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  • NCLEO 24 - 2007. pp. 151 - 170

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    LITERATURA

    MENTIRAS FILOSFICAS DENTRO DE VERDADES NARRATIVAS EN RESPIRACIN ARTIFICIAL DE RICARDO PIGLIA

    Philosophical lies within narrative truths in Respiracin Artificialby Ricardo Piglia

    lvaro Martn Navarro

    Instituto Venezolano de InvestigacionesLingsticas y Literarias Andrs Bello-IVILLABUniversidad Pedaggica Experimental Libertador

    Instituto Pedaggico de Caracas UPEL-IPCEdificio Histrico, piso 1, Av. Pez

    El Paraso, Caracas, VenezuelaTelefax: (58 212) 451 18 01

    [email protected]

    RESUMEN

    El presente ensayo usa la obra Respiracin artificial de Ricardo Piglia comovehculo para mostrar cmo el discurso filosfico presentado por uno de susprotagonistas Tardewski se teje con elementos que precisamente la insti-tucin filosfica y los discursos filosficos buscan anular, como son la men-tira, la parodia, el fracaso, el azar; estos elementos que son claves para otrasconstrucciones discursivas, como fue para la tragedia tica, son menguadosdentro del quehacer de la filosofa. Buscamos presentar una modalidad desujeto filosfico que no es tan fcil apreciar, ni dentro de la construccin deldiscurso filosfico, ni dentro de la construccin del sujeto literario, unamodalidad que permite criticar conceptos como razn, xito, cultura, len-guaje, desde la parodia, desde lo cotidiano, desde la intemperie del pensa-miento.

    Palabras clave: filosofa, racionalidad, mentira, Ricardo Piglia, Respiracinartificial

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  • ABSTRACT

    In this essay I use the work Respiracin Artificial written by Ricardo Pigliato show how the philosophical discourse presented by one of its maincharacters (Tardewski) is interwoven with those elements that the philo-sophical institution and discourses try to destroy, namely lie, parody, failureand chance. Even though these elements are very important for otherdiscursive constructions, as they were for the Attic tragedy, they arediminished within the realms of philosophical work. My objective is topresent a modality of the philosophical subject that is not so easy to findeither in the construction of the philosophical discourse or in theconstruction of the literary subject. It is a modality in which it is possible toquestion concepts such as reason, success, culture or language, throughparody, everyday situations and bare thinking.

    Key words: philosophy, rationality, lie, Ricardo Piglia, Respiracin Artificial

    Des mensonges philosophiques parmi des vrits narratives dansRespiracin artificial de Ricardo Piglia

    RSUM

    Cet essai emploie luvre Respiracin artificial de Ricardo Piglia commevhicule pour montrer que le discours philosophique prsent par un des sesprotagonistes Tardewski est construit laide dlments que linstitutionphilosophique et les discours philosophiques essaient dannuler, tels lemensonge, la parodie, lchec et le hasard. Ces lments, cls pour dautresconstructions discursives, voire la tragdie attique, sont minimiss par laphilosophie. Lessai vise prsenter une modalit de sujet philosophiqueplutt difficile apprcier dans la construction du discours philosophiqueet dans celle du sujet littraire. Cette modalit permet de mettre en questiondes concepts, tels la raison, le succs, la culture et le langage, sous la parodie,le quotidien et les perspectives de la pense.

    Mots cls: philosophie, rationalit, mensonge, Ricardo Piglia, Respiracinartificial

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    lvaro Martn Navarro - Mentiras folosficas dentro de verdades narativas ...

  • Mentiras filosficas dentro de verdades narrativas emRespiracin Artificial de Ricardo Piglia

    RESUMO

    O presente ensaio usa a obra Respiracin Artificial de Ricardo Piglia comoinstrumento para mostrar como o discurso filosfico utilizado por um dosseus protagonistas Tardewski vai se formando com elementos quejustamente a instituio filosfica e os discursos filosficos pretendeminvalidar, como so a mentira, a pardia, o fracasso, o azar. Estes elementosque so fundamentais para outras construes discursivas, como porexemplo para a tragdia tica, no so utilizados dentro do dia-a-dia dafilosofia. Nosso objetivo apresentar uma modalidade de sujeito filosficoque no comum, nem dentro da construo do discurso filosfico, nemdentro da construo do sujeito literrio, uma modalidade que permitecriticar conceitos como a razo, o sucesso, a cultura, a linguagem, a partir dapardia, do cotidiano, da intemprie do pensamento.

    Palavras-chave: filosofia, racionalidade, mentira, Ricardo Piglia, RespiracinArtificial

    Recibido: 01/06/07Aceptado: 08/07/07

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  • MENTIRAS FILOSFICAS DENTRO DE VERDADES NARRATIVAS EN RESPIRACIN ARTIFICIAL DE RICARDO PIGLIA

    Sabemos que a veces alguien narra la vida de alguna persona que no exis-ti o que, por lo menos, vivi de una manera distinta a como se le describeo describi. Podemos tener a un Defoe inventando desde su imaginacin, ycon comentarios diversos, a un Robinson Crusoe, para publicar en el peri-dico The Englishman las aventuras de un tal Alexander Selkirk, o a un J. M.Coetzee narrndonos las aventuras de un tal Robinson y su esclavo Viernesa travs de diversas cartas y encuentros entre la seora Crusoe y Defoe en suobra titulada Foe.

    Sabemos que a veces alguien nos cuenta una vida diciendo que es suya yconfiando en nuestra credulidad, nace la confesin; as lo presenta San Agus-tn y lo consolida Rousseau. Pero podemos toparnos con obras que nos cuen-tan la vida de personas que hallan cosas: ideas, verdades, historias, y donde laexistencia del personaje es una excusa narrativa y el fin o fines discursivos sonpropuestas: polticas, filosficas, histricas o combinaciones variadas.

