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TTB 4928 Página 1 de Programa No. 0962
PROGRAMA No. 0962
DANIEL
Capítulo 5:20 - 30
Regresamos hoy, amigo oyente, al capítulo 5 de este libro de Daniel, que estamos
estudiando y vamos a comenzar nuestro estudio hoy en el versículo 20. Usted recordará
que Daniel ha sido llevado a la presencia del rey Belsasar para que interprete la escritura
en la pared. Esa escritura se encuentra sobre esa pared de una manera muy clara, y se
puede distinguir muy bien, es decir, todos pueden verla con claridad aunque nadie ha sido
capaz de interpretarla. Daniel, antes de interpretar esta escritura, presenta a ese joven rey,
que está reinando bajo su padre, el mejor sermón que probablemente haya recibido.
Daniel no es ya ese joven que se presentó ante el rey Nabucodonosor, sino que ahora ya es
un anciano que va a la presencia de un rey joven, y aquí no hay esa brecha entre las
generaciones. No la había antes, y no la hay tampoco aquí. Escuchemos ahora lo que dice
aquí en el versículo 20, en este capítulo 5 de Daniel:
20Mas cuando su corazón se ensoberbeció, y su espíritu se endureció en su orgullo, fue
depuesto del trono de su reino, y despojado de su gloria. (Dan. 5:20)
Daniel está presentando, está narrando, para el beneficio de Belsasar, cómo Dios había
tratado con su abuelo Nabucodonosor, y le había colocado sobre el trono, y le había dado
un reino mundial, y luego le presenta la experiencia que él tuvo. Leamos otra vez el
versículo 20 y avancemos hasta el versículo 24:
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20Mas cuando su corazón se ensoberbeció, y su espíritu se endureció en su orgullo, fue
depuesto del trono de su reino, y despojado de su gloria. 21Y fue echado de entre los
hijos de los hombres, y su mente se hizo semejante a la de las bestias, y con los asnos
monteses fue su morada. Hierba le hicieron comer como a buey, y su cuerpo fue
mojado con el rocío del cielo, hasta que reconoció que el Altísimo Dios tiene dominio
sobre el reino de los hombres, y que pone sobre él al que le place. 22Y tú, su hijo
Belsasar, no has humillado tu corazón, sabiendo todo esto; 23sino que contra el Señor
del cielo te has ensoberbecido, e hiciste traer delante de ti los vasos de su casa, y tú y
tus grandes, tus mujeres y tus concubinas, bebisteis vino en ellos; además de esto, diste
alabanza a dioses de plata y oro, de bronce, de hierro, de madera y de piedra, que ni
ven, ni oyen, ni saben; y al Dios en cuya mano está tu vida, y cuyos son todos tus
caminos, nunca honraste. 24Entonces de su presencia fue enviada la mano que trazó
esta escritura. (Dan. 5:20-24)
Daniel le predica un sermón poderoso y muy directo al rey Belsasar, antes de
interpretar la escritura en la pared. Él le informa al rey que Dios le había dado ese reino a
Nabucodonosor, y que Nabucodonosor había sido un rey soberano absoluto, a quien nadie
le podía discutir nada, cuyos deseos y caprichos eran la ley del reino. Pero que cuando se
llenó de orgullo, Dios le humilló en un episodio bastante trágico. Daniel le recuerda a
Belsasar esta experiencia tan humillante, y pensamos que él lo está reiterando
porfiadamente. Él está haciendo recordar a este joven y orgulloso rey que si él se llena de
orgullo y de bebida, o que si él se enorgullece demasiado, es porque o bien es incitado por la
bebida o bien porque el rey está loco.
