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A(r) riesgo Arte María Luz Cárdenas I o en pocas ocasiones ha sido cuestionada mi atención por el trabajo de Érika Ordosgoitti porque bajo una supuesta vocación suya por el escándalo, parecería haberse convertido en objeto de consumo estético en los medios underground de las vanguardias estandarizadas del mercado. Obviamente su obra choca, cuestiona, provoca, colide con los valores establecidos y eso molesta. Se autoreconoce como des-homogénea e inadaptada. Pero realmente no considero que ese sea el punto que genere interés en sus acciones y procesos. Si es, o llegará, a ser un objeto de consumo estético en el mercado de las vanguardias, no tiene que ver con lo importante para mí que es la manera como ha centrado, en el papel crítico del cuerpo, el eje de una significativa reflexión. Érika construye un discurso sobre el cuerpo como espacio social de las relaciones, usos y abusos del poder. Toma como plataforma la historia de las demarcaciones y desencuentros del cuerpo, de las redes y signos que lo cuadriculan, lo parcelan, lo niegan en su diferencia, lo organizan en signo de intercambio, lo convierten en ruina de su propia imagen, en tachadura de identidad. Desde allí, levanta voz y cuerpo para mostrar lo que no se dice, para echar en cara los tapujos. Desde un territorio de lo precario, viene para decirnos que allí está el cuerpo en carne propia, con una agenda política diferente, profundamente personal y a veces violenta. Hay acá un cambio ontológico: el cuerpo no sólo es un sistema de conexiones biológicas sino también un espacio social disputado, una línea cruzada por los esquemas de represión, un ser-otro que se rebela frente a los efectos de los códigos impuestos por la cultura y la tradición. Su actitud es una que ocupa de desarrollar las posibilidades del arte como mecanismo de resistencia; una actitud ética que no tiene ningún tipo de concesiones con la norma y el sentido convencionales las exigencias morales, los patrones de la belleza e incluso de la higiene. Se arriesga para trazar una nueva y extraña dimensión de realidad que vale la pena explorar incluso por atrevida o, como ella misma dice, por rara, por estridente(1) . N

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A(r) riesgo Arte

María Luz Cárdenas

I

o en pocas ocasiones ha sido cuestionada mi atención por el trabajo de Érika Ordosgoitti porque –bajo una supuesta vocación suya por el escándalo–, parecería haberse convertido en objeto de consumo estético

en los medios underground de las vanguardias estandarizadas del mercado. Obviamente su obra choca, cuestiona, provoca, colide con los valores establecidos y eso molesta. Se autoreconoce como des-homogénea e inadaptada. Pero realmente no considero que ese sea el punto que genere interés en sus acciones y procesos. Si es, o llegará, a ser un objeto de consumo estético en el mercado de las vanguardias, no tiene que ver con lo importante para mí que es la manera como ha centrado, en el papel crítico del cuerpo, el eje de una significativa reflexión. Érika construye un discurso sobre el cuerpo como espacio social de las relaciones, usos y abusos del poder. Toma como plataforma la historia de las demarcaciones y desencuentros del cuerpo, de las redes y signos que lo cuadriculan, lo parcelan, lo niegan en su diferencia, lo organizan en signo de intercambio, lo convierten en ruina de su propia imagen, en tachadura de identidad. Desde allí, levanta voz y cuerpo para mostrar lo que no se dice, para echar en cara los tapujos. Desde un territorio de lo precario, viene para decirnos que allí está el cuerpo en carne propia, con una agenda política diferente, profundamente personal y a veces violenta. Hay acá un cambio ontológico: el cuerpo no sólo es un sistema de conexiones biológicas sino también un espacio social disputado, una línea cruzada por los esquemas de represión, un ser-otro que se rebela frente a los efectos de los códigos impuestos por la cultura y la tradición. Su actitud es una que ocupa de desarrollar las posibilidades del arte como mecanismo de resistencia; una actitud ética que no tiene ningún tipo de concesiones con la norma y el sentido convencionales –las exigencias morales, los patrones de la belleza e incluso de la higiene. Se arriesga para trazar una nueva y extraña dimensión de realidad que vale la pena explorar –incluso por atrevida o, como ella misma dice, “por rara, por estridente”(1).

N

II

esulta difícil disciplinar su obra porque ella, precisamente, cruza y traspasa las disciplinas. Desarrolla el performance, el foto-performance, el video o la fotografía para abrir espacios y rendijas en diferentes

canales que van desde el espacio urbano a las redes sociales. De hecho, es la creadora del foto-asalto: “un género que inventé para los trabajos que hago sin permiso. Asalto el lugar en una especie de graffiti-performance. Uno interviene rompiendo toda ley y desaparece”(2). En el espacio de la red, el proceso ha desatado una intermitente censura por el desafío a las normas del buen gusto, lo cual más bien ha servido como plataforma incesante de circulación de su obra. Con la fotografía, en ningún caso la idea es la foto-pose, el canon fotográfico o la escena de una tarjeta postal, sino fijar las operaciones críticas del cuerpo en un cuestionador registro permanentemente abierto.

El papel crítico se acentúa cuando realiza las acciones sin convocatoria previa y se expone a ese suceder que irrumpe en la cotidianidad: “Cuando la gente no sabe que es arte lo que estás haciendo, activas el pensamiento y la reflexión”.(3) (SP) La más conocida es el video Metro Zanahoria donde escogió un vagón del Metro de Caracas como escenario de una masturbación, sorprendiendo vorazmente a los usuarios. Desacraliza el espacio, sacude las convenciones. Incomoda a la gente que no sabe cómo reaccionar: “Escogí el metro porque buscaba un espacio

donde se ejerciera el control sobre los cuerpos. Quería sacudir ese sistema. En un espacio sagrado la gente está recogida y en un espacio de control como el metro también hay un recogimiento, pero de aborregamiento, de masificación”(4). Pero también busca ritmos de interlocución cuando planifica estrategias de subversión en los espacios urbanos, especialmente a través de la provocación a los cuerpos de represión policial. En un país donde “la policía no está preparada ni para hablar… donde está dedicada a repartir pacas de jabón…, donde está en los supermercados controlando la venta del papel toilette”(5), Érika da la vuelta y les exige un diálogo. Su desnudo frente a Los Leones de El Paraíso le produjo una detención policial, pero también era esa una dimensión de la obra: “Termino dándole una clase de arte a los policías y ellos en un debate moral. Se ponen casi evangélicos. Cuando me encuentran desnuda en la calle, los policías se convierten mágicamente en evangélicos. Ahora es un acto inmoral estar desnudo. ¿Inmoral? ¡Inmoral son varias cosas que ellos hacen, no joda!”(6). A fin de cuentas, se trata no de formar espectadores sino interlocutores –lo cual ya es bastante como propósito en la escena del arte contemporáneo. En este sentido, la obra de Érika funciona como detonante de conciencia a partir de la confrontación.

