Art - Malverde y La Santísima

6
S egún datos del INEGI (1950-1980a; 1990a; 2000a), el catolicismo pasó de tener por súbdi- tos a 98.2 por ciento de los mexicanos hacia 1950, a tener 92 por ciento para el año 2000. A lo largo de sólo cincuenta años, la religión que había dominado el territorio nacional y servido de móvil para algunos de nuestros grandes movimientos políticos y sociales per- dió más de 6 puntos porcentuales, reflejados en un vo- lumen de alrededor de 6 millones de personas en los inicios del siglo XXI (INEGI, 1950-1980b; 1990b; 2000b). Dicho fenómeno no ha llegado a su fin, lo que nos permite formular algunas preguntas al respecto: ¿por qué el culto católico, tan entreverado en nuestra cultura, repentinamente se desploma?, ¿qué circunstan- cias han atizado este fenómeno?, ¿qué sucedáneos han suplido a la religión cultivada por los españoles y qué características los distinguen? Resulta natural que una multiplicidad de nuevas re- ligiones y credos satisfagan a aquellos a quienes el cato- licismo no pudo. Porque eso busca toda forma de reli- giosidad: satisfacer un ansia, una necesidad. Paralelo a la disminución del culto católico, sobrevino un creci- miento acelerado del culto no católico, que en la déca- da de los cincuenta del siglo XX constituía el 1.8 por ciento del total de los mexicanos, y que se incrementó al 8 por ciento en el año 2000. ¿Quiénes conforman es- te porcentaje? Para empezar, un 3.5 por ciento de la po- blación que se define “sin religión”, que bien pueden ser ateos o creyentes en un poder superior que no se identifican con ningún culto institucionalizado, el 4.5 por ciento restante es una mezcolanza variada y colori- da, producto de las circunstancias nacionales, como analizaremos más adelante. Según el diccionario de la Real Academia, un culto es un “conjunto de ritos y ceremonias litúrgicas con que se tributa homenaje”, lo que excluye una relación explícita con la divinidad, así como el desarrollo formal de teología, moralidad y jerarquía, elementos distinti- vos en la mayoría de las religiones organizadas. Los cul- tos populares comparten ciertas características como: a) responden a cierta necesidad puntual de la sociedad, por lo que suelen emerger en tiempos de crisis, sólo cuando dicha necesidad se presenta (razón por la que vuelven a su estado latente tan rápidamente como METAPOLÍTICA núm. 67 | noviembre-diciembre 2009 20 Malverde Y LA Santísima CULTOS Y CREDOS EN EL MÉXICO POSMODERNO Jorge Degetau * * Escritor.

description

Nuevos cultos religiosos en México

Transcript of Art - Malverde y La Santísima

Page 1: Art - Malverde y La Santísima

Según datos del INEGI (1950-1980a; 1990a;2000a), el catolicismo pasó de tener por súbdi-tos a 98.2 por ciento de los mexicanos hacia

1950, a tener 92 por ciento para el año 2000. A lo largode sólo cincuenta años, la religión que había dominadoel territorio nacional y servido de móvil para algunos denuestros grandes movimientos políticos y sociales per-dió más de 6 puntos porcentuales, reflejados en un vo-lumen de alrededor de 6 millones de personas en losinicios del siglo XXI (INEGI, 1950-1980b; 1990b;2000b). Dicho fenómeno no ha llegado a su fin, lo quenos permite formular algunas preguntas al respecto:¿por qué el culto católico, tan entreverado en nuestracultura, repentinamente se desploma?, ¿qué circunstan-cias han atizado este fenómeno?, ¿qué sucedáneos hansuplido a la religión cultivada por los españoles y quécaracterísticas los distinguen?

Resulta natural que una multiplicidad de nuevas re-ligiones y credos satisfagan a aquellos a quienes el cato-licismo no pudo. Porque eso busca toda forma de reli-giosidad: satisfacer un ansia, una necesidad. Paralelo a

la disminución del culto católico, sobrevino un creci-miento acelerado del culto no católico, que en la déca-da de los cincuenta del siglo XX constituía el 1.8 porciento del total de los mexicanos, y que se incrementóal 8 por ciento en el año 2000. ¿Quiénes conforman es-te porcentaje? Para empezar, un 3.5 por ciento de la po-blación que se define “sin religión”, que bien puedenser ateos o creyentes en un poder superior que no seidentifican con ningún culto institucionalizado, el 4.5por ciento restante es una mezcolanza variada y colori-da, producto de las circunstancias nacionales, comoanalizaremos más adelante.

