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Resea biogrfica

Poeta y novelista austriaca nacida en Klagenfurt en 1926.
Duea de una vasta cultura, obtuvo doctorados en Filosofa, Psicologa y Literatura, por las universidades de Innsbruck, Graz y Viena.
Adscrita al crculo literario "Gruppe 47", public su primer libro de poemas bajo el ttulo de"El retraso consentido"en 1953. La influencia que en ella ejercieron los diferentes movimientos literarios europeos, la llevaron a viajar por Francia, Estados Unidos e Inglaterra, estableciendo su residencia final en Roma, donde se dedic por completo a la produccin de poemas, ensayos, cuentos y libretos de pera.
Es considerada como una de las ms importantes escritoras modernas en lengua alemana.
De su obra potica se destacan principalmente"ltimos poemas","El tiempo postergado"e"Invocacin a la Osa Mayor".
Falleci en Roma en 1973, a raz de las quemaduras sufridas en un incendio en su residencia.



Poemas de Ingeborg Bachmann:Bajo la tormenta de rosasCantos durante la huidaCurrculum VitaeEl tiempo postergadoEn la penumbraExplcame, amorInvocacin a la Osa MayorNuevaPublicidadSalmoSlo cosas sombrasSombra rosas sombraTemprano mediodaTodos los dasToma de tierraUna especie de prdidaVuelo nocturnoIr a:A media voz
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Bajo la tormenta de rosasAdonde nos dirijamos bajo la tormenta de rosas,
las espinas iluminan la noche, y el trueno
de las hojas, antes tan silenciosas en los arbustos,
nos sigue ahora muy de cerca.De "El tiempo postergado" Ediciones Ctedra S. A. 1991
Versin de Arturo Parada


Cantos durante la huidaDura legge d'Amor! ma, ben che obliqua,
Servar convensi; per ch'ella aggiunge
Di cielo in terra, universale, antiqua

Petrarca, "I Ttriunfi"

I
La hoja de palma se parte con la nieve,
las escaleras se derrumban,
la ciudad yace tiesa y brilla
en el extrao resplandor de invierno.

Los nios gritan y suben
a la colina del hambre,
comen de la blanca harina
y rezan al cielo.

La rica quincalla invernal,
el oro de las mandarinas,
vuela en las rfagas salvajes.
Rueda la naranja sanguina.

II
Yo, sin embargo, yazgo solo
encerrado en hielo, lleno de heridas.Todava la nieve
no me vend los ojos.

Los muertos, abrazados a m,
callan en todas las lenguas.Nadie me ama ni ha agitado
una lmpara para m!X
Oh amor, que rompiste y tiraste
nuestras cortezas, nuestro escudo,
el cobijo y la herrumbre marrn de aos!Oh penas, que pisndolo apagaron nuestro amor,
su fuego hmedo en las partes sensibles!
Llena de humo, sucumbiendo en el humo, la llama se repliega.XII
Boca que durmi en mi boca,
ojo que vigil mi ojo,
mano-y los que me arrasaron, los ojos!
Boca que pronunci la sentencia,
mano que me ejecut!XV
El amor tiene un triunfo y la muerte tiene otro,
el tiempo y el tiempo de despus.
Nosotros no tenemos ninguno.

A nuestro alrededor slo hundirse de astros. Destellos y silencio.
Mas la cancin por encima del polvo despus
va a superarnos.De "Invocacin a la Osa Mayor" Ediciones Hiperin 2001
Versin de Cacilia Dreymller y Concha Garca

Currculum Vitae

Larga es la noche,
larga para el hombre
que no puede morir, largamente
se tambalea bajo farolas
su ojo desnudo y su ojo
cegado por el aliento de aguardiente, y el olor
a carne mojada bajo sus uas
no siempre le aturde, oh dios,
larga es la noche.

Mi cabello no se encanece
porque sal del vientre de las mquinas,
Rosarroja* me unt de alquitrn la frente
y los mechones, haban estrangulado
a su hermana, blanca como la nieve. Pero yo,
el jefe de la tribu, pas por la ciudad
de diez veces cien mil almas, y mi pie
pisaba las cucarachas del alma bajo el cielo de cuero, del cual
pendan diez veces cien mil pipas de la paz,
fras. Una calma de ngeles
dese a menudo para m
y cotos de caza llenos
de los gritos impotentes
de mis amigos.Con las piernas y las alas abiertas
suba la sabihonda juventud
sobre m, sobre el estircol, sobre el jazmn,
hacia las inmensas noches del secreto
de la raz cuadrada, la leyenda de la muerte
empaa mi ventana cada hora,
dadme euforbia y verted
la risa en mi garganta
de los viejos que nos antecedieron, cuando
caiga yo sobre los infolios
en el sueo vergonzoso,
para que no pueda pensar,
para que juegue con flecos
de los que cuelgan serpientes.

