Badiou - Nietzsche Filosofia y Antifilosofia

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  • 7/30/2019 Badiou - Nietzsche Filosofia y Antifilosofia

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    NIETZSCHE, FILOSOFA Y

    ANTIFILOSOFA*

    ALAIN BADIOU**

    Traduccin: Francisco Sazo B.

    en Nietzsche, ms all de su tiempo 1844...,Edeval, Valparaiso, 1998.

    Cul es el verdadero centro del pensamiento de Nietzsche? O dicho de otramanera: A qu denomina Nietzsche filosofa?

    Segn mi opinin, es esencial comprender que para Nietzsche, lo que lllama filosofa no es una interpretacin, ni un anlisis, ni una teora.Puesto que cuando la filosofa es interpretacin, anlisis o teora, no es msque una variante de la religin. Pasa a estar dominada por la figura nihilistadel sacerdote. En el Anticristo, Nietzsche declara que el filsofo es elcriminal de los criminales. Esta declaracin debe ser tomada en serio.

    Nietzsche no es un filsofo, es un antifilsofo. Y esta expresin posee unsentido preciso: puesto que Nietzsche le opone al nihilismo especulativo dela filosofa, la necesidad totalmente afirmativa de un acto. El rol queNietzsche se atribuye no es el de agregar una filosofa a las otras. Su rol esel de anunciar y de producir un acto sin precedentes, un acto que, dehecho, va a destruir a la filosofa.

    Anunciar el acto y tambin producirlo: esto quiere decir que el antifilsofoNietzsche se adelanta a s mismo. Y es exactamente lo que l dice en elcanto de Zaratustra que se titula: De la virtud empequeecedora. AllZaratustra se presenta como aqul que se precede a s mismo:

    Soy mi propio precursor en medio de este pueblo, el canto del gallo queanuncia mi venida en las callejuelas oscuras.

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    As aquello que adviene en filosofa es lo que testimonia el filsofo. Msprecisamente: el acto filosfico es lo que la filosofa, no obstante coincidircon l, no hace ms que anunciar.

    Yo dira que aqu entramos de inmediato en el corazn del examen deNietzsche. Puesto que su singularidad reposa por entero en la concepcinque l se hace del acto filosfico, o, para emplear su lenguaje, del poderode la filosofa. Es decir, de la antifilosofa.

    En qu consisten este acto y este podero?

    El acto tiene por nombre comn inversin de todos los valores otransvaloracin de los valores. Pero la inversin de todos los valores, ella ens, no tiene valor. Se sustrae a la evaluacin. Es con toda certeza la vidamisma contra la nada, slo que como Nietzsche lo dira en El crepsculo delos dolos, y se trata de un axioma decisivo:

    El valor de la vida no podra ser evaluado.

    Por lo tanto, para entrar en Nietzsche, es necesario atenerse al punto endonde la evaluacin, los valores y el sentido desfallecen en la prueba delacto.

    Esto es, segn mi opinin, lo que no ve Heidegger cuando piensa queNietzsche tiene por programa de reflexin la institucin de nuevos valores.Se sabe que los antiguos valores son analizados por Nietzsche como triunfode la voluntad de nada. Ellos existen en virtud de un principio que es paraNietzsche el principio supremo, esto es, que el hombre prefiere querer lanada antes que nada querer. Para Heidegger, lo que en realidad se proponeNietzsche al derribar los antiguos valores, al proponer el mediodaafirmativo contra la voluntad de nada, es poder superar el nihilismo. Pero alhacerlo, dir Heidegger, en la voluntad de superar el nihilismo, la reflexinse separa de la esencia misma del nihilismo, que no es en realidad voluntadde nada. Ya que para Heidegger, si el nihilismo es voluntad de nada, esentonces inteligible en su esencia a partir de la figura del sujeto. Pero enverdad el nihilismo no es una figura del sujeto, el nihilismo es la historia del

    permanecer-faltante (demeurer-manquant) como historialidad. El nihilismoes una figura historial del ser. Y es lo que, en el programa de reflexinnietzscheana que consiste en superar el nihilismo, queda ocultado. DirHeidegger: La voluntad de sobrepasar el nihilismo (que l atribuye aNietzsche) se desconoce a s misma, puesto que ella se excluye de laesencia del nihilismo, en tanto que historia del permanecer-faltante del Ser,que as se veda el conocer jams su propio hacer.

