Arlt

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Juguete rabioso. El robo estético “Un deseos infinito de inmortalizarnos con el nombre de delincuentes” … “robar era acción bella y meritoria” – club de ladrones. (43) Desbalijar casas deshabitadas: “Después de almorzar, a la hora en que las calles están desiertas, discretamente trajeados -simulacro- salíamos a recorrer las calles de Flores o Caballito” … “Donde un cartel anunciaba una propiedad en alquiler nos dirigíamos a solicitar referencias; compuestos los modales y compungido el rostro -simulacro- parecíamos los monaguillos de Caco.” … “Una vez que nos habían facilitado las llaves con objeto de conocer las condiciones de habitabilidad de las casas en alquiler, salíamos presurosos.”(43) “Aún no he olvidado la alegría al abrir las puertas. Entrábamos violentamente; ávidos de botín recorríamos las habitaciones tasando de rápidas miradas –mirada tasadora- la calidad de lo robable” … “trabajábamos instigados de cierta jovialidad dolorosa, un nudo de ansiedad detenido en la garganta, y con la presteza de los transformistas en las tablas, riéndonos sin motivo, temblando por nada” (44) “Nuestras herramientas -herramientas- de trabajo eran una pequeña llave inglesa, un destornillador y algunos periódicos para empaquetar lo hurtado.” (43) “El lugar de reencuentro era siempre la trastienda de un plomero (…) El patizambo revisaba meticulosamente nuestro hatillo … con paciencia desesperante calculaba y descalculaba, hasta terminar

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Juguete rabioso.El robo esttico

Un deseos infinito de inmortalizarnos con el nombre de delincuentes robar era accin bella y meritoria club de ladrones. (43)

Desbalijar casas deshabitadas:Despus de almorzar, a la hora en que las calles estn desiertas, discretamente trajeados -simulacro- salamos a recorrer las calles de Flores o Caballito Donde un cartel anunciaba una propiedad en alquiler nos dirigamos a solicitar referencias; compuestos los modales y compungido el rostro -simulacro- parecamos los monaguillos de Caco. Una vez que nos haban facilitado las llaves con objeto de conocer las condiciones de habitabilidad de las casas en alquiler, salamos presurosos.(43)

An no he olvidado la alegra al abrir las puertas. Entrbamos violentamente; vidos de botn recorramos las habitaciones tasando de rpidas miradas mirada tasadora- la calidad de lo robable trabajbamos instigados de cierta jovialidad dolorosa, un nudo de ansiedad detenido en la garganta, y con la presteza de los transformistas en las tablas, rindonos sin motivo, temblando por nada (44)Nuestras herramientas -herramientas- de trabajo eran una pequea llave inglesa, un destornillador y algunos peridicos para empaquetar lo hurtado. (43)

El lugar de reencuentro era siempre la trastienda de un plomero () El patizambo revisaba meticulosamente nuestro hatillo con paciencia desesperante calculaba y descalculaba, hasta terminar por ofrecernos la dcima parte de lo que vala lo robado a precio de costo. (44)

La garra:

no se vaya a creer que circunscribamos nuestras hazaas slo a casas desalquiladas. Quines como nosotros para el ejercicio de la garra!

Avizorbamos continuamente las cosas ajenas. En las manos tenamos prontitud fabulosa, en la pupila la presteza de ave de rapia mano-mirada-. Sin apresurarnos y con la rapidez con que cae un jerifalte sobre cndida paloma, caamos nosotros sobre lo que no nos perteneca.Si entrbamos en un caf y en una mesa haba un cubierto olvidado o una azucarera y el camarero se distraa, hurtbamos ambas; y ya en los mostradores de cocina o en cualquier otro recoveco, encontrbamos lo que creamos necesario para nuestro comn beneficio.

