ARTURO 1902 ~ 1964 SOUTO¡log… · Arturo Souto (Pontevedra, 1902-Ciudad de México, 1964) fue,...
Transcript of ARTURO 1902 ~ 1964 SOUTO¡log… · Arturo Souto (Pontevedra, 1902-Ciudad de México, 1964) fue,...
ARTURO 1902 ~ 1964
SOUTO
La foto es del arquivo familiar de Patrick Gerassi, ex periodista de la BBC de Londres.
De Izquierda a derecha y de arriba para abajo, en la primera fila aparece o pintor Fernando Gerassi (segundo) y Eugenio Granell (cuarto), en la segunda fila Arturo Souto (priemro) y Rafael Dieste (tercero), en la fila inferior, Stepha Gerassi junto a Manuel Colmeiro
Adriano Marques
NOTAS PREVIAS A UNA EXPOSICIÓN DE ARTURO SOUTO EN LA
GALERÍA MONTENEGRO
Arturo Souto (Pontevedra, 1902-Ciudad de México, 1964) fue, sin discusión, el
artista gallego más destacado y cosmopolita de su generación, la tan ponderada de Os
Novos, particularmente brillante en los años que precedieron a la Guerra Civil (1936-
1939). Ésta, como le sucedió a otros muchos creadores, cortó su progresión,
obligándole a un forzado y doloroso exilio (Cuba, Estados Unidos, México, en cuya
capital vivió desde el verano de 1942 hasta la primavera de 1962 y desde marzo hasta
el 3 de julio de 1964, día en el que falleció) que repercutió de un modo muy directo
no sólo en su quehacer profesional, sino también en la proyección de su figura,
paulatinamente oscurecida tanto en Galicia como en España. Iniciativas de alcance y
significación muy dispar, entre las que tiene un protagonismo muy especial la
exposición antológica que a finales del año 1997 le dedicó, con la colaboración del
Museo de Pontevedra, la Fundación Pedro Barrié de la Maza en su sede de A Coruña,
han servido para ir recuperando poco a poco su figura y situarla de manera firme en el
lugar de privilegio que le corresponde, lo mismo en el panorama artístico de Galicia
que en el de España en su conjunto.
Fue Arturo Souto un artista relativamente precoz. Marcado en un principio por el
realismo anecdótico que significó a la pintura de su padre, Alfredo Souto Cuero, juez
de profesión, irá liberándose poco a poco de esa influencia para introducirse en
búsquedas formales que, al igual que aconteció con las de otros artistas coetáneos,
muchos, como él, favorecidos por el mecenazgo de Organismos públicos (en su caso,
por un lado y en un principio, la Diputación de Pontevedra, que lo pensionó entre
1928 y 1931, y, por otro, el Ministerio de Estado, de quien dependía entonces la
gestión de la Academia Española de Bellas Artes ubicada en Roma, donde residió en
1934 y 1935, haciéndolo también durante algunos meses del primer año en
Florencia), pudieron viajar y conocer lo que se hacía en otros lugares, sirviéndoles ese
contacto con lo foráneo para renovar, desde la tradición y en consonancia con las
poéticas novedosas de su tiempo histórico, el Arte gallego.
Souto tuvo como núcleos prioritarios de referencia en su formación, más allá de
su temprana estancia por razones familiares en Sevilla, a Madrid, París, Roma y
Florencia. Todos, hitos de invocación imprescindible, cada uno con sus pautas, en
su tiempo histórico, dejaron huella en su estilo, materializado en numerosas
obras (dibujos, estampas, grabados, óleos, etc.), de temas diversos, con marcada
predilección por los inspirados en la cotidianidad y en ambientes marginales (fue,
conviene resaltarlo, un artista muy prolífico), que le proporcionaron fama y
proyección.
Fue nuestro artista también una persona firmemente comprometida con las
circunstancias de los años en que vivió. Integrado en la Alianza de Intelectuales
Antifascistas, desarrolló una intensa actividad, sobre todo como ilustrador,
durante la Guerra Civil. Madrid y Valencia, en España, Bruselas y París, más allá
de los Pirineos, serán sus lugares de residencia durante la contienda y antes de
trasladarse a América en 1939. La Habana y Nueva York fueron sucesivamente
sus urbes de referencia en ese Continente (en las dos expondrá sus obras) antes
de trasladarse, en junio de 1942, a México D.F. Aquí vivió hasta mayo de 1962,
mes en el que embarca con destino a A Coruña, ciudad a la que llega el día 23.
Fue la mexicana la etapa de estancia en una misma ciudad más larga de su
vida. Fue también un periodo muy productivo, en el que pintó mucho y expuso
con frecuencia, retomando en no pocas ocasiones, apoyándose en su prodigiosa
memoria visual, temas – paisajes castellanos y vistas urbanas, sobre todo
parisinas, en particular- que había tratado ya antes de la Guerra Civil. Una
incorrecta valoración de estas obras propició, durante mucho tiempo, una lectura
equivocada de la evolución estilística de nuestro artista. A esclarecerla o
enderezarla ayudó de manera decisiva la citada muestra antológica que a finales
del año 1997 le consagró la Fundación Pedro Barrié de la Maza.
No todo lo que Souto hizo en México, sin embargo, fue producto de la
nostalgia. Hay también novedades en su quehacer tanto desde el punto de vista
temático (no fue insensible al entorno humano y paisajístico que le rodeaba),
como técnico, resultando particularmente interesante a este respecto, a finales
de los años cincuenta, su gusto por el color, por la materia pictórica, como
elemento compositivo, conformando obras que, si no lo son ya plenamente, nos
dejan ya a un paso de la abstracción.
En mayo de 1962, tras casi 30 años de ausencia, retornó Souto a Galicia. Esta, a
través de la recuperación de temas y tipos de su progenie, había empezado a
hacerse visible de nuevo, ya antes de su llegada, en su obra. Se intensificará su
presencia, obviamente, durante su estancia aquí y, tal vez no sea casual que,
cuando falleció, en la madrugada del 3 de julio de 1964 en su casa mexicana (había
retornado a este país poco antes para preparar su regreso definitivo a España),
estuviera trabajando en dos cuadros, ambos, sorprendentemente, de tema gallego:
una Doble maternidad y un Interior. Aunque ambas obras quedaron sin terminar,
se ofrecen en su conformación como un compendio de lo mejor de sus creaciones
tanto técnica como compositivamente.
La muerte de Souto provocó una conmoción inmediata en los ambientes
artístico-culturales de México y de España, aquí, singularmente, en su tierra gallega
natal. Propició también un proceso de reconocimiento de su obra que, con más
sombras que luces en algún momento, está hoy plenamente consolidado. A ello
contribuyeron decididamente iniciativas públicas y privadas muy diversas que
tuvieron como hito de referencia inexcusable la exposición, repetidamente citada,
que en A Coruña, a finales del año 1997, programó la Fundación Pedro Barrié de la
Maza. Pudo contemplarse poco después, ya en 1998, en el Museo de Pontevedra,
ciudad en la que el autor había nacido a principios de la centuria que por entonces
estaba a punto de rematar.
