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UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE GUAYANACENTRO DE INVESTIGACIONES Y ESTUDIOS EN LITERATURA Y ARTESFONDO EDITORIAL

© COSAS DE LA VIDA... Elsa Medina Fronten © EditorFondo Editorial UNEGhttp://fondoeditorial.uneg.edu.ve

Cuidado de la EdiciónIng. Yris Zapata

Diseño, Diagramación y Montaje TSU Laura OctavéTSU Adannys Malavé

Diseño de PortadaTSU Laura Octavé

Reproducción digitalFondo Editorial UNEGPuerto Ordaz, Venezuela.

Octubre 2019

Hecho el Depósito de LeyDepósito Legal: BO2019000079ISBN: 978-980-6864-79-5

Todos los títulos publicados bajo el sello Fondo Editorial UNEG son arbitrados entre pares bajo el sistema doble ciego. Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra está protegido por la ley que establece penas de prisión y/o multa además de las correspondientes indemnizaciones por daños y perjuicios para quienes reproduzcan, plagien, distribuyan o comuniquen públicamente en todo una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicado a través de cualquier medio sin la respectiva autorización.

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Cursó estudios de pregrado en la Universidad Nacional Experimental de Guayana, obteniendo el título de Licenciada en Educación Integral, con mención Honorífica “Magna Cum Laude”. En esta institución, alcanzó el grado de maestría en Ciencias de la Educación, mención Gerencia Educativa. Desde el año 2010, labora como docente a dedicación exclusiva en la sede Caicara del Orinoco. Ha dictado diferentes asignaturas, entre ellas: Filosofía de la Educación, Seminario de Investigación y Evaluación de los Aprendizajes. Actualmente, está a cargo de la Coordinación del Proyecto de Carrera Educación Física, Deporte y Recreación.

Elsa Medina FrontenAutora

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Dedicatoria

Para Gumercinda Fronten

¿Escribir un libro cómo tantas veces lo has pedido? Madre mía,eso sería un placer. Pero la rutina del trabajo, entre otras obligaciones,

me limitan sobremanera para acometer un compromiso de tal envergadura. Te dedico entonces a tus ochenta y un años, con un amor inconmensurable, esta

gotita de libro, y cuenta saldada.

Elsa Medina Fronten

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Agradecimiento

A todos los que me han impulsado a escribir, en especial a Dios Todopoderoso, por el don de la palabra.

Igualmente, a mi hermana Daniela por su apoyo incondicional desde siempre, como asesora y asistente personal, en este transitar por el mundo de la escritu-ra. Infinitas gracias, por atesorar mis escritos de tiempos otrora, con tanto recelo. También a Irma y a mis sobrinas Valeria e Irene, por sus constantes y extraor-dinarias palabras de estímulo, las cuales fueron determinantes para producir este

sencillo material.Finalmente a mi familia, sin ustedes esto no hubiese sido posible.

Gracias a todos.

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Juan La VigaJuan La PromesaJuan La CasitaY ¿Quién soy Yo?Sin Querer Queriendo La Atrevida ConfesiónSin Querer Queriendo Como el Sol y la LunaVolviéndonos Hacia la Reflexión FilosóficaHambreInobjetablemente Así EsFuera y dentro de MíLa Pobre AncianaLa Vida y sus AbsurdosEl ReténLa FelicidadLa Muchedumbre La PartidaLa Muchedumbre La LlegadaLa Muchedumbre El RetornoCuentan

El ÉxitoTembló El TranceTembló La InterpelaciónEl Tren I La IndecisiónEl Tren II El AbordajeEl Tren III El OcasoEl Tren IV La ExhortaciónLa Rosa Moza

Presentación 9

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Índice

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Las CosasLa VejezLibertad y AmorLos Hombres también LloranAsí EsSe nos olvida Ser FelicesLas PalabrasLos SueñosEntrañable CompañeraLas Vocales DesconfianzaLa Mata de CacaoLos Errores de la VidaLa Vida y sus InconsistenciaEl Perrito RabiosoDiscriminación RacialEl Silencio y las PalabrasCaras de la misma MonedaEl ÁngelEl Hombre PostmodernoEn Tiempos de IncertidumbreAsí EsAquí entre NosRenunciar a esas Cosas ImprescindiblesPoesía Urge SaberloLa Poesía Esas Cosas de la Vida

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Presentación

Transitar por esos linderos de la escritura con Elsa Medina, más que un placer es verdadero privilegio. La profundidad e ingenio con que escribe

aviva multiplicidad de sentimientos en los lectores, permitiéndoles reencontrarse consigo mismo y con su realidad circundante. Cada palabra y frase están cuidadosamente dispuestas en el texto, creado un extraordinario juego de palabras, que le confieren majestuosidad y pulcritud a sus producciones.

Cosa de la Vida, es una obra de excepcional belleza literaria, que no discrimina a ningún tipo de lector y que revela la sensibilidad, humildad y altruismo de la escritora. Además, contiene poemas y anécdotas propias de la vida cotidiana, con las que cualquier lector puede identificarse fácilmente, y que son narradas

en un lenguaje accesible para todo público.Estimados lectores, sin más preámbulos los invito a disfrutar de esta publicación,

dedicada a personas valiosas y especiales como ustedes.

Eudys Medina.

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JuanLa Viga

Como de costumbre, me dispuse a caminar por el viejo pueblode empinadas y ásperas calles.

Recorrer esas casitas viejas y rotas, me trae gratos recuerdos de la niñez.Añoro aquellos tiempos cuando no conocía la tristeza, y pensaba que todos los

chicos eran igual de felices. De repente, volví la mirada hacia una viga no muy grande, pero si con un

enorme nudo en el centro, que danzaba al vaivén de la brisa.Decidí acercarme para ver de qué se trataba exactamente.

Desde lo alto, apenas alcanzaba distinguir un simple listón de hierro, revestido de lodo seco.

Pero comencé a notar que aquella extraña cosa se desplomaba lentamente hasta dar a ras con el suelo, por lo que apresuré el paso,

y pude notar que algo raro estaba sucediendo.Ya frente al insólito objeto,

mi corazón se achicó al descubrir algo abrumador:lo que yacía en el piso, no era precisamente una mugrosa viga,

como sospeché desde el inicio,pues, se trataba de un chiquillo llamado Juan,

que a su corta edad había vivido siglos de hambre.Fue tal el desconsuelo que me invadió, que mi corazón se agitó súbitamente, y

mis lágrimas rodaron por el suelo hasta confundirse con la lluvia, al tiempo que pensaba:

“Como Juan hay muchos niños, que exhiben en vez de un fino traje, su propio esqueleto antes de morir”.

Entonces, me dispuse a abandonar aquel lugar, para ya más nunca volver.

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JuanLa Promesa

Volví de nuevo al lugar de estrechas calles y envejecidas casas. Lugar cuyas grietas y las hendiduras de mi corazón, solían producir una sinonimia perfecta.

