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Arquitectura neoclásica en el arzobispado de Granada. A propósito de la iglesia de la Encarnación de Montefrío Mariano Martín García Anabel Córdoba Cruz Por una Real Cédula de fecha 21 de octubre de 1773, se obligaba al arzobispado y obispados del Reino de Granada a someter a la aprobación del Consejo de Castilla los proyectos y justificación de las obras de arquitectura, escultura y retablos para las iglesias de su diócesis. Así mismo, por una Circular de 25 de no- viembre de 1777, se comunicaba a todos los caballe- ros, obispos y prelados que estaban obligados a con- sultar, cualquier obra que realizaran en las mismas, con la Academia de Bellas Artes de San Fernando. El entonces director de la Academia, Ventura Ro- dríguez, recibió del Consejo Castilla el encargo de elaborar un informe sobre las condiciones en que se encontraban los templos de la diócesis de Almería y Granada y el de inspeccionar los proyectos para las nuevas construcciones. La revisión de las iglesias de Almería, la delegó en Manuel Machuca y Vargas (To- rres 1996, 335). Los informes, diseños y dirección de obras recaye- ron sobre acreditados discípulos de la mencionada Academia y parientes, entre los que destacan Domin- go Antonio Lois Monteagudo, Francisco Aguado, Francisco Quintillán, Manuel Martín Rodríguez, el almeriense Juan Antonio Munar y los granadinos Domingo Thomas y Juan de Castellanos, maestro de obras de la catedral de Granada. En todos los proyectos ejecutados por el arzobispado de Granada en estas fechas se aprecian unos rasgos ar- quitectónico comunes ya que los arquitectos que dise- ñan los proyectos son todos de la Academia de San Fer- nando, o es el propio Ventura Rodríguez o bien es alguno de sus discípulos, pero supervisando aquél el proyecto y haciendo modificaciones en él en la mayoría de los casos. Se da el caso de que ningún proyecto del arquitecto granadino, Juan de Castellanos, de formación todavía poco academicista, es aceptado por Rodríguez. En ningún momento, Ventura Rodríguez visita Granada, por lo que los datos de las iglesias a cons- truir se los mandan sus discípulos y él diseña los pro- yectos o supervisa y corrige los de sus discípulos, de- volviéndolos a su lugar de origen. Las obras realizadas en este tiempo en el arzobis- pado de Granada, son las siguientes: 1 Iglesia de Santa Fe (1774-1785): Proyecto de Ventura Rodríguez y dirección de Domingo Lois Moteagudo. Iglesia de Vélez de Benaudalla (1778-1784): Proyecto de Ventura Rodríguez y dirección de Domingo Lois Moteagudo. Capilla Mayor y torre de la iglesia de la Encar- nación de Loja (1775-1882): Proyecto de Ven- tura Rodríguez y dirección de Domingo Lois Moteagudo. Convento de las Comendadoras de Santiago en Granada (1777-1782): Proyecto de Francisco Sabatini y dirección de Francisco Aguado. Iglesia de Algarinejo (1779-1794): Proyecto de Ventura Rodríguez y dirección de Francisco Aguado. Iglesia de Alcútar de Bérchules (1783-1789): Proyecto de Ventura Rodríguez LIbro 2 Congreso.indb 1011 LIbro 2 Congreso.indb 1011 28/09/15 13:21 28/09/15 13:21

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Arquitectura neoclásica en el arzobispado de Granada. A propósito de la iglesia de la Encarnación de Montefrío

Mariano Martín GarcíaAnabel Córdoba Cruz

Por una Real Cédula de fecha 21 de octubre de 1773, se obligaba al arzobispado y obispados del Reino de Granada a someter a la aprobación del Consejo de Castilla los proyectos y justificación de las obras de arquitectura, escultura y retablos para las iglesias de su diócesis. Así mismo, por una Circular de 25 de no-viembre de 1777, se comunicaba a todos los caballe-ros, obispos y prelados que estaban obligados a con-sultar, cualquier obra que realizaran en las mismas, con la Academia de Bellas Artes de San Fernando.

