Aspectos De La Delincuencia En El Siglo Xviii.

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Aspectos de la delincuencia en el siglo XVIII. Las bandas de /alsi/icadores de moneda Jesús Cnuz VALENCIANO Catedrático de Instituto N. de B. En el Antiguo Régimen los delitos contra la propiedad o los intere- ses del Estado, eran valorados por la sociedad de forma diferente que los que se producían contra la propiedad individual. Aquellos no daña- ban a nadie en concreto, pues la identificación entre Estado y Sociedad es más propia del mundo contemporáneo. El Estado era el rey y sus allegados, es decir, los privilegiados. El fraude fiscal, el contrabando y, sobre todo, la falsificación de moneda constituían graves delitos para los de arriba, pero eran vistos con otros ojos por la mayor parte del pueblo. Es incluso cierto que las personas que delinquían en este terreno gozaban de una cierta admiración procedente de aquellos que, por ser menos osados, aceptaban con sumisión las normas no siempre justamente establecidas. Tal era el caso de los falsificadores de mo- neda, delito que tuvo una gran importancia en España, a tenor de los procesos incoados en los siglos xvii y xviii. Cuando los jueces se decidían a actuar sobre una banda de falsi- ficadores localizada en una zona rural, todo se ponía literalmente «patas arriba», los comportamientos sociales cotidianos sufrían una altera- ción> y entonces salían a la luz una serie de problemas de la vida diaria muy ilustrativos de la conflictividad social durante el Antiguo - gimen. Imaginemos un pueblo con pocos habitantes, unos cuantos millares, donde cada cual conoce las actividades de su vecino, aunque estas sean delictivas y aunque dichos vecinos sean personas notables, o con ciertas responsabilidades en las esferas del poder local. Dicha sociedad funciona sobre la base de una serie de presiones y equilibrios rara vez alterados. La intervención de una fuerza externa provoca la altera- Cuadernos de Historia Moderna y Contemporánea, VII-1986. Edil. Univ. Complutense

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Aspectosde la delincuenciaen el siglo XVIII.Las bandas de /alsi/icadores de moneda

JesúsCnuz VALENCIANO

Catedráticode Instituto N. de B.

En el Antiguo Régimen los delitos contra la propiedado los intere-sesdel Estado,eran valoradospor la sociedadde forma diferentequelos que seproducíancontra la propiedadindividual. Aquellos no daña-bananadie en concreto,pues la identificaciónentreEstadoy Sociedades más propia del mundo contemporáneo.El Estadoera el rey y susallegados,es decir, los privilegiados. El fraude fiscal, el contrabandoy, sobre todo, la falsificación de moneda constituían graves delitospara los de arriba, pero eran vistos con otros ojos por la mayor partedel pueblo. Es incluso cierto que las personasque delinquían en esteterrenogozabande una cierta admiraciónprocedentede aquellosque,por sermenososados,aceptabancon sumisión las normasno siemprejustamenteestablecidas.Tal era el caso de los falsificadores de mo-neda, delito que tuvo una gran importanciaen España,a tenor de losprocesosincoados en los siglos xvii y xviii.

Cuando los jueces se decidían a actuar sobreuna bandade falsi-ficadoreslocalizadaen unazonarural, todoseponía literalmente«patasarriba», los comportamientossocialescotidianos sufrían una altera-ción> y entoncessalíana la luz una seriede problemasde la vida diariamuy ilustrativos de la conflictividad social durante el Antiguo Ré-gimen.

Imaginemosun pueblocon pocoshabitantes,unoscuantosmillares,donde cada cual conoce las actividadesde su vecino, aunqueestasseandelictivas y aunquedichos vecinosseanpersonasnotables,o conciertas responsabilidadesen las esferasdel poderlocal. Dichasociedadfunciona sobrela basede una seriede presionesy equilibrios rara vezalterados. La intervención de una fuerza externa provoca la altera-

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ción, es entoncescuandosalena la luz los conflictos enquistadosendichasociedadi

Así sucedíacuandola Justicia Real se decidíaa intervenir en pue-bIos donde existían bandasde falsificadores.- Pocoseran los vecinosno implicados en estetipo de delitos colectivos. Entoncessurgíanlasdenuncias,las amenazasy los sobornos,se sacabana relucir antiguasrencillasfamiliares,y a vecesse llegabaal enfrentamientofísico. De lasdeclaracionesrecogidas en los procesos se puedendeducir muchosaspectosde la vida cotidiana: algo sobre los conflictos por el poder,los mecanismosde corrupción, el clientelismo,la frecuenciadel delitoetc., en suma,algunasde las pautasdel funcionamientode la sociedadrural en el Antiguo Régimen.

Desgraciadamentelos estudios sobrehistoria de la delincuenciayci-iminología en la Edad Moderna son muy escasos,yo diría que casiinexistentes,para el caso español, siendo estos importantes para elconocimientode la conflictividad social 2

Mi investigación sobre las bandas de falsificadores de moneda,pretende ser una aproximación a este tipo de trabajos historiográ-ficos, La frecuenciade estedelito en el siglo xviii, así como la abun-dancia de fuenteshan sido factoresdeterminantesa la hora de escribirestaspáginas.Sin embargo,las posibilidadesde investigaciónen esteterreno son tan grandescomo lo es la necesidadde un mejor conoci-miento del mismo.

UN DELITO CONTRA Su MAJESTAD

La gravedaddel delito de falsificación de monedaresidia en el he-cho de que se considerabacomo de «LesaMajestad».Es decir, atacabadirectamentelos interesesdel rey y por consiguienteera esteel prin-cipal agraviado,con las conscuenciasque de ello se puedendeducir.Como señalaTomás y Valiente el delito apareceya tipificado en lasPartidas,sin embargo,se empezóa actuar de manerano muy efectivadurante ei reinado de Enrique Iíí3. La situación monetaria continuó

Este fenómenolo estudió con bastanteacierto el antropólogoinglés J. Pitt-Rivers,en Los hombresde la Sierra, Barcelona,1971.

2 Son más abundanteslos estudios de delitos contra la religión dada laimportanciade la Inquisición española.Entre los trabajos realizadosen Españasobre delincuenciay criminología en la Edad Moderna cabría citar como losmas importantes los de FranciscoTomás y Valiente, El derecho peJ3al de laMonarquía Abosluta.Siglos XVI-XVII-XVIIJ, Madrid, Teenos,1969 y, del mismoaut(>r, La tontura en España.Estudios /sistónicos,Barcelona,Ariel, 1973. Existeuna tesis doctoral no publicadacuya resefiaes: Michael R, Weisser, Crime andS,.,bsistence:T/se Peasantsof t/se tierra of Toledo, 1550-1770, NorthwesternUni-vcrsity, 1972.

FranciscoTomás y Valiente, El derecho penal de la Monarquía Absoluta,págs.277 y ss.

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deteriorándoseen los años posterioreshastaque los ReyesCatólicosdictaran severasnormasen esteterreno.Durante el siglo XVI no pareceque este fuera un problema que preocuparaa la Monarquía. Tal vezla estabilidadeconómicaredujo la frecuenciade estetipo de prácticas.La crisis del siglo XVI í se manifestóen Españacon especialvirulenciaen el terrenomonetarioy aquíresurgieronlos problemas~.

La MonarquíaAbsoluta disponíade una seriede mecanismospena-les encaminadosa establecerun rígido control de la sociedad.De estamanera se manteníael orden público y se garantizabala estabilidadpolítica. Aunque no siempre estos funcionaban como hubiera sidodeseado,sí podemos afirmar que a medida que avanzabael tiempoen la Edad Moderna dichos mecanismosse fueron perfeccionando,tanto en el plano jurídico teórico como en su aplicación concreta.Losesfuerzospor conseguir un alto grado de control social alcanzarondurante el siglo xviii un punto culminante.Se trataba,precisamente,de reforzar el control de los aparatosadministrativosy, en particular,del aparatocoercitivo o policial ~. Así quedabagarantizadala prácticade una política reformista, cuya necesidadapenasfue cuestionadades-de el poler, sin tener que renunciara los hábitos de funcionamientopropios del Absolutismo,Parael DespotismoIlustrado el control de lasociedadse convirtió en una premisainsustituible para conseguirsusfines.

En este sentido el delito de falsificación de moneda se hizo máspeligroso, puesatacabadirectamentelas basesde esa política. La tipi-ficación del mismo varió respectode otras anteriores.Los juristas se-ñalaban hacia 1770 que la falsificación de monedaera un delito muygraveporqueincluíaen sí mismo otros delitos talescomo: falsedadporla mutación de la verdad y fe pública, de hurto que se hacía al públicoen las mismasmonedas,de lesaMajestad porquese usurpabauna delas principales regalíasde la soberaníay, por último, de sacrilegiopor-que en lo más vivo de ella se ofendía a la figura del príncipe ~. Paraun mayor control sobre la delincuencia monetaria se creó en 1730la Junta de Moneda. Esta terminó fusionándosecon la Junta de Co-mercio, cuyo origen se remontaal reinado de Carlos II; se convertía

JaimeLluis y Navas-Brusi,«El delito de falsificación de monedaen Cataluflay en las Balearesbajo la Casa de Austria y sus precedentesMedievales», enNumisma, 24 (1975), págs.81-107. Tambiéndel mismo autor: «Las característicasy tendenciasgeneralesde la política penalmonetariaen la Coronade Castilladurantela EdadModerna»,en Numisma,36 (1959), págs.9-24; 37 (1959), págs.9-33y 38, 1959, págs. 9-53. E. J. Hamilton, El florecimiento del capitalismo, Madrid,Alianza, 1984,pág. 69.

