Articulo Imaginarios y Comuniccaion

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    Cinta de Moebio

    E-ISSN: 0717-554X

    [email protected]

    Universidad de Chile

    Chile

    Dittus, Rubn

    El Imaginario Social y su Aporte a la Teora de la Comunicacin: Seis Argumentos para Debatir

    Cinta de Moebio, nm. 26, septiembre, 2006, p. 0

    Universidad de Chile

    Santiago, Chile

    Available in: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=10102603

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    CINTA DE MOEBIO

    El Imaginario Social y su Aporte a la Teora de la Comunicacin:Seis Argumentos para Debatir

    Rubn Dittus([email protected]). Escuela de Periodismo de la Universidad Catlica dela Santsima Concepcin(Chile).

    Abstract

    The present paper approaches the implications of social imaginary theory in the

    comprehension of communicative phenomenon and the semiotic process with sixarguments. It describes the direct relationship existing between three faculties whichmake man a symbolic being: communication, conscious activity and imaginaryconstruction, confirming the idea that reality is intersubjectively made up in dailypractices.

    Key words: social imaginary, conscience, significant reality, semiotics.

    Resumen

    El presente ensayo aborda, en seis argumentos, las implicancias de la teora de losimaginarios sociales en la comprensin del fenmeno comunicativo y su papel en elproceso de la semiosis. Se describe la directa relacin existente entre las tres

    facultades que hacen del hombre un ser simblico: la comunicacin, la actividadconsciente y la construccin imaginaria, confirmando la idea de que la realidad seconstituye intersubjetivamente en las prcticas cotidianas.

    Palabras claves: imaginario social, comunicacin, conciencia, realidad significante,semiosis.

    Recibido el 15 Mar 2006

    Aceptado el 23 Ago 2006

    Imaginar es ausentarse, lanzarse hacia una vida nueva. Gaston Bachelard (1972: 12)

    Introduccin

    Conectar los conceptos de realidad e imaginacin puede parecer contradictorio. Esto sedebe a la tendencia propia del modernismo occidental en separar la prctica imaginariade toda posibilidad de existencia, como si lo simblico no fuera parte de lo real. Seasume, entonces, desde una visin cartesiana que aquello que no es probadoempricamente no existe y, por lo mismo, no tiene mritos para su estudio racional yacadmico. Como hijos de la modernidad hemos sido testigo de cmo las certezasdefinen el conocimiento y las formas de acceder a l. De lado son dejadas todasaquellas posturas tericas y metodolgicas basadas en las prcticas no racionales o enmarcos epistmicos que se sustentan en lo irreal, en lo fantasioso o en lo que noexiste. La teora de los imaginarios sociales no ha estado exenta de dichas sospechas.No cabe duda que se trata de una teora en construccin. Habitualmente, cada vez queun trabajo ensaystico o investigativo es aceptado en algn congreso acadmico o en

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    las pginas de una revista especializada, el autor es invitado a aclarar suterminologa y a definir el fenmeno de lo imaginario y sus efectos epistemolgicos. Lapropuesta que presento a continuacin apunta en esa direccin. Con el firme propsitode disminuir la ambigedad conceptual y de promover la discusin acadmica, sepresentan -a travs de seis argumentos- las implicancias tericas generadas por lacada vez ms rpida inclusin de los imaginarios sociales en la teora de lacomunicacin, constatando, as, que la realidad se constituye desde los ojos de unobservador que comunica. Sin las ideaciones mentales no es posible la semiosis social.La forma en la que el ser humano significa el mundo se define en el ncleo de lasinteracciones cotidianas y a travs de imaginarios sociales. No es descabelladosuponer, entonces, que la teora de la comunicacin se nutre de la accin imaginaria,reconociendo en ella un rol clave para la comprensin de los procesos comunicativos y

    las redes discursivas.

    Primer argumento: La comunicacin es expresin de lo imaginario y unaforma de interaccin determinada imaginariamente.

    La imaginacin es el resultado de una capacidad psquica exclusivamente humana.Manuel Antonio Baeza la define como un tipo de pensar abstracto, relativamenteautnomo del terreno de lo concreto, pero que es aplicable a lo no abstracto o loconcreto, por la va de las propias construcciones (Baeza 2003). Los imaginarios son elsoporte de esta accin mental, y actan como un banco de imgenes socialmentecompartidas que le dan sentido a nuestro entorno existencial (Baeza 2000). Dicho enotros trminos, stos se nutren de las experiencias cotidianas y de esta forma llenannuestros vacos cognitivos adquiriendo conciencia de lo pasado, lo futuro y lo presente.Estas ideaciones mentales le otorgan significado a aquella realidad que carece detangibilidad (o respaldo material). As existe el imaginario delmiedo(no lo podemosver pero s sentir), del padre ideal(probablemente el nuestro no lo ser, pero nos loimaginamos) o el denacin (algo mucho ms que un grupo de ciudadanos que habitanun pedazo de territorio). No hay que olvidar que todo esto es posible porque somossujetos con conciencia y comunicantes.