Decisiva también en esa tarea de recuperación y valoración de la figura de Arturo Souto, no siempre fácil en el pasado, fue el interés por su obra de los coleccionistas, públicos y privados, y asimismo la labor que, a ese respecto, desempeñaron y siguen llevando a cabo en la actualidad las Galerías de Arte. Una de las que más y mejor se ha venido ocupando de esa labor de búsqueda, estudio y ofrecimiento al mercado, público o privado, en los últimos años, particularmente en Galicia, haciéndolo además con un exquisito rigor, es la que acoge la exposición a la que sirve de complemento este catálogo, la Galería Montenegro. Concurre en esta muestra, por otra parte, un dato que no es frecuente que se produzca en propuestas de sus características: permite ofrecer, con obras propias, las más, y prestadas, las menos, excelentes, dignas de figurar en un Museo, algunas, en uno y otro caso, una visión certera y precisa, sin más laguna en sus trazos esenciales que la ausencia de testimonios de su producción durante la Guerra Civil, de la compleja evolución estilística del artista. Esta constatación demuestra,
vale la pena recalcarlo en este texto de presentación, que el negocio del Arte,
al margen de su incuestionable legitimidad, no es necesariamente
incompatible con su apoyo al desarrollo de la investigación y a la mejora del
conocimiento en ese ámbito específico de referencia.
Pontevedra, mayo de 2019
José Carlos Valle Pérez
Doctor en Historia del Arte
Director, entre 1986 y 2018, del Museo de Pontevedra y Académico
ARTURO 1902 ~ 1964
SOUTO
Del 16 de mayo al 16 de julio de 2019
MAR POR MEDIO
A PINTURA DE ARTURO SOUTO ENTRE EUROPA E AMÉRICA
MAR POR MEDIO. LA PINTURA DE ARTURO SOUTO ENTRE EUROPA Y AMÉRICA
ARTURO SOUTO Y EL ARTE EUROPEO DE ENTREGUERRAS
El pintor gallego Arturo Souto Feijoo (Pontevedra, 1902-México Distrito Federal, 1964) fue un
artista de relevante calidad, todavía falto de un reconocimiento a la altura de la importancia de su
obra, que jugó un papel muy importante en la renovación del arte gallego anterior a la Guerra Civil.
Su labor, sin embargo, también debe ser considerada en el contexto internacional de la época que le
tocó vivir, con el que mantiene una evidente e interesantísima ligazón, primeramente, en el marco
de la Europa de los años veinte y treinta y después en el ámbito cultural del exilio americano.
En su evolución, que hay que situar en la figuración europea de entreguerras, la pintura del
pontevedrés tocó temas muy diversos: bodegones; retratos; paisajes; interiores y exteriores con
figuras, con un marcado gusto por las escenas marginales y por las figuras femeninas. Estas son
tratadas frecuentemente con una inclinación expresionista, llegando en ocasiones a acercarse a una
estética poscubista, aspectos que se pueden detectar en su obra a lo largo de toda su trayectoria pero
que proceden de su estancia en el París de los años treinta y del contacto con diferentes ámbitos
estéticos: gallego (Os Novos), español (Sociedad de Artistas Ibéricos), francés e italiano.
Uno de sus temas recurrentes -que mantendrá a lo largo de toda su trayectoria- es el ambiente de
escenas de taberna, cabaré o prostibulares, representaciones en las que domina lo sensual o incluso
lo explícitamente erótico (Alegre despedida ca. 1932; Mulleres no porto, ca. 1960-1962). No
obstante, no son infrecuentes las composiciones que muestran una visión más tensa, a veces con
cierto aire expresionista (Marineros), como se puede observar en acuarelas y tintas que presentan
sus característicos estudios a partir de modelos femeninos, evidenciando que su lenguaje pictórico
se aproxima a la tradición francesa, especialmente cuando estas figuras se captan en la intimidad,
con la mirada del pintor convertida en la de un auténtico voyeur (El acordeón).
Arturo Souto, en sus obras de finales de los años veinte y de los años treinta, como la excelente
Mulatas con cántaros (1933) evidencia la solidez de sus formas volumétricas eliminando el detalle,
con caras arquetípicas como las que entonces realizaban otros creadores gallegos. Estas
representaciones son auténticos emblemas, que quieren hacer hincapié en el carácter popular, de
clase, de las figuras situadas en ámbitos de trabajo, adquiriendo estas frecuentemente un intenso
sentido social.
En esta línea, cuando trata temas explícitamente gallegos, muestra una clara proximidad formal con
artistas como Carlos Maside, Manuel Colmeiro, Manuel Torres o Laxeiro. Un buen ejemplo es Sen
título (Familia), obra que evoca un tímpano románico. La temática nítidamente gallega, introducida
por los tipos representados y por las formas casi escultóricas y de tonalidades dominantemente
apagadas, permite que reconozcamos pinturas como esta como parte de una retórica ligada a
factores identitarios, pero desarrollada con una fluidez y naturalidad absolutas, fruto del contacto
con la tierra, con la tradición, y también consecuencia de una reflexión cultural e ideológica.
En este contexto, Souto realiza pinturas con el mismo sentido arquetípico que observamos en
Maside y que también aparece en las figuras femeninas de Colmeiro, Laxeiro e incluso Seoane, que
ya después de la guerra desarrollará plásticamente estos motivos.
Esta fórmula también se traslada a representaciones no explícitamente gallegas. Si tomamos, por
ejemplo, el óleo Mulatas con cántaros (1933), podemos observar que tiene un esquema y una
rotundidad semejantes a las mujeres de Maside, pero con unos trazos de primitivismo, en cierto
sentido, más refinados, menos ásperos, especialmente en el tratamiento del rostro, con pómulos
redondeados, ojos rasgados y pequeños labios, que parecen delatar influjos exóticos, comunes en el
arte europeo de esa época. Las caras tienen un aire melancólico parecido al de artistas germanos e
italianos como Georg Schrimpf (Auf der Treppe/ Am Abend, 1924-1925, Kunsmuseum
Gelsenkirchen) o Felice Casorati (La donna e l’armatura, 1921, Fondazione Guido e d’Ettore de
Formaris Galleria d’Arte Moderna e Contemporanea, Turín).
En Espantapájaros presenta un universo que nos transporta a inequívocas referencias italianas.
También se puede percibir la proximidad a Giorgio de Chirico y a la pintura metafísica en otras obras
de Souto de estos años. El Espantapájaros evoca un mundo extraño entre el enigma y el misterio. Con
este tipo de óleos, Souto incorpora a nuestro arte unos motivos y fórmulas muy de moda en Europa.
