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R e s u m e nLa alimentación y la nutrición determinan en parte el riesgo de enfermar y morirpor enfermedades crónicas no transmisibles, categoría que incluye el cáncer, lasenfermedades cardiovasculares y la diabetes. Se estima que la dieta, la nutricióny otros factores alimentarios dan cuenta de cerca de 30% de la carga de enfermedadpor cáncer en los países industrializados. Existen diversas recomendaciones parareducir este riesgo dadas por organizaciones internacionales y nacionales vinculadascon la prevención del cáncer y otras enfermedades crónicas. Estas guías establecenque la alimentación debe ser variada y rica en productos vegetales, por lo menos,con cinco porciones de verduras y frutas por día, se debe mantener un índice demasa corporal entre 18,5 y 25 kg/m2 y adoptar un estilo de vida activa, que incluyaactividad física, por lo menos, 30 minutos al día.La evidencia actual basada en estudios de intervención sobre conducta alimentariasugiere que es poco probable que la educación por sí sola aporte cambios en elcomportamiento alimentario y que las intervenciones integrales tienen mayorposibilidad de ser efectivas, ya que pueden tener impacto sobre toda la población.Los programas que incluyen a todos los miembros de una comunidad ofrecen,teóricamente, el mejor método para lograr cambios alimentarios en una población,lo cual no excluye realizar a la vez intervenciones a nivel individual.
Estas intervenciones deben incluir lo siguiente:• Establecer un contacto directo entre los educadores y el público, inclusive los
consumidores.• Identificar los factores críticos que determinan el mayor riesgo de cáncer y laimplementación de programas o políticas públicas que faciliten los cambios deseados.
• Establecer objetivos y metas concretas para lograr los cambios deseados en elcomportamiento alimentario.
• Utilizar métodos personalizados y proveer retroalimentación sobre el progresoque los individuos o grupos hayan logrado, idealmente suministrando sugerenciassobre cómo mejorar la eficacia.
• Orientar actividades alrededor de las prácticas de la alimentación para una mejor salud (por ejemplo, comprar y cocinar verduras y, luego, degustar lo preparado).
• Identificar y tomar en cuenta las preferencias en el aspecto y el sabor de losplatos que se recomiendan.
Los esfuerzos realizados con el fin de cambiar los hábitos dietéticos deben teneren cuenta el efecto de las promociones publicitarias y de mercadeo de la industriade alimentos e incluir regulaciones o incentivos. Las estrategias deben sermultisectoriales y comprometer a todos los sectores relacionados con la producción,el procesamiento, la preservación y el consumo de los alimentos (alianzaspúblico/privada) siempre que haya intereses y valores compartidos.
Annie Anderson
Ricardo Uauy
Isabelle Romieu
Agradecemos a
Dora Loria
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Evidencias científicas sobre el papel etiológico de la alimentación en la aparición de ciertos tumores
Los alimentos y la dieta se consideran los principales factores relacionados con el comportamiento que
influyen en la aparición de enfermedades crónicas no transmisibles, en particular, el cáncer, las enfermedades
cardiovasculares y los accidentes cerebrovasculares (1). Diversos aspectos de la alimentación se han
considerado potencialmente peligrosos para la salud humana, incluso los avances biotecnológicos como la
irradiación o las modificaciones genéticas de los alimentos, con escasa pruebas hasta el momento que
sustente las hipótesis de un posible riesgo. Se ha descrito un cierto número de sustancias carcinogénicas
que pueden estar presentes en los alimentos y aumentar el riesgo de padecer la enfermedad. Entre los
carcinógenos potenciales más importantes en la dieta occidental, se encuentran las nitrosaminas, las
aminas heterocíclicas y los hidrocarburos policíclicos aromáticos.
El grupo EPIC (Estudio Europeo Prospectivo sobre Cáncer, Dieta y Salud) ha compilado información detallada
sobre la concentración de estas sustancias en los alimentos (2). Sin embargo, la mayor contribución al riesgo
de cáncer no proviene de la ingestión de los carcinógenos sino del aumento del riesgo asociado a la obesidad
y a los cambios dietéticos propios de la vida occidental: alimentación rica en calorías (proveniente de
grasas y azúcar) y pobre en frutas y verduras.
Dieta Annie Anderson
Ricardo UauyIsabel Romieu
Ejemplos de sustancias carcinógenas en los alimentos
- Hidrocarburos policíclicos aromáticos en alimentos ahumados o asados- Aflatoxinas en aráquidos (maní o cacahuates) o en el maíz (almacenados en condiciones de humedad)- Compuestos N-nitrosos (nitrosaminas) provenientes de nitritos (sal) y aminas de los aminoácidos - Acetaldehídos derivados del etanol propio de las bebidas alcohólicas- Acrilamida en alimentos, ricos en carbohidratos, fritos o cocinados en el horno a temperaturas altas
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La pirámide alimentaria
Recientemente, la pirámide alimentaria tradicional ha sido modificada conservando la forma triangular pero incluyendo el ejercicio físico como ingrediente clave de una vida saludable. La nueva pirámide está "cortada" en seis porciones verticales, que representa una categoría de alimentos (cereales, vegetales, frutas, aceites, lácteos y carnes, pescado y frutas secas). Para resaltar la importancia del ejercicio físico, la pirámide tiene sobre su lado izquierdo, un hombre subiendo unos peldaños. El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos ha puesto a disposición un sistema que permite conocer, por medio de 12 pirámides, los requerimientos nutricionales de cada persona de manera individualizada según su edad, sexo y actividad física (www.mypyramid.gov). Es recomendable que los diversos países latinoamericanos adopten y adapten estas pirámides con las modificaciones necesarias teniendo en cuenta la disponibilidad de alimentos, los patrones de consumo, los métodos de cocción y las diferencias en los hábitos alimentarios respecto a los de Estados Unidos, puesto que los hábitos alimentarios y las actividades son muy particulares y regionales.Los temas relacionados con desnutrición energético-proteica, deficiencias de micronutrientes y el sobrepeso requieren atención prioritaria mediante la prevención y las campañas de promoción de la salud.
Fuente: Pirámide alimenticia, Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (United States Department of Agriculture - USDA), 2005.
Cereales Vegetales Frutas Lácteos Carne yLegumbres Aceites
Realice 30 minutos (o más)de actividad física
moderada a vigorosa
Limite la cantidad de grasay azúcar adicional a menos
de 265 calorías por día
La mitad de los cereales que coma deberían ser integrales.
