Aurelio González-Riancho Colongues€¦ · El Sardinero en el último cuarto del S XIX, empiezan...

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No habría podido escribir es- tas líneas si, muchos años antes, Rafael Gutiérrez-Colomer no hu- biera escrito y publicado su ‘San- tander 1875-1930”‘, esa magnífica y detallada crónica de nuestra his- toria más reciente. Por tanto a él están dedicadas estas líneas co- mo homenaje y recuperación de su obra. H asta el inicio del último cuarto del siglo XIX muy pocos santanderinos habían pisado el cercano, pe- ro apartado Sardinero; quizás algunos jóvenes y curiosos ex- cursionistas o intrépidos cami- nantes buscando lo descono- cido, además lógicamente de gente de la mar que faenase por esos lugares. Solo ellos podrían hablar de su belleza y de sus inexpugnables escar- pados rotos por interminables arenales. Santander, aquella pe- queña ciudad de apenas 40.000 habitantes mantenía prácticamente los viejos lími- tes medievales. Apenas se ha- bía desarrollado por el Muelle y Castelar, para terminar a la altura de Molnedo y San Mar- tín. Allí acababa la ciudad y no había continuación hacia el Sardinero. Por tanto, no era fácil lle- gar al lugar de los arenales y antes de 1840 apenas era visi- tado ni citado en las crónicas santanderinas. Podemos ima- ginar el lugar en ese momento y despojarlo de las actuales construcciones, de las carrete- ras, de los cierres, de los lími- tes y de cualquier signo de ha- bitación y luego hacer un dibu- jo ideal en el que las praderías se continuasen por abundan- tes masas arbóreas de pina- res, arenales y playas en esta- do salvaje, con acantilados bañados por las olas de ese mar bravío y manso; gris, ver- de y azul; amistoso, seductor 2 Historia del Sardinero Aurelio González-Riancho Colongues La Concha y la Primera Playa se habían convertido en el lugar de moda para los nobles y las grandes fortunas españolas del último tercio del S. XIX y pri biente que llegó a tener.

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No habría podido escribir es-tas lineas si, muchos anos antes,Rafael Gutiérrez-Colomer no hu-biera escrito y publicado su ‘San-

tander 1875-1930”‘, esa magníficay detallada crónica de nuestra his-

toria mas reciente. Por tanto a elestan dedicadas estas líneas co-mo homenaje y recuperación de

su obra.

Hasta el inicio del ultimocuarto del siglo XIX muypocos santanderinos

habían pisado el cercano, pe-ro apartado Sardinero; quizásalgunos jovenes y curiosos ex-cursionistas o intrépidos cami-nantes buscando lo descono-cido, ademas lógicamente degente de la mar que faenasepor esos lugares. Solo ellospodrían hablar de su belleza yde sus inexpugnables escar-pados rotos por interminablesarenales.

Santander, aquella pe-quena ciudad de apenas

40.000 habitantes manteníaprácticamente los viejos lími-tes medievales. Apenas se ha-bía desarrollado por el Muelley Castelar, para terminar a laaltura de Molnedo y San Mar-tín. Allí acababa la ciudad y nohabía continuación hacia elSardinero.

Por tanto, no era fácil lle-gar al lugar de los arenales yantes de 1840 apenas era visi-tado ni citado en las crónicassantanderinas. Podemos ima-

ginar el lugar en ese momentoy despojarlo de las actualesconstrucciones, de las carrete-ras, de los cierres, de los lími-tes y de cualquier signo de ha-bitación y luego hacer un dibu-jo ideal en el que las praderíasse continuasen por abundan-tes masas arbóreas de pina-res, arenales y playas en esta-do salvaje, con acantiladosbañados por las olas de esemar bravío y manso; gris, ver-de y azul; amistoso, seductor

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Historia del SardineroAurelio González-Riancho Colongues

La Concha y la Primera Playa se habían convertido en el lugar de moda para los nobles y las grandes fortunas españolas del último tercio del S. XIX y pribiente que llegó a tener.

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o perverso. Imaginar el Sardi-nero es ver ese escenario sal-vaje e rendido y domado ar-

moniosamente por los prime-ros balnearios, algunos hote-les, el primer casino, el CaféEspañol, las primitivas fondasy aquellas inaugurales y ele-gantes villas que fueron pocoa poco comunicándose porcaminos que iban uniendo loslugares y haciéndolos amiga-bles y vivibles. Imaginar elSardinero es entender como lanaturaleza y el hombre amis-

tosamente se unieron y consi-guieron ese paisaje tan her-moso que es parte de nues-tras vidas y de nuestra memo-ria y de la de muchos visitan-tes.

El mar bañaría aquellasplayas que luego le haríancelebre y el agua y las olassalpicaría la costa y abrazaríalas laderas sin las barreras ar-tificiales actuales.

Podemos imaginar unaSegunda Playa con la mareaalta entrando por el actual par-que de Mesones hasta la va-guada de las Llamas y unaPrimera Playa en la que elmar modelaba la costa impo-niendo sus límites naturales; yuna playa de La Concha entrerocas, cuevas y acantiladosque continuaba rocosa haciala península de la Magdalena,

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y primero del XX. Esta fotografía refleja el am-

La Alameda de Cacho, con un característico kiosko que fue su símbolo de identidad muchos años.