El entonces director de la Academia, Ventura Ro-dríguez, recibió del Consejo Castilla el encargo de elaborar un informe sobre las condiciones en que se encontraban los templos de la diócesis de Almería y Granada y el de inspeccionar los proyectos para las nuevas construcciones. La revisión de las iglesias de Almería, la delegó en Manuel Machuca y Vargas (To-rres 1996, 335).

Los informes, diseños y dirección de obras recaye-ron sobre acreditados discípulos de la mencionada Academia y parientes, entre los que destacan Domin-go Antonio Lois Monteagudo, Francisco Aguado, Francisco Quintillán, Manuel Martín Rodríguez, el almeriense Juan Antonio Munar y los granadinos Domingo Thomas y Juan de Castellanos, maestro de obras de la catedral de Granada.

En todos los proyectos ejecutados por el arzobispado de Granada en estas fechas se aprecian unos rasgos ar-quitectónico comunes ya que los arquitectos que dise-ñan los proyectos son todos de la Academia de San Fer-nando, o es el propio Ventura Rodríguez o bien es

alguno de sus discípulos, pero supervisando aquél el proyecto y haciendo modificaciones en él en la mayoría de los casos. Se da el caso de que ningún proyecto del arquitecto granadino, Juan de Castellanos, de formación todavía poco academicista, es aceptado por Rodríguez.

En ningún momento, Ventura Rodríguez visita Granada, por lo que los datos de las iglesias a cons-truir se los mandan sus discípulos y él diseña los pro-yectos o supervisa y corrige los de sus discípulos, de-volviéndolos a su lugar de origen.

Las obras realizadas en este tiempo en el arzobis-pado de Granada, son las siguientes:1

– Iglesia de Santa Fe (1774-1785): Proyecto de Ventura Rodríguez y dirección de Domingo Lois Moteagudo.

– Iglesia de Vélez de Benaudalla (1778-1784): Proyecto de Ventura Rodríguez y dirección de Domingo Lois Moteagudo.

– Capilla Mayor y torre de la iglesia de la Encar-nación de Loja (1775-1882): Proyecto de Ven-tura Rodríguez y dirección de Domingo Lois Moteagudo.

– Convento de las Comendadoras de Santiago en Granada (1777-1782): Proyecto de Francisco Sabatini y dirección de Francisco Aguado.

– Iglesia de Algarinejo (1779-1794): Proyecto de Ventura Rodríguez y dirección de Francisco Aguado.

– Iglesia de Alcútar de Bérchules (1783-1789): Proyecto de Ventura Rodríguez

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– Capilla Mayor de la Iglesia de Berja (Almería) (1771-1788): Proyecto de Ventura Rodríguez y dirección de Juan Antonio Munar. La iglesia se destruyó en el terremoto de 1804.

– Iglesia de Cájar (1783-1785): Proyecto de Ventu-ra Rodríguez y dirección de Francisco Aguado.

– Iglesia de Molvízar (1785-1790): Proyecto de Domingo Lois Monteagudo, Juan de Castella-nos y adiciones de Ventura Rodríguez, direc-ción de Juan de Castellanos.

– Iglesia de Picena (1783-1788): Proyecto de Ventura Rodríguez y dirección de Juan de Cas-tellanos.

– Iglesia de Talará (Lecrín) (1783-1788): Proyec-to de Ventura Rodríguez y dirección de Juan de Castellanos.

– Iglesia de Montefrío (1786-1802): Proyecto de Domingo Lois Monteagudo y dirección de Francisco Aguado.

– Iglesia de Alhabia de la Taha (Almería) (1803- Mediados del XIX): Proyecto de Ventura Ro-dríguez.

– Iglesia de Arenas del Rey (17921797): Proyec-to de Manuel Martín Rodríguez y dirección de Francisco Aguado. La iglesia quedó destruida con el terremoto de 1884.

– Iglesia de Nívar (1779-1781): Proyecto: Do-mingo Lois Monteagudo y dirección de Juan de Castellanos.

– Iglesia de Alomartes (1781-1784): Proyecto: Domingo Lois Monteagudo y dirección de Juan de Castellanos.

– Iglesia de Montillana (1792-17--): Proyecto de Domingo Thomas y dirección de Antonio Jor-dán.

