Armando Buscarini

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Transcript of Armando Buscarini

Podra decirse que una de las particularidades de la vida, por supuesto a posterio ri, de Armando Buscarini, adems de ser una irona para quien luch con un ahnco y una pasin extraordinarios (y un autoconvencimiento que hubiera sido casi enternecedor de no haberse combinado con una existencia terrible) por alcanzar la fama inmor tal, es el hecho de que por su particular nombre pueda parecer de entrada, y par adjicamente, alguien inventado. Tambin que otra de ellas podra ser, sin duda, que las memorias que estn propiciando al menos el comienzo de estas lneas fueron inusualmente precoces; tanto, que se escribieron cuando contaba con slo unos veinte aos de edad, all por 1924. Y que otr o detalle que podra aadirse inmediatamente al hilo de este es que, a pesar de ello , no se cuentan aos menos cansados, no se desgranan historias ms alegres y menos g astadas que si pertenecieran, cayendo slo por un momento en tpicos, a un viejo poe ta. Pero no voy a ser muy original esta vez. Comenzar por el principio. Es Juan Manuel de Prada, con la contribucin de la localidad natal de Armando Garca Barrios (Ezcaray, en La Rioja espaola) quien se encarga en 1996 de rescatar y re editar estas Memorias, como ya hiciera primero con la figura en s de Buscarini, p ermitindole volver a formar parte de la bohemia madrilea de principios del siglo X X una vez ms, aunque fuera sta como personaje de ficcin en su novela Las mscaras del hroe, y ms adelante a travs de una semblanza centrada exclusivamente en l: Armando Buscarini, o el arte de pasar hambre. Ttulo nada al azar. Con apenas quince aos, y tras la que fue probablemente nica poca de su vida sin demasiadas tristezas (a los once ya escriba cuentos que lea a sus compaeros de colegio, de temas sentimentales, pero sin llegar a lo cursi, como come ntara tiempo despus ), llega de la mano de su madre a una ciudad como Madrid, en la que el hecho de ser hijo de padre apenas intuido (y del que, sin embargo, toma e l apellido, Buscarini) pueda pesar menos sobre los dos, y los opsculos poticos que ya consigue publicar, destaco de nuevo que siendo apenas un adolescente recin ll egado a la capital, empiecen a allanarle el camino hacia la gloria y el reconoci miento mundial a los que aspira con convencimiento pleno. Porque el que se ha dado en denominar, en el afn clasificatorio, equiparador y co mparativo que nos puede hoy en da casi siempre, como el peor escritor espaol, como una especie de Ed Wood literario, como el paradigma de poeta maldito, fue tambin , a pesar de estar enfermo, de pasar hambre, de sus faltas de ortografa (se equiv oc con una estrella, una vez. Y cre fulgaz. Breve. Y brillante), uno de los ms honest os con la literatura, de los que ms luch por darle, a su manera, absolutamente tod o lo que fue capaz, de los que recorrieron por aquel entonces sin descanso en es e empeo las calles de Madrid cuando hizo falta. Y digo bien, recorrieron: lo mismo estaba Buscarini a las tres de la madrugada a guardando en la calle Mndez lvaro el regreso del redactor-jefe de La Libertad, don Antonio, (de Lezama, uno de los periodistas ms perseguidos durante la dictadura de Primo de Rivera, y que debi acabar, al parecer, bastante hastiado de Buscarini , aunque le public numerosos poemas en su seccin de Lricos Modernos), tal como narra el poeta en uno de los captulos de sus Memorias, preocupado por las aparentes dem oras y con el objetivo de velar sin descanso por la publicacin de sus escritos, c omo llevaba a cabo antes, por el da, una venta ms que directa de sus libritos por las mesas de los cafs (tras haber conseguido descuento en las imprentas gracias a su insistencia), sobre todo en las que encontraba (en el Caf Gijn, o en Pombo) a escritores como Csar Gonzlez-Ruano, Ramn Gmez de la Serna o Rafael Cansinos-Assens ( que luego hablaran de l en sus memorias) y a los hermanos lvarez Quintero, Eduardo Marquina, Alfonso Vidal y Planas, Emilio Carrere o Alfonso Hernndez Cat. El recorrido y su perseverancia se completaban, a falta de otra mejor, con la so

lucin de un puesto callejero en Alcal y el eslogan: Hay que ayudar al poeta! Pero estamos yendo un poco deprisa. Tras publicar en 1919 Ensueos, Armando Buscarini podra haberse unido a las corrien tes ultrastas de la poca; lo trgico-heroico haba ido cediendo ante lo trgico-absurdo. Los ideales, fines, adversidades romnticos se haban ido desdibujando, dejando pas o a un mundo de valores relativos que obligaban, al cesar el sueo potico romntico, a enfrentarse con el desencanto de las ms pesimistas conclusiones. Sin embargo, B uscarini opt por reafirmarse en su romanticismo trasnochado, adoptando y aceptand o su lugar en la bohemia madrilea (que para algunos era el pretexto ideal para vi vir despreocupadamente y a su modo, y que para el propio Buscarini, y como dice el psiquiatra Alberto Escudero Ortuo en su obra Por los caminos de Hipcrates, era h ambre, tuberculosis y cama en el refugio maloliente que haba en la Corredera Baja de San Pedro). Todo ello, y las adversidades diarias inevitables en la lucha por alcanzar la gl oria como poeta, los desplantes en forma de frases y actitudes por parte de otro s escritores, como las que aparecen en el captulo Lo que me han dicho algunos esc ritores, que provocan tanto la risa como todo lo contrario, todo ello, como digo , empez a hacer verdadera mella en Buscarini. Comenzaron por aquel entonces a esb ozarse a travs de la aparentemente mala relacin con su madre los sntomas (supuestas agujas en el pan, veneno en los medicamentos ) de lo que se convertirn posteriorme nte en desequilibrios psquicos fatales, y de los que es un exponente claro el capt ulo Los huspedes portugueses de sus Memorias. No es raro, pues, que acabaran sumndose a sus recorridos nocturnos las visitas al Viaducto, el nico punto que le haca coincidir de alguna manera con los ultrastas, y el que era testigo de cmo Buscarini trepaba sobre su barandilla, dudaba durante unos minutos, contemplando la losa partida en cuatro pedazos a fuerza de golpes de cabezas estrelladas, all, abajo, a unos metros, y optaba finalmente, empujado por la esperanza de fama que crea an venidera, por posponer el suicidio y correr al refugio de turno para seguir escribiendo. Y de esta manera fue creciendo Buscarini, sin duda sobre las cenizas de una niez m archita, extraviada de locura y de soledad, como comenta de Prada en Armando Busc arini o el arte de pasar hambre. En una de las ocasiones en las que se le entremezclaba tanto el asomar al Viaduc to por iniciativa verdadera, como por llamar la atencin, como por pretender el ch antaje que obligara a la compra de sus libritos a los transentes (Valle-Incln no s e libr tampoco de sus apelaciones: al parecer, y como respuesta a un Don Ramn, deme un duro que, si no, me tiro por el Viaducto !, l le contest, con guasa cruel: Hombre! E spero que se tire con elegancia ) su supuesto intento de suicidio desemboc en detenc in y en la primera visita al manicomio. Nada ms elocuente que su manera de contarlo, aunque no le reste precisamente pate tismo, esa especie de sentimentalismo extrao que impregna casi toda su obra y que produce sensaciones encontradas, para describir lo que supuso: LA CAMISA DE FUERZA ( ) Despus, cuando en mi alma se despertaron nuevas sensaciones y en mi pecho se avi v la llama de una ansiedad desconocida, escrib mis primeros versos, aromados de fr agancias misteriosas, y entr en el calvario. Los peridicos eran hostiles a mis anh elos y no me hacan ninguna concesin literaria. Y me vi solo, en medio de la calle hosca, agarrotado por la miseria, que clav sus garras de escorpin en mis carnes es culidas. ( ) Duros das de sed y de intemperie, piedras que alguien arroja y hacen sa ngre siempre. Un da me sent morir. La piedad de un buen amigo me hizo entrar en el

hospital, donde los mdicos, humanitarios y santos, se prestaron solcitos a salvar me. No recuerdo el tiempo que all estuve. Slo s que me acribillaron con inyecciones , y que con trabajos insuperables consiguieron volverme a la vida; y, sin abriga r rencor para nadie, volv a la lucha. Al marcharme, se quedaron desilusionados los enfermos, porque yo les haca menos p esadas las horas, halagndoles con la caricia inefable de mis versos. ( ) Volvieron las negras guerras por la vida, y la desesperacin me arrastr tres veces al borde del Viaducto, no con el propsito de privarme de la existencia, sino con el de llamar la atencin de la sociedad por su desdn y justificar lo que ella haca c onmigo. No era yo quien pretenda suicidarse. Era la sociedad la que me estaba suic idando a m! Pero la ltima vez que urd la estratagema, me detuvieron los guardias y me encerrar on en una sala de dementes, y me amarraron a un banco con una camisa de fuerza p or hacer manifestaciones de rebelda contra los secuestradores de aquel departamen to. Durante seis horas soport estoicamente aquella lona fatal, que se ajustaba al pec ho igual que una coraza y me causaba una horrible opresin. Senta la asfixia! Me ahogaba! ( ) iNo quiero volver al Viaducto! No quiero que me encierren en los calabozos obscur os con asesinos y ratas! No quiero dormir en los bancos! No quiero que me pongan l a camisa de fuerza! Slo quiero que mis amigos los hermanos Quintero y Hernndez Cat contribuyan con su influencia generosa a facilitarme lo ms pronto posible el verd adero triunfo econmico, que es lo nico que me hace falta. Pues deben saber que la nica vez que he estrenado una camisa, ha sido de fuerza.

Sali de aquel lugar enloquecido y abotargado por la cantidad ingente de inyeccion es que su cuerpo se haba visto obligado a asimilar, ya dbil y enfermo. Comenz a mez clarse con los que vivan de da y de noche en las calles, comiendo trozos de pan du ro y durmiendo en cualquier parte junto a otros casi tan enloquecidos y dbiles co mo l mismo. Sin embargo, la poesa ejerci en aquellos momentos el papel de salvadora: la retom c on ms ahnco que nunca, ignorando las trabas que suponan el ritmo, la rima y la mtric a y volcando en ella toda su ingenuidad, toda su predileccin por la muerte y su c oncepcin romntica, toda su melancola y su lirismo exaltado y, sobre todo, el sentim iento enfrentado a la sociedad que le oprime y que no le comprende. De aquella po ca es Orgullo, una declaracin de fe tan obstinada en el poder de la poesa que debi sorprender a los crticos que llegaron a leerla por el alejamiento total de las mo das del momento, y que justificara por s sola los esfuerzos desesperados del poeta por sobreponerse a sus crisis (ya cada vez ms frecuentes) con la ayuda de la plu ma: ORGULLO: Aunque sufra del mundo los desdenes

