Arte visigodo III

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ARQUITECTURA HISPANO-VISIGODA. El primer problema al que nos enfrentamos a la hora de analizar la arquitectura realizada en época hispano-visigoda es la inexistencia de edificios religiosos construidos con anterioridad al siglo VII. Toda la arquitectura conocida anterior a ese siglo no puede considerarse más que como una fase avanzada de la larga transición desde el arte paleocristiano. No conservamos casi nada de la arquitectura de los grandes centros como Sevilla, Córdoba, Mérida o Toledo salvo sus elementos decorativos que hablan de grandes basílicas columnadas que podrían tener grandes semejanzas con las bizantinas, mientras que en los ámbitos rurales, de los pocos edificios conservados, podemos tener una muestra aleatoria de empresas independientes y de fechas diversas con las que sólo podemos formar un panorama marginal de lo que fue en realidad la arquitectura visigoda. La periodización de la arquitectura hispano-visigoda ha de realizarse contemplando la evolución de la arquitectura de los siglos VI a VII, comenzando por las primitivas estructuras paleocristianas donde no se acusan las características propias hispánicas como sucederá más tarde, en el siglo VII. Una de las primeras cuestiones que caracterizará a la arquitectura hispánica de época visigoda es la de los ábsides contrapuestos. Se trata de templos con ábsides contrapuestos en los lados oriental y occidental siguiendo modelos romanos cristianos del norte de África desde donde pasaron a la Península Ibérica; su funcionalidad es muy discutida puesto que tuvieron diversas utilidades según los lugares y además su origen se remonta a los 1

Transcript of Arte visigodo III

ARQUITECTURA HISPANO-VISIGODA.

El primer problema al que nos enfrentamos a la hora de analizar la

arquitectura realizada en época hispano-visigoda es la inexistencia

de edificios religiosos construidos con anterioridad al siglo VII.

Toda la arquitectura conocida anterior a ese siglo no puede

considerarse más que como una fase avanzada de la larga transición

desde el arte paleocristiano. No conservamos casi nada de la

arquitectura de los grandes centros como Sevilla, Córdoba, Mérida o

Toledo salvo sus elementos decorativos que hablan de grandes

basílicas columnadas que podrían tener grandes semejanzas con las

bizantinas, mientras que en los ámbitos rurales, de los pocos

edificios conservados, podemos tener una muestra aleatoria de

empresas independientes y de fechas diversas con las que sólo

podemos formar un panorama marginal de lo que fue en realidad la

arquitectura visigoda.

La periodización de la arquitectura hispano-visigoda ha de

realizarse contemplando la evolución de la arquitectura de los

siglos VI a VII, comenzando por las primitivas estructuras

paleocristianas donde no se acusan las características propias

hispánicas como sucederá más tarde, en el siglo VII.

Una de las primeras cuestiones que caracterizará a la

arquitectura hispánica de época visigoda es la de los ábsides

contrapuestos. Se trata de templos con ábsides contrapuestos en los

lados oriental y occidental siguiendo modelos romanos cristianos

del norte de África desde donde pasaron a la Península Ibérica; su

funcionalidad es muy discutida puesto que tuvieron diversas

utilidades según los lugares y además su origen se remonta a los

edificios públicos romanos como la basílica de Trajano () en Roma,

en cuyo ábside oriental la leyenda sitúa a San Agustín impartiendo

sus enseñanzas, o la basílica de Septimio Severo en Lepcis, ambas

con formas contrabsidadas.

En los edificios cristianos más antiguos que presentan formas

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contrabsidadas podemos observar que el ábside situado en la fachada

podría haber sido añadido con posterioridad a la construcción del

templo y su funcionalidad podría ser independiente del mismo. Por

ejemplo, en la basílica Maiorum de Cartago, el ábside de la fachada

cumplía una clara función martirial y fue construido con

independencia del edificio principal.

Sin embargo, en otros edificios cristianos norteafricanos como

la iglesia de San Alejandro en Tipasa o la de San Reparato en

Orleansville (), el segundo ábside está integrado plenamente en el

edificio aunque también fue construido con posterioridad al

principal1 y su función es también de carácter martirial y

funerario.

En otras ocasiones, el segundo ábside se construye con la

intención de cambiar la orientación del edificio por razones

religiosas, tal y como ha estudiado el investigador Noel Duval. Al

decidirse orientar todos los templos cristianos hacia los Santos

Lugares, muchos templos antiguos tuvieron que añadir un nuevo

ábside oriental que pasaba a ser la cabecera del templo y el lugar

central del culto. El ábside primitivo se mantiene en algunos de

ellos conformándose la basílica contrabsidada como solución fija y

unitaria en Hispania, donde se dedica el segundo ábside a

enterramiento. Esta disposición de dos ábsides cambia por completo

el aspecto de la primitiva basílica paleocristiana al prolongarse

el eje longitudinal y trasladar la entrada ahora a los lados

mayores, es decir al norte y al sur.

El carácter de solución fija y unitaria del doble ábside en

Hispania se adoptó desde el primer momento aunque en algunos

ejemplos como la basílica de Vega del Mar en San Pedro de Alcántara

(Málaga) existió primero un ábside occidental y posteriormente se

añadió un segundo oriental. El influjo norteafricano que se

atribuye a estas basílicas debe entenderse como un parentesco

formal, en el que, además, las iglesias hispánicas son menores y

más pobres, pero no como una sucesión cronológica. En la mayoría de

1 Que en el caso de la basílica de Orleansville (Argelia) data del año 324.

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las iglesias africanas de este tipo, la existencia de ábsides

enfrentados no corresponde al plano original, sino a reformas del

siglo VI. En Hispania no está muy claro el carácter funerario del

segundo ábside, creyéndose más bien que era utilizado como lugar

para la preparación de la eucaristía dentro del complejo ceremonial

de la iglesia hispánica de aquel tiempo.

Basílica de Vega del Mar (San Pedro de Alcántara, Málaga).