Vista de la Primera Playa hace un siglo.

La Historia del Sardinero de Au-relio González-Riancho es elprólogo de la novela ‘El caso delas escolleras, de Javier GómezAcebo.

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para extenderse al sur con unrico estuario de vida y abrirsehacia San Martín con menosarena y mas rocas, desdedonde se visualizaba la lejanaciudad.

En esos anos el baño deola era inexistente o minorita-rio. A partir de esas fechas,cuando las gentes lo descu-bren, el fenómeno sera impa-rable. Se empieza a hablar desus beneficios y de ese lugarhermosísimo. Cada vez seacercan más personas y sonmas los valientes que se atre-ven a introducirse en aquelmar sin asustarse por el cho-que con la ola. El baño se ha-ce popular y sus partidariosvan aumentando cuando, ade-mas, se divulgan los notoriosefectos para la salud y mu-

chos facultativos prescribeneste tratamiento para diversasdolencias.

Por ello, en 1846 el Ayun-tamiento se plantea facilitar elacceso, abriendo un camino

hasta el Sardinero y proyectaun pasaje descendente desdeel Alta, el único punto en esemomento practicable, hasta elAlto de Miranda. Sus extensospinares se convierten en lugar

de excursión y de encuentropara muchos santanderinosque comen, beben y disfrutande su tranquilidad y de esepaisaje natural tan hermoso.Se juega a los bolos y seconstruyen columpios para losniños. Los mas intrépidos seacercan como puedan a lasplayas, atravesando los pina-res, puesto que no hay ningúncamino. Al día siguiente, en laciudad todo el mundo hablaríade la belleza del lugar; y tantose habla que el ano siguiente,1847, la Gaceta de Madridanuncia los baños de oleajeen Santander. Pero todavía noera el momento y las cosasevolucionarán lentamente.

1861 es un ano importantepara el Sardinero. Isabel II y laFamilia Real quieren tomarbaños de mar en sus playas yveranean en Santander. Insta-lados en la Aduana (dondehoy esta Hacienda) se bañanrepetidamente y esta noticiacircula por toda España aca-rreando una enorme difusión yanimando a muchos jovenessantanderinos a imitarles.

La ciudad, deseosa demantener las visitas reales,dona a la Casa Real la fincade la Alfonsina, que nunca se-ra utilizada con este fin y queen 1868 (ano de la revoluciónconocida como La Alfonsina)es incautada por la Junta Re-volucionaria.

Los pocos santanderinosamantes del agua de mar acu-dían a la más cercana playade San Martín, donde se ba-

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Vista de Santander desde San Martin, en 1838. WUNCHS

El Sardinero en el ultimo cuarto del S XIX, empiezan las primeras construcciones y estaba poblado de pina-res.

Una de las primeras imágenes del Sardinero, con los pinares detrás.

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ñaban separados las mujeresy niños de los hombres, quetenían reservada la playa delos Peligros. En 1863, el em-presario Agustín Presmanesinstaló en ese lugar el primerbalneario de Santander concasetas de ruedas y el lugarempieza poco a poco a serconcurrido, pero el progresotermino con esa playa. En1878 los talleres de Lopez-Dó-riga fueron transformándola enun puerto y en 1888 desapare-cen los puntos de baño y lapropia playa.

El lugar de San Mar-tin ya fue conocido y uti-lizado por los romanos,habiéndose encontradoallí ánforas, monedas yrestos de edificios inter-pretados como termasu hornos por GarcíaBellido en lo que pro-bablemente fue una vi-lla del siglo I.

Todo indicaba queel fenómeno Sardine-ro era imparable. Lossantanderinos acu-den cada vez mas yla demanda obliga aque en 1864 se abraun nuevo caminodesde la ciudad, quesera conocido comoPaseo de la Concepción, (apartir de 1903, Paseo de Me-néndez Pelayo) por la ermitaque había en el lugar. Los ca-rruajes podían acceder masfacilmente hasta el Alto de Mi-randa; era mas senci-llo que ir por el Alta opor el camino Viejo deMiranda (actual Cana-lejas), por donde seaventuraban algunosa pesar de las difícilesrampas para las caba-llerías.

El Paseo de laConcepción se con-vierte en la principalvía de acceso. El Altode Miranda, citado en1772 como Barrio Mi-randa, se convierte enun nudo de comunica-ciones hacia el Sardi-nero, y cualquierapuede comprobar quedesde allí se divisa

una amplia panorámica. Lee-mos que en 1864 alrededor de24.000 personas visitaron elSardinero.

Los primerosequipamientos

En 1870 un grupo de san-tanderinos se embarcaen un proyecto que de-

nominan ‘Gran Sardinero’. Loshermanos Pombo, AntonioCabrero, Pedro Varona, Esta-

nislao Abarca, Fe-

derico y AlejandroLopéz, Norberto del Río, Fran-cisco Alday, Juan Gutiérrez-Colomer, Alfredo y Luis Martí-nez, Belisario Gallo, GuillermoRivero, Alejandro Bustamante,

Lucas Zúñiga, VicenteCalafont, Juan Sarabia, LuisOrtiz, Justo Sarabia, José Via-demonte, los hermanos Basá-ñez, Traynon y Modesto Piñei-

ro fundan la Sociedad de Fo-mento de Intereses Locales,estableciendo la base de loque es ahora este lugar.

