Argumentos a Favor de Los Sentidos
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ARGUMENTOS A FAVOR DE LOS DATOS DE LOS SENTIDOS
Introducción a los argumentos
Los datos de los sentidos han sido propuestos como entidades mediadoras entre
nosotros y las cosas para explicar nuestra percepción de las mismas. Si nos limitamos al
caso de la percepción visual, el defensor de los datos de los sentidos sostendrá, por
ejemplo, que la imagen o impresión visual redonda y roja que nos formamos en la
mente al ver un tomate es un dato de los sentidos.
En la caracterización estándar de los datos de los sentidos se supone que se trata
de entidades que (i) son objetos dependientes de la mente y (ii) privados de los que (iii)
somos conscientes directamente en la percepción y que (iv) cuentan con las
propiedades que parecen tener. En definitiva, (i) significa que para los datos de los
sentidos "ser" es "ser percibido" y no pueden existir sin ser percibidos; (ii) dice que no
son accesibles sino para la propia persona que los experimenta; (iii) afirma que somos
conscientes de los datos de los sentidos sin mediación perceptiva o causal de ninguna
otra cosa y (iv) alude a que los datos de los sentidos son como parecen: tienen todas y
sólo las propiedades observables que parecen tener. Así, si el tomate me parece redondo
y rojo cuando lo percibo, la redondez y la rojez son propiedades de eso (dato de los
sentidos) de lo que soy directamente consciente cuando lo percibo. Esta propiedad se
satisface también en el caso de fenómenos como las ilusiones ópticas o las
alucinaciones. Supongamos que no hay tomates presentes (o el único que podemos ver
es verde pero parece rojo por acción de algún efecto lumínico). En la medida en que en
mi alucinación participe la imagen de un tomate rojo (o perciba como tal el que puedo
ver), las propiedades del dato de los sentidos involucradas (redondez y rojez) serían las
mismas que en el caso en que estuviera viendo un tomate rojo.
Los casos de ilusión y de alucinación muestran claramente, contra el realismo
directo, que en la percepción no somos directamente conscientes sólo de los objetos
físicos y sus propiedades.
2.-Descripción analítica de los argumentos.
A continuación presentaremos de manera sumaria una familia de argumentos que
se han utilizado en defensa de la existencia de los datos de los sentidos. Posteriormente
trataremos de condensar dichos argumentos en una única estructural argumental
atendiendo a su fundamento común.
Algunos de estos argumentos, como el de "la variación en función de la
perspectiva" nos retrotraen a Hume (Hume (1758)):
1. Puesto que nuestra experiencia sensorial (supongamos que es visual: tamaño,
forma...) cambia en función de la perspectiva (ángulo, distancia, etc) desde la que
observamos el objeto, aquello de lo que somos directamente conscientes en la
percepción cambia.
2. El objeto externo real no cambia en ese momento.
3. Por tanto, aquello de lo que somos directamente conscientes en la percepción
no es el objeto real.
El argumento de la ilusión óptica: el palo recto que parece doblado al ser
sumergido en el agua.
1. Cuando vemos un palo recto sumergido en agua, lo vemos (lo percibimos)
doblado.
2. No hay ningún objeto físico relevante doblado en dicha situación.
3. Por tanto, en dicha situación vemos algo que no es físico.
El argumento de la alucinación:
1. En determinada situación vemos (somos conscientes directamente de) cerdos
con alas volando frente a nuestra ventana.
2.- No hay cerdos alados volando en dicha situación.
3. Por tanto, aquello que vemos en dicha situación no son objetos reales.
El argumento de la doble visión:
1. En el caso de la doble visión, vemos dos cosas.
2. Sólo hay un objeto físico relevante en dicha situación.
3. Por tanto, en el caso de la doble visión, vemos algo no físico.
El argumento del lapso temporal:
Puesto que siempre hay un retraso temporal entre un suceso que acontece en el
mundo y nuestra percepción del mismo, podemos recurrir al siguiente argumento
basado en la observación de objetos muy distantes. Piénsese en el caso de las estrellas
distantes años luz de nosotros que seguimos observando a pesar de haber dejado de
existir hace tiempo.
1. En dichas situaciones percibimos estrellas en el momento de la observación.
2. En el momento de la observación dichas estrellas no existen como objetos
físicos.
