ATPDEA y los famosos 30 millones
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Los famosos 30 millones: Subsidios y ATPDEA
Julio José Prado. Publicado en la Revista Perspectiva del IDE
Enero 2007
Incertidumbre e intensos cabildeos de último momento, fueron la tónica de la ampliación
del ATPDEA. En definitiva, respiramos 6 meses más. Ha sido un gran esfuerzo a nivel
diplomático y comercial, ya que según se supo, la propuesta de dejar fuera a Ecuador y
Bolivia era la que tenía mayor fuerza al inicio. ¡Hemos tenido suerte!, piensan algunos
analistas y empresarios. Otros, quizás hubiesen deseado de una vez por todas que se acabe
el ATPDEA, para poner los pies en la tierra y comenzar a pensar en serio en los retos de
mediano y largo plazo. En nuestra opinión, perder las preferencias al inicio del nuevo
Gobierno, podía haber precipitado ciertas decisiones apuradas y de “emergencia”, que
pueden ser contraproducentes, tanto a nivel político como económico; ahora tenemos una
ventana de tiempo - corta - para planificar el siguiente paso.
Es evidente que el ATPDEA, va más allá de la lucha antidroga para Estados Unidos; se ha
convertido en parte de su estrategia geopolítica para la región. Y vale decirlo, es una visión
bastante limitada, pues en lugar de buscar socios estratégicos en la región, se da pie para la
confrontación y el distanciamiento. En definitiva, se repite el error cometido por EEUU,
durante la negociación del TLC, cuando se endurecieron ciertas posturas (atún, flores,
propiedad intelectual…), que dilataron la negociación y terminaron por tirar al tacho todo el
proceso.
El debate sobre lo que se debe o no hacer en estos seis meses, está abierto. Surgen entonces
las propuestas, las opciones y las alternativas. Unas parcialmente válidas, y otras con
efectos positivos muy limitados. Analizaremos algunas de las posturas que se han
escuchado recientemente.
Subsidios directos al exportador.
De entrada, esta es una política comercial que no se puede aplicar en el Ecuador, porque
está prohibida en el marco de la OMC. Si se decide hacerlo, el País, podría verse sujeto al
pago de multas. A no confundir el subsidio a la exportación, con subsidio a la producción,
que a pesar de ser una práctica muy cuestionada, es aceptada en muchos casos por la OMC
(de hecho, EEUU y Europa, utilizan esos subsidios a gran escala). Pero, pasemos por alto
esto y supongamos, que el Gobierno logra encontrar algún mecanismo para subsidiar a los
exportadores por la pérdida del ATPDEA ¿Es lógica esta política? y sobre todo ¿Cómo se
aplicaría el subsidio?
Lógica.- Las actividades que están amparadas bajo el ATPDEA, son algunas de las más
productivas y competitivas de la economía. Se trata de productos que en general, han
logrado salir adelante por el esfuerzo conjunto de los empresarios, quienes han desarrollado
a pulso los mercados. Ninguno de los casos exitosos que ahora escuchamos con tanta
frecuencia – flores, atún, brócoli- se desarrollaron de la noche a la mañana.
Pero volvamos un poco atrás, hacia nuestra primera pregunta: ¿Es lógica la política de
subsidiar al exportador? En principio podemos decir que sí, pues se trata de sectores que se
verán afectados por un arancel que antes no pagaban, y por tanto hay que buscar alguna
forma de compensarlos. Visto así, por supuesto que es lógico. Le invito a que cambiemos la
pregunta: ¿Es lógico subsidiar a los más productivos y competitivos? Ahí, quizás ya no
estemos tan de acuerdo, porque eso implicaría desviar recursos que podían haber ido hacia
proyectos sociales o cualquier tipo de inversión, para darlos a los exportadores, que no son
precisamente los más pobres del país. No es lógico. Terminamos subsidiando a aquellos
que no lo necesitaban… y ya conocemos el efecto nocivo de un subsidio sobre la
competitividad sectorial.
Aplicación.- Pero otorguemos el beneficio de la duda al Gobierno, y supongamos
nuevamente que se decida, por un consenso general, otorgar subsidios al exportador.
¿Cómo deberían aplicarse?
Tomemos el ejemplo de las flores. El valor estimado exportado a EEUU en el año 2006
bordea los 280 millones de dólares. El arancel que comenzarían a pagar las flores desde
Enero 2007, es de 6,8%, es decir 19 millones de dólares anuales. Suponiendo que esta sea
la cifra real de pérdidas que tendrían los exportadores (veremos más adelante que no es así,
pero no nos adelantemos), el Gobierno deberá entregar ese valor cada año a los
floricultores, para compensarlos por la pérdida de las preferencias.
Hasta aquí todo bien: el Gobierno entrega a tiempo el dinero, las exportaciones no se
afectan, todos felices. Imagine ahora que a mediados del año, se produce un aumento de
las exportaciones de flores hacia los EEUU por cualquier motivo que sea (hay varios: más
demanda, abaratamiento de costos, mayor producción,…). En lugar de exportar 280
millones, digamos que exportamos 350 millones. ¿Seguimos todos felices? Así debería ser.
Desde cualquier punto de vista exportar más, es bueno ¿no es así?