() En esta basílica el ábside principal está encuadrado por dos

cámaras y englobado al exterior por un muro rasante. En una de

estas cámaras adyacentes -la orientada al norte- se observan los

restos de una piscina romboidal. La liturgia del bautismo de la

época imponía una estricta intimidad a la ceremonia, que sólo podía

ser presenciada por el sacerdote oficiante. Este secretismo de la

ceremonia bautismal explica también la existencia de una doble

estructura angular en el soporte más cercano a la cámara bautismal

que impediría la visión de la ceremonia al público, que sólo podría

escuchar los cánticos del oficiante. En el resto de la planta se

observan restos de otras edificaciones anexas propias de una domus

ecclesiae de carácter monástico que terminó convertida en

cementerio.

Basílica de Alcaracejos (Córdoba).

() En la planta se observa la disposición habitual de doble

basílica contrabsidada a la que se añade un pórtico en el lado

norte y una larga habitación en el lado sur de forma también

contrabsidada donde se existen restos de una gran piscina

bautismal.

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Basílica de Casa Herrera (Badajoz).

() Tal y como se observa en la planta, muy similar a la de Vega

del Mar, existen dos ámbitos a los lados de los ábsides que se

comunican con las naves laterales. A ambos lados del cuerpo central

de la basílica existen sendos pórticos que quizás fueran añadidos

posteriormente a la construcción principal. Fuera de la basílica

pero adosada a ella está la piscina bautismal que parece disponer

de una pequeña capilla con altar propio. Como en otros casos de

edificios de la época, terminó quizás convertida en campo santo,

transformándose la basílica en iglesia de ese probable cementerio.

Una lápida del año 526 hace llevar el momento de la edificación a

los primeros años del siglo VI, antes del traslado de la corte

visigoda de Barcelona a Toledo; un momento en que esta región podía

disfrutar de cierta calma y de buenas relaciones con los vecinos

africanos.

Basílica de Torre de Palma (Portugal).

() En Torre de Palma la forma contrabsidada es concebida desde un

principio, otorgándose carácter martirial al segundo ábside

orientado hacia occidente. La planta tiene ámbitos adosados a los

ábsides englobados por el muro exterior y una piscina bautismal con

forma de cruz de Lorena. Se especula con la posibilidad de que la

basílica debió tener otro tipo de ábsides en un primer momento.

Parece que primero existió la basílica mayor, que se prolongó con

otra de uso funerario y a la que añadió el complejo bautismal en el

siglo VII.

Basílica de San Pedro de Mérida (Badajoz).

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() Con este edificio pasamos al análisis de un segundo grupo de

construcciones que presentan algunas diferencias planimétricas con

las anteriores. Este ejemplo está fechado hacia el año 600 y en él

aparece un elemento también de tradición hispánica como es el

ábside cuadrangular y totalmente exento. La planta es de tipo

intermedio, a medio camino entre la basilical y la centralizada, lo

que influiría en los diseños hispano-visigodos posteriores. En el

lado meridional, junto al ábside, se dispone la piscina y a los

pies se observan restos de soportes que quizás sostendrían algún

tipo de coro o tribuna por lo que cabe suponer una utilidad monacal

para el edificio.

Basílica de Aljezares (Murcia).

() Esta basílica fue construida por los bizantinos ocupantes del

sureste peninsular aunque son evidentes y predominantes las

influencias norteafricanas como el ábside semicircular y las dos

naves laterales con testero recto.

Basílica de Cabeza de Griego (Saelices, Cuenca).

() En planta esta construcción presenta un transepto ancho y

largos brazos y como gran particularidad un ábside central en

acusada forma de herradura típicamente hispano y situado a mayor

altura que las naves. La parte más baja de la basílica ha

desaparecido por lo que no podemos confirmar las suposiciones de

que existiera una cripta funeraria aunque el hecho de enclavarse en

el importante núcleo de Segóbriga, sede episcopal en los siglos VI

y VII, puede hacer suponer que sirvió de enterramiento a algunos de

los titulares de la diócesis. Esta disposición nunca había sido

utilizada en Hispania aunque existen ejemplos norteafricanos como

la iglesia de Menchir de la Mechta (Argelia), donde la disposición

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es idéntica a la hispana.

La basílica fue excavada en el siglo XVIII y vuelta a

enterrar, por lo que todo lo que se puede comentar sobre ella se

basa en las descripciones hechas por Jácome Capistrano y José

Cornide, así como en un conocido plano hecho por este último.

Basílica de Recópolis (Zorita de los Canes, Guadalajara).

() Iglesia con el ábside semicircular que se mantiene dentro de la

línea paleocristiana aunque con variantes. El edificio tiene la

planta en forma de cruz latina con la capilla mayor cuadrada al

exterior y semicircular al interior, abierta a la nave en todo su

ancho; los brazos laterales de la cruz parecen formar dos capillas

independientes, con puertas pequeñas hacia las salas que flanquean

a la nave principal.

De los edificios de la primera mitad del siglo VII sólo

disponemos de alusiones y nunca evidencias directas que vayan más

allá de mal conservados restos.

Basílica de Valdecebada (Badajoz).

Se trata de un edificio muy problemático que es preciso

analizar teniendo en cuenta las tradiciones constructivas y

planimétricas hispánicas. Su funcionalidad no está muy clara y las

hipótesis apuntan en varias direcciones: iglesia monástica -pese a

disponer de piscina bautismal-, capilla de un gran latifundio o

incluso un mausoleo. La planta () es de cruz griega que a su vez

está inscrita en un cuadrado. El brazo este, donde se encuentra el

ábside en forma de herradura hispánica, aparece flanqueado por dos

cámaras cuya funcionalidad no es muy clara aunque una de ellas está

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comunicada con la parte más meridional por lo que podría servir de

sacristía. En el lado norte aparecen otros dos aposentos, uno de

los cuales comunica con uno de los brazos de la cruz y en su

interior tiene una piscina ritual.