Usted puede notar que Belsasar era una persona orgullosa y vanagloriosa. Aunque él
sabía de la demencia que había sufrido su abuelo, que había descendido al nivel de la
bestia, Belsasar no había aprovechado nada de esa experiencia. En su lugar, él cometió un
sacrilegio al utilizar los vasos que habían sido tomados del templo de Jerusalén. Él había
desafiado al Dios vivo y verdadero, y por el uso profano que había dado a lo que era santo,
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él se había burlado de Dios y le había insultado. Sabiendo o conociendo la verdad, le
rechazó. Dios, amigo oyente, destruye sólo a aquellos que han conocido la verdad y la han
rechazado. Durante el período de la Gran Tribulación, aquellos que son engañados son
aquellos mismos que han rechazado la luz, como dice el Apóstol Pablo, allá en su Segunda
Epístola a Tesalonicenses, capítulo 2, versículos 9 al 12: Inicuo cuyo advenimiento es por
obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de
iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser
salvos. Por eso Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que
sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la
injusticia. Esto es lo que dice el Apóstol Pablo, allá en su Segunda Epístola a los
Tesalonicenses, capítulo 2.
En otras palabras, lo que Daniel está haciendo es anunciarle a este hombre el principio
por el cual decir que Daniel está anunciando a este hombre los principios por los
cualesopera Dios, y el Apóstol Pablo confirma eso. El Señor Jesucristo también aclaró esto.
Él dijo allá en el evangelio según San Juan, capítulo 5, versículo 43: Yo he venido en nombre
de mi padre, y no me recibís, si otro viniere en su propio nombre, a ese recibiréis. Esa
muchedumbre que en Alemania aceptó a Hitler es la misma gente que ha rechazado la
Palabra de Dios en Cristo. Amigo oyente, cuando usted le da la espalda a la verdad, usted
es blanco para cualquier culto que pueda llegar. ¿Por qué es que los cultos y las sectas
crecen hoy, y la adoración de Satanás y todo eso que se dice en cuanto a los demonios?
¿Por qué estamos viendo esta manifestación?
Se manifiesta en una nación que ha tenido la Palabra de Dios, pero que la ha rechazado.
Esa es la razón por la cual Dios también los abandona. Pensamos que existe una gran
necesidad hoy por esparcir la Palabra de Dios. Eso es algo importante. Quisiéramos que
eso se grabara en sus corazones. Tenemos demasiada predicación. Y lo que necesitamos es
más enseñanza de la Palabra de Dios. ¿Qué es lo que Dios dice? Hay tantos de nosotros,
aun nosotros mismos, que decimos lo que pensamos. Pero, ¿qué diferencia hace lo que
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nosotros pensemos? Es lo que Dios piensa lo que vale. Y eso es lo importante.
Recuerde, amigo oyente, que el Señor Jesucristo dijo: “Yo he venido en nombre de mi
Padre y no me recibís, si otro viniere, a ése recibiréis”. Ahora, ese hombre Nabucodonosor
es un cuadro para nosotros. Él es el primer gran gobernante mundial; y el último gran
gobernante mundial que creemos va a ser tan demente como el primero, será el Anticristo,
y cuando él gobierne, será un gobierno que tendrá un poder absoluto.
Ahora, Daniel concluye su sermón declarando que la escritura en la pared era de parte
de Dios, a quien Belsasar había despreciado y ridiculizado, y dice que Belsasar ha sido una
persona blasfema; y que él ha cometido un pecado que no tiene perdón. Esa es una
pregunta que vamos a dejar para que usted conteste, amigo oyente. Sólo sabemos que él
tuvo una oportunidad pero que la rechazó.
Y llegamos ahora a una nueva sección. Y “fin” ha sido escrito sobre todo el reino de
Babilonia, o sea, esta palabra “fin” se ha escrito ya sobre el reino de Babilonia, y esa es la
interpretación. Ahora, aquí tenemos la escritura que la mano trazó sobre esa pared.
