Archivos de las Jornadas de Relaciones Internacionales XII

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Perspectivas sobre el cambio climático

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Contenido

Iniciativa Yasuni ITT: Una propuesta de política ambiental global hacia la equidad

internacional, desde América Latina, Juan Pablo Vázquez Bustamante ....................... 2

Regímenes internacionales ambientales globales, un análisis comparado, Christopher

Kiessling ....................................................................................................................... 2

Recursos mineros, transnacionales y conflicto. El caso del carbón en Colombia y la

responsabilidad social empresarial de las transnacionales, Rosalvina Otálora Cortés . 2

Cambio climático como nuevo tópico de seguridad, Adolfo Rossi ................................. 2

Iniciativa Yasuni ITT: Una propuesta de

política ambiental global hacia la equidad

internacional, desde América Latina

Vásquez Bustamante, Juan Pablo

3ras. Jornadas de Relaciones Internacionales

FLACSO | 25 y 26 de Octubre de 2012

El presente artículo es un estudio en torno a la Iniciativia Yasuni ITT, presentada y

propuesta al mundo por el gobierno de Ecuador, consistente en el compromiso de

mantener bajo tierra indefinidamente 846 millones de barriles de reservas probadas de

crudo, ubicados en el subsuelo amazónico, en el Parque Nacional Yasuni, una zona

de alta biodiversidad y declarada “Reserva de la Biosfera”, a cambio de una

compensación de la comunidad internacional equivalente, al menos, a la mitad de lo

que el país dejaría de percibir por la omisión de la acción de extracción y venta de

aquellos hidrocarburos. La iniciativa aquí en cuestión, se inscribe en el escenario

internacional a través del debate medioambiental, sin embargo hay en su interior

diferentes niveles y claves. La riqueza de esta propuesta radica en que es una toma

de iniciativa de un país monoproductor y dependiente de la explotación primaria de

sus recursos naturales. Ecuador toma elementos del debate medioambiental, los

madura y elabora una propuesta concreta de política publica ambiental global, que

apunta hacia la equidad internacional en una perspectiva Norte - Sur, desde el Sur,

desde América Latina.

Palabras clave: Ecuador - Equidad - Crisis ambiental – Desarrollo – Periferia -

Petróleo

Este 2012, al cumplirse dos décadas desde la celebración de la Cumbre de la Tierra,

nuestro continente, América Latina, ha sido una vez más anfitrión en un nuevo intento

organizado de incluir la Crisis Ambiental como parte de la agenda política global.

Luego de la organización y recepción formal de la Cumbre de Río+ 20, a la hora de los

recuentos, la pregunta más recurrente quizás haya estado en torno al efectivo rol de

nuestro continente en el debate medioambiental, en los esfuerzos concretos

desplegados por nuestros países.

Sin embargo, podría uno escarbar más atrás y plantear una pregunta un tanto

diferente y más cuestionadora aún, y si se quiere políticamente incorrecta dentro del

contexto actual de reconocimiento internacional de una crisis ambiental global: ¿Está

en condiciones nuestro continente de ser parte del debate por mitigar los efectos del

cambio climático teniendo aún tantas deudas por saldar? O lo planteo en términos más

sencillos: si es usted padre y ya entrada la mañana de un día cualquiera, su hijo

pequeño no ha tomado desayuno y reclama por el hambre, al tiempo que su casa es

un desastre: todo en el suelo y con una peligrosa suciedad. ¿Toma el dinero, compra

comida y se preocupa de su hijo? o ¿Toma el dinero, compra desinfectante y se

preocupa primero de limpiar la casa? Digamos que ambas alternativas a la larga son

beneficiosas para la familia, y supongamos que el dinero no es problema. ¿Cuál es su

prioridad en términos de tiempo y esfuerzos?

Tal vez lo más lógico y a la vez urgente, sería avanzar con dos pasos a la vez, es

decir, conjugar aquellos hipotéticos esfuerzos por mitigar los efectos del cambio

climático con las tareas históricas pendientes en cuanto a bienestar de nuestros

pueblos, desarrollo económico, integración regional, superación de la pobreza y

estabilidad política. ¿Existen esos esfuerzos en nuestro continente, estamos

preocupados de aquello?

La Propuesta Yasuni ITT

“Yo no puedo decirle a una familia pobre, sin alternativas de ingreso, y que vive al lado

de un bosque, que no lo corte. Para poder sostener el bosque en pie, se requiere que

esa familia reciba beneficios directos por esa acción”(Correa, 2010)1

En septiembre del 2007, en su primera presentación como presidente de la República

de Ecuador ante Asamblea General de Naciones Unidas, Rafael Correa decía que: “El

Ecuador ha traído una propuesta concreta e innovadora para contribuir a la reducción

de emisiones de CO2 y a la conservación de la biodiversidad con nuestro proyecto

Yasuní-ITT” (Correa, 2007).

La propuesta consiste en el compromiso de mantener bajo tierra indefinidamente 846

millones de barriles de reservas probadas de crudo, que representan el 20% de la

producción petrolera ecuatoriana, evitando la emisión de 407 millones de toneladas

métricas de CO2 provenientes de la quema de aquellos combustibles fósiles.

Considerando, además, los efectos directos e indirectos de aquella extracción

petrolera, como la deforestación, el metano originado en las zonas ocupadas, las

secuelas de la construcción e instalación de infraestructura, etc.

Para que aquel compromiso se haga efectivo, Ecuador pide a la comunidad

internacional una compensación equivalente, a lo menos, al 50% de los ingresos que

el país deja de percibir por la no extracción del petróleo mencionado. Recibiendo, de

esta forma, aportes en dinero desde dos grandes fuentes: contribuciones voluntarias y

transacciones referenciales ligadas al mercado de carbono, de las cuales, las mayores

se esperan de parte de los países industrializados que se encuentran en el anexo 1

del protocolo de Kyoto, es decir que se establece una proporción entre PIB por país y

aporte a la iniciativa2.

La propuesta incluye una estructura que sostenga y haga efectivo este mecanismo de

intercambio y/o compensación, del que son parte dos aparatos fundamentales.

Primero, un fondo para este capital administrado por un fideicomiso internacional,

cuyos términos de referencia ya han sido acordados y firmados por el gobierno de

Ecuador y el Programa Especial de Naciones Unidas para el desarrollo (PNUD).

Institución que recibe y administra los fondos aportados por los contribuyentes,

entregándolos al Estado ecuatoriano para su uso en proyectos determinados en el

1 Las citas del Presidente del Ecuador, el economista Rafael Correa han sido extraídas desde diferentes

discursos oficiales realizados entre el años 2007 y el año 2010. 2 Información extraída del sitio electrónico oficial de la Iniciativa Yasuni ITT, que se puede encontrar en el

link: http://yasuni-itt.gob.ec/valoracion-economica-de-la-iniciativa-yasuni-itt/%C2%BFque-contribuciones-se-espera-de-los-paises-industrializados-2/ sitio

marco de ciertos objetivos estrictamente definidos3, y que además tiene atribución de

auditar aquellos dineros y las posteriores acciones que sean desarrolladas con los

mismos.

Segundo, los denominados Certificados de Garantía Yasuni (CGY). Documentos

financieros emitidos por el Estado ecuatoriano y entregados a los contribuyentes en

garantía del cumplimiento del compromiso. Este “bono” no es transable, ni genera

intereses, y será emitido a perpetuidad, haciéndose efectivo solamente si el Estado

ecuatoriano ordenara la explotación del petróleo. El valor de estos documentos

corresponde a múltiplos de toneladas métricas de CO2.

Parque Nacional Yasuni

Declarado por la UNESCO como reserva mundial de la Biosfera en 1989, el Parque

Nacional Yasuni es considerado uno de los lugares más biodiversos del planeta, su

ubicación cercana a la línea equinoccial y a la cordillera de Los Andes genera

condiciones climáticas únicas en el mundo y en la propia amazonía. Ejemplos de todo

esto, es que este lugar fue de los denominados “refugios del Pleistoceno”, es decir, de

los pocos lugares donde se concentró la fauna en ese periodo donde las glaciaciones

enfriaron el clima planetario, provocando, a partir de allí, una especialización y

evolución diferenciada de nuevas especies.

Los científicos prevén que el alza de temperaturas producto del calentamiento global

será comparativamente moderada en esta zona, adquiriendo, entonces, una

importancia crucial en la conservación de la actual flora y fauna. La biodiversidad es

tal, que de entre sus 982.000 hectáreas, en una sola de ellas se han encontrado más

especies nativas que en todo Estados Unidos y Canadá (Larrea, 2010)

Más aun, aquí habitan dos grupos indígenas, los Tagaeri y los Taromenane,

provenientes de la misma cultura ancestral, los Waorani, quienes viven en aislamiento

voluntario de la cultura occidental. Ambos protegidos por la Constitución Ecuatoriana,

la cual establece que los territorios de estos pueblos son “de posesión ancestral

irreductible e intangible, y en ellos estará vedada todo tipo de actividad extractiva”

(Constitución de la república del Ecuador, p 43) .

3 Para una mayor información y claridad, es recomendable revisar los documentos: “Ecuador Yasuni ITT.

Fondo de Fideicomiso: términos de referencia” de Julio, 2010, y : “Memorando de acuerdo entre el Gobierno del Ecuador y el Programa de las Naciones Unidas Para el Desarrollo”. http://yasuni-itt.gob.ec/documentos/

Es decir, además de la temática ambiental más contingente a partir de la reducción de

las emisiones de carbono y el cambio climático, hay también en la propuesta Yasuni

ITT un elemento patrimonial tangible e intangible: la protección de la biodiversidad y

las especies en Ecuador y la protección, apoyo y respeto, no solo a la herencia

cultural, si no que a la propia vida de pueblos ancestrales que habitan en aquellos

territorios.

Equidad ambiental como política internacional o equidad internacional como

política ambiental.

Una mirada más aguda nos lleva a un nivel distinto de la iniciativa. El inicio de una

estrategia encaminada a consolidar un nuevo modelo de desarrollo equitativo y

sustentable para Ecuador. Al decir de Correa “Este es un primer paso para convertir a

mi país de exportador de petróleo, en un país exportador de servicios ambientales, lo

que podría inaugurar una nueva era en la política energética global” (Correa, 2009).

Aquí nos salimos de los estrictamente ecológico y ambientalista para plantear una

lógica económica y política diferente. Se trata de una búsqueda amplia por “superar

patrones de producción y consumo depredadores”, para Rafael Correa: “esto

inaugurará la justicia económica, promoverá nuevos mecanismos de redistribución de

la riqueza en los patrones de producción y consumo y un verdadero cambio en la

correlación de fuerzas a nivel mundial”. (Correa, 2009)

Se busca modificar ciertas concepciones clásicas de la economía y el concepto de

valor, donde, en el sistema de flujos de mercado el único valor transable es el valor de

cambio, el precio. El proyecto Yasuní-ITT reconoce, en cambio, los valores de uso y

servicio: “los valores no crematísticos de la seguridad ambiental y el mantenimiento de

la diversidad planetaria” (Correa, 2010). En definitiva, “se trata de inaugurar una nueva

lógica económica para el siglo XXI, donde se compense la generación de valor, no

solamente la generación de mercancías”(Correa, 2010).

Con esta iniciativa el petróleo no deja de ser un recurso económico. Renunciar a la

explotación tradicional de los hidrocarburos no implica ignorarlos. Lo que la propuesta

Yasuni ITT hace, es modificar el medio de cambio y compensación al plantear que la

generación de valor de la “preservación del medio ambiente” es mayor, o al menos

más urgente, que la extracción y utilización del combustible fósil.

No se excluye el petróleo, si no que a través de la omisión de una acción, su

extracción, a la que el Ecuador tiene plenos derechos, se le hace parte de aquel

proceso de generación de valor, de usos y servicios: maximización del bienestar social

y la seguridad ambiental, reducción de emisiones de CO2, preservación de la vida y

los recursos ambientales. Y esa contaminación evitada, esa generación de valor

global, que no se queda tan sólo en el Ecuador, es preciso compensarla.

La riqueza de esta propuesta, es que está en una lógica Norte – Sur, desde el Sur.

Desde un país extractivista y monoproductor dependiente de la explotación de su

recurso natural. Un país pobre de América Latina, con altos niveles de población bajo

el índice de la pobreza, y cuyo mercado comprador sigue siendo fundamentalmente el

Norte. Es decir, un país que necesita urgentemente los dineros de ese petróleo.

Pareciera, entonces, que habría para Ecuador prioridades más urgentes que la

preservación ambiental, como las necesidades básicas no cubiertas de la población.

Podría también sumarse a aquello, que desde la Cumbre de Estocolmo en el año

1972, no se ha emanado una solución concreta para la Crisis Ambiental, dividiéndose

todas las instancias de debate, foros y discusión entre retórica y buenas intenciones.

Cuyos protagonistas principales, además, generalmente son aquellos países ya

desarrollados que han resuelto una serie de problemáticas y pueden enfocarse más

centralmente en temas energéticos o de cambio climático. Es decir, quién ya le dio

desayuno a su hijo, ahora se preocupa de limpiar la casa.

Y efectivamente, las tres ideas anteriores son ciertas. Sin embargo, Ecuador detecta

algo más.

Ecuador, toma elementos del debate medioambiental, los madura, y elabora una

propuesta concreta de política pública global que se inserta en el escenario

internacional. Y que se afirma en dos pilares. Primero, los países ricos,

industrializados y desarrollados del Norte global, que son justamente los mayores

generadores de gases de invernadero, en sus procesos de industrialización agotaron

sus recursos naturales y depredaron el planeta. Es decir, son los mayores causantes

de la Crisis Ambiental. Segundo, esa parte del mundo a la que Ecuador pertenece,

países pobres, no industrializados, en vías de desarrollo o derechamente

subdesarrollados, aun posee recursos naturales disponibles, y, principalmente,

cuentan con los sumideros del planeta, aquellos espacios que absorben los gases de

invernadero, y con los principales generadores de oxigeno. Es decir, el tercer mundo

tiene la llave del aire, pero no tiene desarrollo.

Ecuador tiene dos opciones, destruye la amazonía y extrae el petróleo o deja el

petróleo bajo tierra y preserva la Amazonía. Al parecer ya han escogido: para

cualquiera de ambas, la prioridad es el bienestar de la población ecuatoriana. Si el

mundo quiere el aire, la contaminación evitada, el oxigeno, y el desarrollo efectivo de

la iniciativa Yasuni ITT, debe pagar por ello.

No se trata de solidaridad internacional, tampoco de ecologismo, se trata de un

intercambio pragmático, de economía sustentable y de una estrategia de desarrollo.

Quienes causaron la enfermedad no pueden asumir que otros la solucionen. Ahora la

palabra la tiene la comunidad internacional, aquellos países que desde Estocolmo

1972 se han pasado de foro en foro y de cumbre en cumbre buscando una solución al

cambio climático y la crisis ambiental, y no la han encontrado.

La propuesta Yasuni ITT fue presentada en la Cumbre de Río +20 como en cada foro

de discusión internacional desde el año 2007. Allí se planteó una nueva lógica para el

Siglo XXI, donde la protección ambiental sea efectivamente prioritaria, pero atacando

las asimetrías internacionales, desarrollando los países y llevando bienestar a sus

pueblos.

Hay consenso de que el mundo necesita del aire de la amazonía de América Latina,

pero América Latina también necesita desarrollarse, Ecuador necesita urgentemente el

dinero del petróleo, nadie quiere que se corten los árboles, pero: “Yo no puedo decirle

a una familia pobre, sin alternativas de ingreso, y que vive al lado de un bosque, que

no lo corte. Para poder sostener el bosque en pie, se requiere que esa familia reciba

beneficios directos por esa acción”(Correa, 2012)

Bibliografía

1. Acosta, Alberto. “La maldición de la abundancia” Quito, Ediciones Abya Yala,

2009.

2. Correa, Rafael. “Intervención en Asamblea General de Naciones Unidas”. New

York. Septiembre, 2007.

3. Correa, Rafael. “Intervención presidencial en la Conferencia sobre Crisis

Financiera y su impacto en el desarrollo mundial en la ONU” New York. Junio,

2009.

4. Correa, Rafael. “Intervención del Presidente de la República, Rafael Correa, en

el Foro de Presidentes sobre Cambio Climático”. Quito. Septiembre, 2007

5. Correa, Rafael. “Ecuador: De Banana Republic a la No Republic”. Buenos

Aires, Debate, 2010.

6. Intervención del Presidente de la República del Ecuador, Rafael Correa

Delgado en la Primera Cumbre Internacional del Medio Ambiente. Realizada en

Guayaquil, Ecuador, en Marzo de 2011. www.presidencia.gov.ec

7. Cita extraída de la Intervención del Presidente de la República del Ecuador,

Rafael Correa Delgado en la Cumbre presidencial y de autoridades indígenas y

afro descendientes del ALBA”. Realizada en Otavalo, en junio de 2010.

www.presidencia.gov.ec

8. “Ecuador Yasuni ITT. Fondo de Fideicomiso: términos de referencia”

9. Estensoro, Fernando. “Crisis Ambiental y Cambio Climático en la Política

Global: Un Tema Crecientemente Complejo para América Latina”. “Revista

Universum”, N° 25, Vol 2, Talca, 2010.

10. Estensoro Saavedra, Fernando. Medio Ambiente e Ideología. La discusión

pública en Chile, 1992 – 2002. Santiago, Ariadna/USACH, 2009.

11. Larrea, Carlos. “Yasuni ITT: Una iniciativa para cambiar la Historia”

12. Martínez, Esperanza. “Yasuni. El tortuoso camino de Kioto a Quito” Quito,

Ediciones Abya Yala, 2009.

13. Martínez Alier, Joan. “La moratoria del Yasuni. Una Iniciativa del Sur”

www.amazoniaporlavida.org, 2007.

14. Vogel, Joseph. “The Economics of the Yasuni Initiative. Climate change as if

thermodicamics Mattered” Londres, Anthem Press, 2010.

Sitios Web

1. www.elciudadano.gov.ec

2. www.amazoniaporlavida.org

3. www.oilwatch.org

4. www.presidencia.gov.ec

5. http://yasuni-itt.gov.ec

6. http://www.youtube.com/watch?v=tvb0N2Fghqo

7. http://segib.org

Regímenes internacionales ambientales

globales, un análisis comparado

Kiessling, Christopher

Universidad Católica de Córdoba

3ras. Jornadas de Relaciones Internacionales

FLACSO | 25 y 26 de Octubre de 2012

Resumen

Desde la Conferencia de la Tierra de Río de Janeiro de 1992, se ha fortalecido

un campo de estudio en las relaciones internacionales vinculada con el estudio de la

gobernanza ambiental global. El reconocimiento de la interdependencia que

caracteriza las relaciones entre actores internacionales en la temática, ha coincidido a

su vez con un florecimiento de los estudios sobre los regímenes internacionales, tanto

en los procesos que explican su surgimiento, como en los factores que posibilitan el

logro de los objetivos previstos.

En el siguiente trabajo se pretende abordar la temática desde una perspectiva

comparada considerando los principales regímenes ambientales globales: el régimen

internacional de lucha contra el cambio climático, el régimen internacional de

protección de la capa de ozono, el régimen internacional de preservación de la

biodiversidad y el régimen internacional para la prevención de la lluvia ácida

transnacional. Para este objetivo, se emplearán los instrumentales teóricos del estudio

de regímenes internacionales, con especial énfasis en un enfoque neo institucionalista

liberal, en vistas a evaluar crítica y globalmente el estado de situación actual de las

instituciones globales medioambientales en vistas a su proyección y posible evolución

futura.

Palabras clave: Regímenes internacionales – Gobernanza global ambiental –

Políticas ambientales - Cambio climático– Biodiversidad – Capa de ozono-Lluvia ácida

transnacional.

Introducción

Hacia la década del ’70, en el marco de la “detente” en la guerra fría se

producía una progresiva ampliación de las preocupaciones de la agenda internacional

a cuestiones no relacionadas directamente con la seguridad. Puede señalarse en

concreto la aparición de las preocupaciones ecológicas en la agenda política, o dicho

con otras palabras, la politización del cambio climático. En 1970 se conformaba el

Grupo de Roma que en su informe inaugural, los límites del crecimiento, publicado en

1972, daba origen a la ecología política como disciplina1. En este se señalaba la

escasez de los recursos como un freno al crecimiento económico ilimitado, y se

introducían consideraciones propiamente políticas en el campo de la ecología. Por otro

lado, en ese mismo año se celebraba la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio

Ambiente Humano (CNUMAH) en Estocolmo que actuó como catalizadora de la

politización de las cuestiones ambientales (Costa, 2004). La declaración de Estocolmo

sobre Medio Ambiente Humano fue el resultado de esta Conferencia2. En ella se

proclama que la protección y mejoramiento del medio ambiente se encuentra

inseparablemente vinculada con el desarrollo económico y el bienestar de los pueblos,

y la responsabilidad compartida de dicha labor (Naciones Unidas, 1972).

20 años después, en Río de Janeiro se celebraba la Conferencia de Naciones

Unidas sobre el Medio Ambiente y Desarrollo. El contexto internacional en el que se

desenvuelve la conferencia era bastante diferente al de 20 años atrás, lo que va a dar

lugar a una declaración final un tanto diferente de la anterior. En esta cumbre se

reafirmó lo establecido en Estocolmo y se firmaron una serie de documentos que

sentaron las bases de diversos esfuerzos internacionales para la gobernanza global

ambiental, entre los que se pueden destacar la Declaración de Río sobre Medio

Ambiente y Desarrollo y la Agenda 21, que marcó la agenda internacional de esos

años en la búsqueda del desarrollo sostenible y la preservación del medio ambiente

para las generaciones futuras (Naciones Unidas, 1992).

Lo que caracteriza a estas conferencias internacionales es una elevada

sinergia entre actores estatales y no estatales, donde los segundos apoyaban las

iniciativas de los primeros, reinando un cierto optimismo sobre las posibilidades de

obtener resultados concretos a partir de las negociaciones internacionales sobre

medio ambiente. En estos años, el enfoque de la gobernanza global (Ver Sección I) se

1 http://www.clubofrome.org. Según se señala en su sitio web, el Club de Roma es un think tank de

alcance global con un amplio rango de actividades internacionales interdisciplinares en los temas de ecología, desarrollo, globalización, transformación social, entre otros, con presencia en una amplia cantidad de países a través de asociaciones nacionales denominadas capítulos. 2 Disponible on-line en http://www.miliarium.com/Proyectos/Agenda21/Memoria/Estocolmo.pdf

encontraba relativamente indisputado como marco de análisis y recomendación para

la adopción de medidas políticas globales.

