BAILANDO PARA OJOS MUERTOS.

Juan Radrigán

(Noviembre, 2009)

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Patio—jardín. Una mesa larga, mantel blanco, adornos; sillas. De frente al público dos sillones de respaldo alto. Un carro de servicio, de donde León sacará cuanto sea necesario.-Algún detalle en la escenografía debe recordarnos, vagamente a un tribunal- Sentada a la mesa, Berta -65 años, rostro muy maquillado, elegante. Hierática León -30 años-, en clásica actitud de mozo. Tose, carraspea discretamente. No sucede nada, espera. Vuelve a expresar su incomodidad.

Berta :(Sin mirarlo) Qué sucede.

León : ¿La señora va a esperar al señor?

Berta :Sí. Pero quizás tarde.

León :No es molestia. En mi oficio he tenido cientos de fantasmas sentados frente a mí.

Berta :¿Y qué has hecho?

León :Nada. Esperar.

Berta :Haz lo mismo. Sin carraspear..Silencio breve.

León :(Mira hacia adentro) ¿Se presentará?

Berta :Tiene que hacerlo. Es el padre..León :Ha dicho que tiene rota la memoria, que está muriendo.

Berta :Morirá pronto seguramente, pero todavía puede hablar.

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León :Sí, eso creo. (Pausa) ¿Desea un aperitivo?

Berta :No.

León :Si la señora ya no bebe alcohol puedo ofrecer un ligero té blanco con flores de crisantemo.

Berta :Gracias. Esperaré.

León .Como guste. Es una tarde muy agradable en todo caso.

Berta :Una tarde de mierda.

León :¿Qué dice?

Berta :Lo que pienso. Siempre lo hago. (Pausa) Sobre todo a comienzos de otoño.

León :Perdón, no lo sabía (Pausa) La cena consistirá en congrio adobado con jengibre, limón, pimienta molida y …

Berta :No sigas, esto es insoportable. Sólo te faltó la música de fondo, Liszt o Debussy, para que tu puesta fuera completamente ñoña y relamida. Realmente vergonzoso.

León :¡Qué dice, nunca me esmeré tanto, nunca puse tanto amor y esperanzas en algo!

Berta :Lo hiciste pésimo.

León :Qué lástima, con Frederik y Estefanía pensamos que resultaría cálido y fraternal. Que mataríamos.

Berta :No tengo muy claro lo que haces, pero esto habla muy mal de tu creatividad. Me decepcionas.

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León :Debe ser que la presencia de la muerte me deprime.

Berta :No es contagiosa.

León :Pero me descompone, acecha, respira. ¿Desde cuándo está aquí?

Berta :Supongo que desde cuando supo que no podíamos defendernos, que habíamos quedado solos. Pero no quiero hablar de eso.

León :Tampoco yo; así que trate de ser amable o mentirosa conmigo, para evitar tempestades.

Berta :Está bien. Pero aclárame si esto es tragedia, comedia o mascarada.

León :Nada de eso, es sólo la cena de un hijo a sus padres.

Berta :Ah, mascarada.

León :Usted es profesora de artes plásticas, con mención en pintura; eso no la hace experta en decoración o puestas en escena, por culta e importante que sea su familia. Por lo demás, yo no soy sólo esto, soy una fascinante caja de sorpresas, canto con igual maestría canciones románticas, procaces, políticas o revolucionarias; bailo, recito, me transformo en reina, en puta, en re`contra puta, en santo o en mono de feria.

Berta :No te pongas agresivo, no lo soporto.

León :Hubo un tiempo en que todo lo que hacía le causaba gracia. Incluso recuerdo que una vez la vi reír.

Berta :Yo también lo recuerdo. Fue antes de la primera señal de tus afectos sórdidos. Breve silencio.

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León :Una madre feliz, una plaza, su hijo juega, pasa otro niño; el niño que juega lo mira fascinado, lo mira hasta que se pierde de vista. Sonríe, luminoso. Sin retorno, sin revocación, se le ha colado el amor difícil por una pequeñísima rendija del alma. Y lo inmutable, lo que consideraba establecido para toda la eternidad, se le rompe a la mujer en mil pedazos. ¿Frágil la felicidad, no?

