Argumento Ilíada

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I. Peste, enviada por Apolo, en el campamento griego.

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I. Peste, enviada por Apolo, en el campamento griego.

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Canta, oh diosa, la cólera del Pelida Aquiles; cólera funesta que causó

infinitos males a los aqueos y precipitó al Hades muchas almas

valerosas de héroes, a quienes hizo presa de perros y pasto de aves—cumplíase la voluntad de Zeus—

desde que se separaron disputando el Atrida, rey de hombres, y el divino

Aquiles.I 1-5

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El adivino Calcante la atribuye al hecho de haberse negado

Agamenón a devolver su cautiva Criseida al padre de

ella, sacerdote del dios.

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Así dijo. El anciano sintió temor y obedeció el mandato. Sin desplegar los labios, fuése por la

orilla del estruendoso mar, y en tanto se alejaba, dirigía muchos ruegos al soberano Apolo, hijo de

Leto, la de hermosa cabellera: ¡Oyeme, tú que llevas arco de plata, proteges a Crisa y a la divina Cila, e imperas en Ténedos poderosamente! ¡Oh

Esmintio! Si alguna vez adorné tu gracioso templo o quemé en tu honor pingües muslos de toros o de cabras, cúmpleme este voto: ¡Paguen

los dánaos mis lágrimas con tus flechas!I 33-42

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Aquiles, en la

Asamblea

se lo

reprocha y

Agamenón

consiente

en devolver

la cautiva,

quitándole

a Aquiles la

suya,

Briseida.

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Respondióle el rey Agamemnón:

Sí, anciano, oportuno es cuanto acabas de decir. Pero este hombre quiere sobreponerse a todos los demás; a

todos quiere dominar, a todos gobernar, a todos dar órdenes,

I 285-288

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Reyerta de Aquiles y Agamenón; el primero se retira de la

lucha.

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Agamenón, por medio de los heraldos, quita Briseida a

Aquiles y luego devuelve a Criseida a su padre.

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De tal modo habló. Patroclo, obedeciendo a su amigo, sacó de la tienda a Briseida, la de hermosas mejillas, y la

entregó para que se la llevaran. Partieron los heraldos hacia las naves aqueas, y la mujer iba con ellos de mala

gana. Aquileo rompió en llanto, alejóse de los compañeros, y sentándose a orillas del espumoso mar con

los ojos clavados en el ponto inmenso ...

I 345-350

Así dijo llorando. Oyóle la veneranda madre desde el fondo del mar, donde se hallaba a la vera del padre anciano, e

inmediatamente emergió, como niebla, de las espumosas ondas, sentóse al lado de aquél, que lloraba, acaricióle con la mano y le habló de esta manera: ¡Hijo! ¿Por qué lloras? ¿Qué pesar te ha llegado al alma? Habla; no me ocultes lo

que piensas, para que ambos lo sepamos.

I 345-363

Page 10: Argumento Ilíada

En tanto, Tetis,

madre divina de

Aquiles pide a Zeus

que devuelva el

honor a su hijo,

haciendo que sin él

los griegos sean

derrotados. Zeus

consiente.

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II. Agamenón propone en la Asamblea volverse a Grecia, para probar a sus tropas;

en realidad intenta llevarlas contra Troya, pues un sueño engañoso enviado por

Zeus le promete el triunfo. Ulises logra contener la desbandada. Los griegos

marchan contra Troya y los troyanos salen a hacerles frente. Catálogo de los

griegos y los troyanos.

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Las demás deidades y los hombres que en carros combaten durmieron toda la noche, pero Zeus no probó las dulzuras del sueño,

porque su mente buscaba el medio de honrar a Aquileo y causar gran matanza junto a las naves aqueas. Al fin, creyendo que lo mejor sería enviar un pernicioso sueño al Atrida

Agamemnón ...

II 1-6

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III. Alejandro (Paris), motejado de cobarde por su hermano Héctor, decide aceptar

un duelo singular con Menelao, el marido de Helena, para decidir la guerra.

Helena muestra a Príamo, desde la muralla de Troya, los héroes griegos,

Luego, Príamo baja a la llanura para jurar con los griegos que aceptará el

resultado del combate singular.

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Cuando hubieron acabado de armarse separadamente de la muchedumbre,

aparecieron en el lugar que mediaba entre ambos ejércitos, mirándose de un modo

terrible; y así los troyanos, domadores de caballos, como los aqueos, de hermosas

grebas, se quedaron atónitos al contemplarlos.

