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66 el búh Universo de arca de noé CARLOS BRACHO TRANCO I esulta que el maestro de maestros, el tal señor Bracho en días pasado presentó una novela de Ernestina Sodi: Águeda la última mariposa de papel de Punto de Lectura. Y allí en sus apreciaciones y es donde todos los miembros activos de este siete veces H. Consejo Editorial esta- mos totalmente en contrahabla el ínclito señor Bra- cho con fervor inusitado sobre el mundo de la mujer, y a nosotros, los pobres y desvalidos y abandonados y ninguneados hombres nos trata con singular des- precio. Por lo tanto el maestro Bracho será citado a nuestra oficina la Cantina Mi Oficina, desde luegoy entre tequila y ron y mezcal nos deberá explicar esa conducta de sumisión, que pone en mal y constituye un desprestigio a nuestro género hombril. Lea usted, lector zapatista y villista, sino tenemos razón los machines de este H. Consejo: Águeda la última mariposa de papel, y ninguna línea del libro podrá apartarme para señalar que ésta es una historia de amor. El amor de una mujer, des- de luego, que se complica por la posición social, moral y educación que conforman la psique de es- ta mujer y que todo esto deviene en un conflicto amoroso. Robin Norwood, dice: “Cuando estar enamorada significa sufrir, estamos amando demasiado, y cuan- do la mayoría de nuestras conversaciones con amigas son acerca de él, de sus problemas, sus ideas, sus sen- timientos, y cuando casi todas nuestras frases co- mienzan con “El…”, estamos amando demasiado.” Y sigo lo escrito por Norwood: “Cuando no nos gustan muchas de sus conductas, valores y características básicas, pero las soportamos con la idea de que, si tan solo fuéramos lo suficientemente atractivas y ca- riñosas, él querría cambiar por nosotras, estamos aman- do demasiado. Cuando nuestra relación perjudica a nuestro bie- nestar emocional e incluso, quizá, nuestra salud e integridad física, sin duda estamos amando dema- siado. Algunas nos hemos obsesionado tanto con nues- tra pareja y nuestra relación que apenas podemos R

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arca de noé

CARLOS BRACHO

TRANCO I

esulta que el maestro de maestros, el tal

señor Bracho en días pasado presentó

una novela de Ernestina Sodi: Águeda la

última mariposa de papel de Punto de Lectura. Y allí

en sus apreciaciones –y es donde todos los miembros

activos de este siete veces H. Consejo Editorial esta-

mos totalmente en contra– habla el ínclito señor Bra-

cho con fervor inusitado sobre el mundo de la mujer,

y a nosotros, los pobres y desvalidos y abandonados

y ninguneados hombres nos trata con singular des-

precio. Por lo tanto el maestro Bracho será citado a

nuestra oficina –la Cantina Mi Oficina, desde luego– y

entre tequila y ron y mezcal nos deberá explicar esa

conducta de sumisión, que pone en mal y constituye

un desprestigio a nuestro género hombril. Lea usted,

lector zapatista y villista, sino tenemos razón los

machines de este H. Consejo:

Águeda la última mariposa de papel, y ninguna

línea del libro podrá apartarme para señalar que ésta

es una historia de amor. El amor de una mujer, des-

de luego, que se complica por la posición social,

moral y educación que conforman la psique de es-

ta mujer y que todo esto deviene en un conflicto

amoroso.

Robin Norwood, dice: “Cuando estar enamorada

significa sufrir, estamos amando demasiado, y cuan-

do la mayoría de nuestras conversaciones con amigas

son acerca de él, de sus problemas, sus ideas, sus sen-

timientos, y cuando casi todas nuestras frases co-

mienzan con “El…”, estamos amando demasiado.” Y

sigo lo escrito por Norwood: “Cuando no nos gustan

muchas de sus conductas, valores y características

básicas, pero las soportamos con la idea de que, si

tan solo fuéramos lo suficientemente atractivas y ca-

riñosas, él querría cambiar por nosotras, estamos aman-

do demasiado.

Cuando nuestra relación perjudica a nuestro bie-

nestar emocional e incluso, quizá, nuestra salud e

integridad física, sin duda estamos amando dema-

siado.

Algunas nos hemos obsesionado tanto con nues-

tra pareja y nuestra relación que apenas podemos

R

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funcionar como personas”. Termino la cita del libro

de Robin Norwood Las mujeres que aman dema-

siado.

Águeda, asimilando lo escrito por la Norwood, por

lo tanto no tiene algo, sino mucho que ver con las

situaciones emotivas de la mujer que ama demasiado.

Águeda es una auténtica representante del gé-

nero femenino. Bajo estos valores y no sobre otros

es que trato de analizar –aunque sea esquemática-

mente– la personalidad de Águeda: mujer que lucha

por existir por derecho propio, en igualdad con los

hombres, –lucha que hoy todavía está vigente. Águe-

da es una mujer que sufre de amor, que sufre por el

amor. Su camino en la realidad amorosa la lleva, una

y otra vez, al desencanto, al desengaño. ¿Por qué?

Porque Águeda es una mujer instruida, es una mujer

que piensa, que siente, que vive a fondo y sin cortapi-

sas las relaciones humanas.