Varíe su selección de verduras.Coma verduras de color verde oscuro, color naranja y almidones todas las semanas.
Para tener más fibra, coma la fruta entera o cortada en vez de jugo.
Tome leche o yogurt sin grasa o con bajo contenido de grasa
Elija los cortes de carne que tengan menos grasa. Los frijoles secos (como frijoles secos, de soja o pinto) también son una fuente de proteínas.
Para reducirel riesgo de enfermedades cardiacas, coma alimentos con bajo contenido de grasas saturadas, transgrasas y colesterol
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Se estima que los factores alimentarios están relacionados hasta 30% en la aparición de tumores en los
países industrializados. Las estimaciones más recientes muestran un efecto ligeramente menor; sin
embargo, la alimentación representa un factor relevante en la etiología de esta enfermedad y la dieta aparece
en el segundo lugar, después del tabaco, en la lista de causas evitables del cáncer, en los países desarrollados.
La influencia de la dieta y la nutrición es específica para el tipo y el sitio de los tumores malignos. Por ejemplo,
los tumores del sistema hematopoyético (como las leucemias) probablemente no dependen de la alimentación
en forma significativa, mientras que los tumores más frecuentes, como los de mama, colon y recto, están
influenciados fuertemente por la alimentación y la nutrición (3). La incidencia y la mortalidad por cáncer en
las distintas partes del mundo presentan una variación importante, en parte relacionada con los patrones
alimentarios y los diferentes estilos de vida. En general, las incidencias son globalmente más elevadas en
los países más industrializados. La etiología del cáncer y el papel de los alimentos fueron re examinados en
el World Cancer Research Fund (4) por el Departamento de Salud del Reino Unido (5) y recientemente resumidas
por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización para los Alimentos y la Agricultura (FAO)
(1). El tipo de evidencia que se usa para evaluar la relación entre la alimentación y el cáncer va desde las
comparaciones de prevalencia de cáncer entre países, los datos sobre poblaciones emigrantes, los estudios
de casos y controles, y los seguimientos de cohortes, hasta los ensayos clínicos aleatorios controlados en
algunos casos. Existe consenso en que estos últimos no pueden usarse como prueba esencial en la mayoría
de los cánceres para llegar a conclusiones respecto al efecto de factores complejos como la alimentación,
que comprende una amplia gama de sustancias bioactivas. Más aún, si se tomara el modelo de las pruebas
aleatorias controladas como única evidencia válida, las personas deberían someterse a dietas controladas
por largos periodos, en algunos casos desde la infancia, y ser controladas por 30 a 50 años para poder realizar
una evaluación sobre el efecto de la dieta en la
presentación de cáncer.
Los estudios sobre la relación entre dieta y
cáncer han ido evolucionando y tomando en
cuenta de mejor forma los sesgos propios de
los estudios observacionales y aun los corres-
pondientes a los estudios de cohorte. Por esto,
se han observado diferencias notables en la
manera de ver esta relación según la localización
tumoral. Por ejemplo, los datos actuales de
países industrializados sugieren que el tumor
de mama está asociado a la obesidad y a un
consumo de alcohol moderado y no, como se
pensaba en el pasado, que dependía del con-
sumo de grasa saturada. Las pruebas son
menos claras en cuanto al rol protector de las
frutas y verduras. En América Latina, los datos
sugieren que el consumo de carbohidratos de
absorción rápida (azúcar) incrementa el riesgo
de cáncer mamario (6).
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En el caso de los tumores colorrectales, el sobrepeso, la obesidad y el consumo elevado de alcohol y carnes
rojas pueden favorecerlos en forma importante, mientras que el consumo alto de verduras, ácido fólico y
calcio aparece como factor protector (1). Se han realizados algunos estudios aleatorios controlados de
intervención alimentaria, principalmente para evitar la recidiva de adenomas. Sin embargo, los resultados
(incidencia de recidivas de los adenomas) no han sido los esperados (9). Esto ha llevado a reexaminar el
verdadero papel de la alimentación en las distintas etapas de la enfermedad, la importancia de tal o cual
ingrediente de un modo específico o general y los diferentes momentos de la vida en los que un cambio
en la dieta podría tener mayor influencia en prevenir o retrasar el desarrollo del tumor.
Existe gran cantidad de evidencia sobre el papel del sobrepeso y la obesidad (incluso el aumento de peso en la
edad adulta) junto a una escasa actividad física, como factor importante en el desarrollo de diversos cánceres (10,
11). Los resultados de los estudios observacionales sugieren que el aumento del consumo de energía, el límite en
el consumo de alcohol y el consumo suficiente y equilibrado de frutas y verduras, ayuda a reducir la incidencia
general de cáncer (1, 4, 5). El tipo de dieta recomendada para una buena salud es similar a la dieta de los países
mediterráneos y asiáticos. Estos patrones alimentarios incluyen una serie de sustancias protectoras, con un alto
contenido de antioxidantes provenientes de verduras, frutas y del aceite de oliva, y de algunos alimentos ricos en
vitaminas A y C (12). La evidencia del papel etiológico de distintas dietas y hábitos alimenticios (por ejemplo, un
consumo elevado de carnes rojas, alimentos perecederos mal conservados, aditivos, plaguicidas y cocción a
temperaturas elevadas) en el aumento del riesgo general de cáncer parecen menos claros, si bien la relación entre
un bajo consumo de fibra en la dieta y un alto riesgo de cáncer colorrectal parece estar respaldada (13, 14).
Algunos consumidores sostienen que los suplementos alimenticios constituyen un camino más fácil para
obtener una nutrición óptima, que los cambios en el patrón dietético. Sin embargo, la OMS y el World
Cancer Research Fund (4) concuerdan en que los suplementos "no son necesarios y no contribuyen a reducir
el riesgo de cáncer" y, además, que es improbable que sean capaces de sustituir el amplio espectro de
componentes biológicamente activos presentes y aún por identificar en verduras y frutas (15). Más aun, las
relaciones epidemiológicas observadas frente a niveles plasmáticos de caroteno o ácido ascórbico no han
Ejemplos de estudios en América Latina
1. Dieta y cáncer de mamaSe ha observado en mujeres mexicanas que el consumo de carbohidratos, y, en particular carbohidratos de absorción rápida, se asocia con un incremento significativo del riesgo de cáncer mamario. En mujeres con un consumo alto de fibra, el impacto del consumo de azúcar se vio aminorado (6). Estos datos fueron corroborados en un estudio posterior que reveló también una importante disminución en el riesgo de cáncer de mama en mujeres con un nivel de consumo alto de folatos y vitamina B12 (7). Con base en estos resultados, se recomendó a las mujeres mexicanas una dieta baja en azúcares refinadas, refrescos y pan blanco, y rica en fibra, frutas y verduras.