    Pero acaso Nietzsche realmente ignora su propio quehacer? Henos aqu denuevo reconducidos a la cuestin del acto. En primer lugar es precisopreguntarse si ese quehacer metzscheano debe representarse como un

    superar, en la forma metafsica del sujeto. A m me parece que all hay, de

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    parte de Heidegger, una crtica que hegelianiza a Nietzsche, antes dejuzgarlo. Puesto que yo creo que para Nietzsche el acto no es un superar. Elacto es un acontecimiento. Y este acontecimiento es una fractura absoluta,del cual Nietzsche es el oscuro nombre propio.

    Es a esta ligazn de un acto sin concepto ni programa y de un nombrepropio, nombre propio que slo es el suyo por azar, que se debe enlazar elfamoso ttulo de Ecce homo, Por qu soy un destino. Yo soy un destino delo que, por un azar, el nombre propio Nietzsche acude a enlazar suopacidad a una fractura sin programa ni concepto.

    Soy lo bastante fuerte para partir la historia de la humanidad en dospedazos. (Carta a Steinberg del 8 de diciembre de 1888). Yo concibo alfilsofo como un aterrador explosivo que pone en peligro al mundo entero.(Ecce homo).

    El acto antifilosfico de Nietzsche, acto del cual Nietzsche es a la vez elprofeta, el actor y el nombre, apunta nada menos que a partir en dos lahistoria del mundo.

    Yo dira que este acto es archi-poltico, en cuanto se propone revolucionar ala humanidad entera, y a un nivel mucho ms radical que aquel de losclculos de la poltica. Retengamos aqu que archi-poltico no designar alpropsito filosfico tradicional de tratar de encontrarle a la poltica unfundamento. La lgica, una vez ms, es una lgica de rivalidad, y no unalgica de desplome fundador. Es el acto filosfico mismo que es archi-poltico, en el sentido en que su explosin histrica, en un cierto sentido, vaa mostrar retroactivamente que la revolucin poltica propiamente dicha noha sido verdadera,o no ha sido autntica.

    De all que la palabra poltica en la archi-poltica nietzscheana, va a seralgunas veces recuperada y validada, como despreciada en otras, en unaoscilacin caracterstica. En el borrador de carta a Brandes, de diciembre del88, Nietzsche escribe lo siguiente:

    Nosotros acabamos de entrar en la gran poltica, y dira en la ms grande...yo preparo un acontecimiento que, con toda seguridad va a partir la historiaen dos trozos, al punto que ser menester el empleo de un nuevocalendario, en el cual 1888 ser el ao 1.

    Aqu Nietzsche propone una imitacin de la Revolucin Francesa. Asumecomo determinacin fundamental de la filosofa, la palabra poltica. Estaimitacin alcanzar, por lo dems, hasta las imgenes del Terror, que

    Nietzsche retoma sin vacilar. Como lo atestiguan numerosos textos.

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    Citemos la pequea misiva dirigida a Franz Overbeck del 4 de enero de1889, donde Nietzsche declara:

    Acabo de hacer fusilar a todos los antisemitas.

    Como contraparte, en la carta a jean Bourdeau del 17 de diciembre de1888, la palabra poltica es criticada.

    Mis obras son ricas de una decisin respecto de la cual la brutaldemostracin de clculo de la actual poltica podra resultar no ser ms queun error de clculo.

    Y en un borrador de carta a C Guillermo II, Nietzsche escribe:

    El concepto de la poltica se ha disuelto totalmente en una guerra entre losespritus, todas las imgenes del poder han volado en pedazos, vendrnguerras como jams han existido.

    El acto antifilosfico nietzscheano, determinado como acontecimientopoltico, piensa a lo histrico-poltico tanto en la figura de su imitacinextendida como en la figura de su disolucin integral. Es precisamente estaalternativa la que legitima el acto corno archi-poltico.

    Si el acto es archi-poltico resulta entonces que el filsofo es un supra-filsofo. Carta a von Seicilitz, de febrero de 1888.

    No es imposible que yo sea el primer filsofo de nuestra poca, y a lo mejortodava un poco ms que eso, por as decir, algo decisivo y fatal que se alzaentre dos milenios.

    Nieszche es, por lo tanto, el nombre de un algo, un algo que es unalzamiento fatal, alzamiento fatal, archi-poltico, que se sita entre dosmilenios Pero entonces cul es el medio de tal acto? Cul es su punto deaplicacin? Qu es finalmente un acontecimiento antifilosfico que sera decarcter archi-poltico?

