Arcilla en manos del alfarero

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3.5.1 Relato autobiográfico Con estas hermosas palabras habladas por Dios en labios del profeta Jeremías, describo la relación que existe entre Dios y mi vida; la verdad es que mi vida la he considerado arcilla, como símbolo de mis debilidades, tropiezos y muchas caídas debido a mis errores, que en manos de mi Dios, dueño y alfarero, me vuelve a levantar, reconstruir, pulir y moldear constantemente hasta culminar el diseño de la vasija que es mi vida. ARCILLA FORJADA POR EL ALFARERO ARCILLA FORJADA POR EL ALFARERO Dios, como artista supremo, como perfecto creador, ha tomado en sus preciosas manos el barro que soy desde el vientre de mi madre, para convertirlo en vasija útil, digna de Él. Ya el Señor había hecho sus primeras molduras en el seno de mi humilde hogar, a través del ejemplo de vida de

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Texto interesante, para reflexionar

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3.5.1 Relato autobiográfico

Con estas hermosas palabras habladas por Dios en labios del profeta

Jeremías, describo la relación que existe entre Dios y mi vida; la verdad es que

mi vida la he considerado arcilla, como símbolo de mis debilidades, tropiezos y

muchas caídas debido a mis errores, que en manos de mi Dios, dueño y

alfarero, me vuelve a levantar, reconstruir, pulir y moldear constantemente

hasta culminar el diseño de la vasija que es mi vida.

ARCILLA FORJADA POR EL ALFAREROARCILLA FORJADA POR EL ALFARERO

Dios, como artista supremo, como perfecto creador, ha tomado en sus

preciosas manos el barro que soy desde el vientre de mi madre, para

convertirlo en vasija útil, digna de Él. Ya el Señor había hecho sus primeras

molduras en el seno de mi humilde hogar, a través del ejemplo de vida de mis

padres: Mi madre se llama Genoveva del Socorro Palacios Castillo, una mujer

sencilla, campesina, proveniente de una familia de 12 hijos, dedicada a las

labores del hogar, de la cual tengo una gran admiración por su firmeza y

paciencia para educarnos. Mi padre, Duván Narciso Torres, un hombre

igualmente humilde y trabajador, que laboró durante casi 20 años en la

Federación Nacional de Cafeteros.

Ambos padres han sido muy responsables en el hogar, en la formación con

nosotros sus hijos, especialmente en el cumplimiento de deberes como

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cristianos y sobre todo con la disciplina en la casa.

De la relación de mis padres fui el primer hijo, el cual nací un 1 de Octubre de

1968, en un pueblo pequeño del Valle del Cauca. Donde me bautizaron con el

nombre de Gilber Andrés Torres Palacios. Hace poco mis padres cumplieron 40

años de casados para gozo de toda nuestra familia.

Mis padres siempre buscaron educarme “integralmente”; concepto acorde a lo

expresado por Rafael Campo y Mariluz Restrepo, cuando dicen que “Una

educación encaminada a la formación integral asume al ser humano como

persona íntegra, como totalidad, en una educación que reconoce las

dimensiones humanas en constante interrelación.” Gracias a esta educación

impartida por mis padres me he convertido en la persona que actualmente soy.

Fui un niño juguetón, travieso, creativo y muy tímido. Creo que algunas de

estas características han sido heredadas del mismo carácter de mis padres,

con quienes la relación ha sido fundamental para construir mi personalidad.

Aspecto que tiene presente el autor Armando Zambrano (2002) cuando dice

que “La relación que establece la madre o el padre con el niño le permite a éste

crear lazos de identificación y de conciencia social.”

Creo que mi madre influyó en mi rumbo y destino a escoger, sobre todo en la

vocación del servicio al prójimo y en especial a Dios. Vale la pena resaltar que

desde muy niño, ya en mis juegos, mostraba la inclinación especial de querer

trabajar por el prójimo y en especial por la vida religiosa, teniendo presente que

me gustaba tomar las levantadoras de mi madre para jugar imitando al

sacerdote, por cierto, recuerdo que mi madre me decía que tenia la vocación

para ello, y creo que ella tenia razón en cierto sentido, no por lo de ser

sacerdote, sino por ser un fiel servidor de Dios.

Durante mi infancia mi familia trató de sembrar y moldear lo que para ellos era

mi vocación: “En el seno de la familia, los padres han de ser para sus hijos los

primeros anunciadores de la fe con sus palabra y con su ejemplo, y han de

fomentar la vocación personal de cada uno y con especial cuidado, la vocación

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a la vida consagrada”. Lumen Gentium

Dios se ha valido de mis padres para seguir moldeándome y poder ver en ellos

los designios de Dios: “El designio divino de la revelación se realiza a la vez

mediante acciones y palabras” Dei Verbum. Han sido las palabras de mis

padres y sus acciones, fiel reflejo de la voluntad divina en esta etapa de

formación.

Pasando al tema de la educación, Armando Zambrano (2002) dice que “el

ingreso a la escuela significa, para la mayoría de los niños, una pesadilla que

se repite cada vez que ésta amedranta y somete.” Hago alusión a este texto

porque experimenté lo anterior, cuando mis padres me ingresaron por primera

vez a un centro educativo a la edad de 6 años, para el grado primero; no fue

fácil, puesto que hubo experiencias no muy gratas como no controlar esfínteres

en ciertos momentos en la escuela por temor a pedirle permiso a la profesora

para salir al baño por mi timidez; sentía pena hablar con la profesora en

aquella época, siendo mas aún difícil para mí, asimilar tales experiencias.

El mismo autor afirma que en la institución escolar se espera que cumpla con la

función inicial de socializar los espíritus a través de los saberes socialmente

reconocidos, apoyándose en las metodologías que ella construye y aplica. La

escuela por tanto constituye el lugar del sujeto educable, porque en su interior

se proyectan las acciones formativas necesarias para su desarrollo y

socialización. Ciertamente en ella Dios mi alfarero comenzaría a pulir su

trabajo en la construcción de esta humilde vasija de barro. En este

proceso de moldeado, a veces sufrimos los dolores del ser destruidos

para comenzar otra vez.

A lo largo de mi relato expresaré, cómo esta vasija muchas veces se

desmorona por dentro y por fuera, pero muy posiblemente allí estará

presente siempre mi alfarero para volverme a ajustar.

Otros momentos significativos en mi infancia y preadolescencia fueron las

celebraciones de los sacramentos; ellos me han permitido moldear mi vida de

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tal manera que se han ido convirtiendo en recipiente de amor para con el

prójimo. Así pues, la Sacrosanctum Concilium me ilumina al respecto cuando

dice: “Los sacramentos están ordenados a la santificación de los hombres, a la

edificación del Cuerpo de Cristo y en definitiva, a dar culto a Dios;….confieren

la gracia, pero también su celebración prepara perfectamente a los fieles para

recibir con fruto la misma gracia”.

Con lo anterior he podido comprender mejor todo este proceso de formación

cristiana y cómo la gracia divina se me ha transmitido a lo largo de toda mi

vida. Por ello recuerdo con mucha gratitud mi primera comunión; qué gran

sueño era poder comulgar por primera vez y tener la presencia de Cristo vivo

en nuestra vida. Mi padre siempre me inculcó el amor a Dios, su fervor y piedad

hacia Él. Es así como no podía faltar por parte de mi familia, la participación de

la eucaristía sagradamente los domingos; aún conservo este hábito y con el

proceso de formación que tengo, con mayor razón asisto a ella. Posteriormente

realizaría la confirmación y mi Matrimonio.

