AVES EXTINGUIDAS EN LA PROVINCIA DE LEÓN · 2012. 6. 18. · lejos de la localidad de Cordiñanes...

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2 o SEMESTRE 2004 ARGUTORIO nº 14 /13 Animales y plantas tienen multitud de mecanismos para adaptarse a las condiciones ambientales cam- biantes. Aunque los cambios son lentos, lo cierto es que en la historia del clima está caracterizada por la alternancia de periodos fríos y cálidos. Así, el últi- mo periodo glaciar que tuvo significancia en León ocurrió hace apenas 10.000 años y provocó que el norte de la provincia estu- viera cubierto de hielo. Por ciertos valles de la Cordille- ra Cantábrica y los Montes de León discurrían glaciares como los que aún perviven en las principales cordille- ras del mundo. Si bien es cierto que es- tos cambios ocurren y han ocurrido de manera natural a lo largo de la historia de la Tierra, no es menos evi- dente que el hombre, prin- cipalmente desde la revolu- ción industrial, influye de manera determinante en la dirección de esos cambios. A escala global, la emisión de CO 2 por la quemas de combustibles fósiles, está provocando un paulatino ca- lentamiento de la atmósfera. Sin embargo, aunque el cambio climático tiene un efecto innegable en la dis- tribución de las especies, el hombre también ha influido de manera determinante en esta situación cambiante a través de las actividades agropastoriles y silvícolas. Probablemente no exista en la provincia de León un pedazo de terreno que en algún momento de la histo- ria reciente no haya sido roturado, talado, quemado, inundado o pastoreado. Y no se puede entender la situación actual de la mayoría de las especies sin ana- lizar la influencia que las diferentes culturas y sus correspondientes formas de aprovechar los recursos naturales han tenido sobre el territorio. Por su enorme variedad de especies y capacidad de vuelo, las aves se convierten en rápidas coloniza- doras frente a las plantas o al resto de animales, que se ven más limitados en su dispersión por la presen- cia de accidentes geográficos. La presencia de un ave o su extinción es siempre fiel reflejo de los cambios en el paisaje, incluso de aquellos más sutiles o que podrían pasar más desapercibidos. Las aves no han pasado desapercibidas para los habitantes de León, muchas por interferir en la vida cotidiana de agricultores y ganaderos, cuando el pardal o la paloma se comían el gra- no o el águila mataba un cor- dero, pero también como anunciadores de las estacio- nes: la golondrina, la prima- vera y la francesina, el in- vierno. Sin embargo, muy poco de ese acervo cultural ha llegado hasta nuestros días, y la información escri- ta sobre la presencia de cier- tas especies de aves casi se reduce a unos primeros ex- ploradores, principalmente ingleses, que visitaron la provincia a principios del si- glo XX, y a algunos ornitó- logos que empezaron a hacer los primeros prontuarios avifaunísticos de ciertas co- marcas leonesas desde los años 40. El estudio de la evolución del clima y de la historia nos permite conocer que algunas especies fueron más o menos abundantes en tiempos pasa- dos. La evolución del clima explica como ciertas comunidades de aves relictas y acantonadas en ciertos bosques de León son relati- vamente abundantes en el norte de Europa. El calen- tamiento de la Tierra desde la última glaciación hizo que aves como el urogallo cantábrico, Tetrao urogallus , el pito negro, Dryocopus martius , el pico mediano, Dendrocopos medius, o el agateador norte- ño, Certhia familiaris , sólo hayan sobrevivido aquí en pequeños reductos y con poblaciones escasas. Además, remontándose en la historia mil años, hasta los momentos de pleno auge del reino de León, po- demos inferir que la deforestación de amplios terri- torios del sur provincial fruto del aumento de pobla- ción debió favorecer el asentamiento o la expansión AVES EXTINGUIDAS EN LA PROVINCIA DE LEÓN Javier García Fernández Quebrantahuesos