2. Consumo de mate y cáncerEn ciertas regiones del Cono Sur (Argentina, sur de Brasil y Uruguay), algunos estudios epidemiológicos han asociado el consumo elevado de mate caliente con el aumento del riesgo para ciertos cánceres de la vía aérea y digestiva, entre los que se destaca especialmente, el cáncer de esófago (8). Como conseguencia de los diversos estudios, la Agencia Internacional de Investigaciones en Cancer ha clasificado al consumo de mate caliente, y no al mate en sí mismo, como probablemente carcinógeno para humanos (Grupo2A ).
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sido confirmadas al proveer estos nutrientes en forma aislada. La evidencia sugiere que son los alimentos
ricos en estos nutrientes los que tienen el efecto benéfico, pero no los nutrientes en forma aislada.
Las recomendaciones de la American Cancer Society (ACS) para reducir el cáncer por medio de la dieta
sugieren (16):
- seguir una dieta variada, rica en productos de origen vegetal (que incluya, por lo menos, cinco porciones
de fruta o verdura por día);
- mantener un peso satisfactorio a través del curso de la vida (índice de masa corporal entre 18,5 y
25 kg/m2 para los adultos);
- adoptar un estilo de vida físicamente activo (actividad moderada por 30 minutos o más, cinco días
por semana para los adultos y 60 minutos o más durante cinco días por semana para niños y adolescentes).
Factores culturales e individuales en el comportamiento alimentario
Los factores individuales y ambientales que definen la conducta alimentaria y la adoptada frente a la actividad
física son difíciles de modificar. Se han realizado múltiples esfuerzos y numerosas estrategias de intervención
para lograr dichos cambios, inclusive políticas nacionales, acciones a nivel individual y de apoyo familiar o
de trabajo con la comunidad. Estas acciones para inducir cambios a cualquiera de estos niveles son, a su
vez, afectadas por programas en los otros niveles y por las políticas públicas en términos generales. Por
ejemplo, el aumento de la disponibilidad de refrigeración ayudó a reducir el riesgo de tumores de estómago
(probablemente al disminuir el consumo de alimentos preservados mediante el salado y permitir que las
familias dispongan de frutas y verduras frescas, que aportan vitamina C y otros factores protectores en
forma sostenida) (4). Sin embargo, la mejoría de la refrigeración en el hogar no ocurrió por regalar heladeras
a la gente sino, más bien, por el mejoramiento de la condición socio-económica de la comunidad que les
permitió comprar heladeras. Este tipo de cambios en la evolución del cáncer refuerza la importancia del contexto
económico y social, tanto respecto al desarrollo económico y social como a las desigualdades en el acceso
a la salud dentro de los países.
Además, cualquier intervención o programa debe tomar en consideración el contexto social de la alimentación,
el papel que la dieta juega en afianzar la identidad cultural de una población, los placeres asociados a los
alimentos (que van desde los festejos familiares hasta la satisfacción del apetito) y su rol en la vida cotidiana,
en la que constituyen verdaderos ritos y costumbres de los pueblos (17). Más aún, las intervenciones
alimentarias presuponen que existe acceso a los alimentos saludables, además de una mayor conciencia
sobre la salud, los riesgos de enfermedad y cómo evitarlos en la práctica.
Posibles enfoques para modificar el comportamiento
alimentario a la luz de las recomendaciones actuales
Las actuales recomendaciones alimentarias están destinadas a poblaciones en su conjunto y los individuos
que las componen, más que a los subgrupos dentro de la población que tienen un mayor riesgo de desarrollar
cáncer, es decir, los denominados 'en riesgo' (4). Como es el caso para todos los cambios en el comportamiento,
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ningún método único es efectivo para modificar los hábitos de una población; es necesario emplear una
serie de estrategias dirigidas a distintos grupos de población y a individuos en particular. En el siglo pasado,
la promoción de cambios alimentarios se concentró en la difusión de la información. Teóricamente se
individualizaron cinco niveles fundamentales para actuar sobre los estilos de vida: intrapersonal (individual),
interpersonal, institucional u organizativo, comunitario y a nivel general de políticas públicas (18). Así, las acciones
de intervención sobre la población que tienen en consideración factores psicológicos individuales y
perspectivas sociales (circunstancias de vida) brindan un escenario apropiado para actuar (ver el capítulo
Comportamiento y cambios en la salud).
Las intervenciones que modifican la conducta alimenticia con el fin de lograr una reducción efectiva del riesgo
de cáncer deben sostenerse a largo plazo, promoviendo la permanencia de los cambios alimenticios por un
periodo relativamente prolongado. En general, es poco frecuente que los programas de intervención incluyan
dentro de sus objetivos mantener los cambios y, menos aún, que prevean la evaluación de la persistencia
de los cambios favorables en la conducta alimentaria una vez concluido el periodo de acción intensa de toda
intervención. Las intervenciones sobre la dieta dirigidas a una disminución del riesgo de cáncer pueden ocasionar
otros cambios favorables en la salud. La dieta aconsejada para prevenir las cardiopatías es pobre en grasas
(en particular, pobre en grasas saturadas) y relativamente rica en hidratos de carbono complejos, frutas y
verduras, y es parecida a la dieta recomendada para prevenir el cáncer. Los primeros trabajos sobre la eficacia
de las intervenciones alimentarias se enfocaron en la reducción de los factores de riesgo cardiovasculares
como indicadores de cambios en la dieta (por ejemplo, disminución del colesterol en suero como consecuencia
de un menor consumo de grasas saturadas). En la próxima sección presentaremos ejemplos de algunos
aspectos de la discusión a través de los estudios resumidos.
