Arte Juridico

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ARTE JURIDICO César Edmundo Manrique Zegarra En última instancia interesa la obra jurídica porque se integra como un elemento y forma parte de alguna construcción jurídica de modo tal que la obra jurídica singular solamente es inteligible cuando es estimada como elemento o parte de la construcción y en cuanto allí ocupa un lugar y cumple una función. La obra jurídica singular es entonces cimiento, base, columna viga, ladrillo, elemento estructural, principal o accesorio en la construcción jurídica individual o colectiva. Acuerdo, convenio, pacto, contrato, transacción regla o norma, etc. Toda construcción jurídica –la vida de individuos, colectividades y comunidades están entre ellas- es creación individual y colectiva, y toda obra jurídica contribución singular sobre lo construido. Ese es el sentido de la Jurisprudencia ya sea entendida esta como el resultado de la actividad jurídica y en particular la de los jueces que se traduce en el conjunto de las sentencias y resoluciones que especificando la norma general, crean una singular para normar el conflicto y resolver así los problemas cuya solución deben encontrar en los casos sometidos a su consideración o se la entienda en sentido lato como la actividad realizada con el propósito de crear, encontrar o identificar la regla a que deben ajustarse las relaciones humanas de modo tal que los fines de unos puedan realizarse sin impedir la realización de los fines de los otros. Esto es así si entendemos que cada uno de los individuos del género humano es un fin en sí mismo, como lo declara Kant y como, por otra parte, no puede ser de otra manera , porque no hay individuo que así no lo crea sin que interese lo anodino de su existencia puesto que un mundo cabal, completo, íntegro aunque distinto a todos los demás empieza con el nacimiento de cada ser humano y termina con su muerte sin que quepa asegurar que alguno de esos mundos percibidos, construidos, vividos, sufridos, acabados y terminados sea superior a alguno de los otros a despecho de la fortuna o el infortunio

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Si la referencia de la estética jurídica es la belleza, la referencia de la estética jurídica es la justicia; el resultado del arte bello es la obra de artística elaborada con la materia natural, el resultado del arte jurídico, es la obra jurídica elaborada con la materia humana.

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ARTE JURIDICO

César Edmundo Manrique Zegarra

En última instancia interesa la obra jurídica porque se integra como un elemento y forma parte de alguna construcción jurídica de modo tal que la obra jurídica singular solamente es inteligible cuando es estimada como elemento o parte de la construcción y en cuanto allí ocupa un lugar y cumple una función. La obra jurídica singular es entonces cimiento, base, columna viga, ladrillo, elemento estructural, principal o accesorio en la construcción jurídica individual o colectiva. Acuerdo, convenio, pacto, contrato, transacción regla o norma, etc. Toda construcción jurídica –la vida de individuos, colectividades y comunidades están entre ellas- es creación individual y colectiva, y toda obra jurídica contribución singular sobre lo construido. Ese es el sentido de la Jurisprudencia ya sea entendida esta como el resultado de la actividad jurídica y en particular la de los jueces que se traduce en el conjunto de las sentencias y resoluciones que especificando la norma general, crean una singular para normar el conflicto y resolver así los problemas cuya solución deben encontrar en los casos sometidos a su consideración o se la entienda en sentido lato como la actividad realizada con el propósito de crear, encontrar o identificar la regla a que deben ajustarse las relaciones humanas de modo tal que los fines de unos puedan realizarse sin impedir la realización de los fines de los otros. Esto es así si entendemos que cada uno de los individuos del género humano es un fin en sí mismo, como lo declara Kant y como, por otra parte, no puede ser de otra manera , porque no hay individuo que así no lo crea sin que interese lo anodino de su existencia puesto que un mundo cabal, completo, íntegro aunque distinto a todos los demás empieza con el nacimiento de cada ser humano y termina con su muerte sin que quepa asegurar que alguno de esos mundos percibidos, construidos, vividos, sufridos, acabados y terminados sea superior a alguno de los otros a despecho de la fortuna o el infortunio que acompañe al breve tránsito en el que todo hombre encuentra su consumación. La Jurisprudencia entendida en ése último sentido no es incompatible con la actividad a que se aplican los jueces a tiempo completo y a dedicación exclusiva sino complementaria pues la comprende y comprende además la actividad de gobernantes, legisladores, abogados, empresarios, asalariados, padres o hijos o toda persona que sostiene una relación con otra, es decir, la actividad jurídica de toda persona y toda actividad jurídica. Y debe ser así porque en toda relación humana justa, es decir jurídica, constructiva, ha de ser posible que los fines de unos puedan realizarse sin impedir la realización de los fines de los otros y debe ser también posible identificar o crear la regla que así lo permita. El procedimiento, por otra parte, no puede ser distinto a uno que conduzca al conocimiento de los fines singulares de cada cual que siempre son diversos y nunca pueden ser iguales y la solución no puede ser otra que la creación de la norma o regla que conjugue unos y otros fines y haga posible una convivencia satisfactoria, es decir, justa. En eso consiste la obra jurídica, y en eso mismo el arte jurídico, pues el arte jurídico es el arte de crear la obra justa. Como toda construcción u obra humana, obra y construcción jurídica son temporales, cuando no efímeras; nada de estable o eterno hay en las relaciones humanas y por eso mismo en ellas no hay nada que tenga validez universal o absoluta vigencia, pues, bueno es recordarlo, el establecimiento de las relaciones humanas están condicionadas por las circunstancias propias del lugar, tiempo y modo como esas relaciones se dan y esas circunstancias pueden ser similares o

