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HISTORIA Y CULTURA I NOTA TÉCNICA Nº 2 GIEDION, Sigfried, El presente eterno: los comienzos del arte. Una aportación al tema de la constancia y el cambio, Madrid: Alianza Editorial, 1995, 4ta. Reimpresión, pp. 26-27. EL ARTE PALEOLÍTICO.- El arte es una experiencia fundamental. Surge en los albores de la necesidad de expresión del hombre. Precede a la arquitectura. El período que hubo que transcurrir entre los primeros intentos del hombre de destilar sus sentimientos a través de formas visuales (perfil y color) y el nacimiento de la arquitectura en los comienzos de las civilizaciones sumeria y egipcia, fue varias veces más largo que el período histórico entero. De hecho, al menos diez milenios antes de ser moldeado el primer ladrillo rectangular, la pintura había alcanzado ya un alto grado de monumentalidad, según vemos en las cavernas abovedadas de Lascaux y Altamira 1 . 1 Los primeros descubrimientos de Arte Paleolítico se producen en el siglo XIX, cuando la Prehistoria ya se concibe como una ciencia. En 1879, Marcelino El arte apareció con el Homo sapiens, cuando el cerebro humano alcanzó sus dimensiones Sanz de Sautuola, descubre casualmente en la cueva de Altamira (Cantabria, 1879) arte parietal (arte realizado sobre los muros del abrigo rocoso –para diferenciarlo del arte mueble) el cual fue tachado por un sector de la ciencia, de falso o carente de autenticidad, llegándose a pensar que sólo eran objetos de producción contemporánea. A medida que fueron saliendo a la luz nuevos descubrimientos, se dejó atrás esta concepción errónea del arte rupestre. Hoy en día, la tecnología nos permite realizar una visita virtual, preservando así esta herencia de la Prehistoria que podría verse afectada por un ingente número de visitantes, a través de los siguientes sitios internet: ˂http://www.culture.gouv.fr/culture/arcnat/lascaux/ fr/index3.html> y ˂http://museodealtamira.mcu.es>, respectivamente. 1

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HISTORIA Y CULTURA I

NOTA TCNICA N 2

GIEDION, Sigfried, El presente eterno: los comienzos del arte. Una aportacin al tema de la constancia y el cambio, Madrid: Alianza Editorial, 1995, 4ta. Reimpresin, pp. 26-27.

EL ARTE PALEOLTICO.-El arte es una experiencia fundamental. Surge en los albores de la necesidad de expresin del hombre. Precede a la arquitectura. El perodo que hubo que transcurrir entre los primeros intentos del hombre de destilar sus sentimientos a travs de formas visuales (perfil y color) y el nacimiento de la arquitectura en los comienzos de las civilizaciones sumeria y egipcia, fue varias veces ms largo que el perodo histrico entero. De hecho, al menos diez milenios antes de ser moldeado el primer ladrillo rectangular, la pintura haba alcanzado ya un alto grado de monumentalidad, segn vemos en las cavernas abovedadas de Lascaux y Altamira[footnoteRef:1]. [1: Los primeros descubrimientos de Arte Paleoltico se producen en el siglo XIX, cuando la Prehistoria ya se concibe como una ciencia. En 1879, Marcelino Sanz de Sautuola, descubre casualmente en la cueva de Altamira (Cantabria, 1879) arte parietal (arte realizado sobre los muros del abrigo rocoso para diferenciarlo del arte mueble) el cual fue tachado por un sector de la ciencia, de falso o carente de autenticidad, llegndose a pensar que slo eran objetos de produccin contempornea. A medida que fueron saliendo a la luz nuevos descubrimientos, se dej atrs esta concepcin errnea del arte rupestre. Hoy en da, la tecnologa nos permite realizar una visita virtual, preservando as esta herencia de la Prehistoria que podra verse afectada por un ingente nmero de visitantes, a travs de los siguientes sitios internet: http://www.culture.gouv.fr/culture/arcnat/lascaux/fr/index3.html> y http://museodealtamira.mcu.es>, respectivamente.]

El arte apareci con el Homo sapiens, cuando el cerebro humano alcanz sus dimensiones plenas. Sucedi esto en el perodo auriaco-perigordiense[footnoteRef:2]; pero ya antes debi percibir el hombre las siluetas e impresiones que sus pies y dedos dejaban en la arcilla blanda que recubra los techos, las paredes y los suelos de las cavernas, y los araazos hechos en las paredes de roca por los osos caverncolas. Pero habra que esperar al pleno desarrollo del Homo sapiens para que el hombre sintiera la necesidad apremiante de trazar en la arcilla lneas y formas cargadas de significacin simblica. [2: Algunos investigadores, como H.Breuil, han propuesto dos grandes perodos para la difcil datacin del arte rupestre, basndose en las superposiciones de los trazos hallados: el Aurio-Perigordiense y el Solutreo-Magdaleniense. Durante el primer ciclo, los trazos sern simples, obtenindose, entre otras, figuras de manos y siluetas de animales (en ocasiones, incompletas). Una de las caractersticas ser que las representaciones en perspectiva torcida, esto es, buena parte del cuerpo del animal ser diseado de perfil, mientras que algunas partes del cuerpo de este (como orejas, pezuas, entre otras) aparecen de frente. Su cenit lo encontramos en las Cuevas de Altamira. Durante el Solutreo-Magdaleniense -correspondiente al segundo ciclo- encontraremos imgenes con cierta bicroma, bajorrelieves y el grabado de trazo estriado. Este sistema de periodificacin del arte paleoltico, ha sido luego superado por el propuesto por A. Leroi-Gourhan quien incluye comparaciones de estilo para clasificar estas manifestaciones artsticas. Cf. V. CABRERA et alli, El arte Paleoltico. En: Manual de Historia Universal, Prehistoria, Madrid: Historia 16, 1992, vol. I, pp. 159-182. ]

En las opiniones acerca del origen del arte se aprecian amplias divergencias. G. H. Luquet, un autor de obras filosficas y prehistoriador de la dcada de 1920, explicaba el origen del arte como una especie de invencin espontnea, acaecida cuando, de improviso, al contemplar ciertos trazos casuales el hombre percibi su semejanza con fragmentos de animales o figuras humanas, y sinti el impulso de completarlos. Ese impulso, segn Luquet, tena sus races en el deseo humano de adorno.