Estrategias para lograr modificaciones dietéticas
dirigidas a la comunidad
Los programas de intervención se concentran habitualmente sobre una población geográfica en particular
(por ejemplo, una región, un pueblo o una zona rural) y operan dentro de contextos diversos como escuelas,
lugares de trabajo, negocios o mercados locales e iglesias, e incluyen la colaboración y el acuerdo entre
sectores públicos, privados y del voluntariado. Tales programas tienen en cuenta las innovaciones locales,
los cambios en los estilos de vida y de la actividad física, y pueden ser dirigidos por personal de la salud o
no serlo. Una acción comunitaria global debe incluir todos los elementos de intervención en la comunidad
y, además, tener el apoyo y el soporte económico de programas y políticas más amplias a nivel nacional.
Por ejemplo, para mejorar la calidad de la dieta que se consume, se puede favorecer el consumo de verduras
y frutas de acuerdo con las guías alimentarias, a través de una política de precios de venta al consumidor.
Otro ejemplo es el establecimiento de regulaciones sobre la publicidad de los alimentos, especialmente la
propaganda agresiva dirigida a los niños y las políticas nacionales sobre el establecimiento de los menús en
las escuelas públicas. Estas iniciativas nacionales facilitan el acceso a las opciones saludables e invitan a
elegir alimentos saludables ya que son, además en este caso, los de precio más conveniente.
Ambos enfoques incluyen un elemento de "educación" respecto a la elección de alimentos apropiados, pero
no hay pruebas de que esta estrategia de aumentar el nivel de conciencia lleve a cambiar el comportamiento
alimentario en forma sostenible. La evidencia concreta sobre la eficacia o la efectividad de los programas
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que pretenden cambiar la dieta como resultado de intervenciones globales en la comunidad es muy limitada.
Varios programas (por ejemplo, en Minesota y Pawtucket, en Estados Unidos) no lograron establecer cambios
significativos en el tipo de dieta ni en la cantidad de alimentos ingeridos (19). El proyecto guiado por Pekka
Puska en Finlandia, en la provincia de Carelia del Norte (20), es un ejemplo interesante de éxito de una
intervención en una comunidad; se lograron cambios importantes en el tabaquismo y en el consumo de
grasa saturada, y mejoraron el consumo de verduras y frutas y las actitudes de los ciudadanos sobre las
opciones saludables. Estos cambios en la conducta alimentaria se asociaron con reducciones significativas
en la prevalencia de las enfermedades cardiovasculares y cáncer (21). A pesar de esto, es difícil llegar a la
conclusión de que los cambios en el comportamiento y sus efectos sobre la salud se deban solamente a
la eficacia del programa de intervención. En la población control, también se presentaron cambios similares,
presumiblemente debido a la "contaminación" o extensión de las actividades de prevención a través de la
difusión no planificada; por ejemplo, por medio de las organizaciones nacionales actuantes en distintas partes
del país. Además, ciertas tendencias temporales (cambios económicos y sociales) pueden haber facilitado
el impacto de la intervención y esto podría no replicarse fácilmente en otro lugar. Si bien el estudio de
Carelia del Norte es un importante modelo de cambio, es necesario adoptar cierta cautela en la interpretación
de los resultados y en la posible transferencia de los mismos a otras regiones. El proyecto de Carelia del
Norte se apoyó de manera importante en las organizaciones de la comunidad (como las ONG, las escuelas
y los servicios de salud) para influir sobre las políticas sociales. Puska (22) también puso en evidencia la
necesidad de abordar aspectos más generales que las intervenciones públicas para el éxito del programa.
Esto incluyó: la colaboración intersectorial (por ejemplo, políticas agrarias y sanitarias), el establecimiento
de una única agencia para coordinar los esfuerzos, asegurar la participación de la industria en la producción
de alimentos saludables y una serie de políticas reguladoras como el etiquetado de los alimentos y las políticas
de precios. Las estrategias de comunicación que hacen uso de la teoría de innovación-difusión (promoción
del conocimiento, persuasión, decisión y confirmación) también se consideraron una parte importante para
lograr cambios efectivos en la conducta. Otros programas comunitarios no han tenido éxito en lograr cambiar
los hábitos alimentarios; es necesario trabajar más sobre cómo mejorar el diseño y la evaluación de nuevos
proyectos a nivel de la comunidad (23, 24).
Abordajes a nivel individual para las modificaciones alimentarias
Numerosas intervenciones, realizadas con el objetivo prioritario de modificar el comportamiento individual,
han tenido un efecto modesto sobre el estilo de vida. Las acciones de intervención generalmente son más
exitosas en modificar hábitos alimentarios en poblaciones en alto riesgo o en las ya afectadas por enfermedades,
que en las poblaciones sanas (25).
Resultados de intervenciones eficaces
La mayoría de los estudios de intervención tiene resultados a corto plazo que indican que un cambio
eficaz es posible, pero los efectos a largo plazo no son siempre claros o predecibles o, por lo menos,
no lo son hasta el momento.
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Evitar la obesidad
Los individuos con mayor riesgo de transformarse en obesos son los que ya tienen sobrepeso. Los Instituos
Nacionales de la Salud de los Estados Unidos (NIH) (26) hizo una revisión de 86 estudios aleatorios controlados
sobre la alimentación y la pérdida de peso, y concluyó que existe evidencia sólida y consistente de que por
medio de una dieta de bajo contenido calórico puede lograrse en 3 a 12 meses una disminución promedio
del 8% del peso inicial y que esta pérdida provoca una disminución significativa de la grasa abdominal. En
términos de iniciativas colectivas, se han realizado muchos esfuerzos para que el público tenga conciencia
de los problemas de salud asociados a la obesidad, de las causas y el manejo de la enfermedad.
Sin embargo, pese a la amplia cobertura de los medios, las tasas de obesidad, por lo menos en Europa,
Estados Unidos y Latinoamérica, están en continuo aumento; son pocas las pruebas exitosas en los programas
de prevención. Se reconoce ampliamente que las escuelas son el lugar óptimo para las acciones de inter-
vención, pero son pocos los datos que demuestran la eficacia de las campañas en el ámbito escolar.
Un estudio realizado en Singapur (27) demostró una disminución en la prevalencia de obesidad de 16,6% a
14,6% de 1992 al 2000, entre estudiantes de 11 a 12 años y una disminución similar, del 15,5% al 13,1%,
entre estudiantes de 15 a 16 años en un período de 8 años. En una revisión de intervenciones para la
prevención de la obesidad en niños, sólo un estudio (Planet Health) mostró una disminución neta del grupo
sobre el que se intervino (y sólo en las niñas) respecto del control (28). Esta intervención preveía un aumento
de la actividad física y una educación alimentaria (29).