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2o SEMESTRE 2004 ARGUTORIO nº 14 /13

Animales y plantas tienen multitud de mecanismospara adaptarse a las condiciones ambientales cam-biantes. Aunque los cambios son lentos, lo cierto esque en la historia del clima está caracterizada por laalternancia de periodos fríos y cálidos. Así, el últi-mo periodo glaciar que tuvo significancia en Leónocurrió hace apenas 10.000 años y provocó que elnorte de la provincia estu-viera cubierto de hielo. Porciertos valles de la Cordille-ra Cantábrica y los Montesde León discurrían glaciarescomo los que aún pervivenen las principales cordille-ras del mundo.

Si bien es cierto que es-tos cambios ocurren y hanocurrido de manera naturala lo largo de la historia dela Tierra, no es menos evi-dente que el hombre, prin-cipalmente desde la revolu-ción industrial, influye demanera determinante en ladirección de esos cambios.A escala global, la emisiónde CO

2 por la quemas de

combustibles fósiles, estáprovocando un paulatino ca-lentamiento de la atmósfera.Sin embargo, aunque elcambio climático tiene unefecto innegable en la dis-tribución de las especies, elhombre también ha influidode manera determinante enesta situación cambiante através de las actividades agropastoriles y silvícolas.Probablemente no exista en la provincia de León unpedazo de terreno que en algún momento de la histo-ria reciente no haya sido roturado, talado, quemado,inundado o pastoreado. Y no se puede entender lasituación actual de la mayoría de las especies sin ana-lizar la influencia que las diferentes culturas y suscorrespondientes formas de aprovechar los recursosnaturales han tenido sobre el territorio.

Por su enorme variedad de especies y capacidadde vuelo, las aves se convierten en rápidas coloniza-doras frente a las plantas o al resto de animales, quese ven más limitados en su dispersión por la presen-

cia de accidentes geográficos. La presencia de un aveo su extinción es siempre fiel reflejo de los cambiosen el paisaje, incluso de aquellos más sutiles o quepodrían pasar más desapercibidos.

Las aves no han pasado desapercibidas para loshabitantes de León, muchas por interferir en la vida

cotidiana de agricultores yganaderos, cuando el pardalo la paloma se comían el gra-no o el águila mataba un cor-dero, pero también comoanunciadores de las estacio-nes: la golondrina, la prima-vera y la francesina, el in-vierno. Sin embargo, muypoco de ese acervo culturalha llegado hasta nuestrosdías, y la información escri-ta sobre la presencia de cier-tas especies de aves casi sereduce a unos primeros ex-ploradores, principalmenteingleses, que visitaron laprovincia a principios del si-glo XX, y a algunos ornitó-logos que empezaron a hacerlos pr imeros prontuariosavifaunísticos de ciertas co-marcas leonesas desde losaños 40.

El estudio de la evolucióndel clima y de la historia nospermite conocer que algunasespecies fueron más o menosabundantes en tiempos pasa-dos. La evolución del clima

explica como ciertas comunidades de aves relictas yacantonadas en ciertos bosques de León son relati-vamente abundantes en el norte de Europa. El calen-tamiento de la Tierra desde la última glaciación hizoque aves como el urogal lo cantábrico, Tetraourogallus, el pito negro, Dryocopus martius, el picomediano, Dendrocopos medius, o el agateador norte-ño, Certhia familiaris, sólo hayan sobrevivido aquíen pequeños reductos y con poblaciones escasas.Además, remontándose en la historia mil años, hastalos momentos de pleno auge del reino de León, po-demos inferir que la deforestación de amplios terri-torios del sur provincial fruto del aumento de pobla-ción debió favorecer el asentamiento o la expansión

AVES EXTINGUIDAS EN LA PROVINCIA DE LEÓN

Javier García Fernández

Quebrantahuesos

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de especies de campo abierto, como la avutarda, Otistarda, o la calandria, Melanocorypha calandra.

