(Artículo) Antonio Machado Poeta de Trasmuro Según JRJ

download (Artículo) Antonio Machado Poeta de Trasmuro Según JRJ

of 8

description

Antonio Machado

Transcript of (Artículo) Antonio Machado Poeta de Trasmuro Según JRJ

  • Page

    JHM 2012 / 2013 Issue 3 4

    97

    ANTONIO MACHADO POETA DE TRASMURO SEGN JUAN RAMN JIMNEZ

    Francisco Estvez Universidad Carlos III de Madrid

    Con la Elega cvica Rafael Alberti descendi a la calle en 1930 para hacerse eco de una realidad dolorida y con aquella clara toma de conciencia brota la poesa comprometida. Ms tarde, casi en la antesala de la Guerra Civil, unas palabras liminares redactadas por Pablo Neruda para el primer nmero de Caballo Verde para la Poesa se convirtieron en el manifiesto que marc una tajante divisin (Por una poesa sin pureza). Simplificaciones aadidas, al otro lado quedaban los practicantes de una "poesa pura", tildados de una sospechosa posicin poltica e ideolgica por ajena o desafecta a los agitados momentos nacionales. Sabedor de tal malinterpretacin, Juan Ramn Jimnez ide un futuro libro para el que recopilaba material, Guerra en Espaa. Slo en 1985 y de la mano del poeta ngel Crespo conoci finalmente publicacin el enrevesado proyecto autobiogrfico de Juan Ramn. Este clsico hace ya tiempo descatalogado se revis en 2009 bajo el atento cuidado de Soledad Gonzlez Rdenas y se convirti, con el gran aumento de material en buena parte indito, en edicin completa1 (el volumen que preparara Crespo mengu mucho por problemas editoriales)2. En el grueso libro, Juan Ramn recoge sus mltiples muestras de adhesin sin reservas al Gobierno de la Repblica as como el poema a la Bandera espaola dedicado a la tricolor con el que felicitaba al nuevo rgimen tan slo tres das despus de su proclamacin. Antes de la contienda el delicado poeta firm diversos manifiestos izquierdistas, y en los primeros das de la guerra convirti su casa madrilea en hospicio infantil. Mostr apoyo constante al presidente de la Repblica, Manuel Azaa, quien le brinda como testimonio moral, con garanta de independencia, todas las facilidades para su exilio siempre honorarias segn deseo del autor. Deambul como girvago por Estados Unidos, Puerto Rico, Cuba, Argentina, Uruguay, desterrado [y] deslenguado (63) por la merma de su espaol, nuestro poeta de Obra en marcha. Su nombre presidi varios alegatos a favor de la Repblica, pero no el de la Liga Antifascista; entenda que entre sus miembros haba reconocidos fascistas. Adems, rompi contrato con Espasa-Calpe Argentina en su posicin invariable de adicto al Gobierno de la Repblica Espaola al rescindir sta contratos con autores leales a la Repblica y rechaz el silln de la Academia en dos ocasiones, en el ao 1935 y en el ao 1946. El tpico repetido ad nauseam de un Juan Ramn ajeno a su tiempo y espacio confunde su lirismo atemporal con su persona: La poesa como todo lo esencial es eterna, no se modifica con las circunstancias (47). Para ello ide este libro con su intervencin de hombre y poeta en la poltica de su Espaa, unida a mi trabajo normal [] Por eso: las conferencias, prlogos, diario, etc., todo lo que no sea lrica o prosa abstracta, inclusive epistolarios, fotos, recortes de prensa; en resumen, todo lo que est teido de Espaa y otros testimonios, como la hermossima semblanza de Antonio Machado o los detalles sobre el allanamiento del piso de Madrid, son elementos que hilan un abigarrado tomo imprescindible por donde la autntica memoria histrica late entre sus lomos, frente a otra manoseada y servil de estos tiempos.

    1 Dicha edicin fue presentada en el marco del Otoo Cultural Iberoamericano, en Huelva, el 30 de octubre de 2009. 2 El libro fue reseado en su da por Adolfo Sotelo, Guerra en Espaa de Juan Ramn Jimnez. Cuadernos hispanoamericanos 420 (1985): 149-153, Jos Mara Naharro, Juan Ramn Jimnez: Guerra en Espaa. Hispanic Review 55, 1 (1987): 121123 y Francisco Estvez, Juan Ramn Jimnez: Guerra en Espaa. Prosa y verso (1936-1954), Los Lunes de El Imparcial, 08 de enero de 2011.