La experiencia de celebrar los sacramentos le ha conferido a mi vida la gracia

de recibir a Dios y de prepararme hacia el camino de la salvación y la santidad.

Por ello, valoro mucho la formación católica inculcada por mis padres durante

mi infancia, ellos han asumido con mucha responsabilidad lo expresado en las

orientaciones de la Iglesia a través del Concilio Vaticano II en la declaración

Gravissimun educationis que dice:

“Los padres de familia están gravemente obligados a la educación de la prole,

ellos son los primeros y principales educadores. Labor de formar un ambiente

familiar animado por el amor, la piedad a Dios. La familia es, la primera escuela

de las virtudes sociales”. De esta manera he podido evidenciar cómo mi familia

siempre se ha preocupado por formarnos en los valores cristianos como familia

Católica que siempre hemos sido.

“El alfarero trabaja con paciencia con el barro, moldeando tiernamente su

forma.” Dios dirige con paciencia mi vida, tratando de cumplir su

voluntad. A menudo usa las manos de otros para ayudar a formarme: Mis

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padres, maestros, amigos, entre otros. Conmigo tienen la paciencia para

ir moldeándome poco a poco acorde a su voluntad.”

MOLDEANDO MI VASIJA:MOLDEANDO MI VASIJA:

El autor Armando Zambrano (2002) refiere que “La relación que establece la

madre o el padre con el niño le permite a éste crear lazos de identificación y de

conciencia social.” En mi familia se aplica dicho concepto sobre todo en los

momentos de formación impartidos en la infancia; por ejemplo, mi madre se

preocupaba por inculcarme el orden en la casa, por el cumplimiento de mis

deberes, el cuidado de mi ropa y la elaboración de ricas comidas; así mismo

muchas veces me brindaba la comprensión y tolerancia en situaciones difíciles

de mi vida. Mi padre como figura de autoridad en el hogar siempre se preocupó

porque cumpliera con mis deberes escolares y gracias a él y a sus exigencias

siempre me he esmeré por ser un buen estudiante.

Vale la pena destacar que mis padres siempre acordaron que mis hermanos y

yo fuéramos educados en colegios religiosos católicos. Por eso mi padre

empezó conmigo como hijo mayor, ingresándome al colegio San Francisco de

Asís de la ciudad de Tuluá en el año de 1984; mi vida cambiaría en torno a la

formación exigida por los principios de la vida franciscana y que iban de la

mano de lo que exigían mis padres. Por eso, aunque no fui de los mejores

estudiantes, respondí de la manera más eficiente, responsable y con agrado,

por ser un colegio que me gustaba.

Al respecto, mis padres han hecho lo recomendado por el Concilio Vaticano II

en la declaración Gravissimun educationis sobre la educación cristiana de la

juventud que dice: “Hay que ayudar, a los niños, adolescentes, teniendo en

cuenta el progreso de la psicología, la pedagogía y la didáctica, para

desarrollar armónicamente sus condiciones físicas, morales e intelectuales,

búsqueda de la verdadera libertad, superando los obstáculos con valor y

constancia de alma, iniciarlos, conforme avanza su edad, en una positiva y

prudente educación sexual y prepararlos, además, para la participación en la

vida social, tienen derecho a que se les estime a apreciar con recta conciencia

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los valores morales y a aceptarlos con adhesión personal, a que se les estimule

a conocer y amar más a Dios.”

Creo que mi experiencia en el colegio sobre todo a partir de mi bachillerato ha

sido muy significativa, teniendo presente que estudié en un colegio de

orientación religiosa franciscana. Sobre ello puedo afirmar lo importante que es

para una persona encontrarse con un tipo de formación que ante todo

humaniza. Concepto que se confirma cuando Rafael Campo (1999) dice:

“consideramos que la condición principal de la formación integral es el

reconocimiento de sí mismo”.

El autor explica que el punto fundamental de la educación integral es la auto

reflexión, el asumir su propia acción formativa que conlleve a una continua

construcción de la persona interiorizando todo conocimiento adquirido y

adhiriéndolo a su existencia, volviéndolo vital, convirtiendo estas experiencias

en sentido de vida, en historia personal. Solo cuando se puede reflexionar con

mesura y paciencia los conocimientos adquiridos, es cuando uno puede hacer

vida sus conocimientos, puede convertirse en critico de la historia, buscar

soluciones y aportar al mundo que lo rodea.

Siguiendo con el tema de la educación, mi primera frustración en el colegio fue

los resultados del ICFES; nunca esperé que fuera a sacar un resultado regular,

tal vez, porque algunos compañeros que sabía que no eran tan buenos

estudiantes les fue mejor de lo que se esperaba. Además, anhelaba un buen

resultado para poder ingresar a la universidad y estudiar la carrera que en ese

momento deseaba; entre ellas administración de empresas o ingeniería de

sistemas.

Sin embargo poder leer los hechos de la realidad con la voluntad de Dios, no

es fácil, porque uno nunca se imagina qué le tiene preparado. No obstante, la

experiencia de mi colegio me ha permitido vivir fracasos y triunfos importantes

en el proceso de educabilidad; el autor Armando Zambrano Leal en su texto “La

mirada del sujeto educable” (2000) afirma que la escuela es aquella mirada

desgarrada y alegre, el camino que recogemos en nuestras manos y lo

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guardamos dulcemente entre sollozos y risas. Es una mirada que despierta al

amanecer y concluye con los recuerdos más trascendentales.

Ahora bien, como no leer dichos acontecimientos de mi realidad desde la

voluntad divina. Estoy convencido que si los resultados hubieran sido otros, no

habría optado ni por la vida religiosa y mucho menos por la vocación como

maestro, pero como digo “Dios sabe hacer sus cosas” y como afirma Karl

Rahner en el oyente de la palabra: “Dios sólo puede revelar lo que el hombre

puede oír”.

RECIPIENTE DEL AMOR DE DIOS RECIPIENTE DEL AMOR DE DIOS

“En este proceso de moldeaje, Dios tiene que ablandarme, tornearme,

darme forma, borrar mis imperfecciones, llenar mis grietas, eliminar lo

que sobre y si fuera preciso, empezar otra vez.”

Al llegar al último grado de bachillerato, aun no sabía que quería estudiar y

bueno, mis resultados en el ICFES no alcanzaban para solicitar un cupo en la

universidad, en especial a la Universidad del Valle, en la cual me había

proyectado estudiar. Por esta razón luego de graduarme de Bachiller, realice

dos cursos, uno en sistemas y el otro en secretariado comercial, éste último, se

interrumpe por la decisión que había tomado de seguir “la vida religiosa”.