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parecidas a otras pero nunca iguales. Esto no implica la negación de las regularidades o tendencias en la adopción de conductasindividuales y colectivas, ni la existencia de usos y costumbres a cuyos parámetros se ajustan las relaciones humanas de todo lo cual dan cuenta las estadísticas que muestran tanto uniformidades como transformaciones, sino la afirmación de que la jurisprudencia en tanto ejercicio constructivo permanente e inacabable consiste precisamente en el arte de ajustar las relaciones humanas a vinculaciones cada vez más fluidas o menos toscas o torpes. No es necesario por consiguiente fundamentar historia alguna para comprender que esto es así; basta saber que en toda comunidad humana pretérita o actual hay relaciones acordadas al orden que se estima justo, y procedimientos para concordar voluntades y crear así relaciones humanas justas, es decir, obras justas, que forman parte de construcciones justas como no puede ser de otra manera, que son tales aunque a nuestro alcance no esté la capacidad de explicarlas ni entenderlas; basta saber que en algún momento, aquí o allá, se conjugaron los esfuerzos y se coordinaron las acciones para concordar fines y alcanzar la ejecución de la obra imaginadapor unos y por otros, y en ellas, en esas obras,queda constancia del error, el éxito, la frustración, la fe, la creencia a que todo obra rinde tributo en su consumación, como la efímera vida de los hombres. El arte jurídico, el arte de investigar, encontrar, imaginar y crear la regla que haga posible que los fines de unos y otros se realicen es pues singular en cuanto atañe a cada caso y en cada circunstancia, y es asimismo universal porque no puede dejar de practicarse en todo momento y en cada lugar. Prescindiendo de los fines y objetivos singulares determinados por las necesidades, aspiraciones, deseos, motivaciones circunstanciales cabe estimar que las relaciones humanas se establecen entre individuos que son y no pueden dejar de ser principio y fin de sí mismos y en sí mismos. Y el arte jurídico será entonces el de la construcción de la obra que es cada individuo, cada relación interindividual, cada conjunto de relaciones humanas, cada colectividad, toda comunidad y en última instancia la construcción de la humanidad en cuya obra no podemos dejar de estar comprometidos. Así lo cree Sócrates o al menos tal es el juicio que tiene de lo hecho y construido por sí mismo en el curso de su vida cuando bebe la Cicuta, condenado a muerte porque…“Sócrates delinque corrompiendo a los jóvenes y no creyendo en los dioses en los que la ciudad cree sino en otras divinidades nuevas”…, pero como el mismo lo dice en su apología, “condenado no por falta de palabras adecuadas para ejercer mi defensa… sino por falta de osadía y sinvergüenza y por no querer decir lo que habría sido agradable oír: lamentarme y llorar y decir otras cosas indignas de mi”….(Platon. Apología 19c. 38e). Así procedió porque…¿Cómo admitir, clamar perdón, pedir clemencia, y como escapar luego huyendo y burlando las leyes y el orden de la ciudad al cuál convino en someterse?...“no caerás en el ridículo Sócrates saliendo de la ciudad, porque… ¿Acaso vas a evitar las ciudades con buenas leyes y los hombres más honrados? ¿Y si haces eso te valdrá la pena vivir?. O bien si te diriges a ellos y tienes la desvergüenza de conversar ¿con qué pensamientos lo harás Sócrates?¿Acaso con los mismos que aquí, a saber, que lo más importante para los hombres es la verdad y la justicia y también la legalidad y las leyes? ¿No crees que parecerá vergonzoso el comportamiento de Sócrates? O irás allí donde hay la mayor indisciplina y libertinaje y quizá les guste oírte de qué manera tan graciosa te escapaste de la cárcel poniéndote un disfraz o echándote encima una piel o usando cualquier otro medio habitual para los fugitivos desfigurando tu propio aspecto?… ¿Vas a vivir adulando y sirviendo a todos? … ¿Dónde se nos habrán ido aquellos discursos sobre la justicia y las otras formas de virtud?.(Platon. Criton, 53a-d). Sócrates entiende el