Se construye el primerGran Casino y el Café Espa-ñol (que se ampliará y moder-nizará en 1889 con un proyec-to de Atilano Rodríguez) queinauguraba el verano congrandes conciertos, banquetesy reuniones sociales. Y se ur-baniza la Plaza del Pañuelo(después, Plaza de Italia). Eseano fue denunciado un hom-bre que bañó dos mulas en laSegunda Playa y para ello en-tro en el agua desnudo, sin in-mutarse por la presencia fe-menina.

Se crean las primeras in-fraestructuras hoteleras; elGran Hotel, regentado por loshermanos Pombo, que sera elmejor y mas lujoso de la ciu-

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La playa de San Martín, que quedaría cubierta por los astilleros.

Plano de Santander en el que se advierten los limites de la ciudad y el

acceso por el Alta al Sardinero, un lugar despoblado e inhóspito en

ese momento.

El primer casino y el Café Español, donde hoy se asienta el Casino actual.

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dad, con 400 plazas; el HotelCastilla, para 180 personas; elHotel Suizo, en 1875, futuroRhin; el Hotel París de 200 ca-mas, con planta en forma deU. Los hermanos Zaldívarinauguran el suyo en La Ca-ñía. Prudencio Coterillo abre

su hotel, actual Hoyuela, paracien huéspedes, y Juan Bau-tista Barbotán una fonda. Alunísono se construye la casade baños de la Primera Playa,explotada por los hermanosCarlos y Arturo Pombo, y otraen la Segunda, regentada porAntonio Fernández Castañe-da.

Entre 1880 y 1889 seconstruyen los primeros hote-les en el entorno de la Segun-da Playa: Inglaterra, Colina yConcepción. Una actividad in-gente, pero solo es el anticipode lo que ira viniendo des-pués.

Algunos santanderinosacaudalados y tambien atrevi-dos levantan las primeras resi-dencias privadas, entre ellosJuan Pombo Cornejo, que

puede ser considerado el pio-nero del desarrollo sardinero,que se construye la CasaPombo, luego Villa Piquío.

Se inicia la ermita de SanRoque, entre la Primera Playay la Concha, proyecto de Atila-no Rodríguez, finalizada en

1873, úni-co lugarde cultohasta en-tonces enEl Sardi-nero.

E n1871 hacesu apari-ción Beni-to PérezG a l d ó s ,con mu-chos pro-yectos lite-rarios que

desarrollaría en esta ciudad.Vino a partir de entonces to-dos los anos hasta su muertey alterno el descanso y el tra-bajo, alargando su estanciaen los inviernos. En el caminoentre Miranda y la Magdalenaconstruye una residencia queinaugura en 1892 y el lugar seconvierte en centro cultural dela ciudad y peregrinaje de ilus-tres visitantes. Por allí pasarony disfrutaron del SardineroEmilia Pardo Bazán, Azorín,Menéndez Pelayo, Pereda,Margarita Xirgu, José Estrañi ymuchos mas. En el año 1908se dio su nombre a esa calle.El 5 de enero de 1920 fallecíaPérez Galdós; cinco días an-tes moría su buen amigo Es-trañi.

San Quintín, como fue

bautizada su residencia, mira-dor estratégico hacia la Ense-nada de la Magdalena, se per-dió para siempre ante la pasi-vidad de esa ciudad a la queGaldós tanto amó y tanto dio.Pudo ser museo galdosianopero sus libros, su archivo, susrecuerdos y todo lo que dejofue enviado a Las Palmas a loque hoy es su museo. La casasantanderina solo conserva sunombre.

El Rey

nadador

Todo el mundo quiere iral Sardinero, los hotelesse llenan, crece la de-

manda y, por si fuera poco,en ese mismo ano de 1871, elRey Amadeo de Saboyaanuncia su llegada a Santan-der para bañarse en las pla-yas del Sardinero. Se hospe-da en la mejor villa de ese lu-gar, propiedad de Juan Pom-bo (Villa Piquío) y hábil nada-dor, alaba los baños de oleajeen la playa. La noticia se di-

funde por todas las esquinasy la gente de cualquier lugarya habla del Sardinero.

Unas cosas traen otras yen ese mismo ano se decideafrontar un serio problema. Irdesde Santander al Sardineroes todavía muy complicado, lagente se trasladaba en carrosde caballos propios o graciasa un servicio de veintiséis co-ches de diez asientos de trac-cion animal y dos ómnibus,con doce plazas cada uno,que hacían este trayecto des-

de la calle del Correo has-

ta el Alto deMiranda, atravesando el Pa-seo de la Concepción. Loofrecía la sociedad La San-tanderina y en uno de los ca-rruajes una orquestina ameni-zaba con música.

La oferta insuficiente y laoportunidad de negocio propi-cian nuevos proyectos. Unaudaz y polémico empresario,Santos Gandarillas, pone enmarcha un tranvía para comu-nicar ciudad y playas el 24 dejunio de 1875. Se trata de un

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La casa de Juan Pombo

La primera ermita de San Roque, junto a la playa.

