Article pregària hesicasta

10

Click here to load reader

description

La pregària del Cor enllaça amb la tradició de la filocàlia, i busca trobar una forma de pregar que escapi al concepte, a la racionalització. Un estil de pregària que es treballa cada dimecres al Centre Edith Stein, amb Aleix Bonfill, i el Grup de Pregària Hesicasta. Aleix Bonfill coneix a fons el Sufisme, perquè és el seu orígen. Després d’un llarg procés, ha arribat al cristianisme, i ha treballat en una metodologia de pregària que captiva a milers de joves.

Transcript of Article pregària hesicasta

Page 1: Article pregària hesicasta

Aspectos importantes a tener en cuenta sobre el hesicasmo y la

oración de Jesús

Ayudados con textos de valiosos autores intentaremos aclarar algunos

puntos que consideramos importantes sobre el hesicasmo y la oración

de Jesús.

1- ¿A qué llamamos hesicasmo [1]?

“El hesicasmo es una forma cristiana de vivir la vida espiritual que hunde

sus raíces en los primeros eremitas que se asentaron en los desiertos de

Egipto y Siria durante el siglo IV. Un autor define el hesicasmo como un

sistema espiritual de orientación esencialmente contemplativa que

encuentra la perfección del hombre en la unión con Dios mediante la

oración continua [2]. Se le defina como se le defina, el hesicasmo no

debe limitarse únicamente a la recitación de la Oración de Jesús, junto

con la técnica respiratoria, la postura sedente, etc. Es verdad que en el

siglo XIV el renacimiento del hesicasmo en el Monte Athos centró la

atención en estas técnicas, pero los rasgos esenciales de esta

espiritualidad se desarrollaron mucho antes y se concibieron como un

entero modo de vida en Cristo diseñado por cristianos totalmente

comprometidos que se esforzaban en los desiertos físicos, por centrarse

completamente en una entrega amorosa a la Trinidad que mora en

nosotros. A partir de esta espiritualidad del desierto, el hesicasmo

evolucionó al recibir diversas influencias de autores espirituales.” [3]

“En líneas generales se pueden distinguir cinco períodos generales [en la

evolución del hesicasmo]: 1) el tiempo de los Padres del desierto; 2) la

“escuela sinaítica”; 3) la tendencia de Simeón el Nuevo Teólogo; 4) el

hesicasmo athonita; 5) el movimiento “filocálico” de los tiempos más

recientes.”

“Si para los monjes el verdadero padre es Antonio, para los hesicastas es

Arsenio, que, después de haber dejado el palacio imperial, convertido

en anacoreta oyó una voz del cielo que le decía: “Arsenio, huye, calla,

permanece tranquilo (hesixaze)”. El ideal que él encarna es

recomendado por numerosos monjes de la época patrística.”

“También la espiritualidad de los autores sinaíticos de los siglos VI y VII

(Nilo, Juan Clímaco, Hesiquio, Filoteo) se concentra en la custodia del

corazón o de los pensamientos en vista de la oración mental. La

importancia del pensamiento para el estado del corazón es mejor

analizado por ellos que por sus predecesores.”

“Los sinaítas habían predicado las ventajas de la hesychia como

preparación a la theoría o “visión” de Dios. Ahora bien, si el Reino de

Dios está verdaderamente en el corazón, piensa Simeón el Nuevo

Teólogo (+ 1022), nosotros debemos tener conciencia de él. […]”

“En el siglo XIV un Sinaíta, Gregorio, descendió de su montaña para la

conquista espiritual del Athos y de los monasterios griegos, balcánicos y

rusos. Aunque a su llegada al monte Athos no encontrase más que tres

monjes que tenían algunas nociones de oración mental, más tarde

Page 2: Article pregària hesicasta

reuniría discípulos tan numerosos e influyentes que habría de hacer

triunfar muy pronto su doctrina: el renacimiento del ideal hesicasta de la

pura contemplación. La “oración de Jesús” era aconsejada con una

insistencia del todo particular y su práctica fue acompañada pronto de

una verdadera técnica psicosomática. La descripción detallada de

esta técnica está registrada en Nicéforo el Hesicasta, así como en

Gregorio Sinaíta y en el Pseudo Simeón, que son sus más antiguos

teóricos conocidos. La difusión del método da lugar a una viva

controversia. Choca con los sentimientos de un humanista, el ítalo-

griego Barlaam de Seminaria, llamado el Calabrés (+ 1348). Pero

Gregorio Pálamas, futuro arzobispo de Tesalónica (+ 1348), entonces

monje del Athos, emprendió la defensa de los hesicastas e introdujo esta

oración en su síntesis teológica.”