III 340-343

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Éste se realiza, pero cuando Alejandro va a ser derrotado,

Afrodita lo salva y lo devuelve al tálamo de Helena.

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Sentados en el áureo pavimento a la vera de Zeus, los dioses celebraban consejo. La

venerable Hebe escanciaba néctar, y ellos recibían sucesivamente la copa de oro y

contemplaban la ciudad de Troya. Pronto el Cronión intentó zaherir a Hera con mordaces

palabras; y hablando fingidamente, dijo:

Dos son las diosas que protegen a Menelao, Hera argiva y Atenea alalcomenia, ...

IV 1-8

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IV. Rotura de la

tregua al disparar

una flecha contra

Menelao el

troyano Pándaro

(impulsado por

Atenea, de

acuerdo con

Zeus). Agamenón

revista sus tropas.

Comienzo de la

lucha.

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Encarándole la torva vista, exclamó el ingenioso Odiseo: — ¡Atrida! ¡Qué

palabras se escaparon de tus labios! ¿Por qué dices que somos remisos en

ir al combate? Cuando los aqueos excitemos al feroz Ares contra el

enemigo, ...

IV 349-352

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V. Hazañas de Diomedes. Mata a Pándaro y sólo por

intervención de Afrodita es salvado Eneas.

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Afrodita, herida por Diomedes, se queja a Zeus, que ríe.

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De este modo habló. Sonrióse el padre de los hombres y de los dioses, y llamando a la

dorada Afrodita, le dijo:

-A ti, hija mía, no te han sido asignadas las acciones bélicas: dedícate a los dulces

trabajos del himeneo, y el impetuoso Ares y Atenea cuidarán de aquéllas.

V 426-430

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Atenea y Hera ayudan a

los griegos; Ares

lucha con Diomedes

y huye de él, herido.

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VI. Más

hazañas de

Diomedes;

sólo

respeta a

Glauco, al

reconocers

e ambos

como

descendient

es de

antiguos

huéspedes.

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Ayante Telemonio, antemural de los aqueos, rompió el primero la falange troyana e hizo aparecer la aurora de la salvación entre los

suyos, hiriendo de muerte al tracio más denodado, al alto y valiente Acamante, hijo de Eusoro. Acertóle en la cimera del casco,

guarnecido con crines de caballo, la lanza se clavó en la frente, la broncínea punta

atravesó el hueso y las tinieblas cubrieron los ojos del guerrero.

VI 5-11

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Dijo; y Héctor obedeció a su hermano. Saltó del carro al suelo sin dejar las armas, y

blandiendo dos puntiagudas lanzas, recorrió el ejército, animóle a combatir y promovió una terrible pelea. Los teucros volvieron la

cara y afrontaron a los argivos; y éstos retrocedieron y dejaron de matar,

figurándose que algún dios habría descendido del estrellado cielo para socorrer a aquéllos;

de tal modo se volvieron.

VI 102-109

Page 26: Argumento Ilíada

— ¡Magnánimo Tidida! Por qué me interrogas sobre el abolengo? Cual la generación de las

hojas, así la de los hombres. Esparce el viento las hojas por el suelo y la selva, reverdeciendo,

produce otras al llegar la primavera: de igual suerte, una generación humana nace y otra

perece. Pero ya que deseas saberlo, te diré cuál es mi linaje, de muchos conocido. Hay una ciudad

llamada Efira en el riñón de la Argólide, criadora de caballos, y en ella vivía Sísifo Eólida, que fue el

más ladino de los hombres. Sísifo engendró a Glauco, y éste al eximio Belerofonte, ...

VI 145-155

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Así dijo. Alegróse Diomedes, valiente en el combate; y clavando la pica en el almo suelo, respondió con cariñosas palabras al pastor de

los hombres:

—Pues eres mi antiguo huésped paterno, porque el divino Eneo hospedó en su palacio al eximio

Belerofonte, le tuvo consigo veinte días y ambos se obsequiaron con magníficos

presentes de hospitalidad. Eneo dio un vistoso tahalí teñido de púrpura, y Belerofonte una

copa doble de oro, que en mi casa quedó cuando me vine.

