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Audiencia Provincial de Tarragona, Sección 2ª, Sentencia de 27 Sep. 2010, rec. 713/2009 Texto En Tarragona, a 27 de septiembre de 2010. AUDIENCIA PROVINCIAL DE TARRAGONA SECCIÓN SEGUNDA Rollo de apelación nº 713/09 Juicio Oral 192/08 Juzgado de lo Penal nº 1 de Reus Tribunal. Magistrados, D. José Manuel Sánchez Siscart (Presidente). D. Ángel Martínez Sáez. Dª. Samantha Romero Adán. S E N T E N C I A Nº Visto ante la Sección 2ª de esta Audiencia Provincial el recurso de apelación interpuesto por Demetrio, representado por el Procurador Sr. Juan Carlos Recuero Madrid y defendido por el Letrado Sr. Javier Ignacio Prieto Rodríguez, contra la Sentencia de fecha 4-06-09 dictada por el Juzgado de lo Penal núm. 1 de Reus en el Juicio Oral nº 192/08 y siendo parte el Ministerio Fiscal. Ha sido ponente el Magistrado D. José Manuel Sánchez Siscart.

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Audiencia Provincial de Tarragona, Sección 2ª, Sentencia

de 27 Sep. 2010, rec. 713/2009

Texto

En Tarragona, a 27 de septiembre de 2010.

AUDIENCIA PROVINCIAL DE TARRAGONA

SECCIÓN SEGUNDA

Rollo de apelación nº 713/09

Juicio Oral 192/08

Juzgado de lo Penal nº 1 de Reus

Tribunal.

Magistrados,

D. José Manuel Sánchez Siscart (Presidente).

D. Ángel Martínez Sáez.

Dª. Samantha Romero Adán.

S E N T E N C I A Nº

Visto ante la Sección 2ª de esta Audiencia Provincial el recurso de apelación

interpuesto por Demetrio, representado por el Procurador Sr. Juan Carlos Recuero

Madrid y defendido por el Letrado Sr. Javier Ignacio Prieto Rodríguez, contra la

Sentencia de fecha 4-06-09 dictada por el Juzgado de lo Penal núm. 1 de Reus en el

Juicio Oral nº 192/08 y siendo parte el Ministerio Fiscal.

Ha sido ponente el Magistrado D. José Manuel Sánchez Siscart.

ANTECEDENTES PROCEDIMENTALES

ACEPTANDO los antecedentes de hecho de la sentencia recurrida, y

Primero.- La sentencia recurrida declaró probados los hechos siguientes:

" PRIMERO.- Resulta probado y así se declara expresamente, que sobre las 19:30

horas del día 17 de diciembre de 2004, el acusado Demetrio mayor de edad, sin

antecedentes penales, se encontraba en la confluencia de la calle Benidorm con la

calle Costa Brava, donde también se encontraba el agente de la Guardia Urbana de

Reus número NUM000 , debidamente uniformado, conversando con un agente de los

Mossos d'Esquadra. El acusado, de repente y sin mediar palabra, se acercó por la

espalda al agente de la Guardia Urbana y se abalanzó sobre él, propinándole varios

golpes, empujones y puñetazos, a la vez que gritaba "hijos de puta, os vais a cagar

cuando os diga que soy militar". El Agente de la Guardia Urbana de Reus nº NUM001

acudió en auxilio de su compañero, reduciendo al acusado, quien se encontraba en

un estado de gran agitación y violencia, intentando golpear a los agentes, a la vez

que les decía "pegadme que soy cinturón negro de kárate, hijos de puta". Los

agentes no sufrieron lesión alguna debido a que llevaban equipación de motorista

con casco y guantes.

SEGUNDO.- Una vez detenido el acusado, fue trasladado al Hospital Sant Joan de

Reus por la patrulla policial compuesta por los también acusados agentes de la

Guardia Urbana de Reus nº NUM002 y NUM003 , y el acusado Demetrio continuaba

profiriendo expresiones tales como "sois unos hijos de puta, cabrones, no sabéis

quién soy yo, soy cinturón negro de kárate, cuando os pille por la calle os mataré", a

la vez que propinaba golpes a la mampara del vehículo policial. Ya en el Hospital,

donde llegó como refuerzo la patrulla compuesta por los también acusados agentes

de la Guardia Urbana de Reus nº NUM004 y nº NUM005 , el acusado Demetrio ,

continuó profiriendo las expresiones antedichas, requiriendo y ordenando los

agentes al mismo para que cesara en su actitud, actitud que llegó a ser violenta y

agresiva para con los agentes, propinándoles golpes y patadas, llegando incluso a

tirar una mesa con instrumental médico. Una vez finalizada la asistencia médica, el

acusado se negó y se resistió a abandonar el Hospital, alterando el orden del mismo,

gritando y dando golpes y patadas a los agentes, viéndose los mismos obligados a

sacarlo en volandas desde el box del centro hospitalario hasta el vehículo policial,

donde fue trasladado a las dependencias policiales. Durante el trayecto, el acusado

Demetrio propinaba golpes y patadas a la mampara del vehículo policial, a la vez

que repetía a los agentes "sois unos hijos de puta, cabrones, no sabéis quién soy yo,

soy cinturón negro de kárate, cuando os pille por la calle os mataré". Como

consecuencia de todo ello los agentes no sufrieron lesión alguna.

Según Informe médico Forense de Sanidad de fecha 18/12/04, en el reconocimiento

practicado al acusado Demetrio a las 19:30 horas, se le apreciaron las siguientes

lesiones: dolor y equimosis en el 1/3 superior del glúteo derecho; zona de eritema y

tumefacción en el 1/3 discal de antebrazo derecho; marca escoriativa de 1 cm en

zona radial de la muñeca izquierda; erosiones, excoriaciones y equimosis en la

espalda.

TERCERO.- Momentos antes de los hechos el acusado había ingerido bebidas

alcohólicas en cantidad tal que meraban levemente sus facultades psicofísicas. El

acusado presenta una complexión fuerte, es cinturón negro de kárate y fue militar ".

Segundo.- Dicha sentencia contiene el siguiente fallo:

" DEBO CONDENAR Y CONDENO a Demetrio , como responsable criminalmente en

concepto de autor de UN DELITO CONTINUADO DE ATENTADO del artículo 550 y

551.1 del Código Penal , concurriendo la atenuante analógica de embriaguez

prevista en el artículo 21.6 del CP , en relación con el artículo 21.1º y 20.2º del CP ,

y la atenuante analógica de dilaciones indebidas del artículo 21.6º del CP , a la pena

de PRISIÓN DE UN AÑO Y NUEVE MESES, con inhabilitación especial para el ejercicio

del derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena, y al pago de las

costas procesales causadas, incluidas las de la defensa de los acusados absueltos.

