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    J. L. AUSTIN

    Ss SENTIDOY

    PERCEPCION

    RECONSTRUIDO A PARTIR DE LAS NOTASMANUSCRITAS POR

    G. J. WARNOCK

    PRESENTACION

    DE

    ALFONSO GARCA SUAREZ

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    Los derechos para la versin castellana de ta obraSense and Sensibili

    publicada originariamente en ingls porOxford University Press, Londres,C Oxford University Press, 1962

    son propiedad de Editorial Tccnos, S. A.

    Traduccin deALFONSO GARCIA SUAREZ

    yLUIS Ml. VALDES VILLANUEVA

    Cubierta deJ. M DOM INGUEZ y J. SANCHEZ CUENCA

    EDITORIAL TECNOS, S.A., 1981Odonnell, 27 Madrid-9

    ISBN: 84-309-0881-1

    Depsito Legal: M. 27.499-1981

    Printed in - impreso en Espaa por Gnfftcaa VetogruT. Traca. I?. Madrid-17

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    r Digitalizado caracoltigre

    INDICE

    Pg.

    Presentacin de la versin espaola ................ ..................... 9

    Prlogo.......................................................................................... 37 I ................................................................................................. 41I I ................................................................................................. 45

    * III .................................................................................................................. 56

    I V ............................................................................................ 66 V ................................................................................................ 76VI .................................................................................................. 85

    VII ................................................................................................ 91 'V i l i .............................................. ................................................. 104I X ............................................................................................ 109 X ................,............................................................................... 125X I .............................................................................................. 147

    $ Indice analitico ............................................................................ 157

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    PRESENTACION

    AUSTIN Y LA DECADENCIA DE LOS DATOSSENSORIALES

    I

    Hubo un tiempo en que en el imperio de los datos sensorialesno se pona el sol. La filosofa de la percepcin, en el perodo quemedia entre las dos guerras mundiales, estuvo dominada por lateora de los datos sensoriales y, en especial, por el programafenomenista de reduccin de enunciados sobre objetos materialesa enunciados sobre perceptos. El filsofo austraco Friedrich

    Waismann lleg a describir este programa como el deporte nacional de los filsofos britnicos. Pero a las Edades de Orosuceden perodos de decadencia. En nuestro relato, la figura deAustin juega el papel de agente esparcedor de las ideas disolventes.

    John Langshaw Austin (1911-1960) es, junto con Wittgenstein yRyle, el filsofo ms influyente en el pensamiento ingls de post

    guerra. Esta influencia se debe cuando menos tanto a su personalidad como a sus escritos. Durante su vida, Austin slo public unpuado de ensayos, casi todos los cuales fueron recogidos bajo elttulo de Phosophicai Papers l. Sus volmenes postumos inclu

    1 London: Oxford University Press. 196i: 2nd ed., 1970. (Traduccin castellana y presentacin de Alfonso G. Surez, Ensayos filosficos, en Madrid: Revista de Occidente, 1975.) Las referencias a los ensayos de esta coleccin consisten en el ttulo del ensayo, o una abreviatura suya, seguida de una cifra que indica

    nmero de la pgina de la edicin castellana. El nico ensayo de Austin norecogido aqu es *Performatif-Constatif, su contribucin al Coloquio de Ro-yaumom sobre la filosofa analtica: Cahiers de Royaumont, Ftiilosophie No. [V.

    La Philosophie Armlyfique. Paris: Les Editions du Minuit, 1962. (Citado comoSense and Sensibilia (London: Oxford University Press. 1962) es referido

    con las siglas 55 seguidas del nmero de pgina de la edicin inglesa. How lo Dothings wiih Word* (London: Oxford University Press. 1962, Traduccin de Ge-nar R Carri y Eduardo A. Rabossi, Palabras y Acciones, en Buenos Ares:

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    yen el presente libro que, con el ttulo original de Sense andSensibtUa, recoge sus lecciones de teora del conocimiento desde1947 a 1959 en Oxford y en la Universidad de California, yHow to

    Do Things with Words, que recoge las lecciones de filosofa del

    lenguaje que constituyeron el tema de sus William James Lecturesen 1955, invitado por la Universidad de Harvard.

    Austin estaba dotado de grandes cualidades para la filosofa.Tena una gran pasin por la precisin y por la objetividad. Quienes lo conocieron personalmente1 coinciden en atribuirle unaautoridad natural, socrtica, sobre sus colegas y discpulos. Unaprueba de ello fueron las Saturday mornings, en las que se puso en

    prctica su arraigada conviccin de que la filosofa debiera hacerse como una actividad cooperativa. En ellas se examinaba untpico filosfico como un trabajo de campo distribuido en reasque se asignaban a cada uno de los participantes. Austin crea quede la misma manera que la cooperacin y la planificacin resultanindispensables en las ciencias empricas y en los asuntos militares,valdra la pena aplicar los mismos procedimientos en filosofa.Por qu habramos de avanzar ms hacia la naturaleza del cono

    cimiento o de la verdad por el mtodo de tener una brillanteidea una buena tarde? Esta actitud hacia el hacer filosfico contrasta con la visin existencialista y wittgensteiniana del filsofocomo un hombre moral e individualmente comprometido con su

    pensamiento. A Austin le repelan tanto lo que Cavell ha denominado las estrategias del sabio y asceta de Wittgenstein J como al

    propio Wittgenstein le disgustaba el ambiente acadmico britnicoy la frivolidad de la inteligencia cantbrica.

    Austin ftie durante toda su vida un profesor, un profesor defilosofa de Oxford. Crea en el valor educativo de la filosofa tal

    Paids, 1971) es referido con las siglas WD (Words and Deeds) seguidas delnmero de pgina de la edicin inglesa.

    1 Breves bosquejos biogrficos se encuentran en G. J. Warnock, John Langs-haw Austin, A Biographical Sketch, en K. T. Fann (ed.), Symposium on J. L.

    Austin (London: Routledge and Kegan Paul, 1969); I. Berlin, Austin and theEarly Beginnings of Oxford Philosophy, G. Pitcher, Austin: apersona! memoir

    y G- J. Warnock, Saturday mornings: estos tres en I. Berlin el al.. Essays on J.L. Austin (Oxford: Clarendon, 1973). Vase tambin la entrevista con los profesores Hampshire y Searle en Teorema VI 3/4, 1976.

    > S. Cavell: Austin at Criticism.* En K. T. Fann , op. cit., p. 74.

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    como se imparte en las viejas universidades inglesas. La filosofadebiera inculcar una actitud crtica, hbitos de pensamiento riguroso y respeto por los hechos, constituyendo una salvaguarda

    contra la confusin, la exageracin y el entusiasmo doctrinario,contra el abandono irracional que nos tienta en la ivresse desgrandes profondeurs (Excusas, 172): n vino, posiblemente,'veritas', pero en un sobrio simposio, 'verum (Verdad, 119).

    No obstante, Austin crea que el fanatismo es preferible a lacobarda y la imaginacin a un buen sentido rampln. Sus ejemplos de virtud intelectual fueron Darwin y Freud en tanto que

    ambos tuvieron el valor de llevar sus hiptesis a sus ltimasconsecuencias, sin miedo a parecer excntricos o fanticos y sinplegarse al filistesmo del sentido comn.

    Austin recibi una educacin literaria y clsica que dejarahuella sobre su ulterior produccin. Fue un buen conocedor de losclsicos, especialmente de Platn, Aristteles, Leibniz y Kant, as

    como de los empirstas britnicos. Admiraba en especial el rigoranaltico del estagirita. A Austin se debe la traduccin inglesa delos Grundlagen der Arithmetik, de Frege. De entre sus contemporneos recibi la influencia de H. A. Prichard, su profesor yantecesor en la ctedra, y de G. E. Moore. Al movimiento representado por el Crculo de Viena lo consider una sangra saludable conducente al punto de vista, no siempre expuesto

    sin un infortunado dogmatismo (WD 2), de que muchas de lasemisiones lingsticas que los filsofos haban dejado pasarpor enunciados eran en realidad sinsentidos de una u otra variedad.

    El nombre de Austin va unido a la Universidad de Oxford, enla que ingres en 1929 como estudiante y en la que continu todasu vida como profesor. Durante los aos 30 se movi en un

    ambiente acadmico en el que, tras el primer embate de Moore yRusseU contra el neohegelianismo de MacTaggart y Bradley, losltimos de la vieja guardia idealista Joseph, Joachim sucumban ante los jvenes turcos empiristas Ayer, Wisdom, Ryle .Durante la segunda guerra mundial, Austin sirvi en las fuerzas deinteligencia, dirigiendo una seccin cuyo cometido era acumularinformacin sobre las defensas alemanas en la costa norte de

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    Francia. Tuvo ocasin de aplicar a tal objetivo la extrema minuciosidad que caracteriza su obra. Con la informacin obtenida secompil un libro, Invade Mecum, para uso de las tropas quedesembarcaron en Normanda. Tras el parntesis de la guerra

    comienza el perodo ms fructfero de su produccin filosfica. Esla poca de la que proceden sus trabajos ms caractersticos yelaborados. Adems de Sense and Sensibilia yHow to Do Thingswith Words, si tuviera que destacar sus mejores ensayos, citada:Other Minds, *A Plea for Excuses e Ifs and Cans. La

    prematura muerte de Austin en 1960, vctima de un cncer, priva la filosofa de uno de sus cultivadores ms brillantes en laplenitud de sus fuerzas.

    II

    Probablemente pocos autores susciten tantos escrpulos a lahora de caracterizar su concepcin de la filosofa. Austin nogustaba de la expresin 'mtodo filosfico'; prefera hablar de

    tcnicas. Con palabras de Urmson, Austin profes sobre la basede una tcnica de laboratorio ms que de una metodologacientfica 4. Sea como fuere, lo cierto es que sus asercionesacerca del asunto se hallan siempre rodeadas de clusulas y modi'ficadores que atemperan sus pretensiones. Unas notas fragmenta^ras sobre el tema llevan el ttulo, caractersticamente austiniano,de Algo sobre un modo de posiblemente hacer una parte de laFilosofa s. Sus pronunciamientos ms extensos se encuentran en

    A Plea for Excuses y en la Discusin general del Coloquio deRoyaumont.

    La receta austiniana aconseja acotar un campo conceptualrestringido. El tema de las excusas o la nocin de fingir propor-

    * J. O. Urmson: J. L. Austin. En Paul Edwards (ed.), The Encyclopedia ofPhilosophy. London: Macmillan, 1967. Reimpreso en el colectivo de Fann citado.