R

III

l cuerpo-tajante, el cuerpo-herido, el cuerpo-rebelde, el cuerpo-subversivo, el cuerpo que atenta contra la pacatería moral. Ya Nietzsche nos aclaró muy bien que el cuerpo es uno de los mecanismos más

eficientes para pensar la época –el tiempo, el espacio. Érika utiliza el cuerpo desnudo justamente para desmantelar el cliché del cuerpo desnudo, para salir del estereotipo que asigna al desnudo la condición del regodeo erótico, el canon de la belleza domesticada y el morbo. Se planta en el cuerpo desnudo para marcar su identidad: “Aquí-Yo”, “Aquí-Estoy”, “Aquí-Soy”, “Aquí-Siendo” –porque el gerundio es una forma de subrayar la permanencia de la rebelión. En una primera instancia, la decisión del desnudo es una manera de alcanzar lo despojado, la ausencia de máscaras: “Me desnudé porque no quería los significados de la ropa en mi obra. Me parecen castrantes. La ropa habla de nuestras debilidades. La desnudez me sirve también para hablar de cómo es la actividad artística, que es quitarte capas, quedarte sin escudos, vulnerarte. Cuando haces arte, te vulneras a ti mismo. No puedes hacerlo con una armadura puesta, sería una pantomima… Tienes que deshacerte de habilidades, quedarte expuesto a la circunstancia, a tu propia condición y a tus propias incapacidades. De ahí es que surge algo real. Con capas y armaduras nada trasciende… El arte no se hace defendiéndote. Justamente lo contrario: el arte se hace exponiéndote, abriéndote, rasgándote, rompiéndote, vulnerándote, transgrediéndote a ti mismo” (7). En segundo lugar, el cuerpo se aleja de la convención erótica. A Érika no le interesa lo erótico como significado específico del desnudo porque, justamente, la intención es alejarse del lugar común adjunto a las cualidades femeninas o a los preceptos que definen la belleza cosmética: “por mis propias convicciones, digamos, mi forma de llevar la vida, trato, por todos los medios posibles, de alejarme del estereotipo femenino… Cuando era pequeña me decían que fuera coqueta y yo no quería y todavía no quiero… El cuerpo es libre, es de uno, y uno hace con su cuerpo lo que le da la gana. Me libero de todas estas imposiciones del deber ser femenino porque pienso que es mentira todo lo que se le atribuye a la feminidad. Es una imposición”(8). Y no se trata de un cultivo de lo grotesco sino de lo natural, sin afeites ni modelos de apariencia qué obedecer –y eso parece desestabilizar a los

demás. Hay con ello un ataque de frente contra la moralidad, una estrategia de

problematización: “El cuerpo de la artista, que aparece desnudo, funciona como punto de fuga, como ruptura, como trauma, lejano de la fruición o de la moralidad.

E

Él se encuentra atado imperativamente a los síntomas y señales del deterioro de la sociedad, y en esta atadura, su performatividad se interna en personalizar lo oculto. Sus performances no se encuentran realizados para seducir, ellos van directo al trauma, con la determinación de exhibirlo en su crudeza, en la saturación del deterioro, y en la que el cuerpo se torna un todo con lo que rodea, tan sólo con la intencionalidad de la mostración del mensaje construido en medio de una estimulación perceptiva, que altera los diversos planos simbólicos de una forma de hacer capaz de afectar múltiples contenidos socioculturales y morales, para conducirnos al terreno de lo perturbador”(9). La de Érika es una moral despejada y despojada, una que lucha por un cuerpo llano, libre, sin estereotipos. Por último, Érika concibe al cuerpo como un activador de la puesta en cuestión del espacio urbano. El cuerpo se inserta casi como un grito en la arquitectura, en las ruinas de la ciudad, en los territorios marginales, en los monumentos y estatuas y en los lugares patrimoniales. El enlace entre cuerpo y espacio de la polis cobra una inaudita valencia crítica porque desmonta los patrones iconográficos de la ciudad. Iconografía urbana y Poder: estas son las variables en juego. En el caso de las estatuas de próceres, aprovecha la riqueza semántica que generan para contraponerlas al cuerpo: el cuerpo se convierte en escultura y la escultura se convierte en cuerpo. El espacio de la ruina adquiere también una lectura política a través de su enlace con el cuerpo: “me gusta trabajar con la metáfora de la ruina, de lo podrido y de la podredumbre porque me parece que eso habla de nuestra esencia. Lo demás es maquillaje” (10). Pero esta también es una manera de colocar el acento en la pretensión de una monumentalidad moderna ya completamente abatida en la ciudad venezolana, de un país en ruinas. Es el caso del foto-asalto en la antigua Plaza Contemporánea del Museo de Arte Contemporáneo Sofía Imber, residuo de un antiguo esplendor: “Hice esa intervención para señalar el estado de ruina en que está la entrada del que tal vez es el museo más importante de Venezuela. ¿Cómo es posible que eso esté en esas condiciones? La fachada está bonita, pero camina hacia la puerta de atrás para que veas cómo está e incluso por dentro. Está en la ruina, como está todo el aparato museístico de Venezuela… Vas y la mitad de las salas están cerradas, no hay exposiciones nuevas. En esa obra yo hago un señalamiento político que es para decir “mira cómo está esta vaina, vuelta mierda” (11). La deriva institucional se expresa en una deriva del espacio público transgredida por el cuerpo desnudo: “Establece un contraste violento con las nociones del cuerpo político dócil e higiénico ceñido por el aparato del poder autocrático”(12). Su obra remueve esa especie de grado cero de riesgo que los sistemas de poder tratan de imponer en el arte. Lo hace a gritos, sacudiendo los esquemas corporales domesticados que no admiten los fluidos, la sangre, lo vulnerable, como elementos que también forman parte de una identidad. Atenta contra la comodidad, contra los miedos, contra el desprecio hacia el cuerpo. Y asume ese riesgo con todo, hasta las entrañas, hasta la vida.

