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7/23/2019 Articulo 9 H&M_19 http://slidepdf.com/reader/full/articulo-9-hm19 1/10 84  El Hombre y la Máquina N o  19 C arnavalandino de negros y blancos de S an Juan d e P asto o la cultura d e la contem p lación LIDIA INÉS MUÑOZ CORDERO* * Historiadora, Ensayista. Investigadora sobre la cultura popular y el carnaval. C a r n a v a l d e B l a n c o s y N e g r o s , P a s t o , 2 0 0 3

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C arnaval andino de negros

y blancos de San Juan

de Pasto o la culturade la contem plación

LIDIA INÉS MUÑOZ CORDERO*

* Historiadora, Ensayista. Investigadora sobre la cultura popular y el carnaval.

CarnavaldeBlancosyNegros,Pasto,2003

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Resumen

El carnaval andino de negrosy blancos que se realiza en la ciu-dad de San Juan de Pasto, capitaldel departamento de Nariño, en Co-lombia, durante los días 4, 5 y 6 deenero; es el ritual anual y derrochede alegría en el juego, la máscara,la comparsa, el arte escultórico delas monumentales carrozas; presu-pone un origen interesante, dondela mixtura de las culturas prehis-pánicas, hispánicas y africanas con-forman una amalgama de tradicio-nes lúdicas y personajes, hasta con-fluir en el primer carnaval organi-zado en la ciudad, el que se remonta

a los días del 5, 6 y 7 de enero de1927, cuando se elige a la sobera-na de la Alegría a doña Elvira Na-varrete, quien pasa a la historiacomo Elvira I.

Abstract

The Whites and Blacks An-dean carnival takes place in SanJuan de Pasto, capital of the De-partamento de Nariño in Colombia.It is an annual ritual held the 4th,

5th, and 6th of every January. In thecarnival, you will find a dilapida-tion of joy that is expressed throughthe games, the masks, the parade,the sculptural art of the magnificentfloats. The Whites and Blacks Car-nival presupposes of an interestingorigin, where a mixture of Pre-His-panic, Hispanic and African cultu-res make an intermixture of ludictraditions and characterizations.These converging and mix of cul-

tures led to the first carnival orga-nized in the city. This takes us backto the 5th, 6th and 7th of January of the year 1927, where Mrs. ElviraNavarrete was the first Queen of Joy elected and proclaimed as El-vira I.

El gesto de contemplar

“Que la belleza que está frentea mí me haga avanzar

Que la belleza que está tras demí me haga avanzar

Que la belleza que está sobre mí me haga avanzar

Que la belleza que está debajode mí me haga avanzar

Que la belleza que está a mí al-

rededor me haga avanzar”.

Estrofa del “Kledze Hatal”.Canto chama navajo

Una voz lejana se escucha en me-dio de la urdimbre blanca del gran ca-

nasto de la vida y de los saberes, en-seña desde antes, las historias míti-cas, que hablan de que: “el mundo hasido creado y destruido en sucesivasocasiones; por el agua, por la oscuri-dad que devoró el sol, por la lluvia defuego que convirtió a todos los seresen mariposas, y por el viento que arra-só todo. Vivimos en el quinto mun-do, el quinto sol; el que es regido porel signo del movimiento”.1

Bajo el signo del movimientonacieron también las culturas andi-nas, de aquellos que lo primero quevieron sus ojos fueron montañasazules, o de fuego y humo. Todo semovía a su alrededor, el huaira, elyaco, las aves y el mismo cielo.

El movimiento causó embeleso,originando gestos de simulación oinvento de ritos, juegos y danzas que

imitaban el vuelo curikingas*

 en pa-reja, que pasaban en el aire, auguran-do que muy pronto “habría novios”.2

Antes, bien antes... cuentan losmayores, a la albita ya estaban losdanzantes con sus atuendos de plu-mas y telas de algodón, las muñe-cas y tobillos pintados con achiote,

1. Lee Crumley, Laura. Relaciones entre la Etnoliteratura y la Narrativa Latinoamericana a la búsqueda de los orígenes. En revista Mopa-Mopa, No. 5, IADAP, Pasto, marzo, 1990. Pág. 50.

