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Argos Seminario Diocesano de Morelia Publicación semestral. 2° semestre Enero - Junio 2011 No. 115 Teología- Filosofía Semblanzas Jóvenes Vocaciones Novedades Bienhechores Crónicas Humor Efemérides

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Publicación semestral. 2° semestre Enero - Junio 2011

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Argos

Seminario Diocesano de MoreliaPublicación semestral. 2° semestre Enero - Junio 2011

No. 115

Teología- Filosofía

Semblanzas

Jóvenes

Vocaciones

Novedades

Bienhechores

Crónicas

Humor

Efemérides

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DirectorP. Antonio Cerda Huante

Responsables de la ediciónAcademia de periodismo del Seminario:

RecopilaciónJulio César Torres Estrada

EconomíaP. Serafín Guzmán

DiseñoJ. Jorge Huante Mora

Dirección

Seminario Diocesano de Morelia

Inchátiro 145, Col. Vista BellaMorelia, Mich.

Tel. (443) 3 14 05 39

EDITORIAL

1. SECCIÓN TEOLÓGICA-FILOSÓFI-CA:

La Eutanasia, uno de los síntomas más alar-mantes de la cultura de la muerte.

2. SECCIÓN DE SEMBLANZAS:Munguía, el defensor

3. SECCIÓN DE JÓVENES:Toma de decisiones

4.SECCIÓN DE VOCACIONES:La sublime vocación del ser humano

5. SECCIÓN DE CRÓNICAS:Primera piedra del Campamento San Juan

María Vianney

6. SECCIÓN DE BIENHECHORES:Bienhechores del Seminario,

una expresión de fe

7. SECCIÓN DE NOVEDADES:El Seminario y el Plan Diocesano de Pas-

toral12 Nuevos Sacerdotes para nuestra Diócesis

8. SECCIÓN DE EFEMÉRIDES:Segundo Semestre en nuestro Seminario

9. SECCIÓN HUMORÍSTICA:De buen humor

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Academia de periodismo del Seminario:

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Academia de periodismo del Seminario:Temática

Julio César Torres 4° TeologíaAgustín Celiz 4° Teología

Fabian Perdomo 4° TeologíaGerardo Arriaga 4° TeologíaVicente López 4° Teología

Fotografía:Daniel Ortega 4° Teología

Felix Fructuoso 3° TeologíaOctavio 2° TeologíaConceepto e imagen:

J. Jorge Huante 3° TeologíaRodolfo Torres 2° TeologíaEduardo Vilchiz 1° TeologíaJuan C. García 3° Filosofía

Alberto Rodriguez 3° Filosofía

DIRECTORIO SUMARIO

Una historia singular, una vocación fascinante, una gracia invaluable ha sido la vida y obra del Papa Beato Juan Pablo II, don para los demás, para todos, para el mundo entero, en una coyuntura histórica en la que parecían imbat-

ibles las ideologías materialistas de corte marxista y parecía verse muy lejana, si no imposible, la apertura socio política Este-Oeste; don de Dios para la Iglesia, desarro llando una labor pasto-ral amplia y fecunda, de testimonio de fe, de total donación, de mirada profética, en búsqueda de la renovación de la Iglesia, desde el Vaticano II, en su identidad y en su mi sión. No se puede entender el momento presente de la Iglesia y del mundo sin el aporte de Juan Pablo II el Grande. Con el actual Papa Benedicto XVI todos reconocemos que “su testimonio continúa iluminando nuestra existen-cia y nos empuja a ser verdaderos discípulos del Señor, a seguirlo con la valentía de la fe, a amarlo con el mismo entusiasmo con el que le dio a Él su propia vida” (meditación en la conclusión del mes de mayo 2011).

El anhelo del gran Papa era que todos le abriéramos nuestro corazón a Cristo, que todos, desde el misterio de la propia vocación, nos con-virtiéramos en un don para la Iglesia y el mundo. Con el testimonio de su vida nos enseñó que la vocación recibida de Dios hace de cada hombre un regalo para los demás: este es el proyecto de Dios para los cónyuges, para los célibes, para los consagrados.

Desde cada hogar, desde cada parroquia, desde el Seminario es necesario confrontarnos: ¿soy consciente de la gratuidad de mi vocación?, ¿la entiendo como un llamado a existir para los demás desde la comunión con Dios?, ¿cómo la vivo? Dos pistas nos pueden dar luz para una me-jor comprensión y para crecer en el aprecio hacia el llamado de Dios: el aspecto eclesial de toda vo-cación, y las específi cas exigencias de la vocación sacerdotal.

Hoy mejor que antes se entiende esta dimensión eclesial: efectivamente, la vocación se ofrece por medio de la Iglesia, se reconoce y se cumple en la Iglesia, y se va confi gurando como servicio a la Iglesia.

DON PARA LA IGLESIA Y EL MUNDO.P. Jesús Hernández Rojas

Esta consideración nos compromete en la promoción y el desarrollo de toda vocación en la Iglesia: ¿así entenderán los esposos su responsabi-lidad de educadores en la fe?, ¿se darán cuenta de que el llamado de Dios a sus hijos pasa por ellos, por sus palabras y por sus ejemplos?; en la parro-quia, ¿es capaz el sacerdote, el pastor, de ofrecer el testimonio de gratitud y amor a Dios por el don de su vocación al sacerdocio ministerial?, ¿los sacer-dotes de esta diócesis somos capaces de vivir con alegría y generosidad nuestro ministerio, como una invitación que convenza a los jóvenes para optar por el seguimiento de Jesús en el ministerio sacerdotal?.

Por otra parte, las exigencias de la vo-cación nos han de llevar a revisar nuestra pastoral vocacional y la participación en la misma, tanto de los pastores de las comunidades parroquiales como de las familias que las integran; también resulta urgente la atención al esfuerzo de los Seminarios en orden a fortalecer la formación, revisando sus proyectos, clarifi cando sus procesos y siguiendo las orientaciones del magisterio; además, la atención que reclaman los mismos pastores dentro de la etapa de la formación permanente, hoy se convierte para la pastoral de la Iglesia, y concretamente para los Obispos, en una urgencia desafi ante e inaplazable. En lo personal, ¿a qué nos lleva descu-brirnos como don de Dios? Sin duda a valorarnos, a apreciar el llamado que Dios nos ha hecho y nos hace cada día en nuestra propia vocación específi ca. Nos lleva a revisarnos con humildad y confi anza ante Dios. Como sacerdotes nos pone delante de nuestro propio ministerio y delante de los que nos han sido confi ados para examinarnos en la fi delidad, en la gratuidad, en la alegría y en el testimonio de esperanza. Los pastores según el corazón de Dios no pueden ser sino buenos pastores. Un regalo de Dios no puede ser de otra manera sino bueno y bello, como lo fue el beato Juan Pablo II, como esperamos que lo sean los doce nuevos presbíteros recién orde-nados para nuestra Iglesia Diocesana.

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SUMARIO

UNO DE LOS SÍNTOMAS MÁS ALARMANTES DE LA CULTURA DE LA MUERTE...

Sem. Julio César Torres Estrada

...la muerte, considerada «absurda»... se convierte por el contrario en una «liberaciÓn reivindicada» cuando se considera que la existencia carece ya de sentido por estar sumergida en el

dolor...

...la muerte, considerada «absurda»... se convierte por el contrario en una «liberaciÓn reivindicada» cuando se considera que la existencia carece ya de sentido por estar sumergida en el

dolor...

En la actualidad, la bioética se encuentra en un mo-mento que puede ser califi cado como de evolución. En esta misma realidad se encuentran temas concernientes a esta di sciplina como el aborto, la eu-tanasia, la distanasia, etc., que encuentran su difi cultad pre-cisamente en el hecho de que, si por un lado se es consciente

del valor de la vida, por otro, ésta es despiada-damente atacada en nuestros tiempos. Es cierto que en el hombre contemporá-neo ha ido madurando cada vez más la nece-sidad de comportamientos morales, pero éstos no siempre van al paso con las exigencias de la justicia. “Hoy, debido a los progresos de la me-dicina y en un contexto cultural con frecuencia cerrado a la trascendencia, la experiencia de la muerte se presenta con algunas características nuevas. En efecto, cuando prevalece la tenden-cia a apreciar la vida sólo en la medida en que da placer y bienestar, el sufrimiento aparece como una amenaza insoportable, de la que es preciso liberarse a toda costa. La muerte, considerada «absurda» cuando interrumpe por sorpresa una vida todavía abierta a un futuro rico de posi-bles experiencias interesantes, se convierte por el contrario en una «liberación reivindicada» cuando se considera que la existencia carece ya de sentido por estar sumergida en el dolor e inexorablemente condenada a un sufrimiento posterior más agudo. Además, el hombre, re-chazando u olvidando su relación fundamental con Dios, cree ser criterio y norma de sí mismo y piensa tener el derecho de pedir incluso a la sociedad que le garantice posibilidades y mo-dos de decidir sobre la propia vida en plena y total autonomía” (EV 64).

En esta realidad es urgente que, antes de dar respuesta a la pregunta del deber-ser del hombre, se dé respuesta a quién es el hombre. Sólo de esta forma podremos ofrecer una visión racional de los problemas bioéticos y una fun-dación antropológica de los mismos, dada la importancia que tiene en contenidos que tocan la vida y la muerte del hombre, la sexualidad, la fecundación artifi cial, el aborto, la clonación, la muerte cerebral, el trasplante y la eutanasia,1

que es, como vamos perfi lando, la temática que nos ocupará en el desarrollo de este artí-culo con el que pretendemos tener una mayor comprensión del mismo y dar, desde una pos-tura moralmente aceptable y acorde a la doctri-na de la Iglesia, nuestros juicios de valoración, atendiendo a las diferentes circunstancias que se nos presenten con respecto a este tema. Por último, cabe señalar que para lograr este obje-tivo seguiremos el método analítico-sintético y bajo las directrices metodológicas que nuestra Institución del Seminario propone.

1. PROBLEMÁTICA ACTUAL

Si bien, la eutanasia ha sido un pro blema persistente en la historia de la humani-dad, en el que se enfrentan ideologías diversas, en la actualidad se ve propagada, y algunas veces infl uenciada por los medios de comuni-cación. Según la denuncia que el Papa Juan Pablo II hace en la Evangelium Vitae, uno de los síntomas más alarmantes de la cultura de la muerte es la eutanasia (Cf. EV 64).

En 1992 bajo la afi rmación de la prensa de que “quien va a morir quiere que se acelere el proceso para evitar sus sufrimientos físicos y psíquicos”, nacía en España la paradójica So-ciedad de Tanatología para impartir cursos de eutanasia.

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UNO DE LOS SÍNTOMAS MÁS ALARMANTES DE LA CULTURA DE LA MUERTE...

1Cf. LUCAS LUCAS Ramón, Antropología y problemas bioéticos, Ed. BAC, Madrid 2001, p. XII.

En 1994 el tema de la eutanasia se dis-cutía acaloradamente en Canadá. En 1995 Ho landa ampliaba la eutanasia para enfermos no terminales que padecieran sufrimiento psíqui-co. Una vez que el paciente solicitaba la euta-nasia, el médico tenía la última palabra. Según una encuesta realizada en los EUA, la mayoría de los médicos dejaba morir a sus pacientes in-salvables, y un 35% de ellos confesaba hacerlo sin pedir el consentimiento de los pacientes.

El 25 de mayo de 1995, Australia proc-lamó el derecho a ser matado por un médico en nombre del derecho a una muerte digna. Una vez que el enfermo manifestaba su de-cisión de poner fi n a sus días, una comisión de expertos, compuesta por dos médicos, uno de ellos psiquiatra, verifi caba que el paciente no sufriera alguna depresión transitoria. Seguía un paréntesis de 7 días durante el cual los médicos no podían todavía tomar ninguna decisión. Fina lizados los 7 días, los dos médicos fi rmaban la autorización de eutanasia, tras de lo cual había de trascurrir un retraso de sosiego de cuarenta y ocho horas antes de que el médico procediera y pusiera fi n a la vida del paciente. En 1997 la cordura y el buen sentido no se habían doble-gado y la legalidad de la eutanasia en aquel país fue anulada de nuevo. 2

Sin embargo, en varios países, la reali-dad por la lucha, por la legalidad y aceptación de la eutanasia está vigente, mientras que en otros ya es un hecho. Todo esto requiere una valoración ética y humana, llamando a las co-sas por su nombre.

2. ACLARACIONES CONCEPTUALES Etimológicamente la palabra eutana-sia viene del griego: eu = bueno, thanatos = muerte. “Buena muerte”. Para tratar de manera adecuada el problema de la eutanasia, conviene ante todo precisar el vocabulario. De entrada hemos de decir que el término eutanasia es muy ambiguo; tanto que parece aconsejable un cam-bio de terminología.3

Desde esta defi nición, el enfoque que se le dé al término puede ser muy variado depen-diendo de la perspectiva que se maneje. Sin embargo, dadas las circunstancias actuales y el relativismo en que podemos caer, no podemos quedarnos sólo con esta descripción de la pal-abra. Por tanto, hemos de decir que de una for-ma más estricta la eutanasia es:

“causar la muerte por piedad”, con el fi n de eliminar radicalmente los últimos sufrimientos o de evitar a los niños subnormales, a los enfer-mos mentales o a los incurables la prolongación de una vida desdichada, quizás por muchos años que podría imponer cargas demasiado pesadas a las familias o a la sociedad… una acción o una omisión que por su naturaleza, o en la in-tención, causa la muerte, con el fi n de eliminar cualquier dolor” .4

2Cf. BLÁZQUEZ Niceto, Bioética, la nueva conciencia de la vida, Ed. BAC, Madrid 2000, pp. 325-325. 3Cf. VIDAL Marciano, Eutanasia en Nuevo diccionario de Teología Moral, Ed. Paulinas, Madrid 1992, p. 731. 4CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Declaración «iura et bona» sobre la eutanasia, Roma, 05 de mayo de 1980.