    En la novela Respiracin artificial escrita en 1979, Ricardo Piglia nosnarra acerca de personajes que hallan cosas: cartas, historias, ideas, ancdo-tas, personajes; pero pensamos que tambin hallan un ncleo filosfico quepone al sistema filosfico mismo en cuestionamientos a travs de una narra-tiva ficcional. La obra comienza narrando la vida de Enrique Ossorio, quiensiendo exiliado poltico del gobierno de Juan Manuel de Rosas, escribidesde Nueva York, en el siglo XIX, su autobiografa, sus confesiones,acompaada de una carta para alguien en el futuro. El profesor MarceloMaggi halla estos escritos en el porvenir y trata de rehacer el rompecabezasde Ossorio, a la vez que su sobrino, Emilio Renzi, recibe una carta del pro-fesor citndolo en un bar en el interior del pas, en una parte de la repbli-ca, fuera de la capital, de los smbolos del poder, de lo central. En ese futu-ro encuentro el profesor le entregar algunos documentos pertenecientes aOssorio, que explicarn parte del rompecabezas que de alguna manera afec-ta a su sobrino.

    Habr una espera que ser llenada por historias, literatura y filosofa. Lashistorias sern narradas dentro de un eje histrico verdadero en el que lascoloca Piglia, permitiendo jugar su escritura con la de un historiador ficcio-

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  • nal.1 La literatura se desarrolla como un narrar de diversas perspectivas,situaciones, emociones y descripciones. La narracin oculta y devela mensa-jes, interroga sobre los sentidos del mundo, de las ideas, de lo cotidiano, apartir de los diversos personajes; pero quizs nuestro mayor inters se enfo-que en la relacin de un personaje literario como es Emilio Renzi y un per-sonaje de corte filosfico como lo ser Tardewski, que es presentado comoun exiliado polaco, discpulo de Wittgenstein, y que tratar de mostrar susideas, reflexiones y pensamientos filosficos con cierta originalidad y drama,vinculndose y desvinculndose de las instituciones, de la vida, de los senti-mientos, de la razn.

    Hemos referido los personajes principales de la novela Respiracin artifi-cial; sta es una obra compuesta por dos direcciones: por un lado, est la his-toria de Enrique Ossorio que se desarrolla a mediados del siglo XIX, y porotro est la de Maggi, Renzi y Tardewski a finales de los 70, y si bien pare-cen conservar un hilo causa-efecto, son fragmentos que debemos armar.Vemos que el problema es bsicamente las historias de Enrique Ossorio en1850 y la de Maggi, Renzi y Tardewski en 1979, las historias de la Argentinade Rosas y la Argentina de Videla. A partir de ah sera simple encontrar unsistema de equivalencias entre Maggi y Ossorio, los dos textos que escriben,las dos muertes, las dos dictaduras, y quizs coronarlo todo con la conclu-sin de que la Argentina no ha cambiado nada. ste sera el juego desdela visin de un narrador historiador o un historiador narrador; pero nosotrosapuntamos a observar las argumentaciones filosficas, los diversos ncleosde alegoras, metforas, concordancias histricas-filosficas y discursos pro-pios de la filosofa que se arropan con la verdad. Pero cmo ver este discur-so dentro de tramas de mentiras?

    Podramos visualizar un problema con un eje donde se relacionan la lite-ratura y la filosofa, como marcos en los cuales se elaboran lo narrado, y dete-

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    1 A este respecto Hyden White nos da la posibilidad de pensar en un historiador ficcional cuando nos comenta:A veces se dice que la finalidad del historiador es explicar el pasado hallando, identificando o revelando losrelatos que yacen ocultos en las crnicas; y que la diferencia entre historia y ficcin reside en el hecho de queel historiador halla sus relatos, mientras que el escritor de ficcin inventa los suyos. Esta concepcin de la tareadel historiador, sin embargo, oculta la medida en que la invencin tambin desempea un papel en lasoperaciones del historiador (White, 1992: 18). Podemos precisar a partir de aqu como las categoras ficcin ehistoria se desvanecen, pero no slo esta visin la muestra Piglia en esta novela, sino categoras ms alejadas, msincomunicables como probablemente son ficcin y filosofa.

  • nernos en el problema de los lmites, permitiendo as observar sus mrgenes,separaciones y/o confusiones. Pensamos que para observar lo planteado debe-mos apreciar las formas de certeza y los contenidos de verdad inherentes en eldiscurrir de la obra de Piglia; para apreciar estas formas de certeza y los conte-nidos de verdad nos enfocaremos en el discurso de Tardewski, el personaje decorte filosfico. Un personaje de corte filosfico debe dar a su narracin, a sudiscurso, una vinculacin con las instituciones del pensar filosfico; las insti-tuciones filosficas tienen como fin juzgar acerca de la verdad de un discur-so;2 para ello usan herramientas como la lgica, los razonamientos, las evi-dencias, los conceptos universales, los mtodos cientficos o humansticos, lascosmovisiones, las categoras, etc. Si bien la verdad puede ser cuestionada, laverdad como premisa propia del filsofo, como esencia que sostiene el pen-samiento, se presenta como verdad as como certeros o ciertos los elemen-tos de su construccin, por lo que pareciera no existir una paradoja mayor yms aterradora para la institucin filosfica y el discurso filosfico que estnestructurados desde el mentir o de dejar espacio en sombras.