* curikingas: voz o curva de oro. Con este nombre se designa a una ave zancuda de cuerpo pequeño y plumaje oscuro, muy respetada por los incas, emblemática.

**  purichingas: quechuísmo que significa “se mueve o anda como borracho”. Denominativo de un trompo vegetal.

*** cuzumbambicos: o zumbadores, elaborados en oro y tumbaga, como discos vibratorios, empleados en ritos propiciatorios desde la época prehispánica entre la etnia de los Pastos.

CarnavaldePasto

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descalzos pero felices ensayabanpasos de agua y volteretas como depurichingas**. Desde el día anterioral solsticio se habían consultado los

mullos de colores y se había hechovibrar a los cuzumbambicos***  demetal dorado. Cuando el sol apare-cía en el horizonte, todo eran girosy gritos de alegría. La luz ilumina-ba los espirales, las imágenes y ros-tros de la “mamita”, sobre la piedraantigua, que aún reposa tranquila enel viejo camino de los monos.

Para los descendientes de losindígenas kamentza en el Putuma-

yo, en el oriente colombiano: “elcarnaval nació por una nube blanca

que salió del volcán Patascoy y ellosmiraron una sombra de coronas deflores y plumas que les enseñó atocar y bailar...”3

Entre esta historia invisible, ima-ginada, y la historia visible se confi-

gura la fiesta, el jolgorio humanocomo ejercicio de la alegría, media-tizada por el rito, la danza, el juego,la música, el canto penta foñico enamalgama de movimientos, sonidosy colores que pintan y repiten en cadaciclo, la historia bonita de los pue-blos andinos del sur de la patria.

El carnaval andino en Pasto

La ciudad de San Juan de Pas-

to, ubicada en el sur de Colombia,capital del departamento de Nariño,se levanta en el extenso y siempreverde valle de Atriz, justo al pie delvolcán Galeras, conocido en la épo-ca prehispánica como “Urcunina oNinaruco”*. Cierran la planicie lasalturas del Morasurco, el campane-ro y la montaña del oso. Se encuen-tran tan sólo a 25 minutos de dis-tancia de uno de los lagos más her-

mosos: el Guamués o La Cocha,**

pie de monte amazónico, aliento deselva profunda y misterio del “aden-tro” o dirección oriental.

Los pueblos que crecen entre lasmontañas desarrollan culturas de tipocontemplativas. De aquí que su ha-blar sea lento, también sus movimien-tos en la danza y bailes, igual el ritmode sus cantos, impulsos y reacciones.Movimiento sí, pero a otro ritmo, pul-so poético y entrañable afiliado a lacultura de los Quillacingas o Seño-res-Luna, en el valle de Pasto.

El mismo fonema PASTO***

admite entre sus acepciones la de lalengua Kametzá, al asegurarse queproviene del termino “Bash - tu -oy” = Bastoy, que traduciría: “lu-gar de la fiesta”, según lo afirma elinvestigador.

Así, la historia registra los trán-sitos, mixturas o cambios de gestos

CarnavaldeBlancosyNegros,Pasto,2003

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rituales y lúdicos precolombinos, porla envoltura, contacto o imposiciónde ideologías católicas. Tradicionespaganas europeas y africanas, paradar pasan a celebraciones periódicaso espontáneas de juegos, mascara-das, liturgias y fiestas civiles y pa-tronales, durante el largo letargo co-lonial. Fruto de ese sincretismo es elcarnaval, la carnestolenda, comotiempo profano de la liberación decuerpo, de la risa, antes del corregi-miento de los sacrificios, penitenciasy abstinencias cuaresmales.

“Cuaresma” es una palabra queproviene del latín “quadragésima”que significa “cuarenta!”. Según latradición bíblica el número cuaren-ta indica el período de duración dela penitencia, como tiempo sagra-do para la preparación a la Pascua.

En al época colonial la carnes-tolenda propiamente dicha se conme-moraba desde el mes de noviembrehasta las vísperas de la cuaresma. El

carnaval europeo clásico, según lorefiere Julio Caro Baroja, compren-

día tres días: el domingo “gordo”, ellunes y el martes, inmediatamenteanteriores al Miércoles de ceniza.

