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AEF XVIII (1995), 463-497 EL AUTO DE LOS REYES MAGOS: CONSIDERACIONES PARA UNA LECTURA Y EDICIÓN DEL TEXTO Las siguientes páginas pretenden ofrecer un estado de la cuestión acerca de los numerosos problemas (autoría, fecha, componentes de la estructura, elementos dramáticos, rasgos lingiiísticos, puesta en escena, significado religio- so...) que suscita el primer drama conservado en nuestra lengua vernácula: el Auto de los Reyes Magos. Algunos de los inconvenientes planteados siguen necesitando hoy día de una respuesta más convincente y definitiva; no obstante, el lamentable estado de conservación del texto, que dificulta sobremanera su lectura, y los escasos datos existentes sobre la tradición dramática en el medievo peninsular, retra- san la posibilidad de sugerir soluciones generales sobre este tema. El texto que utilizamos para la edición es el fijado por R. Menéndez Pidal («Auto de los Reyes Magos)>, Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, IV, 1900, págs. 453-62), si bien proponemos algunas variantes a la hora de atribuir los parlamentos a los diferentes Magos, todo ello con la intención de facilitar una mejor lectura del mismo. AUTO 1 DE LOS REYES MAGOS2 (ESCENA3 PRIMERA4 ) 5 (Gaspar)6 Dios 7 criador8 , qual marauilag no se . qual es achesta strela! Agora primas la e ueida, poco timpo a que es nacida. Nacido es el Criador que es de las gentes senior?'° Non es uertad non se que digo, todo esto no uale uno figo; otra nocte me lo catare, si es uertad, bine lo sabre. Bine es uertad lo que io digo? en todo, en todo lo prohio. Non pudet seer otra sennal? Achesto es i non es al;

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  • AEF XVIII (1995), 463-497

    EL AUTO DE LOS REYES MAGOS: CONSIDERACIONESPARA UNA LECTURA Y EDICIN DEL TEXTO

    Las siguientes pginas pretenden ofrecer un estado de la cuestin acercade los numerosos problemas (autora, fecha, componentes de la estructura,elementos dramticos, rasgos lingiisticos, puesta en escena, significado religio-so...) que suscita el primer drama conservado en nuestra lengua verncula: elAuto de los Reyes Magos.

    Algunos de los inconvenientes planteados siguen necesitando hoy da deuna respuesta ms convincente y definitiva; no obstante, el lamentable estadode conservacin del texto, que dificulta sobremanera su lectura, y los escasosdatos existentes sobre la tradicin dramtica en el medievo peninsular, retra-san la posibilidad de sugerir soluciones generales sobre este tema.

    El texto que utilizamos para la edicin es el fijado por R. Menndez Pidal(Auto de los Reyes Magos)>, Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, IV, 1900,pgs. 453-62), si bien proponemos algunas variantes a la hora de atribuir losparlamentos a los diferentes Magos, todo ello con la intencin de facilitar unamejor lectura del mismo.

    AUTO 1 DE LOS REYES MAGOS2

    (ESCENA3 PRIMERA4 ) 5(Gaspar)6Dios7 criador8, qual marauilagno se. qual es achesta strela!Agora primas la e ueida,poco timpo a que es nacida.Nacido es el Criadorque es de las gentes senior?'Non es uertad non se que digo,todo esto no uale uno figo;otra nocte me lo catare,si es uertad, bine lo sabre.Bine es uertad lo que io digo?en todo, en todo lo prohio.Non pudet seer otra sennal?Achesto es i non es al;

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    nacido es Dios, por uer, de fembrain achest mes de december.'2Ala ire o que fure, aoralo e,'3por Dios de todos lo terne.

    (ESCENA SEGUNDA)(Baltasar)Esta strela non se dond uinet,quin la trae o quin la tine.Porque es acesta sennal?en mos dias on ui atal.Certas nacido es en tirraaquel qui en pace i en guerra"senior a a seer da orientede todas hata in occidente.'5Por tres noches me lo uere'6i mas de uero lo sabre.En todo, en todo es nacido?non se si algo e ueido.ire, lo aorare,'7i pregare i rogare.

    (ESCENA TERCERA)(Melchor)Ual, Criador, atal facinda'sfu nunquas alguandre faladao en escriptura trubada?Tal estrella non es in celo,desto so io bono strelero;l9bine lo ueo sine escarnoque uno omne es nacido de carne,"que es senior de todo el mundo,2'asi cumo el cilo es redondo;de todas gentes senior serai todo seglo iugura.22Es? non es?cudo que uerdad es.Ueer lo e otra uegada,si es uertad o si es nada.Nacido es el Criadorde todas las gentes maior;bine lo (u)eo que es uertad,ire ala, par caridad.23

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    (ESCENA CUARTA) 24(Baltasar a Gaspar)Dios uos salue, senior; sodes uos strelero?dezidme la uertad, de uos sabelo quiro

    (Gaspar)(Vedes tal marauila?)(nacida) es una strela.Nacido es el Criador,que de las gentes es senior.

    (Baltasar)Ire, lo aorare.

    (Gaspar)Io otrosi rogar lo e.

    (Melchor a los otros dos Reyes)Seniores, a qual tirra, o que(redes) andar?Queredes ir conmigo al Criador rogar?Auedes lo ueido? io lo uo (aor)ar.(Bahasar)26Nos imos otrosi, sil podremos falar.

    (Gaspar)Andemos tras el estrela, ueremos el logar.

    (Baltasar)26Cumo podremos prouar si es homne mortalo si es rei 27 de terra o si celestrial?

    (Melchor)Queredes bine saber cumo lo sabremos?oro, mira28 i acenso29 a el ofreceremos:si fure rei de terra, el oro quera;si fure omne mortal m, la mira tomara;si rey celestria131 , estos dos dexara,tomara el encenso quel pertenecera.

    (Gaspar)Andemos i asi lo fagamos.

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    (ESCENA QUINTA)(Gaspar)32Salue te el Criador, Dios te curie de malun poco te dizeremos, non te queremos al,(Melchor)Dios te de longa uita33

    i te curie de mal;(Baltasar)Imos in romeria aquel rei adorarque es nacido in tirra, nol podemos fallar.(Herodes)Que decides, o ides? a quin ides buscar?de qual terra uenides, o queredes andar?Decid me uostros nombres, no m los querades celar.

    (Gaspar)34A mi dizen Caspar,est otro Melchior, ad achest Baltasar".

    (Baltasar)Rei, un rei es nacido que es senior de tirraque mandara el seclo en grant pace sines gera.

    (Herodes)Es asi por uertad?(Melchor)Si, rey, por caridad.(Herodes)I cumo lo sabedes?ia prouado lo audes?(Baltasar)36Rei, uertad te dizremos,que prouado lo auemos.(Gaspar)Esto es grand ma(ra)uila.un strela es nacida.(Melchor)Sennal face que es nacidoi in carne humana uenido.

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    (Herodes)Quanto i a que la uistesi que la percibistis?

    (Melchor)37Tredze dias a,i mais non auera,que la auemos ueidai bine percebida.

    (Herodes)Pus andad i buscadi a el adoradi por aqui tornad.Io ala irei adoralo e.

    (ESCENA SEXTA)(Herodes, solo) 38Quin uio numquas tal mal,

    sobre rei otro tal!Aun non so io morto"ni so la terra pusto!rei otro sobre mi?numquas atal non ui!El seglo ua a caga",ia non se que me faga;por uertad no lo creoata que io lo ueo.Uenga mio maiordo(ma)qui mios aueres toma.Idme por mios abades41i por mis potestadesi por mios scrivanosi por meos gramatgosi por mios strelerosi por mios retoricos;dezir m an la uertad, si iace in scriptoo si lo saben elos o si lo an sabido.

    (ESCENA SPTIMA)(Sakn los sabios de la Corte)Rei, que te plaze? he nos uenidos.

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    (Herodes)I traedes uostros escriptos?(Los sabios)Rei, si traemos,los meiores que nos auemos.

    (Herodes)Pus catad,dezid me la uertad,si es aquel omne nacidoque esto tres rees in - an dicho.Di, rabi42, la uertad, si tu lo as sabido.(EI rab)Po(r) ueras no lo digoque no lo (fallo) escrpto.(Otro rab al primero)Hamihala", cumo eres enartado!por que eres rabi clamado?Non entendes las profecias44,las que nos dixo Ieremias45.Par mi lei, nos somos erados!por que non somos acordados?por que non dezimos uertad?(Rab primero)Io non la se, par caridad.(Raln segundo)Por que no la auemos usadani en nostras uocas es falada46.

    1. Los 147 versos de que se compone esta pieza dramtica aparecieronrecopilados en las pginas de un cdice conservado en la Biblioteca delCabildo de Toledo, y sirven de colofn a los comentarios de Gilberto, can-nigo de Auxerre, acerca de la destruccin de Jerusaln que escribiese elprofeta Jeremas en sus Lamentaciones (hoc continet cantica canticorum Alamentationes jeremia) . En la actualidad, el citado cdice enriquece los fondosde la Biblioteca Nacional de Madrid.

    Su descubridor, Felipe Fernndez Vallejo, arzobispo de la catedral toledana,lo desempolv del olvido en las ltimas dcadas del siglo XVIII y dio cuentade su hallazgo en su libro Memorias y disertaciones. Sin embargo, el texto no fuepublicado hasta 1863 por Jos Amador de los Ros. ste confiesa, en un

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    principio, desconocer el estudio del religioso toledano y tan slo asegura tenernoticias del poema, como l lo denomina en alguna ocasin, a travs de unareferencia aportada por Manuel Cariete en su Discurso acerca del drama religiosoespaol antes y despus de Lope de Vega, ledo en septiembre de 1862.

    Amador de los Ros se apresura a matizar que su conocimiento del Auto seremonta al verano de 1849, aunque confiesa, pginas ms adelante, que lar-gos arios despus de hecho este estudio, vinieron a nuestras manos las Memoriasy disertaciones... de don Felipe Fernndez Vallejo (nota 1, pg. 28).

    La aguda intuicin de nuestro crtico (Sin duda la existencia del poema,que dejamos analizado, despertar el inters de los eruditos, formando laprimera pgina del teatro espariol en los tiempos modernos [pgs. 28-29] )se convirti pronto en feliz realidad. Las ediciones de V. E. Lidforss (1871),K. A. M. Hartmann (1879), G. Baist (1887), A. Keller (1890), E. Monaci(1891), E. Gorra (1898) o E. de la Barra (1898) as lo acreditan.