– Iglesia de Salar (1794-95): Proyecto de Fran-cisco Aguado y dirección de Domingo Tho-mas.

– Iglesia de la Garnatilla (Motril) (1797-1802): Proyecto de Domingo Thomas-

– Iglesia de Murtas (1796-1806): Proyecto de Domingo Thomas y dirección de Francisco Aguado.

– Iglesia de Alboloduy (Almeria) (1796-1802): Proyecto de Domingo Thomas y dirección de Andrés López.

– Iglesia de Ohanes (Almería): (1796-1800): Proyecto de Manuel Martín Rodríguez y direc-ción de Juan de Castellanos.

– Iglesia de Chauchina (1806-1812?): Proyecto de Francisco Aguado y dirección de Juan Pu-chol y Francisco Romero. La iglesia se rehabi-lita en 1982, según proyecto de Francisco Ál-varez Puerto.

– Ampliación de la iglesia de Játar (1796-1801): Proyecto de Domingo Thomas.

– Ampliación de la iglesia de Güéjar Sierra (1781-1782): Proyecto de Domingo Lois Mon-teagudo y dirección de Miguel de Castellanos.

– Ermita de Tices (Ohanes, Almería) (1800-1802): Proyecto y dirección de Juan Puchol.

Además, en Granada capital se producen interven-ciones en las iglesias de la Magdalena, Santa Esco-lástica y Santiago.

Se hace difícil establecer entre todas ellas una cla-sificación tipológica, aunque sean obra de una única concepción ideológica, ya que son muchos los facto-res que intervienen en el proyecto de las mismas, como es el tamaño de la población, la topografía del terreno en el que se asienta, el solar que deja la anti-gua iglesia, los factores económicos, etc. Pero, a pe-sar de ello, podemos apreciar unos rasgos arquitectó-nicos comunes, aunque entre ellas encontramos iglesias de planta basilical, de una sola nave con cru-cero y sin él o de cruz griega. En todos los casos, el conjunto se dispone según un eje de simetría longitu-dinal, donde a ambos lados del altar mayor se colo-can la sacristía y demás dependencias parroquiales. Para cubrir los interiores de las naves centrales, las capillas mayores y los brazos del transepto se em-plean bóvedas de cañón, unas veces corridas y otras con arcos fajones o con lunetos; bóvedas vaídas en las naves laterales de las plantas basilicales y en los cruceros, utilizándose también en estos, cúpulas so-bre pechinas. En las fachadas encontramos frontones, bien en una, en tres o en las cuatro. Las portadas es-tán formadas por un arco adintelado adovelado, sobre el que hay una cornisa y, sobre ella, la cartela funda-cional del real patronazgo y el escudo de Carlos III. Al parecer por cuestiones económicas, la mayor parte de ellas cuentan con una sola torre centrada, bien en la fachada principal o tras la cabecera del templo, siendo en algunas dos pequeñas torrecitas a ambos lados de la fachada principal. Abundan en muchos de ellos los huecos de ventanas semicirculares y los óculos.

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LA IGLESIA DE LA ENCARNACIÓN DE MONTEFRÍO (GRANADA)

Pero hay un caso excepcional en el trazado de estas iglesias que rompe todos los cánones establecidos por la Real Academia de San Fernando para las igle-sias que se construyeron en esas fechas en el arzobis-pado de Granada y es la parroquial de la localidad granadina de Montefrío, cuyo proyecto fue redactado por el arquitecto Domingo Antonio Lois de Montea-gudo en 1785.

Este pueblo del Poniente granadino ya disponía de un magnífico templo trazado por Diego de Siloé en 1549, situado en lo alto de una escarpada forma-ción rocosa que rodeaba el recinto amurallado que constituía la fortaleza musulmana, donde estaba es-tablecida la antigua población. Poco tiempo des-pués, al ir creciendo la población y no disponer de espacio dentro del antiguo recinto murado, se co-mienza a poblar el llano existente a los pies de la peña del castillo, por lo que había que subir una empinada cuesta para llegar al mencionado templo, conocido como la Iglesia de la Villa. Así pues, tene-mos noticia de que ya en 1645 (Gómez Moreno Ca-lera 1989), los vecinos hacen una petición al arzo-bispo de Granada para que se construya un nuevo templo en el llano, dada la dificultad que tiene ac-ceder al antiguo. Al parecer, desde principios del si-glo XVII ya se había previsto un solar para una nue-va iglesia e, incluso se le había encargado las trazas del mismo al arquitecto de la Catedral granadina Ambrosio de Vico, si bien se desconoce la causa porque no se llevó a cabo el proyecto.