Ver Antonio Risco, «Flujos y reflujos del Motín de Esquilache»,en Cuader-nos de Historia Moderna y Contemporánea,Facultad de Geografíae Historia.UniversidadComplutense,V (1984), págs.11-36.

¿ Archivo Generalde Simancas(AGS), Secretariay Superintentenciade Hacien-daJuntaReservadade Moneda.Leg. 844. Sin foliar.

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así en un organismo regulador y asesorde la política monetariaconjurisdicción para actuar en las causasde falsificación. FernandoVIreforzó el papel de esteTribunal al convertilo en el único receptor deestascausas.Esta institución quedabacomo un Tribunal especialen-cargadode un solo tipo de delito, lo que da idea de la importanciaque este debió alcanzary de la preocupacióndel rey por atajarlo. Laexperienciano dio resultadopor la acumulaciónde casosanteun solotribunal, la distancia entre las causas,de un extremo a otro de lapenínsula,la abundanciade las mismasy los conflictos de jurisdicciónsurgidos con otros tribunales, En 1775 se retornaba al sistema ante-rior: entenderíanen estoscasoslas justiciasordinarias ‘. Tambiénexis-tió una Junta Reservadade Moneda dependientede la SecretaríadeEstado y dcl Despachode Hacienda,cuyo objetivo fue cl de controlarla circulación irregular de monedase informarsesobrelas actuacionescontralos falsificadores.

A lo largo del siglo se sucedieronuna serie de RealesCédulas yPragmáticasencaminadasa combatir la falsificación. Durantela guerrade Sucesiónel caosmonetariodebió de ser muy importante,por cuantolos falsificadores fueron abundantes.Por RealesPragmáticasdictadasen 1716 y 1725 se recordabala gravedad del delito de falsificación,así como se asegurabamás firmeza en la aplicación de la justicia a losfalsificadores.La Real Pragmáticade 1771 reforzabael planteamientoanterior, recordandoel papel que deberíande jugar las audienciasyChancilleríasen la instrucción de los procesos.A la Juntade Comercioy Monedasc le remitirían los cuerposdel delito: monedascercenadas,utensilios de fabricación, etc., y se la reservabael derechode actuaren algunacausaconcreta.

Sin embargo,paracontrolar la picarescade la falsificación sehacíannecesariasotras medidasde caráctertécnico. Los falsificadoresactua-banal amparo de las escasasdificultades técnicasqueofrecía la imita-ción de la moneda.En mayo dc 1772 se dictaba una Real Cédulaporla cual se mandabaextinguir la actualmonedade plata y oro de todasclasesy sellar a expensasdel Real Erario otra de mayor perfecciónSe intentaría corregir los dos principalesproblemasde la monedaencirculación: mal contornoy desigualdaden el peso.Se crearonnuevossellos de acuñación;se incluiría la fechadel selladoasí como el bustodel rey con más claridad y, en suma, se perfeccionaríael aspectoex-terno de la moneda.Estasmedidas fueron acompañadasde otra RealCédula dictada en noviembre de esemismo año de 1772, en la que seexigía el máximo rigor en la aplicación de la justicia a todos los Tri-bunalesen los casosde falsificación.

Archivo llistórico Nacional (AHN), Alcaldes de Casay Corte, 1775, fols. 619-626.

AHN, Alcaldesde Casay Corte, 1775, fols, 595-603.

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A pesar de todo el problema nuncadesapareció.En 1775, MiguelMuzquiz, Secretariode Estadoy del Despachode Hacienda,denunciabala aparición de nuevasformas de falsificación que burlabanlas mejo-rastécnicasintroducidast

Uno de los aspectosque más preocuparona la Administración fueel caráctercolectivo que adoptabaeste delito en muchas ocasiones.Se generabande estemodopeligrosasredesde complicidadquepodíanllegar a crearseriosproblemasde ordenpúblico. Las bandasde falsifi-cadoresconstituíanuna seriaamenazaparalas basespolíticas y socia-les del sistema.Tal fue el casodel procesoiniciado en Caravacaen 1776dondeoperabauna importante banda.En un lugar pequeño,la pobla-ción de este villa no superabalos 8.000 habitantes a finales del si-glo xviii, nadie podía ignorar las actividadesdelictivas de muchos desusvecinos,sobretodo, teniendoen cuentaque personasmuy notablesde la vila participaronen la red delictiva Uno de los procesadosdecla-raba que cierto día se reventaronunassacasque un arriero transpor-taba a lomos de su muía; en principio el roto despositóen el suelo unirregular reguerode harina,pero en un punto la harina se transformóen un abundantechorro de monedasque quedaronesparcidaspor elsuelo de la plaza mayor de la villa. Jamásdicho arriero tuvo un sé-quito tan numerosoy tan caro como el de aquellamañanaen quehizogala de su monumentaldespiste1 La complicidad alcanzabaa un grannúmero de vecinos sin establecerdistinciones sociales o ideológicas.Cosasparecidassucedíanen otros procesosiniciados en el siglo xviiien diversoslugaresde España.Como sepuedever las basesmismasdela Monarquía absolutaquedabanamenazadas,no es de extrañar lacontundenciaen la represióny la actuacióndecididade los monarcascon el fin de mantener la incuestionable autoridad de la Corona,en un períodoen que el reformismo se convirtió en un recursolímiteparaperpetuarel EstadoAbsoluto y evitarla revolución.

¿DELINcUENTESURBANOS O RURALES?

Del análisis de los datos disponiblessobreel delito de falsificaciónde monedano se puede deducir que estefuera un delito netamenterural. De los cincuentacasos consultadospara la realización de estetrabajo al menosveinte se produjaron en núcleosurbanos,la mayoría

AHM, Alcaldesde Casay Corte, 1775,fols. 604-608.‘~ AHN, Consejos,Leg. 22667, expedientepromovido a representaciónde la

Saladel Crimen de Valencia, de cuentade la expedicióne introducciónen aque-líos reinos de algunasmonedas(,..) que su fundición sehace en la villa de Cara-vacadel reinode Murcia, fol. 2.

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de ellos en ciudadescon más de veinte mil habitantes. El resto tu-vieron lugar en el campo,es decir> en zonasrurales a veces cercanasa las ciudadesimportantes,pero en otros casosmuy alejadasde éstas.Porconsiguiente,haciendocasode las cifras absolutaseramayorel nú-mero decasosproducidosfuera de los núcleosurbanos.La siguienteob-servaciónque se desprendede los datos recopiladosse refiere a la can-tidad de implicadosen cadacaso. La mayorparte de los falsificadoresdescubiertosen los núcleosurbanosoperabandc manera individual oen grupos muy reducidos,excepciónhechade la bandadescubiertaenMadrid en 1779 en la que los principales implicados residían endicha ciudad aunquetenían conexionesque, pasandopor Andalucía,llegaban hasta los presidios del Norte de Africa. También la manerade ejecutarel delito variaba en algunamedida del campoa la ciudad.En estaeran más frecuenteslos acusadosde entregarmonedasmani-puladas,que a veceshabíanrecibido de terceraspersonaso quehabíansido devaluadaspor ellos mismos, mientras que las bandasque ope-rabanen los núcleosruralesnormalmentefabricabanmonedasfalsasya veces en grandescantidades,En fin, los procesosmás importantes,en cuanto a número de implicados y trascendenciapolítica, tuvieronlugar mayoritariamenteen zonas muy alejadas de la Corte y fuerade otros núcleos urbanos,tales,fueron los casosde Caravaca,Tobarra,pueblos de Valencia y de menor importancia los de Galicia y An-dalucía.

Desdeluego el podercontrolabacon más facilidad las desviacionesdel ordenpúblico que se producíanen sus cercanías.Para las otras,las que se producíanen zonasmás alejadasexistían unosmecanismosde dudosaeficacia. A veces las autoridadeslocales, corregidores,alcal-des, etc., actuabancomo cómplices por haber aceptadosobornos,ohaber cedido a extorsionesde grupos muy numerosos.Quiere estodecir, que la Monarquía Absoluta carecía en el siglo xviii de unsistema eficaz de policía rural o dc algo parecido. En estas circuns-tanciaslas bandasde falsificadoresactuabancon cierta impunidad,sintomar algunas precaucionesque jamás olvidarían los falsificadoresurbanos.Algunos pueblos, como fue el caso de Caravaca,estabanenmanosde los monederosfalsosy seconvirtieronen parcelasseparadasde las normas de comportamientosocial impuestaspor el EstadoAb-solutista.

Ademásde la lejanía de las esferasde poderexistían otros factorestan importantes o más que este para explicar el fenómeno.En 1763señalabauno de los juecesque actuaron en la represión de una im-portantebandaque operabaen Galicia, que aquel era un reino infec-tado de varias cuadrillas de ladrones,efectode la guerrapasada,de lapobreza de las gentesy de la carestíade granospor la escasezde la

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cosecha“. La necesidadera mala consejerapara el espíritu, afirmabaFélix Vellosillo, condenadoa muerteen 1779 como principal implicadode una bandade cierta importancia que operó en Madrid a lo largodel siglo. La justicia fue implacable con él •a pesar de su linajudaascendencia,puesno atendió a su estatusde personade condición sindestino12 Perohonesto es reconocerque no todos los que falsificabanmonedaseran personasnecesitadas.Vicente PascualAparici uno delos principales encausadosen el procesoquetuvo lugar en Valenciaen 1726 era consideradohombrede caudaly abundancia>aparte de serpropietario de tierras, tenía comercio en Alverique y por su rangosocial era familiar del Santo Oficio. Nunca en sus transaccionesco-merciales utilizó dinero falso, sin embargo, colaboró a que este seexpandierapor otrasregiones‘~. No fue ésteun casoaislado; se repitie-ron situacionessimilares,el afán de lucro constituyótambién un móvilmuy importante para muchos de los que se decidierona delinquir.