DEBO ABSOLVER Y ABSUELVO a Onésimo , agente de la Guardia Urbana de Reus nº

NUM004; Saturnino , agente de la Guardia Urbana de Reus nº NUM005; Victorino ,

agente de la Guardia Urbana de Reus nº NUM002 y Carlos Daniel , agente de la

Guardia Urbana de Reus nº NUM003 , de las faltas por las que venían siendo

acusados cada uno de ellos, con todos los pronunciamientos favorables ".

Tercero.- Contra la mencionada sentencia se interpuso recurso de apelación por la

representación procesal de Demetrio , fundamentándolo en los motivos que constan

en el escrito articulando el recurso.

Cuarto.- Admitido el recurso y dado traslado por diez días a las demás partes para

que presentasen escritos de impugnación o adhesión, el Ministerio Fiscal lo impugnó.

HECHOS PROBADOS

Único.- Se aceptan los que así se declaran en la sentencia de instancia.

FUNDAMENTOS DE DERECHO

Previo.- Antes de resolver las alegaciones expuestas en el escrito de recurso,

debemos recordar que el art. 790.2 LECRIM establece que en el escrito de

formalización del recurso se expondrán, ordenadamente, las alegaciones sobre

quebrantamiento de las normas y garantías procesales, error en la apreciación de

las pruebas, o infracción de normas del ordenamiento jurídico. De cuanto se

exponga a continuación resultará evidente que dicha ordenación y sistemática no se

ha cumplido en el presente supuesto, planteando el escrito de recurso de forma

asistemática múltiples motivos de apelación, que se desbordan en sí mismos,

mezclándose sin criterio aparente aspectos formales y de fondo, cuestiones fácticas

y jurídicas, cuestiones procesales y de valoración de la prueba, lo que dificulta

enormemente el análisis revisorio que se nos encomienda y complica

innecesariamente la respuesta judicial que merece e impetra el recurrente.

Entraremos a analizar las diferentes alegaciones del recurrente, en el mismo orden

en el que han sido expuestas, y bajo su misma denominación.

Primero.- Defectuosa construcción de la sentencia. Literosuficiencia.

Planteamiento del recurrente: Alega el recurrente que la sentencia dictada en el

proceso penal debe ser literosuficiente, no siendo acertada la remisión - que además

considera errónea- al acta o DVD del juicio sin un esfuerzo que concrete extremos

esenciales, entre los cuales destaca el recurrente el tiempo de detención del

ciudadano afirmando que no es ningún delincuente; obviándose el análisis de sus

antecedentes personales, familiares, o laborales; consignando en bloque cuestiones

previas, en las que, según se afirma, no se profundiza ni en la legalidad de la

detención, ni en la causa de las lesiones que presentaba incrementadas

matemáticamente tras su detención; no resumiendo las calificaciones definitivas de

las partes, incurriendo incluso en error al obviar las conclusiones definitivas

presentadas por el recurrente; omitiendo si existió previa solicitud imposición de

costas, y considerando que se invoca además un precepto erróneo -el artículo 123

del Código Penal - afirmando que, como es sabido (sic) rige el principio dispositivo;

o no consignar que el juicio duró dos sesiones al omitir el Juzgado la citación del

médico forense; aspectos que entiende el recurrente constituirían una defectuosa

construcción de la sentencia de instancia, debiendo dotársele del contenido

legalmente previsto en artículo 142 LECRIM y 248.3 LOPJ; también expresa que la

notificación de la sentencia se ha demorado más de un mes y una semana desde

que el juicio se declaró concluso para sentencia; o que a nivel fáctico, considera que

existe falta lógica del relato: ¿cuál fue la causa real de lo ocurrido o de la reacción

que se atribuye al ciudadano? ¿por qué se afirma, sin ser cierto (sic), que arremete

sin más al agente NUM000 ? ¿se volvió loco? ¿no será que cuando este agente

afirmó expresamente que no recibió ningún puñetazo ni vio que lo propinara a

nadie, que se intenta encubrir la agresión al ciudadano, la no persecución del delito

que desesperado denunciaba?

Respuesta judicial: Dejando de lado los aspectos fácticos y jurídicos que serán

analizados en los motivos siguientes, la Sala no aprecia quebranto alguno de las

formalidades esenciales de la sentencia recogidas en los artículos 142 LECRIM y

248.3 LOPJ, aún siendo cierto el error que se aduce al consignar en el Fundamento

Jurídico 4ª la calificación provisional en lugar de la calificación elevada a definitiva

por el recurrente Sr. Demetrio , a la sazón acusador y acusado en esta misma

causa, en realidad ello no produce ninguna indefensión al recurrente, ni afecta en

modo alguno a la decisión judicial. Queda claro que la calificación elevada a

definitiva por el recurrente se refería a una única falta de lesiones (artículo 617.1 del

Código Penal), y no a una falta de malos tratos y dos faltas de lesiones, que se

recogían en el inicial escrito de calificación provisional. El resto de cuestiones

planteadas - entre las que sin incluyen cuestiones tan ajenas a la redacción de la

sentencia como el retraso en la notificación de la sentencia, o número de sesiones

del juicio- carecen de eficacia alguna y no conllevan quebrantamiento de forma,

remitiéndonos en cuanto al resto a lo que se resuelva posteriormente, pues en su

mayor parte las alegaciones en las que se sustenta el motivo no afectan a la

literosuficiencia de la sentencia ni a las formalidades legales de la misma, sino a

aspectos de otro alcance como son la apreciación de la prueba, y la debida o

indebida aplicación de diversos preceptos legales.

Segundo.- Ciudadano de buena conducta, robado y agredido primero por terceros,

no persiguiéndose policialmente el hecho, posteriormente, agredido por agentes de

la Policía Local -que se esconden- e indebidamente detenido. Lesiones con mala

evolución, impidiendo su prueba. Insostenible condena por inexistente atentado.

Planteamiento del recurrente: Muestra el recurrente su indignación frente a una

sentencia de la que se afirma que parte de una absoluta e inadmisible posición de

parcialidad, que anuncia desarrollará en el motivo siguiente, manifestada desde que

la causa arriba al Juzgado de lo Penal, tal vez, según afirma, por esa tendencia -

inconsciente- de algunos jueces(sic) y no de la mayoría, afortunadamente, al ver en

el funcionario de policía "al bueno, al que cumple con su deber" y en el ciudadano al

enemigo, el que ataca, el que golpea a la policía y el que sufre lesiones

sencillamente necesarias porque tenía que ser detenido(sic).