Berta :Maricona.

León :Hace años escribí una canción con el tema de esos dos niños, Frederik le puso música, ¿quiere escucharla?

Berta :Por ningún motivo.

León :Hace bien; la verdad es que contra toda lógica y aspiración personal, mi adaptación de La Danza del Mono de Feria, de Milos Lubicz, es lo que más me celebran.

Berta :¿Dónde? ¿En el metro? ¿En las esquinas?

León :En las fiestas de la tristeza. Después de algún desengaño, de un jale y de cuatro o cinco vodkas, se me nubla el alma…y me lanzo…(salta al medio del patio, danza como mono)-Al son de una vieja melodía -y en tanto llueve una lluvia podrida-salta, salta, viejo mono de organillo,flaco mono de feria pobre. Desterrado mono.¡Vamos, brinca, brincasobre el vacío cielo del crepúsculo,sobre tu perdida selva!Enjuga tus llantos, mono galante,taciturno y ridículo;mono sarnoso del amor muerto,mono sin ley, mono rey. mono gaymono amargocomo el odio en los ojos de los puros.¡Un salto más! ¡Mari chi weu!¡Un salto todavíapara hacer reír a las muchachas desnutridas,a los desdentados ancianos!¡Oh, sucio, espantoso, escuálido,mísero, epiléptico mono,

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animal puro de todas las nostalgiasno perdones nunca a los que te desterraron!.

Berta :(Después de un silencio) ¿Tienes novia, hijo?

León :No. Novia no. ¿Qué le pareció?

Berta : Truculento…Y ponzoñoso.

León : ¿Notó que al mono le iba como la mona? ¿Qué era negro, comunista, gay y mapuche? Ese mono de mierda es el resumen general de todas las desventajas, ¿no le quedó claro?

Berta :Pienso que la sociedad tiene pleno derecho a querellarse contra ti por atentar contra la poesía establecida.

León :¿Tanto madame?

Berta :Y contra todos los adaptadores de las grandes obras; sino tienen talento para crear sus propios textos menos lo van a tener para manipular los de algún clásico.

León :Que yo sepa los clásicos fueron los más consumados maestros de la adaptación-manipulación, ¿o usted piensa que Medea, la Opera de tres centavos, Romeo y…

Berta :No me enzarzaré contigo en discusiones bizantinas, lo que representaste es deplorable, y basta ¿Tienes que andar mostrando eso por las calles para sobrevivir?

León :Desde luego que no.

Berta :¿Cuándo dejarás que te ayudemos?

León : Nunca.

Berta :Tu padre está haciendo el testamento.

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León :Que lo siga haciendo, aliéntelo, quizá logre su obra maestra como escritor. Le traje un regalo (va al carro, saca una caja, la alza triunfal) ¡340 años de prestigio para su prodigiosa paleta de pintora anulada. (Se la entrega ceremoniosamente) Ábralo. (Berta lo hace, lo que ve dentro de la caja la perturba. Se pierde) ¿Qué le pasa?

Berta :Nada…son preciosos.

León :Pinceles y pinturas Rembrandt auténticos. Me los vendió su propio hijo.

Berta .(Acaricia brevemente el contenido de la caja, se los pasa) Guárdalos, que César no los vea todavía.

León :¿Por qué?

Berta :Es un viejo envidioso. Sírveme un té. Sencillo. (Señala) No debiste traer pasteles, por ningún motivo, ahora me hacen mal, y a él peor, pero es un goloso irrefrenable, así que escóndelos.

León :(Le sirve) ¿Cuántas de azúcar?

Berta :Ninguna. También me hacen daño.

León :¿Dónde guarda la sacarina?

Berta :No uso, él tampoco.

León :Es decir que se están dando la vida el oso. (Ademán de salir)

Berta :¿Qué vas a hacer? Quizás él duerme.

León :Voy buscar cigarros. Cuando pienso en lo bella que es la vida me dan ganas de fumar.

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Berta :Fuma de los de él, así retrasas un poco su muerte. Los esconde en el buzón de las cartas.