    Al hispanismo novecentista se sum pronto la crtica nacional que tambinadvirti la trascendencia del texto y asegur su inters a travs del innegablemagisterio de Menndez Pidal, quien lo estudi en el ario 1900. Esta fechasupone el punto de partida para las variadas sugerencias, anlisis y discrepan-cias que el drama sigue ofreciendo an (recordemos, entre otras, las edicionesde Lzaro Carreter [1970], E. Marbn [1971], R. Senabre [1977], la cuidadapor H. Viries [1981], R. E. Surtz [1983 y 1992] o Ana M. lvarez Pellitero[1990]).

    2. El manuscrito toledano carece de ttulo, aspecto ste que ha permitidosugerir diferentes interpretaciones sobre el mismo. Amador de los Ros serefiere a l como poema de los Reyes Mago.s (pg. 23), para preguntarse, acontinuacin, si acaso no sera conveniente incluirlo en la tradicin religiosade los misterios medievales. Menndez Pidal, a quien debemos el epgrafe conel que se le conoce en la actualidad, sugiri el ttulo de Auto de los Reyes Magos,si bien ocho arios despus, en su Cantar del Mo Cid, aventur la denominacinde Misterio de los Reyes Magos, siguiendo la lnea propuesta por Amador de losRos y otros crticos como Mil y Fontanals, Espinosa o Menndez Pelayo. ste,en su Antologa de poetas lricos castellanos, estudia los restos de la primitiva poesaen Castilla e incluye en su anlisis este interesantsimo fragmento, puramentedramtico (pg. 148), que designa con el nombre de Misterio de los ReyesMagos.

    Si para Valbuena Prat el trmino misterio no se generaliza en la escenafrancesa hasta el siglo XV (pg. 83) y, en consecuencia, es impropia suutilizacin para referirse a nuestra obra, B. W. Wardropper alude a lo inade-cuado del ttulo reconociendo en la obra un drama litrgico de la tradicinmedieval europea y, por tanto, no un auto, fenmeno rigurosamente espariol(pg. 46).

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    Por todo ello, F. Lzaro Carreter ha expuesto ms recientemente la posi-bilidad de denominar a esta pieza bajo el enunciado de Representacin de losReyes Magos atendiendo al hecho de que el sustantivo auto no se documenta(segn Corominas) hasta, aproximadamente, 1300, y considerando que eltrmino representacin es el utilizado por el rey Alfonso X el Sabio para de-signar las dramatizaciones litrgicas de los templos (pg. 32). En la actuali-dad, no obstante, parece imponerse el trmino tradicional de auto sugeridopor Menndez Pidal.

    3. La dificultad que entraria la lectura del texto ha sido puesta de mani-fiesto por la mayora de los crticos que se han dedicado a su estudio, desta-cando su deterioro y la ilegibilidad de algunos de sus pasajes, obstculo evi-dente para cualquier aproximacin rigurosa al mismo. Amador de los Rosadverta de esta circunstancia y subrayaba que Algunas de estas imperfeccio-nes hemos suplido, guiados de la mucha prctica en la lectura de este linajede monumentos; otras nos han parecido de tal naturaleza que haba peligroen remediarlas, decidindonos por tanto guardar toda fidelidad, fin deconservar su especial carcter al Ms. (pg. 657).

    A estas dificultades debemos unir el hecho de que, aun tratndose de unapieza teatral, el manuscrito carece de distribucin por escenas y de atribucinde los parlamentos a los personajes a quienes corresponde intervenir. Noobstante, cabe suponer la posibilidad de que los diferentes signos y seriales queaparecen en los mrgenes del cdice acten como propuestas dramticas. Aesta prctica se refera ya el cannigo Fernndez Vallejo en sus Memoriascuando serialaba que si fuesen de fcil reduccin a la imprenta los puntos,seriales, crculos, semicrculos y cruces que tiene en el original, se percibirandesde luego la diversidad de interlocutores, personas que forman el dilogo,la diferencia de escenas, y las inflexiones de voz y actitudes de cuerpo queseriala (cit. Amador de los Ros, nota 1, pg. 28).

    Tambin Amador de los Ros llama la atencin sobre esta circunstanciaaunque expone, discrepando nuevamente del religioso, que No hemos des-cubierto nosotros en el Ms. original, que examinamos ya en 1845 y copiamosen 1849, segun en su lugar advertimos, tantos signos como juzg ver el dili-gente arzobispo de Santiago... (pg. 656). No se le escapan tampoco a nuestrocrtico las similitudes existentes entre los signos que el texto ofrece y el cap-tulo De notis sententiarum recogido por San Isidoro en las Etimologas (h. 632).En l, el santo rene los signos grficos y de puntuacin ms utilizados porlos autores de la antigedad para denotar el carcter dramtico de una pieza,si bien stos (salvando quizs el asterisco semejante al signo del Auto varia-cin formal que acaso sea debida al carcter eminentemente religioso de laobra) en nada se parecen a los que elige nuestro annimo escritor.

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    Finalmente, R. Senabre, para quien la pulcritud paleogrfica y la irre-prochable transcripcin de Menndez Pidal (pg. 418) han permitido unalectura plausible del Auto, se esforz por intentar explicar las posibilidadesdramticas que los citados signos ofrecan. Consciente de las dificultades queesta tarea encerraba, nota cmo Parece que el signo ms complejo una cruzcon cuatro o cinco puntos alrededor sirve inicialmente para separar escenas.Cada uno de los tres monlogos de los Reyes concluye con este signo. Lascondiciones del manuscrito no permiten saber si dicho signo existe al final delv. 73 (

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    escenas (vanse las ediciones ms modernas de R. E. Surtz [1983 y 1992] ola de Ana M. lvarez Pellitero [1991]).

    Destaquemos, no obstante, tres nuevas consideraciones sobre este temasurgidas desde planteamientos distintos. As, A. Espinosa acepta la consabidadivisin en cinco actos pero atendiendo a la disposicin y medida de los versos:el eneasilabo para la vacilante escena que recoge las dudas de los Reyes (I); elalejandrino para explicar su encuentro y las razones que prueban el carcterdivino del recin nacido (II); el alejandrino y el heptasilabo para resumir laconversacin entre los Reyes y Herodes (III); el heptasilabo para resaltar eldesconcierto que agita a ste (IV); el eneasilabo final que desvela la ignoranciade los rabinos (V). El texto se iniciara y concluira, pues, con versoseneasilabos, al tiempo que alejandrinos y heptasilabos serviran como nexoentre las escenas segunda y cuarta.

    Por otro lado, la eleccin de estas formas mtricas se explica como conse-cuencia de las reacciones y emociones que animan a los personajes, de maneraque asistimos ya, aunque de forma an primitiva, a la adecuacin entre versoy situacin dramtica que propondr Lope de Vega en su Arte Nuevo y queconstituye uno de los rasgos primordiales del teatro barroco.

    Lzaro Carreter, por su parte, prefiere utilizar el trmino cuadro parareferirse a las escenas, y dividir el texto en cuatro cuadros diferentes. Lanovedad estriba en que el monlogo colrico de Herodes formara parte dela ya tradicional escena tercera conversacin de Herodes y los Reyes Magos-y, al ser suprimida como tal, el cuadro cuarto resumira el dilogo entreHerodes y sus rabinos con el que finalizaba nuestro texto.

    Por ltimo, H. Viries coincide con la divisin del texto en cinco unidadeslas mismas establecidas por Menndez Pidal, si bien ella prefiere llamarlasmicroactos: micro, por su breve extensin; actos, por la intensidad del motivoque en cada uno de ellos vibra (pg. 264).

    No obstante, ya apostemos por una divisin en cuatro, cinco o siete escenas,ya por un planteamiento en cuadros, escenas o microactos, el Auto se organizatemticamente a partir de cinco incidentes que sirven para desarrollar laaccin dramtica y en los que parece estar de acuerdo buena parte de lacrtica: 1) asombro, duda, anlisis y certeza de los Magos ante la aparicin dela estrella; 2) encuentro y propuesta para descubrir el carcter divino delrecin nacido; 3) confirmacin del hecho ante Herodes; 4) sorpresa e ira deste; 5) reunin de Herodes con los rabinos para conocer nuevos datos sobrela seal e incierta respuesta de stos.

    5. La presencia de los Magos que siguen la estrella con intencin deadorar al Hijo de Dios y la audiencia ante Herodes parecen tomadas delEvangelio de San Mateo (2:1-12). La versin del mismo, recogida en el Manus-

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    crito Escurialense 1.1.6., fechado en torno a los arios 1254-1270 nos acerca ala interpretacin que del pasaje religioso tena el hombre del medievo:

    II. Quando fue nacido Ihesus en Bethleem de Iuda, en los dias de Herodesel rey, vinieron los magos de parte de Orient a Iherusalem e dixeron: es elrey de los iudios que nacio? ca uiemos la su estrella en orient e uenimos a adorarle. Herodes, quando lo oyo, fue espantado, e toda Iherusalem con el. E ayuntotodos los capdiellos de los sacerdotes e los maestros del pueblo, e pesquirie enellos o auie Christo a nacer. Ellos dixieron que en Bethleem de Iuda, ca assifue escripto por el propheta: E tu, Bethleem tierra de Iuda, no eres tu menoren los capdiellos de Iuda, ca de ti saldra capdiello que governara el mio pueblode Israel. Estonz Herodes llamo los magos apart e apriso dellos el tiempo enque les apparecio la estrella. Envio los a Bethleem diziendo les: It e preguntatfirme mientre del ninno, e quando lo fallaredes, dezit lo a mi, e yo ire a adorarle. Quando ellos esto oyeron, fueron se; e la estrella que uieran en oriente yuaantellos fasta que uino e se paro sobre o el ninno estaua. Quando uieron elestrella, ouieron mui grand gozo. Entraron en la casa e fallaron el ninno conMaria su madre, e aoraron le. Abrieron sus thesoros e offrecieron le dones, oroe acienso e mirra. E ouieron respo(n)dimiento en suennos que non tornassena Erodes, e por otra carrera tornaron a sus tierras (pg.25).

