ARTE RENACENTISTA EN ESPAÑA
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1 ARQUITECTURA.
1.1 Transición del gótico al plateresco.
La arquitectura española del s. XV evoluciona desde una
claridad de formas y una moderada ornamentación a una gran
labor decorativa que se acentuará en el período de los Reyes
Católicos.
Esta etapa de transición está protagonizada por la
escuela de Toledo (EGAS y los GUAS), la escuela de Burgos
(JUAN y SIMÓN DE COLONIA), y obras como las fachadas de
SAN PABLO y SAN GREGORIO, ambas en Valladolid, el
HOSPITAL DE LA SANTA CRUZ de Toledo y el PALACIO DEL
INFANTADO, en Guadalajara.
1.2 El plateresco.
Se denomina plateresco al estilo que cubre la etapa que
transcurre desde las últimas realizaciones del gótico
flamígero hasta el afianzamiento de las formas propiamente
renacentistas, (lo que llamaremos clasicismo o purismo, por
3
su evidente impronta italiana), cuya implantación culmina en
el reinado de Carlos I.
El término lo creó en el siglo XVIII ORTÍZ DE ZÚÑIGA al
comparar la labor hecha en la Capilla Real de la catedral de
Sevilla con el trabajo de los orfebres y plateros.
Básicamente, lo plateresco es un uso incontenible de los
elementos decorativos: columnas abalaustradas (emplean
balaustrada), medallones, emblemas heráldicos, figuras
humanas entrelazadas con animales, y tallos formando figuras
fantásticas (grutescos), uso que revela influencias italianas y
creaciones genuinamente españolas.
En los primeros albores del plateresco y dependiendo aún
de las obras de transición ya señaladas destaca el COLEGIO
DE LA SANTA CRUZ DE VALLADOLID, obra de LORENZO
VÁZQUEZ DE SEGOVIA, que también incorpora el
almohadillado de origen italiano.
• Toledo.
Se suele incluir en el plateresco la serie de obras que bajo
el nombre de estilo Cisneros se agrupan en Toledo por
influencia del cardenal y por la labor del arquitecto PEDRO
GUMIEL, que integra las formas recientes con un claro
mudejarismo, y cuyas obras más importantes son la SALA
CAPITULAR DE LA CATEDRAL DE TOLEDO y EL PARANINFO
DE LA UNIVERSIDAD DE ALCALÁ.
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• Burgos.
En Burgos hallamos buenos ejemplos platerescos.
FRANCISCO DE COLONIA, nos ofrece los nuevos aires
artísticos en la PUERTA DE LA PELLEJERÍA DE LA
CATEDRAL. DIEGO DE SILOÉ lleva a cabo la famosa
ESCALERA DORADA, también en Burgos, manifestándose
como un gran artista de los grutescos1. La utilización en la
parte baja de escalones curvos nos recuerda el modelo que
hizo Miguel Ángel para la Biblioteca Laurenziana.
1 Decoración propia del Renacimiento, empleada tanto en escultura como en
pintura, consistente en la combinación de temas vegetales con figuras de animales. Se
diferencia del arabesco por la representación humana.
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• Salamanca.
Salamanca es la ciudad renacentista por excelencia.
La casa de las conchas. Salamanca
Los edificios más importantes son la FACHADA DE LA
UNIVERSIDAD, obra de autoría discutida, con una concepción
escultórica que ha sido calificada de portada retablo,
característico de la arquitectura gótica de la época de los
Reyes Católicos.
La portada consta de tres cuerpos o pisos y en vertical de
cinco calles, siendo la calle central más ancha que las
laterales.
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Otra obra es la IGLESIA DE SAN ESTEBAN, cuya fachada
es un ejemplar de retablo de piedra, bajo un gran arco se
inserta una portada retablo, con división en calles y pisos con
pilastras y frisos, a la manera de la fachada de la Universidad
de Salamanca.
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Pero el arquitecto más notable del plateresco salmantino
es RODRIGO GIL DE HONTAÑÓN, a quien se deben edificios
como EL PALACIO DE MONTERREY en Salamanca. En Castilla
realiza la UNIVERSIDAD DE ALCALÁ.