Pero no es hasta la firma de la Real Cédula de 1773, relativa al Patronato Regio ya comentada al co-mienzo de esta comunicación, el que se decida cons-truir la iglesia de la Encarnación de Montefrío que comenzó en el reinado de Carlos III y terminó en el Carlos IV. La Real Academia le encarga el proyecto al arquitecto Domingo Lois de Monteagudo, discípu-lo de Ventura Rodríguez y que dirigía todas las obras trazadas por él en el arzobispado de Granada. Una comisión formada en la Academia reconoce la cali-dad del proyecto y, debió gustarles tanto, que propo-nen que se ejecute tal y como ha sido presentado (Guillén 2001, 89). Pero Domingo Lois no verá reali-zado su proyecto ya que fallece antes de que den co-mienzo las obras.2 El edificio se comienza a levantar en 1786 y se termina en 1802, siendo el director de

las obras el también arquitecto de la Academia de San Fernando Francisco Aguado.

Puede considerarse este edificio como uno de los máximos exponentes de la arquitectura de la Ilustra-ción, destacando por su sobriedad, pureza y propor-ciones, no necesitando ningún tipo de ornamentación para conseguirlo. Le basta con utilizar y maximizar su espacio. Estas características están presentes en cada una de sus partes, en su estructura, en su facha-da, en su misma fábrica de sillería.

El proyecto de Lois que tanto gustó a la comisión está basado en el Panteón de Roma, ciudad en la que el arquitecto estuvo pensionado por la Academia, junto con Juan de Villanueva, entre 1758 y 1765 y donde, sin lugar a dudas conoció y estudió el edificio que construyó Adriano. El proyecto de la iglesia de Montefrío se trata, al igual que éste, de una gran cú-pula apoyada en un muro cilíndrico y cuya altura to-tal es similar al diámetro interior pero, en el caso que nos ocupa, construida toda en sillería (figura 1).

Pero creemos que Domingo Lois no solo piensa en el Panteón de Agripa a la hora de hacer su proyecto de Montefrío. En 1761, estando él todavía pensiona-do en Roma, se coloca la primera piedra de un tem-plo muy importante de Madrid, San Francisco el Grande, edificio que en un principio iba a ser proyec-tado por Ventura Rodríguez y que finalmente diseña el franciscano Francisco Cabezas. Éste, levantó la base del edificio y tuvo que parar la obra en 1768, cuando un informe de la Academia de Bellas Artes, dictaminó que los muros construidos hasta ese mo-mento y que ya tenían unos 16 metros de altura, no iban a poder aguantar la gran cúpula de 33 metros de

Figura 1Vista exterior de la Iglesia de la Encarnación de Montefrío (Foto de los autores, 2013)

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diámetro que había proyectada. Este informe se reali-za después de la llegada de Domingo Lois a Madrid en 1765, por lo que él, académico de mérito de la Academia debió conocerlo, así como la obra ejecuta-da. Retoma la obra de San Francisco el arquitecto Antonio Pló y Comín, quién cierra la gran cúpula en 1770, si bien el edificio no se termina por falta de di-nero, concluyéndose entre 1776 y 1784, bajo la di-rección de Francisco Sabatini y Miguel Fernández, siendo inaugurada por Carlos III en 1784. Para en-tonces, Domingo Lois ya estaba en Granada dado que, en 1773, llega a Santa Fe para dirigir las obras de la nueva iglesia colegial que había trazado Ventura Rodríguez, estableciendo su residencia en esta locali-dad hasta su muerte, acaecida en diciembre de 1785.3

Es muy posible que este arquitecto, conocedor sin duda de las cuatro cúpulas más grandes del mundo en aquellas fechas, Santa María del Fiore de Florencia, el Panteón y San Pedro en Roma y San Francisco el Grande de Madrid, si bien solo las dos últimas están construidas en piedra, pensase en emular esas magní-ficas obras realizando un proyecto novedoso dentro de la tendencia que la Academia venía realizando en las nuevas iglesias del arzobispado de Granada, trazando una cúpula de 28 metros de diámetro que la convertía, en ese momento, en la séptima cúpula más grande del mundo y la cuarta de las ejecutadas con sillería (figura 2). Y de aquí la importancia de esta cúpula, casi des-conocida, que cubre una iglesia parroquial de un pue-blo de la provincia de Granada.