No perdonbamos taza ni plato, cuchillos ni bolas de billar, y bien claro recuerdo que una noche de lluvia en un caf muy concurrido, Enrique se llev bonitamente un gabn y otra noche yo un bastn con puo de oro. (45)

Nuestros ojos giraban como bolas y se abran como platos investigando su provecho, y en cuanto distinguamos lo apetecido, all estbamos sonrientes, despreocupados y dicharacheros, los dedos prontos y la mirada bien escudriadora, para no dar golpe en falso como rateros del tres al cuarto. (45)En comercios: En los comercios ejercitbamos tambin esta limpia habilidad, y era de ver y no creer cmo engatusbamos a los mozuelos que atienden el mostrador en tanto que el amo duerme la siesta Con un pretexto u otro, Enrique llevabael muchacho a la vidriera de la calle, para que le cotizara precio de ciertos artculos, y si no haba gente en el despacho yo prontamente abra una vitrina y me llenaba los bolsillos de cajas de lpices, tinteros artsticos, y slo una vez pudimos sangrar de su dinero a un cajn sin timbre de alarma, y otra vez en una armera llevamos un cartn con una docena de cortaplumas de acero dorado y cabo de ncar. (45)

La alegra de robarCuando durante el da no habamos podido hacernos con nada, estbamos cariacontecidos, tristes de nuestra torpeza, desengaados de nuestro porvenir.

Entonces rondbamos malhumorados, hasta que se ofreca algo con qu desuqitarnos.

Mas cuando el negocio estaba en auge y las monedas eran reemplazadas por los sabrosos pesos, esperbamos a una tarde de lluvia y salamos en automvil. Qu voluptuosidad entonces recorrer entre cortinas de aguas las calles de la ciudad! Nos repantigbamos en los almohadones mullidos, encendamos un cigarrillo, dejando atrs las gentes apuradas bajo la lluvia, nos imaginbamos que vivamos en Pars, o en la brumosa Londres. Sobamos en silencio, la sonrisa posada en el labio condescendiente.

Despus, en una confitera lujosa, tombamos chocolate con vainilla, y saciados regresbamos en el tren de la tarde, duplicadas las energas por la satisfaccin del goce proporcionado al cuerpo voluptuoso, por el dinamismo de todo lo circundante que con sus rumores de hierro gritaba en nuestras orejas: Adelante, adelante! (46)Tenemos que formar una verdadera sociedad de muchachos inteligentes

Jubilosos de abochornar el peligro con bofetadas de coraje, hubiramos querido secundarlo con la claridad de una fanfarria y la estrepitosa alegra de un pandero, despertar a los hombres para mostrar qu regocijo nos engrandece las almas cuando quebrantamos la ley y entramos sonriendo en el pecado. (54)El club de los caballeros de la media noche:

Como es de rigor no podamos carecer de lugar donde reunirnos y le denominamos, a propuesta de Lucio, que fue aceptada unnimemente, el Club de los Caballeros de la Medianoche

Dicho club estaba en los fondos de la casa de Enrique, frente a una letrineja de muros negruzcos y revoques desconchados, y consista en una estrecha pieza de madera polvorienta, de cuyo techo de tablas pendan largas telas de araa. (46)

Para que nada faltara en el susodicho club, haba tambin un Diario de Sesiones en el que se consignaban los proyectos de los asociados, y tambin un sello, un sello rectangular que Enrique fabric con un corcho y en el que se poda apreciar el emocionante espectculo de un corazn perforado por tres puales.

Dicho diario se llevaba por turno, el final de cada acta era firmado, y cada rbrica llevaba su sello correspondiente.

Hay una serie de propuestas en el Diario de Sesiones que apuntan a perfeccionar los robos que venan realizando. Entre ellas: Propuesta de Enrique. el club debe contar con una biblioteca de obras cientficas para que sus cofrades puedan robar y matar de acuerdo a los ms modernos procedimientos industriales. Adems, despus de pertenecer tres meses al Club, cada socio est obligado a tener una pistola Browning, guantes de goma y 100 gramos de cloroformo. El qumico oficial del Club ser el socio Silvio. (48)

El aprendizaje ratero tiene esta ventaja: darle sangre fra a uno, que es lo ms necesario para el oficio. Adems la prctica del peligro contribuye a formarnos hbitos de prudencia. (48)El dinero del robo y sus usos:

As vivamos das de sin par emocin, gozando el dinero de los latrocinios, aquel dinero que tena para nosotros un valor especial y hasta pareca hablarnos con expresivo lenguaje. () S, el dinero adquirido a fuerza de traceras se nos finga mucho ms valioso y sutil, impresionaba en una representacin de valor mximo, pareca que susurraba en las orejas un elogio sonriente y una picarda incitante. No era el dinero vil y odioso que se abomina porque hay que ganarlo con trabajos penosos, sino dinero agilsimo, una esfera de plata con dos piernas de gnomo y barba de enano, un dinero truhanesco y bailarn, cuyo aroma como el del vino generoso arrastraba a divinas francachelas. (49)

nos nimbaba un halo de soberbia y audacia. Soberbia de saber que al conocerse nuestras acciones hubiramos sido conducidos ante un juez de instruccin. (49)Simulacro:

Ms arriba en la descripcin del desvalijamiento de las casa en alquiler hay una descripcin del uso del simulacro.