de mi vida de artista en la carrera; aunque pasen altivos a mi paso los hombres de alma ruin que nunca suean; aunque salgan aullando a mi camino los famlicos lobos que me acechan con la envidia voraz; aunque en mi lucha hambre y fro sin lmites padezca; aunque el mundo me insulte y me desprecie y por loco quizs tambin me crean; aunque rujan tras m ensordecedoras tempestades de envidia; aunque me vea harapiento y descalzo por las calles, inspirando piedad e indiferencia; y, en fin, aunque implacables me atormenten las ms grandes torturas, aunque vea que a mi paso se apartan las mujeres por ver con repugnancia mi pobreza (pero quizs ignorando de mi alma el tesoro de ensueo que se alberga), nada me importar, porque yo siempre, caminando sereno por la tierra, con el alma latiendo por la gloria y flotante a los vientos mi melena, ir diciendo al mundo con voz fuerte, con voz en la que vibre mi alma entera!: -Es verdad que yo sufro; pero odme: qu me importa sufrir si soy poeta? Buscarini, a pesar de las desacreditaciones (tanto del pblico analfabeto como del que se consideraba culto) y de su incomprensin, continu escribiendo tras aquello; pero fue adquiriendo un marcado cinismo, una actitud nueva que se contrapona a v eces a su dignidad de adolescente, hacindole colocar, por ejemplo, carteles con e stas frases alrededor del puesto ambulante que segua instalando en la calle de Al cal: Con la serenidad se dominan los acontecimientos y los hombres; el riesgo es el eje sublime de la vida; ayude usted al Poeta ms grande que ha tenido Espaa; la sonrisa es mi talismn; la sonrisa lo vence todo; la sonrisa es la clave del xito; mi corazn me dice que te regale un libro; mi cerebro me dice que lo pagues Durante aquellos meses conoci a Elena, casi una nia pero ya sifiltica, en uno de lo s paseos del poeta por las orillas (llenas de nios desnutridos, prostitutas y vag abundos) del Manzanares. Y se amaron por un tiempo, hasta que ella se cans de las promesas de una gloria supuestamente inmediata; le abandon, instalndose en un bur del de la calle del Amparo que diriga una mujer conocida entre su gremio como La C ibeles. Aparentemente, esa vida le resultaba preferible a la que llevaba junto a l . Entonces comenz Buscarini una nueva etapa de su existencia, an ms aturdido y enloqu ecido por aquel ltimo golpe que le asestaba un Madrid cada vez ms hostil. Se hospe d en la pensin de Han de Islandia, lugar de reunin de toda clase de bohemios, pillo s y dems personajes marginales, y donde no se escatimaban pulgas ni piojos para s us huspedes. Combin su estancia all con las visitas a diferentes hospitales y manic omios, las camisas de fuerza y los sedantes y curas de agua helada y bofetadas. En los das en los que su crcel era ms amplia (cuando le permitan salir del manicomio de turno) paseaba su furia por esas calles que se rean de sus pretensiones glori osas y que se burlaban de sus intentos de suicidio. La combinacin entre la desesperacin y la enfermedad se haca cada da ms poderosa; se i ba superponiendo con ms frecuencia el Buscarini roto, loco, cnico, al antiguo poet a digno y de ingenuidad casi irrisoria. Su actitud comenz a ser extrema, provocan

do reacciones diversas entre los que le conocan: Ramn Gmez de la Serna le vet la ent rada en Pombo llamndole poeta absurdo y sablacista, y Cansinos-Assns (que alguna noche le rescataba del Viaducto para darle primero un plato de comida y emborracharle despus) escriba as sobre l en sus memorias: De dnde ha venido este pobre muchacho, extraa mezcla de candor anglico, y de astucia diablesca, cuyo rostro moreno, con sus ojos negros, grandes, estrbicos y alucinad os, y sus orejas semejantes a alas de murcilago, muestra signos evidentes de anor malidad y hasta de delincuencia, pues recuerda lo que hemos visto en las ilustra ciones de Lombroso? Hay algo de falso, de premeditadamente astuto en la aparente humildad con que este Armando Buscarini se acerca a uno, la sonrisa en los labi os, y lo llama maestro. Sin embargo, a lo largo de todas sus vicisitudes se mantena la idea central de su vida que segua siendo, por supuesto, escribir poesa, y conseguir la fama que espe raba trajera consigo. As, haciendo caso omiso (al menos, hasta cierto punto y en los momentos de sereni dad) de los desprecios continuos, consigui algunas menciones y consideraciones en el mundo que le cerraba de ordinario todas sus puertas: entre sus mentores figu raban Eduardo Marquina, Alfonso Hernndez Cat y, sobre todo, y como ya coment con an terioridad, los hermanos Serafn y Joaqun Quintero, siendo stos ltimos los que ms repi tieron su (por otro lado intil) apoyo a Buscarini, en parte por cierto inters verd adero, y en parte tambin por los chantajes sentimentales a los que les someta en s us momentos ms dramticos (si daban muestras de negarse a acceder a sus peticiones monetarias, anunciaba su prximo ahorcamiento u otro desenlace similar para sus to rmentos). Gracias probablemente a estos espordicos momentos de atencin que le dedicaban algu nos de los escritores afamados de la poca (la mayor parte de los cuales, sin emba rgo, pasara a engrosar como el propio Buscarini parte de la largusima lista de los olvidados) lleg por fin una gloria que resultara finalmente un espejismo, pero qu e bast para que quedaran impresos, en publicaciones como La Libertad, como coment hace unas lneas, o El Imparcial, algunos de sus versos. Incluso pareci que la fort una acceda por fin a permitirle enderezar su vida maltrecha, ya que el director d el segundo peridico mencionado, Ricardo Gasset, le procur un puesto de gacetillero que, desgraciadamente, Buscarini tuvo que abandonar, presa de las fiebres y las crisis que se agravaron bajo el azote de una sfilis devastadora (no se sabe si r eal o imaginaria, dado su estado mental ms que precario por esas fechas). Y en aquellos das lleg por fin el poeta al paroxismo de su desesperacin. Senta cmo ca da intento de progreso se perda bajo las alucinaciones y las consecuencias ya inc ontrolables de sus ataques de furia y de sus crisis de identidad; y era precisam ente eso lo que le martirizaba: era consciente de su degeneracin, tanto mental co mo fsica. Con apenas veinticinco aos asisti impotente a la cada de sus cabellos, al debilitam iento acelerado de su cuerpo maltratado, y a una parlisis progresiva que termin po strndole en la cama. Tan slo poda escribir. De pronto, desapareci. Al menos, eso pens Madrid. Algunos le buscaron al principio, extraados de no ver su sonrisa (mueca previsibl e de esperar lo necesario) en la acera de Alcal; pero obviamente pronto le olvida ron, acabando definitivamente con las pretensiones de quien haba luchado a su modo y con sus armas a brazo partido con la vida, con el dolor, con la ruina. De un

hombre azotado por el infortunio en plena juventud pero que jams decay en sus ansi as de triunfar; no de una forma modesta, sino de triunfar con laureles, con himn os, con muchedumbres frenticas rendidas a sus pies . Son estas palabras del doctor A lberto Escudero Ortuo, de paciencia e inters claves para que Armando Buscarini no pasara realmente a habitar en el reino de la nada a partir de aquel ao de 1929: (Viene de Armando Buscarini, Memorias y olvido, I). Al parecer, Asuncin Garca Barrios quiso promover el internamiento de su hijo Arman do porque haba empezado a odiarla y maltratarla, muy exaltado, adquiriendo mana per secutoria en grado sumo. As pues, el veinticinco de mayo de 1929 Buscarini fue ing resado de nuevo en el Hospital de la calle de Santa Isabel, donde aos atrs comenza ra el triste recorrido que, por otra parte, tampoco iba a terminar all. Hay que decir que an quedaban quienes, conociendo el paradero del poeta, dudaban entre que fuera locura la de Buscarini o ms bien, validando la opcin acorde a sus miedos y reclamos (terrorfica, de ser cierta), puro victimismo inocente ante una madre sdica y alterada. Pero como observa de Prada en su Armando Buscarini o el a rte de pasar hambre, en esos aos el poeta haba perdido gran parte de su capacidad de comprensin y de inteligencia, comenzando incluso a tomar por su cuenta sustanc ias contra la insistente sfilis que, por otro lado, no apareca en ninguno de los a nlisis que se le realizaban, y a escuchar cuchicheos conspiratorios entre su madr e y los portugueses, aquellos de cierto poema mencionado, que an albergaba en su casa. Muchas otras dolencias describira an Buscarini a los doctores que le atendan, para ingresar, finalmente, (despus de haber escuchado sus disparates hasta el propio G regorio Maran, trance que incluira su fuga del hospital) en el manicomio del doctor Villacin, en Valladolid, el once de octubre de 1929. Por supuesto, lleg despojado de su melena heroica y con el cuerpo lleno de gusano s imaginarios. El diagnstico de Villacin fue inmediato: esquizofrenia paranoide, d evastadora, incurable. Sin embargo, eso no evitaba que Buscarini se mostrara gran parte del tiempo como un hombre juicioso (podra haber dicho tambin algo menos rebuscado como que era a menudo una persona cuerda, pero me costaba, es curioso: supongo que, conociendo su historia, prefiero evitar que eso pudiera dar a la descripcin de su serenidad unas connotaciones que le arrebataran siquiera simblicamente parte del bien), con excepcin de sus manas persecutorias. Mantena unidos, pero es algo a destacar que d e una manera totalmente consciente, sin mezclarlos, su mundo normal, llamemos, y su reflejo enfermo. Y sigui escribiendo, por supuesto, en ocasiones en su lnea ro mntica de siempre, y otras veces en un tono desgarrador y demente, cuando la enfe rmedad diriga su mano y le exiga expresar el sufrimiento por el nico medio que tena al alcance. Cuando la salud se lo permita, sola pasear junto al propio doctor Villacin por las cercanas del ro Pisuerga (lo cual demuestra el excepcional inters que despertaba y sigue despertando en gran parte de los que, de una manera o de otra, hemos llega do a conocer su historia) y en esos vagabundeos el poeta repeta a menudo palabras que constataban que pretenda apoyarse en las ventajas que crea regalarle su perso nalidad desdoblada, que esto poda, en fin, aportar elementos interesantes a su po esa. Sin embargo, sus versos sucumban en ms ocasiones de las que pensaba a las exig encias de sus alucinaciones, y dejaban traslucir alusiones a aspectos que, indud ablemente, no aportaban nada positivo a las rimas pretendidamente romnticas, que descubran su verdadero y terrible sentido. Sin embargo, cuando estas composiciones enfermizas eran momentneamente soslayadas , el propio Buscarini recordaba sus al menos deseadas influencias y modelos con

coherencia: Vctor Hugo, Dostoievski, Gorki, Dumas y, sobre todo, Gustavo Adolfo Bc quer, del cual (y aqu volva a hundirse, sin reparar en ello, en los abismos de su enfermedad) crea ser una nueva encarnacin. En efecto, existe una composicin titulada El ascua que podra recordar, en cierto m odo (y salvando las distancias, sin duda descendentes, pero que componen a Busca rini como es, particular, nico, de aura inevitablemente pattica pero sobre todo in olvidable en una gesta tan malhadada) a aquel autor: Cuando en aquellos das lejanos me decas que era el cliz amargo, que la vida era triste, el camino era largo, en lo hondo de la estufa cercana a tu balcn; una tarde de otoo vi que se consuma un ascua que tena forma de corazn. Se inundaba el espacio de fro y de negrura y nuestras pobres almas ateridas sintieron de repente el calor y la llama de una misma ternura y frente a los inmviles horizontes abiertos, temblorosas las manos y las bocas unidas los dos nos sonremos y durante una hora inmensa nos quisimos con el desinters que se quiere a los muertos. Volvieron otras tardes cual dorados racimos que los dos vendimiamos y los dos repartimos; pero ahtos del hechizo de nuestras horas plenas inventamos pretextos a La separacin T te fuiste llorando! Yo qued con mis penas! Se haba apagado el ascua de nuestro corazn!