Los especialistas piensan que este templo estaba abovedado con

bóveda de cañón en el ábside y quizás una cúpula en el crucero,

ignorando el tipo de cubierta del resto de los espacios (naves y

cámaras).

Se trata en definitiva de un tipo de planta que se asimilará

bastante a las de San Fructuoso de Montelios y Santa Comba de

Bande, es decir, a la que será la arquitectura hispano-visigoda de

la segunda mitad del siglo VII.

A partir de la segunda mitad del siglo VII surgen

características planimétricas propias del momento que las

diferencian de construcciones anteriores. En primer lugar, disponen

de un ábside rectangular saliente cuyos precedentes podrían ser las

basílicas de San Pedro de Mérida y Recópolis y que difiere

claramente de las anteriores tipologías norteafricanas con ábside

acompañado de dos cámaras y todo ello enrasado al exterior con un

muro continuo.

Otra característica del momento es la aparición de un pórtico

a los pies con habitaciones laterales en edificios como Quintanilla

de las Viñas, San Pedro de la Mata, Santa Comba de Bande e incluso

en San Pedro de la Nave pese a que posteriormente estos habitáculos

se añadieron a la zona de naves. Esta tradición hispánica de las

cámaras laterales se mantendrá también hasta el arte asturiano,

encontrándose ejemplos en San Salvador de Valdediós, San Miguel de

Lillo y Santa Cristina de Pola de Lena. Las interpretaciones sobre

la utilidad de estas habitaciones son variadas; unos autores

piensan que podrían servir de refugio para campesinos perseguidos o

peregrinos, como en el caso de San Salvador de Valdediós según

Gómez Moreno, otros investigadores señalan que podría tratarse de

espacios utilizados en algún tipo de liturgia especial que

requiriese un depósito para guardar las ofrendas o incluso usados

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como baptisterios lo que explicaría la existencia de las piscinas

rituales.

Por último, existen autores que afirman que estas cámaras eran

celdas de monjes que vivían como anacoretas dentro del recinto de

la propia iglesia, dándole carácter monacal. Sin embargo, esta

última teoría se contradice con el hecho de que las cámaras

aparecen únicamente en el ámbito hispánico por lo que alguna

característica especial habría de tener la iglesia hispana que la

diferenciara del resto y no precisamente la cuestión monacal, común

en toda la cristiandad.

Globalmente, el interés principal del análisis de las plantas

de los edificios religiosos hispano-visigodos está en la plasmación

de la ruptura con la diafanidad espacial propia de la Antigüedad.

Los nuevos templos presentan una maraña más o menos complicada de

espacios independientes que compartimentan el espacio aunque no

sabemos si pudo ser debida a las características propias de los

edificios y sus sistemas de abovedamiento o bien a la carencia del

dominio técnico suficiente para cubrir grandes superficies.

Otra interesante cuestión es el hecho de que quizás esa nueva

compartimentación tenga su origen en las necesidades litúrgicas de

un clero que mantiene muy fijas y marcadas las distancias con el

común de los fieles y que por tanto necesita barreras físicas para

separarse de él al tiempo que para salvaguardar la inviolabilidad

de las ceremonias litúrgicas.

A través de estas estructuras centrales, se obtiene una

arquitectura cerrada, intimista, minúscula, oscura, en oposición a

las formas diáfanas de lo tradicional basilical y explica -en

conexión a la liturgia del momento- el predominio de tales formas

frente a lo paleocristiano mediterráneo, claro y diáfano.

Hemos de citar también la hermosa sillería característica de

esta arquitectura more gothico, según San Isidoro. Se trata de

paramentos de grandes sillares perfectamente encuadrados,

irregulares muchas veces sin perder su geometrismo, montados a

hueso con una extraña precisión de tradición evidentemente romana.

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Iglesia de San Juan de Baños de Cerrato (Palencia).

Es la única construcción religiosa hispano-visigoda que

podemos fechar con exactitud debido a una inscripción conmemorativa

colocada en el dintel del arco triunfal de la nave mayor. En la

inscripción se afirma que el edificio es una fundación real

dedicada en honor de San Juan Bautista por Rescenvinto a su vuelta

del País Vasco el tres de enero de la era 699 (661) y decimotercero

de su reinado.

A lo largo de toda la Edad Media el edificio ha sufrido

sucesivas restauraciones que han alterado muchos de sus elementos,

incluida la planta que en su origen era basilical con cabecera

tripartita, amplio transepto, un ábside central y espacios

intermedios. Las tres naves -la central más ancha y de cubierta de

mayor altura- estaban separadas por hiladas de columnas que

soportaban cuatro arcos y a los pies se situaba un pórtico. Del

análisis de todas estas características se desprende una amplitud y

diafanidad volumétrica que quizás coincide más con la de los

edificios de influencia oriental y bizantina que con la

compartimentación planimétrica de los edificios hispano-visigodos

que ya hemos visto. La planta del edificio es efectivamente única

en la Península pues lo habitual en los edificios del momento es

colocar un único ábside separado por dos cámaras al mismo nivel

mientras que en este caso se trata de dos cámaras con aberturas

independientes separadas por medio de canceles.

El ábside central de la iglesia estuvo cubierto con una bóveda

de cañón y suponemos que las dos cámaras laterales también tuvieron

el mismo tipo de cubierta, cuestión confirmada al observa en el

exterior el arranque de estas bóvedas laterales de fábrica. El

problema del sistema de cabecera tripartita ha sido muy discutido

aunque hoy conocemos ejemplos tanto en Oriente como en Occidente

aunque es en el norte de África donde encontramos más claros

ejemplos de la particularidad de los tres ábsides englobados desde

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donde pasaría a Hispania. Mientras, el prototipo de ábside separado

se encuentra en Italia -San Vital de Rávena, fechada en el año 547-

desde donde también pasaría a la Península Ibérica a lo largo de la

segunda mitad del siglo VI.