    5 rmson hace uso de ellas en A Symposium on Austin's Method, reimpreso en Fann, op. cii. (Hay traduccin en J. Muguerza (ed.); La concepcin analtica de la filosofa , vol. 2. Madrid: Alianza Universidad, 1974. con el ttuloLa filosofa de J. L. Austin.)

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    donan dos ejemplos. A ser posible debe ser un rea lingstica enla que el lenguaje ordinario sea rico y un rea que no estdemasiado pateada con el barro o las roderas de la filosofatradicional, pues en este caso el lenguaje ordinario se habr amenudo infectado con la jerga de las teoras extintas (Excusas, 175). Ya hemos visto que Austin crea que el trabajo debarealizarse preferiblemente en equipo. Un equipo de una docena depersonas seria ptimo.

    Una vez elegido un tema restringido, se debe hacer un inventario de todas las palabras y expresiones relevantes. Esto no

    incluye slo sustantivos, adjetivos y verbos, sino tambin partesde la oracin que han recibido tan escasa atencin por parte de losfilsofos como son los adverbios y las preposiciones. El procedimiento ms sencillo consiste en consultar el diccionario. Pero losmateriales previos se extraen tambin de otras fuentes documentales. As, en el caso de las excusas, Austin apela a la jurisprudencia y a la psicologa.

    La etapa siguiente consiste en imaginar o coleccionar ancdo- -tas en las que se haga uso de las expresiones de la lista. De nuevoaqu podemos acudir a documentos o apelar a nuestra fantasa. Elcaso judicial La Corona contra Finney, que aparece en Unalegato en pro de las excusas, es un ejemplo de lo primero;ejemplos de lo segundo abundan en sus escritos. Se trata de verqu diramos y qu no diramos en una determinada situacin, y

    por qu. Ello puede llevarnos a advertir que expresiones que aprimera vista consideraramos sinnimas no se aplican intercambiablemente en determinadas situaciones. As en Three Waysof Spilling Ink, Austin considera las expresiones 'intencionadamente', 'deliberadamente' y 'a propsito, mostrando lasdiferencias sutiles que hay entre ellas mediante una serie de ancdotas imaginarias. La seccin IV de Sense and Sensibilia inves

    tiga las diferencias que hay entre los verbos ingleses look. appeary seem, utilizados intercambiablemente por Ayer en su formulacin del argumento de la ilusin. Las respuestas a la preguntageneral 'Qu diramos cundo?' proporcionan entonces un datoinicial, un punto de partida que puede servirnos para llegar a unacuerdo sobre las circunstancias de aplicacin de un concepto, y

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    tambin sobre los lmites de su aplicacin. De este modo, vamosadquiriendo el dominio de un arte que Roderick Firth ha caracterizado como topografa de los conceptos 6.

    Conceptos filosficos importantes realidad, verdad, cono

    cimiento, accin, libertad, etc. pueden ser esclarecidos mediante el examen detallado y paciente de un conjunto de trminosque los rodean y que, con su humilde apariencia, han pasadoinadvertidos para los filsofos. Austin crea que los grandes problemas que han resistido todos los ataques frontales pueden cedersi los atacamos dando un rodeo. Del mismo modo que la fsicacomenz a avanzar cuando experimentos concretos sustituyen a

    vagas preguntas del tipo 'De qu se compone el Universo?', lafilosofa avanzara sustituyendo grandiosas preguntas: Qu esla Libertad? por exmenes minuciosos, cundo y cmo nosexcusamos? En su opinin, este tipo de investigacin intros

    pectiva en semntica realizada por hablantes nativos en grupos,como Quine la caracteriz1, en nada fundamental se diferencia delos procedimientos utilizados en fsica o en ciencias naturales.Ahora bien, es sta la verdad, y toda la verdad, sobre el asunto?

    Creo que no. Ante todo, por qu elegir el tema de las excusas yno, pongamos por caso, el de los utensilios de cocina? Obviamente hay una intencin filosfica tras la eleccin. Las excusasson filosficamente relevantes por su conexin con los problemasde la responsabilidad y ia libertad, conexin que Austin retrotraea Aristteles (Tres modos, 250). No sera acertado, por otraparte, negar que hay una conexin entre el cultivador de la gramtica lgica o filosfica y el lingista. Claramente, por ejemplo, la

    teora de los actos del habla que Austin desarroll tiene unaimportancia que desborda el mbito de la filosofa y puede contri

    buir al desarrollo de una verdadera y exhaustiva ciencia del lenguaje. Pero tampoco es sta toda la verdad. La nocin del realiza-tivo tiene una relevancia filosfica muy concreta relevancia queAustin vio en la medida en que, por ejemplo, puede corregir lafalsa impresin de que ' Yo s que p 'afirma que he realizado una

    * R. Firth: Austins Argument from Illusion, En Fann. op. cit., p. 254.1 W. V. Quine: A Symposium on Austin 's Method. Se trata de un simposio

    al que contribuyeron Urmson, Quine y Hampshire. Vase la nota 5.

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    hazaa cognitiva superior a estar completamente seguro. Es lacontribucin a la clarificacin de estructuras conceptuales el criterio que nos sirve para aquilatar el valor filosfico de una distin

    cin gramatical. Y en este punto la teora de Austin, pero no suprctica, nos dejan desasistidos.En cualquier caso, Austin jams sostuvo ninguna teora espe

    cial acerca de la estructura y solucin de los problemas filosficos. Mantena una ruda concepcin segn la cual la filosofa es elnombre que damos a todos los problemas residuales que escapantodava a los mtodos probados de la ciencia (CR, 375-6). Esta

    concepcin de la filosofa es desarrollada en el prrafo final deIfs and Cans, en el que, con pose de enfant terrible, Austincondesciende a dedicar una breve perorata al sector de su audiencia formado por los que prefieren que las cosas sean importantes(...) en el caso de que haya alguno presente:

    En a historia de la investigacin humana, la filosofa ocupa el lugar del sol

    central inicial, seminal y tumultuoso: de tiempo en tiempo se desprende dealguna porcin de s mismo que toma posicin como una ciencia, un planeta,tibio y bien regulado, que progresa regularmente hacia un distante estadofinal. Esto sucedi hace tiempo con el nacimiento de la matemtica, y despuscon el nacimiento de la fsica; tan slo en el siglo pasado hemos presenciadoel mismo proceso, una vez ms, lento y, en su momento, casi imperceptible,con el nacimiento de la ciencia de la lgica matemtica, mediante la laborconjuma de filsofos y matemticos. No es posible que el siglo venidero

    pueda ver el nacimiento, mediante la labor conjunta de filsofos, gramticos y

    otros muchos estudiosos del lenguaje, de una verdadera y exhaustivaciencia deI lertguqjelEntonces nos libraremos de una parte ms de la filosofa(an quedarn muchsimas) de la nica manera en que podemos siemprelibrarnos de la filosofa, lanzndola hacia arriba (Sis y puedes, 215).

    Pero esta concepcin de la filosofa parece inconsistente con laprctica del propio Austin. Puede acaso el desarrollo de algunaciencia, o de varias ciencias, dar una respuesta a la cuestin de silo que percibimos son datos de los sentidos? Austin procedi aresolver esta cuestin mediante un estudio detallado y minuciosode los usos de nuestras palabras y expresiones ordinarias, y de lasdistinciones que ellas marcan. Tambin y si se quiere, porimplicacin mediante una atencin a los hechos de la percepcin. Pero, advirtase que no adujo nuevos hechos sobre la cues

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    tin, sino solamente reorden y trajo a colacin los hechos quetodos conocemos. Adems, por qu servirnos del lenguaje paranuestras investigaciones? Y, en particular, por qu servirnos del

    lenguajeordinario?

    Por qu habra de tener alguna relevanciafilosfica el estudio de qu diramos cundo?8Las respuestas a estas preguntas han constituido un tema de

    debate. Stuart Hampshire, en un influyente artculo 9, se aventuraa distinguir dos tesis fuerte y dbil plausiblemente atribuiblesa Austin. La tesis fuerte afirma que todas las finas distincionesverbales que una investigacin detallada del lenguaje ordinario

    revela son distinciones bene fundatae y suficientes para resolverlos problemas filosficos; la introduccin de nuevas distincionespor parte de los filsofos constituye un delito de lesa economalingstica. La tesis dbil afirma que, aunque puede resultar conveniente e incluso necesario introducir distinciones filosficas,ello no debe hacerse sin un cuidadoso estudio previo de lasdistinciones de la usanza comn que aqullas vienen a completar;

    ello supone una paciente, y preferiblemente cooperativa, labor ala que los filsofos no han sido dados hasta el momento.Urmson y Warnock, en sus comentarios sobre el artculo de

    Hampshire, rechazaron rotundamente ambas tesis. La tesis fuerteporque el propio Austin introdujo distinciones de su propia cosecha y no afirm que todas, sino slo algunas, de las cuestionesfilosficas pueden resolverse atendiendo a las distinciones del

    habla corriente; la tesis dbil sobre la base de que se trata de unaformulacin poco ambiciosa que no puede magnificarse comouna doctrina gua de su prctica filosfica o como una receta parala de cualquier otro. Y concluyen sus comentarios diciendo queAustin habra repudiado y considerado intiles amplias asercio-*nes como las que Hampshire propone: Austin dio a veces, entrminos mucho menos ambiciosos, sus propias explicaciones.

    Por qu no habran de interpretarse stas significando justam entelo que dicen?Ahora bien, la ausencia de amplias aserciones, por parte de

    * Stanley Cavelt, op. cit.. ha visto este punto claramente.9 S. Hampshire: J. L. Austin, I9M-I960. En Fann, op. cit.

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    Austin, acerca de la naturaleza de la filosofa, ms que algo en loque complacernos me parece algo que nos invita a ir ms all delo que dijo y de lo que signific tratando de colocar lo que hizo

    bajo una luz apropiada que revele su relevancia para nosotros,como resultado y como propuesta de una ruta a seguir. Y en estepunto parece que, tras el uso que Austin hace del lenguaje ordinario, hay dos presuposiciones generales. La primera de ellas equivale a lo que podemos denominar un darwinismo lingstico oconceptual:

    El gran principio que hay que reiener es que toda lengua que ha sobrevividohasta nuestros dias, y todaslus expresiones que han sobrevivido en et seno decada lengua, testimonian por la misma razn que merecan sobrevivir, siaceptamos la ley de la evolucin que no respeta sino a tos ms fuertes (CR,351).