La verdad es que no sabía por qué había tomado esta decisión; después de

analizar la situación creo que me motivó el hecho de salir de mi casa a otro

lugar, por este motivo viajé a la ciudad de Medellín, lugar donde nos reunimos

70 jóvenes de diferentes regiones del país, la mayoría deseaban ser aceptados

en la vida religiosa pero solo 30 de ellos podrían ser vinculados. Mi asistencia

en ese momento a dicha convivencia fue más por interés de conocer la ciudad

y de salir por primera vez sólo, que por querer ingresar al seminario

Pero mes y medio después llega la sorpresa, la noticia a través del correo de la

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aprobación para ingresar a la vida religiosa franciscana. El primero que hizo

que gestionara y consiguiera los documentos que se requerían para ingresar al

seminario fue mi padre, era el más ilusionado con esta decisión. Por mi parte

no sabia qué les iba a decir a todos mis amigos, puesto que ellos pensaban

que a este lugar solo se vinculaban homosexuales o aquellas personas que

eran amargadas. Sin embargo parece ser que hubo una fuerza del mas allá

que me hizo tomar esta decisión.

Ingreso pues, a la vida religiosa en febrero de 1989. Indudablemente ya podía

leer un primer mensaje de revelación divina y en esto coincido con el autor Karl

Rahner en su libro “El Oyente de la palabra” cuando dice: “el hombre depende

por principio de su historia, que es el lugar en que únicamente puede realizar

su verdadero ser…… y en su historia abre el oído a una posible revelación de

Dios”.

No es fácil poder leer los acontecimientos de nuestra vida a la luz de la fe. Lo

anterior lo menciono por una situación vivida antes de ingresar al seminario,

cuando durante el tiempo del aspirantado, en la ciudad de Tuluá en mi

parroquia, tuve una infortunada experiencia de acoso sexual por parte del

párroco; en realidad, a pesar de los comentarios de mis amigos acerca de los

sacerdotes sobre el homosexualismo, nunca pensé que pudiera vivir dicha

experiencia y mas aún no sabia como afrontar tal suceso o disimular mi

presencia delante de aquel sacerdote cuando participaba de la eucaristía los

domingos.

Situación que pudo haber interferido en la decisión de seguir la vida religiosa,

pero por fortuna no fue así. Nunca se lo manifesté a nadie de mi familia y

mucho menos a algún amigo. Pensaba que este sacerdote no tenía perdón, ni

tenía por que estar desprestigiando tanto la comunidad religiosa y la vida

sacerdotal. Es lamentable, que haya personas dando antitestimonio, porque así

como hay sacerdotes desmeritando su labor como servidores de Dios, existen

otros que dan testimonio de Cristo y hacen bien a su comunidad. La verdad,

es que de corazón, le he perdonado y oro para que no continúe haciendo daño

a otros niños y adolescentes.

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Con la anterior experiencia puedo confirmar lo expresado en el documento de

Aparecida que dice: “El Señor nos dice: “No tengan miedo” (Mt 28, 5). Como a

las mujeres en la mañana de la Resurrección nos repite: “¿por qué buscan

entre los muertos al que está vivo? (Lc 24, 5) nos alientan los signos de la

victoria de Cristo Resucitado, mientras suplicamos la gracia de la conversión

y mantenemos viva la esperanza que no defrauda”. Solo la esperanza en

Jesús y la oración, me permite perdonar y fortalecerme cada día más para

afrontar aquellos momentos de gran dificultad.

Es claro, que la voluntad de Dios, es muy distinta a la nuestra. Nunca pensé

que mi vocación inicial fuera la de ser sacerdote, pese a que mi madre me

decía permanentemente que yo tenia la vocación y mi Padre, no lo dudaba. Por

otro lado, no esperaba la aceptación como nuevo miembro de la vida religiosa

franciscana. La verdad es que el tiempo vivido en el seminario fue muy

importante para mi vida.

Gracias a la vida religiosa pude conocerme a mi mismo y posteriormente tomar

decisiones trascendentales para mi realización personal. El Concilio Vaticano II

en el decreto “Perfectae caritatis” considera de vital importancia la formación de

la vida religiosa cuando dice: “Por lo tanto, estimándola altamente, el sagrado

concilio, por ser tan útil para el oficio pastoral de la Iglesia en la educación de la

juventud, en el cuidado de los enfermos y otros ministerios, confirma a sus

miembros en su vocación y los exhorta a que ajusten su vida a las exigencias

actuales.”

Fueron cinco años de una experiencia enriquecedora, sobre todo en el plano

religioso y humano puesto que en él, pude entender y aclarar dudas en el plano

de la fe. Claro que muchas veces quise retirarme de la vida religiosa, pero

había dudas que debía trabajar muy bien, porque de lo contrario, podía

haberme arrepentido de tomar una mala decisión, por no haberlo hecho con la

madurez y la seriedad que se debía tener.

Es importante mencionar que no faltaron los compañeros “acosadores”, que

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además de sentir vocación hacia la vida religiosa, tenían inclinaciones

homosexuales. Pero gracias a Dios, pude afrontar dichas situaciones no

juzgándolos, sino aceptándolos y orando por ellos. No cabe duda que el hecho

de salir de mi casa, me ayudó a madurar, pues a pesar de algunos sucesos

infortunados, fue una bella experiencia.

La formación en la vida religiosa la he recibido con mucha gratitud y gozo

porque gracias a ella soy la persona que hoy me identifica. En la declaración

Gravissimun educationis sobre la educación cristiana de la juventud dice que

“La educación católica por su mismo término está dirigida a todos en general

sin distinción de clase, raza, sexo o nacionalidad, el mensaje de Jesús es para

todos. La prioridad son los niños y jóvenes; ellos como futura sociedad, a los

que hay que llegar teniendo en cuenta su desarrollo y madurez física, y

psicológica y los nuevos retos que hay que enfrentar en el mundo. Educación

que debe ser fundamentada en el amor a Dios y al prójimo.” Dicha educación la

puedo evidenciar en la formación recibida durante el proceso como religioso

franciscano. No cabe duda que Dios tenía preparado grandes cosas para mí.

Por tanto, la vida religiosa, me daría los fundamentos necesarios, aunque no

definitivos, para enfrentar la vida, no solo con una mirada distinta, si no

profunda.

Vale la pena resaltar que, durante este proceso de formación en la vida

religiosa, el año más duro, aunque significativo que experimenté, fue el del

noviciado, que me correspondió hacerlo en Ubaté a partir del mes de Enero de

1990; un año en el cual viví experiencias muy bonitas y fuertes con respecto a

mi relación con Dios; menciono que el año más duro, porque no podía ir a la

casa a ver a mi familia hasta el mes de Enero del año siguiente; fue el primer

año que experimenté la navidad y el año viejo sin ellos.

Esta experiencia de compromiso y preparación en el proceso de formación

como religioso me permite confirmar e identificarme con Karl Rahner (1967)

cuando dice: “Así pues en tanto Dios no se manifieste directa e inmediatamente

al hombre en su propia identidad, deberá el hombre contar siempre con la

posibilidad de una revelación de este Dios por la palabra”. De esta manera

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puedo afirmar, cómo a través de la formación y los estudios recibidos en la vida

religiosa, he podido descubrir el rostro amoroso de Dios en mi vida y confirmar

lo que la Dei Verbum dice y recomienda: “Recuerden que a la lectura de la

Sagrada Escritura debe acompañar la oración para que se realice el dialogo de

Dios con el hombre, pues “a Dios escuchamos cuando leemos sus palabras”.