    Si bien dentro del discurso cotidiano, dentro de las narraciones literarias,y por ende, en la confeccin de la historia, de las confesiones, no nos inco-

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    2 A este respecto podemos hallar varias referencias de filsofos, entre las que podemos destacar las observacionesque elabora Kant sobre el tema en su obra La contienda entre las facultades de filosofa y teologa, donde precisa:La Facultad de Filosofa comprende dos Departamentos, el de la ciencia histrica (donde se inscriben lahistoria, la geografa, la filologa, las humanidades con todo cuanto presenta la ciencia natural del conocimientoemprico) y el de las ciencias racionales puras (matemticas puras y de la filosofa pura, metafsica de la naturalezay de las costumbres). As como la mutua correlacin entre ambas partes del saber. Abarca, pues, todos losmbitos del conocimiento humano () La Facultad de Filosofa puede, por lo tanto, reclamar cualquierdisciplina, para someter a examen su verdad. Dicha Facultad no puede verse anclada con una interdiccin delgobierno sin que ste acte en contra de su autntico propsito, de suerte que las Facultades Superiores nopueden sustraerse a las objeciones y dudas aireadas por la Facultad de Filosofa, siendo esto algo que,indudablemente, debe resultar harto incmodo () Si por poner un ejemplo, los predicadores o los magistradosse dejaran llevar por el antojo de comunicar al pueblo sus reparos y dudas frente a la legislacin eclesistica ocivil, le hara sublevarse con ello en contra del gobierno; en cambio, si son las Facultades, en tanto centros deinvestigacin, quienes se limitan a participar mutuamente tales dudas, el pueblo no recibe prcticamente noticiaalguna de todo ello; al darse por satisfecho con el reconocimiento de que semejantes sutilezas no son asunto suyose siente vinculado tan slo con cuanto le hacen saber los funcionarios comisionados por el gobierno para talefecto (Kant, 1999: 11-12), o ms contemporneamente como las de Eugenio Tras en su libro Meditacin sobreel poder, donde nos comenta: La filosofa ms verdadera es, pues la ms poderosa. Y el poder, el poder esencial,el poder uno con el ser y con el pensar, se despliega en forma de absoluta afirmacin. Las filosofas se miden,por consiguiente, en funcin de su potencia de afirmacin, de modo que la ms afirmativa es tambin, siverdaderamente lo es, la ms poderosa; y por lo mismo la ms verdadera. Nada es propiamente verdad, pero todopuede ser ms verdad () Lo que la filosofa rechaza constituye, por tanto, el reverso mismo de su poder y suzona de vulnerabilidad () Una filosofa es tanto ms poderosa cuanto menos espacio deja en sombra: tal podraser la primera ley general de una posible Metafilosofa (Tras, 1993: 88-89, 91).

  • moda observar la mentira como parte de estos discursos, el discurso y lasnarraciones desde el pensamiento, de las cosmovisiones filosficas, sernafectados por un posible contenido de mentira, ya que la mentira en esen-cia lleva un matiz de voluntad, de premeditacin, de gozo, de manipulacin,no propio con la verdad y por lo tanto siempre se presentan lneas oscuras,sombreadas, peligrosas. La mentira no entrara en la problemtica de la cer-teza o de la verdad en la cual discurrira el pensamiento y las institucionessustentadas por la filosofa.

    El problema de la mentira es una gracia aparentemente propia de lanarrativa literaria, y su reapropiacin es vlida slo como forma de ficcin,aunque no necesariamente toda ficcin o fbula provenga de mentiras.

    He aqu pues, tal como creo que debo formularla aqu, una definicinde la definicin tradicional de la mentira. En su figura prevaleciente yreconocida por todos, la mentira no es un hecho o un estado: es unacto intencional, un mentir. No hay mentiras, hay ese decir o ese que-rer decir al que se llama mentir: mentir ser dirigir a otro (pues slose miente al otro, uno no se puede mentir a s mismo, salvo a s mismocomo otro) un enunciado o ms de un enunciado, una serie de enun-ciados (constatativos o realizativos) que el mentiroso sabe, en concien-cia, en conciencia explcita, temtica, actual, que constituyen asercio-nes totales o parcialmente falsas; hay que insistir desde ahora en estapluralidad y en esta complejidad, incluso en esta heterogeneidad.Tales actos intencionales estn destinados al otro, a un otro o a otros,para engaarlos, para hacerles creer (aqu la nocin de creencia es irre-ductible, aun cuando permanece oscura) en lo que se ha dicho, cuan-do por lo dems, se supone que el mentiroso, ya sea por un compro-miso explcito, un juramento o una promesa implcita, dir toda laverdad y solamente la verdad. Lo que aqu cuenta, en primero y enltimo lugar, es la intencin (Derrida, [2005]).

    Derrida introduce la apropiacin de una definicin de mentira que pen-samos desarrolla discursivamente Tardewski, en otras palabras, una apuestapor la desterritorializacin que este personaje filosfico hace de la filosofadentro de una narracin de ficcin. Pensamos que Piglia trata, ms all de

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  • las problemticas entre literatura e historia, mostrar la mentira como ele-mento indispensable para la construccin de cualquier aparato terico:filosfico, histrico, literario, sin caer en un prurito racional por la verdad,por lo correcto polticamente, tico o econmicamente justo. Pero cmoobservar la intencionalidad de mentir en el discurso de Tardewski, en lanarrativa de la institucin filosfica? Pensamos que al ser narrativamente fic-cional la apuesta de Piglia, el discurso filosfico se abandona a que lo dichopor su personaje filosfico sea verdadero o no, es decir, que sus reflexiones,sus especulaciones, y los criterios que presenta pueden ser vlidos o no; peroTardewski no se queda en un mero opinar de cosas, se introduce dentro delquehacer cultural filosfico, dentro de las construcciones de la realidad,tanto de los personajes de ficcin como de aquellas que nos ataen en nues-tros conocimientos filosficos. As nuestro personaje, de corte filosfico,introduce en su discurso enunciados que l sabe y a veces nosotros falsos,que juegan con la credulidad del otro y a veces con la nuestra y toma lahistoria de la cultura y de la filosofa como marco para lo ldico del narrar,ensombreciendo los pensamientos claros y distintos.