    El episodio evanglico narra, pues, el nacimiento de Jes s, destacando unaserie de incidentes que se repiten con algunas variantes en buena parte delos textos religiosos consultados y conocidos com nmente con el nombre deEvangelios apcnfos:

    1. Los Reyes, tras la visin de la estrella, llegan ante Herodes preguntandopor el Rey de los Judos.

    2. Herodes rene a toda su corte para interesarse por el nacimiento delnuevo Rey.

    3. Los sacerdotes indican el lugar del suceso seg n lo recogen las profe-cas.

    4. Herodes se lamenta y desespera ante la aparicin sorprendente de unrival tan poderoso.

    5. Herodes ruega a los Magos que, una vez cumplida su misin, regresena su corte para informarles del nacimiento con la intencin de irtambin l a adorarle.

    6. Los Magos, siguiendo la estrella, son conducidos al pesebre dondeentregan al nirio los presentes oro, incienso y mirra como signo deadoracin.

    7. Una revelacin divina anuncia a los Magos que deben regresar a sustierras sin dar cuenta a Herodes del acontecimiento.

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    Este esquema del relato religioso se aparta considerablemente de la estruc-tura dramtica ideada por nuestro annimo autor, tanto en el orden de ex-posicin de los hechos como en algunos de sus componentes fundamentales.

    Asi, el Auto de los Reyes Magos introduce dos incidentes (0.Los tres mon-logos de los Reyes sobre la aparicin de la estrella; lbis.los regalos de stosoro, incienso y mirra son una excusa para conocer la verdadera naturalezadel recin nacido), que no aparecen recogidos por Mateo, a la vez que noincluye los incidentes 6 y 7 (llegada de los Reyes, adoracin y regreso a susreinos) a los que si se refiere el Evangelista.

    Adems, debemos tener en cuenta otro dato que considero oportuno.Mientras en el texto sagrado, Herodes, tras escuchar a los Magos (1), re nea su corte (2) y, ante la veracidad del suceso, se desespera primero (3) y animaa los Reyes (4) ms tarde para que contin en su camino y regresen, en el Autola disposicin de los acontecimientos se ha visto conscientemente alterada trasel siguiente esquema:

    a) Herodes escucha a los ilustres visitantes;b) se desespera;c) rene a los rabinos que no saben darle una respuesta precisa.Por ltimo, un hecho significativo viene a plantear nuevas dudas acerca de

    la intencionalidad del proceso dramtico llevado a cabo por el autor. Si en elAuto, los rabinos, ignorantes y temerosos, se enfrentan entre ellos y discutensobre el cumplimiento de las antiguas profecias, en el resto de los textosconsultados, desde San Mateo a los Evangelios apcrifos tan conocidos durantela Edad Media, se advierte que los sacerdotes y sabios judios si desvelan aHerodes el lugar preciso del nacimiento: En Beln de Jud. Mientras en elEvangelio rabe de la Infancia, esta revelacin tiene lugar cuando Herodesdescubre el engario de los sabios astrlogos que no han regresado paranotificarle el suceso, en el Liber infantiae Salvatoris son los mismos rabinos judosquienes declaran la verdad no slo a Herodes sino tambin a los Magos:

    Ellos respondieron: En Beln. Pues as est escrito acerca de l: Y t , Beln,tierra de Jud, no sers la ms insignificante entre las principales de Jud, puesde ti ha de salir el jefe que siga los destinos de mi pueblo Israel. Nosotros (serefiere el texto a los Reyes Magos), en cuanto omos esto, calmos en la cuentay vinimos a adorarle (pg. 271).

    Asi pues, debemos concluir admitiendo que el Auto de los Reyes Magos, aunatenindose en su esencia al espiritu evanglico, ha introducido, alterado,omitido y revisado el episodio, y todo ello entiendo que slo puede explicarsea partir de la intencin dramtica (el enredo) y adoctrinadora (propsito deenserianza o de critica) que perseguia su autor.

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    6. A las ya habituales dificultades que el texto ofrece se une ahora unanueva. Desde Menndez Pidal, la atribucin de estos primeros monlogos acada uno de los Reyes Magos se ha fijado atendiendo a una nota situada enel margen del ltimo folio, en el que aparecen agrupados verticalmente losnombres de cada uno de los Magos: Caspar, Baltasar y Melchior. Esta circuns-tancia permite suponer la hiptesis que explicara cmo el orden ah estable-cido sera igual al utilizado por el annimo autor en las tres primeras escenas.Sin embargo, el citado criterio no es observado por todos los estudiosos dela obra.

    As, por ejemplo, mientras De la Barra, tomndome pequerias libertades(pg. 43), prefiere seguir el siguiente turno: Gaspar, Melchor, Baltasar, LpezMorales advierte de la sucesin en escenas y seriala igualmente que en laprimera aparecen sucesivamente Gaspar, Melchor y Baltasar, asombrados ycuriosos ante el descubrimiento de un nuevo astro (pg. 525). Por contra,H. Viries, apelando a situaciones psicolgicas crticas de los personajes (pg.264), considera que incluso puede intuirse la edad de los Magos, lo quepermite una sugerencia a propsito del orden de entrada en escena de cadauno de los Magos, el cual sera Baltasar, Melchor, Gaspar, y no como figuraen los textos transcritos hasta ahora (pg. 264). No obstante, en la edicinmoderna elaborada por los alumnos de su Facultad, stos siguen criterios biendistintos, pues atribuyen un orden de intervencin diferente: Baltasar, Gaspary Melchior (pgs. 208-209).

    7. Dios: En la Biblia latina dice O. Garca de la Fuente el trminodeus designa habitualmente, aunque no exclusivamente, a Yahvh, Dios de loshebreos, y a Dios, Padre de los cristianos. El Dios de la Biblia se ha reveladocomo trinidad de personas y unidad de naturaleza [...]. Pero es que, adems,de todas las veces seis en total que el autor del Auto usa la palabra Dios, lohace con referencia al concepto bblico o con frases que tienen su antecedenteen la Biblia (pg. 377).

    8. Criadom: En la lengua clsica creator significa fundador, procrea-dor, padre, y nunca se aplica a Dios. En la Biblia latina siempre se refierea Dios 11 veces en cuanto creador del mundo y en contraposicin a lascriaturas. El autor del Auto conoce esta acepcin bblica de Criador (ibidem,pg. 377).

    9. Maravila: En la Biblia latina el adjetivo mirabilis, usado sobre todoen plural, mirabilia 78 veces en plural frente a 21 en singular, sig-nifica casisiempre los milagros realizados por Dios o por Cristo. La lengua clsicadesconoce esta acepcin, pues mirabilia significa cualquier hecho digno deadmiracin, sin que por eso tenga que ser milagroso. Este plural latinosustantivado se consolid definitivamente, dando origen al trmino singular

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    castellano maravilla. Nuestro autor usa tres veces la palabra maravila en laacepcin bblica de milagro. Se trata siempre del milagro de la aparicinde la estrella que gui a los Magos (ibidem, pg. 378).

    10. que es de las gentes seniar: en opinin de O. Garca de la Fuente (pg.378), bien podra tratarse de una traduccin del ipse (Deus) dominabiturgentium (Sal 21,29).

    11. En 1967, R. Lapesa intent un primer acercamiento a la posibleautora del Auto. Las rimas anmalas fembra-december (w. 15-16), escarno-carne (vv. 38-39), mundo-redondo (w. 40-41) y maiordo (mo)-toma(w. 117-118), le permitan suponer, no sin cierta cautela, una aclaracinsuficiente aceptando el origen gascn o cataln del autor, aunque la falta deejemplos catalanes de -a>e en el siglo XII invita a preferir la hiptesis gascona(pg. 43). Al mismo tiempo, R. Lapesa no desderiaba la posibilidad de uninflujo rabe, lengua en la que podemos encontrar tambin confusiones osupresiones de vocales finales como los ejemplos rescatados del Auto. Por todoello, conclua afirmando en las ltimas lneas de su trabajo tesis que manten-dr arios despus que si bien su autor se esforz en escribirlo en la lenguams general de la heterognea poblacin toledana de entonces: castellano confuertes residuos mozrabes o mozrabe fuertemente castellanizado (tambines posible) probar la existencia de un tercer elemento, el franco, gascn ocataln: ms probablemente gascn (pg. 47).

    Arios despus, J. M. Sola-Sol (1975) expresaba su disconformidad con losargumentos empleados por R. Lapesa. La existencia en la lengua catalanaanterior al siglo XII de la equiparacin de la -a y -e tonas, razonamiento enel que se haba apoyado el primero para atribuir el Auto a un autor gascn,podra evidenciar un impacto (tanto) gascn como cataln y, lgicamente,deberamos inclinarnos por este ltimo (pg. 22).

    Sin embargo, el autor de este artculo se aventura a clictaminar paranuestro texto una influencia lingstica ajena al mbito propiamente toledano.No hay razn convincente para proclamar una base gascona o catalana en laobra. Aunque sea verdad que en el Toledo de los siglos XII y XIII existanncleos de francos fueran stos catalanes, gascones o de otras partes, la granmasa del pueblo, al que de seguro el Auto iba destinado, era mozrabe, conlo que ello implica de arabizacin ms o menos intensa (pg. 23).

    De este modo, la polmica discusin permiti la aparicin sucesiva dediferentes interpretaciones y posturas diversas acerca del posible origende nuestro autor. Las revisiones de Sola-Sol, que fueron consideradas porI. Soldevilla (1985) como agresivas y de mala fe en lo tocante al dogmatismode sus enjuiciamientos, que contrastan con la actitud prudente y matizada deLapesa (pg. 479), chocan a su vez con los planteamientos sugeridos por

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    M. Kerkhof (1979). Este abundaba en la idea de que el Auto de los Reyes Magosera procedente de tierras catalanas (pg. 285), recogiendo no slo losconocidos ejemplos serialados por Sola-Sol, sino ariadiendo tambin algunosotros en los que crea encontrar indicios suficientes para sugerir esa posi-bilidad.

    En los ltimos arios, G. Hilty (1986), quien no observa argumentos slidospara probar el influjo toledano, gascn o cataln del texto, mostr su conven-cimiento sobre la presencia de rasgos dialectales de procedencia riojana en suexhaustivo anlisis de las rimas. El artculo comienza confesando sin rodeossu postura: Yo, en cambio, creo que el autor fue riojano y que el Auto nacien San Milln de la Cogolla o en otro monasterio riojano (pg. 221).