De igual modo en el campo existía más espaciopara desarrollarunas tareasque en las ciudadesdifícilmente pasaríandesaparecibidas.El casode Mosén FranciscoMontoro párroco de la iglesia de Valladafue excepcional,no siempresedisponíade unaiglesia pararealizarlastareas de fundición normalmentelas más escandalosas‘~. Se solía re-currír a la utilización de cuevas,casasde campoo corralescasi siem-pre algo separadosde zonashabitadaspara no infundir sospechas.Aunque cuandola situación estabarelajadase teníamenos considera-ción con estascosas.

Por último, la actuaciónen bandasen las que los lazosde solidaridaddebíande ser muy estrechos,para evitar delacioneso deserciones>pa-rece más frecuente en el campo que en la ciudad. Esto no resultasorprendente,pues la relación familiar o de vecindady el aislamientorespectode los centrosde decisión,favorecíancl sociocentrismo,fenó-meno muy característicode los núcleos rurales de la Españamoder-na ~». Ser del mismo pueblo y, por tanto,compartir unasmismas señasde identidad que se defenderíansi llegara el casopor la fuerza, tenerlazos de amistad por la vecindado incluso de consaguinidad,eran fac-tores que garantizabanla seguridadde los delincuentes.Por ello laactuaciónde la justicia era doblementedifícil y por ello el medio rural

II AGS, Secretariay Superintendenciade Hacienda.Junta Reservadade Mo-neda,Leg. 844.Sin foliar.

12 AGS Secretariay Superintendenciade Hacienda. Leg. 844, sin foliar.u Memorial ajustado de lo que resulta de la pesquisa substanciada,y denun-

ciada, en virtud de especialcomisión de 5. M., por don Blas JovenAlcázar (.4,contra varios vecinos (...) sobre fábrica y expediciónde monedafalsa y o/rascosas,añode 1730. BibliotecadelMinisterio de Hacienda,864.

~ íd. ob. «it., págs.193 y ss,b Henry Kamen,la Españade Carlos II, Barcelona,Crítica, 1981, págs.1 y ss.

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fue más propicio para que surgieran grupos numerososde falsifica-dores.

TINA VIDA DF MONEDERO FALSO

Se iniciaban en estasprácticasen muchos casosporque eran afi-nes con susoficios de plateros, campanilleroso alquimistasy la ma-nipulación de los metales no tenía secretospara ellos. A veces lastécnicas las habíanaprendidode vecinos, familiares o amigosque ha-bían acabadoconvenciéndolesde lo fácil y ventajosasqueestaspodíanresultar. Algunos sólo delinquían esporádicamente,cuandotenían ne-cesidad o se sentíanpresionadospor el ambienteque les rodeaba.Actuabanen solitario, ya se ha señalado,sobre todo en las ciudades,mientrasque en los núcleos rurales se organizabangruposen los quecada cual tenía una labor asignadacon respecto a su cualificación.

Las técnicasde fabricación no eran nada sencillas,exigían en pri-mer lugar unosconocimientossólidos sobreel trabajocon los metales:fundición y aleación.Era necesarioconocerlas proporcionesde metalpreciosoque debíaincluirse en cadauna de las monedasy, en últimolugar, era necesarioposeer la destrezasuficiente para realizar de lamaneramás perfectaposible las tareasde acufiación.Sin embargo,losmedios técnicos y su adquisición eran bastantesencillos y estabanal alcancede cualquiera, por eso el sistema monetario era tan vulne-rable. Existían tratadosde alquimia, de pesosy monedas,de manipu-lación dc metales,etc.,en los quecualquier personacon no demasiadasletras podía aprendermaravillas. Estoslibros, por su peligrosidad,so-lían estarprohibidos, a vecesse editabanen paisesextranjeros¶6, otrasveces circulaban en ediciones pirata pero, en cualquier caso, los fal-sificadoressolíanhacerusode ellos.

En cl proceso iniciado en Caravacaen 1776 un testigo hacia la si-guiente descripción sobrecomo se fabricabanlas monedasfalsas:

En los moldesque teníany usabanpara su oficio los platerosy alquimistasque se llenabande arena,estampabanen ellos la seisenay quitándolosy dejandohueco el sitio que ella había ocupadoechabanpor la boca del molde el caldoo cobre derretido con lo que quedabaformada la seisenay unidas unas conotras, puesa un mismo tiempo se hacían en un molde cuantasen él se podíanestampar,segunsu capacidady queluego sacadasdel molde todas las se¶senasse recortaban;y a fin de que perdieranel color de cobre las metían en una ollaque había cierto betún que las dejaba de color regular ‘7

‘6 tina obra de cierta difusión entre los falsificadores era la del Abate Galianiescrita hacia 1750 y editadaen Italia. En ella se recogíandiversasfórmulas ytécnicasparafalsificar moneday perniutarmetales.

17 AHN, Consejos,Expedientepromovido a representaciónde la Sala del Crí-riten de Valencia de cuentade la expedicióne introducción... Leg. 22667, fol. 425.

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Este era el sistema más frecuente utilizado cuandose trataba defarbricar monedafalsa. Existían, sin embargo, otras técnicasmenossofisticadas: rasparlos cantosde las monedaspara disminuir su peso,tratarlas con azufre para obtenerla separacióndel oro o la plata quecontuvieran,etc, A partir de las reformas de 1772, se quejabala Salade Alcaldesde Casay Corte, de que la nuevamonedaera más difícil defalsificar por superfección,por cuantoseutilizabanotros métodosparamanipularía”

La extracción social de los falsificadoresera muy diversa, aunqueen ningún caso aparecenpersonasextremadamentepobres, es decir,aquellosque se tipificaban como pobres de solemnidadporqueno te-nían nada. Porel contrario,sí era frecuentela participación de perso-nascon una situación económicaaceptablee incluso en algunoscasosbastanteholgada.Entre estasno era extraña la presenciade clérigosque cedían sus casaspara realizar el fraude e incluso participabanellos mismos. Las actitvidadesprofesionadesde los implicados varia-ban segúnel lugar geográfico dondese produjera el caso. En Valenciade sesentaprocesadosveinte eran labradores, probablemente hor-telanos,puesalgunoscombinabanel cuidadode la tierra con el ejerci-cio de algún oficio manUal. Al menos veintidós de estos procesadoseranartesanosy entreellos predominabanlos plateros,herrerosy cam-paneros.El resto desarrollabanactividadesmuy variadas: tres escri-banos, cinco comerciantes,cuatro cargos municipales,un jornalero,un criado,un estudiante,etc.

En Caravacael número de cargos municipales implicadosfue sig-nificativo para un lugar de unos 8.000 habitantes en el que había446 hidalgosii Aquí predominabanlos artesanos,siendo los más nu-merososlos denominadosalquimistas, actividad que debió de estaracaballo entre los plateros y los buhoneros.También aparecenen lospliegos del procesoarrieros, herreros,campaneros,jornalerosy varioslabradores.Por consiguiente,en el medio rural donde este delito co-braba una cierta entidad social, los grupos artesanaleseran los másactivos. No se puededecir que estos delincuentesfuerangentesadine-radas, ni tampoco que obtuvieran de su fraudulentaactividad bene-ficios suficientesparaolvidar sucondición social,pero no eran gruposmarginalesde la sociedad.

Las habilidadesnecesariasy la relativa cualificaciónprofesionalha-cían de los falsificadores de monedaunos delincuentesbastanteori-nales cuya extracción social se localizabaentre las clasesmedias delestadollano y la pequeñanoblezarural.

“ AUN Alcaldesde Casay Corte,1775, fols. 619-626.‘9 Real Academia de la Historia (RAU), Leg. 9/6237. Respuestasdel Reino de

Murcia al censoordenadopor Floridablancaen 1786, Caravaca.

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En las ciudadesla tipología social del falsificador no variaba sus-tancialmente.Sorprendeobservarla repeticiónde casosen los queapa-recensoldados.La profesiónse prestó a ser objeto de un buen nume-ro de escenasde la picarescaespañolade la Edad Moderna, no sor-prende,por tanto, el soldadoque intentaraobtenervino al ganarunapartida de naipes con monedasfalsas. Pero rara vez actuaban engrupos de más de tres y, desdeluego, se tratabade manipulacionesnode fabricaciónde moneda,La extracciónsocial en el resto de los casosno debió serdiferentede la conocidade los mediosrurales.

