Arquitectura religiosa en la Sierra de Segura Arquitectura... · 2007-04-30 · de sus tierras y...

I 55Anales de la Sierra de Segura

Hablar acerca de laarquitectura religio-sa en Segura de la

Sierra, aún dentro de unciclo dedicado al conocimien-to histórico de la Villa, supo-ne plantear el tema en elcontexto más amplio de laSierra, es decir, de todos losnúcleos que circun-dad este agrestepueblo, encaramadoen un elevado cerrofrente al majestuosoYelmo, y sobre loscuales ejerció Se-gura funciones decapitalidad bajo eldominio de la pode-rosa Orden deSantiago. Justo espor tanto extenderla mirada histórica atodo el derredor conla visión integradoradel común dominio santia-guista que fue.

Evidentemente hablar dearquitectura religiosa suponehacerlo en todas sus mani-festaciones, si bien la hege-monía del templo parroquialhace que esta tipología aca-pare casi toda nuestra aten-ción, dejando poco espacio ala arquitectura conventual,

aunque su presencia resultemuy significativa, mientrasque aquellos otros de menorentidad, como ermitas y ora-torios, de marcado carácterrural, sin duda presentes enel paisaje hasta las primerasdécadas del siglo XX, apenasdejen hoy huellas.

La segunda observaciónpertinente es que la mayoríade esos templos parroquialestienen una impronta medie-val, sobre todo perceptible enaquellos que corresponden alos núcleos fuertes origina-rios de la Encomienda deSantiago, coincidentes conlos emplazamientos a mayoraltura por lo general, entanto que en los asentamien-

tos del valle, con un desarro-llo histórico y material másreciente, afloran de igualmodo las construcciones reli-giosas surgidas o rehechasya durante el RégimenLiberal, siempre con las per-tinentes excepciones.

Nuestra primeramirada ha de centrar-se, en consecuencia,en la arquitecturamedieval, signada agrandes rasgos por elpredominio del estilogótico. Además, de ungótico tardío, que evi-dencia por otro lado laconsolidación urbanade estos asentamien-tos en las postrimeríasde la Edad Media, delo que da testimonio elincremento generaliza-

do de población en casitodos los núcleos, comosubraya la más reciente his-toriografía2, sin que estosuponga un censo llamativo,sobre todo si se compara conlas grandes poblaciones de laCampiña jiennense o de laLoma de Úbeda. Entre mil ymil trescientos vecinos(5.000 y 6000 habitantes)oscilan los datos barajados

AAAArrrrqqqquuuuiiii tttteeeeccccttttuuuurrrraaaa rrrreeee llll iiiigggg iiiioooossssaaaa eeeennnn llllaaaa SSSSiiii eeeerrrrrrrraaaa ddddeeee SSSSeeeegggguuuurrrraaaa

1. Este texto corresponde en lo esencial a la conferencia pronunciada en Enero de 2002 en Segura de la Sierra2. Véanse los estudios de: LADERO QUESADA, Miguel Ángel, “La Orden de Santiago en Andalucía. Bienes, ren-tas y vasallos a fines del siglo XV”, en Historia, Instituciones, Documentos. Vol 2. Madrid, 1975; PORRAS ARBOLE-DAS, Pedro, La Orden de Santiago en el siglo XV. Madrid, 1977; RODRÍGUEZ MOLINA, José, “Jaén. Organizaciónde sus tierras y hombres (Siglos XIII-XVI)”, en VV.AA., Historia de Jaén. Jaén, 1982, pp.205-263; SALVATIERRACUENCA, Vicente, “Jaén en la Edad Media”, en VV. AA., Historia de Jaén y su Provincia. Jaén, 1996, pp.113-234.

Vista lateral del Ayuntamiento de Segura

Arquitectura religiosa en la Sierra de Segura

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para toda la Encomienda afinales del siglo XV, que aúnmantendría su ritmo crecien-te, con moderación, hasta elprimer cuarto de la siguientecenturia e incluso hasta elúltimo tercio.