    La acogida que ha tenido esta nueva sugerencia es desigual pues despiertadesde los recelos ms evidentes (I. Soldevilla seriala que No entraremos adiscutir algunas de las fantasas que sin mayor fundamento ha construidoHilty [pg. 478]) hasta los ms incondicionales aplausos (de trabajo impor-tante, y acertado en su anlisis de la lengua lo califica H. Viries [pg. 262]).

    12. Los tres monlogos de los Reyes, como ha venido apuntando tradi-cionalmente la crtica y ha advertido en los ltimos arios con innegable intui-cin y acierto R. Senabre, constituyen un ejemplo ms de la primitiva y acusadamaestra dramtica del autor. En ellos, subraya Senabre, encontramos elemen-tos comunes, a saber: los tres interpretan la aparicin de una nueva estrellacomo probable indicio del nacimiento de Cristo; los tres se ponen en camino,se encuentran y visitan a Herodes (pg. 421), de igual modo que los tresmanifiestan su sorpresa, duda, anlisis y certeza acerca de la aparicin ines-perada de la estrella.

    Sin embargo, esta caracterizacin y comportamiento compartidos no debendistraernos de otro hecho fundamental: las diferencias que cada uno de ellosofrecen en cuanto a su carcter, modo de expresarse y lxico utilizado, circuns-tancias stas que deberan permitir acercarnos a un mejor conocimiento deldilogo dramtico.

    Si la obra literaria dice Senabre es una estructura que crea su propiared de exigencias y relaciones internas (pg. 420), estos rasgosdiferenciadores son indicios evidentes de una conciencia teatral con la que elautor pretende que el espectador pueda distinguir a sus personajes. Ya lohaban destacado A. Valbuena Prat y J. L. Alborg cuando se referan al escep-ticismo de Baltasar, caracterizado respectivamente como el rey negro(pg. 84) o el rey moro (pg. 202), y, algunos arios antes, lo intua G. Daz-Plaja al considerar la desconfianza de ste como rasgo primordial de su carc-ter. Por su parte, E. Marbn haca notar la gradacin, pues los Reyes, en su

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    orden, catan respectivamente, una noche, tres noches y todas las nochesnecesarias hasta llegar a la percepcin de la estrella (pg. 27).

    No obstante, el profesor Senabre va ms all en su anlisis y, obviandodiferencias semnticas de las que nos ocuparemos ms adelante, reconoce queBaltasar resulta el ms escptico, pues necesita ver la estrella durante tresnoches para constatar su verdadero significado; Melchor responde a su con-dicin de estrellero, como l mismo se define, y es, por tanto, el msintelectual y razonador, mientras que Gaspar resulta el de temperamentoms decidido a tenor de su expresin Ala ire o que fure, a la que, creo,habra que ariadir otras del tipo achesto es i non es al, o en todo, en todolo prohio.

    A pesar de la aparente transparencia que estos argumentos ofrecen, a npodemos encontrar juicios diversos sobre este punto. As, B. W. Wardropperexplicaba de manera distinta su interpretacin acerca de la caracterizacin delos Magos, serialando el escepticismo de Gaspar a partir del verso octavo(todo esto no vale uno figo), frente a la inclinacin religiosa de Baltasar yla, an mayor, de Melchor.

    13. pace: El trmino pax, comenta O. Garca de la Fuente (pg. 379),existente en la lengua clsica con la acepcin de paz=ausencia de guerray de tranquilidad, calma en sentido figurado, puede considerarse comotrmino bblico en el sentido de que la pax anunciada por la Biblia salom enhebreo, eirene en griego y, sobre todo, por el NT, difiere sustancialmente delconcepto clsico y profano: la paz en el NT es la tranquilidad espiritual delcreyente que se sabe salvado por Cristo. No obstante, el citado estudiososugiere para este verso la adopcin del trmino paz en sentido profano yen contraposicin al que aparece en el v. 85, en donde cree encontrar reso-nancias bblicas del pasaje de San Juan (2:14) en el que los ngeles anuncianel nacimiento del Mesas: Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a loshombres de buena voluntad.

    14. da oriente hasta in occidente: la citada expresin, sugiere O. Garca dela Fuente (pg. 380), aparece con frecuencia en la Biblia bajo la forma aboriente usque in occidentem (Bar. 4,37; 5,5; Mat. 24,27, etc.).

    15. La actitud dubitativa de Baltasar le convierte en el personaje msescptico de los tres Reyes, caracterstica subrayada convenientemente por lacrtica, excepto B. W. Wardropper, quien discrepa del resto en este rasgosicolgico que l, sin embargo, atribuye a Gaspar. Al hecho, subrayado por R.Senabre (nota 17, pg. 423), de que la duda sea componente esencial delmonlogo de Baltasar, se une adems la necesidad de contemplar la estrelladurante tres noches, frente al comportamiento de Gaspar (otra nocte) oMelchor (otra uegada). Finalmente, mientras Gaspar una errata en el

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    artculo del profesor Senabre hace aparecer el nombre de Melchor se refiereal recin nacido como Criador/que es de las gentes senior, Baltasar serialaque nacido es en tirra/aquel qui en pace i en guerra/senior ha de seer deOriente/de todos hata in Occidente; y Melchor explica el suceso como queuno omne es nacido de carne. La interpretacin de la verdadera naturalezade Jesris es presentada desde perspectivas distintas que, en principio, tambinpodran servirnos para caracterizar a cada uno de los Magos.

    16. aorare: Aunque el verbo adorare dice O. Garca de la Fuente(ibidem, pgs. 875-76) presenta en la Biblia latina un campo semntico aproxi-madamente igual que en la lengua clsica, no obstante, en la Biblia se vaespecializando cada vez ms la acepcin de venerar, adorar a Dios, a partirdel significado primario de postrarse de hinojos besando la tierra en serialde respeto [...]. El origen bblico directo de adorar en un autor medieval slopuede demostrarse cuando se trata de alusiones a posturas corporales, comolas que acabamos de serialar en la nota, o si el autor cita o alude a alg n textobblico, como hace el autor del Auto en los pasajes siguientes alusivos a laadoracin de los magos (cf. Mat 2,2,11) [...] o el siguiente alusivo a la ado-racin de Herodes (cf. Mateo 2,8).

    17. Lzaro Carreter, apelando a la autoridad de Shoemaker acerca de lapuesta en escena de estas representaciones dramticas y retomando sus plan-teamientos, destaca que la parvsima informacin que sobre ellas se posee nopermite aventurar opiniones sobre sus decorados, escenario y tcnica de re-presentacin (pg. 92). Esta dificultad, sin embargo, no ha impedido que losestudiosos procurasen explicar la recreacin externa del texto. Daz-Plajaadverta que no es dificil imaginar esta primera parte como tres monlogospronunciados por cada uno de los personajes desde su "lugar" o pequeriacasita, montada sobre el tablado o escenario general, que, con una caracteri-zacin sin duda primitiva, simulara los palacios de cada uno de los tres Reyes(pg. 410).

    Por otra parte, mientras Lzaro Carreter aduce razones atendibles en losplanteamientos de Daz-Plaja y habla de tres hornacinas romnicas (pg. 93)representando el lugar desde el que los Magos dirigen sus monlogos alsupuesto auditorio, J. L. Alborg considera que ...quizs, y era ya suficiente,los tres Reyes aparecan y recitaban sus monlogos en distintos lugares de laiglesia, claustro o plaza donde tena lugar la representacin, mientras otroemplazamiento semejante, de fcil preparacin, simulaba el palacio deHerodes... (pg. 202).ltimamente, R. E. Surtz ha recopilado las diferentes opiniones sobre el

    tema subrayando que Es probable que los reyes contemplaran un simulacrode estrella colocado en lo alto del templo donde se representaba la pieza.

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    Tambin es posible que simplemente fingieran mirar a lo lejos una estrellaimaginaria. Probablemente se utilizaba la tpica tcnica medieval del decoradosimultneo, es decir, una serie de espacios yuxtapuestos tal vez indicadosmediante podios o asientos o por construcciones de tipo ms complejo, todossimultneamente visibles al p blico. Se supone que cada rey pronunciara sumonlogo desde una casita que representara su palacio real. A continuacin,los tres reyes se encontraran en un espacio intermedio para luego dirigirsea otra casita que representara el palacio de Herodes (pg. 65).

    18. Si bien, como indicase San Isidoro en las Etimologas (lib. VIII, cap.9:25), En un principio, los intrpretes de las estrellas eran conocidos comomagos, como puede leerse acerca de los que, en el Evangelio, anunciaronque Cristo haba nacido, Melchor es el nico rey que alude a su condicinde bono strelero. Ello lo convierte, por as decir entiende R. Senabre,en el personaje ms intelectual y razonador de los tres (por eso su papeldramtico deber consistir en disipar dudas y proponer soluciones(pg. 423).

    19. nacido de carne: La Biblia latina vase Garca de la Fuente usa conmucha frecuencia ms de 504 veces en la Vulgata el sustantivo caro, que esla traduccin normal del hebreo basar y del griego sarks. Adems de otras variasacepciones, comunes con las de la lengua clsica y profana, caro en la Bibliasignifica la parte material del hombre, en contraposicin al espritu, endonde tienen sus asientos los sentidos. Pues bien, aunque los autores profanosno desconocen del todo estas acepciones, no cabe duda de que ha sido laBiblia la que las ha desarrollado en profundidad y la que las ha transmitidoal lenguaje popular de la Edad Media. Nuestro autor usa dos veces (vv. 38-39y 94-95) la palabra carne en el sentido bblico de cuerpo (op. cit., pg. 376).

    20. senior de todo el mundo: La Biblia latina contino citando a Garcade la Fuente da infinidad de veces el ttulo de Dominus y el NT lo aplicaindistintamente a Dios o a Jesucristo. Ahora bien, aunque la palabra castellanasenior (=Serior) viene del latn senior, ms viejo (comparativo de senex, vie-jo) y la Biblia nunca da a Dios o a Cristo el apelativo de senior, no obstante,cuando, a principios de la Edad Media, el significado de senior coincidi conel de dominus, se aplic a Dios y a Cristo el ttulo de seor, incorporando estetrmino la acepcin que hasta entonces tena dominus, dueo' (pg. 378).En el Auto de los Reyes Magos encontramos hasta cinco veces la acepcin desenior para referirse al recin nacido, mientras que en el v. 52 el trminova referido a uno de los Reyes Magos que aparecen en escena.

    21. seglo: Saeculum en la Biblia latina no significa nunca, como sucedeen la lengua clsica, un espacio de tiempo de cien arios un siglo, sino unespacio de tiempo indeterminado, que puede referirse al pasado o al futuro.