    En algunas partes de la obra se nos dan guios para entender que la fic-cin tiene como cmplice la intencin de decir mentiras, pero tambin elconformar los aparatos tericos de la filosofa, la historia, la literatura. Elpersonaje principal, Renzi, sale a las calles de Buenos Aires y observa a unosobreros haciendo un hueco en el pavimento, y piensa en ese momento enel cuadro de Frans Hals: Si yo mismo fuera el invierno sombro (Piglia, 2001:39). Recordemos que, curiosamente, la primera parte del libro tiene ese ttu-lo, es decir, no es un epgrafe potico, busca jugar con correlatos, en este casoel de un artista con su obra plstica. Lo curioso es que dicha obra de FransHals aparentemente no existe por lo menos en nuestra bsqueda. Sabemosque Hals fue bsicamente un retratista y pint varias escenas de reunionesfamiliares o de temtica moral; entre estas obras, Hals pint un retrato deDescartes, nombre que da ttulo a la segunda parte de la novela. Parecieraque el autor nos dice fuera del texto algo que no logramos saber qu es, peroque se construye aparentemente desde una mentira, pero qu dice lamentira?

    Hay una imagen imaginada si yo mismo fuera el invierno sombro, y

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  • una imagen de quien bosqueja la modernidad que se fundamenta en larazn Descartes. El hombre que inaugura la modernidad racional, el fil-sofo sale del retrato y, sin moverse de su estufa, resuelve los crmenes de lasteodiceas, los asesinatos de la ignorancia, hallando al culpable en las certezasno cuestionadas. Descartes, personajeprotagonista, imagen y smbolo, es loextra que nos introduce en la obra de Piglia, un extra de modernidad, peroque en el fondo es una invitacin a cuestionar la razn moderna, ejercicioque realizar Tardewski, un personaje que sale de un cuadro inexistenteaunque hay certeras sospechas de que Piglia se inspira en WiltoldGombrowicz para armar a su personaje Tardewski, para resolver los frutosde la razn moderna, frutos que se presentarn en el siglo XX, y que se sin-tetizan en las narraciones, en los discursos de dos seres reales, ficcionales:Kafka y Hitler, frutos que nos muestran, ms que una racionalidad que losgenera, mentiras que los soportan.

    Tardewski es

    un intelectual polaco que haba estudiado filosofa en Cambridge conWittgenstein y que termina en Concordia, Entre Ros, dando clasesprivadas. En este sentido, le digo, mi situacin le pareca al profesor lametfora ms pura del desarrollo y la evolucin subterrnea del euro-pesmo como elemento bsico en la cultura argentina desde su origen(Piglia, 2001: 113).

    Este intelectual polaco, este sujeto filosfico, parece que no slo mues-tra una evolucin del asesinato del pensamiento, de los filsofos y sus des-plazamientos, desterritorializaciones y rizomas en Amrica evolucin sub-terrnea, sino que demuestra cmo el sujeto racional esbozado porDescartes tendra su cspide en un Descartes mentiroso segunda parte dela novela.

    Los espejos reproducen pero tambin distorsionan, en l mi manoizquierda ser la derecha, pero a sabiendas de esta paradoja, sigo mintien-do(me) en la medida en que enuncio que el espejo reproduce la realidad.Todas las distorsiones crean paradojas y las paradojas son aberturas pordonde la(s) mentira(s) se desplaza(n) entre lo que se ignora, fundando alter-nativas ficticias dentro del espacio donde se desarrollan los acontecimientos

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  • por lo que el fracaso ser probable. Lo anterior nos sirve para visualizar elprimer captulo como si furamos inviernos sombros, y en el segundo nosvemos en unos espejos que nos distorsionan nuestra racionalidad. Al prin-cipio de la segunda parte de la obra, Tardewski parece que sabe el destinode Maggi, a diferencia de un primera parte donde Tardewski pasa como unpersonaje extrao, curioso, extico. Tardewski sabe algo del destino del pro-fesor Maggi y que no es aquel destino que explica Elvira a Emilio: queMaggi est en Uruguay despidindose de una mujer, sino que insina aque-llo como una mentira o l elabora una. Tardewski miente a sabiendas de unreal conocer, de mostrarse como un sujeto de saber verdadero. SiTardewski sabe tanto de Maggi, no puede ser Tardewski quien escribe lascartas a Emilio? Las cartas de su to comienzan a llegar a Emilio Renzi porla novela que publica. La novela debe decir algo que perturba a Maggi y/oTardewski, lo familiar?, lo ntimo?, lo vivencial?, una mentira?, que nonos sirve para escribir sino slo historia y provocar ms mentiras, historiasde mentiras, mentiras de la historia, variaciones de la verdad.

    La relacin entre el escritor Emilio Renzi y Tardewski es una relacinmaestro-discpulo, pero con una distincin clara que asume Tardewski cuan-do explica a Emilio Renzi, con mucha precisin, elementos de la historia deArgentina y la relacin entre un maestro Europa y un discpuloAmrica a sabiendas de que el maestro es un sofista ignorante, a sabien-das de que est haciendo una mentira, un acto volitivo de engao; cul es elsentido de esta mentira? En un principio parecera confundir al discpulo,como podemos observar en los dilogos entre Maier y Arregui pgina 119y sucesivas. La mentira se presenta en un primer momento como capacidadde perplejizar, para desacralizar un saber; Piglia no slo expresa explcita-mente esta condicin, sino que la muestra como una de las caractersticasque ocurren cuando el pensamiento moderno llega a tierras que estn fuerade los centros, fuera del poder, en lo marginal, en lo propio de Amrica; deaqu que nuestro sujeto filosfico plantee en la obra el eje de la mentiracomo elemento distorsionador del discurso filosfico que se podra refundardesde Amrica.

