Atlas

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PREFACIO El recuerdo de mis oníricas visiones, estaba perforando cada rincón de mi mente. El cabello rubio, los ojos negros y la figura alada que luchaba con la oscuridad. Tenía muchos espacios en blanco dentro de mi mente que inconscientemente estaba reprimiendo. Tan concentrada en mis descabelladas ideas que no oía a una voz lejana pronunciando mi nombre. Hasta que la reconocí y me detuve en seco. -¡Musa, detente!- dijo. Me gire y ahí estaba él. No pude evitar lanzar un grito ahogado, su bello rostro estaba corrompido por innumerables cortes y moratones. Mi corazón se llenó de un dolor e impotencia increíblemente intensos. Amadeo estaba herido. Se dirigía hacia mí y, pude notar que llevaba la misma ropa con la que había partido el jueves anterior y caí en cuenta, que llego antes de tiempo. A medida que se acercaba, vio la expresión de mi rostro e instintivamente ralentizó su paso y extendió su mano. En su rostro se patentaba el dolor puro. Mi corazón dio un brinco y volví a la realidad, él estaba ahí, conmigo. No había notado lo mucho que lo necesitaba últimamente. Mi cuerpo comprendió mis pensamientos y me llevo hacia donde él se encontraba. Lo abrace con tanto anhelo que cada partícula de mí ser, pareciera entrar en equilibrio. El, se relajó por completo, soltando un extenso suspiro. Pude sentir su aroma y recordar las expresiones en su rostro, siempre tan dulces, que me invadieron por completo. Pero el olor a oxido de la sangre y, la tierra esparcida por su cuerpo fueron como un golpe en el estómago. Me aleje un poco, para contemplarlo. Su expresión era de pura dulzura y una absoluta melancolía. Sus ojos delataban el dolor y la desesperación, que su pobre corazón estaba soportando. Algo estaba sucediendo, algo que sin duda, nos separaría. No pude contener mis lágrimas y mi interior estaba colapsando. Los sueños, mis visiones, tantos días sin él… Me atrajo hacia sí, susurrando suaves palabras para calmarme. Quería protegerlo, a como dé lugar, no dejaría que algo volviera a pasarle, nunca. -Mus, cariño. Debemos irnos- dijo. Lo mire y lo supe, mis sueños y las visiones no eran propios de mi imaginación, eran parte de mi destino. Entonces, un torbellino de imágenes vinieron hacia mí: ángeles, bosques, una lucha. Ojos oscuros y una voz profunda, que desde esa obscuridad, se filtraba y susurraba: “Voy por ti”.

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Historia Fantástica

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PREFACIOEl recuerdo de mis onricas visiones, estaba perforando cada rincn de mi mente. El cabello rubio, los ojos negros y la figura alada que luchaba con la oscuridad.Tena muchos espacios en blanco dentro de mi mente que inconscientemente estaba reprimiendo. Tan concentrada en mis descabelladas ideas que no oa a una voz lejana pronunciando mi nombre. Hasta que la reconoc y me detuve en seco. -Musa, detente!- dijo. Me gire y ah estaba l. No pude evitar lanzar un grito ahogado, su bello rostro estaba corrompido por innumerables cortes y moratones. Mi corazn se llen de un dolor e impotencia increblemente intensos. Amadeo estaba herido. Se diriga hacia m y, pude notar que llevaba la misma ropa con la que haba partido el jueves anterior y ca en cuenta, que llego antes de tiempo.A medida que se acercaba, vio la expresin de mi rostro e instintivamente ralentiz su paso y extendi su mano. En su rostro se patentaba el dolor puro. Mi corazn dio un brinco y volv a la realidad, l estaba ah, conmigo. No haba notado lo mucho que lo necesitaba ltimamente. Mi cuerpo comprendi mis pensamientos y me llevo hacia donde l se encontraba. Lo abrace con tanto anhelo que cada partcula de m ser, pareciera entrar en equilibrio. El, se relaj por completo, soltando un extenso suspiro. Pude sentir su aroma y recordar las expresiones en su rostro, siempre tan dulces, que me invadieron por completo. Pero el olor a oxido de la sangre y, la tierra esparcida por su cuerpo fueron como un golpe en el estmago. Me aleje un poco, para contemplarlo. Su expresin era de pura dulzura y una absoluta melancola. Sus ojos delataban el dolor y la desesperacin, que su pobre corazn estaba soportando. Algo estaba sucediendo, algo que sin duda, nos separara.No pude contener mis lgrimas y mi interior estaba colapsando. Los sueos, mis visiones, tantos das sin lMe atrajo hacia s, susurrando suaves palabras para calmarme. Quera protegerlo, a como d lugar, no dejara que algo volviera a pasarle, nunca. -Mus, cario. Debemos irnos- dijo.Lo mire y lo supe, mis sueos y las visiones no eran propios de mi imaginacin, eran parte de mi destino.Entonces, un torbellino de imgenes vinieron hacia m: ngeles, bosques, una lucha. Ojos oscuros y una voz profunda, que desde esa obscuridad, se filtraba y susurraba: Voy por ti.

CAPITULO PRIMERO

ElectricidadMeses antes. . .

Esta noche sera una de las peores de mi vida, estaba segura. Mi mam me presentara a su jefe y a su hijo y dentro del paquete incluido a todos sus compaeros de trabajo con sus jvenes y pomposos hijos. No me gusta la gente, es ms, me molestan. Y peor an, la gente de la empresa en la que trabaja mi mam. Es imposible que encaje en un lugar as. Esta gente vive pensando lo mismo, si es que alguna vez piensa. Hacen lo mismo, son todos iguales, como marionetas-militares que van de un lado al otro sincronizando cada movimiento para no desencajar de su mundo de fantasa. Enfrascada en mis pensamientos no vi a mi mam que estaba gritando mi nombre sobre la msica.-Musa! grit, haciendo que pegue un salto frente al espejo.- Jess, mam, me asustaste!- dije- Musa, baja ya esa msica por Dios!- dijo, tapndose los odos.-Aqu vamos de nuevo.-dije mientras me diriga a bajar el volumen. - Hija, es tarde- dijo. Sip, pens, aqu vamos de nuevo- Te tenes que cambiar para la fiesta, es slo por hoy, te lo prometo.- deca, mientras yo volva a mi antigua posicin frente al espejo. - S, ma, lo s. Slo por hoy...- suspir, frustrada.- Me pongo el vestido negro que us para la ltima fiesta, verdad?- pregunt, rascndome la cabeza. Si haba algo que yo haca, definitivamente, salir de fiesta no era una de ellas.- Sobre, esocreo que tengo algo mejor- dijo, mientras sacaba de una bolsa que, hasta el momento, mantena oculta detrs de s. Era una bolsa de una tienda ubicada en las calles principales de nuestra ciudad, llamada Lefrerss. Fantstico, mi mam al ataque, de nuevo. -Mam, yo- comenc a decir negando con la cabeza.-Sh, nada de mam. Slo por hoy, ser solo por hoy Mus. Te va a gustar, estoy muy segura.- dijo mientras tenda un sencillo vestido negro y blanco, que para ser sincera, era lo ms hermoso que llegara usar alguna vez. - Wow, mam, es hermoso.- le dije, mientras me acercaba para verlo. - Lo saba, saba que te encantara.- deca acercndose a m. - Gracias ma, te quiero.- dije, mientras la abrac. No me haba dado cuenta que ella an no estaba lista. Era un poco raro, siempre fue muy cerrada con sus horarios y justo hoy pareca un poco extraa. - Yo tambin hija, yo tambin.- abrazndome fuerte y peinando mi cabello. - Ma, pasa algo?- pregunt, alejndome de ella. - No, cario. Simplemente ests creciendo.- dijo mirndome seria y volviendo a abrazarme.Nos quedamos un rato as, hasta que tuvo que ir a arreglarse y darme lugar a que yo tambin lo hiciera. Ahora, mientras me contemplaba en el espejo, entenda lo que quera decir mi madre. Ya todo rasgo de mi niez estaba fuera de m, era un poco extrao verme tan arreglada. Y ms an, viendo que el vestido me quedaba bien. Muy bien, de hecho. Una vez lista decid dirigirme a ver a mi mam. Ella estaba realmente muy bonita, en realidad siempre lo estaba. Muchos nos decan que ambas nos parecamos, pero estbamos lejos de ser una igual a la otra. Tenemos s, casi la misma altura, pero ah termina todo parecido fsico. Dnde ella es rubia, yo soy morena. Tiene el cabello corto, el mo es largo. Su rostro es pequeo y suave. Por mi parte, muchos dicen que mis ojos son algo extrao de admirar, que se debe a eso mi severidad de aspecto. En fin, seguir pensando que ms all que el carcter idntico, no hay nada ms en lo que me parezca a mi mam sino que, soy igual a mi pap, pero con l es toda una historia aparte. No importa. Nos dirigimos a la fiesta con mi mam, que segua debatiendo con su cabello, se haba hecho algo raro en la cabeza, pero le quedaba lindo. Yo me limite a ponerme unos invisibles y dejar mi cabello suelto.Todo el camino no hablamos una palabra con mi mam, la not nerviosa y prefer no molestarla. Estar en silencio es una de las actividades que se me da bien hacer. Una vez que bajamos del auto, mi mam me fue explicando quines iban a estar y medianamente fui recordando algunos nombres importantes. A medida que avanzbamos me pona an ms nerviosa, poda sentir hasta que el aire me falta y haba algo ms, una extraa sensacin que haca que mi estmago me diera un vuelco. Mi mam habl con la gente de seguridad antes de entrar en el saln. Me segua preguntando cmo haca ella para dejar sus nervios a partir de que salimos del ascensor, fue instantneo, cuadr los hombros y puso su cara de negocios, dnde haca una mueca bastante graciosa que no pude evitar sonrer. Acabado su trmite con los de seguridad, que se quedaron observndonos atontados, nos encaminamos a entrar.El lugar rebosaba de hombres y mujeres de negocios, ya saben, de trajes y vestidos importados. Todos con esa cara de pker se giraron a mirarnos, no supe que hacer en el momento, pero mi mam sin duda, s que lo haca. Me volte a verla, pareca una diosa salida del mismo Olimpo.-Annabel, pudiste llegar!- dijo una voz femenina. -S, aqu me vez Katia.- dijo mi mam, mientras besaba las mejillas de quin debera ser una especie de rival suya. A ver, Alta?, s. Bronceada? S. Rubia? S. Pinta de perra rabiosa? Definitivamente s, pensaba y me rea para mis adentros mientras observaba. -Y t debes ser Musa, no es as?- dijo, mirndome. -As es, la misma. Encantada Katia, no?- dije mirndola orgullosa de poder imitar a la perfeccin a mi mam.-J, que belleza de chica, Ana. Y muy parecida a ti, por lo que veo.- dijo, enarcando una ceja.- Muy bien, nos vemos luego supongo. Divirtanse,- dijo mientras se alejaba contonendose. -Ella si qu es una perra!- dije susurrndole a mi mam, mientras nos dirigamos a la barra. Ella se limit a rer. Y me dijo que ira a recorrer el lugar. Ahora que estaba ms relajada, me cre preparada para lo que le siguiese a la noche. Mientras segua observando cada uno de los invitados con ms atencin pude ver a varios chicos y chicas revoloteando. Y, not que todos se conocan entre s. Capt a varios de ellos observndome, pero ninguno se atrevi a acercarse. Diriga mis ojos de un lado al otro, sin que nada me llamase la atencin lo suficiente. La mayora de los jvenes presentes estaban en grupos, salvo por un joven de espaldas que observaba la ciudad por el ventanal del saln. Tena el cabello ondulado cayndole sobre los hombros, eran de un color dorado impresionante. Como si captase que lo estaba observando, se gir y me mir directamente a los ojos.Explicar lo que sent en el momento, hasta hoy me resulta imposible de expresar con palabras. Era como ver al sol, la luna, las estrellas y todos los planetas brillar en su direccin. Me qued congelada, era sumamente hermoso, como un ngel de los que aparecen en los cuadros. Y me miraba, l me estaba mirando. Comenc a sentir un calor abrazador, mis mejillas me ardan, tuve que bajar la vista, me estaba embriagando de su belleza. No haba visto nada igual. Mientras trataba de acomodar mis pensamientos alguien se me acerc. Casi me caigo de la silla. Cuando me doy cuenta que simplemente es uno de los chicos del grupo que me observaba con anterioridad. Sin duda el ms engredo de todos ellos, pues tena puesto una camisa rosa chicle.-Hola.- dijo el chico de camisa chicle. -Hola.- dije sin siquiera volver a mirarlo. -Musa, no? Mi nombre es Teo.- dijo acercndose a m-Encantada Teo.- le dije, mirndolo bien. No se pareca en nada al chico ngel que haba visto, pero tena cierto atractivo. Me sonri, mostrando sus perfectos dientes. -Te puedo invitar a tomar algo?- pregunt-No, gracias, tengo uno.- dije mientras le mostraba mi copa. -Mmm, no. Respuesta equivocada, nadie se niega a compartir un trago conmigo.- dijo, acercndose un poco ms, mientras posaba su brazo a mi costado. Frunc el ceo y me qued mirndolo estupefacta. Hablaba en serio? Esto s que era una buena broma. Estaba por replicarle algo cuando alguien se me adelant.-Ella ya tuvo suficiente de ti, Teo. No lo crees?- dijo una voz tan sedosa cerca de m. Me volte en redondo, y OH, POR DIOS! Estaba ah, el chico ngel estaba ah. Cunto habr escuchado? Ni siquiera o que se aproximara. -Ah, Amadeo, slo me estaba divirtiendo.- deca Teo, sorprendido y alejndose de m.- Nos vemos despus Musa.- replic, guiando un ojo.-Y eso?- pregunt, mirando al tal Amadeo y levantando una ceja. Sorprendida de mi naturalidad. Pero cuando por fin habl se esfum toda tranquilidad.-Musa, por fin nos conocemos dijo cambiando de tema sutilmente y mirndome con una sonrisa preciosa.Me qued boqueando como un pez, no poda articular ninguna palabra, me qued muda. Pareca que la misma electricidad atravesara todo mi cuerpo. En su mirada haba alto voltaje. -Qu?- pregunt, mientras me miraba divertido.-Na-nada.- dije sacudiendo la cabeza, cuando de repente llego mi mam. -Musa ah estas.- dijo acercndose y mirando sorprendida de m, haca Amadeo. -Em, s. Ac.- dije frunciendo mis cejas.-Te quera presentar a Tobas, mi jefe.- dijo sealando a un hombre apuesto que me sonrea de oreja a oreja. -Musa, es un placer.- dijo l. -Igualmente, seor.- dije sin poder aadir nada ms. -Y a su hijo- dijo mi mam dubitativaEsper a que dijera su nombre, pero nunca lleg. Levant la vista y vi que sealaba a Amadeo que me sonrea.