Un estudio más reciente en el ámbito escolar informó efectos favorables de la intervención sobre el índice
de masa corporal en niños pero no en las niñas (30). Los expertos concluyeron que los datos sobre la eficacia
de las intervenciones tienen limitaciones y que se requieren estudios bien diseñados que examinen la
costo-efectividad de un amplio tipo de intervenciones. Luego de un estudio realizado en escuelas urbanas
y rurales chilenas, que mostró una prevalencia de obesidad y de sobrepeso, y consumo bajo de frutas y verdura
y lácteos y un consumo alto de productos industrializados, se implementó un programa de intervención
nutricional con material interactivo (una guía para profesores y para estudiantes) (31).
Aumento de consumo de frutas y verduras
Dos informes de intervenciones dirigidas a aumentar el consumo de frutas y verduras (25, 32) dieron resultados
similares. En Estados Unidos, la Agency for Healthcare Research and Quality, agencia que investiga la atención
de la salud y su calidad, realizó una revisión de 104 artículos (provenientes de 92 estudios independientes).
Se concluyó que las intervenciones en la dieta enfocadas a aumentar el consumo de frutas y verduras, con
mayor efecto sobre las frutas, lograron una disminución neta en el consumo de grasas totales y de grasas
saturadas, con respecto a los controles (25). El aumento promedio del consumo de fruta y verdura fue de
0,6 porciones por día. Por otro lado, los Instituos Nacionales de la Salud de los Estados Unidos (NIH) y el
Instituto Nacional de Cáncer (NCI) de Estados Unidos informaron que las intervenciones sobre el comportamiento
y los servicios de alimentación en las escuelas básicas tuvieron un efecto positivo sobre la ingestión de frutas
y verduras por parte de los alumnos (29). Los estudios demostraron que es posible lograr cambios en la alimentación
escolar y reforzar los hábitos dietéticos saludables enseñados en las aulas. El aumento promedio fue de
0,62 porciones por día y se logró un aumento de 1,68 porciones por día en el mejor de los casos.
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Las acciones de intervención en los adultos en lugares de trabajo, iglesias, hogares o en los ambientes sociales
fueron factibles y se lograron cambios en la disponibilidad y el consumo de frutas y verduras. El aumento promedio
fue de 0,48 porciones por día y el caso más alto fue de 0,85. Tanto las intervenciones en las escuelas como las
realizadas sobre adultos lograron mejores resultados en el consumo de frutas que en el de verduras.
Los análisis de los resultados adelantados por la Agency for Healthcare Research and Quality (25) indicaron
que las intervenciones fueron más efectivas en lograr un aumento de la cantidad de fruta consumida por
los niños y de verduras en el caso de los adultos. Es más, las intervenciones en poblaciones con mayor
riesgo de enfermar mostraron con mayor frecuencia aumentos estadísticamente significativos en el consumo
de frutas y verduras, con respecto a los encontrados con acciones sobre la población en general. Por ejemplo,
los seis estudios realizados en poblaciones en riesgo fueron efectivos, mientras que sólo 8 de 14 estudios
en la población general mostraron efectos significativos sobre la cantidad de fruta consumida. Una diferencia
ligeramente menor (5 de 7 estudios sobre poblaciones en alto riesgo y 5 de 14 estudios sobre población
general) mostraron un aumento en el consumo de verduras.
Una alimentación saludable y variada
Las revisiones hechas por Roe et al. (33) sobre alimentación saludable mostraron que los estudios de mejor
calidad en su diseño, en los cuales se midieron los efectos sobre la dieta, lograron algún resultado favorable.
El impacto logrado con mayor frecuencia fue el cambio en la ingestión de grasa; la revisión crítica de los
datos demostró una disminución entre 1% y 4% de las calorías provenientes de grasa, en las intervenciones
a largo plazo sobre población en general. De forma similar, los estudios de mejor calidad llevados a cabo en
las escuelas, lugares de trabajo y en los consultorios médicos demostraron una reducción en los niveles de
colesterol plasmático de 2% a 10%. La mayoría de los estudios de intervención en la población general no
mostraron efectos sobre la colesterolemia. Las mayores reducciones en la grasa ingerida (10% a 16% de
la energía total) y del colesterol plasmático (7% a 10%) se lograron en individuos muy motivados que formaban
parte de programas más intensivos. El programa de Carelia del Norte, en Finlandia (20), obtuvo cambios
significativos en la alimentación, incluso un aumento del consumo de leche descremada y de aceite vegetal
y una disminución del consumo de manteca, con una disminución de las enfermedades coronarias.
Además, el consumo de verduras aumentó de 20 kg por persona por año en 1970, a 66 kg en 1994, con
aumentos similares también para las frutas.
A la fecha, no existen datos publicados sobre este tipo de intervenciones en poblaciones latinoamericanas.
Métodos y características de las intervenciones eficaces
No se conoce un solo programa de intervención (sea de población o individual) que por sí solo pueda cambiar
el comportamiento alimentario. Se considera que la educación sanitaria es necesaria, pero no suficiente por
sí sola, para asegurar el éxito de las intervenciones. A continuación se hace una descripción detallada de
los métodos y las características de las acciones efectivas de intervención.
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Evitar la obesidad
Los Instituos Nacionales de la Salud de los Estados Unidos (NIH) (26) recomendaron para lograr una reducción
de peso, disminuir la ingestión de grasas para disminuir las calorías. Además, recomendó una dieta planificada
de modo individual con un déficit energético de 500 a 1.000 kcal por día. También estableció que una
combinación de la reducción en calorías con un aumento en la actividad física resultaba en una mayor pérdida
de peso (10).
Junto a esta combinación debe realizarse una terapia de comportamiento que tenga en cuenta la disposición
del individuo a poner en práctica el programa de pérdida de peso y que desarrolle sus motivaciones para
promover su cumplimiento.
Los resultados actuales sobre la eficacia de los programas de control de peso (la prevención del aumento
o la promoción de su disminución) con el objetivo de prevenir la obesidad (34, 35), ponen de manifiesto
cambios que involucran a la familia del paciente asociados con:
- apoyo de personal formado en un grupo de trabajo,
- técnicas de modificación de los hábitos y
- desarrollo de actividades físicas.