As conversbamos en torno de la mesa del caf, sombros y gozosos de nuestra impunidad ante a gente, ante la gente que no saba que ramos ladrones, y un espanto delicioso nos apretaba el corazn al pensar con qu ojos nos miraran las nuevas doncellas que pasaban, si superan que nosotros, tan atildados y jvenes, ramos ladrones Ladrones!... (50)

y quin va a sospechar de unos muchachos. (54)

Los sentidos en el robo a la biblioteca:

Podamos escuchar nuestras anhelantes respiraciones. Lucio involuntariamente apag la linterna y esto, aunado al espanto primero, nos retuvo en la posicin de acecho, sin el atrevimiento de un gesto, con las manos temblorosas y extendidas.

Los ojos taladraban esa oscuridad, parecan escuchar, recoger los sonidos insignificantes y postreros. Aguda hiperestesia pareca dilatarnos los odos y permanecamos como estatuas, entreabiertos los labios a la expectativa. (57)

Repentinamente el espanto lleg a su colmo y me transfigur.

Dejaba de ser el nio aventurero; se me envararon los nervios, mi cuerpo era una estatua ceuda rebalsando de instintos criminales, una estatua erguida sobre los miembros tensos, agazapados en la comprensin del peligro.(60)

Ahora le escuchbamos ms prximo, y sus pasos retumbaban en mis odos, comunicando la angustia del tmpano atentsimo al temblor e la vena.

Erguido, con ambas manos sostena la palanca encima de mi cabeza, presto para todo, dispuesto a descargar el golpe y en tanto escuchaba, mis sentidos discernan con prontitud maravillosa el cariz de los sonidos, persiguindolos en su origen, definiendo por sus estructuras el estado psicolgico del que los provocaba. (60)

Los siete locos:

Ser ladrn:

Saba que era un ladrn. Pero la categora en que se colocaba no le interesaba. Quizs la palabra ladrn no estuviera en consonancia con su estado interior. (163)

Conoci horas muertas en las que hubiera podido cometer un delito de cualquier naturaleza, sin que por ellos tuviera la menor nocin de su responsabilidad. Lgicamente, un juez no hubiera entendido tal fenmeno. Pero l ya estaba vaco, era una cscara de hombre movida por el automatismo de la costumbre. (163)

Acontecimiento:

Si continu trabajando en la azucarera no fue para robar ms cantidad de dinero, sino porque esperaba un acontecimiento extraordinario inmensamente extraordinario- que diera un giro inesperado a su vida y lo salvara de la catstrofe que vea acercarse a su puerta. (163)Una existencia en la cual el maana no fuera la continuacin del hoy con su medida de tiempo, sino algo distinto y siempre inesperado. (164)

Robar: cuando defraud los primeros veinte pesos se asombr con la facilidad con que se poda hacer eso, quizs porque antes de robar crey tener que vencer una serie de escrpulos que en sus actuales condiciones de vida no poda conocer. Decase luego: -Es cuestin de tener voluntad y hacerlo, nada ms.

Y eso aliviaba la vida, con eso tena dinero que le causaba sensaciones extraas porque nada le costaba ganarlo. Y lo asombroso para Erdosain no consista en el robo, sino que no se revelara en su semblante que era un ladrn simulacin?-. Se vio obligado a robar porque ganaba un mensual exiguo. (166)Cuando tuvo la idea, cuando una pequeita idea lo cercior de que poda defraudar a sus patrones, experiment la alegra de un inventor. Robar? Cmo no se le haba ocurrido antes? (166, ver tambin pgina 187)

El dinero que robaba y sus usos:Y Erdosain se asombr de su incapacidad llegando hasta reprocharse falta de iniciativa, pues en esa poca sufra necesidades de toda naturaleza, a pesar de que diariamente pasaban por sus manos crecidas cantidades de dinero.