Sin embargo, diversos factores, entre los que se destaca el fracaso en las

negociaciones para la implementación efectiva del Protocolo de Kioto, quebraron este

consenso (Park, Finger, & Conca, 2008). En la Conferencia de Naciones Unidas sobre

Desarrollo Sustentable también conocida como Río+20 se observó la convocatoria a

una contra cumbre denominada Cumbre de los Pueblos con protestas callejeras

masivas que reunieron a más de 40000 personas. Este tipo de manifestaciones no

habían sido nunca antes vistas en cumbres medio ambientales de esta envergadura.

Es en este contexto de cambios globales, que resulta sugestivo realizar un

análisis comparativo de los principales regímenes ambientales globales para evaluar

sus contribuciones a la gobernanza global en temas ambientales y estudiar por qué

algunos han tenido más éxito que otros al alcanzar el cumplimiento de metas

preestablecidas.

Así, el objetivo de este paper es abordar el estudio de los principales

regímenes ambientales globales desde una perspectiva comparada: el régimen

internacional de lucha contra el cambio climático, el régimen internacional de

protección de la capa de ozono, el régimen internacional de preservación de la

biodiversidad y el régimen internacional para la prevención de la lluvia ácida

transnacional. Para esto, el artículo se divide en siete secciones. En la primera, se

introduce la literatura especializada sobre regímenes internacionales. En la segunda,

tercera, cuarta y quinta respectivamente, se describen brevemente los regímenes de

cambio climático, capa de ozono, protección de la biodiversidad y prevención de la

lluvia ácida transnacional. En la sexta sección se procede a analizar desde una

perspectiva comparativa los cuatro regímenes considerando actores intervinientes,

diseños organizacionales y resultados obtenidos. En la séptima y última sección se

sugieren líneas de investigación relevantes a partir de las implicancias de las

comparaciones.

La selección de los casos se justifica a partir del método de la máxima similitud

(Sartori, 1994) (Przeworski & Teune, 1970). Se trata de cuatro regímenes que poseen

un alcance global, un diseño institucional básico común, la participación de actores

estatales y no estatales, pero han llegado a resultados diferentes entre sí.

Sección I3

Gobernanza global, se trata de un concepto relativamente polisémico que ha

sido identificado principalmente como perspectiva para el análisis de la política

mundial (Dingwerth & Pattberg, 2006), o como subárea de estudio dentro de la teoría

de regímenes internacionales (Speth & Haas, 2006), entre otros usos. Para los

objetivos de este trabajo, se entiende por gobernanza global a la suma de las múltiples

maneras en las que individuos e instituciones, públicas y privadas, gestionan sus

asuntos comunes. Es un proceso a través del cual intereses diversos y conflictivos

pueden ser superados a través de un proceso consciente de armonización de políticas

que puede llevar a la adopción de acción cooperativa. Incluye organizaciones formales

y compromisos de acuerdos vinculantes, así como arreglos informales. A escala

global, la gobernanza debe ser entendida como relaciones entre actores estatales y no

estatales, organizaciones no gubernamentales, movimientos sociales, empresas

transnacionales, entre otros actores. La interacción entre estos actores no implica

gobierno mundial, sino el establecimiento de un tipo particular de relacionamiento

entre actores en un área temática de las relaciones internacionales (Speth & Haas,

2006).

Dentro de la literatura sobre gobernanza global, se destacan las discusiones

sobre el rol de los diferentes actores estatales y no estatales, en especial en la

temática ambiental, las comunidades epistémicas (Haas, 2005). Una comunidad

epistémica implica la existencia de un grupo de expertos en un área específica que

comparten valores comunes e información y que trabajan juntos para incrementar la

comprensión científica y del público en general sobre un tema determinado (Speth &

Haas, 2006). Por otro lado, un concepto relacionado con el anterior es el de coalición

de incidencia, una confederación flexible de científicos, organizaciones no

gubernamentales (ONGs), burócratas, periodistas y líderes de opinión tratando de

colocar un asunto en la agenda pública. Las coaliciones de incidencia son vitales en la

politización de los temas ambientales, y han operado en diversas áreas temáticas de

las relaciones internacionales.

Por otro lado, un concepto habitualmente asociado a la idea de gobernanza

global es el de régimen internacional. La preocupación teórica por los regímenes

internacionales tiene aproximadamente 30 años en la disciplina de las Relaciones

Internacionales. Stephen Krasner publicaba en 1983 la definición clásica de regímenes

internacionales:

3 Esta sección se basa principalmente en la ponencia Conducta estatal y regímenes internacionales: un

análisis del régimen del clima presentada por Christopher Kiessling en el X Congreso de la Sociedad Argentina de Análisis Político "Democracia, Integración y Crisis en el Nuevo Orden Global: Tensiones y desafíos para el análisis político". Ciudad de Córdoba, 27 al 30 de julio de 2011.

“los principios, normas, reglas y procedimientos de toma de decisiones,

explícitos o implícitos, en torno a los cuales las expectativas de los actores

convergen en un área temática concreta de las relaciones internacionales.

Los principios son creencias de hecho, de causación y rectitud. Las

normas son estándares de comportamiento definidos en términos de

derechos y obligaciones. Las reglas son prescripciones o proscripciones

específicas para la acción. Los procedimientos de toma de decisión son las

prácticas prevalecientes para la realización y la implementación de las

elecciones colectivas” (Krasner, 1983)

Sin embargo, dicha definición fue y continúa siendo objeto de disputas

teóricas, normativas y operativas. Más adelante se volverá sobre las implicancias de

abordar el estudio de los regímenes realmente existentes a partir de esta

conceptualización. Resulta primero necesario realizar una aproximación teórica a

dicho campo para luego abordar el estudio del régimen internacional del clima.

En primer lugar, es necesario indicar que el punto de partida en la teorización

de los regímenes internacionales surge a partir del llamado cuarto debate entre

neorrealistas y neoliberales sobre las perspectivas y posibilidades de la cooperación

internacional (Salomón, 2002). La obra del propio Krasner tiene una importancia

capital en este debate. Durante la década del 70, en el momento que Krasner escribe,

los autores transnacionalistas constituían un reto al realismo dominante de la

postguerra. La clásica obra de Keohane y Nye (Poder e Interdependencia) señalaba

que la interdependencia creciente entre los Estados, así como la mayor fortaleza de

actores no estatales, la desaparición de una jerarquía clara de asuntos donde las

temáticas de seguridad no tienen necesariamente predominio y la consiguiente

pérdida de efectividad de la fuerza militar como herramienta de política exterior se

estaban haciendo cada vez más presentes en el mundo contemporáneo. Asimismo se

pronosticaba que esta “interdependencia compleja” iba a tender a aumentar, por lo que

las explicaciones basadas en el Estado debían ser dejadas de lado4.

En este contexto, una de sus principales contribuciones de Krasner radica en

la vinculación entre los intereses y el poder de los Estados actuando para maximizar

beneficios nacionales con la estructura de comercio internacional en un momento

determinado (Krasner, 1976). En un test empírico considerando los últimos 200 años

de historia, Krasner encuentra una correlación fuerte entre el grado de apertura de la

4 En este contexto se debe entender el llamado de John Vázquez de construir un paradigma que

reemplace al realismo.

economía mundial y la existencia de un Estado claramente predominante respecto a

los otros. Dicho de otra manera, la proclamada interdependencia económica se

mantendría, después de todo, subordinada al poder entre los Estados (Griffits, Roach,

& Solomon, 2009). Este argumento ha dado lugar a la Teoría de la Estabilidad

Hegemónica sostenida por autores neorrealistas como Kindleberger, Gilpin, entre

otros. Como hipótesis se afirma que un requisito necesario y suficiente para que

ocurra la cooperación internacional, es la presencia de un hegemón que coordine la

cooperación, oriente los esfuerzos conjuntos, y cree bajo su liderazgo las condiciones

necesarias para el establecimiento de un régimen internacional5; en palabras de

Robert Gilpin, que provea los “bienes públicos” necesarios para que el sistema

funcione (Gilpin, 1987).

Frente a esta posición, se estructuró una respuesta denominada como

neoinstitucionalismo liberal o neoliberalismo, centrada en la obra de Robert Keohane.

A partir del reconocimiento fáctico que la hegemonía puede ser un facilitador neto de

la cooperación internacional, Keohane se pregunta bajo qué condiciones opera la

cooperación hegemónica y si es posible la cooperación en ausencia de hegemonía

(Keohane, 1984). Keohane señala que la Teoría de la Estabilidad Hegemónica falla en

anticipar las tendencias de cooperación cuando se produce el declive de la

hegemonía6. Asimismo, se indica que los autores neorrealistas simplifican el vínculo

causal entre poder estatal y cooperación y omiten el importante paso de activar la

hegemonía para la consecución de metas auto interesadas, y de esta manera se omite

la problemática de los mecanismos de cooperación hegemónica.

Por otro lado, se reconoce que la mayor parte de los regímenes actualmente

existentes fueron concebidos a partir del impulso de Estados Unidos pero no se acepta

la tesis de Gilpin según la cual la caída del liderazgo estadounidense implica

necesariamente un aumento de la conflictividad a nivel mundial (Gilpin, 1987). En

miras a que no se vislumbra la posibilidad de reaparición de un hegemón a escala

global, ¿cuáles son las posibilidades de la cooperación en un mundo post-

hegemónico? (Keohane, 1984). Esta pregunta ha sido respondida introduciendo una

variable interviniente clave: los regímenes internacionales.

De esta manera se ubica en el centro de la escena a los regímenes

internacionales como medios de facilitación de la cooperación en un mundo donde

persiste la anarquía y los Estados como unidades básicas del sistema internacional se

5 Cabe aclarar que la principal preocupación de los autores neorrealistas es explicar la interdependencia

económica presente en una economía capitalista liberal globalizada, pero que sin forzar demasiado el argumento puede extrapolarse de manera genérica hacia otros regímenes internacionales. 6 En este punto, resulta importante señalar que Keohane define la hegemonía como una situación en la

cual “un Estado tiene el poder necesario para hacer prevalecer las reglas esenciales que gobiernan las relaciones entre Estados y la voluntad para llevarlo a cabo” (Keohane & Nye, 1977).

comportan buscando satisfacer sus propios intereses. Así, es preciso explicar cómo

los regímenes desempeñan esta labor y cuáles son las características de la

cooperación internacional en presencia de regímenes.

En un contexto anárquico, plagado de incertidumbre, cuyas unidades básicas

son Estados preocupados en maximizar su seguridad y sus intereses, una de las

principales contribuciones que pueden brindar los regímenes internacionales es

información. Los neoliberales señalan con justeza que los neorrealistas (preocupados

en exceso por el poder y la seguridad) han olvidado el rol que juega la información

como un mecanismo para aumentar la confianza mutua entre los participantes del

régimen y así prevenir los efectos de una defección por parte de otro participante.

Uno de los principales instrumentales de análisis a los que usualmente se

recurre para estudiar este asunto es la teoría de juegos. La utilización de la teoría de

juegos generalmente es usada en dos sentidos diferentes en el estudio de los

regímenes internacionales (Costa, 2004). En primer lugar, se puede utilizar la teoría de

juegos en forma metafórica, para facilitar la comprensión del comportamiento de los

actores en contextos complejos mediante un proceso de generalización y abstracción

que permite una aplicación de modelos para cualquier tipo de régimen. En segundo

término, la teoría de juegos puede ser usada para explicar y predecir el

comportamiento de actores en un régimen concreto basándose en la estructura de

preferencias individuales. Habitualmente, este segundo uso es menos común debido a

que es preciso conocer información muy precisa para poder convertir la teoría en una

herramienta explicativa (Costa, 2004). Con fines expositivos se empleará aquí el

primer uso antes reseñado para comprender los desafíos de la cooperación y su

justificación teórica. Para este fin se suele considerar ilustrativo el Dilema del

Prisionero con 2 o N jugadores7. Esta herramienta fue utilizada por mucho tiempo por

autores de diversos orígenes, ideología y formación para ilustrar los obstáculos

presentes en la acción colectiva8 en actores racionales. Sin embargo, como bien

demostró Axelrod (1984), si el Dilema del Prisionero se repite un número repetido de

veces o si los participantes del Dilema no saben cuándo se producirá una ronda final,

puede darse la cooperación como un resultado de equilibrio en la adopción de

estrategias racionales por parte de los actores involucrados9.

En este contexto, los regímenes internacionales brindan información y

reducen la incertidumbre de los actores involucrados en un proceso cooperativo, lo

7 La tragedia de los comunes desarrollada por Hardin suele ser considerada por la bibliografía como un

Dilema del Prisionero con N jugadores (Costa, El estudio de los regímenes internacionales: diagnosis y propuesta. El caso del cambio climático, 2004). 8 Véase también la obra de Olson, La lógica de la acción colectiva (1992).

9 Una muy buena revisión y compilación de la bibliografía sobre juegos incluyendo el dilema del prisionero

y otros juegos puede encontrarse en el capítulo 3 de Costa (2004)

que permite la adopción de estrategias maximizadoras que permiten la aplicación de

reciprocidad mutua (cooperar cuando el/los otro/s jugador/es coopera/n y defección

frente a la traición).

La cooperación es entonces posible sólo como una convergencia de

expectativas y de decisiones, lo cual la diferencia netamente de la armonía. La

cooperación requiere intentos activos de ajustar las políticas para dar respuesta a las

demandas de otros. Keohane caracteriza así a la cooperación como:

“ajuste mutuo más que verla simplemente como reflejo de una situación en

la que los intereses comunes superan los conflictivos” (…) (la cooperación

tiene lugar cuando los actores) “ajustan su comportamiento a las

preferencias actuales o anticipadas de otros, a través de un proceso de

coordinación de políticas” (Keohane, 1984 en Costa, 2004)

En esta coordinación de políticas los regímenes internacionales cumplen un

rol clave de socialización de los Estados, mediante una institucionalización de sus

prácticas en determinadas áreas de política.

Sección II

El cambio climático puede ser definido como el cambio de clima atribuible

directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la

atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante

períodos de tiempo comparables (Art. 1, UNFCCC, 1992). El cambio climático ha

pasado de ser una preocupación limitada al mundo científico a converger, debido a un

proceso de politización creciente, en una problemática de política pública. En el

transcurso del proceso se observó una modificación parcial del lenguaje con el que se

comunica la temática para la difusión masiva, así como un esfuerzo sistemático por

parte de algunos actores internacionales (ONG´s, organizaciones internacionales y

funcionarios internacionales) por la colocación del mismo en la agenda de discusión

pública y la creación de organismos burocráticos a nivel estatal para su abordaje

(Kiessling, 2011). Así, la construcción de un régimen internacional para su abordaje

fue el resultado a nivel global del proceso antes reseñado. La institucionalización de

dicho régimen coincidió temporalmente con un contexto muy particular en la política

internacional de declive de la hegemonía estadounidense, y fundamentalmente de un

protagonismo creciente de la fractura norte-sur en desmedro de la fractura tradicional

este-oeste característica de los tiempos de la guerra fría. En términos de Keohane

(1984) se trata de un típico caso de cooperación internacional pos hegemónica.

En 1988, mediante la acción conjunta de la Organización Meteorológica

Mundial y del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), se

conforma el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, IPCC

por sus siglas en inglés, que se convierte en un referente obligado en lo que se refiere

al régimen internacional del clima. Éste, en 1990 emite un famoso informe donde se

confirma la validez científica del cambio climático y se establece la necesidad de la

aplicación de políticas públicas coordinadas que combatan al mismo. Entre estos dos

años se produce la institucionalización del régimen del clima y los resultados de las

negociaciones establecidas en ese momento histórico condicionaron la adopción de un

determinado diseño institucional para la cooperación que solidificó determinadas

configuraciones de poder, información e intereses.

Dada esta configuración, la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el

Cambio Climático (UNFCCC por sus siglas en inglés)10, organiza regularmente desde

10

La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático adoptada en Nueva York el 9 de mayo de 1992, entra en vigor el 21 de marzo de 1994 con la incorporación definitiva a la Convención de Argelia, Antigua y Barbuda, Armenia, Australia, Burkina Faso, Canadá, China, Islas Cook, República Checa, Dinamarca, Dominica, Ecuador, Fiji, Alemania, Guinea, Islandia, India, Japón, Jordania, Maldivas, Islas Marshall, Mauricio, México, Micronesia, Mónaco, Mongolia, Nauru, Holanda, Nueva Zelanda, Noruega, Papúa Nueva Guinea, Perú, Portugal, Corea del Sur, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía,

1995 reuniones con el objetivo de responder a la necesidad emergente de encontrar

respuestas al cambio climático. En la Convención Marco se define al mismo como un

cambio de clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana que altera la

composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima

observada durante períodos de tiempo comparables (Kiessling, 2010). En esta

definición es importante centrarse en dos componentes de la misma. En primer lugar,

un elemento clave de la definición es el carácter antropogénico de la variación. Es

decir, el cambio climático es atribuido a la actividad humana y por lo tanto es posible y

posee sentido adoptar medidas para revertirlo y/o mitigarlo. Actualmente existe un

consenso mayoritario en el plano científico sobre las causas humanas del

calentamiento global11. Asimismo, otro componente clave de la definición es la

variabilidad natural del clima. La suma de ambos elementos dificulta las tareas de

medición, lo que aparece recogido en la Convención Marco al destacar que “hay

muchos elementos de incertidumbre en las predicciones del cambio climático,

particularmente en lo que respecta a su distribución cronológica, su magnitud y sus

características regionales”. Esto conlleva el necesario sostenimiento de los esfuerzos

científicos de medición del clima y la adopción de medidas para mitigar los efectos ya

inevitables del cambio climático (Kiessling, 2010).

Como resultado de esta trayectoria, las cuestiones climáticas pronto se

asociaron a la problemática del desarrollo que el Sur buscaba visibilizar en la agenda

internacional en el concepto del desarrollo sostenible y en coaliciones tales como el

Grupo de los 77 (Bueno, 2010). El protocolo de Kioto representó el mayor logro de

esta etapa del régimen consolidando la cooperación sur-sur en materia ambiental así

como la cooperación norte-sur bajo el principio de responsabilidades comunes pero

diferenciadas. Sin embargo, a partir de la primera década del 2000 la política unilateral

de la Casa Blanca bajo la Administración Bush y el crecimiento económico chino

comenzaron a hacer vislumbrar que algo había cambiado. El quiebre se manifestó en

las negociaciones internacionales a partir de Bali (2007) con los intentos de firmar un

nuevo protocolo que reemplace al Protocolo de Kioto que vence en 201212. La cumbre

de Copenhague fue el fracaso más estruendoso en este sentido, poniéndose en riego

el propio mecanismo multilateral previsto por las negociaciones con la aprobación de

Seychelles, España, Sri Lanka, Sudán, Suecia, Suiza, Túnez, Tuvalu, Uganda, Reino Unido, Estados Unidos, Uzbekistán, Vanuatu, Zambia, Zimbabwe y la Unión Europea como organización. 11

Para ver informes que avalan científicamente el cambio climático antropogénico, véase el sitio Web. http://www.ipcc.ch/ 12

La Convención Marco sobre Cambio Climático (UNFCCC) no posee metas y objetivos cuantificables de reducción de emisiones, siendo previsto a tal efecto la firma de protocolos adicionales que establezcan tales planes. El protocolo de Kioto es hasta el momento el único tratado sancionado a tal efecto, cuyas especificaciones vencen en 2012, siendo necesario la firma de un nuevo protocolo adicional a la UNFCCC antes de esa fecha si se quieren alcanzar los objetivos recomendados por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).

una resolución acordada únicamente por cinco Estados: Estados Unidos, China,

Brasil, India y Sudáfrica (Kiessling, 2010). Con la excepción de Estados Unidos, los

restantes Estados son potencias emergentes regionales que rompieron filas respecto a

las formas tradicionales de cooperación sur-sur.

Es preciso reconocer que el régimen internacional del cambio climático no se

agota en las conferencias anuales organizadas por la Convención Marco. Un esquema

del régimen complejo del cambio climático puede ser el siguiente:

Fuente: Keohane, Robert O. and David G. Victor. “The Regime Complex for

Climate Change”. Discussion Paper 2010-33, Cambridge, Mass.: Harvard Project on

International Climate, Agreements, January 2010.

Como se observa en el esquema, el régimen internacional del cambio climático

está configurado de forma no jerárquica mediante la articulación temática de un

conjunto de instituciones que no dependen entre sí para su funcionamiento operativo.

Por un lado, se encuentran las instituciones formales establecidas por las Naciones

Unidas entre las que se encuentran la Convención Marco (UNFCCC) y el Protocolo de

Kioto, entre otras instituciones. Por otro lado, se encuentran las organizaciones

científicas como el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC por sus

siglas en inglés) que analiza la información científica y técnica relevante para la

comprensión del mismo, así como sus posibles repercusiones e impactos sobre la

población humana. En este marco, esta organización realiza informes para que la

Convención adopte medidas concretas y actúa como una comunidad epistémica

unificando al régimen (Speth & Haas, 2006). Asimismo, se encuentran y conviven

entre esta red institucional Bancos Multilaterales, Clubs que reúnen y coordinan la

acción de los Estados, iniciativas bilaterales y unilaterales, entre otros. Todo este

engranaje institucional funciona de forma descentralizada y no jerárquica, lo que para

Keohane puede resultar beneficioso ya que da un mayor margen de maniobra a los

Estados y otros actores de la arena internacional para impulsar programas y políticas

(Keohane & Victor, 2010)

Sección III

El régimen internacional de protección de la capa de ozono es considerado

habitualmente como un caso de régimen exitoso en relación con los objetivos y metas

establecidas. El diseño institucional novedoso establecido a mediados de la década de

los 80’ inauguró el modelo de régimen, luego imitado en otras áreas temáticas

ambientales, basado en la sanción de una Convención Marco y Conferencias de las

Partes (COP). La Convención Marco establecía los parámetros generales del régimen,

objetivos generales, actores participantes, entre otros; y las COP iban a celebrarse en

forma anual, reuniendo a todos los Estados signatarios en miras a la sanción de

protocolos anexos que establecieron metas concretas vinculantes para alcanzar los

objetivos propuestos en la Convención Marco. El caso de la protección de la capa de

ozono ilustra los roles de los diferentes actores políticos e instituciones trabajando en

forma cooperativa para construir gobernanza multilateral ambiental (Speth & Haas,

2006).

Speth y Hass (2006) identifican cuatro etapas en la vida del régimen

internacional de protección de la capa de ozono: Identificación del problema y

construcción de la agenda, negociación y acuerdo sobre las acciones a adoptar,

adopción formal e implementación y monitoreo. Se seguirán estas etapas para

describir la trayectoria del régimen y su situación actual.