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tránsito vital como una construcción justa levantada gracias a la acumulación de los actos y las obras.Son ilimitadas las posibilidades abiertas a los artífices del arte jurídico, que son todos los hombres, infinito el número de las obras elaboradas e infinito el número de las obras pendientes y formidables las construcciones jurídicas a que esas obras conducen porque así son las relaciones humanas que para ser tales no pueden dejar de acoger algún parámetro de justicia.No tiene nada de extraordinario, raro o sorprendente que el arte jurídico tenga tal extensión porque es similar a la extensión que tiene el conjunto de las obras que arroja como resultado la actividad que se sustenta en el conocimiento de los procesos naturales o de las relaciones entre los elementos de la naturaleza que juzgamos tomando como parámetro los criterios de verdad, utilidad, conveniencia o éxito cuyo paradigma es la ciencia, y no otra cosa puede asegurarse de las obras que son resultado de la actividad estética que muestran su conformidad con el buen gusto, la armonía, el orden o la belleza en la composición de los elementos naturales o intelectuales, llámense obras de arte, artesanía o utensilios de uso cotidiano.

El sentimiento que despierta en los individuos la percepción de la verdad, de la justicia o de la belleza, sentimiento que inspira e impulsa el ánimo para replicar el orden y disposición que al intelecto su disposición muestra, es anterior al ejercicio de voluntad que la creación de la obra científica, bella o justa requieren y a cuya ejecución se aplica la acción científica, artística o jurídica siguiendo reglas técnicas, procedimentales o metodológicas acordadas al propósito singular perseguido en cada caso para la creación de la obra científica, bella o de la obra justa.Entendida así la obra jurídica no puede dejar de admitirse su infinita diversidad puesto que compromete la actividad de todas las personas, ni su necesidad puesto que es condición de una vida satisfactoria, ni su universalidad puesto que nadie puede dejar de reflexionar sobre ello en algún momento y obrar así en orden a esa reflexión en la misma medida en que nadie puede actuar sin saber lo que es verdadero ni puede dejar de percibir lo que es bello, en algún momento, pues todo ello es propio de la condición humana. Y si bien a todos nos está dada la capacidad del entendimiento de lo que es verdadero en la sucesión de los acontecimientos, la percepción de la belleza en la composición de los elementos y la comprensión de la justicia en el orden acordado en las relaciones humanas, no siempre ocurre que la acción emprendida en el curso de los acontecimientos o en pos de la réplica de lo percibido o en reajuste al orden acordado alcance como consecuencia el resultado esperado, la obra imaginada o el orden requerido. Y entonces requieren permanente reajuste.La práctica del arte jurídico es necesariamente colectiva, multitudinaria, universal pero no unánime ni idéntica sino variada y distinta; el despliegue de su diversidad y riqueza solo es posible si se desarrollael sentido del gusto jurídico que se alimenta de doctrina, se recrea en academia y toma forma en el taller que convoca al maestro y al discípulo, recoge la experiencia y recibe la crítica; requiere, especialidad y escuela, rigor formal y técnica depurada, oposición y debate, exposición y crítica; la obra jurídica reclama odas y cantos, celebración, premio, honores y gloria eternos a los artífices en reconocimiento de la destreza y habilitad en la creación de la obra y aclamación final de la muchedumbre beneficiaria y benefactora depositaria de la fe unánime en la justicia.