El pórtico avanzado, exento en tres de sus lados2 y situado a

los pies de la iglesia tiene una doble puerta, ofreciendo al

exterior un arco de herradura y al interior una puerta adintelada.

Esta combinación no se encuentra en otros edificios hispano-

visigodos aunque sí se ha encontrado un arco de herradura de origen

hispanorromano en la iglesia de Santa Eulalia de Bóveda (Lugo).

Buscando precedentes de este tipo de doble puerta, los autores

apuntan a construcción de Mesopotamia y Siria aunque lo cierto es

que no existe ningún ejemplo que combine arco y dintel en el mismo

pórtico por lo que debemos concluir que sea cual sea su origen más

remoto, llegó a la Península a través del norte de África,

manteniéndose hasta el siglo X con ejemplos en Santa Comba de Bande

o San Pedro de la Nave.

() Motivos decorativos utilizados en San Juan de Baños, siempre de

tipo geométrico-vegetal. La capilla central tiene una imposta de

friso de círculos entrelazados constituyendo flores geometrizadas.

Lo mismo se repite en el arco de herradura de la puerta principal,

presidido por una cruz griega muy orientalizante. Un friso

idéntico, pero reducido, corre a lo largo de la nave mayor, por

encima de las ventanas que le dan luz mientras que en el arco

triunfal existe un friso de acantos con una cruz central con un

estilo de tradición toledana. Cuatro canecillos muy "germánicos",

labrados con aves y hélices sostienen la inscripción fundacional

encima del arco triunfal. Águilas esquematizadas y soles de radios

curvos a la manera de lo céltico e indígena hispanorromano han

intentado relacionarlo con el símbolo evangélico de San Juan,

confundiendo el Bautista con el Evangelista.

() Evolución de la planta de San Juan de Baños donde se observa

como se pierden los dos espacios comunes y se reconstruye el

2 Construcción originaria de Siria que llega a Hispania a través del norte de África.

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transepto. Los espacios intermedios se cierran, abriéndose al

interior y transformándose en una cabecera tripartita.

Posteriormente, esos espacios son cubiertos con bóvedas de

crucería. Se puede observar también la división de la iglesia por

medio de columnas que otorgan al espacio una diafanidad que no se

puede ver en otros edificios. Es importante el contraste entre la

tradición de los ambientes basilicales columnados en las naves con

la tendencia cerrada de la cabecera.

() Vista interior del ábside principal de San Juan de Baños con el

arco triunfal donde aparece la inscripción conmemorativa. Se puede

observar también la abundancia de ornamentación. Los capiteles

tienen decoraciones de tipo vegetal, dos de ellos de muy probable

origen hispanorromano y el resto con formas más toscas a imitación

de los capiteles romanos. En el arranque de los arcos de la capilla

central y de las laterales primitivas se observa una ornamentación

basada en círculos tangentes como cuatro pétalos con una especie de

palmeta en el centro. El arco triunfal está ornamentado con

palmetas y un friso en la parte alta que recorre toda la nave con

elementos vegetales.

() Motivos decorativos del interior de San Juan de Baños con la

imagen del águila asimilada a San Juan Evangelista.

() Vista del conjunto de la iglesia de San Juan de Baños.

Utilización de materiales constructivos de acarreo y copias de

modelos hispanorromanos.

() Ábside lateral abierto a una de las naves laterales de la

iglesia de San Juan de Baños, contrarrestada al exterior mediante

contrafuertes; cubierta de armadura de madera que alterna con

bóvedas en capillas.

() Aspecto exterior de San Juan de Baños. Desafortunada

transformación que incluye una espadaña sobre el pórtico de

entrada. Aspectos que confirman el carácter oriental del edificio

como la diafanidad, el pórtico exento en tres lados, el arco de

herradura y la puerta adintelada.

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() Esquema de la evolución de las cámaras laterales de San Juan de

Baños, situadas en un principio junto al ábside central y

desaparecidas. Los restos de los muros de esas capillas son

utilizados en los contrafuertes que ahora sostienen las bóvedas de

crucería de los espacios intermedios; las capillas podrían tener

bóvedas de cañón.

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() Vista exterior de San Juan de Baños donde se puede observa la

marca de unión entre el contrafuerte y el muro.

() Arranque de las bóvedas de los espacios laterales de la

cabecera de San Juan de Baños. Se observan restos del friso

decorado con motivos hispánicos. Inclinación de los sillares para

adquirir la forma de la bóveda.

() Ornamentación del friso que recorre todas las naves de la

iglesia de San Juan de Baños. Motivos de eses entrelazadas formando

una especie de greca.

() Puerta de ingreso a la iglesia de San Juan de Baños. Intradós

formado por un arco de herradura y trasdós por un arco de medio

punto; el acceso a las naves se realiza mediante una puerta

adintelada que no tiene la misma anchura que la nave central como

ocurre en las iglesias del norte de África.

() Impostas del arco de ingreso en la iglesia de San Juan de

Baños. Motivos decorativos que repiten el modelo de la capilla

central.

() Cruz patada o de Malta situada sobre el arco triunfal o toral

de la capilla principal de San Juan de Baños. El motivo se repite

sobre la clave hipotética del arco de herradura en el pórtico de la

iglesia.

() Parte superior del arco de herradura en el pórtico de la

iglesia de San Juan de Baños. Ausencia de clave diferenciada que

lleva a colocar la cruz patada en la dovela central del arco.

() Cruz patada situada en la dovela central del arco de herradura

de San Juan de Baños. Tradición histórica en la talla de filigrana

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utilizada, en los extremos con redondelas y filigranas. Círculos y

cuadrados que abstraídos formas hojas cuadrifolias.

() En la parte superior derecha del arco de herradura de San Juan

de Baños se observa una concha que encierra una palmeta, recordando

las hojas de acanto del capitel corintio. Quizás sea un capitel

reutilizado de otro edificio y colocado en la confluencia del

trasdós del arco con la línea de imposta. En el arte románico se

utilizará ese mismo espacio para situar decoración.