Sí, en pleno crepúsculo matutino, volví al recóndito sitio que visitaba asiduamente para rememorar mi niñez.

A mi mente sobreviene la frase “Para ya más nunca volver”, eso fue lo que dije, con extrema determinación.

“Para ya más nunca volver”, es tan sólo una promesa incumplida como otras tantas, por cosas de la vida.

Tendré cuidado, en adelante, de lanzar juramentos al aire.He vuelto, y no precisamente para recordar mi infancia,

sino para evocar aquella dramática escena de Juan tendido en el suelo.La hambruna sofocó sus ganas de vivir; le arrebató la esperanza

y los sueños.¿Cómo ser indiferente ante aquel conmovedor suceso?Lo vivido por Juan, es la semblanza de una sociedad

donde el hambre aniquila y acorta vidas.Mis lágrimas esparcidas y fragmentadas por doquier, al igual que mis

sentimientos, es todo cuanto diviso ahora. Si habría llegado antes, quizás Juan estaría aquí relinchando con otros niños,

como lo hacía yo en mis años chicos, cuando todo era alegría.O tal vez, si se hubiese tratado de una viga,

¡Claro!, de haber sido aquel mugroso listón recubierto de barro seco,la escena sería otra. Pero, el pasado es irreversible e inalterable,

queda impregnado para siempre en nuestra existencia,como huella indeleble en el tiempo. El pasado es eso, lo imborrable.

Si acaso, pudiéramos retroceder las agujas del reloj, cuántos momentos desasiéramos o reconstruyéramos.

De detener el tiempo, le comprase a aquel menudo chiquillo muchas comidas, juguetes y ropas.

Pero indefectiblemente, esa fue la indignante historia, de quien a su corta edad vivió siglos de hambre, sin que ya nada pueda hacerse; de quien se adentró en

la infinitud del mar para ya más nunca volver, para jamás ver la luz del sol.Una vez más me dispuse abandonar aquel sitio.

Pero esta vez, sin promesa alguna.

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Juan

La Casita

La fugaz existencia de Juan transcurrió enmedio de la orfandad y la miseria.

El hambre le acompañó de principio a fin. La extrema delgadez, le hacía lucir como una soja con un nudo

en el centro. Por eso fue que cierta ocasión le confundí desde lejos con un mugroso listón, que danzaba al vaivén de la briza.

Me cuentan que en una ocasión, Juan construyó una casita con varios retazos de cartón, pero el viento la desmanteló en un santiamén.

Entonces Juan, con sobrada paciencia la rehízo nuevamente,pero esta vez, fue la lluvia que en cuestión de minutos y de manera inclemente, la desbarató por completo.

Juan irrumpió en llanto, al ver la precaria edificación de cartóndesmoronada en el pavimento, y el rostro se le inundó de melancolía.

Aquel instante sofocó sus ganas de vivir. Desde ese momento, Juan comenzó a deambular de un lugar a otro,

cabizbajo y sin rumbo fijo, como quien se dejase llevar premeditadamente por las olas del mar,

para ya más nunca ver la luz del sol, para nunca más volver.

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Y ¿Quién soy Yo?Pareciera que el tiempo no nos alcanza,

para preguntarnos ¿Quién soy yo?Pero solemos preocuparnos y ocuparnos

afanosamente en saber:¿Quién es Fulano de Tal?

¿Quién es Mengano?¿Quién es Perencejo?¿Quién es Zutano?

¿Quién es Fulanito de Tal, Menganito, Perenganito y Zutanito?Y no conforme con ello:

¿Quién es Raimundo y todo el mundo?A fin de cuentas, en ignorar y desatender al propio yo,

invertimos toda o buena parte de nuestras vidas.

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Sin Querer QueriendoLa Atrevida Confesión

Por quererte como te quiero, quisiera retenerte en mis brazos,pero sin quererlo te apartas cada vez más de mi lado,

como si quisieses estar lejos tan lejos, entre las estrellas dormitando,para no querer mirarme ni sentirme demasiado.

Quizá, un día de estos sin pretenderlo, te termine olvidando,pero mientras eso no pase, quisiera seguir soñando.

Pueda ser que con el pasar de los años, sin querer queriendo,quieras que te quieran, como yo te quiero tanto.

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Sin Querer QueriendoComo el Sol y la Luna

Olvidarte, es tan imposiblecomo pretender escapar de la incesante,

y a veces tormentosa, persecución del sol y la luna.Tanto la melancolía y soledad que exhibe

la luna cuando aparece en cuarto menguante, como la sofocación que produce el sol cuando se enardece

o encoleriza, son igual de detestables.Sin embargo, por molesto que sea uno aprende a convivir con eso.

Vivir sin tu amor, a eso jamás me acostumbraría.Estás siempre allí, en cada espacio, tiempo y lugar. Y qué puedo hacer para evitarlo. Dímelo tú mi amor.

Qué debo hacer, o después de todo, qué más cabe hacer, para olvidarte.

¿Escabullirme por completo del sol y la luna? No, es imposible, es excesivamente improbable.

Ni en el confín del mundo sería posible huir del sol y la luna.Es una quimérica, y cómo no, descabellada pretensión.

Pero más irrealizable, sería pretender borrarte de mi vida.Seguir queriendo, aunque no lo quieran a uno,

amar intensamente, sin querer queriendo,querer desinteresadamente como yo te quiero tanto:

eso es amor, amor del bueno.

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Volviéndonos hacia la Reflexión Filosófica

En plena atmósfera de postmodernidad y albores del siglo XXI, el hombre forzosamente vuelve la mirada hacia la contemplación

y reflexión filosófica, porque le angustia enormemente la forma en que está viviendo.

En torno a ello, parecieran ser complejase incontestables las preguntas, y frágiles las respuestas.

¿Vale la pena vivir esta vida? o en su defecto ¿Cuál es la vida que vale la pena vivir?

Es tan sólo una de las tantas interrogantes,que mantienen al hombre actual ensimismado

y sumergido en su propio pensamiento, en el mejor de los casos.

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HambreDe regreso a casa, noté que la indigencia y la miseria

rondan por dondequiera, al igual que los olores nauseabundos.La basura vagabundea por todos lados, y es el manjar de mendigos

y limosneros que se nutren de ella para apaciguar el hambre.De improviso, tropecé con un individuo de aspecto tenebroso,

mirada lánguida; los pies salpicados de llagas y una descomunal tristeza dibujada en el rostro.

Se le observaba cabizbajo y abatido, como quien está forzado a filosofar sobre sus muchas carencias y precariedades.

En manos de ese hombre puse un trozo de pan, y éstas se tornaron temblorosas.

Aquel trozo de pan, en una embestida del viento, rodó por el alcantarillado, y se sumergió en aguas negras.

