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arca de noé
CARLOS BRACHO
TRANCO I
esulta que el maestro de maestros, el tal
señor Bracho en días pasado presentó
una novela de Ernestina Sodi: Águeda la
última mariposa de papel de Punto de Lectura. Y allí
en sus apreciaciones –y es donde todos los miembros
activos de este siete veces H. Consejo Editorial esta-
mos totalmente en contra– habla el ínclito señor Bra-
cho con fervor inusitado sobre el mundo de la mujer,
y a nosotros, los pobres y desvalidos y abandonados
y ninguneados hombres nos trata con singular des-
precio. Por lo tanto el maestro Bracho será citado a
nuestra oficina –la Cantina Mi Oficina, desde luego– y
entre tequila y ron y mezcal nos deberá explicar esa
conducta de sumisión, que pone en mal y constituye
un desprestigio a nuestro género hombril. Lea usted,
lector zapatista y villista, sino tenemos razón los
machines de este H. Consejo:
Águeda la última mariposa de papel, y ninguna
línea del libro podrá apartarme para señalar que ésta
es una historia de amor. El amor de una mujer, des-
de luego, que se complica por la posición social,
moral y educación que conforman la psique de es-
ta mujer y que todo esto deviene en un conflicto
amoroso.
Robin Norwood, dice: “Cuando estar enamorada
significa sufrir, estamos amando demasiado, y cuan-
do la mayoría de nuestras conversaciones con amigas
son acerca de él, de sus problemas, sus ideas, sus sen-
timientos, y cuando casi todas nuestras frases co-
mienzan con “El…”, estamos amando demasiado.” Y
sigo lo escrito por Norwood: “Cuando no nos gustan
muchas de sus conductas, valores y características
básicas, pero las soportamos con la idea de que, si
tan solo fuéramos lo suficientemente atractivas y ca-
riñosas, él querría cambiar por nosotras, estamos aman-
do demasiado.
Cuando nuestra relación perjudica a nuestro bie-
nestar emocional e incluso, quizá, nuestra salud e
integridad física, sin duda estamos amando dema-
siado.
Algunas nos hemos obsesionado tanto con nues-
tra pareja y nuestra relación que apenas podemos
R
funcionar como personas”. Termino la cita del libro
de Robin Norwood Las mujeres que aman dema-
siado.
Águeda, asimilando lo escrito por la Norwood, por
lo tanto no tiene algo, sino mucho que ver con las
situaciones emotivas de la mujer que ama demasiado.
Águeda es una auténtica representante del gé-
nero femenino. Bajo estos valores y no sobre otros
es que trato de analizar –aunque sea esquemática-
mente– la personalidad de Águeda: mujer que lucha
por existir por derecho propio, en igualdad con los
hombres, –lucha que hoy todavía está vigente. Águe-
da es una mujer que sufre de amor, que sufre por el
amor. Su camino en la realidad amorosa la lleva, una
y otra vez, al desencanto, al desengaño. ¿Por qué?
Porque Águeda es una mujer instruida, es una mujer
que piensa, que siente, que vive a fondo y sin cortapi-
sas las relaciones humanas.
“Desde la noche de los tiempos, –dice Michelle
Perrot en su libro Mi historia de las mujeres– pesa
sobre las mujeres una prohibición de saber cuyos fun-
damentos ha señalado Michelle Le Doeuff. El saber
es contrario a la feminidad. El saber, que es sagrado, es
exclusividad de Dios y del hombre, su delegado en la
tierra. Por eso Eva cometió el peor de los pecados.
Ella, mujer, quiso saber; sucumbió a la tentación del
diablo y fue castigada. Las religiones del LIBRO (ju-
daísmo, cristianismo, islam) confían la Escritura y su
interpretación a los hombres. La Biblia, la Torá, los
versículos islámicos del Corán son asuntos de ellos”.
Aquí en México, para reírnos, Pedro Infante can-
ta: “Mira Bartola, ai te dejo esos dos pesos, pagas
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Carlos Bracho
la renta, el teléfono y la luz, del dinero que te so-
bre tomas de ai para tus gastos, guárdame el resto pa
tomarme mi alipús…”.
Sí, en un mundo dominado por los hombres
Águeda sobresale porque se enfrenta, a veces incons-
cientemente, a veces con rabia, pero siempre con un
afán inquebrantable de ser ella misma, de sobresalir
ella misma, y no permitir que alguien la pueda mani-
pular.
Ella se ha trazado este camino porque ella es una
mujer que conoce las trampas de la vida amorosa;
ella, Águeda, es una mujer que tiene en su haber un
conocimiento amplio de varias disciplinas educativas,
por lo tanto ella sabe cuáles son los límites que deben
existir en una relación de pareja. Ella no entra, de
ninguna manera en lo que Rousseau dice: “Toda la
educación de las mujeres debe ser relativa a los
hombres. Gustarles, serles útiles, hacerse amar y hon-
rar por ellos; cuando jóvenes, educarlos; cuando gran-
des, cuidarlos; aconsejarlos, consolarlos, hacerles la
vida agradable y dulce; he aquí los deberes de las
mujeres desde la infancia.”