1.3 El purismo o clasicismo renacentista.
Al mismo tiempo que el plateresco deja su huella en
iglesias y palacios, se van implantando en España los gustos
italianizantes. Prevalece así lo puramente espacial y
constructivo sobre los elementos decorativos. A este estilo
pertenece el PALACIO DE CARLOS V de PEDRO MACHUCA,
que destaca por su patio circular. De este modo, PEDRO
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MACHUCA realiza en la Alhambra de Granada el más
clasicista de los edificios renacentistas españoles.
La mayoría de los arquitectos a quienes llamamos
clasicistas realizan también obras platerescas e incluso
mezclan ambas opciones artísticas. Tal es el caso de GIL DE
HONTAÑÓN y de ALONSO DE COVARRUBIAS. ALONSO DE
COVARRUBIAS es autor de la fachada del ALCÁZAR DE
TOLEDO.
De DIEGO DE SILOÉ destacar que abandona los
planteamientos góticos que había iniciado EGAS, para
insertar en Granada una catedral esencialmente renacentista.
Se ha construido en la catedral una gran capilla, la capilla
mayor, o altar mayor, con doble orden de semicolumnas
adosadas a pilastras y elevadas sobre pedestales. El orden
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superior ofrece una serie de tabernáculos2 con pilastras y
pinturas de Alonso Cano y sobre estos se disponen parejas de
ventanas con vidrieras. El elemento fundamental en la capilla
mayor es el arco triunfal en el que queda concebida la capilla
mayor, que convierte en arco de triunfo coronado con cúpula,
cuando lo tradicional hubiera sido situar la cúpula en el
crucero. Para dar mayor monumentalidad y subrayar el
carácter de arco triunfal DIEGO DE SILOÉ dispone de
pilastras sobre pedestales sobre el que se dispone un trozo de
entablamento con nuevo orden de pilastras para dar una
mayor altura en el conjunto. Esta solución influiría
posteriormente en la CATEDRAL DE MÁLAGA, también de
DIEGO DE SILOÉ y en la CATEDRAL DE GUADIX.
2 Lugares reservados para una imagen religiosa.
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Cabecera de la Catedral de Málaga. Diego de Siloé.
ANDRÉS DE VANDELVIRA continúa los postulados de
DIEGO DE SILOÉ y produce edificios religiosos y civiles,
destacando la IGLESIA DEL SALVADOR
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Iglesia de San Salvador en Úbeda y el HOSPITAL DE
SANTIAGO en Úbeda, la CATEDRAL DE BAEZA, y la de JAÉN,
en donde ensaya las cúpulas vaídas3.
1.4 El estilo herreriano o escurialense.
En el último tercio del siglo XVI se extiende el estilo
herreriano o escurialense, el último de la arquitectura del
renacimiento español.
El monasterio del ESCORIAL es la obra emblemática del
estilo, fue construida por orden de Felipe II en memoria de la
victoria española de San Quintín, entre 1563 y 1583, un
3 Cúpulas cortadas por cuatro planos verticales quedando reducidos en sus lados
por apertura de cuatro arcos
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período pues de veinte años. La coincidencia de ese día con la
festividad de San Lorenzo justificó la edificación de un templo
conmemorativo en honor de este santo, de ahí el nombre de
SAN LORENZO DE EL ESCORIAL.
En la obra intervinieron desde JUAN BAUTISTA DE
TOLEDO a JUAN DE HERRERA.. El conjunto debía ser al
mismo tiempo palacio, iglesia, monasterio y panteón real. La
muerte de JUAN BAUTISTA DE TOLEDO hizo que se hiciera
cargo de las obras JUAN DE HERRERA.
HERRERA modificó significativamente los proyectos de su
antecesor. La gran portada de entrada es obra también de
JUAN DE HERRERA. Se trata de un cuerpo arquitectónico con
la superposición de dos órdenes clásicos presidido por la
escultura de San Lorenzo y el escudo real. Una vez
traspasado el pórtico se entra en el Patio de los Reyes. La
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portada de la Basílica, a la que se accede flanqueada por dos
campanarios se resuelve con arcos y columnas de orden
dórico en su cuerpo inferior, y con esculturas en el superior. A
JUAN DE HERRERA se debe también otro de los rasgos más
peculiares del edificio, como es su sistema de cubiertas a dos
aguas con pizarra y torres de las esquinas resuelta a través
de chapiteles4. El respeto al muro es absoluto y se convierte
en uno de los dogmas de la construcción.