NOTAS

(1) TINIACOS, Natasha: Entrevista. Érika Ordosgoitti: inmune al abismo, en backroomprojects.com, Caracas, 2015 (2) TINIACOS, Natasha: Entrevista. Érika Ordosgoitti: inmune al abismo, en backroomprojects.com, Caracas, 2015 (3) PASSALACCQUA, Salvador: Érika Ordosgoitti y la carne hecha palabra. En: https://medium.com/@spassalacqua/erika-ordosgoitti-y-la-carne-hecha-palabra-3eb7569e9fff (4) PASSALACCQUA, Salvador: Érika Ordosgoitti y la carne hecha palabra. En: https://medium.com/@spassalacqua/erika-ordosgoitti-y-la-carne-hecha-palabra-3eb7569e9fff (5) TINIACOS, Natasha: Entrevista. Érika Ordosgoitti: inmune al abismo, en backroomprojects.com, Caracas, 2015 (6) TINIACOS, Natasha: Entrevista. Érika Ordosgoitti: inmune al abismo, en backroomprojects.com, Caracas, 2015 (7) TINIACOS, Natasha: Entrevista. Érika Ordosgoitti: inmune al abismo, en backroomprojects.com, Caracas, 2015 (8) TINIACOS, Natasha: Entrevista. Érika Ordosgoitti: inmune al abismo, en backroomprojects.com, Caracas, 2015 (9) MARÍN, Elizabeth: Propuesta de Nombre. En: soloestoysiendo.blogspot.com (10) TINIACOS, Natasha: Entrevista. Érika Ordosgoitti: inmune al abismo, en backroomprojects.com, Caracas, 2015 (11) TINIACOS, Natasha: Entrevista. Érika Ordosgoitti: inmune al abismo, en backroomprojects.com, Caracas, 2015 (12) BLACKMORE, Lisa: Cuerpo político/cuerpo dócil: críticas y alteraciones del aparato del poder desde la fotografía contemporánea venezolana. Ponencia presentada en “Cuerpo. Eros y políticas”. Encuentro de críticos e investigadores Trasatlántica PHE 2012. Foro de fotografía y artes visuales para Iberoamérica realizado en Miami-Florida, Diciembre, 2012

Erika Ordosgoitti

En chat

Performance Vs Teatro

Nidia Tabarez

Captura de pantalla de la Fotografía de Daniela Pulido Tomada en protesta en plaza Altamira

Disponible en: http://confirmado.com.ve/el-arte-tomo-la-plaza-altamira-con-una-protesta-creativa-fotos/

ace un tiempo en una clase que intentaba desarrollar sobre arte contemporáneo, los estudiantes del curso tenían la asignación de ofrecer una exposición sobre temas específicos. Ese día correspondía a

uno de ellos hablar sobre el performance. El joven comenzó con lo que creía que era un performance fingiendo ser uno de sus profesores de arte, incluso se vistió como el profesor en cuestión. Casualmente, quise que en esa clase estuviera Erika lo que resultó la mayor ganancia académica en materia de performance; que este estudiante y sus compañeros pudieran tener. Dejamos que hiciera su dramatización y cuando terminó, y el joven inició la parte teórica de la exposición; tan errática como la acción anterior, la paciencia de Erika se agotó antes que la mía realmente. A los estudiantes presentes en esa clase y especialmente al que intentó hacer la exposición, no se les podrá olvidar jamás que performance no es teatro pues EL GRITO que dio Erika al ver el intento de “performance” del joven fue mayúsculo! Erika interpeló al estudiante y entre molesta y sorprendida le dijo: “¡eso NO ES PERFORMANCE eso que estás haciendo es una dramatización, eso es TEATRO!” Y argumentó: “Performance es una expresión artística que tiene sus orígenes en las artes plásticas, en la que intervienen el cuerpo y el espacio alejándose de la ficción o del engaño. Ciertamente es vital, en tanto no resulta posible la edición, la tachadura, el borrado. Hay una tensión generada por el hecho de ser un arte vivo. El performance deviene de la conciencia que hacen los artistas en cómo influye el uso del cuerpo en sus producciones, hasta que eventualmente se convierte en arte no objetual...Es tan difícil definir performance como resulta definir arte”. Luego de exponer este concepto breve pero profundo y contundente, dijo una serie de sentencias aliteradas: “¡Performance es vida!” “¡Performance es un riesgo imprevisible!” “¡Performance es latido!” “¡Performance es sangre!” “¡Performance puede ser muerte!” El estudiante intentaba argumentar con lo que extraviadamente había investigado. Yo dejé que fluyera la clase de Erika. Yo hubiese hecho las correcciones pertinentes, pero jamás con el énfasis y la pasión que lo hizo ella. Y es que a Erika este error la golpeaba, más allá de lo académico, como artista que vive el performance. El tono, el gesto de Erika era enérgico, y pensé que en este caso, era necesario el énfasis. Una falacia repetida muchas veces se puede convertir en una verdad para muchos y este tipo de confusión o desconocimiento es grave si se trata de un concepto fundamental para la comprensión de una de las aristas más significativas del fenómeno artístico contemporáneo.

H

Erika acudió a nombrar a algunos performancistas y acciones representativas: Comenzó por la controversial artista mexicana Rocío Boliver, también conocida como La Congelada de Uva. De ella dijo: “esta artista no teme a nada se somete a los excesos por ejemplo se amarró las piernas detrás de la nunca y comió y le ofreció al público sushi servido en su vulva en el Performance titulado: SuchiNgadera. La congelada es una mujer que dice que prefiere provocar repugnancia, odio, rechazo, desconcierto, hostilidad, que seguir fomentando la higiene mental". Mencionó a Marina Abramovic recordando de ella la acción Ritmo 2, realizada en 1974, y dijo: “jóvenes entiendan, estas acciones no tienen control alguno, no hay ensayo previo, no hay un director a quien seguir”. Erika habló a los estudiantes del proyecto de Abramovic que constituyó una de sus variadas exploraciones sobre la conexión entre cuerpo y mente. “En este trabajo la artista, tomó una píldora que se utiliza para la catatonia, experimentando una reacción violenta consistente en ataques y movimientos involuntarios en su cuerpo, ella estaba consciente y observaba todo lo que ocurría. Luego tomó otra píldora de las utilizadas por personas depresivas y violentas, la cual la inmovilizó por completo. Físicamente Marina Abramovic se encontraba presente, pero mentalmente no. Como verán ¡esto no es una farsa teatral esto es performance!” Los estudiantes se mostraron sorprendidos no sé si más por la información recibida, o por el tono enfático de Erika o por darse cuenta del errado concepto de performance que hasta ahora tenían. Obviamente, le pidieron a Erika que nombrara algún trabajo de ella. Entonces hizo referencia a Péndulo y Re- Acción, y a Contenido, indicando el reto y el riesgo al que ha sometido su cuerpo, su resistencia y equilibrio físico. Recordando este evento ocurrido en mi clase, quise entonces retomar el tema empleando el chat de facebook como medio. En este sentido inicié mi conversación con Erika partiendo de un comentario que escuché decir a un

