autoestima en niños agresores

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Disponible en: http://www.redalyc.org/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=179814013007 Redalyc Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Estévez López, Estefanía; Martínez Ferrere, Belén; Musitu Ochoa, Gonzalo La autoestima en adolescentes agresores y víctimas en la escuela: La perspectiva multidimensional Psychosocial Intervention, vol. 15, núm. 2, 2006, pp. 223-232 Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid Madrid, España ¿Cómo citar? Número completo Más información del artículo Página de la revista Psychosocial Intervention ISSN (Versión impresa): 1132-0559 [email protected] Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid España www.redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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RedalycSistema de Información Científica

Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal

Estévez López, Estefanía; Martínez Ferrere, Belén; Musitu Ochoa, Gonzalo

La autoestima en adolescentes agresores y víctimas en la escuela: La perspectiva

multidimensional

Psychosocial Intervention, vol. 15, núm. 2, 2006, pp. 223-232

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La autoestima en adolescentes agresores y víctimasen la escuela: La perspectiva multidimensional1

Self-esteem in aggressive and victimizedadolescents at school: The multidimensionalperspective

Estefanía ESTÉVEZ LÓPEZ*Belén MARTÍNEZ FERRER*

Gonzalo MUSITU OCHOA*

RESUMENEste estudio tiene como objetivo analizar las diferencias en autoestima entre adolescen-

tes con problemas de agresividad en la escuela, adolescentes victimizados por sus igualesy adolescentes que son al mismo tiempo agresores y víctimas en el contexto escolar. Seadopta una concepción multidimensional de la autoestima y se analizan las dimensionesfamiliar, escolar, social y emocional. Para ello, participaron en la investigación 965 adoles-centes con edades comprendidas entre los 11 y 16 años y escolarizados en cuatro centrosde enseñanza de la Comunidad Valenciana. Los resultados obtenidos vienen a confirmarla existencia de diferencias entre agresores, víctimas y agresores/víctimas en la siguientedirección: el grupo de agresores presenta las puntuaciones más elevadas en las dimensio-nes de autoestima social y emocional; el grupo de víctimas muestra los mayores niveles deautoestima familiar y escolar; finalmente, el grupo de agresores/víctimas es el que presen-ta, en general, las puntuaciones más bajas en las cuatro dimensiones de autoestima ana-lizadas en el estudio.

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Intervención Psicosocial, 2006, Vol. 15 N.° 2 Págs. 223-232. ISSN: 1132-0559

INVESTIGACIONES APLICADAS

* Universitat de València.1 Este artículo se ha elaborado en el marco del proyecto de investigación SEJ2004-01742 “Violencia en la escuela

e integración escolar: Aplicación y evaluación de un programa de intervención”, subvencionado por el Ministerio deEducación y Ciencia de España.

Fecha de Recepción: 13-04-2005 Fecha de Aceptación: 15-09-2006

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PALABRAS CLAVEAutoestima, Escuela, Violencia, Victimización, Agresor, Víctima.

ABSTRACTThis study aims to analyze differences in self-esteem among aggressive adolescents at

school, victimized adolescents by peers, and adolescents who are both aggressors and vic-tims in the school context. This research adopts a multidimensional conception of self-esteem: family, school, social and emotional dimensions are analyzed. The sample wascomposed of 965 adolescents whose ages range from 11 to 16 years old and studying infour school of the Valencian Community. The results obtained confirm the existence of dif-ferences among aggressors, victims and aggressors/victims in the following way: thegroup of aggressors showed the highest scores in the dimensions of social and emotionalself-esteem; the group of victims obtained the highest levels of family and school self-esteem; finally, the group of aggressors/victims showed, in general, the lowest scores inthe four dimensions of self-esteem analyzed in the study.

KEY WORDSSelf-esteem, School, Violence, Victimization, Aggressor, Victim.

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En la literatura científica sobre violen-cia escolar se ha constatado en numero-sas ocasiones la estrecha relación exis-tente entre los problemas de victimiza-ción y la baja autoestima de las víctimas(Austin y Joseph, 1996; Guterman,Hahm y Cameron, 2002; Olweus, 1998;Musitu, Buelga, Lila y Cava, 2001). Sinembargo, los resultados relativos a laasociación entre la conducta agresiva yla autoestima son mucho más contradic-torios. Algunos autores sostienen que losadolescentes agresivos presentan unaautoestima más baja que aquellos sinproblemas de conducta (Mynard yJoseph, 1997; O’Moore, 1997), mientrasotros afirman que los agresores por reglageneral se valoran positivamente a símismos y muestran un nivel de autoesti-ma medio o incluso alto (Olweus, 1998;Rigby y Slee, 1992).