“Desde la noche de los tiempos, –dice Michelle

Perrot en su libro Mi historia de las mujeres– pesa

sobre las mujeres una prohibición de saber cuyos fun-

damentos ha señalado Michelle Le Doeuff. El saber

es contrario a la feminidad. El saber, que es sagrado, es

exclusividad de Dios y del hombre, su delegado en la

tierra. Por eso Eva cometió el peor de los pecados.

Ella, mujer, quiso saber; sucumbió a la tentación del

diablo y fue castigada. Las religiones del LIBRO (ju-

daísmo, cristianismo, islam) confían la Escritura y su

interpretación a los hombres. La Biblia, la Torá, los

versículos islámicos del Corán son asuntos de ellos”.

Aquí en México, para reírnos, Pedro Infante can-

ta: “Mira Bartola, ai te dejo esos dos pesos, pagas

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noé

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Carlos Bracho

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la renta, el teléfono y la luz, del dinero que te so-

bre tomas de ai para tus gastos, guárdame el resto pa

tomarme mi alipús…”.

Sí, en un mundo dominado por los hombres

Águeda sobresale porque se enfrenta, a veces incons-

cientemente, a veces con rabia, pero siempre con un

afán inquebrantable de ser ella misma, de sobresalir

ella misma, y no permitir que alguien la pueda mani-

pular.

Ella se ha trazado este camino porque ella es una

mujer que conoce las trampas de la vida amorosa;

ella, Águeda, es una mujer que tiene en su haber un

conocimiento amplio de varias disciplinas educativas,

por lo tanto ella sabe cuáles son los límites que deben

existir en una relación de pareja. Ella no entra, de

ninguna manera en lo que Rousseau dice: “Toda la

educación de las mujeres debe ser relativa a los

hombres. Gustarles, serles útiles, hacerse amar y hon-

rar por ellos; cuando jóvenes, educarlos; cuando gran-

des, cuidarlos; aconsejarlos, consolarlos, hacerles la

vida agradable y dulce; he aquí los deberes de las

mujeres desde la infancia.”

A Águeda, desde su infancia –se deduce por su

comportamiento diario, por sus pensamientos– le en-

señaron lo contrario a estos preceptos. Cuando Águe-

da a su amante le quiso hacer la vida agradable, cuan-

do quiso consolarlo, cuando quiso ser dulce, fracasó

en esos intentos y descubrió que ella no podía com-

portarse como mujer sumisa, no podía asumir la ser-

vidumbre humana.

A Águeda le gusta viajar, conocer otros países,

conocer otros géneros de vida, con ello busca el camino

de la libertad, ella podría decir “No quiero sólo traba-

jo y dinero, quiero la libertad”. Y sí, Águeda al viajar

logra la libertad, pero el precio que paga es alto, esa

libertad –y en el fondo ella lo intuye– la aleja definiti-

vamente de su amante. Águeda busca los viajes como

un modo de emancipación y libertad, tanto pasional

como personal.

Insisto en la parte de la personalidad de Águeda:

su conocimiento de las cosas que su formación le

proporciona. Sí, pero ése es su mal.

Me explico: desde que la historia tiene registro,

vemos como a la mujer se le ha impedido el acceso al

saber. Y Águeda, además, sabe, conoce, entre otros

valores, aprecia el mundo de la música, incluso ella

declara su admiración por Beethoven, y hablar de la

obra de un compositor de la talla de Beethoven, el

apreciarlo, constituye un hecho que nos habla sobre

la sensibilidad de esta mujer, Águeda.

Un poeta, amigo mío, dice que “hay que temerle a

la mujer inteligente y huir de la mujer sabia”.

Sí, a la hora de un conflicto, en donde es menes-

ter emitir un juicio determinado, Águeda siempre

estará arriba del profesor Ruiz, porque este persona-

je, que también conoce y sabe sobre muchos asuntos

filosóficos y magisteriales, no llegó a sobrepasar su

condición de hombre limitado por los “valores” de su

género: mal amante, regular amigo, insensible ante

varios aspectos de la feminidad o sea, incapaz de enten-

der el universo de una mujer como Águeda. Águeda es

pues, una mujer del siglo XXI, es una mujer en movi-

miento. Contradice las enseñanzas de Rousseau que

dice que: “Toda mujer que se muestra se deshonra”. Y

también golpea a Pitágoras que señala “Que una mujer

en público está siempre fuera de lugar”.

Águeda viaja, viaja mucho. No es sedentaria. Ella

circula, viaja. Con los viajes Águeda escapa a la liber-

tad. Ella sabe que conocer el mundo es conocer –por

desgracia– algunas limitaciones del hombre amado.

Limitación que marca el fin de un viaje amoroso. Águe-

da ahora es libre, ¿Será una mujer feliz? Vale. Abur.

www.carlosbracho.com

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MARCOS WINOCUR

or este conducto y como último aviso se informa a los lectores comprendidos en

el artículo y fracción correspondientes de la ley aplicable al caso en cuestión,

como así a los lectores que no se encuentren comprendidos en el artículo y frac-

ción correspondientes de la ley aplicable al caso en cuestión, que en tiempo y forma deben

comparecer ante quien corresponda a los fines que hubiere lugar. Dado en la ciudad tal a los

tantos días del mes tal, año tal. Firmado, el Licenciado. Hay un sello que dice: “Con apego a

derecho”.