CAPITULO SEGUNDOAmadeoMe qued con la boca abierta una centsima vez desde que haba llegado. El hijo del jefe de mam? Genial. Fantstico. Fabuloso. Realmente bien. Amadeo me segua mirando con su sonrisa ladeada, el slo mirarlo haca que mis ojos ardieran. Hasta dira que perd una cantidad considerable de baba. En fin. Me qued atontada otro rato, hasta que habl.-Nos adelantamos a los hechos, no crees? Musa.- dijo sin dejar de mirar mi reaccin. No sala del estado de estupefaccin al procesarlo todo. -S-s, claro. Por supuesto.- contest. -Fantstico.- dijo Tobas, mirndonos un tanto emocionado.- Y, Musa, realmente te volviste una jovencita preciosa- dijo mirndome para luego sonrer amistosamente a mi madre. -Oh, muchas gracias- contest, mientras me ruborizaba. Ella segua observando atentamente la situacin. Tobas hizo un gesto despreocupado y se despidi de nosotros, llevndose a mi mam consigo.-Muy bien, disfruten la fiesta.- finaliz.Mi mam se limit a seguir a Tobas sin dejar de observarnos largo y tendido, hasta desaparecer entre la gente. Comenc a pensar qu iba mal. Haba notado lo rgida que se puso en la conversacin desde el momento en que vio a Amadeo sentado a mi lado. -Entonces ahora, pequea, quisieras ir a tomar aire? Me han dicho que la vista desde la terraza a la cuidad es bellsima.- dijo incorporndose a la vez que extenda su mano para ayudarme a bajar de la silla-C-claro, vamos.- dije, tomando su mano. Mi corazn lata a mil por hora, el calor que desprenda su mano bastaba para entibiar mi cuerpo por completo. Jams me haba sentido de manera semejante y era atormentador. Amadeo no me solt de la mano y juntos nos encaminamos hacia la terraza mientras ramos observados por todos, pude hasta notar a Teo observarnos con molestia, como as tambin a varias de las chicas que estaban en la fiesta. Ninguno era capaz de acercarse lo suficiente, o al menos, eso pensaba hasta que una rubia se plant delante de nosotros. Ella era la tpica nia rica, alta y de tez bronceada con el cabello rubio cayndole sobre los hombros. Su figura era excepcional y debo admitir que era muy hermosa. Sus ojos y su sonrisa me recordaron a alguien y ca en cuenta de quin era. Lana, la hija de Katia. -Hola, Amadeo. Cmo ests?- dijo tirando sus brazos hacia su cuello y besando sus mejillas. -Lan, muy bien, gracias.- dijo Amadeo rindose del gesto y girando para verme mientras yo los observaba en silencio a ambos. -Y t eres dijo Lana dirigindose hacia m con falso entusiasmo. -Musa.- contest con otro poco de falsedad.-Ah, la hija de Annabel. Por fin te das a conocer.- dijo observndome. Estaba a punto de contestarle algo irnico si no hubiera sido por Amadeo que por tercera vez hablaba por m en la noche.-As es, si nos disculpas, vamos a tomar aire.- contest. Pas a un lado de Lana y sigui sujetando mi mano. -Nos vemos luego- deca ella, mientras nos alejbamos. Pude ver su rostro fruncido por el asco. Ni Amadeo ni yo pronunci palabra alguna hasta llegar a la terraza. Ni bien llegamos hasta el final de ella, se apoy en una columna, me solt la mano y retir mi cabello de los hombros. -Realmente eres ms hermosa de lo que me esperaba.- solt de inmediato mirndome a los ojos y tocando un lado de m rostro con tanta dulzura que senta que me fallara el corazn. En lugar de eso me fall la respiracin que hasta me ahogu. Rpidamente sent su otra mano en mi cintura. Luego las llev ambas hacia mi rostro preguntando una y otra vez si estaba bien. -S-s.- contest entrecortadamente. l sigui mirndome con tanta dulzura que no era capaz de contener a mi corazn, estaba segura que hasta mi cuello se estaba volviendo rojo. Me encamin hacia un banco para poder sentarnos. Por suerte mi tos fue calmando gradualmente.-Qu fue eso?- logr preguntarle. Haba dicho ms hermosa de lo que me esperaba. Esperaba? Cmo? No entenda.-El qu? Te quedaste sin oxgenoeso es todo.-Repuso, mientras me observaba con una mueca.-No, me refiero a l-lo que dijiste- contest entrecortadamente-No entiendo a qu te refieres.- me dijo con una mirada inocente. -Olvdalo.- dije poniendo los ojos en blanco. Ya estaba teniendo una noche pattica cmo para seguir arruinndola con mis desvaros. El comenz a rerse tanto que pens que le dolera tanto el estmago que no podra respirar. Hasta que volvi a hablar. -Eres increblemente graciosa cuando pones los ojos en blanco, pequea.- dijo mirndome divertido.-Ahora la que no entiende soy yo. Qu tiene de gracioso?- pregunt frunciendo el ceo.-Sucede que, adems de girar tus ojos haces una mueca con tus labios- deca mientras sealaba la comisura de mi boca- Justo all.Me puse demasiado nerviosa como para pensar y lo qued mirando embobada. Seguimos en la misma posicin un largo rato. l mantena su mano en mi rostro, rosando con su pulgar mis labios entreabiertos mientras yo me quedaba ms tiesa que una tabla.En eso, escuch a mi madre que nos llama desde la puerta para que entremos a hacer el brindis final. Automticamente recobr compostura y Amadeo tom mi mano.-Te encuentras bien?- pregunt- Si quieres le digo a tu mam que necesitas tomar aire- deca-N-no, estoy bien. Slo vamos.- dije tirando de l conmigo. Pero me detuvo.-Lamento mi comportamiento, no me acostumbro a la idea de que no sabes quin soy.- dijo apenado. -Acostumbrarte?- pregunt sbitamente. l saba quin era yo? Amadeo se sonroj de inmediato y comenz a balbucear algo relacionado con la torpeza. Acaso hice algo malo? Yo era la torpe? - Es.slo que, tu madre me habl mucho de ti- contest por fin.-Ohpuedo imaginarlo.- dije, mientras pensaba lo que mi mam pudo llegar a contarle.- Pero sabes quin soy? Quiero decirno lo entiendo realmente- dije, dando a conocer ms inquietudes de las que quisiera. -Ya lo entenders, por ahora esto es ms que suficiente.- dijo tomando mi mano y dirigindome al interior del saln.La noche continu con gran naturalidad. Brindamos, algunos bailaban y otros continuaban charlando. Amadeo no me solt la mano en ningn momento, eso me reconfortaba, pero no pudimos hablar mucho ms, puesto que estbamos con su padre y a cada minuto apareca alguien ms a saludar o conversar. Me limite a saludar y mantenerme en silencio hasta que alguien requiera de algn comentario mo, los cules eran espordicos, nadie se atreva a dirigirme directamente la palabra.Llegado el final de la cena, comenzaron las despedidas. Tobas se acerc junto a mi madre y se despidi de nosotras al igual que Amadeo. -Nos vemos luego, pequeo ngel.- deca mientras besaba mi mejilla y se alejaba sin permitirme decir nada de regreso.Y todava, acostada en mi cama me encontraba invadida por el recuerdo del momento de su beso en mi mejilla, sintiendo como segua ardiendo y con la ntima sensacin de or su voz una y otra vez. Y as fue cmo me dorm, sintiendo el beso del ngel Amadeo.