    Esto no significa que Austin crea que el lenguaje ordinario essacrosanto y que la innovacin lingstica es rechazable por principio. Austin mismo es responsable de la introduccin de un buennmero de tecnicismos filosficos. El ensayo How to Talk est

    plagado de ellos, y de sus conferencias de filosofa del lenguajehemos heredado toda una hueste de realizativos, constatativos,actos rticos, fuerzas ilocucionarias, etc. Lo que Austin crea esque los filsofos han tendido a introducir distinciones torpes ysimplificadoras que sepultan las ms finas, realistas y fructferasdistinciones que el habla comn lleva incorporadas. Estas ltimassern:

    ms numerosas, ms razonables, dado que han soportado la larga prueba de lasupervivencia del ms apto, y ms sutiles, al menos en todos los asuntosordinarios y razonablemente prcticos, que cualesquiera que plausiblementeusted o yo excogitsemos en nuestros sillones durante una tarde el mtodoalternativo ms socorrido (Excusas. 174).

    Pero los conceptos incorporados en los usos ordinarios no sondefinitivos e inapelables. El lenguaje ordinario conlleva algo

    mejor que la metafsica de la Edad de Piedra, pero:

    no se ha alimentado de los recursos que proporcionan el microscopio y sussucesor^. Y debe aadirse tambin que la supersticin y el error y la fantasa

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    de lodos los gneros se han incorporado al lenguaje ordinario e incluso aveces soportan la prueba de la supervivencia (slo que, cuando lo hacen, porqu no habramos de detectarlo?). Ciertamente, pues, et lenguaje ordinario noes la ltima palabra: en principio, en todo lugar puede ser complementado ymejorado y suplantado. Pero recordemos, es la primera palabra (Excusas,

    177).

    La segunda presuposicin que subyace ai mtodo austinianode partir del lenguaje ordinario es que la estructura del lenguajerevela la estructura de la realidad. Utilizamos la multiplicidad deexpresiones que nos suministra la riqueza de nuestro lenguajepara lograr claridad sobre la multiplicidad y riqueza de nuestras

    experiencias. La hiptesis que gobierna nuestro trabajo es que:si existen dos giros en la lengua, se descubrir alguna cosa en la situacin enque nos vemos atrados por el empleo de la una o de la otra, que expliquenuestra eleccin (...) nos fundamos en la hiptesis de que, si existe esta

    preferencia, debe haber alguna cosa en la situacin global circundan te queexplicara, si se ia descubriese, por qu en tal caso preferimos la una y en talotro caso preferimos la segunda (Cf 333).

    De este modo, su investigacin no se dirige a las palabras,sino que utilizamos las palabras como vehculo para comprenderla totalidad de la situacin en que las empleamos. Austin ofrece laexpresin 'fenomenologa lingstica' como nombre para estemodo de hacer filosofa, aunque la emplea ms bien pour paterl'analyste;de hecho, en sus ltimas declaraciones en Royaumout,seala que nadie ha inventado hasta aqu un trmino ms satisfactorio que la etiqueta 'mtodo analtico'.

    III

    Una de las presuposiciones comnmente aceptadas en la filosofa de la percepcin desde los tiempos de Descartes es que entrela experiencia de los sentidos y los objetos fsicos hay una laguna

    o abismo y que la tarea de la filosofa es explicar cmopodemos pasar de lo dado en la percepcin a los juicios ordinariossobre cosas materiales. Pues, se supone, no tenemos experiencia,o al menos no tenemos experiencia directa, del mundo externo.

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    Nuestra percepcin de los objetos fsicos est, en el mejor de loscasos, mediada por la percepcin inmediata, directa, por presen-cialidad, de ciertas entidades vicarias. Tales entidades han recibido diversos nombres: 'idees' en Descartes, 'ideas of sense enLocke, ideas o 'sensible qualities en Berkeley, 'impressions' enHume, 'sensa', sense-data'o 'sense-percepiions' en el empirismoingls contemporneo.

    La teora de los datos sensoriales ha gozado de amplio consenso entre los filsofos en la primera mitad de nuestro siglo. Eltrmino 'sense-datum fue introducido por Bertrand Russell en1912, en sus Problems of Philosophy l0. Fue luego utilizado por

    las teoras de la percepcin de G. E. Moore, C. D. Broad, H. H.Price y A. J. Ayer, entre otros. Los datos sensoriales son caracterizados, en contraposicin a los objetos fsicos, como percibidosdirectamente los objetos materiales son inferidos o construidosa partir de ellos; ciertoslos datos sensoriales poseen siemprelas cualidades que parecen tener, mientras que no ocurre asnecesariamente con los objetos fsicos; fugaces los objetos

    materiales son persistentes, yprivados siendo aquellos pblicos, esto es, observables al mismo tiempo por una personadiferente.

    Los medios que son empleados por los filsofos para la introduccin de estas entidades vicarias son diversos. Pero las variedades pueden reducirse a dos. En el primer caso se trata dedarnos instrucciones o direcciones que nos permitan distinguir por

    nosotros mismos datos sensoriales. Es el procedimiento mostra-tivo que Moore utiliza en su Defensa del sentido comn M. Perola alternativa ms socorrida es de carcter demostrativo. El llamado argumento de la ilusin postula la existencia de datos sensoriales para dar cuenta de ciertos casos anormales, excepcionales,de percepcin: ilusiones, alucinaciones, espejismos, etc. As un

    palo recto en el agua se ve torcido. Lo que vemos no es entonces

    10 London: Home University Library, 1912. (Traduccin castellana de J. Xi-rau. Los problemas de la fi loso fia. Barcelona: Labor, 1928; reimp, 1970.)

    11 G. E. Moore: A Defence of Coraroom Sense, en sus Phitosophical Pa-pers. London: Alien and Unwin, 1959. (Traduccin castellana de Carlos Sots,Defensa del sentido comn y otros ensayos, en Madrid: Taurus, 1972.)

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    tes. Esta explicacin fenomenista fue adoptada por J. S. Milidefiniendo los objetos como posibilidades permanentes de sensacin. En nuestro tiempo Ayer y otros ofrecen una reformula

    cin lingstica de la teora. Habr un lenguaje de objetos fsleos y un lenguaje fenomenista. Puesto que los objetos fsicosno son sino colonias de datos sensoriales, actuales y posibles, el

    programa fenomenista se propone tratarlos como construccioneslgicas a partir de aqullos. Ambos lenguajes no son sino dosmodos diferentes de describir el mismo conjunto de hechos.

    La teora de los datos sensoriales y el programa fenomenistaasociado con ella recibieron hacia la mitad del siglo ataques procedentes de una nueva generacin de filsofos ingleses que, si

    bien comparten con la primera ola analtica una sana actitudan ti metafsica y una comunidad de problemas y enfoques, rechazaron los dogmas del positivismo y del empirismo. En primerlugar, se encontraron dificultades insalvables en el intento detraduccin de los enunciados sobre objetos a enunciados sobreapariencias. Entre estas dificultades no era la menor el que los

    resultados ofrecidos nunca lograban expurgar de la traduccin lareferencia a cosas materiales. As la traduccin de 'Hay un jarrnen la habitacin de al lado' sera de la forma condicional 'Si yoestuviera en la habitacin de al lado, tendra la impresin de un

    ja rrn', en donde la prtasis hace referencia a cuando menos dosobjetos fsicos el observador y la habitacin de al lado. Msgrave an es el hecho de que, puesto que los enunciados dellenguaje de apariencias hacen referencia a entidades privadas, ellenguaje pblico de objetos parece lgicamente dependiente de loslenguajes privados de cada uno de nosotros. Ahora bien, Witt-genstein demoli con su crtica a la idea de un lenguaje privadoesta ilusin gramatical 12. El lenguaje en el que describimos ynombramos nuestras sensaciones es un lenguaje pblico. El usode trminos referentes a la mente est conceptualmente ligado a laexistencia de criterios pblicos para su aplicacin. No obstante,

    en la prctica Wittgenstein no se inclina tanto a rechazar totaf-

    12 Sobre la critica wittgensteinianu a la idea de un lenguaje privado, vase miLgica de la experiencia. Madrid: Tecnos, 1976.

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    mente la nocin de dato sensorial como a neutralizarla invirtiendola dependencia entre el juego de lenguaje con objetos y el juego delenguaje con impresiones sensoriales- Sera el ltimo el lgicamente dependiente del primero.

    El error de los filsofos ha sido, segn Wittgenstein, maJen-tender la gramtica de las expresiones que se refieren a las apariencias, modelndolas sobre la base de las referentes a objetos.Gilbert Ryle ha sometido a crtica esta reiftcacin de las apariencias en The Concep o f Mind 13. El truco del terico de los datossensoriales consiste en introducir expresiones tales como 'apariencias1, 'sonidos', 'olores ', etc., como los acusativos de verbosde observacin, 'ver', 'or', 'oler, etc. Al hacerlo as el tericooblitera la distincin entre sensacin y observacin. Observar esuna tarea, mientras que percibir es un logro. Percibir no es un

    proceso, y a fortiori no es un proceso mental.En The Problem of Perception, Anthony Quinton 14 distin

    gue dos usos fundamentales de los enunciados que versan sobreapariencias. En su uso primario tales enunciados ejemplifican elsentido epistmico de verbos tales como 'tiene aspecto', 'aparece'

    y 'parece'. En este sentido, decir 'Me parece que p no es descri-bir el estado de mi campo visual o sensorial sino hacer un enunciado tentativo, matizado, acerca del mundo material. El usofenomenolgico de esos verbos es derivado o secundario. En taluso se emplean con ciertos propsitos ms bien especializados

    para describir el carcter actual de nuestros campos sensoriales.A fin de dar una descripcin fenomenolgica hemos de hacer unesfuerzo de atencin, tenemos que ver las cosas como sabemos, o

    tenemos buenas razones para creer, que no son. La habilidad deadoptar este fram e o f mind fenomenolgico debe ser aprendidadespus de que ya ha sido dominada la necesaria para la percepcin del mundo material.