  • EL AUTO DE LOS REYES MAGOS: CONSIDERACIONES PARA UNA LECTURA... 481

    En el NT saeculum tiene, adems, un amplio uso metafrico, pues designa elmundo fsico, contemplado desde el punto de vista de su transitoriedad, ines-tabilidad, mentalidad terrena de los hombres, en contraposicin con el mun-do futuro, la eternidad. Nuestro autor emplea tres veces (vv. 42-43, 84-85, 113-114) la palabra seglo/ seclo con la acepcin bblica del NT. Por otra parte, lafrase i todo seglo iugara (ln. 43), podra inspirarse en textos comoiudicaturus est orbem (Act 17,31), iudicabit hunc mundum (Rom 3,6), iudicabitorbem terrae (Sal 95,13; 97,9), etc. (iiridem, pg. 380).

    22. caridad: En el NT caritas, explica Garca de la Fuente, es la entregatotal y generosa de uno mismo a Cristo y a los dems a imitacin de Jess deNazaret, que se entreg por nosotros a la muerte. Esta idea, como es sabido,ocupa un lugar central en la revelacin neotestamentaria y constituye uno delos rasgos caractersticos de la religin cristiana. Nuestro autor usa tres vecesla palabra caridad en una frase que tiene todo el aspecto de ser una frase hecha.El concepto bblico de caridad est ya aqu estereotipado y la palabra haperdido sin duda parte de un contenido semntico original (ibidem,pg. 376).

    23. El inicio del dilogo dramtico y, en consecuencia, la conversacinque mantienen los Magos acerca del origen de la estrella y el deseo de adoraral Criador suponen otro grave escollo en la interpretacin del texto. Partiendodel hecho, ya advertido por R. Senabre, de que la transcripcin realizada porR. Menndez Pidal es irreprochable (pg. 418), y teniendo en cuenta lasinsoslayables limitaciones de la pieza debido a su deteriorado estado, elmomento del encuentro regio ha dado pie a diferentes conjeturas.

    Sin pretender agotar las posibilidades y manejando las ediciones ms co-nocidas, el estado de la cuestin acerca de los vv. 52-59 podra resumirseesquemticamente de la siguiente manera:

    a) Para Menndez Pidal y, de manera idntica, para E. Marbn y F. LzaroCarreter, entre otros, estos versos deberan interpretarse como sigue:

    vv. 52-55: Gaspar dirigindose a Baltasar.vv. 56-58: Baltasar.3. 59 : Gaspar.

    b) Sin embargo, R. Senabre advierte de algunas circunstancias que po-dran variar el anlisis del texto. En su opinin, ste debera leerseatendiendo a un criterio distinto que resume as:

    vv. 52-53: Baltasar a Melchor.vv. 54-55: Gaspar a Melchor.vv. 56-57: Melchor.3. 58 : Baltasar.3. 59 : Gaspar.

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    Para R. Senabre, el autor sigue el sistema utilizado en los monlogos depresentacin de los Reyes(pg. 425) y, por tanto, esta escena girara en tornoal rey estrellero, Melchor, a quien se dirigen en sendos parlamentos, primeroBaltasar y despus Gaspar. Baltasar sera el primero en hacerlo (vv. 52-53)puesto que, habiendo sido caracterizado como el rey ms escptico, es lgicosuponer que todava pueda albergar... dudas que le obliguen a dirigirse a suinterlocutor en trminos tan inequvocos como los del verso 53 (pg. 425),en los que, efectivamente, uno de los Reyes parece querer constatar definiti-vamente la existencia de la estrella como smbolo del nacimiento divino.

    Por otra parte, parece plausible imaginar que los trminos maravilla (v.54) y strela (v. 55) -utilizados por Gaspar en los vv. 1-2 del Auto- tambinserviran en esta ocasin para caracterizar a este rey.

    As pues, toda vez que los dos Reyes han intervenido ya, le corresponde aMelchor, como estrellero e intelectual, la misin de confirmar categricamen-te (vv. 56-57) la verdadera naturaleza del recin nacido, respuesta inequvocaque explica la disposicin inmediata de Baltasar a seguirle (el v. 58 es exac-tamente igual al v. 31 del Auto que tambin corresponde a Baltasar), y, acontinuacin, el mismo propsito (v. 59) en Gaspar, el ms decidido.

    Los argumentos esgrimidos por R. Senabre han sido corroborados por R.E. Surtz y A. M. lvarez Pellitero en sus respectivas ediciones del texto. Noobstante, mientras esta ltima le sigue sin reservas, aquel parece haber intuidoalgunos detalles que inexplicablemente no llega a desarrollar. As, R. E. Surtz,en el prlogo a su edicin del Teatro medieval castellano (1983), se refera a lasevidentes diferencias que en su opinin existen entre el Auto y los dramaslitrgicos con los siguientes trminos: Al contrario, el Auto se destaca porciertas peculiaridades que lo alejan del teatro litrgico: los tres Magos sepresentan en soliloquios independientes, dos de los Magos se encuentran antes deencontrarse con el tercero (el subrayado es nuestro), Herodes expresa su rabiaen un monlogo y ririen los sabios de Herodes (pg. 15).

    En consecuencia, para R. E. Surtz, los Magos van apareciendo de formaescalonada. Primero, dos de ellos con la funcin de iniciar el dilogo; despus,se incorporara un tercero, recurso que demostrara una vez ms la habilidaddramtica de nuestro annimo autor. Sin embargo, no deja de sorprendernosque esta circunstancia no aparezca reflejada en su edicin, en la cual se dejaguiar fielmente por el criterio establecido por R. Senabre.

    Advertido de su propio error, Surtz revisa sus planteamientos anteriores yelimina de ellos cualquier referencia a este dato en su edicin al Teatro caste-llano de la Edad Media (1992). Ahora acomete las diferencias entre el Auto yel drama litrgico con explicaciones semejantes a las de 1983 pero, curiosa-mente, elimina toda alusin al encuentro escalonado de los Reyes: Al con-

  • EL AUTO DE LOS REYES MAGOS: CONSIDERACIONES PARA UNA LECTURA... 483

    trario, la pieza toledana se destaca por ciertas peculiaridades que lo alejan delteatro litrgico. Primero, si en los dramas en latn cada rey habla por primeravez al encontrarse con los otros, en el Auto los Magos se presentan en solilo-quios independientes. Segundo, en la pieza toledana Herodes despide a losMagos antes de consultar con sus sabios y luego expresa su furia en un mo-nlogo. Finalmente, el Auto se distancia del teatro litrgico al dramatizar elepisodio de la riria entre los sabios de Herodes (pg. 20).

    En mi opinin, R. E. Surtz haba intuido que el fragmento en cuestin,como ya observase Menndez Pidal, se establece entre dos de los Magos, altiempo que el tercero vendra a interrumpir posteriormente la conversaciny se incorporara al tema central de la misma: la estrella que delata el naci-miento del Hijo de Dios.

    La dificultades que el texto plantea son muchas, tanto en su aspecto formal(estado de conservacin del cdice) como en el anlisis de contenido (estudiode personajes). Procuro allanar el primer obstculo recurriendo al excelentetrabajo paleogrfico de Menndez Pidal, y propongo entonces la siguientelectura de estos versos:

    a) vv. 52-53: Baltasar.b) vv. 54-57: Gaspar.c) v . 58 : Baltasar.d) v . 59 : Gaspar.

    a) Los dos primeros versos (52-53) corresponderan, como acertadamen-te subraya R. Senabre, a Baltasar, cuyo escepticismo le lleva precisamente adesear conocer el verdadero significado de la estrella. Sin embargo, Baltasarno se dirige al rey estrellero por naturaleza, Melchor, sino que interroga alrecin llegado sobre su condicin de tal, condicin que, si bien en menormedida, encontramos asimismo en Gaspar. Por tanto, ste responde a suinterlocutor explicndole su versin sobre el enigma celeste (vv. 54-55).

    b) Ahora bien, si los citados versos como subraya R. Senabre correspon-den a Gaspar porque ambos son muy semejantes a los vv. 1-2 del texto, tambinatribuidos a ste, el mismo criterio debe llevarnos a concluir que los vv. 56-57, asimismo, salen de su boca, ya que son casi idnticos a los vv. 5-6 del primermonlogo de Gaspar en el que podemos leer: nacido es el Criador/que esde las gentes senior?. Si aqu el razonamiento se plantea mediante un inte-rrogante para luego utilizar el tono aseverativo, ello se debe a que las primerasdudas de Gaspar se han disipado para dar paso a la certeza absoluta sobre laverdad del misterio.

    c) y d) Como muy bien significa R. Senabre, el v. 58 pertenece a Baltasar,quien ya recurri a la misma frmula en el cierre final de su monlogo (v.31). En consecuencia, el v. 59 corresponde a Gaspar, pues el pronombre io

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    y el adverbio otrosi manifiestan la voluntad imparable del otro rey que seencuentra en escena.

    24. La escena cuarta (segunda para Menndez Pidal) se cierra con laaparicin de Melchor. La utilizacin del vocativo, seniores (v. 60), con el quese dirige a los dos viajeros pretende llamar la atencin sobre su presencia enescena. El recurso es semejante al planteado versos atrs por Baltasar, cuandosaluda a Gaspar su nico interlocutor con el mismo vocativo (senior,v. 52).

    Un nuevo dato viene a reafirmarnos en esta posible lectura del texto. Lascontinuas preguntas con las que Melchor se incorpora al dilogo delatan suausencia del mismo. Resulta a todas luces incoherente que, cuando los otrosdos reyes han corroborado su intencin de buscar y adorar al Nirio, Melchor,a quien R. Senabre supone ya en la conversacin, vuelva a inquirirles sobreeste asunto.

    En consecuencia, los vv. 60-62, probablemente los ms deteriorados y dems insegura reconstruccin, pertenecen a Melchor y explican su presenta-cin en escena. R. Senabre acepta tambin este hecho no slo porque asparece exigirlo la ordenacin del dilogo, sino porque ariade al personaje unrasgo psicolgico coherente: a la decisin ciega de Baltasar y Gaspar, quepretenden sin ms dilacin acudir en busca del recin nacido para adorarlo,Melchor opone una actitud razonadora, hacindoles ver que ignoran haciadnde deben encaminarse(pg. 427).