Durante el mismo año, experimenté el terrible accidente de unos compañeros

que se ahogaron en la laguna de Suesca. Menciono que fue terrible, porque

por muy poco también pude haber estado dentro de la lista de los ahogados;

pues bien, fui uno de los que naufragaron aquella tarde fría del 5 de noviembre

de 1990. Dicho suceso fue para mí muy impactante, por tener que presenciar la

agonía de dos de mis compañeros y la de un adolescente que nos guiaba en la

lancha y que me acompañó por más de 30 minutos durante el naufragio. Lo

más angustiante fue observar, cómo la vida se le acababa a aquel adolescente

de aproximadamente 14 años, de ojos verdes, que después de acompañarme

por un buen lapso de tiempo, en instantes, no lo volví a ver.

Tener tan cerca la muerte y pensar si este era el momento de encontrarse cara

a cara con Dios, no fue fácil; en esos momentos pasó por mi mente muchos

recuerdos, especialmente los de mi familia, pero también me cuestionaba sobre

lo que podía pasar con mi muerte. Al momento de mi rescate, comprendí que

Dios había hablado en aquel momento pero, no era claro cual era su mensaje.

Al día siguiente un fraile ya de avanzada edad me dijo: ¡“Eres el Moisés,-el

salvado de las aguas- y Dios te tiene vivo para grandes cosas”!

En ese momento pensé y me dije: “Será que mi Dios me tiene para ser santo

en esta vida o tal vez para un cargo superior en el servicio, tal vez como

obispo, en fin”. Viendo esta experiencia con la mirada actual pienso que para

conocer la voluntad de Dios, se debe invertir el tiempo y el esfuerzo necesario

para cultivar una relación de Amor con Él. Es su Palabra quien me guía, por

eso pienso frente a esta experiencia lo que me dice Is 55,8: “Porque mis

pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos

–dice el Señor-”.

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Por fortuna el compañero de Cartago y yo nos salvamos de aquella pesadilla.

La espera del rescate de los cuerpos, fue en realidad un caos, sobre todo para

las familias de aquellos compañeros (Francisco y Jesús Demetrio), quienes por

cierto eran compañeros muy jóvenes de 18 y 19 años de edad.

La Gaudium et spes: dice “Por Cristo y en Cristo se ilumina el enigma del dolor

y de la muerte, que fuera del Evangelio nos envuelve en absoluta obscuridad”.

En esta experiencia entiendo el enigma de la muerte y cómo Dios me revela

un mensaje de esperanza y una oportunidad de vivir el camino para continuar

participando en el plan de salvación divino. Desde aquella fecha, la muerte dejó

de ser muerte para convertirse en “paso”, hacia otra realidad distinta. Que a la

luz de la fe es para mí un paso lleno de esperanza.

Tal vez, por eso trato de disfrutar al máximo los pequeños momentos con mi

familia y las personas que comparten conmigo a diario, de apreciar los mínimos

detalles, los paisajes y demás bendiciones de la naturaleza, entre otros. La vida

solo me da oportunidades que si no valoro luego, no podré disfrutar, ni

experimentar, sino anhelar haberlas aprovechado. Sean las experiencias que

sean, todas ellas me llevaran a construir mi perfil, la coraza de mi alma y sobre

todo a identificar el paso de Dios por mi vida y saber cual es mi misión en este

mundo.

Hoy entiendo cuál era su voluntad y por eso creo que mi destino no era la vida

religiosa, pero sí el de la vocación a ser maestro, esposo y padre. En estos

caminos realizo mi papel de evangelizador y de testimonio de Dios para con mi

familia y mi comunidad. Por eso agradezco a Dios la bella experiencia que

tengo en la actualidad y puedo decir como el salmo 16: “Yo bendigo al Señor

que me aconseja, hasta de noche mi conciencia me advierte; tengo siempre al

Señor en mi presencia, lo tengo a mi derecha y así nunca tropiezo. Por eso se

me alegra mi corazón, se gozan mis entrañas, todo mi ser descansa bien

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seguro, pues tú no me entregarás a la muerte ni dejarás que tu amigo fiel baje

a la tumba.”

Después de la experiencia del naufragio, permanecí dos años más en la vida

religiosa; en estos años tuve experiencias muy bellas en el campo de la

catequesis, la misión y la educación. Experiencias que ayudarían igualmente

a tomar decisiones definitivas para toda mi vida.

Luego de este tiempo me retiré del seminario debido a que en mí había

muchas incógnitas que la vida religiosa no podía resolver y que solo estando

por fuera de ella me podía enseñar. Una de estas incógnitas era el darme la

oportunidad de experimentar el amor afectivo, el poderme enamorar de alguien

que pudiera aceptarme y lógicamente enamorarse de mí. En aquel momento

no sabía, si la vida me podía brindar esta oportunidad, pero una cosa si era

clara, fuera el tiempo que fuera, hasta no tener la oportunidad de vivir esta

experiencia, no llegaría a tomar decisiones a favor o en contra de otro camino.

Cada vez más, mi vasija va cobrando su forma, obedeciendo al manejo de la

mano de Dios. Lo importante es que pueda estar dispuesto a dejar, por mi

propio bien, que Dios trabaje conmigo.

Una vez retirado de la vida religiosa, once años después, cuando vivía con mi

familia de origen, volví a vivir otra experiencia cercana de muerte, el 19 de

Julio de 2001; esta vez infortunadamente en un accidente de transito. Otra vez

Dios me brinda una nueva oportunidad de vivir, afirmando lo que dice el padre

Alberto Parra (2005): “En la historia y por la historia Dios salva y, salvando, se

revela:” Y creo que Dios me sigue salvando, revelándose en mi historia,

dándome una nueva oportunidad de seguir viviendo y revisando mi vida.

El accidente vivido fue en una buseta cuando me traslada de la ciudad de Cali

al municipio de Guadalajara Buga, lugar donde actualmente vivo con mi esposa

e hijo. La buseta en la que me trasladaba sufrió una falla mecánica, lo que

llevó a que se desestabilizara y diera tres vueltas; en una de esas vueltas fui

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expulsado a través de la ventanilla, generándome varios golpes de

consideración en la cabeza y los brazos, pero por fortuna no fue más grave.

De nuevo, muy cerca del paso necesario que algún día me exigirá la vida. Una

vez más me cuestiono si estoy aprovechando, si estoy trabajando por ser feliz y

hacer felices a los demás. Así pues, leo lo que Dios quiere para mi vida y me

uno a lo expresado en Aparecida cuando dice: “Como nos dijo el Papa en su

discurso: “Sólo quien reconoce a Dios, conoce la realidad y puede responder

a ella de modo adecuado realmente humano”. Y de verdad que sigo

respondiendo a Dios desde mis limitaciones, ante todo, siendo un hombre

agradecido y afortunado por permitirme vivir experiencias de vida, donde me

muestra su inmenso amor.

Siguiendo con las experiencias de muerte, nuevamente la vida me pone a

reflexionar y a sentir otra angustia. El domingo 12 de agosto del año 2001, una

cooperativa de la ciudad de Tuluá organizó un paseo para Calima Darién, lugar

para el cual tenían destinando 5 buses ya que la asistencia era numerosa,

especialmente por grupos familiares. Después de haber pasado un día muy

agradable y feliz, recreándonos en familia, de regreso uno de los buses

presentó una falla mecánica en la carretera e hizo que el vehículo colisionara

con un barranco, allí perecieron 25 vidas.