Alrededor de febrero de 1930 la Fortuna, no adelanto an si despistada o con conci encia, pareci sin embargo pasar cerca: Buscarini se senta tan recuperado de sus do lencias que escribi una nota a Villacin, confiando en que con el advenimiento de la primavera prxima, me facilitar medios para el viaje, con el fin de poder aprovech ar lo que me reste de existencia, ya intentando algn estreno de cualquier obra, p uesto que nunca consegu la representacin de ninguna, ya publicando algn libro. Es d ecir: aprovechar el tiempo y poder siquiera ver por ltima vez a mi madre, que, au nque culpable de mi ruina, fue la que me engendr. El permiso le fue denegado. El propio Dostoievski, uno de sus inspiradores (que, por otro lado, tena tendenci a a la esquizofrenia, al menos segn la opinin de uno de los autores que ms ha estud iado su obra, Mijail Bajtin, y tambin segn Freud en su ensayo Dostoievski y el par ricidio) deja traslucir en sus escritos la circunstancia de que un hombre perman ece vivo mientras est inacabado, mientras exista la perspectiva de un propsito rea lizable, mientras no haya dicho su ltima palabra. Buscarini se derrumb entonces, p or tanto. Perdindose en delirios que a veces parecan definitivos, aunque al final siempre le permitan resurgir para coger la pluma y caer en otros delirios, ms sutil es quiz, pero que no eran ya ms que palabras escritas tan desquiciadas o ms que gri tos alucinados.

No puedo ni quiero dejar de adjuntar un documento extraordinario por el extremo que alcanzan en l el convencimiento de su genialidad, su egolatra, esa gran hipert rofia del yo, y su atraccin hacia la muerte, ya que no lo pudo ser la vida: la op cin por una autoaniquilacin que sea, por fin, la llave que abra paso a la inmortal idad ansiada. Es un manifiesto dirigido al Rey Alfonso XIII y a la Reina Victori a Eugenia, que cumple a la vez la funcin de difundir sus ltimas voluntades:

Seor: Perseguido por las injusticias de la sociedad que me neg el sustento, el trabajo, el cario y la fama; acorralado por la multitud de enemigos, envidiosos de mi Art e, que se cebaron en mis actos privados para hundir y exterminar mi genialidad y aniquilar los proyectos grandiosos que tena para el futuro; habiendo sido arroll ado y asesinado en el Departamento de Dementes del Hospital Provincial, donde se me secuestr en tal da como hoy, 22 de mayo, por medio de cuatro hombres, y mi seor a madre que ayud a ellos; vindome perdido completamente, es decir, con vida insegu ra, puesto que la aguja finsima que colocaron entre el pan taladr el corazn al toma r el camino de un divertculo que en la garganta tena y que previamente haban observ ado con los rayos X mdicos enemigos y cmplices de mi madre; comprendiendo, en defi nitiva, que mi situacin en el mundo es desesperada puesto que adems de vivir con p oca vida me veo privado de la libertad, de las comodidades y de los placeres, he decidido eliminarme por medio del cido prsico que ingerir hoy mismo; o, en su luga r, por medio de una cuerda: es decir, ahorcndome. Como el hecho violento que pienso realizar ha de repercutir en todo el pas produc iendo la natural expectacin, espero de Su Majestad el Rey Don Alfonso XIII y de l a Reina Doa Victoria Eugenia la completa rehabilitacin de mi memoria mancillada, e l reconocimiento absoluto de mi talento y condiciones formidables de artista y c incelador de maravillas, por medio de un gran monumento que se erija en una gran plaza pblica. Y al mismo tiempo EXIJO de la JUSTICIA HUMANA el encarcelamiento d e mis asesinos y la ejecucin en pblico de la persona que coloc la aguja, origen del asesinato de que fui vctima. Pues ha de comprenderse que la prdida ha sido ENORME para el pas y que el pas, ante tan enorme prdida, no puede ni podr permanecer impas ible; ni tampoco conformarse y menos an resignarse. Se ha robado una especie de G oya literario, a quien deben rendir tributo todos los espaoles. Y como no se pued e robar nada ni distraer nada al porvenir comn, espero la reparacin, no slo por par te de Espaa, sino por parte de todos los pases, incluyendo Amrica; y al mismo tiemp o deseo que de mis poemas se hagan ediciones soberanas con lminas y cromos de col ores; y deseo que se divulguen mis versos por toda la redondez de la tierra, par a que de esta manera, traducidos a distintos idiomas, sean conocidos en todas la s lenguas. Deseo que se me haga un entierro solemne y que todos los escritores y artistas m e guarden luto durante cinco aos; deseo que se me ofrenden coronas con sentidas y cariosas dedicatorias y que aquellos a quienes pude ofender den al olvido mis ag ravios y tomen parte en la ceremonia. Deseo que la prensa de todo el mundo publique retratos mos y la noticia de mi mue rte con enormes titulares: HA MUERTO ARMANDO BUSCARINI. Deseo que ante mi cadver desfile toda clase de gentes, lo mismo potentados que ob reros, y que los nios depositen flores; deseo que los periodistas desfilen ante m y que algn escultor famoso saque la mascarilla de mi rostro y el vaciado de la ma no derecha, que pudo crear tantas obras inmortales. Deseo que Serafn lvarez Quintero pronuncie un discurso y que Alfonso Hernndez Cat ha ble de mis obras; deseo que el embalsamamiento de mi cadver sea realizado por algn

mdico eminente y que la casa de Prensa Grfica coloque en sus balcones, durante un mes, una bandera negra. Deseo que mi cadver vaya envuelto en la bandera espaola, puesto que yo fui siempre un gran patriota, y deseo, adems, que se me digan inmensidad de misas para la co mpleta salvacin de mi alma, ya que el hombre, como tal, fue bastante pecador. Valladolid, 20 de mayo de 1930, en el Manicomio Provincial. Armando Buscarini.

Fue escrito cuando el poeta contaba con ventisis aos, y an tard diez en morir. Sin e mbargo, no se cumpli ni uno slo de sus deseos, ni en vida ni despus de muerto. Por aquellas fechas debi fallecer Asuncin Garca Barrios; Buscarini, ya sin enemigos , languideca en un estado de catalepsia que slo debi aliviarse en octubre de 1930, cuando el poeta fue trasladado de nuevo a Madrid y se vio obligado a despedirse del doctor Villacin, el nico hombre que realmente trat de curarle y que le am y cuid como el padre que nunca tuvo. Debi de ser un adis verdaderamente traumtico, despus d el cual Buscarini regres a su mutismo definitivamente, a un encerramiento total, roto apenas por el movimiento ocasional de su mano alrededor de la pluma y sobre el papel. A los pocos meses fue llevado al que sera su ltimo destino: el Hospital Psiquitrico de Logroo. Por aquel entonces era el doctor Ramn Caballero Ibez el que diriga aquel edificio lleno de corrientes, hmedo y con planta en forma de parrilla, segn la tri ste descripcin de Juan Manuel de Prada; el mismo autor seala que San Lorenzo muri a sado sobre un instrumento similar, y yo aadira brevemente a la comparacin que preci samente el lugar que vio nacer a Buscarini (Ezcaray, el pueblo de paisajes buclico s, aire transparente y cielo limpsimo, segn las observaciones de Escudero Ortuo, que yo corroboro) tiene como patrn protector a este santo. Quiz el poeta huy demasiado pronto de su influencia benefactora Armando Buscarini se fue consumiendo all durante ocho largos aos. Rea solo, hablaba solo Pero aunque su fe en la poesa pareca haberse diluido definitivamente bajo las confabulaciones y los trucos inhabilitadores de la demencia, volvi a tomar la pl uma, slo una vez, para escribir un Salmo de mayo dedicado, fiel a su espritu hasta el final, a unas hurfanas que se hallaban al cuidado de las mismas Hermanas de l a Caridad que le atendan a l:

Desde el coro va bajando como cascada de oro, arrullo melifluo y blando. bajan rotas unas notas cual si fueran los gemidos de corazones heridos que gimieran. Otras bajan alocadas

como si fuesen bandadas de pjaros sacudidos.

Es un poema cansado, siendo benvolos (aunque dadas las circunstancias ya no se po dra tender a otra cosa). Y sin embargo, fue el fruto, casi con seguridad, de un e sfuerzo supremo. Y del ltimo. El poeta Armando Buscarini muri el nueve de junio de 1940, a las siet e de la tarde, devorado por la esquizofrenia y por la tuberculosis. Le faltaba un mes para alcanzar los treinta y seis aos.

EPLOGO (MIS MEMORIAS). Cuando los aos pasen y los gusanos hayan comido mi pobre corazn, Mis memorias empez arn a agrandarse en el recuerdo de las generaciones venideras. Entonces mi figura aparecer algo borrosa, y alguien preguntar con aoranza: -Cmo sera Buscarini? Algunos me recordarn como fui, con mi perfil judaico, con mi eterna sonrisa; otro s evocarn con tristeza mis noches rudas, embarazadas de amarguras y de dolores. Y vendrn nias hermosas como lirios, y nios rubios, de ojos grandes y claros, y golf illos ingenuos como prncipes, y volver la Primavera a esmaltar los campos de flore s, y todos los brotes rompern su corteza Y habr besos y risas y sollozos, y noches saturadas de amor y palabras entrecortadas y suspiros de deseo, y por los parque s solitarios cruzarn parejitas de enamorados, y cantar la alondra en la hora azul del amanecer.

Y alguna novia, plida y desvelada, se asomar a su balcn, y dir muy contenta: Un da ms y vendr l! Y se le llenarn las pupilas de lgrimas y el roco del amanecer herir sus sie es. Y cerrar el balcn para volver a su alcoba a refugiarse entre las ropas impolut as de su lecho, que tendrn un calor de ternura y de ansiedades infinitas. Y segui rn los carpinteros elaborando cajitas blancas para los ngeles muertos, y un da dobl arn las campanas y se pondr de luto el Universo y llorarn los astros por el alma in comprendida de algn poeta.

Antonio Armando Garca Barrios, ms conocido como Armando Buscarini (Ezcaray, 16 de julio de 1904 - Logroo, 9 de junio de 1940) fue un poeta bohemio espaol. Contenido [ocultar] 1 Biogrfica 2 Recuperacin 3 Homenajes 4 Obra narrativa 5 Obra potica 6 Obra dramtica 7 Otras obras del autor 8 Bibliografa 9 Vase tambin 10 Referencias