A Águeda, desde su infancia –se deduce por su
comportamiento diario, por sus pensamientos– le en-
señaron lo contrario a estos preceptos. Cuando Águe-
da a su amante le quiso hacer la vida agradable, cuan-
do quiso consolarlo, cuando quiso ser dulce, fracasó
en esos intentos y descubrió que ella no podía com-
portarse como mujer sumisa, no podía asumir la ser-
vidumbre humana.
A Águeda le gusta viajar, conocer otros países,
conocer otros géneros de vida, con ello busca el camino
de la libertad, ella podría decir “No quiero sólo traba-
jo y dinero, quiero la libertad”. Y sí, Águeda al viajar
logra la libertad, pero el precio que paga es alto, esa
libertad –y en el fondo ella lo intuye– la aleja definiti-
vamente de su amante. Águeda busca los viajes como
un modo de emancipación y libertad, tanto pasional
como personal.
Insisto en la parte de la personalidad de Águeda:
su conocimiento de las cosas que su formación le
proporciona. Sí, pero ése es su mal.
Me explico: desde que la historia tiene registro,
vemos como a la mujer se le ha impedido el acceso al
saber. Y Águeda, además, sabe, conoce, entre otros
valores, aprecia el mundo de la música, incluso ella
declara su admiración por Beethoven, y hablar de la
obra de un compositor de la talla de Beethoven, el
apreciarlo, constituye un hecho que nos habla sobre
la sensibilidad de esta mujer, Águeda.
Un poeta, amigo mío, dice que “hay que temerle a
la mujer inteligente y huir de la mujer sabia”.
Sí, a la hora de un conflicto, en donde es menes-
ter emitir un juicio determinado, Águeda siempre
estará arriba del profesor Ruiz, porque este persona-
je, que también conoce y sabe sobre muchos asuntos
filosóficos y magisteriales, no llegó a sobrepasar su
condición de hombre limitado por los “valores” de su
género: mal amante, regular amigo, insensible ante
varios aspectos de la feminidad o sea, incapaz de enten-
der el universo de una mujer como Águeda. Águeda es
pues, una mujer del siglo XXI, es una mujer en movi-
miento. Contradice las enseñanzas de Rousseau que
dice que: “Toda mujer que se muestra se deshonra”. Y
también golpea a Pitágoras que señala “Que una mujer
en público está siempre fuera de lugar”.
Águeda viaja, viaja mucho. No es sedentaria. Ella
circula, viaja. Con los viajes Águeda escapa a la liber-
tad. Ella sabe que conocer el mundo es conocer –por
desgracia– algunas limitaciones del hombre amado.
Limitación que marca el fin de un viaje amoroso. Águe-
da ahora es libre, ¿Será una mujer feliz? Vale. Abur.
www.carlosbracho.com
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MARCOS WINOCUR
or este conducto y como último aviso se informa a los lectores comprendidos en
el artículo y fracción correspondientes de la ley aplicable al caso en cuestión,
como así a los lectores que no se encuentren comprendidos en el artículo y frac-
ción correspondientes de la ley aplicable al caso en cuestión, que en tiempo y forma deben
comparecer ante quien corresponda a los fines que hubiere lugar. Dado en la ciudad tal a los
tantos días del mes tal, año tal. Firmado, el Licenciado. Hay un sello que dice: “Con apego a
derecho”.
Carlos García Martínez
P
¿Impunidad?
¿Complicidad?
¿Por qué no corren aun ejecutivo inepto?
¿Qué le pasaría al Geren-
te Comercial de Windows,
por ejemplo, que proyec-
tara que en el año 2009 se
iban a vender 150 millo-
nes de computadoras y
por lo tanto solicitara un
presupuesto de gastos de
25,000 millones de dóla-
res, por el cálculo de que
la venta de esas compu-
tadoras significaría un in-
greso de 300,000 millo-
nes de dólares y que a la
postre no vendiera lo que
predijo y se gastara más
de lo que calculó?
¿Cuánto tiempo creen
que permanecería en el
puesto después de seme-
jante metida de pata? ¿Se
iría nada más sin exigirle
reparación del daño, so-
bre todo si le advirtieron
previamente vavarios ex-
pertos que iba a fracasar?
En el peor de los su-
puestos de que fuere ami-
guísimo de Bill Gates, ¿lo
conservaría en el puesto
y lo defendería a capa y
espada de los demás accio-
nistas que exigirían cárcel
para el pésimo Gerente?
De seguro que no, por-
que en los negocios par-
ticulares la ineptitud se
castiga y a los defenso-
res de los penitentes se les
censura también.