Personas con las cuales habíamos compartido durante el día; Situación difícil

de asimilar en ese momento más aún, al pensar que pudo haber sido el bus en

el que mi familia y yo viajábamos. Doy gracias a Dios y a la virgen por proteger

mi vida y la de mis seres queridos, por darme la oportunidad de seguir

caminando al lado de las personas que más amo. ¡Qué milagro!, lamento

mucho aquellos que partieron, o peor aquellos que viven la tristeza de su

ausencia. Dios les de la fortaleza de poder afrontar su realidad.

Infortunadamente en el mismo año, me acontecieron varios sucesos, entre

ellos un accidente leve en motocicleta, el robo de mi moto, en fin, era la

sensación de “mala suerte” que hermanos y amigos me habían otorgado, pero

que por el contrario, sigo viendo en estas situaciones, la bondad de mi Dios y

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una nueva manera de expresar el inmenso amor que me tiene. Por ello

continuaré cumpliendo la misión de dar testimonio del amor de Dios.

Con las anteriores experiencias, he sentido que muero y vuelvo a vivir de

nuevo; Dios nuevamente me habla a través de estos acontecimientos, no como

voluntad suya, sino como una manera de siempre revisarme y darme cuenta de

la grandeza que Él me regala todos los días.

RECIPIENTE DEL AMOR A MI FAMILIARECIPIENTE DEL AMOR A MI FAMILIA

Dios igualmente me sigue moldeando y preparando en mi historia para ser un

bello recipiente de amor en mi hogar. Al respecto confirmo lo expresado por el

padre Alberto Parra cuando dice que “la revelación acontece en toda historia y

en toda la historia a lo largo de la historia de salvación.” Y sobre todo acontece

en mi historia personal al iluminarme la persona con la que compartiría mi

nuevo hogar; con ella compartí inicialmente 7 años de noviazgo; fue un tiempo

largo con muchas pruebas para mí, porque la verdad estuve a punto de romper

esta relación, por otro tipo de experiencias fuertes en mi vida personal, pero

que gracias a Dios no fue así. Dios toma la iniciativa y me la muestra en mi

historia diaria y sé que Él me muestra su amor infinito a través de mi prójimo,

más exactamente a través de las personas que amo.

La Gaudium et spes también dice: “Lo que la Revelación divina nos dice

coincide con la experiencia. El hombre, en efecto, cuando examina su corazón,

comprueba su inclinación al mal y se siente anegado por muchos males, que

no pueden tener origen en su santo Creador”. Desde esta perspectiva leo la

infortunada experiencia vivida a los 27 años cuando afronto junto a una amiga,

un embarazo no deseado:

Esta experiencia la viví con ella, precisamente por un momento de debilidad, tal

vez por la inseguridad que vivía en mi noviazgo de no poder vivir experiencias

de mayor encuentro y de mayor fortalecimiento de mi relación, decidiendo vivir

esta relación de manera alterna, pero sin el mayor convencimiento. Ello me

llevaría a no tener precauciones y por ende a tener que afrontar un embarazo

Page 16: Arcilla en manos del alfarero

no deseado por parte de los dos. Lo que menos quería era afrontar el papel de

la paternidad sin convicción y menos con una persona que no amaba. Ambos

éramos conscientes de la situación y ambos tomamos la decisión de abortar.

Para mí en ese momento era la salida mas fácil, pero no sabia lo difícil que iba

a ser para ella, sobre todo por el legrado que le hicieron; ni imaginar el cargo

moral y religioso que sentía y más para mí que había sido un promulgador y

defensor del derecho a la vida; sobre todo en mi profesión de docente. Mi

amiga, posteriormente le evidenciaron unos quistes que afortunadamente no

eran malignos; gracias a Dios. Hoy día, ella es felizmente casada y tiene un

hermoso hijo.

La verdad es que el cargo de conciencia me llevó a acudir al sacramento de la

confesión y recibir la misericordia del Señor, acto que me llevaría a tener un

poco más de tranquilidad y sobre todo a tener más precaución y madurez a la

hora de tomar alguna decisión; son de todos modos momentos de dolor y

angustia. Ante esta experiencia me ilumina el Catecismo de la Iglesia, donde

me dice: “Se le denomina sacramento de Reconciliación porque otorga al

pecador el amor de Dios que reconcilia: “Dejaos reconciliar con Dios” (2 Co

5,20). El que vive del amor misericordioso de Dios está pronto a responder a la

llamada del Señor: “Ve primero a reconciliarte con tu hermano” (Mt 5,24).”

Así Dios me dio la oportunidad de revalorar aun más el don preciado de la vida

y de no volver a caer en tal pecado. Hoy día que tengo un hijo preciado, sé lo

valioso que es no solamente planificarlo sino también depositar en él todo el

amor y el compromiso de formación en su vida. En este proceso de modelaje,

a veces sufro los dolores de ser destruido para comenzar otra vez. Y claro

está, mientras más duro sea el barro, más difícil se hará el moldearme -

difícil, no para Dios, sino para mí mismo.

Sé que la vida me da la oportunidad de vivir tanto experiencias positivas como

negativas y de las negativas se tiene que aprender a crecer. Dios me ofrece

siempre la oportunidad de volverme a levantar, nunca me juzga. Como en el

evento de la mujer adultera cuando Jesús al final le dice: “Tampoco yo te

Page 17: Arcilla en manos del alfarero

condeno. Vete, y no peques más” (Jn 8,11). El perdón no mira nunca atrás, ni

me recuerda mi fragilidad, es un don maravilloso, que me da la oportunidad de

crecer y de mirar hacia adelante con fe y esperanza con la gracia divina. Hoy

puedo decir que mi fragilidad y mi debilidad, han sido opciones para crecer,

fortalecer y pulir mi vasija.

Es necesario que de mi barro desaparezcan todas aquellas cosas impuras que

impiden que yo sea material útil para Dios. Es necesario que mi rebeldía, mi

incredulidad, mi orgullo, mi soberbia, mis odios, mis rencores, iras, mis

murmuraciones e impiedades, mis pecados ocultos y los manifiestos, mis

idolatrías, todo ello, ceda ante el toque de la mano diestra de Dios que quiere

verme brillar como vaso para su gloria, como utensilio para honra suya.

Después de este largo tiempo de noviazgo, llega una nueva etapa para mi vida,

una nueva forma de cumplir con el proyecto de vida personal. Una gran

vocación, Mi matrimonio. Me casé felizmente el 16 de Agosto de 2003 en la

capilla de San Francisco en la ciudad de Buga, lugar de residencia en ese

entonces de mi novia; aunque quería celebrar el matrimonio en el municipio de

tulua en la parroquia de los franciscanos por mi historia, no fue posible porque

de alguna manera, influyó un poco la tradición de mi novia y su familia; pero

bueno, la idea era casarme en un templo franciscano y así lo hice.

Los tres primeros años de matrimonio no fueron fáciles ya que unir dos vidas

con hábitos y costumbres distintas es complejo. Pero definitivamente con la

iluminación del Santo Espíritu, de virtudes tales como la tolerancia, la

comprensión y sobre todo el amor, es que puedo caminar y construir un

verdadero hogar.

Ya son 7 años caminando y veo como el Señor me ha bendecido con una

mujer ejemplar, de la cual recibo consejos y orientaciones que sé son el reflejo

de la voluntad de Dios. Al lado de ella, hemos construido nuestra casa, en un

buen barrio de la ciudad de Buga. Dicen que “tener casa no es riqueza, pero si

es un gran tesoro”. Hemos ido adquiriendo muebles y enseres para nuestro

Page 18: Arcilla en manos del alfarero

hogar, todo ello con empeño y mucho trabajo. Gracias a Dios nos ha dado

empleo para poder invertir y conseguir lo que hasta ahora humildemente

tenemos.