“Al final del siglo XVIII, después de tres siglos de adormecimiento, la

Iglesia de Grecia conoció un renacimiento espiritual cuyos principales

artífices fueron los autores de la Filocalia. Este “movimiento filocálico”

produce sus frutos, sobre todo en los monasterios de Rumania y de Rusia,

cuya piedad fue profundamente marcada por Paisij Velickovskij (+

1794).”

“Se puede también hablar de un neohesicasmo en época reciente,

debido a numerosas ediciones y traducciones en lenguas occidentales

de la Filocalia y de los Relatos sinceros de un peregrino ruso a su padre

espiritual.”

“Se ve en esta visión panorámica que el hesicasmo es un gran

movimiento espiritual que atraviesa toda la historia de la espiritualidad

oriental. Los hesicastas dedicaban su vida a la oración; a ellos se deben

numerosos escritos sobre la oración, de la que tratan todos los

aspectos.” [4]

Para encontrar una breve reseña histórica del hesicasmo y de la oración

de Jesús se pueden leer los siguientes artículos ya publicados en nuestro

blog:

1- John Dulop. Los elementos peculiares de la espiritualidad ortodoxa.

2- Oliver Clement. La Filocalia.

3- Placide Deseille. La oración de Jesús en la espiritualidad hesicasta.

4- Elizabeth Bher Siguel. La oración de Jesús.

2- Aclaraciones sobre el método psicofísico en la práctica de la

oración de Jesús

“Los hesicastas agregan [a la repetición de la Oración de Jesús] un

método físico con el fin de mantener la atención. Una cierta actitud

corporal es recomendada a veces: la cabeza inclinada, el mentón

apoyado sobre el pecho, los ojos fijos sobre el lugar del corazón. Es

necesario al mismo tiempo regular con cuidado la respiración, a fin de

ritmarla con la Oración. Esos métodos son descriptos por primera vez en

una obra titulada: “Los tres métodos de oración y atención” y atribuida

a San Simeón el Nuevo Teólogo (siglo XI) aunque seguramente no le

pertenezca. El autor es probablemente Nicéforo el Solitario (siglo XIV) y

Page 3: Article pregària hesicasta

es muy posible que describa una práctica ya bien establecida en esa

época.”

“En muchos pasajes de la antología de Teófano el Recluso e Ignacio

Brianchaninov se refieren a esta técnica respiratoria. Cuando la

mencionan es, sin embargo, casi siempre con una cierta desaprobación

y evitan cuidadosamente hacer una descripción detallada. Esta

reticencia desilusiona a muchos lectores occidentales que ven en el

hesicasmo una especie de yoga. Lo que ha atraído hacia la Oración de

Jesús a muchos no ortodoxos en el curso de los últimos años, y lo que

más les fascina, son precisamente esos ejercicios físicos. Esa manera de

entender la oración interior no habría sido aprobada ciertamente por

Teófano y por Ignacio, que consideraban muy peligrosos el uso

indiscriminado de ejercicios respiratorios.”

“Para apreciar en su justo valor el lugar que ocupa el método físico, es

necesario tener claro tres puntos esenciales:”

“En primer lugar, los ejercicios respiratorios no son más que un accesorio,

una ayuda para el recogimiento, útil para algunos pero no obligatorios

para todos. No constituyen, de ningún modo, un elemento esencial de

la oración, que puede ser practicada en toda su plenitud sin ellos.”

“Además, esos ejercicios deben ser utilizados con la mayor discreción,

pues pueden ser peligrosos si se los realiza mal. En sí mismos, descansan

sobre un principio teológico perfectamente seguro y sólido – la unidad

del compuesto humano constituído por el cuerpo y el alma-, y sobre el

hecho de que, por consiguiente, el cuerpo tiene un papel positivo que

jugar en la obra de la oración. Sin embargo, si tales técnicas son mal

empleadas, pueden arruinar la salud e incluso llevar a la locura, tal

como algunos lo han constatado recientemente para su desdicha. Esta

es la razón por la cual los autores ortodoxos insisten en que aquellos que

practican dichos métodos se coloquen bajo la dirección constante de

un director espiritual experimentado. En ausencia de starets (e incluso

en los países ortodoxos existen pocos que tengan la experiencia

requerida), es mejor practicar la Oración en sí misma, sin preocuparse

por técnicas somáticas. Según el obispo Ignacio: “Es necesario no

intentar practicar esa técnica mecánica, a menos que ella se

establezca por sí misma… El método mecánico es ventajosamente

reemplazado por una repetición apacible de la Oración; es necesario

hacer una breve pausa entre cada invocación, la respiración debe ser

calma y apacible, y el intelecto debe estar encerrado en las palabras

de la Oración.”