La comunidad epistémica compuesta por científicos especialistas en el estudio

de los fenómenos atmosféricos ha tenido un rol clave en llevar la atención del público y

de los hacedores de política hacia este tópico. Ambientalistas, científicos y políticos

han trabajado juntos para llevar este tema a la agenda gubernamental (Speth & Haas,

2006). En 1974, Molina y Rowland publicaron un reconocido paper donde demostraron

que gases clorofluorocarbonados (CFCs) modifican la composición química de la

tropósfera disolviendo las moléculas de ozono. El efecto inmediato de este proceso

sería debilitar la capa de ozono que previene el ingreso de radiación ultravioleta,

dañina para la salud humana. En ese momento, CFCs y otros gases eran utilizados en

forma corriente en heladeras, aerosoles y otros electrodomésticos (Speth & Haas,

2006). A los CFCs se fueron sumando con el transcurso de los años otros gases como

halones, tetracloruro de carbón, metilcloroformo, gases hidroclorofluorocarbonados

(HCFCs) y bromuro de metilo (MeBr) (DeSombre, 2006).

Debido a la presión del público, a los ambientalistas y los científicos, en 1977

Estados Unidos, Canadá y los países nórdicos llevaron el tema al Programa de

Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) donde comenzó a ser tratado. La

agenda había sido ya politizada lo que abrió la posibilidad de iniciar negociaciones que

institucionalicen el régimen. La coalición formada por estos Estados fue esencial para

permitir que este tema se consolide en las negociaciones internacionales (Speth &

Haas, 2006). PNUMA asumió el liderazgo a partir del llamado a negociaciones

internacionales que iniciaron en 1981 y dieron como resultado en 1985 la Convención

de Viena para la Protección de la Capa de Ozono (Speth & Haas, 2006). Conjunto con

la institucionalización de las COP, se estableció una Secretaría Ejecutiva y la

conformación de Grupos Ad Hoc.

En este punto de las negociaciones existían tres principales actores de veto:

Los productores de sustancias químicas y la Comunidad Europea que rechazaban una

reducción sustantiva en la emisión de CFCs y los países en vías de desarrollo que no

encontraban ganancias en plegarse a un acuerdo con compromisos vinculantes

(China, India, Brasil, entre otros). La sostenida presión diplomática por el gobierno de

Estados Unidos, y una combinación de incentivos positivos y negativos a las empresas

quebró dicha resistencia y permitió que en la segunda COP celebrada en 1987 en

Montreal se firme el Protocolo de Montreal con la meta de que los países

industrializados reduzcan su emisión de CFCs en un 50 por ciento respecto a los

niveles de 1986 para 1999. El descubrimiento del “agujero de ozono” en la Antártida

facilitó dicho proceso y actuó como una ventana de oportunidad que sumó a la opinión

pública mundial y a los grupos ambientalistas a la defensa del nuevo Protocolo (Speth

& Haas, 2006). Respecto a los países en vías en desarrollo, se creó un fondo

multilateral en 1991 para brindar asistencia técnica y económica a aquellos países que

la precisaran. Algunos países industrializados preferían que esta función la

desempeñara el Banco Mundial, lo que fue rechazado de plano por diversos países en

vías de desarrollo (DeSombre, 2006). Este mecanismo generó incentivos para la

ampliación de actores estatales en el régimen. Hasta el momento, se han colocado

más de dos billones de dólares para la implementación de más de 5000 proyectos

(DeSombre, 2006).

Las negociaciones dejaron de manifiesto la importancia de considerar a las

empresas como actores políticos vitales y a los intereses económicos como fuerzas

políticas básicas presentes en los procesos negociatorios. En el caso del régimen

internacional de protección de la capa de ozono, se trató de la única forma de

contrarrestar su fuerza como potenciales actores de veto y sumarlos al proceso

cooperativo. Más adelante se volverá sobre este punto.

Otra de las características distintivas del régimen internacional de protección de

la capa de ozono ha sido el proceso de implementación y evaluación de resultados.

Luego de la ratificación del Protocolo por un número significativo de Estados, se

iniciaron procesos de monitoreo de resultados alcanzados, los cuales resultaron muy

alentadores. Se estableció un consenso sobre la metodología y los criterios de

medición y evaluación, lo que llevó a concluir que la meta de reducción de emisiones

de CFCs se había alcanzado, y que la principal consecuencia derivada era que la capa

de ozono había entrado en un proceso de recomposición. Los últimos hallazgos en

este sentido sostienen que, de no mediar cambios en el régimen, para el año 2050 los

daños sufridos por la capa de ozono irían a encontrarse reparados completamente

(Speth & Haas, 2006). Como se ha reseñado, al Protocolo de Montreal se le han ido

anexando otros tratados que ampliaron el número de gases bajo regulación, cabe

destacar así el Protocolo de Londres (1990), el Protocolo de Copenhague (1992), el

Protocolo de Montreal (1997) y el Protocolo de Beijing (1999) (DeSombre, 2006).

Al igual que en el régimen internacional de lucha contra el cambio climático

(Sección II), y a diferencia del régimen de preservación de la biodiversidad (Sección

IV), el régimen de la protección de la capa de ozono fue capaz de construir un bien

público global ligado con la regulación de emisiones de gases CFCs. La gestión del

recurso común atmosférico excede a las soberanías nacionales y permitió la

construcción de un régimen relativamente bien desarrollado (DeSombre, 2006). El

proceso de gobernanza incorporó así un número significativo número de actores

estatales y no estatales con un resultado, en líneas generales, favorable (Hoffmann,

2005).

Sección IV

La biodiversidad o diversidad biológica, es habitualmente definida en líneas

generales como la variabilidad de organismos vivos de cualquier fuente, incluida la

diversidad dentro de cada especie, entre las especies y de los diferentes tipos de

ecosistemas terrestres, marinos y acuáticos (Naciones Unidas, 1992). Generalmente,

la protección de la biodiversidad no ha sido abordada en la literatura especializada

como un régimen, por lo que se ha escrito mucho menos sobre esta temática que

sobre la protección de la capa de ozono y la lucha contra el cambio climático. Sin

embargo, desde que la preservación de la biodiversidad sea estudiada como un

conjunto de prácticas cooperativas e instituciones formales y no formales, puede

abordarse su estudio a partir de un marco de regímenes internacionales.

Diversos estudios revelaron que un gran porcentaje de biodiversidad se

concentra en un relativamente pequeño número de sitios alrededor del planeta. Estos

sitios han sido catalogados como “hot spots”, y han recibido una gran atención en

relación con su conservación y protección. Por otro lado, diversos factores amenazan

a la preservación de la biodiversidad. En primer lugar, el cambio climático genera

cambios en los ecosistemas que amenazan sus funciones adaptativas y generan

migraciones forzadas de especies animales y vegetales. Por otro lado, diversas

actividades humanas generan amenazas severas a la preservación de la

biodiversidad.

En la década de los ’70, la idea de biodiversidad se asociaba a la protección de

la llamada “macro fauna carismática” (osos polares, tigres, jirafas, etc.). Es en 1973

cuando se firma la Convención sobre el tráfico internacional de especies en peligro de

extinción. El objetivo de la misma era prevenir la exportación e importación de

determinadas especies consignadas en el tratado por los países signatarios (McBeath

& Rosenberg, 2006). A partir de la década de 1980 y especialmente a partir de la

Convención sobre Biodiversidad de 1992, es cuando el foco se desplaza de la

protección de especies individuales al concepto actualmente reconocido de

biodiversidad (DeSombre, 2006). En esta transformación fue crucial el rol de la

comunidad epistémica de científicos que trabajaban en el campo de la conservación.

Nuevas revistas científicas como Conservation Biology y Biodiversity and Conservation

emergieron en este contexto (McBeath & Rosenberg, 2006). Implícitamente, se asoció

la idea de biodiversidad con la conservación: Biodiversidad es la clave para el

mantenimiento del mundo tal como lo conocemos (McBeath & Rosenberg, 2006).

Como ya se ha mencionado al analizar el régimen internacional de protección

de la capa de ozono (Sección III), Speth y Hass (2006) identifican cuatro etapas en la

trayectoria de los regímenes: Identificación del problema y construcción de la agenda,

negociación y acuerdo sobre las acciones a adoptar, adopción formal e

implementación y monitoreo. En el proceso de identificación del problema y

construcción de la agenda, el rol de la comunidad epistémica es crucial y su éxito en

llevar el problema a la agenda va a determinar decisivamente sobre el proceso de

politización de la agenda.

La acción de la comunidad de científicos va a materializarse en la Conferencia

de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y Desarrollo de 1992. En este ámbito va

a ser firmada la Convención sobre biodiversidad. Se trata del primer acuerdo global

integral que aborda todos los aspectos de la diversidad biológica: recursos genéticos,

especies y ecosistemas. El acuerdo pretende alcanzar la conservación de la

diversidad biológica, la utilización sostenible de sus componentes, es decir, el uso de

componentes de la diversidad biológica de un modo y a un ritmo que no ocasione la

disminución a largo plazo de la misma, a fin de mantener las posibilidades de

satisfacer las necesidades y las aspiraciones de las generaciones actuales y futuras

(Naciones Unidas, 1992) y la participación justa y equitativa en los beneficios que se

deriven de la utilización de los recursos genéticos (Naciones Unidas, 1992).

La convención establece como objetivo principal la gestión coordinada de los

recursos domésticos en todo el planeta. El principio básico que anima el tratado

asume que los Estados tienen el derecho soberano de explotar sus propios recursos

en aplicación de su propia política ambiental. Asimismo, el ámbito de aplicación del

principio se restringe a los componentes de la diversidad biológica marina y terrestre

situados dentro de los límites de la jurisdicción nacional (Art. 4.a) y a procesos y

actividades realizadas bajo jurisdicción de las Partes o bajo su control, con

independencia de dónde se manifiesten sus efectos, ya sea dentro o fuera de las

zonas sujetas a jurisdicción nacional. (Art. 4.b). De esta manera, los compromisos

asumidos por los Estados no van más allá de estrategias, planes o programas

nacionales que integren, la conservación y la utilización sostenible de la biodiversidad,

así como la identificación de componentes de biodiversidad, actividades perjudiciales,

y de colaboración internacional (prevención y reducción de impactos adversos en otros

estados y fuera de la jurisdicción nacional, notificación y cooperación científica)

(Naciones Unidas, 1992).

Al igual que otros regímenes, la Convención establece que la Conferencia de

las Partes (COP) es el máximo órgano del Convenio. Reúne a los representantes de

los estados parte e incluye algunos observadores, como organizaciones no

gubernamentales (ONGs), las Naciones Unidas y sus organismos especializados.

Cada una de las COP se concentró en un tipo particular de biodiversidad: fueron

abordadas así la diversidad biológica marina-costera, agrícola, de aguas continentales,

de tierras áridas y subhúmedas, forestal, de montañas y de islas. Por otro lado, la

Convención instituye a una Secretaría Ejecutiva, un Órgano Subsidiario de

Asesoramiento Científico, Técnico y Tecnológico y Grupos de Trabajo Ad Hoc

(Naciones Unidas, 1992). Los Protocolos de Cartagena (2000) sobre los organismos

vivos modificados a través del uso de la biotecnología, y de Nagoya (2010) sobre

recursos genéticos, completan el diseño institucional del régimen.

La conformación del régimen no estuvo libre de conflictos sobre su

institucionalización. La inexistencia de organizaciones supranacionales de control,

demuestra el fracaso en la significación de la diversidad biológica como un bien

público global (McBeath & Rosenberg, 2006). La conformación del régimen respondía

al interés de los países desarrollados, como los mismos destinan la mayor cantidad de

sus recursos a la producción, la obligación recaía en los países en vías en desarrollo

frente a una demanda “global” por la protección de la biodiversidad (McBeath &

Rosenberg, 2006) (Paterson, 2000) (Najam, 2005).

Resulta posible distinguir entre diferentes estrategias y prácticas nacionales

utilizadas para el abordaje del problema. Los Estados de renta alta suelen recurrir a

estrategias autosuficientes. Estados Unidos es un caso modelo en este sentido.

Estados Unidos ha sido el primer país en el mundo en recurrir a la creación de

parques nacionales13 como práctica conservacionista (McBeath & Rosenberg, 2006).

Por otro lado, otra estrategia empleada por Estados Unidos es la creación de agencias

nacionales. En 1970 fue creada la acta nacional de políticas ambientales (NEPA por

sus siglas en inglés) y en vinculación más específica con la preservación de la

biodiversidad, el acta para especies en peligro de extinción (ESA por sus siglas en

inglés) en 1973. A partir de estas iniciativas, se multiplicaron las agencias federales de

protección ambiental (McBeath & Rosenberg, 2006). Por otro lado, una vez que se ha

documentado la asociación entre jardines botánicos y bienestar humano (Kuzevanov &

Sizykh, 2006), se acrecientan estas iniciativas en los países ricos.

Otros actores relevantes en el régimen de biodiversidad, como ya se ha

señalado, han sido las ONG’s. Varias de ellas (Greenpeace, Wildlife Conservation,

World Wildlife Fund, entre otras) han considerado a la protección de la biodiversidad

como un pilar central de sus actividades públicas, y actualmente están prestando

mayor atención a los beneficios económicos de la protección de la diversidad biológica

(McBeath & Rosenberg, 2006). Sin embargo, a partir de la crisis de la gobernanza

global ambiental ya reseñada con anterioridad, han surgido varios movimientos

13

El Parque Nacional Yellowstone fue creado por el Congreso de Estados Unidos en 1872

sociales transnacionales con una orientación más radicalizada que cuestionan las

bases sobre las que se pretende solventar la protección de la biodiversidad. Más

adelante se volverá sobre este asunto.

En cambio, en los Estados en vías de desarrollo coexiste una fuerte presión de

ONG’s internacionales conservacionistas, gobiernos extranjeros y agencias

internacionales como el Banco Mundial que presionan en forma contradictoria a los

gobiernos con la adopción de medidas de preservación ambiental, en simultáneo con

la apertura de libre comercio que ha llevado a los países de la región a la

especialización en commodities y una política de extractivismo agresiva con el medio

ambiente (O’Neill & Burns, 2005) (Barkin, 2005). Uno de los primeros casos

destacados de quiebre ha sido la presentación del Proyecto Yasuní-Itt por parte del

gobierno de Ecuador en 200714, y que ha logrado la adhesión del Programa de

Naciones Unidas para el Medio Ambiente y del Programa de Naciones Unidas para el

Desarrollo, y que como uno de sus objetivos centrales se señala la preservación de la

biodiversidad, aunque su resultado es aún incierto.

14

Para obtener más información sobre esta iniciativa se recomienda visitar http://yasuni-itt.gob.ec/

Sección V

La lluvia ácida fue el primer asunto atmosférico transnacional en ser abordado

a través de mecanismos de cooperación constituyendo uno de los primeros regímenes

transnacionales ambientales. Emisiones de sulfuro y óxidos nitrosos,

fundamentalmente a partir de la quema de combustibles fósiles como carbón, se

transforman químicamente en la atmósfera y vuelven a la tierra, principalmente a

través de la lluvia. La acidificación resultante de estos procesos atenta contra la vida

en lagos, ríos y bosques (Speth & Haas, 2006).

La imposibilidad de controlar este fenómeno a nivel nacional, llevó a los

primeros esfuerzos por encontrar una resolución a través de mecanismos

transnacionales. El problema de la lluvia ácida fue un precursor de la Conferencia de

Estocolmo de 1972. Los países escandinavos estaban sintiendo sus efectos y Suecia

fue así el primero en proponer la necesidad de una conferencia internacional

organizada por las Naciones Unidas para abordar la relación entre los seres humanos

y el medio ambiente natural (DeSombre, 2006). A pesar que la Conferencia no adoptó

resoluciones directas contra la lluvia ácida, su declaración final y plan de acción

incluían ítems relevantes, inspirados por este tema.

En los mediados de los 70s la Unión Soviética propuso en el marco de la

detente negociar sobre problemas comunes entre los dos polos, incluyendo a la lluvia

ácida como uno de los temas a ser tratado (DeSombre, 2006). Sin embargo, los

primeros desacuerdos se observaron al interior de Europa, entre los Estados nórdicos

que pretendían acuerdos vinculantes y Alemania e Inglaterra que se resistían a

cambiar su comportamiento. Como se verá posteriormente, la práctica de socialización

de los Estados al interior del régimen eliminó la oposición manifestada. La convención

negociada, sobre Polución Aérea Transfronteriza finalmente actúo como Convención

Marco estableciendo los fundamentos del proceso cooperativo sin precisar establecer

los aspectos más sustantivos de la mitigación: el único acuerdo general alcanzado era

la reducción de emisiones de sustancias que provocaban la lluvia ácida.

El acuerdo fue firmado por Estados Unidos, Canadá, la Unión Soviética y varios

países europeos (Naciones Unidas, 1979). La convención estableció una sólida

comunidad epistémica para la mejor comprensión de los problemas ambientales

transnacionales. Los Estados debían recoger información sobre su nivel y tipo de

emisiones, lo que fue un antecedente vital de los futuros regímenes de la capa de

ozono y del clima (Secciones III y II respectivamente). Por otro lado, los Estados se

comprometieron a cooperar en esfuerzos de investigación conjunta sobre potenciales

contaminantes del aire y sus efectos sobre el medio ambiente y la salud humana

(DeSombre, 2006). Estos compromisos fueron la base de un futuro protocolo anexo en

1984 que coordinaba la investigación al interior de la Organización para la

Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Al interior de la propia convención, el

Grupo de Trabajo sobre Efectos dirigió una serie de programas cooperativos

internacionales fallidos, donde la participación de los Estados era voluntaria y

autofinanciada, lo que limitó su efectividad.

El equivalente a las COP en este régimen estaba configurado por el Cuerpo

Ejecutivo que reunía a todas los Estados parte en forma anual para establecer los

acuerdos sustantivos del régimen. Se determinó que la regla decisoria, al igual que en

las COP, sería el consenso (DeSombre, 2006). Sin embargo, a diferencia de los

protocolos definidos por las COP, las decisiones del Cuerpo Ejecutivo no eran

vinculantes para las partes. Sin embargo, desde una consideración basada en la

efectividad, los principales cambios de comportamiento en los Estados parte se

produjeron a partir de los protocolos sancionados por el Cuerpo Ejecutivo (DeSombre,

2006). Hay un número creciente de Grupos de Trabajo operando bajo el paraguas del

Cuerpo Ejecutivo.

A diferencia de otros regímenes considerados, el régimen internacional para la

prevención de la lluvia ácida transnacional no es un régimen propiamente global. Se

trataba de un régimen que pretendía regular el espacio común euroasiático, con la

incorporación de Estados Unidos y Canadá como miembros observadores, sin la

pretensión de incorporar al mismo a nuevos espacios geográficos (Speth & Haas,

2006).

El rol de la comunidad epistémica en este régimen fue clave para persuadir a

los Estados díscolos como Alemania e Inglaterra a que cambien sus posiciones de

rechazo inicial. El cambio en la posición alemana finalmente abrió las puertas en la

década del 80 para la sanción de acuerdos de tipo vinculantes entre los Estados

miembros (DeSombre, 2006). El primer pacto vinculante fue el Protocolo de reducción

de emisiones de sulfuro y sus flujos transfronterizos, que entró en vigor en 1987

(DeSombre, 2006). La única oposición a este acuerdo fue manifestada por el bloque

soviético que proponía que debían ser regulados únicamente los flujos transfronterizos

y no el resto de las emisiones, lo que llevó a la práctica habitual de relocalizar las

fábricas contaminantes lejos de fronteras internacionales (DeSombre, 2006). A este

protocolo le siguieron la sanción del Protocolo de control de óxidos de nitrógeno y sus

flujos transfronterizos que entró en vigor en 1988 y el Protocolo de control de emisión

de componentes orgánicos volátiles y sus flujos transfronterizos que entró en vigor en

1997.

A partir del Protocolo de Reducciones adicionales de Emisiones de Sulfuro,

ratificado en 1998, el régimen tuvo un viraje crítico en su orientación. En este nuevo

protocolo se pretendía regular emisiones diferenciadas entre Estados según el

concepto de “Cargas críticas” como una guía para determinar las obligaciones en la

reducción de emisiones. La idea era que en ningún ecosistema regulado por el

protocolo se acumule un exceso de emisiones que afecte las capacidades naturales

del mismo para propender a su absorción. Esta metodología ha abierto un debate

sobre sus logros o éxitos alcanzados en relación con la meta propuesta pero posee la

indudable virtud de pensar las obligaciones a partir de las necesidades del medio

natural (DeSombre, 2006) (Dauvergne, 2005). La disolución del bloque soviético

posibilitó las condiciones para el establecimiento de este consenso (Speth & Haas,

2006). Bajo esta propuesta durante la última década se han ratificado una serie de

protocolos que amplían las regulaciones sobre diversas sustancias emitidas a la

atmósfera.

El resultado del régimen ha sido en líneas generales promisorio. Se estableció

un consenso sobre metas a alcanzar, formas de medición y los resultados alcanzados

satisficieron las expectativas puestas sobre el régimen. Sin embargo, el acelerado

crecimiento económico del sudeste asiático en la última década ha replicado los

problemas existentes con anterioridad en el espacio euroasiático, lo que ha abierto la

discusión sobre cuál sería la mejor forma de abordarlos; incorporando a China, India,

Tailandia, Indonesia y otros al régimen existente o si fundar otro régimen sobre bases

regionales (Speth & Haas, 2006).

Sección VI

A partir del análisis específico de los regímenes considerados es posible

establecer un análisis comparado entre los regímenes considerados. La comparación

no pretende ser exhaustiva ni cubrir todas las variables pasibles de comparación, sino

que permite realizar una descripción más completa de la gobernanza global ambiental

en temas centrales. En la tabla siguiente se resumen los resultados arribados:

Régimen

Internacional

de lucha

contra el

Cambio

Climático

Régimen

Internacional de

protección de la

capa de ozono

Régimen

Internacional

de

preservación

de

biodiversidad

Régimen

Internacional

para la

prevención de la

lluvia ácida

transnacional

Resultado

s

arribados

Fracaso en

relación con

las metas de

cumplimiento

obligatorio.

Éxito en relación

con las metas

de cumplimiento

obligatorio.

Fracaso en

relación con

las metas de

cumplimiento

obligatorio.

Éxito en relación

con las metas

de cumplimiento

obligatorio.

Diseño

institucion

al

Régimen

complejo

basado en la

estructura de

Convención

Marco y

Conferencias

de las Partes.

Múltiples

tratados y

acuerdos

adicionales.

Régimen simple

basado en la

estructura de

Convención

Marco y

Conferencias de

las Partes.

Régimen

complejo

basado en la

estructura de

Convención

Marco y

Conferencias

de las Partes.

Múltiples

tratados y

acuerdos

adicionales.

Régimen simple

basado en la

estructura de

Convención

Marco y Cuerpo

Ejecutivo

Actores

participant

es

Más del 95%

de los actores

estatales y una

amplia

variedad de

actores no

Más del 95% de

los actores

estatales y una

amplia variedad

de actores no

estatales.

Más del 95%

de los actores

estatales y una

amplia

variedad de

actores no

Régimen

regional y

relativamente

pocos actores

no estatales

estatales. estatales.

