (conocimiento) con las

comunidades: teniendo en cuenta que la IAP no concibe el levantamiento de información

como un proceso unilateral realizado solo por los académicos, se propiciarán escenarios

para recabar información relacionada a prácticas económicas, políticas y sociales de las

comunidades campesinas. Se van a usar distintos softwares para el procesamiento de la

información, acorde con las categorías elaboradas en la fase anterior por medio del análisis

de los diarios de campo, además de la consolidación de bases de datos. En estas fases se

dispondrá de los insumos levantados por medio de las técnicas conversacionales,

interactivas, narrativas y cartográficas. Las técnicas que se emplearán serán: talleres,

técnicas grupales, entrevistas, relatos de vida, mapeos y cartografía social. Aquí se

utilizarán grabadoras y material fungible.

• Construcción de datos y reflexiones científicas: el contraste de la reflexión generada,

producto de la información levantada participativamente, ha de darse en relación

permanente con las organizaciones campesinas y no simplemente como resultado de

contrastes teóricos. Aquí se empleará el análisis comparado definido por Sartori (1984) y

Fideli (1998) como un método que tiene por objetivo la búsqueda de similitudes y

disimilitudes, comparando objetos que pertenezcan a una misma identidad de clase, pero

que permita confrontar propiedades enunciadas en dos o más frentes del problema a

estudiar, bajo un arco de tiempo medianamente amplio. Lo anterior, se conecta con uno de

los objetivos específicos de la investigación, que busca establecer un cruce entre las

prácticas económicas, políticas y culturales de los tres territorios definidos, con el fin de

encontrar elementos en común, pero también, aspectos en los cuales los campesinos se

diferencian.

Page 27: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

27

• Socialización con las comunidades campesinas: la IAP reconoce la

retroalimentación con las comunidades como aspecto fundamental, pues es necesario

generar reflexiones colectivas de los hallazgos que puedan gestar o potenciar las prácticas

de cada territorio. Vale reiterar que desde esta metodología el conocimiento generado debe

articularse con procesos sociales en un sentido más global. La retroalimentación con las

comunidades se hará mediante eventos de socialización en terreno y documentos

entregables. Transversal al ejercicio investigativo se estará haciendo una constante

evaluación con las comunidades en su calidad de investigadores locales.

Este proceso investigativo estará dividido en 3 fases4:

Fase 1 Planificación y acuerdos con las comunidades: La IP implica trabajar en sincronía

con las comunidades desde la formulación del trabajo de grado. Iniciado el ejercicio investigativo,

se continuarán estableciendo los primeros contactos con las organizaciones campesinas, antes de

ingresar a los territorios. Posterior a ello, se hará un primer encuentro en terreno con las

comunidades, donde se establecerán acuerdos y se dará inicio formal al proceso

investigativo. Durante esta fase se empleará computador portátil, grabadora de voz, cámara

fotográfica y los programas de Office.

Fase 2 Revisión documental en bases de datos científicas y trabajo de campo: Se va a

realizar una búsqueda exhaustiva apoyada en las bases de datos científicas disponibles, sobre la

producción científica que exista de la categoría y conceptualización del campesinado. Posterior a

ello, se ficharán todos los artículos y, a partir de allí, se hará una selección de algunos para ser

4 Dada la articulación de este trabajo de grado a la investigación “Organizaciones campesinas, agroecología

y paramilitarismo”, las fases estarán en mediana sincronía, con el fin de que los ejercicios de campo puedan

darse en un mismo tiempo.

Page 28: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

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leídos a profundidad y se vaciarán en el software Atlasti, para sistematizar y codificar esta

información. Durante esta fase, también se llevará a cabo el trabajo de campo que permita hacer

todo el levantamiento de información en los territorios. Se hará uso de software especializados de

búsqueda de información en bases de datos y sistematización de información cualitativa, grabadora

de voz, cámara fotográfica, material fungible, diario de campo o bitácora, conversaciones abiertas

e informales, diálogo de saberes, entrevistas semiestructuras y talleres participativos.

Fase 3 Construcción de datos o reflexiones científicas y socialización de resultados: el

contraste de la reflexión generada, producto de la información levantada participativamente, ha de

darse en relación permanente con las comunidades y no simplemente como resultado de contrastes

teóricos. La retroalimentación con las comunidades se hará mediante la construcción del texto final

y los eventos de socialización en terreno. En esta fase se realizará el documento final que contenga

todo el proceso investigativo. Se emplearán: la organización de la información registrada en campo

y la elaboración del documento final del trabajo de grado. Para ello se hará uso del software Atlasti,

programas de Office, computador portátil y vídeo beam.

Page 29: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

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4. Marco conceptual y estado del arte

Este apartado está dividido en dos momentos. El primero es una elaboración que acerca al concepto

campesino de forma general, a partir de los autores clásicos que enfocan su trabajo académico en

esta categoría. El segundo organiza las distintas investigaciones que se han realizado en los últimos

años sobre el sujeto campesino y sus posibles conceptualizaciones, haciendo énfasis en variables

económicas, políticas y culturales.

4.1 Aproximación general al concepto o marco conceptual.

Campesinado

Pueden rastrearse en los albores de las ciencias sociales modernas, diversos autores que han

tratado la cuestión campesina desde ámbitos económicos, políticos y culturales. El proceso ha sido

extenso y riguroso desde sus inicios, pues bajo el interés de problematizar y conceptualizar al

campesinado, han aparecido en el escenario académico múltiples monografías, tesis, artículos,

libros, foros y conversatorios que tratan las prácticas de este sujeto rural y que van creando brechas

analíticas sumamente importantes.

En el campo de lo económico, Adam Smith (1996) en su texto “La riqueza de las naciones”,

expone de forma breve la inferioridad de la clase campesina en comparación con los comerciantes

y los artesanos, siendo ésta una razón para la poca inversión de capital en zonas rurales,

puntalmente en la mejora y el cultivo de la tierra. Asimismo, el autor afirma que, su condición

servil, reflejaba lo rezagado que podría ser este sujeto respecto a la servidumbre feudal; esta

Page 30: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

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situación de subordinación, lo impulsaba a apoderarse de cualquier capital que llegaba a sus manos

por el trabajo de la tierra para huir a centros urbanos, donde se consideraban sujetos libres de

opresión.

No obstante, el campesino, según Smith (1996), no siempre huía de sus prácticas productivas,

sino que se dedicaba a romper el límite de lo estrictamente agrícola, pues en él recaía la producción

de diferentes bienes dada la limitada división del trabajo que se presenciaba en algunos espacios

rurales. Todo campesino debía ser carnicero, cervecero y panadero de su familia, y en todas partes

estaban obligados a realizar múltiples actividades para sobrevivir; además, la producción agrícola

o pecuaria a pequeña escala, que el campesino destinaba al consumo de su familia o a la venta en

el mercado al mejor precio posible, era importante para el sostenimiento del precio de los alimentos

que, con la disminución paulatina de este sujeto, comenzaban a elevarse.

Siguiendo la línea de los clásicos, la conceptualización del sujeto campesino desde Marx

(1975), arranca por el proceso de Acumulación Originaria, génesis del sistema capitalista, donde

se separa al productor de sus medios de producción. En ese sentido, Marx ubica al campesino como

un sujeto libre de vender su fuerza de trabajo para la producción de mercancías en el nuevo conjunto

de relaciones económicas. No obstante, entiende que el proceso de disociación de este actor y sus

medios de producción, junto a la descomposición de la clase, no es una tarea que debe materializar

la burguesía; por lo tanto, en sentido político, el proletariado debe impulsar, junto al campesinado,

una forma social superior a la actual donde desaparezca la propiedad privada sobre la tierra y se

produzca de forma colectiva.

En concordancia con lo anterior, Engels (1974) hizo referencia al campesino por su posición

apática en términos políticos, dado su aislamiento en la vida rural; afirmó su irremediable

desaparición por ser un vestigio de un modo de producción no existente. Dado lo anterior, sostuvo

Page 31: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

31

que, como futuro proletario, debería entonces hacer empatía con ideas socialistas; aun así, entendía

que el instinto de propiedad hacía mucho más difícil la colectivización de la tierra.

Por su parte, el sociólogo alemán Max Weber (1979) hizo referencia a la importancia del

campesino en sentido cultural-nacional. Ubicó a este sujeto en el contexto histórico de la

instauración tardía del capitalismo en Alemania, y la industrialización y expansión a las ciudades

que generó grandes cambios económicos, políticos y culturales para el país, afectando directamente

las zonas rurales mediante los procesos de proletarización y migración a los centros urbanos. Dado

lo anterior, Weber se refirió al campesino como símbolo de la identidad nacional, relacionado

directamente con el desarrollo y la representación del país; por lo tanto, era necesaria su

conservación en los espacios rurales, para que hiciera frente al poder que los junkers venían

estableciendo.

Ahora bien, retomados estos clásicos que aportaron al entendimiento del campesinado, aun

cuando no era la categoría central de análisis de sus teorías, es importante traer a colación las

discusiones de autores como Wolf (1955) (1966), que se constituye en uno de los principales

exponentes y de importancia decisiva, según Krantz (1977), para la elaboración de una categoría

analítica del campesino. Este antropólogo estadounidense entiende al campesino a partir de tres

componentes: es un productor o trabajador agrícola; es propietario de la tierra y controla lo que

produce en ella; y cultiva para su subsistencia, pues aun cuando pueda vender lo que cosecha, no

tiene intereses, a diferencia del farmer, de obtener ganancias reinvertibles. Lo que ocurre con sus

excedentes, es una transferencia de éstos a grupos dominantes, que buscan asegurar su estatus de

vida y los distribuyen al resto de la sociedad que no cultiva.

Esa autosubsistencia, dirá Wolf (1955), no tiene que ver únicamente con las tareas agrícolas

y la producción de alimentos, sino también con la creación de todos aquellos valores de uso que el

Page 32: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

32

campesino necesita para vivir: la ropa, la casa y las herramientas de trabajo. No obstante, se

cuestiona hasta qué punto el hogar campesino puede cargar con todas esas especialidades y cuándo

recurre a servicios externos. Otro elemento importante para este autor está relacionado con los

procesos de intercambio y la pérdida paulatina de los mercados comunitarios y autónomos, que

impulsan al campesino a introducirse en redes de mercado mucho más amplias, viéndose

directamente afectado por la fluctuación de los precios; lo anterior, genera una pluriactividad

productiva, que le permite a este sujeto disponer de mayores recursos para vivir.

Con apreciaciones sumamente similares a las de Wolf, Krantz (1977) conceptualiza al

campesino como un productor fundamentalmente agrícola, distinguido del farmer, pues su

producción no apunta a la generación de ganancias, sino a la subsistencia de su familia mediante

el control exclusivo de sus medios de producción. Asimismo, expone que este sujeto no emplea

mano de obra regularmente, pues su núcleo familiar se constituye en la unidad de producción más

importante; aun así, algunas veces emplea un jornalero en temporadas de siembra y cosecha.

Siguiendo esta línea trazada, Shanin (1979a) (1979b) aborda el problema de generalización

sociológica, sin que ello implique homogenización de lo campesino, por el reto que implica

reconocer, de un lado, la diversidad de prácticas de acuerdo a su historia y al lugar que habitan y,

de otro, la singularidad que los atraviesa y que hace posible la generalización. Los rasgos más

distintivos, según el sociólogo lituano sobre la conceptualización de lo campesino, tienen que ver

con el trabajo y la inclusión de la familia en este proceso, donde la granja o unidad económica

familiar (que es de su propiedad) se constituye en el espacio central de organización social, de

bienestar y de producción; en este lugar se cubren casi todas las necesidades básicas de vida

mediante el cultivo de la tierra u otras actividades diversas, posibilitándole una relativa

independencia respecto al mercado.

Page 33: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

33

En relación con lo anterior, basado en el ejemplo de una familia rusa, Shanin (1979a) (1979b)

postula que el campesino y la producción campesina se identificaba por técnicas y equipos

agrícolas muy antiguos, donde las relaciones de mercado estaban determinadas por el consumo, la

baja generación de excedentes, el reducido uso del dinero y la poca especialización. Por otra parte,

y no menos importante para el autor, está el lugar de la naturaleza en el proceso productivo como

un factor aleatorio que va determinando el nivel de productividad, es decir, de buenas o malas

cosechas, y que le permite al campesino, ir estableciendo una relación más de eco-sistema con todo

su proceso productivo animal y vegetal.

Shanin (1979a) se acerca a la discusión planteada sobre el campesinado como clase social,

mediante planteamientos de Marx, Lenin y Weber, para entender que el campesinado ha actuado

muchas veces como una entidad social del tipo de la clase. En medio de esto, los campesinos de la

época industrial tuvieron una amplia capacidad de cohesión para hacerle frente a terratenientes

capitalistas y al Estado, situación que fue desapareciendo con la polarización que se dio en el campo

y que ha debilitado sociopolíticamente al campesinado. Las segmentaciones verticales de los

campesinos en comunidades, clases y grupos sociales han imposibilitado la cristalización de sus

objetivos y el desarrollo de organizaciones, generando, según Shanin (en acuerdo con Hobsbawm)

en un escaso carácter de clase.

Shanin (1979a) retomando escritos y planteamientos de Dobrowolski, Ortíz, Redfield,

Kroeber, entre otros, plantea la existencia del campesinado como cultura, dados los valores típicos

que caracterizan a las comunidades campesinas y que se encuentran interconectadas con un patrón

cultural específico de la vida en pequeñas comunidades. Aun así, Teodor Shanin, ha venido

entendiendo que se ha generado una desaparición paulatina de esta cultura campesina por las

influencias externas y conexiones que se han establecido con otras formas de relacionarse.

Page 34: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

34

En consonancia con Shanin, el populista ruso Alexander Chayanov, publica en el año 1985

un libro que tiene por nombre “La organización de la Unidad Económica Campesina” donde

entiende al campesino como un sujeto de directa relación con la organización y el funcionamiento

de las unidades de explotación doméstica, es decir, la economía campesina. En esta unidad, el

campesino no emplea fuerza de trabajo, pues la familia desarrolla todas las actividades en un grado

de autoexplotación que este sujeto considera óptimo para producir; es una relación entre el

consumo y el trabajo, donde se satisfacen las necesidades, pero existe fatiga o desutilidad. Su

producción es fundamentalmente agrícola y, en algunos casos, de artesanías y comercio; además,

dado el trabajo familiar, el producto que se obtiene es casi la única fuente de ingresos, pues no

existen salarios ni ganancias.

Por su parte, Kroeber (1948) conceptualizó a los campesinos como sujetos definitivamente

rurales, que se encuentran relacionados con los mercados urbanos, formando un sector de clase de

una población mucho más amplia. Han constituido sociedades parciales con cultura parcial y

carecen del “aislamiento, la autonomía política y la autosuficiencia de la población tribal y, sin

embargo, sus unidades locales retienen mucho de su identidad, integración y apego al suelo y su

cultivo” (p. 284)

4.2 Estado del Arte

La producción científica sobre la categoría campesinado, campesino o condición campesina

se presenta, principalmente, en algunas ciencias sociales como la sociología, la antropología y, en

menor medida, en el derecho y la economía. El siglo XXI evidencia grandes saltos investigativos,

Page 35: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

35

reflejados en las diversas discusiones o debates que han comenzado a figurar sobre el escenario

académico. Tópicos como pluriactividad, conexión campesinado-capital, proletarización en el

campo, racionalidad económica, relación directa con la tierra, procesos organizativos,

reconocimiento campesino, identidad campesina y autoreconocimiento vienen siendo tratados, con

mayor constancia e interés, durante los últimos años. Las metodologías predominantes en las

investigaciones sobre actor son de corte cualitativo, específicamente estudios de caso, análisis

comparados, estado del arte, investigación participativa y rastreos documentales.

La búsqueda de las fuentes secundarias se llevó a cabo en plataformas como Scielo,

Redalyc, Dialnet, Ebsco y Google Academic, con la siguiente ecuación de búsqueda: Campesinado

OR “condición campesina” OR “conceptualización del campesino” OR “conceptualización de la

condición campesina”. Se tuvieron en cuenta investigaciones desde el año 2003 hasta la actualidad,

que abordaran cualquier espacio rural a nivel nacional o internacional, donde predominaron países

como Colombia, Argentina, México y España.

Respecto a la investigación sobre el campesinado, diversos autores han aportado a la tarea

de conceptualizarlo desde distintos aspectos que remiten a la línea de análisis económica-

productiva. La pluriactividad, como concepto que hace referencia a la ampliación de las actividades

tradicionales del campesino en contextos rurales, se ha convertido en una categoría de estudio

recurrente en distintos lugares del mundo, por ser otra de las tantas formas de vida rural que se dan

en la actualidad, principalmente, a causa de las precarias condiciones de existencia de los

campesinos o la necesidad impuesta por el capital de transformar sus prácticas productivas.

España y América Latina se han venido constituyendo en contextos claves para la

investigación y el análisis de la pluriactividad campesina. Al respecto, autores como Kay (2007) y

Vallejo, Delfín y Molina (2011) coinciden en la conceptualización del sujeto campesino a partir de

Page 36: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

36

la creciente pauperización de sus condiciones materiales de vida, que le impide, por la crisis en sus

formas de producción -reflejadas, entre otras variables, en la baja productividad- cubrir sus

necesidades básicas de existencia. Este hecho es el resultado de la presión ejercida sobre la

economía campesina, desde los años 60, por la Revolución Verde; lo ocurrido, grosso modo,

diezmó las prácticas productivas tradicionales, las mismas que garantizaban posibilidades de vida

para el productor directo, sopretexto de ser poco rentables y, en términos mercantiles, un mal

negocio. En consecuencia, aseveran los autores, la pluriactividad se ha convertido en una estrategia

fundamental para la sobrevivencia del campesino en espacios rurales con altos niveles de pobreza,

pues los impulsa a dedicarse, por lo general, a actividades no necesariamente agrícolas como

prestación de servicios, comercio, turismo, agroforestería, caza, pesca, recolección, industria y

trabajo asalariado rural.

En la relación social basada en el trabajo asalariado rural, Kay (2007) y Carton de

Grammont (2009) encuentran otra veta analítica para conceptualizar al campesino en relación con

la pluriactividad. Sin constituirse en una nueva forma de trabajo, dada su histórica convivencia con

la economía campesina, los autores concuerdan que se ha venido evidenciando un aumento en el

número de campesinos dedicados a laborar en condiciones salariales. Como resultado de lo

anterior, este sujeto modificó la balanza productiva poniendo más peso en el trabajo asalariado,

trastocando la predominancia de las tradicionales formas de producción, y aportando al hogar rural

ingresos distintos a los ofrecidos por el trabajo agrícola que, aun cuando eran muy bajos, le

posibilitaban vivir con lo esencial.

Ahora bien, la diversificación y ampliación en las formas de producción campesina es, para

otros autores, el eco o resultado de la introyección del capital a los territorios rurales. Escalante y

Massieu (2017) para dar cuenta de los campesinos maiceros de Tlaxcala-México, Sánchez (2015)

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37

de los cafeteros en Chiapas- México, San Miguel (2014) haciendo referencia a campesinos

tabacaleros de Colombia y Carrillo (2014) a cocaleros de este mismo país, exponen que la

pervivencia de este sujeto ha sido resultado de la combinación de distintas actividades, que

incluyen, además de algunas prácticas de subsistencia (agricultura, pesca, recolección, caza), una

adaptación a un modelo tecnológico dominante mediante el agronegocio y los monocultivos de alto

rendimiento. Para estos autores, esta última práctica se constituye en uno de los principales

elementos que impulsan al campesino a darle un carácter distinto a sus formas productivas: la

economía campesina se convierte en una empresa agrícola, donde la familia ocupa un lugar

fundamental para su sostenimiento; no obstante, algunos de ellos consideran que, mantener activa

la producción de la tierra, aun cuando sea a gran escala, preserva la condición de campesinos.

Estos procesos de expansión del capital a las zonas rurales del mundo, pero sin establecer

relación alguna con la pluriactividad antes expuesta, vienen impulsando a diferentes autores a

conceptualizar el campesino desde su conexión con formas de producción capitalistas. Rincón

(2018), Figueroa (2005) y Cattania, Del Valle y Rivas (2011) focalizan sus análisis en el pequeño

productor campesino que se articula o inscribe a las lógicas de explotación capitalistas mediante

cultivos agroindustriales y agroexportables. Algunos de ellos, entienden que la producción

parcelaria es sumamente funcional a la lógica del crecimiento del capital, pues permite producir a

muy bajos costos y, aunque en algunos casos lleva al campesino a la imposibilidad de sostener sus

condiciones de vida y desaparecer, en otros, por reducción en los niveles de producción y aumento

de precios, le permite obtener algunos ingresos para acceder a medios de subsistencia que él mismo

no produce.

La conceptualización del campesino estaba relacionada, para los autores anteriores, con la

conexión entre el pequeño productor y las formas de producción capitalista. No obstante, es

Page 38: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

38

sumamente recurrente encontrar diversos autores que hagan referencia al mismo sujeto, pero en el

sentido clásico del concepto. Santocoloma-Varón (2015), Ferraris y Bravo (2011) y Ramos,

Jaramillo, Parra y González (2013) convergen en la conceptualización del campesino a través de

algunas características o elementos que lo constituyen, según autores clásicos de este tema, en un

productor directo y tradicional de la tierra. Por lo tanto, destacan de este sujeto la preservación de

saberes ancestrales para el cultivo de la tierra, el uso casi exclusivo de mano de obra familiar, la

generación de excedentes mediante la comercialización con fines de autosubsistencia y la

diversificación de cultivos y producción pecuaria en pequeñas parcelas y con recursos limitados.

Por su parte, Ortiz (2007) y Landini (2011) enfocan su análisis sobre el pequeño campesino

en términos de racionalidad económica, afirmando que este sujeto, a diferencia del empresario, no

piensa ni produce en términos de excedentes, pues sus cosechas son destinadas al consumo familiar

y a la venta a precios muy bajos. Asimismo, los autores coinciden en que el campesino rompe con

la relación entre capital invertido e ingresos obtenidos como fruto de su trabajo, porque la noción

de cálculo económico, dadas las condiciones desfavorables del mercado, no hace parte de su

concepción sobre la actividad productiva. Finalmente, ambos hacen referencia a la fuerza de trabajo

del campesino como un asunto de corte cultural y moral, es decir, producen intensamente la tierra.

Como una variable del pequeño productor, Ruiz (2003) y Alarcón, Marucci y Quiroga

(2018) conceptualizan al campesino en Colombia a partir de los mecanismos de protección

ambiental que han sido precedidos por formas organizativas. De la mano de distintas instituciones

estatales, afirman los autores, los campesinos han creado lineamientos o políticas que los ubican

como sujetos que conservan la tierra, el agua y en general, las riquezas naturales. Por lo tanto, las

organizaciones campesinas han ubicado como eje político el discurso ambiental y tienen

compromisos colectivos de prácticas responsables con la naturaleza.

Page 39: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

39

Sin aludir a las prácticas organizativas para la conservación del medio ambiente, Vallejo,

Delfín y Molina (2011) entienden al campesino desde la preservación de sus saberes ancestrales,

que les permite reducir los riesgos e impactos de las distintas actividades productivas que llevan a

cabo. Para esto, el sujeto campesino ha adoptado estrategias como rotar los cultivos, ampliar su

variedad, mantener sanos los suelos y hacer selección de semillas que sean tolerantes a las plagas

y sequías.

Finalmente, otra vertiente del pequeño campesino que ha sido de interés para los

investigadores en los últimos tiempos es la mujer campesina. La argentina Graciela Torres (2004)

y la mexicana Alejandra de Arce (2011) aportan a la conceptualización del campesino entendiendo

que, en contextos altamente empobrecidos, el lugar de la mujer ha sido fundamental para

desarrollar actividades como recolección de frutos y leña, pastoreo menor y asuntos domésticos.