“Finalmente, la práctica de la Oración de Jesús, con o sin la técnica

respiratoria, presupone una pertenencia plena y activa a la Iglesia. […]

la Oración de Jesús no nos dispensa de las obligaciones normales de la

vida cristiana. Teófano y los demás autores suponen que sus lectores son

cristianos admitidos en la Iglesia por el bautismo, asistiendo

regularmente a la liturgia, confesándose y comulgando

frecuentemente. Si dicen poco sobre este tema, no es porque lo

consideran sin importancia, sino porque están persuadidos de que

Page 4: Article pregària hesicasta

cualquiera que se proponga practicar la Oración de Jesús, conoce ya

la enseñanza de la Iglesia.” [5]

“Las diferentes técnicas descriptas por los Padres: sentarse, hacer

postraciones y las otras técnicas que se usan recitando esta oración, no

convienen a todos; son incluso peligrosas si no se tiene una dirección

espiritual. Es mejor no intentar utilizarlas. El único método indispensable

para todos, es permanecer con la atención en el corazón. Todo lo

demás es accesorio y no conduce a lo esencial. […]”

“La esencia de la oración consiste en permanecer establecido en el

recuerdo de Dios y marchar en su presencia. Podéis decir cualquier

cosa. Seguid el método que queráis, recitad la Oración de Jesús, haced

inclinaciones y postraciones, id a la Iglesia, haced lo que queráis;

solamente, recordad constantemente a Dios. […]”

“Es particularmente importante comprender que la oración es siempre

un don de Dios, de otro modo se correría el riesgo de confundir el don

de la gracia con cualquier otra realización proveniente de nosotros.”

Teófano el Recluso

Sobre este tema recomendamos leer el excelente artículo de Elizabeth

Bher Siguel: Uso y mal uso de la oración de Jesús.

Para aquellos que deseen iniciarse en la práctica de la oración de Jesús

recomendamos empezar leyendo los siguientes artículos:

1- Un Monje de la Iglesia de Oriente: La práctica de la oración de Jesús

2- Un Monje de la Iglesia de Oriente: La invocación del Nombre como

camino espiritual.

3- Un Monje de la Iglesia de Oriente: ¿Cómo transfigurar la vida con la

oración de Jesús?

4- Un Monje de la Iglesia de Oriente: El Nombre de Jesús como Eucaristía

5- Un Monje de la Iglesia de Oriente: La oración de Jesús y la vida

trinitaria

6- Un Monje de la Iglesia de Oriente: El Nombre y la plenitud total

3- ¿Qué es el corazón para los Padres del Oriente cristiano?

“Teófano y otros autores, distinguen en el hombre tres elementos: el

cuerpo, el alma y el espíritu, que Teófano describe así: “El cuerpo […]

provisto de alma viviente. En esta alma se ha insuflado un espíritu, el

espíritu de Dios, destinado a conocerlo, glorificarlo, buscarlo y a gustar y

encontrar alegría en Él. El alma es el principio fundamental de vida […]

Sin embargo, mientras que el alma existe ante todo sobre el plano

natural, el espíritu nos pone en contacto con el orden de las realidades

divinas. Es la facultad más elevada del hombre y la que nos hace aptos

para entrar en comunión con Dios.[…]”

“Fuera de esos tres elementos: el espíritu, el alma y el cuerpo, hay otro

aspecto de la naturaleza humana que permanece por afuera de esta

clasificación tripartita: el corazón. El término corazón tiene una

importancia muy particular en la doctrina ortodoxa sobre el hombre.

Cuando, en Occidente, se habla del corazón, se entiende por ello las

emociones y los afectos; pero en la Biblia como en la mayoría de los

libros ascéticos de la Iglesia ortodoxa, el corazón tiene una significación

Page 5: Article pregària hesicasta

mucho más rica: es el órgano principal del ser humano, físico y espiritual.

