Araquistaín y Su Democracia Orgánica

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Araquistaín y su democracia orgánica Araquistáin (1886-1959) piloto náutico de profesión, fue director del semanario «España» (1915-1923), de la revista «Leviatán» (1934-1936) y colaborador de numerosos periódicos. Escribió novelas y dramas de poco éxito (1). Dentro de la izquierda política fue ideológicamente versátil, primero liberal y luego socialista, pero incluso dentro del Psoe osciló entre diferentes corrientes, prefiriendo la revolucionaria. Se enfrentó con los moderados como Besteiro. Durante la II República ocupó altos cargos y se exilió al llegar la derrota. Alguno de sus correligionarios le califica de figura estelar de la intelectualidad socialista, pero no legó ningún libro de valor doctrinal. El más interesante, aunque breve, tardío y de mera crítica, es el titulado Pensamiento español contemporáneo (1962), donde fustiga a muchos de sus contemporáneos. La inmensa mayoría de sus escritos son crónicas periodísticas de política nacional e internacional, generalmente mediocres. El semanario «España» fue fundado y dirigido por Ortega hasta que lo abandonó, en muy mala situación financiera, y lo adoptó Araquistáin, quien lo puso al servicio de su financiador, la embajada británica, en febrero de 1916; finalmente lo dirigiría Azaña. La campaña de Araquistáin fue germanófoba y contra la neutralidad de España preconizada por los dirigentes del Psoe. Concluida la primera guerra mundial con el triunfo del bando que Araquistáin había apoyado, siguió combatiendo el sistema demoliberal en general («nacionalismo capitalista ebrio de pólvora y victoria», escribía en 1919) y concretamente el de la I Restauración. Su antimonarquismo y su aversión al rey eran casi obsesivos. Lo más vivo del pensamiento de Araquistáin es la demoledora crítica del parlamentarismo partitocrático. Ya en enero de 1919, recién concluida la guerra mundial, se inclinaba por la democracia orgánica: «Sería imperdonable ceguera negar que, frente al viejo sistema parlamentario, una nueva fuerza y un nuevo sistema le disputan la supremacía: Me refiero al sindicalismo, en sus múltiples formas, desde la más templada a la más violenta. El sindicalismo, la organización por oficios y profesiones en sindicatos, forma como una serie de Estados particulares frente al Estado general. Los grandes conflictos sociales y sus soluciones rara vez se dan en el Parlamento nacional. Unos sindicatos, los de explotación, luchan con otros sindicatos, los de los explotados, o unos u otros con el Estado general. En estas contiendas, los Parlamentos no tienen nada que hacer; sólo el gobierno interviene, como componedor cuando la lucha es entre sindicatos particulares; como parte, cuando la lucha es contra él. Las grandes crisis habidas entre obreros y gobiernos durante la guerra se han resuelto extra parlamentariamente. Esta evolución del progreso social es tal vez una de las causas de la decadencia del parlamentarismo» (2).

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Araquistan y su democracia orgnica

Araquistan y su democracia orgnicaAraquistin (1886-1959) piloto nutico de profesin, fue director del semanario Espaa (1915-1923), de la revista Leviatn (1934-1936) y colaborador de numerosos peridicos. Escribi novelas y dramas de poco xito (1). Dentro de la izquierda poltica fue ideolgicamente verstil, primero liberal y luego socialista, pero incluso dentro del Psoe oscil entre diferentes corrientes, prefiriendo la revolucionaria. Se enfrent con los moderados como Besteiro. Durante la II Repblica ocup altos cargos y se exili al llegar la derrota. Alguno de sus correligionarios le califica de figura estelar de la intelectualidad socialista, pero no leg ningn libro de valor doctrinal. El ms interesante, aunque breve, tardo y de mera crtica, es el titulado Pensamiento espaol contemporneo (1962), donde fustiga a muchos de sus contemporneos. La inmensa mayora de sus escritos son crnicas periodsticas de poltica nacional e internacional, generalmente mediocres.

El semanario Espaa fue fundado y dirigido por Ortega hasta que lo abandon, en muy mala situacin financiera, y lo adopt Araquistin, quien lo puso al servicio de su financiador, la embajada britnica, en febrero de 1916; finalmente lo dirigira Azaa. La campaa de Araquistin fue germanfoba y contra la neutralidad de Espaa preconizada por los dirigentes del Psoe. Concluida la primera guerra mundial con el triunfo del bando que Araquistin haba apoyado, sigui combatiendo el sistema demoliberal en general (nacionalismo capitalista ebrio de plvora y victoria, escriba en 1919) y concretamente el de la I Restauracin. Su antimonarquismo y su aversin al rey eran casi obsesivos.