De ahí las palabras de la Gaudium et spes que dicen que la salvación de la

persona y de la sociedad humana y cristiana está estrechamente ligada a la

prosperidad de la comunidad conyugal y familiar. Es un nuevo llamado como lo

dice el Catecismo de la Iglesia católica: “Dios ha creado al hombre por amor, lo

ha llamado también al amor, vocación fundamental e innata de todo ser

humano. Porque el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios (Gn

1,27), que es Amor…” y definitivamente he podido ver su revelación de amor

en el rostro de mi esposa y en la experiencia del matrimonio.

Después de tres años de convivencia, llega la gran noticia a nuestro hogar, la

presencia de un nuevo ser. La verdad no lo esperábamos tan pronto, debido a

que mi esposa presentaba serios problemas para la fecundación y dificultades

con la parte sexual (vaginismo); esta última nos llevó a tener crisis en nuestra

relación.

A pesar de las dificultades antes mencionadas estaba dentro de nuestros

planes la presencia de un hijo; y para bendición nuestra llegó. Mi esposa

gracias a Dios salió bien en el parto, fue por cesárea. Mi hijo nació el 5 de

diciembre de 2006 a las 5:50 pm. Una experiencia única, definitivamente no

hay palabras para describir dicha sensación. Como lo dije anteriormente los

planes personales no son siempre los planes de Dios. En este caso Dios me

sigue expresando su gran amor para con nosotros cuando en la Gaudium et

spes dice:

“Los hijos son, ciertamente, el don mas excelente del Matrimonio y contribuyen

mucho al bien de sus mismos padres. De ahí que el cultivo verdadero del amor

conyugal y todo el sistema de vida familiar que de el procede, sin dejar los

otros fines del Matrimonio, tiende a que los esposos estén dispuestos con

fortaleza de ánimo a cooperar con el amor del Creador y Salvador, que por

medio de ellos aumenta y enriquece su propia familia cada día más.” Sea Dios

Page 19: Arcilla en manos del alfarero

siempre nuestra fortaleza y nuestra sabiduría para seguir caminando en familia.

Como Padre tengo claridad del gran compromiso que se requiere para formar y

educar a mi hijo. El testimonio que le pueda dar a él, jugará un papel muy

importante en el crecimiento intelectual, humano y ético de él. Al respecto

Armando Zambrano Leal (2000) me refuerza lo anterior cuando dice que “la

familia contribuye al desarrollo y socialización del niño o de la niña. En verdad,

cada uno de los miembros de la familia se convierte en vector de la cultura

ambiente. Ellos determinan el sentido del rol social, gracias al rol y distancia

que mantenga respecto al niño.” De igual manera, tengo una gran

responsabilidad en la formación religiosa cristiana de mi hijo. Por eso pido a

Dios la protección y la sabiduría para saber brindar la debida formación

humana, cristiana y educación pertinente para la vida de él.

Como padre de familia tratare de inculcar las recomendaciones dadas por la

Iglesia a través del Concilio Vaticano II en la declaración Gravissimun

educationis sobre la educación cristiana de la juventud que dice: “Es pues,

deber de los padres crear un ambiente de familia animado por el amor, por la

piedad hacia Dios y hacia los hombres, que favorezcan la educación íntegra

personal y social de los hijos.”

Continuando con la historia de mi hijo, el niño fue bautizado el 12 de Junio de

2007 con el nombre de “Samuel”, le otorgamos dicho nombre por su

significado, “El nombre de Dios”. Así mismo influye en la asignación del nombre

las dificultades que mi esposa vivió con respecto a la fecundación; situación

que relacionamos con la experiencia vivida por la madre del profeta Samuel,

historia bellamente expresada en el libro de Samuel (1Sam 1,1-23). Como

apreciación personal considero que los nombres no deben definirse como

cosas del momento o por moda, deberían ser analizados detenidamente por

los padres de familia y tener un buen criterio a la hora de elegirlos.

Actualmente Samuel tiene tres años y medio y está iniciando el grado jardín; es

espectacular la manera como los niños de estas generaciones se estimulan

para el aprendizaje. Verlos como llegan con nuevos conceptos aprendidos y tan

Page 20: Arcilla en manos del alfarero

pequeños, es definitivamente un espectáculo. Dios y la virgen me lo protejan

siempre.

Para finalizar mi relato en cuanto a la familia se refiere, quiero resaltar a mi

familia de origen, mis padres y hermanos. a pesar de que mis padres nos

formaron de manera muy conductual, siempre han querido darnos ejemplo de

perseverancia, de fortaleza, de amor; por eso me alegra saber que aun siguen

conmigo, con sus defectos y virtudes.

Uno de los eventos importantes y significativos en nuestro hogar ha sido

celebrar las bodas de plata de mis padres, es algo muy especial como familia

ya que ellos como pareja son un ejemplo vivo de amor, paciencia, fidelidad,

entre otros. El apóstol San Pablo, en su carta a los Efesios (Ef 5,21-6,4) dice

acerca de la familia: “Maridos, amen a sus esposas como Cristo amó a la

Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, la bañó y la santificó en la Palabra,

mediante el bautismo de agua. Por eso el hombre dejará a su padre y a su

madre para unirse con su esposa, y los dos formarán un solo ser.”

La familia cristiana, pues, es una comunidad de fe, esperanza y caridad y ella

es una comunión de personas, que reflejan la comunión que existe en Dios

entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Así como Dios es creador, la familia

comparte con Él esa obra, al procrear y educar a los hijos. ¡Qué gran dignidad

tiene la familia que se asemeja a Dios en su obra creadora! Por eso, mi familia

me ha dado ese gran testimonio y ha sido factor importante en la construcción

de mi actual perfil ante todo como persona.

Para mi y mis hermanos la familia es lo más importante, por esta razón

estamos tomando como costumbre cada año celebrar con una eucaristía la

unión de mis padres. Hace poco le celebramos los 30 años de casados; me

parece muy bonito que ellos todavía quieran seguirlo celebrando, aunque es

muy raro verlo hoy en día; quisiera, que a mi también me tocara la suerte de

poder celebrar en familia. Ojalá Dios me lo permita vivir.

Finalmente mi matrimonio y mi hogar han sido entornos de amor que

Page 21: Arcilla en manos del alfarero

facilitan moldearme acorde a la voluntad de Dios y ser recipiente de amor

del alfarero.

RECIPIENTE DE SERVICIO A MI COMUNIDAD:

Quiero hacer alusión a mi actual vocación y para ello regreso a mi historia

personal, al momento en que tomé la decisión del retiro de la vida religiosa,

exactamente el 8 de Octubre de 1992, después de muchos momentos de crisis

pero ante todo de oración. Sabía que le podía servir más a Dios en medio de la

sociedad, que en aquel lugar.

Tal vez Dios no me reveló todo lo quería de mí al principio, pero me ha ido

revelando todo lo que el necesita de mí. Importante pues, poder leer a través

de mi fe, lo que Dios quiere de mí. Sólo Él puede darme la dirección específica

a su debido tiempo para realizar sus propósitos acordes a su voluntad. De esta

manera, Gaudium et spes me ilumina cuando dice: “Cuando Dios revela, el

hombre tiene que someterse con la fe (cf. Rom 16,26). Por la fe, el hombre se

entrega entera y libremente a Dios.”