  • Page

    JHM 2012 / 2013 Issue 3 4

    98

    Ahora nos interesa indagar en las referencias a Machado que menudean el libro Guerra en Espaa ya que no acaso es con diferencia el nombre ms recurrente entre dichas pginas3. El texto de mayor trascendencia de aquellas pginas es Antonio Machado. Ente de trasmuros y est redactado por Juan Ramn en La Florida al poco de conocer la noticia de la muerte de Machado. La semblanza qued entre los papeles secretos de Puerto Rico bajo la custodia de Ricardo Gulln. Tras la muerte del profesor, esos papeles fueron exhumados y tijereteados el ao 2002 en las hojas volanderas del suplemento El Cultural4. Habr de esperar a 2009 para ser recogido con pequeas modificaciones y ya entero en la edicin completa de Guerra en Espaa antes citada. Debido al extraordinario valor del legado y por tenerlo a golpe de vista transcribimos el texto ntegro:

    Antonio Machado. Ente de trasmuros En la Florida lunes de sol y viento de febrero, bajo bochorno, escalofro, entre las acrobticas palmeras involuntarias (y cuando escriba una nota iniciando una suscripcin, por los refugiados espaoles en la frontera de Francia) leo la noticia de su muerte. Estamos en una ex-Espaa bien y mal hallada un da, mal y bien dejada otro, por Espaa, cerca de la primera ciudad espaola de esta Amrica del Norte, en una casa de obreros holandeses[,] hoy norteamericanos, escondida en una paz que me recuerda a Andaluca. La brjula que tengo siempre conmigo, desde que sal de Madrid, el 36, para saber siempre, en esta desorientacin de tierras y seres confundidos y superpuestos, en este revs de Espaa que es Amrica, donde est Espaa, tan inquieta siempre, parece que ha quedado muerta en su seguro y sbito sealar al nordeste. Una sombra de todo el tamao de un gran poeta grande llega por este noroeste,[sic] del mar desde el Pirineo hasta m. Mi corazn, que tuvo una disminucin fra[,] escalofro[,] al leer la noticia sigue volcado con una baja palpitacin de velado golpe fnebre. Vi a Antonio Machado por vez primera en Madrid, 1901. Me lo trajo Francisco Villaespesa al Sanatorio del Retrado, un domingo[,] y sigui viniendo casi todos los domingos con su hermano Manuel, Valle Incln, etc. Cmo me complazco en recordar y repetir esta poca triste y feliz de todos nosotros! Era corpulento, corpachn, sanguneo y terroso, con algo de grueso troncn acabado de arrancar, y vesta su tamao con unos ropones negros y pardos, que no se correspondan, chaqu nuevo, pantaln perdido y abrigo viejo, deshechos, equivocados, y se cubra con un chapeo de alas deshechas y cadas, de la poca de su nombre. En vez de pasadores, llevaba en los puos del camisn unas cuerdecitas, y a la cintura, por correa, una cuerda como un ermitao de otra clase. Yo no saba si todo esto era mejor o peor, bueno o malo; en realidad, no me fij mucho hasta que otros, otras, me llamaron la atencin. S que as era o pareca Antonio Machado (cuando lo conoc) y que as sigui siendo, poco ms o menos, siempre; s que as era l, que era as de l y con l, que a l no le importaba nada de ese l y nada ms. Nunca me he podido esplicar por qu Antonio Machado, que era o pareca sencillo en otras cosas (sobre todo en sus utensilios) hablaba engolado y como fingido, estrao actor de autor, como si siempre estuviera imitando o ms bien parodiando a un ente de trastienda. Hubo en su familia alguien que l copiara? Su palabra sentenciosa y pedantesca era en realidad la de Mairena?