Pero aun así, el sujeto llevó a su boca el pedazo de pan empapado de toda aquella suciedad. ¡Y sí que lo degustó!

Comer de la mugre; hurgar en la basura para aplacar el hambre, eso es hambruna, hambruna extrema.

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Inobjetablemente Así EsUna estela del tiempo

Un soploUna efímera estancia

Un corto viajeUna carrera veloz

Un suspiroUna gota de agua que se esfumasúbitamente entre la hojarasca

Un breve paseoUn fugaz respiro

Un instante:Eso es la vida.

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Fuera y dentro de MíFuera de mí:

Rostros risueñosNiños que chillan

Paredes que hablanVoces que resuenanGente merodeandoBullicio dondequiera

Palabras rimbombantesMuchedumbre que arropaUn amante en mi lecho

AbrazosAplausos

Fiestas y más.Dentro de mí:

TristezaSilencioVacío

DesolaciónMiedo

QuebrantoEso es soledad.

Soledad es sentirse, solo en el mundo.Es hallarse solitario y caminar a ciegas

en medio de la multitud.

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La Pobre AncianaEstela, invitó a su amiga Perla a un caserío ubicado

en las afueras de la ciudad. -Perla, con el ceño fruncido rezongó: ¡Jamás iré a ningún sitio alejado de la gran

metrópolis!-Estela: Insistió una y otra vez, hasta que finalmente logró convencerla.

Perla, eligió un fino vestido de seda color rosado, adornado con delicados encajes y sacó del cofre costosísimas prendas, que destellaban reflejos dorados.

Ya en el sitio, -Perla le preguntó a su amiga: El por qué la había llevado a tan inhóspito

poblado, de gente mugrienta como el barro. Perla, prosiguió diciendo:

Sus pieles curtidas por el sol y la extrema delgadez que exhiben, les hace parecer más tétricos de lo que ya están. Los árboles, son iguales de

esqueléticos que las personas; sus hojas ya amarillentas sedesprenden con leve roce del viento, hasta desvanecerse lentamente en la

polvorienta superficie.De los chiquillos ni hablar, corretean por todos lados, como si fuesen unos irracionales, sin compostura ni moderación alguna. ¡Que falta de decencia!

Aquí reina la decadencia. Este excéntrico lugar no es para mí, decía Perla en tono airado y con excelsa altivez.

Se le oyó a Perla también comentar:Que vida tan absurda la de esta gente de lodo, que parecieran regodearse de su propia miseria. Es una acromática y funesta realidad, tan opuesta a la mía.

¿Ves a aquel Señor? Que dramática escena. Está hurgando en la basura, como quien busca con afán algo valioso.

La miseria envuelve a este recóndito pueblecito de un extremo al otro.Pero, nada tan abominable como aquella anciana de canas color ocre, con la

ropa rasgada y el rostro devastado por las aflicciones de la vida.Esa anciana luce toda maloliente, toda mugrienta, toda vuelta nada.

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Se nota que el tiempo ha hecho estragos en ella. Tan mal está la pobre, que el solo mirarla desconsuela. Sin pudor alguno, la

aristocrática y distinguida dama, continuaba su nefasta disertación y no conforme con lo anterior, agregó: La anciana apenas logra arrastrar los pies, ya calcinados

por los embates del sol. Esta hecha ruina la pobre, al igual que las casas de este inmundo sitio.

Seguro que no ambicionó nada en la vida, y por eso está sumergida en la más profunda miseria.

¿Acaso viene en dirección a mí? Preguntó Perla a sí misma.¿Estará esquizofrénica la pobre anciana?

¿Cuánto habrá caminado buscando una migaja de pan?Entonces, cuando Perla tenía a la setentona mujer justo al frente,

abrió la cartera para sacar unas monedas.-La anciana, con excesiva sutileza le dijo: Perla, no he venido a pedirte limosna, sólo quiero que me abraces. Me he pasado toda la vida buscando al tesoro más

valioso que tengo,por eso estoy así de desgastada y moribunda.

-Perla, con cierto sarcasmo le preguntó:¿Cuál tesoro se la ha perdido pobre anciana?

-Tú madre, dijo la anciana. Eres tan hermosa como ella.-Perla se echó a reír, y dijo:

¡Sí que ha enloquecido realmente esta pobre anciana!-Estela, que había aguardado en silencio durante toda la

estancia en el sitio, y atónita ante la insolencia de la amiga, le explicó:No es una pobre anciana, es una anciana pobre, que no es lo mismo Perla y

es tu abuela. Por eso te traje a este mugriento e inhóspito lugar, como dices.

Perla se echó a llorar inconsolablemente, sin proferir palabra alguna.Es lamentable que existan personas como Perla, que viven de apariencias y

prejuicios sociales.Es por ello, que la brecha entre ricos y pobres es cada vez mayor, y la

injusticia merodea por dondequiera.El dinero, no lo es todo en la vida.

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La Vida y sus AbsurdosAlgunos educadores carecen precisamente

de educación, y paradójicamente deforman en vez de formar. Éste es apenas uno de los tantos absurdos,

una de las tantas aberraciones,que nos revela a diario la vida.

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El Retén-Una madre entre sollozos decía a su hijo menor:

te vi por primera y última vez en el retén.Hace 18 años, ingenuo e indefenso;

Hoy a los 18 años desprovisto de todainocencia y sin signos vitales.

Te vi por primera y última vez en el retén.

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La Felicidad-En tono algo airado proferí:

Niña, ¿Qué haces allí, escondiéndote detrás del fango, como quien intenta opacar todo su esplendor?

Pareces una tétrica estatua de barro, toda mugrosa y maloliente.Ese sombrío disfraz, no hace más que enlodar la brillantez de tu mirada.

¿Por qué insiste en ostentar tanta fealdad?Tu delicada tez, luce áspera y algo tosca, detrás ese manto achocolatado.

-A lo que la pequeña, sonriendo a todas sus anchas y desbordante de alegría, expresó:

¡Si estoy fea, muy fea y sucia como dices, pero feliz, muy feliz!Y siguió allí relinchando en el patio,

sumergida en la madre tierra, redundante de alegría.Entretanto, su excelsa hermosura aún recubierta de lodo

resplandeció con un fulgor inexplicable.-Ya de espaldas, sonreí y dije para mis adentros:

me has dejado sin palabras.Ese día comprendí el verdadero sentido de la felicidad.

Aquel instante quedó impregnado en mi mente para siempre, como una extraordinaria lección de vida.

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La Muchedumbre La Partida

Todo se ha desvanecido cuan ráfagas del viento. Hasta mis pensamientos fueron devastados por el mar de los cielos; se escurrieron entre sus olas, se enredaron

en sus enjambres, sin que pueda atrapar ni siquiera uno de ellos. Algunos relinchan, otros se esconde, como si huyeran de algo tormentoso.