Otra teora sobre el origen del arte brot tal vez de la inseguridad psquica sentida a finales del siglo XIX. Fue plenamente expuesta ya en 1906 por Wilhelm Worringer en su tesis doctoral, traducida al ingls (1953) con el ttulo de Abstraction and Empathy [Abstraccin y empata]. A su juicio, las fuentes ms profundas de la creacin artstica eran la ansiedad y el miedo del hombre, su angustia csmica, conforme a las palabras de Estacio: Primus in orbe Deos fecit timor (fue el temor lo que primero puso dioses en el mundo). Herbert Read, tanto en sus notas introductorias a una exposicin londinense (40,000 Years of Modern Art) como en Icon and Idea, su curso de conferencias Charles Eliot Norton dictado en la Universidad de Harvard, ampliara la tesis de Worringer y aludira a la ansiedad csmica como denominador comn del arte prehistrico y contemporneo (1955, pg. 42).En pleno auge de la interpretacin materialista, alguien propuso una teora que refutaba la reiterada opinin de que el arte era meramente un pasatiempo o entretenimiento, y situaba sus orgenes en el rito y la magia. El hombre que se atrevi a presentar esa teora, en los primeros aos del siglo, fue Salomon Reinach, entonces director del Muse des Antiquits Nationales (de Saint-Germain-en-Laye, cerca de Pars), arquelogo y prehistoriador. En su ensayo titulado Lart et la magie (1903) haba indudablemente influencias de las ideas de J. G. Frazer, y sobre todo de las comunicaciones de etnlogos como B. Spencer y F. J. Gillen sobre los aborgenes australianos: Sera muy exagerado pretender que la magia sea la nica fuente del arte, y negrar el papel desempeado por el instinto de imitacin o adorno, o por el empeo de comunicar pensamientos. Pero parece ser que el impulso principal del arte en la ge du renne [edad del reno][footnoteRef:3] fue ligado al desarrollo de la magia (Reinach, 1903, pg. 206). [3: El nombre de edad del reno procede de la elevada presencia de vestigios de este animal en la Europa del perodo glaciar de Wrm, en comparacin con las glaciaciones precedentes. Esta designacin se utiliz en los aos iniciales de la Prehistoria como una ciencia stricto sensu (primera mitad del siglo XX), emplendose como sinnimo del Paleoltico Superior. ]

Reinach alude a ciertas tallas de pequeos fragmentos de hueso que muestran cabezas de caballo desolladas, y que ahora conocemos con el nombre de formes dcoupes[footnoteRef:4]; dice que estas cabezas servan de amuleto para atraer a otros caballos a las proximidades de la caverna (p. 265). Partiendo de esa conjetura, afirmaba la necesidad de contemplar el arte prehistrico desde un ngulo distinto del prevalente en el siglo XIX: Calificarlo de obra de arte, en el sentido moderno de la palabra, necesariamente de agradar, sino la de evocar. Es, de hecho, esta idea mstica de la evocacin mediante un dibujo o relieve, anloga a la invocacin mediante la palabra, lo que debemos buscar en los orgenes del arte en la ge du renne (pg. 265). [4: La forme dcoupe (forma cortada, literalmente) hace referencia a una tcnica empleada en el arte del Paleoltico por la cual se empleaba la forma natural del soporte sobre el que se grababa la imagen del animal. Generalmente se aprovechaba la forma peculiar del hueso hioides de los animales, sobre el que se trabajaba, en bajo relieve, la representacin de una cabeza de caballo de pequea dimensin, generalmente.]

En la prehistoria, con el pensamiento del hombre centrado en su relacin con fuerzas invisibles, el impulso ms hondo a la creacin artstica resida en los poderes de la magia: all el arte se converta en el auxiliar ms precioso del hombre.El arte nacido del rito y la magia; el arte nacido de una angustia csmica; el arte como invencin repentina, enraizada en el empeo de ornamentacin; el arte como producto del empeo de juego del hombre; el arte por el arte: todas estas teoras, y quizs otras ms, contienen algn elemento de verdad. La necesidad apremiante del arte no se puede reducir a un solo impulso. La naturaleza del impulso dominante cambia conforme a los conceptos cambiantes que el hombre tiene del mundo.El arte es una experiencia fundamental. Brota de la pasin innata del hombre de construir un medio de expresin de su vida interior. Es indiferente que el impuso bsico de estos sentimientos surja de una angustia csmica, de la necesidad de jugar, del arte por el arte, o, como hoy da, del deseo de expresar en signos y smbolos el reino de lo inconsciente.

Pericot- Maluquer, La Humanidad Prehistrica. Madrid, Biblioteca Bsica Salvat. Pg.107-150.

LA REVOLUCIN NEOLTICA[footnoteRef:5] [5: Trmino acuado por el prehistoriador australiano Gordon Childe para indicar los numerosos avances tcnicos que se producen al inicio del perodo Neoltico. Dicho investigador compara los logros derivados del suministro asegurado de alimentos con los logros que provocara la revolucin industrial.]