Es el centro de la vida, el principio determinante de todas las

actividades y todas sus aspiraciones. El corazón incluye igualmente las

emociones y los afectos, pero significa mucho más; abraza todo lo que

constituye lo que nosotros llamamos una “persona”.”

“Las homilías de San Macario desarrollan esta noción del corazón: “El

corazón gobierna todo el organismo corporal y reina sobre él, y cuando

la gracia posee al corazón, ella gobierna todos los miembros y todos los

pensamientos, pues es en el corazón que se encuentra el intelecto y

todos los pensamientos del alma, así como sus deseos. Por su intermedio,

la gracia penetra igualmente todos los miembros del cuerpo. El corazón

es de una profundidad insondable. Podemos encontrar allí, salas de

recepción y dormitorios, puertas y portales, numerosas piezas y pasajes.

Se encuentra allí el taller de la justicia tanto como el de la maldad. La

muerte y la vida están en él… El corazón es el palacio de Cristo, es allí

donde Cristo, nuestro Rey, viene a tomar su reposo con los ángeles y los

santos. En él permanece, lo recorre y establece su Reino. El corazón no

es más que un pequeño navío y, sin embargo, allí se encuentran leones,

dragones, criaturas venenosas y todos los refinamientos de la maldad.

Los senderos rugosos y ásperos y los abismos abiertos. Pero también

están Dios y los ángeles, la Vida y el Reino, la Luz y los apóstoles, la

ciudad celeste y los tesoros de la gracia. Todo está allí.””

“Así comprendido, resulta claro que el corazón no se confunde con

ninguno de los tres elementos constitutivos del hombre, el cuerpo, el

alma o el espíritu, pero que, sin embargo, está ligado a cada uno de los

tres.” [6]

Para profundizar sobre la noción de “corazón” se puede leer el siguiente

artículo ya publicado de Tomás Spidlík sj. La Mística del Corazón.

4- ¿Es lo mismo la oración de Jesús que las técnicas yoga? ¿La

repetición de la oración de Jesús es lo mismo que los mantras de otras

religiones? ¿La acción de repetir la oración de Jesús tiene un efecto

mágico?

“Actualmente, en Occidente, existe determinada tendencia a objetivar

esta oración, a asimilarla a los métodos tomados de los orientales no

cristianos (como el dhikr musulmán, el japa-yoga hindú, el nembutsu

japonés), en resumen, a aislarla de su contexto eclesial y ascético: el del

hesicasmo.” [7]

“El punto esencial de la Oración de Jesús no es el hecho de la

repetición en sí misma, no es cómo nos sentamos o como respiramos,

sino a quién hablamos; y en este caso las palabras están dirigidas de

modo inequívoco al Salvador Encarnado Jesucristo, Hijo de Dios e Hijo

de María.”

“La existencia de una técnica física en conexión con la Oración de

Jesús no debería cegarnos respecto al verdadero carácter de la

Oración. La Oración de Jesús no es sólo un mecanismo para ayudarnos

a concentrarnos o a relajarnos. No es simplemente una parte de «yoga

cristiano», un tipo de «meditación trascendental », o un «mantra

Page 6: Article pregària hesicasta

cristiano», aunque alguien haya tratado incluso de interpretarlo de esta

manera. Es, por el contrario, una invocación dirigida específicamente a

otra persona –a Dios hecho hombre, Jesucristo, nuestro Salvador y

Redentor personal. La Oración de Jesús, por lo tanto, es mucho más que

una técnica o método aislado. Existe dentro de un cierto contexto, y si

separa de ese contexto pierde su verdadero significado.”

“El contexto de la Oración de Jesús es, primero de todo, un contexto de

fe. La Invocación del Nombre presupone que el que dice la Oración

cree en Jesucristo como Hijo de Dios y Salvador. Detrás de la repetición

de un grupo de palabras debe existir una fe viva en el Señor Jesús –en

quién es Él y en lo que ha hecho por mí personalmente. Quizás la fe en

muchos de nosotros es muy indecisa y vacilante; quizás coexiste con la

duda; quizás nos encontramos a menudo obligados a gritar

acompañados del padre del niño endemoniado: «¡Creo, pero ayuda a

mi poca fe!» (Mc 9, 24). Pero al menos debería haber algún deseo de

creer; al menos debería haber, en medio de toda la incertidumbre, una

pizca de amor por el Jesús a quien hasta ahora conocemos tan

imperfectamente.”