El arte tomó la Plaza Altamira con una protesta creativa

Erika Ordosgoitti

Captura de pantalla de la Fotografía de Daniela Pulido Tomada en protesta en plaza Altamira

Disponible en: http://confirmado.com.ve/el-arte-tomo-la-plaza-altamira-con-una-protesta-creativa-fotos/

espectador del spoken word poetry Corra, que me hizo reflexionar e interesarme en saber de primera fuente la opinión de la artista. Cabe destacar que en este trabajo no acudo a referentes teóricos que discutan sobre las relaciones o diferencias sobre las temáticas esbozadas, aquí he querido mostrar una seria posición de Erika respecto a este tema, expuesta en una conversación de esas que solemos tener a diario en diversos contextos, aprovechando la confianza y libertad que nos permite trabajar juntas y compartir nuestros cafés matutinos entre otros asuntos cotidianos. A continuación les muestro nuestro chat

No me gusta ver un cuerpo interpretando la realidad de otro sujeto.

No me gusta que el cuerpo sea un recipiente Sustituible

Hago spoken word poetry, no teatro

Hago spoken word poetry, no teatro

corra, lo más rápido que pueda corra

manténgase seco por fuera y húmedo por dentro lo están

persiguiendo …

a mí me gusta gritar y ser desesperante

eso me da como algo en el paladar sí, en el paladar

… corra

apúrese sea fugaz

veloz déjelos locos

esto es rápido esto es tensión

aparezca cabúm y desaparezca

tenga chispa sea la chispa usted mismo

Fragmento del poema Corra Suministrado por la artista Erika Ordosgoitti

Valoro más una obra mientras más expuesto está el artista, mientras menos control tiene de la

circunstancia, mientras más logra bailar con el riesgo.

El mejor actor es el que más se anula y más le da vida a un personaje

Perfopéndulo Disponible en: http://www.oficina1.com/erika-ordosgoitti/

Es justo lo opuesto a lo que hago No me anulo, no hago un personaje, no actúo. Alguien dice lo que tienes que hacer, no existes, te anulas

No finjo

El gusto es arbitrario No me gusta el teatro

Y a mí no me gusta el pollo

No me gusta el teatro porque huele a “guardao”

El duende cotidiano impulsa al duende de la obra porque residen en el mismo SER que está SIENDO

Independientemente de que a mí sí me guste el teatro, considero razonable el rechazo de Erika hacia el mismo. Ella lo aprecia y valora desde la experiencia vívida que ha desarrollado desgarrándose enduendada una y otra vez en diversos contextos. La vida de Erika es un performance, es un poema. Solo basta conocerla y entrar en su mundo, así sea de ladito, para captar su esencia. No creo realmente que Erika abomine todo lo inherente al teatro como forma de arte. Erika reconoce las formas literarias, tiene una memoria prodigiosa para decir textos extensos e intensos de Rafael Cadenas entre otros de su preferencia, asunto que parece depender más de la intuición y las cualidades innatas de cada individuo. La he visto recitarlos con absoluto dominio y fluido verbo. La palabra es el medio a través del cual Erika articula su pensamiento y ésta brota con la energía de su pensamiento, ante todo creo que su intención es expresarse y comunicar, mostrando un equilibrio entre lo coloquial cotidiano y lo elevado e intelectualizado. Es posible, me atrevo a especular, que su rechazo sea hacia la actuación; la que sólo es un elemento en el ámbito teatral. Pero seguramente la dramaturgia la respete. De este asunto trataré de ocuparme en otra oportunidad. Entonces digo como en las historias de suspenso…

Esa historia continuará…

Érika Ordosgoitti.

El cuerpo, la ciudad, la violencia

Y fuego es agua para este pez”. É.O.

María Elena Ramos

El cuerpo desnudo, la ciudad agresora, los fragmentos de naturaleza en el paisaje urbano, las plazas y su estatuaria, el ruido, la fuerza de la palabra en testimonio directo -palabra gritada, palabra en acto o generadora de actos-, la violencia que se recibe y la violencia con que se reacciona. Érika Ordosgoitti hace una obra de síntesis: drama que congrega personas, lugares y miserias de la vida urbana. Trabaja en distintos medios, performance, video, fotografía, poesía. Su cuerpo desnudo, o las derivaciones corporales –la orina, la sangre- son elementos de expresión y de choque en una propuesta que se ha hecho presente desde el inicio con visible intensidad (“a mí me gusta gritar y ser desesperante/eso me da como algo en el paladar/sí, en el paladar”). 1 En su dimensión humanista, la cultura estimula conciencia de que la vida es algo que hay que valorar, agradecer y cuidar. Esa cultura denuncia que en la creciente violencia en que vivimos está en juego algo extremo: el sagrado derecho a la vida. En el proyecto colectivo Ética-Estética-Política 2 Érika Ordosgoitti presentó Cicatrices en la cabeza, cruda acción corporal sobre la violencia… y sobre el miedo con que transitamos hoy nuestros entornos habituales. Dice: “Este performance deja chorrear la sangre porque es eso justamente lo que vivimos en nuestra cotidianidad. Es prácticamente un paisaje, una fotografía documental”. Pero con esta obra, que incluye además la declamación de sus poemas, va más allá de tal interés documental y crea una vasta metáfora sobre heridas y cicatrices en estas nuevas pero a la vez tan antiguas maneras de la barbarie. 1 Las citas de Érika Ordosgoitti son tomadas de sus textos Corra y En torno a sangre, así como de su

proyecto para el performance Cicatrices en la cabeza, en el contexto de la exposición Ética-Estética-

Política. Galería GBG Arts. Curaduría de María Elena Ramos. Caracas, Septiembre/Noviembre, 2013.