Posición

de

Estados

Unidos

respecto al

régimen

Participante

sin

compromisos

vinculantes

asumidos

Participante con

compromisos

vinculantes

asumidos

Participante

sin

compromisos

vinculantes

asumidos

Participante sin

compromisos

vinculantes

asumidos

Como punto de partida para la comparación resulta significativo observar los

resultados obtenidos por los cuatro regímenes considerados. Tanto el régimen

internacional de cambio climático como el régimen internacional de preservación de

biodiversidad fallaron en el cumplimiento de las metas asumidas por los Estados en

los Protocolos anexos. En el caso del primero, como el Informe sobre Desarrollo

Humano 2007/2008 demuestra que con la excepción de Reino Unido (y los países de

Europa del Este incluyendo Rusia que también redujeron sus emisiones pero no a

partir de una acción prevista sino como consecuencia de una fuerte caída de su

Producto Interno Bruto con la desaparición de la Unión Soviética), la mayoría de los

países había incumplido las metas de reducción asumidas en el Protocolo de Kioto, y

hasta en algunos casos incrementaron las emisiones de gases de efecto invernadero

(Canadá, Estados Unidos, Australia y Japón), pese a tener compromisos firmados de

reducción de las mismas (PNUD, 2007). En el caso del segundo, de los once

indicadores y metas asumidas para el año 2010 únicamente dos fueron alcanzadas.

Como se señala en el informe sobre cumplimiento de las Metas de Biodiversidad,

“Sobre la base de la información disponible hasta la fecha y se analizaron para la

segunda edición de la Perspectiva Mundial sobre Diversidad Biológica, un mensaje

común emerge: la biodiversidad está en declive en todos los niveles y escalas

geográficas (…) Sólo dos de los indicadores de respuesta utilizados muestran

tendencias positivas: La cobertura del área protegida se ha duplicado en los últimos 20

años y las áreas terrestres protegidas cubren ahora más del 12% de la superficie

terrestre de la Tierra, y la calidad del agua en los ríos de Europa, América del Norte y

América Latina y el Caribe ha mejorado desde la década de 1980”

A diferencia de lo anterior, el régimen internacional de protección de la capa de

ozono ha sido exitoso en cumplir las metas previstas, asegurando en forma gradual e

incremental la prohibición de gases que dañan el ozono de la atmósfera. Los

protocolos anexos fueron incorporando regulaciones particulares que fueron

finalmente implementadas. El régimen internacional para la prevención de la lluvia

ácida transnacional también ha sido exitoso cambiando los comportamientos de los

Estados bajo regulación e imponiéndoles cargas diferenciales según las necesidades

específicas del medio natural.

Considerando el diseño institucional, tanto el régimen del clima como el

régimen de biodiversidad pueden ser considerados como regímenes complejos. Esto

significa que los actores difieren entre sí en variables como poder, información e

intereses: Por otro lado, el problema que nuclea el régimen es definido en forma

diferencial por los actores que proponen estrategias, abordajes, respuestas y

mecanismos de evaluación de resultados diferentes y, en algunas oportunidades

inconmensurables entre sí (Keohane & Victor, 2010). Esto da como resultado un

régimen configurado de forma no jerárquica mediante la articulación temática de un

conjunto de instituciones que no dependen entre sí para su funcionamiento operativo

(Keohane & Victor, 2010). Sin embargo, los cuatro regímenes poseen en común un

diseño institucional básico común y compartido basado en una Convención Marco que

instauraba los parámetros generales del régimen, objetivos generales, actores

participantes, entre otros; y las Conferencias de las Partes que se celebran en forma

anual (Cuerpo Ejecutivo en el caso del régimen de la lluvia ácida), reuniendo a todos

los Estados signatarios en miras a la sanción de protocolos anexos que establecieron

metas concretas vinculantes para alcanzar los objetivos propuestos en la Convención

Marco.

Por otro lado, los primeros tres regímenes considerados poseen una

participación prácticamente universal por parte de los actores estatales con una fuerte

presencia de organizaciones no gubernamentales, que actúan como coaliciones de

incidencia al empujar los límites de la agenda gubernamental hacia mayores

compromisos por parte de los Estados participantes. El régimen internacional para la

prevención de la lluvia ácida transnacional es un régimen de alcance regional con

pocas organizaciones no gubernamentales participantes identificadas directamente

como comunidades epistémicas, que puede ver abierto un debate sobre sus marcos

regulatorios con su posible transformación en régimen global.

Por último, desde explicaciones vinculadas a las teorías realistas de relaciones

internacionales, suele atribuirse el fracaso de un régimen al rechazo que genere en los

actores estatales más poderosos. Considerando la posición estadounidense como

hegemón del sistema internacional puede compararse la situación de Estados Unidos

con respecto a los cuatro regímenes considerados. Mientras que en el régimen de

cambio climático y en el de biodiversidad Estados Unidos participa pero sin asumir

compromisos vinculantes, en el régimen de protección de la capa de ozono, Estados

Unidos fue uno de sus impulsores principales bloqueando la oposición de potenciales

actores de veto (Ver Sección III). En el régimen internacional para la prevención de la

lluvia ácida transnacional, Estados Unidos es un miembro observador sin

compromisos vinculantes pero con un claro interés puesto en el éxito del régimen,

acompañado de la adopción de medidas de ajuste a nivel nacional.

Sección VII

A partir de la comparación precedente, es posible indicar algunos lineamientos

para continuar la investigación en materia de gobernanza global ambiental. En primer

lugar, es posible señalar que los procesos de gobernanza implican, por definición,

relaciones estado-societales, lo que de visiones exclusivamente estatocéntricas de las

relaciones internacionales (Dauvergne, 2005). Sin embargo, ha existido habitualmente

un sesgo hacia considerar únicamente los comportamientos cooperativos entre

actores estatales y actores no estatales. Como se ha mostrado en el análisis del

régimen de protección de la capa de ozono (Sección III), existen actores no estatales

que se oponen a las disposiciones que un régimen establezca y que pueden actuar

como actores de veto. Este sesgo teórico, aún muy presente en las obras teóricas

escritas o traducidas al español, ha comenzado a ser discutido a partir de considerar

las dimensiones ligadas a la economía política de la gobernanza ambiental, lo que

abre nuevos campos de exploración académica (O’Neill & Burns, 2005) (Clapp, 2005)

(Park, Conca, & Finger, 2008) (Paterson, 2000).

En segundo lugar, la crisis de la gobernanza global ambiental reseñada en la

introducción, ha abierto las puertas a nuevos proyectos políticos que reencarnen el

valor de la sustentabilidad. Desde teorías críticas, se reconoce que la quiebra de este

consenso no es únicamente de los regímenes internacionales ambientales, sino de la

propia cosmovisión neoliberal que le da sustento (Saguier, 2012). Lo que estaría

disputado es la propia hegemonía neoliberal desde un plano material y simbólico con

una contra-hegemonía en construcción a partir de movimientos sociales representados

en las Cumbres de los Pueblos. Como se ha visto en el análisis sobre biodiversidad

(Sección IV), desde actores estatales (Ecuador) con un fuerte apoyo de movimientos

sociales radicalizados se propuso una medida innovadora como Yasuní ITT que

desmercantiliza la lógica habitual de la gobernanza ambiental global basada en

incentivos económicos y racionalidad de los actores, a partir de una racionalidad más

profunda, asociada a la cosmovisión del “Vivir Bien”, institucionalizado en la nueva

constitución de Ecuador. Como se observa, esta mirada teórica abre un abanico de

nuevos temas y actores a ser considerados respecto a las miradas tradicionales sobre

la gobernanza.

En tercer lugar, como se observó en la comparación precedente, resulta

sumamente difícil a partir de un análisis comparado identificar con precisión las causas

de resultados diferenciales a partir de regímenes semejantes.

Conclusiones

En el presente trabajo se abordó la problemática de la gobernanza global

ambiental desde una perspectiva comparada considerando los principales regímenes

ambientales globales: el régimen internacional de lucha contra el cambio climático, el

régimen internacional de protección de la capa de ozono, el régimen internacional de

preservación de la biodiversidad y el régimen internacional para la prevención de la

lluvia ácida transnacional.

En primer lugar, se consideró la literatura sobre regímenes internacionales y su

vinculación con la idea de gobernanza global. A partir de estos elementos teóricos se

realizaron los análisis de caso, que demostraron la dificultad de identificar con

precisión las causas de resultados diferenciales a partir de regímenes semejantes. Se

analizó luego la crisis actual de gobernanza global ambiental y sus implicancias, para

avanzar luego sobre líneas de investigación relevantes a partir de las comparaciones

previas.

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Recursos mineros, transnacionales y

conflicto. El caso del carbón en Colombia y

la responsabilidad social empresarial de las

transnacionales.

Otálora Cortés, Rosalvina

Universidad del Salvador

3ras. Jornadas de Relaciones Internacionales

FLACSO | 25 y 26 de Octubre de 2012

Resumen.

Desde los años noventa el carbón se ha posicionado como el segundo producto de

exportación colombiano después del petróleo. En Colombia, la extracción del carbón

es realizada por el sector privado y el 92.3 % es aportada por las explotaciones de las

transnacionales Drummond y Cerrejón (UPME, 2007). Estas empresas se ubican en

los departamentos de El Cesar y La Guajira, dos lugares que han vivido en los últimos

años complejas dinámicas de violencia y riqueza minera.

El conflicto ha afectado la población y ha impedido el fortalecimiento de las

instituciones estatales. A pesar de los altos ingresos que genera la explotación del

carbón, ello no se ve reflejado en el mejoramiento de la calidad de vida de los

habitantes de la zona (Meisel, 2007).

Estas empresas han estado asociadas a escándalos de violación en materia de

derechos humanos y consecuencias de tipo ambiental que afectan a la población

cercana a las zonas de explotación. Sin embargo, estos son los dos proyectos

carboníferos más importantes de Colombia y han transformado profundamente los

entornos ambientales e institucionales de los lugares en los que operan. Respecto a

las consecuencias de la explotación, hay opiniones que señalan las graves

consecuencias medioambientales, de salud, y la relación con el conflicto y opiniones

que afirman los factores positivos de la inversión.

La propuesta de la ponencia es analizar el impacto de la Responsabilidad Social

Empresarial de las Empresas Transnacionales en escenarios de conflicto, tomando

como estudio de caso el carbón en Colombia. A partir de ahí se busca responder a las

siguientes preguntas:

¿Qué razones llevan a las empresas transnacionales que explotan carbón en

Colombia a explotar en zonas de conflicto?

¿En qué medida la responsabilidad social empresarial de las Empresas

Transnacionales que explotan carbón en Colombia constituye una estrategia defensiva

frente a los escándalos de violación en materia de derechos humanos?

Para tal efecto, la ponencia se divide en dos partes. La primera, busca hacer revisión

teórica de la economía política del conflicto, centrándose en la relación existente entre

los recursos naturales y los conflictos armados, y la dinámica que estas relaciones

imprimen a los conflictos dependiendo de los contextos y los actores, entre ellos, las

empresas transnacionales.

Esto dará pie para el desarrollo de la segunda parte, en la que se estudiará el papel de

las ETN del carbón en el conflicto colombiano y la responsabilidad social empresarial,

RSE, como herramienta de respuesta a los escándalos en materia de violación de

derechos humanos en los que estas se han visto implicadas.

Palabras clave: Economía política del conflicto armado, recursos naturales, conflicto

armado Colombia, Empresas transnacionales, Responsabilidad social empresarial,

Carbón.

Parte I.

La relación recursos - conflicto

2. Los recursos naturales y el conflicto armado

En algunos de los conflictos ocurridos desde finales de la década del ochenta, los

grupos armados han sacado provecho de recursos naturales tales como los metales o

las piedras preciosas, el petróleo, la madera, entre otros, para sustituir los recursos de

financiación otorgados por las potencias durante la guerra fría en algunos casos, y en

otros, los obtenidos por medios cómo el boleteo y otras prácticas económicas. De

acuerdo con Paola García Reyes: ‘La relación entre recurso naturales y conflicto

armado o guerras civiles ha sido discutida o abordada desde distintas corrientes de

análisis. De un lado las hipótesis de las nuevas guerras han sugerido que las guerras

contemporáneas se diferencian de las ocurridas durante la Guerra Fría, entre otros

aspectos, por la preponderancia de los intereses económicos sobre los objetivos

colectivos y de cambio social, en el marco de la desregulación económica y política

propia de la globalización contemporánea. De otro, el análisis de las causas

económicas de las guerras civiles o conflictos internos han aportado una base material

a las explicaciones al proponer que son los recursos naturales el eje de las disputas’.

(García, 2011, 13).

2.1 Las teorías de la escasez y abundancia de recursos naturales cómo

generadoras de conflicto.

La relación entre el conflicto y los recursos naturales, apenas ha sido examinada por la

ciencia política. Los análisis se han centrado más bien en conflictos sociales sobre

recursos naturales, áreas protegidas, regímenes agrícolas, o regiones productivas,

descuidando la ecología política violenta en los grandes conflictos.

En principio, la disponibilidad natural de un recurso no es en sí misma un indicador de

conflicto. Hay que tener en cuenta que los conflictos también tienen cómo causa la

escasez de los recursos. El deseo de poseerlos (o avaricia) buscó su disponibilidad,

tanto como las necesidades de los hombres, y las prácticas que forman la economía

política de cualquier recurso utilizan la violencia cómo medio decisivo de arbitraje. En

ambas perspectivas, de acuerdo con Paul Le Billón, las sociedades enfrentadas con

circunstancias ambientales específicas -escasez o abundancia-, tienen un riesgo más

alto de ser afectados por conflictos violentos (Le billón, 561 y ss). Tal determinismo

ambiental se explica, en el mejor de casos, con los efectos debilitantes del recurso en

las economías y las instituciones, que dan lugar a luchas de distribución, que en un

momento determinado se tornan violentas.

De acuerdo con la hipótesis de la guerra por recursos escasos, las personas o las

sociedades, lucharán para asegurar el acceso a los recursos necesarios para su

supervivencia: cuanto más escaso el recurso, más inhumana se torna la lucha. Existen

argumentos contrarios a la generalización de ésta perspectiva de la guerra por

recursos escasos. En primer lugar, la escasez del recurso y la presión de población,

pueden dar lugar a la innovación socioeconómica, incluyendo una diversificación de la

economía, que origina a menudo una distribución más equitativa de los recursos en la

sociedad. En segundo lugar, el comercio internacional y los mecanismos de mercado

hacen contrapeso a la escasez localizada de recursos, además de motivar

innovaciones y cambios en los recursos. En tercer lugar, en los países pobres en

recursos, el Estado depende más de las entradas financieras diversificadas de la

sociedad que en países ricos en recursos, en dónde dependen más de los ingresos

obtenidos por las exportaciones del recurso natural. (Le billón, 561 y ss).

En la otra perspectiva, la creencia que los recursos abundantes ayudan al desarrollo

económico y son así positivos para la estabilidad política, es contraria a la evidencia

empírica que sugiere que los países ricos en recursos, son pobres de acuerdo con sus

variables e indicadores económicos más sensibles (PIB per capita, NBI, LP) . Esta

noción de una maldición del recurso también sostiene mucha de la literatura de la

escasez - guerra por el recurso. De hecho, los conflictos armados y la inestabilidad

política crónica en muchas regiones, por ejemplo en el golfo de Guinea, el Medio-Este,

o la región caspia, establecen una posible influencia de los recursos en la

vulnerabilidad y el riesgo de conflicto (Kalulambi, 2003, 51) .

En este marco, también está el interés de las elites de los países pobres en recursos,

de desarrollar y enajenar el capital humano, más bien que de proteger las rentas de

los recursos escasos o no existentes. En esta visión, la probabilidad del conflicto

violento disminuye a medida que aumenta el capital humano (habilidades en la

educación, los negocios y la producción), la economía se diversifica y el gobierno es

más democrático. Según ésta posición, en las guerras por recursos -cuando éstos son

abundantes-, las materias primas son fácilmente extraíbles y por tanto atractivas para

las elites predominantes, para quienes éstas representan, y sus competidores (Le

billón, P, 562). Así, el conflicto armado tiende a ser comercializado; es decir,

caracterizado por la negociación con recursos naturales, y el movimiento político hacia

agendas económicas privadas, que incluyen la presencia de agentes externos, cómo

el capital transnacional (Otálora, 2006).

La abundancia de los recursos naturales se liga en tal sentido, al desarrollo económico

y a los gobiernos pobres, dos factores asociados generalmente a una mayor

probabilidad de conflicto (Soyssa, 2009, 113). La relación empírica es demostrada por

el riesgo más alto del conflicto armado al que hacen frente los países exportadores de

materias primas (Collier, 1998, 563). Sin embargo, hay una relación endógena posible

entre la carencia de la diversificación económica y la ocurrencia de la guerra, que es

demostrada por el riesgo más alto de la guerra repetida para los países exportadores

de materias primas.

Algunos ejercicios cuantitativos, que modelan la relación recursos - conflicto a través

de modelos multivariados, confirman en parte la discusión de la guerra por recursos

escasos y la discusión de la guerra por recursos abundantes. Los niveles de muertes

violentas tienen una relación positiva con la degradación ambiental; pero falta explicar

por qué una abundancia o escasez de recursos valiosos, no es un factor necesario o

suficiente de conflicto. Las piedras preciosas o el petróleo, también movilizan el

desarrollo pacífico, cómo ocurrió por ejemplo en Botswana o Noruega. Una escasez

de recursos no obstaculizó el desarrollo pacífico en muchos países (se cita con

frecuencia a Japón como ejemplo de un país pobre en recursos naturales, pero a la

vez altamente desarrollado).

Desde el punto de vista económico, si es la escasez la que crea valor, es la

abundancia la que crea abundancia; pero desde el punto de vista geográfico, la escala

del análisis es crucial: por ejemplo, en Angola hay una abundancia local de diamantes

que son globalmente escasos. La escasez o la abundancia de recursos, en éste

sentido también sería una construcción social relativa.

Otra explicación posible es que la concentración muy grande de los beneficios y de la

exportación del recurso, ofrece la posibilidad de comprar la paz social con agendas

populistas y la corrupción de opositores políticos. La necesidad de preservar una

imagen encantadora, condujo a la industria del diamante a reaccionar rápidamente, -

por lo menos en términos de relaciones públicas-. El papel desempeñado por la

extracción y los beneficios del diamante en varios conflictos africanos contemporáneos

no es el único de los fenómenos recientes, pero está inscrito en la larga sucesión de

extracción de recursos, que implica a redes de elites locales, agentes comerciales y

mercados globales, para exportar esclavos, caucho, madera, café, minerales, petróleo,

o diamantes.

Finalmente, no hay que olvidar que los conflictos contemporáneos ligados a recursos,

se arraigan en la historia de la extracción del recurso. La misma dotación de recursos

naturales, es un proceso histórico de construcción social. En principio, “los recursos no

son, se convierten en”. (Otálora, 2006). Los diamantes son un ejemplo de un material

inútil construido -económica y discursivamente- como uno de los recursos con los más

altos precios en los mercados y manipulados y comercializados por un cartel.

2.2 La naturaleza y la geografía del recurso

Dentro de los procesos históricos de las economías políticas de extracción de los

recursos, varios factores participan en la reproducción y la transformación de conflictos

ligados a éstos. La distribución espacial y el saqueo de los recursos, son cruciales con

respecto a las oportunidades de los grupos armados de obtener y conservar el control

sobre los ingresos provenientes de la explotación del recurso. La economía, la

materialidad y la geografía políticas de los recursos, pueden influenciar así

perceptiblemente la probabilidad y el curso de los conflictos armados. Al mismo

tiempo, las necesidades y las prácticas de la guerra han influenciado el patrón de la

explotación del recurso y sus implicaciones ambientales.

De otro lado, la manera en que se establece la relación recursos - conflicto, es

generalmente un producto histórico asociado a un patrón de relación con la economía

global, los lazos coloniales, los intereses comerciales privados y de las elites

nacionales. A nivel local, los recursos proveen a los líderes políticos de los medios

para permanecer en el poder de un régimen organizado, a través de un sistema de

recompensa a los seguidores y castigando a los opositores. Las ganancias pueden

incluso permitir que las reglas se extiendan de este círculo clientelista hasta la

población en general. Pero la situación es más compleja cuando se incluye en la

explotación del recurso a las firmas extranjeras, bajo esquemas cómo concesiones,

privatización, etc; con dicha medida se ofrece la ventaja de satisfacer a instituciones

financieras internacionales y de consolidar la ayuda política externa, además de

beneficiar a las elites interesadas en la privatización del negocio de extracción y venta

del recurso (Renno, 2000).

Un fuerte control político y económico de los recursos por parte de la elite

predominante, deja poco alcance para el patrocinio exterior del estado, especialmente

en el caso de los exportadores de minerales. Así las cosas, y en ausencia de un

consenso político, los países dependientes del recurso tienden a tener gobiernos

capaces de servir a los intereses externos y hacen frente a un mayor riesgo de

conflicto violento, además de experimentar las perversidades propias de la

dependencia de bienes de bajo valor agregado (recursos naturales y materias primas).

(Renno, 2000).

En ese marco, fenómenos cómo la inversión ineficaz y la corrupción son

características. Laviolación de derechos, sin embargo, tendría en principio un carácter

endógeno; con excepción del interés financiero propio de los organismos

internacionales, tales como ordenar la política económica (fiscal, monetaria y

cambiaria), lo que tiene gran incidencia en la situación económica de la población, en

su mayoría pobre, y la protección obtenida por la inversión extranjera a través del

apoyo a los organismos militares o en su defecto, -cuando esta es insuficiente o

ineficaz- a grupos privatizadores de la seguridad y de la justicia, vinculados o no a los

gobiernos.

De otro lado, el negocio de la extracción del recurso tiene una característica

específica: no puede elegir dónde están los recursos. Esta situación proporciona

oportunidades amplias para los competidores internos, de desafiar las reglas de

control directo sobre áreas ricas en recursos y del transporte de los mismos, lo que

tiene un efecto crítico en la localización de los conflictos, incitando a grupos rebeldes a

establecer zonas de control permanentes dondequiera que se localicen los recursos y

las rutas del transporte, complementado su estrategia tradicional de alta movilidad y

localización.

La naturaleza y la geografía de los recursos de extracción, desempeñan un papel

crucial en la manera en que se forman sus redes económicas. Así, se articulan la

localización geográfica de los recursos, con las prácticas de su explotación según las

condiciones del conflicto armado. En cuanto mayor es la distancia o la dificultad de

acceso al recurso natural, mayor es el coste de control y más alto es el riesgo de

perder el recurso ante el adversario; así, si el grupo armado se localiza cerca del

recurso, es difícil su control por parte del Estado, pero surgen dificultades para la

comercialización –por lo menos legal- del recurso.

En otras palabras, es menos probable que un recurso cerca de la capital, sea

capturado por los rebeldes, que un recurso cerca de una frontera, o en el caso de

Colombia, al interior del país, en relación con los ubicados en zonas alejadas (dentro

de la montaña). De ésta forma, los recursos se pueden clasificar así como próximos o

distantes. Cuánto más alta es la disponibilidad de recursos valiosos en la periferia de

control del Estado, mayor es la probabilidad de conflicto.