VI 121-221

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Al pasar Héctor por la encina y las puertas Esceas, acudieron corriendo las esposas e

hijos de los troyanos y preguntáronle por sus hijos, hermanos, amigos y esposos; y él les

encargó que unas tras otras orasen a los dioses, porque para muchas eran inminentes

las desgracias.

VI 237-240

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Héctor va a salir a luchar con los griegos y se despide de

su mujer Andrómaca, que presagia su muerte.

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Héctor, ahora tú eres mi padre, mi venerable madre y mi hermano; tú, mi floreciente esposo. Pues, ea, sé compasivo, quédate en la torre —¡no hagas a un niño huérfano y a una mujer

viuda!— y pon el ejército junto al cabrahigo, que por allí la ciudad es accesible y el muro más fácil

de escalar.

VI 429-434

Contestó el gran Héctor, de tremolante casco:

—Todo esto me preocupa, mujer, pero mucho me sonrojaría ante los troyanos y las troyanas de rozagantes peplos si como un cobarde huyera

del combate;

VI 440-443

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VII. Hazañas de Héctor. Lucha de Héctor y Áyax, con

resultado indeciso. Los griegos deciden defender con un

muro el campamento y rechazar el ofrecimiento de

Alejandro de volver las riquezas que se llevó con

Helena.

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Cuando Atenea, la diosa de los brillantes ojos, vio que aquéllos mataban a muchos argivos en el duro combate, descendiendo en raudo

vuelo de las cumbres del Olimpo, se encaminó a la sagrada Ilión.

VII 17-20

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VIII. Zeus prohíbe

a los dioses

intervenir en la

lucha y truena

como augurio

favorable a los

troyanos.

Héctor arrolla a

los griegos.

Zeus no deja

intervenir a

Atenea y Hera.

Sólo la noche

salva a los

griegos.

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Eos, de azafranado velo, se esparcía por toda la tierra, cuando Zeus, que se complace en lanzar rayos, reunió la junta de dioses en la más alta de las muchas cumbres del Olimpo. Y así les habló, mientras ellos atentamente le escuchaban:

VII 1-6

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El padre Zeus, subiendo al carro de hermosas ruedas, guió los caballos desde el Ida al

Olimpo y llegó a la mansión de los dioses; y allí el ínclito Poseidón, que sacude la tierra,

desunció los corceles, puso el carro en su sitio y lo cubrió con un velo de lino. El

longividente Zeus tomó asiento en el áureo trono y el inmenso Olimpo tembló bajo sus

pies.

VIII 438-443

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IX. Áyax, Ulises y Fénix visitan a Aquiles para pedirle que

deponga su ira y acepte los presentes que como

indemnización le ofrece Agamenón. Él se niega.

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Levantóse Agamemnón, llorando, como fuente profunda que desde altísimo peñasco deja caer

sus aguas sombrías; y despidiendo hondos suspiros, habló a los argivos:

IX 13-16

Empezó a aconsejarles y arengándoles con benevolencia, les dijo:

—¡Gloriosísimo Atrida! ¡Rey de hombres Agamemnón! Por ti empezaré y en ti acabaré; ya que reinas sobre muchos hombres y Zeus te ha

dado cetro y leyes para que mires por los súbditos.

IX 95-99

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X. Durante la noche, Ulises y Diomedes se internan en el

campo troyano y dan muerte a Dolón.

Page 39: Argumento Ilíada

Eos se levantaba del lecho, dejando al bello Titonio, para llevar la luz a los dioses y a los

hombres, cuando enviada por Zeus se presentó en las veleras naves aqueas la cruel

Discordia con la señal del combate en la mano.

XI 1-6

El Atrida alzó la vez mandando que los argivos se apercibiesen, y él mismo vistió la

armadura de luciente bronce. Púsose en torno de las piernas hermosas grebas sujetas con broches de plata, y cubrió su pecho con la coraza que Ciniras le diera como presente de

hospitalidad.

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XI: Hazañas de Agamenón, que luego se retira herido de la

lucha. También Diomedes es herido por Paris y Ulises por

Soco. Los griegos retroceden; Áyax cubre la retirada.

Aquiles envía a Patroclo a que pregunte a Néstor quién es

el guerrero que trae herido. Néstor le cuenta la derrota

griega y le pide que persuada a Aquiles.