Es bien conocido que la traza del Panteón de Roma está compuesta por un muro circular de 6,10

metros de espesor, en el que interiormente se abren siete exedras y la puerta de acceso, distribuidas simé-tricamente según los ejes principales y diagonales. Dicho muro, hasta el arranque de la gran cúpula, tie-ne una altura igual al radio de aquella, por lo que se dice que en el interior del edificio podría inscribirse una esfera de 43,43 metros de diámetro, cuya parte inferior sería tangente al pavimento.

Hace dos años tuve la oportunidad de tutorizar un Proyecto Fin de Carrera de la ETSIE de Granada, a la entonces alumna Anabel Córdoba Cruz, coautora de esta comunicación, que trataba sobre la iglesia de la Encarnación de Montefrío (Córdoba 2013). En este trabajo no solo se hizo un estudio histórico del edifi-cio y de los materiales y técnicas constructivas em-pleadas en el mismo, además de un análisis de la pla-nimetría levantada y publicada por Cervera Vera (Cervera 1985), en la que claramente se apreciaba que había seguido las proporciones del Panteón ro-mano, sino que se hizo un nuevo levantamiento pla-nimétrico, éste ya realizado con una estación topo-gráfica, lo que daba mayor exactitud al conocimiento sobre la ejecución del templo.

La iglesia de Montefrío está formada por un muro circular de sillería de 4,00 metros de espesor, posi-blemente ya que no hemos podido comprobarlo, for-mado por dos hojas de piedra que sirven de encofra-do al relleno interior del núcleo con mortero concrecionado. La piedra parece ser que fue obtenida de una cantera cercana, hoy absorbida por el creci-miento de la población. De este muro circular sobre-salen dos cuerpos cuadrangulares, el de fachada al SE y la capilla mayor al NO, tras la cual se sitúa la torre, con un primer cuerpo de planta cuadrada y un segundo ochavado y a ambos lados las dependencias parroquiales. Interiormente se disponen simétrica-mente doce huecos, ocho dedicados a capillas, dos al acceso a unas tribunas situadas en entreplanta, la ca-pilla mayor y la puerta de acceso. De las ocho capi-llas, cuatro son de mayor tamaño. Las dos hojas de sillería que componen el muro perimetral, se unen entre sí con otros muros radiales del mismo material y que forman los cierres laterales de los menciona-dos huecos, sirviendo, al mismo tiempo, de contra-fuertes para contrarrestar los empujes de la cúpula que cubre el edificio y que monta sobre el menciona-do muro circular (figuras 3 y 4). En el arranque de la cúpula, una gran cornisa de 1,05 metros de vuelo, ro-dea todo el espacio a modo de balconada (figura 5).

Figura 2Intradós de la cúpula de la iglesia de Montefrío (Foto de los autores, 2013)

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Como ya se ha indicado, la fachada principal so-bresale del cuerpo circular, apareciendo en el centro el hueco de acceso encuadrado por dos pilastras y un dintel sobre el que se sitúa la cartela fundacional y, sobre ella, una ventana semicircular. Todo el conjun-to descrito se encuentra rehundido respecto al arco de medio punto que cubre este espacio, el cual tam-bién se presenta rehundido respecto al muro de fa-chada, enmarcándose a modo de alfiz completo, apa-reciendo en las enjutas cartelas salientes y, entre ellas, en la clave del arco, el escudo real de los bor-bones. Coronando el conjunto, aparece el típico fron-tón de las iglesias de finales del siglo XVIII. A la al-tura de la base del frontón aparece una cornisa que, mediante líneas rectas y curvas, rodea todo el perí-metro del edificio. Dicha cornisa se corresponde con la que interiormente sirve de arranque a la cúpula. Exteriormente, por encima de aquella, se prolonga el muro cilíndrico hasta llegar a una segunda cornisa,

donde comienza el escalonamiento de la cubierta. La sencilla forma cilíndrica solo se ve alterada por la presencia de cinco vanos semicirculares por donde