    13 G, Ryle: The Concept of Mind. London: Hutchinson. 1949. (Traduccincastellana de Eduardo Rabos si, El concepto de lo menta!, en Buenos Aires:Paids. 1967.) Vase tambin su artculo Sensations en H. D. Lewis (ed.),

    Contemporary British Phitossophy, vol. III. London: 1956, y Dilemmas. Cambridge: Cambridge University Press, 1954.14 Mind 64 (1955), pp. 28-51. Reimpreso en G. J. Warnock

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    En Individuis Peter Strawson 15 ofrece un criterio determinante de la prioridad en nuestro esquema conceptual de particulares pblicos tales como personas y objetos fsicos sobre particula

    res privados tales como sensaciones, eventos mentales y datossensoriales. De acuerdo con este criterio, un tipo de particulareses ms bsico que otro cuando la identificacin de una instanciadel segundo depende de la identificacin de una instancia delprimero. En trminos de esta nocin de dependencia en cuanto ala identificabilidad es obvio que la identificacin de particulares

    privados depende de la identificacin de particulares de otro

    tipo, concretamente personas. Desde un entramado conceptualstrawsoniano, en el que la nocin de referencia identificadoradesempea un papel instrumental central, la metafsica empirista,que prima las nociones de inmediatez y certeza, se revela profundamente descaminada.

    La crtica de Austin a la teora de los datos sensoriales no sebasa en la denuncia de confusiones categoriales, ni en la neutrali

    zacin de las proclamas fenomenistas, ni tampoco en el establecimiento de prioridades lgicas o conceptuales. Adopta la formade un examen minucioso del lenguaje en el que el terico formulasu postura. Austin escoge para su crtica The Foundations ofEmpirical Knowledgede Alfred Jules Ayer y Perception de HenryHabberley Price. El diagnstico austiniano es que se trata notanto de una doctrina falsa como de una doctrina escolstica,

    basada en la obsesin por unas cuantas palabras particularescuyos usos son simplificados en exceso (...) y (...) por unoscuantos (y casi siempre los mismos) 'hechos' medio estudiados(SS 3). Su procedimiento consistir en contrastarlos con las sutiles distinciones que marcan los usos ordinarios, no filosficos, delas palabras. No se trata entonces de abrazar el realismo entendido como la doctrina de que s percibimos objetos materiales:No hay un gnero de cosas que percibimos sino muchos gneros diferentes, siendo reducible su nmero si acaso por la investigacin cientfica y no por la filosofa (SS 4).

    Los logros de su tarea no sern puramente negativos de

    ** London: Methuen. 1959, pp. 40-5.

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    sembarazarnos de ilusiones filosficas como el argumento de lailusin y la teora de los fundamentos del conocimiento sinotambin positivos: la adquisicin de una tcnica para resolver

    engorros filosficos y el aprender algo sobre los significados dealgunas palabras. Quiz los pasajes ms logrados del libro sean

    justamente aquellos en los que Austin examina los usos de lasexpresiones de este campo conceptual. En la seccin IV somete ameticuloso escrutinio los verbos ingleses 'took\ 'appear'y 'seem'mostrando que, a diferencia de lo que Ayer presupone, no sonutilizables intercambiablemente en todos los contextos y cons

    trucciones. Cada uno de ellos conlleva una diferente idea-raz.Ante todo, hay una diferencia fundamental en que 'looks'se limitaa la esfera de la visin, mientras que el uso de 'appears y seemsno implica el empleo de ninguno de los sentidos. Pero hay diferencias ms menudas. Austin compara (1) He looks guilty [Tieneaspecto culpable], (2) 'He appears guilty [Aparece culpable] y (3)'He seems guilty' [Parece culpable], aplicando el mtodo de 'Qu

    diramos cundo, y por qu? 1 Diramos (1) a modo de comentariosobre su aspecto, pero (2) por referencia a ciertas circunstanciasespeciales aunque su aspecto sea inocente, l puede aparecerculpable cuando miente en el interrogatorio; por ltimo, (3)hace referencia a cierta evidencia parece culpable dada la evidencia que hemos odo hasta aqu.

    Pero la discusin ms interesante se encuentra en el largo

    anlisis del comportamiento de la palabra 'real' que se inicia en laseccin VII. Ya en Otras mentes haba apuntado que 'real esuna palabra cuyo empleo excluye alguna sugerencia de anormalidad:

    O bien yo mismo puedo estar sonando, o delirando, o bajo la influencia demescalma. etc.; o, por otra parte, la cosa puede ser disecada, pintada, postiza, artificial, trucada, un fenmeno, un juguete, pretendida, fingida, etc.; o,

    por otra parte, tambin hay una falta de certeza (queda abierta la cuestin)

    sobre si yo tengo la culpa 0 ello la tiene espejismos, imgenes de espejo,efectos luminosos raros, etc. (Otras mentes 95).

    Hay procedimientos efectivos, ms o menos definidos, pararesolver estas cuestiones. Pero, en cualquier caso, es el uso negativo de 'real el que, en la feliz expresin de Austin, lleva los

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    pantalones. Decir que algo es real slo tiene sentido en la medidaen que haya algn modo en que pudiera ser no real. El uso de lapalabra 'real' sin un contraste es un paradigma de uso metafisico:

    El ardid del metafisico consiste en preguntar 'Es una mesa real?'(un tipo deobjeto que no tiene ningn modo obvio de ser inautntico) y no especificar olimitar lo que puede ir mal en ella, de manera que yo me sienta perplejo encuanto a 'cmo probar' que es una real. Es el uso de la palabra 'real' de estaforma el que nos lleva a la suposicin de que 'real' tiene un significado nico('el mundo real', 'objetos materiales'), y uno muy profundo y confuso. (Otrasmentes, %.)

    En Sense and Sensibilia Austin menciona cuatro rasgos deluso de la palabra 'real'. Uno de ellos es el que acabamos de ver:'real' es una palabra de pantalones; y es, contra lo que tenderamos a suponer, el uso negativo el que los lleva. Los otros rasgosson los siguientes: 'Real1 es una palabra hambrienta de substantivo: se trata de un rasgo que comparte con expresiones como 'elmismo1. Cuando afirmamos esto es real o 'este es el mismoestamos obligados a responder a las posibles preguntas 'Un real

    qul ' o 'El mismo qul' . Luego, 'real' es una palabra dimensional, entendiendo por tal una palabra que es la ms general entreun grupo de palabras que cumplen la misma funcin. Estas palabras menos generales del mismo grupo que 'real son 'apropiado',

    * 'genuino', 'vivo', 'verdadero, autntico, natural, etc., por laparte positiva, y 'artificial, fals ificado, falso, 'espreo1, 'postizo1, 'sinttico', etc., por la negativa. Finalmente, 'rea l perte

    nece a la familia de lo que Austin denominapalabras ajustadoras,esto es, palabras por cuyo uso otras palabras son ajustadas parasatisfacer las innumerables e imprevisibles demandas del mundoal lenguaje (SS 73). La ajustadora por antonomasia es la palabracomo.

    IV

    La argumentacin de Austin en Sense and Sensibilia comienzasometiendo a crtica la dicotoma objetos materiales/datos sensoriales. En su opinin, lo que es espreo no es un trmino del par.

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    sino la anttesis misma (SS 4). No es cierto que el hombre llanocrea que percibe siempre objetos materiales; tambin percibe, ysabe que percibe, ros, llamas, arcoiris, sombras, etc. Tampoco es

    cierto que cuando el hombre ordinario cree que no est percibiendo cosas materiales crea que est sufriendo engao de lossentidos, y viceversa. Sutil y encubiertamente el terico de losdatos sensoriales va preparando el terreno mediante la introduccin de dicotomas amaadas. Por otro lado, Austin somete acrtica el contraste filosfico entre la percepcin directa de losdatos sensoriales y la indirecta de los objetos fsicos. El usofilosfico de 'directa', en su opinin, es:

    un caso tpico de extensin gradual de una palabra, que ya tiene un uso muyespecial, sin precaucin ni definicin ni lmite alguno, hasta que se vuelve,primero quiz oscuramente metafrica, pero ltimamente carente de significado. No se puede abusar del lenguaje ordinario sin pagar por ello {SS t).

    'Directo', al igual que 'real', es una palabra de pantalones(tronser-word) y es la nocin de percibir indirectamente la que loslleva. Al decir que vemos directamente algo hacemos un contraste

    con verlo, pongamos por caso, a travs de un periscopio, o en elespejo, o por radar. En el uso ordinario sera absurdo decir quelos objetos materiales nunca son percibidos directamente. PeroAyer no nos da ninguna explicacin de su uso extraordinario, apesar de que lo trotea con facundia, como si todos estuviramostotalmente familiarizados con l ya (SS 19).

    Austin comienza su examen del primer estadio del argumentode la ilusin, sealando que Ayer y Price citan como ilusionesfenmenos que no son tales y confunden lo ilusorio con lo delusorio. La refraccin, la perspectiva y las imgenes de espejo sonfenmenos perfectamente normales, no ilusiones ni delusiones.As, cuando veo mi imagen en el espejo no estoy sufriendo unailusin ni percibiendo un dato sensorial privado; puedo ver elespejo y veo la imagen de mi cuerpo, la cual puede ser tambinvista por los dems, fotografiada, etc. Austin cita como ejemplos

    genuinos de ilusiones las ilusiones pticas, las producidas porilusionistas profesionales etc. Ejemplos de delusiones son, porotro lado, manas persecutorias, delirios de grandeza, experien

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    cias alucinatorias, etc. En estos ltimos casos se trata de creencias y conductas gravemente distorsionadas en las que conjuramos algo totalmente irreal. De ah que:

    las delusiones son un asunto mucho ms serioalgo marcha realmente mal, ylo que es ms, mal con ta persona que las tiene, Pero cuando veo una ilusinptica, por bien que salga, nada marcha mal conmigo personalmente, lailusin no es una pequea (o una gran) peculiaridad o idiosincrasia ma; estotalmente pblica, cualquiera puede verla, y en muchos casos se puedenformular procedimientos standard para producira (55 23-4).

    El argumento de la ilusin explota la no distincin entre

    ilusin y delusin insinuando sutilmente que en los casos anormales mencionados existe algo inmaterial que percibimos.

    En cuanto a la indistinguibilidad cualitativa entre percepcionesverdicas y delusivas proclamada por el segundo estadio del argumento, Austin tiene todo un conjunto de objeciones que oponer. En primer lugar, denuncia la aceptacin de una dicotoma detodas las percepciones en verdicas* y delusivas, y la exa

    geracin grotesca de la frecuencia de las ltimas. Pero el puntoclave de resistencia al argumento se centra en su negativa aaceptar la pretendida indistinguibilidad cualitativa. No es cierto,seala Austin, que los sueos no sean cualitativamente diferentesde las experiencias de vigilia. Es absurdo jugar, como Descartes yotros epistemlogos tras l, con la nocin de que la totalidad de

    nuestra experiencia pudiera ser un sueo:Si los sueos no fuesen 'cualitativamente diferentes de las experiencias devigilia, entonces toda experiencia de vigilia seria como un sueo; la cualidadcomo de sueo seria, no difcil de capturar, sino imposible de evitar (55 49).