2 Exposición Ética-Estética-Política. Proyecto citado.

Dice la artista: “Una de las peores situaciones que estamos viviendo es el constante miedo al que es sometida la población, la gente anda en la calle con miedo a la muerte, y no en vano. Existe una suerte de toque de queda tácito. (…) La prensa parece amarillista pero más bien puede quedar corta en comparación a nuestros propios ojos: la realidad supera por mucho a lo poco que la prensa logra decir entre tantos obstáculos e intereses”. Sobre la responsabilidad gubernamental en relación al hampa desbordada, y sobre la impunidad, denuncia Luis Ugalde, S.J.: “El crimen en estos años ha recibido carta de ciudadanía con impunidad y tiene derechos adquiridos a los que no va a renunciar. (…) Como dice el Evangelio, el crimen empieza en el corazón; el que odia ya ha anticipado el asesinato, y quien predica el odio y enseña a odiar es un sembrador de criminales; y cuanto más encumbrado el predicador más criminal la prédica. (…) Acabar con la impunidad es clara responsabilidad de los poderes públicos, y de estos ha de venir la apertura de un diálogo y cambio a fondo, eliminando todo lo que anima a seguir matando”. 3 En la corta pero vivaz trayectoria de Érika Ordosgoitti cuerpo y ciudad son protagonistas. Por separado o sobre todo en conjunto: modos de existencia de los cuerpos, hoy, en la ciudad ésta.

3 Luis Ugalde, S.J. Para seguir matando. Diario El Nacional. 23 de Enero de 2014

“Ya le dije: corra manténgase seco por fuera y húmedo por dentro

cuando vea, cuando se ponga a ver, vea primero la bruma entre usted y lo que ve”.

(…)

la decadencia dela por sentada pero no se angustie corra lo más rápido que pueda

(…) corriendo, desesperada, a plena luz del día

con la cabeza chorreando sangre pidiendo ayuda

entre muchas personas aleladas (…)

Si a usted lo están persiguiendo

trate de mimetizarse con la manada fúndase

déjelos en la confusión de hacerles creer que le han alcanzado

entonces se sentirán superiores a lo que perseguían”.

Ordosgoitti necesita, dentro de su trabajo plástico, la presencia de su propia escritura y de su voz que denuncia. Dice: “No es difícil encontrar ejemplos en el arte de esta necesidad de expresión sin tapujos, sin adornos, de esta necesidad de ser directos, de confrontarnos. Rafael Cadenas advierte en su Ars Poética ‘quiero exactitudes aterradoras / tiemblo cuando creo que me falsifico’ ”. Sobre sus imágenes dice la investigadora Lisa Blackmore que “no sólo dialogan desde el cuerpo sino con la ciudad de Caracas como escenario para políticas que determinan la vida nacional. Es preciso esbozar una relación triangulada entre tres elementos claves: el cuerpo erótico como subjetividad libre o –permítanme el neologismo– el cuerpo des-erotizado y coartado; el espacio urbano; y el poder político”. La figura desnuda, a la vez agresiva y vulnerable de Érika Ordosgoitti habita la urbe, la señala, la cuestiona, pone en revisión a la Caracas moderna pero, a la vez -como en el performance Cicatrices en la cabeza- simboliza en su propia anatomía formas diversas de una crueldad que crece en las ciudades de nuestro tiempo, y que hoy crece potenciadamente en la Caracas nuestra. 4 En esta acción corporal ella incluye además el elemento quirúrgico: utiliza los servicios de un profesional de la salud para extraer previamente su sangre, colgada luego en bolsa para transfusiones, chorreante sobre el cuerpo despojado. Esta inclusión de materiales clínicos es otro signo de estos tiempos, cuando las salas de emergencias de los hospitales del país reciben miles de heridos por la furia de las calles.

4 En estudio sobre las ciudades más violentas del mundo, para inicios de 2015 Caracas ha sido ubicada

en segundo lugar después de San Pedro Sula, de Honduras.

Mientras el sistema de perfusión con llave reguladora ralenta el goteo, ella va recitando con fuerza. “Procuro mantener la intensidad a través de la tensión de los gestos, recitaré hasta donde me dé el cuerpo (…) Mientras la sangre gotea sobre mí, voy a estar recitando poemas de memoria. La acción durará lo que tarde la sangre en salir. Al finalizar se ofrecerá un brindis de vino tinto en copas al público”. 5 Sean formas benévolas o formas y espacios del mal lo que el artista ha creado desde su incompletud, el arte produce sus victorias. Y hasta podemos decir ‘ese bien, que es el mal en el arte’, pues el arte saca bienes de males, y mucha forma artística nace del mal del mundo.6 El arte asume los males re-presentándolos. El creador los transfigura tanto en objeto artístico como en estímulo a la conciencia. Dice el filósofo alemán Gottfried Boehm: “Se requiere enfrentar la negatividad, el laberinto, lo amorfo, condiciones previas tanto de lo bello como de la vida verdaderamente lograda”. 7 María Elena Ramos Abril 2015

5 Exposición Ética-Estética-Política, Proyecto de Érika Ordosgoitti, citado.

6 María Elena Ramos. Un imaginario del mal (el arte como zona donde el mal se transfigura). En

Armónico-Disonante. Reflexiones sobre arte y estética. Universidad Católica Andrés Bello. Caracas, 2001.

Págs. 102-105

7 Gottfried Boehm. Estética y Ética son lo mismo: la consistencia de una hipótesis. En Seminario sobre

Ética y Estética. Fundación Museo de Bellas Artes. Caracas, 1998

ERIKA ORDOSGOITTI

Reflexiones sobre la belleza

Nidia Tabarez

“No me he sentido bonita”

nte tal afirmación indago viéndola de frente, tratando de descubrir su fealdad. La observo por breves

segundos, aprovechando que estamos solas en medio de un grupo numeroso de personas que comen pastelitos, dulces, toman refrescos o café en una panadería cercana a nuestro lugar de trabajo. La observo mientras veo que a mi izquierda, allá en la mesa de al lado estaba un chico de bello rostro, muy joven que pesaba no menos de 200 kilos. Usaba un short que dejaba ver toda su grasa: ese chico reía con sus compañeros del liceo, se veía realmente feliz, se sentía cómodo. Obviamente la imagen me hizo buscar rápidamente en mi cabeza los archivos contentivos del concepto de belleza. Vuelvo a ver a Erika y la observo y recojo del aire la frase que acababa de decir: “No me he sentido bonita, más bien diría que soy fea”. Yo minutos antes le había preguntado algo que desde hace rato quería saber relacionado con su cuerpo y el tiempo. Introduje el tema comentándole una interrogante que he escuchado salir de algunas bocas detractoras de su obra: ¿y qué pensará hacer Erika cuando el cuerpo se le joda con el tiempo? ¿Qué obra se va a inventar? Esa interrogante que muchos formulan, ya es conocida por Erika y sobre ello dice: “Estoy esperando con los brazos abiertos el deterioro de mi cuerpo, cuándo la piel vaya perdiendo su tonificación y la gravedad haga sus efectos será grandioso. Mi cuerpo es un taller, es inagotable y no será el deterioro lo que me haga dejar de explorarlo, por el contrario. Ya mi cuerpo ha sufrido transformaciones desde 2006 cuando comencé a hacer performance, así que bienvenida la vejez de mi cuerpo ¡aquí la estoy esperando!”. Y haciendo