    Todo es mentira o el discurso de Tardewski es el discurso de un mitma-no que ser obviamente execrado por el discurso filosfico? La razn mit-

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  • mana quizs filosfica3 genera la posibilidad de (re)presentar la parodia,4

    la imitacin burlesca de las cosas, generando risa, perplejidad, para as des-montar la sacralidad de un conocimiento que es descartado por improbableo confuso aunque sea heredado, inclusive aunque sea necesario.

    La historia colecciona mentiras en su escritura, porque pareciera queella permite la probabilidad de hacer parodias de s misma y no concretarsecomo Verdad, pero la filosofa no permite la parodia ni la burla, y menosconsistir en una coleccin de mentiras; ella pareciera que se halla al prin-cipio de las cosas y nunca es el resultado de algo, de ah que sea la literatu-ra el puente que permite ver la incursin de la mentira en el discurso filos-fico y sus consecuencias.

    En Respiracin artificial podemos ver un rpido paneo de este tipo en lasimprecisiones y precisiones sobre la inutilidad de los aparatos tericos y sucuota de mentira, as se nos habla de la filologa en boca de Maier; o en lasreflexiones literarias que hacen Marconi y Renzi sobre Sarmiento, Borges yArlt, o acerca de la burguesa y los problemas polticos representados por el

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    3 La razn filosfica es una mentira, o por lo menos as lo asume Nietzsche en La `razn en la filosofa:mientras que el resto del pueblo de los filsofos rechazaban el testimonio de los sentidos porque stos mostrabanpluralidad y modificacin, l rechaz su testimonio porque mostraba las cosas como si tuviesen duracin yunidad. Tambin Herclito fue injusto con los sentidos. Estos no mienten ni del modo como creen los eleatasni del modo como crea l no mienten de ninguna manera. Lo que nosotros hacemos de su testimonio, eso eslo que introduce la mentira, por ejemplo la mentira de la unidad, la mentira de la coseidad, de la sustancia, dela duracin La razn es la causa de que nosotros falseemos el testimonio de los sentidos. Mostrando eldevenir, el perecer, el cambio, los sentidos no mienten Pero Herclito tendr eternamente razn al decir queel ser es una ficcin vaca. El mundo aparente es el nico: el mundo verdadero no es ms que un aadidomentiroso (Nietzsche, 1975: 46). Esta relacin mentira-verdad tiene un origen cuando Nietzsche sigue elcamino kantiano del conocimiento y de la nocin de verdad. La verdad crtica kantiana no conserva ya ladefinicin tradicional de verdad como adequatio ms que como definicin formal o nominal. La verdadtrascendental no es ms que la realidad objetiva de los conceptos, condicin de posibilidad de la comprensinefectiva de algo. O dicho de otra manera y con terminologa kantiana: La verdad trascendental no es ms queel proceso mismo de la representacin del concepto en la intuicin (Kant, 2000: 196).

    4 A este respecto es interesante observar cmo Piglia desarrolla toda una visin de la parodia y sus propiedades apartir de los estudios tericos de Tininov, asumiendo: No se trata de una decisin arbitraria, quiero decir, loaparentemente arbitrario del gusto pardico est siempre determinado por ciertas condiciones que lo hacenposible, y esas condiciones dependen del conjunto del sistema y de su transformacin. Desde esta perspectivahabra que decir: no siempre hay parodia cuando hay cambios de funcin, pero no hay parodia si no hay cambiosde funcin () No puede hablarse de la parodia como el motor del cambio, porque en realidad la parodia es elresultado del cambio (Piglia, 1998: 6567). Obviamente la parodia tendr una vinculacin con el sistema designificados, sus resultados se muestran en la medida en que se generan modificaciones e improbabilidades, quese mantenga dinmica y permita el azar y por ende el fracaso, lo que origina para Piglia la parodia en s. Lafilosofa por lo tanto sera la encargada de eliminar la parodia, pero su obsesin por anularlas nos muestra losandamiajes que usa, andamiajes de fuentes dudosas, ficciones, voluntad de mentir.

  • conde Tokray; o en las citas acadmicas acerca de la lingstica y la proble-mtica entre el signo y el significado en el artculo Hjelmlev entre los gau-derios entrerrianos o un ejemplo de gauchesca semiolgica que ocurre enla pulpera La Colorada () ubicada entre Ubajav y Derrida, a 70 km de lacapital de la provincia (p. 143). Mentiras que generan parodias y apuntanal azar, como la conciencia de que para escribir literatura hay que vivir, y quela mejor escritura que recibe Marconi es la de un monstruo que nunca hasalido de casa y se la pasa todo el da bordando, y a la cual Marconi exiliacomo escritora por no vivir. Pero un tema clave y que gua estas reflexio-nes es la mentira en la filosofa y la capacidad de rernos de ella; en este sen-tido, nos comenta Tardewski que el saber y las academias argentinas pade-cen ciertos virus que infectan los crculos intelectuales con agentes contami-nantes como las lecturas de las obras de Keyserling, un pseudofilsofo orien-talista, admirado por Victoria Ocampo; tambin cuando trata de demostrarmatemticamente, siguiendo las anotaciones de Kluge, la posibilidad de unencuentro a principios del siglo XX entre Hitler, quien huye del serviciomilitar, y Kafka, al que, paradjicamente, un amigo ha obligado a salir desu encierro en su cuarto, para que est en contacto con la gente y vea elmundo con otros ojos. Pareciera que todo se centra en mentiras, parodias,paradojas de la modernidad, en textos apocalpticos totalitarios racionalesrealizados por un manitico paranoico, como fue Philip Dick, a quien hanledo Tardewski y Renzi.