Será, por tanto, entre lasúltimas décadas del Cua-trocientos y las tres prime-ras del Quinientos cuandose venga a datar esa arqui-tectura religiosa que en loestilístico-arquitectónicovino a coincidir, por unlado, con las últimas mani-festaciones del góticodefinido imprecisamentecomo “Isabelino”, puesno corresponde, nimucho menos, a laReina Católica la pater-nidad o responsabilidadde todo lo realizado enesos algo más de cin-cuenta años, y por otro,asistimos al nacimientodel estilo de la moderni-dad: el Renacimiento.Me apresuraré a decir,además, que a uno y aotro estilo asistieron conprontitud los Caballerosde la Orden, atentos alaggiornamento o puestaal día con los aires quesoplaban en la Corte, osea, en sintonía con elPoder, y bien que de-mostraron que sabíanestar atentos en este capítu-lo tan importante que era laconstrucción del temploparroquial, el más destaca-do de los monumentos,junto con el castillo, ennúcleos medianos y peque-ños con importante valorgeoestratégico.

Gracias a los libros deVisitas de la Orden conoce-mos, en lo poco hasta ahoraaflorado3, ese proceso de mo-dernización llevado a caboentre 1520 y 1540 en estospueblos serranos, donde lasplazas públicas se perfilancon algunos equipamientosde lo Público: Ayuntamiento,Carnicerías, Pósito etc...Presididas siempre por lostemplos parroquiales. Hor-nos de Segura , Orcera, y lamisma Segura de la Sierraconstituyen quizás los ejem-plos más valiosos.

En el primero de ellos,Hornos, la iglesia parroquial,dedicada a Santa María, secomenzó en 1523 y debió ter-minarse hacia mediados de1530, con algunos detallesque se rematarían años des-pués. En 1537 se la describecomo iglesia:

“...De una nave con tresarcos de bóvedas.

Ay en ella dos capillas late-rales de

Personas particulares”4

El templo, efectivamente,de una nave, muestra obvia-mente una planta rectangu-lar dividida en tramos deproporciones cuadradas,cubiertos cada uno de ellospor bóvedas de crucería,aunque nos deje la duda,como veremos, de su autenti-cidad y de que no se trate de

nervios, en piedra, si,pero con función másdecorativa que estructu-ral. Este tipo es el que serepite en los tres núcleoscitados, pese a que enSegura hayan desapare-cido. Se trata, por tanto,más bien de un modeloestandarizado, que bienpudiera haberse estable-cido a partir de este tem-plo de Santa María deHornos a falta de unmejor conocimiento, porlos avatares sufridos, deltemplo de Segura de laSierra.

Las bóvedas nervadas,junto al grosor de murosy la existencia de contra-fuertes internos y exter-nos, denotan la vigencia

de gustos y técnicas cons-tructivas todavía medievales;una construcción sólida y efi-caz contaminada por la vigen-cia de la arquitectura militaren estos lugares, donde toda-vía desempeñaba un papelprimordial, y con la que habíade convivir estrechamente,como se puede observar en

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3. GUTIERREZ CORTINEZ CORRAL, Cristina, “Renacimiento y arquitectura en la antigua diócesis deCartagena-Murcia”. Murcia, 1987, p.408 y ss.4. Ibidem

Vista interior de la Iglesia de Hornos

Pedro A. Galera

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este preciso caso de Hornos,donde la proximidad de lamuralla lleva a aprovecharelementos de torre, por ejem-plo, de la fortaleza, y algosemejante se puede decir deSegura, de la pequeñaBenatae e incluso en Génave,a juzgar por el volumen, forta-leza y disposición de la torrecon respecto al templo.

Sin embargo, la mismaestructuración del espaciopor tramos abovedados deproporciones cuadradas porlo general, nos conduce a unconcepto compositivo de tipomodular, basado en propor-ciones regulares, con el quese alcanzan relaciones armo-niosas entre el todo y cadauna de las partes, respon-diendo así a los ideales rena-centistas. De este modo seexplica que el Presbiterio oCapilla Mayor de esta iglesiade Hornos ofrezca unas pro-porciones cuadradas y untestero plano, cuando en latradición gótica se imponía laforma poligonal como varian-te del clásico ábside semicir-cular. Ahora se nos presentacomo un tramo o módulomás, ligeramente mayor ycon una bóveda “lujosa”,digamos, en su ornamenta-ción, para marcar el princi-pio jerárquico.