    La actividad imaginaria crea las condiciones apropiadas en las cuales el individuodesarrolla o expresa su comportamiento comunicante, participando activamente en lacomunicacin y no siendo el origen de ella. De ah que se afirme que la comunicacines una forma de interaccin determinada imaginariamente. Por ejemplo, sta nosindica cmo actuar frente a una entrevista de trabajo o una declaracin de amor.Porque si bien es la comunicacin la que construye en cada momento la forma comoimaginamos, tambin es cierto que es esta red de imgenes (o construcciones

    mentales) la que nos programa y determina la manera de comunicarnos. Aun cuandonos reconozcamos como seres comunicantes por naturaleza o en potencia (estamosprogramados biolgicamente para interactuar con nuestros semejantes), el sistema decdigos significantes que utilizamos y las normas que regulan dicha interaccin es elresultado de una construccin imaginaria: son los modos o programas decomportamiento interaccional codificados y estructurados segn la tradicin. Es decir,hay una gramtica de la comunicacin que se modifica en los distintos niveles desocializacin humana.

    Hay que ser justos, y otorgar gran parte de crdito al desarrollo de la teora de losimaginarios sociales en las ciencias sociales al griego Cornelius Castoriadis (1922-1997). El filsofo sostiene que la sociedad se apodera de la imaginacin particular delindividuo, dejndola manifestarse slo en y a travs del sueo, la fantasa, la

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    transgresin y la enfermedad. De ese modo, el sujeto no pensar ni imaginar msque lo que socialmente es obligatorio pensar y hacer. Castoriadis nos muestra elimaginario como un fenmeno singular y colectivo a la vez. Puede ser comprendidocomo un patrimonio representativo, en otras palabras, como el conjunto de imgenesmentales acumuladas por el individuo en el curso de su socializacin.

    La sociedad es creacin, y creacin de s misma: autocreacin. Es surgimiento de unanueva forma ontolgica y de un nuevo nivel y modo de ser. Es una casi-totalidad quese mantiene unida por las instituciones y por las significaciones que las mismasencarnan (...) Para que existiera Atenas fue necesario que hubiera atenienses y nohumanos en general. Pero los atenienses fueron creados en y por Atenas (Castoriadis1998: 314-315).

    En un sentido similar, pero destacando la existencia de modos de interaccinparticulares, opinaAlbert Scheflen (1994: 151). El investigador sostiene que incluso enuna misma categora cultural es posible determinar cartas o programas de interaccinhumanos que actan como planes organizados internamente por cada individuo en elmomento en que participa en una interaccin. Este plan representara el modo en quelos participantes probablemente han aprendido a ejecutar esta interaccin. Sifusemos capaces de estudiar todas las interacciones posibles de un grupo dado, nossera posible disear un mapa detallado y sistemtico de todos los actos de ese grupo.

    Ese mapa representara su cultura, seala. O, como dice Erving Goffman, en cadasociedad las posibilidades de comunicacin estn codificadas. Existe, por lo tanto unapredeterminacin para que cada individuo se comporte de tal o cual manera, segn lasituacin y el resto de los actores sociales.

    La sociedad est organizada sobre el principio de que todo individuo que posee ciertascaractersticas sociales tiene un derecho moral a esperar que otros lo valoren y lotraten de un modo apropiado. En conexin con este principio hay un segundo, a saber:que un individuo que implcita o explcitamente pretende tener ciertas caractersticassociales deber ser en realidad lo que alega ser(Goffman 1997: 25).

    Para este autor, las interacciones son los tomos de la sociedad, son lo que une al serhumano. Fundamentan toda la dureza y toda la elasticidad, todo el color y toda launiformidad de la vida social, que nos resulta tan evidente y sin embargo tanmisteriosa. Goffman, en un intento por describir detalladamente las reglas de lainteraccin humana, establece una analoga entre el vivir y el actuar, reconociendo conello que jams entramos en contacto directo con la realidad, sino que lo hacemos atravs de smbolos que nos obligan a interpretar un papel. De ah su conocida

    expresin el ser humano es un ser que representa. Siguiendo a Goffman, si en todotipo de comunicacin hay una representacin, vivimos en una audiencia teatral, dondecada persona asume distintos roles. Esos roles se hayan regularizados, casi en formade rituales, predeterminados a priori. A pesar de ello, no hay un libreto escrito. Jamsentramos en contacto directo con una realidad dada, lo hacemos a travs de imgenesy discursos, situacin que obliga a la interpretacin (como actor y pblico). En otraspalabras, el ser humano se ha creado a s mismo a partir de sus propios imaginariossociales y no es el resultado de leyes csmicas o universales. Con esta lgica, lo queaparece como realidad no es sino el producto de nuestras percepciones y denumerosos procesos de interaccin. Se construye socialmente desde la imaginacin.

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    Segundo argumento:La comunicacin es fruto de la actividad consciente. Sinconciencia no hay comunicacin y sin comunicacin no hay conciencia: somosconscientes porque comunicamos.

    Cuando se aborda el proceso de la comunicacin desde la fenomenologa, se poneatencin en la caracterstica ms humana de un individuo: su actividad consciente. Hayque recordar que la escuela fenomenolgica estudia los diferentes modos en que lascosas aparecen o se manifiestan en la conciencia. Es decir, la perspectiva husserliananos dice que los conceptos realidad y conciencia responden a un slo gran fenmeno:el del conocimiento, y el mtodo fenomenolgico posibilita acceder al mundo fuera delas estructuras que lo cobijan. No hay, entonces, conocimiento sin un ser que loperciba como tal. La clave para Husserl es aplicar un artificio metodolgico: la

    reduccin fenomenolgica (o epoch). Dicho en palabras del propio filsofo, ponerentre parntesis la existencia (Husserl 1985: 14). Con esta propuesta, no se nos pidecambiar nuestra conviccin en la existencia del mundo; solamente la ponemos fuera de

    juego, la desconectamos, la colocamos entre parntesis. El mtodo permite acceder alobjeto del cual se es consciente, alejado de las influencias pre-existentes en el entornosocial, abstenindonos de juzgar de acuerdo a lo establecido por la llamada realidadobjetiva.