Tambin nuestras madres
soaron con el futuro de sus maridos,
los vieron poderosos,
revolucionarios y solitarios,
pero despus del retiro los han visto encorvados en el huerto
sobre las llameantes malas hierbas,
mano a mano con el fruto charlatn
de su amor. Triste padre mo,
por qu callasteis entonces
y no habis seguido pensando?

Perdido en las cascadas de fuego,
En una noche junto a un can
que no dispara, condenadamente larga
es la noche, bajo el esputo
de una luna enfermiza, su luz
biliosa, pasa volando sobre m
el trineo con la historia
embellecida,
en la va del sueo de poder (lo cual no impido).
No era que yo durmiese: estaba despierto,
entre esqueletos de hielo buscaba el camino,
volva a casa, me cea el brazo
y la pierna con hiedra y con restos
de sol blanqueaba las ruinas.
Respet los das festivos,
y slo si mi pan estaba bendecido
lo coma.

En una poca arrogante
hay que pasar de prisa
de una luz a otra, de un pas
a otro, bajo el arco iris,
con la punta del comps en el corazn,
tomando la noche por radio.
Abierto de par en par. Desde las montaas
se ven lagos, en los lagos
montaas, y en el armazn de las nubes
se balancean las campanas
de un mundo. Saber de quin
es ese mundo, me est prohibido.

Ocurri un viernes:
-yo estaba ayunando por mi vida,
el aire chorreaba del zumo de los limones
y la espina estaba clavada en mi paladar
entonces saqu del pez abierto
un anillo que lanzado
al nacer yo, cay en el ro
de la noche y se hundi.
Yo volv a lanzarlo a la noche.

Oh si no tuviera miedo a la muerte!
Si tuviera la palabra
(y no la errase)
si no tuviera cardos en el corazn
(y rechazara el sol),
si no tuviera avidez en la boca
(y no bebiera el agua salvaje),
si no abriera el prpado
(y no hubiera visto la cuerda).
Estn tirando del cielo?
Si no me sostuviera la tierra
hace tiempo que yacera quieta,
hace tiempo que yacera
donde me quiere la noche,
antes de que hinche las narices
y levante su casco
para nuevos golpes,
siempre para golpear.
Siempre la noche.
Y nunca el da.*Rosarroja y Blancanieves son hermanas en el cuento.De "Invocacin a la Osa Mayor" Ediciones Hiperin 2001
Versin de Cacilia Dreymller y Concha Garca

El tiempo postergadoVienen das ms duros.
El tiempo postergado hasta nuevo aviso
asoma por el horizonte.
Pronto tendrs que atarte los zapatos
y correr los perros de vuelta a las granjas marismeas.
Pues las vsceras de los peces
se han enfriado al viento.
Arde pobre la luz de los altramuces.
Tu mirada rastrea la niebla:
el tiempo postergado hasta nuevo aviso
asoma por el horizonte.

All se te hunde la amada en la arena,
sube por su cabello ondeante,
le quita la palabra,
le ordena callarse,
le parece mortal
y dispuesta a la despedida
tras cada abrazo.

No mires hacia atrs.
tate los zapatos.
Corre los perros de vuelta.
Tira los peces al mar.
Apaga los altramuces!

Vienen das ms duros.De "El tiempo postergado" Ediciones Ctedra S. A. 1991
Versin de Arturo Parada

En la penumbraDe nuevo metemos los dos las manos en el fuego,
t, para el vino de la noche largamente embodegada,
yo, para la fuente de la maana, que desconoce los lagares.
Aguarda el fuelle del maestro, en quien confiamos.

Al sentir el calor de la preocupacin, el soplador se acerca.
Se va antes de que amanezca, viene antes de que llames, es viejo
como la penumbra en nuestras tenues cejas.

De nuevo, l prepara el plomo en caldera de lgrimas,
a ti, para un vaso -se trata de celebrar lo desaprovechado-,
a m, para el pedazo lleno de humo -este se vaca sobre el fuego.
As avanzo hasta ti y hago sonar las sombras.

Descubierto est quien ahora vacile,
descubierto, quien haya olvidado el dicho.
T no puedes ni quieres saberlo,
t bebes del borde, donde est fresco,
y como antao, bebes y permaneces sobrio,
a ti an te crecen cejas, a ti an te contemplan!