Otra dimensión geográfica importante es la concentración del recurso. Paul Le Billón

ha identificado dos categorías: “Aparte del aspecto puramente físico de esta

concentración espacial, el modo de la explotación puede determinar el aspecto social

de esta concentración.”. (Le billón, P, 561 y ss). La oportunidad también puede

depender de varios factores cómo la geografía: las montañas y la flora son necesarias

para ocultar a los rebeldes. (Le billón, P, 561 y ss)

Las poblaciones tienden a reagruparse en áreas más seguras, dejando regiones

extensas despobladas, lo que conduce a una reconfiguración de las actividades

económicas y las estructuras sociopolíticas. Las actividades económicas pacíficas se

contraen y se circunscriben geográfica y estructuralmente. A menos que los gobiernos

puedan monopolizar los medios de intercambio (vehículos, aeropuertos, caminos,

cuentas bancarias, autorizaciones de exportación, intermediarios, importadores) entre

un recurso y la economía queda abierto un espacio económico propicio, que puede

llegar a ser autónomo, con actividades comerciales o criminales basadas en recursos

locales, existiendo un riesgo inherente de apropiación privada de los recursos. Es

decir, la tipología de los conflictos armados ligados a recursos, influencia el tipo de

conflicto violento.

Paul Le Billon examina las relaciones entre las teorías sobre los recursos y los

conflictos armados y los procesos históricos en los cuáles encajan y sugiere la

inclusión de recursos naturales en mercados comerciales primarios internacionales,

con características criminales, responde a una forma de exclusión de la globalización;

con importantes implicaciones y obstáculos para la promoción de la paz. (Le billón, P,

2005, 561 y ss)

2.3 Codicia, venganza y lootability: otras variables que explican la relación

recursos– conflicto

Los primeros estudios del Banco Mundial señalan que son más bien las oportunidades

económicas, que la reivindicación política social, la que lleva al conflicto armado.

(Collier, 1998). Collier y Hoeffler1 afirman que los recursos están correlacionados

positivamente con el conflicto armado (Collier, 1998, 91). Argumentan que los estados

con alta dependencia de las exportaciones del petróleo y de minerales tienen un riesgo

de un veintitrés (23%) por ciento de experimentar una guerra civil, para cualquier

período de cinco años; en comparación con un país sin exportaciones del recurso

natural, que experimenta un riesgo de guerra civil de solamente cero punto cinco

(0.5%) por ciento. Otros argumentan sus hipótesis usando la misma base de datos de

1 El trabajo realizado por Collier y Hoeffler, investigadores del Banco Mundial, ha tenido un fuerte impacto

en el pensamiento global sobre las guerras civiles contemporáneas, y especialmente dentro del mismo organismo, que ahora tiene investigadores dedicados a cuantificar el impacto económico que tiene en el desarrollo de los países del sur, la violencia, el crimen y el conflicto armado. Las explicaciones que éstos investigadores generan, se traducen en política pública y se aplican en el tratamiento de muchas guerras civiles hoy en el mundo. De hecho, resulta interesante el éxito de la difusión de las conferencias de Collier sobre las herramientas económicas que deben aplicarse durante el posconflicto.

guerras civiles, con resultados que varían. Sin embargo, es válido afirmar que no ha

sido alcanzado un consenso en la relación entre materias primas y el conflicto armado.

Las materias primas incluyen recursos en gran parte no renovables, productos

agrícolas y minerales. Según las pruebas estadísticas de De Soysa.s, la incidencia en

la guerra civil no tiene relación alguna con la disponibilidad per capita de recursos

renovables y no renovables. Pero, una vez que De Soysa refina sus variables

independientes para incluir solamente los recursos minerales, su resultado es

altamente significativo. Encuentra que a mayor disponibilidad per capita de recursos

minerales, mayor es la incidencia del conflicto (De soyssa, 113).

Hay varias interpretaciones sobre la existencia de una correlación positiva entre el

conflicto armado y la dotación de recursos. Una de las más importantes, identificada

como la maldición de los recursos, se centra en el hecho que la existencia de recursos

abundantes paradójicamente ha sido más negativa que positiva para las economías.

Este es el argumento de algunos economistas, que han establecido correlaciones que

sugieren efectos negativos de los recursos primarios, además de la contribución

negativa al desarrollo que surge como consecuencia de la dependencia del recurso

natural. (De soyssa, 113).

A partir del trabajo de Collier y Hoeffler, que ha tenido un fuerte impacto en el

pensamiento global sobre las guerras civiles contemporáneas, surgen diversas

explicaciones sobre sus motivaciones. La explicación que tiene un mayor número de

adeptos, es la que afirma que los conflictos armados ocurren como resultado de la

codicia, más que de la venganza. Collier y Hoeffler precisan los patrones que

determinan los orígenes de la guerra civil y distinguen entre los factores causales en

que es constante una motivación económica y en los que es más constante el agravio,

intentando predecir si un país experimentaría una guerra civil en un período de cinco

años, a partir de 1960 y hasta 1999, en términos de los valores de los factores

causales de la codicia (avaricia) o del agravio presentes al principio de cada período.

Así, utilizaron variables Proxy para capturar la idea de “agenda económica”2.

2 La variable Proxy es una variable observada que se relaciona pero que no es idéntica a una variable

explicativa inobservable en el análisis de regresión múltiple. Véase WOOLDRIDGE, Introducción a la econometría, op. Cit, p. 799. La variables utilizadas por Collier, estaban medidas por la importancia de las exportaciones de materias primarias de un país en relación con su Producto interno bruto (PIB). En segundo lugar tomaron la proporción de hombres jóvenes en la sociedad, con edades entre 15 y 24 años, un grupo que podía ser influenciado y hacer viable la rebelión. En tercer lugar, tomaron la cantidad de educación disponible como Proxy del ingreso; así, a menor educación, menos oportunidades alternativas y la persona es más influenciable para pertenecer a grupos rebeldes. Véase: Collier y Hoeffler, On Economic Causes of Civil War, op. cit, conclusion.

En su escrito “On the economic consequences of civil war” Collier desarrolla un

modelo sobre los efectos económicos de la guerra civil y del período de la posguerra

(Collier, 2005, 91). Este documento investiga las consecuencias de la guerra civil para

el Producto Interno Bruto (PIB) y su composición. Se enfoca particularmente en el

comportamiento de la economía en los años de establecimiento de la paz y concluye

que las guerras civiles son más perjudiciales que las guerras internacionales, ya que la

lucha en el territorio nacional puede minar inevitablemente el Estado (tanto sus

instituciones, cómo los derechos de propiedad, y organizaciones tales como la policía).

Por el contrario, las guerras internacionales tienden a consolidar el Estado. La

destrucción labrada por la guerra, y la erosión de instituciones y de organizaciones,

genera un deterioro en el ambiente económico y no producen dividendos de paz.

En su escrito Greed and Grievance in Civil War Paul Collier y Anke Hoeffler, investigan

las causas de la guerra civil utilizando un nueva serie de datos para las guerras

ocurridas entre 1960 y 1999 (Collier, 2002). La rebelión se puede explicar por agravios

anormalmente severos; por ejemplo, la alta desigualdad, la carencia de derechos

políticos, las divisiones étnicas y religiosas en la sociedad. Alternativamente, esto

puede ser explicado por oportunidades atípicas para la construcción de organizaciones

rebeldes. La oportunidad puede ser determinada por el acceso a los recursos cómo la

extorsión generada por la presencia de recursos naturales, y las donaciones por parte

de la población.

La oportunidad también puede depender de varios factores cómo la geografía: las

montañas y la flora son necesarias para ocultar a los rebeldes. Los autores prueban la

tesis que la oportunidad provee explicaciones mucho más poderosas que la injusticia o

el agravio (grievance), y demuestran que la presencia de materias primas para

exportación, aumenta el riesgo de conflicto, debido a las posibilidades de extorsión por

parte de los rebeldes. Una explicación alternativa es que los bienes primarios de

exportación son negativos para la gobernabilidad y fortalecen la desigualdad. Sin

embargo, los autores introducen variables de control cómo la distribución del ingreso y

los derechos políticos (que no afectan el riesgo de conflicto).

Así las cosas, Collier y Hoeffler sugieren que ambos, oportunidad y agravio se

incrementan con el tamaño de la población. La oportunidad cómo explicación del

riesgo de conflicto, es consistente con la interpretación económica de la rebelión

motivada por la codicia. Sin embargo, esto no es consistente con el agravio cómo

motivación a lo largo de las sociedades y del tiempo. La evidencia empírica de Collier

y Hoeffler no implica por lo tanto que los rebeldes sean criminales; pero el agravio que

motiva a los rebeldes puede estar sustancialmente desconectado de la larga tradición

de lucha por la equidad y los derechos políticos.

La hipótesis de Collier y Hoeffler hizo realmente poco por esclarecer cómo y por qué

es, aparentemente, tan frecuente la relación entre actividades extractivas y guerras

civiles, pero sirvió para generar nuevas ideas en el área. (Guaqueta, 2011). Guaqueta

considera que es posible que la correlación entre dependencia de la exportación de

recursos naturales y conflicto que encontraron Collier y Hoeffler sea un indicio de que

existe una correlación directa entre subdesarrollo económico y conflicto. (Guaqueta,

2011). Esto explicaría por qué, por ejemplo, la mayoría de los conflictos internos están

ubicados en países en vía de desarrollo, en lugar de países industrializados.

Determinar en qué medida existe una correlación entre bienestar socioeconómico y

participación política y conflicto armado ha generado álgidos debates en círculos

académicos, tecnócratas y políticos en Colombia (Gutiérrez Sanín, 2001) y a nivel

internacional (Lichbach, 1989: 431-471; Stewart, 2002). A pesar de que no hay un

consenso claro sobre el tema, parece haber acuerdo internacional sobre la

interrelación entre la precariedad de ciertas condiciones socioeconómicas (la falta de

educación, bajos ingresos, inequidad horizontal) que incrementan la posibilidad de que

surjan, se alarguen o intensifiquen los conflictos armados.

De otra parte, Michael Ross ha establecido otra hipótesis para explicar el papel de los

recursos naturales en el conflicto armado. El punto central de este autor es el saqueo

del recurso (lootability); es decir, la facilidad con la cual pueda ser extraído y

transportado el recurso natural por los individuos o por pequeños grupos de

trabajadores (Ross, 199, 297). Michael Ross recogió la idea del grado de

"saqueabilidad", denominado lootability (Ross, 2001) y elaboró un estudio preliminar

para determinar si todos los recursos naturales tenían los mismos efectos con

respecto a las guerras civiles. Ross formuló los siguientes planteamientos: Primero.

Hay recursos que pueden ser menos (petróleo) o más (diamantes y drogas)

saqueables, dependiendo de sus cualidades físicas. Segundo, los recursos menos

saqueables alimentan las arcas del estado mientras que los más saqueables están

ligados a la economía de los rebeldes. Tercero, entre más saqueable el recurso,

mayores son los problemas de disciplina al interior de los grupos armados. Cuarto. Las

disputas por recursos no saqueables tienden a generar conflictos separatistas (Ross,

2001).

El estudio de Michael Ross, resulta de gran utilidad, porque ilustra algunos

mecanismos que explican la correlación entre recursos naturales y conflicto. Los

recursos saqueables incluyen las drogas, gemas, piedras y metales preciosos,

productos agrícolas y madera, los cuáles son fácilmente transportables y han sido

centrales en los conflictos de Liberia y Sierra Leona (Ross, 2003, 47). P

De otra parte, Snyder define los recursos saqueables como recursos de gran valor y

con pocas barreras económicas a la entrada (Snyder, 2003). Alrededor de éstos,

pueden construirse diferentes tipos de instituciones de extracción, con consecuencias

negativas para la estabilidad política. Aunque los gobiernos prefieren una extracción

total de los recursos, esta no puede darse en el caso de los recursos saqueables

debido a que las pocas barreras a la entrada, dificultan el establecimiento de un

monopolio (el oro, por ejemplo es extraído tradicionalmente por pequeños mineros); ya

que estos recursos son fáciles de transportar y están dispersos geográficamente, lo

que dificulta a los gobiernos el control de su extracción, en especial en Estados con

poca capacidad de regulación.

Así, siempre que los gobernantes diseñen instituciones de extracción para apoderarse

de los beneficios generados por éstos recursos saqueables, es posible que

contribuyan al mantenimiento del orden proporcionando el ingreso que el Estado

requiere para gobernar. Sin embargo, la ausencia de instituciones gubernamentales

puede producir inestabilidad política, ya sea causando crisis fiscal del régimen o

haciendo más fácil para los rebeldes tener el acceso a los ingresos de estos recursos.

De ésta manera, las instituciones para realizar la extracción determinan quién controla

las utilidades obtenidas del recurso (el gobierno, los paramilitares, o los grupos

rebeldes) y cómo éste puede contribuir o no a la agudización del conflicto. A pesar que

el modelo establecido por Snyder, excluye la influencia de los actores internacionales

(estados extranjeros, compañías multinacionales, organizaciones internacionales y

comunidades transnacionales), ello sin embargo, no le resta utilidad en el análisis de la

relación recursos - conflicto.

Por su parte, el estudio de caso de Jenny Pearce sobre el petróleo en Casanare,

Colombia, señala que, a diferencia de las drogas o los diamantes, el petróleo no puede

ser fácilmente apropiado por los grupos armados (no lootability). (Pearce, 2005, 152).

Su acceso al mercado puede ser bloqueado vigilando las tuberías y extrayendo réditos

de las compañías de la reparación o en repartos con las compañías petroleras.

Además, los trabajadores del petróleo y los encargados pueden ser secuestrados. De

esta manera, el petróleo tendería a prolongar los conflictos no separatistas.

3. Los recursos naturales cómo financiadores del conflicto.

El interés por los recursos naturales ha desempeñado un papel visible en los conflictos

armados en la medida en que contribuyen a financiar los conflictos. La competencia

mercantil por los minerales preciosos, el excedente de capital y el imperialismo de las

guerras, permite que los recursos naturales hayan motivado o financiado las

actividades violentas, por lo que se afirma que los beligerantes han llegado a ser más

independientes sobre la movilización de fuentes privadas para sostener sus

actividades militares y políticas; por ello ha llegado incluso a hablarse de una nueva

economía política de la guerra (Berdal y Malone, 1991).

Desde finales de la década del ochenta, muchos grupos armados han sacado

provecho de recursos naturales tales como el petróleo, la madera, los metales o las

piedras preciosas, para sustituir los recursos de patrocinio obtenidos durante la guerra

fría. Nafziger explica porque los minerales contribuyen al conflicto violento: “Durante

la guerra fría, los países en vías de desarrollo recibieron ayuda militar y económica

proporcionada por los Estados Unidos y la Unión Soviética. La soberanía proporcionó

la oportunidad de extraer los recursos energéticos principales. Con todo, la ayuda

podía significar patrocinio para los insurrectos. Cuando la guerra fría terminó, a

principios de los noventa, las naciones estado y los rebeldes del mundo, requirieron

diversas estrategias y nuevas fuentes de recursos”. (Naftzinger, 2000).

Así, al finalizar la guerra fría, las nuevas fuentes de financiamiento utilizadas por los

actores armados incluyen ingresos criminales producto de secuestros, remesas del

exterior y ganancias obtenidas al negociar bienes tales como drogas, madera o

minerales, a través de redes de comercio paralelas o ilegales. Si bien en el caso

Colombiano, no está comprobada la ayuda económica externa en el marco de la

confrontación de la guerra fría, si es posible determinar que las principales prácticas

de financiación de los grupos armados ilegales en Colombia han sido: el boleteo, el

secuestro, la extorsión, el saqueo durante la toma de poblaciones y el narcotráfico,

aunque cada una de ellas ha tenido momentos de caída y auge, algunas se han

fortalecido en las dos últimas décadas. Sin embargo, lo que resulta preocupante, es

que el conflicto armado se esté convirtiendo cada vez más en un medio comercial

extremo, mediante el acceso y control de los recursos naturales. Recientemente,

Collier afirmó que la guerrilla colombiana habría recibido cerca de mil millones de

dólares por extorsiones a compañías multinacionales de Europa y que era aún mayor

el pago de seguros. Así, de acuerdo con este autor, el pago de secuestros y

extorsiones por parte de las multinacionales estaría financiando a la guerrilla

colombiana3.

4. Los conflictos por recursos y la agenda económicas de actores

transnacionales

Más allá de demostrar las agendas económicas de los beligerantes, un análisis de las

relaciones entre los recursos naturales y los conflictos armados, sugiere que el

carácter criminal de su inclusión en mercados comerciales primarios internacionales

responde a una forma de exclusión de la globalización, con importantes implicaciones

y obstáculos para la promoción de la paz y exige por tanto observar también el papel

que desempeñan otros agentes económicos, tales como las empresas

transnacionales y las elites presentes en los países en conflicto, ya que éstas forman

parte del problema y/o de la solución. Sin embargo, para el estudio de las agendas

económicas de estos actores y su relación con las guerras civiles, se requiere aún

una exploración empírica y contextualizada.

En el caso Colombiano, están presentes algunas de las características de los

conflictos por recursos. Otálora Cortés establece el caso del Sur de Bolívar como

ejemplo del fenómeno de “acondicionamiento” de territorios para permitir el control

geográfico, la exploración y explotación por medio de grandes proyectos de

extracción de recursos naturales. Su investigación, afirma la relación entre la

agudización del conflicto y el interés de las empresas multinacionales por la

explotación de oro y concluye, a partir de un modelo econométrico data panel, que el

interés de ingresos de la transnacional Anglo Gold Ashanti, resulta ser, junto con las

variables de masacres y presencia paramilitar, explicativas del desplazamiento

forzado de la zona en el periodo 1994-1998. (Otálora Cortés, 2006).

Desde el punto de vista económico, la existencia de un tipo de actividad extractiva que

gira alrededor de la explotación minera, está expuesta a la depredación de grupos

armados, lo que juega a favor del fortalecimiento de sus finanzas, pero también de los

actores económicos que han expresado su interés por explotar minerales como el

carbón. Tal es el caso de las empresas transnacionales (en adelante ETN), que a través

de la solicitud de licencias mineras de exploración y explotación, tienen el monopolio

3 Véase: Collier alborotó a multinacionales. Periódico El Tiempo, 10 de marzo de 2003, Archivo digital

disponible en: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-965361

extractivo y comercial del carbón, debido a la imposibilidad económica y técnica de los

Estados de los países en desarrollo y de la pequeña minería, de realizar la extracción de

éste mineral.

La segunda parte, se ocupará de un estudio de caso. La extracción del carbón en

Colombia, que se dirige básicamente a la exportación, ha estado vinculada a escándalos

de corrupción en el manejo de las regalías y a violaciones de derechos humanos. Este

aparte, pretende evaluar, bajo el marco de la relación recursos – conflicto, planteado

anteriormente, el tema de la responsabilidad social empresarial, teniendo como base las

acciones de las empresas transnacionales Drummond y Cerrejón, dos empresas

cuestionadas, en el marco del conflicto colombiano.

Parte II.

El caso de las transnacionales del carbón en Colombia y la responsabilidad

social empresarial, RSE.

6. Contextualización económica y jurídica del carbón en Colombia4

La extracción de carbón en Colombia inició en la segunda mitad del siglo XIX, debido a

la necesidad de ubicar yacimientos locales y producir para el mercado interno. Los

principales esfuerzos se dirigieron hacia la explotación de "El Cerrejón”, la concesión

Isaacs y la concesión de la Pan American Investment Company"5. A pesar que ya

desde la revolución Industrial, el carbón se había constituido en uno de los principales

elementos combustibles, hoy en día, cerca de la cuarta parte de la energía primaria en

el mundo proviene de éste mineral. De acuerdo con la Unidad de Planeación Minero

Energética (UPME), las reservas mundiales de carbón se estiman en 1.143.000

millones de toneladas y tienen una duración de 220 años6. Desde 1990 el carbón se

ha posicionado como el segundo producto de exportación colombiana, después del

petróleo con un 92,3% del volumen total producido en Colombia.

Por su parte, el consumo de éste mineral está asociado al nivel de desarrollo. Los

mayores consumidores son Norteamérica, Europa, India, Rusia y los países del

sudeste asiático (Japón, China, Corea y Taipei). Los principales exportadores netos

del mineral son: Australia, Sudáfrica, Indonesia y Colombia. Respecto al consumo

interno colombiano, el uso del carbón se restringe a unos cuantos sectores industriales

y a la generación de electricidad; pero el 90% de su producción se dirige a la

exportación, siendo los principales lugares de destino: Europa (52%) –Países Bajos,

Alemania, Reino Unido, Francia y Dinamarca—, Estados Unidos (26.3%), Israel (5.6%)

y la Comunidad Andina (2.3%)7. En Colombia existirían cerca de 6600 millones de

toneladas de reservas medidas, de las cuales el 53% se encuentra en los

departamentos del nororiente del país (Cesar y Guajira) y un 30% en la región andina.

En el interior del país, sin embargo, predominan las explotaciones a pequeña escala y

destinadas al consumo interno8.

En relación con el marco legal y político del sector minero, este fue reestructurado

desde finales de los años noventa, y se encuentra contenido principalmente en el

4 Historia de la problemática ambiental en la minería del carbón, Censat Agua Viva, Colombia 1991.

5 Ibid., p. 3

6 Periódico El tiempo, marzo de 2007.

7 Datos recopilados en la Primera Feria Minera, Bogotá, Corferias, julio de 2010.

8 Datos recopilados en la Primera Feria Minera, Bogotá, Corferias, julio de 2010.

actual Código de Minas (Ley 685 de 2001), con algunas modificaciones, al igual que

en el Plan Nacional Minero, importantes instrumentos jurídicos, que brindan incentivos

a la explotación minera en el país por parte de las ETN, y permiten su ingreso en

condiciones benéficas9. Con los ajustes realizados a través de éstas normas, se

redefine el papel del Estado y su interacción con el sector privado, delimitándolo a

funciones de regulador y fiscalizador10.

7. La explotación transnacional del carbón.

Desde los años noventa el carbón se ha posicionado como el segundo producto de

exportación colombiano después del petróleo. En Colombia, la extracción del carbón

es realizada por el sector privado y el 92.3 % es aportada por los proyectos de

Drummond y Cerrejón (UPME, 2007), que fijaron su atención en el país debido a alta

tasa de retorno de la inversión. Drummond es una empresa familiar con casa matriz en

los Estados Unidos. El Cerrejón perteneció al consorcio Exxon carbocol y actualmente

es propiedad de transnacionales: BHP Billington, Anglo american y Xstrata.

(Sarmiento, 2007, 6).