Para lograr mantener el peso, la literatura sugiere utilizar, cuando sea posible, modalidades a largo plazo que
permitan un mayor contacto entre el paciente y el médico (35).
En Singapur, el programa de prevención de la obesidad en niños (27) se basó en el concepto de "en forma y en
línea" (fit and trim) dirigido a corregir la alimentación y el estado físico por medio de un método multidisciplinario
que incluía los estudiantes con sobrepeso, sus padres, sus docentes y el personal escolar. Se incluyó la educación
alimentaria en el programa escolar y se controlaron los alimentos y bebidas vendidas en las escuelas.
Una revisión crítica de las intervenciones dirigidas a la prevención del aumento de peso en personas de todos
los pesos y edades (36) reveló sólo un estudio (un ensayo controlado y aleatorio) que logró resultados significativos
sobre el peso. Esta intervención (37) incluía un programa por correspondencia y varios métodos para el cambio
de comportamiento, que incluía una clara definición de las metas, la autovigilancia y un enfoque personalizado
frente a las contingencias que ocurrieran. Pese a que se han sugerido varias acciones de intervención para la
prevención de la obesidad, las pruebas de su eficacia sobre la población son débiles, porque demostraron poco
efecto y por no haber sido bien evaluadas. Tales vacíos indican la necesidad de perfeccionar el diseño y la
evaluación de las intervenciones sobre la población en forma global, especialmente aquéllas dirigidas a modificar
Características alimentarias por considerar para bajar de peso
• Cantidad total de energía ingerida• Cantidad de nutrientes• Composición de macronutrientes• Gusto de los alimentos• Composición de la comida
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Comunicaciones Educación sobre quéalimentos comprar
Boletines informativos Promoción de comprasalimentos saludables
Colaboraciones Comprometera la industria
Comités consultoresde empleados
Coaliciones comunitarias
Acción enel ambiente
Comedores estudiantiles Cambios en el camponutricional
Sesiones educativas
Mayorcompromiso
Compromiso de los padres Actividades y materialesdirigidos a la familia
Asesores en salud, educadoresde igual nivel social
Ejemplos del programa de trabajo de intervenciónde "cinco porciones por día" en Estados Unidos
Actividad Escuelas Lugares de trabajo Comunidades WIC* e Iglesias
En el lugar
Medios
Colaboradoresde la comunidad
Diversos
Actividad en clases
Campaña comercialen la escuela
Diócesis, consejerospedagógicos, comisionesciudadanas para controlen las escuelas
Mercadeo social con lasescuelas, supermercados, etc.
Lanzamiento del evento
Medios, manualesde autoayuda, guíade recursos disponibles
Centros sanitarios,pequeñas empresas,empleadoresdel sector público
Regalos
Apoyo del sacerdote y la iglesia
Material impresoy recordatorios visuales
Lugares para el programa,administradores localesde la salud, servicioscooperativos anexos
Correspondencia personalizada
*WIC (Women infance and children), programa especial de alimentación suplementaria para las mujeres, adolescentes y niños
los ambientes "obesogénicos". El modelo ANGELO para entender los ambientes obesogénicos, descritos por
Swinburn et al. (38), subraya la importancia de los aspectos materiales (lo que hay disponible), económicos
(los costos), políticos (las regulaciones) y socioculturales (actitudes y creencias) para establecer las prioridades
para la investigación y en las intervenciones.
Aumentar la ingestión de frutas y verduras
Muchas iniciativas locales y comunitarias en gran escala se lanzaron para incentivar el consumo de frutas y
verduras en, por lo menos, "cinco porciones por día". Estas incluyen, en Estados Unidos, un acuerdo
público-privado de gran escala entre la Produce for Better Health Foundation y los Instituos Nacionales de
la Salud de los Estados Unidos (NIH) (32). Los principales aspectos de los programas fueron los de difundir
el mensaje de las cinco porciones diarias a través de campañas de publicidad y de promoción novedosas
(incluyendo la publicidad de la industria y la creación de relaciones con los puntos de difusión de la información
para brindar nuevos estímulos) y los de desarrollar el programa en una amplia variedad de puestos de
trabajo, escuelas y comunidades. Pueden verse ejemplos en el recuadro siguiente.
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Los investigadores de los Instituos Nacionales de la Salud de los Estados Unidos (NIH) (32) encontraron que
los mejores indicadores para predecir la capacidad de cambiar la dieta son la toma de conciencia de la
recomendación de comer cinco o más porciones de vegetales, los gustos y la capacidad individual para
lograr comer frutas y verduras en diversas situaciones.
La Agency for Healthcare Research and Quality (25) también encontró la ayuda proveniente de los componentes
sociales (por ejemplo, la familia o los educadores) asociada a mayores aumentos en el consumo de frutas
y verduras. Por ejemplo, los cinco estudios que incluyeron un componente de apoyo social demostraron un
aumento estadísticamente significativo en la ingestión de frutas y verduras, mientras que en sólo 9 de 17
estudios en los cuales no hubo apoyo social se obtuvieron resultados semejantes (ver recuadro siguiente) (39).
En grupo Controlarse el peso mutuamente, conformar grupos de autoayuda
Estrategias para el apoyo social en los programas de cambios alimentarios
Ayuda Ejemplos
En las parejas
En familia
Identificar acciones personales de la pareja; acordar ayuda práctica
Actividades grupales, interacciones familiares que influyan en el consumo de alimentos
Los estudios tendientes a fijar objetivos y actividades en la dieta (por ejemplo, preparación de la comida, probar,
comer) produjeron aumentos significativos del consumo de frutas y verduras con mayor frecuencia; sin embargo,
el aumento no fue mayor que el medido en los estudios en los cuales no se aplicaban dichas técnicas.