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    Para poder entrar en este problema, es necesario examinar la crticanietzscheana de la Revolucin, en su sentido poltico. Esta crtica consisteen decir que, en lo esencial, la Revolucin jams ocurri. Entendamos, ellano existi como revolucin, en el sentido que le otorga la archi-poltica. Ellano tuvo lugar, puesto que realmente no parti en dos a la historia delmundo, y dej intacto el dispositivo cristiano de los viejos valores. Ms an,la igualdad, de la cual se reclamaba la Revolucin, no era ms que igualdadsocial, la igualdad como idea de ser el igual del otro. Y esta igualdad, antelos ojos de Nietzsche, est siempre dirigida por el resentimiento.

    En el Anticristo se lee:La igualdad de las almas ante Dios, ese simulacro, ese pretexto ofrecido alos rencores de todas las almas viles, esa explosiva nocin que finalmentese hizo revolucin, idea moderna y principio de decadencia de toda laorganizacin social, es la dinamita cristiana.

    No se trata para Nietzsche de oponer una sabidura a la dinamita cristiana.Por el contrario, la lucha contra el cristianismo es entre artilleros o entreterroristas. Nietzsche le escribe a Overbeck, en octubre del 88:

    Esta vez, como un viejo soldado, despliego mi artillera gruesa. Temo hacerestallar la historia de la humanidad en dos.

    La archi-poltica es entonces el descubrimiento de un explosivo no cristiano.

    Ahora bien, es en este punto en donde Nietzsche deber pagar con supersona, puesto que queda claro que l se ejercita en la sin salida radical detoda archi-poltica de este tipo. Pero que l se ejercita all tanto msprofunda y sinceramente, cuanto que l ha definido a la archi-poltica nocomo una lgica del fundamento, sino como la radicalidad del acto. Todoreposa aqu sobre la concepcin que Nietzsche se forma del acontecimientoarchi-poltico, del acontecimiento en donde la antifilosofa parte en dos a lahistoria del mundo.

    Ahora bien, es necesario decir que este acontecimiento no alcanza adistinguirse en su anuncio, de su declaracin. Lo que se ha declaradofilosficamente es tal, que la posibilidad de su declaracin prueba por smisma que la historia del mundo est partida en dos. Por qu ocurre esto?Y bien, porque la verdad en obra en el acto archi-poltico es exactamente loque est prohibido, y que la prohibicin es la ley cristiana del mundo. Elhacer caso omiso de esta prohibicin, como lo atestigua la declaracin, essuficiente como para hacer creer en una ruptura absoluta.

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    Un da mi filosofa vencer, pues hasta ahora, por principio, no se haprohibido nunca ms que la verdad. (Ecce homo).

    Pero por esto, como lo que ha sido declarado por Nietzsche es tambin elacontecimiento mismo, Nietzsche queda atrapado, de manera cada vez msperceptible, en un crculo. Ustedes habrn notado antes que Nietzschedeca: Yo preparo un acontecimiento. Pero la declaracin de lapreparacin del acontecimiento pasa a ser progresivamente indiscernible delacontecimiento mismo, de all una oscilacin caracterstica de Nietzscheentre la inminencia y lo lejano. La declaracin partir en dos al mundo, peroque ella va a partirlo es precisamente aquello que declara:

    Como preveo que dentro de poco tendr que dirigirme a la humanidad

    presentndole el ms grave desafo que jams haya recibido, me pareceindispensable decir quien soy yo. (Ecce homo). Este libro est reservadoslo a un puado. Y a lo mejor, de este pequeo nmero, ninguno hayanacido todava. (El Anticristo).

    Por un lado, la inminencia radical que constrie, ya que es la nica prueba,a decir quien soy yo. Por el otro, una lejana que deja en suspenso a lapregunta de si ha nacido o no algn testigo del acto. Pienso que este crculoes el crculo de toda archi-poltica. Puesto que ella no tiene elacontecimiento como condicin, cuando lo detenta -o pretenda detentarlo-en el acto mismo de pensar, no puede discriminar su realidad de suanuncio. Todo el personaje de Zaratustra nombra este crculo y le da al librosu tonalidad de extraa indecibilidad entre la pregunta de saber si acasoZaratustra reside en la figura de la efectividad del acto, o en la figura de supura y simple profeca. El episodio central a este respecto lo constituye elcanto titulado De los grandes acontecimientos. Este canto es un dilogoentre Zaratustra y el perro de fuego. Mas quin es el perro de fuego? Sedeja ver de inmediato que el perro de fuego no es otro que el portavoz, o elagente, o el actor del acontecimiento revolucionario poltico mismo, de larevuelta, de la tempestad colectiva. Leamos un pasaje del dilogo con elperro de fuego:

    Habla Zaratustra:

    Libertad, tal es vuestro aullido preferido. Pero yo ya he cesado de creer enlos grandes acontecimientos que van acompaados de aullidos y de humo.Y creme, querido ruido del infierno, los ms grandes acontecimientos nonos sorprenden en las horas ms ruidosas, sino en la hora del ms grandesilencio. El mundo no gravita alrededor de los inventores de ruidos nuevos,sino alrededor de aquellos que inventan nuevos valores. Y gravita en

    silencio. Y confisalo, una vez que se disipan tu ruido y tu humareda,

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    siempre es posible percibir que no ha ocurrido gran cosa. Qu importa queuna ciudad haya sido petrificada o que una estatua yazga, cada en elfango?

