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Universidad de Talca Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales La competencia y sus reglas Apunte de estudio Unidad II Prof. Diego Palomo Vélez - 2007 -

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Universidad de Talca Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales

La competencia y sus reglas Apunte de estudio

Unidad II

Prof. Diego Palomo Vélez

- 2007 -

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La competencia y sus reglas1

1.- A modo de introducción.-

Habiendo abordado ya las principales cuest iones que ofrece la jurisdicción, en este apunte nos preocuparemos de una de las materias más importantes de la asignatura: la competencia y sus reglas. Desde ya, cabe insist ir en que jurisdicción y competencia si bien son conceptos e instituciones estrechamente relacionados, no deben ser confundidas, pues aluden a fenómenos jurídicamente distintos. En términos simples, la doctr ina ha caracterizado a la competencia como una medida (o porción) de jur isdicción, o lo que es lo mismo, ha señalado que todos los jueces poseen jurisdicción, empero no todos tienen com-petencia para conocer de un determinado asunto. En otras palabras, es la competen-cia la que fi ja los límites dentro de los cuales el juez puede ejercer su facultad juris-diccional2. Es a ello precisamente a lo que apunta el artículo 108 del COT cuando señala que la competencia es la facultad que tiene el juez o tribunal para conocer ( juzgar y hacer ejecutar lo juzgado agregamos nosotros)3 de los negocios que la ley ha colocado dentro de la esfera de sus atribuciones . Pues bien, es esta trascendental institución procesal la que se abordará en este apunte, abarcándola tanto en su contenido “sustancial” como en sus aspectos proce-sales, especialmente en lo relativo a las reglas de determinación de la competencia. 2.- Concepto.-

Ya citamos el concepto que la ley señala en el art ículo 108 del COT (sin embargo, sobre ella volveremos enseguida). En doctrina, destacamos – por su claridad - dos conceptos: Couture: “Medida de jurisdicción asignada a un órgano del Poder Judicial, consistente en la determinación genérica de los asuntos en los cuales es llamado a conocer, en razón

1 Este apunte no reemplaza la revisión acuciosa de la normativa citada (COT, CPC, y CPP) y de la bibliografía obligatoria del curso. 2 En palabras de Casarino: “La jurisdicción es el todo; en cambio, la competencia es la parte”. CASARINO VITERBO, MARIO, 1992, “Manual de derecho procesal, derecho procesal orgánico”, Santiago, Chile, Ed. Jurídica de Chile, Quinta edición actualizada, p. 218. 3 Siendo una medida de la función jurisdiccional, la competencia posee los mismos momentos que ésta, léase el conoci-miento, el juzgamiento y la ejecución.

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de la materia, cantidad y lugar”4. Chiovenda: “Es el conjunto de causas sobre las cuales puede el órgano judicial ejercer, según la ley, su fracción de jur isdicción”5. Volvamos un momento a la definición legal. Se le ha crit icado argumentando que pone el énfasis en la expresión facultad (en la función) – también empleada en el artículo 1 que se relaciona con la jurisdicción – y no en la medida o porción de esa función (que constituye efectivamente a la competencia), a la cual hace referencia la últ ima parte de la def inición del Código. Pues bien, recogiendo esta crít ica, y mezclando algunos de los conceptos citados, proponemos la siguiente definición: “Es la esfera de atribuciones que a cada órgano judicial la ley ha reservado co-mo su medida de jurisdicción, dentro de la cual pueden actuar válidamente, co-nociendo, juzgando y haciendo ejecutar lo juzgado en los asuntos que le co-rrespondan”. 3.- Paralelo entre jurisdicción y competencia.-

Sin pretender agotar la cuestión, pero con la intención de brindar una esquemática comparación entre ambas inst ituciones, a cont inuación se ofrece el siguiente parale-lo: a.- La jurisdicción es el poder - deber del Estado radicado en los tribunales, dest ina-do a resolver los conflictos de intereses de relevancia jurídica suscitados entre par-tes o que surjan de una violación del ordenamiento jurídico social. La competencia, en cambio, corresponde a la esfera de atribuciones que a cada tribunal la ley ha re-servado como su precisa medida de jurisdicción, dentro de la cual pueden actuar válidamente, conociendo, juzgando y haciendo ejecutar lo juzgado en los asuntos asignados. b.- La jur isdicción es un concepto genérico: todo tribunal t iene jurisdicción. La com-petencia es un concepto específico, que corresponde a la medida de jurisdicción que cada tribunal t iene asignado según la ley. Como lo ha señalado el profesor Pereira: “Es claro que la jurisdicción es inherente a la calidad de tribunal, por lo que éste no puede dejar de tenerla sin perder su condición de tal; puede en cambio ser incompe-tente para conocer determinado asunto sin desvirtuar su carácter, pues conserva su poder jurisdiccional”6. c.- La jurisdicción – ya lo hemos dicho - es una e indivisible, no admite clasif icacio-nes. La competencia, según se verá enseguida, es esencialmente divisible y, admite diversas clasif icaciones, por ejemplo: absoluta – relativa; natural – prorrogada; pro-pia – delegada; entre otras. 4 Citado en PEREIRA ANABALÓN, HUGO, 1993, “Curso de derecho procesal, derecho procesal orgánico”, Santiago, Chile, Ed. Jurídica Cono Sur, edición actualizada, p. 159. 5 QUEZADA MELENDEZ. JOSÉ, 1985, “La competencia, derecho procesal chileno”, Santiago, Chile, Ed. Ediar Conosur, p. 6. 6 PEREIRA ANABALÓN, HUGO, Op. Cit., p. 165.

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d.- La jurisdicción – al ser inherente a la condición de tribunal - es indelegable a cualquier autoridad o persona, por los órganos a los cuales la Const itución y la ley la han entregado en forma privativa y exclusiva. En cambio, la competencia puede ser parcialmente delegada por el tribunal que conoce la causa a otro (nacional o extran-jero) a través de los exhortos (también conocidos bajo el nombre de cartas rogato-rias). Debe tenerse claro, sin embargo, que por esta vía sólo se permite la delega-ción de actos determinados de procedimiento. e.- La jurisdicción es improrrogable, las partes carecen de facultad para acordar su extensión a otros órganos o autoridades nacionales o extranjeras. La competencia relativa (en asuntos civiles contenciosos, entre tribunales de igual jerarquía y en primera instancia, precisa el artículo 182), al contrario, sí lo es, tanto en forma ex-presa como tácita. Por ello, el artículo 181 del COT habla de que un tribunal que no es naturalmente competente (en razón del territorio) para conocer de un determinado asunto, puede l legar a serlo si para el lo las partes, expresa o tácitamente, convienen en prorrogarle a competencia para este “negocio”. f .- La falta de jurisdicción genera inexistencia del procedimiento o del acto corres-pondiente, no admitiendo saneamiento, ni aún por medio de una sentencia ejecuto-riada (lo que hubo sólo fue en apariencia y no existió en la realidad jurídico proce-sal). La falta de competencia, en cambio, produce nulidad procesal, saneable con la sentencia ejecutoriada. g.- La alegación sobre la falta de jurisdicción se materializa a través de una excep-ción perentoria, que – constituyendo una defensa de fondo - debe oponerse en la contestación de la demanda y fallarse en la sentencia def init iva (arts. 309 y 170 N°6 del CPC). La falta de competencia, por su parte, debe alegarse y resolverse como cuestión previa a la prosecución de la causa en su aspecto de fondo, ya sea a través del incidente de nulidad procesal o como excepción dilatoria (art. 303 del CPC). 4.- Clasificación de la competencia.-