11 Enlaces externos [editar] BiogrficaFue hijo de Asuncin Garca Barrios, madre soltera que volvi a su pu eblo Ezcaray desde Argentina (a donde, al parecer, emigr buscando una vida mejor) para dar a luz a su nico hijo. A la temprana edad de cinco aos viaj a Madrid de la mano de su madre y pronto manifiesta su deseo de ganarse la vida -o simplemente dedicarla- a ser escritor, para lo cual adopta el heternimo de Armando Buscarini , supuesto apellido de su padre, a quien nunca conoci. Despus de haber escrito algunos relatos sobre su pueblo natal y algn que otro cant o ripioso a su prima, en 1918 publica Emocionantsimas aventuras de Calck-Zettin. Emperador de los detectives -hoy desaparecido- y un ao despus publica la plaquette de poemas en prosa y verso titulado Ensueos. A este opsculo siguieron otros tanto s cuadernos de poesa, obras dramticas y narrativas como Cancionero del arroyo (192 0), Dolorosa errante (1921), Rosas negras (1921), Yo y mis versos (1921), Sombra s (1922), Por el amor de Dios (1922), Sor Misericordia (1923, obra teatral escri ta junto a Mario Arnold), El aluvin (1924), Maruja la de Cristo (1924), Mis memor ias (1924), El rey de los milagros (1924), La reina del bosque (1925), Baladas ( 1926), Los lauros (1926), La cortesana del Regina (1927), Los dos alfareros (192 7), El rufin (1928)... que Buscarini venda como poda en su puesto ambulante. Cuando las ventas iban mal, acababa la jornada entre los contertulios del madrileo Caf P ombo, donde acudan escritores como Ramn Gmez de la Serna o Rafael Cansinos Assns. A otros, como a los hermanos y dramaturgos Serafn y Joaqun lvarez Quintero, Buscari ni les amenazaba y chantajeaba con suicidarse tirndose desde el Puente de Segovia , viaducto que ha sido puerta hacia la muerte habitual en Madrid para los suicid as. Su propia madre le ingres en el Hospital Psiquitrico de Madrid, desde donde fue tr asladado a Valladolid (donde escribi su testamento) y, finalmente, muri enfermo de esquizofrenia y sfilis en el manicomio de Logroo el 9 de junio de 1940. Enterrado en un nicho del cementerio local, el 10 de agosto de 1970 sus restos fueron tra sladados al osario comn. [editar] RecuperacinLa vida de Buscarini ha sido reconstruida por Juan Manuel de Prada a partir de las crnicas de Csar Gonzlez Ruano, Ramn Gmez de la Serna y Cansinos Assns, as como de lo escrito por el psiquiatra logros Alberto Escudero Ortuo en Los caminos de Hipcrates. Inscripcin en la casa natal Armando Buscarini.En 1981, el psiquiatra Alberto Escu dero Ortuo, director del hospital psquitrico de la Beneficencia 'La Bene', de Logr oo, incluy en su libro de memorias Por los caminos de Hipcrates la semblanza 'Arman do Buscarini, el poeta maldito'. Aunque Buscarini fallecid en La Bene, Escudero O rtuo no le trat como paciente pero tuvo contacto con Jos M. Villacin, el psiquiatra q ue atendi al poeta en Valladolid; de la relacin epistolar entre ambos surge la inf ormacin que volc en su libro. En 1995 Juan Manuel de Prada tom a Buscarini como personaje secundario en su nove la Las mscaras del hroe, que repasaba la vida bohemia de algunos escritores de pri ncipios del siglo XX, paralelos a la Generacin del 98. Adems le dedic la semblanza Armando Buscarini o el arte de pasar hambre, con la que gan el Premio Caf Bretn de los Herreros de Logroo y que est dedicada al psiquiatra Alberto Escudero Ortuo; cor regida y aumentada, la public conjuntamente a otras semblanzas de escritores raro s en Desgarrados y excntricos. El actor albaceteo Miguel ngel Gallardo ha adaptado a la escena el monlogo teatral Armando Buscarini o el arte de pasar hambre, basan do en el texto de Prada. En 1996 ste public una edicin del libro Mis memorias. En 2006, los hermanos Rubn y Diego Marn A. crearon la pgina web www.armandobuscarin i.com, dedicada a su vida y obra. Adems, ese mismo ao publicaron el epistolario ind

ito titulado 'Cartas Vivas', con cinco cartas cruzadas por el bohemio riojano co n Rafael Cansinos Assns y Andrs Gonzlez Blanco. Por primera vez, toda la poesa de Ar mando Buscarini se ha reunido en un slo volumen: 'Orgullo. Poesa (in)completa de A rmando Buscarini', publicado en Logroo con introduccin de Juan Manuel de Prada y e dicin a cargo de Rubn y Diego Marn A., fundadores de la Editorial Buscarini. En la coleccin La imprenta de Armando de este sello editorial se ha publicado 'Eps tolas lricas. Correspondencia con Antonio de Lezama', libro que rene los poemas de dicados por Buscarini al periodista de Laguardia, redactor-jefe de La Libertad, Antonio de Lezama. La obra 'El Rufin. Teatro, narrativa y memorias' completa la e dicin de sus obras, al reunir toda su produccin literaria no potica, ya publicada e n el volumen 'Orgullo'. El cantaor flamenco Juan Pinilla ha versionado algunos poemas de Buscarini por t angos y tons y suele interpretar dichos temas en sus espectculos.[1] [editar] Homenajes Calle Armando Buscarini en Ezcaray.La Universidad de La Rioja celebr su I Centena rio en 2004.[2] Los actos comenzaron el 16 de julio con una conferencia de Juan Manuel de Prada. Ese mismo ao, el Ayuntamiento de Ezcaray, su villa natal, decidi cambiar el nombre de la calle Jos Antonio Primo de Rivera, ponindole el de Armando Buscarini. En su libro El rufin, en 1928, public el siguiente poema premonitorio: A una clara avenida, con frondoso arbolado/darn maana el nombre de quien tanto luc h./Mi corazn entonces se hallar agusanado/En el estrecho nicho que la piqueta abri./ En un bello crepsculo, tranquilo y perfumado/resonarn canciones que no escuchar yo. /El amor de los nios habr purificado/la memoria de un hombre que por amar, pec./Aven ida soleada de un futuro lejano!/En mis sueos te veo surgir esplendorosa!/T has de s er en las noches clidas de verano/va abierta a la dulce confidencia amorosa,/cuand o crucen los novios cogidos de la mano/y se alejen las almas un poco de la prosa ...! ('Avenida Armando buscarini'. El rufin, 1928) El Ayuntamiento de Ezcaray tambin orden colocar una lpida en la casa natal del poet a en la calle Mercedes de Mateo n 1, que contiene la siguiente leyenda: En esta casa naci el poeta/Antonio Armando Garca Barrios/"Armando Buscarini"/19041940/"...Es verdad que yo sufro, pero odme: Qu me importa sufrir si soy poeta?". Ez caray, septiembre de 2004. El director de la Banda Municipal de Msica de Ezcaray compuso en 2006 el pasodobl e-marcha Armando Buscarini, que fue estrenado, frente a su casa natal, el 2 de j ulio de ese mismo ao. Acto seguido se present en la Biblioteca Pblica de Ezcaray el libro Orgullo. Poesa (in)completa. La partitura fue entregada a los autores de e ste libro, los hermanos Rubn y Diego Marn A., en octubre de 2010, tras ser interpr etada en la Plaza Conde de Torremzquiz.[3] El Instituto de Estudios Riojanos (IER) patrocin en 2006 y 2008 el estudio sobre su vida y obra. La empresa Ezcaray Internacional, ubicada en la villa natal del poeta, dedicada a la fabricacin de butacas, ha nombrado dos modelos con el nombre Buscarini y Cen tenario.[4] El bodeguero riojano Gonzalo Gonzalo Grijalba, propietario de Thewinelove.com ha nombrado uno de sus vinos Orgullo, ttulo del ms famoso poema de Armando Buscarini , y que elabora con variedades de uva tinta y blanca. Habitualmente ha colaborad o en catas literarias, maridando su vino con la obra del poeta, en eventos como el Festival de Jazz de Ezcaray y en el Festival Mariquitina's Day.[5] Ha dado nombre a la Editorial Buscarini, una iniciativa cultural y literaria, na cida en La Rioja y dirigida por los hermanos Rubn y Diego Marn A., de ascendencia ezcarayense. [editar] Obra narrativa1918 - Cantares 1917 - Emocionantsimas aventuras de Calck-Zettin. El emperador de los detectives 1923 - El riesgo es el eje sublime de la vida 1924 - El arte de pasar hambre 1924 - El aluvin

1924 - Mis memorias 1924 - Maruja la de Cristo 1924 - Las luces de la Virgen del Puerto 1925 - San Antonio de la Florida 1927 - La cortesana del Regina [editar] Obra potica1919 - Ensueos 1920 - Sombras 1920 - Cancionero del arroyo 1921 - Romanticismo 1921 - Poemas sin nombre 1921 - Rosas negras 1921 - Yo y mis versos 1922 - Con la cruz a cuestas 1922 - Por el amor de Dios 1922 - Dolorosa errante 1924 - Primavera sin sol 1926 - Baladas 1926 - Los lauros 1928 - El umbral del recuerdo [editar] Obra dramtica1923 - Sor misericordia (firmada con Mario Arnold) 1924 - El rey de los milagros 1925 - La Reina del Bosque 1927 - Los dos alfareros 1928 - El rufin

Naci el 16 de julio de 1904 en Ezcaray, Logroo. Hijo de Asuncin Garca Barrios, madre soltera que volvi a su pueblo Ezcaray desde Argentina para dar a luz a su nico hi jo. A los quince aos, toma el seudnimo de Buscarini, supuesto apellido de su padre , a quien nunca conoci y viaja a Madrid para dedicarse a la escritura. Ese mismo ao de 1919 vio la luz su primera publicacin, el folleto de poemas en prosa y verso titulado Ensueos. A este opsculo siguieron otros tantos cuadernos de poesa, obras dramticas y narrativas como Cancionero del arroyo (1920), Dolorosa errante (1921) , Rosas negras (1921), Yo y mis versos (1921), Sombras (1922), Por el amor de Di os (1922), Sor Misericordia (1923, obra teatral escrita junto a Mario Arnold), E l aluvin(1924), Maruja la de Cristo (1924), Mis memorias (1924), El rey de los mi lagros (1924), La reina del bosque(1925), Baladas (1926), Los lauros (1926), La cortesana del Regina (1927), Los dos alfareros (1927), El rufin(1928)... que venda en su puesto ambulante. Csar Gonzlez Ruano le dej retratado en Informaciones y cue nta de l que para mejor vender sus folletos literarios, a dos pesetas la pieza, s e haca acompaar por un ayudante al que, al llegar al paseo de Recoletos, dejaba al cuidado de sus botas y as, descalzo, serpentear por entre las voladuras de los c afs, abiertos a la primavera, y conmover a la parroquia con las penas de la bohem ia. Su madre le ingres en el Hospital Psiquitrico de Madrid, desde donde fue trasl adado a Valladolid (all escribi su testamento) y, finalmente, muri enfermo de esqui zofrenia y sfilis en el manicomio de Logroo el 9 de junio de 1940. Juan Manuel de Prada, Premio Planeta 1997, lo incluy como personaje en su novela L as mscaras del hroe y le dedic la semblanza Armando Buscarini o el arte de pasar hamb re que le vali el Premio Caf Bretn de los Herreros (Logroo, 1996).

Orgullo Aunque sufra del mundo los desdenes de mi vida de artista en la carrera; aunque pasen altivos a mi paso

los hombres de alma ruin que nunca suean; aunque salgan aullando a mi camino los famlicos lobos que me acechan con la envidia voraz; aunque en mi lucha hambre y fro sin lmites padezca; aunque el mundo me insulte y me desprecie y por loco quizs tambin me crean; aunque rujan tras m ensordecedoras tempestades de envidia; aunque me vea harapiento y descalzo por las calles, inspirando piedad e indiferencia; y, en fin, aunque implacables me atormenten las ms grandes torturas, aunque vea que a mi paso se apartan las mujeres por ver con repugnancia mi pobreza ( pero quizs ignorando de mi alma el tesoro de ensueo que se alberga), nada me importar, porque yo siempre, caminando sereno por la tierra, con el alma latiendo por la gloria y flotante a los vientos mi melena, ir diciendo al mundo con voz fuerte, con voz en la que vibre mi alma entera!: -Es verdad que yo sufro; pero odme: qu me importa sufrir si soy poeta?

A Gustavo Adolfo Bcquer. Yo te amo, Bcquer, poeta divino que con tus versos sublimes supiste conmover el c orazn de la Humanidad. T fuiste el estro de los poetas, el nico, el grandioso... En ti se han inspirado muchos vates y en ti tambin me he inspirado yo para escribir esta obra. Ah, Bcquer! Cunto sentimiento guardabas en tu alma al escribir aquello de Dios mo qu s los se quedan los muertos! y cuntos ojos han llorado ante la lectura de tus poesas, todas vida tuya, ternura y encanto... A ti, que bajo la fra losa del sepulcro duermes ha tiempo el sueo perdurable, dedi co hoy estas pginas que brotan de mi corazn como flores marchitas; pero en ellas p alpita y palpitar siempre el eco de un recuerdo que jams podr olvidar!