La ausencia de decoración externa del conjunto es fruto
del juego de pirámides y esferas y se mantiene dentro de la
sobriedad más rigurosa, nota distintiva de un estilo que ha
pasado a llamarse herreriano o también escurialense, fruto
del control artístico durante el reinado de Felipe II. De
importancia mucho menor son otros proyectos de HERRERA,
como la CATEDRAL DE VALLADOLID, que dejó sin acabar a su
muerte, y la LONJA SEVILLANA.
4Remates de las torres de forma piramidal y terminación en flecha muy aguda,
cubierta con pizarras, se empleo en tiempos de Felipe II tanto en España como en
Hispanoamérica.
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2 ESCULTURA.
Dos grandes escultores realizan su obra en Valladolid en
el segundo tercio del s. XVI:
ALONSO BERRUGUETE, hijo del pintor PEDRO
BERRUGUETE. Viajó a Italia, y allí conoce el arte de
DONATELLO y MIGUEL ÁNGEL, pero lo empapa de
dramatismo con lo que preanuncia el Barroco. Obra
fundamental suya es el RETABLO DE SAN BENITO DEL
MUSEO DE VALLADOLID., en donde inserta escenas de la vida
de Cristo y S. Benito, destacando las figuras de santos y
profetas en los intercolumnios, como el SAN SEBASTIÁN,
donde representa a este santo adherido a un tronco, con
composición helicoidal, movimiento y dramatismo en un rostro
juvenil, cruzando los brazos. También del Retablo de San
Benito es el SACRIFICIO DE ISAAC, concebido con gran
dramatismo, y expresividad, muy del gusto de BERRUGUETE.
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.
La otra obra más notable de ALONSO DE BERRUGUETE
es la SILLERÍA DE CORO DE LA CATEDRAL DE TOLEDO,
realizada a medias con FELIPE VIGARNI, en madera sin
policromar y en alabastro, en donde representa personajes
del Antiguo Testamento y apóstoles, con la expresividad del
artista, destacando el S. Juan Bautista. En definitiva, frente a
las formas colosalistas de Miguel Ángel, las tallas de
Berruguete son huesudas, gesticulantes, es decir, expresivas
y nerviosas.
El autor de origen francés JUAN DE JUNI, posee
cualidades muy diferentes del anterior. Su estilo conjuga la
influencia francesa (asimila las formas goticistas y
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expresivas); el elemento italiano (gusto por el volumen
rotundo, musculoso de J. DELLA QUERCIA y MIGUEL ÁNGEL),
y el elemento español (la religiosidad popular castellana).
Entre sus obras destacan el RETABLO DEL ENTIERRO DE
CRISTO DE LA CATEDRAL DE SEGOVIA, en altorrelieve, con
brillante madera policromada, y figuras con gestos teatrales y
profundo dramatismo.
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3 PINTURA: EL GRECO.
DOMENICO THEOTOCÓPULOS, llamado El Greco nace a
mediados del s. XVI en Creta. En esta isla recibió su formación
en contacto con los iconos, lo que explica la adopción de
rasgos bizantinos. Hacia 1560 marchó a Venecia, ciudad que
además de metrópoli de las artes y de las letras era la capital
política de los cretenses. Varias veces confiesa ser discípulo
de TIZIANO, no obstante, su estilo refleja más la influencia de
TINTORETTO que de TIZIANO.
3.1 Los inicios en Italia.
El centro de la actividad artística italiana se encontraba
en Roma y el pintor se traslada, a finales de 1570, a Roma,
donde se alberga en el palacio FARNESE. De esta etapa son
los estudios de luz, probablemente debido a la influencia de
los pintores venecianos que en el último tercio del s. XVI
experimentaron frecuentemente con efectos de la luz en
ambientes nocturnos.