Conviene tener en cuenta que el éxito del tema de la figura inerte, como también el de las
arquitecturas vacías, puede ser entendido como un síntoma que traduce una inquietud frente a la
representación, en particular en el caso de los maniquís y las estatuas, una evidencia de un sentimiento
de deshumanización, que para Jean Clair, es parecido al analizado por Freud en su ensayo Das
Unheimliche (Lo siniestro), escrito en 1919, un concepto este de “siniestro” que el autor vienés definía
como “aquello que debiendo permanecer oculto, se descubre”. Recordemos también que la influencia
de la pintura italiana es indiscutible en esta época, un aspecto que pocos años antes ya señalaba Franz
Roh subrayando el papel de la revista Valori Plastici.
En este sentido es especialmente significativa una obra como Entroido (ca. 1933-1934).
Souto recoge en lienzos como este los temas de las máscaras, muñecas e juguetes, desasosegantes y
popularizados en el arte de entreguerras, y por medio de ellos nuestro artista aparece ligado al
ambiente estético internacional. Pero estas muñecas, maniquís y autómatas, que llenan el arte europeo
de este tiempo, se convierten, para el Souto de Entroido, en algo distinto, que bebe del universo
popular gallego. Sufren una metamorfosis que los transforma en máscaras de carnaval o en
espantapájaros, habitantes de un mundo fáustico, simultáneamente gozoso y siniestro, sin dejar de
seguir transmitiendo ecos de ese mundo referencial dominado por una ambigua inquietud. Este
proceso también se puede detectar en la obra de Laxeiro de la misma época.
Esta presencia de la temática figurativa europea de los años veinte y treinta en la obra
de Souto se hace muy intensa en los bodegones y también en cuadros de escenas. Entre estos últimos
destacan los de temas circenses como el óleo Farándula (ca. 1931) , obra de gran calidad y notables
dimensiones (120 x 120 cm) realizada en una época en la que su pintura, como ya se ha señalado, se
aproxima más intensamente a los movimientos realistas de entreguerras, en especial a los italianos; de
hecho será Italia el país que escogerá el artista para una relevante estancia entre 1934 y 1936, al serle
concedida una pensión en la Academia Española de Roma -que dirigía en esos años Valle-Inclán-,
teniendo el contexto del realismo moderno italiano una influencia singular en su producción.
En concreto, el cuadro Farándula –y también el óleo Espantapájaros- se sitúa de lleno
en una de las corrientes más importantes de estos años: la que adopta el clasicismo como referente, un
clasicismo renovado del que Pablo Picasso fue uno de los más claros exponentes. Estamos ante un tipo
de figuración que tiene en la ambigüedad y en el sentimiento melancólico –que analizó el historiador
de arte francés Jean Clair para este período- algunos de sus más sólidos argumentos.
El cuadro del pintor pontevedrés es, simultáneamente, un homenaje a la creación -representada por el
circo- y una expresión de indeterminada tristeza, acentuada por la ausencia en las figuras de trazos
fisionómicos, muy habitual en el arte europeo de esta época, que corresponde, de manera genérica, a
un sentimiento humanista e igualitario.
Respecto del tema concreto de la obra, hay que recordar que el ambiente de escenas de circo, cabaré o
burdel –ámbitos situados en los márgenes de lo socialmente convencional- es muy frecuente en el arte
coetáneo. En concreto el tema circense es recurrentemente representado por pintores de este tiempo
como August Macke, Pablo Picasso, Gino Severini, Antonio Donghi, Jean Metzinger, Marc Chagall...
En la Farándula de Souto apreciamos un fuerte sentido volumétrico, deudor de la tradición cubista, de
ese cubismo que fue evolucionando hacia un lenguaje más legible, en sintonía con la
___________Clair, Jean, “Metafisica et Unheimlichkeit”, en Les Realismes 1919-1939, Centre Georges Pompidou, París, 1980, p.
26.
Roh, Franz, Realismo mágico, post expresionismo, Revista de Occidente, Madrid, 1927, p. 87.
Bernárdez, Carlos L., Identidade e universalidade. Lecturas de pintura galega, Edicións Laiovento, Santiago, 2018,
pp. 51-54.
Clair, Jean, Malinconia: Motivos saturninos en el arte de entreguerras, Antonio Machado Libros, Madrid, 1999.
Esta ligazón formal y temática de Souto con el contexto europeo se puede observar con claridad en Paz, Marga
(comisaria), Realismo mágico. Franz Roh y la pintura europea 1917-1936, IVAM, Valencia, 1997.
“vuelta al orden” que caracteriza el momento artístico de estos años. Estas referencias se completan con
unas figuras estáticas que flotan en un universo atemporal y que son el núcleo de la composición.
Además, este óleo, como otros de nuestro artista de este tiempo, está en la órbita de la pintura figurativa
italiana de los Valori Plastici, del Novecento y del denominado “realismo mágico” que había definido en
1925 Franz Roh en su Nach-expressionismus (Magischer Realismus): Probleme der neuesten
europäischen Malerei, traducido al español en 1927. Dentro de este mundo, la melancolía que desprende
el óleo Farándula está más próxima a un concepto de representación que prima la alegoría emotivamente
intensa, lo que acerca el trabajo de Souto a la obra de un artista como el italiano Mario Sironi, quedando
algo más alejado de la figuración irónica do Giorgio de Chirico de estos años. Esta proximidad es muy
evidente cuando ponemos en relación óleos del artista gallego como Porto de Bilbao (1932, colección
Adriano Marques de Magallanes) con obras de Mario Sironi como Il porto (c. 1921, colección particular,
La Spezia) o Periferia con camión (1920, Mart, Museo di Arte Moderna e Contemporanea di Trento e
Rovereto).
En Arturo Souto observamos, por lo tanto, algunas de las características de estas corrientes figurativas de
entreguerras como puede ser la armonía entre objeto y abstracción, evidenciando la dialéctica interior-
exterior (Mulleres e homes na taberna do porto) y sujeto-objeto (Espantapájaros), consiguiendo que
afloren los equilibrios inestables y los desplazamientos respecto de la experiencia habitual de la realidad
que está en condiciones de provocar en el observador del cuadro una intensificación misteriosa de sus
capacidades emotivas, manteniendo la tensión entre la descripción puntual y la narración enigmática.
En este sentido, viendo un óleo como Farándula, nos vienen a la mente las palabras de Walter Benjamin
cuando afirmaba que “todo personaje, toda cosa, toda situación puede significar cualquier otra cosa”, una
intencionada ambigüedad que está en el origen de la actitud melancólica y que la pintura recoge de forma
evidente.