La picardía y la búsquedade unavida fácil debíade estarpresenteen la vida de todo falsificador. A veces se hacían bromas de los in-cautosqueaceptabanlas monedasde lata,otrasse burlabaa la justiciacon el engaño.Antonio Morote hijo del fiscal eclesiásticode Caravacadebía ser una persona muy impulsiva, quizá por su corta edad, enpalabrasde uno de los testigos del proceso.Cierto día participabaenuna mesade juego de naipesque como era frecuente se organizabanen la plaza del pueblo. En poco tiempo Morote había perdido la can-tidad de 40 pesos,alta suma para un joven sin medios, por lo queuno de los jugadoresle reconvino para que no siguieraen la mesasino quería crearseproblemas.La respuestafue tajante: en otro tantotiempocomo he gastadoparaperderdichacantidad,haríayo otra tantasuma de dinero20 No es difícil imaginar la actitud de eurofia nadadiscreta del joven Morote que había descubiertouna manerafácil deenriquecerse.Puedeque en las mesasde naipeslos jugadoresse libra-ranmuy muchode utilizar dinero falso, pero la referenciaa esteestabasiemprepresente.JoaquínPolo, primer juez comisionadode Caravaca,escribíaal fiscal de la Sala del Crimen de la Audiencia de Valencia en1776, y le refería que en una partida de Banca, celebrabaantesdeque la justicia empezaraa actuar, unos paisanosse dirigían a uno

de los jugadoresdiciéndole que las seisenasque utilizaban cran tanrecientesque si dichas seisenasno quemabana lo menos tiznaban21

El chascarrillose debió repetir en casossimilares más vecesde las se-ñaladasy nadie le daríala mayor importancia. El falsificador gozabaasí de un cierto prestigio entre la mayoríade sus convecinos,que noveían en el Estado más que un lejano y potente aparato opresor.Carrerasnocturnasa través del campo perseguidospor los alguaciles,enfrentamientoshaciendouso de las armasde fuego, abandonoen losarrabalesdel pueblo de crisoles y escoriaspara ocultar pruebas,eranescenasrepetidas en la vida de los falsificadores. Es seguroque ungrupo de estos que fueron perseguidosla noche del 12 al 13 de junio

20 AUN, Consejos,Expedientepromovidoen ..., fols. 45.21 AHN, Consejos,Expedientepromovidoen . . fol, 150.

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de 1769, contarían el episodioa sus amigos y colegasy todos juntoscelebraríancon burlas y risas el fracasode la justicia. El informe en-viado por el Alcalde Mayor de Orihuelaa la JuntaReservadade Monedarelatabalos hechos con bastanteobjetividad. Como ya se tenían no-ticias de la existenciade bandasque operabanen la zonade Murcia yAlicante, las justicias se pusieron en movimiento. Gracias a una dela-ción se localizó a un reducidogrupo que trabajabaen una alqueríadeltérmino de Orihuela. El Alcalde Mayor de estavila lo dispusotodoparaprocedera la detenciónde dichos individuos, para lo que fue auxilia-do por los alguaciles del Consejoy un grupo de soldadosde un regi-miento murciano.Paramayor seguridadla detenciónseintentaríaporla noche. Se sabia que el grupo trabajabaen una alqueríasituada enun paraje conocido como el «Campo de Matanza».Se trataba decercar la alquería e intentar pillar a los delincuentescon las manosen la masa,es decir, en el acto de fabricar monedas.Poco más de lamedia noche todo se había realizado conforme al plan previsto, lacasaestabacercaday las salidas neutralizadas,en el interior estabanlos sospechosos;sólo faltaba actuar. Sin embargo,un perro delató losmovimientos de la justicia y alertó a los delincuentesdel posible pe-ligro. Estos no tuvieron tiempo más que de coger susarmasy huir enpañosmenoresa través del montehastaencontrarun sitio más seguro.Uno estuvo a punto de ser detenido de no haber sido más taimadoque susperseguidores.A voz en grito decía ¡nO disparéispor Dios, queya me rindo!, y cuandolos soldadosse le aproximaban les respondíadisparandosuarmay consiguiendoescapar22

La violencia también aparecíacomo una constanteen el talantesocial de la época.Si la respuestade la justicia era violenta> como noiba a serlo la actuación de los delincuentes,Sobre la utilización demétodosviolentos muy diversos hablaré más adelante,aquí me inte-resareferirme a uno muy concreto: el asesinato.Eraun recursoextre-mo del cual sólo he encontradodos testimoniosde todos los procesosestudiados.Nada comparable con la cantidad de reos que moríanestandoen la cárcelen esperade conocerla sentencia.El 13 de febre-ro de 1726 JoséIsona, de Alverique, buen conocedorde las actividadesdelictivas de sus vecinos, fue avisado desdela calle para que salierapor alguien que se hizo pasar por criado de su hermano. Apareciómuerto con signos de violencia en la Acequia Real de Alcudia 23, Elotro caso tuvo lugar en Vera (Almería), donde un Acalíde Mayor fueasesinadode un tiro por presuntosfalsificadoresen 1747 ~

22 AGS Secretaríay Superintendenciade Hacienda,JunataReservadade Mo-neda,Leg. 844, sin foliar,

23 Memorial ajustadoqueresulta de la pesquisa...,pág. 31.24 AGS Secretariay Superintendenciade Hacienda, Junta Reservadade Mo-

neda,Leg. 844, sin foliar.

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Comohemosvisto la mayorpartede los componentesdc las bandasrealizaban estas actividadesdelictivas como complemento.Es decir>aparte de susfaenascotidianas,sacabanalgunosbeneficiosde la falsi-ficación. Sin embargo,en todas las bandashabíacabecillasquehacíandel delio su modo de vida. Estos tenían apodossignificativos: eran«cagadoblones»,«bocade ochavo»,«spous»,etc.

En fin, con todos estosdatos podríamosresumir la tipología socialdel falsificador, con la debidacautela,teniendoen cuentaque los fac-tores de diversidad eran múltiples. Actuaría solo o en grupos redu-cidos en el medio urbano, y en bandaunido a vecinos de su mismopueblo,o de otros cercanos,en el medio rural. Seríaun artesano,pre-ferentementeplatero, alquimista o herrero o un labrador en algunoscasosincluso acomodado.Los beneficiosobtenidosdel fraudedepende-rían del papel desempeñadoen la consumacióndel delito y, por consi-guiente,en la dirección de la banda.Normalmente,en el casodel mediorural, mantendríabuenasrelacionescon algunosgrupos de la noblezalocal instaladosen el poder, los cualesparticiparían directa o indirec-tamente en las actividades delictivas. Participaría y compartiría elsistemade solidaridades,fruto de la complicidad,necesariopara man-tenera la justicia estatalalejadadel pueblo, llegandoa haceruso de laviolencia si fuera necesario.De esta maneraquedabaintegrado en lasredes de clientelismo que regían el funcionamiento de la sociedaden que vivía. Cuando por efecto de la actuación de fuerzas externasesta red quedabaal descubierto,entoncesse generabael conflictosocial,por cierto siempredesfavorableparaél.

COMPLICIDADES, CLIENTELAS Y tSORRUPCIONFN LAS DISPUTAS POR EL PODER

DE LOS GRUPOSPRIVILEGIADOS

Una de las veces en que se rompió eseequilibrio de fuerzas a que

mc he referido anteriormentefue en 1772. El lugar un pequeñopuebloentoncespertenecienteal Reino deMurcia, hoy en la provincia de Alba-cete, llamado Tobarra. Contabaestelugar en 1768, fechaspróximas alinicio de los conflictos, con la cantidad de 3.850 habitantes, que afinales del siglo se habíanconvertido en 3.966~. De esto, tan sólo 19eran señaladoscomo hidalgos, lo que suponeuna pequeñaproporción

2S Segúnlos censosordenadoshacer por Aranda en 1768 y Floridablanca en1786 respectivamente,conservadosen: RAU Lib. 9/6140,respuestasporparroquiasal centro ordenadopor (...) el Condede Aranda el año 1768. Reino de Murcia.Tobarra y RAU Leg. 9/6237, respuestasdel Reino de Murcia al censoordenadoporFloridablancaen 1786.Tobarra.

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respecto del total. La desproporciónse refieja también en el repartode la tierra, principal fuente de riqueza de Tobarra, dondese combí-nabanlos fértiles cultivos de regadíocercanosal pueblo con las gran-des extensionesde secanopoco productivo más alejadas.Frentea 138personasconsideradaslabradores,probablementepequeñosy media-nospropietarios,había300 jornalerosy 301 criados26 La poblaciónar-tesanala formaban 120 personas,de las cualesla mayoría eran teje-dores que se abastecíande la lana procedentede la sierra, el restodesarrollabanactividadesmuy diversas.

Todo empezóen 1770 cuandoel alcaldemayor, JoséAntonio Loar-te, ajeno al pueblo y, con seguridad,fiel y escrupulosofuncionario deSu Majestad, decidió iniciar un proceso contra algunos vecinos deTobarra y otras zonas adyacentes,por falsificar moneda. Coincidíanestasaccionescon un momentoen que se intensificaba la política decontrol sobreestetipo de delitos,por cuanto Loarte actuabapor indi-cacionesdel conde de Aranda con todo el apoyo de éstey de la Monar-quía. La jurisdicción de Tobarra corría a cargo de la Chancillería deGranada,institución que nombró al mencionadoalcalde juez comisio-nadoparala realizacióndelas pesquisas.

Desde el comienzo de su mandatoLoarte debió de percatarsedeque en el pueblo habíaunafuentede poderque le hacia la competencia.Tal vez incluso estuvierapuestoen antecedentes,pues nadie ignorabaen Tobarra e incluso en otras villas más alejadascomo Chinchilla yAlbacete,que allí mandabala familia Carcelény lo llevabanhaciendodesdemucho tiempo atrás.

Era ésta una de las familias más ricas y mejor emparentadasdeTobarra y su comarcacomo se deducede las declaracionesde algunostestigos. Encabezabael clan Alonso Carcelén, que se habíaordenadosacerdotea la muerte de su esposay por su condición de presbíteroaumentósu capacidadde influencia sobre la sociedadde Tobarra. Leseguíasu hermanoJosé,emparentadoa través de su matrimonio conúltimo cerrabanel clan Tiburcio e Higinio hijos ambos de Alonso, elprimero era el primogénito y principal heredero;el segundohabíase-guido la carreramilitar y ejercíacomo capitánde milicia. JoséCaree-lén era ademásregidor perpetuo de la villa, por cuanto participabaen el control de la política municipal. Así, pues,en la sociedadde To-barra actuabaun clan vertical que, partiendo de la cabecerade la fa-

26 El reparto de medidasde tierra existenteen Tobarracuandose realizó elcatastrode Ensenadaera el siguiente: Más de 800, 136 propiedades;entre 800y 500, 339 prop. Entre 500 y 400, 83 prop. entre400 y 300, 212 prop.; entre300y 200, 81 prop.; entre200 y 100, 0 prop.; menos de 100, 4,260 prop. Por tanto, esperceptibleel vacío existenteentre la gran propiedad,probablementededicadaal secanoy la predominantepropiedadderegadío.