A

referencia a las diferencias entre un cuerpo joven y uno viejo expresó: "qué puede expresar un cuerpo de 20 o 30 años al lado de uno de 70 o 80 años" En este punto yo le comenté esa obra maravillosa de Antonieta Sosa donde en envases de compota coloca fotos tipo carnet desde muy joven; casi niña, hasta el presente. Coincidimos en que valorar y valorar-se en ese extenso recorrido de vida denota una alta sensibilidad que mira y explora hacia lo interno para sacar de sí infinitas expresiones como un mago sacando cintas de colores de una chistera. Retomamos el tema inicial sobre lo “no bonito” de Erika y le insistí en que me explicara un poco más esa expresión “no me siento bonita”, entonces dijo: “la belleza en esta sociedad contemporánea es una forma de oprimir. La belleza es social y la sociedad es como una gran poceta donde cabemos todos” En este sentido, Erika no atiende a la opresión que aturde y que ceba a los seres humanos en general. Para ejemplificar su planteamiento, cita un fragmento del poema Guardador de Rebaños de Alberto Caeiro, heterónimo de Fernando Pessoa: “La belleza es el nombre de algo que no existe, que yo doy a las cosas a cambio del placer que me producen. No significa nada. Entonces, ¿Por qué digo de las cosas: son bellas?”. Erika Ordosgoitti tiene muy claro lo que dice y lo recalca a través de variadas afirmaciones e interrogantes, entre ellas: "¿por qué que yo me considere fea tiene que ser malo? ¿Por qué considerarse bonita es mejor que considerarse fea? la belleza está sobrevalorada" A pesar de su disertación expresada con énfasis me atreví a decirle: Caramba Erika estoy tratando de ver tu fealdad y no la percibo, ciertamente si hablamos en primera opción del rostro; podría decir que no tienes un rostro “común”, pero de ahí a decir que eres fea, hay un trecho largo. ¿Qué pasaría si en vez de estar en Caracas estuvieras en un país donde tus pómulos salientes y tu nariz aguileña fueran el canon? Con voz dubitativa y con una leve sonrisa dijo: - “quizás sería bonita”. Luego de esa posibilidad quise dar otra opción y dije: Pero si nos referimos solo al rostro sino a la esencia de Erika, a lo que ERES o a lo que ESTÁS SIENDO, entonces recordando un poco el pregunteo de Platón a Sócrates, indagué: ¿dónde ubicamos esa declarada fealdad? ¿Acaso no son bellas las imágenes literarias creadas por ti y que son puñetazos directos a la cara de las más diversas cotidianidades?, ¿Acaso no son bellos los riesgos que asumes en cada acción, más allá de la acción misma? ¿Acaso no es bella la coherencia discursiva y la convicción con la que pronuncias cada palabra, y exteriorizas cada grito? ¿Acaso no es bello que seas madre? ¡y vaya! ¡Qué madre! y si todo esto está contenido en tu SER- SIENDO, entonces ¿cómo no has de ser bella sin discusión alguna?

Sobre este tema de la belleza Erika tiene un “prontuario” Al respecto recuerda su tiempo en la escuela y dice: “Siempre me quedaba sola, fui sometida al insulto, al acoso y al rechazo. Fui disminuida por ser rara. Creo que no fui nunca una niña, la gente me veía como cosa extraña. Yo solo era un ser humano que nadie sabía qué cosa era” “he sido marginada, rechazada y excluida” Escuchando esa historia experimenté un poco de calor en la piel, rabia contenida, pero no la exterioricé para no distraerla ni distraerme. Preferí escuchar con la premisa de que este asunto quizás configura el sello de Erika Ordosgoitti; y procedí a preguntar si esto se enlazaba con su concepto de la belleza y dijo: “La gente se siente ofendida por la ambigüedad física y de género”. Esta afirmación me hizo chequear un poco a Erika en ese ir y venir en medio de un circunstancial lugar de trabajo en el Instituto Pedagógico de Caracas donde coincidimos por muchas horas, y ciertamente que ese característico corte de cabello largo y corto a la vez, esa vestimenta femenina y masculina a la vez, esa voz dulce y fuerte a la vez, ese rostro duro y amable a la vez, esos niveles de criticidad y tolerancia a la vez, esa florecita que recoge a diario del jardín y cuelga como zarcillo en contraste con una gran rata de metal diseñada por Erika y elaborada por su madre, que de vez en cuando lleva colgada al cuello, y además sus velludas axilas; tienen a un sinnúmero de personas constantemente preguntándose: ¿y ella porqué es así? ¿Por qué se viste así? ¿Por qué camina así? Obviamente la notable e indiscutible inteligencia de Erika, su discurso asertivo y oportuno; calla todo suspicaz comentario y es justamente eso lo que la hace calar y ser recibida. En una ocasión caminábamos juntas por uno de los pasillos del IPC e ingresamos a un aula. Erika me acompañaba en un trámite cualquiera. En el sitio estaban reunidos unos cuantos profesores y fue tremendamente llamativa la escena “muda”, ver cómo una de las docentes volteó su rostro y posó su mirada sobre Erika y de manera escrutadora pasó cual scanner de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba con gesto de desagrado nada disimulado. Este momento fue breve pero muy intenso e incómodo, especialmente para mí pues tuve que hacer un sonido de garganta para romper el hielo del instante. Erika por su parte no se inmutó, creo que ya está preparada para este tipo de abordaje sin intimidarse. No cabe duda que la ambigüedad física y de género en Erika Ordosgoitti, sacude y estremece a cualquier espectador o mortal común, claro, reitero, sólo si no se le conoce bien, solo a primera vista, porque yo que la conozco de cerquita, que la he visto llorando, contenta, cantando cumpleaños a cualquier compañero de labores, y minutos después la he visto salir en defensa de un chico, que no