    La realidad la encuentro (...) como estando ah delante y la tomo tal y como se meda, tambin como estando ah. Ningn dudar de datos del mundo natural, ni ningnrechazarlos altera en nada la tesis general de la actitud natural. El mundo est siempreah como realidad; a lo sumo, es aqu o ah distinto de lo que presuma yo; tal o cualcosa debe ser borrada de l, por decirlo as, a ttulo de apariencia, alucinacin, etc., del que es siempre -en el sentido de la tesis general- un mundo que est ah(Husserl1962: 69).

    Husserl confirma, as, que el mundo siempre se nos presenta como realidad,generando la llamada tesis general del mundo o juicio explcito sobre la existencia. Conla epoch se intenta abandonar esa tesis, perdiendo el sentido todo lo pre-existente.Se confirma el principio antrpico cuando se constata que no hay un objeto sin sujeto,o en palabras de Humberto Maturana y Francisco Varela (2002), todo lo dicho esdicho por alguien. La inexistencia de una realidad independiente de un observadorpone en su justa dimensin la importancia que tiene la comunicacin para comprenderel proceso de construccin del conocimiento. Slo el ser comunicante tiene capacidadconsciente. En la medida que la conciencia se alimenta de las prcticas sociales, larealidad que percibimos es -quermoslo o no- excluyente. Lo que no se comunica,aquello que no tiene una existencia simblica, sustentada en el lenguaje o en dems

    formas de comunicacin no verbales, no existe. De este modo, cuando se afirma que lodicho bajo ninguna circunstancia puede ser separado del que lo dice, significa que larealidad se constituye desde los ojos de un observador, pero que comunica. Sincomunicacin no hay posibilidad de ser observador, y con ello, sujeto consciente. Sincomunicacin, no hay realidad percibida.

    La intencionalidad de la conciencia de la que habla Husserl tiene una ms finarepercusin: la enunciacin de este sujeto consciente (y comunicante) altera laconciencia pura, transformando a sta en altamente contingente. En la medida que elsujeto que enuncia lo hace desde un contexto histrico y cultural determinado, le estentregando elementos de intencionalidad al mundo que observa. Analicemos elsiguiente ejemplo: un joven adolescente (A) debe invitar a una amiga (B) al cine. Esprimera vez que lo hace. Desde el momento en que B tiene conciencia de los deseos

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    deA, ste se transforma en sujeto enunciador. Sus nervios iniciales le delatan, de talmanera que Bincorpora en su estructura mental las posibilidades de ir conAal cine orechazar la invitacin. Asimismo, A escoge ver una pelcula dentro de un amplioabanico de alternativas. La eleccin del cine -la mejor para las intenciones de A- es unacto de exclusin. Del mismo modo, la conciencia de B est determinada por lasposibilidades que le ofrece A. El ejemplo describe la forma como opera el binomiocomunicacin/conciencia: la conciencia le otorga unidad de sentido a las distintasexpresiones de realidad, y sta a su vez, permite que el sujeto conocedor acceda a ellaa travs de las prcticas cotidianas reguladas por una gramtica de la comunicacin.As, sin conciencia no hay comunicacin y sin comunicacin no hay conciencia: somosconscientes porque comunicamos.

    Hay algunos otros aportes tericos que en mayor o menor medida ayudan a entenderen forma ms general este tema. El inspirador del interaccionismo simblico, GeorgeHerbert Mead, plantea una diferencia entre la comunicacin humana y la animal,atribuyndole a la propia naturaleza de la sociedad la existencia constituyente deprocesos comunicacionales. Segn Mead (citado en Blumer 1982), mientras losanimales viven en un mundo de acontecimientos, las personas viven en un mundo designificados compartidos en donde un yo se comunica con otro, dimensionando lapresencia comunicante de ese otro. En otras palabras, el autor le otorga a lacomunicacin humana la categora de autoconsciente. Por ejemplo, tanto loshumanos como otros animales pueden tener una percepcin simple de vigilancia sobrela presencia de un martillo encima de una mesa. Sin embargo, slo los humanospueden etiquetarlo y describirlo verbalmente como martillo y el uso de smbolossignificantes nos hace a nosotros ser conscientes del significado de ese concepto.