    25. Mientras Menndez Pidal atribuye los vv. 63-64 al personaje de Gaspar,R. Senabre apuesta por una disposicin diferente. En su opinin, el v. 63estara en boca de Gaspar quien habla tambin en nombre de su comparieroBaltasar y el v. 64 correspondera a Melchor, si tenemos en cuenta la segu-ridad con la que se expresa. Sin embargo, eno podran interpretarse estosversos como la respuesta por separado que Baltasar y Gaspar, respectivamente,ofrecen al peregrino recin llegado? De este modo, el v. 63, reforzado por elescepticismo que angustia al personaje ante la imposibilidad de encontrar alCriador, deberamos atriburselo al dubitativo Baltasar. El v. 64, ms decididoy rotundo en su exposicin, expresara el carcter animoso y valiente deGaspar.

    26. La estratagema que los Magos urden para conocer el verdadero origendel Nacido como hombre, como rey, como Dios atendiendo al presente queel Nirio elija, ha sido resuelta por W. Sturdevant al advertir la semejanza deeste hecho con otro similar encontrado en un poema narrativo francs,L' vangile de IEnfance. Este dato iniciara una enconada polmica acerca delorigen peninsular o extrapirenaico del texto sobre la que volveremos msadelante.

  • EL AUTO DE LOS REYES MAGOS: CONSIDERACIONES PARA UNA LECTURA... 485

    No obstante, como ha anotado R. E. Surtz, en los poemas franceses elmotivo carece de fundamento psicolgico porque los Magos se deciden aofrecer los regalos como prueba despus de expresar su fe en la verdaderanaturaleza del Nirio. En cambio, en el Auto de los Reyes Magos la decisin dehacer la prueba ocurre como resultado lgico de las dudas ya expresadas porlos tres Magos. Dicha motivacin psicolgica revela una clara conciencia delo teatral por parte del annimo autor (pg. 16).

    En consecuencia, la escena primera del Auto resulta pertinente, pues sirvepara dar mayor coherencia a la actuacin de los personajes y refleja la poste-rior actitud razonadora de los Reyes sobre la personalidad del nacido.

    Por otra parte, desde Menndez Pidal, el citado interrogante ha sido atri-buido a Melchor. As lo constatan J. L. Alborg cuando advierte que Melchorse pregunta cmo conocern la divinidad de Jess y Baltasar propone que leofrezcan oro, mirra e incienso (pg. 201), y H. Lpez Morales al subrayar queHay un momento de duda en Melchior (mientras que) Baltasar proponeutilizar los regalos oro, mirra, encenso para probar la divinidad del RecinNacido (pg. 525).

    Con buen criterio, R. Senabre considera que el tono dubitativo que encie-rra la pregunta contribuye a reforzar de nuevo el escepticismo de Baltasar,mientras que la resolucin de la duda expresada en estos ltimos versos debecorresponder de nuevo al experto Melchor, quien inventa un procedimientoinslito que los comentaristas han destacado por su originalidad en la tradi-cin (pg. 428). Concluye R. Senabre destacando que la escena est conce-bida con un dinamismo mucho mayor del que se desprende de la transcrip-cin habitual (pg. 428).

    En virtud de ese dinamismo existente, que me parece acertado matizar,propondra, sin embargo, para el v. 73 (Andemos i asi lo fagamos) la inter-vencin de Gaspar, quien corrobora sus deseos de conocer el lugar y reafirmade este modo su decidido propsito de adoracin que ya adelant, con unaexpresin muy similar, en el v. 64: Andemos tras el strela, ueremos el logar.

    27. rey: O. Garca de la Fuente subraya que El AT habla con frecuenciade la realeza de Dios. Y el NT da a Cristo el ttulo de Rey. Nuestro autor hablaen los siguientes trminos del rey que sin duda ha nacido, como lo anunciala estrella [...]. No hace falta decir que el evangelio de Mateo, al presentar laescena de los Magos, da al recin nacido el ttulo de rex (Mat 2,2; cf. 2,6,11) (pg. 377).

    28. mira: Aunque la palabra myrrha, del hebreo mor, del griego smyrna,junto con el rbol que la produce fueron conocidos por los escritores latinosclsicos, no obstante, fue la Biblia latina la que la transmiti al castellano, sobre

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    todo a travs del relato de los Reyes Magos (cf. Mat 2,11; cf. Ex 20,23; Sal 44,9;Bor 7,17, etc.) (Ibiclem, pgs. 378-79).

    29. encenso: El sustantivo latino incensum, propio de la Biblia y desco-nocido en la lengua clsica, designa en la Biblia: a) una sustancia aromticaque se quemaba en sacrificio, por tanto, sacrificio, holocausto; b) el aromaproducido por la combustin del incienso, por tanto, olor del incienso, oel incienso mismo. El autor del Auto emplea dos veces esta palabra(encenso/acenso) en la segunda acepcin bblica serialada (Ibiclem, pg. 378).

    30. omne mortal: ... tiene su correspondencia en mortalis homo de Sab7,1; Is 51,12 (11ridem, pg. 380).

    31. Rei celestrial: ...es sin duda la traduccin del rex caelestis del Gloriade la misa (Ibiclem, pg. 380).

    32. Tena razn Menndez Pidal al intuir la presentacin sucesiva de lostres Magos ante Herodes en el inicio de esta escena quinta (para l, escenatercera). Sin embargo, si Menndez Pidal apostaba por un ambiguo (Gaspary los otros dos Reyes, Herodes) (pg. 459), R. Senabre ha desarrollado consutil intuicin el esquema de este parlamento dramtico.

    En su certera opinin, los vv. 74-75 habra que atriburiselos a Gaspar, el reyms atrevido, el mismo que ms adelante volver a adelantarse a sus compa-rieros y responder, tambin en primer lugar, a las preguntas de Herodes. Losvv. 77-78 podran corresponder a Baltasar si tenemos en cuenta que la expre-sin nacido in tirra es propia de este rey, quien ya la haba utilizado en sumonlogo acerca de la aparicin de la estrella (v. 23). Por ltimo, el v. 76 es,asimismo, una repeticin casi calcada del v. 74 y, en consecuencia, no parecelgico arrogrselo a Gaspar, sino ms bien al nico Mago que no ha interve-nido an y que, al igual que los otros dos, decide presentar sus respetos aHerodes. Este rey es Melchor.

    33. En opinin de J. Weiss (pgs. 129-130), el saludo de Melchor deseandolarga vida a Herodes debera interpretarse como un motivo irnico, si tenemosen cuenta la violenta conducta del tirano al ordenar la matanza de los Ino-centes y su muerte posterior. Una vez ms convendra resaltar la habilidaddramtica del autor para suponer hechos no representados pero conocidospor el auditorio.

    34. En principio, este pasaje no debera ofrecer ninguna dificultad.Obviamente, los vv. 82-83 corresponden a Gaspar puesto que l mismo as loindica con su presentacin ante Herodes. Sin embargo, surgen de nuevo lasdistintas interpretaciones a la hora de conocer quin es el que habla en losvv. 84-85. Mientras Menndez Pidal los sigue atribuyendo a Gaspar, Senabrese los adjudica a Baltasar, utilizando argumentos de peso como el repentino

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    cambio de la rima, la diferente extensin de los versos, la presencia delvocativo Rei, la alusin al serior de la tierra o el uso de los trminos pazy guerra que han servido antes para caracterizar el habla de Baltasar (vs. 23-24) y ahora se repiten, en virtud de un mecanismo del lenguaje dramticosobre el que no es necesario insistir (pg. 430).

    Consciente de las dificultades que el Auto plantea y recordando de nuevoque el nico dato fiable que permite caracterizar sicolgicamente a los Magosestriba en la existencia de unos nombres ordenados de antemano en unmargen del cdice, este pasaje del Auto acaso podra aproximarnos a unaposible interpretacin del mismo. Adelanto que la solucin que propongo estan provisional e hipottica como todas las anteriores y parte de una suposi-cin que surge de la conviccin del dominio dramtico que el autor posee yque ya ha sido destacado a lo largo de estas pginas.

    En primer lugar, parece lgico suponer que la eleccin de Gaspar comoel primero en responder a las preguntas de Herodes podra explicarnos unrasgo de su personalidad que precisamente hemos venido subrayando: sucarcter impulsivo y animoso. Luego los vv. 82-83 permiten acercarnos mejora la caracterizacin, an primitiva, de este personaje.

    Coincido con R. Senabre en que los v. 84-85 no pertenecen a Gaspar sinoa otro rey y, abundando an ms en las razones que le llevan a atriburselosa Baltasar, llamara la atencin sobre el ingenioso, y al mismo tiempo rudimen-tario, recurso que utiliza nuestro autor. Si asistimos a la escena como merosespectadores de la obra, podremos observar que Gaspar acta como maestrode ceremonias descubrindonos por vez primera el nombre de sus acompa-riantes. La mirada atenta del auditorio va recorriendo las diferentes figuras delos Reyes, ataviados para la ocasin, hasta descansar en Baltasar, el ltimo delos presentados, y es ste quien acaba de atraer definitivamente su atencinmediante el vocativo Rey y su explicacin del hecho de la Natividad. Esplausible, entonces, que Herodes se decida a consultar al nico rey que todavano ha intervenido, Melchor, cuya expresin por caridad coincide ademscon la utilizada por l mismo en el v. 51.

    En consecuencia, este pasaje dramtico el nico en todo el texto quepermite intuir la verdadera caracterizacin de los personajes parece corres-ponderse con la distribucin establecida tradicionalmente, si bien los argu-mentos utilizados para ello tan slo se sostienen a partir de la experiencia quesupone haber analizado otros textos en los que el recurso aparece expresadode manera muy semejante.

    35. El hecho de que en el Auto los tres Magos aparezcan citados por susnombres convencionales ha permitido a algunos crlicos pronunciarse sobreel momento de composicin del texto, cuestin que sin embargo se encuentraan por resolver.