Aun cuando persiste la división sexual del trabajo, aseguran las autoras que la figura femenina

aporta al proceso de autosubsistencia del hogar campesino, otorgándole un nuevo significado a sus

actividades productivas.

A modo de síntesis, en la línea de análisis económico-productiva aparecieron con fuerza

categorías como la pluriactividad, haciendo referencia a las distintas actividades que ha venido

desempeñando el campesino, dada la creciente pauperización en sus condiciones de vida que le

impide cubrir todas sus necesidades básicas de vida a través de una sola actividad. Conectado a

esta diversificación en el trabajo rural, algunas investigaciones hicieron referencia al trabajo

asalariado, como una práctica que ha modificado la predominancia de la economía campesina y

que se encuentra articulada a la necesidad expansiva del capital, que ya se apropió de espacios

rurales e insertó al campesino en la producción directa de mercancías. En ese sentido, apareció una

clara conexión entre capitalismo y campesinado, pues se asume que la pequeña producción o la

Page 40: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

40

producción parcelaria se convirtió en una forma útil para el crecimiento del capital, a sabiendas de

que este sujeto nunca produjo para la generación de excedentes. No obstante, para cerrar el lugar

importante del pequeño campesino, apareció en el análisis de algunas investigaciones el lugar de

la mujer campesino en la economía del hogar y la conservación de prácticas tradicionales para no

perder el carácter del sujeto campesino clásico.

La conexión metodológica política-organizativa se constituye en otro eje de análisis en la

conceptualización del campesino, reflejada en distintas propuestas categoriales, entre las cuales

aparece con fuerza las dinámicas de organización campesina para el fortalecimiento de los procesos

productivos en determinados contextos rurales. Los latinoamericanos Guerrero (2013), Barbetta,

Dominguez y Sabatino (2012) y López, Zamora, Cortina y Pat (2019) conceptualizan al sujeto

campesino como aquel que, en medio de las crisis productivas (incluyendo la comercialización, los

intermediarios y los bajos precios), impulsan formas organizativas que les posibilita adaptarse a

los cambios que se viven en estos espacios rurales, pero a su vez, resistirse a los proyectos de

desarrollo. En este escenario, afirman los autores, la organización se convierte en la herramienta

fundamental para impulsar la producción de los pequeños productores mediante asistencia técnica,

seguros y créditos.

La organización del sujeto campesino para resolver asuntos productivos se refleja según

Barbetta, Domínguez y Sabatino (2012) y Rosset y Martínez (2016) en la línea organizativa del

campesino agroecológico y sus posibilidades de protección y conservación del medio ambiente.

Los planteamientos de los autores coinciden en un aspecto fundamental: romper con los lazos de

dependencia creados hacia las formas industriales de producción agrícola, caracterizadas por la

marginalización de otras economías y la privación de los recursos. Para ello, plantean que, de forma

general, las organizaciones campesinas deben integrar diversas actividades productivas que les

Page 41: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

41

permita potencializar la relación con la naturaleza, mediante el autocontrol y autogestionamiento

de sus recursos. Por esa razón, proponen la práctica agroecológica como herramienta que se

constituye en alternativa a las formas de agricultura industrializada, donde se busca el

aprovechamiento de la diversidad y de los conocimientos campesinos tradicionales que han estado

tan distantes de las nuevas formas de producir el campo; paralelo a ello, afirman que el campesino

agroecológico apunta a la recuperación de la tierra, los suelos y la biodiversidad mediante disputas

con la producción extractiva.

Ahora bien, el argentino Barbetta (2014) y el peruano Pereyra (2015), investigan al sujeto

campesino en América Latina, para afirmar que a su actuación política le preceden procesos

organizativos con propósitos de resistencia y de defensa de sus territorios, a través de políticas

estatales y herramientas jurídicas. Los análisis expuestos por estos autores coinciden en un aspecto

fundamental del accionar político de los campesinos: la defensa de la tierra. El núcleo de esta

defensa está en el diálogo y la articulación con diversos poderes locales, conservando las formas

de lenguaje y discurso del derecho, con el fin de impulsar estrategias legislativas, jurídicas y

administrativas, mediante las cuales los aparatos estatales pudiesen reconocerles sus títulos de

propiedad.

Finalmente, en el mismo plano de la defensa y reivindicación, pero ya no de los territorios,

sino del reconocimiento político del campesino –subordinado por el Estado y por distintos actores

armados– Montenegro (2016) le da un lugar político-colectivo a este sujeto, por los procesos de

resistencia que han llevado a cabo para subvertir la constante invisibilización a la que han sido

sometidos; lo anterior, mediante la creación de normas autónomas y organizativas, que impulsen

su capacidad para transformar las dinámicas sociales, que lo ponen en un lugar asimétrico respecto

a otros actores rurales.

Page 42: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

42

En conclusión, se ha venido conceptualizando al campesino desde lo político-organizativo

mediante un eje temático central: los procesos de organización en comunidades campesinas. A

partir de ahí, se han desprendido diferentes líneas de análisis donde se ha investigado los distintos

objetivos de dichos procesos, encontrando con mayor fuerza un interés productivo y económico

para asociarse entre campesinos, pues les permite salir de crisis que se viven en los diferentes

territorios. Asimismo, lo organizativo se ha consolidado con fines medioambientales y de

protección y conservación de la naturaleza, que incluye además la defensa de los espacios rurales,

donde se incluye la tierra como su principal medio de producción, buscando también un

reconocimiento político del campesino para intentar revertir la invisibilización histórica que han

padecido.

Por otra parte, la relación cultural-ideológica en las prácticas del campesino, se constituye

en una díada de interés para autores como Fairstein (2013) que entienden la identidad campesina

mediante el vínculo que estos sujetos establecen con su entorno natural. Lo que ocurre, según esta

académica argentina, es una relación dialéctica entre los paisajes y la forma de producción de la

tierra con el ser campesino, pues se van construyendo prácticas y costumbres que se refuerzan en

el trasegar histórico. Como consecuencia de lo anterior, se lleva a cabo un proceso de creación de

imaginarios, representaciones y creencias en los individuos campesinos que los diferencia en

algunos casos de las familias rurales y de los pequeños productores, en términos de identidad.

En esa configuración identitaria del campesino, Arias (2016), Díaz et.al (2008) y Fairstein

(2013) hacen referencia al autoreconocimiento como aspecto esencial para la preservación y el

fortalecimiento de sus saberes, en pro de la transmisión de su conocimiento a nuevas generaciones

que habiten las zonas rurales. Uno de ellos expone que el proceso de conservación de saberes

deviene de la necesidad de recuperar las tradiciones, los cultos y las creencias, como parte de la

Page 43: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

43

historia campesina, intentando visibilizar sus formas de vida particulares. Para ello, los autores han

afirmado que el reconocimiento de saberes locales silenciados, como una fuente fundamental que

responde a las necesidades básicas del campesino, se constituyen en una herramienta de reparación

de territorios afectados por la violencia y las lógicas de mercado.

Bajo la categoría de autoreconocimiento, Piedrahita (2016) propone otra perspectiva

analítica que hace referencia a las diferentes políticas estatales, mediante las cuales el campesino

encuentra formas de apropiarse de su identidad. Este autor expone que algunas propuestas

organizativas buscaron, en un primer momento, hacerle frente y resistencia a las dinámicas del

Estado, pero después entendieron la posibilidad estratégica de relacionarse con éste, para intentar

validar sus territorios y conexiones de identidad con el mismo.

Por último, en contravía al autoreconocimiento y la preservación de la identidad campesina,

Vega y Picado (2007) advierten de los riesgos sobre la pérdida de dicha identidad por diversos

factores, entre ellos, los procesos de desarraigo a la tierra y al ámbito comunitario, que convierte

al campesino en una víctima del sistema homogenizante, pues podría ser un peón de lo que

antiguamente era su tierra.

En síntesis, en la conceptualización del campesino, lo cultural-ideológico se ve reflejado

mediante la ruta analítica de la identidad campesina, que se constituye por la relación que el sujeto

campesino establece con la naturaleza y que le permite construir imaginarios, representaciones y

creencias. Asimismo, el fortalecimiento de dicha identidad ha ido de la mano de preservar los

distintos saberes de los que han sido silenciados y opacados por las dinámicas de mercado y

producción capitalista; estos últimos elementos, serán un riesgo manifiesto para algunos autores,

de la pérdida de la identidad pues se sufren procesos de despojo y desarraigo de la tierra.

Page 44: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

44

CAPÍTULO I. AMPLIACIÓN DEL CONCEPTO CAMPESINO

Las revoluciones industriales y burguesas que se inician a partir del siglo XVI (Hobsbawm,

1962) y que se consolidan a lo largo del siglo XIX, al tiempo que trastocaron la vida citadina,

generaron gran impacto en lo rural y las ruralidades en sentido económico, político y cultural

(Marx, 1975). Por la concreción del mundo capitalista, y la redefinición del campo y las prácticas

que allí confluían, la condición campesina, devenida de la descomposición feudal, cambia: la

relación social de producción ya no es servil, se da un desarrollo de actividades ligadas a la

producción agrícola y la situación de propiedad se modifica. Ese proceso de cambio no frenó con

el origen del capitalismo, y más bien se ha prolongado de la mano de su expansión a todos los

rincones del mundo, imprimiendo, seguramente con más fuerza, otra multiplicidad de elementos

en la condición campesina.

Las escuelas, teóricos o investigadores que han alimentado estas discusiones desde los

clásicos hasta lo más contemporáneos, se ubican, con diversos matices, en lo que Haesbaert (2011)

denomina vertientes básicas, Breton (1993) nombra como especificidades, Pérez, (1993) llama ejes

de tensión para problematizar los territorios o espacios rurales, y más recientemente el Instituto

Colombiano de Antropología e Historia ha establecido como dimensiones para entender la

condición campesina: económico, político y cultural. Agrupaciones sistemáticas de las corrientes

o escuelas de pensamiento para conceptualizar al campesino, tal como se expuso en el proyecto de

esta investigación, han sido hechas por autores como Shanin, Heynig, Sevilla y Carvalho.

Algunas de estas discusiones sobre la conceptualización de la condición campesina, fueron

expuestas en el apartado que corresponde al marco conceptual del proyecto y, por esa razón, este

capítulo es solamente una continuidad –en términos más actuales y recientes– de ese largo proceso

Page 45: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

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que ha sido emprendido por académicos, instituciones y los mismos sujetos que habitan espacios

rurales. El interés principal es dar cuenta de autores que conservan la misma línea de análisis de

los clásicos, o de aquellos que rompen con esa concepción, para dar paso a una lectura más amplia

sobre la forma en que lo campesino va interactuando con las prácticas del capital en zonas rurales.

El capítulo se organiza, metodológicamente, a través de las agrupaciones expuestas en el párrafo

anterior (económico, político y cultural), con el fin de conservar la propuesta realizada desde el

proyecto, donde se apuesta por entender al sujeto campesino como un actor multidimensional,

atravesado por diversas prácticas que se corresponden con el lugar que habita.

5.1 Campesino en perspectiva económico-productiva

Desde el pasado siglo, en los estudios predominantemente económicos sobre lo campesino,

se ha venido presentando una discusión entre quienes abogan por la vigencia o existencia de su

condición tradicional y quienes sostienen la desaparición de esta condición como consecuencia de

la penetración capitalista a todas las zonas rurales del mundo. Paralelo a estas discusiones, han

aflorado posturas que le apuestan a la conservación relativamente estática de la conceptualización

clásica de lo campesino, orbitando sobre las prácticas agrícolas. Empero, otras líneas analíticas

proponen la ampliación de las variables para la redefinición del concepto, cuando analizan la

condición campesina en escenarios no estrictamente agrarios y/o de economía campesina. A un

costado de estas dos perspectivas, asoman propuestas que plantean la inutilidad del concepto y, con

ello, la necesidad de superar las concepciones sobre lo campesino.

Page 46: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

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En perspectiva clásica, siguiendo la ruta trazada por autores como Wolf, Krantz, Shanin,

Chayanov, Redfield, Kroeber, entre otros, Sevilla y Pérez (1976) definen al campesino como un

segmento social integrado por diversas unidades familiares de producción, donde su forma de

organizarse social y políticamente está directamente relacionada con la explotación agrícola del

suelo, independiente de la tenencia o no de la tierra. En ese sentido, los autores afirman que, el

campesinado, es una unidad observable donde confluyen diferentes grupos sociales determinados

por el lugar que ocupen en las relaciones sociales de producción: aparceros, pequeños propietarios

o arrendatarios.

Con la misma perspectiva, José Luis Calva (1988), a partir de investigaciones etnográficas,

arqueológicas, históricas y sociológicas, establece algunas características económicas

representativas de este sujeto. Un aspecto fundamental, planteará el autor mexicano, es la propiedad

sobre una porción de tierra (sin tener en cuenta la forma de tenencia) donde el campesino trabaja

de forma manual junto a su familia o, en algunos casos, con la ayuda de otros trabajadores rurales.

En consecuencia, y a diferencia del obrero o el esclavo, este trabajador rural tiene la posibilidad de

apropiarse, justamente por su condición de propiedad sobre la tierra, de todo lo que produce en su

unidad agrícola, mediante la cual obtiene los medios de vida.

Por su parte, González y Fernández (1992) en su texto ¿Qué es ser un campesino?, definen

a este sujeto partiendo del principio de la heterogeneidad, es decir, del entendimiento del campesino

bajo las relaciones económicas, políticas y culturales, propias de su lugar socioeconómico. En

concordancia con Calva, estos autores afirman que el campesino tiene una relación directa con las

unidades económicas de organización familiar en diferentes tamaños de explotación; además,

sostiene constantemente un conflicto político por su relación asimétrica con las clases dominantes

que se apropian de sus excedentes. Bajo la general aceptación de una definición, ambos autores se

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47

acogen a entender la condición campesina como un grupo de habitantes de determinado territorio,

que están unidos por lazos y relaciones sociales con intereses comunes y pautas compartidas, cuyos

miembros se dedican al trabajo de la agricultura. En síntesis, para estos autores, los campesinos

son una clase, una economía y una sociedad parcial.

Aspectos similares a los anteriores los expone Encarnación Aguilar (1996) cuando

conceptualiza al campesino. Un elemento que cobra relevancia, según esta autora española, es el

trabajo con carácter doméstico de economía campesina, donde se hace uso de la mano de obra

familiar que, dueña de los medios de producción, puede diversificar todo lo que produce. Estos

elementos los constituyen en propietarios y asalariados al mismo tiempo, pues las economías

campesinas se convierten en un espacio extraordinario para la recreación de capital, donde la fuerza

de trabajo proviene de la familia, se regula la distribución de los bienes y se establecen las

estrategias de matrimonio y herencia.

En esta misma línea analítica, Forero (2002), ha conceptualizado al campesino poniendo en

el centro las actividades productivas ligadas a la tierra, mediante las cuales garantiza la subsistencia

alimentaria, la protección del medio ambiente (en la medida que son unidades agrícolas familiares

con poco desarrollo tecnológico) y realizan prácticas sociales y políticas acordes al contexto. La

tierra representa para el campesino, más que un recurso físico y productivo, un patrimonio familiar

y cultural.

Martins (2012), entiende al campesino como una clase social y un modo de producción. Lo

conceptualiza basado en los insumos epistemológicos de Shanin y afirma que este sujeto ha venido

reduciendo su relación con el espacio rural tradicional, a consecuencia del advenimiento de

dinámicas modernizantes en las zonas rurales. A pesar de la introyección del capitalismo al campo,

el campesino se sigue caracterizando, según este autor brasileño, por el trabajo familiar y el control

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de los medios de producción, los patrones de organización política, la unidad básica de

organización social que opera casi de la misma forma en todo el mundo y la producción particular

de necesidades materiales.

Más recientemente, Víctor Manuel Toledo (2017) caracteriza al campesino a partir del alto

grado de suficiencia en la producción, casi como consecuencia del compromiso con el trabajo

familiar, mediante el cual se extrae de la naturaleza lo necesario para vivir; en consecuencia, no

hay búsqueda de lucro mediante su actividad productiva, sino la reproducción de la unidad agrícola,

de la cual, según el autor, este sujeto es generalmente dueño.

Además del trabajo en la agricultura, el campesino tiene un carácter pluriactivo pues dedica

parte de su tiempo a las artesanías, la pesca, extracción forestal, cría de ganado y la caza, con el fin

de generar una diversidad de recursos para conservar esos grados de autosuficiencia que le permiten

proteger económicamente a su familia. Por otra parte, Toledo (2017), al igual que Shanin, propone,

bajo una concepción ecológica, que la naturaleza y sus aspectos biológicos, geográficos y

ecológicos, tienen un lugar fundamental en el proceso productivo del campesino, pues la

apropiación de los ecosistemas es lo que le posibilita la obtención de distintos recursos para

sobrevivir.

Contrario a esa conceptualización clásica (en términos de momento histórico) y tradicional

(respecto a las características o elementos constituyentes) del campesino, aparece en el escenario

de debate una brecha analítica que investiga, entiende y estudia la condición campesina desde su

conexión directa o indirecta con las expresiones del capital en el campo. A partir de allí, y como

ya se mencionó en la introducción de este eje de tensión, hay distintas perspectivas al interior de

esta brecha que, según Rincón (2018), pueden resumirse, principalmente, en dos: 1-autores que

reconocen la permanencia de la condición campesina, aun en su relación con el capitalismo, 2-

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autores que afirman de la destrucción de dicha condición, como consecuencia de los procesos de

diferenciación producida por las contradicciones que afloran en la integración al mercado

capitalista o a las relaciones sociales de producción del capitalismo.

Respecto a esta discusión, Breton (1993) expone la necesidad de transformar –más no

flexibilizar– la concepción clásica que se tiene sobre el campesino, pues afirma que los procesos

de cambio de los sectores campesinos en relación con la industrialización y expansión del

capitalismo –que incluyen la conversión de explotación familiar a empresa y la aparición de un

empresario agrícola– indican claros límites del concepto a un momento histórico precapitalista o a

un capitalismo incipiente. Además, afirma que ha existido un problema de nominación donde

aparecen múltiples conceptos como empresarios agrícolas, agricultores tradicionales o pequeños

productores mercantiles, para referirse, según él, a esa realidad heterogénea y compleja. En ese

sentido, Breton (1993) propone el reemplazo del concepto campesino por el de agricultura familiar:

A la vez que la racionalidad capitalista se introduce en la agricultura familiar y sustituye a otras

de signo más o menos chayanovista, el calificativo de campesino se muestra analíticamente obsoleto

y no viable. Así llegamos a una situación en la cual 'campesino' evoca sometimiento y marginación,

mientras que términos alternativos como el de agricultura familiar hacen referencia a una actividad

profesional no necesariamente impregnada de los problemas anteriores y aplicable, además, a

cualquier período de la historia humana (p. 135).

En ese sentido, la disyuntiva teórica entre campesino y empresario agrícola desaparecería,

pues afirma que sólo los distinguiría una diferencia cuantitativa y no cualitativa: su nivel de

inserción en las redes de mercado. Lo que evidencia Breton es un nuevo panorama teórico-

conceptual, donde afloran múltiples análisis sobre la transformación de la condición campesina por

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50

su relación con el sistema de producción capitalista, pero, además, donde su postura es clara: “las

teorizaciones sobre el campesinado se revelan incapaces de dar cuenta de cómo las relaciones de

producción capitalistas se apropian de las formas de producción campesinas y relegan a éstas a

nuevas posiciones de subordinación” (Breton, 1993, p. 135).

Los planteamientos de Kearney aparecen como eje analítico en el artículo “Retorno a lo

campesino” de Tocancipá Falla (2005), donde reconoce la importancia de su trabajo teórico, pero

difiere en ciertos aspectos, principalmente, en su necesidad de transformar el concepto campesino,

pues afirma que, aun cuando el concepto pueda no ser aplicable para el contexto mexicano, sigue

teniendo una directa relación con la realidad de otros países latinoamericanos. Por lo anterior, el

autor le da gran importancia a la perspectiva histórica de un concepto, que permita ubicarlo en

tiempo y espacio, para poder determinar sus limitaciones, pero también sus potencialidades.

Un concepto –según el esquema interpretativo de lo Emic y lo Etic, retomado por Tocancipá

(2005)– puede analizarse desde diferentes perspectivas y puntos de vista. En este caso, el concepto

campesino puede tener vigencia para la población campesina, pero no para los académicos. Por esa

razón, el autor plantea que “no existe una sino muchas genealogías del término, enmarcadas en las

relaciones sociales con otros grupos y, en especial, en relación con el espacio donde dichas

relaciones se instituyen” y por esa razón, no debe (Tocancipá, 2005, p. 16)

Con relación a lo anterior, los cuestionamientos a este concepto en particular, dirá Tocancipá

(2005), parten de un enfoque posmoderno, porque afirman que es una expresión del esencialismo,

con el fin de tener control y poder sobre ese grupo determinado; sin embargo, no reconocen cómo

ese mismo concepto le ha permitido al campesino legitimar sus demandas y el cumplimiento de

sus necesidades. En síntesis, Tocancipá (2005) expone que, la conceptualización de lo campesino,

debe ser resultado de una mezcla de aspectos genealógicos, lingüísticos y etnográficos como

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maneras de esclarecer el uso del concepto y, por tanto, entender su desuso o su necesidad de

renovación.

Frente a la discusión propuesta por Breton y Kearney, Calva (1988) reconoce la finitud del

concepto, pero considera que, la concepción clásica, más que darse por inútil, debe tomarse como

punto de partida para entender al campesino y, a partir de allí, comenzar a investigar las otras

formas productivas que aparecen en espacios rurales. Por otra parte, respecto a la relación entre

campesinado y formas de producción capitalista, afirma que se vive un proceso de

descampesinización cuando se rompe esta configuración tradicional, es decir, cuando el campesino

comienza a vender su fuerza de trabajo o establece pequeños comercios.

El antropólogo mexicano Bartra (1976) entiende, al igual que Calva, que esa conexión entre

capitalismo y campesinado, podría ser la causa de desaparición de la condición campesina. Sin

embargo, difiere en la imposibilidad o límite conceptual de entender dicha condición bajo

dinámicas del capital, razón por la cual, afirma que, cuando el modo de producción capitalista es

dominante, deben aplicarse conceptos de economía política, sin que esto signifique la explicación

de las dinámicas internas de la economía campesina o de las características del campesino.

Como reflejo de lo anterior, plantea, en primer lugar, que el campesino no recibe algún salario

por la producción en su propia parcela, pero su trabajo es retribuido cuando en el mercado

capitalista, su producto adquiere un carácter monetario. Lo que impide que esta retribución se

constituya en salario –aun cuando Marx lo denomina salario autoatribuido, que en algunos casos

sólo cubre el esfuerzo físico– es la doble condición del campesino: trabajador y dueño de sus

medios de producción. Sin embargo, estos elementos no indican que la economía campesina o el

campesino sean propiamente productores capitalistas; se trata de una articulación al capital.

El principal problema que conduce a la extinción o desaparición del campesino radica, según

Bartra (1976), en dos elementos. El primero es la no equivalencia entre la magnitud de valor y el

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precio por las mercancías que produce –es decir, “cuando el campesino vende su mercancía a un

precio inferior al de su valor” (p. 520)–, donde además se detectan las relaciones de explotación,

su condición de clase y su posición en un sistema de dominación. El segundo es la creación de

monopolios capitalistas, que impulsan al campesino al mercado en condiciones sumamente

desventajosas, para ser despojado de cualquier ganancia o salario por su trabajo. Es por esta razón,

que el campesino se constituye en un sujeto autoexplotado, llegando al límite de ganancia

estrictamente por lo físico.

Una lectura contraria a la anterior la propone Durston (1982), pues establece que, las

empresas agrícolas familiares, se constituyen en un interés común para todos los campesinos, con

el compromiso de utilizar siempre fuerza de trabajo familiar e intensificar el trabajo en

circunstancias especiales. Sostiene que este sujeto tiene un doble carácter: burgués y explotado; lo

primero por el ritmo sostenido de acumulación que le permite la adquisición de capital, el empleo

de mano de obra y mayor nivel de vida y seguridad económica; lo segundo, dada la extracción de

excedentes por parte de la clase burguesa y de otros grupos de poder, que establece relación de

subordinación y explotación.