Carlos García Martínez

P

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¿Impunidad?

¿Complicidad?

¿Por qué no corren aun ejecutivo inepto?

¿Qué le pasaría al Geren-

te Comercial de Windows,

por ejemplo, que proyec-

tara que en el año 2009 se

iban a vender 150 millo-

nes de computadoras y

por lo tanto solicitara un

presupuesto de gastos de

25,000 millones de dóla-

res, por el cálculo de que

la venta de esas compu-

tadoras significaría un in-

greso de 300,000 millo-

nes de dólares y que a la

postre no vendiera lo que

predijo y se gastara más

de lo que calculó?

¿Cuánto tiempo creen

que permanecería en el

puesto después de seme-

jante metida de pata? ¿Se

iría nada más sin exigirle

reparación del daño, so-

bre todo si le advirtieron

previamente vavarios ex-

pertos que iba a fracasar?

En el peor de los su-

puestos de que fuere ami-

guísimo de Bill Gates, ¿lo

conservaría en el puesto

y lo defendería a capa y

espada de los demás accio-

nistas que exigirían cárcel

para el pésimo Gerente?

De seguro que no, por-

que en los negocios par-

ticulares la ineptitud se

castiga y a los defenso-

res de los penitentes se les

censura también.

¿Y si el negocio no fue-

ra tan grande como el de

Gates, sino una fabriqui-

ta de ropa, más o menos

próspera o una produc-

tora de sistemas compu-

tacionales, de medio pelo?

¿Se le perdonaría el error

y se le permitiría que si-

guiera causando quebran-

to a la empresa?

Desde luego que no.

Ya lo habrían corrido y

hasta le habrían hecho

juicio penal por sus idio-

teces y tal vez ya estaría

en la cárcel. ¡Ah, pero si el

que se equivoca trabaja

de funcionario del gobier-

no, la cosa es distinta!

Nada más por la bu-

rrada de asegurar que una

pulmonía financiera de

Estados Unidos no sería

ni un catarrito en la eco-

nomía del país, habrían co-

rrido del puesto de finan-

ciero al señor Agustín

Carstens en cualquier em-

presa que se respete. Aho-

ra, por haber calculado

mal el presupuesto, gas-

tar más de lo que iba a in-

gresar y crear un boquete

financiero de $400,000 mi-

llones, le habrían dado una

patada en el trasero y tal

vez hasta lo hubieran me-

tido a una celda (muy gran-

de, desde luego), por usur-

pación de funciones, pues

es claro que no es un ex-

perto.

Pero como el señor

cobra y muy bien, en el

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Fco. Tejeda Jaramillo

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Gobierno, y es cuate de ya saben

quién, ni lo quitan ni lo castigan,

ni se habla mal de él en los me-

dios, no obstante los daños que

le ha causado al país, y a pesar

de que aceptó que “la patria me

lo demande”, si lo hago mal (ar-

tículo 39 de la Constitución, vi-

gente).

Segundo Curso

ayurvédico de verano

A lo mejor se perdieron el primer

Curso ayurvédico de Verano, para

niños de 7 a 10 años, porque em-

pezó el 13 de julio y terminará el

31 de julio, pero pueden inscribir a

sus hijos en el segundo que co-

menzará el 3 de agosto y finalizará

el 21, con la gran sorpresa de per-

sonajes históricos traídos por el

túnel del tiempo hasta el taller

Abrapalabra.

Como se recordará, este curso

tradicional de verano en la moda-

lidad ayurvédica, pues atiende de

manera simultánea mente, cuerpo

y espíritu, está destinado a brindar

apoyo a los padres de familia que

luego de las primeras semanas de

vacaciones ya no saben qué hacer

con sus hijos, pues ni el tiempo ni

el dinero permiten seguir distra-

yéndolos las semanas que restan

para completar el periodo de des-

canso.

En el taller Abrapalabra los

niños podrán encontrar “diversión

que educa y entretenimiento que

informa”, porque los cursos abor-

dan todas las posibilidades de la

inteligencia: el saber científico, li-

terario, musical, matemático, cine-

matográfico, computacional, tea-

tral, pero también las habilidades

corporales expresadas en el tae-

kwon-do, la gimnasia, la danza,

la acrobacia, la expresión corpo-

ral, la actuación e igualmente las

habilidades manuales del dibujo,

la pintura, la escultura, el pegoteo,

la creación de títeres, el maqui-

llaje, la magia y el vestuario tea-

trales.

Todo en un ambiente de ame-

nidad y recreo, porque las clases im-

partidas por reconocidos maestros,

parten de la divisa ciceroniana de

“enseñar divirtiendo”, con lo que ha-

cen de estos cursos no una exten-

sión de la escuela, sino una pro-

longación de las vacaciones.

Como el cupo es limitado a tan

sólo 16 niños, de 7 a 10 años, resul-

ta conveniente hacer la reserva-

ción anticipadamente al teléfono

5553-2525 o por correo-e abrapa-

[email protected], en horas de

oficina, de lunes a viernes.