Según el diccionario de la Real Academia, un cultoes un “conjunto de ritos y ceremonias litúrgicas conque se tributa homenaje”, lo que excluye una relaciónexplícita con la divinidad, así como el desarrollo formalde teología, moralidad y jerarquía, elementos distinti-vos en la mayoría de las religiones organizadas. Los cul-tos populares comparten ciertas características como: a)responden a cierta necesidad puntual de la sociedad,por lo que suelen emerger en tiempos de crisis, sólocuando dicha necesidad se presenta (razón por la quevuelven a su estado latente tan rápidamente como

METAPOLÍTICA núm. 67 | noviembre-diciembre 2009

20

MalverdeY LA SantísimaCULTOS Y CREDOS

EN EL MÉXICO POSMODERNO

Jorge Degetau*

* Escritor.

Page 2: Art - Malverde y La Santísima

emergieron); b) son, casi siempre, discursivamente po-bres; c) sus fieles pertenecen a los sectores más bajos dela sociedad, aquellos a los que las crisis afectan con ma-yor fuerza; d) son locales y localistas; e) frecuentemen-te son perseguidos por las organizaciones gubernamen-tales y por las religiones dominantes; y f ) poseenelementos de un sincretismo elaborado y creativo. Elsincretismo es la tarea de hacer de dos filosofías distin-tas y quizá hasta contrarias una sola. María Sabina, in-dígena mazateca e ícono del movimiento hippie, es cla-ro ejemplo de esta forma de conciliación, puesmezclaba en sus ceremonias ciertos elementos prehispá-nicos con otros católicos, fuentes de donde abrevan lasdistintas formas de religiosidad nacional hasta media-dos del siglo XIXI.

Mientras que en el culto popular es el individuoquien decide o enriquece su verdad, en la religión orga-nizada el individuo renuncia —luego de nacer en o deescoger cierta institución religiosa— a elegir verdades.Podemos deducir que las personas que forman parte deun culto tienen como necesidad la de no sentirse partedel común denominador de su comunidad, de salirsedel mainstream y de elegir más laxamente los preceptosque regirán sus vidas; mientras que los seguidores de lasdistintas iglesias buscan ceder su libertad —y con ésta,el lastre de la responsabilidad que conlleva— a una en-tidad que ellos mismos consideran superior, buena overdadera.

En la realidad contemporánea de México existenmuchos cultos sincréticos cuyo elemento en común esque cada uno se presenta como sosiego de alguna nece-sidad popular: san Pancho Villa es enarbolado comoemblema contra las injusticias y los abusos; san BenitoJuárez funge como orgullo identitario de las poblacio-nes cercanas a su pueblo natal, San Pablo Guelatao; elNiño Fidencio —cuyos seguidores aseguran tener másde 20 mil altares—, es el santo herético encargado delos problemas de salud de aquellos que no poseen Se-guro Social, pues presuntamente se distinguió, en vida,por curar a los enfermos; san Judas Tadeo se avoca a re-solver las causas difíciles, razón por la que lo veneranmuchos de los más pobres; y san Juan del Dinero, unsanto cuya función curadora no debe ser explicada me-diante una hagiografía dada la literalidad de su nombre.

Recientemente, Adolfo Castañón (2009) se refirió anuestra patria como un “parque temático de las poten-cias espirituales”. Además, agregaba, “todo culto tieneun lugar, responde al geomagnetismo de determinada

latitud”. En efecto, los cultos son el termómetro de larealidad nacional, cada uno cumple funciones dentrodel mercado religioso. A juzgar por los cultos mencio-nados, estamos faltos de justicia, igualdad, salud, segu-ridad. Reflejo de esta necesidad de creer para aliviar lapesadumbre existencial, es una seguidora de distintoscultos populares quien afirma: “No queda otra que cre-er en alguien, ya sea en la Virgen [a quién rezó por 40años], en la Santa [Muerte, en quien confía desde hace20] o en quien uno quiera, pues la cosa está difícil”(Hernández, 2009). De acuerdo a lo anterior, es posi-ble afirmar que los cultos, su aparición y desarrollo, sonauténticos indicios que ayudan a elaborar un diagnós-tico de la psique nacional. Por eso, vale la pena indicarmínimamente dos de los cultos (o síntomas) más famo-sos de nuestra actualidad: los respectivos a Jesús Mal-verde y a la Santa Muerte.