La iniquidad se infiltra en cada minúsculo rincón y devora todo a su paso; ha dejado a muchos sin respiro. No hay quien quiera ser devastado por su

sagacidad. Por todos lados puede olfatease la miseria y todo cuanto a ella se adhiere, como la desesperanza y el sufrimiento. ¿Dónde quedaron las sonrisas y los sueños?

¿Acaso se fueron al exilio?¿Quién se los llevó?

Pues, tan sólo diviso rostros carcomidos por el desaliento y la penumbra.

Del norte al sur es lo mismo, cuerpos socavados por el hambre,y los vaivenes del tiempo, es todo cuanto vislumbro.

Gentes de pieles tostadas y pasos delebles que no dan ni para las huellas, van en procesión, rindiéndole culto al desaliento y presumiendo ofuscación.

¿Adónde van esas cadavéricas y sombrias multitudes danzando al compás de la brisa, como si sintieran miedo del miedo?

Tiemblan al ver su propia sombra. Un pavor aterrador escuece a grandes y chicos, sin mesura ni moderación.

En esas frías noches de acalorados pensamientos, la muchedumbre no hace más que evocar todo el sufrimiento que anida en su corazón.

Una quietud inquietante le impide sosegarse. Las casas se han quedado sin familias, y las calles sin transeúntes.

La ciudad está sumergida en una soledad de soledades. La opacidad del lugar es tal, que provoca alargar el llanto

e irse, como muchos, al destierro. Esto es el todo y la nada; el todo de la penuria, la nada de la existencia.

Relatarlo es una cosa, y vivirla es otra muy distinta.¿Si esto es vivir, entonces qué es el morir?

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Un silencio envuelve a esta gente más pobre que la pobreza. Todos se quedaron aletargados en el tiempo, sin palabras. Nadie dice nada. Ni siquiera miran a su alrededor. La mudez es una pandemia, al igual que la ceguera. Están tan abstraídos en sus propias dolencias y penurias, que no miran a su alrededor.

En pensar como mitigar el hambre, se les consume la mayor parte del tiempo.

Del pasado quedan vagos vestigios, el presente los atormenta con susimprecisiones y el futuro no es más que una quimera. Ellos anhelan vivir la vida en el aquí y el ahora, pero apenas logran sobrevivirla. La existencia misma sabe

a sufrimiento, en el mejor de los casos. ¿Qué puede ser peor que lo vivido?

¿Qué más les espera? En sus mentes gravitan deseos de romper con el abismo que les envuelve, sin

remordimientos ni vacilaciones.Cruzar nuevos senderos implica para muchos echar a un ladolo construido con tesón y esfuerzo, incluyendo a la familia.

Escapar a una realidad cuesta arriba, signada de desconcierto e incertidumbre, es todo cuanto anhelan.

Allí van en masas con la ropa rasgada, de tanto andar hacia el infinito. Parten a no sé dónde, sin equipajes, ni nada que entorpezca la huida,

marchan sin mirar atrás. El peligro les acecha, pero aun así continúan su peregrinar a otros mundos.

Algunos perecen en el camino, sin ni siquiera lograr pisar tierra nueva. Ya se dispersó la muchedumbre, cruzó la frontera, se abrió paso a nuevos

horizontes.Y yo sigo aquí en un punto ciego, carente de toda perspectiva, inerte en el

tiempo, como quien busca dentro de sí respuestas a incontestables preguntas.Sigo aquí, extasiado de dolor, sin saber qué hacer,

persiguiendo mis pensamientos, pero el esfuerzo ha sido en vano; se esparcieron por los aires, me los arrebató un vendaval,

sin que ya nada pueda hacer. Emigraron buscando otras sendas, al igual que la gran multitud, para no sucumbir al litigio.

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La MuchedumbreLa Llegada

Ya la muchedumbre cruzó la frontera, pisó tierra nueva.¿Acaso no era eso lo que querían?

Pero toda esa gente, aún marcha inerte como si danzase al compás del viento.

Ahora la muchedumbre si mira hacia atrás, quizá para rememorar el pasado, añorar todo lo dejado o sollozar por los

vínculos rotos.Pululan los sentimientos de culpa en grandes y chicos.

Irrumpen las ansias de volver al lugar de origen.Aquello que engendraba repugnancia y desosiego, hoy

causa extrañez. La melancolía armó un festín al pisar tierra nueva.Quienes pensaban que al traspasar la frontera la vida les

cambiaría súbitamente, ahora se preguntan: ¿Qué hacer?; ¿Adónde ir?

El desconsuelo y la duda persisten.Pero ya no hay marcha atrás, hay que seguir andando.

Entretanto, yo sigo aquí en el mismo punto ciego, devastado por las dudas y los miedos.

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La MuchedumbreEl Retorno

La muchedumbre emprendió el retorno al lugar de origen.Marcha despacio, con pies de seda y ocultando el rostro,

como para no ser sorprendida por el sol y la luna.Danza silenciosamente, para que nadie perciba su llegada.

Pero aun así, el regreso de la muchedumbre se torna ruidosoy causa una desaforada colisión.

La efímera estancia en tierras lejanas estuvo también mancillada de sinsabores y ausencias.

El reencuentro con lo dejado atrás provoca desconcierto y tristeza.Esa gente, todo cuanto trae a su regreso es una maleta

repleta de hambre, penurias y lamentaciones.Es todo cuanto pueden ofrecer a familiares y allegados,

pero nadie quiere cargar con tan pesado y molesto equipaje.Todos le dan la espalda a la multitud, y ésta sin más que hacertoma con exasperación la repugnante valija y reanuda la marcha.

Allí van las flácidas siluetas danzando al compás de la brisa, como si estuviesen predestinadas a vagar incesantemente de un sitio a otro. Allá van, con la exigua

pretensión de recomponer sus vidas.Está de retorno la desolación. Desolación, que se vuelve insostenible

y detestable, en esta inextricable atmósfera.Ciertamente, todo se ha desvanecido cuan ráfagas del viento.

Hasta mis pensamientos fueron devastados por el mar de los cielos, se esfumaron por los aires y anda deambulando por esos linderos con la

muchedumbre, sin que ya nada pueda hacer.

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Cuentan

Cuentan que un fulano cuenta, que al darse cuentaque hacer más de la cuenta no es lo que cuenta

cuando al jefe hay que rendir cuenta.

Exclamó:Lo que finalmente cuenta, en

términos de eficiencia, no es la cantidad.Sino que la calidad, es lo que a fin de cuentas, cuenta.

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El ÉxitoMis pasos lucían frágiles por aquellos peldaños sostenidos al aire.

Aligeré el paso, ante la sensación de caer al vacío. El desasosiego parecía suspenderse en cada estrella,

ante la imposibilidad de atrapar tan sólo una, ante miles de ellas,como quien ambiciona con extrema humildad.