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del griego: eu = bueno,

thanatos = muerte.

“Buena muerte”

3. TIPOS DE EUTANASIA

Desde el punto de vista de quienes la practican:

1.Activa: en este caso la muerte de la víctima es provocada o inducida por intervención directa.2.Pasiva: la muerte se da omitiendo aquellas ac-ciones sin las cuales la misma muerte es segura.

En otras clasifi caciones encontramos:

1.Directa: cuando se busca que sobrevenga la muere directamente.2.Indirecta: cuando lo que se pretende es miti-gar en alguna medida el dolor físico o moral, a sabiendas de que el tratamiento puede acortar la vida del paciente. 3.Agónica: cuando se induce la muerte en los enfermos considerados clínicamente desahu-ciados.4.Lenitiva: cuando se administran al paciente dosis químicas de doble efecto con el fi n de aliviar sus dolores.5.Voluntaria o involuntaria: según sea solicita-da o no por las personas concernidas.6.Perinatal, agónica, psíquica o social: cuando las víctimas son recién nacidos deformes o defi -cientes, ancianos o personas tenidas por impro-ductivas o gravosas .5

5Cf. BLÁZQUEZ Niceto, Bioética, la nueva conciencia de la vida, o.c. pp. 327-328.

4. ALGUNOS PUNTOS A FAVOR Y EN CONTRA DE LA EUTANASIA Dentro de los debates éticos en la pro-fesión médica, la eutanasia goza, como ya hemos mencionado, de una singular actualidad. Después de años, una gran literatura médica ha sido publicada a favor y en contra. La discusión gira alrededor de la tensión entre los imperati-vos éticos para aliviar el sufrimiento, particu-larmente en pacientes terminales quienes to-man una decisión consciente de fi nalizar sus vidas, y la proscripción contra la participación del médico y otros profesionales de la salud en el control de una vida. Es bueno detenerse aquí; dado que el debate se plantea muchas veces con una terminología que oculta el verdadero carácter del acto. Así, conceptos como “derecho a disponer de la propia vida”, “derecho a una muerte digna”, “morir con dignidad”, ocultan el intento de dignifi car el suicidio y la cooper-ación homicida con el suicida.

El simplismo con que suele plantearse a la opinión pública un tema tan complejo, lleva a dudar del valor real de las abundantes encuestas a favor de la eutanasia que esgrimen sus parti-darios, y cuyo objetivo es crear la falsa imagen de una “amplia demanda social”. Sin embargo la discusión sigue en pie ya que hay puntos a favor y en contra de dicho acto:

a)Algunos puntos a favor de la eutanasia:1. La razón de la libertad o autonomía: cada persona tendría derecho a controlar su cuerpo y su vida incluso su muerte. Tengo un derecho a disponer de mi propia vida, y puedo reivindicar la autonomía como parte integral de la dignidad humana y expresión de ésta.

2. La vida del paciente podría carecer de valor según criterios objetivos: dolores inso-portables, estado terminal, senilidad avanzada, situación de grave, postración física o psíquica.

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Aquí la elección del paciente puede ser una confi rmación del juicio objetivo, pero en el caso de que no expresara su parecer, el médico o los familiares, pueden interpretar en vez del paciente su supuesto deseo de no permanecer vivo en tales condiciones.

3. Una vida en determinadas condiciones podría ser indigna: la imagen que proyecto ante los seres cercanos o aún en los otros, puede ser considerada como humillante e indigna.

4. ¿Por qué aceptar una forma de existen-cia en circunstancias limitadísimas; y cuando se podría sacrifi car, en cierta forma, a parientes, amigos y economía?

5. Así como se tiene un derecho a vivir con dignidad, ¿por qué no se podría tener un derecho a morir “dignamente”?

6. No debe intentarse prolongar la vida cuando ésta no se pueda vivir, haciendo del pa-ciente no un ser humano, sino un caso clínico interesante (como ocurre en los hospitales uni-versitarios actualmente).

7. Podrían institucionalizarse unos derechos no sólo del paciente terminal, sino de la familia en sí.

8. ¿Es justo morir de un modo que puede ser tan doloroso?

b)Algunos puntos en contra de la eutanasia:

1. La vida como un derecho inalienable, al optar por la eutanasia, estoy entregando mi libertad y al mismo tiempo acabando con ella, cuestión aún sin resolver.

2. Pertenecemos a una sociedad, a una fa-milia y nuestras decisiones afectarán siempre a otros. La autonomía absoluta afectará la inte gridad propia y la de otros seres. La autonomía de cada uno podrá tropezar con la autonomía del otro.

3. Los límites de la eutanasia: ¿Bajo qué circunstancias se debe aplicar? ¿Cómo legis-larla? ¿Bajo qué límites?

4. Las expectativas: ¿Cómo sé si aquella persona que hizo su testamento en vida autori-zando ésta práctica no se arrepintió en el último momento?

5. “Mientras hay vida hay esperanza” dice un adagio popular. Alguien podría decir: ¿y si al otro día se encuentra la cura contra ésta enfer-medad?

6. Podrían aumentar el número de elimi-naciones a débiles y personas subnormales, así mismo, aumentarían las presiones sobre el eje-cutante del acto por parte de la familia y los médicos.

7. Existe una difi cultad de toma de posición en el caso de los enfermos mentales.

8. Los mismos ejecutantes podrían ser to-mados como verdugos, lo que puede implicar en una sociedad como la nuestra, una pérdida de confi anza en la persona tratante de mi enfer-medad.

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“Mientras hay vida,

hay esperanza”

9. Podrían aumentar el número de homi-cidios con máscara de eutanasia, con el sólo fi n de cobrar jugosas herencias.

10. Podría aplicarse la eutanasia sólo para surtir el jugoso negocio del tráfi co de órganos, lo que muestra que podrían haber intereses económicos y políticos tras su aprobación.

11. Podrían disminuir los recursos destina-dos a la cura de una enfermedad, ya que podría salir más económico dejar morir a las personas y con ello se disminuye así mismo, el esfuerzo de investigación en la medicina.

12. Se puede perder la esperanza de vivir, si como viejos las personas son dejadas de lado, aisladas en asilos, como enfermos, pueden ser eliminados simplemente.13. Deber cívico de permanecer vivo.

14. La decisión que conlleve al acto, es del todo irreversible.

Junto a estos puntos vale la pena recor-dar aquí el juramento hipocrático por los va-lores éticos que encierra: “Jamás proporcionaré a persona alguna un remedio mortal, si me lo pidiese, ni haré sugestión alguna en tal sentido; tampoco suministraré a mujer alguna un reme-dio abortivo. Viviré y ejerceré mi arte en santi-dad y pureza” (siglo V a.C.).

Con lo hasta ahora dicho, vale pregun-tarse: ¿la sociedad ha cambiado tanto como para perder esa actitud de respeto ante la vida y la muerte?; ¿cuál será el nuevo código de ética por el que jurarán nuestros médicos y personal de salud?; ¿por qué en teoría se exalta la digni-dad humana y en los hechos se le denigra?; ¿es éticamente neutra la profesión médica?; ¿cómo se puede probar de un modo objetivo que un médico ha matado a un paciente por compa-sión?; ¿qué se entiende por sufrimientos into lerables?; ¿cómo se puede determinar la validez del consentimiento, cuando en el contexto emo-cional que rodea al paciente pueden darse dis-tintos grados de miedo, ansiedad y depresión?

La petición del paciente no es necesa riamente una base fi rme, porque es sabido que en realidad, pedir la muerte a menudo signifi -ca algo más: puede ser una petición de ayuda y compresión. ¿Quién sería el encargado de matar al enfermo?

En caso de ser el médico, esto desvir tuaría la esencia de su profesión llamativa-mente con aquellos que por su situación necesi-tan tener más confi anza en él, ¿Cuál es el caso límite que plantea tal recurso humanitario?.6

6 VÁZQUEZ CRUZ Gregorio De Jesús, Eutanasia en www.monografi as.com/trabajos7/eutan/eutan. shtml, 03/03/2011.

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5. LA ENSEÑANZA DEL MAGISTERIO DE LA IGLESIA La Iglesia ha condenado tradiciona-lmente la eutanasia. Ya desde el Vaticano II afi rma: “Todas estas prácticas y otras parecidas son en sí mismas infamantes, degradan la civi-lización humana, deshonran más a sus autores que a sus víctimas y son totalmente contrarias al honor debido al Creador” (GS 27).

Por otro lado, la Declaración de la Con-gregación para la Doctrina de la Fe sobre la eu-tanasia, promulgada el 5 de mayo de 1980, y antes citada, puede ser considerada como una síntesis de la enseñanza tradicional de la Iglesia católica y un estímulo para la refl exión poste-rior . Tal documento señala desde un principio:“La vida humana es el fundamento de todos los bienes, la fuente y condición necesaria de toda actividad humana y de toda convivencia social. A la vez, los creyentes ven en ella un don del amor de Dios, que son llamados a conservar y hacer fructifi car. De aquí brotan las siguientes consecuencias: 1. Nadie puede atentar contra la vida de un hombre inocente sin oponerse al amor de Dios hacia él, sin violar un derecho fun-damental, irrenunciable e inalienable, sin com-eter, por ello, un crimen de extrema gravedad. 2. Todo hombre tiene el deber de conformar su vida con el designio de Dios. Esta le ha sido encomendada como un bien que debe dar sus frutos ya aquí en la tierra, pero que encuentra su plena perfección solamente en la vida eterna.

7 Cf. VIDAL Marciano, Eutanasia en Nuevo diccionario de Teología Moral, o.c., pp. 731-732. 8 CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Declaración «iura et bona» sobre la eutanasia, o.c. 9 Ibid.

3. La muerte voluntaria o sea el suicidio es, por consiguiente, tan inaceptable como el homici-dio; semejante acción constituye en efecto, por parte del hombre, el rechazo de la soberanía de Dios y de su designio de amor ”. Como vemos la Declaración señala la inviolabilidad de la vida como fundamento de los demás valores. Haciendo referencia directa a la eutanasia manifi esta: “es necesario reafi rmar con toda fi rmeza que nada ni nadie puede autorizar la muerte de un ser humano inocente, sea feto o embrión, niño o adulto, anciano, enfermo incurable o ag-onizante. Nadie además puede pedir este gesto homicida para sí mismo o para otros confi ados a su responsabilidad ni puede consentirlo ex-plícita o implícitamente. Ninguna autoridad pu-ede legítimamente imponerlo ni permitirlo. Se trata en efecto de una violación de la ley divina, de una ofensa a la dignidad de la persona huma-na, de un crimen contra la vida, de un atentado contra la humanidad” . Posteriormente, en el Catecismo de la Iglesia Católica, promulgado por el Papa Juan Pablo II en 1992, se afi rma:

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Todo hombre tiene el deber de conformar su vida con el designio de Dios. Esta le ha sido encomendada como un bien que debe dar sus frutos ya aquí en la tierra, pero que encuentra su plena perfección

solamente en la vida eterna.

“Cualesquiera que sean los motivos y los medios, la eutanasia directa consiste en poner fi n a la vida de personas disminuidas, enfermas o moribundas. Es moralmente inacep table. Por tanto, una acción o una omisión que, de suyo o en la intención, provoca la muerte para suprimir el dolor, constituye un homicidio gravemente contrario a la dignidad de la per-sona humana y al respeto del Dios vivo, su Cre-ador. El error de juicio en el que se puede haber caído de buena fe no cambia la naturaleza de este acto homicida, que se ha de rechazar y ex-cluir siempre” (CEC 2277).

Más tarde, el mismo Papa Juan Pablo II declara solemnemente en su encíclica Evange-lium Vitae, del 25 de marzo de 1995:“…de acuerdo con el Magisterio de mis Pre-decesores y en comunión con los Obispos de la Iglesia católica, confi rmo que la eutanasia es una grave violación de la Ley de Dios, en cu-anto eliminación deliberada y moralmente ina-ceptable de una persona humana. Esta doctrina se fundamenta en la ley natural y en la Palabra de Dios escrita; es transmitida por la Tradición de la Iglesia y enseñada por el Magisterio ordi-nario y universal” (EV 65). La enseñanza del Magisterio en es-tos documentos, se basa en que la eutanasia conlleva la malicia propia del suicidio o del homicidio tradicionalmente condenados por la Iglesia. Todo esto no quita el que puedan darse casos en que el dolor insoportable, razones de tipo afectivo u otros motivos diversos, induz-can a alguien a creer que puede legítimamente pedir la muerte o procurarla a otros. En estas circunstancias puede darse una situación de conciencia invenciblemente errónea que exima de pecado. Pero esto no quita la malicia obje-tiva del hecho.10 El mismo Papa afi rma que la eutanasia, aunque no esté motivada por el re-chazo egoísta de hacerse cargo de la existencia del que sufre, debe considerarse como una falsa piedad,

más aún, como una preocupante «perversión» de la misma. Ya que, la verdadera «compasión» hace solidarios con el dolor de los demás, y no elimina a la persona cuyo sufrimiento no se puede soportar. El gesto de la eutanasia aparece aún más perverso si es realizado por quienes, como los familiares, deberían asistir con pa-ciencia y amor a su allegado, o por cuantos, como los médicos, por su profesión específi ca, deberían cuidar al enfermo incluso en las condi-ciones terminales más penosas. Este hecho se vuelve más grave cuando se confi gura como un homicidio que otros practican en una persona que no la pidió de ningún modo y que nunca dio su consentimiento y se llega además al colmo del arbitrio y de la injusticia cuando algunos, médicos o legisladores, se arrogan el poder de decidir sobre quién debe vivir o morir (Cf. EV 66).