El nuevo estilo renacentistase explicita con rotundidaden un elemento muy notablepor su visibilidad, como es laportada principal: una com-posición clasicista con arcode medio punto entre doscolumnas y tondos con cabe-zas en relieve en las enjutasdel arco. Se remata con unpequeño nicho sobre el enta-

blamento muy desfigurado,al igual que el resto de la por-tada, que es rica en decora-ción, dentro de ese primerestilo o fase del renacimientoque conocemos convencio-nalmente como plateresco,pero que lamentablementeestá en gran parte perdida sulabor por los avatares histó-ricos –humanos correspondedecir- que a veces han afec-tado tan negativamente anuestro Patrimonio.

En su conjunto, la iglesiade Hornos acusa muy bien elpaso entre los dos estilos,gótico y renacimiento, de loque puede ser el mejor testi-go el tipo de pilares en elinterior. Estos van adosadosal muro, separando cada unode los tramos. Sus basas,poligonales y seccionadas, seidentifican con las usadas enel gótico último, visibles encasi todos los templos delamplio dominio de laEncomienda santiaguista dela Sierra de Segura; sinembargo los fustes son pla-nos y se coronan con capite-les que, sin ser de un ordenclásico preciso, responden alos gustos de lo clásico.Asimismo, los arcos formerosque apean sobre ellos son demedio punto. Por el contra-rio, las bóvedas responden alos modelos góticos de ner-vios con terceletes, destacán-dose la del presbiterio por sudibujo estrellado, en razónde ser el espacio de mayorcategoría. Del mismo modose cubren las bóvedas de lasdos capilla laterales, nerva-das y con terceletes.

Fue el realizador de estaobra el cantero Juan de

Mojica, quien se mueve entoda la zona junto con otrocantero, Juan Martínez, conquien formó sociedad, apare-ciendo como tales socios alfrente de la iglesia parroquialde Orcera sobre trazas de esteúltimo5. El mismo Juan deMojica sabemos que trabajabaa la par que en la iglesia deHornos en una ermita cerca-na, la de San Bartolomé, lacual curiosamente adelantódinero para el salario delmaestro en la obra parroquial.

En Orcera, la iglesia parro-quial, bajo la advocación dela Asunción, repite el tipoque acabamos de ver, sóloque iniciada diez años mástarde, a mediados de 1530.

El papel a jugar dentro deltrazado urbano es tambiéntanto o más decisivo que enHornos, pues en realidad setrata de una construcción enla plaza principal, el enclavecentral y allanado de unnúcleo asentado en ladera ydominado hasta ese momen-to por el poder público (sede

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5. Idem. P.428

Iglesia de Orcera



del Concejo y equipamientode servicio de abastecimien-tos), desplazándose para elloel templo de la parte alta delpueblo, donde bajo laadvocación de San Mateovenía funcionando comoparroquia un templo demenores dimensiones yfactura –a tenor de las des-cripciones que de él seconocen- más antigua, yaque respondía al tipo deiglesia de una nave jalona-da por arcos diafragmaapuntados con cubierta demadera, reservándose elabovedamiento sólo para elpresbiterio, en la cabecera.Se trata de un tipo góticode ascendencia, o almenos frecuente, en laregión levantina, que aquí,en la zona de la Sierra, sepuede ver en la iglesia deSantiago de la Espada.