Quidem tota nostra est

Un sueo. Me despert sobresaltada y mir el reloj, eran las 5 A.M, haban pasado unas dos horas desde que volvimos de la fiesta. Estaba soando con Amadeo, ambos caminabas tomados de la mano por un lugar que jams haba visto, era un campo lleno de flores blancas y lilas muy pequeas que nos rodeaban. Todo pareca normal, hasta el picor en mis ojos al ver la sonrisa destellante de Amadeo; cuando de repente el cielo se volvi oscuro a nuestro alrededor. Comienza a correr un viento silbante trayendo consigo una intensa neblina y nuestras manos se sueltan, alcanzo a ver en una fraccin de segundo el rostro asustado de Amadeo gritando mi nombre, y en un abrir y cerrar de ojos, desapareci dejndome sola. Senta cmo era consumida por la oscuridad, me faltaba el aire. Senta manos que rodeaban mi cuerpo impidindome moverme o siquiera respirar. Me qued paralizada, pensando una y otra vez: estas soandoes un sueodespierta ya cuando lo o. Un leve susurro repeta mi nombre. Tomando consciencia de que fue slo un mal sueo, me deca a m misma que volviese a dormir y no darle vueltas al asunto, al fin y al cabo, fue slo un sueo pero era imposible quitar de mis odos esa voz susurrante.Habr cado rendida por el cansancio en un sueo tan profundo que comenzaba a creer que en mi cabeza sonaba mi celular pero, no era en mi cabeza, estaba sonando de verdad. Refunfuando atend:-S-s.- contest adormilada, sin ver la pantalla e identificar quin me llamaba tan temprano un domingo. - Era hora de que me respondieras.- dijo la voz de mi jefe al otro lado de la lnea. Inmediatamente me incorpor devanndome los sesos para recordar qu haba olvidado esta vez.-Ian, lo siento. Pasa algo?- pregunt confundida.- Lo olvidaste.- contest y pude or un largo suspiro al otro lado.- Los Finch, Musa, almuerzo? Te ped que vinieras conmigo. No importa, paso por ti en una hora.- finaliz con una voz avergonzada.El almuerzo con los Finch, con todo lo de la fiesta se me haba pasado por completo. Ellos o ms bien, Anton Finch, era el jefe de mi jefe. Entre semanas trabajo para una revista literaria llamada Letras de vida y los Finch eran sus dueos e Ian Mastrano, era el editor en jefe y yo, su secretaria, cuenta como una especie de prctica en torno a mi futuro prximo cmo diseadora grfica, que es lo que estudio por las noches. En fin, de nuevo olvid algo. -Ian, de verdad que lo siento. Estar esperndote. -Sin problemas Mus, nos vemos al rato.- contestNo perd el tiempo, chequee la hora en mi celular; eran las 10:30 a.m., para las once estaba duchada, cambiada y peinada. Casi lista, me dediqu a maquillarme un poco. En esos momentos entra en mi pieza mi mam. Y me pregunta:-Qu olvidaste esta vez?- formul con una sonrisa - Los Finch, almuerzo e Ian.- contest. Me senta una tonta por haberlo olvidado, realmente podra llegar a ser la persona ms olvidadiza del planeta.- Pobre Ian, debi de sentirse apenado por tu actitud.- deca mi mama negando con la cabeza.-Lo s, l ha sido tan atento de brindarme esta oportunidad--Sabes que l aun as te adora. Ahora ven, tengo jugo de naranja para ti.- deca mientras se alejaba por el pasillo. Tom mi bolso y me dirig a la cocina, mientras mi mam beba su caf yo tomaba el jugo que me prepar. Estaba enfrascada pensando en si me haba vestido acorde al almuerzo cuando mi mam me pregunt:-Qu te pareci la fiesta?--Bien, supongo, no fue del todo cmo esperaba. Haba muchsima gente- le contest-S, que Amadeo haya estado es todo un acontecimiento. Quiero decir, l estuvo ausente largo tiempo, la semana anterior lleg as sin ms y se dedic a conocer a todos los de la empresa.- me contaba- O algo de eso-le dije mientras la miraba acusndola. Ella haba hablado con Amadeo sobre m. -A qu te refieres?- pregunt mi mama, ceuda- Por qu me miras de esa forma?- Le hablaste a Amadeo de m.- dije poniendo los ojos en blanco. -Yo no he hablado con Amadeo de - comenz confundida, pero automticamente se puso rgida. - Yos, supongo que no deb hacerlo, sabes cmo me pongo al hablar ti- sigui dicindolo tan rpido que me qued estupefacta al notar que me estaba mintiendo. Cada vez que hablaba lo suficientemente rpido, era para que no entendiese lo que dijera y entonces lo olvidara. Amadeo entonces me minti, si ella lo estaba haciendo, quera decir que l tambin. No haban hablado de m. Haba algo raro en l, actuaba como si me conociera desde siempre. Aunque,yo lo senta as tambin, de algn modo. -Mam...- alcanc a decir, para acusarla de que haba algo que me ocultaba, pero en ese momento son una bocina. Mir la hora y s, tena que ser Ian.- Me voy.- le dije suspirando- pero t y yo, hablaremos luego.- sentenci. Ella ni se inmut, hizo una inclinacin concordando conmigo. Me desped y me encamin al auto de Ian, estaba parado delante de la puerta del acompaante sonriendo en mi direccin. Se acerc dndome un abrazo y depositando un beso en cada mejilla. Tena que reconocerlo, a pesar de rondar los treinta se vea esplndido. Su cabello era de un negro precioso, sus ojos de un azul intenso y sobre todo, tena una cicatriz en su mejilla realmente sexy que se acentuaba cada vez que rea. El da de hoy tena puesta una camisa blanca mangas larga arremangada y unos jeans celestes con sus converse blancas. Me preguntaba por qu l se vea tan bien con un atuendo casual y dudaba de que lo que yo tuviera puesto me quedase de la misma manera que a l. En el camino hablamos un poco de lo que cada uno hizo por la noche, l se haba limitado a quedarse en casa a leer y or msica clsica, que es lo que normalmente tambin yo hara. Le cont sobre las diferentes personas de la oficina de mi mam que pude conocer, superficialmente le habl de Amadeo, recordando lo extrao que fue hablar con l esa noche. Pero, tambin record el sueo y la voz susurrante. No saba qu significaba o si tendra algo que ver con lo que me ocultaba. ltimamente, todos se comportaban extraos conmigo. Hasta Ian no se quitaba un segundo de encima de m cuando estaba en la agencia. Me llegu a imaginar que hasta alguien me segua cada vez que tena clases. Era frustrante.Cuando llegamos a la casa de los Finch me arrepent de elegir jeans para vestir, tal vez un vestido casual hubiera sido mejor. La casa era bellsima, tena un color crema muy claro, ventanales en el piso de arriba y el de abajo. En el frente creca el csped y plantas por doquier. Subimos por la escalera de la entrada y nos recibi su ama de llaves, por lo visto no seramos slo nosotros. Haba una abundante cantidad de gente, no desbordante, pero ms de lo que esperaba. Era la primera vez que Ian me traa a un evento como este. La mayora de las personas eran de la empresa, pero generalmente no hablaba mucho y cmo trabajaba medio tiempo, no era una obligacin conocerlos, quitando el hecho de que me resultara imposible en este ltimo tiempo, puesto que mi jefe no me dejaba respirar lejos de su oficina. -Hay mucha gente.- observ. l se carcaje.-S Mus, por eso necesitaba que me acompaaras. Generalmente son aburridos pero es indicado darse a conocer a personas tan importantes como las que estn hoy aqu.- me dijo. En el momento en que termin de decirlo se acerc a nosotros la seora Finch, supuse. Era una mujer muy bella, aunque entrada en aos. Aun as se la vea estupenda en un vestido color crema que le llegaba por debajo de las rodillas. Not que Ian me tomaba de la cintura y frunc el ceo, recordando lo nervioso que se pona al mencionarla. -Ian, viniste.- dijo saludando felizmente.- Y trajiste un acompaante.- deca observndome y detenindose en la mano de Ian a mi costado. - Maryse, cmo has estado? Ella es Musa.- tend mi mano para saludarla, pero ella me dio un fuerte abrazo. -Encantada de tenerte aqu pequea, mi esposo qued fascinado con tus diseos.- dijo, cambiando absolutamente de actitud. Al descubrir que tan slo era la secretara de Ian se relaj. A sta mujer le gustaba Ian y no puedo culparla. Ahora entenda la razn por la que l se pona tan incmodo al referirse a ella.- El placer es todo mo, seora Finch.- contest lo mejor que pude. -Tonteras, dime Maryse. Ahora, adelante queridos mos, ya estn por servir el almuerzo.- nos indicaba que entremos al comedor y dirigindole una sonrisa deslumbrante a Ian que se apretaba a mi costado. Pobre Ian, era tan serio.Cuando entramos todos estaban enfrascados en una discusin literaria. Ian me indic que nos sentramos en dos sillas vacas, cerca de la punta de la mesa, eso quera decir que estaramos cerca del seor y la seora Finch. l se sent al lado de un anciano, al cual llam Darryl y me present. Por mi parte me sent a su lado dejando una silla para que la seora Finch se sentase, puesto que se sera el lugar que ocupara. Cuando ya la mayora se haba sentado, aparecieron los anfitriones. Entenda que exista gente realmente bella, pero ellos eran increblemente hermosos juntos. Saludaron a todos y Maryse se sent al lado del seor Finch, pero no del lado que esperaba, me puse un poco nerviosa por pensar qu ocurrira con ese lugar. El seor Finch me dedic una sonrisa y se dispuso a hablar. -Amigos, alguien especial ha venido a visitarnos.- deca mientras apareca un joven precioso, tendra unos veinte y tantos. No tard en notar que era el hijo de ellos. Tena el cabello rubio rojizo de su madre y los ojos celestes de su padre- ste es mi hijo, lex, sta de regreso.- dijo Anton mientras todos sonrean y saludaban a lex. Enfrascada en mis pensamientos no me percat que todos ya se haban calmado, Ian hablaba a mi lado con Darryl, mientras yo senta que alguien tomaba asiento a mi lado. Levant la vista y all estaba lex sonrindome. Me habr puesto colorada, pues el comenz a rerse. -Hola.- dijo -H-hola.- dije sonrindole y recobrando la compostura. -Trabajas para mis padres?.- inquiri-Algo as, s. Soy Musa.- dije- Musa, qu curioso nombre. Yo soy lex y me alegra saber que por fin hay algo que admirar en sta ciudad ahora que regres.- deca mientras me guiaba el ojo. Confundida comenc a prestarle atencin a mi plato y lo interesante que podra llegar a ser. La mayora hablaba y hablaba, en pocas ocasiones intervine, slo cuando era necesario y realmente me prestaban atencin. Ian me sonrea de cuando en cuando, orgulloso de mis acotaciones. En un momento cuando ya pasamos a la sala de estar a disfrutar del postre, me dirig al bao. La casa era tan grande que termin entrando en tres habitaciones diferentes antes de dar con un bao. Estaba dispuesta a salir cuando alguien abri la puerta de repente y retroced tropezando con mis pies, antes de que mi cabeza diera contra el piso, dos brazos me sujetaron. -Te tengo.- dijo entre jadeos lex -Lo siento,- dije desembarazndome de sus brazos, me senta aturdida. -No, fue mi culpa. Cmo llegaste aqu? Pens que no habra nadie.- me deca avergonzado y rascndose la cabeza.- La verdad es que no s. Slo llegu.- le contest mientras se rea y se haca a un lado de la puerta. -Lo siento, no quera asustarte.- me dijo mientras pasaba a su lado. - Sin problemas- le dije antes de irme mirndolo a los ojos. En ese momento algo ocurri, sus ojos se nublaron, pareca que se encontraba mirando al vaco. Me tom de la mano y me atrajo cerca de su cuerpo con su otro brazo. Manteniendo esa extraa expresin en su rostro. Tom mi mentn para que no deje de mirarlo. Estaba petrificada, ni siquiera me resist a su agarre. Me estaba asustando, y entonces dijo:-Quidem tota nostra est.- con sus ojos ms oscuros de lo que parecan. - lex-.alcanc a decir antes de que Ian apareciera a nuestro lado. -Qu ocurre?- pregunt ceudo. lex lo observ y dej caer lentamente sus manos con una expresin confundida. Sus ojos recobraron su color natural.-Slo hablbamos- dije, puesto que lex pareca asustado.- Bien, ahora si me permites, tenemos que irnos.- dijo Ian tomndome de la cintura. Segua aturdida por lo que acababa de ocurrir. lex se qued mirndonos confundido, o su voz apagada que deca: -Lo siento, no s qu pas.- mascull mientras yo era arrastraba por los pasillos. -Qu diablos fue eso?- pregunt Ian mientras nos encaminbamos a mi casa. Alcanc a despedirme de los padres de lex, emocionada porque el seor Finch quera que fuese a su casa y hablemos de mis diseos para la revista. Y Maryse no paraba de halagar a Ian por ser tan bueno en su trabajo. Pero eso dur poco, puesto que el seor sobreprotector se alter lo suficiente como para salir huyendo dnde los Finch.-No lo s, el simplemente apareci all.- comenc y le cont lo que ocurri, a medida que avanzaba se pona rgido. Sus nudillos se cerraban en torno al volante con fiereza dejndolos blancos de tanta presin. Y cuando me mencion sus palabras en latn se qued mirndome con preocupacin.Frunci el ceo todo el camino, casi ni hablamos y cuando por fin llegamos a casa cerca de las cuatro de la tarde, le d un beso en la mejilla y le agradec por tenerme en cuenta. l se relaj y solt un largo suspiro. -Ya lo sabes Mus, siempre te tengo en cuenta.- dijo mientras me besaba una mejilla. -Hasta maana por la maana jefe.- le dije.-Hasta maana nia, ten cuidado.- y esto ltimo lo dijo muy serio. Ian era cmo un hermano para m, antes de comenzar a trabajar junto con l siempre vena a casa. Nuestros padres se conocen hace mucho tiempo, nos criamos juntos, de alguna manera. l siempre recordaba el da en que nac, nunca haba visto un beb tan pequeo y constantemente le preguntaba a m mam cmo l podra conseguir uno y hacerlo su esclavo. Cada vez que lo contaba ninguno poda evitar llorar de la risa. Tenamos una vida de hermanos, siempre estuvo conmigo y por eso se pona tan serio cada vez que hablbamos de chicos o algo malo que me sucediese. Hasta recuerdo que cuando tena 15 y me gustaba un chico, l lo amenaz para que no se acercase a m. Esa era una de las razones por las cuales nunca tuve un novio, aparte de que la mayor parte de mi tiempo me reclua a leer en mi pieza y no sala a no ser que sea realmente necesario. Era un poco ermitaa.Cuando entr en casa mi mam me dej una nota de que tuvo que ir a ver a Tobas por un rato que volvera tarde. Era yo o mi mam me estaba evitando? No se salvara de m y mis preguntas, estaba equivocada si crea que dejara el tema tal y cmo estaba. Decidida a dormir un rato me encaminaba a mi pieza cuando recib un mensaje:

Nos debes una larga charla, en 20 estamos all.

Suspir sonrindole a mi telfono. Ema y Clove, ya vendran. Me resign a tener un domingo ms largo de lo planeado.