Bajo la misma perspectiva de Durston, Warman (1988) considera que, la subordinación del

campesino a otros sectores y la poca exclusividad para el uso y la tenencia de la tierra, lo insertan

en una relación con el sistema empresarial que parece divergente en un primer momento, cuando

realmente es complementaria, simbiótica, de mutua dependencia, pero también injusta y asimétrica

por las condiciones de cada una de sus partes.

Lo complementario, afirma Warman (1988), se refleja empíricamente de dos formas. De un

lado, en la necesidad que tienen las empresas –ubicadas en zonas rurales– de expandir la propiedad,

pero sin poder adquirir, mediante la compra directa, áreas superficiales. De otro, en las tierras

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agregadas por la clase campesina a estas empresas, que ponen al campesinado en una situación de

poca autonomía y control, pero no de pérdida de posesión. En síntesis, el campesinado otorga

tierras, recibiendo una renta –por irrisoria que sea– que le permite, contrario a las teorías que

afirman su aniquilación, fortalecerse y arraigarse aún más, sin importar que se separe un poco del

proceso productivo.

En acuerdo con Warman, Esteva (1978) plantea que, aun cuando el modo de producción

capitalista le dio un vuelco a las características tradicionales del campesino, dicha desaparición no

es un proceso que se presenta de forma estricta en las sociedades latinoamericanas, pues los

campesinos siguen teniendo existencia social, por lo que posiblemente estén ocurriendo dos cosas:

hay un retardo en la tendencia a la desaparición o hay diversos factores por investigar frente a la

capacidad de perduración.

Bajo las claridades anteriores, el autor establece una definición de campesino como un sujeto

social que se desempeña principalmente en la producción de la tierra, pero con la posibilidad de

extender su trabajo a la agroindustria, la industria y otra gama de actividades. Por lo anterior, y

dada la existencia de figuras que controlan todo el proceso productivo, el sujeto campesino se ha

visto obligado, como consecuencia de la presión externa –que pone al límite las capacidades físicas

y los medios de producción, impidiendo que pueda satisfacer sus necesidades básicas de vida

únicamente a través de la actividad en su parcela– a buscar ingresos por fuera, mediante la

proletarización, sea en actividades agropecuarias o en ciudades dentro y fuera del país.

Frente a esta discusión, Van der Ploeg (2010), autor del libro Nuevos Campesinos e Imperios

Alimentarios, ve inserto al campesino en las dinámicas del sistema capitalista y sus formas de

producción y, con ello, comprende que se da una complejización de la economía campesina, donde

se entrecruza capitalismo y prácticas tradicionales. El profesor holandés analiza cómo los

campesinos, de múltiples e inesperadas formas, han venido adaptándose a las exigencias del

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capitalismo agrícola, que se expresa a través del sistema producción imperialista de alimentos. Las

formas inesperadas de adaptación de las que habla Van Der Ploeg, muestran a un sujeto campesino

con calidad de vida, resultado de producir alimentos y utilizar eficazmente los recursos con los que

cuenta; con esto, queda claro, que el campesino contemporáneo que analiza este autor, es la

deveniencia de una relación contradictoria entre la lucha por la autonomía y los contextos

caracterizados por la completa dependencia y explotación.

Con base en lo anterior, Van Der Ploeg (2010) sintetiza en diez puntos la vicisitudes para

estudiar al campesinado: la lucha por la autonomía, habitar en un lugar donde las relaciones son de

dependencia y marginación, controlar y administrar ciertos recursos, desarrollar formas de

coproducción entre el hombre y la naturaleza, interactuar con el mercado, permitir la supervivencia,

fortalecer la base de los recursos y la autonomía, disminuir dinámicas de dependencia, ampliar su

producción a actividades no agrícolas y actuar bajo patrones de cooperación.

Ahora bien, teniendo claro aquellos autores que afirman de una descomposición del

campesino, pero también los que hacen referencia a dinámicas de adaptación, aparecen quienes

contemplan en su análisis ambos procesos. Este es el caso de Miren Etxezarreta (1977) en su texto

“La evolución de la agricultura campesina” donde estudia la transformación campesina y su papel

en el desarrollo del sistema capitalista, basado en autores como Kautsky, Marx y Engels. Uno de

los ejes analíticos del autor, pero sin mayores desarrollos, es el fenómeno de migración de los

campesinos hacia las ciudades, llamado también abandono, como resultado de la concentración de

tierras por parte de grandes propietarios.

Otro de los elementos, y quizá el más relevante para Etxezarreta (1977), pero también para

esta amplia discusión –por constituirse, según autores, en una variable del proceso de adaptación

del campesino a la expansión del capital en zonas rurales– es la proletarización del campesinado

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por dos razones principales: 1- porque este proceso va de la mano con la llegada de grandes granjas

a los espacios rurales, generando inicialmente una convivencia entre capitalistas y campesinos,

donde, paulatinamente, el segundo tiende a vender su fuerza de trabajo al primero y a convertirse

en un proletario agrícola, y 2- porque, en ese sentido, el desarrollo de la economía de mercado y la

introducción de la competencia capitalista al campo y la producción agrícola, establece nuevas

formas de producir la tierra, va destruyendo la pequeña producción y, por tanto, libera a los

campesinos para convertirlos en futuros proletarios.

Por otra parte, el proceso de conexión del campesinado al mercado capitalista se constituye

para Fajardo (2018), junto con las asimetrías políticas y económicas –que reducen las posibilidades

de supervivencia e incrementan la posibilidad de pérdida de las tierras– en la razón de

descomposición del campesino. Lo anterior ocurre, según el autor, a pesar de las múltiples

estrategias que emplea el campesinado, desde su producción parcelaria, para hacerle frente a las

dinámicas del mercado respecto a la oferta de cultivos, las reducciones de los precios, la demanda

de bienes agrícolas, entre otros. Es la penetración plena del capital lo que conduce a la destrucción

de economías campesinas y del sujeto campesino.

No obstante, paradójicamente, en medio de la ofensiva del capital, es esa producción

parcelaria la forma en que los campesinos persisten todavía en las zonas rurales, pues les permite

ser parte importante de la población mundial, ubicarse en un escalón sustancial de la producción

de alimentos, participar de la conservación de los ecosistemas, preservar la organización de trabajo

con mano de obra familiar, crear tejidos sociales en los territorios que habitan y preservar los

conocimientos y las prácticas culturales tradicionales en relación al uso de la tierra y las nuevas

técnicas que ofrece el mercado para producirla (Fajardo, 2018).

Breton (1993), además de haber planteado las limitaciones del concepto, expone, en

concordancia con algunos elementos planteados por Fajardo que, el campesino o lo que él

Page 56: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

56

denomina agricultura familiar, en el proceso de expansión del capitalismo, tiene dos alternativas:

abandona o se adapta. En el primer caso, el autor menciona que se ven más afectados por la

industrialización los campesinos sin tierra que comienzan a migrar hacia las ciudades. En el

segundo caso, la pervivencia está determinada por la intensificación de la producción (dada la

imposibilidad de expandir la extensión) a través de un rendimiento mayor por hectáreas que implica

innovaciones técnicas para reducir costos; además, aparecen un amplio abanico de estrategias como

las políticas proteccionistas para garantizar su continua reproducción.

5.2 Campesino en perspectiva político-organizativa

En el marco de la discusión sobre el campesinado como clase social, Hobsbawm (1976) se

pregunta ¿en qué medida podemos hablar del campesinado como clase? La respuesta a esta

pregunta termina siendo afirmativa, sólo si se concibe al campesinado en sentido clásico, pero

reconociendo también que se constituye únicamente en una clase en sí, pues su relación con los

medios de producción le otorgan una condición de baja clasicidad. Por esa razón, el autor considera

que, la relación entre campesino y política, tiene que ver con las conexiones que pueda generar con

otros grupos o instituciones sociales (proletariado, por ejemplo), pues aun cuando viven aislados

en sentido espacial, eso no constituye, necesariamente, que sus expresiones políticas se reduzcan a

su espacio.

La concepción de campesino de Armando Bartra (2010), está precedida por toda una

discusión del siglo XX sobre el lugar de las clases sociales en el desenvolvimiento de distintos

procesos históricos. Contrario a Hobsbawm, su postura concede una gran importancia a la clase

social, pues afirma que la idea economicista y equivocada que se ha tenido sobre ésta, desconoce

Page 57: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

57

su vigencia y la capacidad que tiene de gestar futuro y de construir apuestas políticas y proyectos

comunes, donde, según él, el campesinado ha tenido un papel protagónico. En ese sentido,

conceptualiza al campesino como

una forma de producir, una sociabilidad, una cultura, pero ante todo designa un jugador de

ligas mayores, un embarnecido sujeto social que se ha ganado a pulso su lugar en la historia. Ser

campesino es muchas cosas, pero sobre todo es pertenecer a una clase: ocupar un lugar específico

en el orden económico, confrontar predadores semejantes, compartir un pasado trágico y glorioso,

participar de un proyecto común (Bartra, 2010, p. 7)

Ser campesino, como clase social, es una elección política y una apuesta de futuro, atravesado

por sueños, mitos y utopías. Por esa razón, para Bartra (2010), el campesino no nace, el campesino

se hace y se inventa a partir de la construcción de un sujeto colectivo, en el curso de las luchas, del

quéhacer y de la acción, donde se ratifica, según este autor, una campesinidad que se encuentra

siempre en obra negra.

En total concordancia con Bartra, el académico brasileño Martins de Carvalho (2012)

sostiene que, cuando el campesinado trasciende la resistencia, se afirma como un sujeto de lucha

mediante la construcción de su autonomía, y se alía al proletariado para combatir la burguesía. Es

en esas luchas concretas, donde el campesinado se comporta económica, política e ideológicamente

como una clase social, instaurando la contradicción campesino-burguesía. Ahora bien, cuando

únicamente se resiste a su degradación, dirá este autor, se constituye en un modo de producción y

no en una clase.

Sin la concepción de clase, pero otorgándole un lugar político sumamente importante al

campesinado, Esteva (1978) considera que, las determinaciones externas que causan todos los

Page 58: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

58

males a este sujeto colectivo, terminan siendo, al mismo tiempo, la razón que despierta sus

potencialidades para la lucha o acción política. La fuerza de los campesinos comienza a elevarse

cuando las ciudades y la agricultura comercial ya no son capaz de sostener la cantidad de

migraciones; lo que antes era una posibilidad de sobrevivir (migrar a otros lugares) se comienza a

convertir en una razón de lucha y levantamiento.

Esas presiones externas ejercidas por el modo de producción dominante, afirma Esteva

(1978) van intensificando los movimientos que, aun cuando en sus inicios son débiles,

desorganizados y pequeños, van convirtiéndose en grandes procesos, aprovechando las

experiencias modernas de levantamientos de trabajadores. Se da entonces una integración

campesina, que los ubica en lugar de gran importancia dentro de la política de un país, porque ya

no sólo resisten, sino que actúan y se movilizan; ya no son vistos como una masa inerte y sus actos

comienzan a ser reconocidos por una sociedad entera.

Frente a esos fuertes procesos de lucha campesina que expone Esteva, Van Der Ploeg (2010)

–retomando a otros autores como Badstue, Schneider y Tepicht– pone en evidencia la articulación

que se da por redes sociales o acciones colectivas, en pro del fortalecimiento de la base de recursos.

De manera similar, identifica patrones de cooperación motivados por circunstancias político-

económicas adversas, en los que se conserva un equilibrio de los límites entre lo individual y lo

colectivo, que no implica la supresión de intereses y perspectivas individuales, sino que se

defienden a través de la lucha cooperada por la autonomía.

El último elemento, la lucha por la autonomía, se convierte para Encarnación Aguilar (1996)

en un aspecto fundamental de la relación entre campesinado y política. Después de establecer un

largo recorrido por diversos autores que han conceptualizado al campesinado, la autora establece

que los campesinos propietarios de la tierra y de la casa, van configurando prácticas de autonomía,

pero, a su vez, continúan insertos en relaciones de dependencia externa, como consecuencia del

Page 59: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

59

modo de producción. De acuerdo con Shanin, Aguilar (1996) propone que, la segmentación y

fragmentación de esta clase, conforman determinadas pautas para sus acciones políticas poco

formalizadas.

Esa doble condición de autonomía y subordinación, son aspectos que también retoma

Warman (1988) cuando afirma que las relaciones políticas de los campesinos pueden analizarse

mediante dos niveles. El primero es el horizontal, reflejado en acciones de cooperación y

redistribución al interior de la comunidad rural. El segundo es el vertical o asimétrico, que está

representando en un conjunto social más grande que despoja al campesino de todo su excedente

productivo. En síntesis, para este autor, este sujeto es un segmento social de una sociedad más

compleja y debe ser analizado como un grupo y no como un individuo, reconocido por su naturaleza

y su relación con los grupos que lo rodean y lo presionan.

5.3 Campesinado en perspectiva cultural-ideológica

La conceptualización del campesinado desde el aspecto cultural tomó fuerza en los años

cincuenta y sesenta, principalmente en la antropología, pues intentaban que la planificación

agrícola se hiciera con base al entendimiento de los grupos campesinos desde sus realidades, sus

costumbres y sus saberes, sin cargar el análisis de estereotipos o prejuicios externos. Después de

ese momento, dirá Durston (1982), aparecen en el escenario de debate múltiples autores que

dejaron de lado el análisis de la clase social, para centrarse en lo cultural como un elemento aislado

que se reducía casi que exclusivamente a la resistencia al cambio; lo anterior, plantea este

antropólogo, se convirtió en una herramienta para acelerar la integración dependiente y extractiva

del campesinado a las formas del desarrollo capitalista en el campo.

Page 60: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

60

No obstante, es claro que no todos los estudios se han reducido a esta forma analítica de

entender la condición cultural del campesinado. Las discusiones, aun cuando no tienen el alcance

de aquellas que se centran en los aspectos económicos y políticos del campesinado, cobran igual

una gran relevancia en los debates sobre este sujeto, pues abordan múltiples temáticas: relación

entre el campesinado y la tierra, mediada por el arraigo; la percepción que se crea sobre el medio

en el que habitan; las relaciones de vecindad; los procesos de aprendizaje mediante el trabajo; el

lugar de la familia y la casa en la construcción de una identidad campesina; entre otros.

Encarnación Aguilar (1996) se ha constituido en una exponente importante de la cultura

campesina, y uno de sus focos de análisis es el papel que cumple la casa o la unidad agrícola en la

socialización y construcción de ideología del campesinado, es decir, la configuración de una cultura

determinada a partir de la relación humano-naturaleza. Bajo este interés, la autora ha venido

afirmando que esa unidad agrícola donde el campesinado desenvuelve su vida espacio, posibilita

que se establezcan relaciones de compadrazgo, vecindad, cooperación y reciprocidad con el resto

de habitantes de un mismo territorio; además, por ese vínculo tan estrecho entre ese lugar el sujeto

campesino, se va generando una particular percepción de la tierra y el trabajo sobre la misma, es

decir, condiciones de arraigo y concepción cíclica del tiempo y de la vida social.

Por su parte, Toledo (2017), entiende que esa relación campesinado-tierra o campesinado-

unidad agrícola familiar de la que habla Aguilar, va configurando una forma particular de ver y

percibir el mundo y la naturaleza de la cual dependen para vivir. Le hace frente a algunos autores

que establecen una marcada diferencia entre lo productivo y lo cultural, pues entiende que el

sistema cognitivo campesino –que es usado permanentemente por el productor durante la gestión

del ecosistema– juega un rol importante para la racionalidad de la producción campesina que, en

su análisis, tiene que ver con la producción ecológica.

Page 61: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

61

Al igual que Toledo, Van der Ploeg (2010) también considera que existe una relación estrecha

entre aspectos culturales y productivos, reflejados en la generación de prácticas novedosas que

facilitan el manejo de la naturaleza para la constitución de una base de recursos autocontrolada,

donde no solo se considera al proceso de producción agrícola como la generación de productos

finales, sino también como un proceso social donde ocurre el aprendizaje a partir del trabajo y se

configura un estilo de producción agrícola; al mismo tiempo, se identifican en estas prácticas luchas

sociales en el esfuerzo implicado por mejorar los recursos disponibles para contribuir a la creación

de un mayor bienestar, mejores ingresos y perspectivas más promisorias.

Ahora bien, expuesta esta línea donde se reconoce la cultura como un elemento articulado a

las distintas prácticas económicas que desempeña el campesinado, aparecen otros autores que, sin

desconocer esa relación, introducen más elementos a la conceptualización, pues le otorgan una

importancia particular a la tradición como forma de heredar todos esos conocimientos y saberes

vinculados a lo productivo, pero también al desenvolvimiento de la vida en general.

En estas discusiones se ubica Drobrolwoski (1979) para hacer referencia a la cultura

campesina y su relación con la tradición como algo que abarca toda la herencia cultural y que se

transmite de generación en generación mediante el lenguaje, los sonidos, las acciones, pero también

algunos medios mecánicos como la imprenta, las partituras musicales, entre otros. El proceso

anterior, afirma el autor, refleja siempre dos tendencias. La primera es la necesidad de preservar o

conservar las experiencias pasadas y los valores o el orden establecido en una sociedad; la segunda

propende por mejorar la existencia humana a través del cuestionamiento de lo existente y la

insatisfacción por lo dado.

La tendencia de glorificar y preservar el pasado tiene lugar en aquellas culturas con

dependencia a la tradición oral y la demostración directa; esto no desconoce que la escritura

también ha sido un medio que refuerza la tradición, pero cobra un papel más importante, según

Page 62: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

62

Dobrolwoski (1979), en los procesos de cambio. En ese sentido, cuando se analiza una sociedad

tradicionalista y conservadora casi siempre se encuentra una transmisión oral de sus construcciones

culturales. Aquí figura entonces la cultura tradicional campesina, dotada de sus particularidades,

que vienen determinadas por el bajo nivel de tecnología en la producción agrícola, la organización

simple del trabajo, ocupación permanente de la tierra, autosuficiencia económica y pensamientos

mágicos; en síntesis, un desarrollo simple de lo económico y social.

La familia patriarcal y la autoridad del padre sobre los hijos se constituye también en un

elemento importante del conservadurismo campesino o de la tradición campesina, pues posibilita

una relación de cooperación muy estrecha entre generaciones. Por esa razón, este autor reconoce

que los asuntos familiares tienen un lugar fundamental en el trabajo, la recreación y la tierra.

Finalmente, las reuniones sociales o lo intercambios, las herramientas lingüísticas y la creación de

versos con distintos temas (clima, ganadería, religión, previsiones meteorológicas, etc) han sido el

reflejo de esos medios que había desarrollado la comunidad campesina para heredar conocimientos

con mayor precisión.

Finalmente, reaparece Durston (1982) con un análisis sumamente interesante, pues

comprende que en Latinoamérica se ha presentado una tendencia a conceptualizar al campesinado

desde el aspecto económico, dada la confrontación de la economía campesina con las formas de

desarrollo capitalista y el problema de quién controla la producción y la distribución; sin embargo,

considera que lo anterior debe pasar necesariamente por entender, desde elementos culturales, los

conflictos entre los distintos grupos sociales, es decir, someter el análisis a una cuestión de clases

sociales y los intereses de cada una de ellas que, según el autor, se encuentran legitimadas por

subculturas. En ese sentido, afirma que el campesinado es una clase social que posee una subcultura

a partir de la familia, los lazos de reciprocidad y toda la comunidad rural que se va construyendo

Page 63: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

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para defenderse de las exigencias de otros grupos sociales, mediante creencias y valores muy

particulares.

Page 64: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

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CAPÍTULO II. CAMPESINADO EN BAJO SINÚ, MONTES DE MARÍA Y YOLOMBÓ:

PRÁCTICAS ECONÓMICAS, POLÍTICAS Y CULTURALES.

Lo rural y la ruralidad son conceptos abarcantes, cuyo estudio y comprensión está

atravesado, desde algunas perspectivas teórico-conceptuales, por el reconocimiento de tres tipos

de prácticas sociales: económico-productivas, político-organizativas y cultural-ideológicas. En esa

dialéctica rural-ruralidad, uno de los tantos actores, seguramente el más importante, es el

campesinado; por lo tanto, lógicamente, la investigación sobre el mismo pasa también por

auscultar, indagar y describir tales prácticas.

Esta apuesta epistemo-metodológica, formulada por la Línea de Investigación Problemas

Rurales y Ruralidades (2018) y empleada en el desarrollo del presente trabajo de grado, distingue

e integra las díadas antes mencionadas, reconociendo que las relaciones económicas y de

producción (una de las prácticas en el abordaje rural-ruralidad) son la base de cualquier sociedad

(Marx, 1973). No obstante, también tiene claro que, en la dinámica de la vida misma, lo económico

puede pasar a un segundo plano respecto a los diversos factores de lo superestructural, por ejemplo,

lo político y lo cultural (Engels, 1976), cuando estos terminan por imponerse en el decurso de las

contradicciones, dadas las particularidades de tiempo, sujetos y espacios (Fals Borda, 1984).

Los contextos rurales, en este caso, Montes de María, Bajo Sinú y Yolombó no son ajenos

a esta lectura teórica-sociológica de la realidad, antes bien, esa diferenciación y articulación de las

tres prácticas y la variabilidad de la determinación de unas sobre otras, se vivifica y relativiza,

como ya se acotó, a partir de la geografía, la topografía, el paisaje (lo rural) y el movimiento,

predominantemente contradictorio, que se genera con los vínculos o relaciones sociales (la

ruralidad). De este modo, la lectura dialéctica se afianza fuertemente en el análisis, razón por la

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cual, la descripción que se presentará a continuación, con la división metodológica ya expuesta, no

es tajante y absoluta, antes bien, va mostrando cómo dichas prácticas, aun cuando distintivas,

comienzan a conectarse entre ellas.

La escritura del capítulo está dividida en tres partes, siguiendo la ruta de los territorios

abordados: Bajo Sinú, Montes de María y Yolombó. En la descripción de cada espacio rural, se

detalla, cómo se presentan los aspectos económico-productivos, político-organizativos y cultural-

ideológicos del campesinado allí presente. En esta tarea, tal como debe procederse científica y

sociológicamente, se integran múltiples fuentes, que van contrastando, para enriquecer el análisis,

la información que aporta cada una: artículos de investigación, artículos de reflexión, documentos

emitidos por las organizaciones, prensa y, por supuesto, las voces del campesinado.

6.1 Bajo Sinú. Subregión inundada de riquezas hídricas, seres anfibios y campesinado

históricamente organizado.

6.1.1 Aspectos geográficos

El río Sinú, uno de los afluentes hídricos más importantes del departamento de Córdoba,

nace en el Nudo del Paramillo (Antioquia) y desemboca en la Bahía de Cispatá del mar Caribe,

después de 350 kilómetros de recorrido y una amplia variedad de ciénagas ubicadas a su costado

derecho. Justo en su parte final, en lo que denominan comúnmente como cuenca baja, se encuentra

la subregión del Bajo Sinú, una zona compuesta en un 65% por agua. Este dato cobra relevancia

cuando se entiende que allí confluyen 4 de los 5 tipos de humedales caracterizados a nivel mundial:

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fluviales (ríos, arroyos y quebradas; también áreas de expansión donde el río crece o baja sus

niveles), marinos, estuarinos (zonas de manglares y donde se presenta mezcla de agua dulce y

salada) y palustres (afluentes de agua dulce). El único que no aparece en esta zona es el humedal

de altura.