León :(Va al buzón. Saca unos prismáticos) ¿Y esto?

Berta :Los usa algunas veces, por si puede ver manoseándose a las colegialas en la plaza del frente.

León :¿Desde cuándo?

Berta :Creo que desde que el lesbianismo adolescente se puso de moda, o desde que él se aburguesó .Los viejos burgueses son lúbricos.

León :¿Y usted no se enoja? ¿No le duele?

Berta .¿Tú crees que se podría excitar viéndome a mí en pelotas? (León la mira en silencio, enciende el cigarrillo sin dejar de mirarla) ¿Qué estás pensando, degenerado?

León :Nada, no soy tan imaginativo. En todo caso usted no podría estar en pelotas, no tiene.

Berta :Fue un decir, estúpido.

León :No se enoje, los estoy atendiendo como a reyes; no es culpa mía de que hasta el aire les haga mal.

Berta :Si vinieras más seguido podrías haberte enterado.

León :Les tengo pánico; él es un silencio sádico y usted un monstruo de preguntas.

Berta :De preguntas que nadie responde. A veces me siento la paria del mundo.

León :De ciega, de obsesa.

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Berta :Naciste con una cruz sobre los hombros, y no hay a quien culpar de ese crimen. ¡A quién mierdas se puede culpar cuando te duele la vida entera, desgraciado!

León :A ustedes, a mí, a todos, a nadie, depende. Cuando Petar Zlatar, un sencillo campesino croata refugiado en Valparaíso sorprendió a su hijo encamado con Frederik, dijo “No teman, no tengo nada contra dos personas que se aman”

Berta :No me endilgues leyendas de tu mundo, y menos cuando lo haces sin mirarme a los ojos. Debo olvidarte, no soy capaz, me envenenas, no quiero que me envenenes, eres una verdad insoportable, ¡cuándo podremos tener la fiesta en paz!

León :Nunca, no somos capaces. Pero…¿lo que acaba de decir es freudiano, agustiniano, sadiano o nietzcheniano?

Berta :No lo sé. Dios escribió un estudio sobre tu caso, lo llamó “El pecado infinito” Curioso, porque el infinito no tiene comienzo ni fin. (Pausa) Hueles a tragedia, hijo. ¿A qué viniste en realidad?

León :Me trajo un arco iris que señalaba la llegada de un barco. Lo vimos después de una fiesta bestial donde habíamos quedado hechos polvo; verlo y jurar que lo tomaríamos fue una sola cosa. Desde ese momento Estefanía, se apartó de los sitios de la podredumbre y se puso a ensayar canciones de amor, y Frederik convirtió su vida en un puerto donde lo espera sonriendo, aunque la sangre no cesa de brotarle por la boca, el alma y el culo. (Pausa) Los dos están desahuciados, están muriendo…Y son lo único que tengo.

Berta :No entiendo. (Mira hacia adentro) ¿Por qué él? ¿No hay nadie en Valparaíso que pueda ayudarte?

León :Ni en Valparaíso ni en Santiago ni en el mundo. Además ya se lo dije.

Berta :.¡No debiste hacerlo sin consultarme, yo soy la que lo cuida, la que lo soporta!

León :No es un baboso incapaz de tomar decisiones, es mañoso como todos los viejos del mundo nada más.

Berta :

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Tiene setenta y cuatro años, y está muriendo.

León:Exagera, telenoveliza; lo he visto bien.

Berta :No exagero, lo sé porque lo mira todo con desolación, despidiéndose.

León :Quizás no lo noté porque a mí me mira con nada en los ojos.

Berta : Está disgustado contigo porque no apareciste para la ceremonia de su premio. Te esperó.

León :No creí que fuera oportuno. Además pasaba por una buena racha de giras y contratos.

Berta :Alfonso vino desde Holanda.

León :De él no puede pensarse que aparezca por interés…Ni que produzca escándalo en la sagrada familia. ¿Vino solo?

Berta : Desde luego. Ella no existe.

León : Existe, ya le ha dado dos nietos.