Una alimentación saludable y variada
Si bien las intervenciones sobre el patrón de consumo alimentario difieren en los distintos ambientes (escuelas,
universidades, lugares de trabajo, centros de asistencia sanitaria, comunidades, bares y supermercados), todas tienen
en común aspectos educacionales destinados a aumentar la toma de conciencia sobre la elección apropiada de
los alimentos. La necesidad de mejorar la disponibilidad y variedad de alimentos, afrontando también el costo y la
aceptabilidad de una dieta saludable. En general, los métodos actuales toman en consideración teorías de
comportamiento, de motivación y educativas. La intervención en la comunidad de Carelia del Norte en Finlandia
(20), incluía teorías de innovación-difusión y de mercadeo social para delinear programas de cambios en el estilo
de vida a nivel de la comunidad, inclusive acciones sobre la alimentación colectiva y una educación alimentaria dirigida
particularmente a los servicios de protección de la salud de madre y el niño.
Roe et al. (33) sugirieron que para lograr intervenciones más eficaces para promover una dieta sana en las escuelas,
los lugares de trabajo, los centros sanitarios y la comunidad debían concentrarse en modificar sólo la alimentación
y la actividad física. Las intervenciones más efectivas en estos ambientes se basan en la teoría de cambios de
comportamiento que pueden, por ejemplo, estimular la formulación de objetivos claros. Otras características
asociadas a la eficacia incluían algunos contactos personales individuales o en pequeños grupos, la participación
familiar y un régimen personalizado. En fin, las intervenciones eficaces se caracterizaron también por la promoción
de cambios en el ámbito local (por ejemplo, en el sector de servicios de alimentación colectiva) y por múltiples
contactos por periodos largos.
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Áreas en que falta información y temas que requieren de más investigación
Este informe se ha concentrado en el cambio de comportamiento alimentario. Es necesario definir el impacto
de estos cambios sobre el perfil de la salud y la enfermedad, pero se necesita el seguimiento de los cambios
por varias décadas para recolectar suficientes datos; más aún, los estudios aleatorios controlados sobre
dieta y actividad física no son tan fáciles de llevar a cabo como los estudios de drogas. Se requiere un trabajo
considerable sobre el diseño y la evaluación de acciones de intervención complejas y uno de los mayores
desafíos es planificar, identificar, documentar y reproducir los programas de intervención (40). Medir el
impacto de las acciones de intervención sobre la comunidad es complicado. Es difícil identificar indicadores
específicos y pueden necesitarse muchos años para obtener resultados en la población.
Evitar la obesidad
Con el objeto de estimar los aspectos preventivos, se requieren evaluaciones a largo plazo de los programas
que incluyan los siguientes elementos (1):
- Mantener una actividad física regular durante toda la vida
- Minimizar el consumo de alimentos con alto contenido en grasas y azúcares
- Mantener una dieta rica en verduras, legumbres, frutas y cereales integrales
- Minimizar el consumo de bebidas altamente energéticas
- Evitar porciones demasiado abundantes y ricas en calorías
- Promover la lactancia materna como alimentación óptima de los niños
- Promover la alimentación equilibrada de la madre y del niño para evitar un retraso del crecimiento y el desarrollo
Teóricamente, la manera de difundir estos mensajes debe incluir un abordaje de la comunidad, que permita
también la evaluación de métodos individuales, e indicadores colectivos. El balance costo/beneficio de cada
método debe evaluarse plenamente.
El prevenir el aumento de peso en la edad adulta, evitar el sobrepeso, evitar la obesidad y mantener el peso
actual (por ejemplo, evitar el aumento de peso si el índice de masa corporal está entre 18,5 y 25 kg/m2)
deben considerarse junto al tratamiento del sobrepeso y de la obesidad. Es necesario evaluar el efecto de
estos enfoques a lo largo del curso de la vida (en ambientes escolares, en los cuidados prenatales, en lugares
de trabajo y actividades después de la jubilación) para desarrollar abordajes globales.
Aumentar la cantidad ingerida de frutas y verduras
El seguimiento de los programas de intervención, en general, es demasiado corto para poder determinar si
los cambios alimentarios favorables se mantienen en el tiempo. Existe la necesidad de identificar intervenciones
eficaces para incrementar el consumo de verduras. Como en todas las intervenciones alimentarias, hay que
estar atento y evitar que los cambios en la dieta no ocasionen un aumento en la ingestión calórica total
como ocurriría, por ejemplo, si las cinco porciones por día se agregan a la dieta en lugar de sustituir
componentes alimentarios menos saludables, como las bebidas azucaradas o los almidones refinados.
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La alimentación en general
Los mejores ejemplos de cambios alimentarios globales provienen de la experiencia de los países del norte
de Europa (41). Éstos sirven para recordarnos que la promoción de cambios en el régimen alimentario no
se logra sólo con programas de educación sanitaria y acciones individuales, sino que es necesaria la participación
de la comunidad, el compromiso de las industrias y la actuación y el seguimiento de estrategias por parte
de políticas nacionales. Es difícil evaluar la capacidad de transferencia de las estrategias aplicadas de un país a otro.
Puska (22) menciona que la industria alimenticia cumple un papel importante por su influencia en la elección
de alimentos sanos, en los estilos de vida y en los productos que se comercializan internacionalmente. La
industria puede tener un impacto negativo o contribuir en forma positiva desarrollando alimentos más saludables;
por ejemplo, con intención positiva, generar productos con bajo contenido en grasas o comidas listas para
el consumo basadas en frutas y verduras o, con intención negativa, promover el consumo excesivo de
alimentos altamente energéticos y bebidas azucaradas (42) (ver recuadro siguiente).
Promoción por parte de la industria alimenticia de alimentosricos en calorías y bebidas azucaradas
Uso del abordaje "relación calidad-precio"- Porciones abundantes de alimentos ricos en calorías- Ofertas de compra "gratuitas" ("lleve dos, pague uno")- Tarjetas/sistemas de fidelidad
Promociones- Patrocinar deportes, manifestaciones de actividades de niños exploradores (scouts)- Canjear bonos de industrias alimenticias por instrumentos musicales, equipos de deportes, computadoras- Usar una imagen conocida para la publicidad, por ejemplo, personajes de Disney- Regalos en los paquetes de cereales para desayuno- Publicidad televisiva durante las horas de programas infantiles
Instalación en las escuelas de equipos de refrigeración y distribuidores automáticos de productos ricos en azúcar (bebidas) o pasabocas basados en grasas dulces y saladas
Los mensajes públicos adecuados, el uso de etiquetas con la composición de los alimentos y de paneles
publicitarios sobre la nutrición (43) también pueden constituir una forma útil de colaboración entre la industria
y los demás sectores. Limitar el impacto de la industria alimenticia en definir los hábitos dietéticos puede
requerir medidas fiscales como la introducción de impuestos a los alimentos con alto contenido en azúcares
(44) o grasas, o establecer restricciones publicitarias. Es necesario evaluar estos enfoques en términos de
la eficacia para ayudar a los consumidores a seleccionar una alimentación equilibrada y sana.