Para los lectores de esta revista

hay una oferta especial: si inscri-

ben a dos niños (familiares, vecinos,

condiscípulos, simples cuates), el

segundo recibirá media beca, con lo

cual podrán inscribirse dos alum-

nos con la fórmula de 2x1½. El ho-

rario del curso será de las 9 a las

14:30 horas.

El taller Abrapalabra se en-

cuentra en la colonia Condesa.

¿Cuántos niños deben morir para que se sepa que ya

han muerto demasiados?

Con eso de que el señor Procu-

rador Medina Mora, ya también es

juez y decretó que al margen de lo

que aparezca en las investigacio-

nes de los niños quemados en la

guardería de Hermosillo, nadie irá

a la cárcel porque todo fue un acci-

dente y las lesiones, las muertes,

la falta de seguridad, la falta de

instalaciones adecuadas, el maldi-

to Cooler que no supo cómo auto-

apagarse, los compadrazgos y lo

que vaya apareciendo, no queda

más que preguntarse algo pareci-

do a lo que decía Bob Dylan en una

canción del siglo pasado: “¿Cuánta

gente debe morir para que se sepa

que ya han muerto demasiados?”

Con muchos menos de los muer-

tos en un solo día, en el caso de la

Influenza que primero fue porcina y

luego se rebautizó como humana

para que los pobres criadores de

cerdos no sufrieran merma en sus

bolsillos, con muchos menos muer-

tos se decretó la paralización del

país, pero ahora los niños calcina-

dos no demandan la atención de

las autoridades de todo el país.

La Iglesia Católica no ha deman-

dado el castigo divino o humano

para los culpables, los señores de

Pro-Vida, que tanto se conmueven

ante la posibilidad de que una ma-

dre aborte, porque se estará can-

celando una vida –según dicen–,

ahora ante la evidencia de niños

calcinados tampoco han alzado su

arca

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noé

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voz contra los que propiciaron esta

matanza herodiana de verdaderos

niños inocentes y el señor Secre-

tario de Salud no sale a cuadro

en las televisoras para decirnos

cómo se encuentran los sobrevi-

vientes. Y el partido de la Vida, los

Verdes ecologistas, enmudecen ante

la desaparición de varios ejempla-

res de la especie humana.

¿Y qué habrá pasado con ese

mensaje que era el orgullo del go-

bierno calderonista, en que unas

presuntas madres muy agradeci-

das ponderaban las maravillas de

las guarderías de las que las había

proveído el gobierno para que muy

tranquilamente pudieran cuidar a

sus hijos mientras ellas se iban a

trabajar?

Un diputado prianista

Se apellida Lerdo de Tejada, pero

también Servitje, como para dejar

claramente establecida la marca

del establo prianista a que perte-

nece.

Fue candidato a diputado por

el PRI por un distrito del DF, allá

por los rumbos de la Condesa y

atiborró las calles con su cuantio-

sa propaganda en que simplemen-

te se destacaban los apellidos de

prosapia política y de panificado-

res negocios. Jamás expresó en sus

carteles qué haría como diputado,

ni tuvo lema de campaña, aunque

bien podría haber revivido uno de

los pastelitos llamados gansitos,

causantes de obesidad infantil y tal

vez hasta de diabetes: “¡Recuér-

dame!”

¿Quién habrá pagado su cuan-

tiosa propaganda que no dejó ár-

bol o poste sin cubrir? El abuelo

Servitje, ese defensor a ultranza de

Marcial Maciel, ése que aconseja a

quien quiera enriquecerse que lo

mejor es venderle a los pobres, ¿se

habrá puesto con su lana para ayu-

dar al nieto a conseguir una curul,

nomás para levantar el dedo y apo-

yar al gobierno de la caldera, que

patrocinó el del osito Bimbo?

Se supone que no, porque la

nueva Ley Electoral prohíbe a los

particulares invertir en propagan-

da política, pero siempre cabe pen-

sar que a lo mejor un resquicio de

la ley, sí permite patrocinar a un

familiar. En tal caso, pudo adelan-

tarle sus domingos al junior para

que cumpliera su caprichito de ser

un joven diputado, nomás para

cuidar los intereses del abuelo y de

los cuates del abuelo, entre los que

se encuentran los Legionarios de

Cristo.

Porque plataforma, ideario po-

lítico o interés en determinadas

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Horacio Salcedo

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iniciativas, nunca mostró el joven-

cito de facha autoritaria y gesto adus-

to. Eso sí, paradigmática mues-

tra del Prianismo, de los dino sau-

rios del pasado unidos a los pani-

ficadores del presente.

Habrá ganado otra vez el voto útil?

Para cuando este ejemplar de El

Búho esté en circulación, ya se

habrá sabido si el voto nulo, pro-

movido por quienes auspiciaron el

“voto útil” que llevó a Fox al poder

y al país a la desgracia, triunfó so-

bre otras posibilidades de emitir el

sufragio.