En una tarde alegre y dialogante dejamos adolescente constancia de todo lo que se ha dicho y escrito sobre el bien y sobre el mal, sobre lo justo y lo injusto. Diego encuentra que los

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hombres que viven en condiciones de existencia miserable urgidos por el incontenible impulso de atender a la satisfacción de las necesidades primarias de la subsistencia encontrarán el bien en esa satisfacción y justo será entonces utilizar todos los medios –no importa cuán violentos- que conduzcan a ello y sean adecuados para tomar y tener aquello de lo que no se puede prescindire injusto no hacerlo porque no hay violencia más grande que la violencia en contra de sí mismos a que la pasividad conduciría. Justo es entonces superar ese miserable estado de cosas. Pero no es suficiente.

El arte jurídico es ciertamente complejo, es el más complicado de todos los ejercicios artísticos y ello no tiene nada de raro puesto que la materia sobre la que labora, la materia humana, es sin lugar a dudas la más rica, variada, compleja, cambiante y diversa de todas las materias que se conoce; y siendo ello así, el arte de modelarla ha de ser el más difícil de todos. El arte jurídico, anota Schiller, “hace del hombre su materia y su tarea al mismo tiempo. Aquí la finalidad vuelve a estar en la materia y solo porque el todo sirve a las partes pueden reunirse las partes en el todo.” (Carta 4°). La obra jurídica resultado del ejercicio jurídico, por otra parte, es la más valiosa de todas pues consiste en la renovación de esa tan rica materia, renovación que se alcanza tanto con el reajuste de las relaciones internas entre sus elementos, es decir, entre individuo e individuo o entre las diversas colectividades y comunidades humanas, como con el reajuste de las relaciones externas, es decir,el de las relaciones de la materia humana con el resto de las materias que constituyen la naturaleza cuyo uso y disfrute no es dado y cuya conservación, renovación, florecimiento nos atañe y compromete. El arte jurídico ordena la materia natural adecuándola a los fines propios de la humana.