Captulo CuartoCuello de rosa-Vaya cara la que traes hoy.- dijo mi jefe cuando me vio entrar a la oficina el lunes por la maana. -Ema y Clove.- contest dejando en mi escritorio la cartera y dems cosas. -Ya vuelvo con el caf.- dijeMientras caminaba por el pasillo recordaba el sueo que tuve la noche anterior, era similar al que haba tenido despus de la cena y el encuentro con Amadeo, slo que sta vez entre las sombras apareca una persona. Un chico, en realidad. Luego de que l desapareciera se manifestaba el otro chico. No pude distinguir su rostro, pero por lo que pude notar era alto y estaba vestido con ropas de un color gris humo, tena el cabello de un color castao tirando a rubio y lo nico que oa, una y otra vez, era su voz repitiendo mi nombre. Fue un sueo muy raro, ms que el anterior. No paraba de preguntarme qu significaba cada uno. Mientras tanto debera centrarme en hablar con mi mam que segua evitndome. Esa maana encontr una nota que deca: Siento mucho dejarte sola, Tobas me necesita. Almuerzo en la oficina, no s qu hora regreso a casa. No me esperes, te quiere. MamMenudo lo.Cuando entr a de nuevo a la oficina con los cafs me fij en el aspecto de Ian. l tambin pareca cansado, tena puesto sus anteojos pero aun as se notaban sus ojeras. Hasta con la camisa desabrochada y el cabello revuelto se vea hermoso. Y jams ha notaba lo mucho que las mujeres lo miran, hasta Cloe, la chica de la recepcin que siempre me saludaba toda crispada a causa de l. Eso me haca pensar que jams me habl de alguien, se limita a charlar sobre sus libros o el trabajo. Ian es muy especial. -T no tienes una mejor cara compaero.- dije entregndole el caf.- Ni que lo digas, trabaj toda la noche. La pobre Cloe casi se muere cuando me vio tumbado en el suelo. Arm un alboroto pensando que me hicieron algo. Tendras que haber visto su cara.- me contaba.-Ya me hago la idea- le contest rindome al pensar en la cara de Cloe, la pobre chica era tan efusiva con cierta tendencia al drama y ni imaginarlo vindolo all tirado. Cuando me sent l aprovech para preguntarme sobre la noche anterior y fui contndole a la tortura que me sometieron Ema y Clove. Llegaron exactamente veinte minutos luego de que haya recibido el mensaje.-Tienes que decirle a ese jefe tuyo que te deje tranquila.- fue lo primero que dijo Ema al entrar en casa.-Hola, tambin te extra.- le contest mientras me miraba con una sonrisa pcara mordindose la ua. -Y a ti que te pasa?- Le pregunt entre risas. Y antes de que conteste apareci Clove. - Conoci a un chico-dijo poniendo los ojos en blanco. -No es un chico cualquiera, es l chico.- deca con mirada soadora. Me limit a rerme y cerrar la puerta, mientras ellas se sentaban delante de la televisin.-Ni si quiera sabes quin es.- le reproch mi otra amiga.-Claro que lo s, es el chico de mis sueos.- le contest Ema a las carcajadas. -Musa, dale un poco de cordura a sta chica Jess!-A ver, dnde lo conociste?- le pregunt sentndome en medio de ellas. -Lo conocimosClove estuvo all.- me contest algo apenada. Me limit a alzar las cejas.-Fue en el club Nox, se que queramos conocer.- aadi Clove por lo bajo. -Asi que no me avisaron-empec, fingiendo enfadarme. Las dos comenzaron a hablar a la vez.-T estabas con tu mam, no es as? Tenas mejores cosas que hacer.- -No podas, tenas planes ves? No queramos molestarte Mus.- Comenc a rerme tanto que me faltaba el aire, realmente creyeron que me haba enojado. Me sorprend que hayan ido a conocer Nox sin invitarme o siquiera avisarme y aunque no soy una persona de salir, ese club era uno que quera conocer. Ni aun as no me enfadara por eso. Me quedaron mirando estupefactas por mi reaccin.-Deberan verse las caras!- les dije entre risas-Eres malvada!- dijeron al unsono y nos remos tanto que acabamos llorando. - Ya, bien. Cul es nombre?- le pregunt por fin a Ema.- No lo sabe.- repuso Clove. Ema asinti frustrada y soltando un suspiro. -Entonces cmo era?- inquir-Pues, es alto, de cabello rubio tirando a castao, lacio. Tena ropa en tonos oscuros y una sonrisa de muerte.- dijo.Cuando utiliz la ltima palabra se me eriz el cabello del cuello. -Y t? Qu tal la cena del sbado con tu mam?- pregunt Clove. Ambas me miraban curiosa. Instintivamente me llev la mano a la mejilla recordando el calor y la dulzura en la que me embarg ese gesto de Amadeo. -Pues, bien. Conoc al jefe de mam e increblemente es un hombre sexy para rondar los cincuenta.- les cont. Les describ a Tobas y fui contndoles el orden de todos los acontecimientos hasta que llegu a Amadeo. -El hijo del jefe?- pregunt Ema de un tirn.-El mismo, pero es realmente diferente a lo que hubiera esperado--Te gusta.- dijo Clove. -N-no, no lo conozco lo suficiente.- contest-Podra gustarte.- contraatac Ema, mientras me codeaban ambas. Me limit a rerme y pas a contarles lo que hicimos con Ian. Se babearon en todo lo que les cont. Ese detalle se lo cont a l para que supiera lo que ocasionan las mujeres y no dijo ni po. Slo se ruboriz un poco. El resto de la maana transcurri en un abrir y cerrar de ojos. Pudimos avanzar bastante con la propuesta de mi trabaja para el seor Finch.

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Nuevamente cuando llegu a casa mi mam no estaba, me empezaba a preocupar. No creo que haga tanto alboroto por no querer explicarme qu ocurri con Amadeo y su profundo conocimiento de mi vida. Entonces me decid a llamarla. Pip, pip y salt su voz. Te comunicaste con Annabel Lorde, en estos momentos no estoy disponible pero despus del tono deja tu mensaje. Genial, no contestaba en telfono. La llamara ms tarde. Almorc en un profundo silencio incmodo, dorm una siesta y mecnicamente me arregl para dirigirme al instituto. En el camino me compr lo que sera mi merienda, leche chocolatada y una barra de cereal. Jum, fantstico, pensaba mientras caminaba hablando sola cuando de repente suena mi telfono. Era mi mam. -Ma, pasa algo?- pregunt-Hola cario, no. Slo llamaba para que no te preocuparas, vi tu llamada perdida.- contest- Est bien, nos vemos esta noche?- inquir.-Por eso llamaba.- contest dubitativa.- Te gustara cenar en la oficina?-Por supuesto, salgo del instituto y voy para all.- contest. -No hace falta que camines, Amadeo ir por ti.- solt de repente. -A-amadeo? Hablaba en serio? pens.- Est bien, nos vemos esta noche.-Hasta esta noche.- contest. Me pas al menos unos minutos plantada en mi lugar observando el celular y el tiempo pasar. La gente iba y vena, todos me rozaban hasta que mi celular decidi caerse. Un hombro choc abruptamente el mo mientras me agachaba a recogerlo. se mismo toque se sinti cmo un dolor profundo desde el fondo de mis entraas, un fuego abrazador se desprendi por todo mi cuerpo. Senta que me quemaba, hasta dola. Me levant automticamente, mirando al chico que recoga el telfono. Pareciera que en cmara lenta se estaba incorporando. Tena unos ojos de color negro azabache y una piel tan blanca que pareciera ser traslcida. El cabello era lacio de un color rubio castao y me observaba con ojos escrutadores que remarcaban la dureza de su mandbula afilada. -Lo siento.- dijo con una voz cmo un susurro. Me estaba ofreciendo mi celular. -Est bien, fue mi culpa.- le contest mirndolo boquiabierta al descubrir que tena un aire tan oscuro parecido al del chico del sueo. Y, cuando sonri se me vino a la mente lo que haba dicho Ema una sonrisa de muerte. Seran la misma persona?Se qued observndome y tendiendo mi celular. Lo tom, nuestros dedos se tocaron y otra vez ese fuego se fue deslizando a travs de su mano hacia mi cuerpo.-Cmo te llamas?- solt.-Realmente estoy llegando tarde. Lo siento.- le contest.Haba hablado con tanta rudeza que tuve miedo. E instintivamente algo me deca que huya de ah, pero l me tom del brazo. -No tena intencin de asustarte.- dijo de repente.-Est bien, no lo hiciste. Debo irme.- le cort desembarazndome de su agarre.Camin lo ms rpido que pude los ltimos metros que quedaban hasta el instituto y antes de abrir la puerta o su voz susurrante que deca:Nos veremos pronto cuello de rosas. Cuello de rosas?Rpidamente me gir pero cerca de m no haba nadie. Podra haber jurado que era ese extrao chico el que me hablaba en el odo.

Captulo QuintoIanCuando t, Lidia, ensalzas en Tlefo tu hermoso cuello de rosas y tus brazos de crea blancura ay! Mi hgado hierve y se hincha con una bilis incmoda. Entonces ni mi espritu ni mi color guardan justo lugar, y las lgrimas resbalan furtivas por mis mejillas y denuncian con qu hondura me consumen obstinados ardores Oda XIII, Horacio