El tema es que ahora el Gobierno ya no entregaría 19 millones a los florícolas, sino 24
millones. ¡A medida que más exportamos, más alto será el subsidio! Nuevamente,
pregúntese si es lógico. Multiplique el arancel por todos los sectores exportadores que
pierden las preferencias del ATPDEA, y el resultado es que la carga para el Gobierno (e
indirectamente para toda la sociedad) es muy alta.
Piense también en todos aquellos nuevos productos que ahora, representan un porcentaje
muy bajo de las exportaciones a EEUU, pero que se pueden ir desarrollando. El Gobierno
no solo debe subsidiar a los que actualmente existen, sino pensar en lo que vienen atrás. Y
no estamos hablando de cosas imposibles, recuerde que hace 10 años, las flores casi ni
existían, y hace 5 años el brócoli tampoco.
Mantener o perder mercados: los famosos 30-35 millones.
La pérdida que representaría para el Ecuador el no tener el ATPDEA, se estima en unos 30-
35 millones según cifras que se mencionan. El cálculo es muy simple. Se multiplica el valor
de las exportaciones hacia EEUU por el arancel que se deberá pagar. Entonces ¿por qué
tanto alboroto por la pérdida de estas preferencias? El subsidiar a la actividades
perjudicadas en el monto señalado, no parece ser ninguna cosa del otro mundo, ciertamente
representaría menos del 0,7% de nuestras exportaciones.
El problema es que la famosa cifra de los 30-35 millones está equivocada. El cálculo es
correcto, lo que pasa es que, no se están contemplando los efectos reales de un aumento de
los aranceles. Como todo empresario, que compite en mercados “reales” y que vive el día a
día de su negocio, conoce, un producto que aumenta de precio, no se ve afectado en la
misma proporción del aumento. Clarifiquemos un poco el asunto, volviendo al ejemplo de
las flores.
Un aumento de 7% en el precio de cada flor, implica:
a) Que el producto se sigue vendiendo sin ningún problema, ya que la demanda se
acomoda, y paga el valor adicional, porque las flores del Ecuador son “únicas”.
b) O, que el mercado reacciona reduciendo la demanda de flores ecuatorianas, al
preferir las colombianas o centroamericanas que no son tan buenas, pero son más
baratas.
¿Qué cree Usted que sea más probable para el caso de las flores? ¿A) o B)? Antes de
responder recuerde que las flores, por más bonitas que sean, son un producto muy elástico
es decir que ante una pequeña variación del precio, se genera una gran variación de la
demanda. Con esta consideración hecha, no resulta imposible prever, que ante una subida
del precio, se produzca una caída de la demanda (que sería proporcionalmente superior).
Ahí ya no estamos hablando de los 19 millones de dólares, sino de una cifra que puede
llegar a ser 3 o 4 veces mayor.
Tampoco se trata de decir que están en juego los 280 millones que exportamos a EEUU,
pero minimizar el impacto calculando solo el valor del arancel, es incorrecto. Habrá
algunos productores que logren encontrar nichos para seguir vendiendo a un precio más
alto, otros, podrán acomodar su nivel de rentabilidad o mejorar su estructura de costos, pero
en el general, el mercado se acomodará a la baja.
Como antes lo hicimos, sume todos los sectores que dejan de tener preferencias y verá que
la cifra de 30-35 será ampliamente sobrepasada. En un estudio realizado por el BCE se
estimaba que el efecto de no tener ATPDEA, sería del -3,7% de las exportaciones; es decir
190 millones menos (ahí, se incluían todas las desviaciones de comercio, y los efectos
internos). ¿Ya no parece tan bajo el impacto, no es así?
¡Aumentemos la competitividad en 30%!
Claro. ¿Por qué no? Si el problema del Ecuador está por el lado, de la productividad y la
competitividad. Qué importa si tenemos o no preferencias, lo que hay que hacer es trabajar
a nivel interno, y elevar la competitividad en 30%. Nuevamente suena lógico. El problema
es que es impracticable en el corto plazo. Todos sabemos que con o sin TLC, con o sin
ATPDEA, se debe implementar una agenda de competitividad en el país. Eso no está en
discusión. Y parte de esa competitividad pasa -necesariamente- por tener acuerdos que
liberen a nuestras exportaciones de barreras, pero no solamente las arancelarias (ámbito de
acción del ATPDEA), sino también las no arancelarias y para arancelarias (ámbito de
acción del TLC). Y hay que ir trabajando en forma real, en todos los cuellos de botella, que
no permiten producir con eficiencia (aduanas, certificaciones, trabas burocráticas, servicios
básicos, etc…). No se trata de elegir entre ATPDEA y competitividad, pues no son
mutuamente excluyentes.
En respuesta a la siguiente declaración: “(…) el país está obligado a reducir sus costos en
30% y no tendrá que preocuparse de que le renueven o no las preferencias”, una caricatura
que apareció en la prensa del Ecuador hace poco, decía: “mejor entonces bajemos los
costos en un 50% y de una vez les tumbamos a los chinos también”.
Queda la impresión que estamos poniendo la carreta delante de los bueyes. Necesitamos ir
buscando soluciones prácticas y realistas. Pero cuidado dejamos nuevamente pasar el
tiempo, para buscar a último momento medidas remendadas. La discusión debe ir mucho
más allá de ATPDEA. El riesgo es que nos estanquemos en discusiones de visión limitada.
Los aranceles son quizás el menor de nuestros problemas. Hay mucho más en juego.