Iglesia de Santa Comba de Bande (Orense).

Las primeras noticias sobre este edificio aparecen en un

documento del monasterio de Celanova fechado en el año 982. En él

se hace referencia al encargo que el rey Alfonso III hace en el año

872 a su hermano Odoario para que repoblase la zona gallega de

Chaves y reedificase las iglesias de Santa María y Santa Columba

que desde hacía doscientos años estaban abandonadas (que iacebant

in exqualido de ducentis annis aut plus). Del análisis de este

testimonio se deduce que Santa Comba debió ser edificada hacia el

año 672 lo que también se confirma por su pertenencia a la

categoría de iglesias visigodas de la segunda mitad del siglo VI

con planta de cruz griega inscrita en un rectángulo con cabecera

saliente y un pórtico a los pies. Además, este edificio añade dos

cámaras situadas al oriente del transepto, otras dos a occidente y

dos más flanqueando el pórtico situado a los pies.

Santa Comba tiene grandes similitudes con la iglesia de San

Pedro de Mata, constituyendo casi un calco planimétrico sobre todo

en su parte occidental. El ábside central retranqueado con respecto

a la nave principal no tiene precedentes ni en la Hispania

romanizada ni en la arquitectura del norte de África por lo que

debe considerarse como una característica ya netamente hispánica.

Podría citarse algunas semejanzas con la estructura centralizada

del mausoleo de Gala Placidia en Rávena o con algunos edificios de

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comienzos del siglo VII en Asia Menor y Sicilia; sin embargo, sus

características no son las mismas por lo que, aún admitiendo la

influencia de la tradición cruciforme oriental, es preciso

considerar a Santa Comba como un edificio plenamente hispánico.

Otra interesante característica de Santa Comba es la aparición

en una planta por primera vez de tres cámaras en paralelo

flanqueando la nave central con cabecera saliente, cuya explicación

funcional estaría quizás en las necesidades litúrgicas y que se

prolongan en el tiempo, volviendo a aparecer en iglesias asturianas

como San Salvador de Valdediós.

Gómez Moreno afirma que estas cámaras podrían ser utilizadas

como celdas para monjes reclusos o como alojamiento de peregrinos

en el caso de las que están situadas junto al pórtico. En cuando a

las que están situadas junto a la cabecera podrían haber sido

utilizadas como prothesis y diakonikon, según las complicadas

necesidades de la liturgia hispánica de aquella época. Si admitimos

la teoría de los monjes reclusos en las cámaras de los pies,

estaríamos ante la primera iglesia con carácter monástico, igual a

los edificios de repoblación del siglo X y que marcaría la pauta de

otros edificios hispano-visigodos posteriores como Quintanilla de

las Viñas o San Pedro de la Nave.

Santa Comba aparece completamente abovedada a diferencia de

San Juan de Baños donde únicamente las capillas de la cabecera lo

están; en este caso todas las naves son cubiertas con bóveda de

cañón y el transepto lo está con una bóveda de crucero con aristas

en forma de espina de pez. Las cubiertas se realizan utilizando

piedras hasta los riñones de las bóvedas y desde ahí se utiliza

ladrillo para aligerar el peso. Únicamente podrían haber sido

cubiertas con madera -debido a su menor importancia-, las cámaras

laterales situadas a los pies de la iglesia.

() Pequeña cámara situada sobre la cabecera de la iglesia de Santa

Comba de Bande. Se especula con su utilidad, que podría ser como

desván, depósito de tesoros o de grano. Su único acceso es desde el

interior por lo que también se ha apuntado a que podría servir como

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refugio para un anacoreta. En realidad, lo más posible es que su

función fuera simplemente estructural, para acercar la altura del

presbiterio a la de la nave central y cualquier otra funcionalidad

quedaría descartada por su carácter angosto y por su suelo en

declive.

() Alzado de la iglesia de Santa Comba de Bande. Se puede apreciar

el bajo nivel de la nave central desde el pórtico y sus cámaras. Es

posible que quizás se deba únicamente al deseo de equilibrar los

volúmenes y evitar el desnivel entre el ábside y la nave central.

() Vista interior de la iglesia de Santa Comba de Bande. Los muros

utilizan piedra hasta la altura los riñones de los arcos y desde

ahí se utiliza el ladrillo. En el crucero se emplearon cuatro arcos

enjarjados, metidos unos en otros. Al fondo del crucero, sobre el

presbiterio, se observa la pequeña ventana desde donde se accedía a

la cámara superior.

Resulta evidente ausencia de ornamentación, reducida

únicamente a un motivo sogueado que recorre a modo de imposta el

muro de toda la nave principal, el arranque de la cúpula y el

presbiterio.

() Arco de entrada al presbiterio de la iglesia de Santa Comba de

Bande; arco de herradura en el intradós. Los capiteles de las

columnas que sostienen el arco son de origen hispanorromano -los

dos de la derecha- y copias visigodas de un original hispanorromano

-los dos de la izquierda-.

() Ornamentación del muro del presbiterio de la iglesia de Santa

Comba de Bande. Motivos hispánicos de tallos ondulantes que

albergan racimos de uvas y hojas de parra. Utilización de una

especie de alabastro que quizás es una importación bizantina y que

tiene restos de policromía.

() Cimborrio que cubre el crucero de la iglesia de Santa Comba de

Bande; la estructura no se corresponde a las habituales en los

edificios de la segunda mitad del siglo VII por lo que quizás se

trate de una restauración realizada en el siglo X. Cubierta de

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bóveda de arista a modo de espina de pez con los plementos

dispuestos colocando los ladrillos perpendiculares a las cabezas de

los arcos inferiores. En el arranque de la bóveda aparece también

la decoración basada en el motivo sogueado hispánico.

() Presencia del motivo decorativo sogueado en la zona de imposta

del crucero de la iglesia de Santa Comba de Bande. Las formas

naturalistas utilizadas son prácticamente iguales que las

encontradas en los antiguos campamentos -citanias- celtibéricos.