Aunque la celebración en SanJuan de Pasto de los juegos y feste- jos anuales se cumpla en fechas di-ferentes del carnaval clásico, porubicarse en los primeros días delmes de enero: 4, 5 y 6, no obsta parasu clasificación antropológica comocarnaval. El objetivo de “Andino”le asigna el origen geográfico don-de se pronuncia y desarrolla. Ellole permite singularizarlo en la di-versidad, en el tiempo y el espacio.

Además, son los juegos tradi-cionales de negritos y de blancos losque le otorgan estatus cultural in-trínseco, para exponer el maravillo-so mundo y riqueza artística y espi-ritual que encierra la sociedad su-reña, como fruto sincrético del cru-ce de saberes.

El Carnaval Andino de Negrosy Blancos de San Juan de Pasto se

inscribe en su historia de la alegríade un pueblo como el pastuso afi-

liado a una gran cultura: la de lacontemplación.

Montañas azules y altas circun-

dan las viviendas pequeñas de ven-tanas pintadas de rojo, amarillo yazul intenso. Dentro de ellas, lospasajeros de todos los días hacenoficios manuales, pequeños objetosde madera, cuero, arcilla o tela.Hasta que llega octubre y empiezana laborar muñecos gigantescos, quecompitan en tamaño con los urcos,las montañas azules y altas.

Aunque las mascaradas o pro-cesiones de disfrazados y de com-parsas indígenas, con la realizaciónde juegos de toros, de sortijas, delcolumpio y otros, ya son muy visi-bles durante la época colonial enPasto, las fiestas reales aparecendesde 1631, como celebraciones defecha indiscriminada, para luego fi- jarse en el día 20 de enero.

En la época republicana son de-

nominadas como fiestas públicasconservando esa fecha. La fiesta de

Carroza ‘Las mil y una noches’, primer lugar, Carnaval de Pasto - 2003

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los negritos nace en Popayán duran-

te el siglo XIX, como expresión deuna profunda reivindicación social,donde los negros esclavos conquis-taban un día libre al año. Esta prác-tica lúdica y cultural se transmite alos pastusos, quienes ya en 1894 laacompañaban alegremente con ca-balgatas y pasajes musicales cada 5de enero.

Para el caso del origen del fue-

go de los blanquitos, o simplemen-te “blancos”, la memoria se remon-ta en año 1912, cuando un grupo desastres de la ciudad, después delguayabo del día de negritos, empe-zó a “echarse talcos perfumados” depolveras femeninas, instaurando enforma espontánea esta importantetradición.

El 5 y 6, o juegos de negros y

blancos, se realizaron en forma li-bre, hasta el año 1927, fecha en lacual por primera vez se organizó enforma oficial un programa de car-naval para los días 5 y 6 y 7 de ene-

ro. Con la elección de Rosa ElviraNavarrete como primera reina de laalegría se iniciaba la historia y me-moria sobre el Carnaval Andino deNegros y Blancos en la ciudad deSan Juan de Pasto.

Fue la ocasión en la que desfi-laron los primeros autos alegóricoso carrozas, que ya habían hecho suaparición durante el recientementecelebrado Festival Estudiantil de laCultura.

Carnaval Andino, denominati-vo asignado en el estudio desde1984, en correspondencia al paisa- je geográfico donde se estructura,revela y trasciende en el tiempo.

Los juegos en la sociedadcolonial pastusa

Las juras al poder de un nuevorey en España, los desfiles del Es-tandarte Real, aparecen como mo-tivos para el desarrollo de jolgoriosen las colonias.4 Los juegos de ga-llos y de sortijas y las lidias de to-ros amenizaban la ocasión. Hacia

1598 se registra en San Juan de Pas-to la jura de Felipe III, en medio demúsica de “trompetas y chirimías yarcabucería que disparó en señal deregocijo y alegría; el dicho Alférezestuvo con el dicho estandarte en piey en la mano”.5

El eje de la fiesta colonial lo cons-tituyen los ludos, o juego, a los cua-les se suman los “saraos” o represen-taciones teatrales, las máscaras, y el

uso de luminarias en las calles.La concurrencia a los actos pú-

blicos del boato realista, era de ca-rácter obligatorio, para los vecinos,la ausencia de castigaba con multas

2. Creencia extendida entre los campesinos del pueblo de La Laguna vecino a Pasto.

3. Tradición oral de la zona.

* Urcunina: quechua que significa Montaña de fuego. “Ninaurco”, igual.