Page 41: Argumento Ilíada

En tanto, las yeguas de Neleo, cubiertas de sudor, sacaban del combate a Néstor y a Macaón, pastor de pueblos. Reconoció al

último el divino Aquileo, el de los pies ligeros, que desde lo alto de la ingente nave

contemplaba la gran derrota y deplorable fuga, y en seguida llamó, desde allí mismo, a

Patroclo, su compañero: oyóle éste, y, parecido a Ares, salió de la tienda. Tal fue el

origen de su desgracia.

XI597-604

Page 42: Argumento Ilíada

¿Cómo es que Aquileo se compadece de los aqueos que han recibido heridas? ¡No sabe en qué aflicción está sumido el ejército! Los más fuertes, heridos unos de cerca y otros de lejos,

yacen en las naves. Con arma arrojadiza fue herido el poderoso Diomedes Tidida, ...

XI 656-660

Page 43: Argumento Ilíada

Pero, ¡sálvame! Llévame a la negra nave, arráncame la flecha del muslo, lava con agua tibia la negra sangre que fluye de la herida y

ponme en ella drogas calmantes y salutíferas, que, según dicen, te dio a conocer Aquileo, instruido por Quirón, el más justo de los

Centauros. Pues de los dos médicos, Podalirio y Macaón, el uno creo que está herido en su

tienda, y a su vez necesita de un buen médico, y el otro sostiene vivo combate en la llanura

troyana.

XI 828-836

Page 44: Argumento Ilíada

XII. Lucha en torno al muro griego, defendido por los dos Áyax y por Teucro.

Héctor rompe las puertas y penetra en él.

XIII. Lucha junto a las naves. Hazañas del héroe griego Idomeneo. Los

troyanos se reorganizan y vuelven a atacar.

Page 45: Argumento Ilíada

Hay una vasta gruta en lo hondo del profundo mar entre Ténedos y la escabrosa Imbros; y al

llegar a la misma, Poseidón, que bate la tierra, detuvo los bridones, desunciólos del

carro, dióles a comer un pasto divino, púsoles en los pies trabas de oro indestructibles e

indisolubles, para que sin moverse de aquel sitio aguardaran su regreso, y se fue al

ejército de los aquivos.

XIII 32-38

Page 46: Argumento Ilíada

Zeus quería que triunfaran Héctor y los teucros para glorificar a Aquileo, el de los pies ligeros, mas no por eso deseaba que el ejército aqueo pereciera totalmente delante de Ilión, pues

sólo se proponía honrar a Tetis y a su hijo, de ánimo esforzado. Poseidón había salido

ocultamente del espumoso mar, recorría las filas y animaba a los argivos; porque le afligía

que fueran vencidos por los teucros, y se indignaba mucho contra Zeus.

XIII 347-353

Page 47: Argumento Ilíada

XIV. Agamenón propone huir, lo que rechaza Ulises. Hera engaña a Zeus,

haciéndole dormirse en el Ida; entonces Posidón marcha en ayuda de los

griegos. Áyax hace a Héctor retirarse de la lucha. Victoria griega.

Page 48: Argumento Ilíada

—¡Oh Poseidón! Socorre pronto a los dánaos y dales gloria, aunque sea breve, mientras

duerme Zeus, a quien he sumido en dulce letargo, después que Hera, engañándole,

logró que se acostara para gozar del amor.

Dicho esto, fuese hacia las ínclitas tribus de los hombres. Y Poseidón, más incitado que antes a socorrer a los dánaos, saltó en seguida a las

primeras filas y les exhortó diciendo:

—¡Argivos! ¿Cederemos nuevamente la victoria a Héctor Priámida, para que se apodere de los

bajeles y alcance gloria?

XIV 357-365

Page 49: Argumento Ilíada

XV. Huida troyana y despertar de Zeus, que renueva su prohibición de ayudar

a los griegos. En cambio, envía a Apolo a confortar y a ayudar a Héctor.

Nuevo avance troyano: Héctor se dispone a prender fuego a las naves

griegas.

Page 50: Argumento Ilíada

Tres somos los hermanos nacidos de Rea y de Cronos: Zeus, yo y el tercero Hades, que reina en los infiernos. El universo se dividió en tres

partes para que cada cual imperase en la suya. Yo obtuve por suerte habitar siempre en el espumoso y agitado mar, tocáronle a Hades las tinieblas sombrías, correspondió a Zeus el anchuroso cielo en medio del éter y las nubes;

XV 187-192

Page 51: Argumento Ilíada

XVI. Patroclo persuade a Aquiles a que lo deje vestirse su

armadura y ayudar a los griegos al frente de los

mirmidones. Él acepta, con tal de que Patroclo se limite

a alejar a los troyanos de las naves.