Todo era oscuridad, letargo y silencio. Pero las estrellas, aunque distantes, seguían allí siempre radiantes,

hasta quedar mi cuerpo prendado de aquella luz infinitaque avivó las ganas de seguir dando luchas y traspiés.

Las blasfemias y engaños no lograron detener mi marcha.Hoy, cuando después de tanto rodar y andar llego a la cúspide,

me rio de todo aquello.

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Tembló

El Trance

La tierra tembló, palpitó desde sus cimientos.Un estruendo abrumador se hizo sentir en todas las latitudes.

El lugar se ensombreció de extremo a extremo.Un temor paralizante me impedía salir de aquella antigua casa en la que me

encontraba, cuyo techo ya agrietado por los embates del tiempo, parecía desplomarse sobre lo que ya concebía como mi pobre humanidad.

Las puertas de la precaria edificación se balanceaban con una furia exorbitante, y las paredes vibraban de modo abominable.

Acorralada por el miedo, jamás logré traspasar el umbral del portón principal. Desde allí se percibía más claramente el aspecto

lúgubre del paisaje.El cielo perdió su característico color azul, un manto grisáceo lo cubrió.

Los árboles se estremecían conforme a los caprichos de la indómita naturaleza.

Al unísono la gente lanzaba plegarias al Padre celestial, implorado su misericordia.

En aquel iracundo trance, lo único que atesoré fue la vida misma, que parecía extinguirse sin previo aviso, así de la nada y en fracción de

segundos. Todo lo demás, ni siquiera existió durante la lacónica e infausta convulsión.

Cuando la situación retornó a la calma, sentí que la vida estaba de vuelta

y me aferré a ella con excesivo fervor.Comprendí entonces, que nada vale más que la propia existencia.

Aquella tarde de agosto, en pleno crepúsculo vespertinola tierra se agitó algo indignada y con aires de sublevación.

La madre tierra tembló, y retembló…

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TemblóLa Interpelación

Madre tierra, te prefiero apacible que enfurecida.Aquella tarde de agosto irrumpiste con un furor escalofriante,

como pretendiendo devastarlo todo, sin preanunciarlo.Nadie extraña aquella inclemente visita,

cuando con detestable ímpetu temblaste desde tus cimientos.¿Qué pudo haber desatado aquella abominable furia?

Embestiste contra las ya precarias y envejecidas edificaciones,cuyas paredes cuarteadas por la enérgica vibración que las azotó,

son ahora el vestigio de tan abrumador estruendo.Edificaciones, que podrían desplomarse en un instante,

si volvieras así de agitada.Puertas desniveladas que rechinan al más leve movimiento,

son otra remembranza de aquel nefasto trance.Madre tierra ¿Qué subyace tras aquella imprevista sofocación?Infundiste pavor en la gente y aún subsiste el temor de que

aflores de nuevo, con esos aires de sublevación.¿Cómo podría estar anhelando que retornes así de irascible, cuando

sentí que la vida se extinguía, así de la nada y en cuestión de segundos?

Aún recuerdo que mi corazón latía a una velocidad descomunal.Todavía persiste la sensación de que es posible

perderlo todo y a todos, en un breve lapso de tiempo. Persiste el miedo, de que te enardezca aún más.

Eres indomable, así lo dejaste ver, madre tierra, aquella abrumadora tarde.

Quienes con extrema crueldad te hemos mancillado durante siglos, somos extremadamente frágiles ante tu imponente furia.

Madre tierra, te prefiero sosegada a violenta,por tan obvias y sobradas razones.

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El Tren ILa Indecisión

Trenes van y trenes vienen,y en pensar en cuál de esos trenes emprende el camino,

se le está yendo la vida…

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El Tren IIEl Abordaje

Después de tantas dilaciones, se subió repentinamenteen uno de esos trenes, y cuando se disponía a desembarcar

se percató de que había llegado justo al lugar desde donde partió.Fue tal la aflicción por el retorno imprevisto, que se

quedó allí sentado en la estación para siempre, viendo a los trenes ir y venir, como ausente

del mundo y hasta de sí mismo.

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El Tren IIIEl Ocaso

Nada tan absurdo como el pretendersubir al tren y emprender el camino,

ya en el ocaso de la vida.

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El Tren IVLa Exhortación

No esperes demasiado para subir al tren y emprender el camino,porque la vida pasa muy de prisa.

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La Rosa MozaDurante horas, observó con cierta suspicacia

aquella fragante rosa, de color púrpurae inconmensurable belleza.

Rosa que le avivó los sentidos,hasta quedar atrapado en su embeleso.

Y mientras la escudriñaba,más se convencía de que aquella fragante rosa erala fehaciente expresión de lo cóncavo y lo convexo.

Sus pétalos le conferían una sutileza indefinible.Pétalos cuya lisura, incitaba a ser acariciado.

¿Cómo no extasiarse ante aquella rosa moza, de inigualable candor?Pero al cabo de unos días la rosa envejeció;sus pétalos desfallecieron, se tiñeron de gris.

Y ya nadie se detenía a contemplarla como cuando era moza.Su hermosura fue efímera, al igual que su aparente delicadeza.

Desprovista de todo su esplendor, la rosa no era más que espinas hirientes, espinas que dejaron profundas

cicatrices en su piel.Comprendió entonces, que las rosas son al mismo

tiempo apacibles y crueles. Finalmente la rosa pereció, como todo en la vida.

Ahora no se acerca más a las rosas, ni por muy moza que sean.

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Las CosasA veces las cosas son lo que no aparentan ser,

o no son lo que aparentan ser;aparentan ser lo que no son olo que aparentan ser no lo son;

son lo que aparentan sero son ambas cosas a la vez.

¿Se entendió?

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La VejezNadie escapa de los avatares y rigores del tiempo.

En algún momento de la vida:El cabello se tiñe completamente de canas,

la piel se viste de arrugas,los pasos se tornan delebles.

Imposible quedarse suspendido en una fracción del tiempo, como para no envejecer, como para no volverse frágil.

Pero los logros obtenidos y la sabiduría acumulada en el devenir de los años,

hacen de la vejez, la etapa más hermosa y esplendida de la vida.

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Libertad y AmorHay un derecho ineludible que trasciende la vida:

la libertadY un sentimiento que se antepone a cualquier otro:

el amorAmbos, libertad y amor, son indisolubles.

Amar en libertad, es vivir a plenitud.

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Los Hombres también Lloran

Una cascada de lágrimas se desliza por las mejillas de aquel hombre,y no hay pañuelo que pueda sofocar esas turbulentas aguas.

Llora, como si prenunciase el final de algo,y ese algo, seguramente es un amor en pleno ocaso.

¿Por cuál otro motivo lloraría un hombre tan desconsoladamente?Si se tratase de una mujer, quizá, no me tomaría la mínimamolestia en hacer tales cuestionamientos y suposiciones.