No obstante la bóveda delpresbiterio de San Mateo secerraba en 15256, lo que indi-ca el cambio tan acelerado quese produce al filo del primercuarto del siglo XVI en toda lacomarca, al igual que en elresto del antiguo Reino deJaén, y del que da cuenta lacarta del Emperador Carlos Vpara la fundación del nuevotemplo, donde entre otrasrazones se señala lo apartadoque quedaba San Mateo delcentro y lo dificultoso de suacceso para los mayores yenfermos, pero sobre todo:

“...el ser muy pequeña (laiglesia), e non caben en ella,

especialmente que de cadaun día se va acrecentandola vecindad del dicho

lugar...”7

Fiel al tipo dominante,como decía, en los dominiosde la Orden santiaguista,destaca el templo de laAsunción, con respecto aHornos, por su mayor longi-tud, cuatro tramos, si bienresulta un poco más estre-cha, y con similar mezcla degótico y renacimiento en loselementos arquitectónicos,aunque tal vez más definidolo renacentista en los sopor-tes adosados ya que desde labasa al capitel, los pilaresentregados ofrecen un perfilmás canónico del orden clá-sico, pero sin desaparecernunca la ambigüedad entrelo medieval y lo renaciente,como por ejemplo puede

apreciarse en el uso de unapseudo traspilastra cuyocapitel queda ligeramentepor debajo del capitel delpilar, ya que en realidad sufunción es la de recoger elhaz de nervios de la bóve-da, al uso gótico. La roscade los arcos formeros, demedio punto, es tambiénmás rotunda, en contrastecon los laterales, apunta-dos, que cierran cadatramo en el muro paraconformar las bóvedas denervaduras con terceletescon que se cubren.

Los nervios, es cierto, sonmás delgados aquí, dandolugar por un lado a unabóveda más compleja alaparecer otros nerviossecundarios y por otro a lasensación de mayor ligere-za, que las hace formar

parte de un sistema comomás decorativo que estructu-ral. La bóveda del presbite-rio, de nuevo marca su jerar-quía con una mayor compli-cación de dibujo, ahora connervios combados y círculos,que igualmente incrementael valor de lo ornamental delos nervios. La bóveda de lospies, última en realizarse yafectada sin duda en la res-tauración llevada a cabo acomienzos del siglo XX parala adaptación de la portadadel convento de Santa Maríade la Peña, todavía resultamás ingrávida y su diseñopor tanto de acusado carác-ter ornamentista. Por otraparte, los “enjarjamientos” o

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6. Idem,p.4277. Ibidem.8.Vandelvira las aplicaba a las bóvedas de la cabecera, por lo general, véanse las iglesias de Sabiote o de Huelma,por ejemplo. Sobre la construcción de las “jarjas” lo explica su hijo Alonso en su Tratado de Arquitectura...Ms.publicado por BARBÉ, COQUELIN DE LISLE, Geneviève (Albacete, 1972. Sobre el particular, tb. en mi libroAndrés de Vandelvira, Madrid, 2000.

Bóvedas de la iglesia de Orcera

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Pedro A. Galera


“jarjas” (sistema de nervadu-ras) como los denominaba yponía en práctica Andrés deVandelvira8 por esos mismosaños, eran realmente estruc-turas decorativas que seadaptaban a la curvatura debase de la bóveda vaída depiedra, eso si, con que secerraba el tramo. Aquí nopodemos afirmar que elcerramiento sea tan curvo enlo formal, pero evidentemen-te si se pone en cuestión lafunción del todo portante oestructural de los nervios.

Llegados a este punto,sacar el nombre de Andrésde Vandelvira, aunque seatítulo de referencia, no esfortuito porque su nombre,al igual que el de su suegro,Francisco de Luna, estánpresentes en la historia deesta iglesia. Francisco deLuna, prestigioso maestrocantero, gozaba de un evi-dente favor por parte de laOrden de Santiago o almenos de una parte de ella.Acompañó a los Visitadoresde la Orden, caballerosencargados de revisar perió-dicamente las villas y lugaresde este territorio de la Orden,cumpliéndole, como es desuponer, la función de infor-mar en el sentido más ampliodel término las obrasemprendidas o por hacer.Cuando en 1537 llegaron losVisitadores a Orcera lesacompañaba Luna, peropara entonces el Concejohabía hecho el encargo aJuan Martínez, el socio deMojica, quien dio trazas quea continuación fueron adju-dicadas al mismo Mojica y aAndrés de Vandelvira, conuna entrega de dinero acuenta incluso. LosVisitadores revocaron estadecisión y encargaron un

nuevo diseño del templo, queademás cambiaba el empla-zamiento dentro de la plaza,a Francisco de Luna.Después, el Capítulo de laOrden revocaría a su vez estadisposición de los Visita-dores y todo parece indicarque volvieron a la primerapropuesta, aunque esto noqueda claro en la documen-tación.