10 Cfr. BONNÍN E, Moral de la vida, manual de bioética teológica, Ed. Dabar, México 2005, p. 99.

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6. LA ARGUMENTACIÓN TEOLÓGICA

Una consideración teológica atenta no puede limitarse a citar textos de la Sagrada Escritura; la prohibición bíblica de matar (Ex. 20,21; Dt 5,17) resulta insufi ciente para abor-dar la compleja problemática de la eutanasia. Se impone una visión más amplia que examine su integración en el trasfondo que subyace a la visión del hombre y de su desarrollo histórico. En el AT la prohibición de matar se fue am pliando poco a poco, conjugándose con el pro-gresivo desvelarse de su correlato teológico y antropológico. Por otro lado, el acontecimien-to Cristo aportó nuevas claves de lectura. De esta manera, la moral cristiana, iluminada por la fe, da algunas coordenadas que aportan los elementos básicos para una pre-comprensión que ayude a discernir las normas concretas so-bre esta problemática:

1. La dignidad inalienable de la persona humana en cuanto creada a imagen y semejanza de Dios (Gn 1,26) y hecha una nueva criatura en Cristo (2Cor 5,7) es un valor fundamental. La relación con el Dios trascendente sustrae al hombre a cualquier disposición arbitraria por parte del hombre. Creación y salvación sientan la última base del respeto a la vida humana.

2. El acontecimiento de la encarnación aporta un elemento antropológico más: la igual-dad radical entre todos los hombres y su co rrespondiente sentido antropológico.

3. La teología de la historia ofrece una ayuda importante: la autocomunicación con Dios a través de un acontecimiento especial confi ere un nuevo signifi cado a la historia del destinatario de esa autocomunicación. Hace impensable que una situación histórica se vea privada de sentido defi nitivamente, y por lo tanto que sea ocasión de un gesto desesperado.

3. La teología de la historia ofrece una ayuda importante: la autocomunicación con Dios a través de un acontecimiento especial confi ere un nuevo signifi cado a la historia del destinatario de esa autocomunicación. Hace impensable que una situación histórica se vea privada de sentido defi nitivamente, y por lo tanto que sea ocasión de un gesto desesperado.

4. La teología de la divina providencia se sitúa en esta perspectiva. Se entiende que la historia no puede reducirse a una continua sucesión de hechos, sino que nace de un com-promiso de interpretación por parte de su pro-tagonista. No hay situación límite que sustraiga a ese dominio.

5. El acontecimiento pascual confi ere un nuevo signifi cado a la muerte del cristiano, que engloba toda la gama de sus anticipaciones en el tiempo, especialmente los sufrimientos de todo tipo.

6. Las argumentaciones clásicas sobre el suicidio ofenden la caridad, el bien común y el don de la creación, éstas se integran en esta perspectiva antropológica. La eutanasia es un aspecto particular de ella.11

11Cf. VIDAL Marciano, Eutanasia en Nuevo diccionario de Teología Moral, o.c., pp. 731-732.

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Dios a través de un acontecimiento espe-cial confi ere un nuevo signifi cado a la historia del destinatario de esa

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7. MATIZACIÓN SOBRE CALIDAD DE VIDA Y MUERTE DIGNA La bioética está formalmente compro-metida con la vida humana y la promoción de su calidad. Por lo mismo, según a qué se llame calidad de vida, así será el trato que se le dé para su promoción. Con los argumentos anteriores, tenemos la perspectiva teológica que afi rma que la calidad de vida humana viene dada por el hecho de que el hombre y la mujer son imagen de Dios. La vida es recibida como don divino y tarea a realizar según los planes de Dios. La consecuencia inmediata de este enfoque es que no estamos autorizados a decidir sobre nuestra vida por razón de su calidad. Nuestro deber es servirla sin condiciones. En esta perspectiva no se desestiman los aspec-tos biológicos ni el enfoque metafísico sobre la calidad de la vida. Al contrario, son incorpo-rados, asumidos y contemplados desde el gran angular de la revelación en Cristo como rostro visible de Dios. Sólo así se comprende hasta cierto punto el valor de la vida humana, incluso en el sufrimiento y la discapacidad. Así pues, como circunstancias o condi-ciones para morir con dignidad humana y cris-tiana, cabe recordar las siguientes:

1. Aceptar la muerte con serenidad y espe-ranza.

2. No a la obstinación terapéutica: el en-fermo terminal y los que padecen defi ciencias psíquicas o físicas, no pueden ser considerados como carnaza del tecnicismo clínico y de la ex-perimentación científi ca.

3. Respetar el principio de proporcionali-dad en los tratamientos médicos: ciertos trata-mientos sólo añaden más molestias inútiles al enfermo en lugar de ayudarle a afrontar la muerte con serenidad y responsabilidad.

4. Nunca suspender la alimentación e hi-dratación: estos son parte de los servicios nor-males que jamás se pueden negar.

5. Uso graduado de analgésicos: la admi nistración de lenitivos o drogas debe hacerse de forma que no se suprima la conciencia del pa ciente.

6. Uso proporcionado de la anestesia: en caso de dolores insoportables, el recurso de la anestesia supone que el paciente haya dado su consentimiento, al menos implícito.

7. No tener engañado al enfermo: el en-fermo tienen derecho a saber la verdad de todo lo relativo a su enfermedad. La información se le ha de dar con toda objetividad, paciencia y prudencia.

8. Humanización de los servicios asisten-ciales: se ha de dar atención sin importar la si tuación económica personal.

9. Acceso libre a los servicios de asis-tencia espiritual: no contribuyen a una muerte digna quienes impiden con leyes, reglamentos o actitudes personales que los enfermos tengan acceso libre a los servicios de asistencia reli-giosa.12

8. CUANDO EL PACIENTE SOLICITA LA MUERTE Hemos dicho que tal vez la polémica más fuerte en este tema sea la relación vida-libertad. En el sentido de que se cree que al ser libre puedo decidir incluso entre vivir o no y hasta que momento. No es raro encontrar pa-cientes que, abrumados por el dolor o la inca-pacidad para valerse por sí mismos, solicitan la muerte.

12Cf. BLÁZQUEZ Niceto, Bioética, la nueva conciencia de la vida, o.c. pp. 347-349.

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Ante esta realidad, los familiares y médicos se sienten obligados a acudir a la euta-nasia. Hemos de decir que en este caso la acti-tud éticamente correcta es:

1. Averiguar el verdadero signifi cado de esa petición.2. Tratar al enfermo de una forma más humana acompañándole más, evitando su sen-sación de soledad y abandono.

3. Explicarle al enfermo lo que ocurre con la prudencia que requiere cada caso.

En cualquier situación, está claro que esas personas no desean la muerte como tal, sino que buscan salir de una estadía que les re-sulta insoportable. De hecho, cuando un enfer-mo dice no quiero vivir más, en realidad lo que quiere decir es no quiero vivir así. O lo que es igual, quiere vivir, pero sin esos dolores atroces o esa situación de incapacidad que no le per-miten ser dueño de sí.13

13Ibid. pp. 349-350.

9. LA EUTANASIA ANTE LA LEY

Una de las características propias de los atentados actuales contra la vida humana con-siste en la tendencia a exigir su legitimación ju-rídica. La raíz común de todas estas tendencias es el relativismo ético que caracteriza muchos aspectos de la cultura contemporánea. Ante es-tas posturas la Iglesia, fi el a la Tradición reci-bida, señala que:

1. La democracia no puede mitifi carse convirtiéndose en un sustitutivo de la morali-dad. Fundamentalmente, es un «ordenamiento» y, como tal, un instrumento y no un fi n.

2. El valor de la democracia se mantiene o cae con los valores que encarna y promueve: la dignidad de cada persona humana, el respeto de sus derechos inviolables e inalienables, así como considerar el «bien común» como fi n y criterio regulador de la vida política.

3. En la base de estos valores no pueden estar provisionales y volubles «mayorías» de opinión, sino sólo el reconocimiento de una ley moral objetiva que, en cuanto «ley natural» inscrita en el corazón del hombre, es punto de referencia normativa de la misma ley civil.

4. Para el futuro de la sociedad y el desar-rollo de una sana democracia, urge pues descu-brir de nuevo la existencia de valores humanos y morales esenciales y originarios, que derivan de la verdad misma del ser humano y expresan y tutelan la dignidad de la persona. Son valores, por tanto, que ningún individuo, ninguna ma yoría y ningún Estado pueden crear, modifi car o destruir, sino que deben sólo reconocer, res-petar y promover.

5. «En ningún ámbito de la vida la ley civil puede sustituir a la conciencia ni dictar normas que excedan la propia competencia».

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La democracia no puede miti-fi carse convirtiéndose en un sustitutivo de la moralidad. Fundamentalmente, es un

«ordenamiento» y, como tal, un instrumento y no un fi n.

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6. Aquellos magistrados que no reconoz-can los derechos del hombre o los atropellen, no sólo faltan ellos mismos a su deber, sino que ca-rece de obligatoriedad lo que ellos prescriban.

7. «Así pues, si las leyes o preceptos de los gobernantes estuvieran en contradicción con aquel orden y, consiguientemente, en con-tradicción con la voluntad de Dios, no tendrían fuerza para obligar en conciencia...; más aún, en tal caso, la autoridad dejaría de ser tal y de-generaría en abuso».

8. Por tanto, las leyes que, como el aborto y la eutanasia, legitiman la eliminación directa de seres humanos inocentes están en total e in-superable contradicción con el derecho invio-lable a la vida inherente a todos los hombres, y niegan, por tanto, la igualdad de todos ante la ley. Estos son crímenes que ninguna ley huma-na puede pretender legitimar (Cf. EV 68-74).

Por lo tanto, en este aspecto siempre hemos de tener en cuenta que:

“Transformar el delito en derecho es la negación de la verdad, la corrupción de la norma moral, la perversión de la persona y la destrucción de la convivencia social justa. Es atribuir a la libertad humana un signifi cado per-verso. La fuerza de la argumentación racional sobre los problemas bioéticos no nace de una posición clerical, sino del valor mismo de los argumentos fundados sobre la naturaleza de las cosas. Esto quiere decir que el derecho a la vida y su inviolabilidad absoluta son el primero y principal de cada hombre, por el hecho mismo de ser hombre”. 14

14LUCAS LUCAS Ramón, Antropología y problemas bioéticos, o.c. p.3.

10. DOCTRINA DE SANTO TOMÁS DE AQUINO SOBRE LA EUTANASIA Para fi nalizar, presentamos ahora al-gunos de los aportes que Santo Tomás hace respecto a nuestro tema. Lo primero que hemos de tener en cuenta es que el Aquinate nunca habla explícitamente eutanasia; sin embargo, sí lo hace implícitamente. Esto lo podemos ver en las dos cuestiones que dedica al tema del sui-cidio el cual reprueba y, de una u otra forma, lo identifi ca con la eutanasia 15. Así, ante esta realidad señala: “Es absolutamente ilícito suici-darse, por tres razones:

1. Primera, porque todo ser se ama natu-ralmente a sí mismo, y a esto se debe el que todo ser se conserve naturalmente en la existen-cia y resista, cuanto sea capaz, a lo que podría destruirle. Por tal motivo, el que alguien se dé muerte va contra la inclinación natural y contra la caridad por la que uno debe amarse a sí mis-mo; de ahí que el suicidarse sea siempre pecado mortal por ir contra la ley natural y contra la caridad.

2. Segunda, porque cada parte, en cuanto tal, pertenece al todo; y un hombre cualquiera es parte de la comunidad, y, por tanto, todo lo que él es pertenece a la sociedad. Por eso el que se suicida hace injuria a la comunidad.

3. Tercera, porque la vida es un don divino dado al hombre y sujeto a su divina potestad, que da la muerte y la vida. Y, por tanto, el que se priva a sí mismo de la vida peca contra Dios, como el que mata a un siervo ajeno peca con-tra el señor de quien es siervo; o como peca el que se arroga la facultad de juzgar una cosa que no le está encomendada, pues sólo a Dios pertenece el juicio de la muerte y de la vida, según el texto de Dt 32,39: Yo quitaré la vida y yo haré vivir” 16.15www.portalesmedicos.com/publicaciones/articles/684/1/Dilemas-eticos-de-la-eutanasia.html, 03/04/2011.16DE AQUINO Tomás, Summa Teológica, II-II, q. 64, a. 5.

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Como podemos observar, hasta aquí se estaría hablando de una eutanasia voluntaria-directa. En el caso de que ésta sea provocada, estaríamos hablando de una involuntaria y por tanto de un homicidio. A este respecto Santo Tomás señala:

1. Por ningún motivo, fuera del caso de defensa propia y del caso de quitar la vida a un hombre gravemente peligroso a la sociedad y el bien común, es lícito quitar la vida a alguien 17.

2. De esta manera Santo Tomás señala que, “considerando al hombre en sí mismo, no es lícito quitar la vida a nadie, puesto que en todo hombre, aun pecador, debemos amar la na-turaleza, que Dios ha hecho y que por la muerte se destruye” 18.

Más adelante afi rmará que esta situ-ación y cualquier injuria, se agravarán más si se realizan contra personas cercanas así como por la cantidad de veces que se realice y más todavía si cualquier injuria se realiza contra una persona desprotegida, pobre o en circunstancias similares 19. En defi nitiva, podemos afi rmar que para Santo Tomás “la vida es un don de Dios otor-gado al hombre y está sujeto al poder divino, quien es el único que puede decidir de la vida y de la muerte del hombre”. Del mismo modo, hemos de tener en cuenta que ya antes el mis-mo Aquinate señala que para perfeccionarse en su orden específi co, la persona debe realizar el bien y evitar el mal, preservar la transmisión y la conservación de la vida, mejorar y desarro llar las riquezas del mundo sensible, cultivar la vida social, buscar la verdad, practicar el bien y contemplar la belleza 20.

21Cf. HORMANN Karrl, Eutanasia en Diccionario de Moral Cris-tiana, Ed. Herder, Barcelona 1985, pp. 412-413.22 Cf. BLÁZQUEZ Niceto, Bioética, la nueva conciencia de la vida, o.c. p. 351.