Para comenzar, algunos datos aleatorios pueden resul-tar interesantes. Si tecleamos las palabas “san” o “culto” enGoogle, tenemos los siguientes resultados: san Jesús Mal-verde (28 000) o Jesús Malverde (sin “san”) (46 000); sanCharbel (64 200); san Judas Tadeo (281,000); san Valen-tín (2.4 millones); culto guadalupano (41,000); culto aDionisio (95 300); culto satánico (100 000); culto al cine(casi 1.6 millones); culto al cuerpo o a la belleza (3.7 mi-llones); culto a la Santa Muerte, a la muerte y a los muer-tos (casi 4.2 millones). A pesar de que no sean estadística-mente correctos (varían de modo ligero incluso de unmomento a otro), los hits mostrados por el buscador sonindicadores de una realidad interesante: la preferencia delos cibernautas sobre tal o cual tema

De este modo, tenemos la leyenda de Jesús Malver-de que cuenta que este atracaba a ricos hacendados si-naloenses para repartir el botín entre los pobres. La mi-tología dice que se dedicó a la albañilería —como causade ello, trabajó en la construcción del Ferrocarril Occi-dental de México (Sada, 2000)— y que sus padres mu-rieron de hambre por los abusos de los terratenientes,lo que luego fungió como motivación (y justificante)de su comportamiento criminal. En realidad, la inves-tigación documental es poca y la ambigüedad, tratán-dose de un culto no institucional, mucha; hay, eso sí,novelas, obras teatrales y bosquejos periodísticos dedi-cados al “Santo Bandido” que contribuyen a recrearimaginariamente su vida y hazañas.

Así como Malverde se distingue por ayudar a los ne-cesitados, también legitima a aquellos que anteponen elfin a los medios, por lo que se le tiene como patrono de

METAPOLÍTICA núm. 67 | noviembre-diciembre 2009

21

MALVERDE Y LA SANTÍSIMA | SOCIEDAD ABIERTA

Page 3: Art - Malverde y La Santísima

los delincuentes en general y, sobre todo, de los narco-traficantes. Sobre esta advocación específica, Jesús Ma-nuel González, encargado de la capilla de Malverdeubicada en Sinaloa, dice que es una deformación delculto. Sin embargo, entre los fieles se conoce al santocomo “El Bandido Generoso”, “El Ángel de los pobres”y, también como “El Santo de los Narcos”. Algunosaseguran que ofrece protección a los inmigrantes du-rante el tránsito a Estados Unidos de la misma maneraque ayuda a los pobres cuando enfrentan un procesojudicial.

Este patrono de los necesitados es resultado de unirla leyenda de Robin Hood con ciertos rasgos católicos,como el rezo de jaculatorias, salmos, antífonas y nove-nas. No sólo eso, en sus representaciones —donde elbandido aparece cual si se tratara de un ranchero can-tor—, Malverde es promovido junto a las imágenes dela Guadalupana, de San Judas Tadeo y del Sagrado Co-razón; movimiento hábil, si se considera que de estemodo se aprovecha el capital espiritual de las creenciasaceptadas para legitimarse ante los creyentes.

En realidad no se sabe si vivió, pero la leyenda ofre-ce varios finales a su vida, el más exquisito es en el queMalverde, herido gravemente tras una refriega, le pidea un compadre suyo que lo entregue a las autoridadespara así poder cobrar la recompensa y repartirla entrelos pobres; se dice que el dinero nunca fue repartido yque el compadre desapareció sin dejar pista, estos ele-mentos de la tragedia son dignos e indispensables paracualquier mártir. Después de tener un juicio sumario yser ejecutado, Malverde quedó colgando de un árbol,hasta que la cuerda se rompió y los restos cayeron alsuelo. Como estaba prohibido enterrar el cadáver —pues “el gobernador de Sinaloa, Francisco Cañedo, de-cretó la pena de muerte a quien osara darle la consabi-da sepultura” (Sada, 2000)—, los antiguos pobladoresde Culiacán arrojaron piedras al cuerpo para taparlo, yal lanzar cada piedra le pedían un favor. Las peticionescumplidas de los primeros creyentes fueron tantas quegeneraron una avalancha de piedras esperanzadas, has-ta que se formó un gran montículo a modo de entierro.