De la economa destructiva a la de produccin.Durante el pleistoceno,[footnoteRef:6] el hombre, con el pleno desarrollo de su madurez mental, haba alcanzado el mximo nivel de civilizacin que permitan las condiciones del medio en que se mova. En la esfera vital incluso haba conseguido unas bases de cierta estabilidad econmica cuando, superada la simple actividad recolectora vegetales y caza pluralista, aparece, en los ltimos estadios del Paleoltico Superior la gran caza especializada, fruto de las diversas posibilidades ecolgicas de cada zona. La caza del caballo, del bisonte, del reno, de la gacela, etc., constituye la actividad preferente de grupos humanos que viven en reas de condicin ptima para el desarrollo de estas especies animales. El carcter gregario de las mismas, agrupadas en manadas o rebaos, facilita la idea de la especializacin, que, por otra parte, es fruto de una preocupacin del hombre para obtener una base econmica ms segura, ms estable. [6: Se denomina Pleistoceno a una poca geolgica que se encuentra comprendida entre los 1,8-1,6 millones y los 10.000 aos antes del presente. Es la poca ms antigua del Perodo cuaternario. Abarca la mayor parte de las ltimas glaciaciones. El final del pleistoceno se corresponde con el final del paleoltico arqueolgico. http://www.taringa.net/posts]

La caza especializada requiere un gran desarrollo de la capacidad de observacin, y hay un abismo entre esa actividad inteligente y la recoleccin indiscriminada que practicaban las hordas primitivas, guiadas exclusivamente por el instante. Un grupo humano, al vincularse a una actividad concreta, tiende al aprovechamiento total de la especie cazada. No ser nicamente la busca de alimento, sino que interesa esa caza tambin para la obtencin de pieles para abrigarse o para la construccin de refugios, chozas o tiendas. Las astas o huesos, a su vez, constituirn la materia propia para sus industrias, y por ello el utillaje y el armamento sufrir asimismo una fuerte especializacin.Frente a la simple economa destructiva inicial, se inicia una economa de conservacin. Para los grupos de cazadores especializados es vital el mantenimiento de la especie cazada, y la necesidad de conservarla llega a ser una preocupacin que exige la limitacin del nmero de reses sacrificadas, puesto que la caza en s misma no ofrece ya dificultades cuando se ha creado un armamento (arcos, jabalinas, dardos) que permite dominarla a voluntad. Esa nueva preocupacin da origen probablemente a una buena parte del arte rupestre, cuyo carcter de magia de conservacin ofrece pocas dudas y puede documentarse con prcticas anlogas entre muchos pueblos primitivos actuales. En esas condiciones, la vida de un grupo humano se halla totalmente vinculada a la de determinadas especies de animales y la propia circulacin est determinada por los movimientos de las distintas manadas, e incluso las relaciones entre los diversos grupos. En esa preocupacin aparece implcita la idea de la propia domesticacin de los animales, conseguida slo ms tarde.

Pero los cambios climticos al final del Pleistoceno, que marcan las oscilaciones neotermales, provocan una honda transformacin del paisaje vegetal y, en consecuencia, de la distribucin de las especies animales. Algunas de ellas llegan a extinguirse. Otras se rarifican, y la poblacin que vive a su costa tiene que enfrentarse con graves y crecientes limitaciones. En las zonas templadas del hemisferio norte, al desaparecer las masas glaciares, el espacio habitable se ampla extraordinariamente, pero al mismo tiempo el desarrollo del bosque sirve de factor limitador y los rebaos de herbvoros son empujados hacia las praderas eurosiberianas en formacin y relegados en ltimo trmino a la linde de las regiones rticas. De modo anlogo, en las zonas subtropicales un gradual proceso de desertizacin tiende a concentrar la vida humana y animal hacia las cuencas de los grandes ros. La limitacin, por un lado, y la concentracin de la vida, por otro, agudizan el problema bsico de la substancia y el hombre, en busca de soluciones inteligentes, utiliza las experiencias y observaciones acumuladas durante milenios, practica los primeros y cultiva y ensaya la domesticacin de los animales.

La agricultura y los animales domsticos constituirn la base de una nueva economa de produccin de consecuencias trascendentales para el desarrollo de la civilizacin. Estas nuevas formas de vida sern designadas como economa neoltica.

Toda esa nueva actividad iniciada a partir de una tecnologa an paleoltica aboca a la invencin de nuevas tcnicas. En primer lugar, el cultivo de plantas exige un instrumental peculiar no ya para la simple recoleccin, sino para el laboreo de la tierra. No se trata slo de obtener alimentos necesarios, sino de alcanzar una base de seguridad que debe ser ampliada en lo posible, y por ello y en la misma lnea de la anterior economa de conservacin, no se regatearn esfuerzos para conseguir la acumulacin de reservas. Nace as el concepto de riqueza anejo al de produccin, cuya consecuencia inmediata es la aparicin de la desigualdad entre las diversas sociedades que en lo sucesivo regular las relaciones entre ellas.

La actividad agrcola vincula estrechamente el hombre a la tierra. El hbitat se transforma. El refugio temporal o el campamento nmada ceden lugar al poblado estable, cuya situacin est ligada necesariamente a la tierra que se cultiva. Esa permanencia ofrece problemas que debern solucionarse en la lnea de obtener mayores comodidades, lo que implica una racionalizacin del trabajo. El esfuerzo acenta su carcter colectivo, puesto que toda la colectividad es beneficiaria de los resultados obtenidos. No slo es necesario obtener una produccin, debe conservarse y defenderse, y la solucin de todos estos aspectos incide sobre el desarrollo tcnico con la creacin de almacenes y defensas y, en consecuencia, sobre la misma estructura social.Las consecuencias de la implantacin de la economa neoltica de produccin son tan extraordinarias que con frecuencia se habla de la revolucin neoltica, y si comparamos el largo camino recorrido por la humanidad hasta conseguirla, con los escasos milenios que merced a ella el hombre consigue crear las primeras civilizaciones urbanas histricas, el concepto de revolucin se impone.