Leamos el versículo 25 de este capítulo 5 de Daniel que estamos estudiando:
25Y la escritura que trazó es: MENE, MENE, TEKEL, UPARSIN. (Dan. 5:25)
“MENE” es una palabra traducida como contado, y se repite. Contado, contado. E
indica que el reino de Babilonia ya ha sido contado. Dios le está indicando al reino de
Babilonia que sus días están contados. Allá en el Salmo 90, versículo 12, leemos:
Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría. Debemos
decir que creemos que Dios cuenta los días nuestros, y cuando éstos se cumplen, entonces
finalizamos nuestra jornada terrenal. Dios lo sabe. Usted y yo no lo sabemos, pero Él sí lo
sabe. Y ninguna otra persona lo sabe, sino solamente Él.
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Había un joven que tenía mucho temor de volar en avión. Su compañía lo estaba
enviando a una ciudad alejada, y quería que hiciera ese viaje por avión. Pero este joven
decía que no quería hacer ese viaje por avión, y él decía: “Bueno, yo no quiero subir a ese
avión. No sé lo que le puede pasar. Puede caerse”. Y sus amigos le decían que no se
preocupara por eso, que si los días de él estaban contados, bueno, su vida se acabaría de
cualquier modo. Y él decía: “Bueno, lo que me preocupa no es si mis días están contados,
sino, si los días del piloto están contados”. Él no quería estar en el mismo avión que el
piloto, si los días del piloto ya habían sido contados. Bien, amigo oyente, aquí tenemos pues
este mensaje: “MENE, MENE”; esto indica contado, el número de los días del reino de
Babilonia; y Dios mantiene esa información cada momento de cada día. Él determina de
antemano la duración de nuestros días. Y no creemos que usted pueda cambiar eso.
Ahora, aquí dice: “MENE, MENE, TEKEL”. Esta palabra Tekel – indica que Babilonia
ha sido colocada en la balanza divina, e indica sencillamente que ha sido pesada y que ha
sido hallada falta. Ellos simplemente no tenían el suficiente peso. Eran de peso liviano,
podemos decir. Dios había levantado a Babilonia; ahora la va a derribar. ¿Por qué?
Porque Babilonia no había alcanzado el nivel establecido por Dios.
Allá en el libro de Apocalipsis, tenemos dos capítulos que nos hablan en cuanto a las
iglesias. El Señor Jesucristo es observado en medio de los candeleros donde están las
iglesias, las siete iglesias de Asia. Él es quien atiende el candelero, lo alimenta con aceite,
las apaga cuando no dan la suficiente luz; y él juzga a cada iglesia hoy. Quizá aquí nosotros
pesemos mil gramos por cada kilo, pero Cristo nos pesa en la balanza del tiempo, y Él dice
a cada una de las iglesias: “arrepiéntete”. Ustedes no han alcanzado mi medida, y eso es lo
que nos dice a usted y a mi hoy. Amigo oyente, usted sabe que nuestra justicia no es sólo
insuficiente, sino que son trapos de inmundicia. Sólo Su justicia puede pasar la prueba, y
puede pesar los mil gramos por kilo. En el libro de Romanos, capítulo 3, versículos 21 y 22,
leemos: pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la
ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que
creen en Él. Porque no hay diferencia. Él es quien pesa a la humanidad. Dios es quien pesa
los actos, los hechos, de la humanidad.
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Ahora, la palabra “PERES” quiere decir que el reino de Babilonia va a ser dividido, y
entregado a los medos y los persas. Es decir, que la cabeza de oro está siendo quitada de
aquella estatua y ha llegado la hora para que ocupe su lugar los brazos de plata. Dios es
quien está en control completo de la situación, y Él continuará quitando y poniendo, como
dice el profeta. Dios quita y pone hasta que llegue Aquel cuyo derecho es gobernar. Y Él
es Aquel que vendrá algún día. Pero hasta entonces, Dios continuará quitando y poniendo.