    3 Una rpida consulta al ndice onomstico permite comprobar como la figura ms citada en el libro es la de Antonio Machado. Hasta un total de 71 menciones recibe el poeta andaluz, algunas de ellas de varas pginas 4 Las cuartillas de Puerto Rico, inditas hasta aquella fecha slo recogieron por entonces una atinada nota de reflexin sobre su sobresaliente valor y alcance redactada por Jos Luis Garca Martn La clera del nio Dios, El Cultural, 3 de julio de 2002, 3. Gonzlez Rdenas atribuye por error dicha publicacin al peridico ABC y lo data tambin con desacierto el 8 de julio (439).

  • Page

    JHM 2012 / 2013 Issue 3 4

    99

    Mairena y l eran dos? De todos modos pareca que no usaba su voz verdadera o que su voz verdadera fuera as. Recitando pareca un cmico de latiguillo y echaba la voz al fondo de la garganta pronunciando de modo diferente a la realidad. Siempre me extra la admiracin que senta por el empachoso y empolvador Ricardo Calvo, hasta el estremo de trarmelo para que me leyera bien mis propios poemas. Estas recitaciones las acompaaba con jestos lentos e hinchados. En su ir y venir era trpido y tropezn, y cuando llegaba o se iba, sola echarse atrs con un levantar de pie pesado, como saludando hacia arriba, tpico de los institucionistas de la libre de enseanza. Una noche de invierno, calle de Serrano arriba, bamos Machado y yo hablando de Rubn Daro. De pronto, nos encontramos recitando los dos, al mismo tiempo, Cyrano en Espaa. Yo crea que no deba drsele al poema otro nfasis que el suyo y que deba decirse con voz entera y sencilla. Antonio Machado lo recitaba a lo retrico y no me olvido qu impresin ms rara me haca as el poema. Cuando hacamos la revista Helios, Antonio Machado me trajo un domingo un trabajo en prosa incoherente y absurdo, inconcebible para m en tal poeta, en el que quera demostrar, ampulosa y conceptualmente, que la mejor manera de encontrar a Dios era por medio del toreo. Unamuno haba, sin duda, provocado una parte del trabajo, la parte del concepto estravagante, pero lo del toreo de dnde vena? Yo pensaba no publicarle el artculo y l me sac de apuros porque a la maana siguiente, sereno y ayuno, vino por l. A mi juicio su prosa no era superior a su verso, pero se le notaba ms la inferioridad. Su prosa est tratada a la pata la llana y tiene el aburrimiento que corresponde a un empacho ancho sobre lecturas. Me recuerda en otro tono a la prosa de Claudel, dogmtica y notarial. Un humorismo profesoril y provinciano domina su sentenciar continuo, que no puede a veces librarse de maravillosos oasis de estraa visibilidad y clarividencia. Sus poesas, pocas y raras, nos parecan a todos lo mejor. Todos decamos que era poeta estrao, hurao, filosfico, profundo. Y lo decamos como una cosa decidida y aparte. Antonio Machado el raro y yo el esquisito. Villaespesa era, l lo deca a cada paso, el gran poeta del grupo. Manuel Machado, era general, considerado por la crtica superior a Antonio. En aquellos das, compona Antonio Machado Del camino, poemas entre Galeras, espejos, soledades, que yo ya saba entonces que habran de ser inolvidables para m, entre todos los suyos y los nuestros, y que lo han sido, que eran y que son como la esencia remota, original, central de su alma, agua secreta de un pozo olvidado, con su solitario espejeo de luz y sombra, inditos, con su bastarse a s mismo, como deca el nio de Guilln, en un trasmuro de la ciudad asilo, Madrid grandote y desviado. El verso de Antonio Machado era, es, como se ha dicho siempre con rara unanimidad, tradicionalmente espaol an en los momentos de mayor influencia del simbolismo francs o de Rubn Daro. Antonio Machado gusta ms del asonante que del consonante y su metro mejor es la silba asonantada. El romance octoslabo lo us poco y mal. En cambio, mucho el octoslabo aconsonantado. El alejandrino pareado lo considero lo ms desdichado de su obra. Sus tesoros mejores siempre le salen en endecaslabos sencillos. Su poesa recorre toda una lnea de poesa espaola llana y sensitiva, con altibajos de un paseante de campo sin cultivo, (Manrique, Lope, Sem Tob, Cervantes y tambin Campoamor y Bartrina; como estos poetas tambin, no estima la perfeccin, otra condicin de la poesa general espaola). La influencia de sus contemporneos pasa por l, con la excepcin de Unamuno, sin l quererlo, Daro, J.R. Es como la flor contempornea crecida o rastrera, oculta o alta, mejor o peor de un campo de poesa abonado por