Como ya se señaló, la competencia admite diversas clasif icaciones. Ellas atienden a distintos criterios que pasamos a analizar. 4.1.- Competencia absoluta y relativa.-

Se trata de la clasif icación de mayor importancia. La competencia absoluta el tribu-nal la t iene en razón de la jerarquía y la competencia relat iva en razón del terr itorio en que funciona. En estricto r igor, como bien lo señala el profesor Quezada, está clasif icación principalmente atiende a la jerarquía del tr ibunal, pues en lo que dice relación con la competencia relativa, el la determina el tr ibunal competente ya ubica-do dentro de cierta jerarquía. Ahora bien, los factores determinantes que comprende la competencia absoluta son tres: materia, cuantía y fuero. El que comprende la competencia relat iva, sólo uno: el territorio (una vez establecida la jerarquía del tribunal). En síntesis: “Competencia absoluta es aquella que le corresponde a un tribunal para conocer de un determinado negocio en razón de su jerarquía, clase o categoría. Competencia relativa, en cambio, es aquella que le corresponde a un tr ibunal para conocer de un determinado negocio en razón de su ubicación dentro de una determinada jerarquía,

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clase o categoría de tr ibunal”7. Por f in, cabe señalar también que mientras la competencia absoluta ha sido estable-cida por razones de orden público (por lo que resulta irrenunciable), la competencia relativa es de orden privado y ha sido establecida en el sólo interés de las partes (y en consecuencia, es renunciable). Por las mismas razones expuestas, la falta de competencia absoluta puede ser declarada de ofic io por el tribunal o denunciada por las partes en cualquier estado del juicio, en tanto que la falta de competencia relat i-va sólo puede ser reclamada por las partes li t igantes, lo que deben hacer antes de hacer cualquiera gest ión que implique prórroga de competencia. 4.2.- Competencia natural y prorrogada.-

Competencia natural es aquella que le corresponde al tribunal por aplicación de las reglas de competencia. O, lo que es lo mismo, es aquella que la propia ley asigna a cada tribunal tomando en consideración los diversos factores que la determinan8. En cambio, la competencia prorrogada, como su nombre lo indica, es aquella que no le corresponde naturalmente, pero que las partes le confieren, ya sea expresa o táci-tamente. Entonces, mientras en la primera la competencia arranca de la propia ley, en la se-gunda surge de la voluntad (expresa o tácita) de las partes. 4.3.- Competencia propia (o retenida) y delegada.-

Competencia propia o retenida es aquella que le corresponde al tribunal, ya sea na-turalmente o por prórroga de las partes. Competencia delegada es aquella que tiene un tribunal para realizar actos determi-nados del procedimiento por encargo de otro tribunal (a través de los ya citados ex-hortos). 4.4.- Competencia común y especial.-

Competencia común es aquella que habil ita a un tribunal para conocer de toda clase de asuntos, cualquiera sea su naturaleza. Constituye la regla general. Competencia especial, en cambio, es aquella que el tribunal posee para conocer de determinados asuntos civi les o penales. Es la excepción. 4.5.- Competencia privativa y acumulativa (o preventiva).-

“Competencia privativa es la que t iene determinado tribunal con exclusión de cual-quier otro; y la competencia preventiva o acumulativa es aquella que tienen según la ley dos o más tr ibunales; pero desde el momento que uno cualquiera de esos tribu-nales entre en el conocimiento del negocio, los demás dejan de ser competentes por esa sola circunstancia”9. La regla general es la competencia privativa, y la excepción la acumulativa. Con to-

7 CASARINO VITERBO, MARIO, Op. Cit., p. 221. 8 CASARINO VITERBO, MARIO, Op. Cit., p. 218. 9 PEREIRA ANABALÓN, HUGO, Op. Cit., p. 168

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do, cabe adelantar que la ley contempla una regla de competencia (general) que se hace cargo de la situación que plantea el hecho de que dos o más tribunales sean competentes para conocer de un determinado asunto. En síntesis, señala que ningu-no de los tribunales podrá excusarse del conocimiento del asunto con el pretexto de haber otros tr ibunales competentes, y agrega que el que haya prevenido en el cono-cimiento excluye a los demás, los cuales cesan desde entonces de ser competentes. 4.6.- Competencia de única, primera y segunda instancia.-

Competencia de única instancia es aquella que permite al tribunal fallar los asuntos sin que proceda recurso de apelación contra dicha sentencia. Competencia de primera instancia, en cambio, es aquella que en que el fal lo que dicta el tribunal sí es susceptible de recurso de apelación (artículo 188). Por f in, competencia de segunda instancia es aquella de que está revestida un tr ibu-nal que le habilita para conocer de un recurso de apelación deducido en contra de una sentencia dictada por un tribunal inferior en primera instancia. 4.7.- Competencia contenciosa y “voluntaria” (o no contenciosa).-

Esta clasif icación atiende a si existe o no, conflicto entre partes. De acuerdo con ello, competencia contenciosa es aquella en que existe un conflicto entre partes (supone asuntos con lit igio: en palabras de Quezada)10, y competencia voluntaria, aquella en que, no exist iendo tal conflicto, la ley exige la intervención del tribunal (art. 2 del COT y 817 del CPC). 5.- Reglas generales de competencia.-

Se trata de reglas que entran a jugar una vez aplicadas las reglas especiales de competencia absoluta y relativa, esto es, una vez determinado el tr ibunal competente que conocerá del asunto. Con todo, los tratamos antes de las reglas especiales, tanto porque constituyen los principios básicos en mater ia de competencia, como porque son de aplicación gene-ral, independiente de la naturaleza del asunto de que se trate. Son reguladas en los artículos 109 a 114 del COT, y se les conoce bajo los siguien-tes nombres: radicación, grado, extensión, prevención y ejecución. 5.1.- Regla de la radicación (o fijeza).-