Page 52: Argumento Ilíada

Dando profundos suspiros, respondiste así, caballero Patroclo: —¡Oh Aquileo, hijo de Peleo,

el más valiente de los aqueos! No te enfades, porque es muy grande el pesar que los abruma. Los más fuertes, heridos unos de cerca y otros

de lejos, yacen en los bajeles—con arma arrojadiza fue herido el poderoso Diomedes Tidida; con la pica, Odiseo, famoso por su

lanza, y Agamemnón; a Eurípilo flecháronle en el muslo—, y los médicos, que conocen muchas

drogas, ocúpanse en curarles las lesiones. Tú Aquileo, eres implacable.

XVI 20-29

Page 53: Argumento Ilíada

Dijo, y Patroclo vistió la armadura de luciente bronce: púsose en las piernas elegantes grebas, ajustadas con broches de plata; protegió su pecho con la coraza labrada,

refulgente, del Eácida, de pies ligeros; colgó del hombro una espada, guarnecida de

argénteos clavos; embrazó el grande y fuerte escudo; cubrió la cabeza con un hermoso casco, cuyo terrible penacho, de crines de caballo, ondeaba en la cimera, y asió dos

lanzas fuertes que su mano pudiera blandir.

XVI 130-139

Page 54: Argumento Ilíada

Pero Patroclo lleva su ataque, tras rechazarlos, hasta la

misma Troya, que intenta tomar. Héctor lucha con él y le

da muerte; Patroclo le dice que su vez morirá a manos

de Aquiles.

Page 55: Argumento Ilíada

El gran Ayante deseaba constantemente arrojar su lanza a Héctor, armado de bronce; pero el

héroe, que era muy experto en la guerra, cubriendo sus anchos hombros con un escudo de pieles de toro, estaba atento al silbo de las

flechas y al ruido de los dardos.

XVI 358-361

Page 56: Argumento Ilíada

XVII. Lucha en torno al cadáver de Patroclo, que logran

recobrar los griegos. Antíloco es enviado a Aquiles para

darle la noticia.

Page 57: Argumento Ilíada

—¡Ayante! Ven, amigo; apresurémonos a combatir por Patroclo muerto, y quizás

podamos llevar a Aquileo el cadáver desnudo, pues las armas las tiene Héctor, de tremolante

casco.

Así dijo; y conmovió el corazón del aguerrido Ayante que atravesó al momento las primeras filas junto con el rubio Menelao. Héctor había

despojado a Patroclo de las magníficas armas y se lo llevaba arrastrado, para separarle con el

agudo bronce la cabeza de los hombros y entregar el cadáver a los perros de Troya.

XVII 120-128

Page 58: Argumento Ilíada

XVIII. Dolor de Aquiles, consolado por su madre Tetis.

Page 59: Argumento Ilíada

Así dijo, y negra nube de pesar envolvió a Aquileo. El héroe cogió ceniza con ambas

manos y derramándola sobre su cabeza, afeó el gracioso rostro y manchó la divina túnica; después se tendió en el polvo, ocupando un gran espacio, y con las manos se arrancaba

los cabellos.

XVIII 22-27

Page 60: Argumento Ilíada

Ésta encarga a

Hefesto la

fabricación de

nuevas armas para

Aquiles -de las

otras se había

apoderado Héctor-

, que son descritas

a continuación.

Page 61: Argumento Ilíada

XIX. Fin de la ira de Aquiles y reconciliación de los griegos.

Devolución de Briseida. Llanto por Patroclo. Aquiles se

prepara para entrar en batalla.

Page 62: Argumento Ilíada

—Sean testigos Zeus, el más excelso y poderoso de los dioses, y luego la Gea, Helios y las

Erinies que, debajo de la Tierra castigan a los muertos que fueron perjuros, de que jamás he puesto la mano sobre la moza Briseida

para yacer con ella ni para otra cosa alguna; sino que en mi tienda ha permanecido

intacta. Y si en algo perjurare, envíenme los dioses los muchísimos males con que

castigan al que, jurando, contra ellos peca.

XIX 258-265

Page 63: Argumento Ilíada

XX. Zeus permite a los dioses intervenir en la batalla. Eneas,

con el valor que Apolo le infunde, se enfrenta a Aquiles;

Posidón lo salva de una muerte segura. Apolo salva

igualmente a Héctor, que se enfrenta con Aquiles.