Las mujeres lloran a menudo, porque se sienten incomprendidase ignoradas, hasta por sus propios hijos y el cónyuge.

Muchas veces la mujer llora en silencio, sin hacer ostensibles sus lágrimas, como pretendiendo encubrir todo ese dolor

que anida en su corazón.En ciertas ocasiones prorroga el llanto para cuando esté a solas.

Y ¿Qué de extraño puede haber en el llanto de las mujeres, en una sociedad que las ha estigmatizado como el sexo débil?

Entonces, es natural que llore y llore, sin recibir mayor compasión.En contraste, el llanto de un hombre difícilmente es desapercibido,

por lo inusual de la escena.Desde los años pueriles se les advierte a los hombres que no deben llorar, que

eso es cosa de mujeres, pues llorar es una manifestación de fragilidad.

Lo escucha de la propia madre, que ciertamente, es mujer.Entonces, el hombre suele volverse insensible e

indiferente ante el llanto y el sufrimiento de una dama.Pero los hombres si lloran, y lloran más de lo que se piensa.

A escondidas; para sus adentros; en la oscuridad; a solas, pero lloran.

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Y me pregunto ahora:¿Qué de insólito puede haber en el llanto de un hombre?

Llora porque es humanoy llorar es propio de los humanos.

Todos, hombres y mujeres, lloramos más de una vez en la vida, y no sólo de ira, nostalgia o tristeza.

Las alegrías pueden igualmente incitar lágrimas.Hay, en efecto, lagrimas dulces y amargas.

Luego de tal disertación, me sigo preguntando¿Por qué aquel hombre llorará tan inconsolablemente?

Bueno, reanudaré mi marcha, no sea que acabe también llorando.

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Así EsNadie agrede, ni lastima a los demás,

sin haberse agredido y lastimado antes a sí mismo.Irrecusablemente, así es.

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Se nos olvida Ser Felices

Me encontraba en plena faena intelectual cuando de repente,divisé desde la ventana a varios niños relinchando en el patio,

con la candidez y algarabía connatural de la niñez.Me propuse entonces silenciar la pluma por unos instantes

para observar de cerca a los chiquillos.Uno de ellos, con cierto tono de censura preguntó:

-Señora ¿Por qué usted no juega?A lo que él mismo respondió:

¡Ah ya sé, usted no juega porque es muy seria y ordenada!y las personas cuando juegan se ríen bastante.

Algo desconcertada pregunté:- ¿Y está mal que no juegue?

-A lo que el pequeño con irónica expresión, aseveró:¡Claro que sí, está muy mal!

porque las personas cuando juegan son felices.En ese preciso instante recordé pinceladas de mi infancia,

cuando jugueteaba por la casa con mis hermanos. Rememoré lo bien que la pasábamos con las

rondas infantiles y los juegos de persecución como: el palito mantequillero, stop y el escondite; jugando al gigante con papá, escuchado los cuentos de mamá

cuando llovía, cantando y bailando en grupo; trepándonos en la mata de ciruela, almendrón y mango; saltando a la cuerda (comba); yendo a comprar golosinas

en la bodega del señor Juan y buscando el tesoro perdido, entre otras tantas diversiones que proporcionaron gratos

e inolvidables momentos.

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Ya a punto de reencontrarme con aquella niña que subyace en mis adentros, la vi tan inalcanzable y distante, que preferí recobrar la envestidura de adulto,

y justo en ese instante retomé la pluma.A medida que transcurre la vida, solemos olvidarnos de jugar, sonreír, correr

y brincar, es decir, de ser auténticamente felices.En atender los apremios de cada día, se nos va agotando la vida.

“Porque las personas cuando juegan son felices”, es una frase que sobreviene a mi mente, de vez en cuando.

Todos fuimos niños, y de alguna manera seguimos siéndolo.

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Las PalabrasLas palabras pueden ser alegres o tristes,apacibles o crueles, como cualquier mortal.

Así que sé prudente, con lo que dices a ti mismo y a los demás.

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Los SueñosJuegos de palabras y miradas traviesas,

alimentan los sueños de quienes juran ser fielesy amarse hasta la eternidad.

Sólo falta un aderezo:“El matrimonio”,

para comprender que los sueños,sueños son, y nada más.

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Entrañable Compañera

Cuando la luna ya trasnochada ha acometido su huida,y despunta el alba, con imprevista sagacidad ella me abraza.

Me abraza con exquisito fervor.Me abraza desenfrenadamente.

Me abraza con desbordante pasión,en demasía y de manera asfixiante.

En fin, me abraza hasta volverse imprescindible,necesaria y forzosamente vital.

Luego se levanta y recorre la casa con extremasutileza, como pretendiendo no molestar.

Merodea los jardines y con singular pacienciadesnuda las flores en un “Te quiero, y no te quiero”.

Los pétalos caen al piso uno a uno yallí perecen, en medio del verde pasto.

Cuanto más irritable es, más indispensable se vuelve.Su silencio atormenta.

Si hablase, no sería tal vez tan ruidosa y ensordecedora.Desde el viejo sofá, suele mirarme de modo arrogante.

Cuanto más aborrezco su compañía, más se adhiere a mí,sin que pueda evitarlo.

Esta casa, mi morada, está abarrotada de gentes,cada cual en lo suyo, nadie me habla, nadie me escucha,

nadie me siente.

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Estoy ausente, como si no respirara, como si no existiera,como si fuese invisible a la vista de todos, y ella lo sabe.

Al anochecer, cuando me dispongo a descansar,se aparece en mi lecho, toda escurridiza y taciturna.

Entretanto, el antiguo reloj de péndulo que yaceen la habitación, produce un sonido tan desconcertante,

que pareciera advertir que lo que está enpausa es mi vida, y no el tiempo.

Ya no quisiera escuchar más ese monótono y melodramático tic-tac.Cada vez que las manecillas del reloj se agitan,

me revelan que son menos los segundos, los minutos, las horas, los días y los años que me restan de vida.

Sé que si le preparase la maleta a mi entrañable compañera,y le dijera en tono airado ¡Vete a recorrer otros mundos!

tentado por las ausencias y la desolación, no tardaría en alargarel paso, para ir nuevamente a su encuentro.

Sé que esta inmensa casa luciría más desolada y penumbrosa;sé que me sentiría rodeado de personaspero inmensamente solo; un trasto más.

Sé que sin ella, mi existencia tendría, quién sabe, menos sentido.Mi entrañable compañera,

aquella que me despierta al rayar la auroray me cobija cuando la luna resplandece en el cielo.

Aquella que siempre aguarda en el umbral de la puerta principalpara recibirme, después de una dilatada jornada de trabajo,

esa entrañable compañera, es la soledad.