Balneario de Quintana en la MagdalenaPrimeros hoteles en el Sardinero

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tren tirado por caballerías.El tranvía de la Costa o de

Gandarillas salía desde el Ar-c o

Dóriga, en-frente de la actual Plaza delEste, donde tenía la estación.De allí se dirigía a la Plaza delPríncipe, donde giraba hastaHernán Cortés, Puerto Chico,Molnedo y San Martín, conti-nuando por un trayecto de raí-les en lo que más tarde seríaReina Victoria, hacia La Mag-dalena, el Sardinero y final-mente Piquío.

El tranvía era de un solocarril pero desde el principiocontó con la satisfacción ge-neral de la población. Dosaños después se mejoró conuna locomotora que era capazde arrastrar tres vagones y yafue necesaria la doble vía. Eltren terminaba en Piquío, y te-

nía la cochera en donde hoyestá el bar Benidorm.

En 1873 se plantan diezmil tamarises en el Sardine-

ro –todavía vemos sus retorci-dos troncos– y en el Casinode Juan Pombo se celebrabantodos los sábados, bailes desociedad, banquetes y con-ciertos en los que participaronexcelentes músicos muy delagrado de la sociedad santan-derina.

El 30 de septiembre de1874 se inaugura el semáforode la península de la Magda-lena, uno de los primeros de

España, cuyas se-ñales facilitaban la navegacióny comunicación de los bu-ques. El 1 de mayo de 1875se pone en servicio un cabletelegráfico submarino entreSantander e Inglaterra desdela Segunda Playa, un hito sinprecedentes.

El verano de 1876 fue es-pecial para la ciudad. La exi-liada Isabel II y sus hijas Paz,Pilar y Eulalia volvían a la pa-tria desde París a bordo de la

fragata Numancia y desem-barcaban en Santander,donde las esperaban AlfonsoXII y la infanta Isabel ‘LaChata’. Esto sucedió el 29 dejulio y les acompañaban va-rios miembros del Gobierno,encabezados por su presi-dente, Cánovas del Castillo.Los monarcas se hospeda-ron, como anteriormenteAmadeo I, en el palacete dePombo.

El rey Alfonso XII se afi-cionó a Santander pero falle-ció en 1878. La reina María delas Mercedes se encierra enpalacio en Madrid. Dicen quetodos los días tomaba bañosde agua marina que era en-viada desde Santander.

La playa de Magdalenase hace accesible

1878 es un ano importanteen el desarrollo del Sardi-nero. Felipe Quintana,

ofrece una nueva playa hasta

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Villa San Quintín, residencia de Pérez Galdós. Vía del tren de Santos Gandarillas o de la Costa

Segunda Playa, en la que se ve el tendido del cable telegrafico

Balneario de la Magdalena destruido por un incendio en 1912. Detrás, la fonda-restaurante.

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entonces inaccesible, la de LaMagdalena, y construye unbalneario o galería de bañosen primera línea, con fonda yrestaurante en un edificio pos-terior.

Quintana también constru-ye y paga una carretera desdeel Alto de Miranda hasta elbalneario, al lugar conocidocomo el sitio del Canon, lo quepermitía que los carruajes decaballos pudiesen llegar hastalos arenales. Esta fue la pri-mera comunicacion desde Mi-randa con cualquier playa y eltrazado se corresponde con laactual Avenida de Pérez Gal-dós.

La Magdalena y el Centrodel Sardinero (el Casino) se-guían estando comunicadosúnicamente por el tren deGandarillas tirado por caballe-rías, ya que hasta entonces nose había abierto aún ningúncamino peatonal.

La península y la ensena-da de la Magdalena tienenuna rica historia, no suficiente-mente conocida. La gran ba-hía propició un asentamientoromano, que al adquirir impor-tancia fue bautizado comoPortus Victoriae (Santander) yen el lugar que luego ocupó elbalneario de la playa de laMagdalena se ha constatadoque hubo un embarcadero oastillero. La huella romanatambién se refleja en el entor-no próximo: San Martín, So-morrostro, Muriedas...

El acceso a esa playacuando, en 1879 se abre unacomunicacion por mar. LaCorconera, compañía que rea-lizaba el transporte marítimo

en la bahía, ofrece un nuevoservicio desde el muelle deCalderón hasta Pedreña, elPuntal y la Magdalena y eneste lugar se construye un di-que, con un muelle flotante,para desembarcar a los visi-tantes playeros. Treinta añosmás tarde, el 25 de diciembrede 1912, un incendio por undescuido de los carabinerosdestruiría totalmente el balne-ario de la Magdalena.

Enfrente del balneario y yaen el mar se alza la Isla de laTorre, antiguamente de la Co-rona, tras la primera visita deIsabel II. En 1930, MarianoDeogracias Lastra construyoen ella un sencillo edificio ra-cionalista. A su lado, otrapena, conocida como la Hora-dada, recoge viejas leyendas

relacionadas con el origen deSantander.