**  La Cocha: quechua que significa “lago, hembra”.

*** PASTO: en lengua kamentzá: “Lugar de la fiesta”.

5. Muñoz Cordero, Lidia Inés. Memorias de espejos y de juegos. Historia del carnaval andino de negros y blancos de Pasto. Obra inédita. 2000. Pág.556. Ibídem.

7. Ibídem. Se cita a J. Rafael Sañudo.

CarnavaldeBlancosyNegros,Pasto

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“de diez pesos de oro y diez días decárcel”.6

Los juegos de sortijas eran losmás celebrados en tales oportunida-des y se cumplían entre los miem-bros del Cabildo y los gremios. Las

fiestas reales realizadas en San Juande Pasto, a partir del día 18 de fe-brero de 1631, suponen un impor-tante marco de referencia y soportede la historia de la alegría de la so-ciedad pastusa.

Las mascaradas o presencia dedisfrazados fue frecuente en el mo-mento colonial. Los motivos eranlas fiestas patronales o de tipo reli-gioso que daba cupo a la expresióncolectiva pagana en contrate y pa-radoja, relativizando las contradic-ciones internas.

Pero es el juego del columpio,el practicado por jóvenes de ambossexos, en la playa del río de la Car-nicería, el que se practicaba duran-te la conmemoración del día de SanSebastián, el 20 de enero, aparececomo el de mayor arraigo durante

más de un siglo.En 1690, el Cabildo de Pasto

llegó a prohibir los regocijos popu-lares que se hacían en honor delmártir San Sebastián, patrono de losenamorados y protector de indios yblancos, contra las injurias y male-dicencias, “por ser muy profano ydar ocasión a liviandades; pues col-gado un columpio a orillas del río,que tomó su nombre en ese lugar,

acuda los vecinos a columpiarse,con grave peligro de zambullir ymás del desmedro del recato y ho-nestidad de las doncellas”.7

Los juegos de columpios repor-tan prácticas rituales muy antiguas.Julio Caro Baroja los asocia con latemporada de carnaval en España,donde se permitía que hombres jó-

venes y mujeres adolescentes inter-vinieran en ellos.

Por el siglo XIX, es el Juego deinocentes, el más característico enla sociedad pastusa, pretexto para eldisfraz, la careta y la diversión, en

plena coyuntura independentista.Por registros de los libros de la ciu-dad, se tiene que hacia 1810 toda-vía se jugaban inocentes. De nuevolas prohibiciones oficiales del Ca-bildo, en atención al régimen impe-rante, cooperaban en la restricciónde estas prácticas lúdicas.

No obstante a esa posición ver-tical del Gobierno, la fiesta en el sursigue su dinámica horizontal y su

curso alegre. De ahí que según cró-nica de José María Cordobés Moure,asegura que a mediados del siglo XIX,en los años cincuenta, él mismo fuetestigo y protagonista en la ciudadde Pasto de un día de francachela al jugar y lanzarse cáscaras de huevo,con esencias al comienzo y luegoretarse al lanzamiento de materialesdisímiles con miel para provocar lahilaridad y la reacción lúdica.

Los juegos de sortijas, toros,columpios son la esencia de la fies-ta colonial. Pero el juego de inocen-tes que venía desde esa misma épo-ca logra resistir hasta buena partede la vida republicana.

* Preindependentista: Hipótesis de trabajo.

Juegos tradicionalesdel carnaval andino

“El cinco con emoción,

al balcón y a la ventana,a ofrecer nuestro carbón.

Hombres grandes y chiquitos,

a la muchacha sin par,

han de ponerle un lunar

para jugar los negritos”.

PanquiacoRonda: Carnavales, Carnavales

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Tres son los componentes delCarnaval Andino de Negros y Blan-cos de San Juan de Pasto: a) El com-ponente cultural indígena prehispá-nico: ritualidades agrarias en los sols-ticios y cultos lunares o al arco iris.b) El componente cultural hispáni-

co: teatro, personajes, costumbres. c)El componente cultural africano: elludus, el juego de “la pintica”, queexpone el foco cultural en Popayán.