    Ahora bien, la historia y la literatura como espacios en constante estruc-turacin y reestructuracin permiten puentes para (re)crear todas estas posi-bilidades y a la vez presentar a la filosofa como campo infrtil, afirmandoque para poder florecer este campo necesitara de la complicidad que daracomo resultado la parodia y no curiosamente su eliminacin.

    No es que est inventando una teora o algo parecido, me dijo Renzi.Sencillamente se me ocurre que la parodia se ha desplazado y hoyinvade los gustos, las acciones. Donde antes haba acontecimientos,experiencias, pasiones, hoy quedan slo parodias. Eso trataba a vecesde decirle a Marcelo en mis cartas: que la parodia ha sustituido porcompleto a la historia. O no es la parodia la negacin misma de lahistoria? (Piglia, 2001: 112).

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  • El discurso de Tardewski muestra la hiptesis de que se puede generartodo desde la mentira y concretarse en parodia; esto subyace subterrnea-mente en su discurso, si bien se presenta en el texto como un personaje conla mirada de alguien procedente de la institucin filosfica, y por ende concapacidad de detener la parodia. El discurso de Tardewski nos ensea que laparodia nace en su misma anulacin, en la medida en que progresivamentese aleja de ella, transformando su discurso en uno presentado por un sujetofilosfico, nihilista y, por ende, ms prximo al fin de la modernidad, comoapunta Vattimo, autor italiano que define el nihilismo moderno siguiendolos preceptos de Nietzsche, como aquel donde el hombre se aparta del cen-tro hacia la X. Tardewski se aleja del centro, de los logocentrismos, mostrn-donos las cantidades de nebulosas y mentiras que nos envuelven y diseccio-nan en esos centros que pareciera panpticos para controlar la parodia; porlo tanto, a medida que nos apartamos del centro hacia la X nos volvemospensadores ms pardicos, visionarios de mentiras, y al ir hacia los centrosde poder, institucionales, polticos, religiosos, acadmicos en ms profe-tas de la verdad nos transformamos y ms racionalmente actuamos.

    Tardewski comienza a construirse partiendo de una serie de experienciascon los discursos filosficos centrales; dentro de stas podemos destacar su dis-cipulado con Wittgenstein, sus intentos de realizar una tesis doctoral sobreHeidegger, sus esfuerzos por tratar de introducirse dentro de los crculosfilosficos acadmicos de Argentina al llegar a ese pas accidentalmente, yfinalmente, sus exposiciones y sus pensamientos alrededor del concepto defracaso normalmente el personaje o protagonista filosfico interacta confracasados de una u otra manera, pero Tardewski nos muestra cmo el fil-sofo incluso hace una abstraccin del fracaso, lo vuelve un concepto, unaposibilidad discursiva, para evitar vivir su propia parodia, lo cotidiano, la rea-lidad, transformndose a la distancia en mentiras los conceptos. La exposi-cin que realiza Tardewski del fracaso se inserta dentro de un replanteamien-to conceptual del trmino filosofa, refundando el concepto de fracasocomo la no complicidad para la destruccin, como propuesta que critica el usode una razn instrumental que se hereda dentro de las escuelas filosficas y den-tro de la sociedad moderna de avance, desarrollo y produccin; Tardewski argu-mentar esta nocin de fracaso mostrando los pasos por los cuales el cogito

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  • cartesiano termina como concrecin prctica en el libro Mein Kampf deAdolf Hitler, pero, esto no sera tambin una mentira?

    Nuestro personaje de corte filosfico elabora discursos propios de unsujeto filosfico; es un polaco que termina viviendo sus ltimos das en unaregin de Amrica alejada de los centros de poder, construyendo discur-sos que se individualizan e identifican con el margen, con lo opuesto de lasverdades de la historia y, por supuesto, de las certezas de la filosofa.Tardewski elogia la experiencia como elemento sine qua non para un cono-cimiento mtodo aristotlico por excelencia, y que se diferencia de losmodelos platnicos mostrados por otros discursos de sujetos filosficos den-tro de la literatura latinoamericana como Samuel Tesler en AdnBuenosayres, de Leopoldo Marechal, o Fronesis en Paradiso, de Jos LezamaLima que le permitir escribir abierta y riesgosamente un discurso y mos-trar una postura filosfica. Tardewski construye ste discurso con las siguien-tes caractersticas: est fuera de los centros de poder, fuera de las categor-as y los ordenamientos del mundo implementados por una racionalidadinstrumental, fuera de las experiencias de una vida segura y cmoda, fuerade las universidades, fuera de todo fin, y tambin a sabiendas de que todolo anterior realmente no es necesariamente verdadero, porque al provenirde un centro, pero elaborar discursos desde el margen, el discurso deTardewski se transforma en pardico por excelencia.

    Lo anterior lo podemos ver como un desplazamiento de una filosofaeuropea, identificada con el progreso tcnico por un estatus de vida, peroque se vuelve pardica en la medida en que se reconoce como filosofa fuerade sus posturas, hallndose mentirosa. Tardewski nunca deja de ser filsofo,slo presenta la postura de aquel que est fuera de los centros de poder, ypareciera que estar tanto fuera del poder como dentro del poder implica unacapacidad de mentir, de ser una animal metafsico capaz de hilar historiaspara otros, con la certeza de que en su ingenuidad lograr concretar formasde certeza y contenidos de verdad, pero que se vuelve pardica y a veces fraca-so fuera del centro.

    Tardewski evala lo que ha sido el pensamiento filosfico, especialmentedesde que Descartes ttulo de la segunda parte del libro se construycomo el sujeto filosfico moderno por antonomasia, es decir, aquel suje-

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  • to que existe porque piensa y cmo este sujeto pensante se construye gra-cias al establecimiento de una institucin filosfica moderna que se separa dela institucin filosfica medieval, y va dando forma a un sujeto filosficomoderno que se relacionar progresivamente con los conceptos de razn,modernidad, individuo, intimidad, evolucin.