Lo ms vivo del pensamiento de Araquistin es la demoledora crtica del parlamentarismo partitocrtico. Ya en enero de 1919, recin concluida la guerra mundial, se inclinaba por la democracia orgnica: Sera imperdonable ceguera negar que, frente al viejo sistema parlamentario, una nueva fuerza y un nuevo sistema le disputan la supremaca: Me refiero al sindicalismo, en sus mltiples formas, desde la ms templada a la ms violenta. El sindicalismo, la organizacin por oficios y profesiones en sindicatos, forma como una serie de Estados particulares frente al Estado general. Los grandes conflictos sociales y sus soluciones rara vez se dan en el Parlamento nacional. Unos sindicatos, los de explotacin, luchan con otros sindicatos, los de los explotados, o unos u otros con el Estado general. En estas contiendas, los Parlamentos no tienen nada que hacer; slo el gobierno interviene, como componedor cuando la lucha es entre sindicatos particulares; como parte, cuando la lucha es contra l. Las grandes crisis habidas entre obreros y gobiernos durante la guerra se han resuelto extra parlamentariamente. Esta evolucin del progreso social es tal vez una de las causas de la decadencia del parlamentarismo (2).

Poco despus, Araquistin, en la primera pgina de su semanario, dirigi al presidente del Gobierno, Romanones, una carta abierta con la propuesta de convocar un Parlamento de representantes patronales y obreros de toda Espaa que se pongan en contacto, y deliberen, y se informen mutuamente y traten de concertar sus voluntades y busquen acuerdos que puedan transformarse en leyes (3). Citaba como precedente la convencin reunida por el primer ministro britnico, D. Lloyd George (1863-1945), en la que 500 representantes sindicales obreros y 300 delegados patronales debatiran los problemas relacionados con la jornada laboral y los salarios. Esta fue una de las ltimas iniciativas del lder liberal que se retirara de la poltica inglesa muy poco despus. Araquistin defini su frmula institucional como un sindicalismo mixto o cooperativa (4).

Una semana ms tarde, Araquistin denunci el sistema existente el Parlamento ha demostrado su inutilidad (5)-, bautiz la cmara orgnica propuesta como Parlamento industrial (6) y anunci una encuesta nacional sobre su iniciativa. En sucesivos nmeros del semanario (7) aparecieron las respuestas de lderes sindicales y de algn empresario, ms o menos afirmativas y muy condicionadas. El secretario del sindicato minero de Asturias exiga que las decisiones del Parlamento industrial tuvieran carcter ejecutivo, es decir, que no fuera un rgano consultivo, sino decisivo.

En 1923 no descarta la intervencin militar y retorna a su idea organicista en estos trminos: Lejos del parlamentarismo heredado surgen nuevas formas parlamentarias que toman diversos nombres -soviets, consejos de fbrica, consejos de accin, parlamentos industriales, etc.- segn las lenguas y la latitud poltica, pero con una esencia comn que es la representacin por clases, por profesiones, por clulas econmicas (8).

Es obvio que se trata de una democracia orgnica. Los representantes obreros son designados por sus respectivos sindicatos profesionales, donde los electores no votan como individuos de un pueblo, sino como miembros de un cuerpo social intermedio, determinado segn su tipo de actividad. De similar modo tendran que ser elegidos los delegados patronales. Los diputados del Parlamento industrial no representaran ideologas genricas, sino los intereses concretos de sus mandantes, y procederan del sufragio funcional, no del llamado universal, caracterstico de la democracia inorgnica o partitocrtica que responde al principio atomista de un hombre un voto.

En vsperas de la Dictadura, Araquistin reiteraba, pues, su antigua adhesin a la democracia orgnica, postulada por los tradicionalistas (9), los llamados krausistas, los socialistas gremiales britnicos y tantos otros como el Maeztu de La crisis del humanismo, publicada en ingls el ao 1916 (10).

G. Fernndez de la MoraNotas1 Un inventario de sus escritos en G. Daz: Hombres y documentos, vol. I (1981), pgs. 334-335. Una coleccin bastante completa del semanario en la Academia de Ciencias Morales y Polticas. Biblioteca Fernndez de la Mora.2 Espaa, 9-1-1919.

3 Espaa, 13-3-1919.

4 Idem: loc. cit.

5 Espaa, 20-3-1919.

6 Idem: loc. cit.

7 Espaa, 20 y 27 de marzo y 3, 17, y 20 de abril de 1919.

8 Espaa, 10-1923, pg. 229.

9 Vid. Acedo Castilla, J.: La representacin orgnica en el pensamiento tradicionalista, en Razn Espaola nm. 112, marzo 2002, pgs.

10 Vid. Fernndez de la Mora, G.: Los tericos izquierdistas de la democracia orgnica, Barcelona, 1985.