  • Page

    JHM 2012 / 2013 Issue 3 4

    100

    los cuerpos de los poetas humanos y creado por las alas de los njeles divinos. No parece que mire mucho al cielo. Su dios, como el de Santa Teresa en los pucheros, anda, como el de Unamuno, entre las tazas de caf y los vasos de cerveza, que Unamuno no beba, de los modestos cafs madrileos o provincianos y parece que lo ve de soslayo. No creo que Antonio Machado entrase mucho en las catedrales o iglesias de los pueblos, Segovia, Soria, Baeza, donde vivi. Sus ideales eran de carretera y, con su paso sudoso y polvoriento pareca que encontraba el ritmo de su corazn. Acaso un espejismo del poniente, una cima nevada lejana, la tormenta. Tampoco un frecuentador de puestas de sol. Y un mar entre mstico y dramtico, como alumbrado de relmpago, estraamente metafsico sin escesiva complicacin ni comprensin. No creo que Antonio Machado ni ningn otro poeta, y hablo de los buenos, haya tenido nunca una filosofa, un sistema filosfico, ni se haya propuesto ninguna sistematizacin. Era metafsico y sentimental, por milagro, por iluminacin, un haz de races con florecillas al viento imprevisto de la tierra. Llevaba su misterio como el suyo de verdad. En cuanto al ala, no creo que pensara ms que en las de las guilas estticas, por ms que su lugar preferido era el alcor, un dominio de horizontes corrientes con todo lo que los horizontes corrientes dicen a los hombres raros. El juego de la luz y la sombra le daba un claroscuro difcil y a veces angustioso y su poesa tiene mucha angustia de angosturas, de pesadilla con lejanas salidas imposibles a planos de luz abierta. Como Unamuno parece en muchos momentos un poeta portugus: Texeira de Pascoes. Cuando yo viva en casa del Doctor Simarro, no le gustaba a Antonio Machado venir a verme all y sola citarme para leerme sus nuevos poemas en el Caf de Gijn, Paseo de Recoletos. Una tarde me dijo, con gran secreto, que iba a leerme un poema, que iniciaba una nueva visin suya de las cosas. Sac cuidadoso un papel doblado de su bolsillo y al abrirlo en vez de poema, haba un agujero. Se qued atnito, ms que yo. Se lo haba comido. Yo saba, por los libros que le prestaba, que l roa el papel, pero en los libros lo que roa eran las mrjenes hasta dejarlos como pases de abanico. Pero en su poema se haba comido el poema. Cuando me mand a Moguer (1912) Campos de Castilla, tuve una estraa sensacin de malestar. El libro, por fuera, era ya seco y pardo y al hojearlo me pareca como si Antonio Machado se hubiese pasado de una Espaa interior, de ritmo invisible a una demasiado visible, demasiado palpable, casticista, es decir, convenida y de mayora. Una raz, una reciedumbre, una raigambre, una mancera, que iban bien con la voz engolada aquella que no serva para su otra poesa. Esta poesa y esta voz le trajeron una celebridad mayor y triste para m. Y lo que yo quera de Antonio Machado era el ro interior de su juventud, aquella fuente profunda y misteriosa que era, sin duda, lo que corresponda a la voz sencilla y natural que no le oa nunca. Esta poesa y esta voz le trajeron una celebridad mayor y triste para m. (439-444)5

    Una nota escondida en los diarios de Zenobia nos permite conocer la historia ntima que entreteje la redaccin del sentido texto por parte de Juan Ramn y da cuenta de los intentos frustrados del poeta por salvar a Machado de la guerra civil con excusa de una invitacin profesional a la Universidad de La Habana. 5 Gonzlez Rodenas cambia el orden de aparicin de la frase Como Unamuno parece en muchos momentos un poeta portugus: Texeira de Pascoes, adems de incorporar la frase final del texto. (443-444)