La ciénaga Grande de Lorica, una cuenca de 38.000 hectáreas, hace parte de este valioso

complejo hídrico. Cumple, al igual que el resto de las ciénagas, la función de amortiguar el agua-

lluvia en tiempos de invierno, evitando grandes inundaciones que pueden ser perjudiciales para las

comunidades que habitan este territorio (Salazar, 2011) (Instituto de Hidrología, Meteorología y

Estudios Ambientales IDEAM, 1998). Sin embargo, como resultado de su ubicación, el mayor

atributo no es precisamente aminorar los impactos del clima, sino ser un hábitat sumamente rico

en flora y fauna, posibilitando el nacimiento y crecimiento de miles de especies que nutren las

cadenas alimenticias humanas y animales (Rodríguez y Orduz, 2012).

La mezcla de estas características hidrológicas y biológicas, hacen de la cuenca un recurso

hídrico determinante para el desenvolvimiento de la vida económica, política y cultural de los

pobladores del Bajo Sinú. (Acosta, 2013). Las comunidades que habitan sus orillas o zonas

cercanas, denominados seres anfibios, se han adaptado históricamente, a través del conocimiento

y comprensión profunda de sus dinámicas, a las propiedades naturales de este afluente

(inundaciones, bajos niveles de agua, mezcla de humedales), desarrollando plenamente su vida

alrededor del mismo (ASPROCIG, Conversatorio por el río, Bajo Sinú, 2 de octubre de 2017)

(Salazar, 2011) (Rodríguez y Orduz, 2012).

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67

6.1.2 Prácticas económico-productivas: una riqueza disputada entre la economía campesina,

la hidroeléctrica Urrá y los grandes terratenientes.

Los indígenas zenúes, asentados a lo largo del río Sinú entre el año 800 a.C y el 1200 d.C,

fueron los pioneros en el proceso de adaptación y control de los recursos hídricos existentes (costas,

islas, ríos y ciénagas) en toda esta región, incluyendo el Bajo Sinú. El conocimiento desarrollado

durante tantas generaciones –saberes, herramientas y medios de producción–, resultado de la

necesidad básica de sobrevivir, realmente fue el legado que dejó esta población al resto de

comunidades que han arribado al territorio, facilitándoles con ello, las prácticas agrícolas,

ganaderas, pesqueras y recolectoras (Babilonia, 2014).

Conceptualmente hablando, este proceso de heredabilidad en la subregión ha atravesado

los infortunios y trabas de más de 2800 años de historia, teniendo en cuenta, por supuesto, las

dinámicas depredadoras y aniquiladoras del sistema capitalista, que han penetrado este territorio

vía paramilitarismo, megaobras y megaproyectos, arrasando, sin compasión alguna, con la

economía campesina. Por esa razón, podría afirmarse que, tal fortuna, esa de conservar los

conocimientos de sus ancestros –reflejados actualmente en las diversas actividades que se ejecutan

allí–, sólo es posible si se entiende la importancia de las tradiciones campesinas, en este caso con

huella indígena, bajo el interés vital de no desaparecer como especie (ASPROCIG, Conversatorio

por el río, 2 de octubre de 2017).

La agricultura, la ganadería, la pesca y la recolección de frutos y moluscos, son

puntualmente esas actividades que se preservan hasta los tiempos más recientes, dándole

continuidad al legado zenú y procurando fortalecer la economía campesina que lleva años

disputándose con las dinámicas del capitalismo (Salazar, 2011). En el entrechoque de estas dos

Page 68: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

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formas diferentes de relacionarse con la naturaleza, dichas actividades han sufrido modificaciones

evidentes y han posibilitado la aparición de otras tantas como la minería, el turismo, la industria y

el transporte marítimo (Babilonia, 2014)

En relación a la actividad pecuaria, afectada también por la introducción de formas de

producción capitalista, se desarrolla la ganadería y la crianza de pollos, gallinas, gallos, cerdos,

marranos y burros; aun cuando el número de cabezas de ganado en los municipios que

corresponden a esta subregión no es tan significativo en comparación con la ganadería desarrollada

en todo el departamento de Córdoba, Acosta (2013) asegura que más del 80% de las tierras se usan

para el pastoreo, razón por la cual, los suelos son determinantes para las actividades productivas

(Salazar, 2011). Las razas de ganado que más se encuentran son Cebú y Pardo Suizo (Programa de

las Naciones Unidas para el Desarrollo, S,f)

No obstante, la topografía plana y su cercanía al mar, generan problemas de drenaje que

afectan el ejercicio pleno de la ganadería. En invierno se presentan altas inundaciones y en verano

hay que regar las tierras constantemente; esto amenaza, según el POMCA-RS (Como se cita en

Acosta, 2013) la disponibilidad de oxígeno, afectando los ecosistemas de las ciénagas. Asimismo,

la forma extensiva en que se practica, trae como consecuencias daños en los suelos por la

sobrecarga, el pisoteo de los animales y el sobrepastoreo (PNUD, S,f.) Aun cuando estos

fenómenos naturales son una problemática para el sostenimiento de la ganadería, se constituyen en

la razón para que la agricultura se practique en menor medida (Acosta, 2013).

La pesca se ubica como otra actividad pecuaria de suma importancia. Salazar (2011) expone

que solamente el municipio de Lorica tiene destinadas 395 hectáreas para explotación pesquera,

donde hay 99 de ellas dedicadas al trabajo comunitario, 16 a los zoocriaderos y 280 para la

producción de camarones. Las herramientas más utilizadas para esta actividad son la atarraya, el

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anzuelo y el trasmallo; también hay uso de nasas que son unas jaulas para que el pez entre, pero no

pueda salir de allí.

Respecto a las actividades agrícolas, se presenta un amplio panorama de agricultura

convencional, tradicional, pero también tecnificada. En general, los municipios que se encuentran

en la jurisdicción de la Ciénaga Grande del Bajo Sinú, y aquellos por donde el río realiza su

recorrido, tienen unas condiciones de fertilidad muy favorables para el desarrollo de diversos

cultivos agrícolas. El maíz, arroz, plátano, yuca y algodón se constituyen en los principales cultivos

y representan casi la totalidad del área sembrada en estos municipios para el año 2012: un 94.25%

(Acosta, 2013).

El maíz es el alimento que más se cultiva, alcanzando para el año 2012 42.911 hectáreas de

tierra sembradas; es un cultivo estacional y se siembra de todos sus tipos (blanco y amarillo), de

forma manual y tecnificada (Acosta, 2013). Para el caso puntual de Bajo Sinú, se presenta

principalmente el maíz tecnificado, produciendo entre 5000 y 20000 toneladas. El segundo

alimento con más área cultivada es el arroz, y para el mismo año había 14.143 hectáreas; existe el

arroz mecanizado (que depende de capitales privados y mayor acceso a niveles de producción), el

arroz de riego (que se presenta en espacios con acceso a fuentes hídricas) y el arroz secano

(asociado a la agricultura campesina y a tierras poco aprovechables para el cultivo. En los

municipios correspondientes a la ciénaga, hay existencia de arroz de riego por sus amplios sistemas

de riego y también de arroz secano (Babilonia, 2014).

Hay un distrito de riego de 3.200 hectáreas para monocultivo de maíz y arroz, que se ubica

en la cuenca alta del río Sinú. Integrantes de la organización ASPROCIG (Conversatorio por el río,

Bajo Sinú, 2 de octubre de 2017) afirman que, para producir 1000 toneladas de arroz, se necesitan

7 toneladas de agrotóxicos, convirtiéndose en un factor productivo que afecta enormemente el agua

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y todas las personas que dependen de ella: los químicos pasan a las algas, luego al plancton, después

a los peces y finalmente termina en el ser humano que puede transferirla a sus hijos, generando

malformaciones y problemas de salud. Según ellos, hay muchas peleas jurídicas contra esta

problemática, pero además hay disputas que se realizan desde la producción agroecológica, con

diversas metodologías que, aunque pueden ser invisibles para los terratenientes y propietarios de

esas tierras, son procesos importantes para las comunidades pescadoras y agricultoras.

No obstante, de estos alimentos no sólo sobreviven los grandes terratenientes, sino también

familias campesinas que tienen sus pequeños cultivos agrícolas, principalmente de tipo transitorio,

con una alta rotación y adaptados a las condiciones climáticas (Salazar, 2011). Frente a lo anterior,

Babilonia (2014) afirma que, la agricultura tradicional y la vida campesina, ha dependido

históricamente de las inundaciones naturales que se presentan en el río, pues se han asociado a

períodos de fertilidad y limpieza de la tierra; además, les ha permitido vivir de la pesca y la

producción almacenada.

Sin embargo, esta situación productiva se ha modificado abruptamente por la llegada del

proyecto Hidroeléctrico Urrá, que además de los graves daños ambientales que ha generado, creó

un miedo a las inundaciones que antes eran parte del ciclo natural del río. ASPROCIG

(Conversatorio por el río, Bajo Sinú, 2 de octubre de 2017) expuso, durante un recorrido por el río

Sinú, que las inundaciones normales no son un problema para las comunidades, pero las causadas

por la hidroeléctrica son negativas pues vienen sin peces y además son el punto de lanza para que

los ecosistemas y humedales se desequen.

Durante el año 2010, ASPROCIG denunció, a través de la página web de Censat Agua

Viva, que los humedales ya no pueden cumplir su función de detener las inundaciones naturales,

pues el Gobierno Nacional aprobó en el año 1998 la construcción del proyecto Hidroeléctrico Urrá

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I, desecando 23.000 hectáreas de humedales. Para el año 2017, un integrante de ASPROCIG (2 de

octubre de 2017) afirma que esa cifra había ascendido a 78 mil hectáreas. Los mayores daños

ambientales los sufren los humedales por los cambios severos en sus composiciones físicas,

biológicas y químicas; además, se presenta una degradación en los suelos por la penetración de

cuña salina; hay disminución progresiva de recursos pesqueros; deterioro del manglar por el bajo

intercambio de agua dulce; y pérdida de la biodiversidad (ASPROCIG, 2005). Frente a lo anterior,

Negrete (2007) complementa que, la fauna y flora, adaptadas a los ciclos naturales del invierno y

el verano, no han podido ajustarse a los nuevos cambios creados en los niveles del río; los peces,

los árboles, los cultivos, las quebradas, las ciénagas, los caños y el suelo que hacen parte de todo

el ecosistema de este humedal, están enormemente afectados.

Además de las evidentes problemáticas ambientales, en Lorica hay 125 mil habitantes

afectados por estas inundaciones que van en contra de la situación anfibia de la comunidad y no

están planificadas para esa cultura de agua (Asociación Dios con Nosotras, conversatorio

comunidad Río Ciego, Bajo Sinú, 2 de octubre del 2017) (ASPROCIG, 2 de octubre de 2017). En

concordancia con lo anterior, Babilonia (2014) asegura que, son los pequeños campesinos, los más

vulnerables a los cambios en el humedal, pues su capacidad para enfrentar estas enormes

inundaciones artificiales es muy reducida en términos de conocimientos técnicos o maquinaria para

construir estructuras; mientras que los propietarios de tierras dedicadas a la ganadería o agricultura

comercial, pueden construir terraplenes que minimicen el impacto. En ese sentido, los aspectos

económicos de la subregión del Bajo Sinú se han ido modificando con la presencia de este

megaproyecto. El Observatorio de Conflictos Ambientales y el Instituto de Estudios Ambientales

(2017) indican que

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72

La adecuación de tierras y el control de inundaciones a través de Urrá I, trajo consigo la

alteración de las dinámicas productivas asociadas a los ciclos hidrológicos de la región; las cuales

estaban acopladas a la alternancia entre crecientes y épocas de estiaje, en la que los habitantes de la

región intercalaban las labores agropecuarias con la pesca (p. 2).

Como parte de los múltiples proyectos complementarios a la hidroeléctrica, ASPROCIG

(2005) (2010) (2012) (Como se cita en Babilonia, 2014) ha venido exponiendo en varias ocasiones

que ya existen grandes plantaciones comerciales en la cuenca baja y media del río, por ejemplo, las

industrias camaroneras, las tierras inundables para el cultivo de extensivo de pastos, la creación de

15 distritos de riego en toda la cuenca, los sumideros de carbono, la construcción de infraestructura

turística, los proyectos piscícolas y la siembra de Teca. En total, son 300.000 hectáreas ocupadas

anteriormente por humedales, que ya se destinaron para ampliar frontera agrícola y ganadera;

asimismo, algunos campesinos abandonaron el uso de semillas criollas y nativas para utilizar

semillas certificadas de maíz y algodón, implementando agroquímicos en sus cosechas (Babilonia,

2014).

Como forma de hacerle frente a esta amplia problemática socioambiental, la Asociación de

Pescadores, Campesinos, Indígenas y Afrodescendientes para el Desarrollo de la Ciénaga Grande

del Bajo Sinú ASPROCIG (de la que se hablará más adelante de forma extensa, en perspectiva

político-organizativa) desarrolla a lo largo de toda la ciénaga algunos proyectos productivos

enfocados en la adaptación al cambio climático, la restauración de ecosistemas naturales, la

implementación de la agroecología y el sistema solidario de comercialización e intercambio de

bienes y servicios: el Agenatón Biodiverso Familiar (ABIF), los Sistemas Socioecológicos

Colectivos (SSC) y los Ecosistemas Naturales (EN) (López, 2020).

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73

Hay comunidades campesinas donde más del 75% de la familia practica la agroecología

como una forma de vida y no solo como un aspecto o un sistema productivo. En estos lugares, el

campesinado ha logrado darle un mejor manejo a los desechos sólidos, al agua, a la distribución

del acueducto y a la energía solar; crean también biodigestores que aportan a su proceso de siembra

con el abono que se saca de allí (Integrantes de ASPROCIG, Conversatorio por el río, Bajo Sinú,

2 de octubre del 2017). Un ejemplo de lo anterior es la comunidad de Río Ciego donde habitan 60

familias, para un total de 290 personas; trabajan sin químicos en unos espacios que denominan

patios, y aunque no tienen muchas hectáreas de tierra, el cultivo lo hacen de forma colectiva en

algunas parcelas. Cultivan alrededor de 6 especies energéticas: plátano, yuca, berenjena, ají, tomate

y maíz; además, tienen 5 o 6 especies de hortalizas y entre 10 y 20 variedades de ornamentales.

La anterior experiencia es reconocida precisamente como el ABIF, que ya fue mencionado

anteriormente, y es, en palabras de López (2020), un lugar que debe tener por lo menos 83 especies

vegetales integradas por la energía solar y el flujo de variables. Allí las familias generan excedentes

productivos y mejoran sus ingresos económicos bajo el objetivo principal de vivir sabroso, donde

se abandona un poco la idea exclusiva de producción y se adopta la concepción de lo estético “lo

hermoso que quiero construir, con lo que está allí, y de lo que puedo vivir. Por eso contempla la

seguridad alimentaria, la soberanía alimentaria” (López, 2020, p. 38).

En segundo lugar, se encuentra una unidad socio ecológica fractal: los Sistemas

Socioecológicos Colectivos o (SSC). Estos procesos ya llevan más de 20 años aportando a la

biodiversidad, coexistencia y coevolución con los medios naturales existentes en el Bajo Sinú y en

su ciénaga; allí se produce comida, se genera bienestar para los habitantes, pero también se

reconstruye la naturaleza. Por último, aparecen los Ecosistemas Naturales (EC) como una forma

de restaurar y manejar sosteniblemente los ecosistemas naturales mediante estrategias como

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74

reubicación de flujos naturales de agua, especies nativas, inclusión de la comunidad en la

producción del ABIF; es sumamente participativo y ha permitido recuperar 78 kilómetros de

bosque de galería para implementar el turismo comunitario y lograr el hambre cero (López, 2020)

Finalmente, bajo este modelo socioecológico, figura un sistema de comercialización e

intercambio de productos que, según los integrantes de ASPROCIG (Conversatorio por el río Sinú,

Bajo Sinú, 2 de octubre de 2017), empieza por la regla ética de que no se siembra lo que no se vaya

a comer, y eso hace que se tengan muchos alimentos en pequeñas cantidades para intercambiar con

el vecino. Los excedentes generales se venden en el casco urbano; de estas ventas, cada familia

deja aproximadamente entre el 16% y el 20% para los gastos de transporte y el mantenimiento de

la tienda.

6.1.3 Prácticas político-organizativas: la necesidad de enfrentar a un modelo depredador y

configurar un sistema alternativo de vida.

En los años 80 y 90, bajo un contexto marcado por un amplio interés sobre la preservación

y conservación de los recursos naturales y el desarrollo sostenible, emergió en el Bajo Sinú,

puntualmente en las comunidades campesinas, una idea generalizada sobre la importancia de lo

ecológico y lo ambiental. Paralelo a esto, se venían presenciando en este territorio diversas luchas

de campesinos y pescadores, que se disputaban la tierra con poderosos terratenientes interesados

en desecar los humedales y ampliar todos sus potreros. Hubo además varios desplazamientos, por

causas ambientales, pero también por violencia paramilitar, de campesinos ubicados en San

Bernardo del Viento, San Antero y Lorica (Roa, 2010).

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En este escenario y con la confluencia de lo ambiental y sectores de izquierda, nace entre

el año 1992 y 1993, La Asociación de Pescadores, Campesinos, Indígenas y Afrodescendientes

para el Desarrollo de la Ciénaga Grande del Bajo Sinú, ASPROCIG, constituida legalmente para

el año 1994. Es una organización de segundo grado que trabaja con alrededor de 98 organizaciones

de primer grado y aproximadamente 32 mil personas ubicadas en toda la cuenca baja del río Sinú,

con el objetivo de aprovechar de manera sustentable los recursos estuarinos y marinos

(ASPROCIG, Conversatorio por el río, Bajo Sinú, 2 de octubre del 2017) (López, 2020)

(ASPROCIG, 23 de septiembre del 2012)

Años atrás era una asociación de choque, pero actualmente se conciben como propositivos

para desarrollar cultura y pueblo, pues entendieron, posterior a una gran movilización realizada en

el año 2000, que también debía ser una lucha de ideas para aportar a la construcción de este país.

Por esa razón, afirman que su problema es epistemológico, pues está en lo que tienen en la cabeza,

en cómo viven en sociedad; de ahí que consideren que sus contradicciones no tiene que ver

únicamente con el calentamiento global (aun cuando reconocen que se enfrentan a un modelo cada

vez más depredador de los sistemas naturales, que, en palabras de la organización, quiere convertir

todo en dinero) y que la crisis climática realmente es una crisis existencial sobre la forma en cómo

entienden la realidad. Esto les ha permitido empezar con agriculturas alternativas, avanzar hacia

sistemas agroecológicos, pero trascender, desde el 2012, a la socioecología (López, 2020).

Sus principales componentes, bajo la propuesta de desarrollo territorial con enfoque social

agroecológico, son: educación, adaptación al cambio climático, restauración de ecosistemas

naturales, sistemas socio ecológicos colectivos (SSC), Agenatón biodiverso familiar, turismo

comunitario, agua potable y saneamiento básico, sistema solidario de comercialización e

intercambio de bienes y servicios, incidencia política y fortalecimiento institucional comunitario y

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76

equidad de género y generacional. Además de estas áreas de trabajo, ASPROCIG (Conversatorio

por el río, Bajo Sinú, 2 de octubre de 2017) afirma que tienen un plan estratégico que se reconstruye

cada 5 años con la participación de todos los miembros; aquí aparecen entonces diversos espacios

de consenso como la asamblea (máxima autoridad), la junta directiva y un equipo de apoyo a la

junta.

Además del aspecto ecológico-productivo donde se ubican el Agenatón Biodiverso

Familiar (ABIF), los Sistemas Socioecológicos Colectivos (SSC) y los Ecosistemas Naturales (EN)

(componentes ya desarrollados anteriormente), la asociación reconoce la equidad de género como

un aspecto importante, pues les permite trabajar en la concepción machista sobre la participación

de las mujeres en diversos espacios e involucrar a toda la familia en los proyectos que desarrollan.

Los hijos participan en la producción con un horario específico para el trabajo y la mujer cumple

un papel fundamental en el trabajo comunitario y en lo organizativo.

Como ya se mencionó, hay diversas organizaciones de primer grado articuladas a

ASPROCIG y ese es el caso de la Asociación Dios con Nosotras que se legalizó el 20 de noviembre

del año 2001 y para el 2017 ya tenían aproximadamente 20 miembros, todos practicando la

agroecología. Nace por la necesidad comunitaria de gestionar problemas de agua, luz, vías,

mejoramiento de viviendas y cultivo de la tierra. Sin embargo, admiten que sus mayores gestiones

han sido por el agua, pues anteriormente tenían que transportar 22 litros en la cabeza para llevarlo

hasta la casa, mientras que ahora pueden acceder a ella a través de energía solar que ayuda a

purificarla y transportar 10 mil litros diarios para el uso de 22 familias. En términos de relación

con el Estado, afirman que han tenido suerte de que en San Bernardo del Viento y Lorica existan

140 asociaciones afiliadas a la alcaldía municipal y, por tanto, exista una buena colaboración en

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sus proyectos (Integrantes de la Asociación Dios con Nosotras, conversatorio comunidad Río

Ciego, Bajo Sinú, 2 de octubre del 2017).

6.1.4 Prácticas ideológico-culturales: seres anfibios, una mezcla de agua y tierra.

Como se mencionó en la introducción de este capítulo, no pueden establecerse jerarquías a

priori entre las dimensiones económico-productivas, político-organizativas y cultural-ideológicas,

porque aun cuando se entiende la importancia de la relación humano-naturaleza para sobrevivir y

reproducirse como especie, es relativo que alguna de ellas pueda ser predominante de acuerdo al

contexto, a los sujetos que lo habitan y al tiempo que se esté analizando.

En relación con lo anterior, Fals Borda (2002a) entiende que, la cultura anfibia, que se

ampliará en los próximos párrafos, no es únicamente el resultado de la estructura, pues tiene

también una dinámica propia que en determinados momentos actúa sobre esa estructura misma;

hay conexiones o “vasos comunicantes” (p. 21B) entre lo económico y todo lo cultural, político,

religioso y jurídico. En ese sentido, el autor sostiene que eso son precisamente estas comunidades:

“una sociedad conservadora que se refuerza a sí misma tanto por el lado ideológico como por el

económico, aunque de todas maneras se transforme y vaya cambiando lentamente con el curso del

tiempo y la incidencia de fuerzas sociales externas” (p. 21B).

La cultura anfibia pertenece a la superestructura y es un sistema complejo de conductas,

creencias y prácticas alrededor del medio ambiente, las fuerzas productivas y las normas que

aparecen para realizar actividades económicas como la pesca, la caza y la agricultura (Fals, 2002ª).

Asimismo, considera que estos elementos culturales de las comunidades zenúes, tienen que ver con

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asuntos ideológicos como supersticiones, leyendas y prejuicios relacionados con todos los recursos

naturales como barrancos, laderas, playones, ciénagas, caños y barrancos.

En esa relación estructura-superestructura propuesta por Fals Borda, los seres anfibios van

desarrollando prácticas culturales directamente conectadas con sus actividades económicas,

precisamente porque emergen de ese proceso de adaptación de las comunidades campesinas a todas

las dinámicas naturales del humedal. El poblamiento lineal es un aspecto sumamente importante

que les permite tener una distribución espacial estratégica para acceder a la ciénaga y a los recursos

fluviales que bordean con las casas. Por otra parte, como se ha detallado anteriormente, la

agricultura y la pesca están sujetas al ritmo de las aguas y hacen que el campesino se desenvuelva

en diversas actividades de acuerdo al clima del momento. Estas prácticas anfibias, dirá Fals

(2002a), son parte del dominio del riberano como resultado de la herencia legada a los pobladores

desde la época precolombina, aun cuando se ha visto un poco afectada por la modernización.