    Tampoco es cierto que ver un bastn refractado en el agua seaexactamente como ver un bastn retorcido fuera del agua. Entreotras cosas, podemos ver el agua en el que est parcialmenteinmerso el bastn. A la base del argumento de Price y Ayer,Austin encuentra un errneo principio al efecto de que dos cosasgenricamente diferentes no pueden ser cualitativamente semejantes. Si yo nunca hubiera visto un espejo y se me dijera que en losespejos se ven reflejos de las cosas y que tales reflejos songenricamente diferentes de las cosas, no habra razn alguna por

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    la que debiera esperar que haya una diferencia cualitativa entrever una cosa y ver sus reflejos. Como corolario de todo ello, Ayery Price desprecian las circunstancias concomitantes qufc hacenposible frecuentemente la discriminacin entre situaciones que agrandes rasgos pueden ser bastante parecidas.

    Austin encuentra tambin objetable la distincin de Ayer entredos sentidos de percibir, 'ver1, etc., mediante la cual son introducidos los datos sensoriales. De acuerdo con Ayer, si nos limitamos al uso ordinario de percibir, decir de un objeto que es

    percibido no entraa decir que existe realmente y que tiene enrealidad las cualidades que parece tener; pero los filsofos deci

    den usar percibir en otro sentido, en el cual lo que es percibidodebe realmente existir y tener las cualidades que parece tener. Esen este ltimo sentido en e) que lo que es percibido es un datosensorial. Ayer defiende que este procedimiento no incorporaningn descubrimientofctico , sino que se reduce a la recomendacin de una nueva usanza verbal.La correcta explicacin de loshechos lingsticos aducidos por Ayer es, segn Austin, el simple

    hecho de que podemos dar diferentes descripciones de lo quepercibimos. Si estoy mirando por un telescopio y se me preguntaqu veo, puedo dar diversas respuestas: Una mota plateada,'Una estrella, 'Sirio'. Ello no quiere decir que tengamos aqutantos sentidos de ver como respuestas posibles: la mota plateada esuna estrella, y la estrella es Sirio. No solamente es cierto 4que cuando algo es visto puede haber diferentes maneras de decir,\\

    lo que es visto, tambin debemos tener en cuenta que puede ser jvisto de diferentes maneras,como es atestiguado por la expresin 'ver... como , a la que han atendido los psiclogos gestaltistas yWittgenstein l6.

    La doctrina oficial de Ayer, segn la cual el asunto planteadopor el argumento de la ilusin no esfactual, sino lingstico, escontrapuesta por Austin a las creencias y motivos reales delpropio Ayer. En su opinin, Ayer cree en realidad que de hechoslo percibimos datos sensoriales; la aparente sofisticacin de la

    L. Wittgenstein, Philosophische Untersuchungen (Oxford: Blackwell, 1953),cap. XII.

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    doctrina lingstica de Ayer descansa en realidad sobre la viejaontologa berkeleyiana y kantiana de la multiplicidad sensible.Los hechos empricos de Ayer son hechos sobre apariencias sensibles:

    Es un hecho curioso y en ciertos aspectos un tanto melanclico que lasposiciones relativas de ftice y Ayer en este punto resulten ser exactamentelas mismas que las posiciones relativas de Locke y Berkeley, o Hume y Kant.En opinin de Locke hay 'ideas' y tambin 'objetos externos', en la de Hume,'impresiones' y tambin 'objetos externos', en opinin de Price 'datos sensoriales' y tambin 'ocupantes fsicos; en la doctrina de Berkeley hay sloideas, en la de Kant slo Vorstellungen (las cosas-en-sf no son estrictamenterelevantes aqu), en la doctrina de Ayer hay slo datos sensoriales, pero

    Berkeley, Kant y Ayer concurdan todos despus en que podemos hablarcomo si hubiera cuerpos, objetos, cosas materiales (55 61).

    La denuncia de un doblepensar en Ayer parece salirse delmarco de la crtica filosfica para entrar en el terreno de lo

    personal. Pues las acusaciones de Austin y Ayer no son a menudolas admitidas en la lgica de la ilusin inconsistencia, sinsen-

    tido, paralogismo, etc., sino que sugieren algn tipo de deshonestidad por parte de Ayer: inautenticidad o, en el mejor de loscasos, descuido. As, cuando Austin afirma de Ayer que no esrealmente verdadero que l mismo crea que las cuestiones planteadas sean cuestiones acerca del lenguaje (SS 105) o cuando leatribuye sutiles insinuaciones, clculos, exageraciones grotescas, etc. En mi opinin, este estilo de crtica ms nietzscheano

    que kantiano revela una debilidad en la posicin de Austin. Y noest relacionada esta debilidad con la negativa austiniana a admitiralgn tipo de teora, por amplia y detallada que sea, de la naturaleza de la filosofa y, por tanto, de la naturaleza de la ilusinfilosfica? En contraste con su posicin, la de Wittgenstein y Ryleparece incorporar una doctrina de la ilusin filosfica, no comoalgo que un sofista haya inventado artificialmente para confundira las personas razonables sino como algo inherente a la raznhumana, para decirlo con Kant.

    En la seccin X de Sense and Sensibilia, Austin sita lasdoctrinas de la percepcin que ha estado combatiendo dentro deuna teora general del conocimiento

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    segn la cual el conocimiento tiene fundam entos. Es una estructura cuyosgrados superiores se alcanzan mediante inferencias, y los fundamentos sonlos datos en los cuales se basan esas inferencias. (As, naturalmente, segn parece debe haber dalos sensoriales.) Ahora bien, la dificultad de lasinferencias es que pueden ser errneas; siempre que damos un paso pode

    mos dar un paso en falso. As contina la doctrina el modo de identificar los grados superiores de la estructura del conocimiento es preguntarnoss podramos equivocarnos, si hay algo que pueda ponerse en duda ; si larespuesta es S, entonces no estamos en los cimientos. E, inversamente,seria caracterstico de los datos que en su caso no es posible ningn error.As, para hallar ios datos, los fundamentos, busca lo incorregible (SS I0J).

    Austin va a asestar un duro golpe al venerable espantajoque es en su opinin la busca de lo incorregible.

    La teora del conocimiento como una estructura jerarquizada 17 en la que son distinguibles fundamentos y superestructuras estan vieja como la propia filosofa. Aparece en Platn y en Aristteles, pero cobra una importancia decisiva con la bsqueda cartesiana de un punto de partida indubitable para la reconstruccinde sus creencias. Desde Descartes en adelante se concibe la tarea principal de la teora del conocimiento como la de identificar

    y describir los fundamentos y desvelar el modo particular, deductivo o inductivo, en que cualquier otro tipo de conocimientodepende de estos cimientos. Tal es el problema que pretendasolucionar la teora empirista clsica de las ideas. Con el revivaiempirista iniciado por Russell y los positivistas lgicos se buscuna presentacin ordenada del sistema del conocimiento emprico, inspirada en la presentacin axiomtica de la lgica y la

    matemtica en los Principia mathematica. La Aufbau carnapianapretende ser al conocimiento emprico lo que los Principia alconocimiento necesario. No obstante, hay al menos dos diferencias notables entre el programa fundamentalista del empirismo clsico y el del empirismo contemporneo. La primera esel efecto de la nueva lgica. A diferencia de los empiristasbritnicos clsicos, los nuevos empiristas no conciben su pro*

    n Sobre la doctrina de los fundamentos del conocimiento vanse: A. Quinton,The Foundations of Knowledge, en B. Williams y A. Montefiore (eds.), British

    Analytical Philosophy (London: Routledge and Kegan Paul, 1966), pp. 55-86, y P.F. Strawson, Does Knowledge Have Foundations?, en Teorema, nmero monogrfico 1974: Conocimiento y creencia, pp. 99-110.

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    grama como una explicacin gentica, histrica o psicolgica delconocimiento, sino como su anlisis lgico o reconstruccin racional, i. e. una justificacin lgica de nuestras creencias fundadas y no una exhibicin de las causas que nos llevan a su

    adopcin. As, en Der logtsche Aufbau der Wel, Carnap afirmaque su sistema es una reconstruccin racional de toda la construccin de la realidad que se efecta en el conocimiento demodo principalmente intuitivo IB.

    La segunda diferencia es el efecto de tas nuevas teoras delsignificado iniciadas por Frege. Tanto Frege en los Grttndlagender Arthmetik como Wittgenstein en el Tractatus rompieron con

    ]a concepcin tradicional, aristotlica y empirista, que hace de laspalabras, de los trminos, las unidades bsicas del anlisis. Fregey Wittgenstein insistieron en que el significado de las palabrasdebe entenderse en el nexo proposicional. Entender el significado de una palabra es. entender los tipos de oraciones en lasque puede figurar. De este modo, la bsqueda de fundamentospara el conocimiento se torna en la bsqueda de tipos de oracio- nes bsicas. La d iscusin,' en el seno del Crculo de Viena,acerca de las Protokostze 19 debe entenderse en este contexto.Por 'proposiciones protocolares' se entenda aqullas que constituyen registros fieles de lo inmediatamente dado en la experiencia del sujeto. Al adoptar como criterio de significatividad emprica el principio de que el sentido de una proposicin es sumtodo de verificacin, los positivistas vieneses centraron suatencin en aquellas proposiciones que pueden ser comparadas

    inmediatamente con la realidad: las proposiciones elementales oatmicas de las que son funciones de verdad el resto de lasproposiciones significativas, segn la tesis extensional del Tractatus. Si estas proposiciones han de compararse directamentecon la realidad, deben versar acerca de las experiencias del

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    l* R. Carnap: Der logische Aufbau der Well (Berlin: Weltkreis Vertag, 1928),p. 139.

    l* Para el debate acerca de las proposiciones protocolares pueden verse losartculos: Proposiciones protocolares, de Otto Neurath; Sobre el fundamentodel conocimiento, de Moritz Schlick, y Verificacin y experiencia, de Alfred J.Ayer, todos ellos en el colectivo de Ayer (ed.), El positivismo lgico. (Traduccinde L. A)dama y otros, Mxico: Fondo de Cultura Econmica, 1965.)