¿Y si el negocio no fue-
ra tan grande como el de
Gates, sino una fabriqui-
ta de ropa, más o menos
próspera o una produc-
tora de sistemas compu-
tacionales, de medio pelo?
¿Se le perdonaría el error
y se le permitiría que si-
guiera causando quebran-
to a la empresa?
Desde luego que no.
Ya lo habrían corrido y
hasta le habrían hecho
juicio penal por sus idio-
teces y tal vez ya estaría
en la cárcel. ¡Ah, pero si el
que se equivoca trabaja
de funcionario del gobier-
no, la cosa es distinta!
Nada más por la bu-
rrada de asegurar que una
pulmonía financiera de
Estados Unidos no sería
ni un catarrito en la eco-
nomía del país, habrían co-
rrido del puesto de finan-
ciero al señor Agustín
Carstens en cualquier em-
presa que se respete. Aho-
ra, por haber calculado
mal el presupuesto, gas-
tar más de lo que iba a in-
gresar y crear un boquete
financiero de $400,000 mi-
llones, le habrían dado una
patada en el trasero y tal
vez hasta lo hubieran me-
tido a una celda (muy gran-
de, desde luego), por usur-
pación de funciones, pues
es claro que no es un ex-
perto.
Pero como el señor
cobra y muy bien, en el
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Fco. Tejeda Jaramillo
Gobierno, y es cuate de ya saben
quién, ni lo quitan ni lo castigan,
ni se habla mal de él en los me-
dios, no obstante los daños que
le ha causado al país, y a pesar
de que aceptó que “la patria me
lo demande”, si lo hago mal (ar-
tículo 39 de la Constitución, vi-
gente).
Segundo Curso
ayurvédico de verano
A lo mejor se perdieron el primer
Curso ayurvédico de Verano, para
niños de 7 a 10 años, porque em-
pezó el 13 de julio y terminará el
31 de julio, pero pueden inscribir a
sus hijos en el segundo que co-
menzará el 3 de agosto y finalizará
el 21, con la gran sorpresa de per-
sonajes históricos traídos por el
túnel del tiempo hasta el taller
Abrapalabra.
Como se recordará, este curso
tradicional de verano en la moda-
lidad ayurvédica, pues atiende de
manera simultánea mente, cuerpo
y espíritu, está destinado a brindar
apoyo a los padres de familia que
luego de las primeras semanas de
vacaciones ya no saben qué hacer
con sus hijos, pues ni el tiempo ni
el dinero permiten seguir distra-
yéndolos las semanas que restan
para completar el periodo de des-
canso.
En el taller Abrapalabra los
niños podrán encontrar “diversión
que educa y entretenimiento que
informa”, porque los cursos abor-
dan todas las posibilidades de la
inteligencia: el saber científico, li-
terario, musical, matemático, cine-
matográfico, computacional, tea-
tral, pero también las habilidades
corporales expresadas en el tae-
kwon-do, la gimnasia, la danza,
la acrobacia, la expresión corpo-
ral, la actuación e igualmente las
habilidades manuales del dibujo,
la pintura, la escultura, el pegoteo,
la creación de títeres, el maqui-
llaje, la magia y el vestuario tea-
trales.
Todo en un ambiente de ame-
nidad y recreo, porque las clases im-
partidas por reconocidos maestros,
parten de la divisa ciceroniana de
“enseñar divirtiendo”, con lo que ha-
cen de estos cursos no una exten-
sión de la escuela, sino una pro-
longación de las vacaciones.
Como el cupo es limitado a tan
sólo 16 niños, de 7 a 10 años, resul-
ta conveniente hacer la reserva-
ción anticipadamente al teléfono
5553-2525 o por correo-e abrapa-
[email protected], en horas de
oficina, de lunes a viernes.
Para los lectores de esta revista
hay una oferta especial: si inscri-
ben a dos niños (familiares, vecinos,
condiscípulos, simples cuates), el
segundo recibirá media beca, con lo
cual podrán inscribirse dos alum-
nos con la fórmula de 2x1½. El ho-
rario del curso será de las 9 a las
14:30 horas.
El taller Abrapalabra se en-
cuentra en la colonia Condesa.
¿Cuántos niños deben morir para que se sepa que ya
han muerto demasiados?
Con eso de que el señor Procu-
rador Medina Mora, ya también es
juez y decretó que al margen de lo
que aparezca en las investigacio-
nes de los niños quemados en la
guardería de Hermosillo, nadie irá
a la cárcel porque todo fue un acci-
dente y las lesiones, las muertes,
la falta de seguridad, la falta de
instalaciones adecuadas, el maldi-
to Cooler que no supo cómo auto-
apagarse, los compadrazgos y lo
que vaya apareciendo, no queda
más que preguntarse algo pareci-
do a lo que decía Bob Dylan en una
canción del siglo pasado: “¿Cuánta
gente debe morir para que se sepa
que ya han muerto demasiados?”