Por otra parte, hay una conexión bastante importante entre aspectos políticos-organizativos

y culturales-ideológicos en el Bajo Sinú, pues siguiendo la idea de cultura anfibia, ASPROCIG

también ha desarrollado una concepción de mundo y unas formas de entender la realidad en el

relacionamiento de las comunidades campesinas con su contexto. Cuando trascendieron la

agroecología para adoptar la socioecología, comprendieron, según López (2020), que el campesino

no es únicamente un ser productor que se reduce al cultivo de plátano o café, o a la pesca, pues esa

es la concepción que los actores externos tienen de ellos. En ese sentido, afirma que, entienden al

campesino como:

Un sujeto cultural y no un instrumento del autómata productivo global. Creemos que

todavía la agroecología sigue considerando al campesino un instrumento. Nosotros abandonamos

esa visión de que el campesino sólo tiene que producir, y lo consideramos un sujeto cultural que ríe,

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llora, sueña, que puede ser agricultor, ganadero, guacharaquero, cantante, fotógrafo, abogado,

ingeniero, lo que quiera ser en la vida, o sea, un ser integral, como todos (p.37)

Bajo esta misma línea, la organización considera al conocimiento como una construcción

colectiva que se da más allá de lo puramente humano; incluye las plantas, los animales y los

ecosistemas, es decir, ven integralmente la naturaleza en ese proceso de crear saberes. Por otra

parte, se han relacionado con la naturaleza a partir de la concepción estética que, según afirman,

determina la ética, pues lo que consideran bello y bonito lo van cuidando, mientras que aquello que

observan como feo lo van eliminando; de ahí su idea estéticamente apreciable de los bosques, las

serpientes, la naturaleza (López, 2020).

Bajo esta misma relación organizativa-cultural, ASPROCIG considera que la agroecología

les ha permitido, además de aportar a la biodiversidad, resolver los conflictos familiares y

articularlos a todos a la producción. Antes atendían muchos casos de violencia intrafamiliar,

mientras que ahora estos problemas se tratan de manera pública y se les da solución. La

agroecología se convirtió en una herramienta educativa a través de la cual se forman en asuntos

técnicos, pero también filosóficos, políticos y éticos (ASPROCIG, Conversatorio por el río, Bajo

Sinú, 2 de octubre de 2017).

Finalmente, de manera general, se reconoce la artesanía como un aspecto importante en la

cultura sinuana. Algunas de las herencias culturales de esa mezcla indígena con libaneses,

antioqueños, franceses y españoles son el sombrero vueltiao, las hamacas, la cestería, los canastos

y las esteras cocidas todas con fibras de iraca, cepa de plátano, junco y bejuco. Otras herencias

tienen que ver con la orfebrería de oro, piedra y plata; también la cerámica, la talabartería y la talla.

En términos de celebraciones, todos los municipios tienen fiestas de la Corraleja; además, se

celebra el Festival de la Panocha de Coco, en Cotorra el Festival de Acordeoneros y Canciones

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Inéditas y en Lorica la Feria Artesanal de San Sebastián y los festivales del Arroz, del Sinú, el

Ecológico y Cultural del río Sinú, el Gastronómico y Artesanal, el de Música Afroantillana y Salsa,

el de Acordeoneros, Canciones Inéditas y Piquería, el Nacional de la Chicha y el Regional de la

Piña (Salazar, 2011) (Acosta, 2013).

6.2 Montes de María: la despensa del Caribe colombiano. Fertilidad hecha tierra, trabajada

en economía campesina y disputada con actores armados y agroindustria.

6.2.1 Aspectos geográficos

La región de los Montes de María se ha constituido, por su ubicación geográfica, en uno de

los principales corredores que comunica a buena parte del país con la región Caribe,

consolidándose como un territorio importante en términos de producción agrícola y ganadera

(Centro Nacional de Memoria Histórica, S,f.). Cuenta con una diversidad geomorfológica reflejada

en sus zonas montañosas (elevaciones que corresponde al sistema montañoso San Jacinto, con

terrenos superiores a los 650 metros) y sus zonas planas (tierras que corresponden a planicies

aluviales relacionadas con el canal del Dique y el río Magdalena) (Maza y Pájaro, 2008, como se

cita en FUNCICAR, 2015). Por esa razón, se encuentra dividida entre zona litoral, zona montañosa

y zona de piedemonte (CNMH, S,f.)

Precisamente su topografía ondulada ha originado diversas microcuencas ubicadas entre el

río Magdalena y San Jorge. Además de la represa Playón ubicada en el occidente de San Jacinto,

hay arroyos muy importantes como Mancomoján, Pechilín, Alférez, Macayepo, Sin Cabeza, Loro,

Matuya, Las Palmas, el Rastro y La Flecha en los municipios de Ovejas, Carmen de Bolívar y San

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Jacinto (FUNCICAR, 2015); a su vez, hay un sistema de ciénagas y cuerpos de agua que incluyen

el canal del Dique, la Ciénaga y el distrito de Maria la Baja.

6.2.2 Prácticas económico-productivas: economía campesina y agroindustria

Históricamente, la región de Los Montes de María, un territorio poblado por familias

campesinas y afrocolombianas, se ha considerado como “una zona bendita” o la despensa del

Caribe colombiano, dada su diversidad climática favorable a la producción de alimentos y la buena

calidad de los mismos; como se cita en PNUD (2010), un líder de la ANUC menciona que, la yuca

y el ñame era tan grandes, que tenían el tamaño de tres yucas de hoy, y el plátano llenaba los

canastos de toda la región (García, Vega, Montero, Velásquez y Segrera, 2008) (Catherine Legrand,

1986 y Leon Zamosc, 1986, como se cita en García, Vega, Montero, Velásquez y Segrera, 2008).

Para las actividades agropecuarias, los aspectos geográficos han jugado un papel

fundamental. En las montañas o partes altas hay tierras fértiles y adecuadas para la producción de

maíz, yuca, ñame, aguacate, ajonjolí y frutales. En el caso de los valles, se ha presentado la

ganadería extensiva, cultivo de palma de aceite y maderables. En zonas con amplios recursos

hídricos, resaltan la pesca artesanal y la acuicultura; además, de manera general, las artesanías y el

ecoturismo son actividades que han servido como sustento económico de muchas familias (García,

Vega, Montero, Velásquez y Segrera, 2008) (FUNCICAR, 2015) (Plataforma de Organizaciones

de Desarrollo Europeas en Colombia, 2011). Finalmente, es importante destacar que, aun cuando

esta región ha estado caracterizada por la concentración y disputas por la tierra, formas productivas

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han estado tradicionalmente en manos de pequeños propietarios por ser grandes conocedores de

todos los recursos de esta región (PNUD, 2010)

En concordancia con lo anterior, los Montes de María fueron, durante los años setenta, una

gran despensa agrícola para el país; aun cuando las comunidades campesinas producían

principalmente arroz y maíz, había abundancia de frutales y diferentes hortalizas. Por esa razón, se

crean distritos de riego a finales de los años 60 –durante el mandato de Carlos Lleras Restrepo–

como un complemento a esas economías campesinas para que no produjeran dependiendo del

factor climático, sino del riego. Estos proyectos de infraestructura hacían parte de un proceso de

reforma agraria que se venía presentando en el país, y tenían como principal objetivo el

fortalecimiento de la economía campesina para la producción de plátano, maíz y pancoger (Ávila,

2015) (Ex-integrante de la ANUC e integrante de las OPD´S, 27 de septiembre de 2017).

En María la Baja se encuentra un distrito de riego que, según un integrante de las OPD´S

(27 de septiembre de 2017), baña 19 mil hectáreas y puede ser uno de los más grandes de América

Latina, aportando enormemente, durante esas décadas del siglo pasado, a la producción agrícola de

este municipio. Para esos tiempos, se crearon también otras infraestructuras claves como centros

de acopio de alimentos y una planta donde se pilaba el arroz que producían los campesinos. Los

jóvenes no querían salir del campo porque lo tenían todo:

Nosotros vivíamos en el paraíso (...) teníamos el nuestro de cada día como dicen, teníamos

cómo educar a nuestros hijos, teníamos cómo poder llevar a nuestros hijos al médico, porque

teníamos una economía digamos estable (...) había campesinos que tenían unas vaquitas, que tenían

cerdos, que tenían gallinas, que tenían cultivos, pescaban y además trabajaban en buenas horas y

buenas tierras...el arroz salía del trabajo y el resto de la liga salía de la casas (Juan Carlos, 2016,

como se cita en Quiroga, 2018)

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No obstante, la dicha no duró para siempre y desde los años ochenta empezaron a confluir

en la región algunos factores y actores que fueron transformando la estructura productiva. La

apertura económica que se puso en marcha con la importación de alimentos de países como México

y Ecuador, pusieron al campesinado productor de alimentos en una situación de desventaja, pues

no eran capaces de competir con los precios del mercado (Integrante de los OPD´S, 27 de

septiembre del 2017). Sumado a lo anterior, se da el boom de los paquetes tecnológicos y los

campesinos se endeudan para adquirir abonos y fertilizantes químicos, que se les volvió en una

carga crediticia más, pues ya tenían la deuda de sus tierras.

Para el gobierno de César Gaviria se privatiza la Caja Agraria y se obliga a las personas a

ponerse a paz y salvo con las deudas. El 90% de los campesinos en los Montes de María quedaron

por fuera del sistema de crédito por su morosidad y esta situación los obligó a migrar hacia las

ciudades o a trabajar de la mano de grandes empresarios que venían entrando a la región (PNUD,

2010) (PODEC, 2011). En el caso particular de María la Baja, municipio importante en términos

productivos, se evidenciaba, para los años 2000, un territorio empobrecido como consecuencia del

debilitamiento en la producción de arroz. Los campesinos se encontraban endeudados y las tierras

tenían problemas de titulación con el INCORA; lo anterior, les imposibilitaba acceder a nuevos

créditos o incentivos otorgados por el Estado (Menco, 2011).

Por estas mismas décadas, especialmente en los años 90, llegó al territorio el fenómeno del

paramilitarismo con el principal interés de proteger las tierras de las que eran propietarios los

grandes ganaderos y terratenientes. El PNUD (2010) establece que, en un inicio, eran “Los Pájaros”

quienes se encargaban de esta labor, amedrentando y asesinando a los que se quisieran acercar a

esas tierras, pero posteriormente, con exactitud en el año 1997, se conformaron las Autodefensas

Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU) que asumieron el mando en la región.

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Desde el año de conformación de las ACCU, el conflicto en Los Montes de María se

recrudeció. Según el PNUD (2010) y un integrante de las OPD´S (27 de septiembre del 2017),

entre 1997 y el 2004 se presentó una catástrofe en esta región, pues las masacres, los asesinatos

selectivos, los atentados contra la ANUC (organización de la que se hablará más adelante),

homicidios indiscriminados, desplazamientos forzado y amenazas llenaron de terror todas las zonas

rurales. Esto incrementó enormemente la migración de los campesinos hacia las ciudades, que

vendieron sus tierras por precios irrisorios para salvaguardar su vida; como consecuencia,

abandonaron sus cultivos y animales, pero además ya no eran propietarios y todavía tenían una

deuda con el Estado. Lo anterior, establece Castaño (2018), desarrolló dinámicas de abandono y

despojo de tierras en la región.

Todo este escenario, que incluye la apertura económica y la llegada del paramilitarismo,

abrió camino para grandes inversionistas que necesitaban penetrar las zonas rurales con los

proyectos de palma de aceite y, a su paso, apropiarse de los sistemas de riego que se habían

construido previamente para los campesinos (Quiroga, 2018). En concordancia con lo anterior, un

integrante de las OPD´S (27 de septiembre del 2017), afirma que se transformaron las dinámicas

propias del territorio, pues después de esa fuerte ola de desplazamiento de campesinos, comenzaron

a llegar grandes empresarios a comprar tierras abandonadas y eso modificó todo el mapa de la

región. Todas las tierras que había recuperado la ANUC en los años 70, volvieron a manos de

terratenientes que ya tenían en su cabeza el negocio de la palma. Respecto a este nuevo panorama

que se estaba presentando, (la CEPAL, 2007, como se cita en Castaño, 2018) afirma que,

Las grandes extensiones de tierra destinadas a la producción de cultivos energéticos generan

cambios significativos tanto en la estructura productiva agrícola, como en la concentración de la

producción, la tenencia de la tierra, la configuración social e institucional a partir de la aparición de

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nuevos actores y poderes. Los anteriores procesos de transformación territorial en los medios de

producción y en la estructura económica rural, se evidencian en la incursión de la palma aceitera en

el municipio de María La Baja (p.253)

Como se mencionó anteriormente, la palma aceitera fue el principal proyecto productivo

de los nuevos empresarios. El PNUD (2010), Castaño (2018) y Menco (2011) coinciden en que,

como resultado de la llegada del exministro Carlos Murgas y Antonio Gómez a la región,

comenzaron a implementarse en el año 1998 los primeros cultivos de este forestal oleaginoso. Este

escenario coincidía con la llamada “parálisis” de la producción en economías campesinas, razón

por la cual, a algunos campesinos les plantearon negociaciones desiguales como comprarles sus

tierras o establecer unas alianzas productivas, que consistían básicamente en poner las tierras para

que los empresarios les dieran todos los insumos y producir palma de aceite (PNUD, 2010)

(Castaño, 2018). Según Ávila (2015) como se cita en Castaño (2018):

De esta manera se fundamenta la expansión empresarial del cultivo de la palma aceitera a

través de la integración de la economía campesina al desarrollo industrial. En este caso, los

agricultores regionales disponían de la tierra y la mano de obra, y el empresariado respaldaba la

financiación del proyecto (p.254)

Según un integrante de los OPD´s (27 de septiembre del 2017), esta situación le quitó

autonomía al campesinado, pues después de ser dueños de sus tierras y producir lo que ellos

decidían, pasaron a ser aliados económicos, pero también políticos de los empresarios. Por otra

parte, y sumado a este oscuro panorama para las economías campesinas, existía en el territorio una

infraestructura de riego construida para hacer uso del agua en labores domésticas (lavar la ropa,

cocinar, limpiar sus patios, etc.) y también productivas; sin embargo, dada la decadencia en la

producción, ese sistema de riego que antes servía al campesinado para producir maíz, arroz, ñame,

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yuca, entre otros alimentos, pasó a manos de terratenientes empresarios con el fin único de producir

dinero a través de los monocultivos (Quiroga, 2018).

El monocultivo de palma trajo como consecuencia la concentración de la tierra a la región,

además de unas relaciones asimétricas entre los campesinos propietarios de la tierra y los grandes

empresarios (PNUD, 2010) (Castaño, 2018). La producción de alimentos disminuyó

aceleradamente, poniendo en riesgo la seguridad alimentaria de las comunidades, pues tal como lo

menciona un integrante de las OPD´S (27 de septiembre de 2017), “cuando se hace un mapa hoy,

hay un mar verde. En María La Baja se ve como cambiaron de producción diversificada donde

había maíz, arroz, ñame, yuca y plátano a palma aceitera y productos maderables en manos de

grandes empresas”

Aunado a las consecuencias que se mencionaron anteriormente, las cuestiones

medioambientales también se vieron sumamente afectadas por la deforestación cercana a los

arroyos que surten la represa de agua; en María la Baja, existe una gran ciénaga que está recibiendo

todos los desechos tóxicos de la producción de palma. Estos problemas ambientales han sido

denunciados ante las autoridades correspondientes, sin obtener las acciones adecuadas, pues aun

cuando durante el año 2012 recibieron un fallo a su favor, hasta el año 2017 no se habían

implementado sanciones (Integrante de las OPD´S, 27 de septiembre de 2017).

Ahora bien, frente a este crudo panorama, se han consolidado en el territorio unas

resistencias productivas por parte de organizaciones comunitarias y grupos de campesinos,

dispuestos a retomar sus formas tradicionales de relacionarse con la naturaleza. Es el caso de la

Asociación Campesina Pueblo Nuevo, la Asociación de Usuarios Campesinos de Berrugas, la

comunidad campesina de la vereda La Pelona, la Red Piscícola del Norte de Bolívar y una iniciativa

campesina de la mano de la Corporación Desarrollo Solidario.

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La Asociación Campesina Pueblo Nuevo anteriormente era un comité veredal de la ANUC,

pero por el conflicto armado tuvieron que cambiar su nombre en el año 2004. Cuentan con 287

hectáreas comunitarias, y esa es la razón por la que no pueden llegar allí los monocultivos de palma;

producen diversificadamente y son autosostenibles. Tienen un proyecto apícola muy importante,

pero han tenido que cargar con la dificultad de obtener un registro Invima, porque la institución

encargada de otorgárselo afirma que, a causa de la palmicultura que existe en sus alrededores y los

recorridos que realizan las abejas por dos kilómetros a la redonda, la asociación no puede garantizar

una miel libre de químicos. Por otra parte, tienen ganadería colectiva y hay mujeres que trabajan

artesanías (Integrante de las OPD´S, 27 de septiembre de 2017).

Por su parte, la Asociación de Usuarios Campesinos de Berrugas, ubicada en el municipio

de San Onofre, es el resultado organizativo de aproximadamente 100 familias que se dedican a la

agricultura y la pesca sin ser propietarios de una parcela de tierra, razón por la cual, se les denomina

“Campesinos sin tierra”. Trabajan en la hacienda El Palmar, reconocida por haber sido un centro

de operaciones del Bloque Héroes de los Montes de María, donde se encuentran, según los

habitantes, más de 500 cuerpos enterrados en fosas comunes. En este lugar se presenciaron cientos

de torturas, asesinatos y violaciones; allí se planeó la mayor parte de las acciones de este bloque

paramilitar en toda la región (CNMH, S,f.)

La agricultura la practican bajo la modalidad de comodato y se dividen 50 hectáreas de

tierra entre 70 personas; esto quiere decir que les corresponde entre media y una hectárea. Allí

pueden trabajar durante aproximadamente 8 meses; algunos siembran diversos alimentos que no

toman mucho tiempo en cosechar como el arroz, la yuca, el ñame y el ajonjolí, pero otros solamente

tienen permitido laborar con pasto. El pago al propietario no lo hacen en dinero, y aquí está el

negocio redondo que ellos mencionan, porque les permiten estar ahí precisamente para dejar esas

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88

tierras “limpias” y poder usarlas posteriormente en la ganadería (Integrante de la Asociación de

Usuarios Campesinos de Berrugas, 25 de septiembre del 2017).

En este mismo municipio, San Onofre, se encuentra una comunidad ubicada en la vereda

La Pelona –justo al frente de la hacienda El Palmar– desplazada en el año 1997 cuando mataron a

Andrés Barón, uno de sus líderes. Desde este año, las AUC se ubicaron en su territorio,

apropiándose de un cuerpo de agua (construido por la comunidad con el fin de regar sus cultivos)

para destinarlo a la piscicultura y siembra de berenjena, ají y yuca. Este lugar se convirtió también

en una zona de castigo a los pobladores aledaños, que pagaban con trabajo o era sometidos a

violencia sexual (Integrante de la Asociación de Usuarios Campesinos de Berrugas, 25 de

septiembre del 2017) (CNMH, S,f.).

Para el año 2005, cuando se dio la desmovilización de los paramilitares, un grupo de

campesinos decidió retornar a la vereda para recuperar las tierras que les pertenecían; en ese

regreso, conformaron jurídicamente una asociación con 13 familias campesinas. Empezaron el

proceso organizativo a través de un proyecto productivo de truchas, que con el tiempo fracasó; sin

embargo, después se les presentó nuevamente la oportunidad de practicar la piscicultura y ahora

logran vender la producción en Berrugas y en San Onofre, pero también la usan para el

autoconsumo. Además de esta práctica, se dedican a la agricultura: siembran yuca, ñame, ajonjolí

y arroz.

Por otra parte, la Red Piscícola del Norte de Bolívar, una organización que articula cuatro

comités locales de pescadores artesanales y de subsistencia, hace uso del cultivo de peces como

una manera de resistencia y defensa del agua frente a esos actores que intentan apropiársela para

destinarla a sus monocultivos. Esta actividad productiva les posibilita mezclar elementos de la

ancestralidad, con la intención de preservar los diferentes cuerpos de agua, y para ello, hacen uso

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89

de unas jaulas comunitarias donde se crían los peces; no obstante, los problemas ambientales como

la desecación de ciénagas, la contaminación de las aguas, el pastoreo, el uso de trasmallos, entre

otras, se convierten en una fuerte preocupación para el desarrollo de su propuesta (Quiroga, 2018).

Por último, en el año 2002, se creó una apuesta de parcelas comunitarias entre los

campesinos y la Corporación Desarrollo Solidario CDP, que dio inicio a través de la obtención de

tierras para aquellas poblaciones que no fueran propietarias y que quisiera articularse a un proyecto

productivo. A través de este proceso organizativo, se ha logrado poner en práctica la agroecología,

la diversidad en la producción, la ganadería intensiva, la apicultura y la piscicultura (Quiroga,

2018). Asimismo, han construido bancos de semillas de ñame, yuca y maíz (porque se dieron

cuenta que se estaban perdiendo las semillas y ya estaban usando las transgénicas) y las transportan

desde María la Baja hasta Ovejas para compartirlas entre campesinos; esto ha estado en el marco

de una escuela de agroecología, donde las comunidades se forman en la producción limpia y

ecológica de los alimentos. Finalmente, han desarrollado trabajo con población infante para que

conozcan la historia de los territorios y también unas campañas de sensibilidad sobre el campo y

la ciudad.

6.2.3 Prácticas político-organizativas: ANUC y una historia de resistencia organizada a la

intervención capitalista.

Los Montes de María se ha caracterizado por ser una subregión con grandes alientos en

términos políticos y organizativos. Desde los años 30 del siglo XX, hicieron presencia en el

territorio diferentes ligas campesinas que, aun sin tener la suficiente fuerza para disputar la tierra

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90

contra los grandes terratenientes, lograron abrir camino para las organizaciones que comenzarían

a emerger en los próximos años. Para ese entonces, La Federación Agraria Nacional (FANAL) y

el Sindicato de Tabacaleros ocupaban un lugar fundamental en las luchas que se venían

desarrollando, pues se encargaban del mejoramiento de la calidad de vida de la población

campesina y la gestión de recursos con el Estado para el acceso a créditos y a distintos programas

sociales; de allí salieron muchos líderes y dirigentes importantes que después se vincularían, dado

todo su conocimiento y trayecto organizativo, a la Asociación de Usuarios Campesinos (ANUC)

(Pérez, 2010) (Fals, 2002b) (PNUD, 2010).

Fue así como años después, entrando en la década de los setenta, comenzó a gestarse la

Asociación de Usuarios Campesinos, una de las organizaciones campesinas más fuertes del país.

Nace como resultado de una propuesta realizada por el gobierno de Carlos Lleras Restrepo y el

Ministerio de Agricultura, con el interés –en el marco de la reforma agraria, buscando redistribuir

la propiedad en Colombia y ampliar el mercado interno– de promover una desconcentración de

tierras a través de la compra de hectáreas a grandes propietarios para luego venderla a los

campesinos mediante créditos. Por esa razón, se dio inicio a una amplia cantidad de capacitaciones

técnicas y se realizó una gran campaña de registro de usuarios campesinos que pertenecerían a la

organización y estarían enlistados para el proceso que veía venirse (PNUD, 2010) (PODEC, 2011).