En cualquier caso si resultainteresante y revelador la pre-sencia de un joven Andrés deVandelvira que por un lado,con Mojica, o por otro, en surelación familiar con Luna, lovincula estrechamente con laOrden de Santiago, para laque ya había trabajado en elconvento de Uclés (la casamadre) y posteriormente enun centro tan importantecomo Villanueva de losInfantes, donde vivía Luna, yde la que fue también vecinoVandelvira antes de asentarseen Jaén. Todo lo cual prueba,a falta de datos más precisos,que los primeros contactoscon el territorio jiennense delfamoso arquitecto se estable-cieron a través de la Sierra deSegura.

La iglesia de la Asunción seprolongó en su construcciónhasta el último cuarto desiglo. Falta de recursos sehubo de arrendar la dehesade El Hardal en 1564 y en1570 el Concejo obtuvo per-miso para vender dos milpinos de la sierra con el finde aplicarlo todo a la obra. Loconstruido en estos años, entorno a 1570, sería lógica-mente el último tramo de lospies, acusado en la bóveda–como señalaba anterior-mente- y en la torre en sucuerpo inferior (los dossuperiores son evidente-mente modernos), en el quese abre una elegante venta-na renacentista de facturatardía, próxima a la sober-bia portada de la fachadaprincipal, procedente deextinto convento francisca-no de Santa María de laPeña, que estuvo en lasafueras del pueblo, la piezamás suntuosa del Rena-cimiento que hay en lacomarca, con sus dos cuer-po escalonados de estructu-ra retablística con unasobresaliente riqueza plásti-ca por los relieves de figuras,tanto en los laterales comoen las imágenes en alto relie-ve de las enjutas del arco ydel triple nicho del remate,siguiendo esquemas compo-sitivos muy propios entre lasÓrdenes Regulares. La eleva-ción y adelgazamiento de lacomposición, junto a la pre-sencia de telamones y cariá-tides, denotan ese gusto delúltimo clasicismo renacen-tista que se hizo frecuente enlas postrimerías del siglo XVIen general y de manera par-ticular en territorio de laOrden santiaguista, sobretodo hacia Murcia y sur deLa Mancha. Es ese mismogusto que volvemos a encon-

Fechada de la iglesia de Génave



trar, si bien mucho másmoderado en la portada de laiglesia parroquial de laInmaculada de Génave, lugarindependizado de la jurisdic-ción de Segura de la Sierraen 1551. Su forma es senci-lla: arco de medio punto,pero con una rosca enormeque compartimenta enrecuadros con clavos o pun-tas de diamante labrados enpiedra en su interior, laborque se prosigue por las jam-bas. El templo, por lo demásdenota su origen medievalpor la fuerte torre y en algu-na capilla del interiorde traza gótica.

Quedaría por verahora la iglesia parro-quial de la que eracabeza jurídica de laEncomienda: Segurade la Sierra. Debido alas reformas sufridasen tiempos modernosse han borradomuchos rasgos deltemplo original, con-sagrado bajo la advo-cación de Santa María delCollado, pero aún así noparece diferir demasiado deltipo de las anteriormenteanalizadas: Una sola nave denotable amplitud, lo que con-cuerda con el rango y pobla-ción de la villa, y un punto departida en lo constructivo deestilo gótico, pese a que sehaya insinuado que en unprincipio hubiera otro tem-plo de factura románico de loque no hay indicios materia-les ni justificación histórica.

Pensemos que el otro tem-plo existente en Segura, laiglesia del castillo, de una

sola nave también, y la másantigua sin duda, respondeigualmente al gótico, aunquese encuentre hoy muy refor-mada.

Lo que si se aprecia en laactual iglesia parroquial es laorientación invertida, demodo que la primitiva cabe-cera estuvo a los pies delnuevo templo. Así se deducede la forma poligonal, propiade un ábside, que muestra elmuro exterior por esta partey en la cubierta de ese tramo.