17Cf. Ibid. q. 64, a. 2 y 3. 18DE AQUINO Tomás, Summa Teológica, II-II, q. 64, a. 6. 19Cf. Ibid. q.65, a. 4. 20Cf. DE AQUINO Tomás, Summa Teológica, I-II, q.94, a.2.

CONCLUSIÓN Señalamos, a manera de conclusión, los siguientes puntos que vienen a ser una síntesis y juicio personal de las ideas más relevantes de nuestro trabajo, con ellos queremos dejar clara la postura moral respecto a nuestro tema y las bases para una mayor profundización del mis-mo. De esta manera, anotamos que:

1. Toda forma de eutanasia en sentido es-tricto, y apoyándonos en los aportes del pensa-miento de Santo Tomás de Aquino, es moral-mente ilícita. Es un crimen contra la dignidad humana y una invasión de los derechos de Dios. Repugna al derecho natural y positivo. De esto se sigue, según Pío XII y lo ya visto en el mismo Aquinate, que quien pide la eutanasia se hace reo de suicido y el que la ejecuta de asesinato.

2. Detrás de la eutanasia se oculta no raras veces la idea de que la vida humana que no aporta ningún provecho material carece de valor 21.

3. De lo dicho, hemos de apuntar que el grado de desarrollo humano de una sociedad se mide sobre todo por el modo de tratar a sus miembros más débiles y necesitados como son los ancianos y enfermos más graves. Por tanto, el deber del médico será siempre cuidar la vida y el de la medicina que busca con ahínco fór-mulas efi caces para combatir el sufrimiento y así ayudar a afrontar con dignidad la hora de la muerte.

4. La legalización de la eutanasia, como solución rápida y barata, es el indicador de una sociedad perversa que resuelve el problema del dolor matando al paciente en lugar de ayudarle a vivir dignamente cuando más lo necesita 22 .

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5. En estos comienzos del s. XXI, las cuestiones sobre la eutanasia parecen haberse puesto de moda. Las encontramos en cualquier debate de televisión y forman parte de los pro-gramas de los partidos políticos. De hecho, más que un problema de salud, la eutanasia parece hoy una cuestión política. En muchos lugares políticos de izquierdas ya no se identifi can por la defensa de los proletarios, como era su mi sión histórica, sino por su postura ante la vida humana. La promoción del sentimiento e idea eutanasista constituyen ahora una señal de identidad ideológica 23.

6. Por tanto, ahora más que nunca, es necesario tener en cuenta la llamada del Papa Benedicto XVI quien, en su alocución del 4 de febrero del 2007, decía: “Invito a no caer en el engaño de pensar que se puede disponer de la vida hasta el punto de legitimar su interrupción con la eutanasia, encubriéndola con un velo de humana piedad y más tarde diría: la euta-nasia es una falsa solución para el drama del sufrimiento, una solución que no es digna del hombre. En efecto, la verdadera respuesta no puede ser provocar la muerte, por “dulce” que sea, sino testimoniar el amor que ayuda a afron-tar de modo humano el dolor y la agonía 24.

Así pues, con lo hasta aquí expuesto hemos de decir, junto con las afi rmaciones de la Congregación para la doctrina de la fe, que si por una parte la vida es un don de Dios, por otra la muerte es ineludible; por lo tanto, es necesa-rio que nosotros, sin prevenir en modo alguno la hora de la muerte, sepamos aceptarla con plena conciencia de nuestra responsabilidad y con toda dignidad. Es verdad, como señala esta declaración, que la muerte pone fi n a nuestra existencia terrenal, pero, al mismo tiempo, abre el camino a la vida inmortal. Por eso, todos los hombres deben prepararse para este aconte cimiento a la luz de los valores humanos, y los cristianos más aún a la luz de su fe.

Por otro lado, los que se dedican al cui-dado de la salud pública no han de omitir nada, a fi n de poner al servicio de los enfermos y moribundos toda su competencia; sabiendo que tal servicio prestado a los hombres es también un servicio prestado al mismo Señor, que ha dicho: “...Cuantas veces hicisteis eso a uno de estos mis hermanos menores, a mí me lo hicis-teis” (Mt 25, 40) 25.

Finalmente afi rmamos que, ante los síntomas actuales de la cultura de la muerte, urge instaurar la cultura de la Vida, basada en el Amor y en la Verdad; sólo de esta forma será posible una auténtica humanización y santifi -cación, vida feliz, plena y realizada, del hombre en Cristo.

BIBLIOGRAFÍA

•BLÁZQUEZ Niceto, Bioética, la nueva conciencia de la vida, Ed. BAC, Madrid 2000.•BONNÍN E, Moral de la vida, manual de bioética teológica, Ed. Dabar, México 2005.•CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA, Ed. San Pablo, Bogotá 2000.•CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Declaración «iura et bona» sobre la eutanasia, Roma, 05 de mayo de 1980.•DE AQUINO TOMÁS: Summa Teológica, I-II, q.94, a.2 y II-II, q. 64, a. 2, 3,5 y 6.•FLECHA José-Román, Bioética de bolsillo, Ed. IMDOSOC, México 2010.•HORMANN Karrl, Eutanasia en Diccionario de Moral Cristiana, Ed. Herder, Barcelona 1985.•JUAN PABLO II, El Evangelio de la vida, “Evangelium Vitae”, Ed. San Pablo, México 2008.•LÓPEZ TRUJILLO Alfonso, Algunos aspectos candentes de la Bioé-tica, Ed. San Pablo, Bogotá 2004.•LUCAS LUCAS Ramón, Antropología y problemas bioéticos, Ed. BAC, Madrid 2001.•VIDAL Marciano, Eutanasia en Nuevo diccionario de Teología Mor-al, Ed. Paulinas, Madrid 1992.

*DE INTERNEToMUÑOZ LÓPEZ Mónica, Ensayo sobre eutanasia en www. tallere-ando.tripod.com/ensayo_ eutanasia.html, 03/03/2011.oVÁZQUEZ CRUZ Gregorio De Jesús, Eutanasia en www.monogra-fi as.com/trabajos7/eutan/eutan. shtml, 03/03/2011.owww.portalesmedicos.com/publicaciones/articles/684/1/Dilemas-eticos-de-la-eutanasia.html, 03/04/2011.owww.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/messages/sick/index_sp.htm, 03/03/2011.

23 Cf. FLECHA José-Román, Bioética de bolsillo, Ed. IMDOSOC, México 2010, p.121. 24 Cf. www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/messages/sick/index_sp.htm, 03/03/2011. 25 Cf. CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Declaración «iura et bona» sobre la eutanasia, o.c.

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Cada época tiene derecho a sus héroes, a sus aconte cimientos y a sus glorias... Cada época también, tiene derecho de escribir su propia historia que con el tiempo podrá ser confi r-mada o refutada porque, como es sabido, la historia la escriben los vencedores y quienes son derrotados siguen el camino penoso del olvido. Este es el camino que después de su muerte ha seguido la memoria del primer Arzobispo de Morelia, Don Clemente de Jesús Munguía, defensor de los derechos de la Iglesia. Su fi gura se pierde entre la nebulosa historia mexicana que todavía tiene muchas cuentas que rendirnos porque la propuesta de este hom-bre providencial bien puede releerse para dar una interpretación cristiana de las relaciones entre fe y política. Al inicio del presente artículo, advertimos al lector que para hablar de Mons. Munguía hace falta una pluma mejor cor-tada que la presente. Lo que a continuación se leerá es sólo una síntesis de su vida, su obra y su pensamiento. Si se requiere de una investigación profunda y bien documentada históricamente, recomendamos el libro titulado “Monseñor Munguía y sus escri-tos” del licenciado Miguel Martínez.

1.-Datos biográfi cos: Nació en Los Reyes, Michoacán 1, el 23 de noviembre de 1810. Sus padres fueron Don Benito Munguía y Doña Ma. Gua-dalupe Núñez. Fue bautizado en la iglesia parroquial de su pueblo el mismo día de su nacimiento. Recibió el sacramento de la Con-fi rmación en la ciudad de Guadalajara, el 10 de noviembre de 1816 2.Ingresó al Seminario de Morelia en Mayo de 1930 invitado por el Rector de aquel tiempo: Don Ángel Mariano Morales, quien le consiguió una beca de gracia. Se recibió de abogado el 19 de mayo de 1838 3. Dándose cuenta de que su vocación era el sacerdocio, solicitó al obispo de la diócesis de Michoacán,4Don Juan Cayetano de Portugal, ser ordenado presbítero. En 1841 recibió todas las órdenes sagradas y apenas 3 años después fue nombrado Rector del Seminario.

1 Aunque se discute sobre su lugar de nacimiento, si fue en los Reyes o en Zamora, Michoacán, nosotros nos inclinaremos por el primero puesto que en su testamento se afi rma: “Yo el Doctor Clemente de Jesús por la gracia de Dios y de la Santa Sede Apostólica Arzobispo de Michoacán, originario del pueblo de los Reyes…” Testamento de Clemente de Jesús Munguía en Trento, año II, núm. 8, agosto de 1945.2 Cfr. BUITRÓN Juan B. Apuntes para servir a la historia del Arzobispado de Morelia, Ed. Imprenta Aldina, México 1948, p. 168. También Cfr. MAR-TÍNEZ Miguel, Monseñor Munguía y sus escritos, Ed. Fimax, Morelia 1991, pp. 16-17.3 Cfr. Clemente de Jesús Munguía (síntesis biográfi cas) en Trento, año I, núm. 6, septiembre de 1944.4 Cfr. BRAVO Ugarte José, Munguía, obispo y Arzobispo de Michoacán, Ed. Jus, México 1967, p. 52.

MUNGUÍA, EL DEFENSOR

Sem. Miguel Martínez

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En 1850, tras la muerte del Ilmo. Señor de Portugal, el presidente de la república, José Joaquín Herrera, junto con el Cabildo de Michoacán, lo presentaron al Papa Pío IX para Obispo de Michoacán. Se le consagró en Morelia el 18 de enero de 1852 después de una serie de problemas que se le vi nieron encima tras haber pedido explicaciones sobre el sentido de la fórmula que se le proponía al presen-tar el juramento prescrito por la ley de aquel entonces antes de ser consagrado obispo. Y es que la fórmula había sido cambiada porque estaban comenzando los tiempos más difíciles y hostiles para la Iglesia de México. Se le interrogó: “¿Juráis guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes generales de los Esta-dos Unidos Mexicanos, sujetándoos desde ahora a las que arreglaren el patronato de toda la federación?”. Después de unos momentos de expectación general, el obispo electo con voz fi rme y clara dijo: NO; y un momento después: “No juro porque esa fórmula compromete los derechos de la Iglesia”5 .Como hemos de ver mas adelante, Mons. Munguía fue un acérrimo defensor de los derechos de la Iglesia en época de las leyes de Reforma lo cual le costó el destierro en dos ocasiones. La primera vez en 1861. El papa le nombró primer Arzobispo de Michoacán, al ser erigido éste en Metrópoli en 1863. Volvió a México en tiempos del Segundo Imperio siendo otra vez desterrado ahora por Maximiliano.

Fue a morir ciego en Roma el 14 de diciembre de 1868 6.

2.- Obras de Mons. Munguía

Fue Mons. Munguía un escritor prolífi co, de los más grandes que ha dado la historia de México. Podemos dividir sus obras en:

Literarias:

•Discurso sobre la bella literatura (México, 1852)•Arengas (México, 1825)•Disertación sobre el estudio de la lengua cas-tellana.•Disertación sobre la elocuencia religiosa (México, 1852).•Lecciones prácticas de la lengua castellana (México, 1852).•Gramática general o aplicación del análisis a las lenguas (México, 1852).•Estudios oratorios y arengas (Morelia, 1941).

Filosófi cas:

•Memoria instructiva sobre el origen, progresos y estudio actual de la enseñanza y educación pública en el Seminario Tridentino de Morelia (Morelia, 1852).•Del pensamiento y su enunciación considera-do en sí mismo, en sus relaciones y en sus leyes (Morelia, 1852).•Los principios de la Iglesia Católica compara-dos con los de las escuelas racionalistas en sus relaciones con la enseñanza y educación públi-ca (Morelia, 1852).•Estudios fundamentales sobre el hombre con-siderado bajo el triple aspecto de la religión, de la moral y de las leyes (México, 1852).•Del derecho natural en sus principios comunes y en sus diversas ramifi caciones, o sea curso elemental de Derecho Natural y de Gentes (México, 1849).•Del culto considerado en sí mismo y en sus relaciones con el individuo, la sociedad y el go-bierno (Morelia, 1847).

5 Cfr. BUITRÓN Juan B. Apuntes… op. cit. pp. 178-179. También Cfr. MARTÍNEZ Miguel, Monseñor Munguía… op. cit. pp. 297-309. 6 Clemente de Jesús Munguía (síntesis biográfi cas) en Trento, año I,

núm. 6, septiembre de 1944.

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Religiosas

•Instrucciones pastorales del Lic. Clemente de Jesús Munguía, Obispo de Michoacán, a los fi eles de su Diócesis (México, 1857)•Explicación pastoral de la doctrina cristiana o sea curso seguido de instrucciones pasto-rales sobre los fundamentos de la religión, los dogmas de la fe, los preceptos de Dios y de la Iglesia, las virtudes, los pecados, los santos sa cramentos, la oración y la regla de las virtudes cristianas, escritas para los fi eles de su Diócesis (México, 1859)

Obras de polémica y de derecho:

•Defensa del Obispado de Michoacán (México, 1859).•Manifi esto que el Lic. Clemente Munguía, electo y confi rmado Obispo de Michoacán, di-rige a la Nación mexicana (Varias ediciones).•Instituciones Juris Canonici ex operibus sani-oris doctrinae doctorum excerptae et quamplu-ribus adnotationibus locupletatae a Clemente Munguía (México, 1851) 7.