El juego de los negritos, surgeen la época preindependentista* enla jurisdicción de la Gobernación dePopayán, expresión de un largo pro-ceso de levantamientos de esclavos,que confluyen en una reivindicación

social ante el Rey, lograr un día li-bre, al estilo de las antiguas satur-nalias romanas, donde el amo pasa-ba a la condición de esclavo y vice-versa. Así, la cultura de matriz afri-cana, música, danza, representaciónpantomímica o lúdica tenía su cur-so, no sólo en los palenques, sinodurante el día libre una vez por año.

Según la versión del historiadorEdgar Penagos, quien lamentable-

mente no cita fuentes, el juego denegritos se origina en Popayán, ha-cia 1808, en vísperas del combatede Funes y del grito de Independen-cia en Santafé de Bogotá. Aunquese trataba de un juego, era mencio-nado como una fiesta, de ampliaparticipación popular.

El juego se practicaba con car-bón molido y una especie de betún,con gracia y en talante de reto. So-

bre la fecha original existen contro-versias, por cuanto si bien hipotéti-camente una cédula real prescribíael 5 de enero en honor del Santonegro Melchor, según algunos cro-nistas de la época, como José Ma-ría Cordobés Maoure, da a enten-der que se dejaban los últimos díasde diciembre, y era precisamente enlas noches, donde se propiciaban la

fiesta de los negritos. La celebra-ción perduró hasta finalizar el pro-pio siglo XIX.

Por el año de 1886, el escritorManuel Pombo presentaba a la si-guiente relación de fiestas en la re-

pública colombiana: “Bogotá tienesus octavas y sus matachines; Nei-va y el Cauca, su San Juan; Popa-yán, sus negritos”.8

Por distintos canales, las tradi-ciones y prácticas culturales entranen contacto, se transmiten los ethos,viene la apropiación y desarrolloautónomos. Para el caso de la difu-sión de la fiesta de los negritos enPasto, se observa que posiblemente

desde los años noventa del siglo XIX,empezó su práctica.

En 1894 el periódico local  El

 Bien Público reseña la celebracióndel 5 de enero en Pasto, “de la nobien aclimatada - fiesta de negri-tos. Hubo toro, jóvenes a caballo ytambién música”.9

El juego de “la Pintica” comien-za a extenderse en Pasto, como ungesto galante, donde el caballeropedía permiso a la dama de sus an-helos para poderle pintar un lunaren la mano o en el rostro. Ante cuyaaceptación debía corresponderlecon un clavel.

En su evolución, el juego de “lapintica” entre los pastusos aspiró pri-mero al ocultamiento del rostro, conel tatuaje del cosmético perfumadoimportado de Francia, denominado

“Melchor”. Luego se extendió al res-to del cuerpo, en especial la espalday el ombligo, hasta desarrollar la“operación pupo*” o también consi-derado como “la ombligada” del juego en cuadrillas, para que el retotenga lugar y “nadie quede blanco”.

Es la práctica cultural del tatua- je, del gesto que al tocar y pintar alotro, lo acaricia despacio. El día

8. Muñoz Cordero, Lida Inés. Ob. Cit.

9. Ibídem. Cita el periódico El Bien Público. El S.N.

10. Se cita a Derridá: En Castellanos, Gabriela. Accorsi, Simone y otras. Discurso, género y mujer. Universidad del Valle, Cali. Pág. 38.

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del juego de negritos en Pasto, el 5de enero, expone la fecha ritual másauténtica de carnaval, donde no hayprogramación oficial, no debe ha-berla, porque ella entorpecería laespontaneidad del mismo.

Toda su parafernalia apunta ha-cia la exaltación de la identidad co-lectiva, en la exaltación de los sen-tidos, el acercamiento y aceptaciónde ese otro humano, diferente, ple-no y hermoso. El goce de jugar ne-gritos, la risa carnavalera, el éxta-sis en la contemplación de ese otropintado, igual a mí, diferente peropróximo, es lo que permite la afir-mación de la propia cohesión social,

identidad y cultura.Derridá ha señalado a propósi-

to que en toda la cultura “encontra-mos múltiples códigos como siste-mas abstractos de signos por unaparte y por otra, eventos particula-res de significación y mensajes con-cretos: la relación código y mensa- je es siempre una convención socialcompletamente arbitraria”.10

El carnaval andino, dada sucomposición histórica, conlleva có-digos simbólicos de tal fuerza, quehan sido capaces de resistir todoslos embates de orden aculturizante,político e ideológico que se esfuer-zan en negarlo.