Además en razón de queesa fuera la antigua cabeceracobra sentido la disposiciónde la torre, muy sólida, en elcentro del testero de laactual cabecera. Como quie-ra que la orientación queahora muestra es la correctau ortodoxa, cabe pensar quepor circunstancias muyespeciales, que en realidadno parecen ser otras quedefensivas, la torre estabapróxima a las murallas si nollegó incluso a formar partedel sistema militar y debióforzar tan ilógica disposiciónde la cabecera hacia elNoroeste.

Se cita el incendio de laiglesia en 1810, dentro de lossucesos de la guerra napole-ónica, como el hecho deter-minante de su reconstruc-ción en 18159. Sin duda estarestauración afectó a todo elcerramiento de la nave conbóveda de cañón y al alzadodel mismo, así como a algúnelemento muy llamativo delexterior, como son las gran-des ménsulas estriadas quecoronan la portada principal.No obstante, en el mismointerior todavía pueden apre-ciarse capillas en el lado del

Evangelio que mues-tran detalles ornamen-tales renacentistas ygóticos, así como lagu-na basa de pilar juntoal presbiterio, semejan-te a las descrita en laiglesia de Hornos y casicon toda seguridad per-tenezca al templo otrabasa que hoy sirve depedestal a una farolamoderna delante de laFuente, en el exterior, ypróxima al templo.

Todo lo cual nos lleva a acer-car la iglesia de Segura a susvecinas en el tiempo, si bienuna mayor antigüedad o pre-lación se acusa en esa cabe-cera poligonal, luego abando-nada, indicio de un templodel siglo XIV.

La nueva orientación debiósuceder en las postrimeríasdel siglo XV, apuntaría quetras el final de la guerra conGranada, no muy distante niseparada de la construcciónde la espléndida Fuente,fechada en 1511, donde sedan la mano el gótico finalcon un protorrenacimiento

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9. SALVATIERRA CUENCA, Vicente, “Segura de la Sierra. Historia y monumentos de una villa medieval”.Granada, 1999, p.10

Vista aérea de la Iglesia de Segura de la Sierra

Pedro A. Galera


todavía visibles, pese a lasreformas llevadas a cabo en1968.

Que el templo se renovó ycompletó a lo largo delQuinientos lo prueba no sólolos espacios de capillas antesmencionados, sino la mismaportada principal, abiertabajo un arco solio, muy aluso de la arquitectura reli-giosa de La Mancha, y conun orden corintio de buenafactura clásica en la estelade lo hecho por Vandelvira,aunque quizás ligeramenteposterior a su muerte.

Al lado de este conjunto detemplos tardomedievales, hede destacar uno de pequeñasdimensiones, pero sin dudaanterior en el tiempo, el deBenatae, con una tipologíadiferente de tres naves sepa-radas por pilares, que seacerca a templos que vemosen la comarca del Condado(Castellar de Santisteban ySantisteban del Puerto), conarcos formeros apuntadosapoyados sobre pilares degruesos capiteles en los quese labran dibujos geométri-cos o motivos figurativos detema fantástico, evocadoresde gustos y estilos anterioresal gótico dominante en lafecha en que pudieron hacer-se, que no es anterior a lamitad del sigloXIII.

Luego, como es frecuente,la pequeña iglesia deBenatae acogió reformasposteriores, como lo atesti-gua la tribuna o coro a los

pies, sostenido por una bellacolumna con vistosa zapatade madera, renacentista.Pero en cualquier caso noperdió su fisonomía medie-val, como en cambio le ocu-rrió a la vecina iglesia deSiles y en menor medida a lade Génave.