Drummond y Cerrejón se ubican en el Cesar y La Guajira, respectivamente. Estos dos

departamentos han vivido en los últimos años complejas dinámicas de violencia y

riqueza minera. Comparten a su vez algunas características en común: son los más

grandes productores de carbón en Colombia (Meisel, 2007), se han posicionado entre

los principales exportadores del país, por lo que tienen una importante participación

dentro del Producto Interno Bruto Nacional Colombiano, PIB. El conflicto ha afectado

la población, y ha impedido el fortalecimiento de las instituciones estatales y a pesar

de los altos ingresos que genera la región, ello no se ve reflejado en el mejoramiento

de la calidad de vida de sus habitantes. Finalmente, ambas empresas han estado

asociadas a escándalos de violación en materia de derechos humanos.

En el caso de la transnacional Drummond, que explota la mina La loma, en el Cesar,

ha sido acusada por presunta complicidad con paramilitares para dar muerte a

9 El Código de Minas de 2001 disminuye los requisitos legales para la gran minería y reduce sus

obligaciones fiscales: las regalías que las transnacionales deben dejar a la Nación, disminuyeron del 15% al 0,4% de la producción. Normas que lo modifican posteriormente intentaron introducir estándares ambientales y algún tipo de protección a algunas zonas de reserva natural. Sin embargo, fueron declaradas inexequibles recientemente por la Corte Constitucional, por no haber realizado el procedimiento de consulta previa. Véase: En: http://www.semana.com/nacion/voz-minorias/157112-3.aspx 10

La política minera queda contenida en el Plan Nacional de Desarrollo Minero (PNDM), señala como objetivo central de la reforma al Código de Minas y de la Ley de Inversiones Mineras, el "brindar seguridad económica y jurídica al capital privado", incentivar la afluencia de capital extranjero" y reducir el Estado al papel de "administrador y fiscalizador de títulos mineros". Véase: Ministerio de Minas, Programa Nacional de Desarrollo Minero, 1998 y Revista Minería, Medio Ambiente y Paz. p. 1.

sindicalistas colombianos.11. Sin embargo, la empresa fue absuelta de los cargos

formulados en primera instancia por la Corte de Alabama12, aunque su imagen quedo

seriamente deteriorada. Lo que es claro es que la definición de algún tipo de

responsabilidad de la ETN constituiría un precedente concreto, -junto con el caso de la

ETN bananera Chiquita Brands-, de las implicaciones de las ETN´s en el conflicto

colombiano.

En el caso del Cerrejón, la extracción del carbón, afecta el lugar de vida de la

comunidad indígena Wayuu, la más grande de la zona, que ha sido desplazada de su

territorio ancestral13. De acuerdo con un testimonio presentado ante el Tribunal

Permanente de los Pueblos en noviembre de 2006, la comunidad Wayuu se vio

obligada a ceder parte de su territorio para la exploración y explotación carbonífera y

en los últimos años ha sido objeto de desplazamiento y persecución por parte de los

grupos paramilitares, en actividades que en últimas beneficiarían la explotación

económica extractiva realizada en la zona14.

Finalmente, a los escándalos en materia de derechos humanos, se suman las

consecuencias de tipo ambiental que afectan a la población cercana a las zonas de

explotación, y el hecho que la concesión de los yacimientos carboníferos ha sido

concedida por el Estado bajo escándalos de corrupción, violación de derechos

11

La multinacional Drummond también es acusada de intervenir en la expedición de la legislación minera y de actos de corrupción entre los que se cuentan la doble contabilidad, y la manipulación de tribunales de arbitramento, principal medio de resolución de conflictos en los que se ven implicados las entidades y los recursos públicos, además de las críticas que se le hacen por fijar de manera unilateral los precios sobre los cuáles se liquidan las regalías que corresponden a la Nación. 12

Véase: “Absuelven a Drummond por caso de sindicalistas”. Periódico El Espectador, 26 de julio de 2007; “Jurado absolvió a la multinacional Drummond por supuesta implicación en muerte de tres sindicalistas”, Periódico El Tiempo, 26 de julio de 2007. 13

De acuerdo con el último censo realizado en 1995, los Wayuu constituían el 96 % del total de la población indígena del país. 14

En el el Tribunal Permanente de los Pueblos, realizado en Medellín, en noviembre de 2006, testigos de la comunidad wayuu señalaban: “el pueblo Wayuu merced a la agresión e invasión de su territorio y a la diáspora humana forzada en virtud de la violencia militar y paramilitar financiada por las multinacionales de la minería y ejercida contra niños, niñas, mujeres y ancianos, y contra sus leyes y tradiciones, se encuentra en grave riesgo de desestructuración social y cultural……La relación y responsabilidad de los militares colombianos, cómo de las multinacionales Anglo American, BHP Billinton, Glencore con la masacre del pueblo Wayuu, están suficientemente documentados en la conciencia del pueblo wayuu y medianamente en los estrados judiciales colombianos……. Entre los días 18, 19 y 20 abril de 2004, en la región comprendida entre zona de Bahía Portete, Bahía Honda y Alta Guajira, perteneciente al municipio de Uribia fueron torturados y asesinados los indígenas de la etnia Wayuu, por un grupo de cuarenta hombres fuertemente armados, pertenecientes al grupo armado Resistencia Tayrona y/o frente de resistencia Wayuu. Fueron apoyados por seis militares del Batallón Cartagena, que se desplazaban en Copetranas y dieron muerte a Ruben Epinayu, Rosa Pinche Uriana, Margot Epinayu…... Por estos crímenes pedimos justicia”. Testimonio presentado en el TPP, Medellín, 11 y 12 de noviembre de 2007. Notas y archivos de la autora de este escrito.

humanos y agenciamientos en la expedición de la ley, en claro detrimento del

patrimonio de la Nación15.

8. Análisis de la RSE de las ETN´s Drummond y Cerrejón en Colombia

8.1 El poder de la empresa transnacional

Hasta hace algunos años, el Estado era considerado el único actor internacional con

capacidad de influencia en la política mundial (Soedeberg, 2006). Sin embargo, desde

hace algunas décadas, las empresas han empezado a ser consideradas como actores

importantes en las RI e incluso como actores transnacionales. Su relevancia fue

señalada por primera vez por Keohane y Nye, en 1972. (Nye, 2006). Con la teoría de

los regímenes, las empresas pasaron a ser consideradas un actor más de la

cooperación internacional (Ruggie, 1992) y en efecto se han convertido en una de las

instituciones centrales en el orden mundial en el siglo XXI (Hauffler, 2001). Cabe

preguntarse ahora: ¿Cuál es el poder con el que cuenta ahora la ETN?.

En principio, desde el punto de vista estructural, la empresa emprende su poder a

partir de los recursos materiales, el establecimiento de agenda y nuevas formas de

regulación. El denominado poder instrumental de las empresas (Sodeberg, 2006) se

ha vinculado con el Lobby, una de las formas tradicionales de acción política del sector

privado. Otro importante canal discursivo utilizado por la ETN para obtener-mantener

su poder, es la organización de reuniones privadas con directivos, workshop, y otros,

mesas redondas, conferencia y reuniones multistake holders con representantes

políticos (Sodeberg, 2006). Esto, sumado a mecanismos de acción tales como el

apoyo económico y financiero brindado en las campañas electorales y a los partidos

políticos, les otorga poder en la medida en que les permite cooptar actores estatales

(Fuchs, 2005).

Parte de la autoridad de las ETN se deriva de sus conocimientos y de sus

experiencias, lo que les ha permitido dar nuevas ideas y normas en la sociedad, más

allá de los Estados. De hecho, las empresas han sabido obtener beneficios de sus

capacidades, de sus conocimientos, y de su experiencia en la esfera económica, para

resolver retos relacionados con los problemas sociales y la distribución de los bienes

públicos globales. (Fuchs, 2005). De allí surge el concepto de autoridad privada: en

tanto expertas en los mercados, las empresas han pasado a desempeñar funciones

políticas y reguladoras. (Cutler, 1999). Sin duda, los mecanismos aquí señalados se

15

Las regalías que las ETN deben dejar a la Nación, disminuyeron del 15% al 0,4% de la producción con el código minero expedido en 2001.

evidencian en el actuar de las ETN que explotan el carbón en Colombia, como se verá

a continuación.

8.2 Las consecuencias de la inversión transnacional.

Drummond y Cerrejón son los dos proyectos carboníferos más importantes de

Colombia y han transformado profundamente los entornos ambientales e

institucionales de los lugares en los que operan. Respecto a las consecuencias de la

explotación, hay opiniones encontradas y en fuerte contradicción, que van desde las

graves consecuencias medioambientales, de salud, y la relación con el conflicto en la

región hasta la afirmación de los factores positivos que implica la inversión en la zona.

Así, en el caso de Drummond el inicio de la minería en este lugar contribuyó a la

rápida estabilización de los indicadores económicos y a la generación de empleo en el

Cesar, luego de la caída sufrida por la industria algodonera. (Congreso minero,

Corferias, julio de 2010). De hecho, Drummond se consolidó como la principal fuente

de ingresos para las autoridades locales mediante el pago de regalías e impuestos

(Drummond Ltda, 2004: 79 ). Su presencia ha generado montos antes no vistos de

dinero para el departamento, pero paralelamente, las mejoras sociales han sido

focalizadas, lo que aumenta la disparidad en los indicadores sociales en la región

(Bonet, 2007: 9).

En el Cerrejón ocurre una situación similar. Entre 1985 y 2005 la ETN generó divisas

superiores a los 10.955 millones de dólares, pagando al Estado: 639 millones de

dólares en regalías, 9 millones de dólares en impuestos y 155 millones de dólares en

salarios directos. (Cerrejón, 2006: 73). No obstante, la pobreza en la región en

términos de necesidades básicas insatisfechas, NBI, fue del 64.08% de la población,

que no tiene acceso a recursos básicos como agua potable, alimentación, vivienda y

estudio.

La corrupción y las debilidades institucionales, que incluyen malversación de fondos,

pagos a funcionarios para obtención de beneficios para la empresa, etc, reducen las

posibilidades de crecimiento económico del departamento. De acuerdo con un informe

de la Contraloría General de la Nación, la Guajira habría malversado cerca de 1000

millones dólares de regalías (International Alert, 2008: 8, 32-33).

A pesar que en términos sociales no se refleja la inversión, es necesario reconocer

que desde sus inicios estas empresas reclutaron y capacitaron a un grupo de jóvenes

de la región, que ahora cuenta con un conocimiento que el Estado no estuvo en

capacidad de brindar. Ese mejoramiento de capital humano, se complementa con

incentivos de tipo laboral que incluyen becas educativas para los hijos de los

trabajadores. Es decir, la población vinculada de manera directa con la mina, se

beneficia de las prestaciones de la empresa. Sin embargo, ello debe ser interpretado

cuidadosamente para evaluar en qué medida tales empresas tienen la posibilidad de

subyugar al Estado o disputarle su poder. (Congreso minero, Corferias, julio de 2010).

De otra parte, también hay que tener en cuenta que ambas ETN son las compañías de

carbón más grandes de Latinoamérica y las que tienen mayor visibilidad en los lugares

donde operan. Como grandes proveedores de servicios que son (educativo, de salud,

etc), también se les atribuye responsabilidad en muchos de los problemas que aquejan

a la población. Autores como Sarmiento sostienen que es precisamente desde la

población que se establece la obligación de las compañías de reemplazar al Estado.

Los pobladores remitirían a estas compañías sus inconformidades y exigencia en

cuanto a condiciones y necesidades de vida. (Sarmiento, 2008, 7).

Al mismo tiempo, las ETN tienen grandes detractores, conformadas en su mayoría por

ONG´s y defensores de derechos humanos, que exigen de las mismas un

mejoramiento en las condiciones de vida mínimamente dignas para la población.

8.3 La RSE de las transnacionales del carbón en Colombia.

Los escándalos de violación a derechos laborales y derechos humanos en contextos

de explotación productiva realizada por las ETN´s y la mitigación del impacto

producido, fue lo que dio origen a la RSE. (Rajapopal, 2005). El denominado UN

Global Compact buscó disminuir y gestionar positivamente los riesgos sobre derechos

humanos y derechos laborales. (Rajapopal, 2005). Emergió como espacio de

autorregulación privada y contribuye a dos regímenes existentes: el régimen

internacional de los derechos humanos y el régimen medioambiental. (Fuchs, 2004).

De acuerdo con Ruggie, la iniciativa de RSE emerge del encuentro entre la iniciativa

empresarial de gestión de daños sociales y medio ambientales y las iniciativas de las

organizaciones de la sociedad civil global en un nuevo dominio público global que va

más allá de la jurisdicción de los Estados Nación (Ruggie, 2007). Esta tesis ha

generado un intenso debate: Cutler ha cuestionado a Ruggie, señalando que la

transformación del pluralismo legal y la soft law no debe entenderse como un nuevo

dominio público legal, sino como el resultado de la hegemonía de la emergente élite

empresarial neoliberal y del poder de las ETN. (Cutler, 2009).

Teniendo en cuenta lo anterior, veamos ahora qué elementos guían la RSE de las

transnacionales del carbón en Colombia.

En relación con El Cerrejón, Exón adoptó desde la década de los ochenta el Manual

de cuestiones éticas y conducta responsable, cuya misión fue mejorar la

competitividad. Por ello, estableció condiciones laborales, sobre medio ambiente y

promoción de prácticas éticas. En 1995 incluyó el concepto de desarrollo sustentable,

ampliándolo a la seguridad y salud del personal y de la comunidad. Desde 2002 se

concentró en los conceptos de desarrollo sostenible y buenas prácticas y formuló a

partir de allí el Plan Integral de Funcionamiento, un marco estratégico de mejores

prácticas con el cual pretende mejorar su imagen y mejorar la calidad de vida de los

guajiros. (Congreso minero, Corferias, julio de 2010).

De acuerdo con Sarmiento, la visión de Drummond consiste no solo en situar a

Colombia dentro del mercado internacional del carbón, sino en ser un buen vecino

para las comunidades cercanas a las áreas de influencia de sus operaciones

(Sarmiento, 2008, 7). Desde el punto de vista laboral, Drummond brindaría al

trabajador oportunidades de desarrollo y bienestar social (Drummond, 2004, 21),

buscando tener una fuerza de trabajo leal y responsable. Esto, obviamente redundaría

en beneficios para la empresa. En materia ambiental, se plantea el que no se

desmejore la calidad del agua, el aire y los suelos. Y en el aspecto social busca

mantener buenas relaciones con las comunidades y ser visto como un buen vecino

con planes de inversión en las comunidades en que opera. (Sarmiento, 2008, 7).

Drummond aplicaría una especie de filantropía tradicional, que incluye donaciones

financieras o en especie, programas de voluntariado entre sus empleados, y operación

directa de programas sociales, (Sanbord y Portocarrero, 2003:7). Mientras que

Drummond ha puesto su énfasis en la capacidad de infraestructura para la empresa, el

Cerrejón se ha ocupado en promover, financiar y hacer seguimiento a proyectos

productivos y la construcción de capital social (Cerrejón, 2006:1-157). Así las cosas, el

Cerrejón habría saltado de la filantropía tradicional a la estratégica: realiza actividades

que incorporan valor social y valor económico y a la vez RSE en la que el trabajo con

las comunidades es incorporado estratégicamente a las capacidades y necesidades

de la organización (Rettberg, 2007:3). De hecho, desde el año 2007, Cerrejón tomo la

iniciativa de publicar balances sociales anuales, bajo los criterios de la Asociación

Nacional de Industriales, ANDI, y en el año 2007 fueron sustituidos por el Reporte de

Sostenibilidad, basado en la iniciativa de reporte global16.

Por su parte Drummond enfrenta problemas de credibilidad en relación con el pago de

regalías y su reputación está en entredicho a pesar de salir inocente en primera

instancia en un juicio en los Estados Unidos, por la muerte de los sindicalistas. Se trata

de una empresa americana con un amplio camino por recorrer en materia de RSE

(Sarmiento, 2008)17.

Por su parte la empresa Cerrejón ha enfocado su accionar con base en la Licencia

social para operar. Busca obtener la aceptación de la comunidad como generadora de

mejores condiciones de vida, para poder operar en la zona sin contratiempos.

Igualmente busca obtener sostenibilidad, que le permita tener efectos posteriores,

luego del cierre de la mina en el año 2034 o en el evento muy posible, que se

prorrogue la licencia de explotación del carbón18. No obstante, le empresa enfrenta

retos muy importantes que tienen que ver con el tejer relaciones fuertes con las

comunidades, en especial con la comunidad wayuu, que ha sido víctima de la violencia

del conflicto armado de la zona, y de la cuál en algunos casos se ha atribuido

responsabilidades a las empresas, por parte de algunas ONG´s de derechos

humanos.

Finalmente, en materia de RSE las ETN´s también tienen constreñimiento

internacionales, a los que las empresas se acogen: Pacto Mundial y regímenes de la

OECD19 sobre corporaciones multinacionales e inversión extranjera directa. Pero

también se ven afectadas por los movimientos internacionales en materia de derechos

humanos y en materia ambiental. Las ETN también crean códigos éticos que vinculan

su producción a prácticas responsables e implican medidas de autorregulación.

(Fuchs, 2005).

16

Véase: http://www.cerrejon.com/site/. 17

Véase: http://www.drummondco.com/news/revista/Julio2009Esp.pdf. 18

http://www.cerrejon.com/site/Default.aspx?tabid=261 19

La OECD, Organización para la cooperación y el desarrollo económico está celebrando sus 50 años, aunque sus orígenes se remontan a los escombros de Europa después de la primera guerra mundial.

8.4 Las relaciones de seguridad de las ETN y el conflicto armado.

Otro elemento de gran relevancia es que las empresas se encuentran en zonas de

conflicto armado. Dada la naturaleza y el costo de sus operaciones, estas no pueden

ser trasladarlas fácilmente. Las empresas transnacionales en Colombia, tejen distintos

tipos de relaciones con los actores armados, dependiendo del lugar, el tipo de recurso

y el actor de que se trate20. Así por ejemplo, es posible encontrar relaciones de tipo

extorsivo entre las transnacionales petroleras y el ELN, para evitar la voladura de

oleoductos a través de los cuáles se transporta el crudo, pero también posibles

relaciones de seguridad con paramilitares para permitir la extracción de recursos o el

desarrollo normal de actividades, como es el caso del banano con Chiquita Brands en

Urabá o el posible pago a paramilitares para controlar relaciones laborales como en el

caso Drummond, aquí planteado.

En el tema que nos ocupa, hay que señalar que las transnacionales del carbón han

recibido atentados contra sus instalaciones, especialmente a las vías férreas en las

que transportan el carbón hacia los puertos de embarque para la exportación. Por ello,

han decidido aumentar sus inversiones en materia de seguridad. El Cerrejón contaría

con cerca de 1.100 vigilantes en la empresa. Si las condiciones de seguridad

mejorarán podría ser reducido ese número a 500, lo que se reflejaría en una reducción

significativa de costos, sin incluir los costos logísticos de coordinación y entrenamiento

con las fuerzas armadas frente a posibles irrupciones en la mina. (Sarmiento, 2008).

Por ello resultan relevantes los nexos que pueden producirse entre las empresas y los

grupos armados ilegales. Como se señaló anteriormente, desde el año 2007 la

transnacional Drummond enfrentó una demanda por el homicidio de tres sindicalistas,

trabajadores de la mina21. En primera instancia, fue declarada inocente, no sin algunos

costos en materia de reputación y algunas inversiones en materia de comunicaciones.

A pesar que en ese punto no encontraron hasta ahora evidencias verificables, más allá

de vinculaciones individuales de los trabajadores del casino de la empresa, existe otro

número de denuncias provenientes de ONG´s que vinculan a la empresa con temas de

corrupción y nexos con paramilitares.

Adicionalmente, ambas compañías han establecido fuertes vínculos con el Ejército de

Colombia para proteger sus inversiones. Existen batallones de Alta Montaña del

ejército colombiano financiados por las transnacionales y ubicados en las

20

OTÁLORA CORTÉS, Rosalvina. Economías de guerra: Recursos mineros y empresas multinacionales en el Sur de Bolívar. Tesis de grado para optar al Título de Magíster en Estudios Políticos, IEPRI; Universidad Nacional de Colombia, 2006. 21

Oscuridad en la mina, revista semana, 2007.

inmediaciones de las minas: uno cerca de la Loma en el Cesar y otro cerca de la Mina

del Cerrejón. Sus tareas principales son: proteger los activos de la empresa y a los

funcionarios de la mina, en caso de algún ataque. Esta función contrasta con la

función constitucional del Ejército Colombiano de realizar la defensa de la soberanía,

la independencia, la integridad del territorio nacional y del orden constitucional

(Constitución Política de Colombia, 1991). De hecho se critica que el Ejército no haya

actuado para proteger a la población civil de los paramilitares, estando en la mina, a

pocos minutos de distancia, en el momento en que ocurrió la Masacre de Bahía

Portete (CNRR, 2010).

Como quiera que existe una fuerte relación de las empresas con el Ejército Nacional

de Colombia, el tema de la RS también se ha enfocado en este punto, debido al

incremento de la presencia militar en la zona. El Cerrejón ha implementado desde

2004 un proceso de divulgación y entrenamiento en materia de derechos humanos

tanto a su vigilantes como al mismo Ejército Nacional ( International Alert, 2008: 10,

39, 45). Este asunto resulta igualmente complejo, como quiera que es la misma

empresa la que brinda capacitación al ejército colombiano en materia de derechos

humanos, tarea que bien podría realizar de manera más adecuada el mismo Estado, a

través de las instituciones para ello instituidas: La Defensoría del Pueblo, por ejemplo.

Otra vez es confuso el papel de la ETN, que asume tareas estatales, obviamente en

su propio beneficio y con la complejidad que implica conocer el discurso bajo el cual

puede realizar dicha capacitación y en un tema que claramente excede las

características de su negocio y su especialidad. Así la empresa no solo garantizaría

trato humano a los civiles, sino que prevendría que se le asignara responsabilidad en

materia de derechos humanos ante las violaciones ocurridas en sus instalaciones.

9. Reflexiones finales

Los estudios sobre las nuevas agendas económicas de los conflictos armados, han

influenciado la manera como se analiza el conflicto colombiano y ha obligado a

centrarse no solo en las fuentes de financiación de los grupos armados ilegales, sino

también en el papel que desempeñan otro tipo de actores como los actores

económicos. Tanto los recursos como los actores, constituyen objetos de

investigación de interés particular, en la medida en que dependiendo del tipo de

recurso, de los actores que intervienen y del contexto, se tejen relaciones económicas

y mecanismos diversos y éstos a su vez, se vinculan de manera distinta con el

conflicto armado.

Uno de esos actores son las empresas transnacionales, que se relacionan de

alguna manera con el conflicto y que tienen motivaciones distintas al momento

de decidir continuar explotando carbón en un país como Colombia y que

realizan además acciones de RSE. Sin embargo aún es válido preguntarse por

qué, en el marco del conflicto, las ETN explotan carbón en Colombia y realizan

acciones de RSE.