Zonas primarias de agricultura y domesticacinPara el origen de las primeras formas neolticas se admite como premisa lgica que tanto la domesticacin como los primeros cultivos debieron realizarse en aquellos territorios en que crecan de modo espontneo y en ptimas condiciones las primeras especies que se cultivaron o los animales salvajes que primeramente fueron domesticados. Ambas condiciones apuntan hacia un amplio territorio del Prximo Oriente, que abarca la meseta del Irn con las zonas montaosas del Zagros, el Luristn, y se extiende por el norte hasta las costas meridionales del mar Caspio, por el sur a la regin de Siria y Palestina, y por el oeste a la meseta de Anatolia. Condiciones muy similares ofrecen el sudeste de Europa y la zona meridional de la pennsula de los Balcanes.

En todos estos territorios una similitud de condiciones naturales originaba durante el Pleistoceno una gran unidad ecolgica con predominio de amplias praderas de gramneas, cuya recoleccin nunca fue desdeada por las poblaciones paleolticas. Tambin en estas mismas zonas, a juzgar por los restos seos de los yacimientos paleolticos, se haba organizado una economa de la caza especializada con formas anlogas a las mejor conocidas del occidente de Europa, tanto en la regin del Zagros como en Palestina.

Esas condiciones cambian radicalmente al declinar la ltima glaciacin. La aparicin de una persistente sequa origina el nacimiento de zonas ridas que tienden a la desertizacin y fraccionan la antigua unidad ecolgica. Floras subdesrticas substituyen la antigua pradera, que se conserva en zonas ms restringidas favorecidas por la presencia de lluvias de conveccin que permiten el mantenimiento de un ndice de pluviosidad suficiente. A su vez, una fauna tpica de desierto hace su aparicin.

Entre las poblaciones que habitan esos territorios, la necesidad de mantener unas condiciones de vida no inferiores a las habituales ofrece el estmulo necesario para proceder a los primeros cultivos de aquellas especies cuya recoleccin era tradicional entre la poblacin cazadora. El cambio climtico colabora tambin como un factor importante al permitir unos porcentajes de mayor predominio de unas u otras especies, iniciando una seleccin natural que el hombre estimular. De modo similar la domesticacin arranca de la necesidad de mantener como reserva ciertas especies de animales creando si es preciso las condiciones necesarias para su conservacin a medida que la degradacin climtica amenaza su existencia.

En consecuencia, tanto la agricultura como la domesticacin no son estrictamente inventos individuales, sino el ltimo resultado de un largo proceso cuyo comienzo no puede ser asignado a un lugar nico ni a un momento concreto. Las investigaciones de los ltimos aos, gracias a la aplicacin del mtodo de anlisis polnico, que permite seguir con detalle la gradacin de las distintas especies vegetales, como los anlisis del carbono radiactivo que nos ofrecen fechas de cronologa absoluta, nos indican que en estas zonas del Prximo Oriente este proceso comienza alrededor del 9000 para adquirir una gran amplitud hacia el 7000 a.C. Ya hacia el 6000, la nueva economa neoltica ha sido implantada en amplias zonas para convertirse en un nuevo gnero de vida.

HACIA EL DESARROLLO DE LA VIDA URBANA. AVANCES TCNICOS Y ESPIRITUALES.

1. La navegacin y el transporte.La economa neoltica adquiere su mejor carcter revolucionario con las creaciones tcnicas, que exigen un nuevo utillaje y la distribucin de los productos. Por primera vez se realiza la fabricacin de manufacturas no destinadas a los propios productores, sino a la venta exterior, lo que requiere la organizacin de su distribucin y el uso de un sistema adecuado de transporte. El hombre se enfrenta con esas nuevas necesidades mediante el desarrollo de dos principios, la navegacin y la rueda.

En cuanto a la navegacin, es difcil conocer en qu momentos el hombre construye la primera embarcacin, aunque su plena utilizacin es ya neoltica. El mar y los ros caudalosos constituan grandes barreras que limitaban la circulacin humana. Las islas alejadas de las costas permanecieron deshabitadas hasta la poca postpleistocena. Las reas cubiertas por determinadas industrias paleolticas aparecen delimitadas por esas barreras acuticas, que el hombre no puede franquear. Es incluso frecuente en un mismo valle que aparezca una disimetra cultural entre una y otra orilla del ro que lo recorre.No puede descartarse la posibilidad de que el hombre del Paleoltico hubiera utilizado eventualmente algn sistema de navegacin. Su actividad recolectora y pesquera le habra permitido observar el principio de la flotacin. Incluso la presencia de inundaciones imprevistas en periodos pluviales podra haber agudizado en su defensa la posibilidad de utilizar troncos flotantes o balsas. Pero de un modo lgico las poblaciones del Mesoltico, que en muchas zonas desarrollaron unas actividades ceidas a la pesca y caza de aves acuticas, en reas de pantanos y marjales, inventaron los primeros medios de navegacin. Tal principio habr de ser completo con diversos desarrollos tcnicos como los remos, el timn o la yela.

En las zonas de bosques y lagos, como el centro y norte de Europa, las primeras embarcaciones fueron piraguas o canoas vaciadas en troncos de rbol. La prehistoria europea nos ofrece muchos ejemplos mejor o peor conservados de estas embarcaciones procedentes de las zonas suizas y del sur de Alemania o de las tierras danesas y blticas. El anlisis de estas canoas nos muestra que se utilizaron indistintamente toda clase de rboles segn el tipo de bosque que predominaba en cada regin. La encina y el roble, a pesar de su densidad y dureza, se utilizaron ampliamente junto a otras maderas ms ligeras y ms fciles de trabajar, como el abedul, el lamo, el chpo o el olmo. Hoy podemos conocerlas por haberse conservado en ciertos casos embebidas en el fango del fondo de lagos y pantanos. Por lo mismo, no conocemos ningn ejemplar procedente de los pases mediterrneos, cuyas condiciones geogrficas no permiten su conservacin.