Hacia 1912 nace en Pasto el juego de blancos, de una maneraingeniosa y espontánea. Es el perio-dista Héctor Bolaños Astorquiza

quien con Héctor Arturo Gómez re-cogen la versión oral de don ÁngelMaría López:

“Habíamos bebido todo el díade negros y al otro día estábamossin plata, entonces nos apegamos adonde `Las Roby’ que tenían unacantinita en la esquina de don JulioBravo. Las dueñas del estanquillo

eran de apellido Roby. Fuimos di-rectamente y dijimos que estábamossin plata, que si nos fiaban, comoallí era nuestro bebedero, dijeronque por supuesto que nos fiaban.Bien, nosotros pedimos una botellade aguardiente champurreado, sa-broso. En ese tiempo era puro anísy era barato, no como ahora...”.11

Los sastres pastusos de 1912 seinventan el  juego de los blanqui-tos, al “echarse talcos perfumados”provenientes de cajitas femeninas.De allí hasta estos días del siglo XXI

hombres y mujeres salen el 6 deenero a “echarse polvitos”, a jugara los blancos, mientras se espera eldesfile espectacular de comparsas,

disfraces, murgas y carrozas.Los juegos tradicionales de car-

naval, los negritos y blancos, se prac-ticaban en forma libre y espontáneadurante los días 5 y 6 de enero en Pas-to. Desde 1927 se empezaron a orga-nizar oficialmente bajo la concepciónde un programa que duraba hasta eldía 7. Se procedió a nombrar a la pri-

11. Muñoz Cordero, Lidia Inés. Ob. Cit.

12. Muñoz Cordero, Lidia Inés. Evolución histórica del carnaval andino de negros y blancos de San Juan de Pasto (1926-1988). Instituto Andino de Artes Populares, Quito, 1991. Pág. 28

Carnaval,SimbolismoyFiestasenAmérica,Pasto

mera reina de la alegría o del carna-val propiamente dicho, designaciónque recayó en la distinguida damapastusa doña Rosa Elvira Navarrete,conocida popularmente como ElviraI. En ese momento feliz del despeguedel carnaval se registra la historia dela alegría en el Sur, en una de sus eta-pas más afirmativas de su cultura yorganización social.

Las carrozas reales de aquel añofueron las de “El Cisne” y la de “ElCesto de Flores”. Otras se presen-taron el día 6 de enero con el nom-bre de “Las Orientales”, “Las Co-lombinas”, “La Romana”, “Las Gi-tanas”.12

En cuanto a las comparsas acaballo desfilaron en 1927 las si-guientes: “Los Chinos”, “Los Ma-gos”, “Los españoles”, entre otras.

1928: La llegada de la FamiliaCastañeda

“El cuatro para esperar,los hombres y las mujeres

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Sobre la versión fidedigna encuanto a su gestación, es importan-te remitirse al testimonio oral* brin-dado en 1928 por parte de uno desus principales protagonistas y ani-

madores: don Alfredo Torres Are-llano, quien contaba:

“El 4 de enero de 1928, reuníaen mi casa de San Agustín a los si-guientes amigos: Neftalí Benavides,alias Karamelo*, Hernando Dorado,Clímaco Ortiz, Gonzalo Ocaña, Al-berto Eraso Zambrano, ClementeMontenegro, dos amigos Lunas,unos 20 a 21 caballos después de

haber tomado unos whiskys en micasa, invité a dar una vuelta a la ciu-dad. Karamelo propuso: —Hombretengo unas amigas, allá en El Ejidoque venden aguardiente barato. Nosenrumbamos hacia allá. Eran lascuatro de la tarde y cuando ya los

invitaba a regresar a la ciudad, pre-cisamente en ese instante llegabauna familia que venía de El Encanoy que iba a pagar una promesa a laVirgen de las Lajas”.