De su estancia en Roma, pinta LA EXPULSIÓN DE LOS
MERCADERES DEL TEMPLO, donde repite literalmente la
composición de una obra anterior suya veneciana. El tema
responde a la mentalidad contrarreformista y simbólicamente
se le ha querido relacionar con la guerra contra la herejía
protestante. Las figuras reaccionan a los azotes de Cristo con
gestos y posturas que permiten al pintor demostrar su
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dominio de la figura humana y su conocimiento de los modelos
venecianos y miguelangelescos.
3.2 El retablo de Santo Domingo.
Las razones para el traslado de Italia a España nos son
desconocidas. Es extraño, porque, según los últimos estudios,
El Greco sí obtuvo cierto éxito en Roma, lo que cuestionaría la
hipótesis de que fue la conciencia de un cierto fracaso la que
le decidió a partir hacia España. Toledo era el lugar de destino
natural, dadas las buenas relaciones establecidas con ilustres
toledanos en la corte del cardenal Farnesio. Parece que
estuvo en Madrid antes de Toledo, y que su idea no era
quedarse en Toledo, sino ser contratado en los trabajos de
decoración del monasterio de El Escorial. Las primeras obras
fueron de encargo, destacando el retablo mayor de la iglesia
del convento de SANTO DOMINGO, la más importante de las
pinturas ocupó el centro del retablo mayor, se trata de la
ASUNCIÓN, que influirá en temas posteriores, en donde ya se
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representa el dogma de la Inmaculada Concepción reforzado
por el Concilio de Trento, en la luna en cuarto creciente bajo
los pies de la Virgen, explicitando así la fe de los fundadores
en la divinidad de la madre de Dios y en seguir uno de los
dogmas reafirmados con el Concilio tridentino (Concilio de
Trento, 1545-1563). Sobre esta pintura iba en el retablo LA
TRINIDAD, del Prado, con Cristo muerto, tema al que dirigiría
su mirada la Virgen de la Asunción del lienzo inferior. En los
altares laterales de este retablo iban los temas de la
ADORACIÓN DE LOS PASTORES y la RESURRECCIÓN, ambos
recordaban el principio y el fin de la vida terrenal de Cristo. En
las calles laterales del retablo se representaba a SAN JUAN
BAUTISTA a un lado y a SAN JUAN EVANGELISTA, y sobre
ellos SAN BERNARDO y SAN BENITO, santos todos ellos
relacionados siempre con la devoción a la Virgen, cuya
exaltación es la clave del programa iconográfico del retablo
principal. Nota característica de este magno retablo es la
desaparición del escenario arquitectónico. Vemos que con el
tiempo, El Greco prescinde progresivamente de los
escenarios arquitectónicos, aunque las arquitecturas nunca
pudieron desaparecer de temas como el de la EXPULSIÓN
DEL TEMPLO, en el que el templo era un elemento clave de la
historia. El proceso del abandono de referencias espaciales
de carácter arquitectónico o paisajístico comienza con la obra
de EL EXPOLIO, en la que las figuras llenan toda la superficie
del lienzo.
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3.3 El Expolio.
La obra de El Expolio, fue obra encargada por el cabildo
catedralicio de Toledo, y el tema ya estaba fijado de
antemano, al igual que ocurría con el retablo de Sto. Domingo.
Debía ser el momento en que el señor en su camino al Calvario
es despojado de sus vestiduras. Pese a la belleza de la
pintura, sus clientes eran reticentes para pagar esta obra, ya
que el detalle de las Marías y de la Virgen no estaban en dicho
paso en el texto evangélico. Esto nos habla del
conservadurismo artístico de la iglesia, influencia de la
Contrarreforma. El grupo de las tres Marías crea una diagonal
en el primer plano, que, junto a la que forma el escorzo del
hombre que trabaja en la cruz, centran nuestra atención en la
figura de Cristo.
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3.4 Las relaciones de El Greco con la corte de Felipe II.
Por otra parte, El Greco, como tantos otros pintores
italianos, trató de obtener encargos de Felipe II para El
Escorial. Entre su llegada a España y antes de obtener el
encargo para El martirio de San Mauricio del Escorial, es su
Alegoría de la Liga Santa, aludiendo a la Liga que venció a los
turcos en la batalla de Lepanto en 1571.