El artículo 109 prescribe: “Radicado con arreglo a la ley el conocimiento de un negocio ante tribunal competen-te, no se alterará esta competencia por causa sobreviniente”. Desde ya se ent iende que el fundamento de esta regla descansa en la seguridad jurídica que deben tener las partes de que una vez producida la radicación de la causa en un tribunal determinado, ella no se moverá de al lí por hechos o causas so-

10 QUEZADA MELENDEZ. JOSÉ, Op. Cit., p. 24.

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brevinientes11. Los requisitos que pueden extraerse de la norma citada son los siguientes: interven-ción de un tribunal, que esa intervención sea de un tribunal competente, y que dicha intervención se lleve a efecto conforme a derecho. Presentes estos tres requisitos, rige la regla de la radicación. Con todo, se discute en torno al momento preciso en que la causa debe entenderse radicada “con arreglo a la ley”. Al respecto, la doctr ina distingue las materias civiles de las materias penales. En materia civil, somos del parecer, sólo es necesario que la demanda se encuentre notif icada en forma legal (sin necesidad de que esté contestada). Por últ imo, existe consenso en señalar a lo menos dos inst ituciones procesales como excepciones a esta regla de la radicación: la acumulación de autos y el compromiso. La acumulación de autos consiste “en la agrupación de dos o más procesos que se han iniciado y que se tramitan separadamente, existiendo entre ellos una relación tal, que sea del todo conveniente tramitarlos y fallar los en conjunto, a f in de evitar que se pronuncien sentencias contradictorias, que se mult ipliquen inútilmente los juicios y que las partes incurran en gastos y molestias innecesarios”12. El compromiso, por su parte, es una de las fuentes de la jurisdicción arbitral, y pue-de definirse como un acuerdo (o pacto) de las partes cuyo fin es sustraer el conflicto jurídico de la just icia ordinaria y someterlo al conocimiento y fallo de un tribunal arbi-tral, exigiéndose la individualización del árbitro. 5.2.- Regla del grado.-

El artículo 110 señala: “Una vez fi jada (radicada) con arreglo a la ley la competencia de un juez inferior pa-ra conocer en primera instancia de un determinado asunto, queda igualmente f ijada (radicada) la del tribunal superior que debe conocer del mismo asunto en segunda instancia”. Si la anterior regla hablaba de la radicación en primera instancia, ésta se ref iere a la radicación en segunda instancia. En otras palabras, lo que de esta norma se desprende es la imposibi lidad de que las partes del juic io dispongan a su voluntad de la determinación de la competencia de segunda instancia (o, lo que es lo mismo, que no existe prórroga de competencia en segunda instancia). La competencia de segunda instancia, como se lee del artículo, queda fi jada en for-ma automática en el superior jerárquico, una vez radicado el asunto ante el juez que

11 Se ha discutido en torno a si la “causa sobreviniente” comprende o no a una ley promulgada con posterioridad a la radica-ción de un asunto en un determinado tribunal. 12 Concepto dado por Jaime Parot Silva, citado en STOEHREL MAES, CARLOS, 1993, “De las disposiciones comunes a todo procedimiento y de los incidentes”, Santiago, Chile, Editorial Jurídica de Chile, quinta edición revisada y actualizada por DAVOR HARASIC YAKSIC, p. 154.

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conocerá en primera instancia. 5.3.- Regla de la extensión.-

Esta regla se cont iene en el artículo 111 del COT, que dispone: “El tr ibunal que es competente para conocer de un asunto lo es igualmente para co-nocer de todas las incidencias que en él se promuevan. Lo es también para conocer de las cuest iones que se susciten por vía de reconven-ción o de compensación, aunque el conocimiento de estas cuestiones, atendida su cuantía, hubiere de corresponder a un juez inferior si se entablaran por separado”. El juez competente para conocer de la cuestión de fondo (la cuest ión principal), lo es también para conocer de las cuestiones accesorias o incidentales. Respecto a la segunda parte de la norma, que postula que el mismo tr ibunal que co-noce del asunto principal también es competente para conocer de aquellas cuestio-nes que se susciten por vía de reconvención o compensación13, aunque por la cuan-tía hubieren de corresponder a un juez inferior si se entablaran por separado

14, se ha justif icado en los siguientes términos: “En el caso de la reconvención, se aplica la regla no por ser cuestión accesoria, ya que ella constituye una pretensión principal que se inserta en juicio pendiente entre las mismas partes, sino por razones de economía procesal que provee a evitar la multiplic idad de juicios. En cuanto a la compensación, la razón es la misma antes indicada para la reconvención, porque puede también invocarse por vía de acción reconvencional”15. Mas adelante veremos cómo se relaciona esta norma con el artículo 124. 5.4.- Regla de la prevención.-

Esta regla se consagra en el artículo 112, ya aludida a propósito del análisis que realizáramos de la base de la inexcusabilidad. Sin perjuicio de ello, la reproducimos a continuación: “Siempre que según la ley fueren competentes para conocer de un mismo asunto dos o más tribunales, ninguno de ellos podrá excusarse del conocimiento bajo el pretexto de haber otros tribunales que puedan conocer del mismo asunto; pero el que haya prevenido en el conocimiento excluye a los demás, los cuales cesan desde entonces de ser competentes”.

13 Según lo dispone el artículo 314 del CPC si el demandado reconviene al actor, debe hacerlo en el escrito de contestación, sujetándose a las disposiciones que allí se señalan, y se va a estimar como demandado la parte a quien se dirige la recon-vención. En otros términos, reconvención es la demanda que el demandado interpone en contra del actor en el mismo juicio. En lo que dice relación con la compensación, podemos señalar aquí que se trata de un modo de extinguir obligacio-nes que, según lo prescribe el artículo 1655 del CC se produce cuando dos personas son deudoras una de otra, operando entre ellas una compensación que extingue ambas deudas. Lo que ocurre es que la compensación generalmente es motivo de reconvención, de allí que se aluda expresamente en la norma que comentamos. 14 Con razón la doctrina ha destacado que esta última frase del artículo (“aunque el conocimiento de estas cuestiones, atendida su cuantía, hubiere de corresponder a un juez inferior si se entablaran por separado”) no tiene - en la actualidad - mayor aplicación, por cuanto se han eliminado los jueces inferiores al juez de letras y, además, se ha terminado con los jueces de letras de menor cuantía. 15 PEREIRA ANABALÓN, HUGO, Op. Cit., p. 175.