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Las Vocales En este momento, quisiera escribir algo

pero las vocales que traviesas son:La A, sin percatarse de cuanto me enojo,coquetea sin disimulo de un lugar a otro;mientras que la O, con su pesada barrigase desploma sobre mí, y risa que risa;

me recuesto en un chinchorro,para reponerme aunque sea un poco,

y resulta ser la U que terminadespertándome con su runrún;

quedo tiesa como una I,y estrepitosamente caigo sobre la E,

que es su vecina y mejor amiga a la vez.Sólo me resta pedirles disculpa a la

A, E, I, O, U, que merecen respeto, tanto como tú.

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DesconfianzaSi tus pasos suelen llevarte por la senda equivocada,

si tu boca acostumbra hablar más de la cuenta,si con frecuencia una nube gris te ciega frente a la realidad.

Entonces, ni siquiera puedes confiar en ti mismo.¿Qué tal?

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La Mata de CacaoDesde aquí observo a la ochentona dama,

de tez trigueña y singular belleza.Está allí, entretenida con la “Mata de cacao”,

como suele hacerlo a diario.Se esconde en sus ramas, la acaricia,

la contempla con dulzura, le cantay hasta le cuenta sus pesares.

La mata, a modo de gratitud le otorga sus “maracas de cacao”,de las cuales la anciana,

obtiene la mejor taza de chocolateque cualquiera pueda degustar e imaginar.

Lo que es tratado con amor rinde sus mejores frutos,lo mismo para las plantas, los animales, las personas,

y todo cuanto existe en el mundo.Gracias, madre mía, por tan grandiosa lección de vida.

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Los Errores de la Vida

Un papel arrugadojamás recobrará su lisura original.

Por más que lo intentes, siempre quedarán unosque otros arrugues, tanto en el anverso como en el reverso.

Lo mismo para un corazón maltratado,por más que te esfuerces en resarcir el daño

siempre quedarán una que otras heridas latentes,con efectos a veces, devastadores y fulminantes.Hay errores en la vida imposibles de enmendar,

así que piénsalo dos veces antes de actuar.

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La Vida y sus Inconsistencia

Desde el encuentro no siempre apacible con el yo interno,es posible mirar la vida con sus aletargamientos y sinsabores.

Es como escuchar el discurso agónico de la voz del alma,desvelándonos sin sutileza alguna, nuestras fragilidades y dolencias.

Cada letra encierra un mundo de tristezas,las palabras se vuelven eco, ninguna frase rimay el texto completo es una dramática historia

teñida de exorbitantes incoherencias.Entonces, mejor aguardar distancia y envolverseen las estridencias propias del mundo exterior.

Resultará más conveniente dejarse llevarpor las apetencias de la industria del consumo,

que someterse al quebranto insostenibleque deriva del dialogo intrapersonal.

Preferible el ruido de los carros,las fábricas, la televisión o la muchedumbre, que

el tormentoso sonido que brota de los confines del corazón,y que suele revelarnos la honda dicotomía

entre el “ser” y el “querer ser”; “el tener” y el “querer tener”.

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El Perrito RabiosoCierta mujer detuvo el paso ante el quejido insostenible de

un singular perrito raza poodle, parecido a una motita del algodón debido a su rizado y blancuzco pelaje.

Pese al dolor que le aquejaba, los ojos del animal lucían saltones,fulgurantes y redondos, como la luna.

El perro olfateó a la mujer con excedida desconfianza, pero aun así, ella se sintió profundamente atraída por la descomunal belleza del cachorro, y trató de acercársele en más de una ocasión. Pero éste, que desde el

principio la miró con extrema suspicacia, se enfureció y la atacó repetida veces.

La mujer insistía en socorrer a Wiwi, que así se llamaba el perro,pero éste se encolerizaba cada vez más,

ocasionándole finalmente varias heridas en la mano.Un apuesto joven que iba pasando por el lugar,increpó a la dama, diciéndole en tono petulante

y con el ceño fruncido:-¡Señora, llevo un buen rato observándola tratando

de auxiliar a ese animal, y cuando usted se le aproxima,no hace otra cosa que atacarla ferozmente!

¡Que testarudez la suya! En su lugar, lo habría ignorado,o le hubiese lanzado muchas piedras.

La mujer asintió, diciendo:-Tiene razón joven, soy algo terca cuando de dar amory hacer el bien se trata. Quizá, la naturaleza de Wiwi

sea la de atacar, pero mía es la de ayudar,y eso, nada ni nadie lo podrá cambiar.

El perrito, por su testarudez, murió de un infarto fulminante,y la mujer se echó a llorar inconsolablemente.

El muchacho algo conmovido, se preguntó a sí mismo:-y mi naturaleza, ¿Cuál será?.

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Discriminación Racial

La piel, en sus variadas tonalidades o matices,es simplemente la envoltura del cuerpo humano,

y sólo eso. La discriminación raciales un vano prejuicio, que ronda por dondequiera.

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El Silencio y las PalabrasLas palabras, a través de ellas, podemos ser

intensamente felices o infelices.Amor, ternura, odio, enajenación, tristeza, pudor, pasión,

y todo cuanto sentimos, lo expresamos mediante las palabras.El silencio, es igualmente palabra.

El silencio no viene solo, y es la fehacienteexpresión de lo que callamos, por tan variadas y extrañas razones.

Paradójicamente, en silencio es cuando más hablamos;es quizás, cuando más palabras entrelazamos.

Cada mirada, cada pensamiento, cada expresión,cada sonrisa, cada gesto, por minúsculo que sea,

encierra un motivo y es palabra dicha a los cuatro vientos.El silencio es portavoz de cuanto secretos atesoramos,

porque la palabra está siempre revelándose en nuestro cuerpo.En ocasiones, el lenguaje corporal contradice la palabra hablada;

hay personas en las que lastimosamente, esta práctica suele ser recurrente.

Es lo que conocemos como doble discurso.Ciertamente, en el silencio subyace la palabra que se quiere acallar,

es decir, el discurso agonizante que conviene maquillar con falsas verdades.

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El silencio, algunas veces, es más ruidoso y decepcionante que la palabra hablada.

No sé con precisión de qué trata exactamente este breve escrito.Si es sobre las palabras o el silencio, pero de lo que estoyciertamente segura es que cuanto más silenciosos estamos

o cuando menos hablamos, más estridente podríamos volvernos,pues lo que no decimos con la palabra hablada, a viva voz,

en forma redundante e indiscreta, lo dice comúnmente el silencio.

Y, como para que no se olvide, reiteroque en silencio es cuando más discursivos solemos ser,

porque indiscutiblemente, el silencio es la palabra predicha.No obstante, prefiero el silencio a palabras huecas y pedantes.

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Caras de la misma Moneda

La injusticia, el arma de pocosLa justicia, el sueño de muchos.

Ambas, justicia e injusticia,son las dos caras de una misma moneda.