Después de retirarme de la vida religiosa, empecé a estudiar la carrera de

Tecnología en sistemas, la cual me brindaba en ese momento muchos

ventajas, entre ellas que era a distancia y podía trabajar, además era

económica y me parecía muy atractiva sobre todo porque tenía que ver con un

área del saber tan interesante como lo es la informática. Frente a esta nueva

opción de vida, pensaba que la mejor decisión era prepararme en una

profesión que tuviera una buena proyección hacia el futuro y me generara la

posibilidad de incursionar en el campo laboral.

Los autores Rafael Campo y Mariluz Restrepo (1999) hacen referencia a que

“La educación se encarga, entonces de introducir a cada ser humano a un

mundo siempre cambiante, busca conservar a la persona frente al mundo y

también al mundo frente a la persona. Hablar de formación de personas

conlleva una concepción sobre lo humano, es decir, sabernos no terminados y,

en consecuencia, en necesidad de formación, de tomar forma”. Al respecto

Page 22: Arcilla en manos del alfarero

pienso, que es importante querer aprender algo nuevo todos los días, poder

fortalecer mis competencias a nivel intelectual y querer estar siempre en

formación continúa.

Razón por la cual he seguido preparándome a través de capacitaciones,

diplomados y seminarios. Obviamente con la opción de seguir instruyéndome

sobre todo en el campo educativo, campo que me apasiona. Esta experiencia

de 11 años en la docencia en el área de ética y religión y 8 años en el campo

directivo en mi actual institución, es la respuesta a la vocación a la que he sido

llamado por Dios, confirmando lo expresado por el padre Alberto Parra en la

teología como discurso de la revelación (2005) “Cuando Dios revela estamos

obligados a prestarle, por la fe, plena obediencia de entendimiento y voluntad”.

La experiencia en el campo de la educación ha sido para mí muy significativa y

enriquecedora no solo a nivel profesional si no personal. Me apasiona el campo

de la formación, de la educación, de la pedagogía y la pastoral. Así mismo me

gusta la idea de poder evangelizar a través de mi profesión. Es un campo para

explorar y aprender mucho de el; es mi anhelo seguirme realizando como

persona haciendo lo que más me gusta: “Educar y enseñar”. Como lo dije

anteriormente he tratado de escuchar lo que Dios me ha revelado y el llamado

a la educación que Él me ha hecho. Ante esta experiencia la Gaudium et spes

me ilumina cuando dice: “La Iglesia desea unir la luz de la Revelación al saber

humano para iluminar el camino recientemente emprendido por la humanidad”.

Es importante pues, precisar que muchas veces tenemos la tendencia de hacer

nuestros planes basados en las prioridades que nosotros hemos escogido y lo

digo porque quise en varias ocasiones estudiar profesiones muy distintas a la

que actualmente estoy realizando. Lo que importa es lo que Dios planea hacer

allí donde estoy y cómo Él quiere realizarlo a través de mí. Y al respecto

Proverbios 19,21 dice:

“Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre; mas el consejo del

Señor permanecerá.”

Page 23: Arcilla en manos del alfarero

Por eso la cualidad más importante del barro es que se somete. Si no se

somete a las manos del alfarero, se arruinará. El barro no se puede auto-

moldear por si solo, tiene que tener al alfarero. Por eso he dejado en las

manos de mi alfarero toda mi confianza para que me siga moldeando.

Educar es toda una vocación, una profesión de mucha responsabilidad y

entrega donde el Concilio Vaticano II en la declaración Gravissimun educationis

me orienta diciendo: “El Sagrado Concilio declara que la función de estos

maestros es verdadero apostolado. Recuerda a los padres cristianos la

obligación de confiar sus hijos, a las escuelas católicas, de sostenerlas con

todas sus fuerzas y de colaborar con ellas por el bien de sus propios hijos”. Es

así, como la labor del maestro es fundamental en el afianzamiento de la fe

Cristiana católica del educando.

En mi caso, por poseer herramientas pedagógicas y buena preparación

académica, debo dar lo mejor de mí, para que el educando no solo reciba una

formación integral, que contenga no solo conocimientos académicos, sino

también, valores éticos y morales fundamentados en el amor a Dios y al

prójimo; labor que debe ser apoyada en lo posible por los padres de familia.

También, el autor Gerardo Remolina (2007) dice: “Pero esta “forma” y

orientación con que se pretende formar no se impone, ni se transmite a la

manera de un conocimiento teórico o intelectual, sino que se comunica como

una forma de ser. Por eso el auténtico Maestro es quien comunica y transmite,

con su conducta y con su ejemplo, una vida, un modo de ser, una actitud y un

estilo de asumir y afrontar la realidad. Así se distingue de quien es

simplemente profesor o instructor, cuya labor se reduce a transmitir

conocimientos. En otras palabras, el verdadero Maestro comunica vida y

valores.” De esta manera puedo afirmar, que la experiencia vivida en mi

empresa durante 10 años al frente de la pastoral del colegio, me ha permitido

crecer y tener el reto de ser verdadero maestro sobre todo en el área de

educación religiosa y ética.

Page 24: Arcilla en manos del alfarero

Para mi es importante seguir las orientaciones que enfatiza la formación

cristiana católica a través del concilio vaticano II que dice: “Recuerden los

maestros que de ellos depende, sobre todo, el que las escuelas católicas

puedan realizar sus propósitos e iniciativas. Unidos entre sí y con los alumnos

por la caridad e imbuidos de espíritu apostólico, den testimonio, tanto con su

vida como con su doctrina, del único Maestro, Cristo…procuren estimular la

actividad personal de los mismos alumnos...”

Siguiendo con las experiencias significativas en mi lugar de trabajo quiero

hacer alusión al ascenso que tuve en el colegio San Francisco en el año 2002

pues luego de 10 años de experiencia en la docencia y en la pastoral del

colegio, me nombran como coordinador académico; el Rector en ese entonces

era un ex compañero de la vida religiosa, persona que me dio su confianza y la

oportunidad de ser el nuevo coordinador de la institución, en reemplazo de una

compañera que había sido nombrada en el sector oficial. Es un cargo de

mucha responsabilidad y profesionalidad, por esta razón vi la necesidad desde

el inicio de prepararme y ahondar más en el tema de lo administrativo,

pudiendo de esta manera realizar la obra de Dios a través de este cargo.

Según Karl Rahner en su libro “el Oyente de la palabra” dice: “Sólo Dios revela

en cuanto a la posibilidad y capacidad que tiene el hombre de escuchar y de

escuchar una palabra que se revela en la historia”. Y es que el Espíritu Santo

se manifiesta en cada persona para el bien común de muchas maneras (1 Cor

12,7). Es Dios quien se me revela, me prepara para realizar su obra.

Mi alfarero me hace vasija de servicio a mi comunidad, por eso soy un

convencido de que el Espíritu de Dios me ilumina para llevar a cabo la tarea

asignada. Siempre lo tengo presente para todas las labores de mi cargo actual.