    Una idea similar, pero poniendo nfasis en que el hombre construye su propianaturaleza, es lo sealado por los socilogos Peter Berger y Thomas Luckmann. Segnellos, el organismo humano sigue desarrollndose biolgicamente despus de nacer,cuando ya ha entablado relacin con su ambiente. No slo la supervivencia de lacriatura humana depende de ciertos ordenamientos sociales: tambin la direccin deldesarrollo de su organismo est socialmente determinada. Desde su nacimiento eldesarrollo de ste, y en realidad gran parte de su ser en cuanto tal, est sujeto a unacontinua interferencia socialmente determinada (Berger y Luckmann 1999: 68). Esadificultad acoge implcitamente la idea del individuo como sujeto consciente de smismo y de su entorno. Un ejemplo de esta referencia se aprecia cuando los autoresanalizan el fenmeno de la identidad individual, y la determinacin que sobre estepunto tiene la conciencia. La conciencia es siempre conciencia de algo, incluso denosotros mismos. O dicho de otro modo, nacemos para nosotros cuando adquirimos

    conciencia de que existimos.

    Tercer argumento: La realidad no est constituida objetivamente al margende la comunicacin. Aquella se crea intersubjetivamente a travs de lasprcticas cotidianas.

    La base de este argumento la trabaja Alfred Schutz, considerado uno de los mximosexponentes de la sociologa del conocimiento. La tesis central de este abogadoaustriaco postula como objetivo investigar la manera cmo el conocimiento sedistribuye socialmente. Este conocimiento, sin embargo, debe abarcar todos losmbitos de lo social, especialmente el que se legitima en la vida cotidiana y que sepresenta como subjetivo desde un comienzo. Asimismo, en la medida que surgensocialmente significatividades motivacionales e interpretativas, se forma un acervo

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    social de conocimiento que se objetiva en signos, como los actos habituales o ellenguaje. Lo que afirma Schutz es que la experiencia de vida comn le otorga sentido ala existencia, y la vida en comn slo se da en comunicacin con otros. Esta situacintambin se extiende a los objetos llamados naturales, por su incuestionabletangibilidad. Al respecto nos dice:

    Tambin los objetos naturales como tales estn incluidos en el mbito de sentidoperteneciente a la cultura. Mis experiencias de las objetividades naturales en el mundode la vida adhieren siempre el sentido de la capacidad bsica para experimentarlas demis semejantes; y se me aparecen en tipificaciones lingsticas, recetas de conducta,etc., en las cuales las explicaciones de mis predecesores siempre estn presentes param(Schutz y Luckmann 2001: 37).

    Este mundo de la vida cotidiana se presenta sin cuestionamientos. En l trabajamos,estudiamos, nos relacionamos, jugamos, soamos. Y es en esta realidad donde elsujeto comunicante-consciente define su situacin desde su propia biografa, que esdiferente para l. Afirmar, entonces, que la realidad no est constituida objetivamenteal margen de la comunicacin significa que aquella est constituida por el sentido denuestras experiencias y no por la estructura de los objetos. Esas experiencias se dansiempre en sociedad, en una dimensin simblica. Se construyen intersubjetivamentea travs de redes imaginarias y discursivas que se entrecruzan. Lo anterior confirma laestrecha interdependencia entre la comunicacin y lo que definimos como realidad.As, la comunicacin se entiende como una condicin inherente a la condicin delindividuo como ser en sociedad y conformada por un sistema de significados enconstante interaccin, capaz de crear y recrear realidades mltiples, incluso opuestasentre s, y donde el ser humano es slo uno ms de los elementos del sistema. Elresultado: la existencia de tantas realidades como tipo de interacciones lleguen aproducirse.

    Al insistir en el argumento, se est reforzando una idea que no es nueva: laperspectiva interaccional-sistmica. Hace ms de cincuenta aos, la comunicacin dejser entendida como un fenmeno lineal y que parte del propio individuo. Este axiomaha sido trabajado extensamente desde que se instaur entre un grupo de psiquiatras yantroplogos la denominada Escuela de Palo Alto, en referencia a la localidadnorteamericana que cobij al Mental Research Institute. Se trata de los representantesde la nueva comunicacin: Gregory Bateson, Edward Hall, Paul Watzlawick, RayBirdwhistell, Don Jackson y Erving Goffman. Tambin conocidos como los impulsoresdel modelo de la orquesta, estos investigadores ven en la comunicacin un sistemade canales mltiples en donde el ser social participa en todo momento, tanto si lo

    desea o no. Los gestos, la mirada, el espacio interpersonal, el vestuario, el silencio,etc. Es decir, todo comunica. De ah el axioma que dice que es imposible dejar decomunicarse. En su calidad de miembro de una cultura, el ser humano formara partede la comunicacin, como la msica forma parte de una orquesta. En palabras deBirdwhistell, un individuo no se comunica, sino que toma parte en una comunicacinen la que se convierte en un elemento. Puede moverse, producir ruido, pero secomunica. En otros trminos, no es el autor de la comunicacin, sino que al mismotiempo participa en ella. De este modo, se insiste en una relacin comunicacin-culturams estrecha de lo que parece, la comunicacin como el aspecto activo de laestructura cultural.