Page 64: Argumento Ilíada

Presentóse primero Eneas, amenazador, tremolando el refornido casco: protegía el

pecho con el fuerte escudo y vibraba broncínea lanza. Y el Pelida desde el otro lado fue a oponérsele. Como cuando se reúnen los hombres de todo un pueblo para matar a un

voraz león, ...

XX 161-165

Page 65: Argumento Ilíada

Tan pronto como Héctor vio a su hermano Polidoro cogiéndose las entrañas y encorvado

hacia el suelo, se le puso una nube ante los ojos y ya no pudo combatir a distancia; sino que, blandiendo la aguda lanza e impetuoso como una llama, se dirigió al encuentro de

Aquileo.

XX 419-422

Page 66: Argumento Ilíada

Sin turbarse le respondió Héctor, el de tremolante casco: —¡Pelida! No esperes

amedrentarme con palabras como a un niño; también yo sé proferir injurias y baldones.

Reconozco que eres valiente y que estoy por muy debajo de ti. Pero en la mano de los

dioses está si yo, siendo inferior, te quitaré la vida con mi lanza; pues también tiene afilada

punta.

XX 430-437

Page 67: Argumento Ilíada

XXI. Aquiles mata a

Licaón. Llena de

cadáveres el lecho del

Escamandro y el río

lucha con él, pero

Posidón y Atenea

envían a Hefesto en su

ayuda. Lucha entre los

dioses. Apolo logra

con un engaño alejar a

Aquiles y salvar a los

troyanos.

Page 68: Argumento Ilíada

XXII. Aquiles

persigue a

Héctor en

torno a la

muralla; al

final lucha

con él y le

da muerte,

ayudado

por

Atenea.

Llanto por

Héctor.

Page 69: Argumento Ilíada

Gimió el viejo, golpeóse la cabeza con las manos levantadas y profirió grandes voces y

lamentos dirigiendo súplicas a su hijo. Héctor continuaba inmóvil ante las puertas y sentía vehemente deseo de combatir con Aquileo. Y el anciano, tendiéndole los brazos, le decía en

tono lastimero:

XXII 33-37

Page 70: Argumento Ilíada

En diciendo esto, blandió y arrojó la fornida lanza. El esclarecido Héctor, al verla venir, se inclinó para evitar el golpe: clavóse aquella en el suelo, y Palas Atenea la arrancó y devolvió

a Aquileo, sin que Héctor, pastor de hombres, lo advirtiese. Y Héctor dijo al eximio Pelida:

—¡Erraste el golpe, deiforme Aquileo! Nada te había revelado Zeus acerca de mi destino

como afirmabas: has sido un hábil forjador de engañosas palabras, para que, temiéndote,

me olvidara de mi valor y de mi fuerza.

XXII 273-282

Page 71: Argumento Ilíada

XXIII. Funeral de Patroclo y juegos atléticos en su honor.

Page 72: Argumento Ilíada

—¿Duermes, Aquileo y me tienes olvidado? Te cuidabas de mí mientras vivía, y ahora que he

muerto me abandonas. Entiérrame cuanto antes, para que pueda pasar las puertas del Hades; pues las almas, que son imágenes de los difuntos, me rechazan y no me permiten que atraviese el río y me junte con ellas; y de este modo voy errante por los alrededores del

palacio, de anchas puertas, de Hades.

XXIII 69-74

Page 73: Argumento Ilíada

XXIV. Príamo, guiado por Hermes, llega a la tienda de

Aquiles a proponer el rescate del cadáver de su hijo.

Aquiles accede, pese a sus anteriores amenazas.

Page 74: Argumento Ilíada

Y cuando todos se hubieron reunido, apagaron con

negro vino la parte de la pira a que la llama había

alcanzado; y seguidamente los hermanos y los amigos, gimiendo y corriéndoles las

lágrimas por las mejillas, recogieron los blancos

huesos y los colocaron en una urna de oro, envueltos

en fino velo de púrpura.XXIV 791-796

Page 75: Argumento Ilíada

- Argumento de la Ilíada sintetizado por Fco.

Rodríguez Adrados en Introducción a

Homero (Ediciones Guadarrama 1963)

- Selección de textos de Homero para la PAU

de Murcia

-Traducción de Luis Segalá Estalella