Esta aparente contradicción de resul-tados se podría atribuir al tipo de instru-mentos utilizados para obtener medidasde autoestima, y en concreto, a si el ins-trumento seleccionado proporciona unamedida de autoestima global o bien mul-tidimensional. Parece ser que las medi-das de autoestima global, como porejemplo la Escala de Autoestima deRosenberg (1986), no reflejan posiblesdiferencias existentes entre agresores yvíctimas (Dorothy y Jerry, 2003; Rigby ySlee, 1992), mientras que cuando seanaliza la autoestima desde un punto devista multidimensional, agresores y vícti-mas muestran un perfil diferente enalgunos dominios (Andreou, 2000; O’Mo-ore y Hillery, 1991).

Debemos tener en cuenta que la auto-estima alude a la valoración que la per-sona hace de sí misma, de modo que porun lado, el adolescente puede tener unaimagen general de sí mismo favorable odesfavorable, y por otro lado, puesto quese desenvuelve en diversos contextoscomo el familiar, el escolar y el social,

también desarrolla una imagen de símismo específica en cada uno de ellos(Cava, Musitu y Vera, 2000). La autoesti-ma, por tanto, refleja una actitud generalo global hacia uno mismo, así como acti-tudes hacia aspectos específicos que noson equivalentes ni intercambiables(Rosenberg, Schooler, Schoenbach,Rosenberg, 1995). En este sentido, porejemplo, un adolescente puede tener unbuen concepto de sí mismo en el ámbitofamiliar, pero no en el académico, o vice-versa (Cava y Musitu, 2003). Por ello,para comprobar si existen diferencias enautoestima entre agresores y víctimas, esnecesario adoptar una perspectiva multi-dimensional de este constructo (Herrero,Musitu y Gracia, 1995).

O’Moore y Kirkman (2001) utilizaronen su estudio medidas tanto globalescomo multidimensionales de autoestimapara comprobar las diferencias entreagresores, víctimas y un tercer grupo deadolescentes que eran a la vez agreso-res/víctimas. Estos autores concluyenque tanto los agresores como las vícti-mas presentan el mismo nivel de autoes-tima global, que además, es significativa-mente inferior al de aquellos adolescen-tes no implicados en problemas de agre-sión ni de victimización en la escuela;por otro lado, el grupo de agresores/víc-timas es el que obtuvo los niveles másbajos de autoestima global en compara-ción con el resto de grupos. Sin embargo,al analizar las distintas dimensiones deautoestima, los resultados mostraronque las víctimas se valoraban más positi-vamente en el dominio escolar, mientrasque los agresores lo hacían en el dominiosocial. De hecho, no se encontraron dife-rencias significativas en autoestimasocial entre el grupo de agresores y el deadolescentes no implicados en proble-mas de violencia escolar.

También en el estudio de Andreou(2000), los adolescentes agresivos y

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aquellos sin problemas de agresión nivictimización en la escuela presentaronlos niveles más elevados de autoestimasocial, las víctimas se situaron en unaposición intermedia y las puntuacionesmás bajas correspondieron al grupo deagresores/víctimas. En la dimensión deautoestima escolar, las víctimas ocupa-ron de nuevo la posición intermedia,aunque en esta ocasión tanto los agreso-res como los agresores/víctimas se valo-raron más negativamente, mientras quelas autopercepciones más positivas en eldominio escolar correspondieron a losadolescentes sin problemas de victimiza-ción ni agresión en la escuela.

Estos estudios se centran fundamen-talmente en los dominios social y escolarde la autoestima pero no consideran, sinembargo, otras dimensiones como lafamiliar o la emocional. Estas dosdimensiones, la familiar y la emocional,han quedado relegadas en las investiga-ciones sobre violencia escolar, hasta elpunto de que apenas existen referentesde su estudio en agresores y víctimas.No obstante, los resultados de algunostrabajos sobre el funcionamiento familiaro el bienestar emocional de agresores yvíctimas, nos sugieren que también pue-den existir diferencias entre estos ado-lescentes en ambas dimensiones. Porejemplo, se ha constatado que las fami-lias con hijos agresivos se caracterizanpor la existencia de problemas de comu-nicación, frecuentes conflictos y falta deapoyo parental (Dekovic, Wissink y Mei-jer, 2004; Estévez, Musitu y Herrero, enprensa; Martínez, Estévez y Jiménez,2003), factores que fácilmente puedendesarrollar en el adolescente una auto-percepción negativa de su ámbito fami-liar. Respecto del bienestar emocional, seha comprobado que los adolescentes vic-timizados suelen presentar más proble-mas de estrés, ansiedad, depresión ysentimientos de soledad (Guterman etal., 2002; Herrero, Estévez y Musitu, en

prensa; Rigby, 2000; Seals y Young,2003), por lo que su autoestima emocio-nal podría estar seriamente afectada.