El balneario de la Magda-lena y el Casino de Pombo enla Plaza del Pañuelo (actualde Italia) eran los dos focossociales alrededor de los cua-les giraba todo, aunque solose comunicasen por el tren deGandarillas. Ambos se repartí-an el gusto de la burguesíasantanderina que acudía en-cantada a banquetes y even-tos musicales en los que parti-cipaban músicos de relevanciacomo el pianista Isaac Albénizo Jesús de Monasterio que, ensu ultima aparicion publica, en1903, interpreto al violín el‘Adiós a La Alhambra’.

Era tanto el éxito y la re-percusion de estos balneariosdel Sardinero que en el muelle

de la ciudad se construyo otropara que los santanderinosque no pudiesen acudir por di-ferentes motivos al Sardineropudieran disfrutar de sus pro-puestas higiénicas y lúdicas.Estos baños flotantes urbanostuvieron, asimismo, una granaceptacion.

Llegan los avancestécnicos

Los inventos y el progresose incorporaron al Sardi-nero con rapidez. En el

ano 1881 se empieza a utiliza-ra el gas exterior en el alum-brado, sustituyendo al petroleousado hasta entonces. Sieteaños después llega el telefonoa Santander y poco más tardeal Sardinero. Ya en 1894 y lossantanderinos hablan de esamáquina que sirve para escu-char a un músico que toca enParís o New York y que ha in-ventado un americano llama-do Edison a la que llaman fo-nógrafo.

En 1896 llega el cinemató-grafo y los santanderinos con-templan, asombrados, aque-llas fotografías que se mueveny parecen reales y comentanel susto colectivo al ver esetren que se acerca a una esta-

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Balneario de la Magdalena con desembarcadero para la Corconera.

Los muelles flotantes que se instalaron en la ciudad.

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cion o la sorpresa de contem-plar cómo se bajan los viaje-ros. En junio de 1904 por finse inaugura la luz eléctrica pú-blica en Santander gracias alos arcos voltaicos de proce-dencia alemana y se colocanlos primeros faroles en la ave-nida de Alfonso XIII. Todavíafaltará un tiempo para iluminarel Sardinero, donde se esta-blece el primer servicio tele-gráfico en 1909. En 1905 seinaugura el higiénico alcantari-llado y la Electra Pasiega tra-baja en la iluminacion eléctricadel Sardinero.

En 1884, el empresarioAntonio Zaldívar construyeuna nueva casa de baños enla playa de la Concha am-pliando la oferta. El Camello

no existía todavía como playa,era un roquedal sin uso y LaConcha y la Magdalena estu-vieron incomunicadas hasta1886, cuando se abrió la Ave-nida de Ramón Pelayo, quecomunicaba la Magdalena conla Plaza del Pañuelo. La am-pliación de 1948 la prolongarápor la Avenida de Reina Victo-ria y tomara este nombre.

Es un tiempo de iniciati-vas. Lino Corcho Zárraga pro-yecta otro tren desde Molnedoque, atravesando un túnel denueva construcción, llegaría ala actual Plaza de Italia a tra-vés de La Cañía.

Su Compañía de Tranvíasde Vapor Sardinero llevo a ter-mino el proyecto, que fue po-pularmente conocido como elTren de Pombo, apellido delsocio de Lino Corcho, o Trende Tetuán, por el nombre que

se dio al túnel.También iba ti-rado por caba-llerías.

El túnel seinauguró el 11de febrero de1891 y el 13 dejunio lo atravesóel primer tran-vía. Este pasosubterráneo fuecegado en lasegunda mitaddel S XX y aho-ra se habla derecuperarlo.

La Cañía, denombre explíci-to, estaba aúnaislada del alto de Miranda pe-ro se va llenando de villas, pa-

lacetes y

hoteles hasta con-vertirse, con la Plaza del Pa-ñuelo, en el corazón del Sardi-nero. Allí iba todo el mundo.En 1904 todavía continuabanlas obras, muy dificultosas, pa-ra comunicarla con Miranda.

En 1890 se esboza la futu-ra Alameda deCacho. El terrenoera de CésarPombo y se iniciaallí la construcciónde villas y de lujo-sos hoteles, lo queincluye la reformade la Plaza del Pa-ñuelo.

En 1897, elagreste promontoriode Piquío, que sepa-ra la Primera y la Se-gunda Playa, se ajar-dina y se abre la co-municación entre la

Primera y la Segunda Playa,con el nombre de Avenida deCastañeda. Su aspecto actualse lo da en 1920 el arquitectoRamiro Sáinz, al reordenar losjardines de Piquío y los de laAlameda de Cacho. En el ano1894 se aprueba el Plan Ge-neral del Ensanche del Sardi-nero.

1893 y 1894 son anos tris-tes y dolorosos para Santan-der, sacudida por las tremen-das explosiones del Machicha-co, la mayor tragedia que serecuerda, en la que desapare-ce media ciudad. Mueren 600personas y hay miles de heri-dos.

En 1895 se recrudecen losconflictos en Cuba y Santan-der se convierte en puerto deembarque de tropas. La ciu-dad despide, entre entusias-mada y abatida, a los jóvenessoldados, sabiendo que algu-nos no

volverán.En el ano 1897 se conclu-

ye el relleno de la dársena deMolnedo, en Santander, quehabía empezado en 1882, yse inicia el de la dársena de laRibera, entre grandes debatesa favor y en contra, que finali-zara en 1898.