    La oposicin aqu es entre el ruido y el silencio. El ruido es lo que atestiguaexteriormente al acontecimiento poltico. Pero el silencio, el mundo quegravita en silencio es, l, el nombre del carcter sin testigos, sin pruebas,del acontecimiento poltico. A la declaracin archi-poltica le falta lo que lees real, puesto que lo real, para una declaracin, lo real para todadeclaracin, es precisamente el acontecimiento mismo. Con respecto a estoreal, que le falta y de lo cual no puede separar la presencia y el anuncio,Nietzsche deber comparecer l mismo. Y esto es lo que se llamar sulocura. La locura de Nietzsche consiste en lo siguiente, que el mundo en quel declara en silencio, y en que nada prueba que se haya partido en dos,requiere que Nietzsche llegue a pensar que tambin l lo ha creado. Que l

    se encuentra de alguna manera sobre los dos bordes; que l es el nombreno slo de lo que anuncia el acontecimiento, no slo el nombre de laruptura, sino finalmente el nombre del mundo mismo.

    El 4 de enero de 1889 Nietzsche se sita en tanto Nietzsche, en tanto quenombre:

    Despus (y es necesario que exista ese despus) que se ha demostradoirrevocablemente que, propiamente dicho, yo he creado al mundo.

    La archi-poltica sincera despliega de manera loca el fantasma del mundoporque ella es el proceso de la indecibilidad entre la profeca y lo real. Ellaimita con locura la indecibilidad intrnseca del acontecimiento mismo; ella esesa indecibilidad que gira sobre s misma en la figura de un sujeto. De allentonces esta desgarradora declaracin de la ltima carta, la carta dirigidaa Jacob Buckhardt el 6 de enero de 1889, despus de la cual ya no haynada:

    Finalmente, preferira mucho ms ser profesor en Basilea que Dios; pero nome he atrevido a impulsar tan lejos mi egosmo privado, como para, enfavor suyo, dispensarme de la creacin del mundo.

    Y ciertamente, este enunciado es un enunciado de la locura, pero de lalocura que llega al punto real de lo que falta y cuando el anuncio hace falta.Han habido tres tiempos en este asunto: la ambicin de la ruptura radical,de la archi-poltica, ciertamente es la de crear un mundo, de crear el otromundo, el mundo de la afirmacin, el mundo que, en efecto, ya no es ms

    el mundo, y donde el hombre que no es ms el hombre, reciba el nombre

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    de superhombre. Pero para crear ese mundo es necesario que el hombrecualquiera se haga cargo de su creacin. Unicamente ese hombrecualquiera puede certificar la aparicin del superhombre. Y lo que sehubiese preferido, o fuera preferible, es que el profesor, en Basilea, sehiciera cargo como tal y quedase transido por este acontecimiento noatestiguado. Pero ya que esto no ha ocurrido, ya que esta legtimapreferencia no se ha verificado, entonces el antifilsofo hroe est obligadoa declarar que l va a crear ese mundo. Que l va a crearlo y no que l hasido atrapado por su aparicin triunfal. Ese mundo es entonces unprograma, pero l se encuentra en antecedencia con respecto a s mismo.Por lo tanto, se est cautivo del crculo. Y para poder romper ese crculo sehace necesaria finalmente la desinteresada ficcin de la creacin integral,no slo del nuevo mundo, sino tambin la del antiguo.

    En este punto slo hay locura.

    Luego, contra qu se quiebra la archi-poltica? Contra la inevitable

    necesidad de la poltica. La poltica que impone una paciencia. Que sabe queno sirve de nada anunciar el acontecimiento. Que es necesario pensar yactuar con el azar y en circunstancias que no se eligen. La poltica que hadebido renunciar a la idea de partir en dos a la historia del mundo. Que secontenta -y lo que ya es bastante, que es muy difcil con ser fiel a algunasnuevas posibilidades.