OBJETIVO DEL PRESENTE ESTUDIO

Los trabajos que examinan conjunta-mente varias dimensiones de la autoesti-ma en relación con los problemas deagresión y victimización en la escuelason muy escasos en nuestro contextonacional, especialmente aquellos queconsideran las dimensiones familiar yemocional, mientras que los trabajossobre la violencia escolar son cada vezmás abundantes, probablemente porquela violencia escolar es cada vez más unproblema de todos. Conocer cómo sien-ten y cómo se perciben a sí mismos losadolescentes implicados en esta proble-mática, puede resultar de gran utilidaden el diseño de intervenciones efectivascapaces de responder a estos problemasde convivencia en la escuela (Morales yCosta, 2001). En este sentido, el presen-te estudio tiene como objetivo analizarlas diferencias en autoestima entre ado-lescentes con problemas de violencia enla escuela, adolescentes victimizados porsus iguales y adolescentes que son almismo tiempo agresores y víctimas en elcontexto escolar. En este trabajo seadopta una concepción multidimensionalde la autoestima y se analizan lasdimensiones familiar, escolar, social yemocional en los tres grupos señalados–agresores, víctimas y agresores/vícti-mas- y un cuarto grupo de adolescentesque no presentan -o en el que no seconocen- problemas ni de agresividad nide victimización en la escuela.

MÉTODO

Muestra

Participaron en el estudio un total de

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965 adolescentes de ambos sexos y eda-des comprendidas entre los 11 y los 16años. Todos los adolescentes de la mues-tra cursaban estudios de enseñanzamedia en el momento de la aplicación delos instrumentos en cuatro centros deenseñanza de la Comunidad Valenciana.A partir de las puntuaciones obtenidaspor los participantes en una Escala deViolencia Escolar, se agrupó a los sujetosen las siguientes tres categorías: agresor(n = 98), víctima (n = 280) y agresor/víc-tima (n = 266). Estas tres categorías seestablecieron considerando las puntua-ciones por encima del percentil 75 en lassiguientes dimensiones: violencia en laescuela y victimización por los iguales.Además, se estableció una cuarta cate-goría que agrupó a 321 adolescentes queno presentaron problemas de conductani de victimización en la escuela. A estacategoría se le denominó “no implica-dos”.

Instrumentos

Se utilizaron medidas de conductaviolenta y victimización en la escuela, asícomo de autoestima familiar, social, aca-démica y emocional. En concreto, losinstrumentos utilizados fueron:

Escala de Violencia Escolar. Se utilizóuna escala compuesta por 19 ítems(Estévez et al., en prensa) algunos de loscuales se adaptaron de Emler y Reicher(1995). En esta escala, los adolescentesindicaron la frecuencia con que habíanparticipado en 19 comportamientos decarácter violento en la escuela en losúltimos 12 meses, en un rango de res-puesta de 1 –nunca- a 5 –muchas veces-.La escala mide dos dimensiones: con-ducta violenta en la escuela (ej. “He agre-dido o pegado a compañeros del colegio”)y victimización (ej. “Alguien del colegiome insultó”). La consistencia interna deestas dimensiones, medida a través del

alfa de Cronbach, fue de 0.84 para con-ducta violenta y 0.82 para victimización.

Escala Multidimensional de Autoesti-ma. Se trata de una escala diseñada,validada y normalizada en España porMusitu, García y Gutiérrez (1994). Estaescala consta de 36 ítems que evalúande 1 –nunca- a 5 –siempre- las autoper-cepciones de los adolescentes en cuatroáreas: la familia (ej. “Mi familia me ayu-daría con cualquier tipo de problema”),la escuela (ej. “Soy un/a buen/a estu-diante”), el contexto social (ej. “Tengomuchos amigos/as”) y las emociones (ej.“Soy un chico/a alegre”). El coeficientede consistencia interna (Alpha de Cron-bach) obtenido para las distintas dimen-siones fue de 0.79 para autoestima fami-liar, 0.86 para autoestima escolar, 0.76para autoestima social y 0.72 para auto-estima emocional.