3. Por tanto, en dicha situación no percibimos objetos físicos.
El argumento de la naturaleza ilusoria de las cualidades secundarias:
Si sostenemos, como muchos filósofos han hecho, que las denominadas
"cualidades secundarias" tales como los colores, olores, sabores y sonidos no existen en
el mundo fuera de nosotros; podemos utilizar el siguiente argumento (ciñéndonos al
caso de los colores) para presentarlas como propiedades de los datos de los sentidos:
1. Todo lo que vemos (directamente) tiene color.
2. Ningún objeto físico tiene color.
3. Por tanto, todo lo que vemos directamente es no-físico.
Todos los argumentos anteriores sirven para concluir que aquello de lo que somos
directamente conscientes en la percepción no es un objeto físico real. Las premisas de
todos los argumentos remiten a propiedades que no cambian o no se satisfacen o no
existen en el objeto real, pero sí en lo que vemos directamente, o remiten a objetos que
no existen que percibimos directamente. En definitiva todos los casos considerados
involucran situaciones de percepción "no verídica" de las cosas, esto es, situaciones en
las que las cosas nos aparecen visualmente de cierta forma no siendo de hecho de esa
forma.
Atendiendo a este fundamento común, la anterior familia de argumentos puede ser
condensada como sigue:
Arg. I
1. En los casos de percepción no verídica, los objetos o propiedades que
distinguimos en lo que percibimos directamente no coinciden con los objetos y
propiedades reales que distinguimos en los objetivos físicos exteriores.
-----------------------------------------------------------------
2. Por tanto, en los casos de percepción no verídica, no percibimos directamente
los objetos físicos exteriores.
Dado que en los casos de percepción no verídica percibimos algo, podemos
extraer como conclusión adicional:
3. En los casos de percepción no-verídica, percibimos directamente algo no-físico.
Puesto que para el defensor de los datos de los sentidos eso no-físico de lo que
somos conscientes directamente son, precisamente, los datos de los sentidos, para éste
la conclusión es obvia:
4. En el caso de la percepción visual no verídica nosotros vemos directamente
datos de los sentidos.
Ahora bien, lo que se ha establecido hasta el momento es que los datos de los
sentidos permiten explicar los casos de percepción no verídica, pero queda pendiente la
cuestión relativa a los casos de percepción verídica y, por tanto, todavía no ha sido
completada un explicación satisfactoria de la percepción visual en términos de los datos
de los sentidos. El argumento utilizado por los teóricos de los datos de los sentidos es el
siguiente:
Arg. II
1. Los casos de percepción verídica, en los que las cosas de nuestro entorno son
como las percibimos, pueden ser cualitativamente indistinguibles (indiscernibles) de
los casos en que no lo son (percepción no verídica).
2. Bastan los casos de percepción no verídica para garantizar que lo que
directamente percibimos son datos de los sentidos.
---------------------------------------------------------------
3. Por consiguiente, los casos de percepción verídica también garantizan que lo
que directamente percibimos son datos de los sentidos.
Es fácil ver como se pueden combinar los dos argumentos anteriores para obtener
la siguiente conclusión adicional:
En definitiva, siempre que vemos, percibimos directamente datos de los
sentidos.
3.- Comentarios.
3.1. Es obvio que la validez de Arg. I descansa en la Ley de Indiscernibilidad de
los Idénticos, mientras que la aceptabilidad de Arg. II descansa en una serie de
supuestos que tiene interesantes implicaciones filosóficas que consideraremos
brevemente a continuación.
Lo que subyace a la premisa 1. de Arg. II es la asunción del defensor de los datos
de los sentidos de que para todo caso de percepción visual verídica p, en el que un
objeto exterior que es F es visto por el agente como siendo F, hay una posible
experiencia perceptiva p*, cualitativamente idéntica a p, que el agente experimenta a
pesar de que no haya nada en el mundo que sea F, porque el cerebro del agente está
artificialmente estimulado para crear dicha impresión. A su vez este supuesto descansa
en el siguiente principio: Si una cadena causal de sucesos conduce a un efecto E,
entonces toda serie de sucesos que duplique el último miembro de dicha cadena causal,
también producirá E, al margen de si los miembros anteriores son duplicados de la
cadena original.