La obra jurídica solo está terminada cuando encuentra solución a los problemas inherentes a la convivencia humana y como esos problemas son variados, diversos, sucesivos e inacabables entonces el proceso de creación de la obra jurídica es también variado, diverso, sucesivo e inacabable, tanto como inextinguible es el afán que impulsa a la construcción de un orden justo en las relaciones humanas. El arte jurídico para alcanzar su objetivo que consiste en llevar las relaciones humanas de un estado insatisfactorio o insuficiente a otro distinto mejor ordenado y armónico conjuga en si mismo, es necesario, la sabiduría, virtudes y técnicas todo otro arte o ejercicio artístico anterior o posterior como bien pensado el asunto no puede ser de otra manera. Y es así también porque ocurre que el ejercicio artístico en última instancia tiene origen en la actividad jurídica cuyo propósito es ordenar armónicamente las relaciones humanas y en el camino de retorno toda sabiduría, virtud o técnica artística ha de servir al ejercicio jurídico. Estimado en su más amplia comprensión todo arte es representación simbólica de la peripecia humana en el breve tránsito y tal peripecia solo puede ser cabalmente evaluada a la luz de criterios justicia respecto a lo justo o injusto del aventurado o desafortunado transcurso de la vida de los individuos, colectividades o comunidades en las circunstancias y entornos que a cada cual toca.Si el artista canta, cuenta, representa, rememora, revive, replica, reproduce, copia lo vivido y al hacerlo complace, el agente jurídico vive la peripecia, sabe de lo justo y de lo injusto, siente, reflexiona, concluye, relata, expone, escucha, dialoga, acuerda, guarda memoria, actúa, ejecuta, crea la obra, hace lo justo, y así construye el mundo en el cuál bien o mal vive, trascurre y acaba la vida de cada individuo de la especie humana. Tal construcción solo es posible sobre la capacidad de admirar la peripecia ajena, el sufrimiento y el esfuerzo, la dificultad vencida, el fracaso superado o el

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éxito alcanzado, el infortunio acumulado o la oportunidad perdida, la frustración continua o la esperanza vana, la agobiante miseria, pobreza o ignorancia que oprimen o vejamen y vergüenza que corroen y mucho más en cada uno y en todos, y así, con ese barro crear la forma que es sustancia de lo justo. Sócratesintenta hacerlo entendiendo que la injusticia es ignorancia que cabe superar siguiendo el mandato inscrito en el oráculo de Delfos “conócete a ti mismo”, inquiere y refuta para purificar del error. Platón 1cree que la justicia es forma pura, idea eterna, real y verdadera apenas vislumbrada y concibe posible copiar lo eterno sobre la material lábil, entonces imagina, persigue la visión, el sueño, dibuja, diseña, proyecta, planifica, describe con detalle las clases y categorías, papeles y funciones que a cada clase de actor toca; Aristóteles asegura que la justicia es uso y es costumbre a seguir hasta alcanzarla, aconseja su práctica, “para ser justo, hay que obrar como lo hacen los hombres justos”; Kant, entiende que la justicia es la razón pura de una voluntad que no es (libre de condicionamientos) pero debe ser.El arte jurídico es un ejercicio cuya práctica requiere la conjunción de todo eso y mucho más; es conocer, aprender, imaginar, proyectar, observar, imitar, practicar, querer, amar, esperar etc. para modelar la única y singular materia de la cual están hechas las relaciones humanas.

PoéticaEl arte poético es el más elevado de todos El arte jurídico conjuga en sí en primer lugar o tal vez mejor dicho en el primer momento de un largo periplo las técnicas y virtudes del arte poético pues cuando la palabra se expresa oralmente utilizando como instrumento el cuerpo y como medio el sonido articulado de la voz, el pensamiento, sentimiento o voluntad manifestados alcanza plenitud porque el significado de los términos se enriquece con las irrepetibles modulaciones, acentos, matices y tonalidades de la palabra hablada, concediendo entonces fuerza, eficacia y fluidez a la comunicación; el arte poético es en última instancia canto, voz articulada, insustituible medio para la expresión y comunicación de los diversos y complejos contenidos intelectuales volitivos y afectivos concurrentes en el diálogo en que se sostiene toda relación humana; en el arte poético, dice Dante, el canto ocupa el primer lugar “la gravedad de las sentencias concuerdan la sublimidad del verso, la altura del estilo y la brillantez del vocabulario”(pag. 766); el arte poético alienta en el arte jurídico; se muestra en el diálogo jurídico, en su oralidad, más que en cualquier otra relación humana; alienta en el litigio o controversia primeras, en el argumento expuesto en la mesa de negociación, en el alegato realizado en el estrado de los tribunales o en los pronunciamientos del juez, en la oración de plazuela o en el discurso congresal. La breve sentencia de Ulpiano :Jurisprudentiaestdivinarumatquehumanarum, rerumnotitia, justiatqueinjustiscientia(L.10&2,D), es completa y suficiente, no requiere traducción; su remota sonoridad evoca y alimenta todos los significados cada vez que se pronuncia, tampoco admite explicación. Puede reconocerse la fuerza de la poética en las Catilinarias… el discurso de Marco Tulio Cicerón; las frases pronunciadas en el Senado Romano, resuenan en el texto de la Primera Catilinaria…