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    sujeto. El Crculo de Viena identific, pues, una clase de proposiciones, las protocolares, proponindolas como proposicioneselementales verificadoras. Esta maniobra embarranc a losmiembros del Crculo, en su primera etapa, en un solipsismo

    lingstico. Fue as como se plante el problema de la intersubje-tividad lingstica. Ayer formul as este problema que l consider proveniente de un razonamiento falaz:

    Podra pensarse que si las experiencias de cada persona fuesen privadassuyas, nadie podra Eener nunca ninguna buena razn para creer que lasexperiencias de cualquier otra persona fuesen cualitativamente las mismasque las suyas propias, y consecuentemente que nadie podra tener ningunabuena razn para creer que las proposiciones que l entendi, refirindose

    como se referan a sus propias experiencias sensoriales, fuesen alguna vezentendidas de la misma forma por cualquier otro20.

    Viena se debati en el intento de encontrar una salida a esteproblema acudiendo a diversas soluciones: el solipsismo, la distincin forma/contenido, el fisicismo21.

    Si la significatividad del lenguaje depende, en ltima instancia, de las proposiciones verificadoras, y s el contenido de stas

    depende de la experiencia posible del sujeto, entonces el mbitodel lenguaje significativo coincide con el mbito de la experienciaposible del sujeto. El lenguaje pblico de la comunicacin y de laciencia depende de los lenguajes privados de los sujetos. La razde la privacidad resida en el carcter privado de los objetos alos que se referan los trminos descriptivos de tus proposiciones

    bsicas. Si he de interpre tar todo enunciado como haciendo

    referencia a mis experiencias privadas, no es fcil comprendercmo es posible la comunicacin con otras personas. Es ms,incluso la expresin 'otras personas debo considerarla como unalicencia lingstica; el supuesto de que existen otras mentesslo puede tener sentido para m en la medida en que interprete

    10 A. J. Ayer: Language, Truth and Logic. Londonr V. Gollancz, 1936. (Traduccin castellana de R. Resta, Lenguaje, verdad y lgica, en Buenos Aires:Eudeba, 1965, p. 13.)

    Se estudian cuidadosamente estos problemas en la ya vieja obra de JuiiusR. Weinberg, Examen de positivismo lgico (traduccin castellana de J. L.Fernndez Castillejo, Madrid: Aguilar, 1959).

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    las proposiciones sobre las experiencias de los dems comoproposiciones sobre su conducta.

    La idea principal que Austin ataca en Sense and Sensibilia noes la de la supuestaprivacidad de los enunciados bsicos, sino lade su pretendida incorregibilidad. Austin desacredita seriamentela bsqueda de fundamentos incorregibles para el conocimientoen la forma que adopta en Ayer de distinguir entre un lenguajede objetos materiales y un lenguaje de apariencias. Se trata deun tema que Austin ya haba abordado parcialmente en OtherMinds. Mucho de lo que Austin tiene que decir sobre el temame parece totalmente apropiado: que no hay ninguna clase de

    oraciones que proporcionen en cuanto tales la evidencia paraotras oraciones, que no es el caso que toda oracin sobre objetos materiales debe estar soportada por, o basada en, laevidencia, etc. En su opinin, las oraciones en cuanto distintasde los enunciados no pueden ser divididas en bsicas y super-estructurales. No obstante, en la discusin en Other Minds delo que Wisdom llama 'enunciados sensoriales por ejemplo,

    'Tengo un dolor1 , me parece que Austin no aprecia la peculiaridad de la postura de Wisdom (y, por implicacin, de la deWittgenstein). Austin le atribuye a Wisdom el pecado original(la manzana de Berkeley, el rbol del patio del college) por elque el filsofo se arroja a s mismo del jardn del mundo en quevivimos (Otras mentes 98). Probablemente las formulacionesque Wisdom hace en Other Minds VII 22 de la peculiaridad

    del conocimiento que un hombre tiene de sus propias sensaciones no sean muy afortunadas. Pero, con todo, Wisdom apuntaclaramente all ciertos rasgos de la gramtica lgica de los enunciados de sensaciones que Austin pasa por alto. Wisdom comienza por sealar que El tiene un dolor y lo sabe 1 y 'El tieneun dolor pero no lo sabe son expresiones raras. Y continasealando que si usamos 'saber que tengo la sensacin S como

    significando que digo que tengo un dolor sobre la base de que lotengo, entonces debemos darnos cuenta de que se trata de untipo raro de conocimiento. Pues, de acuerdo con el anlisis

    21 J. Wisdom* Other Minds* Oxford: Blackwell. 1965.

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    standard, saber que algo es el caso es creer que lo es sobre unabase adecuada y esta r en lo correcto. Pero, qu contara comouna creencia incorrecta de que tengo un dolor, en mi propiocaso? Tal vez se diga entonces que se trata de un conocimiento

    perfecto. Pero, ste , contina Wisdom, es un modo confuso dehablar:

    pues usamos la expresin 'debe estar en lo correcto en conexiones completamente distintas, concretamente cuando hallamos que un hombre tieneevidencia compulsiva, aunque no demostrativa, de que est en lo correcto.Y cuando hablamos de la misma forma del conocimiento que un hombretiene de que l tiene un dolor sentimos que esta es la misma suerte de cosa,slo que ms todava. Pero en los casos en que la evidencia no es dem ostra

    tiva. todo el objeto de aadir 'no puede estar equivocado', 'debe estar en locorrecto', depende de la no demostratividad de la evidencia, t. e. del hechode que puede estar equivocado. As, si de un hombre, que sobre la base desentir dolor est diciendo que l tiene dolor, decimos que l sabe realmenteque tiene dolor, debemos recordar que estamos simplemente diciendo quetiene dolor y est diciendo que lo tiene. Esto es, debemos darnos cuenta decmo la naturaleza de la posible correccin de la creencia, del enunciadoformulado, y por ello la naturaleza del conocimiento depende de la naturaleza de la posible incorreccin o ignorancia I3.

    Si Austin hubiera tratado de ver, tras las no siempre afortunadas palabras de Wisdom, la peculiaridad de su posicin, habraadvertido que no resulta en una autoexclusin del filsofo del

    jardn del mundo en que vivimos, sino en una crtica paralela ala suya de las teoras fundamentalistas del conocimiento. Eneste punto, Austin parece haber visto solamente un aspecto de lagota de gramtica y le ha pasado desapercibida toda la nube de

    filosofa 24.

    V

    Hemos visto que la crtica de Austin a la teora de los datossensoriales consiste en un examen minucioso de la terminologa

    23 Op. cit., p. 171.34 Vase sobre este punto el captulo VI de mi libro La lgica de la experien

    cia. Madrid: Tecnos, 1976.

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    PRESENTACION DE LA VERSION ESPAOLA 35

    utilizada por Ayer y Pnce en su formulacin de la teora, Hastaqu punto es efectiva esta crtica? Una razn para sospechar desu falta de efectividad es que, dada la forma que adopta, al

    defensor de la teora siempre ie queda abierta la posibilidad dereformular su posicin de manera que ahora ya est exenta delos rasgos objetados por Austin. De hecho, ste es el camino queha seguido Ayer J. Puesto que la crtica austiniana no se basa enla denuncia de errores categoriales o transgresiones gramaticales,el defensor de la teora de los datos sensoriales puede acogerse aa consideracin de que sus objeciones van dirigidas a una de

    terminada versin de la teora. En cualquier caso, y dicho sea endescargo de Austin, los partidarios de la teora se han vistoobligados a reconocer que el argumento de la ilusin ya no podrnunca ser el mismo despus de Austin. As, R. J. Hirst reconoceque en adelante debe proponerse a lo sumo como una hiptesisexplicativa y no como un argumento demostrativo, cuya conclusin sea la necesidad de la introduccin de datos sensoriales6.

    Cierto es que Austin objetara a estas sospechas de falta deefectividad sealando que su forma de atacar la teora es la nicaforma realista posible. No obstante, en Other minds, y ocasionalmente en Sense and Sensibilia, Austin cede a la tentacin deoponerle a la teora objeciones de ndole ms categora!, menos

    punillista. As, en la pgina 11 de Sense and Sensibilia, a lanocin de engao de los sentidos manejada por Ayer le opone el

    principio de que hablar de engao slo tiene sentido sobre untrasfondo general de no engao. Y en Other minds formula loque pudiera llamarse un Principio de Derecho Epistmico: elPrincipio de Fiabilidad Interpersonal:

    Digi ta l izado caracol t igre

    21 En The Problem o f Knowledge (London: Macmillan, 1956, Traduccin castellana de Andrs R. Raggio. El problema de! conocimiento, en Buenos Aires,Eudeba, 1962) y Has Austin Refuted the Sense-Datum Theory? (en Fann, op.cit.). Para una critica de la posicin modificada de Ayer vanse L. W. Forguson:Has Ayer Vindicated the Sense-Datum Theory (en Fann. op. cit.) y K. L.McGovern, Datos sensoriales y escepticismo, en Teorema IV/3 (1974). Una

    buena sinopsis de la filosofa de la percepcin en la dcada de tos sesenta apareceen P. K. Machamer. Recent Work on Perception, American PhilosophicalQuarterly 7 (1970).

    3* R. J. Hirst: A Critical Study of Sense and Sensibilia, reimpreso en Fann,op. cit., p. 253.

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    Es fundamental al hablar (como en otros asuntos) que estemos autorizados aconfiar en los dems, excepto en la medida en que haya alguna raznconcreta para desconfiar de ellos. Creer en las personas, aceptar su testimonio, es la, o una principal, clave del hablar (pginas 83-84).

    Principio que al final de Otras mentes vuelve a reformularas:

    El creer en otras personas, en su autoridad y testimonio, es una parteesencial del acto de comunicar, un acto que todos ejecutarnos constamente.Es una parte tan irreducible de nuestra experiencia como, pongamos porcaso, dar promesas, o jugar a juegos competitivos, o incluso percibir manchas de color. Podemos establecer ciertas ventajas de tales ejecuciones, ypodemos elaborar reglas de un cierto gnero para su conducta 'racional'

    Pero no hay ninguna 'justificacin' para que los hagamos como los hacemos(pgina 115).

    Si Austin hubiera adoptado una estrategia epistemolgica definida en vez de limitarse al anlisis meticuloso de tas frmulasde Ayer y Price, su posicin hubiera sido mucho ms slida. Su

    propia concepcin de la filosofa le ved este camino. En elloreside su peculiaridad y su debilidad.