3.- Pensamiento

La sólida formación humana e intelec-tual que Mons. Munguía recibió en el Semina rio hizo de él un hombre de agudo pensamiento. Así pues, en su época de Rector del Seminario, respecto de la educación pensó en una inno-vación total en los estudios. El plan y la obra eran, no la de la restauración sino del completo engrandecimiento del Seminario.

Él mismo tenía un plan ideal de estudios que lo expresaba así: “Un plan de estudios en nuestro concepto, debe ser completo, metódico y progresivo.

Para lo primero, es necesario que abrace todos aquellos ramos que exige el carácter y objeto del establecimiento; para lo segundo, que se facilite por su medio el más perfecto de-sarrollo de las facultades mentales de los alum-nos, sobre la fi liación natural y las relaciones íntimas que tiene y descubren todos esos estu-dios; para lo tercero, que este plan vaya en todo conforme a las exigencias fi losófi cas políticas y literarias del siglo en que se vive” 8.

7 Cfr. BUITRÓN Juan B. Apuntes… op. cit. pp. 233-235. José Bravo Ugarte también enuncia las obras escolares prácticas y oratoria sagrada, lo cual aumenta notablemente la poligrafía de este hombre de luz. Cfr. BRAVO Ugarte José, Munguía… op. cit. pp. 44-50.

8 Cfr. Ibid. p. 31.

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Como abogado, fi lósofo y pedagogo infl uyó notablemente en el obispado y en las más

prestigiadas escuelas de México, sin embargo, la obra más notable de su pensamiento surgió

durante la Reforma juarista.

9 Cfr. Ibid. 10 Respecto de estos idiomas, su principio era “pocas reglas y mucho ejerci-

cio”. Cfr. Ibid. p. 20 11 Cfr. Ibid. P. 34. 12Clemente de Jesús Munguía (síntesis biográfi cas) en Trento, año I, núm. 6, septiembre de 1944.

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13Cfr. BUITRÓN Juan B. Apuntes… op. cit. p. 199.14 Cfr. Ibid.

Así pues, el 28 de febrero de 1854, comenzó la era del liberalismo con el Plan de Ayutla que desconocía a Santa Anna como presidente de México y proponía nombrar un nuevo presidente: Juan Álvarez que abrió la era de la persecución de la Iglesia. Las nuevas leyes emanadas del pensamiento liberal postulaban la incapacidad de la Iglesia para administrar y adquirir bienes, la nacionalización de los bienes eclesiásticos, la supresión del fuero eclesiástico, la ley orgánica del registro civil y la libertad de enseñanza. Mons. Munguía defendió los derechos de la Iglesia por medio de una célebre protesta realizada el 8 de abril de 1857. En ella afi rmaba el derecho natural de tener una religión y más aún, el derecho de que un pueblo católico como lo era México, continuara profesando su fe para lo cual el Estado debería garantizar ese mismo derecho. Respecto de los bienes eclesiásticos, Mons. Munguía denunció el robo de los bienes de la Iglesia pues afi rmaba que “tomar lo ajeno contra la voluntad de su dueño se le llama robar, y en este caso robo sacrílego, puesto que se de-tentaban los bienes que la Iglesia administraba y poseía con títulos incontrovertibles”13 Las co-sas pasan, porque son algo transeúnte, los prin-cipios permanecen; y así lo expresó el Obispo en frase lapidaria: “piérdanse las cosas, pero sál-vense los principios”14 . No obstante, las leyes de Reforma triunfaron en la patria. A pesar del levantamiento de su voz en innumerables docu-mentos, la política anticlerical resonó durante muchos años, aún hoy, aunque en menor grado, sigue habiendo intolerancia religiosa en ámbitos educativos, políticos y sociales. La política del tiempo de Mons. Mun-guía se sirvió de la sociedad y la hizo a su modo y no como debería ser: que la sociedad se sirviese de la política para lograr sus fi nes. Nunca será política aquello que va en contra de los derechos fundamentales del hombre, como en este caso lo era: el derecho de profesar la religión. Si bien, como cristianos debemos perdonar las injurias, los derechos nunca… Esta es una de las ense-ñanzas fundamentales de Mons. Munguía.

El tema del progreso era de suma impor-tancia para él, por eso afi rmaba: “El progreso, ha sido, es y será siempre una ley indispensable para el individuo y para la sociedad. Ningún es-tablecimiento humano puede tener jamás una perfección absoluta”. Tenía en proyecto varias reformas, aun la de las constituciones del Cole-gio Seminario, pero evitaba el apresuramiento, afi rmando: “las grandes reformas científi cas y morales no se improvisan jamás: la observación las prepara, la experiencia las prueba y el tiem-po las introduce” 9. Con el fi rme pensamiento del progreso aumentó el currículum de materias del Seminario, a saber: Bella literatura, Derecho natural y de gentes, Principios de legislación en las cátedras de jurisprudencia, Griego, Francés, Castellano10 y Educación física. Se preocupó también por el estudio de las ciencias exactas para lo cual completó con todos los instrumen-tos, máquinas y aparatos que tienen más uso en el estudio de las matemáticas, de la física, de la Astronomía y de la Geografía (facilitando así), las experiencias prácticas, propias de es-tas ciencias. Enriqueció la biblioteca del Cole-gio con cuatro mil volúmenes que hizo traer de Francia en 1852 11 . Se dice que Mons. Mun-guía fue cartesiano. Hasta ahora no se ha hecho ningún estudio que pruebe la infl uencia del fi ló-sofo francés en sus obras 12. Como abogado, fi lósofo y pedagogo infl uyó notablemente en el obispado y en las más prestigiadas escuelas de México (por las cátedras que compuso), sin embargo, la obra más notable de su pensamiento surgió durante la Reforma juarista. Mons. Clemente de Jesús Munguía vivió en una época en la que se pretendía volver a fundar México negando su pasado, sobre todo su pasado católico, único lazo de unión después de la Revolución de Independencia. Esta nueva fundación de México no fue proyecto de una nación independiente, sino de un grupo selecto de intelectuales y políticos que pretendían in-stalar en México una política similar a la de los Estados Unidos de Norteamérica.

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ES¿Cómo?, ¿a dónde?, ¿sí o no?, ¿negro o azul?, ¿sigo o no sigo?, ¿derecha o izquierda? ¿Tú o yo? Esto se llama:

Sem. Jorge Huante Mora

Toma de Decisiones

Siempre estamos decidiendo, la vida misma es una constante de-cisión. Y es que todos los días hay algo por lo que debes optar, cosas que debes dejar para tomar otras, caminos que debes seguir para dejar otros, y así muchísimas cosas y situaciones. Decidir es complicado y más si nos ponemos a pensar en las posibles consecuencias que una simple decisión puede acarrear; más, si nos ponemos a pensar que todo mundo te pide que decidas bien y que casi te sentencian si es que te equivocas.

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Sem. Jorge Huante Mora

Vivimos en una sociedad exigente que pocas veces admite errores y las más, sólo se dedica a señalar. Aquí lo triste es que nadie nos enseña cómo decidir. Me podrás decir que en la escuela existen materias como orientación vocacional y tienes razón, pero dime tú: ¿crees que sea sufi ciente la formación de quizá 3 horas a la semana sobre este asunto de decidir?, ¿crees que sea sufi ciente el que te digan “piensa bien las cosas” cuando en tu cabeza hay mil y una situaciones haciendo ruido? Yo pienso que no. Sin embargo, debemos estar conscientes de que no todo se nos va a ofrecer en “charola de plata” como coloquialmente decimos.

Debemos, por nuestra cuenta, buscar in-formación y lugares dónde nos puedan orientar, y aunque no me creas, la mayoría de las veces en casa, con la familia, se encuentra la mejor guía posible (cierto es también que en múltiples ocasiones en el núcleo familiar están las peores desorientaciones, pero ese es otro tema que pronto abordaremos). Decidir es optar, elegir entre dos o más opciones. Concretamente eso es. Ojalá llevarlo a cabo fuera igual de fácil que su defi nición. La complicación de decidir, está en que es un acto excluyente y que siempre tendrá conse-cuencias. Es decir, que cuando optas por algo, necesariamente tienes que dejar otras posibles opciones; esto tendrá un impacto en tu vida y posiblemente en la de otros. Recuerda que el hombre actual sufre porque estamos encade-nados a muchas, muchas cosas y obviamente es complicado dejarlas. Te voy a platicar en breve una historia que personalmente me dejó muchísima enseñanza, es sobre una niña y dos muñecas (sí, sé que suena demasiado infantil, pero verás que al fi nal te dejará también un claro ejemplo). La historia dice así: cierto día una niña fue con su mamá a una tienda departa-mental (ya sabes, de esas en que encuentras de todo) y caminando por los pasillos llegó al de juguetería.

Su vista se clavó inmediatamente en dos muñe-cas de las más bonitas, de moda y por supuesto carísimas. Abrazó las dos cajas y le pidió a su mamá que se las comprase. Como era de espe-rarse la mamá se negó. La niña lloró y lloró y lloró por toda la tienda y a grito abierto mien-tras compraban lo demás, pero jamás soltó ninguna de las dos muñecas. Su mamá le dijo: “está bien, pero sólo una”, la niña rechazó la oferta porque quería ambas. La mamá fue más enérgica: “una o ninguna, elige”. La niña quiso engañar a mamá y colocó ambas muñecas en el carrito de compras, la mamá no se dio cuenta. Al momento de llegar a la caja para pagar y co-menzar a sacar los artículos del carrito, la mamá encontró las dos muñecas, miró a la niña y le repitió: “elige”. La niña con los ojos húmedos eligió una muñeca y la otra la dejó ahí sobre la caja. Pagaron y al llegar a la puerta para salir de la tienda, la niña se le suelta de la mano a mamá y corre a la caja donde había dejado la otra muñeca, la toma, la abraza, le da un beso, la deja y corre de nuevo a tomar a su mamá de la mano y se va contenta. Hasta aquí la historia, ¿te fi jas como la niña tuvo que decidir y dejar otras opciones? En ese beso que la niña le dio a la muñeca comprendió que no era posible llevar a las dos, aprendió a elegir y de alguna manera aprendió lo difícil de tomar decisiones.

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¿Y tú, qué?, ¿sabes elegir?, ¿tienes el valor de tomar decisiones y afrontar las conse-cuencias? Debemos comprender que no todas las decisiones son igual de fáciles como decidir entre rojo o azul, derecha o izquierda, no. Hay decisiones que tendrán impacto directamente en aspectos vitales de tu ser, ¿ejemplos? So-bran, ¿me caso o no?, ¿dejo de estudiar o no?, ¿sigo con algún vicio o lo enfrento?, ¿accedo a peticiones no tan buenas de mi círculo social o me mantengo fi rme?, ¿drogas o no?, ¿alcohol o no?, ¿sexualidad mal encaminada o no? Y así podríamos seguir con una lista interminable. Precisamente en este tipo de decisiones más complicadas es donde debemos mostrar nuestro carácter y sopesar de manera adecuada y serena las posibilidades, consecuencias, pros y contras de cualquier opción. Una decisión que se toma rápido, obviamente no te quita tiempo, pero quizá las consecuencias duren toda la vida.

Las decisiones son actos libres en cuan-to que tú eres quien tiene que decidir sin presio-nes ni infl uencias tendenciosas ¡aguas con los que quieren “aconsejarte” para, no otra cosa, que conseguir sus propios fi nes! Debe ser un acto bien pensado, como te comentamos ante-riormente, tranquilo, jamás tomes una decisión cuando el corazón y la mente no tengan paz, cuando éstos estén trabajando apasionados o extasiados, tristes o demasiado contentos, seré-nate para poder decidir. De otra manera corres riesgos altamente peligrosos de que la decisión esté lejos de ser la adecuada.

Quedémonos con estas conclusiones fi -nales:

a) Asegúrate de conseguir orientación y ayuda adecuada cuando tengas que tomar una decisión difícil en tu vida, jamás te quedes ca llado cuando ignores algo, ¡pregunta antes de decidir!

b) Afrontas tus responsabilidades, cuando las cosas no resulten como esperabas, asume las consecuencias y no busques culpables.

c) Recuerda que eres constructor de tu pro-pia vida, no pongas en manos de nadie tu actuar. Sí escucha, sí observa, pero no permitas que al-guien se adueñe de tus decisiones.

d) No embotes tu mente, es bueno escuchar algunos puntos de vista, porque cuando uno se encuentra metido en un torbellino de ideas, en ocasiones puedes dejar de ser objetivo. Desde fuera, las cosas pueden ser más claras.

e) Ora. Es necesario tener un encuentro íntimo entre tú y Dios. Recurre a Jesús y, con actitud humilde, pide la luz necesaria siempre que tengas que hacer una elección importante.

Que Dios nos bendiga a todos, estamos en contacto.

¡Nos vemos en el próximo número! comunícate!

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LA SUBLIME VOCACIÓN DEL SER HUMANOP. Víctor Manuel Ramírez Salgado

“La Vocación mueve a la efi cacia ver-dadera de los hombres”. Porque todo lo que se hace sin vocación, por muy importante que parezca, se marchita como una fl or. En cambio, todo lo que se hace con vocación, fructifi ca para siempre. Por eso, hay que hablar con insistencia y a toda hora de “Vocación”. Esta es una gran idea de Gregorio de Marañón, que actualmente sigue siendo ignorada por la mentalidad prag-mática, la cual le da mucho valor a la profesión, pero carece de sensibilidad para reconocer el dinamismo y la fecundidad de la vocación. Dicha mentalidad se puede ver en la sociedad secular, porque desarrolla con acierto el sentido, la urgencia y la importancia de la competencia profesional. Pero la experiencia indica que no basta la buena voluntad para transformar el

mundo o la comunidad, o para dar respuesta a la infi nidad de necesidades que la humanidad día con día reclama. Sería un grave error dejar a un lado la dinámica de la vocación, ya que ella abre al ser humano a nuevos horizontes, lo introduce a nuevas maneras de pensar, lo lleva a ver la vida de una manera más clara, lo inserta en la historia para que sea protagonista, le abre nuevos caminos para que como persona busque realizarse. Debemos, pues, entender que no basta la profesionalidad y competencia para hacer un mundo más humano, más justo, más digno y más conforme a la verdad del hombre, sino que se necesita algo más. Esta mentalidad lleva además, a una cri-sis de interioridad, de trascendencia, y que irá cada día en aumento mientras el ser humano no sea pensado en términos de vocación.