Con muchos menos de los muer-
tos en un solo día, en el caso de la
Influenza que primero fue porcina y
luego se rebautizó como humana
para que los pobres criadores de
cerdos no sufrieran merma en sus
bolsillos, con muchos menos muer-
tos se decretó la paralización del
país, pero ahora los niños calcina-
dos no demandan la atención de
las autoridades de todo el país.
La Iglesia Católica no ha deman-
dado el castigo divino o humano
para los culpables, los señores de
Pro-Vida, que tanto se conmueven
ante la posibilidad de que una ma-
dre aborte, porque se estará can-
celando una vida –según dicen–,
ahora ante la evidencia de niños
calcinados tampoco han alzado su
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voz contra los que propiciaron esta
matanza herodiana de verdaderos
niños inocentes y el señor Secre-
tario de Salud no sale a cuadro
en las televisoras para decirnos
cómo se encuentran los sobrevi-
vientes. Y el partido de la Vida, los
Verdes ecologistas, enmudecen ante
la desaparición de varios ejempla-
res de la especie humana.
¿Y qué habrá pasado con ese
mensaje que era el orgullo del go-
bierno calderonista, en que unas
presuntas madres muy agradeci-
das ponderaban las maravillas de
las guarderías de las que las había
proveído el gobierno para que muy
tranquilamente pudieran cuidar a
sus hijos mientras ellas se iban a
trabajar?
Un diputado prianista
Se apellida Lerdo de Tejada, pero
también Servitje, como para dejar
claramente establecida la marca
del establo prianista a que perte-
nece.
Fue candidato a diputado por
el PRI por un distrito del DF, allá
por los rumbos de la Condesa y
atiborró las calles con su cuantio-
sa propaganda en que simplemen-
te se destacaban los apellidos de
prosapia política y de panificado-
res negocios. Jamás expresó en sus
carteles qué haría como diputado,
ni tuvo lema de campaña, aunque
bien podría haber revivido uno de
los pastelitos llamados gansitos,
causantes de obesidad infantil y tal
vez hasta de diabetes: “¡Recuér-
dame!”
¿Quién habrá pagado su cuan-
tiosa propaganda que no dejó ár-
bol o poste sin cubrir? El abuelo
Servitje, ese defensor a ultranza de
Marcial Maciel, ése que aconseja a
quien quiera enriquecerse que lo
mejor es venderle a los pobres, ¿se
habrá puesto con su lana para ayu-
dar al nieto a conseguir una curul,
nomás para levantar el dedo y apo-
yar al gobierno de la caldera, que
patrocinó el del osito Bimbo?
Se supone que no, porque la
nueva Ley Electoral prohíbe a los
particulares invertir en propagan-
da política, pero siempre cabe pen-
sar que a lo mejor un resquicio de
la ley, sí permite patrocinar a un
familiar. En tal caso, pudo adelan-
tarle sus domingos al junior para
que cumpliera su caprichito de ser
un joven diputado, nomás para
cuidar los intereses del abuelo y de
los cuates del abuelo, entre los que
se encuentran los Legionarios de
Cristo.
Porque plataforma, ideario po-
lítico o interés en determinadas
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Horacio Salcedo
iniciativas, nunca mostró el joven-
cito de facha autoritaria y gesto adus-
to. Eso sí, paradigmática mues-
tra del Prianismo, de los dino sau-
rios del pasado unidos a los pani-
ficadores del presente.
Habrá ganado otra vez el voto útil?
Para cuando este ejemplar de El
Búho esté en circulación, ya se
habrá sabido si el voto nulo, pro-
movido por quienes auspiciaron el
“voto útil” que llevó a Fox al poder
y al país a la desgracia, triunfó so-
bre otras posibilidades de emitir el
sufragio.
¿Qué propósito tenía anular el
voto, dejarlo en blanco o simple-
mente abstenerse de ir a las casi-
llas, supuestamente para hacerle
saber a los malos gobernantes que
la población electora no estaba de
acuerdo con el cuasi estado militar
o de excepción en que vivimos?
El primer efecto habrá sido –si
la gente se convenció de que era lo
mejor que podía hacer– dejar que
el PAN y el PRI, hijos de la misma
mala madre, la Bendita Corrup-
ción, se afirmaran en el poder. Por-
que aún en el caso de que los
votos anulados hayan sido mayo-
ría, los partidos y sus corifeos del
Instituto del Fraude Electoral, se
harán de la vista gorda y no
se darán por aludidos, el “Presi-
dente del empleo” jamás aceptará
que fue una manera de pedir su
revocación de mandato y el panis-
mo que llegó a presumir que había
terminado con la deuda externa
aceptará los nuevos préstamos del
FMI, para sumir al país en la des-
gracia. Los señores que pretenden
rematar PEMEX tampoco lo tomarán
como una forma de repudio a sus
afanes entreguistas, ni el Coman-
dante Supremo de la Guerra que va
perdiendo ante el poderoso rival
narcotraficante, podrá entender
qué significa una desaprobación a
sus fallidas campañas militares.