El MARTIRIO DE SAN MAURICIO es otra obra que realizó
para el monarca Felipe II. El monarca le encargó un cuadro
con el tema del Martirio de San Mauricio y la Legión Tebana. El
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cuadro que el rey le encargó estaba destinado a uno de los
altares de la basílica del monasterio. El hecho de que las
reliquias de San Mauricio se conservaran en el monasterio,
unido a que era uno de los santos que se asociaban a la
defensa de la fe verdadera frente a la herejía explican la
elección del tema. La lucha contra la herejía fue uno de los
grandes empeños en su política de este monarca, convertido
en el paladín de la Contrarreforma católica. Pese a todo, el
cuadro no fue colocado por ser considerado heterodoxo en el
altar del Escorial, al ser rechazado por Felipe II.
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3.5 La vuelta a Toledo: el retablo del Colegio de Doña María
de Aragón.
Después de su fracaso en El Escorial, El Greco debió
decidir quedarse en Toledo. La Contrarreforma católica llegó
a Toledo, las nuevas órdenes que fueron creadas, como la de
los jesuitas, se instalaron en la ciudad. Con ello seguían las
normas dadas en Trento acerca de la conveniencia de que la
Iglesia se instalara en las ciudades. Así pues, las ciudades
vieron llegar tanto a las nuevas órdenes religiosas como a
aquellas otras que necesitaban de casas en la ciudad. No sólo
se construyeron conventos, sino que estos debieron ser
decorados de acuerdo a los principios de la Contrarreforma.
La pintura de El Greco de tema religioso sigue los principios
de la Contrarreforma. Además de las pinturas del retablo de
Sto. Domingo, ya citada, El Greco realiza el retablo de la
Virgen del Rosario y el del Colegio de María de Aragón, a la
que pertenecieron La Anunciación, La Adoración de los
pastores y el Bautismo de Cristo.
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3.6 Series de la Virgen.
Para el Hospital de la Caridad de Illescas realizó varias
pinturas a la que pertenece la Coronación de la Virgen como
reina del cielo, como cierre de todo el conjunto. La
Coronación de la Virgen iba a ser vista desde la bóveda, lo que
justifica el escorzo de la Virgen, el Padre y el Hijo, cuyas
piernas adquieren un volumen extraordinario, mientras las
cabezas se empequeñecen por la mayor distancia, representa
uno de los temas del dogma tridentino, del Concilio de Trento,
la Virgen como reina del Cielo. También del Hospital de la
Caridad de Illescas es el San Ildefonso, sentado en actitud de
escribir mientras busca la inspiración contemplando la
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imagen de la Virgen. Se resaltan, nuevamente, los colores
fríos, y los rojos enfriados por la luz.
3.7 El Apostolado.
La importante clientela religiosa que tuvo El Greco en
Toledo y que necesitaba decorar con imágenes de devoción
sus conventos, hizo que realizara una serie de Apostolado,
pensados como un conjunto de trece cuadros (San Pablo
entre ellos, y San Lucas). Los santos de estos Apostolados
son pintados con algún símbolo que los identifica a los ojos del
fiel, buscando esa claridad del mensaje religioso que
caracteriza el arte sacro de la Contrarreforma que subraya el
culto a los santos frente a los protestantes que lo rechazaban.
Dentro de la serie del Apostolado es el de los santos San
Andrés y San Francisco. Ambos santos aparecen claramente
identificados, San Andrés con la cruz en forma de aspa,
símbolo de su martirio, y San Francisco con el hábito y el
cordón franciscano de manera que su personalidad quedaría
clara para cualquier fiel que los contemplara. El horizonte
bajo monumentaliza las figuras, cuyo extremo alargamiento
contribuye a su apariencia de creaciones del espíritu.
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3.8 Otros temas religiosos.
El sacrificio de Cristo en la cruz, presentido desde su
infancia es uno de los temas más tratados por El Greco. De la
figura de Cristo abrazado a la cruz hay varias versiones.