“En segundo lugar, el contexto de la Oración de Jesús es un contexto

de comunidad. No invocamos al Nombre como individuos separados,

confiando exclusivamente en nuestros propios recursos interiores, sino

como miembros de la comunidad de la Iglesia. Escritores como San

Barsanufio, San Gregorio el Sinaíta o el Obispo Teófano daban por

sentado que aquellos a quienes ellos recomendaban la Oración de

Jesús eran cristianos bautizados, que participaban con regularidad en la

vida sacramental de la Iglesia por medio de la Confesión y la Santa

Comunión. Ni por un momento se imaginaron la Invocación del Nombre

como un sustituto de los sacramentos, sino que suponían que cualquiera

que la usara sería un miembro practicante y comulgante de la Iglesia.

Todavía hoy, en esta época actual de curiosidad inquieta y

desintegración eclesiástica, de hecho hay muchos que usan la Oración

de Jesús sin pertenecer a ninguna Iglesia, posiblemente sin tener una fe

clara ni en el Señor Jesús ni en nada más. ¿Debemos condenarlos?

¿Debemos prohibirles el uso de la Oración? Seguramente no, siempre

que estén buscando sinceramente la Fuente de la Vida. Jesús no

condenó a nadie excepto a los hipócritas. Pero, con toda humildad y

muy conscientes de nuestra propia infidelidad, estamos obligados a

considerar la situación de tales personas como anómala, y de

advertirles de este hecho.” [8]

“¡La oración de Jesús no es un talismán! Nada en las palabras de la

Oración, ni en su recitado, puede, por sí mismo, dar fruto.[…]”

“La oración de Jesús es como cualquier otra oración. Si es más

poderosa que ninguna otra es, únicamente, en virtud del nombre de

Jesús, nuestro Señor y Salvador. Pero es necesario invocar ese nombre

con una fe total y sin hesitación, con una certidumbre profunda de la

proximidad de Dios, sabiendo que él ve, que él entiende, que él

Page 7: Article pregària hesicasta

escucha con extrema atención nuestra demanda y que se mantiene

listo para responder a ella y acordarnos lo que buscamos. […]”

“La oración de Jesús no es un talismán. Su poder proviene de nuestra fe

en el Señor, y de una unión profunda de nuestro espíritu y de nuestro

corazón con él. Si estamos en disposición, la invocación del nombre de

Jesús será verdaderamente eficaz; pero la simple repetición de las

palabras no significa absolutamente nada.”

Teófano el Recluso.

5- ¿Podemos o nos corresponde a nosotros cristianos occidentales, de

rito latino, conocer e intentar vivir algo de la riqueza espiritual del oriente

cristiano?

En Orientale Lumen, Juan Pablo II, nos marcaba la importancia de

defender el significado de las tradiciones orientales para toda la Iglesia

y nos hace un llamado a trabajar y buscar la unión entre los cristianos de

oriente y occidente.

“La venerable y antigua tradición de las Iglesias orientales forma parte

integrante del patrimonio de la Iglesia de Cristo, la primera necesidad

que tienen los católicos consiste en conocerla para poderse alimentar

de ella y favorecer, cada uno en la medida de sus posibilidades, el

proceso de la unidad.” (n 1)

Nos escribía sobre la necesidad de que los hijos de la Iglesia católica de

tradición latina puedan conocer con plenitud el tesoro de la tradición

ortodoxa.

“Estamos llamados a mostrar con palabras y gestos de hoy las inmensas

riquezas que nuestras Iglesias conservan en los cofres de sus tradiciones”

(n 4)

Gracias a este tesoro: “podemos dar una respuesta cristiana más

completa a las expectativas de los hombres y mujeres de hoy”. (n 5)