Como en el caso del “voto útil”,
el “voto anulado”, si se impuso,
sólo servirá para que sus promoto-
res ganen alguna canonjía o les
participen de la rebanada del pas-
tel del poder y sus negocios con-
catenados.
Ojalá la gente no se haya deja-
do engañar por los cantos de sire-
na de la derecha yunquista, cristera
y dinosáurica, porque eso de mos-
trará que todavía no nos hemos
dejado enajenar por completo por
los medios electrónicos, que “co-
mo un solo hombre” se unieron a
la proposición que les redituará
beneficios, en menos de lo que
festeja el PAN sus 10 años de “más
de lo mismo”, en lo que van a con-
vertir sus fiestas del Bicentenario y
el Centenario.
¿Por qué no leen los escolares?
La pregunta es recurrente: ¿por
qué no se lee en México?
Y más concretamente se pre-
guntan los profesores: ¿por qué no
leen los alumnos? Hasta organizan
los maestros preocupados reunio-
nes a las que convocan a expertos
escritores o lectores profesionales,
para que les descubran qué estra-
tegia deben seguir para conseguir
que los adolescentes de secundaria
o los jovencitos de bachillerato o de
vocacional tomen un libro gustosa-
mente y se pongan a leerlo.
La respuesta es más sencilla
de lo que algunos creen y no re-
quiere de simposios de eruditos:
porque a nadie le gusta ser tortu-
rado ni encuentra placer en realizar
lo que no le gusta.
Imagínese que al comenzar a
leer un libro, que sus profesores
le han ponderado como lo mejor
que se ha escrito en el mundo, se
encuentra con una frase como
esta:
–Willst du ein Glaswein trinken?
Si no tiene la fortuna de lla-
marse Juan Villoro, que desde niñi-
to aprendió alemán, no va a saber
qué significa:
–¿Quieres beber un vaso de
vino?
Y menos se le va a ocurrir que
si es abstemio debe responder:
–Nein, ich trinke nicht.
Que traducido significa:
–No, no bebo.
Bueno, pues algo parecido le
sucede a un pobre escolapio que
de pronto se enfrenta a un soneto
clásico de Garcilaso de la Vega,
que debe leer sin la orientación ni
la ayuda del profesor,:
¡Oh dulces prendas por mi
mal halladas…
La experiencia del heterónimo
de esta sección, Héctor Anaya, en
arca
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sus cursos de “Entender lo que se
lee”, es que los novicios lectores em-
piezan por desvariar cuando creen
que las tales “prendas” significan “ro-
pa” y entonces se les vuelve incom-
prensible el segundo endecasílabo
del buen Garcilaso:
¡dulces y alegres cuando Dios
quería!
Porque entonces ya no entien-
den cómo es que por la voluntad
de Dios, por muy omnipotente que
sea, la ropa pudo haber tenido un
sabor dulce, aunque alegres pudie-
ron verse por su color.
Y no se crea que el ejemplo es
burdo o inventado. Estudiantes de
secundaria, bachillerato e inclusi-
ve de profesional, tienen a esos dos
versos como incomprensibles y a
los otros dos de la primera cuarte-
ta del soneto, como verdaderamen-
te enigmáticos:
Juntas estáis en la memoria
mía y con ella
en mi mente conjuradas.
¡Cómo esperar que les resulte
placentera la lectura si los profe-
sores, a veces por ignorancia pro-
pia, tampoco les pueden explicar
el soneto, ni el vocabulario y no
les proporcionan el contexto en
que produjo Garcilaso este para-
digmático soneto! Porque, además,
se les anuncia que se trata de una
obra excelsa, de uno de los gran-
des escritores del mundo, lo que les
hace sentir unos reales borricos in-
capaces de apreciar lo que los de-
más alaban.
Y luego, en el colmo del sadis-
mo de un campo de concentración,
les piden que extraigan del soneto
entero la idea que lo anima, la mé-
trica usada, el tipo de versificación
utilizado y de remate la corriente
literaria a la que pertenece.
¿Así quieren que le hallen el gus-
to a la lectura?
Se lo encuentran y se les ilu-
mina el rostro de asombro cuando
en el taller de Abrapalabra: “Enten-
der lo que se lee”, se les enseña a
analizar textos, se les brindan las
herramientas que requieren para
este propósito y se les da el con-
texto histórico e idiomático en que
se produjo la obra. Entonces sí
empiezan a tomarle sentido a éste
y otros poemas y hasta convierten
en juego de desafíos intelectuales
descubrir las ideas que subyacen
en el texto.