  • Page

    JHM 2012 / 2013 Issue 3 4

    101

    El correo nos trajo carta de Ins [Muoz] y los dos primeros nmeros de La Prensa que nos han llegado directamente. JR acababa de dictarme un llamamiento para comenzar una suscripcin en La Prensa a favor de los intelectuales que sufren en los campos de concentracin de Francia, cuando al abrir el peridico dej caer la cabeza con pena al enterarse de la muerte de Antonio Machado. Con lo que haba intentado que lo invitaran a la Universidad de La Habana, pero los ms jvenes, Jos Gaos en particular, que fue el primero en beneficiarse, no quera tener nada que ver con los mayores (solamente con los de su generacin) y prevaleci su opinin sobre la de JR. Ahora era ms grande su dolor por no haber podido ayudarle. Quiz se hubiera salvado. Pero como dice JR: Ha sido una muerte noble, acorde con su vida sobre todo fsica- esforzada y lastimosa. Me parece que, a ratos, haba algo de envidia en los pensamientos de JR en cuanto a su muerte. (20-21)

    El subttulo de la nota dedicada a Machado bien puede relacionarse con los textos En los trasmuros del mundo y El ente de un perfil compuestos por Juan Ramn en 1936 durante su estancia en Pars (Jimnez: 439). El estudio de las relaciones entre Antonio Machado y Juan Ramn Jimnez fue iniciado por Ricardo Gulln6 en un conocido estudio antepuesto a un conjunto de cartas y otros textos miscelneos de ambos poetas (1964). La sntesis de aquel trabajo es reforzada en este Antonio Machado. Ente de trasmuros pues en efecto la universalidad de Machado coincide con Juan Ramn, y de ello tuvo lcida conciencia, pero no en el provincianismo, ni siquiera en el castellanismo, pues el segundo discrepaba instintivamente de estas aproximaciones a lo tradicional y castizo de la patria (6). Tal valoracin con cierta carga negativa hacia parte de la obra de Machado arranca en el poeta de Moguer en1912 cuando recibe Campos de Castilla, cuya lectura le produce un malestar profundo al contemplar el cambio de orientacin hacia el casticismo7 de Machado: El libro, por fuera, era ya seco y pardo y al hojearlo me pareca como si Antonio Machado se hubiese pasado de una Espaa interior, de ritmo invisible a una demasiado visible, demasiado palpable, casticista, es decir, convenida y de mayora (Jimnez: 443-444). La renuncia a esa poesa que iba por dentro como acert a definir Rubn Daro implic el distanciamiento entre ambos, agravado por ciertas afirmaciones de Juan de Mairena, y ya manifiesto en una nota transcrita por Gulln en la que Juan Ramn Jimnez afirma

    Qu lejos estaba Antonio Machado de pensar, cuando me escribi esta carta, que pocos aos despus se saldra de sus espejos, galeras, sus laberintos maravillosos, mezcla confusa del simbolismo y de Bcquer, para ensear francs con nfasis doctoral; para para cantar los campos de Castilla con descripcin excesiva, ancdota constante y verbo casticiero; para aceptar un silln en la Real Academia Espaola; para pasar de la inmensa minora a la castuora inmensa! (Gulln: 15)8

    6 Sobre la valoracin de ambos poetas en conjuntos resultan imprescindibles todava hoy los trabajos de Urrutia, Antonio Machado y Juan Ramn Jimnez: la superacin del modernismo. Madrid: Cincel, 1980 y Senabre, A. Machado y J. R. Jimnez: poetas del siglo XX. Madrid: Anaya, 1991. 7 Y probablemente llevara razn. El Machado de Campos de Castilla no resulta hoy el de mayor inters. La antagnica atraccin que experimenta Machado por Espaa es resumida en la siguiente declaracin: Tengo un gran amor a Espaa y una idea de Espaa completamente negativa. Todo lo espaol me encanta y me indigna al mismo tiempo Autobiografa entregada en 1913 a Azorn y publicada por Francisco Vega Daz en A propsito de unos documentos autobiogrficos inditos de Antonio Machado, Papeles de Son Armadans, 54, 160-162 (1969), 49-99, 165-216 y 295-328. 8 Resumen de la evolucin de esta postura crtica por parte de Machado y la valoracin de Juan Ramn se puede ver, por ejemplo, en Alan Trueblood, Posturas constantes en la expresin potica de Antonio Machado, Actas del VI Congreso Internacional de Hispanistas, Alan M. Gordon y Evelyn M. Rugg (eds.). Toronto: University of Toronto, 1980: 745-74. De notable valor es el trabajo de Senabre Sobre la potica de Antonio Machado, Potica e Historia Literaria, Rogelio Reyes Cano y Manuel Ramos (eds.). Cdiz: Jimnez Mena (1990): 57-72.