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Esta regla supone la existencia de dos o más jueces competentes, hipótesis bajo la cual ninguno podrá negarse a conocer del asunto bajo la excusa de existir otro u otros tribunales que también sean competentes (inexcusabil idad). Ahora bien, la regla se complementa en el sentido de que aquel de los var ios tr ibu-nales competentes que comience a conocer del asunto, hace que los demás – origi-nalmente competentes – deriven en incompetentes por esa sola circunstancia (pre-vención). En consecuencia, para que estemos frente a esta regla, deben concurrir tres requisi-tos: pluralidad de tr ibunales, que dichos tribunales sean competentes y, que uno de ellos prevenga en el conocimiento del caso. 5.5.- Regla de la ejecución.-

Su consagración se formula en dos artículos, a saber: Artículo 113: “La ejecución de las resoluciones corresponde a los tr ibunales que las hubieren pro-nunciado en primera o única instancia. No obstante, la ejecución de las sentencias penales y de las medidas de seguridad previstas en la ley procesal penal será de competencia del juzgado de garantía que hubiere intervenido en el respect ivo proceso penal. De igual manera, los tribunales que conozcan de la revisión de las sentencias firmes o de los recursos de apelación, de casación o de nulidad contra sentencias definit i-vas penales, ejecutarán los fallos que dicten para su sustanciación. Podrán también decretar el pago de costas adeudadas a los funcionarios que hubie-ren intervenido en su tramitación, reservando el de las demás costas para que sea decretado por el tribunal de pr imera instancia”. Artículo 114: “Siempre que la ejecución de una sentencia def init iva hiciere necesaria la iniciación de un nuevo juicio, podrá éste deducirse ante el tribunal que menciona el inciso pri-mero del art ículo precedente o ante el que sea competente en conformidad a los principios generales establecidos por la ley, a elección de la parte que hubiere obte-nido en el pleito”. Del primero destacamos una regla fundamental: la ejecución de las resoluciones co-rresponde a los tribunales que las hubieren pronunciado en primera o única instan-cia. Exactamente lo mismo se lee del artículo 231 inciso 1 del CPC. Con todo, la propia ley consagra un par de excepciones a esta regla. Una de ellas, se relaciona con los juicios criminales del nuevo sistema procesal, más precisamente con la ejecución de las sentencias penales y medidas de seguridad, donde será competente el juzgado de garantía respectivo (y no el tribunal oral en lo penal). La otra, corresponde a la ejecución de los fallos que los tribunales que conozcan de ciertos recursos dicten para su sustanciación. Del segundo artículo, destacamos el hecho de que siempre que sea necesario la ini-

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ciación de un nuevo juicio ( juicio ejecut ivo) para la ejecución de una sentencia def i-nit iva podrá éste deducirse ante el tr ibunal que dictó el fallo en primera o en única instancia. Empero, también se podrá iniciar ante el tr ibunal que sea competente en conformidad a los principios generales establecidos por la ley. Todo lo anterior, a elección de la parte que hubiere obtenido en el pleito, lo que es plenamente ratif icado en el artículo 232 del CPC. 6.- Reglas especiales.- 6.1.- Reglas de competencia absoluta.-

Recordemos el concepto que asumimos algunas páginas antes. Competencia absolu-ta es aquella que le corresponde a un tribunal para conocer de un determinado ne-gocio en razón de su jerarquía ( léase Corte Suprema, Corte de Apelaciones o Juzga-do de Letras). De esta forma, lo primero que debemos tener claro es que estas reglas persiguen determinar la jerarquía del tribunal que conocerá del asunto o negocio. Sabemos cuales son sus características (de orden público, irrenunciables), y cono-cemos también cuales son sus elementos reguladores: cuantía, materia y fuero. Pues bien, a continuación analizaremos el contenido regulatorio de cada uno de es-tos elementos, en cuanto reglas de competencia absoluta. Con todo, cabe adelantar que estos elementos se excluyen en el siguiente orden: la materia prevalece sobre la cuantía y el fuero prevalece sobre la materia. 6.1.1.- La cuantía.-

a.- Concepto.- De acuerdo con el art ículo 115 del COT, para ofrecer un concepto de cuantía, se debe distinguir entre los asuntos civi les y criminales. En efecto, siguien-do tal criterio tenemos que tratándose de asuntos civiles la cuantía será el valor de la cosa disputada, y tratándose de asuntos penales ésta estará determinada por la pena que tiene el delito. b.- Importancia.- Su importancia actual se puede resumir en lo que sigue: elemento de la competencia absoluta, determina el procedimiento aplicable (procedimiento ordinario de mínima, menor o mayor cuantía) y, determina si un asunto se conocerá en única o primera instancia. c.- Reglas de determinación de la cuantía.- Respecto a estas reglas, nuevamente, debemos distinguir entre las materias civi les y penales. Pero antes, debe tenerse presente que el tribunal determina la cuantía en la fecha de iniciación de la causa, determinación que hace considerando los valores en dispu-ta en ese momento (véase los artículos 128 y 129). También cabe destacar lo dispuesto en el artículo 120 en el sent ido de que cualquie-ra de las partes puede hacer las gestiones necesarias para que la cuantía sea de-terminada, lo que se complementa con la facultad de oficio que se confiere al juez persiguiendo el mismo efecto.

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En materia civil, sin perjuicio de las reglas especiales que después aludiremos, debe distinguirse entre aquellos asuntos no susceptibles de apreciación pecuniaria y aquellos que si lo son. En aquellos asuntos que no son susceptibles de apreciación pecuniaria, estos se reputan como de mayor cuantía por expresa disposición del artículo 130 del COT. En cambio, en aquellos asuntos civiles que sí son susceptibles de apreciación pecu-niaria, hay que atender a si el demandante ha o no acompañado documentos en los que aparezca determinado el valor de la cosa disputada. En el primer caso, se estará al valor que en ellos se señale; así lo dispone el art ículo 116. En el segundo caso, se nos obliga a recurrir a otra distinción: si la acción es personal o real. Si la acción es personal, el artículo 117 prescribe que se determina-rá la cuantía por la apreciación que el demandante haga en su demanda. Si la acción es real, la prioridad legal está dada por el acuerdo entre las partes, el que se presu-me si ninguna de las partes reclama la incompetencia fundada en el valor de la cosa disputada, esto es, la cuantía (art ículo 118). Si no existe este acuerdo (real o tácito), el valor de la cosa disputada y la cuantía se determinan por un per ito, nombrado por el juez ante quién se presentó la demanda (art ículo 119). Pero ya adelantábamos que existen reglas especiales en esta materia. Se contienen en los artículos 121, 122, 124, 125, 126 y 127 que, respectivamente, se ref ieren a lo siguiente: plural idad de acciones o demandados; reconvención (recordamos que es la demanda del demandado en contra del actor); los procedimientos de arriendo (de-sahucio y restitución y, reconvenciones); demanda de resto insoluto; y, el cobro de pensiones. Nos remit imos a lo dispuesto en el texto legal. En materia penal, la cuantía se determina por la pena que el delito lleva consigo. La única norma en este punto es aquella contenida en el artículo 132 que dispone que para determinar la gravedad o levedad en materia cr iminal, se estará a lo dispuesto en el Código Penal. Este Código clasif ica los delitos en crímenes, simples delitos y faltas, atendiendo a la mayor o menor gravedad de la pena. Pues bien, la ley procesal se vale de esta distinción o clasif icación de los delitos para los efectos de determinar el tribunal competente desde la perspectiva de la cuantía. Los procesos que versen sobre crimen o simple delito darán or igen – salvo la excep-ción que veremos - a un procedimiento penal ordinario que será de competencia de los tr ibunales orales en lo penal, existiendo para el caso de los procesos que versen sobre faltas (y excepcionalmente también respecto de hechos constitut ivos de simple delito para los cuales el ministerio público haya requerido la imposición de una pena que no excede de presidio o reclusión menores en su grado mínimo), dos procedi-mientos especiales denominados simplif icado y monitorio (artículos 388 y siguientes del CPP), de competencia del juez de garantía, otro de los nuevos sujetos procesa-les que aporta la reforma. 6.1.2.- La materia.-