    El sujeto filosfico moderno duda de todo, auspicia el uso de mtodospara guiar al pensamiento, pero no a cualquier tipo de pensamiento, sinoaquel que es una herencia directa de la tradicin de pensar de la filosofagriega, es decir, el pensamiento racional; ste ser el que resolver los conflic-tos intelectuales, morales, humanos y pasionales del hombre moderno. Esas?

    Ser la mirada de Tardewski, el desarrollo de sus posturas crticas desdefuera del poder, mostrando lo paradjico, lo que dictaminar una discusinentre el sujeto filosfico moderno Descartes y un sujeto filosfico pos-tulado Si yo mismo fuera un invierno sombro en la novela. Pensamosque el sujeto filosfico postulado trata de mostrarnos, gracias a las menti-ras inherentes a su discurso, unos efectos en la realidad que sern recogidospor la historia y a veces por la narrativa y, por supuesto, las mentiras exis-tentes en la argumentacin del sujeto filosfico moderno, las trampas quese repotencializan con el uso del trmino razn. Son las trampas del pensarcorrecto las que se descubren desde la literatura, y se usar la capacidad pardi-ca de la historia para demostrarlo, todo esto hilado por el lenguaje, por el idio-ma, por la razn.

    Tardewski, polaco que habla varios idiomas, llega a Argentina por azar, seda cuenta de la imposibilidad de comunicar sus pensamientos en una lenguaque no conoce, que no domina: el espaol. Este idioma le es extrao, y aun-que maneja el ingls, el francs, el alemn y el polaco, y sabe lgica, los cr-culos filosficos argentinos lo apartan, lo increpan y dudan de que lo quedice sea cierto aqu el primer atisbo de mentiroso, dudan de la institucio-nalidad filosfica que l soporta a travs de sus discursos filosficos, de susaber: Discpulo de quin?, pregunt uno sentado en una sillita. DeWittgenstein, le susurr otro sentado en otra sillita. Mon vieux, oh la, ladijo el otro. Tal vez crean que me haba vuelto loco (Piglia, 2001: 175).Adems, Tardewski comenta que la filosofa que se institucionalizaba en la

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  • Argentina de 1939 era: batido de orientalismo burocrtico [estudio zen],radiofona espaola [Ortega y Gasset] y un conde [Keyserling] (Piglia,2001: 171), y, por ende, se decepciona cuando observa que la institucin ylos crculos filosficos no logran poseer la herencia de la institucin filosfi-ca de la cual l parte logocntrica, pero tambin se da cuenta y nos dacuenta de que en el fondo s la han heredado, pero de la nica forma posi-ble: distorsionadamente, produciendo as una cosmovisin inundada deracionalidad y mitos, de discursos apcrifos y sacros a los cuales slo podre-mos acceder en la medida en que nuestro saber incomprendido sea adapta-do por una persuasin iniciada y mantenida por una volicin mentirosa.

    Tardewski desarrolla un ensayo una forma de validacin institucional deun pensamiento que presenta las trampas de la filosofa por medio de unametfora. Esta metfora se presenta en un dilogo que, segn Tardewski,realizaron Hitler y Kafka. Tardewski llega a la necesidad de contratar a unapersona que le traduzca estas ideas metafricas el ensayo lo llama l, ideasque despus l no puede leer por desconocer, en el momento de la publica-cin del artculo (1940), el idioma espaol y luego por perder dicho artcu-lo. Pensamos que hay una primera metfora: la de una trampa racional queconformar a un Hitler, pero aparece otra que se relaciona con lo intraduci-ble de la lgica de la filosofa y su validacin soterrada por el lenguaje.

    La impotencia del lenguaje hace que Tardewski, como expositor de undiscurso que lo convierte en un sujeto filosfico, deba aprender, por las expe-riencias de vida y los sentidos implcitos en las lenguas, a evitar una homoge-neidad de la razn desde el lenguaje y, por ende, considere estas situacionescomo una trampa para la consolidacin de una razn hegemnica que usael lenguaje como su particular vehculo. Tardewski rumia en sus diversas len-guas lo que para l se transforma en un acumular de conceptos sin precisin,sin sentidos, descubriendo la imposibilidad de intercambiar ideas entre laslenguas y las visiones; de ah que siempre tenga Tardewski que anotar frases,ideas y citas para mantener la fuerza de las expresiones, de la razn, del sen-tido de la palabra y de la vida.

    Esto es la filosofa, pensaba [Tardewski], a esto hemos llegado, es ascomo el cogito, ese huevo infernal empollado por Descartes junto a lachimenea, en su casa, en Holanda, se ha desarrollado. El sueo de esa

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  • razn produce monstruos. En el fondo, fjese usted, yo soy un racio-nalista, creo en la razn, no piense que me he puesto a la moda deestos das en que se predican las virtudes de la irracionalidad. Pero esarazn nos llev directo a Mi lucha. Por eso Heidegger, pensaba yo,pudo decir en julio de 1933, en su clebre Vlkischer Beobachter, siem-pre en Friburgo: Ni los postulados ni las ideas son las reglas del Ser.Slo la persona del Fhrer es la razn presente y futura de Alemaniay tambin su ley. l ha ledo y comprendido Mein Kampf, pensabayo. A partir de ahora no le debe importar averiguar si esto o aquelloes verdad, sino slo si est o no de acuerdo con el sentido del mo-vimiento nacional socialista. Ao 1933. Heidegger en Hitler.(Piglia, 2001: 196)