Cuando Culiacán creció, el desarrollo destruyó latumba y su memoria (nadie puede asegurar dónde es-tuvo, ni siquiera si verdaderamente estuvo), así que losfieles construyeron un templo simbólico que permane-ce hasta la actualidad. Allí, las placas agradecen los mi-lagros recibidos, hay dólares pegados en las paredes y, aveces, alguna banda interpreta narcocorridos, piezas

que según muchos son formas de agradecimiento man-dadas por los capos de la droga. Para los malagradeci-dos, aquellos que no regresan a saludar a su santo pa-trón luego de que este les hizo su milagro, quedanfacturas caras que no tardarán en cobrarse.

Resulta interesante que este culto ya conozca intentospor articular una forma de religión organizada: RobertoGonzález, uno de los promotores del culto a Malverde,fue el creador de la Orden de los Caballeros Custodiosde la tumba de Malverde (Sada, 2000). En youtube.compueden encontrarse corridos dedicados al Patrono de lailegalidad;1 organizaciones incipientes (generalmente na-cidas a partir de una sucursal o capilla del santo) ya pre-sumen, como toda entidad religiosa en proceso de legiti-marse, obras de beneficencia y cierta ascendenciaespiritual; y, a lo largo de América, Malverde posee múl-tiples capillas, producto de su creciente popularidad: hayalgunas internacionales, como las que se encuentran enLos Ángeles y en Colombia (sobre esta última, dedúzca-se el porqué), así como las que se localizan en territorionacional: Tijuana, Culiacán, Chihuahua y la Ciudad deMéxico son sólo algunos ejemplos.

Como en el caso de muchos cultos crecientes, algu-nas de estas capillas han sido destruidas por el gobier-no. Grupos de fieles piensan que esto ocurre pues equi-vocadamente se considera al culto propio o exclusivo decriminales; otros afirman que es una forma velada depersecución religiosa orquestada por las religiones do-minantes.

El culto a san Jesús Malverde aprovecha el conceptode “santo” católico, y en este sentido resulta innovadorque la devoción popular decida pasar por alto los requi-sitos burocráticos del proceso canónico, democratizarlas potestades de santificación y nombrar santos por do-quier y bajo cualquier pretexto, para que de este modolos ladrones, violadores y narcotraficantes —quienestambién necesitan de santos que los protejan y expíensus culpas— puedan resolver sus más profundas nece-sidades espirituales.

Por otro lado, el culto a la Santa Muerte, denomi-nado “de crisis” porque surge especialmente en mo-mentos problemáticos, pertenece —como Malverde—a aquellos de origen sincrético, una mezcla de diversoselementos del cristianismo español con cierta modali-dad del culto a la muerte que bien puede ser, en prime-

METAPOLÍTICA núm. 67 | noviembre-diciembre 2009

22

SOCIEDAD ABIERTA | JORGE DEGETAU

1 Puede encontrarse un ejemplo en http://www.youtube.com/watch?v=6u6418sWH5I&feature=related

Page 4: Art - Malverde y La Santísima

ra o segunda instancia, prehispánica. Todo parece indi-car que su genealogía se remite, primero, al Día deMuertos o a la conmemoración católica de los FielesDifuntos, celebrados el 2 de noviembre, cuando se rea-lizan ofrendas a los parientes y amigos difuntos, comosi éstos nos visitaran para beber y comer lo que les ser-vimos. Este culto heterodoxo y de apariencia pagana esaceptado en la tradición católica, que lo justifica comouna fiesta en la que se reza por los difuntos que quizáestán en el purgatorio. Cabe añadir que esta festividadfue la solución adaptativa del catolicismo español alculto relacionado con la deidad azteca de Mictlante-cuhtli, al igual que lo hizo al suplir el culto a Tonantzinpor el de la Virgen de Guadalupe o al sustituir la festi-vidad romana en honor a los muertos, de nombre Fe-ralia, por el Día de los Santos Inocentes.2