Con la Guerra Civil la obra plástica de Souto refuerza los aspectos, ya presentes, orientados hacia lo
político, realizando óleos de temática combativa, comprometidos con la legalidad republicana, pero sobre
todo trabaja en el dibujo y en el grabado puestos al servicio de las publicaciones de propaganda de guerra
y reproducidos en revistas, participando también en la ilustración de libros. Estos trabajos destacan por su
atmósfera nocturna, por la representación cruda de la violencia y por un cierto onirismo. Es la suya, en
este período, una obra elaborada con trazos incisivos, rápidos, que dotan a las pinturas y dibujos de un
tono fuertemente expresionista, de un aire alemán que recuerda a Otto Dix o a George Grosz, pero que se
nutre de la tradición de las pinturas y grabados de guerra de Goya, empleando un lenguaje básicamente
realista. Los Desastres de la Guerra están, sin duda, detrás de muchos dibujos de la serie Dibujos de la
Guerra del pintor pontevedrés, igual que los fusilamientos goyescos sirven de inspiración para la
representación del terror.
De la misma raíz temática son los óleos de desolados paisajes castellanos, producto de la experiencia
visual de la guerra, que realizará en los años del conflicto, pero también ya en el exilio americano. Este es
el caso de obras como Tordesillas (ca. 1945), Burgos o Chinchón (ca. 1950), que se enmarcan dentro de
un realismo social, no exento de toques expresionistas, con un amontonamiento de pinceladas, con
texturas marcadas, presentando un ambiente seco y duro.
En Nueva York primero, después de pasar por Cuba, y definitivamente en México, vive el exilio Arturo
Souto. En su obra americana tarda en aparecer la temática ligada al nuevo continente. Durante los años
cuarenta su pintura acentúa el análisis de la tradición de la historia del arte, como en el óleo O rapto
(1943), en el que se sirve de fórmulas del barroco. Se trata de una obra no exenta de toques expresionistas,
con texturas marcadas, presentando una escena que recuerda una piedad, con un colorismo matizado y
seco, de enorme atractivo.
En esta época el pintor evoca la España profunda, solanesca (Plaza con personajes) o la Francia estilizada
por la memoria (Puerto de La Rochelle, 1940. En los cincuenta aparece el mundo mexicano en escenas de
cierto primitivismo indigenista como en Descanso (1951) o Mulleres,
_________
Roh, Franz, Realismo mágico, post expresionismo, Revista de Occidente, Madrid, 1927.
Véxase Avanzi, Beatrice e Ferrari, Daniela (dir.), Retorno a la belleza. Obras maestras del arte italiano de entreguerras,
Mart e Fundación Mapfre, Madrid, 2017.
también en ásperos paisajes mexicanos para, más tarde, transformar su paleta en obras donde el
colorismo gana terreno, como Composición mariña (1958).
En su obra final también se puede detectar la fidelidad a los viejos temas, como ejemplifica el
óleo Mulleres no porto (1960-62), que ofrece una de sus recurrentes escenas de interiores con
una ventana abiertos a un paisaje portuario.
En conclusión, la pintura de Arturo Souto se nos muestra notablemente ligada a las corrientes y
debates estéticos e ideoléxicos de los años veinte y treinta en Europa -etapa de su formación y
primera madurez- y, al tiempo, consigue afirmar una fuerte personalidad, en la que el referente
gallego jugó un papel importante pero no exclusivo.
La conformación de su obra se nos presenta como un proceso que se configura como permeable
a las diferentes tensiones globales de cada momento histórico y en sintonía con los debates
estéticos del momento en el ámbito internacional, un contexto en el que Arturo Souto consiguió
afirmar una personalidad singular a partir de su dominio de la técnica pictórica y de una
comprensión de los ámbitos estéticos en los que desarrolló su trabajo. Una vida y una obra vivida
“mar por medio”, entre Galicia, Europa e América.
Carlos L. Bernárdez
OBRAS
1] FARÁNDULAÓleo/lienzoFirmado120 x 120 cm.Realizado en 1931
ProcedenciaGalería Rojo y NegroColección particular, Bilbao
ExposicionesRealismo mágico. FRANZ ROH Y LA PINTURA EUROPEA 1917-1936. Valencia: IVAMTexto de M. L. Sobrino Manzanares.Arturo Souto, nueve óleos sobre lienzo. Ciclo Los Renovadores II, Fundación Laxeiro 2014
BibliografíaOrígenes de la vanguardia española.1920-1936,Madrid,Ed. Galería Multitud,1974,p. 98., reproducido en la pág. 98 del catálogo.MªL.Sobrino Manzanares,Arturo Souto,Diputación de Pontevedra,VI Bienal Internacional de Arte,Pontevedra,1984,pp. 110-111.Catálogo de la Diputación de Pontevedra, VI Bienal de Arte, 1984, pág. 11X.C. Valle Pérez,Coordinador, Arturo Souto[1902-1964], Fundación Pedro Barrié de la Maza,Catalogación Arqueológica y Artística de Galicia del Museo de Pontevedra,A Coruña,1997,p. 41. S. Penelas, “Arturo Souto”, Artistas Galegos pintores.Vangarda histórica,Nova Galicia Edicións,Pontevedra,1998 , p. 262.
2] “COMPOSICIÓN” [Mulatas con cántaros]Óleo/lienzo195 x 125 cm.Realizado circa 1931
ProcedenciaColección Adriano Marqués de Magallanes
ExposicionesArturo Souto, Diputación de Pontevedra,1984.Arturo Souto, Fundación Barrié,1997 / Museo de Pontevedra,1998.
BibliografíaBrihuega “La vanguardia y la republica”, editorial Cátedra, Madrid 1982.Reproducido en el catálogo de la Exposición realizada por la Fundación Barrie, pág. 236. Catalogación Arqueológica y Artística de Galicia del Museo de Pontevedra.