() Perspectiva exterior de la iglesia de Santa Comba de Bande.

Claro escalonamiento de los volúmenes desde el cimborrio, la nave

principal y la cubierta de las cámaras laterales de las que sólo

queda en pie la cámara norte del lado oriental. La espadaña es un

añadido muy posterior.

Iglesia de San Pedro de la Nave (Zamora).

El primer problema al que hay que enfrentarse en el análisis

de este edificio es su datación. Tradicionalmente, éste ha sido un

problema muy confuso agravado en gran parte por la pretensión de

muchos historiadores franceses por situar las primeras

representaciones figuradas del Medievo en los edificios de la época

merovingios. Al contar San Pedro de la Nave con capiteles

historiados, estos historiadores la han fechado en el siglo VIII,

IV -Porter- e incluso han llegado hasta el siglo XII -Marignan-.

Sin embargo, la fecha más probable sea la de finales del siglo VII

siendo por tanto un ejemplo de la arquitectura del periodo hispano-

visigodo tardío.

Igualmente, San Pedro de la Nave se ha visto afectada incluso

por cambios de emplazamiento. La construcción de una presa en los

altos del río Duero obligó a inundar en los años treinta a una

amplia zona dentro de la que estaba el templo. Para evitar su

pérdida, fue desmontado y trasladado a un lugar llamado El

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Campillo, situado a unos tres kilómetros del emplazamiento

original.

El primer testimonio escrito de la existencia de la iglesia no

aparece hasta el siglo X, cuando el rey Alfonso III hace donación

del monasterio de los Santos Pedro y Pablo "in loco perdicum qui

dicitur navis in territorio camore" ("en el lugar de Pedro, que

decimos de la nave, en el territorio de Zamora"). Dado que la

repoblación de esta zona se realizó antes del año 893, puede

pensarse con toda lógica que la iglesia se realizara antes incluso

del año 711.

() La planta de la iglesia de San Pedro de la Nave se configura

como una cruz inscrita en un cuadrado donde se sitúan cámaras y

naves culminando en una cabecera con ábside rectangular saliente

muy propia de los edificios hispánicos del siglo VII. Existen dos

cámaras laterales y un gran transepto con dos pórticos exentos por

tres de sus lados, volviéndose la estructura de forma basilical con

tres naves en la parte occidental del templo.

Del estudio de esta estructura se deduce un claro retroceso

con respecto a la estructura de Santa Comba de Bande, sobre todo en

lo referente al abovedamiento. En la iglesia orensana, las bóvedas

cubrían desde el transepto a la cabecera mientras que en San Pedro

de la nave la zona basilical estaba cubierta con madera lo que

explicaría el desplome del cimborrio en su parte occidental.

Ignoramos si en origen la planta de la iglesia de San Pedro de la

Nave era la que se puede contemplar en la actualidad o si, por el

contrario, se trataba de una planta similar a la de la iglesia de

Santa Comba de Bande con cámaras a los pies que fueron eliminadas y

sustituida la planta por otra de tipo basilical tras el derrumbe

del cimborrio.

() Desde el exterior de la iglesia de San Pedro de la Nave se

observa la existencia de tres niveles en altura; primero el de las

dos cámaras orientales y las naves laterales, después el de la

cabecera, la nave central, los brazos del transepto y el pórtico y

por último el del cimborrio.

18

() Las cámaras situadas sobre el ábside principal y sobre los

pórticos laterales de la iglesia de San Pedro de la Nave son

utilizadas para equilibrar los volúmenes del edificio con una clara

intención estética y proporcionalista. La cuestión de las cámaras

tiene también su interés desde el punto de vista planimétrico, pues

podemos distinguir dos etapas en las iglesias hispano-visigodas

atendiendo a la disposición de este tipo de espacios: una primera,

con ejemplos en Santa Comba de Bande y San Pedro de la Mata, donde

se construyen recintos oriental y occidental y una segunda donde

los recintos de la zona occidental se adhieren a la nave central

formando una planta basilical como sería el caso de San Pedro de la

Nave.

() Es preciso observar en la iglesia de San Pedro de la Nave la

alternancia de los soportes utilizados. Desde los pies de la

iglesia, en la parte occidental se utilizan soportes de planta

cuadrada sobre los que voltean los arcos que separan las naves, las

cuatro columnas de entrada y salida del crucero colocadas por

motivo ornamental pues carecen de función tectónica al ser los

arcos enjarjados que se autocontrarrestan, y por último las dos

columnas de entrada al ábside; Los soportes disminuyen de tamaño

intentando buscar la sensación de fuga espacial.

() Las naves laterales de la iglesia de San Pedro de la Nave no

comunican directamente con el ábside sino que están separadas

mediante unos pequeños poyetes de un metro de altura que ayudan a

establecer la compartimentación típica de la segunda mitad del

siglo VII. Las razones de esta compartimentación son, como ya hemos

visto, litúrgicas.

() Sin embargo, las cámaras adyacentes a la nave central de la

iglesia de San Pedro de la Nave sí se comunican con el espacio

central por lo que podría atribuírseles las tradicionales funciones

de prothesis y diakonikon o quizás -aunque más improbable- de

residencia de monjes peregrinos o anacoretas.

() El interior de la iglesia de San Pedro de la Nave revela la

búsqueda de la sensación de fuga mediante la alternancia de los

19

soportes cuadrangulares en el transepto. Estos soportes no son

reaprovechados sino que fueron hechos ex-profeso con un estilo que

será indicio del que más tarde aparecerá en las iglesias asturianas

de San Julián de los Prados o San Salvador de Valdediós. Esta nueva

disposición de los arcos puede responder al cambio de maestro

arquitecto o simplemente a la utilización de un nuevo concepto

ornamental.