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    Daz-Plaja fijaba para nuestro drama una fecha posterior al ario 1158,porque, como ha notado Hartmann, hasta esta fecha no fueron difundidoslos nombres tradicionales de los reyes (pg. 411). No obstante, este argumen-to acerca del supuesto origen castellano de su autor est sujeto a posiblesobjeciones. En este sentido, M. Kerkhof acuda a un planteamiento semejantepara determinar el posible origen aragons o cataln de nuestro escritor,aduciendo que le pareca muy significativo el que los nombres de los Reyesmagos, que en el siglo XII no aparecen en Castilla, ya eran conocidsimos entierras aragonesas y catalanas a principios de ese siglo, de modo que es muyprobable que desde all pasaran a Castilla (pg. 288).ltimamente, M. Sito Alba (1981) ha aconsejado posponer su fecha de

    composicin hasta el ltimo tercio del siglo XII, atendiendo para ello a razo-nes de carcter histrico: el descubrimiento de los restos mortales de los Magosen la ciudad de Miln hacia el ario 1158 y su posterior entierro en Coloniaen 1164. Estos maravillosos sucesos acaso vendran a renovar el inters por lafigura de estos exticos Reyes y su destacado papel en la Natividad del Hijode Dios.

    No obstante, desde Menndez Pidal (quien lleg a retrasarlo hasta princi-pios del siglo XIII), la opinin ms extendida y com nmente admitida aludea un perodo que podra remontarse hasta mediados del siglo XII.

    36. En los siguientes versos, los Reyes responden a la cuestin planteadapor Herodes acerca de la verdad del suceso. Este pasaje mantiene la mismaestructura que ha servido para organizar el dilogo a lo largo de toda laescena, a saber, la intervencin escalonada de cada uno de los Magos y dis-tribuida en tres parlamentos de dos versos cada uno.

    A buen seguro, ste fue el criterio establecido por Menndez Pidal y asparece observarlo R. Senabre cuando seriala que Inducido tal vez de nuevopor razones de simetra, Menndez Pidal, que ha distribuido los cuatro versosprecedentes entre Gaspar y Melchor, coloca estos otros en boca de Baltasar(pg. 431). En mi opinin, ste debe ser tambin el criterio acertado, si biendiscrepo del orden impuesto por Menndez Pidal y de la distribucin sugeridapor R. Senabre.

    A la nueva pregunta que suscita en Herodes la curiosidad por conocer elnacimiento de este inesperado y poderoso rey, le siguen seis versos (vv. 90-95)que R. Senabre no duda en atribuir por este orden a Melchor (vv. 90-91),Gaspar (vv. 92-93) y nuevamente a Melchor (vv. 94-95). Este destaca para lasdos intervenciones del ltimo rey citado un criterio de caracterizacinsicolgica primero (vv. 90-91: Melchor es el estrellero, luego a l le correspon-de una confirmacin del suceso) y un criterio semntico despus (en los vv. 94-95 se alude a un rey nacido en forma humana, explicacin que utiliz Melchor

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    en el verso 39). La participacin de Gaspar parece ms evidente puesto quela relacin, ya habitual, maravilla-estrella, es la misma que encontramos enlos vv. 1-2 y 54-55, y que tambin pertenecan a este personaje.

    Desde mi punto de vista, el vocativo rey del v. 90, cuya funcin en el textoes la misma que la admitida por R. Senabre para explicar el cambio de inter-locutor del v. 84, debe ser entendida aqu de manera semejante y, en conse-cuencia, los vv. 90-91 no perteneceran a Melchor sino que aludiran a lapresencia de otro rey en escena. Cul de ellos? Considerando la estructuratrimembre serialada con anterioridad, parece plausible atribuir los vv. 92-93 aGaspar por la estrecha relacin maravilla-estrella, y los vv. 94-95 a Melchorpor la apariencia humana de Cristo por l ya subrayada; luego es coherentesuponer que los vv. 90-91 corresponden ahora al nico rey que no ha inter-venido, esto es, a Baltasar.

    37. Ante la disparidad de criterios que venimos serialando, la ltima in-tervencin de los Magos viene precedida tambin de un nuevo desacuerdo.La pregunta de Herodes acerca del momento en el que la estrella ha sidoavistada permite la respuesta de uno de los reyes. Menndez Pidal la atribuyea Gaspar, sin explicar las razones de su eleccin; Senabre, seducido por elinstinto dramtico del annimo autor, la adjudica a Baltasar considerando queEl texto no ofrece pistas seguras para aceptar o rechazar la reconstruccin;no obstante, y dado que el juego escnico ha dejado al margen del coloquioa Baltasar en los versos anteriores, es plausible asignarle estos ltimos, lo queequilibrara las intervenciones de los tres personajes a lo largo de la escena(pg. 432).

    Sin embargo, parece lgico suponer que si alguno de los Magos est encondiciones de explicar la aparicin del astro y su verdadero significado, stedebe ser nuevamente el personaje estrellero y razonador, aquel que conoce laverdad del misterio; y ese rey es Melchor.

    38. Como ya haba notado H. Lpez Morales, El monlogo de Herodes,aun a pesar de la pesada enumeratio, es una prueba ms de la experienciadramtica del autor (pg. 526), y, en palabras de A. Valbuena Prat, el pri-mer ejemplo de soliloquio tan importante en la poca de Caldern(pg. 84).

    39. R. E. Surtz, retomando el trabajo de D. Staines (To Out-Herod: Thedevelopment of a dramatic character, Comparative Drama, X ,1976, pgs. 29-53), destaca cmo Herodes suele caracterizarse en el teatro medieval comoun presumido cuya rabia se manifiesta en la violencia, sea verbal como es elcaso aqu, sea fsica como es el caso en los dramas litrgicos de Rouen y Fleuryen el que el rey enfurecido arroja a la tierra los libros de sus sabios. Por lo

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    tanto, hay que suponer que el actor que haca el papel de Herodes pronun-ciaba estos versos casi a gritos y con gestos exagerados (nota 111, pg. 72 desu edicin de 1992).

    40. el siglo va a la vaga: J. Weiss (pg.130) adverta ya sobre la irona delpasaje, pues interpreta la actitud de Herodes como la del tirano que pretenderecuperar, frente al descuido presente, unos valores pasados que l mismo hatergiversado y adulterado en su propio beneficio. Se trata, como subrayan D.Hook y A. Deyermond del topos del mundus inversus (not. 16, pg. 276). Enopinin de ambos, este verso debe entenderse como una irona dramtica.Es decir que aunque el mundo va hacia atrs como dice Herodes, s lo hacebajo otro aspecto [...]. Con el nacimiento de Cristo se inicia un proceso queculminar en la Crucifixin, un proceso de expiacin que librar al hombrede las peores consecuencias de la cada de Adn. El mundo, pues, va haciaatrs, hacia un paraso perdido. Herodes, trgicamente, dice la verdad sinsaber lo que hace; y porque no lo sabe, la verdad le condena (pg.276).

    41. Como serialase G. Daz-Plaja, la corte que presenta Herodes es con-cebida a la manera de una corte medieval, es decir, con "mayordomo", "aba-des" (!), "potestades", "scrivanos", "streleros" (es decir, astrlogos) y"retricos"... (pg. 411). Con ello, el autor pretende acercar el significado delhecho religioso al momento mismo de la representacin, de manera que elcontenido adoctrinador que la pieza pudiera encerrar llegase sin rodeos alauditorio.

    42. rabi: O. Garca de la Fuente recoge que La Biblia latina tom delhebreo esta palabra, formada por el trmino rab, grande, poderoso, jefe,y el sufijo de primera persona. El trmino compuesto rabbi significa mi jefe,mi maestro. Con el uso, el sufijo fue perdiendo su significado de pronombreposesivo y rabbi termin significando simplemente maestro. El autor del Autousa dos veces la palabra rabi en el sentido de jefe o maestro judo [...] (op.cit., pg. 379).

    43. Hamihala: Paul Forchheimer (Hamihala, A Hapax in the Auto delos Reyes Magos en Romance Philology, XVIII, 1964, pgs. 35-36) concluye quepodra tratarse de la expresin rabe hamd lillah, con el significado de ala-banza sea dada a Dios. R. E. Surtz, por su parte, ariade en su edicin del Auto(not. 138, pg. 73 de 1992) la opinin de W. J. Entwistle, para quien el trminorabe procedera de la interjeccin hamiy Allah (Dios es mi protector), y elcriterio de G. J. MacDonald, quien se inclina por el sentido de Alabanza aDios, procedente de otra interjeccin rabe, al-hamdu lillah.

    44.

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    matices, predominando la acepcin de: anuncio o manifestacin de la volun-tad de Dios. Nuestro autor conoce este significado biblico de profeca(op.cit., pg. 379).

    45. Jeremas: Cuando el segundo rab increpa a su ignorante compaeroaludiendo a las profecas de Jeremas, se est refiriendo a las continuas alu-siones que encontramos en sus textos contra los profetas y sacerdotes queinventaban mentiras abominables (5:30; 23:9-40) y Ilevaban una vida contrariaa las enserianzas. En 23:3-7, Jeremas alude a la llegada del Mesas con lassiguientes palabras:

    Yo mismo reunir los restos de mi rebario de todas las tierras en que los hedispersado, y los volver a sus prados, y fructificarn y se multiplicarn. Ysuscitar sobre ellos pastores que los apacienten, y ya no habrn de temer msni angustiarse ni afligirse orculo de Yav./ He aqui que vienen dias orculode Yav/ en que yo suscitar a David un vstago justo,/ y reinar como reyprudentemente,/y har derecho y justicia en la tierra./ En sus dias ser salvadoJud,/ e Israel habitar confiadamente,/ y el nombre con el que le llamarnser ste:/ Yav (es) nuestra justicia./ Por eso he aqui que vendrn dias orculo de Yav en que no se dir ya: Vive Yav, que subi de la tierra deEgipto a los hijos de Israel, sino ms bien: Vive Yav, que sac y trajo al linajede la casa de Israel de la tierra del aquiln y de todos los paises a que los arroj,y los hizo habitar en su propia tierra (pgs. 966-67).

    Inevitablemente, la referencia a Jeremas (recordemos que el Evangelio deMateo cita nicamente a Miqueas), nos pone tras la pista de un hecho esca-samente valorado por la crtica: el cdice que incluye nuestra obra contieneun comentario a un captulo de las Lamentaciones de Jeremas, en donde senarra la destruccin de Jerusaln.