3] ENTROIDOÓleo/lienzoFirmado138 x 106 cm.Realizado en 1933-34
ProcedenciaColección Alvaro GilColección Dr. García SabellColección particular, Vigo
ExposicionesCatalogación Arqueolóxica y Artística de Galicia do Museo de Pontevedra, 1997Arturo Souto,Fundación Barrié,1997/ Museo de Pontevedra,2008.Arturo Souto, nueve óleos sobre lienzo. Ciclo Los Renovadores II, Fundación Laxeiro 2014
BibliografíaO pintor Arturo Souto, edicios do CastroReproducido en el catálogo de la exposición realizada por la Fundación Barrie, pág. 239 Catalogación Arqueológica y Artística de Galicia do Museo de PontevedraArturo Souto, nueve óleos sobre lienzo. Ciclo Los Renovadores II, Fundación Laxeiro 2014
4] ESPANTAPÁJAROSÓleo/lienzoFirmado y fechado58 x 71 cm.Realizado en 1934, en Florencia (Italia)
ProcedenciaColección particular, Italia
ExposicionesArturo Souto, nueve óleos sobre lienzo. Ciclo Los Renovadores II, Fundación Laxeiro 2014
5] O RAPTOÓleo/lienzoFirmado98 x 119Realizado en 1943
ProcedenciaColección particular, Vigo
ExposicionesArturo Souto,Fundación Barrié,1997 / Museo de Pontevedra,1998.Arturo Souto, nueve óleos sobre lienzo. Ciclo Los Renovadores II, Fundación Laxeiro 2014
BibliografíaReproducido en el catálogo de la Fundación Barrie, pág. 258 Catalogación Arqueológica y Artística de Galicia del Museo de Pontevedra
6] PUERTO DE LA ROCHELLE (Francia)Óleo/lienzoFirmado120 x 120 cm.Realizada ca. 1945
ProcedenciaColección Arturo Souto Alabarce (México D.F.)Colección particular, Vigo
ExposicionesArturo Souto, nueve óleos sobre lienzo. Ciclo Los Renovadores II, Fundación Laxeiro 2014
7] TORDESILLASÓleo/lienzo50 x 60 cm.Realizado ca. 1945
ProcedenciaColección particular, Madrid
ExposicionesArturo Souto, nueve óleos sobre lienzo. Ciclo Los Renovadores II, Fundación Laxeiro 2014
8] TURÉGANO (Segovia)FirmadoÓleo/lienzo70 x 90 cm.Realizado Ca. 1945
ProcedenciaColección particular Mexico D.F.Colección particular, Vigo
ExposicionesArturo Souto, nueve óleos sobre lienzo. Ciclo Los Renovadores II, Fundación Laxeiro 2014
9] PLAZA CON PERSONAJESÓleo/lienzoFirmado94 x 122Ca. 1945
Procedencia:Galería Concha Barrios (Madrid)Colección particular A Coruña
10] RINCÓN DE PARÍSÓleo/lienzoFirmado84 x 105 cm.Realizado circa 1945
ProcedenciaColección particular, Vigo
11] DESCANSOÓleo/lienzoFirmado y fechado100 x 125 cm.Realizado en 1951
ProcedenciaColección M. Antuna (México D.F.)Colección particular A Coruña
12] COMPOSICIÓN MARINAÓleo/lienzoFirmado y fechado100 x 120 cm.Realizado en 1958
ProcedenciaColección particular, Madrid
13] MUJERES EN EL PUERTOÓleo/lienzo115 x 150 cm.Realizado circa 1960-62
ProcedenciaColección Angela Gurria (Mexico D.F.)Colección particular, Vigo
ExposicionesArturo Souto,Fundación Barrié,1997/ Museo de Pontevedra,1998.Arturo Souto, nueve óleos sobre lienzo. Ciclo Los Renovadores II, Fundación Laxeiro 2014
BibliografíaReproducido en el catálogo de la Fundación Barrie, pág. 288 Catalogación Arqueolóxica y Artística de Galicia do Museo de Pontevedra
14] COMPOSICIÓNPastel47 x 60 cm.Firmada
Realizado circa 1928-1929
ProcedenciaColección particular, Vigo
15] ALEGRE DESPEDIDAAguada30 x 20 cm.Ca. 1932
ProcedenciaColección particular, Vigo
ExposicionesArturo Souto “óleos y dibujos” de 1937 al 1964, Fundación Caixa Galicia 1996
BibliografíaObra reproducida en el catálogo de la exposición organizada por Caixa Galicia 1996
16] MUJERES Y HOMBRES EN LA TABERNA DEL PUERTOTinta53 x 68 cm.Realizada circa 1932
ProcedenciaColección particular, Madrid
17] EL ACORDEÓNTintaFirmado53 x 68 cm.Realizada circa 1932
ProcedenciaColección particular, Madrid
18] PLAZAAcuarelaFirmado47 x 65 cm.Realizada ca. 1945
Procedencia:Colección particular México D.F.
19] BURGOSAcuarelaFirmado48 x 67 cm.Realizada ca. 1945
Procedencia:Colección particular, Barcelona
20] SACRE COEUR (París)AcuarelaFirmado27 x 35 cm.Ca. 1945
ProcedenciaColección particular, Vigo
21] MUJERESAcuarelaFirmado50 x 40 cm.Realizado circa 1960-62
ProcedenciaColección Arturo Souto AlabarceColección particular, Vigo
ExposicionesArturo Souto “óleos y dibujos” de 1937 al 1964, Fundación Caixa Galicia 1996
BibliografíaObra reproducida en el catálogo de la exposición organizada por Caixa Galicia 1996
22] ESCENA DE HOGAR LABREIGOPastelFirmado50 x 68 cm.Realizado en 1963
ProcedenciaColección particular, Madrid
TEXTOS EN GALEGO
NOTAS PREVIAS A UNHA EXPOSICIÓN DE ARTURO SOUTO NA
GALERÍA MONTENEGRO
Arturo Souto (Pontevedra,1902-Cidade de México,1964) foi,sen discusión,o artista
galego máis destacado e cosmopolita da súa xeración, a tan ponderada de Os Novos,
particularmente brillante nos anos que precederon á Guerra Civil (1936-
1939).Esta,como lle sucedeu a outros moitos creadores,cortou a súa
progresión,obrigándoo a un forzado e doloroso exilio (Cuba,Estados Unidos,México,
en cuxa capital viviu desde o verán de 1942 ata a primavera de 1962 e desde o mes de
marzo ata o 3 de xullo de 1964, día no que faleceu) que repercutiu dunha maneira
moi directa non só no seu quefacer profesional, senón tamén na proxección da súa
figura, paulatinamente escurecida tanto en Galicia como en España. Iniciativas de
alcance e significación moi dispar,entre as que ten un protagonismo especial a
exposición antolóxica que a finais do ano 1997 lle dedicou, coa colaboración do
Museo de Pontevedra, a Fundación Pedro Barrié de la Maza na súa sede da Coruña,
serviron para ir recuperando pouco a pouco a súa figura e situala de maneira firme no
lugar de privilexio que lle corresponde, quer no panorama artístico de Galicia,quer no
de España no seu conxunto.
Foi Arturo Souto un artista relativamente precoz. Marcado nun principio polo
realismo anecdótico que significou á pintura de seu pai, Alfredo Souto Cuero, xuíz de
profesión, irá liberándose pouco a pouco desa influencia para introducirse en buscas
formais que,da mesma maneira que aconteceu coas doutros artistas coetáneos,
moitos, coma el, favorecidos polo mecenado de Organismos públicos (no seu caso,
por un lado e nun principio, a Deputación de Pontevedra, que o pensionou entre
1928 e 1931, e,por outro, o Ministerio de Estado, de quen dependía daquela a xestión
da Academia Española de Belas Artes ubicada en Roma, onde residiu en 1934 e 1935,
facéndoo tamén durante algúns meses do primeiro ano en Florencia), puideron viaxar
e coñecer o que se facía noutros lugares, servíndolles ese contacto co foráneo para
renovar, desde a tradición e en consonancia coas poéticas novidosas do seu tempo
histórico, a Arte galega.