Pero yo ya aguardo el momento
en amor, a m se me cae el pedazo
en el fuego, a m se me convierte en el plomo
que era. Y detrs de la bala
estoy yo, tuerta, segura del blanco, delgada,
envindola al encuentro de la maana.De "El tiempo postergado" Ediciones Ctedra S. A. 1991
Versin de Arturo Parada

Explcame, amor

Tu sombrero se levanta despacio, saluda, y vuela al viento,
tu cabeza desnuda enamora a las nubes,
tu corazn tiene que hacer en otra parte,
tu boca asimila lenguas nuevas,
la hierba tembladera menudea por aqu,
el verano apaga y enciende los steres con un soplo,
ciego por los copos levantas el rostro,
res y lloras y te hundes en ti,
qu ms ha de ocurrirte -

Explcame, amor!

El pavo con solemne asombro hace la rueda,
la paloma levanta su collar de plumas,
el aire se dilata repleto de arrullos,
grita el nade, el pas entero
se sirve de la miel silvestre, tambin en el sereno parque
los arriates estn enmarcados con un polvo dorado.

El pez se ruboriza, adelanta a la bandada
y se precipita entre grutas al lecho de coral.
Al son de la msica de la arena plateada baila tmido el escorpin.
El escarabajo huele de lejos a la ms esplndida;
si yo tuviera sus sentidos, notara tambin
que brillan alas bajo el caparazn de ella,
y tomara el camino del fresal lejano!Explcame, amor!

El agua sabe hablar,
la ola toma a la ola de la mano,
en la via el racimo se hincha, salta y cae.
Cun confiado sale el caracol de su casa!

Una piedra sabe conmover a otra!

Explcame amor, lo que no s explicar:
tratar durante este tiempo corto y hostil
nicamente con pensamientos y slo yo
no conocer ni har nada afectuoso?
Tiene uno que pensar? No le echarn de menos?

Dices: otro espritu cuenta con l...
No me expliques nada. Veo a la salamandra
pasar por todos los fuegos.
Ningn horror la persigue y nada le causa dolor.De "Invocacin a la Osa Mayor" Ediciones Hiperin 2001
Versin de Cacilia Dreymller y Concha GarcaInvocacin a la Osa MayorOsa Mayor, baja, hirsuta noche,
animal de piel de nubes con ojos viejos,
ojos de estrellas,
por la espesura irrumpen relucientes
tus patas con las garras,
garras de estrellas,
mantenemos despiertos los rebaos,
pero encantados por ti, desconfiamos
de tus flancos cansados y de tus dientes
agudos y semidescubiertos,
vieja osa.

Una pia: vuestro mundo.
Vosotros: sus escamas.
Yo la muevo, la hago rodar
desde los abetos del principio
hasta los abetos del final,
la resoplo, la pruebo en la boca
y la agarro con las zarpas.

Ya tengis miedo o no lo tengis,
pagad en la limosnera y dadle
al ciego una buena palabra,
para que sostenga a la osa de la correa.
Y sazonad bien los corderos.Podra ser que esta osa
se soltara, no amenazara ya ms
y corriera tras todas las pias cadas
de los abetos grandes y alados
que cayeron del paraso.De "Invocacin a la Osa Mayor" Ediciones Hiperin 2001
Versin de Cacilia Dreymller y Concha GarcaNuevaSale del atrio celestial templado de cadveres el sol.
No estn all los inmortales,
sino los cados en batalla, omos.Y el esplendor no repara en la putrefaccin. Nuestra deidad,
la Historia, nos ha dispuesto una sepultura
de la que no hay resurreccin.De "El tiempo postergado" Ediciones Ctedra S. A. 1991
Versin de Arturo Parada

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Pero adnde vamos
no te preocupes no te preocupes
cuando oscurece y cuando viene el fro
no te preocupes
pero
con msica
qu debemos hacer
alegre y con msica
y pensar
alegre
cara a un final
con msica
y adnde llevamos
mejor
nuestras preguntas y el escalofro de todos los aos
a la lavandera de sueos no te preocupes no te preocupes
pero qu ocurre
mejor
cuando sobreviene

un silencio de muerte.De "Invocacin a la Osa Mayor" Ediciones Hiperin 2001
Versin de Cacilia Dreymller y Concha Garca

Salmo1
Callad conmigo, como callan todas las campanas!

En la placenta de los horrores
buscan las sabandijas alimento nuevo.
Pblicamente, cuelga los Viernes Santo una mano
en el firmamento, le faltan dos dedos,
y no puede jurar que todo,
todo, no haya sido y que nada
ser. Se hunde en las nubes pardas,
arroba a los nuevos asesinos
y sale absuelta.