EPSTOLA AL LECTOR Amable lector: Este insignificante y humildsimo libro que tienes entre tus manos representa para m los primeros esfuerzos de una lucha: son las primeras vibraciones de mi ser, l os primeros latidos de mi corazn... En estas pginas encontrars muchas deficiencias, pero considera que el autor es muy joven, y que las lneas trazadas en esta obra son para plumas mejor cortadas que la ma. No obstante, lector, espero de tu bondad que no desmayes al encontrar algunos de fectos propios de los principiantes. Y, dando fin a esta breve epstola, puedes ya comenzar la lectura de estas pginas q ue suponen muchas horas de incesante trabajo.

POEMAS EN PROSA

I A Joaquina I Ojos humanos jams podrn vislumbrar en la vida belleza tan seductora como yo contem pl. Era una Venus, una figura de un lienzo de Murillo... Una diosa! Ni las vrgenes nias puras e inmaculadas; ni las ninfas voluptuosas de los pases fan tsticos; ni los ngeles, moradores de los Cielos, podrn hacer alarde de mayor bellez a que la que t posees! II Contemplis la noche plagada de tinieblas y de misterios insoldables? No veis cmo la plateada luna no torna a fulgurar en el Firmamento? Os, sin embargo, el retumbar horrsono de los truenos en el espacio y cmo de vez en c uando un relmpago fugaz ilumina con su vivsima luz los mbitos ms recnditos de la tier ra? Noche tenebrosa, sin luna, sin estrellas... El vendaval azota furiosamente los rboles y el agua se precipita por doquier inun dando todo a su paso y arrastrndolo con mpetus desenfrenados. No obstante que el astro nocturno no brilla en la espaciosa bveda y todo son mist erios y sombras, unos ojos negros de mujer alumbran con su luz fulgentsima la noc he tenebrosa. Son sus ojos, los ojos de ella, los ojos pursimos de Joaquina; unos ojos candorosos y ntidos capaces con su fulgor intenssimo de deslumbrar. III Tu boca coralina semeja un rub con reflejos sangrientos, exhala tan fragantes per fumes y modula tan suaves palabras, que al ser ms inhumano del mundo pueden sonro sar y alegrarle la vida... Tu boca es una flor... una Aurora, una caricia... IV Como bano son tus cabellos: negros, muy negros, de una negrura profunda e infinit a. Impregnados de nctar estn siempre: reluciendo cual flgidas diademas en graciosa for ma caen sobre tu espalda, dndote la figura de una virgen o de un hada divina y pu ra... V Y, para contemplar tu sideral hermosura y egregia silueta, te dir, adems, que tu cu ello, torneado, es blanco, inmaculado, como una de esas palomitas que vuelan en las tardes agonizantes bajo la caricia del Sol que muere!... II Los Gnomos sin corazn I Es ella, la linda princesa Eladia... Sus ojos son verdes como las palmeras tis es muy blanco y su boca semeja un Vedla como camina en la soledad de la nte de su feudal palacio, donde moran de Egipto; de plata son sus dientes; su cu panal de dulce miel. noche estrellada: se ha escapado secretame sus padres y va en busca de su adorado Fer

nando. Las hojas de los rboles, ya secas, muvense dbilmente al soplo de la brisa, y a un l ado del camino yese susurrar el agua de una arroyo... La luna llena resplandece melanclicamente en el Cielo y aqul silencio tan misterio so es slo interrumpido por las quedas pisadas de Eladia... II Alborea. Destellos de sangre y fuego aparecen en el Firmamento: Febo apunta por Oriente y la tierra se sonre con la llegada del Alba. Trinan las golondrinas, pan los pajaritos y todo es paz y gozo en el nuevo da. Ela dia, desfallecida por el cansancio, djase caer en la verdosa alfombra: sus ojos s e entornan paulatinamente y al poco queda profundamente dormida. III La noche extiende sus fnebres negruras sobre los campos... Por doquier reina un silencio sepulcral: la Luna aparece en el Cielo y vuelve a brillar con el mismo fulgor que la anterior noche. Elaida duerme todava... Su respiracin es fatigosa: quiz suea con el ser al que adora con toda su alma. Su c orazn palpita desacompasadamente y de vez en cuando entreabre su linda boquita pa ra lanzar al aire un profundo suspiro. A lo lejos divsanse unas diminutas siluetas: son los Gnomos que vienen, atrados po r el hermoso espectculo que ofrece la princesa tendida en la hierba... Cantando un antiguo romance, avanzan cautelosamente con antorchas encendidas. Sus voces son muy cadenciosas aunque imperceptibles. Visten trajes de diversos colores y cubren sus cabezas con gorritos rojos. Al fin llegan donde se halla la princesa: quedamente levntanla del suelo y entre todos los Gnomos es conducida a una alta montaa, en cuya cumbre arde resplandecie nte hoguera: all arrojan a Eladia... Y su cuerpo inmaculado se carboniza en aquel fuego horripilante, mientras que en derredor de la hoguera, danzan los Gnomos, los fatdicos Gnomos sin corazn... III Su nico amor I Elena, la bella dama de ojos de cielo, cabellos de oro, cutis de alabastro y boc a cual la fresa, lloraba tristemente la ausencia de su amado... Sus labios contraanse en un rictus de dolor y sus ojos, nublados por el llanto, v islumbraban al travs de los cristales del balcn el dulce agonizar de la tarde... II Y su boca, boca de ngel divino, modul en el silencio claustral de la estancia esta queja de amor, suave como la brisa del mar o como el arrullo de una paloma blan ca: -Por qu martirizas cruelmente mi alma y te alejas de m con la que te inspir ms amor q ue yo? Por qu me abandonas y no tienes corazn para la que te ama y sufre por ti en silenci o? Ah, qu ingrato eres! Loca de amor por ti muero de pena cuya culpa es tuya, bien mo, anhelo de mi corazn, encanto de mi alma! III

En la soledad de la noche, yese el silvido estridente de la locomotora que lanzan do rojas llamaradas avanza a pasos agigantados... Elena, no hayando alivio a su inmenso dolor, espera la muerte tendida entre la s eparacin de los rieles. El monstruo de hierro y acero se aproxima... De sbito suena un grito, luego como si triturase huesos; despus reinar un silencio a muerte y el tren se pierde all en la lejana. Fue su amor, su nico amor: habindola olvidado l, ella no pudo vivir con su amargura . Por un beso Por un beso que te diera has de ir al cementerio una noche a contemplar la soledad de los muertos... Y cuando los hayas visto de la noche, en el misterio, entonces, ser adorado, entonces... te dar el beso! Introduccin a Armando Buscarini He aqu otro vasallo de la contrafortuna; un nio ya poeta, soador y romntico que exaltado lo mismo que evanglico cantico se dispone a vivir para siempre en la luna. Es un alma infantil como una herida abierta donde brota la sangre de un dolor no vivido: llora un amor ausente, muerto y desconocido y le canta a una novia desconocida y muerta. La primavera es suya y el rosal del amor aroma y embellece su palacio interior donde ensueos y orgullosos van y vienen dispersos Es sublime la forma que toma su locura Viene al mundo este nio ya enfermo de amargura diciendo cosas tristes que luego llaman versos. Joaqun Dicenta (Hijo) PRLOGO Feliz edad la de 16 aos para hacer versos; para ver la vida color de rosa, para so nrer ante el espectculo de la Naturaleza, para no saber cuanto encierra de miseria y de horror el pozo hediondo del corazn humano! Feliz edad aquella en que se palpi ta ante un crepsculo ms que ante un libro y ante una trenza rubia de mujer, ms que ante una sinfona de Beethoven! Porque lo que caracteriza a la adolescencia es la frescura e ingenuidad de las e mociones, que an no han sido avaloradas, sopesadas y justipreciadas con los libro s, ni an con la realidad El hombre est desnudo ante la Naturaleza, en la adolescencia, y con el corazn desn udo ante la Sociedad. Y de esta desnudez e ingenuidad de sentimientos brotan, lo ms melodiosos cantos que todo poeta compone Pocas veces, por desdicha, se conserv arn y guardarn como reliquias esa puerilidad y este infantilismo de sentimientos; y por ello, el hombre maduro deja casi siempre de ser poeta, se torna razonador

y escptico, desdea la ingenuidad, alardea de incrdulo, derriba dolos que ador con la niez; se vuelve contra sus fetiches de otro tiempo, a veces contra s mismo, contra su candidez de entonces. En pocos hombres, en los privilegiados, sobrevive el poeta; en la mayora de ellos sobrevive el hombre, y se ahoga el poeta. Saint-Beuve, lo dijo con una frase ad mirable que result una estrofa, y que se troc en motivo de una de las dulces meloda s de Musset: Un pote mort-n a qui l homme survit, El hombre sobrevive casi siempre con todas sus decepciones, sus amarguras, sus f racasos; y el poeta muere, se ahoga, se aniquila bajo la planta del hombre. El r amaje frondoso que embelleca el alma ramaje de ilusiones, de ensueos, de esperanzas - ha sido tronchado y exterminado por el viento feroz de la Realidad, que ha ido deizmando al rica selva interior. El poeta Armando Buscarini, ha encontrado en su mundo interior, suficiente manan tial de melodas y de ritmos, para concertarlos en un bien instrumentado libro de versos. Si las estrofas tienen su msica es porque en el poeta haba msica interior, encantamiento de ensueo y de xtasis en la soledad Tal vez en algunas ocasiones el poeta balbucea y no sabe coordinar bien sus ritm os, pero siempre en l hay poesa interior, inspiracin, como decan nuestros padres, te mperamento de artista, que decimos hoy. Esto es lo principal para encaminarse por la senda de la Poesa; lo dems se os dar p or aadidura Con el tiempo, el poeta tendr quiz afinado y dctil su instrumento lrico; manejara me jor el metro, escoger la rima rica para ornamentar sus estrofas; pero en cambio, ya no poseer esa frescura de impresiones, esa ingenuidad atnica de alma, ante el e spectculo del mundo, esa virginidad de la imaginacin que, una vez perdida, no se r ecobra jams. Feliz el que an puede cantar el mundo y los dolores de su corazn con ma s fantasas potica que amargura real! Andrs Gonzlez Blanco Madrid, Septiembre 1920. DEDICATORIA A Jos Racamonde: Hermano mo; Este libro de versos mi alma entera condensada en l te lo dedico a ti; paladn de l a palabra mago del verbo clido orador del arroyo, arrebato, vrtido de ideal, locur a divina mi Acoge mi libro en tus brazos con la fraternidad que me hermana a ti y lelo lloran do con fervor, porque con fervor te lo dedico. Buscarini.

CONFESIN SINCERA

Yo soy un pobre nio poeta, muy triste y muy enfermizo. Sin que me lo diga nadie, proclamo con todas mis energas que soy poeta de corazn, de los que tiene arrebatos de locura, divinizados por la armona del sentir; de lo que no se someten nunca a un sistema por nada ni por nadie. Amo la libertad de la vida, tengo alma de bohemio y en defensa de mi ideal no me importa morir de hambre en el arroyo, o caer para siempre, sobre la cama de un hospital. Para los que no sienten ni padecen, solo tengo un gesto de desdn y una mirada de compasin. ALMA DE ARTISTA A Emilio Carrere, el excelso poeta del arroyo con todo mi corazn. I Yo soy un triste poeta sin fortuna que voy por el arroyo de la vida cantando los versos de mi alma bajo la blanca luna y como es mi alma un sueo voy soando, soando Sin cuidarme que el hambre ya me acecha a la puerta que da paso a esta vida tan vulgar e irrisoria Yo solo llevo mi alma a la ilusin abierta y aunque me muera de hambre morir por la gloria Yo sueo, y yo deliro y yo me vuelvo loco de amor, de poesa, de amargura El camino voy as recorriendo yo a solas poco a poco ebrio de azul inmenso y ebrio de azul divino!