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Porque se ve al hombre como un mero ser de necesidades. Dicha crisis de interioridad y trascendencia está también ligada a ciertas modas en las distintas corrientes de pensamien-to.

Algunos ejemplos de dichas corrientes son:

� Las llamadas “antropologías autistas”, tan en boga actualmente en ciertas corrientes psicológicas y sociológicas, ellas no están ca-pacitadas para comprender la lógica humana y divina de la vocación. Siempre anteponen el “Yo” a cualquier otra realidad o interés de la hu-manidad. Hablan dogmáticamente de auto-real-ización, auto-determinación, auto-nomía, auto-estima. En dichas corrientes de pensamiento el “Yo” está por encima del “Tú” (el otro), pues este “Tú” es visto como una amenaza para su auto-realización, a no ser que este “Tú” se ponga a su servicio y el “Yo” pueda utilizarlo para llevar y engrandecer al máximo su auto-estima, su auto-nomía; y más aún si este “Tú” se presenta con rasgos o alguna característica de Dios, de lo Divino, la amenaza es aún mayor y el “Yo” se repliega sobre sí mismo.

� Por otro lado, está la línea de pensa-miento que promueve las “antropologías de tipo jurídico”. Esta corriente propone aportar una mayor justicia y dignidad en la sociedad. Estas antropologías debilitan y oscurecen la origi-nalidad y dignidad trascendente de la persona porque prevalece en ellas el ver solamente a las personas como ciudadanos, esto es, verlos como meros sujetos de derechos y obligaciones, y nada más. Ignoran y silencian que la verdadera conciencia personal emerge de la relación gra-tuita y amorosa entre el “Tú” que lo llama y el “Yo” que responde con generosidad y prontitud. Se debe reconocer que la relación basada sólo en derechos y obligaciones, ni es la más huma-na ni la más decisiva para la realización de la persona. En cambio para los regímenes de tipo esclavista esto sí constituye un progreso.

Ahora bien, ante estas corrientes de pensamiento que se han expuesto, se ve clara-mente la necesidad de hablar o promover una mentalidad, una antropología de la alteridad o del diálogo. Una antropología que haga en-tender que la persona es llamada y respuesta, que ella puede entrar en un diálogo abierto y cá-lido con el otro (Tú); que lo lleve a comprender que él ha sido creado para la libertad, la comu-nión y el diálogo.

La experiencia de sentirse llamado, está inscrita en la misma estructura de la persona. Esto se puede ver en la revelación bíblica, que presenta la creación como una iniciativa de un “Tú” (Dios) libre, el cual modeló y llamó al hombre para una relación de amistad, de amor y de comunión. El autor sagrado recalca que el hombre fue creado de manera distinta al resto de lo creado, el hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios, es decir está hecho para la comunión y el diálogo interpersonal 1.

El hombre, es pues, una criatura de amor y no sólo de necesidades, tal es el acto, pues, de la creación de Dios: el hombre está llamado desde el primer momento a la libertad y lleva inscrito en su centro vital la vocación, el lla-mado a la comunión que es la condición de su verdadero desarrollo 2. Esto mismo lo afi rma el Vaticano II en GS 19: “la razón más profunda de la dignidad humana está en la vocación del hombre a la comunión con Dios. Desde su mis-mo nacimiento, el hombre es invitado al diálogo con Dios”

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Por ello, para la fe cristiana, la persona se realiza en la comunión y en el diálogo o se pierde, porque la vocación está y se encuentra en la raíz de su misma dignidad, de su misión y de su mismo destino en la historia. Esto nunca debe perderse de vista. Porque Dios no creó es-clavos, sino personas que han de desarrollarse mediante la libertad, pero en una libertad de hi-jos.

Esta misma idea del llamado a la co-munión y diálogo la podemos profundizar aún más en el relato de la creación del Génesis. El mandato de no comer del árbol de la ciencia del bien y del mal, tenía como fi nalidad primordial preservar la relación de alteridad y comunión entre el Creador y la criatura, pero la serpiente, el más astuto de los animales, hostil a Dios y en-emigo del hombre, logró romper dicha relación. La frágil libertad del hombre no logró ver lo que estaba en juego y se determinó por las aparien-cias. El Hombre, después de sucumbir a la ten tación, se replegó sobre sí mismo y se escondió, pero Dios sale a su encuentro, llamándolo de nuevo al diálogo y a la comunión.

Esto revela, pues, la fi delidad y tenaci-dad de Dios que jamás renuncia a su proyecto y aunque el hombre le dé la espalda, Él no deja de salir a su encuentro para recordarle su vocación a la libertad, a la comunión, al amor y para darle la posibilidad de vivirla en la historia del mundo. Por tal motivo, “envía Dios a su Hijo al mundo en una carne semejante a la carne del pecado” (Cfr. Rom 8,3) con la misión de liber-arnos, de ser libres pero en Cristo, de recuperar la comunión y el diálogo con el Creador.

Con lo antes dicho podemos llegar a las siguientes conclusiones:

� El hombre se empequeñece cuando pre-tende ser la medida de sí mismo y se olvida de la fuente, de la raíz de su vida; es decir, cuando la persona trata de realizarse de acuerdo con el modelo que se ha hecho de sí mismo e ignora que su verdad profunda consiste en reconocerse llamado a la libertad, al amor, al servicio a los demás sin que esto lleve a encerrarse en sí mis-mo.

� El hombre, aunque lo ignore o lo re-chace, está llamado a la unión y comunión con Dios. Esta vocación, de hecho, es indeleble por hallarse grabada en el centro mismo del ser hu-mano 3.

� La vocación suprema del hombre en re-alidad es una sola, o sea la divina 4. Dios no cesa de atraer al hombre hacia Él, de convocarlo en Cristo a una nueva vida, porque el fundamento de su vocación no está en sí mismo, sino en Dios su fundamento.

� La vocación divina del hombre se vive cuando no se cae en la autosufi ciencia, sino que la persona abre su vida para escuchar la voz del “Tú” y responder gozosamente para compartir esa vocación con los demás. Por último, se debe decir que la misma perso-na es vocación. Así, la realización de la propia vocación depende, en última estancia, de la re lación que tenga el hombre con el Dios que lo crea y lo recrea para la comunión: “Dios es fi el, por él habéis sido llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor” (1 Cor 1,9) y es aquí donde radica su vocación suprema 5.

1 Cfr. BRAVO Antonio, Seguir a Cristo, Ed. Sigueme, Sala-manca, 2009. pp. 10-20. 2 Cfr. Populorum progressio, 15 3 Cfr. BRAVO Antonio, Seguir a Cristo, op. cit. pp. 21-25. 4 Cfr. Constitución Pastoral Gaudium et Spes, 21. 5 Cfr. BRAVO Antonio, Seguir a Cristo, op. cit. pp. 29-35.

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Con gran alegría y esperanza se llevó a cabo la bendición de la primera pie-dra del Campamento “San Juan María Via nney” (Casa de descanso para sacerdotes y seminaristas) ubicado en el centro turístico de los Azufres. La cita fue el pasado 24 de marzo de 2011, en punto de las 13:00 horas, a la que asistieron el Excmo. Sr Arz. Don Alberto Suárez Inda y el recién obispo orde-nado Mons. Juan Espinoza Jiménez, algunos sacerdotes de la diócesis en general, de las foranías de Ciudad Hidalgo, Zinapécuaro, Formadores del Seminario y un grupo de seminaristas. Estuvieron presentes también algunos laicos como bienhechores de este proyecto.

En el momento de la bendición, Don Alberto señaló que es motivo de alegría este nuevo proyecto, donde se buscará construir un lugar para consolidar la fraternidad en los que han sido llamados al ministerio sacerdo-tal. Es muy importante que se cuente con un espacio propio para el descanso y recreación de los sacerdotes y seminaristas, pues el am-biente tranquilo y agradable de este lugar fa-vorece una mejor formación integral en con-tacto con la naturaleza. “Que con esta obra, ante todo demos gloria a Dios”, concluyó.

Asimismo, el Pbro. Jesús, Hernán-dez, Rector del Seminario, explicó a los pre-sentes que la iniciativa para llevar a cabo esta obra surgió de la necesidad de tener un lugar propio y adecuado, donde el Presbiterio y el Seminario pudieran crecer en fraternidad.

Posteriormente llegó el momento de la comida en el que los parroquianos de la co-munidad de san Pedro Jacuaro nos ofrecieron unas deliciosas y suculentas carnitas,

algunas cabezas de res, montalayo, barbacoa y tortillas de maíz hechas a mano, amenizando el momento una banda de música de los alre-dedores. Finalmente, en el momento de las foto-grafías del recuerdo, todos los invitados se con-gregaron en torno a la cruz, que posa sobre la primera piedra, y más de alguno comentaba: “en verdad es un momento histórico para nues-tra Arquidiócesis que recordaremos con mucho orgullo”.

Este es el inicio de una gran obra que fortalecerá la formación permanente de los sa cerdotes y la formación de los seminaristas. No cabe duda que Dios sigue mostrando su provi-dencia para con nosotros a través de tantos bienhechores que, perdidos en el anonimato, se desprenden de lo que tienen para dárnoslo y así contribuir con ésta y muchas otras obras en fa-vor de la diócesis, del presbiterio, del seminario y de las vocaciones a la vida sacerdotal.

PRIMERA PIEDRA DEL CAMPAMENTO SAN JUAN MARÍA VIANNEY

Sem. Luis Fernando Saldaña

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UN SUEÑO QUE JUNTOS PODEMOS HACER REALIDAD

Ciertamente la fi nalidad de esta obra es brindar un lugar para el descanso, la refl exión, la oración, y convivencia de los sacerdotes y los seminaristas, pero también la oportunidad de la formación de los laicos mediante retiros y en-cuentros.

El nombre que lleva obedece a que el terreno se adquirió durante el año sacerdotal 2009-2010 convocado por Su Santidad el Papa Benedicto XVI, con ocasión del 150° aniver-sario de la muerte de san Juan María Vianney, modelo de sacerdote.

Es un terreno ubicado a unos 400 metros de la laguna larga en Los Azufres, tiene una ex-tensión aproximada de dos hectáreas y media; en uno de sus extremos es franqueada por un caudaloso arroyo; con toma de agua potable y un denso bosque.

El proyecto en su conjunto tendrá los siguientes espacios: capilla, salón multiusos, villas, dormitorios, sala de descanso, zona para acampar, cancha de futbol, albercas, chapote-adero, aguas termales, sanitarios.

Con la esperanza de contar con el apoyo de todo el presbiterio y nuestros bienhechores, hoy hemos puesto la primera piedra de lo que será un especial lugar para encontrar a Cristo y seguir con nuestra decisión de ir tras Él en esta hermosa vocación sacerdotal.

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Somos conscientes de que por el bautismo los laicos han sido incorporados a la vida trinitaria lle-gando a ser así pueblo de Dios, Cuerpo de Cristo, Templo del Espíritu Santo, asumiendo la triple función de ser sacerdotes, profetas y reyes.

Desde del concilio Vaticano II se ha hecho, con mucha más fuerza, conciencia del importante pa-pel que tienen en la vida y en la misión de la Iglesia, pues, desde su bautismo se les reconoce un puesto en la construcción del Reino de Dios y su protagonismo en una Iglesia que peregrina y que debe atender a todos los signos de los tiempos.

Sus grandes tareas en ese Reino son la solidaridad con los necesitados y la lucha por un orden justo en el mundo, así como la evangelización en una sociedad consumista y secularizada que poco a poco va perdiendo su referencia a Dios.

“Los fi eles laicos son llamados personalmente por el Señor, de quien reciben una misión en favor de la Iglesia y del mundo”

(ChFL 2).

BIENHECHORES DEL SEMINARIO, UNA EXPRESIÓN DE FESem. Víctor Armando Millán Cisneros

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Hay diversas formas como un laico puede llevar a cabal cumplimiento su misión en la Iglesia. Puede ser, en términos generales, par-ticipando en la obra de la creación liberándola del infl ujo del pecado y ordenando las realidades cotidianas de acuerdo con el Plan de Dios; san-tifi cándose en la participación de la obra de la salvación del mundo desde adentro, como sal y levadura en su correspondiente estado de vida, en la familia o a través de su profesión y en las diversas actividades sociales.

De manera concreta, ya en el campo eclesial, que tiene como fi n supremo el Reino de Dios, fuente de plena liberación y salvación para todos, los laicos lo construyen o lo hacen presente en los más diversos ambientes. Están plenamente implicados en la misión evangeli-zadora de la Iglesia tomando parte activa, con sciente y responsable en esa tarea.

Pues bien, muchos de nuestros bien-hechores, conscientes de su papel en la vida de la Iglesia, están comprometidos desde sus posibilidades en diferentes apostolados: unos son apóstoles responsables en la pastoral de su comunidad parroquial, otros son ministros ex-traordinarios de la Comunión, otros más traba-jan como catequistas y todos ellos han sentido, de manera especial, el compromiso de ser co-laboradores fi eles de esta obra de Iglesia que es el Seminario y que, como acostumbradamente se dice, es el corazón de la diócesis.