Figura 3Plano de planta acotada de la iglesia de Montefrío (Córdoba 2013)

Figura 4Interior de la iglesia, con la capilla mayor al fondo y las dos tribunas a los lados (Foto de los autores, 2013)

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penetra la única iluminación de la iglesia y que, inte-riormente, aparecen sobre las cuatro capillas de ma-yor tamaño (Córdoba 2013).

Pues bien, en el levantamiento topográfico realiza-do en el interior del templo se pudo comprobar que la cúpula no arranca inmediatamente sobre la men-cionada cornisa, sino que, por encima de ella, el muro perimetral sigue subiendo, a modo de zócalo, 56 cm más, siendo en este punto donde comienza la curvatura de la bóveda semiesférica (figura 6).

También se vio como, en el caso de la iglesia de Montefrío, la virtual esfera inscrita en el interior del templo, se adentraría 45 cm en el pavimento, o lo que es lo mismo, la altura del muro perimetral hasta el nuevo arranque de la cúpula, es 45 cm menor que el radio de la misma, hecho que según comprobamos no contemplaba los planos de sección levantados por Cervera Vera.

En el levantamiento topográfico también hemos denotado como la cúpula se encuentra achatada en la zona de la clave, presentando en este punto unos si-llares de menores tamaños y peor trabajados que los

Figura 6Plano de sección transversal de la iglesia de Montefrío (Córdoba 2013)

Figura 5Cornisa y galería balconada que rodea al templo (Foto de los autores, 2013)

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del resto de la misma (figura 7). De igual modo, pu-dimos observar como la línea de contorno del intra-dós de la media naranja no presentaba una curva con-tinua, sino que iba formando pequeños entrantes y salientes, a modo de bultos en la piedra, inaprecia-bles a simple vista. En un detenido análisis visual del intradós, observamos varias filas de agujeros abiertos en la piedra y sellados posteriormente con mortero de cal, sin lugar a dudas clarísimos mechinales, si bien solo eran perceptibles por la zona orientada al oeste de la bóveda (figura 8). Todos estos detalles nos hicieron llegar a la siguiente conclusión que ex-ponemos a continuación.

Lógicamente, la cúpula que estudiamos tuvo que ser construida auxiliándose de una cimbra de madera

de 28 metros de diámetro exterior, sobre la que se irían colocando los sillares adovelados, ejecutados posiblemente en la propia cantera según un preciso plano de montea, tomados con mortero de cal. Estos se irían izando con poleas colocadas sobre el muro perimetral y en distintos puntos de la circunferencia, con el fin de acortar distancias al lugar de su puesta en obra. Se colocarían por hiladas hasta llegar a la zona central donde, al ser la circunferencia de las juntas más pequeñas, se debieron aprovechar sillares que habrían llegado a obra defectuosos o rotos, bien durante el transporte, bien en la manipulación para su izado y colocación. Estos, por tanto, fueron talla-dos a pie de obra o sobre la parte de la cúpula ya eje-cutada, donde era más cómodo tomar las medidas de su curvatura. Igual sucedería con la pieza que cierra la bóveda, la clave, formada por un sillar troncocóni-co y que también parece sacado de otro de mayor ta-maño.

Una vez la bóveda terminada, el siguiente paso era el de desmontar la cimbra que había servido de enco-frado. Y fue entonces cuando la cúpula entró en car-ga y debió recalcar al asentar y encajar unas dovelas contra otras, produciéndose el achatamiento de su zona central y dejando resaltes y pequeños escalona-mientos entre unos sillares y otros. Y dado que estos resaltes no existen hoy, hay que pensar que los men-cionados agujeros abiertos en la piedra deben corres-ponder a los andamios que hubo que montar para desbastar estos pequeños escalones. En el plano de la sección transversal del edificio se aprecia como la curva de la cúpula en su parte derecha es más perfec-ta que la de la parte izquierda y posiblemente esa sea la explicación de porqué los mechinales aparezcan solo en la zona oeste. El asiento de las dovelas se produjo mayormente en la mitad occidental de la cú-pula.