Afirma el recurrente a continuación que el día 17 de diciembre de 2004 estuvo junto

con los compañeros de trabajo celebrando la comida de Navidad, que ingirió una

gran cantidad de bebidas alcohólicas, que no recuerda la cantidad con detalle, pero

que la ingesta, no oculta, sino que reconoce en todo momento, le afecta

intensamente, que no recuerda lo que acontece desde el momento en que sale del

vehículo de su acompañante, que sin duda sufrió una agresión por varias personas

que identifica como de raza árabe, que le atacan, le causan las primeras lesiones y

le roban la chaqueta, la camiseta, el móvil, y el dinero que portaba. Sobre las 19.30

horas se dirigió a los agentes de la Policía Local número NUM000 y NUM001 que

hablaban con los Mossos d'Esquadra, que se encontraba alterado y chillando,

refiriéndose a los autores de las lesiones y del robo diciendo "son unos hijos de

puta" , y los agentes, con una superficial y errónea composición de lugar, no

valoraron debidamente la situación (iba sin camisa, bebido, con arañazos...),

terminando por abalanzarse sobre él, le pusieron las esposas y procediendo a su

detención, sin dejar de golpearle en el vehículo policial, incumpliendo los agentes el

deber de comprobación de la realidad que denunciaba el señor Demetrio . Se afirma

a continuación que el recurrente -señor Demetrio - recuerda aunque con alguna

laguna lo acontecido desde que se aproxima a la Policía Local, lógicamente se resiste

inicialmente, no puede dar crédito a lo que sucedía, en el Hospital se encontraba

nervioso, pero se mostró respetuoso y colaborador con los facultativos que le

asistían, que los agentes lo sacaron del Hospital con desproporcionada violencia,

tirando de las esposas y causándole lesiones en las muñecas, introduciéndolo en el

vehículo policial agarrado de pies y brazos, y que una vez el Cuartel de la Policía

Local los cuatro agentes acusados se ríen del mismo y le golpean, que uno de ellos

le manifestó "aquí estamos solos", propinándole una fuerte patada en las

nalgas/pelvis tras obligarle a abrirse de piernas en el suelo, que otro de los agentes

le levantó del suelo por el pecho, agarrándole del pelo, haciendo amago de darle un

puñetazo la nariz, pero no golpeándole, sufriendo lesiones atribuibles a los cuatro

agentes y, en concreto, un dolor más equimosis en una tercera parte del glúteo

derecho, zona de eritema y tumefacción en tercio distal del antebrazo derecho y

marca excoriativa de 1 cm en la zona radial de la muñeca izquierda, desconectadas

de las que desde un primer momento manifiesta que le causaron las personas de

raza árabe.

Añade que el relato de hecho de la sentencia no recoge los hechos básicos

introducidos por dicha parte ¿por qué se acercó el Señor Demetrio al agente

NUM000 ?, incierto que diera varios golpes, empujones y puñetazos al mismo, que

se acercó en todo momento pidiendo su ayuda, manifiesta que incomprensiblemente

la Jueza no analizó las distintas lesiones ni confronta la declaración del acusado con

las agresiones que manifiesta haber sufrido a manos de los agentes en todas y cada

una de sus declaraciones. Por último afirma que la ingesta alcohólica no mermaba

levemente sus facultades psicofísicas, que ello choca frontalmente con lo afirmado

por los agentes que declaran que iba muy intoxicado, y que la indignación del

recurrente aumenta al comprobar que sus circunstancias personales se omiten por

completo (trabajador, de buena conducta, que es agredido y robado), y luego

víctima de un proceder policial que entiende constitutivo de delito.

Respuesta judicial: Debemos centrarnos ahora en la pretensión absolutoria, pues el

marco revisorio en relación con la pretensión condenatoria que también se dirige

contra los agentes será analizado posteriormente.

Expuestas las alegaciones del recurrente, debemos recordar en este aspecto que las

facultades de revisión en sede de apelación de la actividad probatoria llevada a cabo

en primera instancia se centran en la comprobación de los siguientes extremos:

a) que la convicción obtenida por el Juzgador y que le ha llevado a declarar la

culpabilidad se funda en medios de prueba válidamente practicados en el juicio oral

con todas las garantías de inmediación, contradicción, oralidad y publicidad.

b) que tales pruebas constituyen, por su carácter incriminatorio pruebas de cargo

aptas para basar en ellas un pronunciamiento de culpabilidad.

c) que las inferencias llevadas a cabo sean explicadas de forma suficiente y no

resulten excesivamente abiertas o indeterminadas.

d) que la valoración y motivación sea razonable y razonada, sin contrariar a las

reglas de la lógica, la experiencia común o los conocimientos científicos.

Todas estas condiciones se cumplen, a nuestro juicio, en la sentencia que se somete

a revisión. La lectura de los fundamentos jurídicos de la sentencia y del acta de

juicio, pone de manifiesto la existencia de suficiente prueba de cargo, apta para

enervar la presunción de inocencia, valorada de forma razonable y razonada, y las

alegaciones del recurrente no logran demostrar el aducido error en la valoración de

la prueba.

La tesis incriminatoria ha venido avalada por el testimonio de los agentes de la de la

Guardia Urbana que han depuesto en el acto de juicio. El recurrente impugna dichos

testimonios pretendiendo que prevalezca su propia versión de los hechos que

entiende corroborada por la constatación objetiva de un incremento de lesiones

sufridas en el periodo de detención policial, pretendiendo demostrar, por un lado,

que no hubo acometimiento inicial contra los agentes número NUM000 y NUM001 , y

que por ello su detención fue arbitraria, lo que justificaría, a su juicio, el ejercicio de

una mínima resistencia en oposición al ilegítimo proceder policial. Por otro lado, que

horas después, a manos de otros agentes distintos de los primeramente actuantes,

afirma haber sido objeto de maltrato policial al regresar a las dependencias policiales

después del reconocimiento médico practicado en el Hospital Sant Joan de Reus,

maltrato que imputa a los agentes de la Guardia Urbana nº NUM002 , NUM003 ,

NUM005 y NUM004 .

Resulta cuando menos llamativo, en opinión de la sala, que si recurrente pretendía

impugnar la versión incriminatoria que estos agentes han mantenido desde el inicio

de la causa afirmando la agresión inicial del acusado, así como el episodio violento

protagonizado en los boxes del Servicio de Urgencias del Hospital Sant Joan de

Reus, no haya decidido traer al proceso a los agentes de los Mossos d'Esquadra nº

NUM006 y NUM007 que se encontraban presentes en el momento de detención, ni

tampoco a los facultativos presentes en el servicio de urgencias.