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milia Carcelén,extendíauna red de solidaridadesquellegabahastalasclasesmás bajas27 Para conocerla presión que ejercía el clan de losCarcelénen la vida cotidiana dc Tobarra,bastacitar las declaracionesdc algunos testigos imparciales solicitadas en el proceso.Juan Salva-dor de Bastida, consideradocomo personaecuánimepor los buenosserviciosque siemprehabía prestadoa la corona y vecino de Albacete,por lo que se le considerabaalejadode las rencillas de Tobarra,opina-ba que:

Los Carcelén son los que dan la ley en dicha villa por enlazadoscon losprincipales y no haberde estossujeto quesobresalga(...). A pesarde que nadieles hace frente, si alguien lo hace, intentan hundirle, aunque no puedo decirde extorsionesque causenporque no he podido instruirme,

Bastida conocíabien lo qué pasabaen Tobarra porquehabía sidoalcaldemayor de dicho pueblo quince años atrás.

Tambiénse recayóla opinión de JuanJoséde Cañaverascorregidorde Chinchilla, quien por carecerde elementosde juicio solicitó a JuanAntonio de Tudela, personade su máxima confianza,le informaseso-bre dicha familia. Tudela, que era regidor perpetuode Tobarra y noaparece en el proceso más que como testigo de forma esporádica,emitió un duro dictamen acercade los Carcelén. Paraestepersonajedicha familia:

Estáodiosacon la mayor partedel pueblo por sus fines altanerose interesesdeseososde todo el mando del pueblo. Primero por ser tenidos en primer lugarpor respetablesentre todas las tamilias queímav en esta villa, manejandotodoslos caudalespúblicos y los particulares, de modo que el que voluntario no loconsiente se procuraban el desquite por cualquier intencion siniestra, Bienconocidaes estafacilidad con lo que ejecutaroncon el reverendopadreSevillay e! tumulto por vender granosal menor precio.

De lo que sucediócon el R. P. Sevilla no nosha llegado testimonioalguno,pero si conocemoslo referido al tumulto del pany dc ello ha-blaremos más adelante.

El tercer informe se solicitó a Martín de Sahajosaalcalde mayorde Hellín, cuya cercaníacon Tobarra favoreció y favorece estrechosvínculos entre ambos núcleos de población. Sin embargo, la opiniónde éstefue favorablea los Carcelén.Para Sahajosa:

27 Sobrecaracterísticasdel funcionamientode un clan familiar en la sociedadrural de la Edad Media, ver: EmmanuelLe Roy Ladurie, Montaillou, aldeaOeci-tana de 1294 a 1324, Madrid, Taurus, 1981, págs.87 y Ss. Salvandolas distanciasen el tiempo y en el espaciomuchos de los comportamientossocialesde losClergué y su clan vertical son semejantesa los que nos ocupanreferidos a losCarcelén. Ver también NataIl Z, Davis, El regreso de Martin Guerra, Barcelona,Antonio Bosch,1984, pág.52.

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Se trata de una familia noble y de las medianamenteacomodadasque siem-pre han llevado cl honory respetode la mayorparte dcl pueblo (.4. Los malesprovienende quesiendoD. Tiburcio Carcelánpersonerodel Ayuntamientoen 1770.acusóa D. JoséAntonio de Loastede haberseservido de los dineros del Ayun-tamiento para repasarsu casa (,). Desde cuyo tiempo este (Loarte), movióalgunos asuntoscontra los Careelenes,se formaron pandillas y ha estadoelpuebloen unacivil discordia28,

Por consiguiente,los conflictos socialesen Tobarra se dirimían entorno al clan de los Carcelén, quieneslo intentabancontrolar todo y,como no, también las actividadesde los falsificadores de moneda.Elconflicto con los poderesexternospersonificadoen la figura del alcal-de mayor debía dc ser bastantefrecuente.Sin embargo,la estabilidadentreambospoderesdependeríadel grado de sumisión o la capacidadde negociaciónde la personaque ocuparadicho cargo.

Desdeun principio surgió el conflicto probablementemotivado porel carácternadaflexible de Loarte. Entoncesse fue gestandoen tornoa dicho personaje,un nuevo grupo en el que se aglutinaron todos loslos descontentoscon el despotismode los Carcelénque eran bastantesde los vecinos de Tobarra.

Las pesquisascontra los falsificadores siguieron su curso normal,saliendo a la luz la mayor parte de la banda,cuyas ramificacionesseextendíandesde Tobarra a otros núcleos cercanoscomo Jumilla oCieza. Pero entre los detenidoshabía un buen número de protegidosde los Carcelén.No existendatos, ni nadie se atrevió a afirmar lo con-trario, sobre que dicha familia participara directamenteen la consu-mación del delito, pero desdeun principio se dedicarona obstruir lalabor de Loarte en las investigaciones.Por fin, en 1772, el procesosedio por cerradoy seenviaronlas conclusionesde culpabilidada la Saladel Cirmen de la Chancillería de Granada.Pero unas semanasantessehabía producido una desgraciaimportante que cambiaría el rumbode las cosas.Habíamuerto en prisión el reo principal de la causa,alparecercomo consecuenciade una pulmonía, pero en la cárcel al finy al cabo. Dicho acontecimientofue utilizado como resortepara cues-tionar toda la labor de Loarte. Al mismo tiempo que llegaban a Gra-nada los escribanosenviadospor el alcaldemayor para entregarlasconclusionesdel proceso, lo hacían varias cartas seudónimasen lasqueseacusabaa dicho alcaldede haberenvenenadoa Antonio Correas,principal encausado,así como de otra serie de abusos de cierta gra-vedad.

26 AGS Graciay Justicia, Asuntos sueltos,Monederosfalsos de Navarray To-barra, Leg. 1038. Sin foliar. Todos estos testimonios y los que siguen seencuen-tran recogidosen las pesquisasque sobre el caso realizó la Chancillería deGranada,enviandoal juez Juan Antonio López Altamirano como comisionado.

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A partir de estemomento,agostode 1772, se inició en Tobarraunanueva investigación sobrela actuaciónde los Carcelény sus partida-rios y de Loarte y los suyos,a travésde la cual se puedenanalizarlosfactores de conflietividad social existentesen Tobarra en la segundamitad del siglo XVIII.

Las cartas acusabana Loarte, ademásde haber envenenadoal ca-becilla de la bandade monederosfalsos,de haberactuado con favo-ritismo en el seguimientode dicha causa,deteniendoa inocentesy de-jando en libertad a culpablespor ser de su favor, Habíavariasacusa-ciones de corrupción,por haberaceptadoregalosde familiares de losreose incluso haberexigido que se le hicieran. Porabusode autoridaden la imposición de multas y en el uso de unas mulas y unos cerdospertenecientesa implicados en la causa.En suma, se presentabaaLoarte como un juez despóticoy parcial que recurría a la tortura deformba indiscriminada,

Las acusacioneseranmuy graves y aún más le parecieronal condede Aranda por tratarsede un representantedel poderReal. Fue el pro-pio Carlos III el que dio orden de acelerarlas justificacionespor sihubiera motivo de sanción. El mecanismode arbitraje de la Monar-quía absolutaesclaramenteperceptibleen estecaso.

Lo primero que hizo Loarte y en esto actuó inteligentementealutilizar la coberturaque le otorgabasu autoridad, fue citar a la granmayoríadel pueblo a declarar sobrelas acusacionesque se le hacían.Los resultados de esta encuestafueron «lógicamente’> favorables alalcalde. Pero hay razonespara pensarque el apoyo debió de ser sin-cero por la mayor parte de los declarantes.Loarte había conseguidouna serie de cosasque fueron muy beneficiosaspara el pueblo.

Es seguro que actuó con un sentido de la utilidad y del progresopropios del siglo que le tocó vivir. Hizo algunasmejoras en el puebloque todavía en la actualidadse agradecen.Loarte construyóun pósitoy lo puso en funcionamiento,hastala fechaTobarra se había tetiidoque servir del pósito de Hellín. Pero quizá la obra más importante fuela construcción de un «pozo de aguabuena»del cual todavía se surteel pueblo en la actualidad.Sin embargo,la medida que le hizo máspopular fue la consecuciónde un año de exención en el pago de losimpuestospara Tobarra. Cuando la noticia se corrió por la villa, unnutrido grupo de lugareñosse lanzó a la calle a dar un vítor a Car-los III y a su alcalde mayor.

Esta popularidad, que llegó hasta el punto de que un numerosogrupo de personassolicitaran su permanenciaen el puesto por otrotrienio fue muy mal encajadapor los Carcelénque veríansu capaci-dad de manejo bastantemermada.AdemásLoarde como funcionariominucioso y con un estricto sentidodel cumplimiento de su deber,seganó la enemistadde todos aquellos que transgredíanlas normasmx-

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puestaspor el Estado> en cabezade los cualesestabanlos que falsi-ficaban moneda.Hay una serie de denunciasque a nosotrosnos pue-den servir como indicativo de las transgresionesmás frecuentesen lasociedadrural del siglo xviii. Dejando apartelas denunciascontra losCarcelénque utilizaremospara conocerlos mecanismosde presión deque se servía dicho clan, las más frecuentesson las de escándalopú-blico y desobedienciaa la autoridad.Casosde embarazosprematuros,amancebamientos,desobedienciaa la autoridad,sobre todo en las nor-mas de utilización de pósito,etc. Hubo unacausainteresanteen la quese acusabaa una mujer de haberenvenenadoa su marido para here-dar, sin embargo,todo fue fruto de un conjunto de calumnias.

Desdeluego, Loarte utilizó todos los medios que le brindaba suautoridadpara reprimir todo lo que fuera en contra suya. Es posibleque en la causade monederostuviera algún favoritismo con algunosde los encausados.También se debieron de producir abusosen losembargosrealizadosa dichos delincuentes,pero estapráctica de em-bargosera utilizada en todas las causasjudiciales> pues era la únicavía de financiación del aparatode justicia. Otra cuestióneran las acu-sacionesde corrupción, según las cualesLoarte habíaaceptadosobor-nos procedentesde personasimplicadasen la causay había actuadocon nepotismo en el sentido de favorecera sus acólitos con las pro-piedadesrequisadas.

De igual maneraque nuncase pudo probar que JoséCarcelénpar-ticipara directamenteen los delitos de falsificación, tampoco existie-ron pruebas determinantespara corroborar las acusacionescontraLoarte. Con toda naturalidadlos acusadosy susfamiliares que actua-ban como testigos,afirmabanhaberobsequiadoal alcaldecon regalos,unasvecesen metálico y otras, las más,con productosdel campo.Peroen casi ningúncasoa travésde mecanismoscohercitivos ¡cómo si per-maneceren la cárcel con una acusacióngrave no supusieseuna ciertacoerción!

No podemos decir lo mismo de los Carcelén,pues contra éstos síhubo una serie de acusacionesde diversa procedencia,que nos ilus-tran sobre los mecanismosde presión que utilizaba estafamilia y susacólitos sobre la sociedad de Tobarra. Lo primero que intentabansiempre era neutralizar el poder del alcalde mayor. Los testimoniosde Loarte corroboradospor Bastida son bastantegráficos:

Cuandolos juecesno handisimulado susexcesos(refiriéndosea dichafamilia),y hanprocuradocontenerlosen públicaunión y liga, han puestola mira en per-seguirlos,atropellandosus personas,honor y estimacióncuya constanteverdadla apoyan los ejemplaresacaecidoscon O. Agustín Lozano, U. PedroGonzález,O. Alonso Camacho,D. FranciscoBenlloc y U. JuanAntonio Serrano,anteceden-tes todos al suplicante en su empleo. Pues a~ primero apedrearon,al segundocapitularon, al tercerocon falsas inicuas representacionesle detuvieron en su

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carrera, al cuarto le maltrataron a golpes de que se originó su muerte y alquinto le ban tenido por más de tres años perdido su honor para defenderlede las estafas que le atribuían, y ellos habían cometido, cuyos hechos y losrepetidosrecursosque se originaron, han sido la causadel mayor escándaloenlos tribunalesde SM. 29

Despuésintentabancontrolar otros mecanismosde poder que tu-vieran trascendenciasocial. En este terreno se generarondos impor-tantes conflictos.El primero tuvo como fundamentolos ataquescontrala política de abastecimientode trigo y pande Loarte. Intentaron crear,sírviéndosede sus allegados,un ambientede malestarpor las obliga-ciones impuestas a los agricultores de utilizar el pósito. Pusieron todosu empeñoen presionar a los panaderospara que hicieran mal pan ono hicieran ninguno. Paraeíío aseguraronque las multas que exigierael alcaldemayor (por hacer mal pan) sc les retribuirían en otras espe-cies. Uno de los panaderosexpresóque con motivo de algunasquejasque habíasobrela calidad del pan,lo presentóaAlonso e Higinio Car-edén (con quienes estabacompinchado),quienes lo reconocierondi-ciendoque estabamásquebueno.Posteriormente,incitaron a los pana-deros para que saliesendel pueblo.Detrás de todo esto no había másque una oscuramaniobra en contra de la política de Loarte en lo refe-renteal precio del trigo. El segundoconflicto creadofue en torno a laventa de carnes,presionandoa algunosabastecedoresque las vendíana preciosmás baratos.

Pero quizá en materia de costumbresy de moralidad pública esdonde la actuaciónde éstos era más abusiva. Juandel Bosquedenun-ció a Tiburcio Carcelénpor haber colaboradoen el rapto de una desusbijas solteras,llamada Isabel. Tambiénotra denunciacon los mis-mos protagonistasacusabade malos tratamientos de palabra y obracontra Juan del Bosque,hijo del acusadory hermanode la raptada.Hubo otra denuncia por el embarazode Ana Maria Valero criada deAlonso Carcelén,en la que se acusabaa éstede ser el responsable.Al-gún tiempo más tarde aparecieronotras denunciascontra los Caree-lén, por los graves perjuicios causadosa unosvecinos en el reparti-miento de unas tierras, donde actuaroncon valimiento y despotismo.Higinio Carcelén fue también denunciadopor varios escribanosdelpueblo a quieneshabíaacusadode serunos«pícarosguilopos»,seguroque por mostrar susapoyos a Loarte y habíaaseguradoque no habíade cesarhastaquitarles las escribaníaso ponerlesen presidio. Tibur-cio Carcelénfue denunciadopor JuanaArmero por habermaltratadoa su hija. Esta denuncia costó una amonestacióna dicho personajepor tratarsede una mujer casadacon la que se suponíamanteníarela-ciones. De nada sirvió porque el dicho Tiburcio seguía amancebado

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pasandounavida ociosay mal entretenidacon efectosde mala crianza,habiendodado escándaloscon diversas mujeres y haciéndosetemerpor cl continuo uso de armasprohibidas.

La resoluciónde las pesquisasse dietóen junio de 1775 por encargodel rey con el siguienteresultado:

No habiendo sido comprobadosni justificados los verdaderosautores delascitadascartassupuestasy anónimas,ni los excesosy cargosqueSe referíanenellas (.,.) y queriendoSM. que se reintegreen el modo y forma posible, en suhonor e interesesa D. JoséAntonio Loarte, ha resuelto SM. entre otras cosas,no se le moleste en su personay bienes,se le restituyaen su vara (pues quedótemporalmentesuspendido),y se le of rezcaalgún corregimientovacante30

Carlos III actuó siempredel lado de su ministro al que no sólo fa-voreció declarándoleinocentesino que incluso le recomendópara unascenso,El papel arbitral es aquí doblementesignificativo, primerocomo monarca absoluto con una concepción patriarcal del ejerciciodel poder, y segundocomo político convencido de la necesidaddeapoyar todas las medidas reformistas como vía de progreso.En To-barraseenfrentarona pequeñaescalados concepcionesopuestassobrela política, la sociedady la vida. Por un lado la del funcionario efec-tivo, deseosode servir al Estado en la exigencia del cumplimiento delas leyes que éstedictabay realizandoproyectosencaminadosa la con-secucióndel bienestarsocial. Por el otro, la de una familia influyenteconvencidade la superioridadque le conferíasu estatus de nobleza,acostumbradaa unas prácticassocialespropias de la sociedadfeudaly con suficientevigor por parte de los componentesdcl clan familiarpara luchar por el mantenimiento de su estatúts, Era, aunqueinsistoa pequeñaescala,el enfrentamientoentre el reformismo ilustrado yla tradición aristocrático conservadorade origen medieval~, En me-dio el poder del monarcaciertamenteambiguo, pues si en el procesose declaró inocentea Loarte, no se movió ni un sólo dedo ni se ordenóque alguien lo moviera para actuar en contra del despotismode losCarcelén.

En la misma línea de conflictividad social y con problemasmuysimilares, se desarrolló el proceso contra falsificadores de moneda3nlciado en Caravacaen agostode 1776. Corno ya se ha señaladoante-

30 AGS Gracia y Justicia, Leg. 1038, sin foliar, Orden de 13 de junio de 1775,3’ Este conflicto entre fuerzas de progreso y fuerzas tradicionales es una

constanteen la Historia de todaslas épocasy se manifiestaen niuchasesferasde la vida, Un recientetrabajo que trata estetema con un acierto inusual es elde Carlos M. Cipolla, ¿Quién rompió las rejas de Monte Lupo¿ Madrid, Muniek,1984. Situándoseen una epidemiade pesteen la Toscanadel siglo xviii, -analizalos enfrentamientosentre lasautoridadessanitariasexigentesen el cumplimientode unas rígidas normasde control social, y la Iglesia siempre contrariadapor elcumpll.niientode dichasnormas.

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riormente Caravacase localiza en el reino de Murcia en una comar-capróxima a la Sierra de Segura.A finales del siglo xviíí supoblaciónsuperabaen poco los 8.000 habitantesy tenía la particularidadde con-tar entreéstoscon un elevadonúmerode hidalgos.Desdealgunosañosatrásse tenía noticia de que en eselugar actuabauna importante redde falsificadores, especializadosen fabricar una moneda de ampliacirculación en el reino de Valencia: la seisena.Tal fue la actividadde dicha red que, en un plazo de tiempo no superior a seis años,secalculaba habían sido capacesde introducir monedaspor valor deunos 200.000 pesos,suma bastanteconsiderable.Esta situación, ade-más de constituir un fraudeevidentecontrala monarquía,llegó acrearserios problemasen el comercio,sobre todo, cuandoel Estadose deci-dió a intervenir y empezóa retirar las monedasfalsas.

Pero volvamos a la sociedadde Caravaca,porque ésta tenía unaserie de característicasbastantesignificativas. Desdeluego, allí se ha-bían cimentado bien las redes de solidaridad en el delito contra elEstado. Esto debió aumentar los recelos y el recurso a la utilizaciónde la violencia y la intimidación, así como favoreció las complicidadesy el clientelismoentreclasessocialesteóricamenteantagónicas.«Bocade ochavo»,Cristóbal «Mama» todos ellos apodosque no denotabanla ocupaciónde un lugar respetableen la escalasocial, se codeabanyrealizabansus actosdelictivos con los Navarro, familia hidalga y biensituada en las esferasdel poder municipal Ñ

CuandoJoaquín Polo, juez comisionadopor la Sala de Crimen dela Audiencia de Valencia, llegó a Caravacapara iniciar las pesquisasescribió lo siguiente:

supepor el camino el deplorableestadode estepueblo, el desarreg]adovivir desus moradorescon la falta de subordinaciónal rey y su justicia, al tiempo quelos infractoresvivían pertrecbadoscon la cauteladel receloque les había intro-ducido la inteligencia de mi venida (...). Advirtiéndose al mismo tiempo quecasi todo el pueblo y con especialidadlos mozalbetesy distinguidos, dadaslasprimerasoracionesapenassalíande sus casassin su par de pistolas y espadasdesnudascon toleranciadel Alcalde Mayor 33.