1 Platon. Carta VII…. “ Y cuando después de muchos esfuerzos se han hecho poner en relación unos con otros cada uno de los distintos elementos, nombres y definiciones, percepciones de la vista y de los demás sentidos… surge de repente la intelección y comprensión de cada objeto con toda la intensidad de que es capaz la fuerza humana. … cualquier persona seria se guardará muy mucho de confiar por escrito

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¿Hasta cuándo has de abusar de nuestra paciencia, Catilina? ¿Cuándo nos veremos libres de tus sediciosos intentos? ¿A qué extremos sé arrojará tu desenfrenada audacia? ¿No te arredran ni la nocturna guardia del Palatino, ni la vigilancia en la ciudad, nila alarma del pueblo, ni el acuerdo de todos los hombreshonrados, ni este protegidísimo lugar donde elSenado se reúne1, ni las miradas y semblantes de todoslos senadores? ¿No comprendes que tus designios están descubiertos? ¿No ves tu conjuración fracasada por conocerla ya todos?¿Imaginas que alguno de nosotros ignora lo que has hecho anoche y antes de anoche; dónde estuviste; a quiénes convocaste y qué resolviste? ¡Oh qué tiempos! ¡Qué costumbres! ¡El Senado sabe esto, lo ve el cónsul, y, sin embargo, Catilina vive!2

El arte poético está en el canto y su más alta expresión seguramente está en los de la Divina Comedia, escrita para ser cantada, como antes de ella los poemas de Homero y no es ajeno a canto la reflexión filosófica, el poema filosófico captura en su concisión aquello que no estando al alcance de los hombres responder, no puede dejar de peguntarse. e peguntarse los poemas de Empédocles o en el de Parménides o en lo que queda de los de Heráclito Lo practican docentes, locutores radiales, presentadores de televisión, cantantes populares que entonan sencillos estribillos de muy breves poemas generalmente cuyo sentir es comprendido, apreciado y compartido más o menos multitudinariamente y de cuya riqueza y significación por esa razón, no cabe duda.

LiterariaEn el tratado Sobre la Interpretación, Aristóteles anota: “… lo que hay en el sonido son símbolos de las afecciones que hay en el alma, y la escritura es símbolo de lo que hay en el sonido”(16ª, pag. 302).3 El arte poética trata de los símbolos del alma que se escuchan en el sonido de la palabra pronunciada, en tanto que el arte literario se empeña en las grafías que son símbolos que conservan el sonido de las palabras; el arte poético es auditivo, consiste en hablar y escuchar; el arte literario en cambio es visual y consiste en escribir y leer, es decir descifrar lo escritoy traer hacia aquí lo que sucedió allá; hace memoria de lo dicho y guarda en la letra aquello que la evanescente memoria no puede conservar.El arte jurídico supone el ejercicio del arte literario que deja constancia escrita de lo vivido en el instante para hacerperdurable hasta donde sea posible o necesario, lo que es transitorio, efímero o volátil; la literatura jurídica cuyo ejercicio exige un uso adecuado de la gramática y un despliegue de toda su riqueza significativa se muestra en el acta, contrato, sentencia, resolución, tratado; el texto, cualquiera sea, siempre, en todos los casos requiere interpretación, leer es interpretar lo escrito; el texto jurídico más que cualquier otro requiere ser interpretado, pues la materia de la cuál trata, las relaciones humanas y las riqueza que

2 Marco Tulio Ciceron, Catilinarias. https://docs.google.com/document/d/1U4LtrvMfJEnYBHH2TZzk0cOcR35AocdzNvdpj43FnWU/edit