a.- Concepto.- La doctrina coincide en definir la como la naturaleza del asunto some-t ido al conocimiento del tribunal. b.- Importancia.- Su importancia es mayor que la del elemento cuantía. En efecto, los

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confl ictos jurídicos se dividen pr incipalmente en dos áreas de mater ias, los asuntos civiles y penales. Pero aún más, la importancia del elemento materia se refleja tam-bién en su util idad para determinar si el conocimiento de un asunto corresponderá a los tribunales ordinarios, a los especiales (únicamente son competentes para cono-cer de los asuntos que la ley – atendiendo a la materia - señala en forma expresa) o a los arbitrales. c.- Casos en que se atiende a este factor para determinar la jerarquía del tribunal que conocerá del asunto.- Varios son los ejemplos que se pueden dar, nos confor-mamos con citar los siguientes: los juicios de hacienda (artículo 48); los asuntos de arbitraje forzoso (artículo 227); los juicios de minas (art ículo 45 Nº2, letra b), entre otros casos. 6.1.3.- El fuero.-

a.- Concepto.- Puede definirse como la dignidad (cal idad especial) que tiene una persona como consecuencia de un cargo que ostenta, lo que hace que sea juzgada por tribunales distintos (de mayor jerarquía) a aquellos que debieron haber conocido del asunto si no hubieran ostentado el cargo. A diferencia de lo que el lego cree, el fuero está establecido en favor de quién debe l it igar contra la persona que goza del fuero. En efecto, este elemento persigue ase-gurar la imparcialidad del tribunal que conocerá y juzgará el asunto, evitando la po-sible influencia que pueda ejercer en un tribunal de menor jerarquía la persona que goza del fuero. Lo rat if ica el profesor Quezada al señalar: “La persona inf luye en la competencia por la calidad que inviste, por su status social, como perteneciente a poderes públicos o inst ituciones que pueden ejercer influencia sobre los jueces. No es, luego, la nacionalidad, el sexo, las creencias religiosas o la doctr ina polít ica, la situación económica o de clase, las que fundamentan el fuero. Esto constituiría un privilegio, contrario a los principios de igualdad ante la ley y ante la justicia, que reconoce la Const itución Polít ica”16. b.- Clasif icación.- Se reconocen dos tipos de fuero: mayor y menor. La clasif icación atiende a la jerarquía del tribunal que el fuero finalmente determina. Del primero se hace cargo el art ículo 50 Nº2, donde el juzgador será un ministro de la Corte de Apelaciones respectiva según el turno que ella f i je, y del segundo, el ar-t ículo 45 Nº2 letra g), que en pocas palabras determina que los jueces de letras co-nocerán en primera instancia de las causas civiles o de comercio cuya cuantía sea inferior a 10 UTM y sean parte o tengan interés las personas que señala la norma. En esta últ ima clase de fuero, de no haberse contemplado norma especial que lo contemplará, dichos juicios deberían conocerse en única instancia. c.- Casos en que el fuero es improcedente.- Ellos se cont ienen en el artículo 133 del COT. Son los juicios de minas, posesorios, sobre distribución de aguas, partic iona-les, sumarios, y los demás que determinen las leyes. Como se puede ver, la razón en algunos de los casos es la especialidad de la mate-

16 QUEZADA MELENDEZ, JOSE, Op. Cit., p. 63.

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ria, y en otros, la celeridad que requiere y exige el procedimiento. 6.2.- Reglas de competencia relativa.-

Como ya se di jera, competencia relativa es aquella que le corresponde a un tribunal para conocer de un determinado negocio o asunto en razón de su ubicación dentro de una determinada jerarquía de tribunal. Su único elemento es el territorio. Con estas reglas – renunciables por las partes - se determina ya el tribunal específ i-co que conocerá y juzgará el asunto. 6.2.1.- Reglas en materia civil.- En esta clase de materias debe distinguirse entre asuntos contenciosos y voluntarios (no contenciosos). a.- Asuntos contenciosos.- Situados en esta clase de asuntos, las reglas a seguir son las siguientes (en el orden que se señala): lo primero es determinar si existe acuerdo entre las partes (prórroga expresa de competencia); en ausencia de este acuerdo, determinar si existe una norma especial; si tampoco existe esta norma es-pecial, determinar si existen reglas generales que deriven de la naturaleza de la ac-ción entablada; y, sólo en ausencia de todo lo anterior, incluidas las reglas generales aludidas, se recurrirá a la regla supletoria que dispone que es competente el juez del domicilio del demandado (artículo 134). Esta últ ima, en apariencia (y en la letra de la ley) podría considerarse una regla general, pero el propio legislador contempló tan-tas excepciones a ella que los papeles se invierten, pasando esta regla a ser una regla especial en la realidad. Respecto de la prórroga expresa de competencia véanse los artículos 181 y siguien-tes. Respecto a las normas especiales, revísese los artículos 139 a 148 del COT que, respectivamente se refieren a los siguientes casos: obligaciones que deben cumplir-se en distintos lugares; demandado con más de un domici lio; varios demandados con distintos domicil ios; demandado que es persona jurídica; interdictos posesorios; jui-cios sobre aguas; juicios sobre minas; juicios de alimentos; y, procesos sobre peti-ción de herencia, desheredamiento, validez o nulidad de disposiciones testamenta-rias. En cuanto a las reglas generales que derivan de la naturaleza de la acción entabla-da, la regulación se contempla a partir del artículo 135. Si la acción es inmueble, será competente el juez del lugar que las partes hayan es-t ipulado en la respectiva convención. A falta de esta estipulación, el tribunal compe-tente será el juez del lugar donde se contrajo la obligación o, el juez del lugar donde se encontrare la especie reclamada, a elección del demandante o actor. Ahora, si el o los inmuebles estuvieren situados en distintos terr itorios jurisdicciona-les, será competente cualquiera de los jueces en cuya comuna (o agrupación de co-munas) estuvieren emplazados. En cambio, si la acción es mueble, será competente el juez del lugar que las partes hayan estipulado en la respectiva convención, pero a falta de estipulación, el juez competente será el del domicilio del demandado.