Algunos realistas hacia el interior del culto estimanque este surgió en los años sesenta del siglo pasado,cuando un hombre vio la primera aparición de la San-ta Muerte dibujada en las láminas de su choza, en Ca-temaco, Veracruz3. En sus altares, muy parecidos a losdel 2 de noviembre, se ofrecen veladoras, novenas, ro-sarios y cantos. Asimismo, devela la ascendencia cristia-na el hecho de que la muerte sea Santa. A la “Santísi-ma” se le tiene confianza: unos beben con ella, otros leofrendan marihuana, flores, comida o tabaco. Hay quereferirse a ella en diminutivo, con respeto y casi siem-pre como si se tratara de una dama, pues sus fieles ar-gumentan que se trata de una mujer: si una nos trajo almundo, otra debe ser la que nos lleve, dicen. De allíque, según Aridjis, la Santa Muerte sea “el lado sinies-tro de la Virgen de Guadalupe”, aseveración remarcadapor la cuidada vestimenta de sus representaciones y porel rosario que muchas veces lleva entre sus manos y queen nuestro país designan lo mariano.

Hacia el interior del culto, la Santa Muerte es unsanto cristiano sin hagiografía que recibe —por decirlode algún modo— su poder directamente de Dios; la acep-tación de su ascendencia católica hace que no se consi-dere contraria a otras devociones afines. Lo que la dife-

rencia de otros santos es que es más fuerte, por lo quecumple favores de mayor peso. Normalmente, ofrecesoluciones dentro de un amplio rango, de problemascotidianos a otros existenciales, y no es raro que se le re-lacione con peticiones malintencionadas, grupos crimi-nales o el narcotráfico, aun cuando muchos de susmiembros argumentan que no tienen nada que ver conla ilegalidad.

Lo más interesante de este culto, y que esencialmen-te lo distingue de otros, es la necesidad puntual que in-tenta satisfacer: no se trata, como en el caso de Malver-de, de una circunstancia parcial, perteneciente sólo aunos cuantos (justificar a los delincuentes, por ejem-plo), sino de algo inherente a la condición humana: elmiedo al final absoluto de cada uno de nosotros. Par-tiendo de esta premisa universal, el culto promueve lainevitable necesidad de aceptar la propia muerte, al ca-racterizar este fenómeno con la imagen de un esquele-to cargando una guadaña y al referirse a ella de maneranatural y cariñosa permite, a nivel psicológico, paliar laidea del morirse; de allí su efectividad, y sobre todo, suriqueza creativa.

El culto a la Santa Muerte ha comenzado a estable-cerse como religión organizada bajo el nombre de Igle-sia Católica Tradicional México-USA, con sede en el ba-rrio de Tepito, en la Ciudad de México y dirigida porDavid Romo. El obispo Romo arguye que la SantaMuerte posee más de 5 millones de seguidores, así co-mo más de 15 mil adoratorios en Estados Unidos, estosnúmeros no tienen sustento estadístico; sin embargo,basta visitar los mercados del país para encontrar vela-doras, inciensos y figurines referentes a este culto quenos permiten dar cuenta de su extensión y popularidad.También, si se prefiere, se puede asistir a algunas de suscapillas en Sonora, Nuevo Laredo, Oaxaca o Los Ánge-les. Este culto utiliza para su promoción los nuevos me-dios de comunicación, existen grupos dedicados a laSantísima en redes sociales como Hi5 y Facebook, vide-os en youtube.com además de páginas web presunta-mente oficiales.