En cuanto al segundogrupo de construcciones reli-giosas a resaltar, las de tipoconventual, la más destaca-ble es la fundación de losJesuitas en Segura de laSierra, Colegio en principio,a última hora reducido a unaResidencia de sólo seis reli-giosos. Se trata de una fun-dación tardía del siglo XVI,pero trascendente para unnúcleo que iniciaba ya sudecadencia cuando en 1569el rico hacendado local,Cristóbal Rodríguez de Moya,se empeñó contra viento ymarea en llevarla a cabo antela fuerte reticencia de laCompañía de Jesús a asen-tarse en lugar tan apartado ypara ellos poco poblado:

“Lugar peregrino –se le des-cribe en un manuscritode la época- por estar en

una cuesta muy agra y al

ta, dos millas de subida, alpie de una fortaleza,

edificio antiguo de moros.Los caminos a este lugar

son dificultosos, y eninvierno por algunas partes

nose puede andar sin gran

peligro y así está a trasmanoy fuera de comunica-

ción...El puesto parecesano, aun

que muy airoso, y asísubiecto a dolores de costa-

do.La villa es de 400 vezi-

nos. Ay en ella muchospobres

A quien es necesariohazer limosna, y pocos

hombresY muchas mujeres; y el

lugar no puede crecer por laAspereza y estrechura que

tiene de sitio...” 10

Si bien los 400 vezinos ( entrono a los 2.000 habitantes)se puede considerar para elsitio una buena cifra, supe-rior a los 325 que tenía en1525, sin embargo todo indi-ca que se había tocado techoy el declive por todo lo apun-tado por sagaz GonzálezDávila, Provincial de laCompañía a la sazón, eradeterminante para que losjesuitas dudaran en fundarun Colegio. Fue la insistenciade Rodríguez de Moya, susbienes, sobre todo, y el apoyotambién del duque de Feria,Gómez Suárez de Figueroa, acuyos dominios pertenecía lavilla, quienes vencieron laresistencia de la Orden, trasdesbaratarse otra propuesta

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10. Informe del Padre Gil González Dávila, Del Collegio de Segura...ARSI Vol. 44 (251) Cit. por RODRÍGUEZGUTIERREZ DE CEVALLOS, Alfonso, “Bartolomé de Bustamante y los orígenes de la arquitectura jesuíticaen España. Roma”, 1967, p.294. Esta obra contiene la primera y más completa referencia a toda la historia de lafundación de Segura. Sobre esta base, vid. NAVARRO LÓPEZ, G. , “El colegio de Jesuitas de Segura de laSierra”, Boletín del Instituto de Estudios Giennenses, 65; 1970; pp.59-65.

Interior de la Iglesia de Benatae



alternativa a favor de las car-melitas descalzas de SantaTeresa, todo gracias a laintermediación favorable alos de San Ignacio por partedel grupo baezano del maes-tro Juan de Ávila en la per-sona del discípulo de éste,Núñez de Vargas.

Las dificultades sin embar-go fueron muchas. El terrenoasignado para la fundaciónera de la Orden de Santiago yel Consejo de Órdenes no seavino, en contra de lo acor-dado por el Concejo de lavilla, y quiso sacarlomás hacia las afueras,en torno a la PuertaNueva. Después, pesea que los primerosjesuitas llegaron aSegura en 1570, notodos ellos estabanmuy de acuerdo con ellugar y el PadreProvincial en aquelmomento, AntonioCordeses, quiso desha-cer el acuerdo y llevar-se el Colegio a otropueblo, pero en estepunto tanto el benefac-tor como luego su hija,Francisca de Avilés, aquien su padre le hizoprometer in artículomortis que no consen-tiría el abandono delproyecto, hicieron que

saliera adelante colocándosela primera piedra por fin en1581, sin que esto supusie-ra, como se verá, el inicio delas obras. Entre tanto losreligiosos estuvieron viviendoen una casa alquilada, adap-tada a sus necesidades.