Entrando en el fondo de la cuestión, se alega, en primer lugar, que los agentes de la

Guardia Urbana número NUM000 y NUM001 efectuaron una interpretación

equivocada de la realidad, omitiendo la persecución del delito de agresión y robo

sufrido por el Sr. Demetrio . Por más que resulte periférica dicha alegación, tampoco

podemos compartirla. En el momento de los hechos, sucedidos el día 17 diciembre

de 2004, sobre las 19:30 horas, después de que el acusado hubiera celebrado la

típica comida de empresa de navidad, los agentes de la Guardia Urbana número

NUM000 y NUM001 se dirigían a prestar un servicio debido a un vehículo

obstaculizando una salida. Ello quiere decir que en ningún momento tenían como

objetivo ni se les había encomendado actuación alguna relativa al señor Demetrio o

a la supuesta pelea o robo que hubiera sufrido. Lo mismo que la patrulla de Mossos

d'Esquadra con la que se encontraba dialogando en ese momento el agente nº

NUM000 , cuyo cometido era dirigirse hacia la calle Rocamora por una pelea. Por

este motivo no resulta comprensible que hallándose justo en ese momento el agente

NUM000 entrevistándose con los Mossos d'Esquadra, decidiera practicar una

detención ilegal contra una persona a la que no conocía y con quien ninguna relación

mantenía. El acusado iba bebido, como él mismo reconoce, sin camiseta,

vociferando "hijos de puta", y en ese preciso momento ambos agentes intervinientes

refieren que se abalanzó y empujó al agente NUM000 , propinándole sin motivo

aparente varios golpes, realizando mientras tanto el acusado diversas

manifestaciones tales como que era militar, que era cinturón negro. Preguntado en

el acto de juicio el por qué de dichas manifestaciones, no ha sabido dar una

respuesta clara. Dichos extremos necesariamente tuvieron que ser proferidos por el

Sr. Demetrio , pues en realidad había sido militar hasta unos meses antes de los

hechos, y era igualmente cinturón negro de kárate, lo cual avala la versión de los

agentes. El recurrente pretende sustituir la versión de los agentes, imparcial,

desinteresada, desconectada de cualquier otra actuación policial posterior en el

trascurso de la detención policial, por la suya propia, pero en este aspecto

manifiesta que no recuerda exactamente los hechos, presentando sospechosas

lagunas. Para comprobar la falta de consistencia y persistencia de su relato en este

aspecto, ya manifestó en su declaración sumarial (folio 27) que los agentes le

subieron en el coche y le tranquilizaron, lo que quiere decir que estaba

indebidamente exaltado, y mal se compadece con una detención arbitraria como la

que refiere el acusado Sr. Demetrio . Incluso al final de su declaración sumarial

(folio 28) preguntado si recordaba haber pegado a algún policía manifestó que "cree

que no", es decir, no lo negó taxativamente. En su declaración policial ya manifestó

que creía que uno de sus jefes le había traído a Reus, que no recordaba nada más

hasta que se vio detenido, lo que también reprodujo en su declaración sumarial

(folio 168) en la que consta "que lo que le pasó en ese instante no lo recuerda". En

el momento de la detención el acusado Sr. Demetrio presentaba heridas sangrantes

en brazo y espalda, refería que le habían pegado "unos moros", sin dar más detalles,

lo que desde luego impedía cualquier actuación policial en comprobación de lo que

relataba, y menos ante el forcejeo que inició con el agente nº NUM000 , que no

obsta, aún dada la corpulencia y preparación física como karateca del acusado, con

la ausencia de lesiones por parte de los agentes, dado que portaban casco y guantes

propios de motorista, sin perjuicio de que este aspecto sí lo tengamos en cuenta

para excluir el delito de atentado, rebajando los hechos a mera resistencia a agente

de la autoridad, como razonaremos más adelante.

En suma, pretende el recurrente sobreponer su versión, según la cual no recuerda

los hechos, a la versión de los policías, y para ello pretende una curiosa

transferencia, lo que fue una actuación sin motivo aparente por parte del detenido,

en las condiciones de embriaguez que presentaba, pretende trasladarlo a la

detención policial, tildándola de inmotivada y arbitraria, lo que no podemos

considerar, pues en el estado de alteración y exaltación que reconoce el propio

recurrente es más razonable considerar que se produzca una reacción como la que

afirman los agentes, tratando precisamente de tranquilizarlo, y no una detención

ilegal en la vía pública, en presencia de transeúntes, y lo que es más importante de

efectivos de otro cuerpo policial. No se observa, por tanto, quebranto de las reglas

de la lógica, y dicha resistencia inicial, incluso reconocida por el propio recurrente,

tras haberse abalanzado y forcejeado con el agente nº NUM000 , queda plenamente

acreditada, sin visos de ilegalidad alguna en la actuación policial.

En segundo lugar, el acusado protagonizó horas después en el centro hospitalario

San Joan de Reus, en presencia de los agentes nº NUM002 , NUM003 , NUM005 y

NUM004 , distintos de los agentes inicialmente actuantes, otro episodio violento.

Dichos agentes ya refirieron desde el inicio del atestado que en el transcurso de la

detención en dependencias policiales, así como en el traslado al centro hospitalario,

recibieron continuamente insultos y amenazas por parte del detenido, y este estado

de alteración y agitación que presentaba, constatado, por otra parte, en el parte

médico emitido a las 20.31 horas (folio 16), es lo que motivó que fueran dos

patrullas las que se desplazaran al centro hospitalario, lo que resulta significativo a

los efectos de valorar lo que sucedió posteriormente.

Refiere el recurrente (folio 139, párrafo 2º), de forma totalmente tangencial e

intrascendente al caso, que ya en ese momento los agentes locales impidieron la

asistencia la médica dado que convenía no reflejar muchas lesiones (sic).

Desconocemos si existe algún error en la consignación de la duración de la

asistencia médica llevada a cabo entre las 20.28 y las 20.31, pero en cualquier caso

lo que no compartimos es que no gozase de una exploración médica en toda regla,

pues tal y como se constata en el parte médico manuscrito que consta en el folio 34,

se practicó una exploración completa y se diagnosticaron las lesiones que en ese

momento presentaba el detenido. No entiende la sala por qué el recurrente realiza

esta afirmación, cuando ni siquiera de ella pretende extraer conclusión alguna,

puesto que las lesiones iniciales son precisamente las que se constatan en ese parte

médico en el que consta que el paciente ya refería haber tenido una pelea.

A continuación los agentes refieren un episodio violento protagonizado en el

hospital, con grave alteración del orden público dentro del propio centro hospitalario,

durante dos horas, con gritos e improperios, y que al comunicarle su traslado de

nuevo a dependencias policiales comenzó a resistirse, provocando golpes al

mobiliario, golpes a los agentes, se tiró al suelo, tal y como afirma el agente nº

NUM005 , y tuvo que ser sacado por la fuerza entre los 4 agentes cogido de brazos y

piernas. Este aspecto también se ve corroborado parcialmente por acusado y por sus

familiares que se encontraban en el centro hospitalario, admitiendo en juicio la Sra.

Filomena que sacaron a su marido a rastras, que tiraban de él para meterlo en el

coche, lo que corrobora la oposición física que ofrecía el detenido y el estado de

alteración del mismo. Ya en su declaración sumarial el Sr. Demetrio (folio 168)

reconoció que no quería marcharse del hospital, que los cuatro agentes le agarraron

por los pies y por los brazos, que en ese momento se resistían a entrar en el

vehículo, y que le metieron en el coche de malas maneras, tirándole de las esposas.