No obstante, este escenario positivo para los miles de campesinos desposeídos se

transformó cuando Misael Pastrana Borrero asciende al poder y modifica toda la política agraria

de Lleras, para dar paso a una persecución hacia los integrantes de la ANUC. En ese momento, al

interior de la organización, se toma la decisión de conformar la Plataforma Ideológica y se impulsa

con ella la independencia de la organización campesina, y la ruptura de sus vínculos con el Estado

y con partidos tradicionales. Esto significaba un menor impacto a nivel nacional; sin embargo, no

Page 91: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

91

era una razón para desistir en la lucha campesina, así que se organizan con más fuerza en todos los

departamentos donde la ganadería latifundista era una actividad económica predominante,

incluyendo, por supuesto, Sucre y Bolívar (Pérez, 2010). Como resultado de lo anterior, surge el

siguiente comunicado:

La Asociación Nacional de Usuarios Campesinos de Colombia es una organización

autónoma, de campesinos asalariados, pobres y medios, que luchan por una reforma agraria integral

y democrática; por la reivindicación del trabajo agrícola, por la elevación de su nivel de vida

económica, social, cultural y el desarrollo pleno de sus capacidades. Esta organización entiende que

para superar el atraso económico del país y lograr el bienestar general del pueblo colombiano es

necesario romper las actuales estructuras de dominación interna y externa que han beneficiado a

una reducida clase explotadora. Esto solamente se logrará mediante la lucha organizada permanente

del campesinado colombiano con la clase obrera y demás sectores populares comprometidos con el

cambio estructural y la liberación total de nuestra patria de toda forma de dominación o coloniaje

(Pérez, 2010, p. 41)

La organización logra radicalizar sus luchas y concretar un proyecto político que impulsara

fuertes disputas contra las formas capitalistas y monopólicas que llegaron al territorio a trabajar y

explotar la tierra. En medio de sus disputas, el objetivo principal era redistribuir la tierra que se

encontraba en manos de grandes terratenientes, como las familias Méndez y Frieri, con el fin de

que el campesinado tuviera acceso a ella para seguir cultivando alimentos en los suelos más fértiles

de este territorio, pero también asegurar la reproducción cultural asociada al trabajo campesino

(Ávila, 2015) (PNUD, 2010).

Con ese objetivo, en esta región se llevó a cabo una toma o recuperación de tierras de

manera pacífica, donde un número importante de campesinos intervenía la tierra y comenzaba a

trabajarla fuertemente hasta que se la titularan; afirma un integrante de las OPD´S (27 de

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septiembre de 2017), que la adjudicación de tierras se hizo únicamente a los hombres, aun cuando

las mujeres jugaron un papel fundamental y estratégico, porque era quienes los protegían de la

posible captura por parte del Estado o, mucho más grave, de la muerte. Entre el año 1971 y 1975

se habían llevado a cabo 194 tomas de tierras y, durante toda esta década hasta entrados los 80, la

ANUC había logrado que el INCORA les titulara 546 fincas en parcelaciones colectivas y empresas

comunitarias, para un total de 73 mil hectáreas en el departamento de Sucre (PODEC, 2011) (Pérez,

2010).

En síntesis, Pérez (2010) plantea que la ANUC no fue importante sólo en el departamento

de Sucre, sino que tuvo un efecto benéfico en todo el territorio colombiano, pues se convirtió en

esa herramienta y ejemplo de lucha de todos los trabajadores rurales, que apostaron por pasar de

ser empleados a ser los propietarios de sus tierras. Uno de los más importantes éxitos de la

organización, según este dirigente de la ANUC, fue articular en una misma organización a todas

las comunidades que se encontraban dispersas, para trabajar por el bienestar de toda la clase

campesina en diversos territorios del país.

Ahora bien, después de algunas rupturas al interior de la ANUC, de múltiples asesinatos a

los líderes de la organización y del cambio de mandato a nivel nacional, se da inicio a un declive

organizativo que termina casi en la plena extinción de sus apuestas en los territorios donde hacia

presencia. Actualmente, la ANUC todavía figura como una organización política, pero ya no con

líneas ideológicas radicalizadas, sino con una apuesta sometida a la constitución y a las leyes del

país, que tiene como objetivo representar y organizar al campesinado colombiano, para defenderse

y reivindicar sus derechos y el cumplimiento de las garantías que le otorga la constitución.

Dado el fuerte legado organizativo que dejó la ANUC en esta región, entre el año 2007 y

2008 nacen las Organizaciones de Población Desplazada, Étnicas y Campesinas (OPD´S) como un

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espacio que recoge diversas organizaciones de base de cada comunidad, intentando poner en común

todas las problemáticas que se presentan en el territorio y consolidar en un solo lugar las diferentes

luchas fragmentadas. Para esos años sólo se articularon 17 organizaciones del municipio de María

la Baja; sin embargo, paulatinamente otras se fueron sumando y en la actualidad cuentan con un

total de 27 (Integrante de las OPD´s, 27 de septiembre del 2017)

Aun cuando todas las organizaciones en los Montes de María siempre han tenido como

prioridad la tierra bajo la consiga “la tierra es de quien la trabaja y no del terrateniente”, las OPD´S

pusieron como objetivo principal defender el territorio, incluyendo la tierra, pero también la

cultura, la tradición y las formas organizativas (Integrante de las OPD´S, 27 de septiembre del

2017). En el marco de sus intereses, hacen foros, programas, eventos y actividades con recursos

propios, entre ellos, la creación de una Zona de Reserva Campesina -bajo el programa de Zona

Intercultural de Protección Territorial- aprobada por el Estado e Incoder desde el año 2010, que

tuvo la intención de fortalecer la agricultura familiar, impulsar la producción diversificada y

agroecológica de alimentos, proteger el territorio, y aislar la ganadería y monocultivos de esa

delimitación (Mesa de Interlocución y Concertación de los Montes de María, 2017) (Integrante de

las OPD´s, 27 de septiembre del 2017). No obstante, con el proceso de paz, esta ZRC se frenó y

los objetivos propuestos para la misma no lograron cumplirse; además, el distrito de riego de María

la Baja que era uno de los espacios que más debían conservarse y protegerse, no quedó incluido en

la delimitación (Quiroga, 2018).

Los Territorios Colectivos de Comunidades Negras y los Cabildos Indígenas, también han

sido una propuesta de las OPD´s al interior de las Zonas Interculturales de Protección Territorial,

para afianzar jurídicamente la tenencia, titulación y protección de la tierra. El interés ha sido

conservar el bosque nativo que se ubica en algunas zonas de los Montes de María, mitigar el uso

Page 94: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

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de agroquímicos, fomentar los saberes agroecológicos en las comunidades campesinas y reforestar

las zonas cercanas a las fuentes hídricas. Asimismo, buscan que estos espacios sean los lugares en

encuentro y consolidación organizativa que aboguen por un Plan de Adapta y Mitigación al Cambio

Climático (Mesa de Interlocución y Concertación de los Montes de María, 2017).

Bajo estos escenarios de disputa por el territorio, las OPD´s crearon una Mesa de

Interlocución y Concertación que surge como resultado del Foro “Desarrollo rural y economía

campesina: Impactos del desarrollo rural con enfoque territorial en la economía campesina y la

soberanía alimentaria en Montes de María” realizado en el municipio de María la Baja en el año

2012. En el desarrollo del evento mencionado, las distintas organizaciones proponen al Instituto

Colombiano de Desarrollo Rural (INCODER) y a los delegados del Ministerio de Agricultura

(MADR), la creación de una mesa que trate todas las contradicciones presentes en las zonas rurales

y la construcción de planes y políticas para garantizar derechos económicos, políticos y culturales

del campesinado en esta región. La propuesta fue aprobada y durante los diversos encuentros que

han tenido, se acordaron tres ejes temáticos: 1) territorios interculturales, modelos de desarrollo

rural y políticas de acceso a tierra; 2) medio ambiente y recursos naturales; y 3) educación,

investigación e innovación tecnológica, comunicación y cultura (Mesa de Interlocución y

Concertación de los Montes de María, 2017)

Finalmente, es menester resaltar que la Asociación Campesina Pueblo Nuevo, la

Asociación de Usuarios Campesinos de Berrugas, la comunidad campesina de la vereda La Pelona,

la Red Piscícola del Norte de Bolívar y una iniciativa campesina de la mano de la Corporación

Desarrollo Solidario, todas mencionadas en el apartado correspondiente a los aspectos económico-

productivos, también cobran un papel sumamente relevante en lo político-organizativo de la región,

y aquí es donde estas importantes díadas comienzan a mezclarse en el desarrollo propio de la vida

Page 95: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

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del campesinado. Realmente el aspecto organizativo del campesinado en Montes de María, es decir,

la articulación de múltiples individuos en un mismo escenario de lucha, les posibilita llevar a cabo

diversas propuestas, entre ellas la productiva, para defender su territorio, seguirlo habitando y

afianzarse como clase campesina.

6.2.4 Prácticas ideológico-culturales: territorio de indígenas y afrodescendientes, de gaitas y

tambores.

Los Montes de María son una subregión caracterizada por su diversidad cultural y étnica,

pues hacen presencia en el territorio población indígena, afrodescendiente y campesina. Durante

muchas décadas, en el desarrollo de su vida cotidiana –que incluye una relación directa con la

naturaleza y un aprovechamiento de la misma para sobrevivir–, estos pobladores montemarianos

han construido amplios conocimientos y saberes sobre la tierra y los recursos hídricos, que han

podido conservarse de generación en generación como resultado de los procesos de heredabilidad

campesina (Quiroga, 2018).

La economía campesina en este territorio, donde destacan actividades como la agricultura

y la pesca, ha sido un símbolo de cultura e identidad en los Montes de María, y a esto se debe

precisamente que sus mayores luchas estén concentradas en la recuperación de las tierras, la

producción diversificada de alimentos y la preservación de las múltiples fuentes de agua (García,

Vega, Montero, Velasquez y Segrera, 2008) Esta manera de establecer una relación productiva con

la naturaleza, es lo que les ha permitido, según la Mesa de Interlocución y Concertación de los

Page 96: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

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Montes de María (2017), convertirse en un territorio sumamente importante para el sistema

alimentario en todo el Caribe colombiano.

Las mayores amenazas para continuar heredando estas prácticas económicas, pero también

culturales, son la ganadería extensiva, el conflicto armado, el despojo de tierras, los monocultivos

y la apropiación de los recursos hídricos (Mesa de Interlocución y Concertación de los Montes de

María, 2017). La presencia de grupos armados en el territorio se convirtió en un factor que afecta

enormemente la posibilidad de que los jóvenes y la población infante puedan reproducir todos

aquellos conocimientos que han heredado de sus antepasados, pues las dinámicas relacionadas con

el conflicto generaron una desintegración y pérdida de los roles familiares; como consecuencia,

actualmente parte de estas poblaciones se dedican a la delincuencia común, prostitución y

drogadicción (Ford, 2017). Asimismo, se han presentado cambios en las formas de vida, los hábitos

y las conductas por la imposibilidad, dadas las restricciones que imponían los actores armados, de

desarrollar libremente algunas festividades, trasladarse de un lugar a otro o conmemorar fechas

importantes.

Frente a estas rupturas culturales que se han presentado en los Montes de María, las

comunidades, y en especial las organizaciones campesinas, vienen impulsando distintos procesos

y programas de desarrollo rural que aporten a la conservación de sus prácticas económicas,

culturales y políticas, teniendo clara la importancia de este territorio para el Caribe y el país en

general. Según La Mesa de Interlocución y Concertación de los Montes de María (2017), se hace

necesario implementar procesos educativos que estén acorde con las necesidades del territorio, para

intentar resarcir un poco el daño cultural causado por el conflicto armado –incluyendo el desarraigo

y la pérdida de sentido de pertenencia por el campo– para que las comunidades y las nuevas

generaciones no abandonen sus tierras y terminen trabajando en las ciudades.

Page 97: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

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En el marco de las iniciativas impulsadas por las organizaciones, se encuentra la comunidad

que habita la vereda La Pelona, donde han intentado rescatar la vida campesina mediante la

generación de oportunidades en el campo para todos los jóvenes que lo habitan; procuran que sus

hijos se apropien de la producción de los alimentos, porque entienden que sus sembrados son sus

raíces y quieren vivir de lo que les da la naturaleza y de lo que saben hacer. Es por esa razón, que

esta organización ha desarrollado la propuesta de escribir toda su historia y los conocimientos que

tienen sobre su entorno, para que la tradición oral no se convierta en su única manera de preservar

la cultura (Campesino de la vereda La Pelona, 25 de septiembre de 2017).

Los colectivos afrocolombianos se han convertido también en una manifestación política y

cultural, pues son una resistencia visible de todos esos grupos étnicos que intentan preservar su

tradición organizativa ancestral, a la vez que hacen frente a la violencia. Por esa razón, existe la

Mesa Afrocolombiana de los Montes de María, donde ya suman más de 32 colectivos que trabajan

con 45 cabildos en elaborar diferentes planes de vida y promover la etnoeducación y autonomía en

el manejo de los resguardos (PNUD, 2010). Asimismo, existe una Zona Intercultural de Protección

Territorial, donde se reconoce los aportes de los diferentes actores propios del territorio para el

desarrollo cultural y económico de la región; por esa razón, se respetan las diferentes formas de

apropiación del territorio como los Consejos Comunitarios y Resguardos Indígenas, pero además

se intentan generar estrategias para el acceso a la tierra que asegure la permanencia en este lugar

(Ávila, 2015)

Al parecer todos estos procesos de resistencia donde se intentan preservar y heredar las

prácticas culturales del campesinado montemariano, se encuentran relacionados, según el PNUD

(2010), con la cultura de paz que se ha instaurado en los Montes de María, pues a pesar de las

grandes afectaciones que dejó el conflicto armado en el territorio, las comunidades han intentado

Page 98: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

98

responder por vías pacíficas, poniendo en frente la consciencia colectiva y la capacidad de

organización para disputarse la tierra y los recursos naturales.

6.3 Yolombó: la tierra del marquesado y la molienda, de la caña y el café.

6.3.1 Aspectos geográficos

El municipio de Yolombó, ubicado en la subregión del Nordeste antioqueño, cuenta con tres

aspectos geográficos que favorecen enormemente el desarrollo de actividades económico-

productivas: su topografía, recursos hídricos y presencia de bosque húmedo. Respecto a las

condiciones topográficas, el Centro de Estudios Rurales y de Agricultura Internacional y España y

sus regiones comparten conocimiento con Antioquia (2018) exponen que, la planicie, los valles y

los profundos cañones, hacen de este territorio un altiplano con diversidad de pisos térmicos

favorables para la agricultura y la ganadería.

Frente a los recursos hídricos, Ochoa (2009) afirma que el valle del río Nus y el río San

Bartolomé, son unas rutas fluviales sumamente importantes para comunicar el municipio de

Yolombó con el centro de Antioquia y los puertos que se ubican sobre el río Magdalena. Asimismo,

el río San Lorenzo, que rodea la totalidad del casco urbano y sobre el que se asientan

aproximadamente 692 habitantes de las zonas rurales, es fundamental en el abastecimiento de agua

para actividades productivas y domésticas (Universidad de Antioquia y Corantioquia, 2009, como

se cita en CERAI y ERICA, 2019). Finalmente, Yolombó, junto con Puerto Berrío y Maceo

comparten una reserva natural de bosque húmedo tropical, que tiene una riqueza única en el mundo

respecto a maderas medicinales y forestales. Este espacio geográfico, denominado Cañón del Río

Page 99: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

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Alicante, tiene una extensión de 6.292 hectáreas, de las cuales 376 pertenecen al municipio de

Yolombó; fue declarado un Distrito de Manejo Integrado de los Recursos Naturales Renovables y

también es suelo protegido.

6.3.2 Prácticas económico-productivas: caña panelera, olor a café y oro bajo tierra.

La subregión del Nordeste antioqueño, donde se ubica el municipio de Yolombó, es la

segunda con más producción de oro en todo el departamento de Antioquia. Esta actividad ha sido

fundamental para el sostenimiento de las familias y también ha generado grandes disputas entre

diversos actores por la apropiación de las tierras donde se encuentra este mineral (Cámara de

Comercio, 2019). No obstante, Yolombó pertenece a lo que la Organización de las Naciones

Unidas para la Alimentación y la Agricultura, Gobernación de Antioquia y Gerencia de Seguridad

Alimentaria y Nutricional de Antioquia (2016) denomina cuenca agrológica y, por lo tanto, aun

cuando hay presencia de minería, no se constituye en su actividad productiva principal, pues allí

predomina la actividad agropecuaria y se presenta también la explotación maderera (Como se cita

en Gobernación de Antioquia, 2013, Gobernación de Antioquia e INER, 2006).

En relación con el cultivo agrícola, CERAI y ERICA (2019) exponen que, existe un amplio

corredor agropecuario, de 2 kilómetros de ancho y 6 kilómetros de largo, donde se observa la

producción de los alimentos más importantes en este territorio: caña, yuca, fríjol, maíz y café.

Según la FAO, Gobernación de Antioquia y MANÁ (2016), el área que se destina a este tipo de

cultivos es inferior al área apta para cultivar, además los sistemas de producción son tradicionales

y tienen signos de estancamiento, razón por la cual se pretende incentivar, a través de programas y

Page 100: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

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proyectos encabezados por la administración municipal, un mayor desarrollo de la agricultura

familiar.

La caña se constituye en el principal cultivo, con aproximadamente 5.382 hectáreas, siendo

el municipio del departamento con mayor área sembrada de este alimento. Toda la producción

cañera se transforma a través de 167 trapiches, casi todos de pequeños productores y 7 de ellos de

iniciativas comunitarias; es así como la caña representa casi que un 80% de la actividad agrícola

del municipio. Frente a lo anterior, CERAI y ERICA (2019) afirman que hay una sobreproducción

de este alimento, pues las toneladas que se producen anualmente son siete veces mayor que las

toneladas que se consumen a nivel regional; a diferencia de esta sobreproducción, el fríjol, el arroz

y el maíz tienen un déficit productivo, dejando en evidencia la dependencia del municipio a

mercados externos para consumir estos alimentos que se producen de manera reducida.

El café ocupa el segundo lugar con 1.354 hectáreas sembradas para el año 2018 y se cultiva

en economías campesinas y en grandes monocultivos, de manera convencional y también

agroecológica; dada su importancia, la agremiación cafetera avanza en proyectos que fortalezcan

toda la infraestructura (marquesina, composteras, pozos, estufas, entre otros) y el conocimiento

técnico para producir un café de mejor calidad y aportar al empleo campesino (Alcaldía de

Yolombó, 2020-2023) (CERAI y ERICA, 2019). Por otra parte, el cacao se ha convertido en un

cultivo importante en los últimos años, pues las condiciones climáticas favorecen su producción.

Para el año 2018 existían 194 hectáreas sembradas, pero con intenciones de ampliarse mucho más.

Asimismo, se producen, a pequeña escala y con un gran número de familias campesinas, cultivos

de maíz, fríjol, yuca, plátano, pancoger y cítricos; de allí, han nacido algunas apuestas asociativas

que fortalecen constantemente estas iniciativas productivas (Alcaldía de Yolombó, 2020-2023)

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Finalmente, las hortalizas o frutas no representan un cultivo muy amplio en el territorio, ni

tampoco una fuente de empleo importante. En ese sentido, la diversificación no es tal como se

muestra, pues aproximadamente 14 cultivos sólo ocupan un 9% del empleo en este territorio, de lo

cual se deduce que la mayoría de ellos están destinados al consumo familiar (Gobernación de

Antioquia, 2013). Lo anterior indica, según la FAO, Gobernación de Antioquia y MANÁ (2016),

que la agricultura en la subregión del Nordeste y en el municipio de Yolombó tiene una tendencia

a concentrarse únicamente en caña y café, generando una pérdida en la diversidad alimentos, aun

cuando sus variados climas favorecen enormemente la siembra y cosecha de una gran variedad de

verduras, hortalizas y frutas.

En términos comerciales, productos como la panela, el plátano, el café, el maíz, el fríjol y

las hortalizas, además de llevarse a plazas de mercado en ciudades como Medellín, se

comercializan en el municipio a través de distintos mercados campesinos, apoyados por la

administración municipal, las asociaciones de comerciantes, la parroquia municipal y los

productores agroecológicos. El interés es vincular el campesinado con los consumidores de manera

directa, evitando que los intermediarios se apropien del producto campesino (FAO, Gobernación

de Antioquia y MANÁ, 2016)

Respecto a la actividad pecuaria, la alcaldía de Yolombó (2020-2023) expone que, la

explotación bovina y producción de leche, son dos labores productivas fundamentales para la

economía del municipio, pues el 68% de la producción es doble propósito y el 32% es producción

cárnica. Asimismo, los recursos hídricos han posibilitado el desarrollo de la piscicultura de manera

artesanal y bajo la modalidad de autoconsumo, pero se está perfilando como un potencial

económico a futuro. Por último, la porcicultura ha crecido significativamente y está tecnificándose

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para sacar al mercado una mejor carne; el inventario estadístico de Antioquia afirma que para el

año 2016 existían 38.422 cerdos.

En relación con la minería, es importante aseverar, tal como se hizo unos párrafos atrás, que

Yolombó no es un municipio fundamentalmente minero, pero hay existencia de aproximadamente

1000 y 1100 campesinos dedicados a esta actividad. Las zonas donde hacen mayor presencia, según

la Alcaldía de Yolombó (2020-2023), es en los corregimientos de la Floresta y Villanueva y en

veredas como Pantanillo. En este Plan de Desarrollo se sostiene la necesidad de fomentar el

desarrollo sostenible de la minería, intentando legalizar y acompañar los procesos que se presentan

actualmente. Frente a esto, podría pensarse que hay un gran interés en potencializar esta actividad

productiva en el municipio, y esto se convertiría en un factor que posiblemente vaya en detrimento

de la producción de alimentos; tal como lo plantean CERAI y ERICA (2019), en relación con esta

actividad se han presentado problemáticas asociadas al conflicto armado, el deterioro ambiental y

la poca seguridad alimentaria.

La minería, los cultivos agrícolas (monocultivos), la producción maderera y la ganadería

extensiva, cualquiera de estas legal o ilegal, se constituyen, según Piedra (2016) (Como se cita en

CERAI y ERICA, 2019), en factores que hacen uso de prácticas y tecnologías inadecuadas para el

medio ambiente, poniendo en riesgo la salud de los seres humanos, las fuentes de agua y la

fertilidad de los suelos, sea por uso de mercurio, por uso intensivo de agrotóxicos, por fumigación

con glifosato o por deforestación para grandes cultivos.

Por otra parte, la presencia de grupos paramilitares desde los años 80, puntualmente del

Bloque Metro de las Autodefensas Unidas de Colombia, generó grandes impactos en las dinámicas

económicas y políticas de este territorio. Desde esa década, bajo la relación entre narcotráfico y

grupos armados, comenzaron a implementarse cultivos de uso ilícito no sólo en Yolombó, sino

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103

también en Amalfi, Yalí, Vegachí, Segovia, Remedios y Anorí. Esto modificó de cierta manera la

producción diversificada de alimentos en ciertas huertas campesinas, para dedicarse al cultivo de

coca que les ayudaba a subsistir económicamente. Asimismo, la problemática minera, que se vivió

con más fuerza en otros municipios, estuvo relacionada con el paramilitarismo y la disputa entre

actores armados y mineros tradicionales y multinacionales (Coordinación Colombia Europa

Estados Unidos- Nodo Antioquia, Asociación de Víctimas y Sobrevivientes del Nordeste

Antioqueño, Corporación Jurídica Libertad, Fundación Sumapaz 2017) (Díaz, 2014).

Ahora bien, frente a esta situación de violencia y de afectaciones ambientales, con la

intención de promover la seguridad alimentaria y la producción limpia en el municipio, se vienen

desarrollando importantes procesos agroecológicos que, aun cuando son marginales en

comparación con la producción agropecuaria tradicional y convencional, paulatinamente van

creando niveles de consciencia importante en el campesinado respecto a su relación con la

naturaleza.

La Asociación de Mujeres Organizadas de Yolombó (AMOY) ha cumplido un papel muy

importante desde hace más de 20 años en el fomento de la agroecología en este territorio, pues se

han dedicado a extender, mediante la figura de multiplicadoras, todo el conocimiento que

adquirieron a través de proyectos y talleres técnicos sobre la ecología, el cuidado y la preservación

del medio ambiente, el autoconsumo, la transformación de alimentos, los abonos orgánicos, etc.