El lugar elegido en principioera el de las antiguasCarnicerías, que fueronderribadas para ello, y el pri-mer diseño fue del hermanoJuan García. Poco después elnuevo Provincial, GilGonzález Dávila, de visita alViso del Marqués, donde elmarqués Don Álvaro deBazán, pensaba fundar tam-bién otra institución jesuíti-ca, contactó con JuanBautista Prioli o Peroli,arquitecto italiano encargadode las obras del palacio delmarqués, quien hizo unatasación del coste de lasobras de Segura (8.000

ducados). Sin embargo pro-blemas en la cimentación lle-varon a renunciar al sitio ele-gido e incluso a otro cercanoa la Puerta Nueva por elmismo motivo. Ante estasituación la Compañía qui-sieron abandonar definitiva-mente la empresa, peroFrancisca de Avilés, herederaya por entonces, fiel al deseode su padre, aceptó un arre-glo con los padres en el sen-tido de que se trasladaranparte de las rentas al Colegiode Caravaca y en Segura sequedaran sólo seis religiosos,habilitándoles como residen-cia definitiva la casa en laque estaban de alquiler y acambio construirían unabuena iglesia en sustituciónde la pequeña capilla quehabían establecido en la resi-dencia.

La casa en cuestión,entiendo que no puede ser

otra que la conocidahoy como del “celemín”,junto a la iglesia, expro-piada por la Coronatras la expulsión de losJesuitas en 1767, comoasí lo atestigua el escu-do real borbónico sobrela fachada que da a laplazoleta, siendo poste-riormente destinada acuartel de la GuardiaCivil11.. El inmueble esamplio y se articula entorno a un patio conarcos de construccióntradicional. Conservatodavía restos de poli-cromías y alfarjes origi-nales entre las compar-timentaciones de lasdiferentes viviendas enque se ha dividido pos-teriormente.

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Interior de la Iglesia de los Jesuitas

Pórtico de la Iglesia de los Jesuitas

11. SALVATIERRA CUENCA, Vicente, Segura..., 1999, p.13.

Pedro A. Galera


En cuanto al nuevo templo,iniciado hacia 1584, se hizocon arreglo a un proyecto delcitado maestro italiano.Responde a un tipo usualentre la Compañía de iglesiade una nave con crucero ins-crito sin que sobresalgan losbrazos de la planta, por loque se marca en ésta unacruz latina. Se cubre la navecon bóveda de cañón y el cru-cero con media naranja, todomuy sobrio pero de buenacantería en piedra toba, quealigera la carga, dados losproblemas de asentamientoque afectaban a toda laladera al parecer, aunque eltercio inferior de los muroses de piedra más compacta.Al exterior la fachada princi-pal abre a la plazoleta, con-formada por la misma igle-sia y la residencia y en laque se destaca una sobriaportada de orden toscanocerrada con frontón y relie-ves de apóstoles (Pedro yPablo) en las enjutas.

El templo se inauguró el25 de marzo de 1593, aúnen vida de Francisca deAvilés, quien dotó a la igle-sia con un retablo que costó300 ducados y ademássabemos que compró uncuadro con el tema deNuestra Señora en Italia yun retrato de San Ignacio,que según las fuentes,debió ser una de las variascopias que el célebre pintorde la Corte, Claudio Coello,sacó del original pintadopor él en 158512.

Otra notable fachadarenacentista de caráctercivil, la del actual Ayun-tamiento de Segura de la

Sierra, con emblemas clara-mente de la Compañía deJesús, fechable asimismo enel último cuarto del siglo XVI,habla de otro posible inmue-ble de los ignacianos enSegura, que por su situación,junto a la misma PuertaNueva, vendría a cumplir conlos designios de la Orden DeSantiago de sacarlos lo másposible de la villa en la aza-rosa historia de esta funda-ción, con lo que a la postre lapresencia de la Compañía en

Segura pudo sellar indeleble-mente el final de un ciclohistórico de brillantez entrefines de la Edad Media y elpleno Renacimiento que, enla proporción que a otrosterritorios de Jaén, alcanzó ala siempre lejana y recónditaSierra de Segura.

Pedro A. Galera

Catedrático de Arte

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12. RODRÍGUEZ GUTIERREZ DE CEVALLOS, Alfonso, op. cit. p.302

Iglesia de los Jesuitas en Segura de la Sierra

La Sierra de Segura en imágenes

64 Anales de la Sierra de SeguraI

Muestra arquitectónica de Siles Iglesia de La Puerta de Segura

Iglesia de Arroyo del Ojanco Campanario de Siles

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