Y creemos que Él hace una buena tarea en cuanto a esto. Recordamos que hace muchos
años, Mussolini, Hitler y Stalin eran un terror; la gente que pertenecía a un partido político
no quería a los del otro partido, y viceversa; sin embargo, todo esto desaparece. Amigo
oyente, Dios continúa gobernando y controlando las cosas. Él es quien quita y pone y
continuará haciendo eso, hasta cuando llegue Aquel cuyo derecho es gobernar, y esa es la
piedra cortada no con mano. Él establecerá Su reino aquí en le tierra. Ahora, el versículo
29 de este capítulo 5 de Daniel dice:
29Entonces mandó Belsasar vestir a Daniel de púrpura, y poner en su cuello un collar
de oro, y proclamar que él era el tercer señor del reino. (Dan. 5:29)
Cuando dice esto de tercer señor del reino, nos damos cuenta de lo exacto que es el libro
de Daniel. Como usted puede notar, el padre de este joven Belsasar era Nabónido, y, en
realidad, él era el rey. Su hijo, quien era el nieto de Nabucodonosor, estaba reinando en su
lugar. Su padre estaba haciendo alguna campaña, y Belsasar era el segundo gobernante,
así es que sólo podía ofrecer el tercer puesto. Esto es lo que sucedió pues, y la historia lo
confirma. Ahora, los versículos 30 y 31, de este capítulo 5, los versículos finales dicen:
30La misma noche fue muerto Belsasar rey de los caldeos. 31Y Darío de Media tomó el
reino, siendo de sesenta y dos años. (Dan. 5:30-31)
En el mismo instante en que tenía lugar este banquete, los medos estaban marchando
por debajo de los muros de Babilonia, donde antes corrían las aguas del canal. Debajo de
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los muros de esa ciudad corrían las aguas de los canales a través de toda la ciudad. Era
una ciudad bastante hermosa, y ahora las aguas han sido desviadas hacia otra dirección
hacia el río Eufrates. Aquí tenemos al ejército de Darío penetrando a la ciudad misma, a
donde estaba ubicado el palacio. La historia indica que Darío y sus hombres se
encontraban dentro de la ciudad misma antes de que los guardias de la ciudad se dieran
cuenta de ello. Asedetín, el historiador griego, menciona en la historia secular la forma en
la cual se apoderaron de esa ciudad los medos y los persas.
Belsasar fue muerto esa misma noche. Él había sido pesado y fue hallado falto. Dios
hace eso. Dios dice que usted y yo hemos sido hallados faltos, que todos hemos pecado y
estamos destituidos de la gloria de Dios. Nosotros no llegamos a alcanzar el nivel, la
norma, el estandard establecido por Dios. Y nosotros también estamos siendo juzgados en
el presente, estamos perdidos. Y Dios nos está ofreciendo salvación. Ese hombre la
rechazó, y Belsasar murió; y Darío de Media se apoderó del reino ahora. Él realizó un
ataque relámpago y destruyó a Babilonia. Eso se había dicho proféticamente allá en el
capítulo 21 de Isaías. Hace un tiempo atrás, preguntamos cuantas personas habían
escuchado un sermón predicado sobre el capítulo 21 de Isaías, y quizá era el 1% que había
escuchado un sermón basado en Isaías capítulo 21. Bueno, ahora, no vamos a preguntar
eso, pero pensamos que usted no sólo ha escuchado un sermón basado en el capítulo 5 de
Daniel, sino que han sido muchos los sermones que han hablado de este tema.
Allá en el capítulo 21 de Isaías, versículo 5, leemos lo siguiente: Ponen la mesa,
extienden tapices; comen, beben. ¡Levantaos, oh príncipes, ungid el escudo! Dios estaba
controlando y gobernando, y en un día futuro otra Babilonia caerá en las manos de Dios, y
eso se nos presenta en el capítulo 18 de Apocalipsis, pero no vamos a ver eso ahora. Así es
como cae esta civilización del hombre.