¿Qué propósito tenía anular el

voto, dejarlo en blanco o simple-

mente abstenerse de ir a las casi-

llas, supuestamente para hacerle

saber a los malos gobernantes que

la población electora no estaba de

acuerdo con el cuasi estado militar

o de excepción en que vivimos?

El primer efecto habrá sido –si

la gente se convenció de que era lo

mejor que podía hacer– dejar que

el PAN y el PRI, hijos de la misma

mala madre, la Bendita Corrup-

ción, se afirmaran en el poder. Por-

que aún en el caso de que los

votos anulados hayan sido mayo-

ría, los partidos y sus corifeos del

Instituto del Fraude Electoral, se

harán de la vista gorda y no

se darán por aludidos, el “Presi-

dente del empleo” jamás aceptará

que fue una manera de pedir su

revocación de mandato y el panis-

mo que llegó a presumir que había

terminado con la deuda externa

aceptará los nuevos préstamos del

FMI, para sumir al país en la des-

gracia. Los señores que pretenden

rematar PEMEX tampoco lo tomarán

como una forma de repudio a sus

afanes entreguistas, ni el Coman-

dante Supremo de la Guerra que va

perdiendo ante el poderoso rival

narcotraficante, podrá entender

qué significa una desaprobación a

sus fallidas campañas militares.

Como en el caso del “voto útil”,

el “voto anulado”, si se impuso,

sólo servirá para que sus promoto-

res ganen alguna canonjía o les

participen de la rebanada del pas-

tel del poder y sus negocios con-

catenados.

Ojalá la gente no se haya deja-

do engañar por los cantos de sire-

na de la derecha yunquista, cristera

y dinosáurica, porque eso de mos-

trará que todavía no nos hemos

dejado enajenar por completo por

los medios electrónicos, que “co-

mo un solo hombre” se unieron a

la proposición que les redituará

beneficios, en menos de lo que

festeja el PAN sus 10 años de “más

de lo mismo”, en lo que van a con-

vertir sus fiestas del Bicentenario y

el Centenario.

¿Por qué no leen los escolares?

La pregunta es recurrente: ¿por

qué no se lee en México?

Y más concretamente se pre-

guntan los profesores: ¿por qué no

leen los alumnos? Hasta organizan

los maestros preocupados reunio-

nes a las que convocan a expertos

escritores o lectores profesionales,

para que les descubran qué estra-

tegia deben seguir para conseguir

que los adolescentes de secundaria

o los jovencitos de bachillerato o de

vocacional tomen un libro gustosa-

mente y se pongan a leerlo.

La respuesta es más sencilla

de lo que algunos creen y no re-

quiere de simposios de eruditos:

porque a nadie le gusta ser tortu-

rado ni encuentra placer en realizar

lo que no le gusta.

Imagínese que al comenzar a

leer un libro, que sus profesores

le han ponderado como lo mejor

que se ha escrito en el mundo, se

encuentra con una frase como

esta:

–Willst du ein Glaswein trinken?

Si no tiene la fortuna de lla-

marse Juan Villoro, que desde niñi-

to aprendió alemán, no va a saber

qué significa:

–¿Quieres beber un vaso de

vino?

Y menos se le va a ocurrir que

si es abstemio debe responder:

–Nein, ich trinke nicht.

Que traducido significa:

–No, no bebo.

Bueno, pues algo parecido le

sucede a un pobre escolapio que

de pronto se enfrenta a un soneto

clásico de Garcilaso de la Vega,

que debe leer sin la orientación ni

la ayuda del profesor,:

¡Oh dulces prendas por mi

mal halladas…

La experiencia del heterónimo

de esta sección, Héctor Anaya, en

arca

de

noé

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sus cursos de “Entender lo que se

lee”, es que los novicios lectores em-

piezan por desvariar cuando creen

que las tales “prendas” significan “ro-

pa” y entonces se les vuelve incom-

prensible el segundo endecasílabo

del buen Garcilaso:

¡dulces y alegres cuando Dios

quería!

Porque entonces ya no entien-

den cómo es que por la voluntad

de Dios, por muy omnipotente que

sea, la ropa pudo haber tenido un

sabor dulce, aunque alegres pudie-

ron verse por su color.

Y no se crea que el ejemplo es

burdo o inventado. Estudiantes de

secundaria, bachillerato e inclusi-

ve de profesional, tienen a esos dos

versos como incomprensibles y a

los otros dos de la primera cuarte-

ta del soneto, como verdaderamen-

te enigmáticos:

Juntas estáis en la memoria

mía y con ella

en mi mente conjuradas.

¡Cómo esperar que les resulte

placentera la lectura si los profe-

sores, a veces por ignorancia pro-

pia, tampoco les pueden explicar

el soneto, ni el vocabulario y no

les proporcionan el contexto en

que produjo Garcilaso este para-

digmático soneto! Porque, además,

se les anuncia que se trata de una

obra excelsa, de uno de los gran-

des escritores del mundo, lo que les

hace sentir unos reales borricos in-

capaces de apreciar lo que los de-

más alaban.

Y luego, en el colmo del sadis-

mo de un campo de concentración,

les piden que extraigan del soneto

entero la idea que lo anima, la mé-

trica usada, el tipo de versificación

utilizado y de remate la corriente

literaria a la que pertenece.