() La alternancia de piedra y ladrillo en las bóvedas de la

iglesia de San Pedro de la Nave permitió utilizar un sistema de

engatillado de los sillares que no requería la utilización de

argamasa para unirlos.

() La pequeña ventana que asoma al interior de la iglesia de San

Pedro de la Nave desde la parte superior de la capilla central nos

muestra la existencia de un espacio vacío sobre esa capilla que

únicamente tenía una finalidad estructural al permitir el

equilibrio de los volúmenes de la cabecera con respecto al de la

nave central.

() En la gran nave del crucero de la iglesia de San Pedro de la

Nave se utilizan arcos de piedra que sostienen un cimborrio

realizado en ladrillo en su parte superior. Es probable que esa

zona en ladrillo fuera realizada en la época medieval tras venirse

abajo el primitivo cimborrio de piedra. La cámara del lado norte

tiene un pequeño acceso a la nave central y una pequeña ventana con

tres arquillos.

() La cámara del lado norte -hoy desaparecida- de la iglesia de

San Pedro de la Nave estaba cubierta por una bóveda de cañón. En el

exterior del muro aún pueden verse los sillares oblicuos que

formaban los riñones de la bóveda.

() La cabecera de la iglesia de San Pedro de la Nave tiene una

cubierta de bóveda de cañón con tendencia a herradura realiza toda

ella en sillería.

() Vista del interior de la iglesia de San Pedro de la Nave desde

la cabecera hacia los pies. Los espacio laterales tienen accesos

20

que no se rasgan hasta los pies para evitar que los fieles pudieran

entrar a los espacios centrales del culto y permitirles únicamente

recibir los sacramentos.

() Los arcos de la nave central de la iglesia de San Pedro de la

Nave tienen soportes cuadrangulares y aparecen reforzados para

evitar el peligro de hundimiento.

() El aspecto exterior de los volúmenes de la iglesia de San Pedro

de la Nave nos muestra el cuidado con que se estructuraron los

volúmenes para obtener un conjunto armónico y escalonado. Los

sillares del color amarillento típico de la piedra de Salamanca

están dispuestos a soga y tizón sin ritmo ni cadencia. Las alturas

tienen tres niveles desde el nivel más alto del cimborrio, un

segundo correspondiente a la nave central y el transepto un tercero

de las capillas laterales.

() En la vista exterior de la cabecera de la iglesia de San Pedro

de la Nave observamos la importancia estructural de la pequeña

habitación sobre la capilla central que permite a ésta igualarse en

altura con las naves central y del transepto mientras que las

capillas laterales tendrían la misma altura que los espacios

laterales adosados a la nave central. En conjunto, todos estos

detalles nos permiten situar al edificio como un punto de evolución

de la arquitectura hispano-visigoda al tiempo que como retroceso en

algunas cuestiones. Cronológicamente podríamos situarlo entre los

últimos años del siglo VII y principios del siglo VIII.

La iglesia de Santa María en Quintanilla de las Viñas.

La cronología de este templo es paralela a la de la iglesia de

San Pedro de la Nave -finales del siglo VII a principios del siglo

VIII- y su estudio se centra más en el valor de sus esculturas que

en el propiamente arquitectónico. Sin embargo, su valor

constructivo es también importante si bien se considera que sólo

21

podemos tener acceso a una pequeña parte de lo que debió ser un

gran monasterio desde finales del siglo VII. La razón de que

únicamente se conserve la iglesia monacal se debe a que fue donde

se utilizaron mejores materiales que permitieron que se conservara

mejor que el resto del conjunto, desaparecido hace tiempo.

Las primeras noticias de la existencia de Quintanilla las

tenemos a comienzos del siglo X cuando una familia noble local hace

donación "en las quintas calendas februrianas de la era del 967" 3

de la basílica de Santa María, ubicada "in suburbium lara". En el

siglo XI la iglesia pasa a depender del monasterio de San Pedro de

Arlanza, bajo cuyo dominio el templo sufrió grandes deterioros que

lo hicieron impracticable hasta que en la segunda mitad del siglo

XIV el abad de San Pedro ordena el traslado desde Santa María de

los restos de los antepasados del conde Fernán Núñez, primer

soberano de Castilla, que allí estaban enterrados.

Uno de estos antepasados de Fernán Nuñez, la condesa Flamola,

fue quien realizó la donación de los capiteles que representan el

sol y la luna tal y como consta en la inscripción situada en la

línea de imposta del lado meridional (a la derecha desde la

entrada). La inscripción "OFF DO FLAMMOLA VOTUM D", que sería

"offert domina flammola votum deo" se fecha hacia el siglo IX lo

que no presupone que la iglesia se realizara en esa fecha pues es

muy probable que sea anterior aunque la representación de los

capiteles (sol-luna, Cristo-Dios) sí nos indica su relación con

algún tipo de culto maniqueo.

La estrecha relación de esta iglesia con la de San Pedro de la

Nave sí que nos permiten establecer cierto paralelismo cronológico

que situaría a los dos templos como realizados a finales del siglo

VII o a principios del siglo VIII.

La iglesia de San Fructuoso de Montelios (Minho, Portugal).

3 El 28 de enero del año 929.

22

El simbolismo religioso de la forma de la cruz dio origen a

una preferencia por ella en la arquitectura, que tuvo su mayor

desarrollo en el mundo bizantino. El esquema de cruz, aunque no

resulte exclusivo de lo bizantino, tuvo en el arte cristiano

oriental su mayor desarrollo arquitectónico y dio lugar a estudios

muy tempranos sobre los sistemas de disposición de bóvedas de

contrarresto alrededor de una cúpula más elevada.

Como referencia más significativa para la adopción de este

trazado en las iglesias cristianas puede recordarse la iglesia de

los Santos Apóstoles edificada por Constantino en Constantinopla,

que fue destinada a mausoleo imperial; con la misma forma ordenó

Justiniano la construcción de su capilla funeraria al lado de Santa

Sofía.