Souto tivo como núcleos prioritarios de referencia na súa formación, máis alá da súa temperá estancia por razóns familiares en Sevilla, a Madrid,
París,Roma e Florencia.Todas estas cidades, fitos de invocación imprescindible, cada
unha coas súas pautas artísticas, no tempo histórico que nos ocupa, deixaron
pegada no seu estilo, materializado en numerosas obras
(debuxos,estampas,gravados,óleos,etc.), de temas diversos, con marcada
predilección polos inspirados na cotidianidade e en ambientes marxinais
(foi,convén resaltalo,un artista moi prolífico), que lle proporcionaron fama e
proxección.
Foi o noso artista tamén unha persoa firmemente comprometida coas
circunstancias dos anos nos que viviu. Integrado na Alianza de Intelectuais
Antifascistas, desenvolveu unha intensa actividade, sobre todo como ilustrador,
durante a Guerra Civil. Madrid e Valencia, en España, Bruselas e París, máis alá dos
Pirineos, serán os seus lugares de residencia durante a contenda e antes de
trasladarse a América en 1939. A Habana e Nova York foron, sucesivamente, as
súas urbes de referencia nese Continente (nas dúas expón as súas obras) antes de
trasladarse, en xuño de 1942, a México D.F. Aquí viviu ata maio de 1962, mes no
que embarca con destino a A Coruña, cidade á que chega o día 23.
Foi a mexicana a etapa de estancia nunha mesma cidade máis longa da súa vida.
Foi ese tamén un periodo de gran produtividade, no que pintou moito e expuxo
con frecuencia, retomando en non poucas ocasións, apoiándose na súa prodixiosa
memoria visual, temas –paisaxes castelás e vistas urbanas, sobre todo parisinas, en
particular – que tratara xa antes da Guerra Civil. Unha incorrecta valoración destas
obras propiciou, durante moito tempo, unha lectura equivocada da evolución
estilística do noso artista. A esclarecela ou enderezala axudou de maneira decisiva a
citada mostra antolóxica que a finais do ano 1997 lle consagrou a Fundación Pedro
Barrié de la Maza na súa sede coruñesa.
Non todo o que Souto fixo en México,sen embargo, foi produto da nostalxia. Hai
tamén novidades no seu quefacer tanto desde o punto de vista temático (non foi
insensible ao contorno humano e paisaxístico que o rodeaba), como técnico,
resultando particularmente interesante a este respecto, a finais dos anos cincuenta,
o seu gusto pola cor, pola materia pictórica como elemento compositivo,
conformando obras que, se non o son xa plenamente, nos deixan xa a un paso da
abstracción.
En maio de 1962, tras case 30 anos de ausencia, retornou Souto a Galicia.Esta, a través da recuperación de temas e tipos da súa proxenie,
empezara a facerse visible de novo, xa antes da súa chegada, na súa
obra.Intensificarase a súa presencia, obviamente, durante a súa estancia aquí e, tal
vez non sexa casual que, cando faleceu, na madrugada do 3 de xullo de 1964 na súa
casa mexicana (retornara a este país pouco antes para preparar o seu regreso
definitivo a España),estivese traballando en dous cadros, ambos,
sorprendentemente, de tema galego: unha Dobre maternidade e un Interior.Malia
que ambas as dúas obras quedaron sen terminar, ofrécense na súa conformación
como un compendio do mellor das súas creacións tanto técnica como
compositivamente.
A morte de Souto provocou unha conmoción inmediata nos ambientes artístico-
culturais de México e España, aquí, singularmente, na súa terra galega natal.
Propiciou tamén un proceso de recoñecemento da súa obra que, con máis sombras
que luces nalgún momento, está hoxe plenamente consolidado. A iso contribuíron
decididamente iniciativas públicas e privadas moi diversas que tiveron como fito de
referencia inexcusable a exposición, repetidamente citada, que na Coruña, a finais
do ano 1997, lle consagrou a Fundación Pedro Barrié de la Maza. Puido
contemplarse pouco despois, xa en 1998, no Museo de Pontevedra, cidade na que
o autor nacera a principios da centuria que daquela estaba a piques de rematar.
Decisiva tamén nesa tarefa de recuperación e valoración da figura de Arturo Souto, non sempre fácil no pasado, foi o interés pola súa obra dos coleccionistas, públicos e privados, e así mesmo o labor que, a ese respecto, desempeñaron e seguen a levar a cabo na actualidade as Galerías de Arte. Unha das que máis e mellor se veñen ocupando desa tarefa de busca, estudo e ofrecemento ao mercado, público ou privado, nos últimos anos, particularmente en Galicia, facéndoo ademais cun exquisito rigor, é a que acolle a exposición á que sirve de complemento este catálogo, a Galería Montenegro.Concorre nesta mostra, por outra parte, un dato que non é frecuente que se produza en propostas das súas características: permite ofrecer, con obras, propias, as máis, prestadas, as menos, excelentes, dignas de figurar nun Museo algunhas, nun e noutro caso, unha visión certeira e precisa, sen máis lagoa nos seus trazos esenciais que a ausencia de testemuños da súa produción durante a Guerra Civil, da complexa evolución estilística do artista. Esta constatación demostra, paga a pena recalcalo neste texto de presentación, que o negocio da Arte, á marxe da súa incuestionable lexitimidade,non é necesariamente incompatible co seu
apoio ao desenvolvemento da investigación e á mellora do coñecemento nese
ámbito específico de referencia.
Pontevedra,maio de 2019
Xosé Carlos Valle Pérez
Doutor en Historia da Arte e Académico
Director, entre 1986 y 2018, del Museo de Pontevedra
MAR POR MEDIO. A PINTURA DE ARTURO SOUTO ENTRE EUROPA E AMÉRICA
ARTURO SOUTO E A ARTE EUROPEA DE ENTREGUERRAS
O pintor galego Arturo Souto Feijoo (Pontevedra, 1902-México Distrito Federal, 1964) foi un
artista de sobranceira calidade, aínda falto dun recoñecemento á altura da importancia da súa obra,
que xogou un papel relevante na renovación da arte galega anterior á Guerra Civil. O seu labor, porén,
tamén debe ser considerado no contexto internacional da época que lle tocou vivir, co que mantén
unha manifesta e interesantísima ligazón, primeiramente no cadro da Europa dos anos vinte e trinta e
logo no ámbito cultural do exilio americano.
Na súa evolución, que hai que situar na figuración europea de entreguerras, a pintura do
pontevedrés tocou temas ben diversos: naturezas mortas; retratos; paisaxes; interiores e exteriores con
personaxes, cun marcado gusto polas escenas marxinais e polas figuras femininas. Estas son tratadas
frecuentemente cunha inclinación expresionista, chegando en ocasións a abeirar unha estética
poscubista, aspectos que se poden detectar na súa obra ao longo da toda a súa traxectoria mais que
proceden da súa estadía no París dos anos trinta e do contacto con diferentes ámbitos estéticos: galego
(Os Novos), español (Sociedad de Artístas Ibéricos), francés e italiano.