Esto es lo que quiere Dios para mí; servir a través de la educación, de la

pedagogía, para ser un evangelizador, un discípulo suyo, de tal manera que

pueda ser un verdadero instrumento de Dios para la salvación de todos

aquellos que estén en este proceso de formación. Sea Jesús siempre mi guía

y maestro en este proceso de educar y formar niños y adolescentes en el amor

y el servicio a Dios y al prójimo.

Page 25: Arcilla en manos del alfarero

Gerardo Remolina (2007) dice que “la labor de educar no es sólo de los

Maestros individuales, sino de toda la institución. Ella ha de tener también la

valentía de educar, formulando con claridad y precisión su “proyecto

Educativo”, proponiéndolo como algo obligante para profesores, estudiantes y

personal administrativo; organizando de manera coherente toda su estructura

académica y de vida en función del mismo; y exigiendo eficazmente su

cumplimiento y desarrollo.” Esta afirmación me permite reflexionar acerca del

cargo que actualmente estoy ejerciendo, ya que representa para mi:

Una gran responsabilidad enfatizar la Cosmovisión Franciscana acorde a las

orientaciones del proyecto educativo franciscano en donde considera a

Jesucristo como el centro del cosmos y de la historia, proclama la fraternidad

universal de las criaturas y la reverencia por la Creación, fomenta la sencillez

en el desarrollo de las relaciones entre los miembros de la comunidad

educativa y a través de sus diversas actividades, educa en el amor por la vida,

la justicia, la paz, la libertad, el servicio a los demás y por la protección y

preservación del medio ambiente.

Es una manera de poder educar y formar a todos los niños y adolescentes de

nuestra comunidad desde los valores cristianos y franciscanos. Sé que Dios

diariamente me ilumina con su santo espíritu para poder direccionar el colegio

desde estos principios.

Otros de los aspectos importantes dentro mi lugar de trabajo ha sido la

certificación de calidad que tuvo el colegio Franciscano con el Incontec en el

año 2008. Logro alcanzado gracias a mi equipo de trabajo y a todas las

capacitaciones que he realizado y que me ha brindado el colegio a través de

diplomados con la universidad San Buenaventura.

Actualmente en el colegio me desempeño como director académico y director

de calidad. Para mí, sostener dicha certificación ha sido y es una gran

responsabilidad. Al respecto puedo decir, que este campo me ha brindado la

posibilidad de optimizar mi estilo de vida, de ser mas organizado, cauteloso y

Page 26: Arcilla en manos del alfarero

más exigente no solo a nivel personal, sino también en el servicio educativo

ofrecido por mi institución.

Todas estas experiencias de formación en mi vida me han permitido poco a

poco poder crecer humana y profesionalmente, de tal manera que mis

proyectos se han podido realizar gracias a toda esta formación recibida. Como

aporte a lo anterior dice Rafael Campo y Mariluz Restrepo (1999): “En la

actuación y el decir, el ser humano revela lo que es; haciendo mundo se hace

a sí mismo, y en ese hacerse configura el mundo: ahí radica la fuerza de la

cultura.” También “La formación humana es la permanente construcción del ser

de la persona, la manera particular de ser sí-mismo; es tarea de toda la vida.”

Por eso he pensado que mi formación terminará hasta cuando mi misión de

vivir termine en esta tierra. Gracias a Dios tengo la vida y sobre todo la salud

para seguir formándome como persona y sé que mi alfarero me seguirá

puliendo para su servicio.

Ahora bien, en Abril del año 2005 tomé la decisión de estudiar otra carrera

profesional, la licenciatura en ciencias religiosas, carrera que me interesó por

varios motivos, uno de ellos, que el diseño curricular de la misma, me permitía

homologar materias que había visto en la carrera de filosofía que inicié en el

seminario y que por mi retiro no fue posible terminarla. Segundo, la mayoría de

las materias me permitían crecer en la fe y tener más conocimientos en el

campo teológico inicializados en la vida religiosa e importante para mi proyecto

de vida y realización personal.

De verdad, que esta carrera me ha permitido fortalecerme no solo a nivel de

docencia sino también como cristiano, aunque en ciertos momentos me

hubiese gustado aclarar o ahondar más algunos conceptos teológicos, pero la

situación de estudiar de manera semi presencial hace que no se pueda

profundizar algunos temas, sin embargo siento que pude llenar mis

expectativas en cuanto al crecimiento personal e intelectual se refiere.

Page 27: Arcilla en manos del alfarero

El Padre Alberto Parra (2005) expresa que: “La revelación como misericordiosa

manifestación de Dios lo autodesvela en lo que Él quiere ser para nosotros. Y

lo que Él revela es el plan, proyecto o propósito histórico de nuestra salvación.”

Creo que su proyecto para mi salvación, continúa al darme la oportunidad de

vivir la experiencia de una nueva profesión.

A través de esta carrera, deseo continuar instruyéndome y preparándome de

tal manera que pueda seguir las recomendaciones de la Dei Verbum que dice:

“Por eso, todos los clérigos, especialmente los sacerdotes, diáconos y

catequistas dedicados por oficio al ministerio de la palabra, han de leer y

estudiar asiduamente la Escritura para no volverse “predicadores vacíos de la

palabra, que no la escuchan por dentro”, y han de comunicar a sus fieles, sobre

todo en los actos litúrgicos, las riquezas de la palabra de Dios”.

Así pues, hago eco igualmente de las palabras del padre Alberto Parra (2005)

cuando dice que el camino de Jesús, es la historia viva y operante de quienes

hoy, como el decurso de los tiempos, obedecen al Evangelio, peregrinan hacia

la casa del Padre, se abren a la trascendencia y al Señor pro-vocativo a partir

de la inmanencia del hoy y del aquí, celebran los símbolos de su fe histórica,

dan razón declarativa de su fe y de su esperanza, se transforman a si mismos

transformando cristianamente la sociedad en la que hacen vivos, prácticos y

operantes los compromisos históricos que impone la obediencia de la fe y la

revelación del plan histórico de la salvación.

En esta profesión he reforzado mis competencias en el área de educación

religiosa, compartiendo lo expresado por la declaración Gravissimun

educationis que recomienda lo siguiente: “Esfuércense con exquisita diligencia

en conseguir la ciencia profana y religiosa avalada por títulos idóneos y en

prepararse debidamente en el arte de educar con los descubrimientos del

progreso contemporáneo.”

En la universidad Javeriana y el instituto Julián Mendoza he podido encontrar

ese objetivo de formarme primeramente como persona y poder aportar con mi

testimonio y mi servicio en la educación un granito de arena a la transformación

Page 28: Arcilla en manos del alfarero

de un mundo más humano y justo. Anhelo con la ayuda del Espíritu Santo y los

conocimientos adquiridos, iluminar la vida de todos aquellos que están a mí

alrededor y sobre todo de aquellos cuya responsabilidad me han encomendado

formar. Sea Jesús mi guía y maestro en este proceso de educar niños y

jóvenes en el amor y el servicio a Dios y al prójimo.

Finalmente opino que mi relato autobiográfico juega un papel muy importante

en el desarrollo de mi formación integral, porque me hace tomar consciencia

que lo aprendido se hace historia con Dios e ilumina mis futuros

acontecimientos. Por eso Dios ha querido hacer de mí, una vasija de barro

hermosa y preciosa para ser utilizada acorde a su voluntad. Quiero entonces,

concluir esta bella experiencia de mi relato diciendo: