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  • Captulo 5

    Aspectos legales La legislacin ambiental en Amrica Latina y el Caribe ha experimentado un incre-mento notorio en las dos ltimas dcadas. Como se mencion, dos momentos han marcado esta tendencia: la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Am-biente Humano de 1972, en la que se promulg la Declaracin de Estocolmo, y la celebracin de la Cumbre de la Tierra (Ro de Janeiro) en 1992, en la que se suscri-bi la Convencin de Biodiversidad y la Convencin de Cambio Climtico as como un conjunto de acuerdos no vinculantes: la Declaracin de Ro de Janeiro sobre Me-dio Ambiente y Desarrollo, la Declaracin de Principios para el Ordenamiento y Ma-nejo Sostenible de Todo Tipo de Bosques y la Agenda 21. Estas dos conferencias han marcado hitos en la poltica y en el derecho ambiental internacional, al tiempo que han incidido de manera principal en la promulgacin de normas de contenido ambiental al interior de los pases. Al examinar el desarrollo legal de la regin, se evidencia un exceso de normas y una falta de capacidad para hacerlas cumplir. De alguna manera los pases de Am-rica Latina se caracterizan por su inclinacin a resolver sus problemas a travs de artilugios formalistas, reformas legales e institucionales, y por su incapacidad para discernir las limitaciones de tal aproximacin. En el tema ambiental, el reto no es expedir ms normas sino poner en marcha las existentes. Sin embargo, los desa-rrollos de la legislacin ambiental de la ltima dcada indican la necesidad de mati-zar ese tipo de aseveraciones. As, por ejemplo, en este estudio se muestra cmo muchas disposiciones legales nuevas, as como algunas de las actualizaciones de las legislaciones existentes, estn previendo mecanismos para cumplirlas y han ge-nerado nuevas oportunidades para la gestin ambiental, que arrojan resultados po-sitivos. Este captulo intenta mostrar los principales desarrollos de la legislacin ambiental que estn teniendo un impacto sustantivo en la gestin. No se trata, por tanto, de dar una visin sobre la situacin actual de esa legislacin, una labor que han des-arrollado con eficacia otros estudios citados en este texto. Se ha considerado nece-sario distinguir entre los pases del Caribe de habla inglesa, o aquellos estados in-sulares y estados continentales cuyo sistema jurdico se basa en el common law y los pases latinoamericanos propiamente dichos, cuyo sistema jurdico corresponde a la tradicin del derecho reglamentado de origen romano. Los pases del Caribe de habla inglesa corresponden en su mayor parte a estados insulares, siendo las ex-cepciones Guyana y Belice ubicados en Sudamrica y Centroamrica respectiva-mente. Influencia de Estocolmo y Ro en la formacin del derecho ambiental Como consecuencia de la Conferencia de Estocolmo se inici un proceso de institu-cionalizacin de la gestin ambiental o de cambios en donde ella ya exista. Ese proceso incorpor significativas modificaciones en los sistemas jurdicos, la confor-macin de la administracin pblica, y las polticas pblicas ambientales. Se gener entonces un movimiento encaminado a crear normas que tenan claramente el pro-psito de proteger el medio ambiente el cual trajo consigo la actualizacin de as-

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    pectos sustantivos de aquellas referentes a los recursos naturales renovables y el ambiente que, en su mayora, enfatizaban temas como su aprovechamiento y se ocupaban menos de su conservacin, planificacin, ordenacin, manejo y de la pro-teccin de los recursos naturales. La regla general era la existencia de normas fragmentadas y dispersas en diversos textos legales que regulaban directa o indi-rectamente algunos aspectos concretos relacionados con temas ambientales, inclu-yendo aquellas explcitamente dirigidas a su proteccin, pero sin que se pudiera hablar de la existencia de una legislacin ambiental propiamente dicha. En los aos setenta y ochenta, este movimiento para el establecimiento de normas para la proteccin ambiental fue conduciendo a la promulgacin de leyes generales o leyes marco en los pases de Latinoamrica y el Caribe, un proceso que desde en-tonces no ha cesado y que fue nuevamente estimulado por los acuerdos y tratados alcanzados en la Conferencia de Ro de Janeiro en 1992. El contenido de esas leyes marco es ms o menos similar: poltica nacional ambiental e instrumentos jurdicos para su aplicacin; en muchos casos, esas mismas leyes regulan la proteccin del medio ambiente desde la perspectiva de la proteccin de ciertos recursos naturales: el suelo, el agua y la atmsfera, as como la vida silvestre y su hbitat. Las normas sobre la materia se ocupan tanto de la conservacin y el uso recreacional de esos recursos, como de las actividades humanas que pudieran afectarlos, incluyendo la contaminacin. En algunos casos las leyes marco incorporan previsiones sobre los arreglos institucionales de la administracin pblica para la gestin ambiental (Bra-es, 2001a; Anderson, 2002)11. Como se ha sealado: Las leyes generales o mar-co han incidido en el desarrollo de la legislacin ambiental mediante la generacin de un amplio nmero de reglamentaciones y normas tcnicas y en las reformas efectuadas a la legislacin sectorial de relevancia ambiental. Algunos de estos cam-bios han llegado hasta la legislacin penal, pero rara vez a la legislacin civil (Bra-es, 2001a). Nueve pases de Latinoamrica promulgaron leyes generales durante los veinte aos siguientes a la celebracin de la Conferencia de Estocolmo, y ocho lo hicieron despus de la Cumbre de la Tierra en 1992. En otras palabras, diecisiete de los veinte pases de Latinoamrica cuentan con una ley general del medio ambiente. En los restantes dos pases (Argentina y Hait) se ha estado trabajando desde tiempo atrs en este tipo de leyes. Adems, en el ltimo perodo se adelantaron significati-vos procesos legislativos en Colombia, Cuba y Mxico referentes a las leyes genera-les, as como la actualizacin de la normatividad ambiental en la totalidad de pases (Braes, 2001a).

    11 Ral Braes (2001a) presenta una completa investigacin comparativa de las normas ambientales expedidas por los pases de la regin en las ltimas dcadas, enfatizando la descripcin de la incorpora-cin de los principios y compromisos derivados de la Conferencia de Ro en las legislaciones nacionales y sus efectos sobre la institucionalidad para la gestin ambiental. Winston Anderson (2002) hace un anli-sis similar al de Braes para el Caribe de habla inglesa.

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    Despus de Estocolmo y Ro: Promulgacin de leyes generales sobre medio ambiente

    Pases de Latinoamrica*

    Colombia (1974) Cdigo Nacional de Recursos Naturales Renovables y de Pro-teccin al Medio Ambiente

    Venezuela (1976) Ley Orgnica del Ambiente Ecuador (1976) Ley para la Prevencin y Control de la Contaminacin Ambien-

    tal Cuba (1981) Ley nm. 33 de Proteccin del Medio Ambiente y el Uso de los

    Recursos Naturales (sustituida en 1997) Brasil (1981) Ley num. 638 que dispone sobre Poltica Nacional del Medio

    Ambiente; sus afines y mecanismos de formulacin y aplica-cin y establece otras providencias

    Guatemala (1986) Ley para la Proteccin y Mejoramiento del Medio Ambiente

    Mxico (1988) Ley General del Equilibrio Ecolgico y la Proteccin al Ambiente (que sustituy a la Ley Federal de Proteccin del Medio Am-biente de 1982)

    Per (1990) Cdigo del Medio Ambiente y los Recursos Naturales Bolivia (1992) Ley General del Medio Ambiente Honduras (1993) Ley General del Ambiente Chile (1994) Ley nm. 19300, sobre Bases Generales del Medio Ambiente Costa Rica (1995) Ley Orgnica del Ambiente Nicaragua, 1996: Ley General del Medio Ambiente y los Recursos Naturales El Salvador (1998) Ley del Medio Ambiente Panam (1998) Ley General del Ambiente Rep. Dominicana (2000) Ley General sobre Medio Ambiente y Recursos Naturales Uruguay (2000) Ley General de Proteccin Ambiental

    Pases de habla Inglesa del Caribe **

    San Cristbal y Nacional Nevis (1987)

    Ley de Conservacin y Proteccin (reformada, 1996)

    Jamaica (1991) Ley de Conservacin de los Recursos Naturales Belice (1992) Ley de Proteccin Ambiental Trinidad y Tobago

    (1995) Ley de Gestin Ambiental (sustituida, 2000)

    Guyana (1996) Ley de Proteccin Ambiental Santa Luca (1999) Ley de Autoridad Nacional de Conservacin * Fuente: Braes, 2001 **Fuente: Anderson, 2002

    El desarrollo de leyes generales o marco en los pases angloparlantes del Caribe ha sido ms lento, como se evidencia en la misma tabla. Seis de los trece pases cuen-tan hoy con leyes generales, habindose iniciado su incorporacin en 1987, quince aos despus de Estocolmo. Ello no signific que en los aos previos a la Conferen-cia de Ro no se hubiesen efectuado avances en la legislacin sobre temas especfi-cos del medio ambiente y los recursos naturales, aunque en ocasiones estuvieron caracterizados por su insuficiente foco ambiental y de conservacin. En la actuali-dad se considera que las legislaciones marco ms avanzadas y exhaustivas del Ca-ribe de habla inglesa son las correspondientes a Guyana y Trinidad y Tobago y se podra razonablemente esperar que las jurisdicciones caribeas que an no las han aprobado eventualmente lo hagan a partir de las lneas bsicas adoptadas por estos dos Estados (Anderson, 2002).

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    La convalidacin en las instituciones nacionales En gran parte de los pases de Latinoamrica se han incluido previsiones ambienta-les y consideraciones sobre desarrollo sostenible en las constituciones nacionales. Aunque la convalidacin del tema es desigual en los distintos pases, tanto por la cantidad de artculos previstos como por la relevancia de las disposiciones, lo cierto es que la jerarqua constitucional es una constante. Los cambios constitucionales muestran un patrn de progresin histrica en cuanto a la incorporacin de los te-mas, en su orden: el deber del Estado y de la sociedad de proteger el medio am-biente; el derecho a una medio ambiente sano; la funcin ambiental de la propie-dad; el establecimiento de la vinculacin que existe entre medio ambiente y el de-sarrollo sostenible como meta hacia la cual deben dirigirse el pas; la regulacin de ciertos elementos especficos del medio ambiente (ej. reas protegidas, ecosiste-mas especficos, patrimonio gentico) y el establecimiento de las bases constitucio-nales en temas particulares para ser desarrollados por la legislacin ambiental (ej. evaluacin del impacto ambiental; la prohibicin de la fabricacin de elementos al-tamente txicos). Los ejemplos que se presentan ms adelante sealan la tendencia a otorgar a los derechos ambientales y en general a la proteccin de los recursos naturales, la mxima jerarqua jurdica dentro del estado de derecho latinoamericano. Esta es una demostracin del reconocimiento de su importancia y de la internalizacin de la necesidad de conservar el medio ambiente en distintos pases, tema que hasta hace unas dcadas era impensable en este nivel. Uno de los mayores avances ha sido la consagracin del derecho de todas las perso-nas a un medio ambiente sano que se ha constituido como uno de los derechos fun-damentales. De las diecisis constituciones expedidas entre 1972 y 1999 en Latinoa-mrica, nueve lo han incorporado bajo distintas formas (Argentina, Brasil, Chile, Co-lombia, Ecuador, Nicaragua, Paraguay, Per y Venezuela). Adems, Costa Rica y Mxico lo introdujeron mediante las reformas constitucionales de 1994 y 1999, res-pectivamente (Braes, 2001b). En los pases de habla inglesa del Caribe, el tema ambiental no se ha llevado a las constituciones en la forma en que se ha hecho en los pases de Latinoamrica. Co-mo W. Anderson (2002) ha subrayado: a) en trminos generales, las constitucio-nes del Caribe no reconocen expresamente en la actualidad el derecho a un medio ambiente sano y saludable, con la notable excepcin de Guyana; b) las constitucio-nes protegen en forma amplia los intereses de propiedad, es decir los intereses que deben requerir limitaciones con el fin de balancear los asuntos del medio ambiente y el desarrollo; c) las constituciones dejan todas las formas de regulacin ambien-tal, incluyendo la legislacin ambiental, a la merced de la reforma o su derogacin por parte del Gobierno.

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    El medio ambiente en las constituciones de la regin

    La Constitucin de Argentina de 1994, seala que cada estado debe proteger los dere-chos de sus habitantes, promover el uso racional de los recursos naturales, y proteger su herencia cultural y la diversidad biolgica. El Estado tambin debe garantizar la informa-cin ambiental pblica y la educacin. Tanto la Constitucin de la provincia de Crdoba como la de Buenos Aires, reconocen el derecho de todos lo individuos a un ambiente sa-no, y esta ltima, establece el deber de todo ciudadano de conservar y proteger el medio ambiente para el beneficio de las futuras generaciones. La Constitucin Federal de Brasil de 1988, establece el derecho de todos los ciudadanos a un medio ambiente e impone al poder pblico y a la colectividad el deber de cuidar del mismo para beneficio de las presentes y futuras generaciones. Establece tambin que la realizacin de toda obra o actividad susceptible de causar degradacin significativa del ambiente debe estar precedida de un estudio de impacto ambiental. En Colombia, la Constitucin de 1991 contiene aproximadamente 60 artculos sobre la proteccin ambiental, entre los que sobresalen: el deber del Estado de proteger la diver-sidad e integridad del ambiente, conservar las reas de especial importancia ecolgica y fomentar la educacin para lograr estos fines; prevenir y controlar los factores de dete-rioro ambiental; garantizar la participacin de la comunidad en las decisiones que puedanafectar el ambiente sano; y la proteccin de los ecosistemas situados en zonas fronteri-zas. Igualmente, se integr expresamente la dimensin ambiental a los planes nacionalesde desarrollo. En Chile, la Constitucin de 1980 salvaguarda el derecho a vivir en un ambiente libre de contaminacin, correspondiendo al Estado tutelar la preservacin de la naturaleza y velar porque este derecho no sea vulnerado. La ley puede establecer restricciones o afectar ciertos derechos para proteger el medio ambiente. La Constitucin de Ecuador de 1998, en su captulo 5, consagra una serie de disposicio-nes sobre el tema. Sobresale la previsin que dispone que el Estado debe proteger el de-recho de la poblacin a vivir en un medio ambiente sano y ecolgicamente equilibrado, que garantice su desarrollo sustentable. La Constitucin de Guyana establece el deber del Estado de tomar las medidas necesa-rias para conservar y mejorar el ambiente, para el beneficio de las presentes y futuras generaciones, as como el derecho de los ciudadanos a participar en las actividades diri-gidas a mejorar el medio ambiente y proteger la salud. En la Constitucin de Panam de 1972 apareci, por primera vez en la regin, el deber del Estado de proteger el medio ambiente. En la Constitucin de 1992, se estableci el derecho al ambiente sano y libre de contaminacin. La Constitucin de Per de 1993, dispone que corresponde al Estado determinar: la pol-tica ambiental y promover el desarrollo sostenible de sus recursos naturales; la conser-vacin de la diversidad biolgica y de las reas naturales protegidas; y el desarrollo sos-tenible de la Amazona con una legislacin adecuada.

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    Innovaciones en la normatividad ambiental12 Como se mencion, las leyes ambientales marco o generales, promulgadas por mu-chos pases, fijan las lneas bsicas que deben ser materia de futuros desarrollos legislativos o reglamentarios. Se subraya que el principio de precaucin y el principio de que quien contamina pa-ga contenidos tanto en la Declaracin de Ro como en las Convenciones de Cambio Climtico y Biodiversidad, fueron convalidados en unos casos en las constituciones (ej. Colombia) y en otros en las leyes generales (ej. Trinidad y Tobago), y que ellos han sido, en varios pases, elementos clave para el desarrollo e interpretacin de la normatividad (Trllez, 1997; Grenada-Nurse, 1998; Braes, 2001a). En particular, el segundo de los principios ha dado ya lugar al desarrollo de innovativos instru-mentos econmicos para la gestin ambiental. En la mayora de los pases de Amrica Latina y el Caribe se ha expedido una legis-lacin profusa para regular aspectos concretos previstos en las constituciones o en las leyes marco que, al mismo tiempo, se ha sobrepuesto a la abundante legislacin sectorial relacionada con el ambiente, que paulatinamente se ha ido estableciendo o actualizando (ej. legislacin sobre bosques, agua, salud humana). Por regla general, los primeros desarrollos jurdicos realizados por los pases se re-lacionan directamente con las condiciones y modos de uso y aprovechamiento de los recursos naturales (permisos, concesiones, autorizaciones, licencias, etc.). Otra de las estrategias ms utilizadas para prevenir y controlar la contaminacin y el de-terioro ambiental, ha sido la promulgacin de normas orientadas a establecer es-tndares de calidad ambiental, de emisin, de vertimiento y de concentracin de residuos, cuyo incumplimiento genera la imposicin de sanciones. Esta estrategia conocida como de regulacin directa, se basa en la ecuacin coercin-sancin, y constituye una de las principales formas de intervencin empleadas por los pases de Amrica Latina para ejercer control normativo. En los ltimos aos se observan esfuerzos dirigidos a complementar los mecanis-mos tradicionales de regulacin directa, con instrumentos econmicos para la ges-tin ambiental, y a regular otros temas (distintos al aprovechamiento de los recur-sos) que afectan la base misma de la estructura del Estado, como la funcin social de la propiedad y las limitaciones al dominio por razones ambientales; el ordena-miento territorial; la intervencin del Estado en la economa por razones ambienta-les; y la inclusin de aspectos ambientales en los planes de desarrollo. Entre los temas que presentan mayores avances legislativos en las ltimas dcadas se destacan: la evaluacin del impacto ambiental; el ordenamiento territorial; las sanciones, delitos y la responsabilidad por dao ambiental; las tasas y otros ins-trumentos econmicos; la aprobacin de acciones de defensa ambiental; los meca-nismos de participacin ciudadana y las limitaciones al dominio por razones am-bientales. La evaluacin del impacto ambiental, reconocido como procedimiento administrati-vo especial que busca prevenir el deterioro ambiental a consecuencia de la realiza-

    12 Como fuentes de esta seccin se utilizaron: BID, 1996; Braez, 1996, 2001a; Trllez, 1997; Alvarenga y Lago, 2000; De Alba, 2000; Espino; 2000; Espinoza, 2000; Gabaldn, 2000; Rodrguez B., 2000a; Anderson, 2002.

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    cin de obras y actividades susceptibles de causar dao a los recursos naturales y al ambiente, ha sido regulada en la mayor parte de los pases como se explica en el captulo de instrumentos. A modo de sntesis, de los 26 pases prestatarios del BID, 24 contienen exigencias sobre evaluacin de impacto ambiental (BID-CED, 2000). En los estados de habla inglesa del Caribe tambin se ha instaurado o renovado la legislacin sobre este instrumento de gestin en la ltima dcada (Rennard, 1999). En materia de ordenamiento territorial y zonificacin ambiental, Venezuela detenta una amplia tradicin ya que desde 1983 dict la Ley Orgnica para la Ordenacin del Territorio, donde establece las disposiciones que rigen este proceso, en concordan-cia con la estrategia de desarrollo econmico y social a largo plazo, al tiempo que define el sistema de planificacin del territorio y sus instrumentos. Adems, como un desarrollo a escala urbana de dicha ley, se dict la Ley Orgnica de Ordenacin Urbanstica de 1987. Tambin regulan este tema, entre otros, Mxico que en la Ley General de Equilibrio Ecolgico de 1998 defini el ordenamiento ecolgico, al igual que Panam que lo exige en la Ley General del Ambiente de 1998. Un caso intere-sante es el de Colombia, que en 1993 defini en la ley de creacin del Ministerio del Medio Ambiente lo que se entiende por ordenamiento ambiental del territorio, y posteriormente en 1997, expidi la Ley de Planes Municipales de Ordenamiento Te-rritorial que impone a los municipios el deber de elaborar dichos planes para sus localidades, en los que sealarn los usos del suelo, sujetndose a las normas am-bientales superiores. Por otra parte, Chile no impone exigencias de ordenamiento territorial pero, sin embargo, los instrumentos de desarrollo y planificacin urbana estn sometidos a la evaluacin de impacto ambiental. En los pases de habla ingle-sa del Caribe se ha incorporado legislaciones especficas para el ordenamiento terri-torial y la zonificacin ambiental principalmente en el marco de la concepcin del Manejo Integrado de Zonas Costeras (MIZC). El compromiso del Caribe con el MICZ fue evidente en el proceso de negociacin del Programa de Accin para el Desarro-llo Sostenible de los Pequeos Estados Insulares en Desarrollo (CDS, 2001; Ander-son, 2002). En cuanto a la incorporacin de la variable ambiental en los planes nacionales de desarrollo, la Constitucin de Colombia de 1991 dispone que el Plan Nacional de Desarrollo que se aprueba por medio de una ley cada cuatro aos, debe sealar las estrategias y orientaciones generales de la poltica econmica, social y ambiental que ser adoptada por cada gobierno. Igualmente, Mxico en la Ley General de Equilibrio Ecolgico de 1988, establece que en la planeacin nacional del desarrollo ser considerada la poltica ecolgica general y el ordenamiento ecolgico. Asimis-mo, Nicaragua, en la Ley General del Medio Ambiente de 1996 estipul que la pla-nificacin del desarrollo nacional, regional y municipal del pas deber integrar ele-mentos ambientales en sus planes, programas y proyectos econmicos y sociales respetando la publicidad y la participacin ciudadana. La responsabilidad civil, administrativa y penal por daos al medio ambiente ha si-do consagrada en mltiples legislaciones nacionales. Complementariamente a la imposicin de sanciones, por regla general, las normas exigen la reparacin o com-pensacin por los daos causados. Por ejemplo, en Brasil la Constitucin de 1988 establece que los daos ambientales deben ser reparados. El pago de multas o cumplimiento de cualquier otra sancin no exonera al culpable de esta obligacin. Panam, en la Ley General del Ambiente de 1998, incluy un captulo sobre res-ponsabilidad ambiental y dispuso que la contaminacin con infraccin de los lmites permisibles o de las normas acarrea responsabilidad civil, administrativa o penal segn el caso. En el mismo sentido, en la ley de creacin del Ministerio del Medio

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    Ambiente de Colombia se establecen las sanciones y medidas preventivas que se impondrn por infraccin de las normas ambientales, dejando a salvo igualmente, la responsabilidad civil o penal correspondiente. La Constitucin colombiana estipu-la el deber del Estado de imponer las sanciones legales y de exigir la reparacin de los daos causados. En Chile, la Ley sobre Bases Generales del Medio Ambiente de 1994, define lo que se entiende por dao ambiental y dispone que todo el que dolo-sa o culposamente produzca dao ambiental responder por el mismo. Se presume la responsabilidad del autor del dao ambiental si existe infraccin de las normas de calidad ambiental, de emisin, de los planes de prevencin o descontaminacin, de las normas especiales para las emergencias ambientales o de las normas sobre proteccin, preservacin o conservacin ambientales. Slo habr lugar a indemni-zacin en este caso, si se acredita relacin de causa-efecto entre la infraccin y el dao. Adicionalmente a las sanciones administrativas y a la responsabilidad civil, en algu-nas legislaciones se han incluido delitos contra los recursos naturales y el ambiente. Venezuela cuenta desde 1992 con una ley pionera en la regin titulada la Ley Penal del Ambiente; en ella tipific como delitos aquellos hechos que violan las disposi-ciones relativas a la conservacin, defensa y mejoramiento del ambiente y el rgi-men sancionatorio administrativo y penal vigente. La Ley penal de Venezuela tipifi-ca delitos ecolgicos en forma cualitativa, pero deja su caracterizacin especfica, en cuanto a parmetros tcnicos, a los diferentes reglamentos de manera que se facilite su permanente actualizacin por va reglamentaria. A la fecha se han dicta-do ms de 20 reglamentos complementarios de esta ley, pero en la prctica sus resultados parecen discutibles: Desde la aprobacin de la ley se han promovido juicios penales ambientales pero con muy poco impacto; muchos de ellos no estn resueltos y otros, lastimosamente, han servido para castigar a los ms dbiles y con menos posibilidades de defensin (Martnez, 2000). En Mxico se sancionan delitos del orden federal. Cuando se tiene conocimiento de actos u omisiones que pudieran constituir delitos ambientales, se formula la denun-cia correspondiente ante el Ministerio Pblico Federal. Toda persona puede presen-tar directamente las denuncias penales por tipificacin de delitos ambientales. En Brasil, la Ley de Crmenes Ambientales de 1998 confirma la responsabilidad pe-nal de la persona jurdica y/o del sector pblico al penalizar al director, administra-dor, gerente, auditor, a los miembros de consejos o mandatarios que no impidan la conducta criminal cuando deben actuar para evitarla. Prev la liquidacin forzada de la persona jurdica, que haya sido creada para ocultar o facilitar el crimen am-biental y penaliza en forma severa las prcticas lesivas contra la fauna, la flora, la contaminacin y otros delitos ambientales. Sin embargo, debe subrayarse que bue-na parte del texto de esta ley fue vetada por el presidente (por presiones del sector regulado) y por tanto las previsiones originales se redujeron sensiblemente. En Panam, la Ley General de Ambiente establece que la competencia para investi-gar los delitos ecolgicos corresponde a las fiscalas del circuito en que se crean, pero an no se encuentran tipificados esos delitos. En Argentina, el Cdigo Penal contempla diversos tipos relacionados con la preser-vacin del ambiente como algunos delitos contra la seguridad pblica, donde se ubica la contaminacin y envenenamiento de agua potable y de alimentos, y la propagacin de enfermedades.

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    En Colombia, los delitos contra los recursos naturales se encontraban consagrados en el Cdigo Penal de 1981, pero en 1999 se expidi una ley que los modifica. En-tre las particularidades de dicha ley se encuentra que para ciertos hechos punibles imputables a la actividad de una persona jurdica o una sociedad de hecho, el juez competente podr imponer sanciones privativas de la libertad tanto a los represen-tantes legales, como a directivos o funcionarios involucrados en la conducta delicti-va. En el caso de los pases de habla inglesa del Caribe se subraya que la ley criminal ofrece muchas oportunidades para el ejercicio de la discrecin judicial para asegu-rar condiciones mnimas de integridad ambiental, no obstante que sta no es objeto especfico de aqulla. Sin embargo, los jueces tradicionalmente no han demostrado simpata por el uso de esas posibilidades. Es un comportamiento acorde con la tra-dicin britnica segn la cual los jueces deben restringirse a lo absolutamente ne-cesario y evitar verse envueltos en asuntos referentes a la implementacin de las polticas que, dentro de esta visin, deben ser deferidas en lo posible a las agencias ambientales (Anderson, 2002a, 2000b). En concordancia con el tema de la responsabilidad, se encuentra el de las acciones consagradas para la defensa del medio ambiente. En Brasil el marco jurdico que as lo facilita est conformado por la Constitucin de 1988 y legislaciones expedidas en 1981 y 1985. La Constitucin establece la legitimidad del Ministerio Pblico para promover la accin civil pblica para la defensa del Medio Ambiente y para defender judicialmente los derechos e intereses de las poblaciones indgenas. Es un instru-mento jurdico que puede tambin ser utilizado por el Ministerio Pblico, los gobier-nos o las asociaciones de ciudadanos para la defensa del medio ambiente. En Mxi-co, toda persona o agrupacin puede denunciar ante la Procuradura, todo hecho, acto u omisin que vulnere la proteccin del ambiente. Si en la localidad no existe representacin de la Procuradura, la denuncia se podr formular ante la autoridad municipal y si es del orden federal, deber ser remitida para su atencin y trmite a la Procuradura Federal. En Chile, Per, Argentina y Colombia, entre otros pases, existe una serie de acciones para salvaguardar los derechos ambientales, como la accin popular, la accin de tutela o el recurso de amparo, la accin de cumplimien-to, etc., que han abierto nuevas vas judiciales y nuevos espacios de participacin de la ciudadana en la defensa del medio ambiente. La accin popular conferida desde hace ms de un siglo en el Cdigo civil chileno como una accin ciudadana para la defensa de los intereses colectivos, fue trasladada a los Cdigos civiles de varios pases latinoamericanos que se basaron en gran medida en la norma chilena. Se resalta el gran significado que para Colombia ha tenido la consagracin de la accin de tutela en la Constitucin de 1991, ya que se ha convertido en una herra-mienta efectiva y principal para la defensa de los derechos ambientales del pas. La sancin de acciones pblicas (que puede adelantar cualquier ciudadano directa-mente) para la defensa de los derechos ambientales, adems de los efectos jurdi-cos que pueden producir a travs de los fallos, tiene la virtud de contribuir a gene-rar una conciencia ciudadana de utilizacin de las vas judiciales por parte de indi-viduos y grupos sociales, ya que frente a este tipo de acciones el ciudadano siente que puede acceder a la justicia por s mismo para reclamar la proteccin de sus de-rechos. Adems contribuye a restituir la relacin entre el ciudadano y el juez, al tiempo que obliga a los funcionarios judiciales a estudiar y a sensibilizarse por la problemtica ambiental.

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    El conjunto de las disposiciones aqu reseadas est dando a los mximos tribuna-les de justicia un significativo papel en: a) la resolucin de conflictos ambientales, en relacin con diversos actores, materias, pretensiones y resultados; b) la genera-cin de nueva legislacin ambiental; en efecto, la intervencin de algunos de ellos ha sido de tal naturaleza que sus providencias y sentencias han nutrido el derecho positivo o han generado reformas del mismo, siendo Argentina y Colombia dos de los pases lderes en esta materia en la regin (Martnez, 2000); c) la defensa de la institucionalidad ambiental frente a decisiones del Poder Ejecutivo que, en conside-racin de los tribunales, son violatorios de las disposiciones constitucionales y lega-les. Se puede afirmar que el papel tan crucial que los tribunales estn adquiriendo en algunos pases de Latinoamrica para la proteccin ambiental, es una conse-cuencia directa de la puesta en marcha de las disposiciones que fueron consagradas en las constituciones en la dcada de los noventa. En los pases de habla inglesa del Caribe la legislacin que integra medio ambiente y desarrollo est convirtindose en un mtodo judicial para resolver disputas. En Jamaica, se prev un Tribunal para atender las apelaciones referentes a las rdenes de cumplimiento de la normatividad ambiental expedidas por la Autoridad Ambien-tal (Smith, 1999). En Trinidad y Tobago y en Guyana se han establecido tribunales judiciales ms minuciosos. En la Ley de Gestin Ambiental de Trinidad y Tobago (1995, 2000) se establece la Comisin Ambiental, una corte superior cuyo ejercicio y decisiones son equivalentes a las de la Corte Suprema. La Comisin Ambiental de Guyana tiene caractersticas muy similares a aqulla (Anderson, 2002a, 2002b). Mltiples tratados multilaterales Por lo general, los pases de Amrica Latina se caracterizan por su tendencia a rati-ficar la mayora de los instrumentos internacionales ambientales negociados. Tanto las declaraciones no vinculantes (soft law), como los instrumentos vinculantes son adoptados frecuentemente en las legislaciones nacionales. Las Conferencias de Estocolmo y de Ro han marcado momentos clave de impulso a la elaboracin de tratados y declaraciones multilaterales sobre medio ambiente. En la Conferencia de Ro se hizo evidente que se tiene mayor conciencia sobre algunos problemas globales (v.g. biodiversidad y cambio climtico) y que se reconoce en forma ms ntida la relacin entre medio ambiente y desarrollo. Estos tratados de carcter global, as como muchos otros previos y posteriores a Estocolmo, han sido ratificados por buena parte de los pases latinoamericanos y caribeos y, por consi-guiente, forman parte tanto del derecho internacional ambiental de la regin, como de sus legislaciones nacionales. Pero no slo se suscriben tratados multilaterales globales. En el hemisferio ameri-cano existe tambin legislacin ambiental continental y subregional as como nume-rosos instrumentos bilaterales para la conservacin de los recursos naturales. Pare-ce que esta tendencia generalizada a ratificar todo tipo de tratados se ha converti-do en un fin en s misma y no se basa en anlisis previos que determinen la capaci-dad real de los pases para adquirir compromisos internacionales que muchas veces no estn en condiciones de cumplir. La baja coercitividad del derecho internacional ayuda a que esta tendencia contine e incluso que se haya incrementado en los l-timos aos, creando en ocasiones un espejismo respecto al cumplimiento de la normatividad ambiental y a las reales prioridades nacionales (Ponce de Len, 1996).

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    Se subrayan tambin las mltiples declaraciones suscritas por los pases de la re-gin a nivel global, hemisfrico, subregional y bilateral, toda vez que ellas juegan un papel significativo en la creacin del derecho consuetudinario. Despus de la Conferencia de Ro, en las declaraciones y planes de accin de las dos Cumbres de las Amricas (Miami 1994; Santiago de Chile 1997) se incorpor el tema ambiental. Pero sin duda, los acuerdos no vinculantes ms completos a nivel hemisfrico se hicieron en la Cumbre de Bolivia sobre Desarrollo Sostenible.

    Pases signatarios de principales convenios internacionales

    Convenios Regin Total pases

    con acuerdos

    Tipo Convencin Centro-amrica Caribe

    Sud-amrica

    Sin informa-cin N %

    Diversidad biolgica 8 13 12 11 33 75,0

    CITES 8 11 12 13 31 70,5

    Conservacin de especiesmigratorias de animales salvajes

    1 -- 5 38 6 13,6

    Basilea 8 9 10 17 27 61,4

    Protocolo Montreal (slo Enmienda Londres)

    5 11 11 17 27 61,4

    Cambio climtico 8 12 12 12 32 72,7

    Desertificacin 8 11 11 14 30 68,2

    Humedales (RAMSAR) 8 3 11 22 22 50,0

    Patrimonio cultural 8 9 12 15 29 65,9

    Ley del mar 6 12 8 18 26 59,1

    Promedio de pases con convenio por regin (va-lor aproximado a n en-tero)

    7

    (87,5%)

    9

    (39,1%)

    10

    (76,9%)

    -- 26

    (59,1%)

    --

    Total de pases

    por regin

    8 23 13 -- 44 --

    Fuente: Adaptado de PNUMA, 2000. La proteccin ambiental en los tratados de integracin y en las alianzas subregionales A nivel subregional cada da adquieren ms peso esquemas de integracin que pro-penden por la construccin de mercados subregionales comunes los cuales pueden llegar a tener un papel importante en la proteccin ambiental: el Mercado Comn del Sur (MERCOSUR) compuesto por Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay; la Co-munidad y Mercado Comn del Caribe CARICOM, por su sigla en ingls de la cual son miembros Antigua y Barbuda, Barbados, Las Bahamas, Belice, Dominica, Grenada, Guyana, Hait, Jamaica, Monserrat, San Cristbal y Nevis, Santa Luca, San Vicente y las Grenadinas, Surinam, y Trinidad y Tobago; el Mercado Comn Centroamericano MCCA al cual pertenecen Guatemala, El Salvador, Honduras,

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    Nicaragua y Costa Rica; la Comunidad Andina de Naciones CAN, de la cual son miembros Bolivia, Ecuador, Colombia, Per y Venezuela y el Tratado de Libre Co-mercio NAFTA, por su sigla en ingls entre Canad, Estados Unidos y Mxico. Esquemas como el Mercado Comn Centroamericano creado en 1960, la Comuni-dad Andina creada en 1969 y la Comunidad del Caribe, constituida en 1973, ya cuentan con varias dcadas de vigencia a lo largo de las cuales se han ido consoli-dando (aunque unos en forma ms contundente que otros). En el seno de estos tratados de integracin se han generado normas de contenido ambiental con am-plias implicaciones para los pases que forman parte de ellos. CARICOM entr formalmente en funcionamiento en 1973, pero sus antecedentes se remontan a 1965 cuando los jefes de gobierno de tres de los estados caribeos acordaron establecer la Asociacin de Libre del Comercio del Caribe (CARIFTA, por sus siglas en ingls) que a la postre se transformara en aquella organizacin. La primera Conferencia ministerial sobre el medio ambiente de CARICOM produjo en 1989 el Acuerdo de Puerto Espaa en el cual se identificaron catorce problemas prioritarios as como las aproximaciones estratgicas para afrontarlos. Este Acuerdo recibi una virtual ratificacin en Barbados en la Conferencia de los pequeos esta-dos insulares en desarrollo celebrada en 1994, y en el encuentro de ministros cari-beos reunido en 1997 para hacerle seguimiento a su plan de accin (Anderson, 2002). Desarrollo sostenible es uno de los ocho programas que conforman el plan estra-tgico de CARICOM para el perodo 1998-2002. Entre sus principales objetivos se mencionan: la coordinacin de un marco de poltica para la gestin regional del de-sarrollo sostenible; la ms efectiva implementacin del programa de accin para el desarrollo sostenible de los Estados insulares a nivel de la subregin; la participa-cin ms efectiva en los procesos de negociacin de los tratados ambientales multi-laterales; el establecimiento y fortalecimiento de servicios de gestin ambiental con particular nfasis en desastres; y el enriquecimiento de los sistemas y redes de in-formacin y monitores ambiental a nivel regional. A la fecha se registran numero-sos logros en relacin con los diferentes proyectos previstos anualmente en el mar-co del programa, pero en general existe una gran limitante econmica para su im-plementacin, dado que ella, en buena medida, depende de la cooperacin interna-cional y sta, como se sabe, no ha sido muy prodiga en la ltima dcada. Se subra-ya que CARICOM ha participado en la promocin y ejecucin de proyectos a nivel regional financiados por diversas agencias de cooperacin; entre ellos se mencio-nan los correspondientes al Fondo Mundial Ambiental, como es por ejemplo el de Planeacin para la Adaptacin del Caribe al Cambio Climtico Global (CPACC, por sus siglas en ingls), en el cual la Comunidad particip como patrocinador. Asimis-mo, CARICOM cre la Organizacin Metereolgica del Caribe (CMO, por sus siglas en ingls), as como el Instituto del Caribe para la Salud Ambiental (CEHI, por sus siglas en ingls) que tiene como objetivo prestar asistencia tcnica a los pases miembros en una amplia gama de temas relacionados con la gestin ambiental (CARICOM, 2002). Un ejemplo de alianza subregional sobresaliente lo constituye la Alianza Centroa-mericana para el Desarrollo Sostenible, dado que Centroamrica es la subregin que ha planteado la estrategia ms ambiciosa en el campo ambiental. Ella se mate-rializa en la Alianza centroamericana para el desarrollo sostenible (ALIDES) suscrita en 1994 por los Presidentes de Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Hondu-ras, Nicaragua y Panam, como una estrategia integral para el desarrollo sosteni-

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    ble. La Alianza tiene sus orgenes en la creacin de la Comisin Centroamericana de Ambiente y Desarrollo (CCAD), las Comisiones Nacionales de Medio Ambiente (CO-NAMA) y la Comisin Interparlamentaria Centroamericana de Ambiente y Desarrollo (CICAD). La CCAD fue establecida en 1990 como la ms alta instancia de carcter poltico en materia de medio ambiente y desarrollo. Est conformada por una Presidencia pro-tempore, una Secretara Ejecutiva y Comisiones tcnicas ad-hoc que establece la CCAD para el cumplimiento de sus funciones. El amplio inventario de realizaciones de la CCAD es una muestra de la capacidad operativa de la Secretara y de la prio-ridad otorgada a su agenda en la regin. Entre sus realizaciones se destacan el Plan de Accin Forestal Tropical de Centroamrica, 1990; el Convenio para la Conserva-cin de la Biodiversidad y Proteccin de reas Silvestres Prioritarias en Amrica Central de 1992; y el Convenio Regional para el Manejo y Conservacin de los Eco-sistemas Naturales Forestales y el Desarrollo de Plantaciones Forestales de 1993 (CCAD, 1999). Para dar cumplimiento a los compromisos ambientales de esta alianza centroameri-cana, la CCAD se encuentra ejecutando varios programas, entre los que se destaca el Corredor Biolgico Mesoamericano (Rodrguez-B., 1999). En la Comunidad Andina de Naciones existen algunas disposiciones de carcter am-biental tanto en el tratado marco como en las decisiones que lo desarrollan. De di-chos textos se puede deducir una tendencia normativa que ordena avanzar hacia temas de especial inters para la subregin, entre los que sobresalen: adoptar un r-gimen comn sobre bioseguridad; adoptar un rgimen especial o una norma de armonizacin para la proteccin de los conocimientos y prcticas tradicionales de las comunidades indgenas, afro americanas o locales, relacionados con los recursos biolgicos y con el acceso a recursos genticos; elaborar una propuesta de estrate-gia regional de biodiversidad para la Comunidad Andina; elaborar un plan de accin ambiental andino; elaborar un inventario actualizado de biodiversidad de la regin; y disear un programa de capacitacin orientado a fortalecer la capacidad de nego-ciacin de las comunidades indgenas, afro americanas y locales, sobre el compo-nente intangible del acceso a los recursos genticos. Sin embargo, la regulacin del tema ambiental y la incorporacin del concepto de desarrollo sostenible en el derecho comunitario andino, se encuentra muy rezagada frente a los avances que la consagracin de estos temas ha logrado en el mbito jurdico internacional y en el mismo derecho interno de los pases miembros. Se puede decir que an ocupa una posicin marginal en las prioridades de la integra-cin, con las consecuencias polticas, ambientales y jurdicas que ello acarrea. Por lo anterior, las ejecutorias de la Comunidad Andina han sido modestas, si se consi-dera que el Acuerdo de Cartagena se puso en marcha hace treinta aos (Ponce de Len, 2001). En el MERCOSUR, el Grupo Mercado Comn (GMC) reconoci en 1992 la importan-cia del tema ambiental en el proceso de integracin econmica y cre para su tra-tamiento especfico la Reunin Especializada de Medio Ambiente (REMA). Esta enti-dad adelant actividades conducentes a la armonizacin de las legislaciones am-bientales de los Estados Parte, que incluy un proceso de intercambio de informa-cin y la elaboracin de una propuesta de Directrices de Polticas Bsicas en mate-ria ambiental para el MERCOSUR.

  • ASPECTOS LEGALES

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    Cumplida la etapa de transicin establecida en el Tratado de Asuncin, la estructura institucional provisoria del MERCOSUR fue remplazada por una nueva estructura y a partir de ella se cre el Subgrupo de Trabajo N 6 - Medio Ambiente (SGT6), que viene trabajando desde 1995. Entre los principales resultados de la gestin del SGT6 se mencionan: pprocedimien-to para el anlisis y resolucin de restricciones no arancelarias (RNA); adopcin del programa para el desarrollo del sistema de informacin ambiental para el MERCOSUR que a la fecha est en pleno proceso de implementacin; elaboracin de una Propues-ta de Acuerdo Marco de Cooperacin en materia de emergencias ambientales, que se encuentra a consideracin del subgrupo; construccin de consensos y ejecucin de actividades en el marco de la tarea de competitividad y medio ambiente, con partici-pacin activa del sector de desarrollo tecnolgico gubernamental y privado, el sector empresarial, representaciones sindicales y organismos de certificacin y acreditacin; y adopcin del Acuerdo Marco sobre Medio Ambiente del MERCOSUR (Acuerdo de Flo-rianpolis) con oportunidad de la IV Reunin Extraordinaria celebrada en marzo de 2001; dicho acuerdo fue elevado a consideracin del GMC (PRA, 2001). Sin duda, los tratados de integracin mencionados ofrecen un espacio inigualable para el desarrollo de programas ambientales y para la regulacin de temas como la proteccin de ecosistemas fronterizos y de recursos naturales compartidos por pa-ses no fronterizos; establecimiento de corredores ecolgicos entre dos o ms pa-ses; armonizacin de legislaciones sobre estndares de calidad de aguas y de emi-sin; establecimiento de regmenes comunes de aprovechamiento de recursos na-turales por comunidades indgenas que habitan en las fronteras; realizacin de pla-nes de manejo comunes para cuencas hidrogrficas limtrofes, etc. La ejecucin de programas y la regulacin de temas como los referidos, exige que los pases miem-bros de los distintos tratados subregionales de integracin, brinden respuestas y soluciones armnicas para obtener resultados ptimos. Sin embargo, queda la sen-sacin de que estos valiosos espacios jurdicos estn siendo desaprovechados, ya que el tema ambiental no constituye an una prioridad dentro de ellos (OEA, 1996). Observaciones finales sobre aspectos legales A pesar de los avances constitucionales, legislativos y del derecho internacional ambiental que se han obrado en los pases de Latinoamrica y el Caribe en las lti-mas dcadas, es necesario precisar algunos aspectos. De manera general, las evi-dencias existentes coinciden en que cada uno de los pases cuenta con una abun-dante legislacin ambiental, la cual se ha incrementado considerablemente en los ltimos aos. Pero tambin sealan que hay un bajo cumplimiento de dicha legisla-cin, as como insuficientes mecanismos para el control y seguimiento de su aplica-cin. Lo anterior muestra que la existencia de extensas legislaciones no constituye ga-ranta de eficiencia y efectividad. Por el contrario, muchas veces ello se traduce en una grave dispersin de tales disposiciones. Adicionalmente, la existencia de un acervo legal tan amplio en ocasiones ha incidido en la falta de conocimiento de las normas por parte de los agentes sujetos a sus previsiones. Por otra parte, la super-posicin de disposiciones sobre una materia puede generar confusin y dudas sobre la vigencia de las distintas normas coexistentes, creando conflictos en la aplicacin e interpretacin de la legislacin. Todo lo anterior repercute negativamente en el cumplimiento de dicha normatividad.

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    Adicionalmente, parece existir una constante contradiccin dado que por una parte se resalta la extensa legislacin existente en los pases y por otra, se sigue conside-rando que para un adecuado proceso de gestin hace falta reglamentar algunos temas. Las leyes ambientales y sus reglamentos deben ser consecuentes con la ca-pacidad institucional de las autoridades que tienen a su cargo la funcin de hacerlas cumplir, para garantizar la credibilidad de los sujetos pasivos de la norma en dicha legislacin. La baja capacidad operativa, tcnica, financiera e institucional para apli-car las disposiciones ambientales, para hacer seguimiento a sus obligaciones y para ejercer las funciones de control y vigilancia, as como la falta de una verdadera vo-luntad poltica que respalde estas normas, ha dificultado la aplicacin efectiva del derecho ambiental latinoamericano. La tendencia a ratificar instrumentos internacionales de carcter ambiental por los pases latinoamericanos y de adquirir a travs de ellos compromisos multilaterales, regionales, subregionales o bilaterales, parece ser ms una fuente de proliferacin de legislacin ambiental. Esta situacin debe evaluarse de acuerdo con la capacidad efectiva para asumir las obligaciones adquiridas y de precisar sus implicaciones (ambientales, econmicas, comerciales y sociales) para cada pas. No obstante las anteriores observaciones, se subraya que algunas innovaciones en el derecho ambiental estn generando resultados positivos para el avance de la gestin. Entre ellas se subraya la tendencia a promulgar leyes marco, o generales, que se inici despus de la Conferencia de Estocolmo y se impuls despus de la Conferencia de Ro. Asimismo, la mayora de las constituciones latinoamericanas incluyen artculos refe-rentes a la proteccin ambiental y al desarrollo sostenible, muchos de los cuales se originan en los principios acordados a nivel internacional en diversos tratados multi-laterales e instrumentos jurdicos no vinculantes. Los preceptos constitucionales han creado las condiciones para que las Cortes de unos pocos pases (suprema de justicia, constitucional, etc.) comiencen a jugar un papel crucial en la proteccin del medio ambiente. Otros pases requieren adoptar y poner en prctica legislaciones que les permitan avanzar en la direccin de los ms avanzados en la materia en Latinoamrica, entre los cuales se identifican en particular a Argentina, Brasil, Chi-le, Colombia y Mxico. El hecho de que las altas Cortes y el Poder Judicial de unos pocos pases, as como otros organismos, estn realizando intervenciones positivas para hacer cumplir la ley, seala los grandes potenciales de estos actores por lo general no tomados sufi-cientemente en cuenta en los procesos de fortalecimiento institucional. Muchos pa-ses cuentan con los marcos jurdicos y normas que habilitan a las Cortes y al sector judicial como medio para hacer cumplir la legislacin ambiental, pero an no cuen-tan con la adecuada infraestructura y capacitacin de los jueces para el efecto. Otros requieren adoptar legislaciones que les habiliten para seguir la senda positiva de los pases ms avanzados en esta materia. En los pases de habla inglesa del Caribe la consagracin constitucional del tema ambiental es un hecho excepcional. Asimismo, las cortes tienden a no intervenir en esta materia, as existan oportunidades legales para hacerlo. Ellas parecen basarse en la tradicin del derecho britnico segn la cual los asuntos de poltica ataen fundamentemente al Poder Ejecutivo. Sin embargo, se han sealado casos en los cuales se requerira la intervencin de las Cortes y los jueces para garantizar la proteccin ambiental (Anderson, 2002).

  • ASPECTOS LEGALES

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    Tambin son relevantes las tendencias existentes para criminalizar los delitos am-bientales mediante la actualizacin de los cdigos penales o la expedicin de legis-laciones especializadas, como se manifiesta en Brasil y Venezuela, pas este ltimo en donde se cre una rama especializada del Poder Judicial en materias ambienta-les. Se ha avanzado tambin en el establecimiento de otras estrategias para hacer cumplir y forzar el cumplimiento de la ley, entre las cuales se mencionan el esta-blecimiento de nuevas procuraduras, contraloras ambientales y defensoras del pueblo, o el otorgamiento de nuevas atribuciones a las ya existentes, y la creacin de cuerpos policiales especializados. La actualizacin de las legislaciones ambientales con referencia a diversos meca-nismos de regulacin directa y la incorporacin de los instrumentos econmicos y de los sistemas de concertacin parecen estar dando, en muchos, casos resultados positivos. Las legislaciones sobre participacin ciudadana estn siendo fundamenta-les para garantizar la accin de la poblacin y de la sociedad civil en pro de la pro-teccin ambiental. La legislacin ambiental no se puede elaborar y aplicar aisladamente, debido a que se encuentra en interaccin constante con otras legislaciones y sectores conexos, con los cuales mantiene una recproca influencia. Por lo anterior, es requisito sine qua non para la eficacia de la ley ambiental, que sta se coordine con otras polti-cas del Estado y legislaciones que puedan incidir sobre ella. En especial, se debe continuar el proceso, an incipiente en los pases de Latinoamrica y el Caribe, de integracin del tema ambiental a otros sectores de la economa, ya que la meta del desarrollo sostenible impone la necesidad de penetrar todas las dems polticas productivas. Para ello es necesario actualizar algunas legislaciones, en particular las que tienen que ver con el aprovechamiento de los recursos naturales renovables y no renovables. As, por ejemplo, muchas de las legislaciones referentes al aprove-chamiento forestal, pesquero y de aguas, no han sido revisadas frente a las obliga-ciones y enfoques que imponen las convenciones de biodiversidad, cambio climtico y desertificacin que, entre otras cosas, requieren de una visin intersectorial, en virtud de la amplitud y complejidad de los factores que afectan aquellos recursos. Igualmente, resulta indispensable vincular las regulaciones ambientales con polti-cas de combate a la pbreza, erradicacin y sustitucin de cultivos ilcitos, y recupe-racin ambiental de zonas afectadas por desastres naturales, entre otras.