El curso es trimestral y está
abierto a jóvenes y adultos, alumnos
y profesores, padres de familia inte-
resados en que sus hijos entiendan
lo que leen, no sólo para aprobar la
materia de español, sino para des-
cubrir por sí mismos, como es que
para Borges o Cortázar (a los dos se
les adjudica la frase): “Leer es una
forma de la felicidad”.
Si quieren alcanzar esta forma
no sexualizada de la felicidad, por
la vía sencilla del desentrañamien-
to de lo que se lee, pónganse en
contacto con el taller Abrapalabra,
por medio del correo electrónico:
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Guillermo Ceniceros
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FRANCISCO CARRANZA ROMERO*
uando el libro de Gavin Menzies, 1421,
el año en que China descubrió el Nuevo
Mundo, (2003, editorial Grijalbo, Madrid,
traducido del inglés por Francisco Ramos), llegó a
mis manos, ya estaba motivado por muchos co-
mentarios que lo precedían. Entonces me dediqué
a leerlo con mucho cuidado porque el éxito comer-
cial no siempre está relacionado con la calidad
científica o estética de los libros.
Innegable, el autor es un gran conocedor del mar:
corrientes marinas, orografía marina, vientos, refe-
rencias astronómicas, usos de los instrumentos de
navegación, cartografía y vocabulario propio de los
marineros. Aunque nacido en China, Menzies fue
oficial del Royal Navy, especializado en los subma-
rinos y viajó por todo el mundo al mando del HMS
Rorqual. Además, recorrió muchas bibliotecas, mu-
seos y archivos privados buscando datos que en
China son muy escasos. Como investigador tam-
bién está al tanto de los restos de los naufragios.
Desde el inicio trata de mostrar las “eviden-
cias” y argumentos para señalar que fueron los chi-
nos y portugueses (usando los mapas de los chi-
C
Rruizte
nos) y no Cristóbal Colón quienes primero descu-
brieron el Nuevo Mundo. Históricamente, la obra
está centrada en el período del cuarto emperador
de la dinastía Ming, Zhu Di (1360–1424, el Empe-
rador a Caballo, el Hijo del Cielo). Este emperador
tenía la gran ambición de convertir a China en el
faro de la ciencia, del comercio y en el eje del mun-
do. Éstas fueron algunas de sus proezas: cambió la
capital de Nankín a Pekín (antigua Tatu), construyó
la Ciudad Prohibida (su inauguración fue el 2 de fe-
brero de 1421), reparó la Gran Muralla, derrotó y
expulsó a los mongoles; pero, lo que más elogia el
autor es que apoyó la empresa de ampliar su impe-
rio marítimo cartografiando el mundo y sometién-
dolo a su sistema tributario.
Para ese fin comenzó a preparar una gran expe-
dición de miles de barcos que en marzo de 1421 zar-
pó rumbo a nuevos horizontes.
Desde el siglo IX China había superado a los
árabes porque ya tenía sus propias flotas que viaja-
ban hacia el occidente y hacia el sur llevando sus
productos y buscando las especias y materiales que
necesitaba.
Los eunucos como Zhen He, Zhou Man (explo-
rador de América del Sur), Hong Bao (explorador de
la Antártida) y Zhou Wen (explorador del Caribe, Es-
tados Unidos y Polo Norte) apoyaron y protegieron
a Zhu Di. Zhen He (el eunuco musulmán, almiran-
te) no sólo era un navegante, sino que tenía otra
proyección cultural: En 1407 Zhen He había creado
una escuela de lenguas en Nankín, la denominada
Ssu-i-Quan (Si Yi Guan), destinada a la formación
de intérpretes, y dieciséis de sus mejores graduados
viajaban con las flotas, permitiendo a los almirantes
comunicarse con los gobernantes desde la India has-
ta África en árabe, persa, suahili, hindi, tamil y
muchas otras lenguas (p. 65).
En aquella época, según el autor, había la prác-
tica de la tolerancia y convivencia: Dado que la tole-
rancia religiosa constituía una de las grandes virtu-
des de Zhu Di, habitualmente los juncos [embarca-
ciones] llevaban también a sabios islámicos, hindúes
y budistas con el fin de que proporcionaran guía y
consejo (p. 65).
En aquellos años de grandes exploraciones cien-
tíficas, los chinos realizaron muchos viajes en que
intercambiaron las plantas y animales. Esto expli-
caría la presencia precolombina de algunos pro-
ductos como el café africano en Puerto Rico, el co-
co en América y sur de Asia; el maíz en Filipinas; la
existencia de gallinas con huevos de cáscara verde
o celeste en América y China. Las grandes flotas chi-
nas realizaron expediciones científicas cuya enver-
gadura los europeos no pudieron siquiera empezar a
igualar hasta los viajes del capitán Cook, tres siglos
y medio después (p. 66).
Menzies expone el antiguo mapa sino-coreano,
Kangnido, donde aparece el Océano Índico, África
oriental y occidental, el cabo de Buena Esperanza.