En la actualidad, la organización está conformada por 22 mujeres, cada una de ellas con labores

diferentes, pero en su mayoría, dedicadas a producir agroecológicamente en sus huertas. Hacen

presencia en las veredas Pantanillo, la Felicia, el Rubí y las Margaritas; sin embargo, son un

referente para todo el municipio y para la subregión del Nordeste antioqueño (Integrantes de

AMOY, 2 de junio de 2020)

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Por otra parte, desde la administración municipal, específicamente la Secretaría de

Agricultura y Medio Ambiente, se vienen implementando dos amplios programas de agroecología:

hogares ecológicos y huertas maná. El primero tiene funcionamiento desde hace aproximadamente

siete años en 399 unidades agrícolas, con presencia en casi todas las veredas del municipio y bajo

la intención de potencializar atributos alimentos, energéticos y territoriales. El segundo programa

se ha venido implementando desde la anterior administración con 100 núcleos distribuidos en 5

veredas: Barro Blanco, Las Margaritas, Bengala, La Josefina y Sabanitas; el interés ha sido

diversificar el autoconsumo y aportar a la construcción de seguridad alimentaria (Secretaría de

Agricultura, 3 de junio de 2020)

6.3.3 Prácticas político-organizativas:

Yolombó ha sido un municipio con una trayectoria político-organizativa importante, pues

alrededor de cada una de sus actividades productivas se ha consolidado alguna asociación,

cooperativa u organización. A pesar de la ola de violencia caracterizada por masacres, asesinatos

selectivos y amenazas que se vivió con el paramilitarismo desde los años ochenta, principalmente

en contra de líderes sociales y de izquierda, pero también contra movimientos alternativos,

(Coordinación Colombia Europa Estados Unidos- Nodo Antioquia, Asociación de Víctimas y

Sobrevivientes del Nordeste Antioqueño, Corporación Jurídica Libertad, Fundación Sumapaz,

2017) las diferentes agrupaciones campesinas no desistieron en su proceso de organizarse para

defender su territorio e impulsar procesos asociados a sus labores económicas; más bien, con los

Page 105: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

105

años, a pesar de la actual presencia de grupos armados sucesores del paramilitarismo, se han venido

consolidando algunas otras que se irán describiendo a continuación.

En términos temporales, la Asociación de Mujeres Organizadas de Yolombó (AMOY) es

una de las más antiguas en el territorio. Se conformaron legalmente en el año 1995 por diversas

razones, entre ellas, el empobrecimiento que se venía viviendo en las zonas rurales como

consecuencia del conflicto armado y del desplazamiento de algunos hombres que se encargaban

del sostenimiento familiar; además, la búsqueda de independencia femenina, respecto a las

imposiciones generadas por los hombres, las impulsó a articularse en un mismo espacio político

que les permitiera ir construyendo autonomía (Zuluaga y Arango, 2013).

En ese proceso, aparecen la Corporación Vamos Mujer y Artemisa para brindarles el apoyo

necesario en su conformación como asociación. Ambas tuvieron lugar en toda la formación

política, pero también técnica de la agroecología; por esa razón, se llevaron a cabo múltiples talleres

sobre autonomía y defensa femenina, abonos orgánicos, biodigestores, insumos ecológicos, entre

otros. Esto fue sumamente importante para definir que los objetivos centrales como asociación

estarían enfocados en la agroecología y el cuidado del medio ambiente, la no violencia contra las

mujeres y la equidad de género y la constitución de una organización autónoma políticamente

(Integrantes de AMOY, 2 de junio de 2020).

Tal como se mencionó anteriormente, la asociación está compuesta actualmente por 22 mujeres

dedicadas casi todas a la siembra agroecológica y, algunas de ellas, únicamente a las

movilizaciones y al proceso de comercialización de los productos en diferentes mercados locales

y regionales (Integrantes de AMOY, 2 de junio de 2020). Bajo su idea de extender la agroecología

por todo el municipio, tienen la figura de multiplicadoras, que son mujeres encargadas de transmitir

el conocimiento que han adquirido en diferentes talleres, al resto de personas que se encuentran en

Page 106: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

106

las diversas veredas donde hacen presencia. Finalmente, es importante resaltar que la propiedad

sobre la tierra ha sido, según Cindy Tabares (2020) un obstáculo difícil de sortear; sin embargo,

esa es la razón por la cual cuentan con un fondo rotario que es un sistema de préstamo para las

mujeres asociadas, donde ayudan a potenciar iniciativas productivas para que accedan a sus predios

y a la tecnología apropiada para practicar la agroecología.

Respecto a la actividad pecuaria en el municipio, en especial a la ganadería, se encuentra la

Asociación de Ganaderos y Lecheros de Yolombó (ASOGALEY), creada el 8 de marzo de 2015

con 17 sociofundadores que habitan el municipio de Yolombó. Su principal objetivo ha sido

desarrollar diversas actividades para defender y representar a todos los productores de carne y leche

de este territorio, pero también de toda la subregión del Nordeste antioqueño; para ello, decidieron

crear un fondo común donde realizan aportes mensuales que sirvan al sostenimiento precisamente

de eventos, programas y proyectos que beneficien a los asociados.

Por otra parte, figura en este espacio rural La Asociación de Mineros Artesanales de La

Floresta (AMAFLOR), ubicada en el corregimiento de la Floresta y conformada en el año 2014.

En la asociación convergen 17 unidades mineras que realizan esta actividad en el sector de la finca

Las Quebraditas, avaladas por todo un sistema legal consolidado: estatutos, parte constitutiva y

cámara de comercio. Su interés principal ha sido fortalecerse y promover el desarrollo económico

y cultural del corregimiento donde hacen presencia; además, representar y blindar a todos los

mineros que trabajan y dependen de esta actividad económica en el municipio y en la subregión,

haciéndole frente a las multinacionales y articulándose a la mesa minera como un puente directo

para que las entidades nacionales les escuchen (Entrevista realiza por Teleyolombó al representante

legal de la asociación, 12 de enero de 2012)

Page 107: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

107

AMAFLOR tiene un sistema participativo dividido en Junta Directiva y Asamblea General.

La primera está conformada por miembro de cada una de las unidades mineras. En la segunda

hacen presencia algunas entidades educativas y económicas como los paneleros y las Juntas de

Acción Comunal. Asimismo, desde la asociación, se impulsan procesos culturales y artísticos, a la

vez que se gestionan proyectos que benefician a toda la comunidad como la implementación de

placahuella, realizada en convites (Entrevista realiza por Teleyolombó al representante legal de la

asociación, 12 de enero de 2021)

Por otra parte, La Asociación de Juntas de Acción Comunal es la instancia a través de la cual

las comunidades deciden organizarse para liderar e impulsar procesos comunitarios en barrios y

veredas, está integrado por presidentes y representantes de las Juntas de Acción Comunal de las

veredas del municipio materializándose a través de la participación, el quehacer en la vida de las

comunidades. Aunque en sus objetivos no está la producción agroecológica, podría ser un espacio

importante, según integrantes de AMOY (2 de junio de 2020), para la difusión de información

asociada a proyectos, actividades y prácticas en el marco de la agroecología. Además, de estos

espacios ayudan a canalizar el mayor número de líderes comunitarios que son actores claves para

la transferencia de conocimiento, tanto en la parte técnica, como en lo político-organizativo

(Secretaría de Agricultura, 3 de junio de 2020).

Finalmente, las Juntas de Acción Comunal son una organización sin ánimo de lucro,

integrada por distintos individuos que buscan aunar esfuerzos y recursos para desarrollar proyectos

y resolver las necesidades en los lugares que habitan, así como construir una comunidad organizada

para el bienestar social, ambiental, político y territorial de todos los habitantes (Secretaría de

Agricultura, 3 de junio de 2020). Para el caso de Yolombó, actualmente hay 85 juntas que se ubican

en las 75 veredas y se encargan de representar los intereses de la comunidad ante la administración.

Page 108: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

108

La relación de estas entidades con aspectos económicos del territorio está dada, según la Secretaría

de Agricultura (3 de junio de 2020), en el apoyo que se brinda a proyectos productivos, donde

podría incluirse, a futuro, la producción agroecológica que ha tomado tanto revuelo en los últimos

años.

6.3.4 Prácticas ideológico-culturales: el marquesado y la molienda.

En términos poblaciones y demográficos, según los datos expuestos por el Censo en el año

2005, el municipio de Yolombó tiene tres grupos étnicos dispersos a lo largo de todo el territorio.

El primer grupo son los indígenas, con un total 542 que corresponde 0.3% de la población en

general; también hacen presencia en los municipios de Cáceres y el Bagre, razón por la cual, las

autoridades de estas comunidades han intentado irse integrando en un mismo espacio, con el fin de

ir construyendo resguardos indígenas. Por otra parte, el número de raizales en el municipio es

reducido: solamente habitan 10 personas de esta etnia; diferente a los afrodescendientes que son

13.253, representando un 8.2% del total de la población.

Ahora bien, es medianamente conocido que los aspectos culturales en este territorio están

fuertemente relacionados con “La Marquesa de Yolombó”, una de las novelas más importantes del

costumbrista Tomás Carrasquilla. Asimismo, hay múltiples procesos de formación artística que

aportan al fortalecimiento y consolidación de un municipio representativo en cuestiones culturales.

El primero de ellos es la educación musical en formatos de percusión, coros, iniciación musical y

vientos sinfónicos. El segundo tiene que ver con la danza, especialmente el folclor, el baile

moderno y de salón. El tercero está relacionado con las artes plásticas, enfocado en el dibujo, la

fotografía, la pintura, la escultura y también el servicio bibliotecario que tiene toda una agenda

Page 109: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

109

cultural. En relación a lo anterior, la Alcaldía de Yolombó (2020-2023) expone en el Plan de

Desarrollo, que todos estos proyectos se han venido articulando a un importante programa

denominado “Manos que transforman tu institución”, donde se orienta la intervención en lugares

públicos y murales para el embellecimiento de los mismos a través de pinturas y obras artísticas;

además, se desarrollan tardes de cine comunitario y alianzas con el hospital y la administración.

Para el ejercicio de todos estos programas y proyectos, en el municipio existen dos plantas

físicas: la Casa de la Casa de la Cultura Presbítero Jesús Emilio Ramírez y la Escuela de Formación

Musical. Estos dos espacios son de suma importancia para Yolombó por toda la historia educativa

que cargan, y aun cuando la Alcaldía (2020-2023) asume que presentan necesidades de reparación,

se encuentran funcionando actualmente. Asimismo, hay una casa de la cultura que está en

condiciones muy regulares y allí se ubica la Biblioteca Municipal, el salón de la memoria y otros

cuantos salones para desarrollo de múltiples actividades. En toda esta oferta cultural, también

aparecen las diferentes festividades y eventos como la yolombinidad, antioqueñidad, semana del

idioma, fiestas del marquesado y la molienda, día del teatro, día de la danza, día de la música y día

de los animales, entre otros” (Alcaldía de Yolombó, 2020-2023, p.)

Por otra parte, bajo la relación entre lo económico y lo cultural, se desarrolla también, de la

mano de la Secretaría de Educación y Cultura, dos proyectos de educación ambiental y

agroecológica: Proyectos Ambientales Escolares (PRAES) y Proyectos Ciudadanos de Educación

Ambiental (PROCEDAS). Los dos programas se encuentran bajo la coordinación de la auxiliar

técnica Ruby Giraldo, que ha venido acompañando estos procesos desde hace aproximadamente 9

años.

Asimismo, es importante señalar el vínculo de la Secretaría de Agricultura con la Secretaria

de Educación y Cultura en proyectos de educación ambiental y agroecológica mediante Proyectos

Page 110: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

110

Ambientales Escolares (PRAES) y Proyectos Ciudadanos de Educación Ambiental (PROCEDAS),

ya que se han convertido dentro del municipio como elemento importante de conocimiento y

motivación sobre el manejo de los residuos sólidos, la seguridad alimentaria y procesos

organizativos comunitarios; además, existe un esfuerzo desde la Secretaría para conectar y

retroalimentar todos los proyectos con enfoque agroecológico (Secretaría de Agricultura, 3 de junio

de 2020)

Page 111: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

111

CAPÍTULO III. APORTES AL CONCEPTO CAMPESINO DESDE LAS

PARTICULARIDADES DEL BAJO SINÚ, LOS MONTES DE MARÍA Y YOLOMBÓ

Extensa, variopinta y compleja ha sido la tarea de proponer conceptualizaciones que

reflejen, de un lado, las diversas y, al mismo tiempo, particulares formas de ser campesino, y de

otro, los aspectos comunes que posibilitan generalizar tal condición. Algunas ciencias, pero con

mayor rigurosidad y constancia las disciplinas sociales y humanas (más precisamente la sociología

y la antropología), han impulsado, desde el siglo XIX, la construcción del concepto campesino,

bajo la necesidad de clarificar sus relaciones, sus prácticas y las contradicciones que desarrolla y

representa para los espacios rurales.

La condición moderna del campesinado es resultado del proceso de acumulación originaria,

que fue configurando, mediante la disociación del individuo y los medios de producción, un sujeto

libre de vender su fuerza de trabajo y libre de circular. A diferencia del siervo, productor rural que

le precedió en términos históricos, este sujeto, parido en las ruinas del feudalismo y en los orígenes

del capitalismo, estuvo atravesado por una importante transformación respecto a las formas de

propiedad sobre la tierra, las relaciones de trabajo con la misma y el producto resultado de dicho

trabajo (Marx, 1975).

Es hito marca, por tanto, el punto de partida del análisis que aquí se ha llevado cabo sobre

la condición campesina, pues es en la modernidad, con las contradicciones del capital en juego,

donde comienzan a florecer las más importantes concepciones sobre esta compleja, pero interesante

condición. Se pueden rastrear los primeros aportes conceptuales en el siglo XVIII con autores como

Adam Smith y algunos desarrollos a lo largo del siglo XIX; sin embargo, fue durante las primeras

décadas del siglo XX que se emprende, en la Europa Central y Occidental, un estudio sistemático

Page 112: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

112

y riguroso sobre el campesinado, proceso que va decayendo como resultado de dictaduras militares

e ideologías nacionalistas; además, los más importantes científicos sociales de esta época,

dirigieron sus intereses académicos al entendimiento de sociedades preindustriales e industriales.

A mediados del siglo XX, la sociología, y principalmente la antropología, juegan un papel

crucial en el resurgimiento de la conceptualización del campesinado, que ya había quedado en el

olvido y englobados en tribeños o agricultores. Desde este momento, se han escrito cuantiosas

monografías, tesis, artículos y libros sobre este sujeto (Shanin, 1979b). Indudablemente, la riqueza

y diversidad de tal proceso, obliga a quien se acerca con juicio a la literatura producida, adentrarse

en las más profundas discusiones y debates para trascender el entendimiento del campesino

únicamente en sentido histórico y establecer, con mayores elementos conceptuales, brechas

analíticas que posibiliten una comprensión más ampliada de ese abanico de posturas, incluyendo

diferencias y similitudes, rupturas y continuidades.

Tal quehacer se realizó en el capítulo I del presente trabajo de grado, y se retomará, a manera

de síntesis, en este capítulo. El principal objetivo es evidenciar la relevancia que han tenido esas

múltiples líneas para la construcción y el desarrollo de conceptualizaciones más recientes, que

incorporan, sin lugar a duda, una multiplicidad de nuevos elementos, acordes al desenvolvimiento

del campesinado durante los últimos años. Sin embargo, en esa nueva ola de apuestas conceptuales

cobran importancia, por la propuesta epistemo-metodológica de este trabajo de grado, aquellas que

introducen una lectura y análisis integral y cabal acerca del sujeto campesino, es decir, que su

estudio y comprensión, sin importar desde qué ciencia se haga (sociología, antropología, economía,

derecho), no desecha los aspectos económicos, políticos y culturales; más bien, los ve bajo una

relación dialéctica sumamente potente para establecer generalizaciones que incluyan las

particularidades campesinas.

Page 113: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

113

El entendimiento y concepción del campesinado desde aspectos económicos ha sido, según

las fuentes consultadas, la de mayor predominancia en ese proceso histórico. Autores como Smith

en siglo XVIII, Marx y Engels en el siglo XIX, Wolf, Krantz, Shanin, Chayanov, Redfield, Calva,

González, Breton en siglo XX y, más recientemente, Toledo, Martins, Rincón, Tocancipá Falla,

entre otros, han realizado apuestas conceptuales que resaltan o hacen énfasis en las relaciones

económicas y productivas de las comunidades campesinas, pero desde perspectivas o elementos

analíticos claramente divergentes o, en algunos casos, con similitudes importantes.

Las diferencias conceptuales entre estos autores, enfáticos en lo económico, pueden

sintetizarse en tres díadas (resultado del proceso de organización y sistematización de múltiples

fuentes realizada en este trabajo de grado). La primera díada tiene que ver con la concepción

tradicional del campesino, disímil de quienes lo entienden bajo un contexto de conexión plena con

las formas de producción capitalista. La segunda, conectada directamente con la anterior, hace

referencia a la adaptación del campesinado precisamente a esas dinámicas del capital, discrepando

de aquellas que plantean una desaparición del mismo cuando pierde su condición tradicional. La

tercera está relacionada fundamentalmente con el concepto campesino, bajo la disparidad de los

autores que abogan por la conservación clásica del mismo y quienes plantean su inutilidad como

resultado de sus múltiples transformaciones.

Lo político, otro eje analítico del campesinado, tiene sus primeros asomos en autores como

Marx, Engels, Lenin y Mao; sin embargo, se ha nutrido enormemente, durante el siglo XX, de otras

perspectivas propuestas por Shanin, Hobsbawm, Bartra, Esteva, Van der Ploeg, Aguilar, entre

otros. Para este caso, pueden identificarse dos polos opuestos en las conceptualizaciones: quienes

ven en el campesinado un sujeto rezagado políticamente, con altos niveles de dependencia a otros

actores y poca autonomía en la toma de decisiones, y aquellos que defienden su carácter de clase

Page 114: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

114

social y abogan por su gran potencialidad política como manera de defensa ante las presiones

ejercidas por los grandes poderes.

Lo cultural, una línea de análisis más cercana a la antropología, toma fuerza en los años

cincuenta y sesenta del siglo XX como forma de enfrentar la predominancia histórica de lo

económico y lo político, más lo primero que lo segundo, en los estudios sobre el campesinado. Los

autores que ubican sus abstracciones en este eje, han venido entendiendo la importancia de incluir

en el concepto campesino aspectos que hacen referencia a los relacionamientos humanos, a la

identidad, a la forma en que conciben el mundo, al arraigo por el lugar que habitan, a los lazos

comunitarios y a todo el proceso de heredabilidad que se presenta en las zonas rurales.

Esta tríada de brechas analíticas –lo económico, político y cultural– es, metodológicamente,

una forma específica de abordar el cuantioso número de conceptualizaciones existentes sobre el

campesinado. No es la única forma, vale la pena aclararlo, pero posiblemente una de las más

importantes, porque reconoce la necesidad imperante de dar cuenta, de forma separada, de esas

lecturas realizadas sobre tal sujeto, para luego apostarle a un concepto que contenga las tres, pero

situado en el momento actual del campesinado. Por esa razón, también se sintetizará, a

continuación, las apuestas conceptuales que conjugan, articulan y conectan aspectos de índole

económica-productiva, político-organizativo y cultural-ideológico, por ser la base de una

comprensión sociológica ampliada de lo rural y del campesino en particular. En palabras de Shanin

(1979b) “La singularidad del campesinado se presupone enraizada en una relación de

interdependencia entre los elementos básicos ya mencionados, no pudiéndose reducir simplemente

a uno de ellos” (p. 20)

En la última década algunas organizaciones, comisiones e instituciones públicas han venido

adelantando un proceso de reconceptualización del campesinado con el firme interés de aportar en

Page 115: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

115

su reconocimiento político y jurídico, fundamental para que sean tenidas en cuenta todas sus luchas

y necesidades en la creación y desarrollo de políticas públicas. Además de reconocer, como ya se

expuso, ese trasegar histórico del concepto campesino (en sentido temporal), estos autores son

enfáticos en un asunto que, sin ser novedoso, posiblemente no ha sido preponderante en ese proceso

de conceptualizar al campesinado: la importancia de estudiar e investigar lo rural y la ruralidad

desde todos sus aspectos sociales, incluyendo lo territorial, lo económico, lo político y lo cultural.

Por tanto, ubicados sobre bases teóricas y conceptuales de grandes exponentes de este concepto,

pero además teniendo un contexto claro que es el colombiano, sus aportes han sido amplios y

generalizables, sin perder de vista las particularidades de las comunidades campesinas. Lo anterior

se relaciona con el siguiente planteamiento de Shanin (1979b):

La heterogeneidad de los campesinos está fuera de toda duda. En efecto, los campesinos no

pueden ser comprendidos o siquiera descritos de manera apropiada fuera de su escenario societal

general, y lo mismo puede decirse del contexto histórico (las concepciones diacrónicas y sincrónicas

de los fenómenos sociales solo admiten una división analítica) (p. 11).

Para el año 2013 afloraban las conceptualizaciones claras y específicas en el abordaje

integral y completo del sujeto campesino. La Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones de

Campo (CLOC-Vía campesina) y el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) (2013), en una

carta escrita a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, además de afirmar su

conocimiento sobre las considerables violaciones y vulneraciones de los derechos humanos de las

comunidades campesinas, se dieron a la tarea de contextualizar un poco la existencia del

campesinado en América Latina, pero también de proponer un concepto que enarbole la

importancia política y social de este sujeto.

Page 116: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

116

El campesino, tal cual lo expone CLOC-Vía campesina y CELS (2013), no puede

considerarse como un simple habitante de lo rural, porque se estaría desconociendo que, la relación

establecida entre este sujeto y la naturaleza, trasciende la mera habitabilidad y va configurando

prácticas particulares de producir la tierra, por ejemplo, la creación de un sistema de producción

altamente diversificado, la integración entre lo animal y lo vegetal, la priorización del autoconsumo

y el mercado local, la preservación de la biodiversidad, el uso de insumos locales y la búsqueda de

autonomía productiva mediante nuevas tecnologías y conocimientos.

Es justamente esta forma de transformar la naturaleza, lo que le posibilita al campesino,

según las mismas entidades, desarrollar prácticas culturales sintetizadas en la organización del

trabajo familiar (que le da valor a lo que se produce localmente), administrar sus experiencias

productivas y resaltar todas las tradiciones y costumbres creadas al interior de la comunidad. Lo

político, sin hacerse explícito en sus planteamientos, se refleja en la evidente necesidad de defender

el territorio mediante formas de producción sostenible y la conservación de las particularidades de

cada uno de los territorios, reivindicando la idea de soberanía alimentaria, es decir, la plena

autonomía en la toma de decisiones respecto a la producción de alimentos.

Apenas tres años después, en el 2016, aparece en este escenario de disputa que se vienen

dando diversas instituciones y actores, el senador Jesús Alberto Castilla, líder campesino y antiguo

presidente del Coordinador Nacional Agrario en Colombia (CNA) con un proyecto de ley titulado

“Por medio del cual se reconoce al campesinado como sujeto de derechos, se reconoce el derecho

a la tierra y a la territorialidad campesina y se adoptan disposiciones sobre la consulta popular”,

que tiene por objetivo adecuar los artículos de la constitución política a las realidades que vive el

campesinado colombiano y convertirse en una herramienta de lucha que garantice todos sus

derechos políticos.

Page 117: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

117

Teniendo clara la importancia de conceptualizar al campesinado para develar y clarificar

todas sus prácticas y, por tanto, comprender cuáles son sus más fervientes contradicciones y

necesidades intentando aportar en la resolución de las mismas, en este proyecto de ley propone,

también bajo el contexto colombiano –donde indica aspectos generales sobre las movilizaciones

populares, las cifras que representan enormes desigualdades, el lugar de las mujeres en el campo,

la concentración de la tierra, los impactos de la agroindustria, entre otros– una concepción que

entiende al campesino como un grupo social que aún no ha logrado amplios reconocimientos en

términos jurídicos, razón por la cual viene sido concebido como un sujeto no apto para el desarrollo

y más bien subordinado a los intereses de grandes poderes.