    Por ello, es necesario acudir al breve, pero minucioso e intuitivo, trabajode J. Weiss, quien advierte de una circunstancia que acaso permitira tambininterpretar las intenciones del annimo escritor. En su exposicin, J. Weissadvierte que Furthermore, it has been pointed out to me that the MS wichcontains the Auto algo contains a series of historical, allegorical, and moralcommentaires on the Quomodo sedet sola of Jeremiah. This may of course beno more than mere coincidence, but it is algo true that works were oftengrouped together in medieval MSS because they were thought to havesomething in common. It is quite possible that these two works were collectedtogether in the same MS purely because they both figure the name ofJeremiah. On the other hand, this raises another possibility, wich I haveattemtep to explore in this note: that the reference to Jeremiah in 11.140-41was intented to be of more general relevance to the Auto's themes than hasbeen previously supposed. The book ofJeremiah, with its portrayal of profanityand deceit, its damming condemnation of false prophets and wise men, and

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    its prophecies of a new covenant, is consciously evoked by the drama of theAuto.

    Las razones de J. Weiss son dignas de crdito. Sin embargo, tampoco sirvenpara aclararnos definitivamente el problema. El hecho de que el copista in-cluyese el Auto en el cdice advirtiendo la coincidencia en ambos textos dela presencia de Jeremas no explica, a nuestro pesar, cul es el propsito y elsignificado ltimos del drama.

    46. Las continuas objeciones que el Auto de los Reyes Magos plantea seresumen finalmente en una polmica acerca del verdadero significado denuestro texto. 1\Tos encontramos ante una copia incompleta, bien por cansan-cio bien por ignorancia del copista, o, por el contrario, el drama concluye conla discusin de los rabinos sobre el desconocimiento de las profecas vertidaspor Jeremas?

    Desde Amador de los Ros (1863), quien advierte que Su accin no pareceexcederse de la adoracin de los Reyes de la degollacin de los Inocentes,lo cual no podemos determinar con exactitud, por hallarse desgraciadamenteincompleto (pg. 24), la crtica ha venido insistiendo en el carcter abiertodel drama y proponiendo diversas soluciones para explicar su desenlace. As,para G. Daz-Plaja (1958) [...] lo ms probable es que la obra terminase conuna sencilla apoteosis sacra ante el portal de Beln cerrando la representacinseguramente un villancico (pg. 30), solucin que tambin parece preferirLzaro Carreter (1970), quien incorpora a su edicin moderna del Auto uncuadro final que dramatiza el momento en que los Reyes adoran al Nirio y leentregan sus dones (pg. 106).

    Otros estudiosos han admitido asimismo esta posibilidad, si bien destacan-do siempre su carcter provisional e hipottico. J. M. Regueiro (1977) subrayaque Es de suponer que la prxima escena incluira la visita al pesebre y laadoracin de los tres Reyes (pg. 156). Con la inclusin de esta escena finalla teofana de la adoracin asistiramos al desarrollo del esquema ritualista,agonperipeciateofana, que O. B. Hardison haba propuesto para definir laestructura del drama litrgico medieval en su libro Chstian Rite and ChristianDrama (Baltimore, Johns Hopkins University Press, 1965).

    Ms modernamente, A. M. lvarez Pellitero (1990) volver a hacer hincapien este aspecto cuando note que Falta, sin embargo, la teofana que se ma-nifestara en la adoracin propiamente dicha. No es slo que la materia dra-mtica se ajuste perfectamente a la teora que Hardison esboza para explicarel desarrollo litrgico del drama medieval, sino que esta ausencia es an msllamativa por cuanto los apcrifos insisten en la escena final de presentacinde los dones como uno de los elementos esenciales del relato (pg. 74).

    J. L. Alborg (1981) y A. Valbuena Prat (1981) coinciden en el tiempo y ensus planteamientos con las razones argiiidas por Daz-Plaja. A travs de sus

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    juicios mesurados, el primero admite que cabe imaginar que la obra conclui-ra con la adoracin de los Magos en el portal de Beln y que la representacinquedara cerrada con el canto de un villancico (pg. 202); mientras que elsegundo se expresa con semejantes trminos cuando recalca que Falta eldesenlace de la pieza, aunque podemos suponer que pondran en escena laadoracin ante el pesebre de Beln. Acaso pudiramos pensar en la posibili-dad de un villancico primario, rudo... (pg. 85).

    No obstante, la cautela expresada por stos contrasta con la firmeza por laque se decantan otros, como H. Lpez Morales (1982), quien considera queel Auto queda bruscamente interrumpido... (y) sin duda terminara con laadoracin de los Magos (pg. 526).

    En los ltimos arios, sin embargo, otros planteamientos han venido a ponerel acento en el carcter definitivo del Auto, entendido como una obra cerrada.Ya E. Marbn (1971) adverta sobre esta condicin al estimar que Con laanterior admonicin termina el manuscrito, en el que no creemos, comoapunta Arnador de los Ros, que falte ninguna otra escena, pues la adoracinpor los Reyes Magos se sobrentiende, una vez asegurados de que el recinnacido es el Nirio Jess (pg. 26).

    La escena de la adoracin se supondra entonces innecesaria por evidente,razonamiento que J. Rodrguez Velasco (1989) desarrollar arios despusindicando que nadie va a un espectculo en el que van a contar algo que yasabe (pg. 148), posibilidad teatral que, quizs, no sea del todo pertinentecuando nos referimos a dramas de tema religioso, pensados para ser represen-tados en fechas que conmemoran los sucesos ocurridos.ltimamente, la configuracin cerrada del Auto se explica no tanto por sus

    agentes externos como por la necesidad de acercarnos al significado definitivoque el texto nos ofrece. As, H. Viries (primero en 1977 y, ms tarde, en 1981)opinaba que la estructura del drama tal y como la conocemos es perfecta, puesgira en torno a una oposicin de contrarios --verdad/mentira, bien/malque resume con el siguiente argumento: fe y razn son compatibles e inse-parables, la una sustenta a la otra, postulado que demuestran con su conductalos Magos, o la carencia de la verdadera fe, ciega la razn e impide conocerla verdad y lleva consigo la falsedad y la mentira, como ocurre con los judosdel texto (pg. 262).

    Por su parte, D. Hook y A. Deyermond (1983) se proponen tambin res-ponder a la preg-unta epor qu debe considerarse incompleto el texto quetenemos? (pg. 370); para ello, aducen razones externas ciertamente inge-niosas aunque dificilmente verificables. En su opinin, estaramos ante untexto completo y, en consecuencia, convendra revisar de nuevo su pretendidopropsito. La clave habra que buscarla en la disputa de los rabinos, momento

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    tan dramtico, tan significativo, tan revelador del contraste entre la verdadcristiana y la falsedad y confusin del judasmo, como el momento en que losrabinos reconocen su incapacidad para interpretar adecuadamente las profe-cas (pg. 271).

    Sin embargo, para A. Hermenegildo (Conflicto dramtico vs. liturgia enel teatro medieval castellano: el Auto de los Reyes Magos, en Studia hispanicamedievalia, Buenos Aires, Universidad Catlica Argentina, 1987) el conflictonace a partir de la bsqueda de Dios por parte de los Reyes, de manera quela duda que anida en el alma colectiva de los tres Magos queda abierta parael lector/espectador de dicho fragmento (pg. 53).

    Finalmente, R. E. Surtz (1992) admite la hiptesis sugerida anteriormentey analiza el texto en su marco histrico, observando las evidentes diferenciasentre judos y cristianos. En su opinin, ...el Auto exagera la importancia delos judos, haciendo hincapi en su incapacidad para comprender las Escritu-ras. Conviene subrayar, adems, que la pieza toledana parece ser nica enllamar rabies a los escribas de Herodes, llamando as la atencin a su judas-mo. Desde luego, tal actitud polmica cobra un significado especial en elcontexto histrico del Toledo del siglo XII en que convivan cristianos, judosy musulmanes. Cabe preguntarse hasta qu punto el contraste entre la cegue-dad de los judos y el escepticismo a la larga fructfero de los magos gentilespueden relacionarse con las polmicas antijudaicas de la poca. De hecho, delsiglo XII son los tratados antijudaicos de San Martn de Len y del judoconverso Pedro Alfonso. eDebe interpretarse en el contexto de estas polmicasla valoracin negativa que hace la pieza de la ceguedad de los judos? (pgs.22-23).

    Este estado de la cuestin refleja la complejidad difcilmente solucionabledel tema y la existencia de posturas diametralmente contrapuestas acerca delsignificado profundo del texto.

    Si el Auto concluyese con la adoracin de los Magos parece lgico suponerque la intencin propuesta por el autor sera la de proclamar el nacimientodel Hijo de Dios, avivando as la religiosidad del supuesto auditorio. Si, porel contrario, el drama concluye con la cmica/amarga disputa de los rabinos,resulta plausible intuir que nuestro annimo creador ha preferido resaltar laausencia de verdad y de caridad del pueblo judo y los recelos que sta inspiraen los cristianos. El Auto adquirira entonces un inesperado cariz social queno debe sorprendernos si tenemos en cuenta la existencia de otros textos enlos que encontramos referencias semejantes (recordemos el artculo de F. J.Hernndez, Un punto de vista (Ca. 1304) sobre la discriminacin de losjudos, Homenaje a Julio Caro Baroja, Madrid, Centro de Investigaciones Socio-lgicas, 1978, pgs. 587-593), donde analiza la presencia de stos en El libro

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    del cavall,ero Zifar, libro, si bien posterior al Auto, vinculado tambin a losambientes religiosos del Toledo medieval).

    Es innegable, pues, que la presencia de los rabinos en el texto resultadecisiva. Sus reacciones ante las preguntas de Herodes reflejan acaso ignoran-cia, acaso temor, tal vez desconfianza o comicidad, y cada una de ellas podriainterpretarse desde perspectivas diferentes.

    Mientras el sentido comn parece imponer como desenlace del texto laadoracin de los Reyes, este planteamiento no explicaria algunosinterrogantes de dificil respuesta que el Auto plantea. yor qu el autor an-nimo del drama de los Reyes que no en balde se nos presenta como expertoconocedor de la tradicin religiosa y del lenguaje biblico alter el episodionegndoles a los rabinos el verdadero conocimiento de las profecias de Jere-mas que, sin embargo, no les niega ningn otro texto religioso desde la Bibliaa los Evangelios apcrifos? yor qu trastoc la cronologia tradicional delpasaje dejando para el final la disputa de los rabinos cuando en realidad laconsulta tiene lugar antes de la partida de los Magos de Oriente? yor qu serefiere a los escribas de Herodes con el trmino rabi que encierra unaevidente connotacin tnica? .Expresaba as su manifiesta desconfianza haciala raza semita y, en tal caso, era consciente de que su mensaje llegara inte-gramente al auditorio?

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