    Tan slo unas palabras sobre la traduccin. El hecho de queAustin aplique su gran capacidad de deteccin de finos maticesal anlisis del lenguaje ingls sobre la percepcin hace que resulte difcil, y a veces imposible, traducir al castellano su argumentacin. Esto ocurre sobre todo en la seccin IV, en la queAustin analiza los verbos ingleses 'Iook\ 'appear' y 'seem'. Aunque es posible encontrar tres correlatos castellanos aproximados

    'tener aspecto' (o Verse), 'aparecer' y 'parecer', estos correlatos no pueden mantenerse en todas las construcciones en lasque aparecen los originales. En tales casos, los traductores hemos optado por dejar las expresiones originales inglesas, dandouna traduccin meramente orientativa para el lector desconocedor del ingls. Creemos que este procedimiento era el nicocoherente posible. La alternativa restante sera efectuar un anli

    sis de las correspondientes expresiones castellanas. Pero eso yano sera traduccin.

    A l f o n s o G a r c a S u r e z

    Universidad Autnoma de Madrid

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    PROLOGO

    Austin dio muchas veces cursos sobre los problemas de losque se ocupa este ibro. Las primeras lecciones que adoptaronsubstancialmente la forma aqu presentada fueron las que impar*ti en Oxford durante el primer trimestre de 1947, bajo el ttulogenera] de Problemas de Filosofa. Us por vez primera el ttulo

    Sense and Sensibilia en el primer trimestre del ao siguiente, yfue ste el ttulo adoptado en lo sucesivo.

    En este caso, como en otros, Austin revis y reformul susnotas, existiendo an algunas, sin fecha y muy fragmentarias,que son presumiblemente las que us en 1947; adems de stas,tambin prepar otras dos, en 1948 y 1949, sobre las que hizoinserciones y correcciones en 1955, cubriendo las partes iniciales

    de su argumentacin con considerable detalle; pero las notaspara las ltimas conferencias son mucho menos ntegras y estn,adems, evidentemente incompletas. Un cuarto conjunto de notas fue escrito en 1958 para los cursos que dio en el otoo de ese

    * ao en la Universidad de California. Sus lecciones sobre Senseand Sensibilia fueron dadas por ltima vez en Oxford durante elsegundo trimestre de 1959.

    Adems de estas versiones, ms o menos continuas, los pape

    les de Austin contenan una serie de hojas separadas, de fechasmuy diversas, en las que haba hecho anotaciones concernientesa la misma problemtica. Lo substancial de muchas de ellas seincorpor a las notas para sus lecciones y, por tanto, tambin alpresente libro. Algunas, sin embargo, parecan ser meramentetentativas y provisionales; y otras, aunque a veces muy detalladas, se hacan claramente en el curso de la preparacin de las

    lecciones, pero, de hecho, no estaban destinadas a ser incorporadas a las mismas.

    Todo el material manuscrito se encuentra ahora en la Bodleian Library, a disposicin de los estudiosos.

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    Los ltimos conjuntos de notas, los de 1955 y 1958, no l]cubren los tpicos discutidos completamente. Constan en sumayor parte de material adicional y, por lo dems, se retro- -itraen, con reordenaciones, revisiones y correcciones menores, a

    las versiones de 1948 y 1949. Este material adicional se encuentra principalmente, en el presente texto, en la seccin VII, laltima parte de la X y en la XI. En sus lecciones en Berkeley,Austin tambin us parte del material contenido en su ensayoUnfair to Facts; pero esto no form normalmente parte de suslecciones sobre este tema y ha sido omitido aqu, puesto que eseensayo ha aparecido ahora impreso.

    Es necesario explicar con cierto detalle cmo ha sido preparado el presente texto. Austin contempl ciertamente la posibili-dad de que su obra sobre la percepcin se publicase algn da,pero nunca comenz l mismo a preparar su publicacin. Aspues, todas sus notas estaban sencillamente tal como l lasnecesitaba para las clases; y es de lamentar, desde nuestro puntode vista, que fuese capaz de dar clases con completa fluidez yprecisin sin redactar ntegramente su material. La publicacin de

    sus notas, tal y como estaban, quedaba as descartada; en esaforma habran sido ilegibles y, en realidad, difcilmente inteligibles,Se decidi, por tanto, que deban redactarse de forma continua; ydebe tenerse cuidadosamente en cuenta que el texto que sigue,aunque se basa tan de cerca como es posible en las notas deAustin, difcilmente contiene frase alguna que sea una transcripcindirecta de su propio manuscrito. La versin aqu presentada se

    acerca ms a las notas del propio Austin en las secciones I-VI, VIIIy IX, en que su argumentacin vari muy poco desde 1947 enadelante. En las secciones VII, X y XI, aunque no hay lugar parauna seria duda sobre cul fue la argumentacin de Austin, resultconsiderablemente menos fcil saber por sus notas exactamentecmo, y en qu orden, habra de desplegarse la argumentacin. Enestas secciones, pues, el lector debiera cuidarse especialmente de

    atribuirle demasiado peso a cada detalle de la presentacin; es aqu ,donde es ms probable que hayan ocurrido torpezas editoriales.En realidad, es mucho esperar que no se hayan deslizado en .

    otros lugares. El presente texto, en nmero total de palabras, ha

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    Austn. Espero, sin embargo, que estn de acuerdo en que incluso este tipo de registro permanente es mejor que nada.

    Quisiera expresar mi agradecimiento a Mr. J. O. Urmson,que ley el texto mecanografiado y formul muchas sugerencias

    tiles para su mejora.

    G. J. W a r n o c k Noviembre 1960

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    I

    En estas lecciones voy a discutir algunas doctrinas actuales(aunque tal vez no tanto ahora como en su momento) sobre lapercepcin sensorial. Me temo que no llegaremos precisamente auna decisin sobre la verdad o falsedad de estas doctrinas; pero

    de hecho esa es una cuestin, que realmente no puede decidirse,pues resulta que todas ellas muerden ms de lo que pueden

    masticar. Tomar como pretexto principal en la discusin TheFoundations of EmpricaI Knowiedge 1 del profesor A. J. Ayer,pero mencionar tambin Perception2 del profesor H. H. Price,y despus el libro de G. J. Warnock sobre Berkeley J. Encuentroen estos textos mucho que criticar, pero los elijo por sus mritos

    y no por sus deficiencias; me parece que proporcionan las mejores exposiciones disponibles de las razones aprobadas para sostener teoras que son al menos tan antiguas como Herclito

    ms completas, coherentes y terminolgicamente exactas quelas que se encuentran, por ejemplo, en Descartes 'O Berkeley. Sin

    ^duda que los autores de estos libros ya no mantienen las teorasexpuestas en ellos, o en cualquir caso no las expondran ahora

    exactamente en la misma forma. Pero al menos las sostuvieronno hace mucho, y por cierto un buen nmero de grandes filsofos han sostenido estas teoras y han propuesto otras doctrinasque resultan de ellas. Puede que los autores que he elegido paradiscusin difieran entre s sobre ciertos refinamientos de los queeventualmente tomaremos nota como, por ejemplo, en cuantoa si su distincin central es entre dos lenguajes o entre dos

    clases de entidades, pero creo que concuerdan entre s, y consus predecesores, en todos sus supuestos importantes (y la mayora de las veces inadvertidos),

    *>------------1 Macmillan. 1940.2 Melhuen. 1932.5 Penguin Books, 1953.

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    Idealmente, supongo que una discusin de este tipo debecomenzar por los textos primersimos; pero en este caso ese proceder queda excluido por el hecho de que ya no se conservan.Las doctrinas que discutiremos a diferencia, por ejemplo, de

    las doctrinas sobre 'universales' eran ya muy antiguas en tiempos de Platn.

    La doctrina general, enunciada comnmente, suena ms omenos as: nunca vemos o por Jo dems percibimos (o 'sentimos'), o en cualquier caso nunca percibimos o sentimos directamente objetos materiales (o cosas materiales), sino slo datossensoriales (o nuestras propias ideas, impresiones, sensa, per

    cepciones sensoriales, perceptos, etc).Bien pudiramos desear preguntar cun seriamente se pro-(pone esta doctrina, cun estricta y literalmente pretenden que setomen sus palabras los filsofos que la proponen; pero piensoque haramos mejor en no preocuparnos por esta cuestin, demomento. Ciertamente, no es en absoluto fcil de responder,

    pues, por extraa que pueda verse la doctrina, se nos dice aveces que la tomemos por las buenas realmente no es ms que

    lo que todos hemos credo desde siempre. Hay el fragmentodonde se dice y el fragmento donde se retira lo dicho. Encualquier caso, est claro que la doctrina se concibe como dignade ser enunciada, e igualmente no hay duda de que la gente la*encuentra perturbante; as que podemos ai menos comenzar conla seguridad de que merece seria atencin.

    Mi opinin general sobre esta doctrina es que es una concepcin tpicamente escolstica, atribuible, primero, a una obsesinpor unas cuantas palabras particulares cuyos usos son simplificados en exceso, no realmente entendidos ni cuidadosamenteestudiados, ni correctamente descritos; y, segundo, a una obsesin por unos cuantos (y casi siempre los mismos) 'hechos'medio estudiados. (Digo 'escolstica', pero podra exactamenteigual haber dicho 'filosfica'; la simplificacin excesiva, la es-quematizacin y la constante repeticin obsesiva de la misma ga

    ma reducida de secos ejemplos, no slo son peculiares de estecaso, sino demasiado comunes para ser descartados como unadebilidad ocasional de los filsofos.) El caso es, como tratar de

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    dejar claro, que nuestras palabras ordinarias son mucho mssutiles en sus usos y marcan muchas ms distinciones de lo quelos filsofos se han dado cuenta; y que los hechos de la percep

    cin, como los descubiertos por psiclogos, por ejemplo, perotambin como los advertidos por el comn de los mortales, sonmucho ms diversos y complicados de lo que se ha tomado enconsideracin. Es esencial, aqu como en otros lugares, abandonar viejos hbitos de Gleichschaltung, la profundamente inveterada veneracin de dicotomas de apariencia bien ordenada.