No obstante, el objetivo de este artículo es anali-zar la evolución más reciente de las aves de León, deaquellas que han desaparecido en el último siglo, mo-mento en el que empiezan a existir documentos es-critos u otros indicios de las comunidades de avesque aquí habitaban.

Una de las grandes rapaces extintas es el quebran-tahuesos, Gypatetus barbatus. Fue descubierto pordos exploradores ingleses, Walter J. Buck y AbelChapman, que recorrieron buena parte de España afinales del siglo XIX y que reflejaron en su libro WildSpain (Chapman & Buck, 1893). Walter J. Buck, de-dicado al negocio del vino en Jerez, conoció a AbelChapman, y su común afición a la caza y a la vidasilvestre les hizo recaer por Picos de Europa, en rea-lidad atraídos por la posibilidad de abatir algunosrebecos.

Dado que, probablemente, sus observaciones dequebrantahuesos sean las únicas documentadas antesde su extinción, hasta hace poco se mantuvo que ladesaparición de la última pareja que sobrevoló Picosde Europa, debía haberlo hecho a principios del si-glo XX. Sin embargo, recientemente, las indicacio-nes de un guarda de Picos de Europa, EnriqueCaldevilla, ha permitido localizar un antiguo nido nolejos de la localidad de Cordiñanes cuyo ocupante,que según su testimonio “no era buitre ni águila real”y que habría nidificado hasta los años sesenta. En el

nido en cuestión aún permanecían multitud de hue-sos de animales domésticos y salvajes (Baguena, etal., 2004).

Hoy en día cada vez existen más noticias de la vi-sita a Picos de aves dispersantes desde la poblaciónde los Pirineos, pero lo cierto es que no es probableun rápido asentamiento de una población estable. In-cluso las predicciones más optimistas hablan de has-ta dos décadas para que el quebrantahuesos vuelva acriar en León. En la actualidad, hay un proyecto enmarcha, bajo financiación europea, que trata de asen-tar a los individuos que divagan por Picos de Europamediante la creación de comederos específicos, a basede huesos, y mediante la colocación de señuelos, ma-quetas de quebrantahuesos construidos con resina. Enambos casos, la finalidad es conseguir que las avesjóvenes se queden por la zona hasta alcanzar la ma-durez sexual, no antes de los seis u ocho años de edad,y que escojan los grandes farallones rocosos de Pi-cos de Europa para construir su nido.

Las razones de la desaparición de la poblacióncantábrica de quebrantahuesos parece estar en el usodesmedido que se hacía del veneno, la tristemente fa-mosa estricnina, que se utilizaba para el “control defieras”, esto es, para la eliminación de zorros, loboso águilas. Es muy probable que el quebrantahuesosno estuviera entre los objetivos de los que colocabanel veneno, pero sus hábitos carroñeros lo llevaron ala desaparición.

Existe cierta confusión, porque otra especiecarroñera de menor tamaño, el alimoche Neophronpercnopterus, recibe en algunas comarcas del nortede León e l nombre de quebrantahuesos o defrangüeso, lo que en alguna ocasión se han levantadofalsas expectativas sobre la presencia del verdaderoquebrantahuesos.

La segunda de las especies extintas en nuestra pro-vincia es sin duda mucho más desconocida, y segura-mente lo era incluso cuando pervivía en el llano y enlos páramos leoneses. La ganga, Pterocles alchata,probablemente ocupó buena parte de las comarcas deLos Oteros, Tierra de Campos y El Páramo Leonés,pero también las comarcas de pie de monte de la Cor-dillera Cantábrica y los Montes de León, es decir losaltiplanos de Tierras de León, así como La Cepeda,Maragatería, La Valduerna y La Valdería. En la his-toria reciente apenas existen unas confusas noticiassobre su presencia en Los Oteros y algunas más pre-cisas en los baldíos de Castrocalbón de donde habríadesaparecido en la década de los sesenta (Purroy,1999).