Aparecen en ellos Cristo en algo más de medio cuerpo, con la
cruz a cuestas y la mirada hacia lo alto, perdida en el mundo
sobrenatural que explica su sacrificio mientras sus manos se
destacan abrazando el madero de la cruz. Sólo vemos a
Cristo, con la corona de espinas y la cruz. La túnica roja y el
manto azul se llenan también de luces que parecen venir del
cielo que contempla Cristo.
Hay un tema que debió ser especialmente querido para El
Greco que fue la Adoración de los pastores o la Natividad del
Prado, obra que El Greco realizó para decorar la capilla en la
que iba a ser enterrado, es decir, la que quiso que le
acompañara en la muerte. El conjunto rezuma luz divina que
emite el Niño Jesús, que ilumina la zona terrenal y la zona
celestial en la que aparecen ángeles. Se sigue apreciando la
influencia veneciana en el tratamiento del color. La
estilización de las figuras contribuye a darles un aspecto casi
inmaterial.
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3.9 Retratos.
El Greco fue también un importante retratista. Uno de los
mejores retratos de toda su producción es El caballero de la
mano en el pecho, del Prado. El título de la obra se debe a que
todavía hoy desconocemos el nombre del personaje retratado.
La actitud del retratado, con la mano en el pecho, puede
interpretarse como la del juramento, o la de dar fe de algo. La
mano en el pecho se ha considerado que también podría ser
un ademán piadoso. De este retrato derivan muchos de los
posteriores de El Greco: fondos neutros, concentración de
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toda la carga expresiva en el rostro y en concreto en la
mirada.
3.10 El entierro del conde de Orgaz.
Es sin duda la obra más famosa de El Greco (Iglesia de
Sto. Tomé de Toledo). Narra el milagro acontecido cuando
Don Gonzalo Ruiz, señor o conde de Orgaz murió en 1323. En
recompensa a su gran caridad con la iglesia, bajaron del cielo
San Esteban y San Agustín para enterrarlo. Una de las obras
de caridad del señor de Orgaz había sido la de dotar a la
iglesia de Sto. Tomé, lugar de su enterramiento, con una
cantidad de dinero que debían aportar los habitantes de la
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villa de Orgaz. La obra tuvo que ser tasada en menos valor
que el pedido por El Greco, lo que recuerda lo que le ocurrió
con El Expolio. Esta obra es un alegato contrarreformista,
pues se exalta la virtud de la caridad, la ejercida por el conde
de Orgaz, como medio para la salvación: no sólo basta la fe,
como propugnaban los protestantes, sino también las obras
para salvarse.
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3.11 Vistas de Toledo.
La ciudad de Toledo es para todos una ciudad que se
identifica con El Greco. La vista y plano de Toledo debió ser
una obra de encargo del Hospital Tavera. En la vista de Toledo
se representan algunos de los edificios más emblemáticos de
la ciudad imperial, como son el castillo, la catedral y el
alcázar. La subjetividad de esta vista de El Greco que llega a
cambiar la ubicación de los edificios y a inventarse un paisaje
escarpado que ha fascinado a los que la han contemplado. Es
además una visión inmersa en una luz irreal, que parece de
tormenta, y que la convierte en algo fruto de la imaginación y
un tanto fantasmal.
También citar la única obra conocida de El Greco sobre
un tema mitológico, es el Laocoonte. La historia de Laocoonte,
sacerdote del dios Apolo en Troya, la contó Virgilio en La
Eneida. Este hombre, durante la guerra de Troya, advirtió
sobre el posible engaño que encerraba el caballo enviado por
los griegos. Fue entonces cuando dos serpientes salieron del
mar y le mataron a él y a sus hijos. Los troyanos lo
interpretaron como un castigo por desconfiar del caballo, y lo
introdujeron en la ciudad, iniciándose así la destrucción de
Troya. En el cuadro de El Greco, Laocoonte y sus hijos son
atacados por serpientes en el primer plano, mientras el fondo
es Toledo, ciudad por excelencia o como símbolo de Toledo
como nueva Troya. De hecho, sería una nota erudita que
recordaría que, según algunos historiadores de ese tiempo,
Toledo había sido fundada por descendientes de troyanos.