Son necesarias las evaluaciones de la eficacia de los diversos procesos, su impacto en la elección de los alimentos y sobre
su consumo, los resultados sobre la salud a largo plazo y la relación costo-efectividad. Muchas intervenciones son
polivalentes y es difícil distinguir el efecto de las partes individuales del efecto de la suma de todas las acciones.
Los efectos sobre la salud ligados al consumo de alimentos genéticamente modificados (y otras nuevas
tecnologías), queda aún como un área de investigación importante para el futuro.
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Afiches en materia de nutrición: el ejemplo del logo para el sodio(Heart Foundation de Nueva Zelanda)http://www.heartfoundation.org.nz
- Los productores de alimentos cuyos productos satisfacen las normas nutricionales establecidas están autorizados a exponer sobre sus etiquetas el logo: "Elige el producto tildado" (pick the tick).
- El logo es usado por el 59% de los compradores para elegir alimentos saludables.
- Se estimula a las compañías agroalimentarias a reformular los productos cuando no cumplen con las reglas y a desarrollar nuevos productos específicamente para satisfacer dichos criterios.
- Entre julio de 1998 y junio de 1999, el logo estimuló a las compañías alimenticias a suprimir 33 toneladas de sal, aproximadamente, reformulando y formulando 23 tipos de panes, cereales para el desayuno y margarinas (43).
- Los cereales para el desayuno mostraron una reducción en el contenido de sodio de 378 mg por cada 100 g de producto (61%), aproximadamente. El contenido de sodio en el pan disminuyó 123 mg por 100 g (26%) y en la margarina, de 53 mg por cada 100 g (11%).
- El logo "Elige el producto tildado" es considerado por la industria alimenticia un buen medio para la comercialización de productos alimenticios y constituye un incentivo para mejorar el valor nutricional de los alimentos.
- El logo sobre los productos aprobados no sólo sirve como una "marca de alimento sano" para los consumidores, sino que puede influenciar la formulación de productos sin tener que sacrificar gusto o calidad.
- Los alimentos individuales que se promueven con este logo tienen que insertarse en el ámbito de una dieta sana y equilibrada, y no pueden por sí solos ofrecer todas las propiedades nutricionales requeridas.
Conclusiones y recomendaciones
Las intervenciones descritas en esta publicación son relevantes en el contexto de la prevención del
cáncer y, también, en relación con otras enfermedades crónicas, como la enfermedad coronaria y
los accidentes cerebrovasculares. En el momento de organizar las actividades y de evaluar los resul-
tados de las intervenciones en la dieta, es importante considerar la salud global y las causas de
muerte y discapacidad por cualquier causa como parte del resultado.
Si se considera al modelo de Carelia en Finlandia como base para un cambio alimentario, es eviden-
te que se necesita acción en tres niveles diferentes. El primer nivel representa la política nacional y
la legislación, como se ilustra en el recuadro correspondiente.
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Reivindicaciones en materia de nutrición Mejor comprensión de la relación entre alimentacióny salud
Restricciones sobre la publicidad, la promocióny el patrocinio (especialmente hacia los jóvenes)
Cambiar el centro de atención del producto dirigiéndolo hacia su contenido nutricional más que hacia la imagen
Campañas de promoción (advocacy) Mensajes nutricionales coherentes promulgadospor organizaciones y personalidades respetadas
Apoyo para el catering publico y privado Establecer estándares mínimos para los elementos nutricionales esenciales en la elección del menú
Campañas de información Mejor conocimiento del público a través de los medios masivos para alcanzar una dieta apropiada
ONG, coaliciones Estrategias de incitación más eficaces,acceso más amplio a los medios
Información sobre el contenido nutricionalde los alimentos
Estandarización del formato de la etiqueta que indicael contenido de grasas, fibras, fruta y verduraspara que el usuario pueda reconocer los alimentosque ayudan a lograr una dieta saludable, por ejemplo,un ícono para los alimentos sanos
Principios nutritivos estándar para las dietasescolares
Garantizar los aportes nutricionales para los niños
Política y legislación para favorecer una alimentación equilibrada
Métodos Resultados Esperados
Impuestos sobre los alimentos que contienenpocos elementos nutritivos, por ejemplo,bebidas dulces no alcohólicas
Legislación y normas
Cambiar los valores de la sociedad
Aumento del precio de las bebidas azucaradas,para desestimular su compra en todoslos grupos de población
Etiquetas en los alimentos Estandarización del formato que informalos ingredientes y las cantidades por unidad y por peso
El segundo nivel está formado por programas de la sociedad aplicados por instituciones privadas, públicas
y de voluntariado, que tienen objetivos de amplio alcance, como la promoción de la salud y las políticas locales
de precios. Los programas pueden ser aplicados en un amplio espectro de situaciones, incluso escuelas,
servicios sanitarios, autoridades locales, etc.
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En el tercer nivel se encuentran las intervenciones dirigidas a cambiar los comportamientos individuales,
donde se deberían tomar en consideración las siguientes recomendaciones:
- identificar e individualizar grupos de alto riesgo (que puede ser la población entera),
- contacto personal entre educadores y consumidores,
- identificar e implementar el apoyo social para los cambios,
- definición de objetivos para el comportamiento alimentario,
- personalización y retorno de la información sobre las acciones,
- actividades que impliquen la alimentación (por ejemplo: cocinar, degustar),
- identificar las preferencias en el gusto (por ejemplo, ayudar a los niños a desarrollar el gusto por las
verduras en forma temprana).
Programas para promover cambios en la dieta y lograr un equilibrio energético
Métodos y Ejemplos Ejemplos de los resultados esperados
Programas "cinco porciones diarias" Apoyo privado, público y del voluntariado para que las frutas y verduras sean culturalmente aceptables y estén disponibles a precios accesibles
Prevención de la obesidad Esfuerzos de la comunidad para promover ambientes sanos y motivar un aumento de la actividad física
Alimentación sana y equilibrada Reconocimiento y apoyo comunitario para la elección de una dieta sana y equilibrada a lo largo de toda la vida
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