-Horacio, lo saba.- pens mientras entraba al saln de clases. Vena retrasada unos minutos y por lo tanto el saln estaba casi completo. Por suerte estaban Clove y Ema guardndome un lugar. Ellas miraban en mi direccin. Haba en sus rostros estupefaccin y en las de mis compaeros tambin. Empec a mirarme y chequear que todo est en orden y por lo que not estaba sumamente entera. La ropa la tena arreglada, las zapatillas no tenan barro y mis jeans se vean pulcros. Era mi pelo? Comenc a tocrmelo y como tonta segua parada en el mismo lugar. El rubor en mi rostro ya se estaba empezando a intensificar y no lleg a su mayor apogeo hasta que una voz conocida detrs de m deca:-Seorita, si se retira de la puerta podra empezar mi clase- mientras tocaba mi hombro. Me gir en redondo para encontrarme con el hijo de los Finch, lex, que sonrea burlonamente hacia m.Logr balbucear una disculpa y dirigirme con urgencia a mi lugar en medio de mis amigas, que claramente, se quedaron mirando a lex.-Buenas noches a todos, mi nombre es lex Finch y ser el reemplazo del seor Collins por unos meses.- dijo dirigindose a toda el aula- Ahora, si me permiten comenzar por conocerlos un poco- termin dirigiendo su mirada en mi direccin. Ema y Clove, como el resto de la clase no quitaban sus ojos del nuevo profesor. Obviamente se vea impecable de todas las maneras posibles, tena puesto un traje color azul que contrastaba a la perfeccin con sus ojos. Y ni hablar de cmo se adaptaba a su cuerpo. No poda creer que tan slo el da anterior lo haba conocido y que hoy apareciera como el remplazo del anciano Collins. -Lo conoces?- pregunt Clove abriendo sus ojos como platos. -Podra decirse que s-si-contest.-Cmo es que algo semejante se te olvid mencionar?- solt Ema casi en un gritito de emocin. -Yo-comenc sin poder continuar, puesto que el nuevo profesor estaba parado justo frente de nosotras con las manos como jarras a sus costados, observndonos de una manera severa pero disimuladamente divertida. -SeoritasMusapodras empezar t a presentarte si no es problema importunar su conversacin, claro- declar. -Y-yo, sprofesor.- contest. -Adelante, entonces-- dijo indicando que me levantase de mi banco.- Nombre, edad ysi no es mucho pedir, contarnos qu piensas hacer luego de terminar la cursada.Siguiendo sus indicaciones me levant, tom todo el valor que posea para no ruborizarme de nuevo y mantener una voz firme. Todos se me quedaron mirando, o ms bien a lex porque no se movi ni un solo centmetro lejos de mi escritorio. Estbamos uno frente al otro. Yo respiraba con dificultad y l segua all parado como si nada. Cuando me dispona a hablar, un escalofro me recorri la columna hacindome recordar la ltima vez que lo haba visto y las palabras que haba dicho: Quidem tota nostra est, era una frase en latn y significaba sta es toda nuestra, aun no entenda qu quiso decir con eso. Ni si quiera saba si l lo recordaba. Vindolo como lo vea, aparentaba no recordar ningn suceso extrao el fin de semana. -Mi nombre es Musa, tengo 19 aos y lo que espero al terminar de cursar es poder crear diseos para alguna revista literaria. Y ms que nada quisiera poder seguir trabajando en el lugar de mis prcticas-dije, ruborizndome un poco ms. No quera admitir que era un honor trabajar para su familia y an ms hacerlo junto a Ian. lex me observaba con atencin y con un gesto de su mano me indic que me sentase y me gui un ojo. -Perfecto-dijo tomando mi hombro con un toque juguetn. Aunque a m me result doloroso, pareca que acababa de asestarme un golpe en el hombro. Frunc los labios y no dije nada. l se qued mirndome hasta que decidi continuar- Ahora, sigamos alguien ms?- pregunt mientras se encaminaba al frente de la clase. Cuando me sent pude soltar todo el aire que estaba conteniendo. Un mareo se desliz por mi cuerpo, se me nubl la vista y comenc a divisar imgenes de aqu para all y voces amortiguadas por los zumbidos en mis odos. Qued unos segundos sostenindome del pupitre hasta que de repente todo volvi a la normalidad o al menos eso cre, hasta que un grito desgarrador se colaba por mis odos dejndome aturdida, era un grito de los que te dejan sin aliento, basto y lejano que podra recordarte a la soledad del universo. Las imgenes volvieron y pude ver un campo, ver a Ian conmigo, el mar, nos pude ver bailando y de repentela oscuridad y me vea gritando a m. La mujer de mis imgenes era yo, el grito era el mo. Y de repente volv. Oyendo mi propio grito retumbando en el aula.-Musa, Musa, Musa. Par ya!- gritaba Ema entre sollozos sacudindome. Me qued helada, en el aula ya no quedaba nadie salvo lex y Clove que miraban asustados en mi direccin. -Musa- dijo ella.- ests bien?-S-si.- alcanc a contestar.-Mus, qu demonios fue eso?- grit Ema a mi lado mientras segua llorando. -No s, yo-comenc-Estuviste gritando todo el momento.- dijo lex acercndose a m. Analizndome con cautela. Clove asinti. -Lo siento- dije -Ya llam a tu mam, dijo que vena en camino.-deca Clove pasando su brazo sobre mi hombro.-Nos diste un susto de muerte.- dijo Ema ms calmada.- si hubieras escuchado tus gritoserantanhorribles- deca mientras se retorca en su asiento. -Los o-le contest. Pero no pude seguir, en ese momento apareci mi mam seguida por Ian a la carrera detrs de ella. No entenda por qu en ese momento ms que nunca estaba agradecida de verlo a l, quera que me estrechara en sus brazos, como haca cuando ramos pequeos, y me dijera que todo estara bien. Inmediatamente me dieron ganas de llorar. Qu estaba pasando conmigo?Mi mam me abraz y repeta de manera balbuceante que ya haba pasado, que no era nada. Estaba tan nerviosa y hablaba tan rpido que no consegua entender lo dems que deca. Mientras tanto Ian se despeda de lex y ste ltimo me dirigi un leve saludo. Ian tambin despidi a Ema y Clove que no tenan intencin alguna de irse, pero la cara que l tena en estos momentos, hara que cualquiera retrocediese al menos cien metros fuera de su alcance. Me senta tan dbil que mi mam habra tenido que ayudar a levantarme si no fuera por Ian que rpidamente se deslizo a mi lado tomndome en sus brazos. Seguramente pareca una mueca de trapo. No me resist a ser cargada en medio de la Universidad y en medio de tanta gente pero pareca vaca. Pero eso era imposible, no haba pasado tanto tiempo. Cuanto mucho una media hora y las clases recin estaban desarrollndoseo-Ian?-pregunt, mientras senta latir su corazn y su respiracin agitada en el ltimo tramo de escaleras que quedaba.-Sh, tranquila, ya vamos a casa.- me contest. No tuve la fuerza suficiente como para seguir hablando, la garganta me segua ardiendo, pareciera que estuve gritando toda la tarde sin detenerme o tal vez lo haba hecho porque al salir del recinto de la Universidad el cielo estaba encapotado de nubes y casi ni se vea gente que transitara por la va pblica. Estaba lo suficientemente al tanto de que en los suburbios de mi ciudad llegaban las once de la noche y era imposible ver gente deambulando. No gozbamos de una tranquilidad tal para andar caminando hasta altas horas de la noche. Los locales de derredor estaban cerrados, los carteles que emitan las luces estaban apagados y el cielo amenazaba con llorar en cualquier momento, tal y como lo haca yo. No entenda cmo pas o qu fue lo que pas, pero los sentimientos de prdida y dolor no se desvanecan, seguan all en mi interior. Cuando subimos al auto, Ian me llev todo el rato en su regazo mientras yo lloraba a lgrima en silencio. Mi mam acariciaba mi pelo desde el otro lado mientras manejaba, el camino a casa fue un borrn. No supe cuando dej de llorar o cmo fue que termin en mi habitacin acostada con la misma ropa que haba usado en el da. Slo poda sentir el calor del cuerpo y los brazos que me rodeaban por completo. Me senta segura, completa y sobre todo, en casa. Me senta en casa. La ltima vez que pasamos una situacin parecida fue en mi cumpleaos nmero 17, cuando se haba aparecido en casa un hombre extrao que en latn dijo unas palabras y el slo el orlo me llev a gritar cinco minutos seguidos a viva voz. Mi mam nunca pudo averiguar quin era ese hombre vestido de negro que simplemente desapareci. Recordaba que esa noche estaba tan asustada que no poda dormir y en la nica persona que pensaba era Ian, l no estuvo cuando aquello sucedi. Se enter por m cuando lo llam cerca de las 11:00 Pm esa noche, para rogarle que venga a dormir conmigo.Nuestras noches de pijamadas se haban terminado cuando l tuvo que irse a estudiar. Jams se neg a pasar la noche en casa o jugar conmigo, simplemente tena que decirlo y l estaba all. l siempre haba estado all para m, en todo momento. Hasta en esa misma noche despus de mi dcimo sptimo cumpleaos, un momento en el que poda haberse negado a complacer mis caprichos por no estar en la ciudad; pero su respuesta fue: Enseguida estoy ah. Esa noche, hace dos aos, a las 1:30 am su auto se estacionaba frente a mi casa y el timbre sonaba. Lo ltimo que recuerdo fue la gratitud y el alivio que inundaron mi alma. Y esa noche slo consegu dormir gracias a su presencia.Y hoy, de nuevo la misma situacin, de nuevo los gritos. No se haban vuelto a repetir desde ese da y jams haba visto algo. Hasta hoy. Tampoco habamos vuelto pasar la noche juntos desde hace dos aos en aqul episodio. Ahora, rogaba a los dioses divinos que no me quitasen la calidez de los brazos de Ian para poder dormirme. Estaba agradecida de poder tenerlo en mi vida, siempre fue mi sostn, el que estuvo siempre para m. Era mi otra mitad.

A la maana siguiente cuando me despert, tena a Ian profundamente dormido y no pude evitar rerme, se vea gracioso despeinado y con la boca abierta que seguramente se habra babeado toda mi sbana o peor an, mi cabello. Pero realmente no me importaba, me senta feliz de que siguiera a mi lado. -Mmm, buen da a ti tambin- dijo mientras me abrazaba con fuerza. -Ouch! No me aprietes as! Ian!- deca retorcindome para soltarme de su agarre. En cuando menos me descuidara seguro me hara cosquillas. Y, como si me leyera la mente comenz a hacerme cosquillas. Juro que lo patee tanto que me senta un poco mal, pensado que lo lastim pero slo se rea. Al final, me rend y dej de hacerme cosquillas. Nos quedamos mirndonos por un momento, entonces lo abrac. -Gracias- le dije. Su respuesta fue darme un beso en la frente y abrazarme. Nos quedamos as, el apoyando su mejilla en mi cabello y yo apoyando la ma sobre su pecho mientras oa el latir de su corazn. Comenc a recordar el da anterior y lo absurdo que fue todo. No poda explicar con precisin lo que me ha ocurrido en estas dos ocasiones, ambas se dieron de manera improvisada. La primera vez no le d tanta importancia, simplemente me dije que lo olvidara. Pero, sta vez es diferente. No era la primera vez que ocurra y tena que buscar una respuesta. Tal vez tenga algn problema psictico o vaya uno a saber qu otra rareza. Cuando tena diecisiete, una palabra ocasion el episodio. Ahora, simplemente sucedi. Los mareos llegaron de repente y las imgenesnunca haba visto algo tanreal. En general, no recordaba mucho, slo volva a sentir dolor, mucho dolor e Ian ah. No tena mucho sentido pero tena que averiguar a como d lugar que ocurra conmigo. De repente, sonaron unos golpes en mi habitacin. Era mi mam, nos prepar el desayuno a los tres. Haca mucho tiempo que no pasbamos tiempo juntos. Mientras pensaba, record que debera ir a trabajar. Y mi mam al ver mi rostro comenz a rerse. Ian no entenda nada y nos miraba frunciendo el ceo con su taza de caf en la mano.-Qu?- pregunt el. -Musa olvid que debera estar trabajando- le contest mi mam. Ian solt una carcajada y yo los miraba enarcando una ceja. Ahora ambos se rean. Si lo haba olvidado, Ian tambin, pero eso no tena sentido. -Ambos, qu hicieron?- pregunt -Bien, vers. Como soy tu jefe, puedo hacer lo que me plazca- dijo Ian-Qu pasa con mis prcticas? Tengo que tener un cien por ciento de asistencia- sentenci frustrada. -Ian puede solucionar eso-contest mi mam l slo hizo un gesto obviando lo que deca ella. No estaba alcanzando a creer a qu se referan. -No lo entiendes?-pregunt Ian- Yo puedo decir que estamos trabajando- deca mirndome con una sonrisa. Pondr ste da cmo el especial en el que te llev a observar cmo deberas desenvolverte con otras empresas.- termin.-Oh-dije asimilndolo todo. Claro, l era el jefe. Poda mentir al respecto.Entonces, ya no tena por qu preocuparme. Mam tambin pidi un da libre en el trabajo y yo decid faltar a la Universidad. No me senta capaz de enfrentar a todos mis compaeros despus de ayer. Maana tendra tiempo de hacer de tripas corazn y enfrentarme a la clase. Por suerte el pobre lex ya no estara dando clases hasta el prximo Lunes, as que tampoco lo cruzara. Haba algo que olvid del da anterior. Iba a ver a Amadeo, pero eso no ocurri. Una lstima, no lo haba visto desde el fin de semana. Ni siquiera saba si segua en la ciudad o tal vez se fue. En fin, el da transcurri lentamente. Pude llamar a Clove y Ema para que estn tranquilas, quisieron venir a casa pero realmente no tena ganas de ver a nadie por el momento. Necesitaba un tiempo de soledad. Ian ya se haba ido a su casa, no sin antes asegurarse de que me encontraba bien. Preguntaba una y otra vez si realmente quera que el se fuera. La verdad era que no, pero ya no poda retenerlo por ms tiempo. l tena una vida y yo la ma. Tena que solucionar muchas cosas. Esa noche, despus de cenar y quedarnos viendo la televisin con mam se me ocurri plantearle mi idea de ver a algn especialista o hacer algo con los episodios que he tenido. Ella se limit a fruncir los labios y decirme que yo no tena nada de malo, que simplemente se debera al estrs de tanto trabajo y estudio junto, pero yo no estaba del todo segura de que ella tuviera razn y necesitaba respuestas y entonces le pregunt sobre mi pap.-Mam? Mi padre, l no sufra estos episodios o algo similar?- comenc a decirle- Tal vez, sea gentico- ella se qued mirando al vaco cmo si recordase algo. Un escalofro le recorri el cuerpo. Estuve a punto de hablar de nuevo pero ella me detuvo y simplemente me dijo: -Tu padre era un ser muy especial Musa y creo que t tambin lo eres.- dijo mientras me besaba la frente y se levantaba de mi lado. Me qued mirndola y sopesando las palabras que me dijo. -En qu sentido dices eso, mam? Ni siquiera se su nombre. -Slo figrate que tanto t cmo el, nacieron para hacer grandes cosas. T, tal vez, mejores. Ahora, nia preguntona, me ir a dormir.- dijo mientras se diriga a las escaleras. -Mampero- empec a protestar. Pero ella simplemente me dijo.-Musaya lo sabrsSlo, olvdalo. Y no olvides que te amo, ngel mo. No esper ninguna respuesta de mi parte. Esa noche me cost conciliar el sueo y cuando lo hice qued sumida en uno de los ms profundos que he tenido. Y so con uno, dos, tres ngeles. Muchos de todos ellos, era una imagen celestial. Yo flotaba junto a ellos, eran tan hermosos. Haba ngeles pequeos, adolescentes, ancianos, tanto hombres como mujeres. Era una imagen nueva, jams haba soado con tantos ngeles juntos. Fue un sueo extrao pero sin duda uno de los ms hermosos que he tenido. Y lo ltimo que recuerdo de ellos a una pequea ngel que se acercaba a m dicindome:T sangre te reclamar pronto, naciste para hacer grandes cosas, no lo olvides