En 1898 se pierde Cuba ytoda España recibe un tre-mendo bofeton, especialmen-te la Montana, que tenía unoslazos muy estrechos con la is-la, incluso de sangre, y lo viviócon dolor. Llegan los primerosrepatriados y tambien los pri-meros soldados, muchos heri-dos. En julio, el Gobierno, te-miendo un ataque, fortificanuestras costas e instala unabatería de canones defensivosen la península de la Magdale-na, terreno estatal.

Son anos difíciles y el de-

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Embarque de tropas hacia Cuba.

Se arregla Piquío y se abre la Avenida de Castaneda.

La Concha, con su balneario.

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sarrollo del Sar-dinero se estanca. En 1900 seoyen algunas voces decir que“el Sardinero esta muerto” ydebe recuperarse la actividady el optimismo. Quizás comorespuesta, al ano siguiente secrea la Sociedad Sardinero,formada por Leopoldo Pardo,Juan Jose Zorrilla, EnriqueVial, Isidoro del Campo, Ma-nuel Sánchez Sarachaga, Víc-tor María Cedrún y José Cal-derón. Pretende grandes re-formas y consigue explotar laPrimera Playa, el balneario, el

casino, el tranvía de vapor deTetuán y los hoteles de losPombo. Es el año de la prime-ra visita estival de Alfonso XIII,y de la inauguración de los ho-teles Suizo (futuro Rhin), Ho-yuela y Roma.

En 1905 se inicia una ca-rretera que desde los hotelesllegue a Cabo Mayor, dondeen 1838 se había levantado elfaro. Con ella, el Sardinero seprolonga en la línea de la cos-ta y los visitantes descubrenun paraje salvaje y hermoso,con un paisaje apabullante, y

una nueva playa, la deMataleñas, aunque su accesoera difícil y peligroso.

Un periódicorepublicano pide unpalacio para el Rey

En marzo de 1906 se pro-duce un hecho que serapunto de partida para el

gran desarrollo del Sardinero.El periódico republicano ‘ElCantábrico’ lanza una ideafundamental que argumenta

así: “No somos monárquicos,pero por encima de nuestrosideales flota el compromiso, laobligacion, el deber ineludibleque tenemos de defender losintereses de Santander y suprovincia (...) Somos los pri-meros en proponer la idea deregalar al Rey, como Jefe deEstado, un palacio en El Sar-dinero...”. El periódico creeque esto redundará en el biengeneral, pues si la Corte seinstala en la ciudad se produ-cirá un efecto cascada benefi-cioso para los intereses deSantander. La idea va toman-do cuerpo iniciándose gestio-nes a alto nivel en las que in-tervendrá el propio AntonioMaura, asiduo visitante, juntoa los Reyes, que intervienepara que el Ministerio de laGuerra ceda la península de laMagdalena a la ciudad.

El Rey acepta el ofreci-miento y promete ser huéspedveraniego. Se abre un concur-so de ideas y en agosto el mo-narca tiene oportunidad de veren Santander los primerosproyectos de Ralph SeldenWornun, Eladio Laredo, Casi-miro Pérez de la Riva, RamónLavín Casalís, González deRiancho y Bringas.

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El muelle con el embarcadero de pasajeros.

Primeros hoteles en el Sardinero.

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Al poco tiempo, el rey es-coge el proyecto firmado porJavier González de Riancho yGonzalo Bringas, dos arqui-tectos noveles y casi descono-cidos en ese momento que fir-man un proyecto con aires depintoresquismo inglés. Inme-diatamente se inician lasobras y el 7 de septiembre de1912 se entregan las llaves almonarca que lo inaugura alano siguiente, un 5 agosto de1913.

El veraneo regio en el Pa-lacio de la Magdalena, ininte-rrumpido hasta 1930, atrajo aimportantes personajes de laCorte y del Gobierno. Conellos viajaba el progreso y elcapital. Se construyeron mu-chos edificios nobles, como elHotel Real, el Casino, o el Hi-pódromo, y muchos inmueblesprivados, tanto en la capitalcomo en la provincia, lo quedinamizó la economía local.

Emergieron nuevas calles,como Reina Victoria, se crea-ron redes de servicios y se ur-banizaron otros lugares paraconseguir que durante anosnuestra ciudad fuera el orgullode muchos. El Palacio de laMagdalena, pieza importantede nuestro patrimonio, se con-virtió en el detonante del es-plendor, ya que en ocasionesel progreso y el patrimonio via-jan íntimamente unidos. En1914 se construyeron las ca-ballerizas, con proyecto deRiancho, y en 1915 se inaugu-ró el campo de polo.

El 14 de agosto de 1907en la plaza del Pañuelo se eri-gió un busto al insigne biólogoAugusto González Linares y laplaza tomó su nombre. Curio-samente, tras un periplo y dife-rentes ubicaciones, la estatuaha vuelto al mismo lugar, aun-que no el nombre. Actualmen-te es la Plaza de Italia.