Procedimiento

La aplicación de los instrumentos serealizó después de obtener los corres-pondientes permisos paternos y de ladirección de los centros escolares. Losadolescentes participantes en el estudiocumplimentaron los instrumentos en suscentros de enseñanza durante un perío-do regular de clase. La colaboración deprofesores y adolescentes fue, en todoslos casos, consentida. Asimismo, seinsistió a los adolescentes en el anoni-mato y la confidencialidad de los datos.Varios investigadores previamente entre-nados acudieron a los centros de ense-ñanza para coordinar y revisar la aplica-ción de los instrumentos.

RESULTADOS

Para analizar las diferencias entregrupos –agresor, víctima, agresor/vícti-ma y no implicado- se realizó un análi-

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sis de varianza considerando comovariable dependiente las cuatro dimen-siones de la escala de autoestima: fami-liar, escolar, social y emocional. Cuandose encontraron diferencias significativasentre grupos se aplicó la prueba deBonferroni para determinar entre quégrupos concretos se establecían lasdiferencias en autoestima. En la Tabla1 se recogen las medias para cadagrupo, las desviaciones típicas y losresultados del MANOVA y de la pruebade Bonferroni.

Los resultados del análisis de varianzamuestran la existencia de diferenciassignificativas entre grupos en las cuatrodimensiones de autoestima considera-das. En la dimensión autoestima familiarse encontraron diferencias significativas(Ffamiliar, 5, 956 = 18.23, p < .001) en lasiguiente dirección: tanto el grupo deagresores como el de agresores/víctimaspresentó una autoestima familiar másbaja que el grupo de víctimas y el deadolescentes no implicados. Para el casode la autoestima escolar las diferenciasencontradas fueron en la misma línea(Fescolar, 5, 956 = 27.12, p < .001): los dosgrupos de adolescentes agresivos –tanto

victimizados como no victimizados- infor-maron de una autoestima escolar másbaja, en comparación con las víctimas yel grupo de no implicados. Por tanto, laspuntuaciones más elevadas en lasdimensiones autoestima familiar y auto-estima escolar correspondieron a las víc-timas y a aquellos adolescentes que nopresentaron problemas de agresión ni devictimización en la escuela.

Respecto de la autoestima social (Fsocial,

5, 956 = 7,30, p < .001), el grupo de agre-sores mostró las puntuaciones más ele-vadas en esta dimensión, seguido delgrupo de agresores/víctimas y de adoles-centes no implicados –estos dos gruposno presentaron diferencias significativasentre sí en su percepción de autoestimasocial- y, finalmente, el de las víctimas.Por último, los resultados señalaron dife-rencias significativas en la dimensiónautoestima emocional (Femocional, 5, 956 =10.60, p < .001) entre el grupo de adoles-centes agresivos y los otros tres grupos.En este caso, los agresores obtuvieronlas puntuaciones más elevadas en auto-estima emocional en comparación conlas víctimas, los agresores/víctimas y losadolescentes no implicados.

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Tabla 1. Medias, desviaciones típicas, resultados del MANOVAy de la prueba Bonferroni

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En resumen, los resultados obtenidosvienen a indicar que el grupo de agreso-res/víctimas es el grupo que, en general,presenta las puntuaciones más bajas enlas cuatro dimensiones de autoestimaanalizadas. Sólo el grupo de víctimasobtuvo una valoración más negativa enuna de las dimensiones: en autoestimasocial. Por otro lado, agresores, víctimasy adolescentes no implicados, se valorana sí mismos más positivamente en algu-nos aspectos específicos de la autoesti-ma que en otros: los agresores en losdominios social y emocional, y las vícti-mas y los adolescentes no implicados enlos dominios familiar y escolar.

DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES

En el presente estudio se han analiza-do las diferencias entre agresores y vícti-mas en autoestima familiar, escolar,social y emocional. Los resultados indi-can que, en general, los adolescentes vic-timizados en la escuela se perciben a símismos más negativamente en los domi-nios social y emocional de la autoestima,en comparación con los agresores. Eneste sentido, investigaciones previasseñalan que las víctimas de violenciaescolar suelen presentar desórdenesemocionales como estrés, ansiedad y sín-tomas depresivos (Juvonen, Nishina yGraham, 2000; Kaltiala-Heino, Rimpela,Rantanen y Rimpela, 2000; Seals yYoung, 2003), así como problemas deaislamiento, exclusión social en la escue-la y dificultades para integrarse social-mente en el grupo de compañeros (Prins-tein, Boergers y Vernberg, 2001; Storch yMasia-Warner, 2004). Las víctimas sonpercibidas por sus compañeros comopersonas tristes, inseguras y tímidas quetienen pocos o ningún amigo (Díaz-Agua-do, 2002; Trianes, 2000). Los resultadosobtenidos en la presente investigaciónsugieren que esa imagen de las víctimascomo personas tristes, deprimidas y

solas es, de hecho, compartida por laspropias víctimas.