    Y a la vez, la antifilosofa llega a quebrarse contra la permanencia, contra laresistencia de la filosofa. La filosofa que sabe que su acto, como acto deverdad, no tiene el poder de abolir los valores del mundo. Y que el trabajode lo negativo no puede disolverse en la gran afirmacin dionisaca. Quieredecir esto que la fuerza de Nietzsche, su sinceridad, su sacrificio, no sirvende nada. Que la idea de un acto archi-poltico no es ms que una vanalocura? Yo no lo creo.

    Pues hay en Nietzsche una indicacin extremadamente preciosa. Unaindicacin que concierne a una pregunta decisiva para toda filosofa. Lapregunta por la relacin entre el sentido y la verdad. Acerca de estapregunta sobre el sentido y la verdad, pienso que existen tres posicionesprimordiales. En primer lugar est la posicin que sostiene la idea de unacontinuidad rigurosa entre la verdad y el sentido. A esta posicin yo la llamoreligin. Existe tambin una posicin que establece unilateralmente lasupremaca del sentido y que intenta destruir a la posicin religiosa. Es el

    combate de Nietzsche. Un combate que es antirreligioso y antifilosfico a lavez, puesto que religin y filosofa tienen en comn a la idea de la verdad. Ypor ltimo est la posicin filosfica. Que est en ruptura con laantifilosofa, puesto que ella mantiene y desarrolla, a travs de una crticaracional, la idea de verdad. Pero ella tambin est en ruptura con lareligin, puesto que se rehsa a identificar a la verdad con el sentido; eincluso declara, de buen grado, que en toda verdad hay algo de insensatez.

    Pero lo que histricamente ocurre es que la segunda posicin, laantifilosofa, es casi siempre la posicin que le indica a la tercera, a laposicin filosfica, su propia modernidad. La antifilosofa pone en guardia a

    la filosofa. Le muestra la estratagema del sentido y el peligro dogmtico de

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    la verdad. Le ensea que la ruptura con la religin no es nunca definitiva.Que es necesario recomenzar el trabajo. Que es preciso laicizar todava ysiempre la verdad.

    Nietzsche tena razn al pensar que su tarea primordial poda ser nombradacomo el Anticristo. Tena razn de nombrarse a s mismo como el Anticristo.Y en tanto que antifilsofo radical, le indic a la filosofa el lugar mismo desu tarea moderna. Nosotros debemos retener lo siguiente: Nietzsche ledesign a la filosofa su deber: restablecer la pregunta por la verdad en suruptura con el sentido. Nietzsche nos pone en guardia contra lahermenutica.

    Me parece entonces que Nietzsche es alguien que es necesario a la vezdescubrir, hallar y perder. Es necesario descubrirlo en su verdad,descubrirlo en el deseo del acto. Es preciso hallarlo, como el que provoca eltema de la verdad hacia una nueva exigencia, como aquel que obliga a laposicin filosfica a inventar una nueva figura de la verdad, una nueva

    ruptura con el sentido. Y finalmente, por supuesto, hay que perderlo,porque el antifilsofo debe ser, al fin de cuentas, perdido o perdido de vista,cuando la filosofa ya ha establecido su propio espacio.

    Este descubrimiento, este hallazgo, esta prdida, yo a menudo las siento apropsito de todos los grandes antifilsofos de este siglo, como Nietzsche,Wittgenstein y Lacan. Y me parece que todos ellos -pero el caso deNietzsche es sin duda el ms dramtico-, al final de los finales sesacrificaron por la filosofa misma. Hay en la antifilosofa un movimientohacia la muerte de s misma o.del silencio de s, para que algo deimperativo sea legado a la filosofa. La antifilosofa es siempre lo que, en laplenitud de s misma, enuncia el nuevo deber de la filosofa, o su nuevaposibilidad en la figura de un nuevo deber. Pienso en la locura de Nietzsche,en el extrao laberinto de Wittgenstein, as como en el mutismo final deLacan. En los tres casos la antifilosofa se sita en la dimensin de unlegado. Algo es legado ms all de s misma a eso mismo que ella combate.La filosofa es siempre la heredera de la antifilosofa.

    Y es por eso que soy tan sensible ante esa frase de Nietzsche - - que seencuentra en una de las ltimas misivas dirigidas a Brandes-, tanpascaliana y que me habla inmediatamente de esa relacin singular yanudada a los grandes antiflsofos de este siglo.

    Despus que t me descubriste, no fue complicado encontrarme: ahora ladificultad est en perderme.

    Y es la pura verdad para todos nosotros que la mayor dificultad, aquella queexige de nosotros una creacin, no es la de descubrir y comprender aNietzsche. La dificultad es el saber, filosficamente, como perderlo.

    Alain Badiou