II Yo soy un errabundo poeta funerario; que amo la sombra eterna del eterno misterio. Yo soy el que de noche camina solitario entre las negras sombras de un triste cementerio; yo soy el que medito sobre el incognoscible misterio de ultratumba; yo soy el que medito sobre el profundo enigma de todo lo imposible de todo lo imposible, de todo lo inaudito. Yo soy el melanclico poeta de la muerte que vago por el mundo soador y luntico tras el caos invisible de un mundo que me inquieta. Yo, en fin, soy quiz espritu de otro espritu fuerte que vag por el mundo como yo siempre errtico tras algo que llenase sus ansias de poeta.

III Yo sueo demasiado son mis exaltaciones palabras de mi alma, anhelos de vivir Yo no s lo que siento al trazar mis canciones

que me causa infinitos deseos de morir. Yo siento en mi delirio despertarse en mi pecho ideales de gloria, pensamientos floridos Y con dolor profundo y en lgrimas desecho voy trazando mis versos tan tristes y sentidos Yo sueo demasiado, con gran melancola yo soy una esperanza yo soy una ilusin; el alma que tengo es toda poesa y es todo sentimiento mi triste corazn. Dedicatoria: Al Excmo.Sr.Don Jos Snchez Guerra, en testimonio de admiracin y gratit ud. El autor. DEDICATORIA Este libro de versos llega a ti, lector, gracias a la liberalidad y al buen gust o del Excmo.Sr.D.Jos Snchez Guerra, que queriendo proteger a los buenos artistas e spaoles, me regal las pesetas necesarias para poderlo editar. Todava quedan en Espaa buenos patriotas que se ocupen del fomento de las Bellas Ar tes, con un alto espritu de justicia y de bondad. Este prlogo lo escribo yo, porque a pesar de mis pocos aos, tengo el entusiasmo, y el gran amor a la verdad, suficientes para prescindir de otros andadores ms o me nos acadmicos, y con ms o menos compaerismo disimulado. No estoy descontento del pblico y de los directores de los peridicos que han acogi do en sus columnas mis primeras composiciones; pero tampoco estoy muy convencido del absoluto desinters de algunos de mis favorecedores, y no quisiera creer que algunas veces alguien hay pretendido poner obstculos en mi camino, que yo por otr a parte pretendo con entusiasmo de titn derribar como un nuevo Sansn hercleo e inve ncible. Hay en Espaa buenos poetas que no pueden ser mis enemigos, porque son mis competi dores, que yo espero vencer en buena lid, sin emboscadas, con las cuartillas en la mano, en mi mano leal de camarada. Estos poetas pueden ser, por ejemplo, Vill aespesa, Carrre, Glvez, Villegas Estrada, Ezequiel Endriz, Xavier Bveda, Lpez Parra, Lpez Martn y ninguno ms; as lo acreditan sus versos que yo suscribo; por lo menos yo no s que haya ningn otro ms. As soy yo, eso creo yo, y por eso me pongo este prlogo sin pretensiones de ninguna clase, pero dispuesto a decir la verdad, la que yo c reo honradamente mi verdad. Y ahora t, lector, sers el rbitro que decida de esta batalla lrica. Armando Buscarini

CANTO A ESPAA Espaa: t vives altiva y guerrera entre tu grandeza y entre tu aureola, mostrando oro y sangre- tu invicta bandera, que es la ms gloriosa bandera espaola! Lograste los triunfos siempre ms gloriosos que en el mundo entero se pueden lograr. Gloria a tus leones! Gloria a tus castillos famosos y a tu Ruy Daz de Vivar! Las mujeres tuyas son las ms hermosas; el cielo ms cielo, tu cielo espaol; las rosas ms bellas, tus rosas,

el sol ms ardiente, tu sol. Los ms grandes hroes nacen en Espaa, los ms grandes bardos florecen en ella tambin; los hroes ganan las batallas, cantan los poetas el amor y el bien. Mi canto es patritico; mi canto es rotundo, Espaa guerrera. De todas las patrias eres la primera del mundo! ALMA ESPAOLA Nacida en Espaa era una espaola de pupilas negras como nubarrones; su cara era bella como la amapola, tena las trenzas en tirabuzones, y cuando cantaba pona en su canto tan honda tristeza de melancola, que toda su gracia y todo su encanto en su canto triste se desvaneca. NOTA: Se considerar fraudulento todo ejemplar que no lleve la firma de su autor, de su puo y letra. PRLOGO Abre al cielo sus vlvulas el corazn poeta a embriagarse de oxgeno de azul y de ilusin, los que apuran del mundo la terrible receta escuchen la palabra de divina emocin. Mientras mientras mientras una rima alumbre el cielo de estrellas constelado, recite a Bcquer una bella mujer; haya un espritu por Dios iluminado divina nos har enmudecer.

Femenina Diablesa de ojos negros y mgicos, Duquesita Manola de los amores trgicos que decoras los ureos abanicos de ayer. La Gioconda sonre a la gracia del poeta; los que apuran del mundo la terrible receta escuchen la palabra de este otro Bcquer. Diego d'Ory.

yo Para el Excmo. Seor D. Jos Snchez Guerra. Como mi cuna fue un trasatlntico soy naviato como D Anuncio, y mientras viva yo no renuncio

ni a ser poeta ni a ser romntico. Soy arrogante, con la arrogancia fiera y gallarda de un mosquetero, amo la trgica Historia de Francia y tengo un alma de aventurero! Soy orgulloso como italiano; slo a los hroes tiendo mi mano y muestro al vulgo como un Blasn mi exaltado Romanticismo que cualquier da pienso yo mismo cantar en una bella cancin. Dedicatoria: A Francisco Villaespesa, en homenaje de admiracin y gratitud. El aut or. I Yo soy un triste joven de ardiente sed carnal porque como a Verlaine me devora e se mal y busco en los burdeles sediento de lujuria las mujeres que calmen mi afr odisiaca furia: esas mujeres propias mrtires de sus vidas, que tienen cadavricos semblantes suicid as. Y encuentro en las caricias de esas pobres rameras como un florecimiento de muer tas primaveras. Yo soy un triste joven poeta taciturno a quien embruja el rayo siniestro de Saturno, y en mis ntimas horas de dolor y de anemia voy trazando mis versos que son rezo y blasfemia. Mis poemas son tristes porque triste es mi vida los Poemas sin nombre de mi alma dolorida por todos los dolores de mi negra orfandad en esta vida inquieta de am arga soledad. PRLOGO Armando Buscarini, este nio escptico y atormentado por la vida, me parece un remor dimiento. Somos ingratos con l. Los que hemos fracasado, -a m no me causa vergenza haber fracasado ante la imbecilidad y el cretinismo, debiramos tener para Buscari ni mayor respeto. Detrs de esa cara un poco de risa, detrs de esos ojos que todo p arecen mirarlo con alegra, se esconde, se encoge, se hace chiquita muy chiquita! P ara que no la veamos, una tragedia muy grande. Acaso nuestros hijos le llamen maestro. Respetmosle pues. Ahora, querido Buscarini, yo, usted, escribira este eplogo. Lector: Yo no intento c olocar mis libros a los amigos arbitrariamente. Si ruego a los amigos que me com pren mis libros, es porque desgraciadamente para m no s hacer otra cosa que escrib ir versos. Jams me he ganado una peseta que no fuera por mis versos. Mi madre es una pobre mujer honrada, humilde y sin belleza. No tengo hermanas que ofrecerte, lector, a cambio de mi triunfo y a cambio de tu dinero. Tampoco soy casado, perdname. Nada puedo ofrecerte, nada que t toques con la mano, toma este libro, no entre tu s manos sino entre tu cerebro y tu corazn. Acaso baile un poco. En el abismo siempre se baila. Y entre mi cerebro y mi corazn hay un abismo. Mi corazn me dice que te d el libro de balde.

Mi cerebro, que lo pagues porque si me pagas este libro quiz pueda ofrecerte aque l libro en el aprendan tus hijos a tenerte respeto . Pedro Luis de Glvez.

HISTORIA DE MI VIDA DOLIENTE Recuerdo mi infancia en el santo colegio de unos padres cristianos que velaban p or mi educacin. En aquel colegio yo estaba medio pensionista, y mi amada madre c osteaba los gastos, haciendo muchos sacrificios. An evoco el patio de recreo y el frontn de pelota; las amplias aulas del colegio instaladas en la planta baja y e n los altos corredores del edificio. Recuerdo tambin el da feliz y casto de mi primera comunin, hecha en una maana de may o, fragante y encendida. Yo era entonces un nio inocente, lleno de ternuras y bondades; el corazn ingenuo q uera escaparse del pecho y mi almita infantil no conoca an las torturas ni las infa mias de los hombres. Yo siempre fui un nio triste; desde edad muy temprana me sent acometido por una ex traa melancola que se troc luego en una angustia infinita, que no podr deshechar nun ca. Mis compaeros de colegio se rean siempre de mi tristeza y de mis lgrimas, pero yo n o saba odiarles, y tena siempre para ellos la misericordia del perdn. Hoy tambin he aprendido a saber perdonar las ironas perversas y los escarnios de l a gente cruel. Aos ms tarde me sacaron del colegio cristiano para hacerme ingresar interno en un colegio evanglico. All curs todas las asignaturas del bachillerato pero no pude est udiar una carrera porque mi pobre madre no poda pagarla, y tuve que abandonar el colegio. Entonces empezaron a manifestarse mis sentimientos de artista y escrib mis primer os cuentos, sencillos inconexos Despus fui poeta cuando sent en mi mente los supremos arrebatos divinos de la insp iracin en forma de POTENCIA CREADORA transmite Dios a los predestinados. El poeta es santo y apostlico y est ungido de un aroma de eternidad. La historia de mi calvario para poder publicar mis poesas en los peridicos de Madr id no quiero contarla por la razn misericordiosa de no hacer sonrojar a muchsimas personas que pueden hacerme mucho bien todava. Slo consignar como episodio de mis luchas que he tenido que hacer ms de treinta cop ias de mis mejores poesas. No lamento por mi mal el rigor y la disciplina de los peridicos para los escritor es principiantes (yo ya he publicado en todos los peridicos menos en La Estafeta) , pero en ninguna forma hay derecho a burlarse de un corazn. Eso es una ignominia que no se perdona nunca. Menos mal, sin embargo, que a la hora decisiva de la j usticia suprema, todos los herejes, todos los dspotas y todos los tiranos purgarn sus delitos de la tierra con tormentos apropiados al caso. III Yo soy bohemio por temperamento, por rebelda y por romanticismo. Desdeo los trminos medios de adaptacin y nunca claudicara a mis ideas por una cuestin de despensa. Cuando publico algn libro de versos, vendo yo mismo los ejemplares de los cafs, a mis queridos amigos, los cofrades en Arte y en trapaceras. Cuando no tengo libros por vender pido dinero a la gente que me lo da con gusto, porque no quiere consentir que yo muera de inanicin. No obstante el altruismo y la generosidad de las buenas almas, para conmigo, he pasado tres invierno en la calle sufriendo el rigor de las heladas crudas que en tumecen los huesos y el corazn. He pernoctado en los inmundos cafetines con los hampones y los parias mucho ms no bles que los prceres de Recoletos. Han cado los aguaceros sobre mi cuerpo enclenque cuando careca de refugio y me lo