La primera explicación, es puramente de carácter económico: la tasa de retorno de la

inversión es muy alta y las condiciones de explotación muy beneficiosas para la

empresa transnacional22, entre ellas están las normas ventajosas en materia de

inversión extranjera y regalías, la generación de empleo, y el desarrollo de la industria

nacional y local. De esta manera, el tema de la RSE se convierte simplemente en una

estrategia defensiva y un mecanismo de legitimación del negocio.

Como mecanismo de legitimación del negocio, no está libre de motivaciones.

Conviene tener en cuenta que existen incentivos económicos e institucionales que

motivan tanto a Drummond como a Cerrejón a explotar el carbón en Colombia y a

desarrollar acciones en materia de RSE. Dentro de estas motivaciones se encuentran:

La forma en que se toman las decisiones al interior de la empresa. Como se explicó

anteriormente, Drummond es una empresa de carácter familiar, cuya principal

motivación es la efectividad en la extracción de carbón. Por su parte Cerrejón, es filial

de Exxon, una empresa con gran experiencia en la extracción de petróleo y que fue

considerada hacia los años 80 como pionera en la implementación de normas de tipo

ambiental. El enfoque europeo de los nuevos accionistas puso el énfasis en las

dinámicas de RSE. (Sarmiento, 2008).

Cuando hay miles de accionistas minoritarios, como es el caso de Cerrejón, la

empresa es más sensible en materia de RSE pues debe responder ante ellos. Más

que una estructura jerárquica, existe un sistema de contrapesos que permite a los

shakeholders, a través de mecanismos de rendición de cuentas, conocer las

decisiones empresariales, y como fuentes de financiación, influir en los destinos que

tome la ETN. Los socios se convierten en la principal presión a la empresa para

reducir actuaciones que afecten su imagen, credibilidad y rentabilidad (Utting, P.,

2008). En el caso de Drummond, los dueños son una familia, que no debe responder a

accionistas, y que tienen una estructura de decisión jerárquica. (Sarmiento, 2008).

22

Recuérdese atrás, lo benéfico que resultan las condiciones para la explotación minera en Colombia.

Otros elementos a tener en cuenta es que ambas empresas buscan la rentabilidad,

como cualquier empresa. Ambas enfrentaron huelgas que les reportaron grandes

pérdidas económicas23 y quieren ser operativas y eficientes. El tener una política

laboral responsable y canales de comunicación efectivos, podrían verse reflejados en

buenas relaciones que permitan producción constante. Justamente sus últimas

publicaciones se dirigen a demostrar que el clima laboral al interior de ambas

empresas tiene un carácter positivo, que garantizaría el crecimiento conjunto de

empresa y trabajadores24.

Otra motivación tiene que ver con la reputación. Sarmiento distingue entre imagen y

reputación (Sarmiento, 2008). La imagen está relacionada con el aspecto publicitario o

mediático, y es entendida como el propósito de producir un concepto público favorable

que pueda coincidir o no con la realidad interna de la empresa. Por su parte, la

reputación trasciende la idea de la imagen y pretende construir una imagen pública

basándose en el ser de la empresa y en sus mejores prácticas, que se dan a conocer

mediante informes transparentes y certificaciones de terceros. Se gana reconocimiento

y se posiciona ante los competidores por realizar prácticas de comercio justo. En este

punto, sin embargo, las acciones de Drummond para posicionar su perfil positivo han

coincidido con el escándalo en los medios por el asesinato de los tres sindicalistas. En

el caso de Cerrejón, no ha habido proceso internacionales, pero si algunas denuncias

en relación con el asentamiento de comunidades en el pasado, como la comunidad de

El Tabaco.

Existen explicaciones de jurídico. Las empresas no solo están siendo monitoreadas

por la sociedad civil internacional, sino también por los gobiernos de los países en

desarrollo, para que cumplan las prácticas y estándares legales. A pesar que no hay

un régimen que permita demandarlas internacionalmente, los gobiernos podrían iniciar

demandas civiles por acciones específicas25, aunque esto no es muy probable en

Colombia. El actual presidente Juan Manuel Santos, señaló el año anterior que

expulsaría a una multinacional petrolera en caso de comprobar pagos extorsivos a un

23

La huelga de 31 días realizada por los trabajadores de la Drummond en 2006, afectó seriamente las ganancias de la empresa, reportándole 3.5 millones de dólares en pérdidas (Revista Dinero, 2006. Por su parte el Cerrejón también enfrento huelgas en 1990 y 1995 que redujeron su productividad. 24

Véase Drummond N. 27. Nuestro compromiso, la responsabilidad social. Disponible en: http://www.drummondco.com/news/revista/Julio2009Esp.pdf. 25

Por ejemplo, la Drummond fue demandada con base en la Alien Tort Claim Act, ATCA, una norma norteamericana de 1789 que permite a los extranjeros demandar a los ciudadanos ante cortes de ese país por acciones realizadas en el exterior. La Drummond intentó contener las críticas mostrando sus actividades en beneficio del departamento del Cesar, y señalando que no realizaría ningún acuerdo de pago, porque ello incentivaría las demandas para sacar provecho de las compañías y deslegitimar de esa forma la acción de los demandantes. Véase el comunicado de la Drummond ante la demanda aceptada por la Corte de Alabama en los Estados Unidos.

grupo armado ilegal. Más tardó el presidente en hacer este anuncio, que la Asociación

Colombiana de Petroleros en pronunciarse exigiendo al gobierno aclaraciones. Así las

cosas, el poder de las ETN en Colombia es tan fuerte que logra neutralizar cualquier

actuación que pueda afectarle26.

De otra parte, las empresas han establecido convenios con el Ministerio de Defensa

para recibir apoyo de la fuerza pública, lo que genera críticas por parte de la

comunidad. Y también han focalizado su actividad de RSE en la capacitación en

materia de DH, tarea que excede su negocio, como se analizó anteriormente.

Finalmente, es necesario señalar que la debilidad institucional que rodea las

actividades de las ETN en Colombia, les brinda un amplio margen de maniobra, al

momento de implementar políticas y prácticas relacionadas con el medio ambiente, la

fuerza laboral y la sociedad. Debido a que las transnacionales han estado sometidas

en los últimos años al escrutinio público, han adoptado mecanismos que les permiten

construir una reputación positiva a la vez que preservan su producción, y contribuyen

al desarrollo productivo de las regiones en las que se localizan. Por tanto, ello supone

que las actividades de RSE no son excluyentes con la búsqueda de beneficios

económicos. En el caso de la explotación del carbón en Colombia, la RSE se convierte

así más bien en una estrategia defensiva y en un mecanismo de legitimación de la

actividad extractiva y de construcción de reputación positiva para hacer frente a los

escándalos de derechos humanos y de la oposición de la comunidad.

Sin embargo, en un momento en que el consenso teórico desestima la preocupación

por la naturaleza problemática de la inversión extranjera directa y la reemplaza con la

fe ciega en la apertura de los mercados, como parece haber ocurrido en las últimas

dos décadas en Colombia, y cuando los problemas y la vulnerabilidad de la región

parecen aumentar, conviene reflexionar nuevamente si a Colombia le conviene

definirse como un país con vocación minera que deja actuar a su antojo a las

empresas transnacionales.

Colombia, ha centrado su apuesta por el desarrollo en términos de carbón y petróleo,

lo que lo hace aún más vulnerable y dependiente del contexto económico

internacional, de las decisiones de las transnacionales y no le permite que el

crecimiento de los ingresos obtenidos por la extracción de sus recursos naturales, se

vea reflejado en condiciones benéficas y desarrollo para la población. Aún así, está en

26

Véase: Petroleras piden aclarar denuncias sobre presunto pago de extorsiones. Revista Semana, martes 21 de junio de 2011. Disponible en http://www.semana.com/nacion/petroleras-piden-aclarar-denuncias-sobre-presuntos-pagos-extorsiones/158908-3.aspx.

sus manos, ayudarse del contexto internacional y de las normas de organismos

transnacionales como la OCDE, la OIT, y el mismo Marco Ruggie de Naciones

Unidas, que exigen como mínimo que las empresas Respeten los derechos humanos,

y que sean socialmente responsables en los lugares donde extraen los recursos.

Tratándose de negocios tan rentables y de entidades económicas tan poderosas, bien

podría el Estado legislar y apoyarse en la normativa internacional, para obtener

mejores beneficios para el país.

10. Bibliografía consultada.

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6.2 Notas de prensa:

Periódico El tiempo, marzo de 2007.

“Absuelven a Drummond por caso de sindicalistas”. Periódico El Espectador, 26 de

julio de 2007;

“Jurado absolvió a la multinacional Drummond por supuesta implicación en muerte de

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Oscuridad en la mina, revista semana, 2007.

Drummond N. 27. Nuestro compromiso, la responsabilidad social. Disponible en:

http://www.drummondco.com/news/revista/Julio2009Esp.pdf.

La voz de las minorías. En: http://www.semana.com/nacion/voz-minorias/157112-

3.aspx. Consultado el 22 de mayo de 2001.

Petroleras piden aclarar denuncias sobre presunto pago de extorsiones. Revista

Semana, martes 21 de junio de 2011. Disponible en

http://www.semana.com/nacion/petroleras-piden-aclarar-denuncias-sobre-presuntos-

pagos-extorsiones/158908-3.aspx.

Testimonio presentado en el TPP, Medellín, 11 y 12 de noviembre de 2007. Notas y

archivos de la autora.

Notas Congreso minero, Corferias, julio de 2010.

6.3 Páginas web consultadas:

http://www.cerrejon.com/site/.

http://www.drummondco.com/news/revista/Julio2009Esp.pdf.

http://www.cerrejon.com/site/Default.aspx?tabid=261

http://www.semana.com/nacion/voz-minorias/157112-3.aspx

Nota biográfica.

Rosalvina Otálora Cortés es Economista y Abogada colombiana. Es Magister en

Estudios Políticos de la Universidad Nacional de Colombia. Trabajó como Docente en

las Universidades Santo Tomás, Salle y Central de Colombia y como Investigadora del

Centro de Investigaciones Socio Jurídicas de la Universidad Libre y Asistente de

investigación en el Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (IEPRI).

Se desempeñó como Asesora de Presidencia de la Comisión Nacional de Reparación

y Reconciliación (CNRR) en Colombia durante tres años. Sus temas de interés son las

relaciones entre la economía y el conflicto, las empresas transnacionales y también los

derechos de las víctimas. Es becaria Rotary Pro Paz y estudiante de doctorado en

Relaciones Internacionales en la Universidad del Salvador. En la actualidad está

investigando en el tema de la responsabilidad social empresarial de las

transnacionales mineras en Colombia.

Cambio climático como nuevo tópico de

seguridad

Rossi, Adolfo

3ras. Jornadas de Relaciones Internacionales

FLACSO | 25 y 26 de Octubre de 2012

Introducción

La problemática en torno al “Cambio Climático1” aparece, a comienzos del Siglo XXI,

como uno de los nuevos temas en la agenda de los países, tanto de sus gobiernos

como de sus sociedades. El mismo pone a los actores, con capacidad de decidir, ante

la necesidad de posicionarse, dando cuenta de sus acciones tanto en el tablero

internacional como en la legislación interna a aplicar en la materia.

Es conocido que las consecuencias del cambio climático, principalmente los efectos

del calentamiento global, deberían ser enfrentadas desde una multiplicidad de

agendas: eficiencia energética (todo lo relacionado al incremento de las tecnologías

limpias), disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero, conservación

de la biodiversidad, protección de glaciares, etc. Lo que no resulta tan obvio es que

también sus consecuencias económicas y sociales demandaran un conjunto de

políticas públicas que puedan dar cuenta de ellas.

Asimismo, la bibliografía más destacada nos menciona que, ante la necesidad de

encarar un análisis desde la geopolítica, un primer paso consiste en tomar en cuenta

“la geografía de las emisiones”. Siguiendo a Olabe, se destaca la necesidad de

estudiar la alteración del clima como resultado de la acción del hombre, introduciendo

la variable geopolítica en la ecuación, lo que significa “…. analizar la geografía de las

emisiones, es decir las características económicas, demográficas, tecnológicas de los

centros emisores clave que generan el problema y cuáles son las dinámicas de esas

variables, su evolución en el tiempo…”2 .

No obstante la relevancia de este asunto, no es el objeto de este artículo entrar en

este debate, sino en pensar en torno a las posibles respuestas políticas de los países

que deben enfrentar las consecuencias (tanto pensando en términos de riesgos como

de oportunidades) de este fenómeno. Es decir, buscaremos dar cuenta de elementos

en la interacción con otros actores que los estados deben tomar en cuenta a la hora de

analizar este fenómeno y las consecuencias a las que pueden enfrentarse.

Reflexionamos acerca de un pensamiento geopolítico en el contexto del cambio

climático y no hacer la geopolítica del cambio climático.

En primer lugar, es importante señalar que, a diferencia de la geopolítica tradicional,

en este nuevo contexto el clima deja de ser una constante. Este factor pasa a ser una

variable sobre la que desconocemos su comportamiento futuro.

1 En este texto, se entiende por cambio climático una variación en el clima atribuido directa o

indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a

la variabilidad natural del clima, observada durante períodos de tiempo comparable.

2 Olabe, Geopolítica del cambio climático. La alteración del clima de la Tierra como problema de

seguridad global,. .Pág. 6

En segundo lugar, este marco de análisis nos pone ante la necesidad de tomar

siempre en consideración las limitaciones de la racionalidad interdependiente que

caracteriza a estas situaciones. Es decir, las opciones de un estado deben considerar

que no actúa solo en el tablero mundial, sino que existen otros actores –también

racionales- que buscarán hacer primar sus propios objetivos. Por lo tanto, no bastaría

hacer un análisis de sus intenciones y las capacidades con las que cuenta para

alcanzarlas, sino que hace falta una mirada estratégica para comprender el fenómeno

más cabalmente.

En este sentido, como casi siempre, la opción básica a la que se enfrentan los estados

es la cooperación o la auto ayuda. Pero esta opción no pasa, solamente, por

cuestiones ideológicas o estructurales, sino que va a encontrarse altamente

condicionada por el tipo de problema del que debe dar cuenta.

A diferencia de los análisis geopolíticos de otras áreas y momentos históricos, las

consecuencias del cambio climático alteran las condiciones del entorno de países

desarrollados como sub desarrollados; es decir podrían verse afectados todos por

igual. A esto debe sumarse que no hay fungibilidad del poder, por lo que las

capacidades en otras áreas de cuestión no resultan elementos idóneos para

solucionar esta problemática. La fortaleza militar u otro tipo de capacidades no ponen

a salvo a los estados de los desastres naturales ocasionados por el cambio climático.

Asimismo, las verdaderas consecuencias no pueden aún ser dimensionadas en su

totalidad3, lo que implica que los Estados (más precisamente sus gobernantes)

deberán tomar sus decisiones con un alto nivel de incertidumbre. De allí que, hasta el

momento, las lógicas tendientes a minimizar los daños aparezcan como las más

probables que aquellas que tengan por objetivo la maximización de los (futuros y

probables) beneficios.

¿Qué impacta del cambio climático en los análisis geopolíticos?

Ban Ki-moon sostiene que “…El cambio climático es el principal problema geopolítico

de nuestro tiempo. Ha alterado la ecuación mundial de desarrollo, paz y prosperidad.

Amenaza a los mercados, las economías y los beneficios del desarrollo y puede

diezmar las reservas de agua y alimentos, provocar conflictos y migraciones,

desestabilizar las sociedades más frágiles e incluso derrocar gobiernos…”4.

3 Al respecto existen visiones cercanas a la catástrofe a las que se le oponen quienes descreen de

consecuencias serias devenidas del cambio climático. 4 Ban Ki-moon El cambio climático, el principal problema geopolítico actual. S/P

La posibilidad de relacionar las decisiones políticas con el espacio geográfico y con los

habitantes que lo ocupan, es decir desarrollar un pensamiento Geopolítico, suele ser

referido a la práctica de las relaciones de poder interestatal, la expansión de unos a

costa de otros y la búsqueda de dominio e influencia. Es decir, generalmente se

asocia la idea de análisis geopolítico al que se encuentra relacionado con la expansión

de los países y con la conveniencia de que las fronteras de los países fueran

dinámicas y cambiantes.

En los albores del Siglo XXI, más allá de los temas tradicionales de la Geopolítica se

revitaliza el debate en torno al control de los recursos naturales, especialmente los

energéticos, donde crece la preocupación en torno a la presencia de éstos en otros

países (para garantizar el abastecimiento) y la protección de los existentes al interior

de las propias fronteras. Esta aparece como la nueva / vieja5 forma en que unos

países compiten con otros para obtener presencia, poder e influencia.

A la vez, esto se complementa con visiones netamente económicas como la que

plantea el economista Jeffrey Sachs6 cuya tesis es que para evitar las guerras y otros

conflictos la nueva Geopolítica debería buscar la sostenibilidad y preocuparse por las

consecuencias ecológicas de nuestras actividades económicas.

La mayor complejidad de pensar acerca del comportamiento de los Estados en el

marco del desarrollo del proceso de Cambio Climático radica en varios puntos que

deben ser considerados a futuro:

- La modificación de los Recursos Naturales con que los Estados cuentan

en la actualidad, ya sea por crecimiento, cambio en sus cualidades o,

directamente, extinción de los mismos (esto puede apreciarse en la

manera en que el cambio climático afecta la extensión y calidad de las

tierras cultivables).

- En el mismo sentido, la modificación de los recursos con los que cuentan

otros estados.

- El surgimiento de zonas a ser exploradas y explotadas que carecían de

interés anteriormente.

- El posible incremento de estados con déficits en la provisión de recursos

naturales básicos (por ejemplo incremento del stress hídrico en diversas

zonas del planeta)

Por lo tanto, podemos afirmar que el cambio climático del que estamos hablando

genera un alto componente de incertidumbre. Hay síntomas de variaciones en el

5 Las ideas de dominio de otros y de apropiación de sus recursos naturales, como hemos dicho, han

formado parte de esta materia, históricamente y en la actualidad. 6 Para ampliar esta visión ver: Sachs, Jeffrey “The New Geopolitics” Scientific American, Junio de 2006.

funcionamiento del sistema de distribución de calor que tendría efectos en el clima de

grandes sectores de la tierra7. Esta realidad también “contaminaría” otras agendas

como lo relacionado a las pandemias globales y las cuestiones demográficas (con un

importante peso sobre las migraciones).

La preocupación global por el cambio de clima no sólo se pensará en términos de la

agenda de seguridad de los países desarrollados, sino que una concepción

geoestratégica de la misma implicará crecientes niveles de incertidumbre en otras

áreas de cuestión (sociales, económicas, políticas, etc.).

Institucionalizar el cambio: las instituciones internacionales en una agenda “no

polar”

El tema del cambio climático, y las consecuencias en el análisis geopolítico que de él

se desprenden, pone a los Estados ante la necesidad de establecer nuevos

instrumentos para la “gobernanza” de este fenómeno. Entiéndase, fundamentalmente,

la necesidad de dar cuenta de manera efectiva de la existencia de más interrelaciones

estado-mercado-sociedad civil.

Esto se da, especialmente en una agenda como la del cambio climático en la que la

distribución del poder no es unipolar ni multipolar sino que es muy disperso y

complejo8. Además, en este tema la vinculación entre actores estatales y no estatales

(ONG´s, grupos de presión, etc.) es más compleja que en las agendas tradicionales de

las Relaciones Internacionlales.

Esto nos lleva a pensar en cómo manejar los conflictos que pueden generarse como

consecuencia del cambio climático. No sólo se disputará por la influencia o la posesión

de de determinados bienes considerados estratégicos (suelo, población, recursos

naturales), sino que habrá conflictos y enfrentamientos diversos relacionados con las

consecuencias de la escasez de recursos antes abundantes, y su impacto en la

desigualdad, la pobreza y el subdesarrollo y, como consecuencia de éstos, con las

migraciones mundiales.

En este contexto, es cada vez más difícil hablar de sistema uni o multipolares. La

multiplicidad de factores de poder intervinientes en una creciente cantidad de agendas

a enfrentar por actores estatales y no estatales nos acerca rápidamente a la idea de la

“no polaridad”9. En un mundo no polar las soluciones, si bien lideradas por los Estado

7 Hay síntomas de que estamos entrando en una etapa de calentamiento global. A las causas naturales,

se debe agregar un componente antropogénico –generado por la actividad humana- incrementando el denominado “efecto invernadero”. 8 Una aproximación a esta visión se encuentra en la obra de Joseph Nye “La Paradoja del Poder

Americano” 9 Hass, Richard “The Age of Nonpolarity”, Foreign Affairs, May/June 2008.

nación más poderosos, no pueden dejar de lado posturas de cooperación con otros

estados y con actores no estatales.

Por su parte, Young nos recuerda que “…el cambio Climático reabre los debates en

torno a lo que la “seguridad” realmente significa. Varios ministros europeos han

comenzado a utilizar la expresión “seguridad climática” …”10. Por lo tanto el cambio

climático requiere una política exterior más comprometida y pensada en términos

geoestratégicos. Y esto tiene que estar alineado con una visión de cómo el cambio

climático puede afectar a la dinámica de la política internacional en el mediano y largo

plazo.

Al menos tres áreas de interés se presentan: la falta de planificación de escenarios

detallados sobre los impactos del cambio climático dentro de la política exterior y de

seguridad, un cortoplacismo en el uso de los recursos, y una consideración de la

dinámica del mercado. Los gobiernos están fallando a darse cuenta de que la lucha

contra el cambio climático requiere una política más abarcadora que lo relacionado a

los objetivos ligados a las energías renovables11.

Ante este panorama de incertidumbre, como señala Stein, “…los países escogen

cooperar cuando les interesa, y los asuntos internacionales son determinados por la

concatenación de contingencias12…”. Es decir no hay nada dado de antemano ni

determinado tranhistoricamente: tanto la hostilidad como la colaboración se construyen

política e históricamente en la interacción entre los diferentes actores involucrados.

Hasta el momento, el esfuerzo coordinado más importante de los últimos tiempos es el

"Acuerdo de Copenhague" -una breve declaración de principios y propósitos que

produjo un pequeño grupo de países- fue el único resultado tangible de las

negociaciones desarrolladas en diciembre de 2009 en la Cumbre convocada por las

Naciones Unidas para generar políticas para enfrentar el cambio climático.

En esta cumbre se mostró que la expectativa de que en Copenhague la investigación

científica fuera a imponerse a la geopolítica resultó engañosa. Sin una mejor estrategia

geopolítica, no se puede librar una lucha efectiva contra este fenómeno.