“Creo que una manera importante de crecer en la comprensión

recíproca y en la unidad consiste precisamente en mejorar nuestro

conocimiento recíproco. Los hijos de la Iglesia católica ya conocen los

caminos que la Santa Sede ha señalado para que puedan alcanzar ese

objetivo: conocer la liturgia de las Iglesias de Oriente; profundizar el

conocimiento de las tradiciones espirituales de los Padres y de los

Doctores del Oriente cristiano; tomar ejemplo de las Iglesias de Oriente

para la inculturación del mensaje del Evangelio; combatir las tensiones

entre Latinos y Orientales e impulsar el diálogo entre Católicos y

Ortodoxos; formar en instituciones especializadas para el Oriente

cristiano a teólogos, liturgistas, historiadores y canonistas que puedan

difundir, a su vez, el conocimiento de las Iglesias de Oriente; ofrecer en

los seminarios y en las facultades teológicas una enseñanza adecuada

sobre esas materias, sobre todo para los futuros sacerdotes. Son

directrices siempre muy válidas, en las que deseo insistir con particular

fuerza.” (n 24)

En este ir creciendo en la comprensión y conocimiento de las

tradiciones espirituales del Oriente cristiano debemos ser conscientes

que:

Page 8: Article pregària hesicasta

“La tradición oriental implica un modo de acoger, comprender y vivir la

fe en el Señor Jesucristo (…) El cristiano oriental tiene un modo propio de

sentir y comprender (…) un modo original de vivir su relación con el

Salvador.” (n 5)

La tradición oriental nos enseña a entender la vida espiritual como un

proceso de divinización (theosis), de participación en la vida divina, en

la cual el poder del Espíritu va deificando al hombre, lo va

transfigurando e inaugurando el Reino de Dios en esta tierra.

“Se encomienda encarecidamente que los católicos se acerquen con

mayor frecuencia a estas riquezas espirituales de los padre orientales

que elevan a todos los hombres a la contemplación de lo divino”. (n

Algunos elementos que caracterizan la espiritualidad monástica del

Oriente Cristiano:

En el Oriente, todos los estados de vida (laicos, sacerdotes y monjes)

hacen referencia al monaquismo. “El monaquismo no se ha

contemplado solo como una condición aparte, propia de una clase de

cristianos, sino sobre todo como el punto de referencia para todos los

bautizados, en la medida de los dones que el Señor ha ofrecido a cada

uno, presentándose como una síntesis emblemática del cristianismo.” (n

9)

1- “El monaquismo, de modo particular, revela que la vida está

suspendida entre dos cumbres: la Palabra de Dios y la Eucaristía:

La Palabra de Dios es el punto de partida del monje, una Palabra que

llama, que invita, que interpela personalmente. Cuando la Palabra toca

a una persona, nace la obediencia, es decir, la escucha que cambia la

vida. Cada día el monje se alimenta del pan de la Palabra. Privado de

él, está casi muerto, y ya no tiene nada que comunicar a sus hermanos,

porque la Palabra es Cristo, al que el monje está llamado a

conformarse.Incluso cuando canta con sus hermanos la oración que

santifica el tiempo, continúa su asimilación de la Palabra.” (n 10)

“En el culmen de esta experiencia orante está la Eucaristía, la otra

cumbre indisolublemente vinculada a la Palabra, en cuanto lugar en el

que la Palabra se hace Carne y Sangre, experiencia celestial donde se

hace nuevamente evento.” (n 10)

2- “A Cristo, el Hombre-Dios, se dirige la mirada del monje: en su rostro

desfigurado, varón de dolores, descubre ya el anuncio profético del

rostro transfigurado del Resucitado. (…) Y así, formada en esa escuela,

la mirada del monje se acostumbra a contemplar a Cristo. La mirada

progresivamente cristificada aprende así a alejarse de lo exterior, del

torbellino de los sentidos, es decir, de cuanto impide al hombre la

levedad que le permitiría dejarse conquistar por el Espíritu. Al recorrer

ese camino, se deja reconciliar con Cristo en un incesante proceso de

conversión: en la conciencia de su pecado y de la lejanía del Señor,

que se transforma en compunción del corazón, símbolo de su bautismo

en el agua saludable de las lágrimas; en el silencio y en el sosiego

interior buscado y donado, donde se aprende a hacer que el corazón

palpite en armonía con el ritmo del Espíritu, eliminando toda doblez o

Page 9: Article pregària hesicasta

ambigüedad. Este hacerse cada vez más sobrio y esencial, más

transparente a sí mismo, puede llevarlo a caer en el orgullo y en la

intransigencia, si llega a considerar que eso es fruto de su esfuerzo

ascético. El discernimiento espiritual, en la purificación continua, lo

vuelve entonces humilde y manso, consciente de captar sólo algún

rasgo de esa verdad que lo sacia, porque es don del Esposo, único que

encierra la plenitud de la felicidad.” (n 12)