3Aristóteles, Tratados de Lógica. Sobre la Interpretaciónhttps://docs.google.com/document/d/1U4LtrvMfJEnYBHH2TZzk0cOcR35AocdzNvdpj43FnWU/edit

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encierran, exceden los estrechos límites dela lengua escrita, siempre insuficiente para capturar lo que incesantemente fluye.El artífice del arte literario con los elementos que proporciona la experiencia de lo vivido el artífice literatohaciendo uso de la imaginación compone la obra bella, crea en la ficción un mundo que no escapa a sus propios límites, completo, cerrado y ajeno a todo cambio. En idilio muerto de Vallejo, hay un mundo que empieza en “¿Qué estará haciendo mi andina y dulce Rita de junco y capulí, y termina con “Que frio Ay Jesus y cantara en lastejas un pájaro salvaje”… no hay entonces nada qué agregar.Arte jurídico en el proceso de elaboración de la obra jurídica requiere de las técnicas literarias, no para crear un mundo sino para abrirlo hacia el futuro; guarda memoria del estado de cosas que describe y al hacerlo condiciona el porvenir en el mundo que imagina a esa memoriano para crear un mundo El artífice de arte literario jurídico con esos mismos elementos proyecta para la obra y crear así el mundo que la imaginación

EscénicaEl ejercicio jurídico no se agota en el diálogo y el texto ni es arte poético o literario, aunque de las técnicas de uno y otro se alimenta. Allí no termina, requiere además la concurrencia de las virtudes y técnicas del arte escénico, cuyo lugar es preponderante en el proceso de elaboración de la obra jurídica.

El arte jurídico guía la acción jurídica a través de se hace la obra, que no es poética ni literaria sino empírica, experimental o experiencial; la acción jurídica es por eso mismo una acción ordenada y regulada; y entonces el arte jurídico es un arte experimental, en tal virtud los actores principales o secundarios concernidos en la experiencia jurídica, para que ella sea exitosa y fructífera ajustan sus actos a las opciones que brinda el libreto y la disposición de las cosas en el escenario, -hemiciclo congresal, sala de audiencias, mesa de directorio, auditorio o plaza pública- , en el cual está asignado un lugar y rol a cada uno de los actores, -juez, congresista, fiscal, acreedor o deudor, víctima o testigo, asambleísta o lider- ordena el desarrollo de la trama; la sucesión de las alocuciones y actos, exposición, oposición, prueba, alegato, discurso, replica, que preparan y encaminan todos ellos al subsiguiente desenlace que se traduce en aclamación o voto, acuerdo o mandato.

El arte jurídico es el arte de la representación. Nadie es juez, victima, testigo, propietario o defensor, líder o asambleísta, acreedor o deudor, aunque todos lo somos íntegramente en el momento de la representación jurídica, en el instante de las decisiones, los debates, reclamos, oposiciones; terminado el acto, cerradas las puertas, abandonamos el papel y retornamos a lo nuestro para atender a las exigencias cotidianas, el día a día de las carencias y satisfacciones, sueños, esperanzas y frustraciones propias o ajenas, somos entonces comensales, padres, hijos, pacientes conductores, televidentes, cinéfilos, deportistas; solo los locos, como los condenados de Dante, permanecen en el escenario repitiendo la letanía, atrapados en la representación, ajenos a la vida.La adhesión personal a un solo rol en el amplio escenario del gran teatro del mundo, no importa cual gratificante o satisfactorio resulte, reduce las perspectivas y por consiguiente la oportunidad de comprender la diversidad de las relaciones e intereses humanos; estrecha las expectativas limitándolas