  • Page

    JHM 2012 / 2013 Issue 3 4

    102

    En efecto Juan Ramn siempre prefiri las Galeras, las hermosas canciones de su juventud o los ltimos poemas de Abel Martn antes que sus Campos de Castilla (Jimnez: 607). Juan Ramn ya haba dado cuenta en julio de 1921 de dicho cambio el cual, a la postre, no implicaba una minusvaloracin de la obra anterior del sevillano, muy al contrario:

    Antonio Machado, este [falta una palabra] de poesa, se anduvo siempre buscando, y antes se encontraba siempre. Ahora se ha perdido a s mismo. Dnde se ha perdido a s mismo, en Baeza, en Soria, en Segovia, en Madrid? Pero ya se encontrar, y si no se encuentra ms, ya se ha encontrado bastante. (Gulln: 16)

    La respuesta que escribe a Bergamn a modo de prlogo ms adecuado a las Obras completas de Antonio Machado es, sin duda, la valoracin ms extensa que realiz Juan Ramn (Jimnez: 650-658). En ella distingue tres Machados, siendo el ms vulgar, filosfico y sentencioso el de Campos de Castilla9. Sea como fuere y aunque ello produjo cierto enfriamiento de la amistad, nunca perjudic la mutua estimacin entre ellos (Conde: 11). La sustancial afinidad que une a Juan Ramn Jimnez con Antonio Machado tiene mxima expresin en un muy curioso y significativo texto. En el profundo deseo de reconocerse semejante, el poeta moguereo redact una necrolgica de su propia muerte donde a imitacin de Machado afirma haber muerto el 18 de julio de 1936. Para mayor paralelismo el lugar de fallecimiento es Font Romeu, un pueblecito al sur de Francia y no distante a Colliure.

    K.Q.X.10 Muri y fue enterrado en Font Romeu, Francia El 18 de julio de 1936 A los 48 aos. Su viuda Zenobia Camprub Aymar Comunica la desgracia A sus amistades. (717)

    Recordemos por un momento las palabras de Zenobia Me parece que, a ratos, haba algo de envidia en los pensamientos de JR en cuanto a su muerte. Podra atisbarse la comprensin de este celo si consideramos otro texto trascendente de Juan Ramn sobre Machado:

    Y es frecuente or y leer cosas como stas, exaltando siempre la hombra, lealtad, etc. De A[ntonio] M[achado] y otros y bajando la ma. Siempre ocurre lo mismo. Los verdaderamente libres no se asocian con otros que los encumbren. Y siempre la leyenda exalta al bajo y baja al alto, porque le bajo se encarga de alzarse y el alto no se preocupa de su puesto.

    Juan Ramn nunca soport la perversa comparacin entre su persona y la de Machado por la cual se destacaba el compromiso con la Repblica del poeta sevillano, menguando para ello su valor artstico, frente a la falaz idea del Juan Ramn esteta, ausente de la realidad. Para el moguereo dicho juicio encubra un deseo de aminorar el valor de la poesa de ambos autores. Y a pesar del sentimiento ambivalente que segn los perodos de su vida tuvo hacia Machado, el valor de la obra del poeta sevillano 9 Aparece con el ttulo Un enredador enredado por vez primera en Cuadernos Americanos, 16, 4, (1944): 196. 10 Las siglas son el pseudnimo utilizado por Juan Ramn en un proyecto truncado y en algunas de sus cartas. La necrolgica de uno mismo fue un recurso ya utilizado en 1934 por Juan Ramn para sealar con notable significacin el distanciamiento respecto a sus discpulos ms cercanos: Pedro Salinas, Dmaso Alonso y Jos Bergamn.