Como en la mayoría de los cultos incipientes —in-cluso como en el cristianismo en sus primeros tiem-pos—, el obispo Romo ha acusado a la Secretaría deGobernación y a las cúpulas de católicos y evangélicosde perseguir su denominación religiosa. El gobierno de-rrumbó varias capillas dedicadas a la Santa Muerte conel pretexto de que se encontraban en territorio federal(también se dijo que estas acciones eran parte de la lu-

METAPOLÍTICA núm. 67 | noviembre-diciembre 2009

23

MALVERDE Y LA SANTÍSIMA | SOCIEDAD ABIERTA

2 Incluso sitios católicos admiten esta genealogía. Véase Rivero (s/f).3 Origen geográfico que no es casual si se considera lo siguien-

te: Veracruz es el estado con más asociaciones religiosas registradasde la República Mexicana, siendo la única entidad con más de3,500 asociaciones, seguida del Estado de México, que cuenta conpoco menos. Cabe resaltar que sólo 4 entidades poseen más de 2mil, y son Chiapas, Oaxaca, Puebla y Tamaulipas; las demás entida-des no pasan de este número (INEGI, 1950-1980c; 1990c; 2000c).

Page 5: Art - Malverde y La Santísima

cha contra el narcotráfico) y a través de la Secretaría deGobernación le quitó el registro como organización re-ligiosa en 2005. Romo argumenta que esta persecuciónvelada es fruto de la natural hostilidad por parte de otrasdenominaciones que suponen que el culto es satánico,además de sectario, calificativos usados o referidos pormuchos, entre ellos Hugo Valdemar, vocero del Episco-pado Mexicano. El obispo Romo explica la aversión delas otras religiones como un problema de lectura bíbli-ca, ya que el Apocalipsis afirma que Cristo vendrá al fi-nal de los tiempos para vencer a la muerte.

Si los cultos satisfacen alguna necesidad general, es lade ofertar espiritualidades laxas y personalizables, formu-ladas a la medida. Si, en cambio, buscan saciar una ca-rencia puntual, ésta es —en los casos de Malverde y de laSanta Muerte— alguna responsiva de la intensa situa-ción de inseguridad y violencia que vive el país. De mo-do natural y suave, al tiempo en que dichas carencias des-aparezcan, sólo quedará el recuerdo —vago y oscuro—de dichas denominaciones, y el espacio libre que será re-llenado por otras espiritualidades innovadoras y sincréti-cas, producto de otras personas y de su tiempo.

METAPOLÍTICA núm. 67 | noviembre-diciembre 2009

24

SOCIEDAD ABIERTA | JORGE DEGETAU

Castañón, A. (2009), “Canonizados por el pueblo”, ElUniversal, 10 de abril, en: http://www.eluniversal.com.mx/notas/590189.html

Hernández, L. (2009), “Otros tiempos, otros santos”, ElUniversal, 10 de abril, en: http://www.eluniversal.com.mx/notas/590191.html

INEGI (1950-1980a; 1990a; y 2000a), Censos de poblacióny vivienda (“Porcentaje de la población católica,1895 a 2000”, en: http://www.inegi.org.mx/est/contenidos/espanol/sistemas/cgpv2000/religion/rel01.asp?s=est&c=11938

INEGI (1950-1980b; 1990b; 2000b), Censos de poblacióny vivienda (“Volumen y porcentaje de la poblaciónsegún profese alguna religión y tipo de religión,1950 a 2000”), en: http://www.inegi.org.mx/est/

contenidos/espanol/rutinas/ept.asp?t=mrel01&s=est&c=2581

INEGI (1950-1980c; 1990c; 2000c), Censos de poblacióny vivienda (“Asociaciones y organizaciones religiosasregistradas como unidades económicas y poblaciónocupada en ellas, por entidad federativa, 2004”), en:http://www.inegi.org.mx/est/contenidos/espanol/rutinas/ept.asp?t=mrel01&s=est&c=2581

Rivero, J. (s/f ), “Solemnidad de todos los santos, 1 denoviembre” y “Conmemoración de los Difuntos, 2de noviembre”, en: http://www.corazones.org/biblia_y_liturgia/liturgia/todos_los_santos.htm

Sada, D. (2000), “Cada piedra es un deseo”, núm. 15,marzo, en: http://www.letraslibres.com/index.php?art=6235

REFERENCIAS

Page 6: Art - Malverde y La Santísima

Copyright of Metapolitica is the property of Centro de Estudios de Politica Comparada A.C. and its content may

not be copied or emailed to multiple sites or posted to a listserv without the copyright holder's express written

permission. However, users may print, download, or email articles for individual use.