Unas veces las piraguas se vaciaban en los troncos mediante una pesada labor de azuela y luego se les daba la forma exterior. Otras veces se utilizaban maderas menos duras y se parta del principio de abrir el tronco y ensancharlo progresivamente mediante la repetida utilizacin de agua hirviendo y cuas de madera para ejercer la presin necesaria. Se utilizaban mediante prtigas, palas o remos.

Tambin se utilizaron otros muchos materiales para la construccin de embarcaciones. En Oriente hallaremos las barcas de papirus, en Egipto, o juncos y caas, en Mesopotamia. A veces un costillaje de madera era recubierto con pieles, como las barcas utilizadas en los territorios atlnticos de Galicia, Bretaa, Irlanda y Escocia, que segn los escritores de la antigedad eran usadas principalmente en el comercio martimo del oro y el estao. El sistema embarcaciones de costillaje y quilla recubiertas de cueros de foca, morsa o ballena, adquirirn un gran desarrollo entre los pueblos rticos hasta nuestros das.

Canoas y piraguas se utilizaron en la Europa prehistrica para la pesca con redes y para comunicaciones. Durante la Edad del Bronce el nuevo utillaje metlico facilit en gran manera su construccin, y pronto aparecen las barcas con timn, que facilita enormemente su manejo.

El uso de la vela es muy antiguo y aparece documentado en Egipto en tiempos predinsticos. Conocemos muchas representaciones de naves egipcias que de las ciudades del Delta remontaban a vela el curso del Nilo. Tambin el Eufrates sirvi de importante arteria de transporte fluvial, mientras el Tigris, al parecer, slo era utilizado para el descenso de las embarcaciones y el transporte de maderas a favor de la corriente.

En el Mediterrneo la navegacin facilit la expansin de las ideas neolticas, y desde fines del VI milenio una poblacin llegada necesariamente por mar pobl las principales islas. No conocemos las primeras embarcaciones mediterrneas, pero con el desarrollo de las culturas cicldicas y minoicas hallaremos una abundante iconografa marinera que nos muestra como las naves desarrollan muy pronto una alta proa para hacer frente al embite del oleaje y para facilitar su varado en las playas. Estas representaciones nos muestran el uso de remos y velas desde el primer momento.

En el mundo egeo la embarcacin que se mueve en el agua se concibe como un ser viviente, por la cual se la perfila como un autntico animal marino. Su proa se levanta con una cabeza y la popa como la cola. Las barcas de los antiguos gaditanos posean una popa en forma de cabeza de caballo, por lo que se las llamaba caballitos, y fcilmente se las identificaba en todo el Mediterrneo. Idntica concepcin hallaremos entre las embarcaciones del norte de Europa, representadas con proas zoomorfas en muchos grabados rupestres de Escandinavia. Una idea semejante presidir las barcas rituales, formadas con protomos de aves acuticas, cisnes y patos, concebidas como las barcas que arrastraban al sol en su viaje diurno por el horizonte y cuyas representaciones alcanzaron un extraordinario desarrollo en el mundo etrusco y celta, del que pasaron a los pueblos nrdicos como simples temas decorativos.

El desarrollo de la construccin naval impuls extraordinariamente el transporte. A pesar de los indudables peligros y de la limitacin de la navegacin a ciertas pocas del ao, el transporte martimo era mucho ms seguro que el terrestre. Era tambin mucho ms rentable no slo por el mayor volumen de mercancas que podan transportarse, sino porque, en una ruta larga a travs de pases y pueblos diversos, la franquicia de paso slo se obtena mediante constantes regalos y presentes a las autoridades locales, lo que mermaba considerablemente el rengln de los beneficios.

2. La traccin animal y la rueda.En el transporte terrestre existe tambin una clara evolucin. Desde los primeros momentos hallaremos documentando en el crculo de culturas rticas el uso de esques y patines en trineos para facilitar la circulacin por las superficies heladas. Su primer uso remonta a los propios pueblos paleolticos, que lo inventaran para facilitar el arrastre de las piezas cobradas lejos de los campamentos y refugios habituales. Cuando se aplica el transporte la traccin animal, el sistema de trineos y plataformas deslizantes adquiere gran desarrollo.

Sobre el origen de la traccin animal poseemos datos incompletos y escasos. En realidad, no sabemos cundo los animales empezaron a utilizarse como montura y si esa utilizacin antecede o no a su uso como fuerza de arrastre. La domesticacin del caballo, por ejemplo, se realiz ms para su aprovechamiento directo (leche, carne, cueros) que como montura, y hubo pueblos criadores de caballos que nunca fueron grandes jinetes. El uso del caballo como montura va unido al desarrollo de toda una serie de elementos, como bocados, frenos, riendas, cabezadas, etc., los cuales, por construirse con materiales perecederos, no se han podido conservar hasta que en plena Edad del Bronce se fabrican en metal.

La verdadera revolucin la originan la aplicacin de la rueda al transporte y la aparicin del carro. En el Antiguo Oriente lo hallaremos en el periodo de Tell Halaf, mucho antes del comienzo de las primeras dinastas sumerias. En Sumer se utilizaron los carros con ruedas macizas trados por onagros o bueyes. Carros o carretas se utilizaban preferentemente en las ceremonias del culto, y los hallaremos, por ejemplo, en las famosas tumbas reales de Ur. Ms tarde, con la introduccin del caballo por la llegada de los pueblos indoeuropeos, aparece el carro ligero de guerra y caza con ruedas de varios radios, que en lo sucesiv constituir el arma principal de los ejrcitos de las grandes potencias de la poca (Egipto, Babilonia, los hititas). En las aparatosas batallas libradas entre Ramss II y los reyes hititas, el carro de combate jug el papel principal.