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El ÁngelExtraña al hombre de tez morena,

que con sublime afán y excepcional intelecto,le enseñó a enfrentar con entereza las vicisitudes de la vida.

De quien aprendió el valor de la humildad y el coraje.Ése que le instruyó para enfrentar grandes retos

y quitar los escombros del camino, sin mirar hacia atrás.Aquel que lo entrenó para ignorar las afrentas,

y que en muchas ocasiones, le dijo en tono sugestivo:¡Vas a llegar muy lejos!

Ahora, cuando ese hombre se encuentra distante,surcando los cielos, él comprende que ese hombre fue un ángel enviado por

Dios, y hoy está descansando en sus mieles.

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El Hombre Postmoderno

El sujeto actual vive instalado en los placeres de la vida.Reduce su existencia al aquí y el ahora.

Vive ausente del pasado, no le inquieta el futuro.Tan sólo le preocupan los deleites momentáneos.

Rehúye a los referentes morales,y todo cuanto pueda reprimir sus aires de libertad.

Sus deseos son fugaces y están supeditadosa exigencias eventuales.

Con exacerbada avidez, busca satisfacer sus caprichos,aunque para ello deba comprometer el bienestar de terceros.

El hombre de hoy es un individuo pulverizadopor urgencias sociales impuestas desde afuera.

Su insensibilidad humana es afín a sus caprichos banales.El dinero y poder, lo es todo para él.

Presume ser lo que no es.En maquillar su propia realidad, y prescindir de ella, se le agotan las horas, los días... en fin, la vida.

La dinámica cotidiana no le deja tiempo para ocuparse de sí mismo.En resumidas palabras, es un títere de las circunstancias

y de complacencias externas.Claro que hay sus excepciones, y seguramente

usted es, y por qué no, una de esas tales excepciones.

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En Tiempos de Incertidumbre

¿Cuándo la incertidumbre oprime, qué hacer?Los pensamientos se tornan delirantes;lo obvio, se vuelve etéreo e impalpable;

La duda y la indecisión, acechan.Hay que impregnarse de optimismo ycoraje para escapar a la perplejidad.

Que nada turbe tu paz interior.Que nadie entorpezca tus sueños.

Levanta la mirada y emprende el vuelo hacia el infinito,y en menos de lo que piensas, alcanzarás el éxito.

No hagas como aquellos que se rindieron,cuando el triunfo estaba a la vuelta de la esquina,

y lejos de ser protagonista de sus vidas,se convirtieron en simples espectadores.

Esa es la actitud del cobarde,de quien flaqueó ante la zozobra.

Ser pesimista es el peor daño que tehaces a ti mismo, y a los demás.

En ti hay una fuente inagotable de virtudes.Cuando encuentres tu verdadera inspiración,estarás a un paso de alcanzar la plenitud.Confía en ti y empieza a edificar tu futuro,

sin titubeos ni vacilaciones.Cuando la incertidumbre aflora ¿Qué haces?

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Así EsPor cosas de la vida,

todo, absolutamente todo lo que nace,todo cuanto existe en el mundo,

todo lo engendrado por la sabia naturaleza,tarde o temprano, perece.

Nada es perenne en la vida; todo pasa, todo fenece.

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Aquí entre Nos

No quisiera pecar de indiscreta, pero aquí entre nos,a solas, en secreto y entre copas,

quisiera preguntarte algo.No sé si atreverme.

No sea que te enojes conmigo.¿Se podrá, sí o no?

Tampoco es que quiera hurgar en tu vida personal.¡De ninguna manera, querría hacerlo!

Por supuesto que no.La pregunta es la siguiente:

¿Eres realmente feliz?Claro que no estás obligado a responderme.

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Renunciar a esas Cosas Imprescindibles

Renunciar a sí mismo, renunciar a la felicidad,

renunciar al amor,renunciar a la libertad

y a otras tantas cosas imprescindibles, es como perecer en vida.

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La Poesía

Urge Saberlo

Que los pergaminos, el papel, las hojas, o como le quieran llamar,desaparezcan, no me inquieta en lo absoluto, porque la palabra no tiene mermas ni acabamientos, sólo porque no se disponga de unas simples cuartillas, que por

sí solas, despobladas o vacías, carecen de vigor y autenticidad.Cuartillas que cobraran vida una vez que alberguen letras, palabras y frases;

cuando en ellas se narre alguna historia.Sencillamente con las palabras, sin más sin más, sólo con ellas,

basta y sobra para plasmar incontables cosas de la vida, sueltas por allí.Encubiertas en cada calle, en cada rincón, en cada pensamiento,

en cada rostro, en cada esquina y en cada persona.La vida tiene sus relatos y metarrelatos esparcidos por dondequiera,

y ávidos de ser contados con el esplendor, la majestuosidad y la pasión, que sólo emerge del lenguaje poético.

Porque la poesía es eso, la voz del alma, que se vuelve eco y pluma en la infinitud del pensamiento de quien la inviste.

La poesía, con sus metáforas, versos y anáforas, entre otros,permite que, al menos en retórica, la cruel realidad luzca

menos tosca e infausta.Todas las manifestaciones del pensamiento humano,

revelan una excelsitud insoslayable y son meritorias de reconocimiento. Pero, si la poesía no es la más encumbrada y sensible expresión de ese pensamiento

humano, entonces ¿Cuál es esa expresión?;¿Cuál es esa expresión literaria que permite sosegar el sufrimiento y avivar las

pasiones, más que la poesía?¿Cuál es esa expresión, que escapa de las restricciones y objetividades

impuestas por el cientificismo académico, y da rienda suelta a las emociones?Sin hay un lenguaje más sublime que el poético, urge saberlo.

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La Poesía Esas Cosas de la Vida

Hay muchas palabras sueltas que buscan sentido, pausa y entonación, y sólo a través de la poesía

es posible darles la adecuada significación.La poesía rinde culto a las cosas sencillas de la vida,

y hace de lo simple algo extraordinario.Es la genuina expresión del pensamiento humano,y la versión más refinada de la palabra escrita.La más noble manifestación del género literario,

es indudablemente, la poesía.La poesía, es paradójicamente, el idioma del amor y el desamor.

El mundo sin poesía sería como el arco iris pintado a escala grises.Ella aguarda una excelsitud insoslayable,

porque es el lenguaje del alma.Hacer poesía es lanzarse a una aventura sin límites ni ataduras.La poesía, es un lenguaje que transciende el tiempo y el espacio.

Con su magia aprisiona al escritor, quien siente cada letra, punto y coma, esparcidos en esas sábanas de seda blanca, que aunque se vuelvan amarillentas y rugosas con el devenir de los años, su contenido perdurará para la posteridad.

La poesía engrandece al espíritu.El verdadero poeta sabe que si se agotasen las hojas,

habrán muchos muros, paredes, y similares, donde plasmar esascosas de la vida…

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