Antes del viaje de Colón y Magallanes ya existían
los mapas de Pizzigano, Fra Mauro, Piri Reis, Canti-
no, Caverio, Waldseemüller y Jean Rotz. Los mapas
de los exploradores chinos circularon copiados y
mejorados.
Menzies describe también la política pragmáti-
ca de los chinos. Los chinos preferían tratar de lo-
grar sus objetivos a través del comercio, la influen-
cia y el soborno antes que por el conflicto abierto y
la colonización directa (p. 59).
Los proyectos de Zhu Di ocasionaron muchos
gastos que empobrecieron al pueblo y destruyeron
los bosques por la necesidad de madera para la
construcción de la Ciudad Prohibida y de las gran-
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des embarcaciones. Lo peor fue que un rayo incen-
dió y destruyó la Ciudad Prohibida poco después de
su inauguración, hecho que los enemigos lo inter-
pretaron como un castigo divino.
El sucesor Zhu Gaozhi, que gobernó desde 1424
hasta 1425, tomó medidas extremas para superar la
crisis: Se deben interrumpir todos los viajes de los
barcos del tesoro [...] Se debe interrumpir inmedia-
tamente la construcción y reparación de todos los
barcos del tesoro. p. 79.
China, después de un esfuerzo de expansión,
comenzó a encerrarse y hasta se volvió xenofóbica.
Durante un tiempo, incluso se prohibió aprender una
lengua extranjera o enseñar chino a los extranjeros
(p. 81).
Los documentos de los viajeros fueron quema-
dos o considerados “perdidos”. Los mandarines con-
fucianos, antes desplazados, se vengaron. El autor
se lamenta de estas medidas desastrosas que atra-
saron a China. No sólo desapareció para siempre el
incalculable legado de las mayores expediciones ma-
rítimas de todos los tiempos, sino que las tierras
extranjeras permanecerían desterradas de las men-
tes del pueblo chino. [...] Las colonias establecidas
en África, Australia y el norte y sur de América que-
daron abandonadas a su propia suerte (p. 82).
Como toda investigación, el autor debe revisar
algunos datos para la nueva edición;
1. La presencia del maíz (que está remarcado
en la cita) en 1404 en el norte de China. En el norte
la época de cultivo era breve; se podía cultivar mijo,
pero no arroz, y el maíz y la cebada daban cosechas
pobres (pp.55-56).
2. Apoyándose en el autor peruano Pablo Pa-
drón dice: Hasta finales del siglo XIX los habitantes
de una aldea montañosa del Perú hablaban en chino
(pp. 257, 447). Una novedad lingüística; pero no da
los nombres de la aldea, del distrito, de la provin-
cia ni del departamento. Posiblemente el citado
autor y Menzies no comprenden la expresión “ha-
bla en chino” o “habla chino” cuando no se entien-
de a otro. También los costeños peruanos dicen
“habla griego” cuando no entienden a un quechua-
hablante.
Sin embargo, el libro de Menzies cuestiona la
versión oficial eurocentrista de la historia univer-
sal. Y es esta versión que muchos historiadores y
docentes la repiten y propagan en las escuelas. Si
las “evidencias” de Menzies son demostradas, los tex-
tos escolares tienen que cambiar y actualizarse pa-
ra estar al día con los nuevos descubrimientos.
Seúl, Corea. Junio 2009.
*Instituto de Estudios de Asia y América, Univ. Dankook, Corea del Sur.
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ALBERTO VITAL*
l dinero no es Satanás, señoras subro-
gantes. No, no lo es, señoras y señores
subrogantes.
El dinero carece de libre albedrío, y sin libre
albedrío nadie alcanza a ser ni siquiera una mala
persona. Aun así, los humanos tenemos tantos de-
seos y padecemos tantas ansiedades y tanta avidez
que somos capaces de transmitirle al involuntario
dinero esos deseos y esas ansiedades y esa avidez
y convertirlo en un individuo con aire de familia a
Satanás.
Mastiquen, señores. Señoras: mastiquen.
Tienen suficiente munición para el resto de sus vi-
das. Han acumulado tanto oro que ahora pueden
masticar billetes y monedas de día y de noche, sin
reposo. ¿A qué saben? ¿A un poco de sal? Es el su-
dor de la gente que los ha tocado. ¿Son nuevos? ¿Se
ven recién salidos de las prensas? Bien. No se con-
taminarán: sigan masticando. Señores, señoras: sus
Rocco Almazán
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narices respingadas armonizan con sus mandíbulas
de tiburón. Y no se preocupen por el ruido que ha-
cen al mascar: ya nos acostumbramos.