Captulo SextoLos dos reinos

La semana se me pas en un abrir y cerrar de ojos. Toda la preocupacin por el episodio que viv pareci simplemente nunca ocurrir, mis amigas no le dieron ms importancia y mi mam prefiri callar sobre el tema, la ltima vez que lo mencion su respuesta fue tajante y concisa:-Olvdalo, Mus. Slo fue un efecto colateraldel estrs.Cada vez que quera introducir el tema se pona de un humor extrao, no volvi a mencionar a mi padre ni a nada relativo a lo que haba dicho la noche del martes. Era sbado por la noche, pasaron slo cuatro das del incidente y nada extrao volvi a ocurrir, ni siquiera sueos nuevos.Pero, lo que ninguno imaginaba era que yo no dejara pasar el tema, no sta vez. Si no obtena respuestas de mi entorno, buscara fuera. Algo me deca que tena que ver con mi pap, si hiciera falta encontrarlo tal vez lo hiciera. Tena que obtener una respuesta, todo era raro y espeluznante de alguna manera. Yo era una persona normal, lo fui toda mi vida y hasta esta altura no crea posible que algo extrao me sucediese o, en el caso hipottico, de portar alguna enfermedad relacionada a la esquizofrenia. No estaba loca. Al menos es lo que me deca todos los das. Ian, se limitaba a or mis teoras sobre qu ocurri realmente ese da, algunas veces rea, otras se enojaba y en la ltima ocasin simplemente me dijo:-Mus, no ests loca. Creme, yo lo sabra. Olvida el tema. Y as pas mis das, trabajando con Ian, yendo a la Universidad, dnde por cierto, nadie supo qu me pas. Esa fue una cuestin extraa, puesto que tanto Ema como Clove lo haban presenciado y por los dioses! Que s lo recordaban. Ninguna de ellas quiso darle vueltas a la situacin. Me contaron cmo sucedi; en el momento que deb abandonar mi lugar en la clase, lex me toc el brazo y comenc a gritar, por lo menos fcil unos diez minutos sin detenerme. Ms all de eso, nada ms sucedi y nadie ms lo vio. Lo que no llegara a entender, fue cmo no o nada de lo que hablaron en toda la noche o cmo era posible que las imgenes en mi cabeza duraran tanto. Esas dudas no me atreva a soltarlas en voz alta, nadie supo que vi algo, slo yo. Tal vez, por eso slo pensaran que era una cuestin de nervios o algo similar. En definitiva, pareci nunca ocurrir. Eran las 9 pm cuando recib una llamada de Ema a los gritos:-Tenemos que salir, tenemos que salir! No, no es la respuesta correcta, chica!-Y a ti qu te sucede?-contest alterada.-El chico sexy, se, el del otro da. Lo encontr hoy en el centro!-grit con un aullido ensordecedor que me hizo quitar el celular de mi odo. -Em, no, para. Qu chico? Y en tal caso por qu, santo cielo, deberamos salir?- pregunt confundida. -Mus no tengo tiempo para explicaciones. Su nombre es Renly y hace una fiesta esta noche en su apartamento. En una hora estamos con Clove en tu casa. -Emno me parece buena idea-contest. Al otro lado de la lnea no se oa nada. -Ema?-pregunt. Nada. -Me cort.- grit a nadie en concreto. Esa chica s que se sala con la suya. No entenda cul era su aficin a ese chico, pero me daba mala espina, ni siquiera sabamos quin era o al menos yo no lo saba.-Qu pas? dijo mi madre parada en la puerta de mi habitacin. -Emavoy a salir, ma- contest tapndome la cara -Eso suena genial, te vendra bien cario- dijo ella. -S, supongo que si-contest. Qu ms daba? Ian no estaba en la ciudad, se haba ido a Styx junto al gran jefe Finch para la inauguracin de una nueva agencia all. Estuve junto a l cuando el seor Anton se lo pidi en persona. Fue el jueves por la maana, casi a la hora del almuerzo y con Ian estbamos debatindonos a ver cul de los dos llegaba ms rpido a la puerta de salida, puesto que siempre apostbamos a ver quin pagara lo que comisemos, y digamos que l no era de jugar limpio. Primero empez por tirarme papeles para que no pudiese juntar mis cosas, luego que terminramos me alcanz cuando tomaba el pomo de la puerta y empez a hacerme cosquillas, comenc a patalear para que me soltara, debido a que no daba resultado le salt encima y, adivinen qu! Entraba el seor Finch. S, nuestro jefe! Estaba parado con un traje de diseador color avellana, camisa blanca y mocasines color crema. Su cabello negro pulcramente peinado y sus ojos azules denotaban estupefaccin y una chispa de diversin al vernos. Ian por poco se cae y me tira junto con l. Ambos estbamos rojos de la vergenza. Anton simplemente comenz a rerse suavemente.-Seornosotrosusted-comenz un Ian avergonzado a mi lado. -Ian-dijo l gran jefe- Musa-a continuacin- Es divertido verlos, nuevamente. concluy-Seor-dije yo, asintiendo con la cabeza. -Ahora, no se preocupen, slo pasaba a dejarles un mensaje a ambos-dijo. Mir en direccin a mi amigo por un segundo y l hizo lo mismo. Ninguno lo entenda. -Seor?-pregunt Ian con toda la confusin de la que fue capaz. - JA, JA. Ustedes chicos, son increbles. Ian, el sbado tengo que viajar a inaugurar una nueva agencia en Styx, ya lo sabas--S, as es seor-le contest- Pero, qu tengo que ver al respecto? -Quiero que vayas conmigo.- respondi Anton. -Oh, esoesrealmente, gracias. No s qu decir.- contest Ian con una sonrisa deslumbrante. -No me lo agradezcas, es en honor a todo tu trabajo-deca, luego me mir a m.-Ahora a la encantadora Musa, le propongo que me visite el lunes por la maana con todos sus diseos. Es una tarea pendiente que tenemos-termin. Mirndonos con una sonrisa encantadora. l denotaba mucha bondad, era un hombre encantador. Y ahora que quera ver mis diseos me resultaba an ms atento. Pensaba que lo haba olvidado, pero no fue as. -Estar encantada de mostrrselos, seor.- dije entusiasmada. -Asunto solucionado, luego te llamo Ian. Y, ahora, hasta luego.- nos dijo cerrando la puerta y guindonos un ojo. Cuando l se fue tanto Ian cmo yo comenzamos a rernos de la cara de susto que habamos puesto. Ese da estuve tan contenta por las nuevas noticias, pero hoy, realmente no lo estaba. Quera ver a Ian, estaba sola y Ema ya me estaba induciendo a salir. Sin otra alternativa que ir a baarme, me dije a m misma que un poco de diversin lo vendran mal a nadie.