Y con esto, amigo oyente, llegamos al capítulo 6 de Daniel, y pensamos que este
capítulo 6 es probablemente el más conocido de toda la Biblia. Aquí se habla de Daniel en
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el foso de los leones. Y esto es algo que se menciona muchas veces. Amigo oyente, ¿se ha
detenido usted a pensar alguna vez que Daniel sólo pasó una noche en el foso de los leones?
Sin embargo, él pasó toda una vida, desde que era un muchachito de unos 17 años hasta
que tenía 90 años, en el Palacio del rey, y era una situación más peligrosa para Daniel vivir
en el palacio del rey que pasar una noche en el foso de los leones. Los leones no le podían
tocar, pero en el palacio él se encontraba en peligro constante. Sin embargo, nos gusta
hablar en cuanto a Daniel en el foso de los leones, ¿verdad? Nos gustaría hablar más de
Daniel en el palacio de Nabucodonosor, y luego de Nabónido, y luego de Belsasar, y luego
Darío de Media, y luego de Ciro, ese gran gobernante. Daniel estaba en peligro
constantemente. Esos hombres eran paganos. Y él tuvo el privilegio de llevar a algunos de
ellos al Señor. Así es que él pasó solamente una noche en el foso de los leones. Pero vamos
a mirar eso porque tiene un mensaje para nosotros en el presente.
En este capítulo 6 de Daniel, tenemos un decreto de parte de Darío de Media. Hemos
recorrido mucho camino. Avanzamos desde la época de Nabucodonosor hasta Belsasar;
ahora de Belsasar salimos del reino de Babilonia, y entramos al imperio medo-persa. Aquí
tenemos pues, este decreto que demanda la adoración de sí mismo; es decir, de Darío; estos
gobernantes eran personas “siempre muy humildes”. Querían ser adorados, y Daniel es
arrojado al foso de los leones por orar al Dios de los cielos. Y deseamos presentar algo a
manera de introducción aquí para estar listos para la próxima oportunidad, el próximo
estudio. Como ya hemos indicado, este es el capítulo más conocido en el libro de Daniel. Él
pasó una noche en el foso de los leones. Con este capítulo, finaliza esta parte histórica del
libro de Daniel, y el episodio en la vida de Daniel es otra ilustración del poder guardador
que tiene Dios, y es otra demostración de la manera en que Dios protegerá al remanente
durante el período de la Gran Tribulación. Aquí tenemos la contraparte del capítulo 3,
donde Dios cuidó de los tres amigos de Daniel en el horno de fuego ardiente. Aquí Dios
protege a Daniel mismo.
Ahora, si hubo alguna pregunta en cuanto a dónde se encontraba Daniel allá en el
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capítulo 3 de Daniel, también tenemos aquí una pregunta en cuanto a dónde están los
jóvenes hebreos en este capítulo 6. Estamos seguros de que tienen que haber seguido a
Daniel. Pero, ya que hay un lapso de tiempo aquí, quizá ellos ya no viven. Los capítulos 3
y 5 nos dan dos aspectos de la preservación del remanente de Israel, como de los gentiles en
el período de la Gran Tribulación. Esto es algo muy importante y también tiene un
mensaje para nosotros en el presente, porque se nos dice: “Sed sobrios, y velad, porque
vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar”.
Amigo oyente, ¿sabe una cosa? Nosotros vivimos en una jaula de leones; y esa jaula de
leones en la cual vivimos es este mundo. Este lugar está siendo recorrido de un lugar a otro
por un gran león rugiente, y aquí nos encontramos nosotros hoy y nadie nos da ninguna
medalla por eso, pero este es el lugar en el cual nos encontramos. Bien, esperamos que esto
sirva como introducción a lo que diremos, Dios mediante, en nuestro próximo programa.
Pero antes, le sugerimos leer el contenido del capítulo 6 de este libro de Daniel para estar al
tanto de lo que consideraremos en nuestro próximo programa.