    Uno de los ms conocidos exponentes construccionistas, el psiquiatra Paul Watzlawick(1990) aborda la problemtica de lo real al hacer una distincin entre lo que l

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    denomina realidades de primer y segundo orden. En la primera estaran los objetoscon sus propiedades puramente fsicas, es decir, aquellos aspectos de lo real que sontangibles a los sentidos; y en la segunda, el significado y el valor que socialmente lehemos atribuido a esos objetos. El razonamiento del autor nos lleva a definir como realnicamente aquello que es acordado por un nmero suficientemente amplio deindividuos. En este sentido, acceder a una especie de realidad real objetiva,independiente de nuestra percepcin, es imposible. As, la realidad social aparecenicamente por medio de una amplsima red de interpretaciones e imgenes, pero queaceptamos ingenuamente como objetivamente reales. La realidad se creaintersubjetivamente, con el aporte de las percepciones individuales. Utilizaremos elejemplo del partido de ftbol. Por todos es sabido que los sujetos nunca tienenexperiencias idnticas. Ello significa que la experiencia subjetiva de un individuo es

    inaccesible para otro. Al aplicar este axioma en el ejemplo, sabemos que no todos losasistentes al recinto deportivo ven las mismas acciones de los jugadores. El pblicoque est sentado en las galeras ver un juego mucho ms lejano que aquellos que seencuentran en las tribunas centrales, percepcin que cambia mucho ms si se lacompara con la del rbitro del encuentro que corre a lo largo y ancho de la cancha. Lacalidad de la visin difiere segn el punto de vista. Es ms, aceptamos que el valor dela entrada al reciento vare segn la ubicacin, y por ende, segn la calidad de lavisin. Sin embargo, a pesar de todo aquello, todos los espectadores han visto elmismo partido. El caso narrado grafica el autntico conocimiento intersubjetivo. Seintercambian los puntos de vista y se crea un sistema de pertinencia (Schutz yLuckmann 2001). De esta forma, se pone en accin un proceso de ajuste permanenteque disipa las diferencias de la realidad, creando un nico e incuestionable mundocoherente. Dicho proceso slo es posible a travs de la comunicacin.

    El chileno Humberto Maturana, desde la biologa del conocimiento, ha hecho uninteresante aporte al estudio de la comunicacin cuando constata que la existenciahumana toma lugar en el espacio relacional del conversar. Esto significa que, an ycuando desde una perspectiva biolgica nosotros somos Homo sapiens sapiens,nuestra manera de vivir toma lugar en nuestra forma de relacionarnos unos con otrosy el mundo que generamos en nuestra vida diaria a travs del conversar. Pero sinduda, la conexin que hace entre la sociedad y la comunicacin con el amor es elaspecto ms revolucionario del intelectual chileno. Segn Maturana, todo sistemasocial humano se funda en el amor, en cualquiera de sus formas. Si no hay amor nohay socializacin genuina y los seres humanos se separan, dice Maturana. Ejemplo deesto es su tesis que explica el surgimiento de lo humano en cada individuo: planteaque la culturizacin empieza en el feto, cuando el embarazo comienza ser un estadodeseado por la madre, y sta se desdobla en su sentir y reflexin, dando origen en su

    vientre a un ser que tiene un nombre y un futuro. Identifica un momento psquico, noun momento fisiolgico-fijo. Para Maturana, el ser humano es un ser cultural, y por lotanto surge en la culturizacin del Homo sapiens sapiens, no antes. En otras palabras,digo que somos concebidos Homo sapiens sapiens no humanos, y que nos hacemoshumanos en el vivir humano aunque nuestra biologa de Homo sapiens sapiens sea elresultado de nuestra deriva filognica cultural humana, seala. Por lo mismo,entiende al ser humano como constitutivamente social. No existe humano fuera de losocial. Lo gentico no determina lo humano, slo funda lo humanizable. Para serhumano hay que crecer humano entre humanos (Maturana 1999: 33). Es decir,reconoce la importancia de la comunicacin en la construccin de lo social.

    Cuarto argumento:Toda representacin (signo) es relacin, no el duplicadoexacto de un objeto. La relacin entre sujeto y objeto slo es posible por latipificacin mental imaginaria.

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    Los argumentos expuestos previamente nos llevan a plantear que toda representacincolectiva -cualquier tipo de signo- es representacin de algo y de alguien. El signo noes el duplicado ni el reflejo de lo representado (el objeto), como tampoco es unacreacin caprichosa del sujeto comunicante. Toda representacin es relacin entresujeto y objeto. Por lo tanto, la imagen como tipificacin mental es un elemento claveen la accin comunicativa. Al no haber imagen no hay relacin y sin sta no hay signo.De ms est decir que sin signo no hay realidad. Cuando observamos un vaso de lechesobre la mesa, vemos el objeto gracias a la relacin significante que existe entre elobservador de ese vaso y el vaso en s. Lo que nos sugiere dicho objeto se sustenta enla percepcin mental: en la imagen del vaso que se construye en la conciencia.

    La relacin entre el mundo de lo perceptual y lo material adquiere una unin

    indisoluble, en la medida que todas nuestras experiencias visuales o auditivas serefieren a situaciones fsicas, ya sean stas objetos tangibles o acciones que adquierenuna denominacin particular (libertad, control, coraje, etc.) a partir de un imaginariosocial. Segn Mead, la realidad material es el significado inmediato de lasrepresentaciones que los individuos son capaces de captar, ya que son mediadoras porpartida doble.

    Constituyen el significado de lo que yace entre nosotros y nuestros horizontes msdistantes, y son los medios e instrumentos de nuestra empresas. Se interponen entrelos distantes estmulos que propician nuestros actos y los goces o decepciones que losconcluyen. Son las metas inmediatas de nuestros ojos y odos, y la materiainstrumental que encarna nuestros propsitos y finalidades(Mead 2001: 4).