Cada vez que visitamos el hogar de nuestros bienhechores descubrimos en ellos su bondad, su desprendimiento generoso y alegre con el que nos entregan su aportación mes con mes para apoyar esta obra de la formación y sostenimiento de todos nosotros seminaristas. Vemos en ello una muestra patente de la Provi-dencia Divina y de que Cristo está vivo y sigue presente en su Iglesia moviendo los corazones a través de su Palabra.

Un cristiano con estos rasgos que men-cionamos es un verdadero testimonio de que la fe se comprueba por las obras.

A través de la Revista “Argos” de nuestro Seminario queremos, una vez más, agradecer su generosidad, su constancia y su confi anza. Nosotros, por nuestra parte, les animamos a seguir adelante con este compromiso en favor del Seminario recordando aquellas palabras de Jesús: “Quien diere, aunque no sea más que un vaso de agua fría a uno de estos pequeños, por ser discípulo mío, yo les aseguro que no perderá su recompensa” (Mt 10, 42). Además, los enco-mendamos siempre a Dios en nuestras oracio-nes para que les asista siempre y haga que fruc-tifi quen abundantemente en su trabajo de cada día.

“Y todo aquel que dé de beber un vaso de agua… por el hecho de ser mis discípulos, os ase-guro que no quedará sin recom-

pensa” (Mt 10,42).

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El Plan Diocesano de Pastoral (PDP) como lo dice su introducción “es una herra-mienta inspiradora, orientadora y coordinadora de la acción pastoral de nuestra Arquidiócesis”. El Seminario diocesano como institución fun-damental de nuestra Iglesia Particular encuentra también en el PDP un referente obligado para su vida presente y para cumplir con su misión de formar los futuros sacerdotes.

El Seminario se ubica en el Organi-grama de la Pastoral Diocesana dentro de la Vicaría Episcopal para el Clero, Pastoral de Pas-tores, en una sección llamada Seminario. Pero también se contempla como la primera Tarea Pastoral Específi ca. En dicha Tarea se ubica el Seminario como base elemental e inicio de todo un proceso de formación integral y permanente del sacerdote, al que hay que ayudar para que crezca en su confi guración con Jesucristo Buen Pastor y logren ser pastores de los valores del Reino de Dios.

EL SEMINARIO Y EL PLAN DIOCESANO DE PASTORAL

P. Leopoldo Sánchez Pérez

Tratando de ir más al fondo en esta re-lación, vamos a intentar responder la siguiente pregunta:

¿En qué razones podemos basarnos para decir que entre el Seminario y el PDP existe una relación muy estrecha?

La primera razón la encontramos en que el Seminario es parte de la Arquidiócesis. Si la Arquidiócesis tiene un referente para su vida eclesial y misionera, ese referente tiene que ser-lo también para su Seminario. Es incomprensi-ble que una Institución tan importante, observe una orientación que esté desconectada de la re-alidad y de los proyectos propios de la diócesis.

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La segunda razón es que el Seminario existe para la Arquidiócesis. El Seminario no justifi ca su existencia en la sola fi nalidad de educar la juventud cristiana como cualquier otro centro educativo católico. Está para educar a jóvenes que ven en su horizonte la posibili-dad de ser llamados a la vida sacerdotal y para apoyarlos en su proceso de confi guración con Jesucristo Buen Pastor.

Como contraparte a esta orientación la Arquidiócesis también tiene una responsabi-lidad con su Seminario. Esta obligación abar-ca muchos aspectos: estructurales, materiales, espirituales, etc. Entre otras cosas, está la de proveer los criterios formativos particulares que le den una un rostro concreto para esta Iglesia concreta.

La tercera razón es que en el Seminario se forman los que en el futuro van a jugar un pa-pel muy importante en el impulso de este PDP o la continuación de él. Bien lo sabemos que la pastoral en una diócesis encuentra en los sa cerdotes los mejores aliados o por lo contrario unos grandes diques que impiden se desarrolle plenamente. La cuarta razón es que la práctica pas-toral de los seminaristas la desarrollan en las pa rroquias de nuestra Arquidiócesis. La absoluta mayoría de ellas están implementando el PDP. Si queremos que la colaboración de los semi-naristas sea efi caz y fecunda tienen que com-prender y manejar bien el PDP para que aporten en la misma dirección.

Ahora bien si esta conexión es tan fuerte ¿Cuáles son los desafíos formativos que plantea al Seminario el PDP?

a. Revisar y enriquecer el Proyecto formativo que tiene el Seminario a partir de los aportes fundamentales del PDP.

b. Hacer del Seminario un “laboratorio pasto-ral” en coordinación con la Curia de Pastoral. En el Seminario tenemos una grande reserva de creatividad y los elementos doctrinales más ac-tualizados. Entre la Curia y el Seminario se pu-eden crear varios subsidios pastorales que sean un recurso útil para la pastoral diocesana.

c. Aprovechar al máximo la asignatura “Pasto-ral diocesana” que se imparte a los alumnos de cuarto de Teología, para entusiasmar a los que están en la recta fi nal de su formación inicial y pronto estarán de lleno en la pastoral diocesana. Por medio de esta clase que salgan con claridad de pensamiento y disposición para una acción coordinada y orientada por el PDP.

d. El Seminario tiene el reto de formar pastores que implementen con creatividad y generosidad el proyecto diocesano. Para esto tiene que:

• Formar en el manejo de las técnicas de planifi cación.• Lograr la asimilación de los objetivos.• Fomentar el conocimiento y compren-sión de las estructuras y de la relación e interac-ción de los medios.• Favorecer que se asuma la mística, la es-piritualidad que sostiene todo el trabajo.

La conclusión de esta refl exión es que el Seminario es un lugar privilegiado para que el PDP tenga un espacio de comprensión e imple-mentación con una proyección diocesana. Y el PDP es una herramienta privilegiada para que el Seminario cumpla con la misión de formar sacerdotes encarnados en la realidad y con un proyecto común de Iglesia.

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Con profunda emoción y gratitud, el Seminario Diocesano de Morelia una vez más ve cumplida su misión de formar sacerdotes, con la ordenación de doce nuevos presbíteros para el servicio de nuestra Madre la Iglesia. El objetivo general de la formación logró su fi n tan anhelado, el pasado 9 de junio de 2011 tras la imposición de manos y la plegaria de orde-nación por parte de Nuestro Arzobispo D. Al-berto Suárez Inda, culmen de un largo itinerario de formación integral a ejemplo de Cristo Ca-beza y pastor 1 e inicio de una nueva tarea, cuya misión se concretiza en: santifi car al pueblo Cristiano y ofrecer a Dios el sacrifi cio más per-fecto 2. Por otra parte, nuestra identidad como institución eclesial y educativa, se ve fortalecida y satisfecha luego de haber pulido a estos candi-datos como hombres, cristianos y sacerdotes, de tal manera que con su vida y testimonio, hagan presente el anuncio del Reino en el mundo ac-tual 3.

Todos los agentes de la formación: El obispo diocesano, el Rector y los formadores, su propia familia, el presbiterio y la comunidad diocesana 4, fueron testigos de la entrega gene rosa, libre y desinteresada, de los doce diáconos que fueron admitidos como presbíteros “llama-dos a prolongar la presencia de Cristo, Único y Supremo Pastor, siguiendo su estilo de vida y siendo como una transparencia suya en medio del rebaño que les ha sido confi ado” 5. Una vez más, el Señor “ha visitado y redimido a su pue blo” (Lc 1, 68). Refl ejo de esta alegría desbor-dante fue la inmensa cantidad de participantes en la celebración, que a una voz manifestó su necesidad de pastores, pero al mismo tiempo su gratitud a Dios por el don que se habría de recibir, tras entonar el tan esperado “Pueblo de Reyes” con el cual dio inicio de la solemne Eu-caristía, teniendo como fondo,

el incesante repique de campanas de la Catedral Metropolitana, rebosantes por el acontecimien-to tan esperado, que llenó de regocijo a toda la Asamblea ahí presente.

El Señor Arzobispo, Don Alberto Suárez Inda, en un ambiente hogareño, como familia diocesana, expresó también su emoción y gratitud a todos los agentes de la formación, elogiando el esfuerzo de los mismos jóvenes que han perseverado en el cumplimiento de la voluntad del Señor, en esta vocación específi ca. Dio gracias a sus familias por su generosidad y espíritu de desprendimiento para con sus hijos, de tal forma que ahora los ponen en manos de la Iglesia, pues “Dios llama a los que Él quiere, y nadie puede apropiarse este honor” afi rmó. De la misma forma expresó su sentir dirigiéndose a sus nuevos sacerdotes: “Jesús los quiere dentro del mundo sabiendo que hay maldad y perver-sión”. Ese es nuestro carisma, ser del mundo sin ser del mundo.

DOCE NUEVOS SACERDOTESPARA NUESTRA MADRE LA IGLESIA.

Sem. José Enrique Quintero Mora

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Con una actitud de padre y pastor, los enco-mendó a Dios y a su Palabra salvadora, re-cordándoles el compromiso que pactaron en la ordenación diaconal, respecto a la predicación del Evangelio, del tal forma que se encarne en sus vidas de manera radical y abrazadora. Esta vocación también les exige ser hombres de mi-sericordia de compasión 6 con el pueblo, de tal modo que puedan ser verdaderos padres amoro-sos, tras una constate renovación de la vocación que han recibido de parte de Dios como Don y como Gracia. Creemos que “Es el mismo Espíritu de Cristo el que introduce en el ministerio a estos hombres, escogidos de entre los hermanos. Me-diante el gesto de la imposición de manos que transmite el don del Espíritu; ellos son llamados y capacitados para continuar el mismo minis-terio apostólico de reconciliar, apacentar el re-baño de Dios y enseñar” 7 .

Hermanos sacerdotes, que han sido re-cién ordenados, pedimos a Dios por su santi-fi cación y al mismo tiempo damos gracias por el don tan maravilloso del sacerdocio que ha puesto en sus manos. El Seminario que los vio forjar a lo largo de su formación se alegra con ustedes, y los felicita por su constancia y dedi-cación. Que con la ayuda del Espíritu Santo se desempeñen bien con un ministerio fecundo. En hora buena ¡Felicidades!

1 Cfr. “Proyecto Formativo” del Seminario Diocesano de Morelia. p. 27. 2 Cfr. CEM, Ritual de Órdenes, Ed. Buena Prensa, México 2005. p. 126. 3 Cfr. “Proyecto Formativo” del Seminario Diocesano de Morelia. p. 1. 4 Cfr. Reglamento (Etapa mayor) del Seminario Diocesano de Morelia. p. 6-9. 5 JUAN PABLO II, Exhortación apostólica postsinodal, “Pas-tores Davo Vobis”, N° 14. 6 Documento de Aparecida, N° 199. 7 JUAN PABLO II, Exhortación apostólica postsinodal, “Pas-tores Davo Vobis”, N° 14.

“llamados a prolongar la presencia de Cristo, Único y Supremo Pastor, siguiendo su estilo de vida y siendo

como una transparencia suya en medio del rebaño que les

ha sido confi ado”

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EFEMÉRIDES EN NUESTRO SEMINARIO 2º SEMESTRE

Padres Antonio García y Miguel SoriaENERO

Enero 6: llenos de afecto familiar y con los propósitos del Año Nuevo, los seminaristas del Mayor y del Menor regresamos de vacacio-nes. La comunidad del Curso Introductorio tuvo su regreso el 9 del mismo mes. Bien dispuestos todos iniciamos la segunda etapa del curso es-colar.

Enero 7-9: los alumnos del Menor tuvi-mos la oportunidad, en un ambiente de oración juvenil, de alimentar nuestro espíritu con la vi-vencia de los ejercicios espirituales. A partir del 9 de Enero continuamos en nuestro Seminario las Misas con nuestros bienhechores el primer domingo de cada mes. Qué bueno que la Provi-dencia Divina se sigue manifestando en per-sonas de buen corazón para con el Seminario. Gracias, amigos, que Dios los recompense.

Enero 10: como todos los años, fuimos anfi triones de la XXXVI Convivencia Sacerdo-tal. Verdaderamente, “qué alegría es ver a los hermanos reunidos”. Saludar y charlar con los sacerdotes amigos, disfrutar del deporte y com-partir la mesa fueron los componentes princi-pales de esta convivencia.

Por segunda vez consecutiva, el equipo ganador de futbol fue el que estuvo formado por las zonas de Nuestra Señora de la Salud y del Señor de la Piedad. ¡Felicidades campeones! Ese mismo día comenzamos los seminaristas del Menor nuestras clases con toda la intención de continuar con nuestro esfuerzo en el 2º Se-mestre. Enero 15: con la fi nalidad de prepararnos al apostolado en años venideros, recibimos en el Menor, los seminaristas de 1º y 2º de Humani-dades, un taller de catequesis.

Enero 16: para seguir cultivando el ejer-cicio físico, el amor a la naturaleza y fomentar la comunión fraterna, en el Mayor realizamos nuestro paseo a Atécuaro. Esta comunidad, pastoreada por el Padre Armando García, nos recibió con mucho gusto. Gracias a todos los fi eles de esa parroquia que nos manifestaron mucho cariño. Dios les pague. A su vez, tam-bién en este día el Curso Introductorio tuvo su paseo.

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Enero 21-22: en el Menor, unos asisti-mos al taller “Educando en el amor”, otros, los de 1º y 2º de Humanidades, siguieron con su taller de catequesis, y maestros y formadores asistieron a su reunión de Provincia en Urua-pan.

Enero 23: nuevamente, para no perder el ritmo en la formación humana fuimos los del Menor a Santiago Hundameo, donde comparti-mos la Eucaristía y la comida con la comunidad de esa parroquia.

Enero 28: como es tradición, el Semi-nario en pleno, celebramos la fi esta de Santo Tomás de Aquino, patrono de los estudios en el Seminario. La celebración consistió en la vi-vencia comunitaria de la Eucaristía, del deporte con un torneo relámpago de futbol y de básquet, donde se mostraron como ganadores los equi-pos del Menor y los teólogos respectivamente, y en el Evento Académico con la entrega de no-tas. A Santo Tomás lo admiramos, no sólo por su genial talento intelectual y fecunda produc-ción fi losófi co-teológica, sino también por su ejemplar vida de santidad.