Nuevamente este reconocimiento parcial de los hechos confirma la base fáctica

tomada en cuenta por la Juzgadora para fijar la declaración de hechos probados.

Precisamente en el curso de este forcejeo es donde se pudieron producir las nuevas

lesiones que se constatan en el parte médico forense obrante en el folio 24: dolor

más equimosis en tercio superior del glúteo derecho, zona de eritema y tumefacción

en tercio distal de antebrazo derecho, y marca excoriativa de 1 cm en la parte radial

del carril izquierdo. Respecto la etiología de estas lesiones el médico forense señor

Arsenio ha aclarado en el acto de juicio el alcance de dicho informe y del informe del

hospital de fecha 19 de diciembre de 2004 (folio 55) en el que se relacionan

diferentes lesiones. Según el médico forense, el enrojecimiento y tumefacción en

antebrazo derecho es compatible con su causación por las esposas; la lesión del

glúteo es causada por un golpe más deslizamiento rápido, que puede ser causada

por una caída o por una patada. De ello no se deduce necesariamente, ante la

resistencia protagonizada por el acusado, una etiología de maltrato policial, pues

también es compatible con la caída que refieren los agentes, de golpe y

deslizamiento, en cualquiera de los lances del violento forcejeo que con ellos

mantuvo, teniéndole que sujetar entre los 4 agentes, aún yendo esposado.

Por último no podemos dejar de poner de manifiesto las contradicciones en las que

ha incurrido el acusado a lo largo de la causa respecto a los autores de las lesiones

que refiere sufridas a manos de los agentes, que impiden en cualquier caso otorgar

verosimilitud a su declaración.

En su declaración sumarial (folio 168) refiere que el agente de origen gallego le

agarró del pelo y amagó dirigirle un puñetazo en la nariz pero no llegó a golpearle.

Que el agente que conducía el coche que trasladó al declarante al hospital le propinó

una patada en la zona lumbar. Otro agente que iba en el otro coche le dio una

patada pero el declarante puso el antebrazo. Un cuarto agente no le golpeó pero

también le sujetó. El único agente de origen gallego (nº NUM003) de los que

intervinieron en su traslado al hospital era el conductor del vehículo que trasladó al

detenido al hospital, en el que viajaban junto con el agente nº NUM002 , como el

propio señor Demetrio ha reconocido en el acto de juicio. En el otro vehículo

viajaban los agentes nº NUM004 , como conductor, y nº NUM005 , de copiloto.

En el acto de juicio, tal y como puede leerse en el acta obrante al folio 87, refiere

que el agente nº NUM004 es el que le dio la patada en la espalda, y que el agente

nº NUM002 le cogió el pelo y hace amago de darle en la nariz y le quiere dar un

patadón pero él se defiende cubriéndose y le da en el antebrazo derecho una

patada.

De lo anterior resultan varias contradicciones insalvables pues en su declaración

sumarial había referido que el conductor del otro vehículo, que resultó ser el agente

NUM004 , es el que le dio una patada en el antebrazo. Sin embargo en el acto de

juicio refiere que este agente es que le pega la patada en la espalda. En el acto de

juicio refiere que el agente NUM002 es el que hace amago de darle un puñetazo en

la nariz, y sin embargo en su declaración sumarial refirió que el amago lo había

realizado el agente de origen gallego, esto es, el agente NUM003 , que era el que

conducía el vehículo que trasladaba al declarante.

Tales contradicciones resultan insalvables en cuanto a la presunta autoría del

maltrato policial que refiere, lo que excluye cualquier viso de verosimilitud, y ni

siquiera concuerdan con el escrito de acusación en el que se imputa a Victorio

(agente NUM002) haber propinado la patada en las nalgas.

En suma, sin perjuicio de lo que digamos respecto a la pretensión condenatoria que

se dirige contra los agentes, la Sala no observa error alguno en cuanto a la

valoración de la prueba tomada en cuenta a efectos de fundar un pronunciamiento

condenatorio, en los términos en los que la sala anuncia, constitutivos de un delito

continuado de resistencia y desobediencia grave a agente de la autoridad.

Tercero.- Vulneración del derecho juez imparcial.

Planteamiento del recurrente: Afirma el recurrente que la sentencia dictada avala las

sospechas constatadas a lo largo del juicio de que la Jueza "a quo" se ha mostrado

parcial, se afirma que tras el juicio el acusado y su madre (honrada mujer, que por

realizar un gesto en juicio, al oír a su hijo, fue voceada en público, sin

miramiento...), indicaron al letrado que suscribe el recurso que veían clara

parcialidad en la Juzgadora. Continúa el escrito de recurso afirmando que se restó

importancia a tal afirmación, intentando acreditar que la Iltma. Sra. Jueza resolvería

con arreglo a la prueba practicada en el juicio, con criterios de imparcialidad. "No fue

así. Sin duda, partió de una posición predeterminada, en que tal vez

inconscientemente, apoyada en criterios de convicción personal y no en pruebas

practicadas en juicio, parece no perseguir otra cosa que la condena del ciudadano.

Por eso de que los policías locales, agentes de la autoridad, son intocables". Dicha

parcialidad, según se afirma, se manifiesta en interrogatorio de los testigos de la

acusación pública y defensa, porque en el interrogatorio de los testigos agentes

NUM000 y NUM001 se les preguntó únicamente por su relación con los acusados,

obviamente son compañeros, todos policías locales, pero no se les pregunta por

amistad, enemistad, interés..., no se les advierte de las penas asignadas al delito de

falso testimonio, y cuando declaran los testigos propuestos por la defensa, se inicia

un interrogatorio sobre las generales muy diferente, se les advierte del delito de

falso testimonio, se adoptan cautelas para que no se comuniquen estos testigos y no

los de la acusación; que en tono inadmisible la jueza no solo intimidó al acusado

sino que intentó hacerlo con el letrado que suscribe; que declaró impertinente gran

número de preguntas sin declarar impertinente una sola pregunta a la defensa de

los policías; que consignó diversas protestas, dejando constancia de que el Letrado

se sentía intimidado con el tono utilizado; que la defensa únicamente quería dejar

constancia de que el recurrente era cinturón negro de kárate; por el sesgamiento de

hechos que se incorpora en la sentencia; la valoración de la prueba convierte a los

policías acusados en testigos, tal vez por su mera condición agente; que la

Juzgadora califica la declaración de los agentes como prestaba con serenidad,

contundente, claridad y coherencia, preguntándose el recurrente si falta algún

adjetivo más; que testimonio los agentes es contradictorio, que existe una absoluta

falta de referencia a los testigos de la defensa y selecciona exclusivamente de éstas

aspectos perjudiciales para el ciudadano y no para los acusados y policías locales;

que se contiene una valoración sesgada del informe del médico forense,

seleccionando sólo uno, que no se refiere al informe médico forense obrante en los

folios 204 y 205, y por último, sin reflejar la previa petición de parte, impone las

costas sin introducir siquiera el criterio temeridad. Concluye afirmando que no

dudando de esa lamentable parcialidad también manifestada en el rechazo de

prueba claramente pertinente, no solicita, sin embargo, la nulidad de la sentencia,

estimando el propio recurrente que el motivo debe reconducirse a valorar la actitud

de la que ha partido la Jueza a quo a la hora de resolver el recurso.