    De lo anterior se desprende que el ser humano establece relaciones psquicas con suentorno. Slo a travs de su capacidad para tipificar imaginariamente, puede construirrealidad. Sin esta capacidad, slo seramos seres temporales y contingentes,determinados por los instintos.

    Una manera de dar respaldo a este argumento es cuestionar uno de los mitos de lasemiologa: la supuesta naturalidad del signo icnico. Debemos recordar que uno delos padres de la semiologa contempornea, Charles Peirce, clasific el signo en trestipos: smbolo, ndice e icono, dejando a este ltimo como aquel signo que se parece alobjeto que representa. As, una fotografa del Presidente de la Repblica presenta unalto grado de iconicidad con el individuo de carne y hueso que sustenta el cargo, si sela compara con otro caso de signo icnico, como puede ser una caricatura. En amboscasos, la asociacin que se hace entre la representacin y el objeto representado esculturizada. All hay una estimulacin programada desde la conciencia del observador.

    Por lo tanto, el icono no deja de ser el producto de una relacin, al igual que unaexpresin lingstica. A partir de un aprendizaje precedente nos vemos obligados a verun resultado perceptivo semejante. La relacin psquica entre el sujeto y el objeto es,entonces, resultado de un adiestramiento. Por lo tanto, si incluso en aquellasrepresentaciones altamente icnicas, como una fotografa, sin la relacin descrita noexistira objeto observado, mal podra ser distinto para aquellas representaciones conalto grado de abstraccin. La tipificacin mental imaginaria contiene un carctersignificante, puesto que no slo reemplaza un elemento ausente, sino que de igualmanera puede sustituir un objeto que se encuentra presente, con la finalidad de que elsujeto pueda entender mejor lo que ocurre en su medio ambiente. La representacin,por ende, no es slo una reproduccin, puesto que por medio de su utilizacin tambinse est autoconstruyendo como creacin individual o colectiva. A travs de lacomunicacin del smbolo, este logra la autonoma de la premisa que la vio nacer,

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    debido a que en este nivel siempre significar algo para alguien (para el mismo sujetoo para los otros hombres).

    En todos los casos la categorizacin se enmarca dentro de una reproduccin mentalque acerca algo lejano o reemplaza simblicamente algo ausente, que adquiereautonoma una vez que ha sido integrado. Un ejemplo lo constituye la historia narradaaudiovisualmente por el director de cine Robert Zemeckis en la pelcula Nufragoen elao 2000. All se cuenta la experiencia vivida por Chuck Noland, un ingeniero desistemas de una empresa de telecomunicaciones interpretado por Tom Hanks. Luegode un accidente areo, se convierte en el nico sobreviviente de una isla remota,aislado fsicamente de cualquier forma de civilizacin. Accidentalmente da vidaimaginaria a Wilson, un rostro dibujado en una pelota de voleibol con la sangre de su

    propia mano. Durante los cuatro aos que Chuck habita en la isla desierta, Wilson setransforma en su nico compaero. No cabe duda que Wilson tiene un lugar en laconciencia de Chuck. Existe para l. La pelota dej de ser pelota, transformndose enun ser con existencia imaginaria. Si hemos dicho que toda representacin es la relacinentre sujeto y objeto, observamos en este caso que si no se da la tipificacin mentalWilson-amigo-compaero de naufragio, no hay relacin Chuck-Wilson, y sin sta noexiste Wilson.

    Complementando lo anterior, debemos recordar la relacin definida por Castoriadisentre psique y sociedad como dos polos irreductibles, constatando, as, que laimaginacin individual por s sola no puede producir significacin social. Es decir, lacreacin de significaciones sociales imaginarias no surgen de procesos naturales a-sociales, sino que es la sociedad la que se instituye a s misma por medio derepresentaciones. El mundo de las significaciones instituido en cada oportunidad porla sociedad no es, evidentemente ni un doble o calco (reflejo) de un mundo real, nitampoco algo sin ninguna relacin con un cierto ser-as natural (Castoriadis 1989:304). De ms est decir, entonces, que en el caso de la pelcula mencionada, laexistencia de Wilson (como signo) slo era posible porque Chuck estaba ya socializado.

    Quinto argumento: Los imaginarios sociales actan como sustento deconservacin, cambio y filtro de una realidad significante multidimensional.

    Los imaginarios sociales son un factor de equilibrio psicosocial. Actan compensandolas diferencias y vacos cognitivos, superando el excesivo racionalismo de lamodernidad. De este modo, fortalecen la tendencia conservadora de todo orden socialhacia su permanencia y reproduccin. Ello explica la atribucin de rasgos absolutos aalgunas reas del conocimiento, por ejemplo, en el rea econmica. Hoy da no se

    discute la pertinencia del capitalismo como modelo macroeconmico. Estasuperestructura se sustenta en slidas bases imaginarias: libertad, competencia,igualdad, felicidad. Es ms, se caricaturiza de atrasada y totalitaria cualquier propuestade resistencia al modelo. En casos extremos, se argumenta desde un aejo darwinismosocial: es natural la competencia, pues finalmente ganarn los ms fuertes... vanloen los animales!, dira un fantico. De ah que el gran desafo de cualquier mtodo dedeconstruccin discursivo sea hacer visible la invisibilidad social (Pintos 1995). Estatesis tiene el imparable efecto de abarcarlo todo. Porque si lo que nos rodea son slointerpretaciones de la realidad dominadas por imaginarios que aseguran la estabilidady permanencia del orden social, tambin el conocimiento es el resultado de unaconstruccin imaginaria. En este sentido, son las prcticas cotidianas las encargadasde otorgar legitimidad a la imagen que tenemos del mundo y de descartar cualquier

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    forma de conocimiento que no cuadre con los mtodos objetivos tradicionales, idea tanextendida por el discurso acadmico de occidente.