El dinero no es el Diablo. Son ustedes, señores
subrogantes, quienes lo han convertido en nuncio del
Maligno entre nosotros. Ustedes, señoras sub- rogan-
tes. Y es que fíjense lo que son las cosas: al Demonio
le gusta existir. Y existe muy a gusto cuando matamos
por dinero, cuando ofendemos por dinero, cuando
mentimos por dinero, cuando forzamos las circuns-
tancias por poder o por dinero. Entonces cada mone-
da se vuelve Lucifer. Sólo que nada asusta tanto a
Lucifer como el hecho de que de repente usemos esa
misma moneda para el bien, porque entonces es el
propio Satán quien colabora en la causa de sus ene-
migos, esto es, en la causa de los miles de millones de
personas buenas que hay en el planeta.
Pero no se preocupen, señores y señoras subro-
gantes: sus protectores se han apresurado a excul-
parlos. Matar por negligencia a medio centenar de
niños no “tipifica delitos graves”, nos aclaran sus
protectores con tono que parece dispuesto a felici-
tarlos, a felicitarlas, tal vez incluso a premiarlos, a
premiarlas. Otros protectores, en cambio, se esfuer-
zan en la farsa y se llenan la boca con el caramelo
de la frase “hasta sus últimas consecuencias”. Sólo
que nosotros ya sabemos que “hasta sus últimas
consecuencias” ha de traducirse como “hasta nun-
ca, buenas noches”.
Esto de traducir se nos da cada vez mejor.
Desde hace mucho sabemos que “No descansare-
mos hasta encontrar y castigar a los responsables”
ha de verterse como “Estoy alargando la frase lo
más posible para que tengas tiempo de escapar,
señor, señora subrogante, protegido nuestro, prote-
gida nuestra”.
Y desde ahora entendemos que “subrogantes”
significa “subnormales” y que “guardería” para us-
tedes no es sino un “pequeño campo de concentra-
ción con su respectiva cámara de gas”. Lo sabemos
tan bien como antes sabíamos que “investigación a
fondo” quiere decir “venga a nos cuanto antes otro
nuevo escándalo para distraerlos a todos y para
hacer que olviden el holocausto de esta tarde”.
Yo, sin embargo, sé que ustedes querían educar
a los niños, aunque no tenían la menor noción de
lo que implican términos como “pedagogía”, “psi-
cología infantil”, “cuidado”, tal vez “amor”.
Y es que, ¡ay!, no se está en condiciones de amar
cuando se simplifica de tal modo la vida que sólo se
piensa en el dinero. Pero bueno, en fin, ustedes que-
rían ilustrar a los niños de su “guardería”. Pues bien,
quédense tranquilos también en este punto: alcan-
zaron a darles algunas enseñanzas; les enseñaron
por ejemplo que un techo de poliuretano es cance-
rígeno y que una bodega de llantas y una de pa-
peles junto a un almacén de niños son muy peli-
grosas.
Les enseñaron que Física es una asignatura de
Secundaria en la que se aprende que un plafón
de poliuretano es susceptible de desplomarse si
recibe una serie de presiones térmicas, las cuales a
su vez terminan de explicarse muy bien en la clase
de Química.
Les enseñaron que inhalar aires tóxicos llega a
producir una cierta sensación de asfixia.
Quizás, es cierto, ya no tuvieron tiempo para
instruirlos en temas de Historia. No se preocupen,
señoras y señores subrogantes, señoras y señores
funcionarios o comisarios o delegados o subdele-
gados o comisionados o auditores o cónyuges o da-
mas o munícipes o timoneles en general: no se preo-
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cupen. ¿Qué tema querían repasar hoy? ¿El de los cam-
pos de concentración? ¿El de los hornos en Auschwitz,
en Dachau, en…? Lo que son las cosas: los niños los
vivieron en carne propia, al igual que vivieron sus
temas de la semana en Física y en Química.
¿Y en Español? Allí tenemos las palabras tradu-
cidas. Y en cualquier momento podemos agregar
nuevas palabras traducidas y frases a la lista, pala-
bras como “subrogación”, que en realidad significa
“claudicación”, o frases como “campañas políticas”,
que en realidad significa “concursos de sonrisas
insulsas y de insultos”.
Queda, en fin, por ver el temario de Educación
Cívica. En cuanto lo hayamos resuelto, quedaremos
completamente tranquilos ustedes y nosotros. ¿Qué
les parece si de ahora en adelante entre el saludo a la
bandera y la lectura comentada de los primeros
artículos de la Constitución intercalamos el ejerci-
cio didáctico de aprender a echarse la culpa los unos
a los otros tal y como ustedes lo hacen magistral-
mente?
Lo que sí no sé es a qué profesor de qué mate-
ria le hubiera tocado decirles a los niños que un
empresario que usurpa el lugar del gobernante es
como un veterinario que usurpa el lugar del psi-
quiatra o el del pediatra.
No, no lo sé. No sé a qué profesor de qué mate-
ria. Pero ustedes no se preocupen, señoras, seño-
res. Ustedes sigan masticando, si son tan amables;
sigan rumiando en paz sus monedas saladitas.
*Investigador del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM.
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