necesariamente sea su amigo, para defenderlo o apoyarlo, a él o a su familia, en cualquier circunstancia de injusticia social, que no la para nada ni nadie a la hora de gritar sus derechos con real contundencia desde su convicción política, no solo a través de su obra, sino en su vida cotidiana con variadas acciones; las que para mí son también su obra, yo que he comido en su mesa, y la he visto llevar a su hija al colegio a diario y comprar los materiales para una tarea escolar que luego llegará a orientar en casa, yo que he compartido hasta su vasito de café, y citando una de las líneas de su texto Corra: “yo, yo , yo o sea yo”, puedo refutar a quien con prejuicio la mira con desagrado, y hasta a ella misma que se auto describe como “no bella”. Y a riesgo de ser cursi (no me importa), puedo decir con propiedad; conociendo y teniendo un propio concepto de belleza, sin necesidad de acudir a la cita de los que la han definido a lo largo de la historia, que esta mujer de aparentes formas asimétricas y de comportamientos o acciones no convencionales, es bella.

Erika no usa tacones ni se saca las cejas Erika dice: “Soy feminista desde mi ambigüedad de género” Es contundente respecto a este asunto, defiende el género femenino en tanto que repudia la cultura heterosexista, falocéntrica y dice: “no atribuyo la victimización del machismo a los hombres, este es un fenómeno en el que todos estamos involucrados (…) la mujer solo logra emanciparse cuando renuncia a su categoría de mujer, cuando entiende que lo femenino no es usar tacones ni sacarse las cejas, que lo femenino realmente no existe, que no es más que una imposición sobre su cabeza”. Erika repite una y otra vez que esta categoría de “lo femenino” es una de las tantas formas sociales de homogeneizar el pensamiento y los comportamientos. Dice que la sociedad ha insistido en hacer de la mujer una compañera del hombre, y el ser de la mujer como individuo ha quedado casi nulo. Obviamente desde esa convicción lucha a diario por salirse de las estructuras o “cárceles” que involucra engranarse dócilmente a estas formas. En esta temática Erika es enfática y refiere en variados medios: «Yo quiero des-hegemonizarme, salir del cliché, del estereotipo, del lugar común» por ello escapa por otras vías, se sabe escabullir muy bien de los convencionalismos que quizás le interesan a la sociedad y con ello al poder instaurado. De ahí su coherente búsqueda de caminar en dirección contraria. No sólo su obra da fe de ello, sino su cotidiana vivencia en la que a riesgo de seguir siendo rechazada, se deja las cejas bien pobladas y se mete en sus zapatos de tacón corto, suelas planas y gruesas; bien pegada al piso para poder caminar con aplomo por la vida.

Nidia Tabarez8

8 Profesora y Jefa del Departamento de Arte del Instituto Pedagógico de Caracas, Doctora en Educación y Arte

DIÁLOGO en construcción

Eric Urriola Briceño y Rebeca Pérez Segura

través de un diálogo que surge en una edificación en plena construcción y que funciona como metáfora de lo acabado e inacabado, proponemos una reflexión sobre el cuerpo a partir del trabajo de la performancista

venezolana Erika Ordosgoitti. Dentro de este espacio los cuerpos representan las configuraciones de la sociedad que versan entre lo convencional y lo transgresor. La propuesta se expone desde dos tipos de discurso, el visual y el escrito9. Rebeca: Eric ¿recuerdas nuestra conversación anterior? Yo te contaba cómo el cuerpo de mi abuela había sido marcado por la institucionalidad a través de la acotación en su partida de nacimiento con respecto a la profesión de su madre (mi bisabuela), como hacedora de oficios del sexo. Este documento legal que nos acompaña toda la vida fue un estigma social en su cuerpo. Mi abuela murió, murió siendo una hija de puta, así como el sistema lo decidió y confirmó en su acta. ¿Ves cómo nos configura la sociedad? Eric: Sin duda, porque el cuerpo es donde se vacían las representaciones culturales que dan cuenta de una identidad en el marco de los parámetros establecidos. Las premisas que sostienen los sistemas de poder que modelan al individuo, lo encasillan para controlar su cuerpo. Putas, maricos, transexuales, lesbianas, locos, indigentes, y todo aquel que no ENCARNE las institucionalidades del poder, quedan fuera de lo establecido. Ahora, ante lo que estamos formulando, ¿cómo aborda Erika estos planteamientos? Rebeca: Por medio de la DESNUDEZ, porque de acuerdo a Erika la desnudez es una metáfora de la libertad. Es una acción en contra del sistema que oprime y, por tanto, se convierte en símbolo de emancipación. El cuerpo estigmatizado debe ser liberado y es allí donde el arte es liberador. Eric: ¿Y, el arte es liberador? Rebeca: ¿Y usted es marico, loco o macumbero? Eso te preguntaría un policía si llegase a verte desnudo, aquí, en este momento, en esta construcción. Un policía como representante de las fuerzas de seguridad del Estado deberá discernir entre estas (des) calificaciones para decidir si vas preso o al manicomio. Entonces, claro que el arte es liberador porque socava las premisas de poder. Controlar cualquier acción que se haga desde el cuerpo inscrita en una situación fuera de lo moral, deberá ser penado. En este caso el arte es incómodo, como

9Sugerimos la revisión del discurso visual y del discurso escrito, en simultáneo.