    Otro punto a considerar es que si las diferentes concepciones imaginarias, categoras einstituciones del mundo son especficas de una cultura y un momento histricodeterminado, entonces las reglas que rigen la comunicacin tambin son variablessegn la poca y el lugar geogrfico. Por lo tanto, es preciso reconocer que estadeterminacin cultural relativiza cualquier gramtica interaccional, y con ello elconcepto de norma. As, lo que puede ser catalogado como educado hoy, podra noseguir sindolo maana. El problema surge al aplicar un estudio de comunicacinmulticultural a formas de conducta situacionales entre dos culturas contemporneas oen una misma cultura pero en pocas diferentes. Cmo determinar lo que es una

    norma interaccional ms estable de aquella que es transitoria si al fin y al cabo todasestn bajo las rdenes del cambio? Probablemente una respuesta sera ladeterminacin de criterios de clasificacin a priori. Sin embargo, tambin es cierto quecualquier categora o criterio de clasificacin empleado no corresponde necesariamentea divisiones reales presentes en la naturaleza. Por lo tanto, el desafo y laresponsabilidad es del investigador: definir los criterios metodolgicos que utiliza, peroenmarcados en una construccin absolutamente arbitraria.

    Una manera de dimensionar los efectos de los imaginarios sociales en la comunicacines el de la paradoja de la mutabilidad e inmutabilidad de la realidad social. El lingistaFerdinand de Saussure ya haba planteado algo similar, pero enfocndolo a laevolucin y a la permanencia del signo lingstico: cambia y no cambia (Saussure1983). Desde la tesis que presento, la paradoja de Saussure tiene perfecta aplicacin aun mbito ms amplio, y donde la comunicacin tiene un papel sustantivo. Todainmutabilidad implica imposibilidad de cambio o transformacin. Una estabilidad, queen el caso de la realidad social, est garantizada por las prcticas sociales, y por lalegitimidad que dichas prcticas le otorgan al orden institucionalizado. Es ms, esaestabilidad es necesaria para el progreso y el desarrollo de los seres humanos. Slo unanarquista podra afirmar que la inestabilidad y cambio permanente son buenos paraasegurar las bases de una mnima institucionalidad. Es la comunicacin, yparticularmente el lenguaje, el instrumento que la cultura utiliza para asegurar dichainmutabilidad. Pero es al mismo tiempo la encargada de introducir los cambiosnecesarios para que esa realidad social permanezca saludable, transformndola en unarealidad vulnerable y en constantes procesos de legitimacin.

    Los imaginarios actan, asimismo, como filtros de lo que ser socialmente reconocido.En este punto adquiere validez la analoga entre la forma en que percibimos la realidad

    con el funcionamiento que tiene una cmara fotogrfica. Es decir, la realidad lafiltramos tal como lo hace un fotgrafo al emplear una cmara con muchos filtros, peroque en este caso se expresan en elementos culturales: el significado de las palabras,las creencias religiosas, la poca, el factor biogrfico, por mencionar slo algunas.Utilizaremos la metfora que identifica en el mapa algo no equivalente al territorio. Elterritorio y el mapa nunca coinciden con exactitud, siempre el territorio es mscomplejo que el mapa. La realidad es y ser ms compleja que lo observado. Es decir,todos los intentos humanos de explicar la realidad slo seran construcciones orepresentaciones, mapas de territorios, modelos de una realidad a la que slo podemostener acceso mediante observaciones primarias. Los imaginarios ayudan en dichapercepcin, actuando como lentes a travs de los cuales se hace posible una primeraobservacin de la realidad. Tener en cuenta esto nos capacita para actuar comoobservadores de segundo orden. Es decir, volver la mirada y observar el mapa desdedonde miramos el territorio.

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    Constatamos, de este modo, la distorsin que la experiencia individual y el efecto delos filtros produce en la comprensin de la realidad. Esta reflexin nos lleva a lasiguiente mxima: el ser humano debe reconocerse a s mismo como parte de unmundo compuesto por una realidad multidimensional, compuesta de biografas,saberes transitorios y certezas espacio-temporales. En ese intento de reconocimiento,es necesario asumirse como un individuo con privilegios. Porque a diferencia de aquelhombre primitivo analfabeto, quienes estamos en el mundo acadmico, y a pesar deser parte de una realidad mucho ms compleja, somos capaces de individualizar elfactor que alimenta dicha complejidad: la cada vez ms fuerte especializacin delsaber, superando, no sin dificultades, las cargas morales que caen sobre quienes quese atreven a reconocer la existencia de otras realidades.

    Sexto argumento: No es posible salir de la comunicacin para acceder a losorgenes de sta. El determinismo lingstico impide comprender la verdaderanaturaleza de lo humano.