Con esta visión coincide Abranches, quien señala que “el cambio climático plantea una

demanda dramáticas para la calidad de la democracia, el pleno funcionamiento de las

instituciones y la calidad del gobierno. La gestión del clima, dada su complejidad, el

nivel de riesgo y horizonte de tiempo disponible para la obtención de resultados

10

Young, Oran– “The Effectiveness of International Institutions: Hard Cases and Critical Variables” en James N. Rosenau and Ernst-Otto Czempiel (eds.) – Governance without Government: Order and Change in World Politics, Cambridge, Cambridge University Press, 1992, pág 162.. 11

Esto se da fundamentalmente porque la dinámica de negociación de la seguridad ambiental y de los problemas de suministro cada vez más se superpondrán. 12

Stein, Arthur; Why Nations Cooperate: Circunstance and Choice in International Relations; Ithaca, Cornell University press, 1990, Pág. 207.

eficaces, exigen un grado de calidad de funcionamiento de las instituciones y en la

calidad de la gobernanza…”13.

En la agenda para el siglo XXI vuelve a definir la agenda política y las formas de

gobierno, tanto a nivel mundial, como el doméstico. El desafío del cambio climático se

basa, al menos en el estado actual del conocimiento científico y tecnológico en las

decisiones políticas relativas a los patrones de producción y consumo, cambios en los

hábitos diarios y la cooperación en ciencia y tecnología internacional. Este es

precisamente el campo que trata de comprender la perspectiva de la gobernabilidad:

cómo examinar la situación política, de organización, público y privado, a diferentes

niveles que determinan cómo las políticas se han diseñado, aprobado y aplicado.

Como el cambio climático es un fenómeno global, que tiene tanto determinantes como

consecuencias locales, requerirá de alguna forma de articulación de la agenda

colectiva global, regional y nacional. Para ello es necesario que sea imposible separar

los regímenes de gobierno interno, los mecanismos emergentes de la gobernanza

global, la regulación de los caudales ambientales y la gobernabilidad. En otras

palabras, ya que no hay más que pensar en la sociedad local, el estado-nación y la

economía nacional disociarse del proceso de la globalización y el nuevo orden

mundial.

En tal sentido, Oran Young sostiene que para que las instituciones de protección del

medio ambiente sean más eficaces en sus decisiones y en el objeto de su regulación

deben cumplir con algunas condiciones. En primer lugar, obtener transparencia. En

segundo lugar, adoptando mecanismos de toma de decisiones colectivas que pueden

defender el interés colectivo por sobre los particulares. En tercer lugar, generando

normas de cambio al interior de la institución para adaptarse a los cambios en el

entorno externo, y no perder el foco. En cuarto lugar, que las partes sean capaces de

aplicar sus decisiones. En quinto lugar, que los mecanismos de decisión, la

distribución del poder entre los participantes no sea tan desequilibrada como para

permitir la formación de voluntades hegemónicas individuales. En sexto lugar, la

eficacia de las instituciones aumenta en proporción directa al grado de

interdependencia e interacción entre sus miembros, lo que les permite tomar

represalias contra los transgresores en forma persuasiva.

Con ello, se reflota la idea de establecimiento de alguna forma de “sociedad

internacional” donde convive la idea de anarquía con ciertos elemento de orden (orden

anárquico), es decir la aceptación de ciertas normas e instituciones comunes que se

13

Abranches, Sérgio, “Clima, Governança e Democracia: fundamentos domésticos da governança global do clima”, http://creativecommons.org/licenses/by/2.5/br Instituto Fernando Henrique Cardoso, 2008. Pág. 3.

han creado para que ejerzan cierta regulación entre los sujetos y actores

internacionales.

Esta sociedad internacional nos llevaría a un orden internacional, basado en un

sistema de reglas y expectativas establecidas entre estados. Dichas reglas y

expectativas conformarían el orden internacional; en palabras de Bull, la “forma

habitual de actuar que sustenta los objetivos básicos de una sociedad de estados, o

sociedad internacional”14. Para el autor, la supervivencia de la propia sociedad de

estados, la independencia de los estados individuales que la componen y la paz serían

los objetivos básicos del orden internacional, entendido, como hemos visto, como

modelo de regularidad de la vida social.

Hacia una agenda positiva: la posibilidad de pensar el cambio climático como la

posibilidad de otorgar bienes públicos

Si bien el concepto de bien público admite varios posibles significados, no es este el

ámbito para su discusión. Nos alejaremos un poco de la visión tradicional, en la que un

bien público es aquel que pertenece o es proveído por el Estado. En este caso, al ser

imposible que un Estado (por más poderoso que fuera) sea el proveedor de las

condiciones ambientales que eviten las consecuencias negativas del cambio climático,

consideramos más importante centrarnos en la idea, ya conocida, de un bien público

como un bien que está disponible a todos y del cual el uso por una persona no

substrae del uso por otros.

En este sentido, el desarrollo sustentable significa conservar el capital ecológico a

escala global, así como los bienes públicos que éste ofrece: estabilidad climática,

biodiversidad, recursos naturales, disponibilidad de agua, calidad del aire, equilibrio

hidrológico, y, en general, factores de los cuales depende el bienestar de ciudadanos

y, por ende, de los estados.

Como señala un informe editado por el Programa de las Naciones Unidas para el

Desarrollo, “..:A medida que avanza la integración mundial, los objetivos de política

nacional - como los de salud pública, crecimiento económico o protección del medio

ambiente- están sujetos cada vez más a las fuerzas internacionales. A fin de alcanzar

sus metas nacionales, es preciso que los gobiernos recurran cada vez más a la

cooperación internacional para lograr algún grado de control sobre las fuerzas

transfronterizas que afectan a sus pueblos. Es entonces lógico que las consultas

internacionales en esferas tan diversas como el comercio, las finanzas, la eliminación

14

Bull, Hedley, .The Anarchical Society. A Study of Order in World Politics, Londres, Macmillan, 1995

(1ª edic. 1977).Pág. 7.

de residuos, la seguridad alimentaria y la población hayan atraído un mayor interés

hacia las políticas y las acciones nacionales. Por consiguiente, hay una amplia

justificación de un enfoque más sistemático e integrado de la cooperación

internacional. Para lograrlo, la formulación de políticas nacionales e internacionales

debe constituir un proceso sin solución de continuidad, donde los expertos en los

temas se transformen en diplomáticos y los diplomáticos agreguen conocimientos

técnicos especializados a sus aptitudes15.…”.

Un ejemplo del cambio en el cálculo costo – beneficio de los actores al considerar al

tema ambiental como un bien público es el caso de la PAC de la Unión Europea, en el

que se prevé “…remunerar a los agricultores por la producción de esos bienes

públicos ambientales. Si bien, eso no es del todo así y de lo que en realidad se trata es

de compensar el lucro cesante, es decir no se paga por las externalidades que el

agricultor genera, sino por los beneficios a los que renuncia por producir menos y a

pesar de ello no abandonar la actividad agraria16…”.

Por ello, el gran desafío de los organismos internacionales encargados de este tema (y

por ende de los Estados que los componen) es el de generar políticas cuyos

resultados (ya sea en la disminución de las emisiones, el acuerdo sobre el manejo de

las consecuencias negativas del cambio climático, etc.) sean apoyados por los

actores que más responsabilidad tienen en las causas de este fenómeno,

independientemente de los beneficios que pueden obtener en el corto plazo. Esta

política no se daría por altruismo ni por la resignación sin más de la opción de obtener

pocas ganancias relativas (en relación a otros actores que pueden aparecer, en

principio, como los más favorecidos) siendo los que más aportan, sino por el hecho de

que las pérdidas que pueden llegar a enfrentar en caso de no actuar coordinadamente

serían demasiado costosas.

Un caso concreto: El Ártico y sus implicancias para las grandes potencias

La nueva situación

El Ártico nos advierte de manera elocuente de impactos climáticos que afectarán a

todo el mundo. En pocos años, quizás se pueda llegar en barco hasta el Polo Norte sin

encontrar obstáculo alguno. Es muy posible que para 2030, el hielo prácticamente

haya desaparecido de esta región del planeta.

15

Inge Kaul, Isabelle Grunberg y Marc A. Stern (eds).Bienes Públicos Mundiales Cooperación internacional en el siglo XXI., Nueva York Oxford Oxford University Press 1999. Pág. 33. Disponible en http://www.undp.org/globalpublicgoods/Spanish/Spsum.pdf 16

Burguillo Cuesta, Mercedes: La revisión intermedia de la PAC y el desarrollo rural sostenible, en Boletín Económico de ICE, N° 2831 del 17 al 23 DE enero de 2005.

El descongelamiento del Ártico, podría transformar a esta zona en un área de futuros

conflictos internacionales. Vale recordar que uno de los principales agentes en esta

zona es Rusia quien está llevando adelante una nueva política hacia la región. En ésta

se destacan los grandes intereses implicados desde el punto de vista económico

(principalmente los recursos naturales) y de seguridad.

Los países vecinos acordaron en 2008 resolver sus disputas territoriales de forma

pacífica, pero el diálogo entre rusos, canadienses, estadounidenses, daneses y

noruegos se presenta complejo, de cara a los lucrativos recursos que alberga el

territorio. Junto a las inmensas reservas de petróleo y gas, otras considerables

reservas de oro, diamante, cinc, hierro y carbón se presumen bajo el hielo eterno del

Ártico.

Los cambios en el Ártico están abriendo expectativas acerca de la toma de posición de

las diversas potencias internacionales para controlar los recursos allí ubicados. En

este sentido, es previsible que la lucha por los recursos vaya pasando

progresivamente a un primer plano en el ámbito internacional, marcada por la

singularidad de que esta zona no está controlada por ningún país. Como señala

Sánchez Andrés se debe destacar que “… Rusia es el país que tiene mayor

proyección en el Ártico y, por tanto, el mayor beneficiario de los cambios climáticos en

esa zona (por lo que) su conducta resulta esencial para comprender cuál será el futuro

geopolítico de esta área que se encuentra en pleno proceso de apertura y que

constituirá en el futuro una nueva zona de disputa en el tablero geopolítico…”17.

La base de la política de la Federación Rusa hacia la región se puede encontrar en la

Doctrina Marítima de la Federación Rusa hasta el año 2020, aprobada en 2001, donde

se destaca la necesidad de definir más claramente el espacio marítimo y del lecho del

Ártico, al tiempo que se puso de manifiesto la necesidad de aprovechar los recursos

económicos de la zona, en especial los energéticos y la ruta marítima del Norte. La

misma se complementa con los “Fundamentos de la política estatal de la Federación

Rusa en el Ártico hasta el año 2020 y con una perspectiva ulterior”, publicados en

2009.

De estos documentos se desprenden tres grandes intereses:

Recursos naturales donde se reconoce en especial las grandes reservas de

hidrocarburos existentes, y se especula con la existencia de recursos minerales

y la posibilidad de desarrollar la pesca.

17

Sánchez Andrés Rusia y la geoestrategia del Ártico, Real instituto Elcano, Área: Seguridad y

Defensa - ARI 63/2010, 06/04/2010. . Pág 1

Transporte donde se apuesta por crear un espacio único ártico e integrado con

el resto del país. Además se deben considerar las nuevas rutas marítimas a las

que se tendría acceso.

Seguridad: ligado a la defensa de la frontera norte del país. Se debe destacar

que Moscú rechaza la militarización del Ártico, aunque admite la necesidad de

desarrollar tareas de vigilancia y patrullaje. En este sentido, a mediados de

2008 se decidió, en primer lugar, restablecer el sistema de patrulla con barcos

militares en el Ártico, que había cesado 15 años antes y, en segundo lugar, se

decidió iniciar la renovación de su flota militar en el Ártico, que debería

presentar una nueva situación en 2016 18.

Pero, como es lógico, otros países consideran estratégica esta región. Tanto los

Estados Unidos como Canadá también comienzan a desplegar sus acciones desde

una consideración geopolítica. De allí el creciente por aprovechar ventajas a la vez de

mayores preocupaciones ante posibles avances de otros estados.

Como señalan Ebinger y Zambetakis, “…en agosto de 2009 el gobierno de Obama

aprobó el Plan de Administración Pesquera del Ártico para evitar la expansión de la

pesca comercial en aguas del Ártico expuestos por el derretimiento del hielo- un área

de aproximadamente 150.000 millas náuticas cuadradas. El impacto del movimiento

de las poblaciones de peces existentes y la introducción de nuevas especies que

tradicionalmente se encuentran en aguas más al sur todavía no se ha evaluado

plenamente, pero la determinación del impacto de esta nueva dinámica en el

ecosistema frágil será una condición previa necesaria para la gestión eficaz de toda la

pesca comercial que se puede permitir en el futuro. La eficacia global del Plan

depende en parte de que otros estados sigan el ejemplo del Ártico, como el

mantenimiento del derecho a la carrera a estos caladeros de reciente acceso, sin una

estructura de gestión sostenible en su lugar podría agotar las poblaciones de peces

mucho antes de lo que es muy apreciado. …”19.

En este contexto se actualiza el debate acerca de la necesidad de Estados Unidos de

firmar la Convención de la Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982

(UNCLOS por su sigla en inglés). En este debate se han reacomodado las piezas: ha

traído a la industria del petróleo, a los militares y a la comunidad ambiental en el

mismo lado del debate. Estos grupos se dan cuenta que sin marcos jurídicos estables

que no habrá exploración de petróleo y gas, y esto irá en detrimento de la seguridad

18

Sánchez Andrés, Rusia y la geoestrategia del Ártico, Real instituto Elcano, Área: Seguridad y

Defensa - ARI 63/2010, 06/04/2010. Pág. 5 19

Ebinger, Charles k. y Zambetakis, Evie; The geopolitics of Arctic melt , International Affairs 85: 6 (2009) 1218-19.

energética de los Estados Unidos. Asimismo, se busca garantizar, en el marco de la

Convención, el liderazgo naval al proteger el derecho a patrullar esa región.

Formas de cooperación

Más allá de la normativa internacional, la mayor instancia de cooperación inter estatal

es el Consejo Ártico, fundado en 1996, el que no es una organización internacional

con una constitución formal y legal, sino más bien un foro internacional para fomentar

la cooperación y la colaboración en temas del Ártico. Cabe recordar que durante las

deliberaciones en las que se formó la organización, tanto Estados Unidos como los

otros países no están de acuerdo con la idea de ceder soberanía ni de incluir en el

mandato el Consejo el examinar las cuestiones de seguridad. Los Estados miembros

están satisfechos de que, dentro de sus límites bien definidos, el sistema sirve como

un buen foro para la expresión de sus opiniones y preocupaciones en un contexto

donde la mayoría de los miembros del Consejo dan cuenta de que el Ártico está

cambiando rápidamente y que una mayor cooperación en cuestiones de interés

transfronterizo debe ser cultivada.

Asimsimo, la Declaración de Ilulissat20 firmado el 28 de mayo de 2008, hace hincapié

en que la Convención es un compromiso de las cinco naciones del Ártico circumpolar,

en la que expresan que no hay necesidad de un nuevo régimen jurídico internacional.

Por último, el Grupo de Trabajo de Evaluación del Transporte Marítimo el Ártico

(depndiente del Consejo), señala que los Estados árticos deben formular un

instrumento armonizado de búsqueda y rescate que implica la puesta en común sus

recursos financieros y técnicos para afrontar los retos de la región. La evaluación

también incluye recomendaciones sobre las normas de la construcción naval

armonizado y obligatorio para los buques que navegan las aguas del Ártico, en

cooperación con la Organización Marítima Internacional (OMI), mejorar la

infraestructura de navegación, incluyendo cartas de navegación y sistemas de

comunicaciones, el desarrollo de un sistema armonizado de directrices sobre la

exploración de petróleo y gas; y transferencia de tecnología para responder a los

accidentes ambientales en las difíciles condiciones del Ártico.

Comenzando por investigaciones de carácter científico, sumado a intereses

comerciales y económicos derivados de la posibilidad de la explotación de recursos

naturales (principalmente a los ligados a lo extracción de aquellos que sirven para la

20

La Declaración de Ilulissat en el marco de la Conferencia del Océano Ártico en Ilulissat, Groenlandia, se

debatió, el cambio climático, el medioambiente marino, la seguridad marítima y la división de

responsabilidades en caso de emergencia si se abran más rutas marítimas.

provisión de energía), las diferentes agendas se van sumando a la complejidad y la

relevancia de que los actores le dan a esta región.

En este sentido, el temor por la denominada “militarización del Ártico” se reconoce a la

vez como una opción a disposición de los estados de la región (en pos de la defensa

de sus intereses) como un límite a las actuales políticas, ya que significaría tomar la

decisión inequívoca de escalar el conflicto.

¿Hacia posibles soluciones?

Una de las principales características, que constituye una fuente de conflictos, es que

en el océano Ártico, al no estar dividido jurisdiccionalmente entre países, no existen

normas asumidas generalmente para establecer las fronteras. De hecho, entre los

propios países vecinos existen problemas acerca de la ubicación de su frontera

limítrofe.

Rusia sólo reconoce como miembros de la zona ártica a aquellos que tienen zonas

económicas exclusivas y plataformas continentales en el Ártico, es decir, a Rusia,

Canadá, Estados Unidos, Noruega y Dinamarca. A este respecto quedan excluidos

Islandia, Finlandia y Suecia. Se debe señalar que la exclusión de parte de estos

países deja a la Unión Europea en una situación de debilidad negociadora respecto a

la reivindicación de jurisdicciones en el Ártico.

No obstante ello, la falta de legislación y de asignación de partes del Ártico a países

deja la puerta abierta a que gobiernos ajenos a la zona traten de implicarse en el

reparto futuro de esta área. Entre estos países se encuentran China, Japón, Corea del

Sur y Alemania, aunque también la India y Brasil. Sin embargo, los países con

territorios ubicados en el Ártico se resisten a que otros ajenos puedan acceder a esta

zona.

En un futuro breve es previsible que se acentúen las tensiones entre los países

limítrofes del Ártico. En primer lugar, aparecerá una lucha por la definición de las

fronteras de demarcación entre los diversos países vecinos afectados, agravadas por

la pretensión de países alejados geográficamente de acceder a los recursos de la

zona. En segundo lugar, los conflictos corresponderán a cómo extraer los recursos.

Previsiblemente las tensiones no acabarán en confrontaciones abiertas y asistiremos

durante los próximos años a una toma de posiciones entre los diversos países

implicados. No obstante, la aceleración en la descongelación del Ártico puede poner

de manifiesto la existencia de recursos que estimulen las hostilidades abiertas entre

los países vecinos de esta zona.

Pero también hay lugar para acciones cooperativas. Se espera que Rusia y Estados

Unidos inauguren en el corto plazo un parque natural en la región de Beringia, que

ocupará 1,8 millones de hectáreas de la península rusa de Chukotka, así como de la

vecina península de Seward, en Alaska. Se espera que este espacio contribuya a la

preservación los recursos naturales y arqueológicos de la región, y supondría una

nueva plataforma para emprendimientos conjuntos como el ecoturismo.

Esta incipiente matriz de cooperación no depende solamente de la buena voluntad de

los gobiernos, sino que tiene bases institucionalizadas. El proyecto del parque

internacional de Beringia se remonta a 1990, cuando los entonces presidentes de la

Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (U.R.S.S.), Mijaíl Gorbachov, y Estados

Unidos, George Bush, acordaron cooperar en cuestiones medioambientales.

Asimismo, la base de esta alianza se remonta a la época de la Guerra Fría, ya que

pueden encontrarse en el acuerdo soviético-estadounidense del 23 de mayo de 1972,

con el que ambos países se comprometieron a diseñar una estrategia conjunta para

preservar los ecosistemas de sus regiones del Ártico.

Estos antecedentes aparecen como muy relevantes toda vez que esta problemática

puede repetirse en otras regiones como la Antártida.

Conclusiones

La agenda a enfrentar con vista a la gobernanza sustentable es desafiante, compleja y

difícil. Para poder dar cuenta de ello, aparece como ineludible la consolidación de

regímenes internacionales que aborden de manera eficaz esta temática.

Krasner nos recuerda que “los regímenes internacionales son principios, normas,

reglas y procedimientos de toma de decisiones, explícitos e implícitos, en torno a los

cuales las expectativas de los actores convergen en un área determinada de las

relaciones internacionales21”.

Esta definición da por supuesta la necesidad de una conjunción de expectativas

convergentes y pautas de comportamiento. Por el momento, los acuerdos

institucionales que se dan en esta área tienen las siguientes características:

Si bien no tienen capacidad de imponerse sobre los estados, la pertenencia a

los mismos generan altos costos de ignorar las resoluciones de las

instituciones, o de abandonar un régimen.

21

Krasner , Stephen: “Structural causes and regime consequences: regimes as intervening variables,” en Stephen Krasner (edt.) International regimes, Ithaca: Cornell University Press, 1983, p. 2..

Durante la permanencia y funcionamiento de este régimen, los costes de

aprendizaje y de coordinación (necesarios para superar los problemas de

acción colectiva) generan un incentivo para permanecer.

Proveen de un sistema de valores, símbolos y formulaciones normativas que

modifican las percepciones y la propia definición de los intereses de los

Estados y, por consiguiente, orientan su comportamiento.

Como resulta bastante claro, esto aparece como insuficiente. Por una parte, está

aumentando el poder de una serie de nuevos actores, entre los que destacan desde

las empresas multinacionales hasta las ONG.

En cuanto al funcionamiento interno, los mecanismos para hacer responsables a los

actores trasnacionales se siguen basando en los estados, los que demostraron ser

ineficaces en esta tarea. Nuevas herramientas y mecanismos son necesarias a todos

los niveles para hacer que los actores trasnacionales asumen su responsabilidad,

rinden cuentas y transparentan su quehacer ante los individuos y comunidades que

afectan. Esto no hace más que dificultar la existencia de “accountability” en estos

organismos. Es decir, no está claro quién debe rendir cuantas a quien.

Para enfrentar las consecuencias del cambio climático, la tarea de crear un sistema de

gobernanza global más responsable aparece como un imperativo urgente. La primer

cuestión es acerca de la participación de actores no estatales en los procesos de toma

de decisiones (especialmente en temas como el aquí tratado que tiene un fuerte

impacto global). La segunda es la posibilidad efectiva de control sobre los mismos.

Para ello aparece como imprescindible que el análisis geopolítico que los estados

hacen del cambio climático promueva las soluciones cooperativas y abarcativas de la

totalidad de la problemática, aunque ello signifique “resignarse” a pensar en términos

de minimizar los costos de este fenómeno, lo que en el largo plazo sería una situación

de ganancia absoluta para todos los participantes. Por el contrario, la implementación

de acciones unilaterales en búsqueda de la maximización (mayor aprovechamiento de

las ganancias relativas) podría resultar en un boomerang, toda vez que estas acciones

podrían profundizar el problema y con ello se generarían situaciones de “pierde-

pierde”, es decir una situación de pérdida absoluta por parte de todos los estados.

Si pensamos la estabilidad climática como un bien público a ser obtenido de manera

cooperativa por los diferentes Estados, los outputs de esta agenda son relativamente

independientes de quien tiene más poder, lo que es un cambio radical a la hora de

pensar en términos geopolíticos el cambio climático.

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