Un dos seus temas recorrentes -que manterá ao longo de toda a súa traxectoria- é o ambiente
de escenas de taberna, cabaré ou prostibulares, representacións en que domina o sensual ou mesmo o
explicitamente erótico (Alegre despedia; Mulleres no porto, ca. 1960-1962). Non obstante, non son
infrecuentes as composicións que amosan unha visión máis tensa, ás veces con certo ar expresionista
(Marineros), como se pode observar en acuarelas e tintas que presentan os seus característicos estudos
a partir de modelos femininos, evidenciando que a súa linguaxe pictórica se aproxima á tradición
francesa, especialmente cando estas figuras se captan na intimidade, co ollar do pintor convertido no
dun auténtico voyeur (El acordeón).
Arturo Souto, nas súas obras de finais dos anos vinte e dos anos trinta, como a excelente
Mulatas con cántaros (1933) amosa a solidez das súas formas volumétricas eliminando o pormenor,
con faces arquetípicas como as que daquela facían outros creadores galegos. Estas representacións son
auténticos emblemas, que queren facer fincapé no carácter popular, de clase, das figuras situadas en
ámbitos de traballo que atinxen frecuentemente un fondo sentido social.
Nesta liña, cando trata temas explicitamente galegos, amosa as ligazóns formais con artistas
como Carlos Maside, Manuel Colmeiro, Manuel Torres ou Laxeiro. Un bo exemplo é Sen título
(Familia) que evoca un tímpano románico. A temática nitidamente galega, introducida polos tipos
representados e polas formas case escultóricas e de tonalidades dominantemente apagadas, fai que
recoñezamos pinturas como esta como parte dunha retórica ligada a factores identitarios, mais
desenvolvida cunha fluidez e naturalidade absolutas, froito do contacto coa terra, coa tradición, e
tamén consecuencia dunha reflexión cultural e ideolóxica.
Neste contexto Souto realiza pinturas co mesmo sentido arquetípico que observamos en
Maside e que tamén aparece nas mulleres de Colmeiro, Laxeiro e mesmo Seoane, que xa despois da
guerra desenvolvera plasticamente estes motivos.
Esta fórmula tamén se traslada a representacións non explicitamente galegas. Se tomamos, por
exemplo o óleo Mulatas con cántaros (1933), podemos observar que ten un mesmo esquema e unha
rotundidade semellante ás mulleres de Maside, mais cuns trazos de primitivismo, en certo senso, máis
refinados, menos esgrevios, especialmente no tratamento da face, con pómulos redondeados, ollos
rasgados e pequenos beizos, que parecen delatar influxos exóticos, comúns na arte europea desta
altura. Os rostros teñen un ar melancólico semellante ao de artistas xermanos e italianos como Georg
Schrimpf (Auf der Treppe/ Am Abend, 1924-1925, Kunsmuseum Gelsenkirchen) ou Felice Casorati
(La donna e l’armatura, 1921, Fondazione Guido e d’Ettore de Formaris Galleria d’Arte Moderna e
Contemporanea, Turín).
En Espantapájaros presenta un universo que nos transporta a inequívocas referencias
italianas. Tamén se pode percibir a proximidade a Giorgio de Chirico e á pintura metafísica noutras
obras de Souto desta altura. O Espantapájaros evoca un mundo estraño entre o enigma e o misterio.
En óleos como estes, Souto incorpora á nosa arte uns motivos e fórmulas moi de moda en Europa.
Convén ter en conta que o suceso do tema da figura inerte, como tamén o das arquitecturas baleiras,
pode ser entendido como un síntoma que traduce unha inquedanza fronte á representación, en
particular no caso do manequíns e as estatuas, unha evidencia dun sentimento de deshumanización,
que para Jean Clair, é semellante ao analizado por Freud no ensaio Das Unheimliche (O sinistro),
escrito en 1919, un concepto este de “sinistro” que o autor vienés definía como “aquilo que debendo
permanecer oculto, se descobre”. Cómpre lembrar que a influencia da pintura italiana é indiscutíbel
nesta altura, un aspecto que poucos anos antes xa sinalaba Franz Roh subliñando o papel da revista
Valori Plastici.
Neste sentido é especialmente significativa unha obra como Entroido (Ca. 1933-1934).
Souto recolle en lenzos como este os temas das máscaras, bonecas e xoguetes, desacougantes e
popularizados na arte de entreguerras, e por medio deles o noso artista aparece ligado ao ambiente
estético internacional. Pero estas bonecas, manequíns e autómatas, que enchen a arte europea desta
altura, convértense, para o Souto de Entroido, en algo distinto, que bebe no universo popular galego.
Sofren unha metamorfose que os transforma en carautas de entroido ou en espantallos, moradores
dun mundo fáustico, ao tempo gozoso e sinistro, sen deixaren de seguir a ter ecos dese mundo
referencial dominado por unha ambigua inquedanza. Este proceso tamén se pode detectar na obra de
Laxeiro da mesma época.
Esta presenza da temática figurativa europea dos anos vinte e trinta na obra de Souto
faise moi intensa nas naturezas mortas e tamén en cadros de escenas. Entre estes últimos salientan os
de temas circenses como o óleo Farándula (ca. 1931), obra de grande calidade e notábeis dimensións
(120 x 120 cm) realizada nunha época en que a súa pintura, como xa sinalamos, se achega máis
intensamente aos movementos realistas de entreguerras, nomeadamente aos italianos; de feito será
Italia o país que escollerá o noso artista para unha relevante estadía entre 1934 e 1936, ao lle ser
concedida unha pensión na Academia Española de Roma -que dirixía neses anos Valle-Inclán-, tendo
o contexto do realismo moderno italiano unha influencia senlleira na súa produción.
En concreto, o cadro Farándula -e tamén o óleo Espantapájaros- insírese de cheo
nunha das correntes máis importantes dos anos vinte e trinta: a que adopta o clasicismo como
referente, un clasicismo renovado do que Pablo Picasso foi un dos máis claros expoñentes. Estamos
perante un tipo de figuración que ten na ambigüidade e no sentimento melancólico –que analizou o
historiador de arte francés Jean Clair para este período- algúns dos seus máis sólidos argumentos.
O cadro do pintor pontevedrés é, ao tempo, unha homenaxe á creación -representada polo
circo- e unha expresión de indeterminada tristeza, acentuada pola ausencia nas figuras de trazos
fisionómicos, ben habitual na arte europea desta altura, que corresponde, de xeito xenérico, a un
sentimento humanista e igualitario.
A respecto do tema concreto da obra, cómpre lembrarmos que o ambiente de escenas de circo,
cabaré ou bordel –ámbitos situados nas marxes do socialmente convencional- é ben frecuente na arte
europea desta altura. En concreto o tema circense é recorrentemente representado por pintores destes
anos como August Macke, Pablo Picasso, Gino Severini, Antonio Donghi, Jean Metzinger, Marc
Chagall...