Una hora y media despus estacionbamos en el departamento del tal Renly. Era en el centro de la ciudad, un lugar bastante bonito y se vea que varios chicos de la Universidad se encontraban aqu. Resultar extrao, pero el chico ese vino de intercambio desde Impala a nuestra ciudad para terminar sus estudios en bellas artes, que de casualidad se dictaba nicamente en la Universidad a la que asistamos, lo raro era que no haya escuchado antes de l. Pero, lo bueno es que por fin lo conocera. Ema no dejaba de parlotear de lo hermoso que era y lo atento que haba sido con ella esa tarde y la haba invitado a su apartamento. -Muy bien, cmo me veo?- Pregunt ella. Clove y yo nos miramos con frustracin, era la centsima vez que lo preguntaba desde que habamos salido de mi casa. -Te ves increble, enana- le contest Clove con cansancio. -T que crees Mus, no me mientas- me deca. La mir por ltima vez, admirando su belleza. Obviamente, era la ms atractiva de las tres, tena miles de chicos dndole vueltas a su alrededor, pero tena un gusto psimo por los chicos, siempre la metan en problemas, el ltimo novio que tuvo consigui meterlos en la crcel a ambos. Llor un mes entero y se desarmaba en disculpas cada vez que nos vea, se haba vuelto una maniaca por su novio que ya no hablaba con nosotras e ignoraba nuestras advertencias. Sus locuras, no le quitaban el lugar de la criatura ms hermosa jams vista en la tierra. Suspir, mirando sus ojos cafs claro. Tena un vestido dorado con lentejuelas y tirantes, su cabello castao ondulado suelto cayndole por la espalda, un suave maquillaje y tacones desquiciadamente altos. Y dije, por centsima vez.-Te ves como la criatura ms hermosa de la tierra- Ella rod los ojos y comenz a rerse como tonta y nos abraz. -Saben? Hoy, esta noche, quedar grabada en mi memoria. Nos encaminbamos al apartamento del segundo piso que le perteneca a Renly, que era el nico que ocupaba toda la plaza del lugar, era el ms amplio y se oa de fondo el tema este de Sia, Elastic Heart. En ese ambiente nos adentramos. Debo decir que no imaginaba tanto lujo, haba un bar con banquetitas, muchas personas desparramadas por la sala y sentadas en unos sofs negros de lo ms finos. Una chica fue la que nos dio la bienvenida, no la conocamos pero nos dirigi una sonrisa encantadora y nos llev hasta el extrao amigo de Ema. No lo encontramos hasta llegar al centro de la habitacin, estaba recostado en el afeitar de la ventana como si nos estuviera esperando all todo el momento, se irgui y lleg a nuestra altura. Su rostro me recordaba algo. Tena una camisa entallada negra con dos botones dems desprendidos, un pantaln negro y unas zapatillas tambin negras. Ni siquiera los colores de su ropa variaban. Oscuro y aterrador, como lo recordaba. Sin lugar a dudas era el chico con el que me cruc el lunes por la tarde, el que tanto me haba asustado. Tena una mandbula muy afilada y sus ojos oscuros me erizaban la piel, se vea el peligro brotando de sus poros. Tembl, y como si lo notase sonri y nos salud. Primero a Clove, con un beso en la mejilla, luego a Ema imitando el saludo y por ltimo a m.-Es un placer, Musa, me han hablado mucho de ti- me dijo-Lo mismo digoRenly-contest y el comenz a rerse y tom a Ema de la mano, la atrajo hacia s y me observaba mientras deca:-Esta hermosa criatura no para de hablar- Ella se puso de un color escarlata y sonrea deslumbrantemente. -No puedo evitarlo- contest ella. l la miraba, o al menos, aparentaba hacerlo. En sus ojos no se vea ninguna emocin, absolutamente nada haba en ellos. Slo oscuridad. -Vamos por algo de beber-dijo Clove tomndome por el brazo y dejando a Ema y Renly solos en el centro de la pista. -Ese chico me da escalofros- solt ella cuando nos detuvimos en el pequeo bar. -Lo s, no me gusta en lo ms mnimo-contest de acuerdo. Un chico tard un poco con nuestros vasos de cerveza y cuando pensbamos volver a la pista junto a aquellos dos, no estaban. Ambas nos quedamos en nuestro lugar, no haba rastro de Ema y mucho menos de aqul chico. Eso me ola mal, muy mal. -Clovecreo que deberamos buscarla-empec.-No, Mus, no pudo haber ido lejos. Quedmonos aqu.- contest ella ms calmada que yo. Tena razn, no pudo haber ido lejos, adems la veramos cuando volviese a la pista, no tenamos por qu preocuparnos. Estaba volvindome paranoica. Los siguientes treinta minutos fueron eternos, no la encontraba por ningn lado y Clove estaba enfrascada en una conversacin con el chico del bar mientras yo no dejaba de mirar a la pista. Ahora sonaba una cancin de Kings of Leon-Closer, para ser exactos. Y all pude divisar en el medio de la gente a Ema que caminaba hacia m con una sonrisa exultante con Renly de la mano a su lado. Daban una imagen inconexa, ella era radiante desde donde se la mirase y l simplemente eraoscuro. S, era sexy al estilo chico-malo. Tena un rostro bonito aunque duro, era alto y atltico, su cabello era castao pero lo ms raro eran sus ojostan oscuros cmo un agujero negro. Mientras caminaban notaba la mirada de l sobre m, evalundome y hasta por un momento me sent indefensa ante su atencin. -Chicas aqu estn, nos fuimos con Ren un momento fuera, espero que no se hayan preocupado.- -No, est bien-contest levantando el vaso de cerveza. Ema mir a Clove que segua hablando con el chico del bar y luego me mir con una mueca triste. -Mus-dijo un poco frustrada. Slo negu con la cabeza. -Divirtanse, estar bien.- les dije a ambos. Renly hasta el momento no dijo una sola palabra, slo observaba. -Puedes venir a bailar con nosotros.-dijo l finalmente-Noyo-comenc.-Vendrs!- dijo Ema arrastrndome con ella hacia la pista. Ella bailaba de una manera espectacular y graciosa, Renly simplemente se contoneaba un poco a su alrededor, yo me qued un rato movindome de un lado al otro hasta que pusieron una cancin lenta, era Beautiful war, tambin de Kings of Leon. Muchas parejas se congregaron a nuestro alrededor. Ema comenz a sonrojarse y yo me estaba retirando de la pista cuando una electricidad incontrolable me recorri todo el cuerpo y una mole de fuerza me atrajo hacia su pecho. Mir hacia arriba y tena el rostro de un Renly diferente, uno que pareca hasta bondadoso. Pero, aun as estaba esa demencia en su rostro. Me preguntaba por qu no estaba con Ema, pude verla a ella bailar con otro chico y segua con ojos soadores. No tena mucho sentido, no era Renly con quin bailaba pero pareciera que ella creyese que fuera l. Mis manos estaban en sus hombros, apenas tocndolo porque aunque resulte extrao slo estar cerca de l se senta mal, nada encajaba cuando se trataba de l. Mientras yo me debata mentalmente, l posaba sus manos en mi cintura, el calor que manaba me confunda y disgustaba al mismo tiempo. Tena temor, l me daba miedo. No habl, slo me mir lo que dur la cancin y cmo si nunca ocurriese, cuando acab la msica, tena a una Ema abrazada a su cintura. Su rostro no demostraba nada, slo me miraba. No supe por qu, pero empec a recordar mis sueos y los gritos, otra vez nome decaotra vez no. Todo comenz a dar vueltas de repente, tuve que dirigirme de manera urgente al bao. Por favor, no, por favor, no. No, no, no, no. -No grites.- me deca a m misma, repitindolo como una letana. Nada ocurri por un largo rato, me qued encerrada en el bao oyendo mi respiracin agitada y ms asustada de lo que jams podra imaginar. Un sudor fro me perlaba la frente y mi vista segua nublada. Tena que tranquilizarme, estaba sola. No poda ocurrir otro episodio, no ahora, no. Necesitaba a Ian, s, l. Hablar con l me tranquilizara. Entonces marqu su nmero. Uno, dos, tres, al cuarto llamado atendi. -Mus? Qu pasa?- pregunt sobresaltado-Ian (Respiro)yo (Respiro)creo (Respiro)tengo (Respiro)--Un ataque de pnico. Mus, respira, vamos. Conmigo. Inhala-Exhala. Bien. Muy bien, conmigo. Oa sus indicaciones, su voz me tranquilizaba, no recuerdo si fue su voz o el ejercicio que me hizo hacer pero pude respirar normalmente y recuperar la visin. -Mus?-Ian- contest calmada. Solt un suspiro de alivio. -Mejor?-Mejor- contest riendo. -No ests loca- fue lo siguiente que dijo -Ahora, no lo s.- contest entre risas amargas.-No lo estas, ahora responde esto: dnde ests? -No lo s- contest, era una verdad a medias. -Cmo dices?- su voz se volvi de hielo. Estaba usando su voz altisonante conmigo. Oh-oh.-Salimos con Ema y Clove, a lo de un extraoun talRenlys- le dije-Haz dicho, Renly?- su voz era un susurro. -S, qu tiene?- contest un poco asustada. -Mus, tienes que salir de all. Ahora!- sonaba muy asustado. Comenc a preocuparme. -Ian qu?- no pude terminar de preguntar cuando de pronto o que golpeaban la puerta. -Mus, escchame, pregunta quin es antes de abrir. -S?- solt un poco ms fuerte de lo planeado. -Mus?- era la voz de Clove. -Oh, gracias al cielo-dije-Musa, espera un segundono cuelgues-me dijo Ian. Me qued sopesando sus palabras. -S, salgo en un momento.- dije dirigindome a Clove que contest con una afirmacin. Luego me dirig a mi celular.- Ian, qu hago? Qu pasa con Renly? -Slo vete, en cinco minutos te estar esperando un auto. Es Amadeo, l te sacar de all. No hay discusin y saca a las chicas de all, ahora!- dijo un apremiante Ian. -Amadeo? Ian, qu ocurre?- pregunt de nuevo- No entiendo cul es el problema. -Despus te lo explico, slosal de ahpor favor- finaliz. -De acuerdo- y colg.Amadeo? Perono entenda qu pasaba y slo tena una certeza, salir de all lo antes posible. -Mus ests bien?- pregunt una Clove preocupada. -Sslovamos a casa- le dije lo menos preocupada posible y fingiendo sentirme mal, no por miedo, sino por algn mareo. -Voy por Ema-fue su respuesta. Por mi parte me dirig a la puerta de inmediato, cuando me dispona a salir me bloquearon el paso. Mi corazn comenz a latir desbocado, algo andaba mal. -Algn problema? pregunt Renly en el marco de su puerta. -N-no, slo estoy un poco enferma-contest lo ms convincentemente que pude sonar. -Mientes-dijo l-Es la verdad-dije mirndolo furiosa. Me sacaba varios centmetros de altura, pero realmente estaba tan enojada por el mal momento que no me import el miedo que le profesaba. l comenz a rerse de una manera extraa, me tom el rostro con las manos. -No.Puedes.Mentirme.- dijo haciendo una pausa con cada palabra. Ahora s tena miedo. -Renly.- dijo una voz que conoca. Una dulce, sedosa y perfecta voz. l me solt y se gir por completo para ver a un Amadeo parado all con toda su belleza. Antes de que Renly pudiera pronunciar una palabra llegaron las chicas que se quedaron boquiabiertas al verlos juntos, uno frente al otro. Amadeo tena unos jeans celestes con zapatillas y remera blanca, su rostro pareca relajado pero su cuerpo estaba rgido. -Vaya, vaya-dijo Renly finalmente, soltando una risotada.- Amadeo, Amadeo. Cunto tiempo, pasa, por favor. Te presentar a mis chicas,- deca sealndonos. -No hace falta, vine por Musa y sus amigas.- Mis amigas soltaron todo el aire que estaba conteniendo. -Eso suena, bien-dijo Clove, clavando sus ojos en m. -Es una pena-dijo Renly dndonos paso para que salgamos. Fui la primera en alejarme de l y le dirig a Amadeo un asentimiento de agradecimiento, l slo me sonri. Clove me sigui, pero Ema no saba qu hacer. -Vamos, Em-le dije-Ema, sabes que puedes quedarte el tiempo que quieras-dijo Renly.-Yo-empez Ema confusa mirando de un lago al otro. -Se va conmigo.- dijo Amadeo, sin dejar lugar a la discusin y la tom por la cintura. Comenzamos a alejarnos de la puerta cuando la risa de Renly se prolong lo suficiente para asustar. Y se limit a dirigirle unas palabras a Amadeo.-Ya es tarde mi amigo, ya lo sabr- dijo mirndome y dejando lugar a dudas en mi cabeza. Qu tena que saber? ltimamente estaba siendo paranoica, estaba enloqueciendo o las cosas que sucedan a m alrededor se volvieron extraas y peligrosas. Sea cual sea la razn. No estaba lejos de conocerla, segn todo lo que suceda, sera pronto. - - - -

Dejamos a Ema y Clove en sus casas sanas y salvas. Nadie hablo nada durante el camino de regreso. Amadeo no me dirigi la palabra, hasta que estacion frente a mi casa. -Hola Mus, por fin nos vemos- dijo algo cansado. -Hola-dije simplemente. -Ests bien? pregunt.-S, slo confundida. De dnde conoces a Ian?- solt de repente.-Una larga historia-contest- Lo importante es que estas en casa. Tu mama estar preocupada. -Y, Renly?-inquir-Un viejo amigo-dijo-Entonces?- pregunt frustrada. -Entonces nada. Olvdalo, no te acerques a l. Espeligroso.- dijo-Por qu?- pregunt enojada-Por qu debo olvidar? Por qu ests aqu? Por qu dicen que olvide? Por qu Ian te llam? Por qu Renly en peligroso? Y por qu, condenadamente, nadie me dice nada?- dije gritando al fin. -No puedo darte esas respuestas, no por el momento.- dijo mirndome. Tom mi barbilla.- Ahora, irs a casa. Te acostars en tu cmoda cama, disfrutaras de unas horas de sueo y despus podrs pedir todas las respuestas que quieras.- todo lo que dijo fue una orden en toda lnea. Me desembarac de sus dedos. -Lo averiguarde una manera u otra lo harno es as?- pregunt.-Lo hars, slo que debes esperarcontest.-Por qu?- volv a preguntar. -No soy quin para darte la respuesta. Slo s que debes esperar.- Y si no quiero esperar?. -Mus, slo espera. Promteme, por favor, que lo hars. No te comportes como una nia pequea-No me conoces--Eso es lo que t crees-T, no.sabes.quien.soy.yo-contest furiosa. Abr la puerta del copiloto y me quit el cinturn de seguridad. Su mano se aferr a mi codo y me tir a su lado. -Lo siento, no quise decir esoyoslo. Mantente a salvo- dijo soltndome. No le contest nada, si crea que era una nia pequea, le dara el gusto por esta noche. Entr hecha una furia en casa, mi mam me sigui por las escaleras en silencio. Su rostro se vea cansado y asustado. No dijo ni una palabra hasta que llegamos a mi habitacin, nos quedamos mirando un momento. Ella habr visto una chica sonrojada con el cabello enredado y pegado en la frente, de ojos verdes llameantes por la frustracin y con unas incontenibles lagrimas que saldran de un momento a otro. -Mus-dijo ella acercndose a m. La vea cansada, tena el cabello revuelto, bolsas bajo sus ojos verdes como los mos. Slo escucharla hizo que una lgrima brotara, ella lleg hasta m envolvindome en sus brazos y la abrac. -Tranquila cario, mam est contigo-dijo, al fin. -Lo s, es lo nico que s mam- contest.