De noche, sobre esta tierra,
forzar ventanas, darle para atrs a las sbanas,
que quede al descubierto el embozo de los enfermos,
una llaga llena de alimento, infinitos dolores
para todos los gustos.

Enguantados contienen los carniceros
el aliento de los desembozados,
la luna en la puerta cae al suelo,
no recojas los fragmentos, la cinta de la que colg...

Todo estaba preparado para la extremauncin.
(El sacramento no puede llevarse acabo).2
Qu vanidad de vanidades.
Arrastra una ciudad hasta ti,
levntate del polvo de esa ciudad,
toma posesin de un cargo
y enmascrate
para no ser desenmascarado.

Cumple las promesas
delante de un espejo ciego en el aire,
delante de una puerta cerrada en el viento.

Intransitados estn los caminos sobre la pared a plomo del cielo.

3
Oh ojos, que la tierra, almacn solar, quem,
con la carga de lluvia de todos los ojos cargados,
cubiertos ahora de hilos, de telas
hiladas por las araas trgicas
del presente ...

4
En la cuenca de mi mudez
pon una palabra
y levanta grandes bosques a ambos lados,
que mi boca
entera quede en la sombra.

De "El tiempo postergado" Ediciones Ctedra S. A. 1991
Versin de Arturo Parada

Sombra rosas sombraBajo un cielo extrao
sombra rosas
sombra
sobre una tierra extraa
entre rosas y sombra
dentro de un agua extraa
mi sombraDe "Invocacin a la Osa Mayor" Ediciones Hiperin 2001
Versin de Cacilia Dreymller y Concha GarcaSlo cosas sombras

Como Orfeo, toco
en las cuerdas de la vida la muerte,
y ante la belleza de la tierra
y de tus ojos, que administran el cielo,
slo s decir cosas sombras.

No olvides que tambin t, de pronto,
aquella maana, cuando tu lecho
todava estaba hmedo de roco y el clavel
dorma junto a tu corazn,
viste el ro oscuro
pasar a tu lado.

La cuerda del silencio,
tensada sobre la ola de sangre,
puso manos en tu corazn sonante.
Transformado qued tu rizo
en la cabellera de sombras de la noche,
los copos negros de las tinieblas
nevaron tu semblante.

Y mi lugar no est a tu lado.
Ahora nos lamentamos los dos.

Pero como Orfeo, s
junto a las cuerdas de la muerte la vida,
y en m reverbera el azulado
de tu ojo por siempre cerrado.De "El tiempo postergado" Ediciones Ctedra S. A. 1991
Versin de Arturo Parada

Temprano mediodaSilencioso verde a el tilo en el verano inaugurado,
muy apartada de las ciudades tiembla
el brillo opaco de la luna diurna. Ya es medioda,
ya se agita en la fuente el chorro,
ya se alza bajo el destrozo
el ala maltratada del pjaro de fbula,
y la mano, desfigurada por tirar la piedra,
cae en el despertar del trigo.

Donde el cielo de Alemania ennegrece la tierra,
busca su ngel decapitado una tumba para el odio
y te entrega el cuenco del corazn.

Un puado de dolor se pierde sobre la colina.

Siete aos ms tarde
te acuerdas nuevamente,
junto a la fuente, ante la puerta,
no mires demasiado profundamente,
se te saltarn los ojos.

Siete aos ms tarde,
en casa de amortajado,
apuran los ayer verdugos
el vaso dorado.
Se te hundiran los ojos.Ya es medioda, en las cenizas
dobla el hierro, sobre el mandril
est izada la bandera, y sobre la roca

del sueo ancestral, queda de aqu en adelante
forjada el guila.

Solo la esperanza, aquejada de ceguera, est acurrucada bajo la luz.
Rompe sus cadenas, guala
ladera abajo, ponle
la mano sobre los ojos, que no la
abrase ninguna sombra!

Donde la tierra de Alemania ennegrece el cielo,
busca la nube palabras y llena el crter de silencio
antes de que el verano las perciba bajo la llovizna.
Lo inexplicable recorre, en voz baja, el pas:
ya es medioda.De "El tiempo postergado" Ediciones Ctedra S. A. 1991
Versin de Arturo ParadaTodos los dasYa no se declara la guerra,
se prosigue. Lo inconcebible
se ha hecho cotidiano. El hroe
permanece alejado de los combatientes. El dbil
ha avanzado hasta las zonas de fuego.
El uniforme de diario es la paciencia,
la condecoracin, la msera estrella
de la esperanza sobre el corazn.