    Aceptar la racionalidad es aceptar que el hombre es racional, abstracto,homogneo, total, con dominio de lenguaje, y lo ms importante: que nomiente, y que el sujeto filosfico en general ser: homogneo, identifica-ble, constructor de realidades, y por supuesto, dominador del lenguaje y queno miente. Esto nos da pie para pensar que la razn debe predominar entodas las pticas de la construccin del discurso del sujeto filosfico, porlo que la interrogante: qu es el hombre? pregunta del profesor de filoso-fa de bachillerato, se responde generalmente como: Un ser (animal) racio-nal o un sujeto pensante define el estudiante mediante tautologa com-pleta, sin que nadie asome el matiz de mentira presente, ya que la raciona-lidad funciona para la verdad como para el error, y ni siquiera se piensa quela estructura de lenguaje que permite esta reflexin sea realmente dominadapor el estudiante, o por el profesor? Esta propedutica institucionalizadapermite que el hombre racional se diferencie de los animales, de lo irra-cional concepto que no necesariamente involucra ni el error ni la mentira,en tal caso la torpeza en el pensar desde alguna ptica de poder, pero ade-ms acuse desde su razn a lo mstico, lo anrquico, lo impensable, lo aza-roso, la no comunicacin efectiva como errores, cuando son tambin resul-tados propios de un pensar racional. Pero a partir de los discursos que esgri-me nuestro sujeto literario filosfico, ya sabemos que no slo es posible sinoracionalmente probable.

    Tardewski, en cuanto construccin del discurso del sujeto literario filos-

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  • fico, nos permite la posibilidad de pensar creativamente los discursos delsujeto filosfico, evitando la construccin de discursos solipsistas encerradosen verdades que slo se satisfacen frente al discurso filosfico, prescriptivospara una voluntad ansiosa de encontrar o mantener la verdad, y protegidospor trascendencias de conceptos momificados en un plano sin pliegue, sinposibilidad de transgredir. Pensamos que Tardewski, en la obra de Piglia,asume un discurso que apuesta a la mentira como conciencia del lenguaje, por-que la conciencia de la mentira no slo est en su capacidad de evocar lofalso sobre lo certero, sino en tener conciencia de crear un mbito inexis-tente en los discursos precedentes, de tener presente el azar, lo paradjico yel fracaso dentro de un mbito objetivamente racional, realizando as un girode lo sagrado a lo obsceno de la razn, giro que nos puede producir risa ollanto. Pensamos que si bien Tardewski es un filsofo, l est ms cerca dela pregunta de Klossowski que de la afirmacin de un Hegel o de un librode historia de la filosofa:

    El filsofo es todava posible en nuestros das? La aptitud de losabido es demasiado vasta? No es inverosmil que logre abarcarlotodo con su mirada, es decir, menos en la medida en que se haga msescrupuloso? A lo sumo demasiado tarde cuando lo mejor de su tiem-po ya est cumplido? () Qu significa en la actualidad para nos-otros una existencia filosfica? No es casi un medio de esquivarse conartimaas? Una especie de evasin? Y vivir apartado y con toda sim-plicidad, es cierto que indica el mejor camino a seguir para quienbusca su propio conocimiento? No sera preciso haber experimenta-do diferentes maneras de vivir para autorizarse a hablar del valor de lavida? En resumen, pensamos que hace falta haber vivido de maneratotalmente antifilosfica, segn las nociones recibidas hasta enton-ces, y sobre todo no como insociable virtuoso, para juzgar los grandesproblemas a partir de experiencia vivida. El hombre de experienciasms vastas, capaz de condensarlas en conclusiones generales: no harafalta que fuese el ms poderoso? (Klossowski, 1972: 19).

    Este hombre, este filsofo que busca Klossowski, que seguramenteapunta a Nietzsche, y que se aleja del hombre racional, y por ende, se sepa-

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  • ra del sujeto filosfico moderno presentado por Descartes, serTardewski?; y si es as, hacia dnde vamos? Hacia la conciencia de la filoso-fa como discurso productor de mentira, de ficcin, de alteridad de escritu-ra inscrita desde un mbito transgredido. Visualizamos en Tardewski a unsujeto literario filosfico dentro de la gida de la razn que permite la mentira,y as construye su identidad para otros y para s mismo; adems, conoce lomovedizo del lenguaje por habitar en lo distinto y en lo desconocido, queslo puede entenderse en la medida en que se relaciona con el otro a travsdel discurso, la expresin, los encuentros, haciendo nacer metforas, retri-cas, analogas, que son normalmente erradas, pero aceptadas, pues en msde una ocasin el lenguaje responde con imprecisiones no exentas de irra-cionalidad, no exentas de mentiras, quiz por cierta corporeidad, porcierta animosidad, por cierta sensacin de fracaso que intelectualiza, porcierta racionalidad en la cual cree constantemente Tardewski. Tardewski seinhibe de abandonarse al camino de la poesa, que ser tomado por RicardoFronesis, o al camino del misticismo, que tomar Samuel Tesler; quiz nopueda optar por ninguno de estos caminos porque en algn momento olvi-da su lengua materna y el azar lo abruma.

    REFERENCIAS BIBLIOGRFICAS

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    White, H. (1992). Metahistoria. Buenos Aires: F.C.E.

    LVARO MARTN NAVARROEs Licenciado en Filosofa y Letras de la Universidad Central de Venezuela,Magster en Artes de la Universidad Pedaggica Experimental Libertador-Instituto Pedaggico de Caracas y Doctor en Letras de la UniversidadSimn Bolvar. En la actualidad es profesor de la Ctedra de Filosofa delIPC. En el ao 2006 gan el premio de ensayos inditos auspiciado porMonte vila Editores y la publicacin del libro titulado Las estrategias delsujeto. Ha escrito varios ensayos y publicado en revistas como Letras, ApuntesFilosficos y Objeto Visual. Realiza diversos estudios acerca de los procesosculturales, con nfasis en las vinculaciones entre literatura y filosofa, ascomo entre cine y educacin.

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