Respuesta judicial: La falta de pretensión asociada determina que nos encontremos

ante una alegación vacua, nos exime de su análisis, sin perjuicio de considerararla

rechazable y desmesurada en los propios términos en los que viene formulada.

Cuarto.- Vulneración del derecho a la prueba.

En este apartado nos remitimos a lo ya razonado en los autos de fecha 17 de

febrero y 5 de mayo de 2010 resolviendo éste último el recurso de súplica frente a la

denegación de prueba solicitada para su práctica en segunda instancia.

Quinto.- Hechos. Error en la valoración de la prueba.

Planteamiento de recurrente: De forma nuevamente asistemática reitera el

recurrente aspectos relativos a la valoración de la prueba, afirmando que la

Juzgadora acude y sesga las declaraciones de los agentes NUM000 y NUM001 ,

omite francas contradicciones, que no ofrecen explicación alguna sobre por qué

presentan al señor Demetrio tras varias horas ante la Comisaría de policía, no valora

la inexistencia del menor rasguño o lesión, rotura de ropa... en los agentes por

alguien que se dice que es cinturón negro de kárate, que debe valorarse la

naturaleza las lesiones sufridas por señor Demetrio y su compatibilidad con los

ataques violentos, procedentes de la policía, que narra desde el primer momento,

considera decisivo el testimonio de los agentes NUM000 y NUM001 que son los que

provocan(sic) la detención, manifestando que este agente declaró que "notó", es

decir, no hay fuerza, sino una simple llamada lógica, tocándole en la espalda, por

parte el señor Demetrio , lesionado y robado hacía unos instantes, que el agente

NUM001 manifiesta que dijo muchos insultos, que no sabe si eran para ellos, que

estaba muy exaltado, clama al cielo que mencione la sentencia conste parte de

asistencia médica del Sr. Demetrio , cuando omite nuevamente consta como hora de

entrada 20.28, de ahí la queja de no haber sido asistido médicamente, no convenía

reflejar muchas lesiones; no explican la falta de intervención de los Mossos

d'Esquadra que se hallaban en el lugar con los agentes NUM000 y NUM001 , aparece

constatado claramente diferencia e incremento de lesiones constatadas en el Sr.

Demetrio a las 20.28 horas (folio 16, 33, 34 y 53) y las que presentaba a las 16.42

horas del día 18 de diciembre de 2004 (folíos 7 y 54) y las que presentaba a las

16.42 horas del día 19 de diciembre de 2004 (folio 55), que parece todo

predeterminado contra el ciudadano, vejado, víctima y no delincuente, que en su

intervención en juicio el forense es claro, hay lesiones añadidas a las anteriores, que

se desprenden de los distintos partes médicos, y sienta la compatibilidad de las

lesiones con las agresiones que describe el acusado, que por lo tanto existirían

pruebas suficientes, médica, documental y testifical y la propia manifestación del

señor Demetrio que desde el inicio, al describir la agresión de los agentes, declara

de forma clara y sin contradicciones, que se dificultó la investigación desde el inicio

del proceso, incoando incluso un simple juicio de faltas, que no se facilitó el

reconocimiento en rueda, ni en el acto de juicio al barajarse confusamente números,

solicitando por todo ello se condene a los cuatro agentes como autores por acción u

omisión de una única falta de lesiones del artículo 61.1 del Código Penal .

Respuesta principal: Ante la pretensión condenatoria que se plantea en esta sede

revisora, debemos recordar una vez más la doctrina constitucional reiterada desde la

sentencia STC 167/02 (LA LEY 7757/2002) sobre las limitaciones con que se

encuentra el órgano de apelación a la hora de revisar la valoración de la prueba

personal llevada a cabo por el Juez " a quo". Dicha doctrina reconfigura el espacio

del novum iudicium que el efecto devolutivo atribuye a la apelación, cuando de lo

que se trata es de la revisión de sentencias absolutorias basadas en una valoración

directa y plenaria de las llamadas pruebas personales.

En estos casos, la doctrina constitucional insiste en que el órgano de apelación no

puede tener en cuenta para fundamentar una eventual condena una prueba no

producida ante él con respeto a los principios de inmediación y contradicción que

forman parte del derecho fundamental a un proceso debido con todas las garantías.

La inmediación de la que goza el juez de instancia constituye una precondición

valorativa de la prueba testimonial, pues la valoración de esos medios de prueba

requiere un examen directo y personal de los acusados y testigos, en un debate

público en el que se respete la posibilidad de contradicción, cuya ausencia impide a

los tribunales superiores subrogarse en la labor determinativa de la eficacia

probatoria de tales medios de prueba de tipo personal.

Dicha doctrina se reitera, entre otras, en las más recientes STC 207/07 (LA LEY

154000/2007), 28/08 (LA LEY 1558/2008), 36/08 (LA LEY 1704/2008), 48/08 (LA

LEY 3780/2008), 64/08 (LA LEY 61665/2008), 115/08 (LA LEY 142367/2008), 1/09

(LA LEY 93/2009), 21/09 (LA LEY 1729/2009), 54/09 (LA LEY 5345/2009), 214/09

(LA LEY 233099/2009), 2/10 , etc). En estos variados supuestos la Audiencia

Provincial modificó el relato de hechos probados en sentido incriminatorio, a partir

de una valoración probatoria sin garantías constitucionales suficientes: a partir de la

valoración de unos testimonios a los que no había asistido, recordando el Tribunal

Constitucional que "la Constitución veda ex art. 24.2 que un Juez o Tribunal de lo

penal sustente una condena sobre su propia apreciación de lo sucedido a partir de

su valoración de testimonios a los que no ha asistido" (STC 112/2005, de 9 de mayo

(LA LEY 12450/2005), FJ 9).

Expuesto lo anterior esta Sala no puede extraer de las declaraciones personales que

no ha presenciado una valoración diferente. El examen de la prueba documental

obrante en autos, no permite sentar una conclusión diferente dentro del margen

valorativo que la doctrina constitucional reserva a esta segunda instancia. Aunque se

aprecie incremento de lesiones sufridas por el señor Demetrio , no objetivadas en el

parte inicial de lesiones, lo cierto es que él mismo protagonizó una situación violenta

y de decidida resistencia en el momento en que se negó, empleando considerable

fuerza física, a ser trasladado de nuevo traslado del Hospital a las dependencias

policiales. Las lesiones posteriores a dicho parte inicial resultan igualmente

compatibles con una caída o choque del cuerpo contra el suelo, y con la resistencia

empleada cuando tenía colocadas las esposas, como refieren los agentes, en el

momento en el que el detenido se niega al traslado. No es constitucionalmente

admisible en segunda instancia concluir una única y exclusiva etiología violenta a

dicho incremento de lesiones en el contexto de una supuesta acción de maltrato

policial, que desde luego no consta, y respecto a la cual se contradice gravemente el

señor Demetrio , lo que, en definitiva, determina la desestimación del motivo.