Enero 31: para estar en contacto con los distintos Seminarios de nuestro país a nivel na-cional, los Padres Abel Mora y Adrián Rocha, participaron en la reunión nacional de Seminar-ios Menores en Cancún.

FEBRERO

Febrero 3-20: los seminaristas del Curso Introductorio tuvieron la experiencia de la in-serción parroquial.

Febrero 6: como cada mes, tuvimos la Misa con los Bienhechores de nuestro Semina rio.

Febrero 7: además del estudio cotidiano, una vez al semestre, hacemos espacio para el estudio del algún documento del Magisterio. En esta ocasión en el Mayor, estudiamos la Exhor-tación Postsinodal VERBUM DOMINI sobre la Palabra de Dios en la Vida y en la Misión de la iglesia, del Sumo Pontífi ce Benedicto XVI, im-partida por el Padre Trinidad Lomelí. Aunque fue un espacio de tiempo muy breve para ver este documento, sin embargo, salimos motiva-dos a acercarnos a esta Exhortación tan rica y con una temática trascendente.

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Febrero 13: porque nuestra familia es un pilar importante en nuestra formación, tuvimos los del Menor la oportunidad de convivir con ella en el 3er Encuentro Familiar.

Febrero 14-26: en el Menor tuvimos el momento de poner a prueba lo aprendido en este periodo de clases y checar nuestros conocimientos presentando los exámenes parciales del 2º Semestre.

Febrero 17-19: Igualmente en el Menor, para conocernos mejor como personas y aprender a convivir con los demás, tuvimos un segundo taller “Educando en el amor”.

Febrero 20: los seminaristas del Mayor tuvimos nuestro segundo Encuentro Familiar. En esta ocasión la temática giró en torno a la Importancia de la Afectividad en la vida familiar del seminarista. El tema re-sultó de mucho interés para las familias de los seminaristas, por lo cual consideramos que es de mucha ayuda seguir trabajando esta dimensión. Los del Menor, en nuestro paseo al cerro del Zirate en Quiroga, pusimos a prueba nuestra voluntad y resistencia física aprovechando ese momento para incrementar el espíritu de comunidad.

Febrero 22: con júbilo especial, en el Seminario Mayor y Menor, vivimos con toda la Arquidiócesis la Ordenación episcopal de Mons. Juan Espinoza, sacerdote de nuestro presbiterio y quien era miembro del Equipo Formador cuando fue designado Obispo. Sin duda que es un gran regalo de la Providencia para nues-tra Iglesia diocesana y un estímulo para todos. ¡Felicidades Monseñor Juan, nos congratulamos con usted! Febrero 27-4 de Marzo: los seminaristas del Menor tuvimos la Semana Cultural, oportunidad para compartir nuestras cualidades y dotes en distintas disciplinas artísticas.

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MARZO

Marzo 5: en el esfuerzo por mejorar el trabajo de la dimensión intelectual se vivió la segunda reunión de maestros de Seminarios Menores de la Provincia en Lázaro Cárdenas.

Marzo 7-12: comenzamos los segundos exámenes parciales los del Menor para valorar lo que hemos avanzado en lo intelectual.

Marzo 14-15: como ya es tradición, alumnos y formadores del Seminario en pleno tuvimos nues-tra peregrinación a Pátzcuaro. En la primera jornada pernoctamos en Huiramba y al día siguiente ya es-tábamos a los pies de la Virgen Inmaculada de la Salud. El cansancio y el ardiente sol no fueron obstáculos para mostrar una vez más nuestro amor y gratitud a la Patrona de nuestra Arquidiócesis. La Eucaristía estuvo presidida por Mons. Juan Espinoza.

Marzo 19: de manera sencilla pero con mucho corazón, celebramos el día de San José, patrono también de nuestro Seminario. Llenos de amor y esperanza pusimos nuestra gran familia, que es el Semi-nario, ante quien fue custodio de la Sagrada Familia.

Marzo 26: en ambiente espiritual, se vivió el retiro de profesores del Menor con sus familias y culminó con una convivencia divertida.

Marzo 27: para compartir y a modo de agradecimiento, se les ofreció a las catequistas de los cen-tros de apostolado que atendieron los alumnos de 3º de Humanidades y Nivelación un retiro y un convivio.

Marzo 31: los padres del Equipo Formador tuvieron su retiro espiritual en San Benito, cuyo obje-tivo fue motivarse para vivir fructuosamente la Pascua cristiana.

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ABRIL

Abril 1-3: entre diversión, convivencia y ambiente espiritual, vivieron los alumnos de 3º de Humani-dades la reunión de Provincia.

Abril 9: los seminaristas de 2º de Humanidades salieron con sus compañeros de 3º a las parroquias que atendieron para compartir la experiencia del apostolado.

Abril 13-16: para convivir e integrarnos más como comunidad, y después de meses de trabajo, los del Menor disfrutamos de unos días en el campamento de los Azufres.

Abril 17-24: cual celosos misioneros los seminaristas del Mayor nos encaminamos (por lo general de dos en dos como dice el Evangelio) a las diversas parroquias que nos solicitaron para ayudar con nuestros servicios en la Semana Santa. Enseguida pasamos unos días en nuestras casas conviviendo con nuestras fa-milias. También los del Menor salieron para colaborar en sus parroquias de origen y después pasarla con sus familias.

MAYO Mayo 7 y 15: después de unos meses de arduo trabajo de entrenamiento, los alumnos del menor demostramos nuestras habilidades en distintas disciplinas gimnásticas a familias, catequistas, amigos y com-pañeros en la presentación del festival gimnástico 2011.

Mayo 12: llenos de gratitud y amor fi lial celebramos el LV Aniversario de la Coronación Pontifi cia de nuestra Señora de Guadalupe del Seminario. Por la mañana tuvimos la celebración de la Santa Misa, presidida por nuestro Señor Arzobispo; más tarde tuvimos un encuentro deportivo. Por la tarde, por primera vez, celebramos en la Capilla del Menor el Akathistos, (celebración especial de origen ortodoxo en honor de la Santísima Virgen María, que incluye cantos y oraciones especiales). Ya por la noche disfrutamos de la tradicional kermés, en la que, además de los abundantes y exquisitos antojitos mexicanos nos divertimos con los juegos pirotécnicos y con la banda de música.

Mayo 13: festejamos como en todas partes, a nuestros maestros, con motivo de su día. Nuevamente tuvimos la Misa comunitaria que ofrecimos por todos ellos. Después de la Misa, en ambiente sencillo pero fraternal, compartimos los alimentos en los frescos jardines del Seminario.

Mayo 21: para alentar a los jóvenes que tienen alguna inquietud por el sacerdocio y para mostrar nuestra alegría de seminaristas los del Menor presentamos de nueva cuenta el festival gimnástico en Ciudad Hidalgo.

Mayo 22: en esta ocasión, los alumnos del Curso Introductorio, eligieron hacer su toma de sotana a los pies de la Virgen Inmaculada de la Salud en la Basílica de Pátzcuaro. Asistimos los alumnos del Mayor. Muchas felicidades a los hermanos de Eronga; es un paso más en su proceso. Que la sotana sea la expresión externa de su opción por Cristo Sacerdote.

Mayo 27: reunión de maestros. Puesto que la formación intelectual es una dimensión muy importante en la vida de los futuros sacerdotes se vio la necesidad de que se reunieran todos los maestros con el Equipo Formador, más ahora que se está trabajando sobre nuestro Ordo Académico. Por tal motivo, ese día refl ex-ionaron sobre el servicio docente que se ha realizado en ese curso 2010-2011. Se dieron aportes valiosos para el trabajo el mismo Ordo ya mencionado.

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Mayo 27-8 de Junio: en estas fechas abrimos espacio para los exámenes semestrales, dolor de cabeza para todo estudiante. Sin embargo, sabemos que es parte esencial de quien quiere ser representante del Di-vino Maestro. Así que con nervios, pero también con tenacidad y empeño vivimos este momento especial en la vida de nuestro Seminario. Lo bueno es que los seminaristas somos muy buenos estudiantes (¡master! = exageración). Mayo 29: en el Seminario seguimos viendo y celebrando este mes de Mayo como el mes de María, aunque somos conscientes de que nos falta potenciar esta devoción. Hubo celebraciones especiales que concluimos con un rosario solemne dirigido por nuestro Señor Arzobispo, aunando a ello la celebración del Corpus que culminó en el patio central del Menor. Mayo 30-1 de Junio: parte primordial del quehacer de nuestros formadores es evaluar y programar el trabajo que se ha realizado, por tal motivo, el Equipo Formador en pleno, se reunió para evaluar. Como en toda evaluación se encontraron luces y sombras, las que se convierten en referencias para la programación del nuevo curso escolar.

JUNIO Junio 3: en este mes del Sagrado Corazón de Jesús, patrono de la Arquidiócesis, al igual que se invita a todas las parroquias a Catedral, también todos los seminaristas fuimos en peregrinación a la misma. Es apremiante ver hoy en el Sagrado Corazón de Jesús un imperativo para contrarrestar la cultura de la muerte (negación del amor) ¡Sagrado Corazón de Jesús, perdónanos y sé nuestro Rey! Junio 4: con gratitud y espíritu de fe los alumnos de 3º de Humanidades realizaron su fi esta de clau-sura con la celebración de la Eucaristía y una cena familiar. Junio 9: de nuevo nos encontramos en Catedral, pero en esta ocasión fue para agradecer a Jesús Buen Pastor, el llamado y la Ordenación de 12 nuevos Presbíteros. Los sacerdotes son una riqueza para la Iglesia en general, pero de manera especial para nuestra Arquidiócesis. ¡Felicidades a los nuevos sacer-dotes! Junio 10 y 14: con gran alegría participamos de los Cantamisas los alumnos del Menor, primero en San Vicente el Grande, Mpio. de Maravatío, Mich. del Padre Jorge Vergara, y el 14, del Padre Luis Daniel Rubio en San Pedro Jacuaro. Ellos son formadores de nuestro Seminario. Junio 11: como todo lo que comienza termina, también nuestro curso 2010-2011 fue clausurado ese día. El acto académico se tuvo a las 5 p m; la Eucaristía a las 7 p m, y por la noche disfrutamos de la tradicional obra de teatro. El Padre Rector emitió su informe, el Señor Arzobispo agradeció a todos e invitó siempre a remar mar adentro. Junio 12-26: periodo especial. Todos los seminaristas del Mayor salimos de Misiones del 12 de Junio al 10 de Julio a distintas comunidades parroquiales. A algunos seminaristas del Menor se nos dio la oportunidad de tener la experiencia de Misiones en la parroquia de San Bartolo Cuitareo, Mich. del 12 al 26 de Junio. Una vez terminado nuestro trabajo nos fuimos de vacaciones con nuestras familias. Nos encontraremos de nueva cuenta en el Seminario el 11 de Agosto.

¡Felices vacaciones a todos!

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¡QUÉ BRUTO!- Había una vez un hombre tan bruto, pero tan bruto, que puso cubitos de hielo debajo de la videocasetera para congelar la imagen.

ENTREVISTA DE TRABAJO- ¡Sí, Señor, soy casado y tengo 9 hijas!- ¡Ah caray! En estos tiempos y con 9 hijas… nueve bocas qué mantener.- Dieciocho, porque todas son casadas.

TIERNA COMPASIÓN- Un buen hombre acude a visitar al sacerdote de su parroquia.- Señor Cura –le dice- deseo hablarle sobre la difícil situación de una familia pobre. El padre no tiene trabajo y la madre no puede tra-bajar porque tiene que criar a nueve hijos. Están hambrientos y pronto serán echados a la calle si no hay quien pague los cinco mil pesos de renta que deben. –¡Qué horror!- exclama el Señor Cura, conmovido por la preocupación del sujeto que lo visitaba, y le inquiere: ¿le puedo preguntar quién es usted? –soy el casero- le responde.

BUENA RECOMENDACIÓN- ¿Quién te recomendó que vinieras conmigo? Le pregunta el den-tista al niño que llega a su consultorio. –un amigo a quien usted le sacó una muela y no pudo ir al colegio en tres semanas.

INOCENTADA - Va por la calle una señora con su hijo y se encuentra a una cono-cida. Esta le dice: -Su hijo tiene los ojos de usted y la boca de su padre. A lo que el chiquillo responde: -y los pantalones de mi hermano.

DE BUEN HUMORPadres Antonio Cerda y Miguel Soria

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La Biblia nos dice que “un corazón alegre es una buena medicina” (Prov. 17,22). Con estas anécdotas queremos brindarte pringuitas de alegría y, por tanto, de buen humor.

¡Esperamos que te hagan sonreir y las sonsrisas te hagan mucho bien!

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Parroquia LA INMACULADA

Parroquia de la Inmaculada Concepción de la Virgen María,Morelia, Michoacán.

“he aquí la esclava del Señor,hágase en mi según tu Palabra”

Lc 1,38

San Roberto

TrentoLibrería

Centro de Evangelización “San Roberto” Librería y Casa del Sacerdote

20 de Noviembre # 570, Centro HistóricoTels. (443) 312 3444 y 312 1102

58000 Morelia, Mich.

Seminario Diocesano de MoreliaInchátiro 145, Col. Vista Bella, Morelia,Mich.

(443) 11 30 800 www.seminariodemorelia.mx

Pbro. Víctor Manuel Ramítez SalgadoCoordinador de Pastoral Vocacional Diocesana

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Bodega de Flores y

follajes naturalesAbasolo 1206, Col. Ventura Puente, Morelia, Mich.

tel y fax: 1 13 15 00 C.P. 58020

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Rey Tangaxoán 576, Col. Vista Bella, Morelia, Mich. (en contra esquina del Seminario)

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