3- “El recorrido del monje, por lo general, no sólo está marcado por un

esfuerzo personal, sino que también hace referencia a un padre

espiritual, al que se abandona con confianza filial, seguro de que en él

se manifiesta la tierna y exigente paternidad de Dios.” (n 13)

4- “Precisamente gracias al progresivo desapego de lo que en el

mundo le impide lograr la comunión con su Señor, el monje considera el

mundo como lugar donde se refleja la belleza del Creador y el amor del

Redentor. En su oración el monje pronuncia una epíclesis del Espíritu

sobre el mundo y está seguro de que será escuchado, porque esa

plegaria forma parte de la misma oración de Cristo. Y así siente nacer

en sí mismo un amor profundo hacia la humanidad. (…)De ello da

testimonio la experiencia de tantos monjes que, encerrados en sus

celdas, infunden en su oración una pasión extraordinaria no sólo por la

persona humana sino también por toda criatura, en la invocación

incesante para que todo se convierta a la corriente salvífica del amor

de Cristo. Este camino de liberación interior en la apertura al Otro

convierte al monje en el hombre de la caridad.” (n 14)

5- “Debemos confesar que todos tenemos necesidad de este silencio

penetrado de presencia adorada: la teología, para poder valorizar

plenamente su propia alma sapiencial y espiritual; la oración, para que

no se olvide nunca de que ver a Dios significa bajar del monte con un

rostro tan radiante que obligue a cubrirlo con un velo (cfr. Ex 34, 33) y

para que nuestras asambleas sepan hacer espacio a la presencia de

Dios, evitando celebrarse a sí mismas; la predicación, para que no se

engañe pensando que basta multiplicar las palabras para atraer hacia

la experiencia de Dios; el compromiso, para renunciar a encerrarse en

una lucha sin amor y perdón. De ese silencio tiene necesidad el hombre

de hoy, que a menudo no sabe callar por miedo de encontrarse a sí

mismo, de descubrirse, de sentir el vacío que se convierte en demanda

de significado; el hombre que se aturde en el ruido. Todos, tanto

creyentes como no creyentes, necesitan aprender un silencio que

permita al Otro hablar, cuando quiera y como quiera, y a nosotros

comprender esa palabra.” (n 16)

6- “Frente al abismo de la misericordia divina, al monje no le queda

más que proclamar la conciencia de su pobreza radical, que se

convierte inmediatamente en invocación y grito de júbilo para una

salvación aún más generosa, por ser inseparable del abismo de su

miseria.” (n 10)

Notas:

Page 10: Article pregària hesicasta

[1] “La etimología de la palabra es incierta. Quizá está vinculada a

hesothai, estar sentado. En el griego profano, indica el estado de

calma, la desaparición de las causas exteriores de turbación o la

ausencia de agitación interior. Es también soledad, el retiro solitario. […]

Se puede por tanto definir hesicasmo como una forma de espiritualidad

basada en la hesichía y cuya orientación es esencialmente

contemplativa. Sin embargo, el hesicasta no ve en la paz o en la

tranquilidad un fin en sí, como el estoicismo en la aphatheia. La

hesychia es, como cualquier otra corriente en el cristianismo, un medio,

quizá el medio por excelencia, en todo caso un medio excelente para

llegar a la meta, que es la unión con Dios, la oración continua.” Tomas

Spidlik. La oración según la tradición del oriente cristiano. Monte

Carmelo. 2004. Burgos. Pág.384

[2] Pierre Adnes, “Hésychasm”, en Dictionnaire de Spiritualité (en

adelante, abreviado como DS), Paris 1969, T.7, Col 384.

[3] George Maloney sj. La oración del corazón. La tradición

contemplativa del Oriente cristiano. Sal Terrae. Salamanca. 2009. pág.

26-27

[4] Tomas Spidlik. La oración según la tradición del oriente cristiano.

Monte Carmelo. 2004. Burgos. Pág.381-383.

[5] Archimandrita Kallistos Ware. Introducción. El arte de la oración.

Lumen. 2005. Argentina. Pág. 22-23

[6] Ibid, pág.7-8

[7] Olivier Clément. Introducción. La oración del Corazón. De “Un monje

de la Iglesia de Oriente”. Lumen. 1990. Pág. 7

[8] Archimandrita Kallistos Ware. El Poder del Nombre. La oración de

Jesús en la espiritualidad ortodoxa.