Esa familia estaba compuestapor un señor que iba en jamelgoblanco, la señora montaba un gan-cho que en ese tiempo se usaba,cuatro niñas en sus distintos caba-

llos y cuatro muchachos, traían unascargas de almofrej y unas petacas,dos corderos y unos gatos. Al verlagrité: ¡Viva la Familia Castañeda!.Quedó bautizada de Familia Casta-ñeda...”.13

Esta simpática familia campe-sina fue el centro de la alegoría ydel teatro callejero, representado pordistintos sectores sociales, entreellos vale la pena destacar la parti-

cipación del Batallón de InfanteríaBoyacá, como único caso en Co-lombia, donde el sector militar, tanvertical en su posicionamiento so-cial, se convierte en protagonista deldía 4 de enero, en plena aperturacarnavalera.

13. Testimonio oral registrado por la autora en 1982, publicado en 1985.

El desborde de la alegría encarnaval

Epílogo“Demos cauce a que se desbordela alegría sobre la roca áridade nuestra tristeza y burlémosladel fastidio, pintándole la caracon cosmético y las mejillascon vaselina escarlata”.

CarnavaldePasto

han de dejar sus quehacerespara salir a encontrar,a pie, en cascos o en ruedas,al grupo tan consentido,que engrandece el apellido

de Familia Castañeda”

PanquiacoRonda: Carnavales, Carnavales

La apertura del Carnaval Andi-no de Negros y Blancos en la ciu-dad de San Juan de Pasto la consti-tuye la célebre llegada de la Fami-lia Castañeda, cuyo origen en la his-toria de la alegría se remonta a 1928.

Ni - Ki - ToCrónica del Carnaval de Pasto en 1936

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Hacia 1929 el Carnaval de Pas-to ha completado la tríada de susprincipales tradicionales: 1. El 4 deenero: La llegada de la Familia Cas-tañeda. 2. El 5 de enero: El juegode negritos, y 3. El 6 de enero: El juego de los blancos y el desfile de

murgas, comparsas, disfraces indi-viduales y carrozas.

A esta presentación alegórica ycultural, estructura carnavalesca decomienzo de año, en el tránsito deltiempo viejo al tiempo nuevo, le fuereconocido en el año de 2002, lacalidad de Patrimonio Cultural dela Nación.

 Los testigos y participantes de

la ceremonia del carnaval andino de negros y blancos en San Juan

 de Pasto consignan su euforia por

 distintos medios y recursos.

Michael Bajtín describe el car-naval como “una serie de ritos yformas lingüísticas, profanadoras,contradictorias, excéntricas. La risacarnavalesca aparece como un tipopeculiar de jocosidad que une yhermana, por cuanto quien ríe lo

hace de todos, aún de sí mismo(a).Por eso la cultura popular carnava-lesca ofrece la oportunidad de queel pueblo escape a las consecuen-cias del desprecio que le muestra laideología oficial”.14

La gente baila y grita, los cuer-pos son livianos, mientras dura el juego de “la pintica” el 5 de enero oel del talco perfumado el día 6 de

enero, en medio de una multitudgozosa y extrovertida que pronun-cia en forma colectiva el himno fre-nético de la alegría.

En la contemplación de la be-lleza en movimiento de las escultu-ras en papel cartón y yeso, que gui-ñan el ojo o levantan la mano, para

14. Cita a M. Bajtín, Rabelais and His World, 1984. En: Castellanos, Gabriela y otras. Ob. Cit. Pág. 43

competir con los surcos en las altu-ras, los jugadores desde allá arriba

lanzan confites, serpentinas, ilusio-nes de papel. Entre todos, el gritodesaforado de ¡Viva Pasto, Cara- jo! acentúa su supervivencia en eltiempo eterno.

El abrazo con personajes fantás-ticos mitad hombres - mitad cartón,quizá árbol, fruta o pájaro, matachi-

nes, murgas y cantinelas y la guíaen la memoria del canto andino de

quenas y rondadores, desde la granmurga del indoamericanto, a pasolento, ritmo lento, voces lentas, can-tos altos en la ofrenda anual a la tie-rra del Valle de Atriz, siempre ver-de, el carnaval pasa... y mientrastanto los sentidos, todos los senti-dos se deslizan.

CarnavaldePasto