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Con todo, tratándose de acciones mixtas, el juez competente será el del lugar en que estuvieren situados los inmuebles. Por f in, en ausencia de las reglas o normas anteriores, cabe aplicar la regla “gene-ral” supletoria, a explicada: el juez del domicilio del demandado. b.- Asuntos voluntar ios.- En esta clase de asuntos también cabe atender a ciertos pasos: en primer lugar, se debe determinar si existe alguna norma expresa que otor-gue competencia a los tribunales de justic ia (si no la hay, el asunto deberá ser cono-cido por la autoridad administrativa); si esta norma existe, se debe considerar las reglas especiales de competencia; y, sólo en caso que no exista norma especial, el juez competente será el del domicilio del solicitante o interesado. Respecto a las reglas especiales, nos remitimos a los artículos 148 a 155. 6.2.2.- Reglas en materia penal.-

La dist inción básica en esta materia es determinar si el delito fue cometido en Chile o en el extranjero, y en este últ imo caso, determinar si el delito es de aquellos que según la ley son de competencia de los tribunales nacionales. Ello, sin perjuicio de las reglas de competencia civil de los tribunales penales y las cuestiones prejudiciales civiles suscitadas en los juicios penales. a.- Delitos cometidos en el extranjero (de competencia de los tribunales nacionales).- De esta materia se ocupa el artículo 167. b.- Delitos cometidos en el territorio nacional.- Será competente para conocer de un delito el tribunal en cuyo territorio se hubiere cometido el hecho que da motivo al juicio, competencia que no se alterará por razón de haber sido comprometidos por el hecho intereses fiscales (lo mismo respecto a la competencia de las Cortes de Ape-laciones). Así lo prescribe el art ículo 157 del COT. Asimismo, se establece que el juzgado de garantía del lugar de la comisión del hecho investigado conocerá de las gestiones a que diere lugar el procedimiento pre-vio al juicio oral. Sin perjuicio de esto, cuando las gestiones debieren efectuarse fuera del terr itorio jurisdiccional del juzgado de garantía y se tratare de dil igencias urgentes, la autori-zación judicial previa que en caso de privación, restricción o perturbación de dere-chos asegurados por la Constitución debe recabar el ministerio público (artículo 9 del CPP), podrá ser concedida por el juez de garantía del lugar donde éstas deban reali-zarse (artículo 70 del CPP). Además, si se suscitare conflicto de competencia entre jueces de varios juzgados de garantía, cada uno de el los estará facultado para otorgar las autorizaciones o reali-zar las actuaciones urgentes, mientras no se dir ima la competencia. Cabe tener presente que, para estos efectos, la ley dispone que el delito se conside-rará cometido en el lugar donde se hubiere dado comienzo a su ejecución. Si en el ejercicio de las facultades que la ley procesal penal confiere al ministerio público, éste decidiere investigar en forma conjunta hechos const itutivos de delitos

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en los cuales correspondiere intervenir a más de un juez de garantía, continuará co-nociendo de las gestiones relat ivas a dichos procedimientos el juez de garantía del lugar de comisión del primero de los hechos invest igados. En tal caso, el ministerio público comunicará su decisión en cada uno de los procedimientos que se seguirán en forma conjunta, para lo cual solicitará la citación a una audiencia judicial de todos los intervinientes en ello17. Si el ministerio público posteriormente decide la separación de las investigaciones, continuarán conociendo de las gest iones correspondientes los jueces de garantía competentes de conformidad a lo que dispone el artículo 157 ya visto. Por f in, la ley se hace cargo de la regulación de dos situaciones que vale la pena señalar: artículos 164 y 169. El artículo 164 consagra las siguientes reglas: primero, cuando se dictaren dist intas sentencias condenatorias en contra de un mismo imputado, los tribunales que dicta-ren los fallos posteriores al primero no podrán considerar circunstancias modif icato-rias que de haberse acumulado los procesos no se hubieren podido tomar en cuenta; y, segundo, deberán regular la pena de modo tal que el conjunto de penas no pueda exceder de aquella que hubiere correspondido de haberse juzgado conjuntamente los delitos. Por su parte, el artículo 169 dispone que en el caso de ser muchos los responsables de un delito y hubiere entre el los individuos sometidos a los tribunales militares y otros que no lo estén, el tr ibunal competente para juzgar a los que gozan de fuero juzgará también a todos los demás. c.- Reglas sobre competencia civil de los tribunales penales.- Corresponde dist inguir entre aquellas acciones civiles que tienen por único objeto la rest itución de la cosa, y las restantes acciones (entre ellas la de indemnización de perjuicios) que la víct i-ma deduzca respecto del imputado para perseguir las responsabilidades civi les deri-vadas del hecho punible. Las primeras deberán interponerse siempre ante el tr ibunal que conozca las gestio-nes relacionadas con el respectivo procedimiento penal (art ículo 171 del COT, cuyo contenido es ratif icado en el artículo 59 del CPP). En cambio, el segundo grupo de acciones civiles pueden interponerse tanto ante el tribunal penal recién referido como ante el tribunal civ il que sea correspondiente. El artículo 59 del CPP agrega que, admitida a tramitación la demanda civil en el proce-dimiento penal, no se podrá deducir nuevamente ante un tribunal civ il. Cabe preguntarse que sucede con las acciones civiles (salvo las acciones civiles restitutorias) que interpongan personas distintas a la víctima, o aquellas que se diri-jan contra personas dist intas al imputado: según el inciso 3 del art ículo 171, sólo podrán interponerse ante el tr ibunal civi l que fuere competente de acuerdo a las re-glas generales. d.- Cuestiones prejudiciales civi les suscitadas en un juicio penal.- De esta materia se encargan los artículos 173 y 174. Si en el juicio penal se suscita cuestión sobre un hecho de carácter civil que sea uno de los elementos que la ley penal estime para

17 El o los jueces de garantía inhibidos harán llegar copia de los registros que obraren en su poder al juez de garantía al que correspondiere continuar conociendo de las gestiones a que diere lugar el procedimiento.