En el rea mediterrnea la introduccin del carro es bastante antigua. En Creta se usa desde el comienzo del periodo Minoico medio, a juzgar por una pequea maqueta de barro hallada en Palaikastro que representa una carreta con dos ruedas macizas. En el mundo micnico el carro de combate, utilizado tambin para la caza, aparece representado con frecuencia en el arte. Los aqueos conocieron el carro por sus relaciones con los hititas y los egipcios.Durante la Edad del Bronce el carro con dos o cuatro ruedas es un signo de riqueza y patrimonio de los grandes jefes. Se utilizaron preferentemente con fines religiosos como carros procesionales en ceremonias lustrales o funerarias. Los carros se adornaban con flores, cintas, colgantes y campanillas. Entre los pueblos de las estepas del sur de Rusia, al morir un jefe, su cuerpo era paseado en un carro por todos sus antiguos dominios y luego reciba sepultura. Estas costumbres, que conocemos por el historiador griego Herodoto, han sido confirmadas por los hallazgos de tumbas reales en la zona de Maikop, estepas en el centro de Europa introduce al final de la Edad del Bronce el uso de los carros fnebres.

Con la expansin de los pueblos indoeuropeos, el carro alcanza el Occidente. En Espaa son frecuentes las representaciones de carros en las pinturas rupestres extremeas, como las de Pealsordo, en Badajoz. Al mismo tiempo representaciones anlogas en estelas funerarias de grandes jefes extremeos indican la gran extensin de este sistema de transporte. Muchos tipos de carros y carretas de dos ruedas usadas en el pas vasco y en el norte de Espaa, o los carros galeras- de cuatro ruedas de la cuenca media del Ebro son una supervivencia de los modelos introducidos durante las invasiones clticas.

3. El desarrollo industrial y comercial; el trabajo del slex y de la piedra.Las industrias tradicionales del slex y de la obsidiana se transforman gracias al desarrollo de una verdadera minera. El hombre no se limita a recoger esos materiales donde los encuentra, sino que los busca y organiza su explotacin. En Egipto, durante la poca predinstica, eran explotadas regularmente las vetas del slex tabular de formacin lacustre para la fabricacin de magnficos cuchillos rituales. Las delgadas lminas eran recortadas en la forma apetecida (de pual con dos filos, de cimitarra, de media luna o de caprichosas formas bficas en cola de pez o de golondrina, etc.) y labrados mediante leve presin horizontal que permita conseguir ejemplares perfectos. Entre los pueblos semitas el cuchillo de piedra se mantuvo durante mucho tiempo como instrumental obligado en algunos ritos, como en la circuncisin. Tambin en la Europa occidental encontramos utilizado el slex tabular, y alrededor de sus yacimientos aparecen siempre grandes talleres, como en Salinelles (sur de Francia).

De mucha mayor envergadura son las explotaciones mineras de slex de Inglaterra y Francia. En Grimes Graves, Norfolk, una explotacin minera cubre ms de trece hectreas. En Francia, el yacimiento del Grand Pressigny alcanza ms de 20 km. En estas minas se practicaba un doble sistema de explotacin mediante pozos verticales o con galeras que permitan alcanzar las vetas de slex de mayor profundidad y facilitaban la extraccin. Desconocidas al comienzo las herramientas metlicas, estas explotaciones se realizaban mediante picos y azadas de asta de ciervo, de los que se conocen cientos de ejemplares, utilizndose como palas los omplatos del mismo animal. Durante la Edad del Bronce la explotacin del slex decae rpidamente y buena parte de lan antiguas minas sern abandonadas.

La extraccin de slex da lugar a una potente industria en las proximidades de las explotaciones, y el slex, desbastado en bloques de fcil manejo, era exportado a territorios muy alejados de los centros de produccin. Materiales del Gran Pressigny aparecen en todo el occidente de Europa.

Tambin la obsidiana fue objeto de una industria especfica. Tambin en la regin del lago de Van la explotacin de la obsidiana se desarrolla desde los primeros tiempos neolticos. En el Egeo, la obsidiana de la isla de Melos dio origen a la riqueza de la ciudad de Filakopi, y en el Mediterrneo central la explotacin de la obsidiana de Lipari origina la cultura particular de las islas eolias, cuyos productos se exportaron a toda Sicilia y hasta el norte de Italia, en Liguria. De modo anlogo, la industria de la obsidiana se documenta en distintas partes del mundo. En las Canarias los materiales del Teide dieron lugar a la interesante industria de las tabonas. Entre las culturas mexicanas y mesoamericanas la obsidiana jug un papel importantsimo.

Otra tcnica que alcanza gran desarrollo es la labra y pulimento de la piedra. Aunque existen algunos objetos de piedra pulida en las culturas paleolticas, como el famoso punzn solutrense de la cueva del Parpall, en Valencia, la tcnica del pulimento es propiamente neoltica. En el Prximo Oriente la fabricacin de vasijas y objetos de todas clases alcanz un altsimo nivel, y las vajillas de alabastro, serpentina, basalto y calizas varias, incluso cuarzos, jaspes y cristal de roca, suplantaron a la cermica. En la Europa prehistrica la fabricacin de instrumental variado en rocas duras constituy uno de los grandes recursos en ayuda de la agricultura al facilitar los sistemas de deforestacin y el perfeccionamiento de las labores agrcolas. Se fabricaron variados tipos de hachas, azadas, azuelas, cinceles, picos y martillos, que ms tarde se copiarn en metal.

La gran dispersin de rocas aptas para el pulimento da lugar a un comercio amplio, pero de valor local. Por el contrario, la aplicacin de la tcnica del pulimento a la fabricacin de gemas, joyas, cuentas de collar y amuletos de piedras preciosas o semipreciosas, alcanza un extraordinario volumen en el rengln comercial de las manufacturas prehistricas.