La ganga es un ave esteparia que precisa para so-brevivir de páramos incultos o de zonas agrícolasextensivas, aunque siempre con cierto grado de aban-dono. Estas estrechas necesidades biológicas la han

Águila perdicera

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llevado, en la cada vez más intensamente cultivadameseta Norte, al borde de la extinción, ya que ape-nas dos centenares de parejas sobreviven en ciertospáramos de los Montes Torozos y en las comarcas deLa Moraña, La Guareña y Tierra de Medina.

En León, aún pervive en ciertas zonas de El Pára-mo Leonés y Los Oteros una especie muyemparentada con la ganga, la ortega, Pterocles orien-tales. Aunque su situación no es muy halagüeña, yaque apenas llega al medio centenar de parejas, afor-tunadamente resiste cierto grado de intensificaciónagrícola.

La tercera de las especies consideradas es la per-diz nival, Lagopus mutus, de la que apenas existenreferencias de su existencia pasada. Su presencia entoda la Cordillera Cantábrica está confirmada hastaprincipios del siglo XX (García-Dory, 1982) dondepor causas desconocidas desapareció.

La perdiz nival es una especie habitante de áreascircumpolares, pero que mantiene poblacionesrelictas en ciertos macizos montañosos al sur de suárea principal de distribución. Esta distribución esfruto de la paulatina retirada de los hielos desde laúltima glaciación que produjo que algunas especies,que hoy en día son típicas de latitudes norteñas, sefueran quedando en ciertos enclaves sureños. Por su-puesto, estos enclaves se encuentran en las monta-

ñas, donde las condiciones ecológicas y climáticasson más semejantes a las que ocurren en el extremonorte de Europa. En España, actualmente sólo se de-tecta en algunas zonas del Pirineo, de manera testi-monial en Navarra, y con poblaciones exiguas enAragón y Cataluña. Se considera que el actual calen-tamiento global pueda contribuir a que la situaciónpoblacional sea cada vez más crítica.

La posibilidad de que la especie recolonice de ma-nera natural sus territorios cantábricos en las próxi-mas décadas y por tanto vuelva a tierras leonesas esprácticamente nula.

La última de las especies tratadas es el águilaperdicera, Hieraaetus fasciatus, la última de esta tris-te serie de aves que han dejado de nidificar en la pro-vincia. Pertenece junto al águi la real, Aqui lachrysaetos y al águila imperial, Aquila adalberti, algrupo de las grandes águilas ibéricas, que se locali-zan en la cima de la cadena trófica. Se trata de unaespecie de carácter mediterráneo, por lo que la pro-vincia de León representa su límite noroccidental dedistribución, mientras que las poblaciones ibéricasmás numerosas se localizan en el sur de la penínsulay en la costa mediterránea. En el norte, su situaciónpasa por un momento delicado y así, el conjunto delas poblaciones de Navarra, País vasco, La Rioja yCastilla y León no alcanzan el medio centenar deparejas. La peor parte se la está llevando la pobla-

Perdiz nival

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ción castellana, ya que la situación de la especie enBurgos se puede considerar como cercana a la des-aparición. La población más cercana a la provinciade León es la que se sitúa en los Arribes del Duero,entre Zamora y Salamanca, que está formada por me-nos de 15 parejas, aunque tampoco pasa por un buenmomento, lo que aleja aún más la posibilidad de unafutura recuperación.

En León, al menos en los tiempos recientes, nuncadebió de ser una especie demasiado numerosa. De he-cho, apenas se tienen noticias precisas acerca de sunidificación. Más aún, la situación poblacional deláguila perdicera en muchas publicaciones de ámbitonacional (Arroyo et al. 1995) o autonómico (Sanz-Zuasti & Velasco, 1999) aparecía con la incierta con-sideración de “0-1 pareja”.