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definir el delito que se persigue, o para agravar o disminuir la pena, o para no est i-mar culpable al autor, el tribunal con competencia en lo criminal se pronunciará so-bre tal efecto. Esta es la regla general. Con todo, y excepcionalmente, las cuestiones sobre la validez de matrimonio y sobre cuentas f iscales escaparán a la competencia del tribunal recién aludido y serán juz-gadas previamente por el tribunal a quien la ley tiene encomendado el conocimiento de el las. Esta regla excepcional también se aplicará a las cuestiones sobre estado civil cuya resolución deba servir de antecedente necesario para el fal lo de la acción penal per-secutoria de los delitos de usurpación, ocultación o supresión de estado civi l. En todo caso, la prueba y decisión de las cuestiones civiles que es l lamado a juzgar el tribunal que conoce de los juicios criminales, se sujetarán a las disposiciones del derecho civil. Por últ imo, si contra la acción penal se opusieren excepciones de carácter civil con-cernientes al dominio o a otro derecho real sobre inmuebles, podrá suspenderse el juicio penal, cuando las excepciones aparecieren de fundamento plausible y de su aceptación, por la sentencia que sobre el las recaiga, hubiere de desaparecer el del i-to. Por cierto, el conocimiento de estas excepciones corresponde al tribunal civi l. 7.- El turno y la distribución de causas

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Como señala el profesor Pereira, f i jado que sea el tribunal competente llamado a conocer de una causa civil o criminal o de un acto judicial voluntario (a través de las reglas de competencia absoluta y relat iva), el problema puede que aún no esté solu-cionado por entero. Es posible que resulten competentes varios jueces de una misma comuna, por lo que es necesario recurrir a otros factores de repartición del trabajo judicial para saber cuál de esos jueces deberá conocer del asunto de que se trate19. Es frente a esta hipótesis que el legislador recurre a las reglas del turno y a las de distribución de causas, reguladas en los artículos 175 a 179 del COT. Pues bien, en ellos se plantea la cuest ión distinguiendo, primero, la materia del jui-cio (civil o penal) y, luego, entre aquellos jueces asiento de Corte de Apelaciones y aquellos que no poseen tal característica. 7.1.- Asuntos de carácter civil.-

Dentro de esta categoría de negocios, cabe realizar la subdistinción clásica entre los asuntos civiles contenciosos y aquellos de carácter no contencioso, también de-nominados voluntarios. 7.1.1.- Asuntos civiles contenciosos.-

En los lugares de asiento de Corte, la demanda debe presentarse a distribución a la secretaría de la Corte a f in de que el presidente de la misma (previa cuenta del se-

18 No se trata de reglas de competencia (se aplican justamente frente a la hipótesis de varios tribunales competentes), sino de reglas que apuntan a la equitativa distribución del trabajo judicial. Por ende, carecen de un carácter jurisdiccional, y son de tipo administrativas. 19 PEREIRA ANABALON, HUGO, Op. Cit., p. 201.

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cretario) designe el juez a quien corresponda su conocimiento (artículo 176). Sin embargo, hacemos presente que tanto el artículo 178 como el 179 hacen refe-rencia a situaciones excepcionales a la norma contenida en el artículo 176. Artículo 178.- Serán de competencia del juez que hubiere sido designado anterior-mente, las demandas en juicios que se hayan iniciado por medidas prejudiciales, medidas preparatorias de la vía ejecutiva, notif icación previa ordenada por el art ículo 758 del CPC (acción de desposeimiento) y, todas las gest iones que se susciten con motivo de un juicio ya iniciado y aquéllas a que dé lugar el cumplimiento de una sen-tencia, fuera del caso previsto en la parte final del artículo 114. Artículo 179.- No se r igen por el artículo 176 el ejercicio de las facultades que co-rrespondan a los jueces para el conocimiento de los asuntos que tienen por objeto dar cumplimiento a resoluciones o decretos de otros juzgados o tribunales. Conoce el juez de turno. Si los jueces no son asiento de Corte la situación es distinta. Entra a regir el turno. En efecto, el art ículo 175 alude a esta situación y dispone que se establezca un tur-no entre todos los jueces, salvo que la ley hubiere cometido a uno de el los el cono-cimiento y fallo de determinadas especies de causas. Este turno se ejercerá por semanas, comenzará a desempeñarlo el juez más antiguo, y le seguirán todos los demás por el orden de ant igüedad. Por cierto, cada juez de letras deberá conocer de todos los asuntos judiciales que se promuevan durante su turno, y seguirá conociendo de el los hasta su conclusión. 7.1.2.- Asuntos civiles voluntarios.-

En esta clase de asuntos la regla es más simple: exista o no Corte de Apelaciones, la regla que rige será la del turno. Así se infiere del artículo 179 que, para el caso del territorio jurisdiccional de la Cor-te de Apelaciones de Santiago, contempla un agregado especial: el turno será ejer-cido simultáneamente por cinco jueces letrados en la forma establecida en el inciso 2 del artículo 175. 7.2.- Asuntos criminales.-

El CPP ha contemplado reglas especiales que regulan la activ idad de los juzgados de garantía y los tr ibunales orales en lo penal (artículo 175 inciso final COT). Al respecto, véanse los artículos 15 y 17 del COT. El artículo 15 dispone que la dis-tribución de causas entre los jueces de los juzgados de garantía se realizará de acuerdo a un procedimiento objetivo y genera que deberá ser anualmente aprobado por el comité de jueces del juzgado a propuesta del juez presidente o solo por este últ imo, según corresponda. Según el art. 17 los tribunales de juicio oral en lo penal conocen constituidos en salas, por lo que es necesario asignar la causa a cada sala, esta se ejecuta de la misma forma que para los jueces de garantía, es decir, de acuerdo a un procedimiento objetivo y general que deberá ser anualmente aprobado por el comité de jueces del tribunal, a propuesta del juez presidente. 8.- La prórroga de competencia.-

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El COT en su artículo 181 admite esta inst itución al disponer: “Un tr ibunal que no es naturalmente competente para conocer de un determinado asunto, puede l legar a serlo si para el lo las partes, expresa o tácitamente, convienen en prorrogarle la competencia para este negocio”. 8.1.- Concepto.-

Siguiendo el contenido del artículo citado, la mayoría de la doctrina la def ine como aquel acto por el cual las partes otorgan competencia a un tribunal para conocer de un determinado asunto, en circunstancias de que naturalmente no la t iene. Sin embargo, por su mayor precisión preferimos el concepto de Pereira Anabalón: “La prórroga de la competencia es la convención, expresa o tácita, por la cual las partes acuerdan atr ibuir competencia para el conocimiento de determinado asunto a un tribunal que no es territor ialmente competente para ello”20. 8.2.- Límites y requisitos de procedencia.-