Na Farándula de Souto apreciamos un forte sentido volumétrico, debedor da tradición cubista, dese
cubismo que foi evolucionando para unha linguaxe máis lexíbel, consonte coa “volta á orde” que
caracteriza o momento artístico nesta altura; estas referencias complétanse cunhas figuras Clair,
Jean, “Metafisica et Unheimlichkeit”, en Les Realismes 1919-1939, Centre Georges Pompidou, París, 1980, p. 26.
Roh, Franz, Realismo mágico, post expresionismo, Revista de Occidente, Madrid, 1927, p. 87.
Bernárdez, Carlos L., Identidade e universalidade. Lecturas de pintura galega, Edicións Laiovento, Santiago, 2018, pp.
51-54.
Clair, Jean, Malinconia: Motivos saturninos en el arte de entreguerras, Antonio Machado Libros, Madrid, 1999.
Esta ligazón formal e temática de Souto co contexto europeo pódese ver con claridade en Paz, Marga (comisaria),
Realismo mágico. Franz Roh y la pintura europea 1917-1936, IVAM, Valencia, 1997.
estáticas que pairan nun universo atemporal e que son o cerna da composición.
De por parte, este óleo, como outros do noso artista nestes anos, está na órbita da pintura
figurativa italiana dos Valori Plastici, do Novecento e do denominado “realismo máxico” que definira
en 1925 Franz Roh no seu Nach-expressionismus (Magischer Realismus): Probleme der neuesten
europäischen Malerei, traducido para o español en 1927. Dentro deste mundo, a melancolía que deita
o óleo Farándula está máis achegada a un concepto de representación que prima a alegoría
emotivamente intensa, o que achega o labor de Souto á obra dun artista como o italiano Mario Sironi,
ficando algo máis afastado da figuración irónica do Giorgio de Chirico destes anos. Esta proximidade
é moi evidente cando poñemos en relación óleos do artista galego como Porto de Bilbao (1932,
colección Adriano Marques de Magallanes) con obras de Mario Sironi como Il porto (c. 1921,
colección particular, La Spezia) ou Periferia con camion (1920, Mart, Museo di Arte Moderna e
Contemporanea di Trento e Rovereto).
En Arturo Souto observamos, xa que logo, algunha das características destas correntes
figurativas de entreguerras como é a harmonía entre obxecto e abstracción, evidenciando a dialéctica
interior-exterior (Mulleres e homes na taberna do porto) e suxeito-obxecto (Espantapájaros), facendo
agromar os equilibrios inestábeis e os desprazamentos a respecto da experiencia habitual da realidade
que está en condicións de provocar no observador do cadro unha intensificación misteriosa das súas
capacidades emotivas, mantendo a tensión entre a descrición puntual e mais a narración enigmática.
Neste sentido, vendo un cadro como Farándula véñennos á mente as palabras de Walter
Benjamin cando afirmaba que “toda personaxe, toda cousa, toda situación pode significar calquera
outra cousa”, unha procurada ambigüidade que está na orixe da actitude melancólica e que a pintura
recolle de xeito evidente.
Coa Guerra Civil a obra plástica de Souto reforza os aspectos, xa presentes, virados cara o
político, realizando óleos de temática combativa, comprometidos coa legalidade republicana, pero
sobre todo traballa no debuxo e no gravado postos ao servizo das publicacións de propaganda de
guerra e reproducidos en revistas, participando tamén na ilustración de libros. Nestes traballos
sobrancea a atmosfera nocturna, a representación crúa da violencia e un certo onirismo. É a súa, neste
período, unha obra elaborada con trazos incisivos, rápidos, que dotan as pinturas e debuxos dun ton
fortemente expresionista, dun ar alemán que lembra a Otto Dix ou a George Grosz, mais que se nutre
da tradición das pinturas e gravados de guerra de Goya, utilizando unha linguaxe basicamente
realista. Os Desastres de la Guerra están, sen dúbida, detrás de moitos debuxos da serie Dibujos de la
Guerra do pintor pontevedrés, igual que os fusilamentos goyescos serven de inspiración para a
representación do terror.
Da mesma matriz temática son os óleos de desoladas paisaxes castelás, froito da experiencia
visual da guerra, que realizará nos anos do conflito mais tamén xa no exilio americano. Velaí obras
como Tordesillas (ca. 1945), Burgos ou Chinchón (ca. 1950), que se insiren dentro dun realismo
social, non exento de toques expresionistas, cun amoreamento de pinceladas, con texturas marcadas,
presentando un ambiente esgrevio.
En Nova York primeiro, logo de pasar por Cuba, e definitivamente en México, vive o exilio
Arturo Souto. Na súa obra americana tarda en aparecer a temática ligada ao novo continente. Durante
os anos corenta a súa pintura acentúa a análise da tradición da historia da arte, como no óleo O rapto
(1943), en que se serve da fórmulas do barroco. Trátase dunha obra non exenta de toques
expresionistas, con texturas marcadas, presentando unha escena que lembra unha piedade, cun
colorismo matizado e seco, de enorme atractivo.
Nestes anos o pintor evoca a España profunda, solanesca (Plaza con personajes) ou a Francia
estilizada pola memoria (Puerto de La Rochelle, 1940; O Panteón visto desde a Rue Soufflot, ca.
1941). Nos cincuenta aparece o mundo mexicano en escenas de certo primitivismo indixenista como
en Descanso (1951) ou Mulleres, tamén en esgrevias paisaxes mexicanas para logo transformar a súa
paleta en obras onde o colorismo gaña terreo, como Composición mariña (1958).Roh, Franz, Realismo mágico, post expresionismo, Revista de Occidente, Madrid, 1927.
Véxase Avanzi, Beatrice e Ferrari, Daniela (dir.), Retorno a la belleza. Obras maestras del arte italiano de entreguerras,
Mart e Fundación Mapfre, Madrid, 2017.
Na súa obra final tamén se pode detectar a fidelidade aos vellos temas, como o óleo Mulleres
no porto (1960-62), que ofrece unha das súas recorrentes escenas de interiores abertos cunha xanela
a unha paisaxe portuaria.
A pintura de Arturo Souto amósasenos notabelmente ligada ás correntes e debates estéticos e
ideolóxicos dos anos vinte e trinta en Europa -etapa da súa formación e primeira madurez- e, ao
tempo, consegue afirmar unha forte personalidade, en que o referente galego xogou un papel
importante mais non exclusivo.
A conformación da súa obra preséntasenos como un proceso que se configura como
permeábel ás diferentes tensións globais coevas e en sintonía cos debates estéticos do momento no
ámbito internacional, un contexto en que o noso artista foi quen de afirmar unha personalidade
senlleira a partir do seu dominio da técnica pictórica e dunha comprensión dos ámbitos estéticos en
que desenvolveu o seu labor. Unha vida e unha obra vivida “mar por medio”, entre Galiza, Europa e
América.
Carlos L. Bernárdez
Vigo a 10 de mayo de 2019