En 2004 se ha llevado a cabo una prospección es-pecífica para intentar detectar algún indicio sobre lacría de la especie en León, y desgraciadamente se haconfirmado su desaparición. No obstante, tampocoes improbable que en los próximos años se pudieraconocer algún dato acerca de la presencia de la espe-cie o incluso de su nidificación, pero parece total-mente descartable el asentamiento de una poblaciónviable en nuestro territorio de modo natural.

Sí que es posible aún observar algunos ejempla-res, fundamentalmente jóvenes, que se dispersan des-de sus territorios a lo largo de su área de distribuciónen el norte peninsular. En los últimos años, una partede los pollos nacidos en comunidades como Nava-rra, Aragón y el País Vasco han sido provistos de emi-sores vía-satélite que permiten saber en cada momentola situación de los ejemplares. Esto ha permitido co-nocer que algunos de ellos se desplazan hacia el no-roeste y, en concreto, algunos de ellos han pasado oincluso han recalado por unos días en tierras leonesas.

A pesar de su nombre, el águila perdicera consu-me principalmente conejos, aunque también formanparte de su dieta aves y reptiles. La perdiz roja tam-bién puede ser capturada, pero nunca suele suponermás del 10% del volumen de alimento y, por supues-to, las exiguas poblaciones de águila perdicera nosuponen ninguna amenaza para la supervivencia delas perdices.

Además de estas especies extintas existen algunasotras que crían de manera esporádica o presentan unestatus reproductor impreciso, o que aparecen o des-aparecen en función de ciclos naturales. Entre las quehan criado en León de manera esporádica destacan elfumarel cariblanco, Chlidonias hybrida y la agujacolinegra, Limosa limosa, que nidificaron en la lagu-na de Chozas de Arriba a principios de la década delos ochenta y en la década de los noventa, respecti-vamente. De las especies de estatus incierto se pue-den nombrar al escr ibano palustre, Emberiza

BIBLIOGRAFÍA

ARROYO, B., FERREIRO, E. & GARZA, V. 1996. El AguilaPerdicera (Hieraaetus fasciatus) en España, censo,reproducción y conservación. ICONA. ColecciónTécnica. Madrid.

BAGUENA, G., ROLLÁN, M. & TIRADO, L. 2004. «En-contrado un antiguo nido de quebrantahuesos, conrestos óseos, en los Picos de Europa». Quercus, 220:8.

CHAPMAN, A. & BUCK, W. J. 1893. Wild Spain.Gourney & Jackson. London.

GARCÍA-DORY, M.A. 1982. «La perdiz nival debe serdeclarada especie protegida». Quercus, 4 : 28-29.

PURROY, F. J. 1999. Distribución y abundancia enCastilla y León. En: Herranz, J. y Suárez, F. La GangaIbérica (Pterocles alchata) y la Ganga Ortega(Pterocles orientalis) en España. Colección Técnica.Ministerio de Medio Ambiente.

SANZ-ZUASTI, J. & VELASCO, T. 1999. Guía de las Avesde Castilla y León. Ed. Náyade. Medina del Campo.Valladolid.

schoeniclus, y a la polluela chica, Porzana pusilla,habitantes ambos de zonas húmedas poco accesiblesy que parece que criaron en las lagunas de Villadangosdel Páramo y Bercianos del Real Camino, respecti-vamente. No es sencillo aventurar una posible pre-sencia en los próximos años, aunque la recolonizaciónparece más improbable en el caso del escribano pa-lustre dada la tendencia regresiva de las poblacionesibéricas de la especie. Finalmente, la currucacabecinegra, Sylvia melanocephala, es la única es-pecie de la que se tiene constancia desde la décadade los noventa de una colonización, una desaparicióny una nueva colonización, en todos los casos aparen-temente por causas naturales. Es conocido de esta es-pecie en otras zonas que los inviernos especialmenteadversos pueden provocar su desaparición en regio-nes enteras.