El impulso de laSociedad de Amigos del

Sardinero

En 1910 nace la sociedadde Amigos del Sardineroformada por varios em-

presarios con intereses en eselugar: Manuel Rodríguez Pa-rets, Máximo Fernández Ca-vada, Leopoldo Pardo, AníbalCabanzón, Javier Gutiérrez,Prudencio Coterillo, Lino Albé-niz, Manuel Díaz, Jesús Blan-co, Antonio Fernández Casta-ñeda y Cleto de la Colina. Laenérgica nueva sociedad en-carga al arquitecto Lavín Ca-salís un quiosco informativoen la Alameda de Cacho quedurante anos sera un icono.Pretenden iniciativas que me-joren la actividad, como recla-mar un servicio regular detranvía que dure todo el ano,

or-ganizar un mercadillo para elvecindario y la instalacion deservicios telefónicos, telegráfi-cos y de correos.

Los objetivos se van consi-guiendo: el tranvía eléctrico seinaugura en 1912, el mismoano en que, con proyecto deEmilio de la Torriente, se ini-cian las obras del Mercadillode Miranda y se electrifica eltranvía de la Costa, que Gan-darillas había traspasado. En1913 se inaugura la estaciónde telegrafía sin hilos de Cue-to, cerca del faro.

En 1913 se inaugura el

Hotel Mi-ramar, propiedad del señorColina, en Ramon Pelayo, yse abren los Campos deSport, naciendo el Real Ra-cing Club, que juega su primerpartido contra el Strong Sportel 23 de febrero.

La actual Avenida de losInfantes, antes Paseo de Co-ches al Sardinero, que des-cendía desde Miranda a laplaza del Pañuelo, se abriómuy pronto: Simon Cabargahabla de 1845. En honor a losinfantes Carlos de Borbon yLuisa de Orleans, veraneantes

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Inauguración del Palacio Real de La Magdalena. Foto: Javier González de Riancho.

Vista aérea de la Magdalena con el Hotel Real y la casa Ocharán, en primer termino.

Page 11: Aurelio González-Riancho Colongues€¦ · El Sardinero en el último cuarto del S XIX, empiezan las primeras construcciones y estaba poblado de pina-res. Una de las primeras imágenes

habituales en esa calle tomosu nombre en 1915. Riancholes construirá mas adelante unpalacete donde ahora esta elHotel Chiqui que desaparecióen un incendio. Los Infantescontinuaba con la Avenida deCacho, o de los Hoteles, unhermoso paseo entre pinarescon espléndidos palacetes,como la Quinta Labat o el deÁngel Pérez Eizaguirre.

Reina Victoria extiendepor fin la ciudad hasta el

Sardinero

Estamos en 1913 y a pri-meros de ano se inicianlas obras de un gran

proyecto que cambiara total-mente la percepcion del Sardi-nero. En 1910 se había pro-longado Juan de la Cosa has-ta San Martín y ahí terminabatodo. Hacía tiempo que se ha-blaba de prolongar esa carre-tera paralela al acantilado, si-guiendo prácticamente el tra-yecto del tren de la costa has-ta las playas, una gran obrano exenta de dificultades téc-nicas y burocráticas, lo que noevito que estuviera finalizadaen 1914.

En 1910, el Ayuntamientodio el visto bueno a ese Plandel Ensanche de Santanderhacia el Sardinero, elaboradopor Lavín Casalís pero hasta1925 el Gobierno Central no loaprobó definitivamente. Estavía acerco el Sardinero a laciudad. Un año después se

abrieron los balcones voladi-zos hacia la bahía y con ello laavenida que recibió el nombrede nuestra huésped real, laReina Victoria, no solamentefue un camino sino uno de lospaseos mas bellos conocidos.

El mismo ano en que em-piezan las obras de Reina Vic-toria nace un nuevo debate.Santander compite con lasgrandes ciudades veraniegasfrancesas, como Biarritz, Nizao Cannes, y necesita un granhotel a la altura de esta cir-cunstancia. Se piensa en dife-rentes localizaciones, tanto enel centro de la ciudad como enel Sardinero y finalmente, en1915, José Pardo y el arqui-tecto Javier González de Rian-cho presentan un proyecto pa-ra construir el hotel sobre unacolina que domina la bahía, enla nueva Avenida de Pérez

Galdós. La iniciativa se aceptay es bendecida por el empre-sario francés M. Marqueta,que se hace con su explota-ción. Las obras se iniciaron en1916 y el edificio, de un estiloecléctico con sabor regionalis-ta, se inauguró el 11 de juliode 1917.

1914 sera recordado comoel ano en que Europa se in-cendia con el primer conflictobélico mundial y en 1918 sedeclara la famosa epidemia degripe que en un solo ano matoentre 40 y 100 millones depersonas

El 12 de julio de 1916 falle-ce en el Sardinero el gran pia-nista Felipe Espino Iglesias,ilustre veraneante que nos de-jara como regalo su ‘RapsodiaMontañesa’, bella obra parapiano que debiera escapar delolvido actual.

El nuevo Casino

Para entonces, el casinose había quedado pe-queño y se inició la

construccion de uno nuevomas moderno, ocupando elespacio del antiguo, el del Ca-fé Español y el del Hotel Cas-tilla. Con proyecto de EloyMartínez del Valle, se inaugu-ra el 14 de julio de 1917. Enagosto, la gran Margarita Xir-gu homenajea con ‘Marianela’

a Pérez Galdós, que asiste enpersona.