Sexto.- Inexistencia atentado. Subsidiariamente, no delito continuado: delito único.

Planteamiento del recurente: Alega el recurrente que no existe atentado, ni siquiera

describiría la sentencia de forma clara qué golpe o acto de acometimiento existe

que, en todo caso, ante el trato dado al señor Demetrio estaría justificado, según

manifiesta, ante el incumplimiento por parte de los agentes de los deberes propios

de su cargo, siendo justa la reacción del ciudadano, ofreciendo una mínima

resistencia. Considera, por otro lado, que no puede hablarse bajo ningún concepto

de continuidad delictiva puesto que se contempla una misma ocasión y una misma

forma de proceder, y nuevamente reitera que de haber procedido el acusado a

atacar a un agente, siendo cinturón negro de kárate, de complexión fuerte, al menos

alguno de los agentes presentaría lesiones que hubieran quedado constatadas

mediante parte médico.

Respuesta judicial: La Sala entiende aceptable la queja del recurrente en cuanto a la

indebida aplicación del delito de atentado, lo que no es óbice para apreciar la

concurrencia de un delito de resistencia y desobediencia grave a agente de la

autoridad (artículo 556 en relación con art. 550 del Código Penal).

Existen similitudes o zonas de confluencia entre el delito de atentado (art. 550 CP),

el delito de resistencia o desobediencia grave (art. 556 CP), y la falta contra el orden

público (art. 634 CP). Como divergencia se encuentra como elemento nuclear de

cada infracción, la forma en la que se realiza el ataque a la función pública: en el

caso del atentado la conducta está constituida por un acometimiento, empleo de

fuerza, intimidación grave o resistencia también grave; en el delito de resistencia se

integrarían aquellos supuestos de desobediencia grave o resistencia pasiva, aunque

también debemos precisar que existen situaciones fronterizas en las que la

jurisprudencia permite apreciar como delito de resistencia algunos supuestos en los

que hay ataque activo por parte del acusado, siempre que éste no comporte

acometimiento; por último, en la falta contra el orden público se integrarían aquellos

supuestos residuales de mera falta de respeto o desobediencia leve.

En ocasiones resulta difícil deslindar la resistencia activa grave de la que no lo es,

para incluir la acción en uno u otro precepto (STS 24-10-06). Tal y como establece

la STS de 9 de octubre de 2007 , la jurisprudencia actual ha atenuado la radicalidad

del criterio anterior según el cual el delito de resistencia se caracterizaba por un

elemento de naturaleza obstativa, de no hacer, de pasividad, mientras que el delito

de atentado comportaba una conducta activa, hostil y violenta. Como analizan las

sentencias de la Sala 2ª del Tribunal Supremo de 25 de noviembre de 1996 y 19 de

noviembre de 1999 , el riguroso tratamiento penal del delito de atentado impone

"una interpretación del tipo sujeta al fundamento material de su incriminación,

contando con la perspectiva del principio de proporcionalidad" lo que obliga a excluir

aquellas "conductas de menor entidad que ni gramatical ni racionalmente puedan

ser calificadas de atentado sin forzar exageradamente el sentido del término" (STS.

740/2001 de 4.5 (LA LEY 5288/2001)), de modo que en el ámbito de resistencia del

art. 556 , tiene cabida, junto a los supuestos de resistencia pasiva, otros de

resistencia activa cuando no estén revestidos de dicha nota de gravedad (SSTS.

1828/2001 de 16.10 (LA LEY 1258/2002), 361/2002 de 4.1, 670/2002 de 3.4 (LA

LEY 6654/2002)). En la STS 3.10.96 se refiere a un supuesto en el que el acusado

ofreció oposición de forma activa y pasiva dando puntapiés y profiriendo graves

ofensas a los policías. La STS 11.3.97 razona que hay que incluir en el tipo de la

resistencia no grave "comportamientos activos al lado del pasivo que no comporten

acometimiento", tesis que repite la STS de 21.4.99. La STS. 996/2000 de 5.6 ,

aplica el art. 556 en un supuesto en que el detenido "aprovechando que le quitaron

los grilletes para firmar una diligencia, dio un tirón para desasirse del agente que le

tenia cogido e intentó golpearle, tirándose al suelo, donde fue reducido por varios

agentes, mientras daba patadas a los mismos sin llegar a producirles lesiones", en

similar sentido STS. 370/2003 de 15.3 .

De tales sentencias se deriva una ampliación del tipo de la resistencia, en el sentido

de que es compatible este delito con actitudes activas del acusado; pero ello sólo

cuando éstas sean respuesta o se produzcan en el curso de una actuación del agente

de la autoridad, por ejemplo -es el caso más frecuente-, cuando la policía trata de

detener a un sujeto y éste se opone dando manotazos o golpes contra aquél.

Ciertamente, los empujones y forcejeos para no ser detenido también pueden y

deben encuadrarse en el delito de atentado cuando la oposición sea especialmente

activa, violenta o abrupta, lo que en el presente supuesto descartamos atendida la

corpulencia del acusado, su formación militar, y que era cinturón negro de kárate,

por lo que de haber sido especialmente abrupta dicha resistencia necesariamente

tuviera que haber causado algún tipo de lesión a los agentes. Estima la sala

procedente rebajar la calificación jurídica de los hechos a mero delito de resistencia

y desobediencia a agente de la autoridad, que debe apreciarse en grado de

continuidad delictiva, dado que no solamente se resistió a los agentes en el

momento inicial de su detención, sino también horas después resistiéndose a su

reingreso en dependencias policiales, desobedeciendo de forma reiterada sus

órdenes, por la que se trata de acciones sucesivas, separadas e independientes, con

diferentes sujetos pasivos.

En cualquier caso la Sala reitera que rechaza que dicha resistencia pueda

considerarse como una respuesta justa a una actuación ilegítima de la policía, que

ya hemos expuesto.

Séptimo.- Subsidiariamente, Circunstancias modificativas de la responsabilidad

criminal:

7.1.- Embriaguez. Considera el recurrente que actuó en franco estado de

embriaguez y que ingirió gran cantidad de alcohol que no puede siquiera recordar,

por lo que considera debería aplicarse la eximente incompleta o completa de

embriaguez.