La instanciación de dicho principio mediante estados mentales que son duplicados
permite dar cuenta de la indiscernibilidad de los datos de los sentidos correspondientes
a percepciones verídicas o a simples alucinaciones.
Ahora bien, si en todos los casos de percepción, sea verídicas o no, lo que está
delante de nuestra mente son datos de los sentidos indistinguibles por sí mismos en
cuanto a su veracidad tenemos un problema: ¿cómo saber que no padecemos
alucinaciones?
Se trata de una versión del clásico problema cartesiano que Moore aborda en su
epistemología (Moore (1910)). Moore explora tres vías, ninguna de las cuales es
completamente satisfactoria:
-El Realismo Directo. Supone renunciar a los datos de los sentidos.
-Analizar la percepción verídica (frente a la no verídica) en términos de datos de
los sentidos que están relacionados por una relación R (causal o de otro tipo) a los
objetos materiales. Pero si todo lo que percibimos directamente son datos de los
sentidos ¿cómo podemos saber que hay algo en la relación R con ellos?
-Reducir el discurso sobre objetos materiales al discurso sobre datos de los
sentidos. Esto conlleva todos los problemas derivados de identificar las cosas con
sensaciones.
3.2. La aceptabilidad de la conclusión 3. de Arg. II radica además en el supuesto
de que la mejor explicación para dar cuenta de la indistinguibilidad de lo que vemos
directamente en situaciones de percepción normal y de percepción no verídica es que en
ambos casos nos encontramos ante entidades del mismo tipo, esto es, datos de los
sentidos.
3.3. Alguien podría objetar al argumento del lapso temporal que nosotros
realmente no percibimos directamente un dato de los sentidos sino rayos de luz. Ahora
bien, en la medida en que hay un lapso temporal, por muy pequeño que sea, entre los
sucesos exteriores y nuestra percepción de ellos; en general, se podría concluir que no
percibimos directamente nada exterior. Esta inferencia depende de la asunción de que
nada puede ser percibido a menos que exista al mismo tiempo en que es percibido.
3.4. El argumento de la variación en función de la perspectiva establece que los
datos de los sentidos no son nunca idénticos a las superficies de los objetos. Si rotamos
un objeto o giramos en torno a él percibiremos directamente distintas imágenes del
objeto con distintas propiedades en función de la perspectiva; pero puesto que el objeto
no cambia, en estricta lógica, a lo sumo una de esas imágenes puede coincidir con la
superficie del objeto. Moore aborda el problema de la pluralidad de percepciones
asociada a un mismo objeto en un ejemplo (Moore (1910)) en el que describe la
situación en la que sostiene un sobre blanco en su mano frente a los estudiantes de su
clase; cada uno de ellos ve el mismo sobre pero lo percibe de manera diferente a los
demás en tamaño y forma dependiendo de su posición y de la distancia a la que se
encuentra del sobre. Por tanto, también a lo sumo un alumno percibirá directamente una
imagen que es idéntica al sobre que Moore muestra a sus estudiantes. Puesto que en
ambos casos es implausible pensar que una de las imáges percibidas directamente es
idéntica al objeto o a la superficie del objeto, Moore y otros defensores de los datos de
los sentidos, concluyen que las imágenes percibidas directamente son distintas en todos
los casos al objeto, siendo, por supuesto, datos de los sentidos que tenemos ante la
mente en situaciones normales de percepción. Ahora bien, la pluralidad de datos de los
sentidos diferentes que perciben los alumnos del ejemplo o el agente que gira en torno a
un objeto requiere la asunción de un principio cuya plausibilidad es cuando menos
discutible: "Siempre que te parezca que algo es de determinada manera, estás viendo
algo que es de esa manera."
Referencias Bibliográficas:
Hume, D. (1758), An Enquiry Concerning Human Understanding.
Moore, G. E (1910), Some Main Problems of Philosofphy. New York Mcmillan,
1953.
Soames, S. (2003), Philosophical Analysis in the Twenty Century: The Dawn of
Analysis, Vol. 1. Priceton: Princeton University Press.
Huemer, Michael, "Sense-Data", The Stanford Encyclopedia of Philosophy (Spring 2005 Edition), Edward N. Zalta (ed.), URL = <http://plato.stanford.edu/archives/spr2005/entries/sense-data/>