Captulo SptimoOro lquido

Estaba en un bosque, todo era oscuro y frente a m se alzaban dos rboles gigantescos. Detrs de ellos no haba ms que el vaco. Era todo campo abierto y la luna fue lo nico que proyect un haz de luz. Me incorpor y miles de sombras se deslizaban a m alrededor. No estaba asustada, no tena miedo, slo quera encontrar a alguien. l estaba parado en medio de los rboles. Me miraba con el rostro demacrado, ojeras sobre su piel plida. --Ian-dije mientras me acercaba a l y, no pude hacerlo. Ya no estaba. Ahora vea a Amadeo que apareca corriendo entre los rboles gritando que huyera, yo no poda moverme y las piernas no me respondan. l slo segua gritando, no entenda que era lo que deca. Lleg hasta dnde estaba y tiraba de mi mano, pero no poda moverme.Amadeo gritaba y gritaba, yo lloraba y todo se volva oscuro. Ningn haz de luz que iluminara, slo la oscuridad que nos estaba cubriendo a ambos. l segua tirando de m, desesperado y yo no poda moverme, no poda salir. Ya no haban rboles, ya no haba un Amadeo que quisiera rescatarme, slo yo y el vaco frente a m. Parada ante la oscuridad, queriendo hacer frente a lo que se me avecinaba. Me dej caer.Empec a gritar, gritar y gritar hasta que sent que me sacudan unos brazos en la oscuridad. Me detuve e Ian estaba ah, sentado sobre mi cama. -Era un sueo-dije parpadeando.-Lo s, estoy aqu.-contest abrazndome. -Ian qu pas? pregunt a la vez que me alejaba de su calor.-Tenemos que hablar, pero descansa un poco. Maana tendremos tiempo.-me contest, cansado. -No estabas?-empec.-Volvpor ti-dijo.-Por qu?-Por qu s Mus, porque s. Ahora duerme, por favor.- dijo mientras se incorporaba de la cama. Tom su mano y le dije:-Qudate.No me contest, pero se acomod a un lado de mi cama y por primera vez en la noche, me sent en paz. Me despert, sobresaltada por las voces al lado de mi habitacin. Era mi mam quin deca algo que no logr descifrar. Y luego o:-Qu pretendas que hiciramos?- dijo la voz de Ian. -No lo s, Ian, no lo s. El problema es que ahora l tiene pruebas fehacientes de que se trata de ella. Con los tres en el mismo lugar las posibilidades de que la encuentren son mayores y an no tiene la edad suficiente para ascender. -Lo s Fue un error que l volviese antes de tiempo- dije detenindose.En ese momento me hallaba en la puerta observndolos a los dos con precaucin. Saba que estaban hablando de m y seguramente de Amadeo. Ambos se giraron al verme en mi lugar. Se miraron el uno al otro. Ella estaba ataviada con su ropa de noche sentada en la cama con las manos ahora en su rostro. Ian se vea un poco preocupado, estaba parado al otro lado de la habitacin con ropa deportiva. -Qu ocurre? soltNinguno de los dos hizo ademn de querer contestar. Se quedaron en silencio hasta que alguien de tras de m habl. Ian se puso rgido de repente y mi mam salt de la cama. Ambos se vean alterados, el nico que estaba tranquilo era Amadeo que me miraba a los ojos cuando me gir al or:- Yo tengo las respuestas que necesitas. -Amadeo-dijo mi mam en un tono extrao de advertencia.-An, Ian. Yo me encargo de aqu en adelante.-dijo mientras me tomaba de la mano y sala disparado hacia el pasillo para bajar las escaleras.-No creo que sea una buena idea-empez Ian al alcanzarnos al pie de la misma.Amadeo se detuvo, mir a Ian y le dijo:-Djame Ian, ya basta. Puedo con esto- dijo en un tono brusco. Ian se qued plantado en su lugar con la mandbula tiesa. No se vea para nada contento. En lo que a m respecta, entenda mucho menos la situacin. l no dijo una sola palabra y tir de m.Abri la puerta del copiloto, hizo ademn de que entrase y me negu.-No, hasta que reciba una explicacin lgica. Son las seis de la maana, qu haces en mi casa?-pregunt.Me fulmin con la mirada, se tom el cabello ondulado con las manos. Haba olvidado lo hermoso que me resultaba su cabello. El sol del amanecer le daba un toque especial, parecan rizos de oro lquido. Tena ojeras bajo sus ojos celestes, su piel dorada luca un poco apagada, hasta su expresin era extraahasta pareca triste y perdido. Me qued esperando una respuesta, tard unos minutos en recomponerse y mirarme de nuevo para decir con vos cansada:-Puedes hacerlo fcil o difcil, t decide- solt-Slo quiero una explicacin, Amadeo. Nada ms- dije resignada y sintindome un poco mal por tratarlo como lo haca, l no haba hecho nada. Solt un suspiro y me tom la mano. -Te las dar todas, slo sube, por favor-dijo apretando suavemente mi mano. Su toque fue mucho ms que suficiente para tranquilizarme, segua sintiendo esa sensacin de calor y familiaridad cada vez que me tocaba. Pareciera que desde la fiesta en la que nos conocimos pasaron aos y tan slo haca una semana. Pareca una vida sin haber visto su rostro. Me limit a asentir y me sub a su auto. Mientras ajustaba el cinturn de seguridad lo observ deslizarse por delante del auto. No habl hasta que estuvimos bastante alejados de la ciudad, gir por un camino de tierra que jams haba notado en la ruta y se detuvo. -De aqu en adelante, vamos a pie. Sgueme- dijo saliendo del auto. Sorprendida del giro que tom nuestro encuentro, baj.Nos adentramos en el bosque y cada vez me senta ms preocupada. No tema las intenciones de Amadeo, tema lo que se avecinaba. S es que me proporcionara una explicacin a todo lo que ocurra, quera decir que, l formaba parte de lo mismo. Sinoporqu me ayudara. Tal vez estemos conectados de alguna manera y el slo pensarlo me eriz la piel. Habremos caminado unos varios metros hasta que todo el bosque se fundi en un gran descampado cubierto por flores violetas y dos rboles que se erigan al final de lo que sera un granacantilado. Inmediatamente record mi sueo, el de la noche anterior. No formaba parte de mi imaginacin, el lugar exista. Aunque no tuviera sentido que lo conociera, nunca lo haba vistohasta ahora.Amadeo se detuvo al lado de uno de los rboles, era inmenso, tena flores blancas con tonalidades doradas, era tan enorme que pareciera que tocara el cielo con sus ramas. Me preguntaba qu clase de rbol sera, no haba visto ninguno igual. El segundo rbol era an ms extrao. Era tan inmenso cmo el anterior o incluso ms, tenan cierto parecido, pero en lugar de tener tonalidades doradas, tena tonalidades violetas casi negras, como las pequeas florecillas que se esparcan a lo largo del csped. -Qu lugar es ste?-pregunt-T lugar- contest Amadeo mirando el cielo, cerrando los ojos ante el espectculo que brindaban los rayos de sol iluminando la copa de los rboles. Lo mir confundida un momento.-Mi lugar?-pregunt.Se qued mirando mi reaccin y se recost junto al rbol dorado. Copiando sus movimientos me sent en el violeta. -S, est estrechamente vinculado al lugar que t ocupas yel que yo ocupo. Tal vezsea, nuestro lugar-dijo, sonrojndose un poco. Se aclar la garganta y continu- Vers, ambos tienen una significacin. Son parecidos, s; pero, a la vez, diferentes. Como nosotros dos- dijo. Lo observ para que continuase hablando. Asent y lo anim a seguir hablando. -No tienes preguntas al respecto?-pregunt incrdulo. Solt una carcajada pequea y le contest:-Tengo miles y dudo que pueda entender si no me explicas la simbologa de los rboles y sus colores-solt sin pensarlo. -Los colorespor supuesto cmo haz?- dijo moviendo la cabeza- No importa, s. Los colores son de gran significacin, no son un rbol cualquiera, son rboles especiales, extraos y diferentes, no sonnormales-deca a la vez que me diriga una mirada. Lo siguiente que dijo me dejo perpleja- Eso somos nosotros Mus, extraos y diferentes en un mundo que no nos pertenece, no somos normales. Ahora, viste los colores? El dorado, por ejemplo, sabes qu representa?- dijo esperando una respuesta. -Est asociado al sol, a la belleza, a lo sobrenatural. Pero no estoy para hablar de la simbologa de los colores. Qu quieres decir con que ste mundo no nos pertenece?-dije con total inseguridad de querer recibir una respuesta. -Exactoel sol y lo sobrenatural.- dijo haciendo caso omiso de mi pregunta-Pinsalo, un rbol con una belleza inimaginable, atrayendo al sol con sus pequeas ramas y creando en s mismo un aura sobrenatural.- hizo una pausa. -T eres el sol-solt sin siquiera pensarlo. l sonri, apart la mirada de l y me sonroj por haberlo dicho. Pero era cierto, l tena una belleza inimaginable, el sol se proyectaba en l cmo si formaran una sola pieza y le daba aire sobrenatural. -Vas entendiendo. Y el violeta?- pregunt -Est asociado a varios colores, en realidad, el ndigo tiene poder sobre la psiquis, el violeta y el morado tienen alto nivel espiritual y mental, dan paz. Es un color ambiguo. Diferente a los dems colores, justamente por su ambigedad-sopes lo que iba diciendo y para terminar- Est asociado a la noche, al cielo y las estrellas.-dije por fin. -Cul es tu teora esta vez?-pregunt Amadeo, girndose por completo y mirarme abiertamente. -Soy el cielo y las estrellas?- pregunt asombrada de lo estpido que sonaba en voz alta. -Algo as. Mus, estamos relacionados con el cielo. T y yo. dijo tomando mi mano y tirando de ella para que lo mirase- Entiendes la magnitud de esto?-No entiendo, no tiene lgicayo-comenc a levantarme pero l me lo impidi. -No, no la tiene. Pero, puedes hacerte la idea de qu significa todo lo que te dije?-Lo nico que puedo sacar a relucir es que no tiene lgica. De ninguna manera puedo ser el cielo y las estrellas por los dioses! Es estpido. dije-Mus, mira ms all de la lgica.- dijo l suplicando. Mi cabeza comenz a girar, imgenes de m cuando era pequea comenzaron a proyectarse, vea a mam y a Ian con su mam. Recordaba las infinitas veces que nos mudbamos de ciudad y de las mismas infinitas veces que tanto Ian como ella se encontraban junto a nosotras, furamos dnde furamos. Eso tampoco tena lgica. Luego imgenes de mi cumpleaos nmero 17, cuando haba tenido mi primer episodio psictico. Un hombre absolutamente hermoso haba irrumpido en mi fiesta y comenz a recitar unas palabras en latn, yo me encontraba en el patio de enfrente de mi casa sola, porque necesitaba respirar. Me haba quedado congelada frente al hombre, sus ojos parecan de un negro intenso, no se notaban sus pupilas y pareca perdido. Yo quise preguntarle qu le ocurra, aunque fue absurdo hacerlo, l tom mi mano y sigui hablando en latn y comenc a llamar a gritos a mi mam que estaba en el interior de la casa, ella sali y al ver al hombre llam de inmediato a la madre de Ian que estaba ese da por la ciudad. l no estaba. Haba odo slo una parte que nunca recordaba, pero en stas visiones s lo hice:Quidem tota nostra est. Era lo mismo que dijo lex el da en que almorc en su casa. Otra vez, esta es toda nuestra. Tampoco tena lgica que lex la conociera. La clase del lunes vino a mi mente, lex apretndome el hombro y la electricidad que produjo su toque. Al rato haba tenido mi segundo episodio. Haba sido el mismo da en que conoc a Renly y me haba asustado. Tambin haba sentido una descarga elctrica cuando tom mi brazo o incluso cuando slo habamos chocado el hombro. La noche en casa de l, tambin fue extraa, haba aparecido de repente a m a lado y desaparecido al siguiente instante. Nada tena lgica y todo empez al da siguiente de conocer a Amadeo en la fiesta de mi madre y la empresa.-T-dije de repente.-Fui el detonador, no deb venir antes de tiempo.- solt con una voz asustada y avergonzada. -Pero, cmo sabes lo que estoy pensando?-solt. De ninguna jodida manera. -Slopuedo hacerlo s? Contina, recuerda lo que hablamos. Haba sido una noche extraa en toda regla. l actuaba como si me conociese, hasta lo haba dicho y sugiri que mi madre era la causa. Se haba enredado tanto que termin dicindome que despus entendera. Al recordar el momento solt una risita, haba estado mintiendo y yo no siquiera lo not. Pero, me estaba perdiendo de algo, cuando se despidi de m, haba utilizado una voz extraa y desapareci sin ms, dejndome pensando en el beso que plant en mi mejilla. Me sonroj ante la idea de que l estaba viendo lo mismo que yo o pensando olo que sea que estaba haciendo. Qu haba dicho? Se despidi de my me llampequeo ngel. -Soy un ngel- dije afirmndolo, no lo dudaba. l me lo haba dicho. -Lo somos-dijo al fin. Nos quedamos en silencio largo rato. Comenc a pensar en mi padre, en lo que haba dicho mi mam acerca de l. Un dolor de cabeza comenz a nublarme la vista. Amadeo segua tomndome la mano. Todo se torn oscuro, slo pensaba que tal vez todo esto era un sueo y me desmay. Senta unos brazos que envolvan mi cuerpo, eran tan clidos y cmodos. Una voz me cantaba entre susurros y, comenc a despertarme para encontrarme a Amadeo aferrndose a m, me ergu de repente notando que era noche cerrada y estbamos en el medio del bosque. -Cunto dorm?-pregunt sobresaltada. Amadeo se qued mirndome con atencin. -No mucho-solt con una pequea risita.-Qu?-comenc a preguntar. Pero, no haca falta. Ya recordaba todo y las imgenes comenzaron a caer sobre m. Amadeo no me soltaba y era lo que de alguna manera me estaba manteniendo de una pieza. -Lo recuerdas?-pregunt. -Lo recuerdo-dije casi sin aliento. Pareciera que me asfixiaba, el aire no estaba siendo oxigenado de manera correcta. Iba a comenzar a hiperventilar si no me controlaba. Entonces la profunda voz de Amadeo comenz a decir. -Ahora, tienes que olvidarlo. Yo me encargar de eso- empez diciendo y estuve a punto de replicar algo cuando un dolor horrible sacuda mi cuerpo como si me estuviese rompiendo. Tuve que morderme los labios y cerrar con fuerza los ojos. l, se detuvo un instante, trag duro y continu- Si no lo olvidas, te destruir y yoyo. Slo escchame, es de vital atencin que me escuches, el dolor se volver insoportable con el pasar de los minutos y tengo que actuar de inmediato.- Tom una larga respiracin y dijo lo siguiente:>Borrar t