Todo sucede a gran velo-cidad. Son anos de desarrolloy se construye de una maneraamable y sostenible, sin matarel futuro. El Sardinero se con-vierte en una ciudad autóno-ma en la que van apareciendolos servicios, encaminadosfundamentalmente al disfrutede una burguesía acomodada,una ciudad veraniega que eninvierno pierde población, con-virtiéndose en ese lugar dedescanso estival donde losmas pudientes pueden tener

una segunda residencia.En este periodo de esplen-

dor, los arquitectos construyenedificios notables y legan unaobra excepcional. Riancho yBringas, Rucabado, Lavín delNoval, Eloy Martínez del Valle,Deogracias Lastra, RamiroSainz, Gutiérrez Soto, Gabriely Emilio de la Torriente desa-rrollaran una obra fundamen-tal que, en parte, podemosdisfrutar hoy. Otra parte, des-graciadamente, sucumbiócuando el desarrollo y la espe-culacion se aliaron.

En 1912 Riancho proyectala Casa Hoppe, por desgraciadesaparecida. La misma suer-te corrió la Casa María Luisa,que a partir de 1915 se convir-tió en uno de los iconos delSardinero, junto con El Pro-montorio o Casa Pardo.

En 1917, proyectado por

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Vista aerea de la plaza de Italia y de la Primera Playa.

Hotel Real. Fotografia de Javier Gonzalez de Riancho.

Page 12: Aurelio González-Riancho Colongues€¦ · El Sardinero en el último cuarto del S XIX, empiezan las primeras construcciones y estaba poblado de pina-res. Una de las primeras imágenes

el mismo arquitecto, se inau-gura el Hipódromo de Bella-vista, en Cueto, situado entreCabo Mayor y San Pedro delMar, y en la presentacion seda cita la alta sociedad espa-ñola. Leonardo Rucabado pro-yecta en 1915, La Casuca, enPérez Galdós, y en 1916 ElSolaruco, en la Avenida de laConcepcion. En abril de 1918,con proyecto de Lavín Casalísse construyen 14 hoteles deverano conocidos como dePrieto Lavín, por ser su pro-motor.

En 1918, J. R. de la Sierraproyecta en Ramon y Cajal LaTorrecilla. Un año después se

derriba la capilla de los SantosMártires en el Alto de Miranday en su lugar se construye laiglesia de los Redentoristas,que se inaugura en 1929 conproyecto de Riancho. En 1920Lavín del Noval reestructura laantigua residencia del Mar-qués de Casa Pombo o VillaPiquío, con esa torre retorcidaque muchos recordamos. Enla Avenida de los Infantes, Eu-genio Fernández Quintanillaproyecta en 1922 la CasaSuarez-Inclán o Casa Pérezdel Molino (derruida). En juliode 1923 se inaugura un pala-cio ecléctico para FedericoGarcía en los terrenos de los

pinares del Sardinero, proyec-tado por Lavín Casalís; en1924 Deogracias Lastra le-

vanta la Quinta Ribalay-gua, en Reina Victoria, yen 1930 la Casa Cué y lacasa racionalista de losPacheco, ya derruida.

El Sardinero se llenade villas y en 1924 Brin-gas proyecta la QuintaMaza, en Pérez Galdós, ylos chalets de la familiaMuerza, en el Alto de Mi-randa. Ese mismo ano,Valentín Lavín del Novalproyecta la Casa Chapul-

tepec. En 1925 Rianchohace otro tanto con laCasa Ocharán, en Rei-na Victoria, que ha desa-parecido, y en 1929 elconvento de las Escla-vas. Ese ano se coloca laestatua de Cristóbal Co-lón, del escultor Llimona,en la Plaza de las Brisas,donada por el conde deGuell.

Posteriormente, y co-mo últimos estertores deuna época gloriosa, en1938 Ramiro Sainz Martí-nez proyecta la Iglesia deSan Roque y en 1941 lacasa racionalista de losBezanilla en Pérez Gal-dós, derruida posterior-mente. Luis Gutiérrez So-to levanta en 1945, la Ca-sa de Paja o de Ganda-rias, tambien derruida. En1947 el mismo Soto pro-yecta la casa para Marce-lino Botín y en 1953 Ga-briel de la Torriente la Ca-sa Gorbeña.

Son muchos los edifi-cios que merecen citarse,algunos siguen ahí paraser disfrutados, otros ca-yeron cuando la picotapretendió justificar que eldesarrollo era destruir yasumir sin la menor penaque la memoria, la historiao el paisaje no tienen de-masiada importancia. Lahistoria del Sardinero esuna leccion inicial de bienhacer y de sostenibilidadpero tambien de estragos,que debieran ser una lec-cion para no volver a co-

meterlos pues tenemos la obli-gacion de legarlo a las si-guientes generaciones.

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Palacete de Francisco García, por Lavín Casalís.Villa Piquío.

Casa Ocharán, de J González Riancho.Casa Hoppe, de Riancho.

Casa Cue, de Lastra.

Villa María Luisa, de G. Riancho.

Quinta Maza, de Bringas.