La violencia, por tanto> era una componenteesencialen la vidade aquellasgentes.Este aspectode fas west que representabaCaravacaera un factor más de la desobedienciaal rey y, por tanto, de la lejaníadel Estado de aquellastierras. Habíamosvisto cómo la violencia so-cial se ejercía en Tobarra a través de las actividadesde un clan fami-liar, ademásde los posiblesabusosde la denominada«violencia insti-

32 Todos los datosrelacionadoscon el procesode Caravacase encuentranenel AHN, ConsejoLeg. 22667. Contiene varios cuadernilloscon abundanteinfor-macion.

~ AHÑ Consejos,Expedientepromovido.- -, fol. 72.

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tucional» que,al menos,en el Antiguo Régimenerauna realidad.Aquíla violencia estabapresenteen un amplio sectorde la población peroteníauna causaprimordial y un punto de partida en los falsificadores;aunquelas condicioneseconómicasy socialesdel mundo rural en el si-glo xv~~i y, sobretodo, en la zona quenos ocupa, favorecieranel des-arrollo de estasactividades.Reaccionarantela durezade la vida cotidia-namoldeabasiemprevoluntadesagresivas.Sin embargo,las actividadesviolentas en Caravacatenían su origen también en una silenciosa lu-cha entre clanesfamiliares.

Sucedióque,como en Tobarra, al apareceruna fuerzaexterior queintentaraponerorden arbitrando la situación salierona la luz todoslosconflictos. Sólo cuandoel procesoestabamuy avanzadosurgieronlasconfesiones,por ambaspartesse hizo algo más de claridad. El princi-pal denunciante de las actividades delictivas fue Alejandro CampoRedondo,recaudadorrealde las rentasdel tabaco,a travésde unacartaescrita al recaudadorgeneral del reino de Murcia, a pesar de que lajusticia de Valencia habríadetenidoya -a algunos expendedoresy an-dabasobre pistas seguras.Fue denunciadocomo uno de los principa-les promotoresdel delito un tal PedroNavarro, que pertenecíaa unade las mejoresfamilias de la villa. En efecto,en las primeraspesquisasrealizadaspor el juez Polo, estepersonajeaparecíacomo el protectorde las tres fábricas de falsa monedaque funcionabanen aquellavilla.Según estasinvestigacionesNavarro recibía la cantidad de veinte pe-sos al mes por dicha protección.Con el fruto de esefraude dicho per-sonaje realizaba fiestas y meriendasen su casa en las que se ganabaal alcaldemayor y otros funcionarios relacionadoscon la justicia. Deestemodo se habíaconseguidoun alto nivel de acuerdoen la manerade controlar la sociedadde Caravaca.A diferencia de Tobarra, la fu-sión entreel alcaldemayor y los cargospor él nombradosy las fami-lias pudientescon los cargos que a su vez controlaban,era bastantesólida. Es posible que en Caravacapredominaseuna estructuracom-pleja de clientelas,con dos lineas de unión, una en sentidohorizontalentre personasde la misma clasesocial, y otra en sentido vertical,desdelas clasesnobiliarias a las clasesmás marginadasde la sociedad.No obstante,para conocer más a fondo esteentramadosería necesa-ria más información de la que este articulista dispone.Alguna pistanos da el juez Polo cuandoafirmabaque todoslos desórdenespúblicosprocedían de:

serventidós los regidoresque gobiernancon espotiquezenlazadoscon la mayorparte del pueblo y con tacultad de nombrarescribanode Ayuntamientoy Algua-cil Mayor y otros oficios secularesy hastamósicosy sirvientesde la Iglesia (.1,por cuyo motivo no se reconocenmás leyes que las que ellos establecen,y seven precisadosa ejecutarlaslos subalternosparano perderlos empleos,disimu-

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54 Jesús Cruz Valenciano

lando todos los delitos para no caeren los mismos mandoneso sus parientes,amigosy dependientes~.

El objetivo prioritario de estos grupos fue buscar el desprestigiode Polo y de las personasquecolaborabancon él y muy especialmentedel delator Campo Redondo. Igual que en Tobarra, se iniciaron de-nunciascontra el juez por abusode autoridad,peroen estecasodichasdenunciasteníanun apoyo social más fuerte tanto en calidad como encantidad.Algunos regidores perpetuos de Caravacase desplazaronaMadrid para entregaren la Corte un memorial en el que se recogíanlos abusosefectuadospor el comisionado.Encabezabaestegrupo DiegoMelgarés,cuya familia contaba con la máxima influencia en las esfe-ras del poder municipal. En el memorial se decía que en un plazo deseis mesesPolo había obtenido como única prueba unossaquitosdemonedasfalsasabandonadosen unaacequia;no habíallegado al fondode las cosasy, sin embargo,sí había sembradomiedo y discordia. Noera más que alcaldemayor de Gandía, colocadoen dicha vara por lacondesade Benavente,por cuanto carecíade entidad como juez; se hahecho fiador de Alejandro Campo Redondo que no es más que unadvenedizocon mala fama; ambos son personaspoco serias que sededicana bailar y a festejar mujeresen una casa que el dicho CampoRedondo tiene fuera de la villa ~. En estecaso,las acusacionessí tu-vieron audiencia y Polo fue sustituido como juez comisionadoen fe-brero de 1777.

Pero en esemomento salierona la luz los enfrentamientosexisten-tes en el Ayuntamientode Caravaca.Blas Capel,que había colaboradocon Polo, declaró que dicho Ayuntamiento estabadividido en parciali-dades; de un lado estabanlos Melgarésapoyadospor algunasfamiliasbien situadasentre las que destacabala de los Navarro. Entre éstos,empezandopor los mencionadosNavarro, había un buen número depersonasque eran reos de la causade monederos.Todos eran solida-rios entre sí y habían demostradoen varias ocasionesclara desobe-diencia al rey. Del otro lado estabaAlejandro Campo Redondo,queentre otras cosasno era de Caravaca,y había sido el denunciantedelos delitos, Este había tenido importantesenfrentamientoscon PedroNavarro, a causade habersido incluido en los padronesmunicipalescomo pecheromientras que él se considerabahidalgo, lo que suponíaunagrave afrentacontra su dignidadsocial y su bolsillo. Pero,además,Campo Redondo se había casadocon una sobrina del dicho Navarro,a pesar de que éste había intentado por todos los medios que dichabodano se realizara.Por consiguiente,CampoRedondoeraun maridocwrtamenteagraviado, aunquehubiera recibido muy grandesbenefi-

~ AHN Consejos,Expedientepromovido fol. 72.33 AHM Consejos,Expedientepromovido...,bIs. 166-172.

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Aspectosde la delincuenciaen el siglo XVIII... 55

cios de su boda ya que pasóa ser tutor y administrador de los bienesde su hijastra, a la que correspondíapor herenciadirecta un mayo-razgo. Hubo conflictos en la boda y continuó habiéndolosdespuésdeaquélla.El procesopor falsificación de moneday las acusacionescon-tra Cristóbal y PedroNavarro debieronde seraprovechadaspor Cam-po Redondoparaganarterreno.

Pronto se nombró un nuevo juez comisionado para terminar conel procesoiniciado. Este comenzóde nuevo a revisar la causay a estu-diar los posible abusoscometidospor Ignacio Polo. De esta revisiónsalieron beneficiadosalgunos personajes,sobre todo, algunos noblesque eran cargos municipales junto a Melgarés, pero la culpabilidadde los Navarro era tan notoria que permanecieronen la causa congraves acusaciones.

De nuevo en 1779, casi ya concluidaslas pesquisasde la causasur-gieron las críticas al nuevo comisionado. En un anónimo enviado ala audienciano se ponía ya en duda la justicia de la causacontra losmonederos,pero sí se criticaban duramentelas repercusionesde éstapor la mala actuación del juez culpado de:

descargarlos golpesde pesquisasa dondelos dirige la emulacióno venganza,elchisme y la malicia a quien se les abre una dilatada puerta.El prudentetemey el astutose burla, el común gime y triunfa la maldad; si la perspicacia,desin-terés y rectitud del comisionadono precave estos inconvenientes,quedan lospueblosenunainfeliz constitución ~,

El tono un tanto enfático, que da una cierta sensaciónde dema-gogia, se utilizaba también para acusaral nuevo comisionadode des-pótico y rígido de genio, de mal administrador y, lo que parecemásgrave, de una serie de muertes aunqueinvoluntarias producidasporparálisis,vómitos y sofocos.Decía el anónimo que en las pesquisassehabíanservido de confidentesy chivatos creandomal ambiente; tam-bién criticaba la cuantía de las multas exigidas de las que se habíabeneficiado y concluía diciendo que, ademásde ser manifiestamenteciego, es un juez que sentenciasin procesoy ejecutasin sentencia.