    La perspectiva que presento en estas pginas muestra una nueva forma dedimensionar lo que es el ser humano desde la comunicacin: la accin social msantigua de todas, el sedimento de todas las dems y la que nos convierte enelementos de una red discursiva. La realidad social es fruto de los procesos sociales,por lo que ni el mundo ni las personas tienen una naturaleza visible previa a laconciencia y, por ende, fuera de la capacidad imaginante. Por lo tanto, afirmar que lanaturaleza de las personas depende de factores genticos o innatos sera expresar unpunto de vista esencialista. As, el individuo se ha de percibir desde los presupuestosde un anti-esencialismo que propugna la importancia del lenguaje en la interaccin y elcambio social. El determinismo lingstico es el argumento que mejor grafica unenfoque anti-esencialista de cmo se configura la realidad significante. Hoy da nadiediscute que el lenguaje es la condicin previa del pensamiento y el procesocomunicativo por excelencia a partir del cual adquirimos los conceptos para entender elmundo. Sin lenguaje no hay conciencia, sin conciencia no hay comunicacin, sin stano hay realidad significante. El lenguaje es el gran instrumento humano para laconstruccin de mundos posibles a partir de las objetivaciones, legitimaciones einternalizaciones (Berger y Luckmann 1999) de que es objeto la realidad.

    Este rasgo significante se observa incluso en aquel hombre primitivo analfabeto de lospueblos originarios de Occidente, alejado de los estmulos de un mundo tecnologizadocomo el actual. Su percepcin se bas en sus cinco sentidos, careci de una visinlineal del tiempo, no fragment ni categoriza su realidad, y careci de un poder deabstraccin (McLuhan 1998). Pero as como ese hombre primitivo vivi su realidad

    ms simple, quienes nos autodenominados civilizados gozamos de mayor libertadfrente al entorno. Esa libertad est determinada por el grado de conocimiento que elser humano tenga de la existencia de otras realidades, constituyendo el propioconocimiento una especie de liberacin.

    Ahora bien, la radicalidad de este enfoque nos presenta un dilema: cmo comprenderel fenmeno de la comunicacin desde nuestra posicin como seres comunicantes. Esun callejn sin salida. Una paradoja. Debemos recordar que la nica forma deesencialismo puro estara en los orgenes de la humanidad. Slo en aquel momento sepudo haber concebido al individuo con los rasgos innatos de animal comunicante, peroen su concepcin ms pura, sin los elementos simblicos que hoy da le permitendimensionar la presencia social del otro. As, la humanizacin del individuo que surgedesde el momento de su nacimiento condicionara no slo la forma cmo nos

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    comunicamos, sino tambin el hecho de que nos comuniquemos. El tema, entonces,toca algo que para muchos no est resuelto: qu es primero en la historia delindividuo como ser humano: la cultura o la comunicacin? El lector advertir que sloun sujeto consciente puede comunicar, pues la conciencia le otorga el don de significary de interpretar su universo imaginario-significante, pero a su vez esta capacidadconsciente descansa sobre esas bases significantes, o sea, la cultura. Una hiptesis lapresent hace algunos aos el zologo Desmond Morris, en su clsico libro El monodesnudo (Morris 1972), al describir cmo surge la vida del ser humano en comunidad:probablemente la necesidad de alimentarse y hacer frente a las inclemencias del medioambiente empujaron a los primeros habitantes del planeta a comunicarse, momentoque marca el inicio de su vida cultural. Originalmente, el hombre slo hace uso de suinstinto gregario, pero posteriormente surge la necesidad de vivir en comunidad para

    facilitar la captura de otros seres vivos. Es decir, hay sociedad donde hay necesidad devivir en cooperacin, y por ende, de coordinacin. Y si es por medio de la comunicacinque construimos la realidad social, el origen de ambos -comunicacin y cultura- escompartido. Con el primer acto comunicativo surge el primer germen cultural.

    En la actualidad esta cuestin es irrelevante. Todas las teoras sociales concuerdan enque por muy reducido o por muy rudimentaria que sea una comunidad humana,siempre est presente el elemento cultural. Es decir, el individuo como ser humanono tiene posibilidad extra-cultural, por lo que sera prcticamente imposible determinarla verdadera naturaleza comunicante de lo humano. En otras palabras, este edificioimaginario llamado sociedad es el nico responsable de que usted y yo estemosconectados a travs de estas lneas.

    A Modo de Conclusin

    Los argumentos presentados en estas pginas son constantemente cuestionados porquienes ven en ellos una forma de determinismo histrico y cultural, y por los queaoran del individuo su rol como agente de cambio social. La verdad es que no es esolo que se est afirmando, pues es el propio individuo a travs de la comunicacin elverdadero revolucionario de su tiempo. El hombre no slo protagoniza su propiahistoria, es quien tambin la escribe y la vuelve a re-escribir. Quien aborda lasventajas de esta postura es Paul Watzlawick, a travs de una defensa a la toleranciacomo la mejor arma para evitar la imposicin de cualquier clase de totalitarismoideolgico. As, nadie puede atribuirse el mrito de tener la nica clave para solucionarlos problemas sociales, con la excusa de que conoce la absoluta realidad poltica de lascosas. La historia europea de mediados del siglo XX ha demostrado los terribles efectosque tiene para la humanidad la creencia que una determinada visin del mundo est

    por encima del resto, descartando cualquier otra posibilidad de percepcin.

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