Pero no solamente es interesante esta iglesia por la cúpula que la cubre, la segunda en tamaño del país, sino que también encontramos otros elementos sin-gulares todos labrados en sillería. Por ejemplo, en-contramos tres tipos de bóvedas más, generalmente por pares al presentar la iglesia simetría. Así, encon-tramos dos bóvedas esquifadas en las dependencias parroquiales existentes a ambos lados de la capilla mayor (figura 9). Otras dos pequeñas cúpulas cu-briendo el antiguo baptisterio, hoy despacho parro-quial y la caja de la escalera por la que se accede al coro (figura 10). Otra, una bóveda de cañón cubrien-

Figura 7Zona central de la cúpula (Foto de los atores, 2013)

Figura 8Detalle de los mechinales que se aprecian en el intradós de la cúpula (Foto de los autores, 2013)

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do la capilla mayor. Y por último, una cúpula sobre falsas pechinas cubriendo el cuerpo octogonal de la torre.

Así mismo, podemos encontrar varios tipos de es-caleras, una de tramos rectos en el primer cuerpo de la torre (figuras 11 y 12), y dos tipos distintos de es-caleras de caracol. Dos de ellas, del conocido como «caracol de Mallorca», ubicadas, una en el segundo cuerpo de la torre, el ochavado, que conduce a la zona de campanas, mientras que la segunda, es por la que se accede al coro (figura 13). Un segundo tipo de escalera de caracol, ésta con espigón central, son por las que se llega a las dos tribunas situadas en la en-treplanta, a ambos lados de la embocadura de la capi-lla mayor (figura 14).

Exteriormente, la cúpula de Montefrío, de la que no hemos podido averiguar su espesor, se oculta bajo

una cubierta escalonada de teja curva que no es la original. El escalonamiento se resuelve con muretes circulares concéntricos de pequeña altura que van salvando la curvatura de la bóveda en su parte más pendiente, hasta llegar prácticamente a la mitad, don-de ya se resuelve con varios paños separados por li-matesas (figura 15).

Hemos pretendido con estas líneas dar a conocer someramente la importancia que tuvo la arquitectura neoclásica y, sobre todo, la huella que la Real Acade-mia de San Fernando y en especial Ventura Rodrí-guez y sus discípulos, dejaron en los edificios reli-giosos del arzobispado de Granada, al que pertenecían parte de las actuales provincias de Gra-nada y Almería, sino también la influencia de esta ar-quitectura de finales del siglo XVIII en las iglesias que se levantaron en todo el siglo XIX y parte del XX en ambas provincias.

Figura 9Bóveda esquifada de la sacristía (Foto de los autores, 2013)

Figura 10Cúpula del antiguo baptisterio (Foto de los autores, 2013)

Figura 11Bóveda adintelada rampante que cubre el primer tramo de la escalera de la torre (Foto de los autores, 2013)

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Y en particular, con la descripción de la iglesia de la Encarnación de la localidad granadina de Monte-frío, hemos querido llamar la atención sobre un edifi-cio de primer orden a nivel nacional, dentro de la ar-quitectura neoclásica de f inales del XVIII, totalmente olvidado en los tratados de arquitectura y de historia del arte, siendo la segunda cúpula más grande construida en nuestro país. Esperamos haber-lo conseguido.