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diría Tania Bruguera, el arte es legalmente incómodo, cívicamente incómodo, humanamente incómodo, nos afecta, el arte es conocimiento incómodo. Eric: Si yo agarro mi bufanda y la tiro al piso. Me quito la franela, los pantalones, el interior, es decir, me desnudo. ¿Estoy siendo libre? El acto de quitarme la ropa frente a una cámara con la intención… ¿Cuál intención? La de exponer aquello que suprimen ante lo público que es exclusivo para lo privado (bajo condicionamiento), permite que de cierta manera me libere de ese control. ¿Por qué? Porque la desnudez que no tenga la finalidad convencional, por ejemplo, la del acto sexual, es ofensiva y, por tanto, es incómoda. Desnudarse frente a la mirada del otro es un acto que produce desequilibrio, quitarse la ropa nos hace tambalear. Fíjate, tú, bajo esa postura convencional, con ropajes estructurados que dictan una conducta hierática, representas aquella institución que etiquetó a tu bisabuela a través de su accionar el cuerpo. Todo esto me remite a Inés… Rebeca: Inés, Inés la de Sartre. Acostumbrada al rechazo de la sociedad, aquella sobre la que caía la vergüenza de la libertad, la condenada por la mirada del otro que juzga y la constituye. En El Ser y la Nada, Sartre señala la mirada ajena que modela el cuerpo en su desnudez, lo esculpe como tú no lo ves. Tú afrontas el castigo. La libertad pesa Eric, pesa tanto porque es ir en contra la mirada del otro. Como diría Sartre, el hombre está condenado a ser libre. Mi posición es cómoda, ser vista como los demás dicen y quieren que me vea. Eric: Mi desnudez se convierte en acecho hacia esa mirada que me quiere construir. Mi desnudez violenta el espacio, el reflejo de lo que represento, lo invierto. Me miro de cabeza, al revés, es parte del desequilibrio. El verdugo eres tú y soy yo. Rebeca, si pesa la libertad, entonces yo aprendo a moverme con ese peso. Tú eres la estatua y la ciudad en la obra de Erika, representas el poder sobre mi cuerpo… te salpico mi libertad. Eric y Rebeca: Erika plantea que la desnudez en situaciones no convencionales activa el pensamiento y hace reflexionar; por tanto, a través de su trabajo nos hacemos conscientes de la influencia de determinados objetos y representaciones culturales de poder, para tomar un posicionamiento crítico ante ellos que nos permita encarar los modelos institucionales impuestos. Quedan pocos segundos, nos sentamos uno al lado del otro, nos damos cuenta que nos constituimos, que el uno sin el otro no existe. La barrera que se construye a partir de la aparición de la desnudez en nuestro diálogo, no se desdibuja, al contrario, se reafirma bajo la constante problematización sobre el cuerpo en la sociedad. Una barrera entre lo convencional/ acabado y lo transgresor/ inacabado, que permea nuestra propuesta con un juego entre un término y su negación: (des) encuentro, (des) nudarse, (des) garrarse, (des) equilibrarse, (des) controlarse. La dinámica generada, no deviene en conclusiones de mutuo acuerdo, ni siquiera en consonancias, sino en un diálogo en constante construcción. ENLACE: https://www.youtube.com/watch?v=hsJEDCuwmv0

EN DIALOGO con

ERIKA ORDOSGOITTI

Temas diversos

Nidia Tabarez

e variados diálogos que he tenido con Erika Ordosgoitti, quise destacar algunos temas generales de los que hemos conversado, y sin ánimo de saturar al lector de información; arbitrariamente extraje breves líneas de

lo expresado por la artista, a fin de dejar abierta la posibilidad a quienes deseen investigarla y realizar un estudio sistemático, de escoger posibles puntos de partida para emprenderlo. Erika Ordosgoitti es una artista joven que defiende la existencia diversa en el amplio sentido y la promueve entrando de lleno dentro de sí misma para hurgar y encontrar múltiples formas para decirlo… y lo dice.

Ante la entrevista Nidia: ¿Te han hecho muchas entrevistas? ¿De quienes las aceptas? Erika: Me han hecho muchas. Le digo que sí a todas las entrevistas. Nidia: ¿Qué tipo de entrevistadores te han abordado más? Erika: Especialmente me abordan estudiantes de arte, que han decidido estudiar mi obra o incluirme como ejemplo en sus trabajos académicos.

Nidia: ¿Te has sentido bien con todas las entrevistas que te han realizado? Erika: Algunos de los temas tratados no han sido muy acertados. Uno nunca sabe lo que va a pasar después de una entrevista.

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El riesgo en y de la obra Nidia: ¿Cómo haces para controlar todo lo que te planteas en una performance? Erika: Considero que nunca se controla todo. Si tienes control total no hay riesgo Nidia: ¿Nombra algún performance donde no hayas controlado el riesgo? Erika: En el performance realizado en el Monumento al Toro al final de la avenida Las Delicias en Maracay, me arriesgué mucho, no sabía que la alta temperatura del bronce me quemaría la piel. y el otro fue un performance en el que quería que me aprehendiera y requisara un policía, lamentablemente no logré contactar a un policía de verdad y acudía a un X con alguna indumentaria de policía. Le di instrucciones de lo que haría, y el hombre se “metió en el personaje” haciendo una especie de burdo teatro. Me quería morir o lo quería matar, pero ni una cosa ni la otra, dejé que prosiguiera y cuando terminó la acción, me sentí muy incómoda, pero de ahí extraje una lección: debo contar conmigo misma, con mi cuerpo. no puedo delegar responsabilidad de mi performance a otro que no sea yo.

La curiosidad de lo dicho sobre su obra

Nidia: ¿De las referencias que han hecho sobre tu obra, cuál ha sido la que más te ha sorprendido? Erika: Me sorprendió encontrar en internet un trabajo donde refieren con fines educativos, al Videoarte Metro Zanahoria, que realicé en el Metro de Caracas, siendo que los comentarios sobre este viseo, en su mayoría, han sido censuradores.

Una opinión sobre la producción artística Erika: Un panadero hace panes pero no todos le salen buenos, algunos son una mierda, sin embargo no deja de ser panadero. Un artista se expresa a través de obras que no siempre son buenas, a veces son también una mierda, y por eso no deja de ser artista. Aunque el arte es un sistema de ficciones y el artista es un autor de cosas que tú no sabes que existen

La inagotable posibilidad de ser interpretada Nidia: ¿Qué es lo más grato o sorprendente que has encontrado en la web sobre tu trabajo? Erika: Una propaganda en internet que encontré por casualidad, donde utilizaron la imagen de una de mis acciones, para promover un taller de dibujo

La creación vertiginosa Nidia: ¿Cómo es el ritmo de tu producción artística? Erika: Hace un tiempito, un poco más joven, yo tenía más vertiginosidad que en el presente. Hacía hasta tres series seguidas, era muy frenética, y estimulaba a mis compañeros de la Escuela Armando Reveron. Nidia: ¿Cómo era la relación con tus compañeros en ese tiempo vertiginoso? Erika: Muchos de mis amigos se sienten identificados con mi trabajo de hecho la autoría de algunas acciones de ese tiempo está rota: Son de autoría colectiva. Los amigos pensaban en una acción y me decían Erika qué tal si hacemos tal cosa, y yo les decía ¡plomo, si va!