    No voy entonces y ste es un punto que debe quedar claro

    desde el comienzo a mantener que debamos ser 'realistas', estoes, abrazar la doctrina de que s percibimos cosas (u objetos)

    materiales. Esta doctrina sera no menos escolstica y errneaque su anttesis. La cuestin de si percibimos cosas materiales odatos sensoriales parece sin duda muy simple demasiado sim

    ple, pero es enteramente desorientadora (cfr. la cuestin similarmente vasta y en exceso simple de Tales sobre de qu est

    hecho el universo). Uno de los puntos ms importantes a captares que estos dos trminos, 'datos sensoriales y 'cosas materiales,viven a costa de hacer cada uno la colada del otro lo que esfalso no es un trmino del par, sino la anttesis misma 4. No hayun gnero de cosas que percibamos, sino muchos gneros diferentes, siendo reducible el nmero, si acaso, por la investigacincientfica y no por la filosofa: las plumas de escribir difieren en

    muchos aspectos aunque no en todos de los arco iris, los cualesdifieren en muchos aspectos aunque no en todos de las posimgenes, las cuales a su vez difieren en muchos aspectos aunque noen todos de las figuras proyectadas sobre la pantalla cinematogrficay as sucesivamente, sin un lmite asignable. As, pues, nohemos de buscar una respuesta a la cuestin de qu gnero decosa percibimos. Lo que tenemos que hacer ante todo es, negati

    vamente, desembarazarnos de ilusiones tales como 'el argumentode la ilusin un 'argumento' que quienes han sido ms adeptos

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    * Et caso de 'universal' y 'particular', o 'individuo*, es similar en algunosrespectos, aunque, naturalmente, no en todos. En filosofa es frecuentemente unabuena poltica, cuando un miembro de un pretendido par cae bajo sospecha, mirartambin sospechosamente la parte de apariencia ms inocente.

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    f

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    a desarrollarlo (por ejemplo, Berkeley, Hume, Russell, Ayer),ms plenamente maestros de un cierto estilo especial y feliz de *

    ponerle anteojeras al ingls filosfico, han sentido todos ellos quees de algn modo falso. No hay ningn modo simple de hacerlo

    en parte porque, como verem os, no hay un 'argumento' sim-pie. Es cuestin de desenredar, una por una, una masa deseductoras falacias (principalmente verbales), de descubrir unaamplia variedad de motivos ocultos una operacin que nos deja,en cierto sentido, justamente donde comenzamos.

    En cierto sentido pero de hecho podemos esperar aprenderalgo positivo bajo la forma de una tcnica para disolver desasosie

    gos filosficos (algunos tipos de desasosiego filosfico, no latotalidad de la filosofa); y tambin algo sobre los significados de i algunas palabras castellanas ('realidad, parece, 'tiene aspecto,etc.) que, adems de ser filosficamente muy resbaladizas, soninteresantes por derecho propio. Adems, no hay nada tan aburrido como la repeticin constante de aserciones que no sonverdaderas, y a veces ni siquiera levemente sensatas; si podemosreducir esto un poco, todo ser para bien.

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    II

    Echemos un vistazo, pues, al comienzo mismo de los Foundations de Ayer el fondo, se le podra llamar, del sendero del

    jardn . En estos prrafos' nos parece ver al hombre llano, aqubajo el implausible aspecto del propio Ayer, regateando viva

    mente para ponerse en posicin delante de su propia portera ycuadrarse para lograr su propia destruccin.

    **

    Normalmente no se nos ocurre que haya necesidad alguna de que justifiquemos nuestra creencia en la existencia de cosas materiales. En este momento, por ejemplo, no tengo duda alguna de que estoy realmente percibiendolos objetos familiares, las sillas y la mesa, los cuadros y libros y flores con quemi habitacin est amueblada; y estoy, por tanto, convencido de que existen.

    Reconozco ciertamente que las gentes son a veces engaadas por sus sentidos, pero esto no me lleva a sospechar que mis propias percepciones sensoriales no sean en general fiables, o incluso que puedan estar engandome ahora.Y esta no es, creo yo, una actitud excepcional. Creo que, en la prctica, lamayora de la gente concuerda con John Locke en que 'la certeza de queexisten cosas in reriim natura, cuando tenemos el testimonio de nuestrossentidos para ella, es no slo tan grande como nuestra estructura puede

    * alcanzar, sino como nuestra condicin requ iere.Sin embargo, cuando nos volvemos hacia los escritos de los filsofos que

    se han ocupado recientemente del tema de la percepcin, puede que comencemos a preguntarnos s este asunto es as de simple. Cierto es que ellos, engeneral, admiten que nuestra creencia en la existencia de cosas materialesest bien fundada; algunos de ellos, realmente, diran que hay ocasiones en lasque conocemos con certeza la verdad de proposiciones tales como 'esto es uncigarrillo' o 'esto es una pluma'. Pero an as no estn, en su mayor parte,dispuestos a admitir que objetos tales como plumas o cigarrillos sean jamspercibidos directamente. Lo que, en su opinin, percibimos directamente essiempre un objeto de un gnero diferente de stos; un objeto al que ahora se

    acostumbra a darte el nombre de 'dato sensorial'.

    Pites bien, en este pasaje se traza un cierto contraste entre loque nosotros (o el hombre corriente) creemos (o cree) y lo que losfilsofos, al menos 'en su mayor parte, creen o estn 'dispuestos

    1 Ayer, op cit., pp. 1-2.

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    a admitir. Debemos mirar a ambos lados de este contraste, y conparticular cuidado a lo que se presupone en, e implica por, lo quede hecho se dice. Comencemos, pues, por el lado del hombrecorriente.

    1. Se implica claramente, ante todo, que el hombre corrientecree que percibe cosas materiales. Ahora bien, esto, al menos sise lo toma significando que l dira que percibe cosas materiales,seguramente que es manifiestamente errneo, pues 'cosa material'no es una expresin que usara el hombre corriente ni, probablemente, lo es percibir . Con todo, presumiblemente, la expresin 'cosa material' se presente aqu no como lo que el hombre

    corriente dira, sino como designando de una manera general ladase de cosas de la que el hombre corriente cree y de vez encuando dice que percibe ejemplos particulares. Pero entoncestenemos que preguntar, naturalmente, qu comprende esta clase.Se nos da, como ejemplos, 'objetos familiares sillas, mesas,cuadros, libros, flores, plumas, cigarrillos; la expresin 'cosamaterial1 no es definida ulteriormente aqu (o en cualquier otrolugar del texto de Ayer) 2. Pero cree realmente el hombre corriente que lo que l percibe es (siempre) algo como el mobiliarioo como esos otros 'objetos familiares especmenes de tamaomoderado de bienes slidos? Podemos pensar, por ejemplo, en

    personas, voces de personas, ros, montaas, llamas, arco iris,sombras, figuras sobre la pantalla cinematogrfica, figuras en li

    bros o cuadros colgados de las paredes, vapores, gases todo loque la gente dice que ve o (en algunos casos) oye o huele, i. e.,

    percibe. Son todas stas 'cosas materiales? Si no, exactamente cules no lo son, y exactamente por qu? Nadie ha condescendido a responder. La dificultad es que la expresin 'cosamaterial' est funcionando ya, desde el mismsimo comienzo,simplemente como un trmino de contraste para 'dato sensorial;no le es dado aqu, y nunca le es dado, ningn otro papel que

    * Comprese la lista que da Price en la p.l de Percepiion 'sillas y mesas,gatos y rocas' aunque complica las cosas aadiendo 'agua' y 'la tierra. Vasetambin en la p. 280 lo que dice sobre 'objetos fsicos, 'slidos visuo-Ictiles.

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    SENTIDO Y PERCEPCION 47

    desempear , e independientemente de esta consideracin seguramente que nunca se le habra ocurrido a nadie tratar de representar las cosas que el hombre corriente dice que l 'percibe' comoun nico gnero de cosas.

    2. Adems, parece que tambin se implica (a) que cuando elhombre corriente cree que no est percibiendo cosas materiales,cree que est siendo engaado por sus sentidos; y (b) que cuandol cree que est siendo engaado por sus sentidos, cree que noest percibiendo cosas materiales. Pero ambas son errneas. Un

    hombre corriente que viese, por ejemplo, un arco iris no concluirade inmediato, si se le persuadiese de que un arco iris no es unacosa material,"que sus sentidos le estaban engaando; ni cuando,por ejemplo, l sabe que el barco sobre el mar en un da claro estms alejado de lo que aparenta, concluye que no est viendo unacosa material (menos an que est viendo un barco inmaterial).Es decir, no hay ms un contraste siemple entre lo que el hombre

    corriente cree cuando todo va bien (que l est 'percibiendo cosasmateriales') y cuando algo no marcha (que sus 'sentidos lo estnengaando' y que no est 'percibiendo cosas materiales') que lohay entre lo que cree que percibe ('cosas materiales) y lo que losfilsofos por su parte estn dispuestos a admitir, sea esto lo quefuere. Se est ya preparando el terreno para dos dicotomas ficticias.

    3. Despus, no se apunta bastante discretamente en estepasaje que el hombre llano es realmente un tanto ingenuo? 3 Nose le ocurre normalmente que su creencia en 'la existencia decosas materiales' necesite justificacin; pero tal vez deba ocurrfr-sele. El no tiene 'duda alguna' de que realmente percibe sillas ymesas; pero tal vez deba tener una duda o dos y no quedar tan

    fcilmente 'convencido1. El que la gente sea a veces engaada porsus sentidos 'no le lleva a sospechar que puede que todo no vayabien; pero tal vez una persona ms reflexiva vendra a sospechar.

    J FVice, op cit.. p. 26, dice que es ingenuo, aunque parece que no es seguroque sea realmente un Realista Ingenuo.

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    Aunque ostensiblemente aqu slo se describe la posicin delhombre llano, se est efectuando ya una pequea y callada laborde zapa mediante estos giros.

    4. Pero lo que tal vez es ms importante, se implica tambin,I incluso se da por sentado, que hay lugar para la duda y la' sospecha, sintala o no el hombre llano. La cita de Locke, con la1 que se dice que concuerdan la mayora de las personas, contiene

    de hecho un fuerte suggestio fa lsi. Sugiere que cuando, por ejemplo, yo miro una silla que est a unos pocos metros delante de ma plena luz del da, mi opinin es que tengo fslo) tanta certeza

    como necesito y puedo alcanzar de que hay una silla y de que yola veo. Pero de hecho el hombre llano considerara la duda en talcaso, no forzada o refinada en exceso o de algn modo no prctica, sino obviamente sinsentido; l dira, de modo totalmente

    ; correcto: 'Bueno, si esto no es ver una silla real entonces no s lo| que es.' Es ms, aunque la creencia que se le imputa al hombre| llano de que sus 'percepciones sensoriales son 'en general o

    , 'ahora' fiables es implcitamente contrastada con la opinin de los filsofos, resulta que la opinin de los filsofos no es justamente! que no puede fiarse de sus percepciones sensoriales 'ahora', o 'en

    general, o tan a menudo como l cree; pues al parecer los filso-! fos en su mayor parte mantienen realmente que lo que el hom-i bre llano cree que es el caso nunca es realmente el caso; 'lo que,

    en su opinin, percibimos directamente es siempre un objeto de

    un gnero diferente. El filsofo no va realmente a aducir que las1 cosas marchan mal ms a menudo de lo que el incauto hombrei llano supone,