4. El mbar y otras materias de lujo En ese aspecto merece destacarse el gran valor que alcanza el comercio del mbar, resina fsil recogida en las playas del mar del Norte y del Bltico y que tambin en menor escala se halla en las costas mediterrneas. Sus cualidades intrnsecas de ligereza, belleza de color y propiedades elctricas fueron ya descubiertas por los primeros pobladores mesolticos, que al comienzo del periodo Neotermal ocuparon las regiones del norte de Europa liberadas de los hielos. De mbar se fabricaron cuentas para collares, brazaletes y amuletos. Su exportacin origin un gran comercio, pues fue muy apetecido y dio origen a importantes rutas comerciales que unan el Bltico al Cucaso y los Urales. Otras, desde el mar del Norte, por las cuencas del Elba, Vstula y Oder, alcanzaban el territorio de Silesia y la Europa central, desde donde a travs de los Alpes llegaba a la cuenca del Po y el mar Adritico, donde era adquirido por los comerciantes micnicos. Con el descubrimiento de la metalurgia, esas antiguas rutas del mbar cobran nuevo valor y constituyen las principales lneas de circulacin europeas.

Otros materiales adquieren tambin un gran valor y dan origen a un dilatado comercio. La calata o falsa turquesa se utiliza durante toda la primera Edad del Bronce del Occidente. Tambin las conchas fueron objeto de comercio. La progresin neoltica hacia el centro de Europa aparece jalonada por la exportaciones de una concha del mar Egeo, el Spondylus gadaeropus, con el que se fabrican brazaletes y anillos. Idntica finalidad se observa con el cardium o el pecten en el Mediterrneo occidental. El coral no ser apreciado hasta la Edad del Hierro y se utilizar en gran escala en la cultura de La Tne para embellecer fbulas, broches y otras joyas.

Otras tcnicas, como la cermica, dieron origen a extensas y variadas industrias en todos los pases. Su produccin permaneci durante mucho tiempo como una actividad familiar y artesana, hasta que la aplicacin del torno de ceramista en Oriente permiti su rpida industrializacin en las culturas histricas. En el Mediterrneo centro-occidental la cermica se industrializar como impacto de las colonizaciones histricas fenicias y griegas. Tambin el tejido arranca del estadio neoltico. La prctica del hilado de lana, lino,camo y esparto se documenta des pocas muy tempranas.

5. El descubrimiento de la metalurgiaLa bsqueda de piedras preciosas o raras y la observacin de sus diversas cualidades lleva al hombre al descubrimiento de los metales. Oro, plata, electrn, cobre nativo y hierro meterico utilizados como otras tantas piedras particularmente apreciadas por su colaboracin o peso. Se descubren luego su maleabilidad y sus posibilidades de fusin, con lo cual pasan a constituir un material nuevo singularmente apto para la fabricacin de joyas, tiles y armas. El oro y la plata se usaron principalmente para el adorno y la fabricacin de vajillas y objetos de lujo. El cobre, para toda suerte de tiles y armas. Cuando se agotaron las reservas de cobre nativo, siempre escasas, la gran demanda exigi su obtencin a partir de minerales cuprferos, lo que da origen al descubrimiento de la metalurgia.

Tanto la reduccin del cobre como la obtencin de la plata o del hierro requieren conocimientos tcnicos especializados cuyo descubrimiento debi requerir numerosas experiencias y fracasos antes de disponer de unos procedimientos que debieron ser constantemente renovados y transmitidos de generacin en generacin. Algunos descubrimientos, como el del hierro, constituyeron secretos guardados celosamente durante muchos siglos, por lo que su conocimiento tard muchsimo tiempo en difundirse. Por el contrario, la obtencin del cobre, quizs por hacer competencia al metal nativo en circulacin, se extendi muy pronto. En su utilizacin se desarrollaron tcnicas variadas, como la forja en el hierro, el martillo para el oro, plata y cobre, y la fusin en moldes del cobre y luego el bronce.

La necesidad de endurecer el cobre exigi constantes ensayos de aleaciones con otros metales, como plata, plomo, antimonio, arsnico, hasta que se efectu el descubrimiento del estao y la obtencin del verdadero bronce. La rareza del estao constituy un constante estmulo de viajes y exploraciones que contribuyeron en buena parte a la incorporacin del Occidente de Europa a la civilizacin histrica.

El descubrimiento de la metalurgia se realiz seguramente en las tierras que se extienden al este de Armenia, norte del Lago de Van y sur del Cucaso, regin denominada Colquide por los griegos. La extensin de la metalurgia del cobre fue muy rpida. En Oriente se usar desde el periodo de Tell Halaf y en Egipto durante el desarrollo de la civilizacin badariense. En el Mediterrneo oriental, la isla de Chipre constituy la reserva de cobre ms importante. Su posesin fue disputada sucesivamente por egipcios, hititas, micnicos, fenicios, asirios y griegos.

Todos los metales adquirieron muy pronto un gran valor en relacin con su volumen. Por sus cualidades intrnsecas de inalterabilidad, fcil transporte y divisibilidad, adquieren el carcter de verdadero instrumento de cambio, que adems poda ser atesorado. En forma de barras, lingotes o anillas, constituye en realidad la primera moneda, puesto que pronto se asimila la idea de valor y peso. Desde el III milenio a.C. circularon lingotes en forma de barras, marcadas o no, de oro, plata y cobre en Anatolia, Mesopotamia o el valle del Indo (Mohenjo Daro). Como unidades de peso podrn afectar formas distintas, como discos, bolas, anillas, o incluso formas de utensilios y armas, como lanzas, hachas o bipennes, asadores, etc.