No obstante, a pesar de tal situación, y de ser una clase excluida y discriminada por las

élites urbanas y rurales, Castilla (2016) destaca, en términos políticos, el potencial del campesinado

respecto a la democratización del campo, al sinfín de disputas emprendidas por la tenencia de la

tierra y a la necesidad de reconocimiento de sus prácticas culturales, elementos que le otorgan un

papel fundamental en la historia política y económica de Colombia, por ejemplo. En ese sentido,

estos aspectos de corte organizativo y político podrían conectarse con lo cultural como una manera

de reivindicar la identidad campesina que, aunque no son considerados como un grupo étnico, sí

son culturalmente diversos; por tanto, figuran en este importante aspecto las formas de vida común

que se van construyendo de acuerdo con un espacio específico y la creación de un hábitat

compartido por diversas familias.

Ahora, el desenvolvimiento de lo económico y lo productivo lo retoma Castilla del concepto

ya propuesto por CLOC-Vía campesina y CELS, pero le agrega otros elementos importantes. El

primero tiene que ver con la organización del trabajo a pequeña escala, donde se incluye a la familia

o los vínculos afectivos en la transformación de la naturaleza. El segundo está relacionado con el

respeto por el medio ambiente y todos los recursos existentes como el agua, las semillas y la tierra.

Page 118: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

118

El tercero, conectado al anterior, enaltece la capacidad del campesinado de contrarrestar las

consecuencias y actividades de la agroindustria que van en deterioro de la biodiversidad y los

bienes naturales.

En la misma línea de resarcir jurídica y legalmente las violaciones a los derechos humanos

del campesinado, incluyendo los fenómenos de desplazamiento, la instauración de monocultivos,

la creciente militarización, la pérdida de identidad, la criminalización de sus luchas y el trabajo

esclavo de mujeres y población infante, La Vía Campesina (S,f) establece una declaración de los

derechos de las campesinas y los campesinos, donde, de manera concisa, y posiblemente con más

fuerza y claridad sobre aspectos económicos, construye un concepto situado en las contradicciones

de las comunidades campesinas colombianas.

La relación directa con la tierra o la naturaleza para la producción de alimentos se constituye

en el principal elemento de análisis de la Vía Campesina en sentido económico-productivo. A partir

de allí, entienden que el campesinado trabaja por sí mismo, depende del trabajo familiar y está

articulado a comunidades que, conjuntamente, apuestan por la preservación del medio ambiente y

el cuidado del entorno. El desarrollo de estas actividades se sitúa alrededor de la agricultura, la

ganadería, la trashumancia, las artesanías, la pesca, la caza, la recolección y otras ocupaciones

similares que pueden darse en tierras propias, pero también bajo modalidades de comodato o

arrendamiento de tierras.

Con menor fuerza, como ya se acotó, la Vía Campesina se refiere, de manera indirecta, a

aspectos políticos y culturales. Respecto al primero, plantea que, a nivel global, el campesinado,

como respuesta a los procesos de exclusión en la toma de decisiones que sufre por parte de los

gobiernos, ha emprendido luchas para que sean reconocidos sus derechos, pero también por la

construcción de sociedades más justas de la mano de otros actores que están en procura de preservar

los territorios. Respecto al segundo, dado el grupo social específico en el que se constituyen, con

Page 119: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

119

unos valores y cultura asociados a la agricultura y al desarrollo de sus actividades económicas, esta

clase social aboga por la protección y preservación de sus conocimientos, rechazando todo aquello

que atente contra sus aspectos culturales.

Para el año 2018, El Instituto colombiano de Antropología e Historia (ICANH) (2018),

apuesta detalladamente por una conceptualización del campesinado como respuesta al fallo de La

Corte Suprema de Justicia, que impulsa la necesidad manifiesta del sujeto campesino por ser

conceptualizado e incluido en los instrumentos censales. Para llevar a cabo tal proceso, se conforma

una comisión de expertos en el tema, que emprenden la labor partiendo de unos importantes

consensos: 1- se incluiría en el documento la visión objetiva (datos, tamaño de la propiedad,

actividad productiva, etc), pero también la visión subjetiva del campesino (que tan campesino se

siente, se reconoce como tal); 2- el entendimiento del campesinado desde dimensiones económicas,

políticas, culturales y territoriales, aun cuando reconocen que en la vida tales aspectos se

entremezclan muchas veces sin una marcada división.

Basados en el segundo consenso expuesto en el párrafo anterior, la mayor apuesta

conceptual del ICANH es entender al campesinado como un sujeto que se desenvuelve en

dimensiones territoriales, económicas, políticas y culturales. Respecto a la primera, esta comisión

acota que el territorio es un espacio socialmente construido por las personas que lo habitan,

expresado en veredas, corregimientos, playones, comunidades, entre otros; es la base

Las posturas conceptuales expuestas párrafos atrás, son el resultado del estudio y la

investigación del campesinado en contexto colombiano, es decir, bajo contradicciones propias de

las zonas rurales de este país (grupos armados, narcotráfico, desplazamiento, despojo,

concentración de la tierra, entre otras). Sin embargo, tales conceptualizaciones tienen el gran

potencial –sin que se fuerce la teoría o los conceptos a la realidad– de ser lo suficientemente amplias

Page 120: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

120

para incluir las múltiples particularidades que puedan presentarse en el campesinado de otros

contextos rurales, pero además contienen un aporte metodológico sumamente útil que procura

estudiar tal sujeto desde todas sus perspectivas.

Esta forma específica de conceptualizar al campesinado, que se convierte en una brecha

analítica sumamente importante, tiene una contrastación empírica fuerte con las dinámicas propias

de los territorios investigados, donde se reflejan, sin un atisbo de duda, aspectos económicos,

políticos y culturales. Ahora bien, como se ha venido acotando con suma insistencia, el mayor reto

en toda conceptualización, incluyendo la que se planteará en los próximos párrafos, es encontrar

esos aspectos comunes que posibiliten establecer generalizaciones, pero respetando (en términos

conceptuales) los aspectos particulares. La tarea será develar, en ese universo de características y

prácticas del campesinado en Montes de María, Bajo Sinú y Yolombó, qué es aquello que los

atraviesa, que los une, que los singulariza.

Frente al proceso anterior, Shanin (1979a) advierte la pérdida de interés de muchos en

conceptualizar al campesinado, por la amplia cantidad de distinciones existentes que imposibilita

establecer elementos comunes a todos; sin embargo, dirá que, un estudio comparativo, como el

realizado en este trabajo de grado, no implica una pretensión de homogeneidad ni un intento de

uniformidad. Más bien, como apunta Calva (1988), el criterio de esencialidad es la universalidad

que emerge del análisis comparativo del campesinado, dividido en espacio y tiempo, que posibilita

abstraer aquellas características que permanecen fijas a través de la historia, y sabiendo distinguir

aquellas que se van modificando de acuerdo con un entorno social en concreto.

Bajo ese objetivo de aportar a la conceptualización del campesinado, en el segundo capítulo

se propuso una descripción detallada de las prácticas económico-productivas, político-

organizativas y cultural-ideológicas en los tres territorios ya mencionados, que evidencia las

Page 121: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

121

múltiples y variadas formas en que se manifiesta este sujeto de acuerdo con el espacio rural que

habita, el momento histórico en que se encuentre y los factores y actores que rodean el desarrollo

de su vida cotidiana. De este ejercicio descriptivo-comparativo, puede concluirse que hay claras

diferencias en sus actividades y prácticas, desde la manera en que producen y trabajan la naturaleza,

hasta la forma como se vinculan políticamente con otros individuos y sostienen sus aspectos

culturales.

Tales disimilitudes no representan un obstáculo para ir evidenciando nodos o aspectos

singulares; cuando menos, se convierten en una riqueza empírica que alimenta una

conceptualización. En palabras de Shanin (1979b)

Cualquier generalización basada en la comparación adoptará con hipótesis de trabajo la

heterogeneidad de los datos, así como las márgenes o limitaciones de ambivalencia conceptual. Su

peligro estriba en un posible exceso de generalización al extrapolar semejanzas o secuencias

conocidas simplemente por este mismo hecho, es decir, por ser conocidas. Una vez aclarado esto,

la misma presencia de informes acerca de semejanzas masivas y repetitivas es una cuestión que

merece la pena plantearse, ya que, entre otras razones, es lo que proporciona un significado a la

generalización basada en un proceso de comparación entre campesinos. Además, ha servido a

menudo de gran ayuda para centrar el objeto de estudio, obtener conocimientos más profundos del

mismo y emplear métodos de investigación que puedan ser testeados en cualquier parte, así como

para desplegar un amplio campo de análisis (p. 17)

Page 122: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

122

Situados en las prácticas económico-productivas, este trabajo destaca las siguientes unidades de

análisis para la conceptualización del campesinado.

1. Las perspectivas más clásicas han conceptualizado la condición campesina a partir de

prácticas propiamente agrícolas; no obstante, desde los orígenes mismos del campesinado,

la relación no ha sido solo con la tierra para la agroproducción, sino con el ecosistema rural

en su conjunto. Desde el siglo XX, el vínculo campesino-naturaleza ha superado el vínculo

campesino-tierra, como consecuencia del desarrollo de sistemas modernos capitalistas que

empujan las prácticas productivas rurales, no sólo a las necesidades de subsistencia familiar,

sino a la generación de excedentes capitalistas más allá de la tierra. Dadas estas condiciones,

el campesinado, además de dedicarse a la producción agropecuaria, se involucra con toda

la naturaleza del espacio rural para generarse los medios de subsistencia, con prácticas no

propiamente agrícolas, por ejemplo, la venta de servicios, el comercio, el turismo, las

artesanías, entre otras.

2. Ahora bien, cuando son propietarios de los medios de producción, normalmente no reciben

salario por su trabajo y su subsistencia se deriva de la comercialización de los productos

generados en sus unidades agrícolas. En los territorios abordados en la investigación se

presentan diferentes modalidades de comercio de la producción campesina. En el Bajo Sinú

aparece la venta desde cooperativas, acuerdos con la plaza de mercado y los circuitos cortos

a través del trueque o intercambio dinerario a bajo costo. En los Montes de María también

se presenta el trueque entre familias campesinas, pero además han apelado a la solidaridad,

a partir de las alianzas (académicas, políticas, protección de derechos humanos) que han

establecido desde su condición de retornantes para la venta de sus productos; asimismo,

intentan abastecer los mercados locales ubicados en municipios cercanos. Para el caso de

Page 123: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

123

Yolombó, están constituidas diversas cooperativas ligadas a actividades productivas

específicas (panela, café, ganadería, minería, artesanías) que sirven de plataforma para la

transacción de los productos; además, se presentan mercados campesinos donde confluyen

los productores para vender de forma directa, a lo que se agrega la venta directa en los

hogares al consumidor final.

3. Bajo estas circunstancias, se dan situaciones en las que el campesinado no logra resolver a

cabalidad sus necesidades básicas de vida, viéndose obligado a vender su trabajo en

actividades agroproductivas o en laborales ajenas a estas. Con relación a las prácticas

agroproductivas por fuera de la unidad agrícola, se siguen destacando las siguientes

relaciones laborales: formas parcelarias, arrendatarias, trabajo a destajo, trabajo a jornal,

pagos en especie, mezcla entre salario y especie.

4. En los tópicos predominantes para la conceptualización del campesinado, se ha establecido

un estrecho vínculo entre la tierra y la propiedad sobre esta. Sin embargo, como ya se

mencionó, el capitalismo y las mismas prácticas campesinas han rebasado las márgenes

agrarias, poniendo en evidencia, de un lado, que dicho vínculo es más amplio, y de otro,

que se puede prescindir de la propiedad sobre la tierra para abordar, entender o

conceptualizar la condición campesina: existen campesinos sin tierra. Las prácticas de vida

y los medios de subsistencia del campesinado, no se derivan sólo de las actividades

agropecuarias. Si, como se ha venido afirmando, el campesinado establece una relación con

el ecosistema rural en general, se puede entender que haya campesinos pescadores en el

Bajo Sinú, campesinas artesanas en Yolombó o campesinos apícolas en Montes de María,

cuya actividad no depende de la propiedad, y de hecho funcionan sin ser propietarios de la

tierra. Asimismo, pueden dedicarse a otros trabajos en escenarios rurales como cultivo de

Page 124: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

124

palma, minería, producción de pino, siembra de tabaco, cultivo de arroz, entre otros, que

también se ejecutan sin la mediación de la propiedad individual sobre la tierra.

5. Al salir de su unidad agrícola o sin ser propietario de la tierra, cabe la posibilidad de que el

campesinado tienda a la proletarización. Se ratifica que la propiedad del suelo no es un

factor determinante para la conceptualización del campesinado y, al mismo tiempo, la

proletarización no está atada exclusivamente a la condición o no de propiedad. El proceso

de proletarización puede darse incluso bajo la dualidad de ser propietario y vender jornal,

trabajo a destajo o distintos pagos en especie.

Respecto a la relación político-organizativa, aparecen los siguientes aspectos analíticos:

1. El campesinado es un actor rural que, por lo general, tiende a organizarse políticamente

como resultado de los múltiples factores que afectan su vida cotidiana, y que ponen en

entredicho su condición campesina. La presencia de actores armados, el despojo de sus

tierras, la inmersión de megaproyectos a sus territorios, el desplazamiento forzado, la

imposición de proyectos productivos, las condiciones climáticas, las afectaciones

ambientales, el pago irrisorio por sus productos, la imposibilidad de resolver a cabalidad

sus necesidades materiales de existencia, entre otros, son algunas de esas problemáticas

que impulsan al campesinado a articularse como grupo social bajo alguna organización

política.

2. La existencia de unos u otros factores en cada territorio específico, van configurando un

tipo particular de organización campesina; esto quiere decir que, de acuerdo con las

contradicciones, relaciones, geografía y formas productivas propias de cada espacio rural,

los intereses para organizarse varían y, con ello, la connotación jurídica y social de la

Page 125: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

125

organización también. En el caso del Bajo Sinú, la organización ASPROCIG tiene una

apuesta central por lo socioecológico, donde predominan formas agroecológicas de

relacionarse con la naturaleza y, por tanto, sus intereses principales están enfocados en

tópicos medioambientales y defensa de los recursos naturales del territorio. En Yolombó

hace presencia la Asociación de Mujeres Organizadas, una propuesta que emergió en

medio de un contexto de violencia que venía poniendo en riesgo la alimentación de las

familias campesinas y la autonomía económica de las mujeres; por esa razón, sus mayores

apuestas, similar a lo descrito en el caso de ASPROCIG, están direccionadas a la

producción agroecológica, pero también a la formación política de mujeres. No obstante,

en las zonas rurales pueden presentarse otras formas organizativas del campesinado:

Juntas de Acción Comunal, cooperativas, organizaciones de derechos humanos, partidos

políticos, organizaciones de víctimas, etc.

Por último, la relación ideológica-cultural, puede rastrearse a partir de los siguientes elementos:

1. Como consecuencia de la relación dialéctica que el campesinado establece con la

naturaleza, incluyendo sus prácticas económicas y políticas, se van construyendo

afinidades simbólicas y materiales, es decir, se tejen identidades a partir de la geografía y

el paisaje rural, a lo que se suman los vínculos sociales propios de la convivencia en

comunidad en contextos rurales. A partir de allí, los habitantes de dichos contextos, en

especial el campesinado, va “echando raíces” y se asienta en los territorios, generando

prácticas de vida que se insertan y le aportan a aquellas afinidades simbólicas y materiales

que se desprenden de la geografía y la interacción social. De esta forma, identidad y

arraigo son dos caras de la misma moneda. La primera, tiene que ver con las

Page 126: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

126

identificaciones, subjetivas y objetivas, que se generan y que genera el campesinado a

partir de su estrecho vínculo social-comunitario (relaciones sociales) y natural (geografía,

topografía, seres bióticos y abióticos, ambiente). El arraigo, por su parte, alude al

afincamiento del campesinado, en relación al contexto rural que habita y a las prácticas

de ruralidad que allí se escenifican.

2. Una de las expresiones a través de las cuales se van creado identidades o, propiamente

hablando, identificaciones, son las representaciones artísticas que se dan en los contextos

rurales, esto es, música, danza, poesía, coplas, canto, teatro y algunos rituales. En el

entrecruce de estas expresiones, se van generando multiplicidad de identidades, que hacen

más visible las diferencias, singularidades y elementos comunes del campesinado, en

sentido cultural, donde quiera que él se presente. Lo anterior se refleja en el Bajo Sinú con

las artesanías (sombreros, hamacas, canastas, esteras, cerámica, talabartería y talla) y la

música (acordeoneros, música afroantillana y salsa); en los Montes de María con los

festivales de las gaitas y tambores, pero también con el porro y el fandango como parte de

celebraciones musicales; y en Yolombó con el teatro, el día de la danza, la formación

musical mediante escuelas y las fiestas del marquesado y la molienda. A la larga, esto

artístico lo que hace es representar, de manera surrealista, mítica o realista, las prácticas

de vida del campesinado que habita territorios particulares.

3. La heredabilidad es la cualidad cultural del campesinado, que puede rastrearse desde los

inicios de la agricultura, a través de la cual se ha ido dejando legado a las generaciones

que le suceden. Sin embargo, como la agricultura es apenas una de las tantas prácticas

rurales, lo que ocurre es que, en otro tipo de relaciones que el campesinado establece con

la naturaleza y con la comunidad (pesca, organizaciones sociales, expresiones artísticas),

también se va transmitiendo ese cúmulo de conocimientos, técnicas, medios de

Page 127: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

127

producción, herramientas y saberes. Con plena consciencia, o aun sin ella, la heredabilidad

posibilita preservar los trazos esenciales de la condición campesina. Uno de los factores

más importantes para garantizar la heredabilidad ha sido la familia, pues esta institución

se constituye en la primera escuela de enseñanza y aprendizaje de los tres tipos de prácticas

campesinas analizadas en la presente investigación; no obstante, no es el único espacio

que posibilita heredabilidad: en el conjunto de interacciones que se dan en la comunidad,

en el marco del contexto rural, también se desatan experiencias que a la postre se

constituyen en legados. Este aspecto cultural del campesinado es de importancia capital,

tanto para su subsistencia como para su conceptualización. En efecto, la continuidad del

campesinado como cultura, depende de los legados que deja en las nuevas generaciones o

en los eslabones que se tejen para su pervivencia. Estos eslabones, en la generalidad del

campesinado colombiano y, particularmente, en los tres territorios aquí analizados, se han

ido rompiendo resultado de diversos factores que se presentan en los espacios rurales:

desplazamiento, despojo, agroindustria, megaproyectos, entre otros.

4. La identidad campesina, las expresiones artísticas y las prácticas de heredabilidad se van

manifestando en el diario vivir. La cotidianidad se convierte en un hecho catalizador en la

práctica y, a través de esto, en la reconstrucción del concepto campesino. Toda práctica se

va instalando, de forma gradual o rápidamente, en la cotidianidad y, a partir de allí, van

emergiendo elementos vitales para la existencia de la vida en sociedad: producir,

alimentarse, habitar. Por ejemplo, las prácticas productivas, en la medida en que se

constituyen en el sustento económico del campesinado, se realizan cotidianamente, con lo

cual, estas no solo son esencias económicas, sino también cultural e identitarias.

Asimismo, las prácticas políticas que se realizan de forma comunitaria (reuniones,

asambleas, manifestaciones), se van configurando en entramados de cotidianidad,

Page 128: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

128

probablemente más espaciadas que las económicas, pero que, a la larga, se instalan en el

diario vivir del campesinado. Como se ve, la cotidianidad, en un principio ubicada como

expresión cultural, termina siendo transversal a los tres tipos de prácticas: económicas,

políticas y culturales.

Page 129: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

129

Conclusiones

La conceptualización es, sin lugar a duda, resultado de procesos científicos que ponen en

contraste las variopintas formas en que se manifiesta empíricamente cualquier fenómeno, apelando

a los puntos comunes que puedan encontrarse, pues es allí donde reside la clave de la

generalización. Este proceso, refutado por muchos autores bajo la idea de que hay problemáticas,

factores y actores imposibles de conceptualizar por sus amplias expresiones, fue ocupando, en el

tratamiento científico del campesinado, un lugar central desde el siglo XIX y, apenas

recientemente, se ha venido convirtiendo en un tema de gran interés para diferentes organizaciones

e instituciones que adelantan luchas y disputas políticas en favor del campesinado.

El desarrollo del concepto campesino ha estado atravesado por ideas y abstracciones

divergentes y similares, que permiten ir develando, a quien se acerca con juicio y detenimiento a

la literatura existente, algunas brechas analíticas importantes. Para este trabajo de grado, se optó

por aportar a la reconstrucción de las dimensiones económicas, políticas y culturales como una

división en la que se ubican múltiples autores, bajo el principal interés de analizar con mayores

elementos las propuestas conceptuales que unen estas tres prácticas campesinas.

En el caso de lo económico, las apuestas conceptuales tienen que ver, de un lado, en sentido

clásico, con un sujeto campesino que usa mano de obra familiar, no genera excedentes, su

producción y subsistencia está atada exclusivamente a la tierra y es propietario de la misma, y de

otro, años más recientes, con múltiples concepciones como un campesino pluriactivo, en proceso

de proletarización, adaptado a las dinámicas del capitalismo en zonas rurales, en posible

desaparición e incluso, empresario agrícola. Respecto a lo político, hay una díada divergente de

quienes ven al campesinado como un sujeto rezagado, poco autónomo y dependiente de actores

Page 130: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

130

externos, y quienes ven en su accionar político un potencial para reformar o transformar las

condiciones y problemáticas que lo rodean. En sentido cultural, hay coincidencia frente a la

predominancia de una identidad campesina que genera lazos de pertenencia y apropiación de

espacios, prácticas artísticas y relaciones personales, sumado a procesos de arraigo y de

heredabilidad de sus conocimientos de saberes.

Ahora bien, la apuesta por unificar las tres variables todavía es un poco incipiente. Sus

primeros asomos se ubican en el siglo XX, pero es apenas durante el presente siglo que se rastrean

unos aportes más amplios y dialécticos sobre este sujeto. Sin embargo, tal como se ha mencionado

en repetidas ocasiones, dicha apuesta es de gran relevancia pues coincide con el proceder

epistemometodológico de este trabajo de grado y de la línea de investigación a la que se articula,

donde se investiga, comprende y estudia lo rural y la ruralidad, incluyendo al campesinado, desde

lo económico, lo político y lo cultural bajo una relación claramente dialéctica.

En el caso colombiano, la construcción de un concepto sobre la condición campesina,

además de tener en cuenta un abanico muy diverso de prácticas económico-productivas

(pluriactividad campesina; tenencia o no de la tierra; trabajo a destajo, por jornal, en parcela o un

su propia tierra; actividades como la pesca, la caza, la agricultura, la recolección, la siembra de

coca, la minería, el cuidado de los bosques y la ganadería), político-organizativas (juntas de acción

comunal, cooperativas, asociaciones, sindicatos, partidos políticos, organizaciones de víctimas,

entre otros) y cultural-ideológicas (identidad campesina, heredabilidad, arraigo, manifestaciones

artísticas), no pierde de vista los factores que han atravesado los espacios rurales y la ruralidad que

allí se desenvuelve: desplazamiento, despojo, abandono, masacres, megaobras de infraestructura,

agroindustria, cambio climático, etc.

Page 131: Aportes para la conceptualización del campesinado ...

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- Conversatorio ASPROCIG por el río, Bajo Sinú, 2 de octubre de 2017.

- Conversatorio Asociación Dios con Nosotras, Bajo Sinú, comunidad Río Ciego, 2 de

octubre de 2017.

- Conversatorio ASPROCIG, Bajo Sinú, 3 de octubre de 2017.

- Conversatorio ASPROCIG por los manglares, Bajo Sinú, 3 de octubre de 2017.

- Entrevista realizada a integrantes de AMOY, vía virtual, 2 de junio de 2020.

- Entrevista realizada a integrantes de la Secretaría de Agricultura del municipio de

Yolombó, vía virtual, 3 de junio de 2020.

Otras fuentes

- Entrevista realiza por Teleyolombó al representante legal de la asociación, 12 de enero de

2021