negaban en los templos, en los cafs y en los hospitales. He ido por las calles de smelenado, sucio, famlico y he llorado una noche lgrimas de odio en un banco de la Plaza de Oriente, frente al Palacio Real. En la actualidad no publico poesas en Los Lunes de EL IMPARCIAL porque el director de esa hoja literaria, alega en bien mo que todava no estoy hecho : Deshecho querr dec ir. Sin embargo, el director de EL IMPARCIAL D.Ricardo Gasset, me guarda ciertas d eferencias y de vez en cuando me protege. Si l quisiera tengo la consciencia absoluta que pondra a mi disposicin las columnas de su diario; pero yo no escribo prosa, y los versos se publican en el suplemen to de los Lunes que dirige D.Joaqun Lpez Barbadillo. En LA LIBERTAD publico con bast ante retraso, atendiendo al exceso de original y otras zarandajas; sin embargo, tengo un gran cario para todos los redactores del peridico, y en particular a D.An tonio de Lezama, que hace lo que puede por mi gloria futura. Nuevo Mundo sigue publicando versos pedestres de seores advenedizos que ni son po etas ni versificaciones siquiera. Comprendo la coaccin de las recomendaciones y d el favoritismo, pero D.Francisco Verdugo, para quien guardo respetos y gratitude s, deba ser menos transigente. Y concluyo este prlogo dando las gracias ms expresivas a mis favorecedores y desea ndo a todos ellos sigan mostrando fervor por las musas en el altar de Apolo. Amando Buscarini. A VILLAESPESA Salud, Villaespesa, cantor de cantores mago de la msica de la poesa, ruiseor divino que solloza amores bajo la polcroma luz de Andaluca! Triunfaste en Espaa, despus que sufriste un calvario horrible que habas previsto! T eres, Villaespesa, de los que ceiste corona de espinas como Jesucristo! Te aullaron los lobos del rencor ajeno la envidia y el odio de te dieron zarpazos y todos queran hundirte en el cieno. Pobre Villaespesa! Pero t eras bueno! Y a todos los odios abriste los brazos! Yo tengo hambre y sed de justicia". DEDICATORIA A D. ANTONIO DE LEZAMA Seor: En las noches tristes y desoladas; en las noches crueles del invierno, mientras duermen los prceres su felicidad, yo le esperaba a usted temblando en la puerta d e su casa. La esperanza de su llegada combata mi incertidumbre y yo esperaba cont ento y sereno, con resignacin. Al fin le vena venir, a lo lejos, descubriendo su figura altiva y el brillo de su s lentes. Yo sala a su paso, saludndole tmido y le preguntaba candoroso: -D.Antonio cundo me va usted a publicar sus versos?

Yo s querido maestro que usted se ha enternecido al verme y creo en la evidencia de que al cerrar tras de s la puerta de su casa se le ha escapado alguna lgrima. V d tiene la mano justiciera que sabe compensar los sacrificios y creo con sinceri dad que usted es de los pocos hombres que saben comprender mi dolor. Por eso le quiero, le respeto y le dedico mi libro. Armando Buscarini. Julio 1922.

FUGITIVA Para Cndido Hernndez Una noche tibia y perfumada de mayo la sorprend sola en un parque, al regreso de la verbena. La llam. Se volvi al requerimiento de su nombre, y al verme junto a ella, tembl. -No temas, modul, quires paser conmigo, bajo las estrellas? Acept. La noche era clida y blanca aromada por suaves fragancias. Mi alma saturada de amor arda en Deseos carnales. -Porqu no me amas? Luego quise hacerla ma entre la espesura del follaje oculto; pero ella ms gil que yo supo evadirse de mis brazos y huy con un gesto triunfal. Suspir. Amaneca.

ADVERTENCIA DEL AUTOR Las poesas que integran este libro han sido admitidas en los peridicos de Madrid p or sus directores; admitidas, entiendo yo desde el momento que no me las rechazan; pero yo quiero hacer constar a mis quer idos favorecedores que estas poesas no han sido publicadas, excepcin de tres composiciones que public LA LIBERTAD hace seis m eses y que yo sealo como una nota de honradez. EL DOLOR DE LOS POETAS Para Cnovas Cervantes Oh dolor infinito de todos los poetas que lloris el fracaso de vuestros ideales! Qu bien sabis vosotros esas ansias secretas que sufren vuestras pobres almas sentimentales! Vuestra misin es triste, triste como ninguna:

(que mal riman los versos con el plebeyo enjambre!). Sois unos bravos tteres de la contrafortuna que adoris a la gloria, mientras os mata el hambre! Tambin como vosotros soy yo titiritero y os abrazo, hermanos; tended el cable. Quiero que en l piruetemos al quedar en tensin: Oh dolor infinito de todos los poetas! (qu bien sabemos todos nosotros las secretas ansias que por recato slo oye el corazn!)

LUJURIA CASTA A Blanca-Flor Qu placer tan ardiente siento cuando beso tus labios con pasin. Ni tu boca me miente, yo tampoco te miento, y sediento te beso; te beso en mi emocin. Te retuerces convulsa como una gran serpiente en los momentos de placer, y eres febril y ardiente, mujer. Yo quisiera morirme besando con sed loca esos labios de fuego que me abrasan de amor, esos labios que forman una flor de tu boca! NOBLEZA DE POETA Para Antonio Cases En mis das y noches de hambre, sufro a solas dolores cruentos en la triste aridez de las calles... Cuando lloro, mi llanto sincero, nadie viene a enjugrmelo, nadie porque yo soy un noble poeta que se muere por sus ideales! Dedicatoria al Excmo. Sr. D. Santiago Alba. El riesgo es el eje sublime de la vida. Gabriel D Annunzio De vez en cuando, entre la turbamulta municipal y urbana, soez y grosera, sale u n seor romntico que me regala unas pesetas. Este seor romntico cree que todava puede haber personas que se preocupen un poco de la belleza de unos versos que quiz quin sabe si tienen dentro de la rima algo ms q

ue hueco retrica. Quiz este seor cree que en Espaa hace falta un poco de romanticismo refulgente que brille en el barro deleznable y sucio del bajo y rampln y malsano ambiente que em pistelece y denigra la vida espaola. Como dice Ramiro de Maeztu en El Sol, hace falta un minimun de decencia para que se arregle el problema de Marruecos y todos los dems problemas. Y mientras se consienta que los artistas se mueran de hambre y de fro bajo las bu rlas y groseras justificadas (el poeta va vestido de harapos como un mendigo glor ioso), la decencia de los que pueden remediar esta desdicha es una decencia muy discutible. Despus de cincuenta colaboraciones en los primeros peridicos de habla castellana n o se puede ni remotamente discutir mi personalidad de poeta lrico y hambriento. Y a esto no hay derecho, seores romnticos, los pocos seores y romnticos que sean seor es y sean romnticos, que todava puede que queden, que mucho lo dudo que quede algu no, porque los dems pueden colgarse de un pino, como deca el gran Rubn. Soy un hijo triste de la noche, soador de ternuras y enfermo de misantropa; enamor ado de los astros y de las tnicas de prpura de los prncipes de leyenda. S que el amb iente no es propicio a mi gesto y que las palabras de los poetas caen en la mode rna sociedad como un abismo de indiferencia donde se desperezan los necios y don de los envidiosos que tienen ictericia ensean los dientes amarillos. Yo puedo hablar fuerte porque soy un poder espiritual en la forma ms pura y a qui en quiera atropellarme por ser dbil cometer una triste accin contra el fraternal se ntimiento que yo tengo para todos. Todo lo que me hagan ha de saberse en la posteridad histrica y quedar como una mal a nota. ARMANDO BUSCARINI LUZ Para Manuel Machado. Luz de la maana que ahuyentas las penas: luz en mi ventana milagrosa hermana de las almas buenas! LA NAVE Para Csar Gonzlez Ruano elegante como Wilde. I Serenidad me dijiste al partir con la primera luz de aquella primavera tan triste. II Yo plido como un muerto te finga una sonrisa; parti la nave deprisa del puerto. III

Nos separ el Ocano y desde la azul distancia aun evoco la fragancia de tu mano. FLOR DE FANGO Esta historia de mi vida de hampn que pone de relieve con mi absurdo sombrero risible, la tristeza de un dolor verdadero que caricaturiza mi triste corazn. Todas las acideces del Dolor he sufrido y el desamor inmenso de que nadie me quiera por lo que soy ni solo por lo que yo he sufrido ni por lo que yo puedo ser maana siquiera. Bajo un terror de tsico crujen todos mis huesos, y mis labios ardientes tienen hambre de besos por unos mustios labios ungidos por la Gracia de una vida perversa, que no tiene ternura, que se goza de lejos con mi mala ventura y re entre el tmulo de la Canallocracia. YO S ! Para mi querido amigo Alfonso Villanueva Yo s que las felices historias que me dices florecan con un divino alarde de marchitas caricias en las horas propicias que tie el sol de prpura la tarde. Yo s que entre el jirn de la neblina vagamente tu casa se adivina con su herrumbrosa puerta donde yo tantas veces llor tus altiveces y la ternura de la hermana muerta. Yo s que abandonas el desmayo de tus lnguidas gracias perfuman nuestro amor rosas de mayo y tiemblan las acacias. Yo s que t te inclinas a mi amor porque esperas ver un da cruzar las golondrinas de mis encantadoras primaveras. LOS BALCONES DEL COLEGIO A la encantadora seorita Carmen Sangrador, con devocin An en la bruma matinal distingo la vetusta fachada del colegio que pone en la memoria el sortilegio

de las tardes solares del domingo. Y an resuena el rumor de las sutiles y candorosas voces infantiles en los viejos balcones escolares, y an veo el sol dorando los perfiles de las verdes colinas familiares. Y me parece contemplar muy cerca, en la brumosa paz de los inviernos a la muchacha que desde la alberca no dejaba estudiar a los internos. Risa lejana y silenciosa; risa de nia hecha mujer; rumor divino de fosfrica luz; risa indecisa en el fondo de tanto torbellino. Al remembrarte me entristezco y pienso ya por el tiempo y la desdicha helado, que era tu aliento el invisible incienso con que sahumse mi primer pecado. En mi vida solo ha germinado la pobreza y aunque no tengo todava los veinte aos, g uardo abundantes cosechas de dolor. Soy un alma hurfana de carios y vivo con pnico de mi gloria, cual si fuese el fruto de un remordimiento. No he hallado jams la v oz amiga que me d alientos en mis caminos ridos y he visto alejarse de m a las pers onas hipcritas que me prometan afectos. En las puertas de mis buenos amigos ha son ado la aldaba muchas veces demandando misericordias y si los amigos me ofreciero n sus ddivas generosas y me hicieron sentar a su mesa para compartir sus manjares , yo, en pago, les he regalado mis versos y las ternuras de mi corazn. Soy un hijo triste de la noche, soador de ternuras y enfermo de misantropa; enamor ado de los astros y de las tnicas de prpura de los prncipes de leyenda. S que el amb iente no es propicio a mi gesto y que las palabras de los poetas caen en la mode rna sociedad como un abismo de indiferencia donde se desperezan los necios y don de los envidiosos que tienen ictericia ensean los dientes amarillos. Yo puedo hablar fuerte porque soy un poder espiritual en la forma ms pura y a qui en quiera atropellarme por ser dbil cometer una triste accin contra el fraternal se ntimiento que yo tengo para todos. Todo lo que me hagan ha de saberse en la posteridad histrica y quedar como una mal a nota. ARMANDO BUSCARINI EL ASCUA A mi querido amigo Victorio Arizn Cuando en aquellos das lejanos me decas que era el cliz amargo, que era la vida triste y el camino era largo, en lo hondo de la estufa cercana a tu balcn una tarde de otoo vi que se consuma

un ascua que tena forma de corazn. Se inundaba el espacio de fro de negrura Y nuestras pobres almas ateridas sintieron de repente el calor y la llama de una misma ternura y frente a los inmviles horizontes abiertos, temblorosas las manos y las bocas unidas los dos nos sonremos y durante una hora inmensa nos quisimos con el desinters que se quiere a los muertos. Volvieron otras tardes cual dorados racimos que los dos vendimiamos y los dos repartimos; pero ahtos del hechizo de nuestras horas plenas inventamos pretextos a la separacin. T te fuiste llorando! Yo qued con mis penas! Se haba apagado el ascua de nuestro corazn!