6. La vida espiritualLos avances neolticos no habran alcanzado gran difusin sin una transformacin profunda de las relaciones entre los grupos humanos y un gran incremento de la circulacin. El cazador paleoltico haba limitado su nomadeo al de los animales que constituan su sustento y a las mnimas necesidades de recogida de materiales para la fabricacin de su utillaje y armamento. Con la prctica de la agricultura, la exploracin de nuevas tierras cobra un gran valor. La diversa fertilidad y posibilidades de unas y otras, muy pronto observadas, orientan hacia una seleccin de la tierra y slo en un momento ms avanzado el hombre descubrir el modo de conseguir que la tierra agotada recobre su productividad mediante el barbecho, el incendio o el estercolado. El diverso rendimiento de la tierra segn la intensidad de la lluvia entra dentro de sus observaciones primerias, que llevan al hombre al convencimiento de la posibilidad de un cultivo. De ah que la idea de proporcionar artificialmente el agua necesaria mediante la irrigacin naciera muy pronto.

Sin embargo, haba un aspecto no explicado en el desarrollo de la vegetacin: la germinacin y crecimiento de una semilla escapaba a la comprensin humana, que conoca el desarrollo y se aprovechaba del ciclo agrcola, al que ajust gran parte de su vida. Pero, del mismo modo que reconoca que la humedad favoreca la germinacin, tuvo siempre la conviccin de que existan unas fuerzas misteriosas de las que en ltimo trmino dependa el xito de un cultivo con independencia de su propio trabajo y esfuerzo. Es decir, que el hombre admiti la existencia de un factor sobrenatural que rega los destinos de la Naturaleza y, en consecuencia, su propia vida.

El origen de este convencimiento es muy antiguo. Probablemente podramos hallarlo ya en el Paleoltico medio y una idea parecida se hallara en base del desarrollo de la magia entre las sociedades primitivas. Pero entre aqullas y las neolticas haba una diferencia esencial. Estas gozaban con la produccin agrcola de una seguridad que las liberaba del temor y el miedo irracional de su futuro que atenazaba a la sociedad paleoltica. Con una libertad mental totalmente nueva, el hombre contempla la Naturaleza, que comienza a dominar, intenta penetrar en los secretos sobrenaturales y busca una explicacin a lo desconocido, y para ello utiliza el nico recurso posible: la experiencia de su propio contorno.La fuerza sobrenatural cobra un perfil humano y un ropaje formal. Imagina fcilmente la necesidad de un proceso de fecundacin previo al crecimiento. El vehculo de la vida es femenino, aunque pronto reconoce la necesidad de un principio masculino anejo. La fuerza sobrenatural que da existencia a la vida vegetal ser tambin femenina y ser la Tierra, de donde brota la nueva vida, el vehculo apropiado. Y la Tierra se transforma en la diosa de la vida, la diosa madre, que ser representada como mujer, y por lo mismo aparecern constantemente las figuritas femeninas de esa diosa madre en todas las primeras culturas campesinas.

En el ciclo agrcola, tras el crecimiento y el desarrollo viene la muerte, para renacer y renovarse incesantemente. Por ello la diosa de la vida lo es tambin de la muerte y de la resurreccin. En todo proceso normal pueden interferirse elementos extraos. Tambin en la concepcin de las fuerzas sobrenaturales pueden aparecer esos elementos, aunque el ciclo vital acabar imponindose siempre. Con la aplicacin de la experiencia humana los elementos externos intrusivos pueden ser canalizados, desvirtuados, anulados o estimulados mediante ritos, ceremonias, ddivas, es decir, mediante cultos apropiados. Cuando se reconoce que esos principios intervienen como factores decisivos en la vida humana, aparecern en seguida las primeras religiones propiamente dichas.

La sociedad neoltica ser profundamente religiosa y el mismo ritmo de diversificacin cultural marcar las concepciones religiosas, que en poco tiempo se diversifican y enriquecen entre los diversos pueblos. Siempre empero podr observarse en todas las creencias protohistricas o en las primeras religiones de las altas culturas histricas la pervivencia y reconocimiento del principio de la diosa madre, que permanecer muy vivo incluso entre las sociedades ms sofisticadas.Entre las diversas poblaciones neolticas esa diosa madre adquirir caractersticas locales o llegar a vincularse a determinados accidentes geogrficos, como montaas, fuentes, bosques, ros, cuevas o astros, como la luna. La sociedad creyente se sentir cada vez ms vinculada a su diosa, que se transforma en su patrona y protectora y, en consecuencia, en la orientadora de toda su actividad. Todo xito, todo progreso, todo estmulo proceden de esa divinidad y por ello tambin todo principio de autoridad. Quien est ms cerca del corazn de la diosa tiene mayor ascendiente en ella queda aureolado por un prestigio que la comunidad reconoce. La diosa ser en lo sucesivo la dispensadora de toda fuerza, de toda autoridad.

Otra consecuencia inmediata de la agricultura es el desarrollo tecnolgico. El palo cavador o el cuchillo de slex, necesarios para la simple recoleccin primeria, se hallaban dentro del patrimonio cultural heredado del Paleoltico. El pulimento de la piedra y el enriquecimiento del instrumental necesario en la lucha contra el bosque, en la labra de la madera o en la labranza, exigan una seleccin de materiales que no siempre se hallaban a mano. La propia distribucin de la piedra ms til aparece en razn inversa a las tierras ms favorables para el cultivo, como son los depsitos aluviales o losicos. Muchas veces ser necesario procurarse estos materiales en zonas muy alejadas de los propios campos, y la divisin de actividades se impone como la consecuencia ms lgica. La divisin de actividades entraa ya el principio de la especializacin en el trabajo.

La aceptacin de ambos principios impone un nuevo concepto de la produccin. Aparece el convencimiento de que no es una simple tarea individual, sino colectiva, y cuando se abre camino esa nocin la poblacin neoltica se hace apta para franquear los lmites de una pura vida rural y entrar en el camino de la aparicin de la vida urbana, en la que tomar parte toda la comunidad mediante un ordenamiento del esfuerzo colectivo bajo una direccin inteligente.

En el Prximo Oriente observaremos repetidas veces ese proceso que da nacimiento a la vida urbana, premisa necesaria para la aparicin de las grandes civilizaciones histricas.11