RELACIÓN DE LAS CÚPULAS MÁS GRANDES DEL MUNDO CONSTRUIDAS CON FÁBRICA

Abadía de San Blas, en San Blas (Alemania) (46,00 m) - (siglo XIX) - Piedra

Figura 12Detalle del despiece de sillería del paso del primer cuerpo cuadrado de la torre al segundo ochavado, mediante peque-ñas trompas en los ángulos (Foto de los autores, 2013)

Figura 13Escalera de «caracol de Mallorca» de acceso al coro (Foto de los autores, 2013)

Figura 14Escalera de caracol con espigón central en el acceso a las tribunas laterales (Foto de los autores, 2013)

Figura 15Cubierta escalonada exterior (Foto de los autores, 2013)

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Santa María del Fiore, en Florencia (42,05 m-45,60 m) - (1420) - Octogonal de Ladrillo

Panteón de Agripa en Roma (43,43 m) – (118-128) - Hormigón romano

Basílica de San Pedro de Roma (41,47 m) - (1547) - Piedra

Iglesia de Nuestra Asunción de Mosta (Malta) (37,20 m) - (siglo XIX) - Piedra

Basílica de San Francisco el Grande de Madrid (33,00 m) - (1770) - Piedra

Santa Sofía de Estambul (31,87 m) - (532) - Ladri-llo

San Pablo de Londres (30,80 m) - (1676) - PiedraIglesia de la Encarnación de Montefrío (Granada)

(28,00 m) - (1786) - PiedraIglesia de San Juan Bautista en Xewkija, isla de

Gozo (Malta) (28,00 m) - (1951) - PiedraEl Capitolio de Washington (27,40 m) - (1792) -

Piedra y refuerzo de aceroPanteón de París (27,00 m) - (1774-1790) - PiedraMezquita de Suleymaniye en Estambul (26,50 m) -

(1550) - PiedraIglesia de las Escuelas Pías de Valencia (24,50 m)

- (1770) - LadrilloLos Inválidos de París (24,00 m) - (1670) - PiedraCúpula de la Roca de Jerusalén (21,37 m) - (690) -

Madera

NOTAS

1. Para saber los arquitectos que realizaron los proyectos y dirigieron las obras de estas iglesias, así como las vi-cisitudes para la ejecución de cada una de ellas, consul-tar a Guillén Marcos, Esperanza. 1990. De la Ilustra-ción al Historicismo: arquitectura religiosa en el arzobispado de Granada (1713-1868). Granada: Dipu-tación Provincial.

2. Para la biografía de este arquitecto, aparte de la obra cita-da de Guillén Marcos, consultar Cervera Vera, Luis. 1985. El arquitecto gallego Domingo Antonio Lois Monteagudo (1723-1786) y su libro de «Libro de barios adornos». La Coruña: Fundación Pedro Barrié de la Maza.

3. La mayor parte de los autores que han estudiado la vida y obra de este arquitecto, fechan su muerte en 1786. Solo Guillén Marcos encuentra y publica su partida de defunción en la que, entre otras varias cosas, se indica que era vecino de Santa Fe, que está enterrado en la iglesia de los Santos Justo y Pastor de Granada y que falleció el 13 de diciembre de 1785 (Guillén 1990, 106). En este mismo año, en el mes de agosto, había fa-llecido su maestro Ventura Rodríguez.

LISTA DE REFERENCIAS

Cervera Vera, Luis. 1985. El arquitecto gallego Domingo Antonio Lois Monteagudo (1723-1786) y su libro de «Li-bro de barios adornos». La Coruña: Fundación Pedro Barrié de la Maza.

Córdoba Cruz, Anabel. 2013. La iglesia de la Encarnación, Montefrío (Granada). Trabajo Monográfico Fin de Ca-rrera de la ETSIE de Granada. Inédito

Gómez-Moreno Calera, José Manuel. 1989. Las iglesias de las Siete Villas. Granada: Fundación Rodríguez-Acosta.

Guillén Marcos, Esperanza. 1989. «La fortuna de un arqui-tecto pensionado en Roma: Domingo Lois Monteagu-do». En ACADEMIA, Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 69: 181-205. Madrid.

Guillén Marcos, Esperanza. 1990. De la Ilustración al His-toricismo. Arquitectura religiosa en el arzobispado de Granada (1713-1868). Granada: Diputación Provincial.

Guillén Marcos, Esperanza. 2001. «Montefrío». Guías de Historia y Arte, 5. Granada: Diputación Provincial.

Torres Pérez, José María. 1996. «Un proyecto de Domingo Antonio Lois de Monteagudo revisado por Ventura Ro-dríguez: La iglesia de Alomartes (Granada)» . En ACA-DEMIA, Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 82: 334-357. Madrid.

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