Sabemos que esta institución sólo opera respecto a la competencia relativa. Pero ésta no es la única limitación que le afecta. Entre ellas debemos considerar las si-guientes: sólo procede en primera instancia (coincidente con lo dispuesto en el artí-culo 110 del COT); entre tribunales ordinarios de igual jerarquía; y, respecto de asuntos civi les contenciosos. Así lo dispone expresamente el artículo 182. En cuanto a los requisitos (copulativos) para que opere, se señalan los siguientes: existencia de convenio entre las partes (expreso o tácito); que se trate de un asunto civil contencioso (no procede ni en los asuntos civ iles voluntarios ni en los asuntos criminales); y, que el tr ibunal al cual se prorroga la competencia relat iva carezca de ella (en otras palabras, este tribunal debe ser incompetente en razón del terr itorio, pero sólo respecto de él). 8.3.- Capacidad de las partes.-

Pueden prorrogar competencia todas las personas que según la ley son hábiles para estar en juicio por sí mismas, y por las que no lo son pueden prorrogarla sus repre-sentantes legales (artículo 184). 8.4.- Modalidades del convenio (clases de prórroga de competencia).-

Señalamos que la prórroga es un convenio entre las partes. Pues bien, este convenio puede materializarse en forma expresa o tácita. La propia ley así lo reconoce (artícu-los 186 y 187). En efecto, habrá prórroga expresa cuando en el contrato mismo o en un acto poste-rior las partes han convenido en ello, designando en forma precisa el juez a quién se someten. Por lo mismo, esta clase de prórroga es anterior al proceso. Por su lado, la ley entiende que habrá prórroga tácita (o “silenciosa” como le deno-minan algunos) bajo dos requisitos:

20 PEREIRA ANABALON, HUGO, Op. Cit., p. 210.

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a.- El demandante, por el hecho de ocurrir ante el juez interponiendo su demanda. b.- El demandado, por hacer, después de apersonado en el juic io, cualquiera gest ión que no sea la de reclamar la incompetencia del juez21. 8.5.- Efectos relativos.- La prórroga de competencia, al tratarse de una convención, sólo surte efectos entre las personas que han concurrido a otorgarla (y no respecto de otras personas, como los fiadores o codeudores, agrega el art ículo 185). 9.- Cuestiones, contiendas y conflictos de competencia.-

Para finalizar el gran tema de la competencia nos haremos cargo de las denomina-das cuestiones y contiendas de competencia, reguladas no sólo en el COT (artículos 190 a 193), sino también en el CPC, a partir del artículo 101. Se presentan cuando el tribunal determinado para conocer del asunto (de conformi-dad a las reglas que hemos visto) se estima incompetente. Si esto se plantea por alguna de las partes, se trata de una cuestión de competencia; en cambio, si se sus-cita entre dos o más tr ibunales, se denomina contienda de competencia. 9.1.- Cuestiones de competencia.-

Respecto de ellas, el COT se remite a las reglas contenidas en el CPC y demás dis-posiciones legales (artículo 193). Pues bien, el CPC consagra dos vías para plantear la cuestión de competencia: la inhibitoria y la decl inatoria de competencia (artículo 101 del CPC). Ahora, una vez que las partes hayan optado por uno de estas vías o medios, no podrán después abandonarlo para recurrir al otro. Tampoco podrán emplearse los dos simultánea ni sucesivamente. La inhibitoria se intentará ante el tribunal a quien se crea competente (tr ibunal requi-rente), sol icitándole se dir ija al que esté conociendo del asunto (requerido) para que se inhiba y le remita los autos (artículo 102). Su tramitación es especial, y se en-cuentra regulada en la ley procesal civil: sin embargo, destacamos que en caso de negativa del tribunal requerido puede surgir una cont ienda de competencia. En cambio, la declinatoria se propondrá ante el tribunal a quien se cree incompeten-te para conocer de un asunto que le esté sometido, indicándole cual es el que se estima competente y solicitándole se abstenga de conocer. Su tramitación se rige por las reglas de lo incidentes que en su oportunidad se analizarán. Por f in, las cuestiones de competencia en razón del terr itorio t ienen el carácter de una excepción dilatoria (artículo 303 Nº1 del CPC), y deben promoverse antes de prorrogar tácitamente la competencia. Por su parte, las cuest iones de competencia en razón de los elementos de la competencia absoluta (cuantía, materia y fuero) 21 Surge la duda si el demandado no comparece al juicio y este sigue en su rebeldía. Según algunos, apoyados en cierta jurisprudencia, han entendido que este demandado rebelde prorroga tácitamente la competencia. Para otros, en cambio, este demandado rebelde no ha consentido en prorrogar la competencia, puesto que la letra de la ley exige que se apersone al juicio y que realice alguna gestión que no sea la de reclamar la incompetencia del juez, para entender que acepta la prórroga.

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pueden promoverse en cualquier estado del juic io, a través de un incidente de nuli-dad (artículos 83 y siguientes). 9.2.- Contiendas de competencia.- En este caso estamos frente a verdaderos confl ictos suscitados entre dos o más tri-bunales (e incluso autoridades polít icas o administrat ivas), en donde todos est iman tener competencia para conocer de determinado asunto o, por el contrario, est iman que ninguno de el los la posee. Por lo mismo, la doctrina procesal las clasif ica en contiendas positivas y negativas, dependiendo si se consideran competentes o in-competentes para conocer del negocio. Sin embargo, las contiendas de competencia también se clasif ican de otra forma, toda vez que pueden producirse entre tribunales ordinar ios; entre tribunales ordina-rios y tribunales especiales o solamente entre éstos; entre tr ibunales de just icia y autoridades polít icas o administrativas; entre tribunales arbitrales o entre éstos y tribunales ordinarios y especiales. De la determinación del tribunal competente para la resolución de la contienda se encargan los art ículos 190 y 191 del COT, a los que nos remitimos, atendida su cla-ridad. Con todo, la ley establece que las contiendas de competencia serán falladas en única instancia. 9.3.- Conflictos de competencia.-

Existirá conflicto de competencia cuando en el asunto esta involucrada una autoridad administrati-va o política y un tribunal. Si se trata de tribunales inferiores, resuelve el Tribunal Constitucional22. Si el conflicto se plantea entre autoridades administrativas y algún tribunal superior, la resolución corresponde al Senado, conforme al N 3 del Art. 53 CPR.

22 Aspecto modificado en la reforma constitucional de 2005, ya que hasta antes de esto, era la Corte Suprema quien resol-vía, y con la reforma pasa a conocimiento del Tribunal Constitucional.