¿Así quieren que le hallen el gus-

to a la lectura?

Se lo encuentran y se les ilu-

mina el rostro de asombro cuando

en el taller de Abrapalabra: “Enten-

der lo que se lee”, se les enseña a

analizar textos, se les brindan las

herramientas que requieren para

este propósito y se les da el con-

texto histórico e idiomático en que

se produjo la obra. Entonces sí

empiezan a tomarle sentido a éste

y otros poemas y hasta convierten

en juego de desafíos intelectuales

descubrir las ideas que subyacen

en el texto.

El curso es trimestral y está

abierto a jóvenes y adultos, alumnos

y profesores, padres de familia inte-

resados en que sus hijos entiendan

lo que leen, no sólo para aprobar la

materia de español, sino para des-

cubrir por sí mismos, como es que

para Borges o Cortázar (a los dos se

les adjudica la frase): “Leer es una

forma de la felicidad”.

Si quieren alcanzar esta forma

no sexualizada de la felicidad, por

la vía sencilla del desentrañamien-

to de lo que se lee, pónganse en

contacto con el taller Abrapalabra,

por medio del correo electrónico:

[email protected]

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Guillermo Ceniceros

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arca

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noé

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FRANCISCO CARRANZA ROMERO*

uando el libro de Gavin Menzies, 1421,

el año en que China descubrió el Nuevo

Mundo, (2003, editorial Grijalbo, Madrid,

traducido del inglés por Francisco Ramos), llegó a

mis manos, ya estaba motivado por muchos co-

mentarios que lo precedían. Entonces me dediqué

a leerlo con mucho cuidado porque el éxito comer-

cial no siempre está relacionado con la calidad

científica o estética de los libros.

Innegable, el autor es un gran conocedor del mar:

corrientes marinas, orografía marina, vientos, refe-

rencias astronómicas, usos de los instrumentos de

navegación, cartografía y vocabulario propio de los

marineros. Aunque nacido en China, Menzies fue

oficial del Royal Navy, especializado en los subma-

rinos y viajó por todo el mundo al mando del HMS

Rorqual. Además, recorrió muchas bibliotecas, mu-

seos y archivos privados buscando datos que en

China son muy escasos. Como investigador tam-

bién está al tanto de los restos de los naufragios.

Desde el inicio trata de mostrar las “eviden-

cias” y argumentos para señalar que fueron los chi-

nos y portugueses (usando los mapas de los chi-

C

Rruizte

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nos) y no Cristóbal Colón quienes primero descu-

brieron el Nuevo Mundo. Históricamente, la obra

está centrada en el período del cuarto emperador

de la dinastía Ming, Zhu Di (1360–1424, el Empe-

rador a Caballo, el Hijo del Cielo). Este emperador

tenía la gran ambición de convertir a China en el

faro de la ciencia, del comercio y en el eje del mun-

do. Éstas fueron algunas de sus proezas: cambió la

capital de Nankín a Pekín (antigua Tatu), construyó

la Ciudad Prohibida (su inauguración fue el 2 de fe-

brero de 1421), reparó la Gran Muralla, derrotó y

expulsó a los mongoles; pero, lo que más elogia el

autor es que apoyó la empresa de ampliar su impe-

rio marítimo cartografiando el mundo y sometién-

dolo a su sistema tributario.

Para ese fin comenzó a preparar una gran expe-

dición de miles de barcos que en marzo de 1421 zar-

pó rumbo a nuevos horizontes.

Desde el siglo IX China había superado a los

árabes porque ya tenía sus propias flotas que viaja-

ban hacia el occidente y hacia el sur llevando sus

productos y buscando las especias y materiales que

necesitaba.

Los eunucos como Zhen He, Zhou Man (explo-

rador de América del Sur), Hong Bao (explorador de

la Antártida) y Zhou Wen (explorador del Caribe, Es-

tados Unidos y Polo Norte) apoyaron y protegieron

a Zhu Di. Zhen He (el eunuco musulmán, almiran-

te) no sólo era un navegante, sino que tenía otra

proyección cultural: En 1407 Zhen He había creado

una escuela de lenguas en Nankín, la denominada

Ssu-i-Quan (Si Yi Guan), destinada a la formación

de intérpretes, y dieciséis de sus mejores graduados

viajaban con las flotas, permitiendo a los almirantes

comunicarse con los gobernantes desde la India has-

ta África en árabe, persa, suahili, hindi, tamil y

muchas otras lenguas (p. 65).

En aquella época, según el autor, había la prác-

tica de la tolerancia y convivencia: Dado que la tole-

rancia religiosa constituía una de las grandes virtu-

des de Zhu Di, habitualmente los juncos [embarca-

ciones] llevaban también a sabios islámicos, hindúes

y budistas con el fin de que proporcionaran guía y

consejo (p. 65).