Sin embargo, las autopercepciones delas víctimas relativas a los contextosfamiliar y escolar, son más positivas queen el caso de ambos grupos de agreso-res, e incluso tan positivas como lasautopercepciones de los adolescentes sinproblemas de agresión o victimización enla escuela. Así, aunque las víctimas sos-tienen que en ocasiones se sientensobreprotegidas por sus padres (Cerezo,1999), en general, se muestran satisfe-chas con su entorno familiar, mientrasque por el contrario, los agresores sueleninformar de la existencia de relacioneshostiles y desafiantes con sus padres(Dekovic et al., 2004; Kazdin, 1995). Res-pecto del contexto escolar, estudios pre-vios han constatado que las víctimaspresentan un buen rendimiento acadé-mico y no muestran más dificultadesacadémicas que el resto de compañeros(Olweus, 1998), mientras que los agreso-res suelen ser repetidores con un bajorendimiento académico y muestran nor-malmente actitudes desfavorables haciala escuela, el profesorado y los estudios(Cerezo, 1999; Estévez, Linares, Cava yMartínez, 2002).

Los adolescentes agresivos, sinembargo, se perciben a sí mismos comoaltamente competentes en los dominiossocial y emocional, más competentesincluso que sus compañeros no implica-dos en problemas de agresión o victimi-zación en la escuela. Este resultado vaen la línea del apuntado por Angold yCostello (1993), quienes no encontraronapenas co-ocurrencia entre el comporta-miento agresivo en adolescentes y laexistencia de problemas emocionales.Así, por ejemplo, se ha constatado quela agresividad y la sintomatología depre-siva co-ocurren únicamente en el 5-8%de los adolescentes (Garnefski y Dieks-tra, 1997; Ge, Best, Conger y Simons,

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1996), lo que descarta que el comporta-miento agresivo sea una fuente directade estrés y ansiedad en la adolescencia(Herrero et al., en prensa). Muy al con-trario, los datos reflejan que la mayoríade los agresores tienen una alta autoes-tima emocional (Brendgen, Vitaro, Tur-geon, Poulin y Wanner, 2004). Una posi-ble explicación es que los adolescentesagresivos son en numerosas ocasionesfiguras importantes en su grupo deiguales (Gilford-Smith y Brownell, 2003;Hawley y Vaughn, 2003) e inclusopopulares y queridos entre sus compa-ñeros (Salmivalli, 1998), lo que les hacedisfrutar de ciertos beneficios socialesque se reflejan en su bienestar tantoemocional como social (Little, Brauner,Jones, Nock y Hawley, 2003).

Finalmente, el grupo de agresores/víctimas es el que presenta un cuadromás negativo de autopercepciones. Com-parte características tanto con los agre-sores como con las víctimas, pero reflejael lado más negativo de cada uno deellos. Así, por un lado, los agresores/víc-timas se valoran más negativamente quelos agresores en las dimensiones social yemocional de la autoestima. Estos resul-tados coinciden con los apuntados porAustin y Joseph (1996), quienes tambiénencontraron en su estudio que el grupode agresores y el de agresores victimiza-

dos diferían entre sí fundamentalmenteen los dominios social y emocional. Porotro lado, los agresores/víctimas se valo-ran más negativamente que las víctimasen los dominios familiar y social de laautoestima.

Para concluir, los resultados de estainvestigación señalan la importancia deadoptar una perspectiva multidimensio-nal en el estudio de la autoestima enagresores y víctimas en la escuela, asícomo la necesidad de considerar lasdimensiones familiar y escolar en esteanálisis, puesto que ambas dimensioneshan presentado claras diferencias entrelos grupos de estudiantes considerados.No obstante, la interpretación de estosresultados debe realizarse con cauteladebido a la naturaleza correlacional delos datos. En este sentido, sería intere-sante incorporar la dimensión temporalen futuras investigaciones para poderanalizar la estabilidad de las relacionesestablecidas. Aún así, desde el punto devista exploratorio, los resultados aquípresentados pueden ser de utilidad paraorientar el diseño de programas de inter-vención destinados a modificar el com-portamiento desviado de algunos estu-diantes, mejorar la calidad de vida de lasvíctimas de violencia escolar, así comofomentar la convivencia pacífica en loscentros de enseñanza.

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