  • Page

    JHM 2012 / 2013 Issue 3 4

    103

    y la trascendencia tica de su figura resultaron para Juan Ramn inequvocas. Tajante muestra de ello da alguno de los papeles de La Florida:

    ANTONIO MACHADO Un poeta no es grande o pequeo ni mayor ni menor por los temas ni por los metros, ni por la longitud, sino por la [falta una palabra] en que se mueve. Francisco Luis Bernrdez, poeta de gran talento, escribi al morir A.M., que era un gran poeta menor. por qu grande y menor? Quera decir que era grande por la emocin y menor por la zona o por la cantidad de obra? No, eso no es as. F.L.B. El poeta no ha escrito (Las [palabra ilegible]); citar los ttulos de los mejores: Iris de luna, de hierro, fro, limn, etc.; es un gran poeta mayor y lo seguir siendo mientras haya poetas que lean poetas (Gulln: 24-25)

    Aunque Gibson no lo subraye en su biografa sobre Antonio Machado (2006), el poeta siempre se esforz en sealar su apoyo a la Repblica en base a su legitimidad. Tal hecho fue recordado por Juan Ramn con acierto de manera constante. Adems, apreci con acierto y sin tapujos el largo alcance de las rimas de Soledades o la metafsica de Abel Martn, hasta el punto de poner, siquiera de manera simblica, su tumba cercana a la de quien consider el gran poeta mayor: Antonio Machado.

    OBRAS CITADAS CAMPRUB, Zenobia. Diarios, 2. Estados Unidos (1939-1950). Madrid: Alianza-Universidad de Puerto Rico, 2006. CONDE, Carmen. Antonio Machado y Juan Ramn Jimnez. Notas a su lectura, ABC, 2 de septiembre de 1980, 11. JIMNEZ, Juan Ramn, Guerra en Espaa. Prosa y verso (1936-1954), introduccin, organizacin y notas de Angel Crespo. Barcelona: Seix Barral, 1985

    Guerra en Espaa. Prosa y verso (1936-1954), Edicin de ngel Crespo, revisada y ampliada por Soledad Gonzlez Rdenas. Point de Lunettes. Sevilla, 2009.

    ESTVEZ, Francisco, Juan Ramn Jimnez: Guerra en Espaa. Prosa y verso (1936-1954), Los Lunes de El Imparcial, 08 de enero de 2011 GARCA MARTN, Jos Luis. La clera del nio Dios, El Cultural (2002): 3. GULLN, Ricardo. Relaciones entre Antonio Machado y Juan Ramn Jimnez. Pisa: Universit di Pisa, 1964. GIBSON, Ian. Ligero de equipaje. La vida de Antonio Machado, Madrid: Aguilar, 2006. MACHADO, Antonio. Poesa y prosa: introduccin, ed. de Oreste Macr y Gaetano Chiappini, Madrid, Espasa-Calpe-Fundacin Antonio Machado, 1989. NAHARRO, Jos Mara. Juan Ramn Jimnez: Guerra en Espaa. Hispanic Review 55, 1 (1987): 121 123.

  • Page

    JHM 2012 / 2013 Issue 3 4

    104

    SNCHEZ BARBUDO, Antonio, Los poemas de Antonio Machado. Los temas. El sentimiento y la expresin, Barcelona, Editorial Lumen, 1981. SENABRE, Ricardo. A. Machado y J. R. Jimnez: poetas del siglo XX. Madrid: Anaya, 1991.

    Sobre la potica de Antonio Machado, Potica e Historia Literaria. Rogelio Reyes Cano y Manuel Ramos (eds.), Cdiz: Jimnez Mena (1990): 57-72.

    SOTELO, Adolfo. Guerra en Espaa de Juan Ramn Jimnez. Cuadernos hispanoamericanos 420 (1985): 149-153. TRUEBLOOD, Alan S. Posturas constantes en la expresin potica de Antonio Machado, en Actas del VI Congreso Internacional de Hispanistas, Alan M. Gordon y Evelyn M. Rugg (eds.). Toronto: University of Toronto, 1980: 745-74 VEGA, Francisco. A propsito de unos documentos autobiogrficos inditos de Antonio Machado, Papeles de Son Armadans, 54, 160-162 (1969), 49-99, 165-216 y 295-328.

    URRUTIA Jorge. Antonio Machado y Juan Ramn Jimnez: la superacin del modernismo. Madrid: Cincel, 1980.