En aquellos años de grandes exploraciones cien-

tíficas, los chinos realizaron muchos viajes en que

intercambiaron las plantas y animales. Esto expli-

caría la presencia precolombina de algunos pro-

ductos como el café africano en Puerto Rico, el co-

co en América y sur de Asia; el maíz en Filipinas; la

existencia de gallinas con huevos de cáscara verde

o celeste en América y China. Las grandes flotas chi-

nas realizaron expediciones científicas cuya enver-

gadura los europeos no pudieron siquiera empezar a

igualar hasta los viajes del capitán Cook, tres siglos

y medio después (p. 66).

Menzies expone el antiguo mapa sino-coreano,

Kangnido, donde aparece el Océano Índico, África

oriental y occidental, el cabo de Buena Esperanza.

Antes del viaje de Colón y Magallanes ya existían

los mapas de Pizzigano, Fra Mauro, Piri Reis, Canti-

no, Caverio, Waldseemüller y Jean Rotz. Los mapas

de los exploradores chinos circularon copiados y

mejorados.

Menzies describe también la política pragmáti-

ca de los chinos. Los chinos preferían tratar de lo-

grar sus objetivos a través del comercio, la influen-

cia y el soborno antes que por el conflicto abierto y

la colonización directa (p. 59).

Los proyectos de Zhu Di ocasionaron muchos

gastos que empobrecieron al pueblo y destruyeron

los bosques por la necesidad de madera para la

construcción de la Ciudad Prohibida y de las gran-

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des embarcaciones. Lo peor fue que un rayo incen-

dió y destruyó la Ciudad Prohibida poco después de

su inauguración, hecho que los enemigos lo inter-

pretaron como un castigo divino.

El sucesor Zhu Gaozhi, que gobernó desde 1424

hasta 1425, tomó medidas extremas para superar la

crisis: Se deben interrumpir todos los viajes de los

barcos del tesoro [...] Se debe interrumpir inmedia-

tamente la construcción y reparación de todos los

barcos del tesoro. p. 79.

China, después de un esfuerzo de expansión,

comenzó a encerrarse y hasta se volvió xenofóbica.

Durante un tiempo, incluso se prohibió aprender una

lengua extranjera o enseñar chino a los extranjeros

(p. 81).

Los documentos de los viajeros fueron quema-

dos o considerados “perdidos”. Los mandarines con-

fucianos, antes desplazados, se vengaron. El autor

se lamenta de estas medidas desastrosas que atra-

saron a China. No sólo desapareció para siempre el

incalculable legado de las mayores expediciones ma-

rítimas de todos los tiempos, sino que las tierras

extranjeras permanecerían desterradas de las men-

tes del pueblo chino. [...] Las colonias establecidas

en África, Australia y el norte y sur de América que-

daron abandonadas a su propia suerte (p. 82).

Como toda investigación, el autor debe revisar

algunos datos para la nueva edición;

1. La presencia del maíz (que está remarcado

en la cita) en 1404 en el norte de China. En el norte

la época de cultivo era breve; se podía cultivar mijo,

pero no arroz, y el maíz y la cebada daban cosechas

pobres (pp.55-56).

2. Apoyándose en el autor peruano Pablo Pa-

drón dice: Hasta finales del siglo XIX los habitantes

de una aldea montañosa del Perú hablaban en chino

(pp. 257, 447). Una novedad lingüística; pero no da

los nombres de la aldea, del distrito, de la provin-

cia ni del departamento. Posiblemente el citado

autor y Menzies no comprenden la expresión “ha-

bla en chino” o “habla chino” cuando no se entien-

de a otro. También los costeños peruanos dicen

“habla griego” cuando no entienden a un quechua-

hablante.

Sin embargo, el libro de Menzies cuestiona la

versión oficial eurocentrista de la historia univer-

sal. Y es esta versión que muchos historiadores y

docentes la repiten y propagan en las escuelas. Si

las “evidencias” de Menzies son demostradas, los tex-

tos escolares tienen que cambiar y actualizarse pa-

ra estar al día con los nuevos descubrimientos.

Seúl, Corea. Junio 2009.

*Instituto de Estudios de Asia y América, Univ. Dankook, Corea del Sur.

arca

de

noé

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Cynthia Martínez

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ALBERTO VITAL*

l dinero no es Satanás, señoras subro-

gantes. No, no lo es, señoras y señores

subrogantes.

El dinero carece de libre albedrío, y sin libre

albedrío nadie alcanza a ser ni siquiera una mala

persona. Aun así, los humanos tenemos tantos de-

seos y padecemos tantas ansiedades y tanta avidez

que somos capaces de transmitirle al involuntario

dinero esos deseos y esas ansiedades y esa avidez

y convertirlo en un individuo con aire de familia a

Satanás.

Mastiquen, señores. Señoras: mastiquen.

Tienen suficiente munición para el resto de sus vi-

das. Han acumulado tanto oro que ahora pueden

masticar billetes y monedas de día y de noche, sin

reposo. ¿A qué saben? ¿A un poco de sal? Es el su-

dor de la gente que los ha tocado. ¿Son nuevos? ¿Se

ven recién salidos de las prensas? Bien. No se con-

taminarán: sigan masticando. Señores, señoras: sus

Rocco Almazán

E

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narices respingadas armonizan con sus mandíbulas

de tiburón. Y no se preocupen por el ruido que ha-

cen al mascar: ya nos acostumbramos.