Se concede
cuando ya no pasa nada,
cuando el fuego nutrido ha enmudecido,
cuando el enemigo se ha hecho invisible,
y la sombra del armamento eterno
oscurece el cielo.

Se concede
por abandonar las banderas,
por el valor ante el amigo,
por revelar secretos indignos
y desacatar
toda orden.

De "El tiempo postergado" Ediciones Ctedra S. A. 1991
Versin de Arturo Parada

Toma de tierra

Llegu a las dehesas
cuando ya era de noche,
olfateando en los prados la hierba
y el viento antes de levantarse.
Ya no pastaba el amor,
las campanas se haban extinguido
y los haces de hierba endurecido.

En el suelo haba un cuerno clavado
por el obstinado animal de gua
hundido en la oscuridad.

Lo saqu de la tierra,
lo alc al cielo
con todas mis fuerzas.

Para llenar este pas
del todo con sonidos
toqu el cuerno,
dispuesto a vivir en el viento venidero
y bajo los tallos ondeantes
de cualquier procedencia.De "Invocacin a la Osa Mayor" Ediciones Hiperin 2001
Versin de Cacilia Dreymller y Concha Garca


Una especie de prdidaUsados en comn: estaciones del ao, libros y una msica.
Las llaves, los boles de t, la panera, sbanas y una
cama.
Un ajuar de palabras, de gestos, trados, empleados,
gastados.
Un reglamento de casa observado. Dicho. Hecho. Y
siempre alargada la mano.
De inviernos, de un septeto viens y de veranos me he
enamorado.
De mapas, de un poblacho de montaa, de una playa y de una cama.
Con fechas he hecho un culto, promesas he declarado
irrevocables,
he adornado un algo y he sido devota delante de una nada,
(-de un peridico doblado, de las cenizas fras, del
papel con un apunte)
impvida ante la religin, porque la iglesia era esta cama.
De la vista de un lago surgi mi pintura inagotable.
Desde el balcn haba que saludar a los pueblos, mis
vecinos.
Junto al fuego de la chimenea, en la seguridad, mi
cabello tena su color ms intenso.
La llamada a la puerta era la alarma para mi alegra.
No te he perdido a ti,
sino al mundo.De "Invocacin a la Osa Mayor" Ediciones Hiperin 2001
Versin de Cacilia Dreymller y Concha Garca


Vuelo nocturnoNuestro campo es el cielo,
arado con el sudor de los motores,
frente a la noche,
bajo la intervencin del sueo.

Soado sobre calvarios y piras,
bajo el tejado del mundo, cuyas tejas
se ha llevado el viento -y ahora, lluvia, lluvia, lluvia
en nuestra casa y en los molinos
los ciegos vuelos de los murcilagos.
Quin viva all? Quin tena lmpidas las manos?
Quin resplandeca en la noche,
fantasma a los fantasmas?

Al abrigo del plumaje de acero, interrogan
instrumentos el espacio, relojes y escalas,
la maleza de nubes, y roza el amor
el lenguaje olvidado de nuestro corazn:
corto y largo largo... Durante una hora
bate granizo el tmpano del odo,
que, desafecto a nosotros, escucha y distorsiona.

No ha desaparecido el sol ni la tierra,
solo se han movido como astros, irreconocibles.

Nos hemos remontado de un puerto
en que no cuenta el retorno,
ni la carga ni la pesca.
Las especias de la India y las sedas del Japn
les pertenecen a los comerciantes,
como los peces a las redes.

Pero se percibe un olor
que se anticipa a los cometas,
y el tejido del aire
desgarrado por el cometa cado.
Llmalo estado de los solitarios
en que se lleva a cabo el asombro.
Nada ms.

Nos hemos remontado, y los conventos estn vacos
desde que toleramos, una orden, que no salva ni ensea.
Actuar no es asunto de los pilotos. Tienen la vista fija
en las bases y extendido sobre las rodillas
el mapa de un mundo al que nada hay que aadir.

Quin vive ah abajo? Quin llora...?
Quin pierde la llave de la casa?
Quin no encuentra su cama, quin duerme
sobre los umbrales? Quin, cuando llega la maana,
se atreve a interpretar la estela de plata: mirad, por encima de m...?
Cuando el agua impulsa de nuevo la rueda del molino,
quin se atreve a recordar la noche?

De "El tiempo postergado" Ediciones Ctedra S. A. 1991
Versin de Arturo Paradafuente http://amediavoz.com/bachmann.htm