No puede estimarse. Es cierto que el recurrente iba bebido, como así lo afirman los

agentes NUM000 y NUM001 que practicaron su detención, pero aparte de este dato

y de las propias manifestaciones del acusado no consta ningún otro dato objetivo

que permita determinar el grado o intensidad de dicha embriaguez, pues ni siquiera

en el parte médico inicial (folio 34), en el que se realiza un amplio reconocimiento al

detenido, se describe la presencia de signos de intoxicación enólica. Tan sólo consta

que en la exploración médica se encontraba muy agitado y refería haber bebido dos

copas de vino (folios 16 y 34).

7.2.- Legítima defensa como eximente completa o incompleta ante el exceso en la

intervención policial.

No puede estimarse. En modo alguno se encontraba el recurrente en situación de

defensa frente a una supuesta intervención policial ilegítima, sino todo lo contrario.

La fundamentación que hemos expuesto a la hora de rechazar el aducido error en

apreciación de la prueba sirve igualmente para descartar la legítima defensa en

cualquiera de sus versiones, completa, incompleta o atenuante analógica, en el

supuesto de autos, precisamente por no haber sido objeto de agresión ilegítima, no

concurriendo, por tanto, necesidad de defensa.

7.3.- Miedo insuperable como eximente incompleta o en su defecto analógico.

Considera el recurrente que sufrió miedo por la situación vivida al haber sido objeto

de reiterados golpes y ataques, y privado de libertad por primera vez en su vida.

No puede estimarse tampoco en ninguna de sus vertientes atenuatorias, sirviendo

igualmente lo ya expuesto al rechazar el aducido error en la valoración de la prueba

para descartar su concurrencia.

7.4.- Atenuante dilaciones indebidas, que se solicita se aprecie como muy cualificada

al haber trascurrido más de cinco años desde los hechos.

Es evidente, a nuestro juicio, el excesivo tiempo transcurrido desde que se

cometieron los hechos (diciembre de 2004). Aunque en la causa constan numerosos

recursos e incidencias procesales planteados por la defensa, no obstante, el tiempo

transcurrido, objetivamente considerado, provoca una desconexión del hecho con la

respuesta punitiva asociada, que si bien no queda excluida al no concurrir causa de

extinción -prescripción-, debe ser rebajada en adecuada proporción, como viene

considerando la jurisprudencia, y en aplicación de los módulos que venimos

barajando, en proporción al tiempo transcurrido y a la complejidad de la causa,

estimamos procedente la rebaja de la pena en un grado, excluyendo la rebaja de la

pena en dos grados que se solicita, pues desde los parámetros expuestos no

apreciamos circunstancias de especial intensidad.

Octavo.- Error en la fijación de la pena.

Alega el recurrente error en la fijación de la pena puesto que al apreciarse dos

atenuantes, no concurriendo agravante alguna, la pena debe ser inferior en uno o

dos grados con carácter preceptivo.

Ante las razones expuestas en esta resolución, el motivo queda desprovisto de

contenido, procediendo fijar por el delito continuado de resistencia y desobediencia

grave, la pena de cuatro meses y 15 días de prisión. En el cálculo se toma en cuenta

la pena asignada al tipo que oscila entre seis meses a un año de prisión. En

aplicación del artículo 74 CP el tramo inicialmente imponible abarcaría entre nueve

meses y un año de prisión, que ha de rebajarse en 1 grado por la apreciación de la

atenuante analógica de dilaciones indebidas como muy cualificada, imponiendo la

pena en el límite mínimo dada la situación de embriaguez que presentaba el

acusado.

Noveno.- No imposición de costas.

Considera el recurrente que no hay temeridad, ni concurren méritos para imponer

las costas al ciudadano que presenta lesiones y verosimilitud objetiva, desatendida

por completo en la sentencia, que nada tiene que ver lo dispuesto en el artículo 123

del Código Penal ni la imposición de costas a la acusación particular, y que la

sentencia no refleja la previa solicitud de parte.

El motivo no parece expuesto con la debida claridad, sin perjuicio que la lectura de

la sentencia de instancia muestra la equivocación de la Juzgadora al imponer al

acusador particular (Sr. Demetrio) las costas de la defensa de los cuatro agentes de

la Policía Local contra los que dirigía la acusación. La absolución en el proceso penal

conlleva la declaración de costas de oficio salvo los supuestos de temeridad que

desde luego la Juzgadora no justifica ni razona en su resolución.

Décimo.- Condena de los policías locales y deducción de testimonio.

Reitera el recurrente su pretensión condenatoria a los cuatro agentes acusados

como autores de una falta de lesiones, en los términos contenidos en su escrito de

conclusiones definitivas, y que se deduzca testimonio de particulares contra los

citados agentes y también contra los agentes nº NUM000 y NUM001 por presuntos

delitos de detención ilegal (articulo 167 CP), falsedad en documento público (articulo

390 CP), y omisión del deber de perseguir delitos (artículo 408 CP), afirmando que

no puede permitirse en un Estado democrático conductas como la llevada a cabo por

los cuatro agentes acusados.

Nos remitimos a lo ya expuesto en los ordinales 2º y 5º, no pareciendo buenas

razones para acordar la deducción del testimonio que se solicita. No apreciamos

indicios de delito en la actuación de los agentes, lo que no excluye que el recurrente

pueda iniciar las acciones que estime oportunas, siempre que no hayan prescrito,

como así también podía haberlas ejercitado en esta causa desde un inicio,

imputando a los agentes simplemente una mera falta de lesiones, que ya hemos

concluido no concurre.

Undécimo.- Se declaran de oficio las costas causadas en esta instancia, de

conformidad con lo dispuesto en los artículos 239 y 240.1º LECrim. y en relación con

las costas de primera instancia se precisa que se imponen al condenado en la quinta

parte, declarando resto de oficio.

Vistos los preceptos legales citados y demás de general y pertinente aplicación,

FALLO

LA SALA ACUERDA: ESTIMAR parcialmente el recurso de apelación interpuesto por la

representación de Demetrio , absolviendo al recurrente del delito continuado de

atentado del que venía siendo acusado, condenándole en su lugar como autor de un

delito continuado de resistencia y desobediencia grave a agente de la autoridad (art.

556 en relación con el art. 550 CP), concurriendo la circunstancia atenuante

analógica muy cualificada de dilaciones indebidas (art. 21.6 CP) y la circunstancia

atenuante analógica de embriaguez (art. 21.6 en relación con art. 21.1 y 20.2 CP), a

la pena de cuatro meses y 15 días de prisión e inhabilitación especial para el

ejercicio del derecho sufragio pasivo durante el tiempo de condena, así como al pago

de la quinta parte de las costas causadas en primera instancia, declarando el resto

de oficio, confirmando el resto de pronunciamientos contenidos en la sentencia

recurrida, y declarando de oficio las costas causadas en esta instancia.

Esta es nuestra sentencia, contra la que no cabe recurso ordinario alguno, que

pronunciamos, mandamos y firmamos.