El dinero no es el Diablo. Son ustedes, señores

subrogantes, quienes lo han convertido en nuncio del

Maligno entre nosotros. Ustedes, señoras sub- rogan-

tes. Y es que fíjense lo que son las cosas: al Demonio

le gusta existir. Y existe muy a gusto cuando matamos

por dinero, cuando ofendemos por dinero, cuando

mentimos por dinero, cuando forzamos las circuns-

tancias por poder o por dinero. Entonces cada mone-

da se vuelve Lucifer. Sólo que nada asusta tanto a

Lucifer como el hecho de que de repente usemos esa

misma moneda para el bien, porque entonces es el

propio Satán quien colabora en la causa de sus ene-

migos, esto es, en la causa de los miles de millones de

personas buenas que hay en el planeta.

Pero no se preocupen, señores y señoras subro-

gantes: sus protectores se han apresurado a excul-

parlos. Matar por negligencia a medio centenar de

niños no “tipifica delitos graves”, nos aclaran sus

protectores con tono que parece dispuesto a felici-

tarlos, a felicitarlas, tal vez incluso a premiarlos, a

premiarlas. Otros protectores, en cambio, se esfuer-

zan en la farsa y se llenan la boca con el caramelo

de la frase “hasta sus últimas consecuencias”. Sólo

que nosotros ya sabemos que “hasta sus últimas

consecuencias” ha de traducirse como “hasta nun-

ca, buenas noches”.

Esto de traducir se nos da cada vez mejor.

Desde hace mucho sabemos que “No descansare-

mos hasta encontrar y castigar a los responsables”

ha de verterse como “Estoy alargando la frase lo

más posible para que tengas tiempo de escapar,

señor, señora subrogante, protegido nuestro, prote-

gida nuestra”.

Y desde ahora entendemos que “subrogantes”

significa “subnormales” y que “guardería” para us-

tedes no es sino un “pequeño campo de concentra-

ción con su respectiva cámara de gas”. Lo sabemos

tan bien como antes sabíamos que “investigación a

fondo” quiere decir “venga a nos cuanto antes otro

nuevo escándalo para distraerlos a todos y para

hacer que olviden el holocausto de esta tarde”.

Yo, sin embargo, sé que ustedes querían educar

a los niños, aunque no tenían la menor noción de

lo que implican términos como “pedagogía”, “psi-

cología infantil”, “cuidado”, tal vez “amor”.

Y es que, ¡ay!, no se está en condiciones de amar

cuando se simplifica de tal modo la vida que sólo se

piensa en el dinero. Pero bueno, en fin, ustedes que-

rían ilustrar a los niños de su “guardería”. Pues bien,

quédense tranquilos también en este punto: alcan-

zaron a darles algunas enseñanzas; les enseñaron

por ejemplo que un techo de poliuretano es cance-

rígeno y que una bodega de llantas y una de pa-

peles junto a un almacén de niños son muy peli-

grosas.

Les enseñaron que Física es una asignatura de

Secundaria en la que se aprende que un plafón

de poliuretano es susceptible de desplomarse si

recibe una serie de presiones térmicas, las cuales a

su vez terminan de explicarse muy bien en la clase

de Química.

Les enseñaron que inhalar aires tóxicos llega a

producir una cierta sensación de asfixia.

Quizás, es cierto, ya no tuvieron tiempo para

instruirlos en temas de Historia. No se preocupen,

señoras y señores subrogantes, señoras y señores

funcionarios o comisarios o delegados o subdele-

gados o comisionados o auditores o cónyuges o da-

mas o munícipes o timoneles en general: no se preo-

arca

de

noé

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cupen. ¿Qué tema querían repasar hoy? ¿El de los cam-

pos de concentración? ¿El de los hornos en Auschwitz,

en Dachau, en…? Lo que son las cosas: los niños los

vivieron en carne propia, al igual que vivieron sus

temas de la semana en Física y en Química.

¿Y en Español? Allí tenemos las palabras tradu-

cidas. Y en cualquier momento podemos agregar

nuevas palabras traducidas y frases a la lista, pala-

bras como “subrogación”, que en realidad significa

“claudicación”, o frases como “campañas políticas”,

que en realidad significa “concursos de sonrisas

insulsas y de insultos”.

Queda, en fin, por ver el temario de Educación

Cívica. En cuanto lo hayamos resuelto, quedaremos

completamente tranquilos ustedes y nosotros. ¿Qué

les parece si de ahora en adelante entre el saludo a la

bandera y la lectura comentada de los primeros

artículos de la Constitución intercalamos el ejerci-

cio didáctico de aprender a echarse la culpa los unos

a los otros tal y como ustedes lo hacen magistral-

mente?

Lo que sí no sé es a qué profesor de qué mate-

ria le hubiera tocado decirles a los niños que un

empresario que usurpa el lugar del gobernante es

como un veterinario que usurpa el lugar del psi-

quiatra o el del pediatra.

No, no lo sé. No sé a qué profesor de qué mate-

ria. Pero ustedes no se preocupen, señoras, seño-

res. Ustedes sigan masticando, si son tan amables;

sigan rumiando en paz sus monedas saladitas.

*Investigador del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM.

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