Al fin y al cabonadaqueno nos resultefamiliar en las críticasde tanapocalípticodenunciante.De cualquier manera,nuncaseríabien acep-tadala intervenciónde poderesexternosquepudieranponeren peligroel tácito equilibrio en el reparto de las áreasde influenciaentrelas cla-sesprivilegiadas. Las élites de Caravacahacíansupolítica a unabuenadistanciade la Corte. A éstale interesabaque esosgrupos dirigentesno traspasaranciertos limites que podíanponeren peligro la estabili-dad política y social de la monarquía.Al apoyar y participar en los

~ AHM Consejos,Expedientecausadoen el Consejo a representaciónde laSaladel Crimen de la RealAudienciade Valencia. fol, 28.

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56 Jesús Cruz Valenciano

delitos monetarios>esos límites no habíansido respetados,era la ra-zon por la que habíaque ponerorden. Pero una vez que los funciona-nos del rey habíanconseguidoencauzarla situación, a nadie preocu-pabanlos mecanismosque las élites localesutilizaran para controlarla dinámica social y asegurarsusprivilegios, al menosasí se desprendede la tibia sentenciaaplicadaen Caravacaa los hidalgos implicados.

LOS CAMINOS DE LA REPRESION

Un último aspectoa tratar son los mecanismosutilizados contralos delincuentesmonetarios. Interesaríaver si éstos sufrieron algunavariación a lo largo del siglo, si se aplicabancon el mismo rigor a to-dos los súbditos del rey o hubo discriminacionesy si el apartode jus-ticia ganó en efectividad.

Los problemasde jurisdicción continuaronsiendo uno de los prin-cipales impedimentospara el buen funcionamiento de dicho aparato.En este terreno nada cambió, se mantuvieron las Chancilleríasy lasAudiencias, así como las jurisdiccionesespeciales:militar, eclesiásticay señorial. La justicia funcionabaconforme a las pautasde la sociedadfeudal. Los intentos por crear jurisdicciones especificas en las queactuarantribunales especialesno dieron resultado,tal fue el caso dela Junta de Comercio y Moneda.

Tampoco existían mecanismosde prevención suficientes; las anti-guas Hermandadeseran organismos en decadencia.No existía nadaparecidoa una policía rural y es, por consiguiente,comprensiblequelos pueblos fueran las zonas de operación donde los falsificadoresestabanmás protegidos. Por ello, cuando se necesitabaayuda parainiciar las investigacionestendentesa impedir el delito era necesariosolicitarla al ejército, que siempre actuabacon más dureza.

Esta falta de prevención posibilitó que en la mayor parte de loscasos se actuara sobre denuncias,las cualessolían llegar tarde casisiempre. A esta tardanzahabría que añadir la lentitud del aparatode justicia, en principio justificada por la insalvable barrera de lasdistanciasgeográficas,sobre todo, cuandose actuabaen el medio ru-ral. En este sentido, los juecescontaban también con la ausenciadeuna insuficiente infraestructura.Aun en los pueblosgrandes,las cárce-les no estabanacondicionadaspara albergara los numerososreosquegenerabanestosprocesos.En consecuencia,la seguridadde las mismasera muy escasaen todos los sentidos.Las fugas eranun casofrecuente,de ahí el hecho de que en todos los procesosestudiadoshubiera unimportante númerode fugitivos, quecorrespondíaademáscon los prin-cipales encausados.Durante los años que duraba el proceso,se suce-dían las escaramuzasde los cómplicesy amigospara intentar liberar

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Aspectosde la delincuenciaen el siglo XVIII.. - 57

a los presos,o sencillamentepara conversar con ellos y ponersedeacuerdo en lo que debíandeclarar.De las condicionesde vida de lascárcelesbaste señalarque un número no despreciablede los encau-sados acababansus días en ellas. Cuando se dictabanlas sentencias,al menos,cinco o seis personasencausadasen los procesosnumerososhabíanmuerto en las cárcelespor distintos motivos. El más frecuen-te erapor enfermedad,como sucediócon el cabecillade la bandade To-barra, a causade la falta de higiene y la mala alimentación.Pero,tam-bién, la desesperacióny el temor a la tortura podían llevar al suicidiocomo sucedió con José Prosper, reo de la causa que tuvo lugar enValencia a partir de 1726, quien se arrojó al pozode la cárcelmurien-do en el acto. Segúnconfesóa un compañerosuyo, lo hizo por consi-derarseinocentey tenerasumidasu imposibilidad física para soportarel potro ~.

La tortura seguíasiendo el mecanismomás común utilizado porlos juecespara obtener la confesión. Lo primero que hizo Loarte, enTobarra, fue construir unos cepos que se aplicaron a los principalessospechosos.Roque Sebastiá,el mayor implicado en el proceso deValenciade 1726, rogabaa susvigilantes cuandole trasladabana la To-rre de Serranos,que le dieranun carabinazoo le pusieranarsénicoan-tes de tener que soportar su paso por el potro. En el mismo procesoPedro Bono perdió el conocimientoy el pulsotras llevar un buen ratoen el potro, hubo de aplicárselela extremaunciónporquesuvida corrióseriopeligro 38

Despuésde largos procesos,las pesquisasduraban varios años, sedictabala sentenciadondese incluían las penasa cumplir. Paraestosdelitos siemprefueron muy duras,aunquesu durezavarió en el espa-cio y en el tiempo. La justicia actuabade maneradiferente segúneláreageográfica de que se tratasey los conflictos sociales que allí sepudierangenerarEn lo que se refiere al tiempo, las penasparecieronsuavizarsehaciael fin de la centuria,aunquese intensificarael controlde la delincuencia en general y la lucha contra los falsificadores enparticular. En estesentido sepuedeobservarla diferenciaen la durezadel castigo entreel caso acaecidoen Galicia en 1763, donde se aplica-ron siete penasde muerte y un número abundantede años de presi-dio y galeras,con la tibieza de las penasimpuestasen Caravaca,dondesólo se condenó a muerte a los fugitivos y el resto de las penasde

3~ Memorial ajustadoqueresulta dela pesquisa...,pág. 52.38 Este tema ha sido tratadopara el casoespañolpor F. Tomás y Valiente

en un trabajoya citadoanteriormente.Un estadode la cuestión sobre la polémicageneradaen Europadurante el

siglo xviii acercade la tortura y su licitud, seencuentraen Ju!ius R. Ruff, Crime,Justice and Public Orden in oíd RegineFrance. The sén¿chauss¿of Libourne andBazas, 1696-1789, Londres, Croom Helm., 1984. Ver la introducción y págs. 55,61 y 63.

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58 Jesús Cruz Valenciano

cárcelno fueron superioresa los seis años.También las penaseranmás suavespara los nobles que para el resto de los acusados.Con lamisma culpabilidad un hidalgo era condenadoa destierro> mientrasquequien no lo fuera iba a presidioo galeras.

Todo pareceindicar que los cambios en la administraciónde jus-ticia sólo se produjeron en el sentido de intensificar las actividadesde control. Los mediosy los procedimientossiguieron siendo práctica-mente los mismos, La preocupaciónpor controlar el ordensocial fueprioritaria a cualquiertipo de reforma en los mecanismosdisponiblespara ello.

La justicia actuó con más frecuenciay posiblementecon más efec-tividad en la represióndel delito. No es que la delincuencia,al menos,en el casoque nosocupa, fuera mayor que en otros tiempos, sino queel celo del poder se intensificó en una épocaen la que el conflicto so-cial se fue convirtiendo en una amenazapara la estabilidaddel abso-lutismo. A medida que fue transcurriendoel siglo el binomio reformao revolución se fue haciendopresente.El poderde forma mayoritariaoptó por el reformismo que se intensificó en épocade Carlos 111, Enefecto,el rey llegó a convertirseen el adalid de estapolítica como víapara frenar cualquier procesorevolucionario; en consecuencia,era me-nester frenar las conductasindividuales y, sobre todo, colectivasquepudieran poner en peligro la estabilidadsocial y convertirse en caldode cultivo parala revolución,

Un último aspectoque quisiera destacaren este trabajo son las

posibilidadesque ofrecen las fuentes judiciales para el estudio de lahistoria social y de las mentalidades.Historiadores y antropólogos,sobre todo francesesy anglosajones,han comenzadohace algunosaños a trabajar en este sentido. El nombre de Le Roy Ladurie dicebastantesobrela importanciaque tiene estecampode la histofiografíaque tanto interésdespiertaen la actualidad.Parael casoque nosocu-pa la información sobre los conflictos entre las élites de poder en elmedio rural ha sido muy abundante.A través de los procesosse nosmuestrauna realidad social compleja, llena de matices en la que losmecanismosde actuaciónseguíandefiniéndosepor el juego de las mi-norias. Incluso éstas,a veces,provocabanla reacción,favorableo des-favorable al poder, de las clasessubalternas.En Tobarra el enfrenta-miento con el poder central lo provocabauna familia acostumbradaa dominar desdemuchos añosatrás,pero la reaccióncontra esepoderdespóticoy autoritario pareceserque sólo seprodujo por la incitaciónde otro foco de poderno menosdespótico.¿Dóndequedabala capaci-dad de iniciativa de las clasespotencialmenterevolucionarias?,proba-blementesu espaciode actuaciónera muy limitado, bastantecoyuntu-ral y, por supuesto,sumamenteespontáneo.

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Aspectosde la delincuenciaen el siglo XVIII... 59

Desdeluego, estos conflictos sólo salíana la luz cuandose produ-cían importantesalteraciones,como podía ser el caso de la actuaciónde la justicia para reprimir a los falsificadoresde monedas.Pero nadaimpide pensarque los mismos esquemasde funcionamiento social serepitieran, con efecto multiplicador, en la mayor parte del espaciorural de la Españadel siglo xvííí. El peso de la tradición aristocráticoconservadoraera muy fuerte todavíaa finales de estesiglo. Su proyec-ción sobre el siglo xix explicaría muchos de los problemassocialesypolíticos que obstruyeronel camino de la modernización.

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Page 32: Aspectos De La Delincuencia En El Siglo Xviii.

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