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El arte escénico sigue las pautas del arte jurídico. Las reglas de este último (contenidas en las normas jurídicas) cuidadosamente detallan los roles –potestades, facultades, obligaciones, deberes, opciones y posibilidades de cada uno de los actores en cada caso- y prescriben también detalladamente el orden y secuencia de los actos y sus eventuales consecuencia en el desarrollo de la trama jurídica, tal es el propósito de las normas que establecen los procedimientos; el arte jurídico es el arte de la representación de la vida, la representa para mostrar sus miserias y grandezas, imperfecciones, defectos y desencuentros para luego, a partir de allí elaborar la obra que consiste en modelar las relaciones humanas; el arte teatral solamente representa la obra, imita la vida; los personajes de la ficción teatral disfrutan, gozan, ríen, lloran, esperan, desesperan nacen, mueren en el escenario y renacen cada tarde tantas veces cuantas el público lo exija; los actores de la representación jurídica hacen lo mismo en el escenario de la vida no para reiterar luego nuevamente los diálogos y actos del papel representado, sino para despojarse pronto de ellos.

ArquitectónicaLa representación jurídica, no es la obra jurídica, es solamente un momento en el proceso de su elaboración. La representación jurídica se da en un escenario; el escenario es el orden jurídico construidoen el momento de la representación, el cual está constituido por el agregado de las obras jurídicas precedentes, por cada relación humana estimada en un momento justa y por la suma de todas ellas. El arte jurídico es un arte constructivo.La obra jurídica –la relación humana justa- está terminada cuando se produce el ajuste de los actos y conductas al orden que se sabe justo; un orden cuya construcción se logra gracias a la participación y colaboración colectiva; cada obra jurídica renueva el mundo construido, tiene un peso, produce un efecto, un cambio en su estructura; el arte jurídico en ese proceso, toma para si entonces los criterios y técnicas el arte arquitectónica que sobre el diseño imaginado y el proyecto elaborado (una vida justa) prosigue la aplicación de lamateria y la ejecución de los actos en el proceso de distribución de territorios, espacios, ambientes, labores y bienes acorde al uso o disfrute acordado, convenido y esperado. La lectura de las compilaciones del Derecho Romano permite intuir el sentido de la obra construida; la lejanía deja ver sus estructuras que muestran un orden arquitectónico.La construcción jurídica como la arquitectónica tratan de la distribución de los territorios, áreas y espacios y su asignación al uso individual o privado o al uso público común o colectivo trata de laEl ordenamiento jurídico, cualquier ordenamiento jurídico, conjuga unitariamente el conjunto de las prescripciones que constituyen el sistema normativo (constitución, leyes, sentencias, contratos, etc), con el conjunto constituido por cada uno de los individuos integrados en alguna relación humana singular, o integrados en colectividades constituidas para alcanzar fines compartidos de individuos o de

La construcción arquitectónica, la obra arquitectónica, admite una doble avaluación; la primera de ellas es el uso que ella misma impone

ArmónicaLa obra jurídica es más que cualquier otra dinámica –sobre la estructura diseñada gira el juego de las relaciones- se integra en el torrente de la vida, su sino es la armonía; la obra jurídica singular, la relación humana justa, solamente es inteligible si es estimada como un elemento en el orden al cual se integra y del cual forma parte; en el concierto de los actos y

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relaciones, se tornan audibles entonces las voces y tonalidades a través de las cuales se expresa la obra justa; las relaciones humanas como la música sostienen un ritmo, un compás y están hechas de repeticiones, modulaciones y cambios; el arte jurídico, es como el arte musical; la ejecución de la obra musical o jurídica requiere orden y dirección; tanto la obra jurídica como la musical son infinitamente variadas, admiten todos los instrumentos, nunca ha dejado de sonar y a ella se ajustan poco a poco todos los oídos.

DancísticaLa obra jurídica alcanza su más completa expresión en el movimiento coordinado, sucesivo, espontáneo y complementario de los actos que constituyen las relaciones humanas justas cuya mejor expresión está dada en el ejercicio dancístico, en el arte de la danza que en su mutismo figura la armonía de los cuerpos materia última y final del arte jurídico. La danza, el arte dancístico es el modelo de la relación humana justa.