PRLOGO Con todo el espanto de mi corazn prematuramente envejecido quiero hacer algunas a claraciones al pblico de Madrid que con tanta bondad me corresponde. Yo soy un es critor temperamentalmente romntico inadaptado al ambiente de mediocres que empest ilece y denigra la vida espaola. Estoy sinceramente asqueado de la incomprensin de los directores de peridicos que me niegan sistemticamente mis colaboraciones retr ibuidas; de los editores que no se dignan en editar mis libros. De los empresari os de los teatros que no quieren estrenar mis obras. Y de todos aquellos en gene ral que me vienen maltratando y me niegan el pan y la gloria. Dentro de cincuenta aos, cuando vuestros hijos se acuerden de vosotros deben pens ar que todos en alevosa complicidad asesinasteis mi corazn y mi inteligencia y si ellos son buenos y justos y se compadecen de m junto al epitafio de mi tumba deb en poner los nombres de todos los que me maltrataron. Mis intentos de suicidio son un testimonio de la indiferencia que todos muestran a la desesperacin el hombre que lucha y la prueba ms clara de la falta de humanid ad hacia el prjimo y el despego de mis semejantes. Durante seis das he permanecido en la antesala de un manicomio por reincidir en m i propsito de quitarme la vida y he tenido puesta la camisa de fuerza por haberme revelado contra los visitantes de aquel departamento, alegando mis razones de j usticia. Las nicas personas justas y con un impulso de equidad son mi ilustres pr otectores Don Serafn y Don Joaqun lvarez Quintero y el ilustre escritor cubano Alfo nso Hernndez Cat y al director de Prensa Grfica, Don Franscico Verdugo y el ilustre psiquiatra Don Csar Juarros y el inteligente impresor Don Enrique Sicilia; y D.F elipe Sicilia y D.Vicente Cabanes y Don Antonio Flrez Estrada y D.Juan Martnez Hig uera.

EL BARRIO DE LA VIRGEN DEL PUERTO Este aduar vergonzoso de la Virgen del Puerto

de espaldas al palacio y a los parias abierto, como es tan miserable enjuga sus pesares en las escasas aguas del turbio Manzanares... La escoba de los ricos le dio viva basura que bajo cobertizos, anmica ternura pone en el abandono del invierno fatal; y cuando en el ocaso empalidece el lampo de la tarde, ellos lloran y en la Casa de Campo se oye tronar el rifle del cazador real. Aduar caritativo de la Virgen del Puerto! Aduar con corazn a los pobres abierto! Virgen para las vctimas de funesto destino! Puerto para los nufragos que no encuentran camino!

CONTRAPORTADA Esta novela piadosa y dolorida est escriba con todo mi corazn para todos los nios b uenos y andrajosos que la sociedad llama golfos. Para todos vosotros, mis hermanos de carne y hueso, los tristes amigos de la noc he, los nicos que sabis comprenderme, ms cartiativo y ms inteligentes que los seorito s del "cabaret". Yo he elegido a dos hombres ilustres por mensajeros de mi destino. Estos hombres tienen entrada al Templo de la Gloria. Si ellos me interceptan el camino, la po steridad histrica los sealar como una sombra imborrable". LO QUE DEBEN HACER POR M LOS QUE TIENEN INFLUENCIA EN EL TEATRO A mis amigos y protectores D.Serafn y D.Joaqun lvarez Quintero. Ustedes, que me quieren, que en algunas ocasiones me han solucionado algunos con flictos, deben ir personalmente a visitar a cualquier empresario para que mi obr a SAN JUAN DE DIOS sea representada en su teatro lo ms pronto posible. Ustedes te ndrn una cualidad ms: la cualidad de descubrir personas que tienen talento; el org ullo ser para Vds. y la consagracin, para m. Dedicatoria a Rosario Naranjo, que con su candidez de muequita parece aclarar las tinieblas que ensombrecen el camino del triunfo. A Rosarito, que me aureola con la divina fragancia del perfume de su apellido. ARMANDO. A ROSARIO Eres, bella Rosario, como la luz que al fin de mi calvario ha de brillar en el altar del arte; y slo por mirarte y por verte tan bella, creo que tiene que rendirse el arte porque t tienes resplandor de estrella. En el corazn de la Humanidad hay siempre oculto un espritu de justicia, y cuando s

e deja morir en el desamparo y en la miseria a un hombre como Bcquer, ese espritu se siente sacudido por algo que es justicia y remordimiento a la vez, y es enton ces cuando se quiere reparar la grave falta cometida, enterrando en rosas ceniza s de muerto. Serafn y Joaqun lvarez-Quintero. De la Real Academia Espaola. LA NOCHEBUENA DE LOS HERMANOS QUINTERO Nochebuena de los Quintero, aromada de cristiandad! Nombres queridos que venero con amor y fraternidad! Nochebuena de los Quintero, aromada de cristiandad! Vuestra florida mocedad huele a tomillo y a romero! Nochebuena de los Quintero, aromada de cristiandad! En el confn brilla un lucero que bendice vuestra unidad! Nochebuena de los Quintero, aromada de cristiandad! Bcquer fue un plido viajero con billete de caridad! Nochebuena de los Quintero, aromada de cristiandad! Porque a mi vida oscura espero ver una suave claridad! Nochebuena de los Quintero, aromada de cristiandad! Eviten que la luna de enero alumbre mi fatalidad! Nochebuena de los Quintero, aromada de cristiandad! Ayer so que un carpintero haca mi cajita ya Nochebuena de los Quintero, aromada de cristiandad! En la ribera hay un barquero que canta vuestra Eternidad! A mi madre. En cuya alma cndida la dura prosa de la miseria ha inculcado traidoramente un sup ersticioso miedo a la poesa, dedico estas rimas de ilusin y desventura, cogidas du rante la primavera incompleta en que me ha tocado pasar, sin poder detenerme siq uiera en algunas horas suaves, de nio a hombre.

ALMA DE ARTISTA Una errata de imprenta se desliz en mi nombre: No es Armando, es amando como siempre viv. Amando a la alimaa y a la fiera y al hombre, que el amor no se apaga en m. Rufianes sin ingenio rompieron mi apellido Buscarini, dijeron. Bah! La busca del pan. El pan que a m me dieron siempre lo he repartido; y tambin part otro que los hombres no dan. Armando Buscarini. El nombre trae de Galia el perfume galante, y el apellido Italia dice; pero soy slo pobre poeta espaol, que en esta tierra inhspita, que no ama a sus cantores, arrastra, entre sarcasmos, su juventud sin flores, su sed sin agua, y su primavera sin sol Reina del Bosque de las Rosas, hermosa entre las ms hermosas y ruiseor de la floresta; poema de luz de las maanas, eco armonioso de la orquesta y meloda de la fiesta que dan al aire las campanas! Reina del Bosque que no gozas del esplendor de tus carrozas, ni de tus sueos deslumbrantes; bendita, t, mujer que eres la Reina humilde que prefieres hablar con pobres caminantes! Reina del Bosque, rubia y buena, por tu blancura de azucena y por tu boca de coral, eres el cuadro sensitivo, de cuyo encanto estoy cautivo como la abeja del panal. Reina del Bosque que te incautas de la armona de las flautas que dan tus cien duendes a coro. S que cien duendes te vigilan y que los astros que rutilan te envan su escarcha de oro Reina del Bosque que enardeces con tus divinas altiveces mis humildades de ermitao; por el amor de un solo da yo, Reina ma, te dara lirios y rosas todo el ao! "Seor: La Justicia se hace automticamente".

Mi apellido es italiano, sinnimo de otros famosos como Rossini, Manzzoni y Marcon i. Yo soy espaol, de pura raigambre. Nac el 16 de julio de 1904, en Ezcaray (Logroo ). Actualmente cuento con 21 aos y soy autor de 22 obras, publicadas con xito, cos a que ya no tiene remedio. No envidio a nadie. SOY AMBICIOSO. AL AMIGO LEAL DON ANTONIO DE LA VILLA A cuyo lado me acerco para no caer Tu bondad es la playa bonacible y serena donde arriban las naves del dolor y el espanto; claro puerto de amores, all encalla la pena y hasta el brego trueca su grito en dulce canto. En las tardes cubiertas de neblinoso manto cuando turban las almas cantares de sirena muere en tu frase como en la dorada arena la ola blanca de espuma y salada de llanto. Van marcando los barcos las estelas errantes abajo en la sentina cantan los emigrantes!, pobres viajeros plidos cuya tierra es el mar!. Msero y desterrado, con mi hato de pesares, contemplo con anhelo tus playas tutelares y te tiendo los brazos, cansados de luchar! S que tu mano buena se acercar a mi orilla donde llegan los nufragos de la literatura y bajo el iris mgico del faro que all brilla se aclarar mi noche de injuriosa negrura. Yo quiero que en mis surcos arrojes tu semilla que florezcan los lirios de tu humana ternura que salmodien tu nombre los bronces de Castilla y que hable de tu gloria nuestra historia futura. Por eso en este instante en que mi fe te invoca debes ser pararrayos de mi tormenta loca!

ACTO DE CONTRICCIN A los Excmos.Sres. y gloriosos dramaturgos D.Serafn y D.Joaqun lvarez Quintero En cierta ocasin requer de ustedes que tanto valen y tanta autoridad tienen, la o pinin sobre una obra ma. Esta obra no era ms que un ensayo dramtico, regularmente tr azado. A juicio de ustedes no podra representarse; yo me ofusqu pronto: exaltado por el d eseo juvenil de querer alcanzar la gloria enseguida y dudando de sus palabras le ales, les molest. Hoy que la reflexin y la serenidad pueden ms que el entusiasmo, estoy arrepentido de haberles agraviado, y queriendo descargar mi conciencia, les pido humildement e perdn desde estas pginas, no dudando ser perdonado, ya que ustedes son buenos y

piadosos. Crean pues en mi arrepentimiento sincero y definitivo y no duden de que desde ah ora en delante de he ser buensimo para con ustedes, endulzndoles la vejez con el t esoro de mi gratitud. ARMANDO BUSCARINI

PRLOGO Armando Buscarini (Retrato Futuro) No sabis que la escuela del dolor es la nica que permiti al hombre escalar las alturas? El joven plido empezaba a flaquear. Desconfi de la vida, desconfi de los hombres. E l mundo segua riendo, indiferente a la gran miseria de su laceracin. Su voz no gri taba, su mano no peda Es terrible esto ! Y l no saba mendigar, ni adular, ni mentir y solloz fiebre. Fue un peregrino incansable, que bebi sed

Hambre, hiel, incomprensin, fueron sus horizontes, sus hados familiares en la ciu dad ergastularia Y no quiso vender sus caricias a los hombres Hubo un momento en que la idea miserable y vulgar del suicidio le impuls a buscar la negacin tranquilizadora de la Sombra. Pero slo fue la rfaga extraa del instante. La grandeza de su aislamiento ilumin de nuevo la ruta inmortal y perversa. Volvi a sentirse ntegro, a sentirse l Y torn a la lucha. La vida le llamaba. Era necesario su dolor en el mundo Y el joven plido alcanz la cima y domin la cumbre JOS VEGA DE RIVERA Julio 1926. I He compuesto ms baladas que rosas ostenta abril, por confesarte, bien mo, lo que yo pienso de ti VI La vida es ro que pasa bajo un puente de amarguras que sostiene nuestra alma IX Luchamos por alcanzar un triunfo que es una lgrima perdida en medio del mar EPLOGO

EPSTOLA AL DIRECTOR DE EL IMPARCIAL Sr.D.Ricardo Gasset. Muy seor mo y de mi mayor consideracin: Ciego en la Vida, siempre me equivoqu. La gente deca que acertaba. Me encontr a Buscarini, predije su triunfo, abr los ojos y acert. La gente deca que me equivocaba. Usted le tendi los brazos y se hizo Cmplic