El mausoleo cruciforme que vemos empleado por los emperadores

en Constantinopla y que adopta también Gala Placidia para su

sepulcro de Rávena, tiene en la Península una manifestación

excelente en la tumba de San Fructuoso, situada en Montelios, junto

a Braga. Es el edificio más bizantino de la arquitectura visigoda,

que pone de manifiesto cómo pudo ser el arte de las grandes

ciudades de la época, bajo el influjo de los dirigentes más cultos

de la Iglesia.

Se considera tradicionalmente que la iglesia de San Fructuoso

fue dispuesta por el propio obispo de Braga, poco antes de su

fallecimiento en el año 665, y que él mismo ordenó, por humildad,

que no se le enterrase en su interior, sino en un arco-solio

lateral en el exterior de la capilla.

El edificio tiene forma de cruz con los brazos iguales y se

compone de un cimborrio con cúpula, rodeado de tres capillas

circulares rectas al exterior y una sala cuadrada que sirve de

entrada. El cimborrio está delimitado por cuatro arcos de

herradura, que cobijan en un plano posterior una estructura similar

a la de la iglesia de San Vital de Rávena con tres arcos soportados

en dos columnas, el central, mayor que los laterales. Las capillas

ofrecen una planta de herradura por la intersección del círculo

23

interior con las jambas rectas de las entradas; dentro de ellas

había otras columnas, al parecer seis en la capilla oriental y

cuatro en las laterales, sobre las que descansaban pequeñas cúpulas

con un pasillo muy estrecho para deambulatorio alrededor. Todo este

sistema de apoyos en arquerías interiores tiene una clara relación

con la arquitectura bizantina, al igual que la cúpula central de

ladrillos sobre pechinas. La estructura se desplomó a finales del

siglo X o comienzos del XI, lo que hizo dudar sobre su datación

aunque hoy parece seguro fecharla en el siglo VII.

En el exterior, los muros descansan sobre un zócalo moldurado

y se componen arquerías ciegas, alternadas las angulares y las de

medio punto sobre pilastras lisas. Los testeros de las capillas

tienen frontones triangulares con ventanillas dobles. El cuerpo del

cimborrio sobresale como una torre central con cubierta a cuatro

vertientes, y su parte superior la recorre una secuencia de

arquillos de herradura y ángulos soportados en columnitas adosadas

que se han perdido. Este juego de vanos ciegos en la fachada es

semejante al del mausoleo de Gala Placidia en Rávena, aunque el

sistema de friso de arquillos en el cimborrio puede considerarse un

precedente original de esta forma tan frecuente en la arquitectura

románica posterior.

Junto a los caracteres de procedencia oriental, suele

señalarse otros en San Fructuoso que serían las aportaciones

visigodas a este tipo de arquitectura. Entre ellos estaría la

preferencia por el uso del arco de herradura, tanto en la

construcción como en lo decorativo, así como el estilo de la

ejecución de los capiteles y la forma de distribuir la decoración

en bandas horizontales continuas, con prioridad sobre las

organizaciones verticales.

() Interior de San Fructuoso con el arco del crucero que cobija

otros tres arcos que voltean sobre columnas y de los que el arco

central es el mayor. Se respeta la tradición ornamental que sitúa

únicamente la decoración en los capiteles y los capiteles de

imposta. Motivos vegetales.

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() Exterior de San Fructuoso que recuerda intensamente a los

edificios bizantinos. Articulación del paramento con alternancia de

arcos agudos y de medio punto.

() El mausoleo de Gala Placidia con sus frontones y en el testero

exterior de cada brazo, la cubierta a dos aguas y el gran cimborrio

central.

() Los detalles bizantinos son muy numerosos en San Fructuoso. El

templo se eleva sobre un zócalo de corte clásico, siendo también de

inspiración clásica la alternancia de arcos en los muros, la parte

alta de la imposta, el frontón y el tímpano.

() Interior de San Fructuoso iluminado por ventanas situadas en

cada uno de los testeros y en el cimborrio, igual que en el

mausoleo de Gala Placidia.

() Detalle exterior del cimborrio de San Fructuoso con sillares

tallados en forma de arquillos que tienden a la herradura

alternando con otros en mitra. Influencia hispánica al igual que la

utilización de la forma en herradura en la planta de las capillas,

en las ventanas de los testeros y en otros lugares. El aparejo es

también típicamente hispánico al ser de piedra, igual que en San

Juan de Baños, frente al ladrillo utilizado en el mausoleo de Gala

Placidia.

Cripta de San Antolín (Catedral de Palencia).

() Planta de la cripta de San Antolín precedida por un edificio

mandando construir en el año 1034 por Sancho el Grande. Como

hipótesis sobre el origen de la cripta se ha barajado la idea de

que se trata de una construcción hundida entre dos terraplenes

aunque es una idea últimamente desechada. La techumbre se cubre con

losas planas de piedra por lo que quizás era de dos plantas. La

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cripta se configuraría como confesio, cuya estructura rebasaría la

zona oriental de la cripta.

() Vista de la cripta de Sancho el Grande con arcos fajones

compartimentando la bóveda de cañón.

() Cripta de San Antolín propiamente dicha contoneada por un

rebanco de piedra sobre el que vuelcan arcos de piedra. Remate al

fondo con una forma semicircular con dos columnas delante. Entre

los arcos se colocaron placas de piedra.

() Capiteles muy desgastados de la cripta de San Antolín con

motivos sogueados y combinaciones de espirales, todo de clara

raigambre hispánica.

() La cripta de San Antolín se situaría entre los martyria

paleocristianos como el de La Alberca (Murcia) y las criptas

asturianas como la de Santa Leocadia. Sabemos del interés del rey

Wamba (672-683) por rescatar los restos de San Antolín que desde el

siglo V estaban en Tolosa. Si el origen de la cripta fuera pues

hispano-visigodo, estaríamos ante el único martyrium conservado de

aquella época y ante la segunda de las edificaciones de patrocinio

real tras San Juan de Baños.

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