Berta :Lo sé… Esos niños encarnan una terrible trampa en el juego.

León :¿Los conoce?

Berta :No.

León :Que horror.

Berta :No te atrevas a juzgarme. Pares, amas, forjas; dejas de ser para que otro lo sea todo, y entonces aparece una buscona y se apodera de él, me relega. ¿Exigirme que la reciba con los brazos abiertos? ¿Que la integre a mi vida? No, esa despojadora no entrará nunca a esta casa. Pero recuérdame por lo que amo, no por lo que odio.

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León :¿Y qué ama?

Berta :No me interrogues, si no sabes algo de mí ya no vale la pena que lo sepas. Háblame de ti.

León :Se llama Octavio.

Berta :¿Qué hace?

León :Me traiciona. Me desvalija.

Berta :Te pregunto por su profesión, si es que la tiene.

León :Es hermoso hasta hacer daño, para que más.

Berta :Ah, un cafiche, un puto. Que horror.

León :No se atreva a juzgarme, los manuales dicen que los hijos sólo podrán ser felices si sus padres lo son.

Berta :Déjanos ayudarte, por favor.

León:A eso vine.

Berta :No me refiero a esa clase de ayuda.

León :¿Entonces en qué podrían? Mi felicidad depende exclusivamente de lo leales que puedan ser los lobos a los que les entrego mi amor, sean padres, amantes o amigos. (Va al carro, revisa la comida, señala) ¿Va a venir?

Berta : Sí, ten paciencia.

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León :No es por mí, mis exquisiteces perderán el punto. Son más de las cinco.

Berta :Para los demás, para nosotros el tiempo es una sola línea larga. Pero no temas, ya aparecerá. Dime, ¿has sentido asco alguna vez?

León :¿Y eso?

Berta :¿Lo has sentido?

León :Sí.

Berta :¿De qué?

León :No quisiera herir su sensibilidad.

Berta :Ya lo hiciste al mujerizarte. Responde.

León :De un culo. De un culo fétido, magro, aborrecible. Le dicen “La Esmeralda”, no sé porque, quizás porque lo hunden a espolonazos; es un borracho apestoso, al que la vida y la ropa se le andan cayendo a pedazos. Me salió una noche cruzando la plaza Echaurren, me extendió unas monedas miserables, se bajó los pantalones y se puso en posición de perra rogándome que me lo tirara, me decía que yo era hermoso, que era un sueño, que me lo follara por lo que más quisiera en la vida, que si quería después podía matarlo, pero que se lo metiera; se abría el horrendo culo con las dos manos, lo movía asquerosamente, “¡por favor, por favor, métamelo, métamelo!...me suplicaba con todas las súplicas inútiles del mundo…Fue espantoso.

Berta :Me lo imagino. Pero no era necesario tanto detalle.

León :Tampoco era necesaria la pregunta.

Berta :¿Ese es el mundo inmundo donde te ocultas?

León :

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Nunca me he ocultado de nada ni de nadie, no soy un monstruo.

Berta :Habitas entre el vicio, lo contranatura y la pestilencia, ¿crees que ocultándote detrás de lo repugnante te librarás de las garras de Dios?.

León :Dios no tiene nada que ver en este asunto, señora, mis huesos son más antiguos que su voz; cuando El apareció en la historia con su montaje del bien y del mal hacía mucho tiempo que en la hora del amor nuestros cuerpos se expresaban libremente. Por si eso fuera poco, el placer y la libertad están incluidos en el bien.

Berta :Estoy esperando. ¡Responde lo que se te pregunta!

León :Cristianamente no tengo idea, nadie la tiene; mientras no estemos frente a El no sabremos si en el rebaño estábamos entre los malditos o los benditos. Fin del interrogatorio. (Saca una carpeta del carro) Aquí está explicado todo mi proyecto; decida si me va a apoyar frente a su excelencia.

Berta :(No la toma) Ya lo vi; es un proyecto casi rastrero, cada párrafo, cada palabra rezuma desesperación, ansias de ser aceptado. Sólo les faltó firmarlo con llanto, me apenó mucho.

León :Necesito alejarme de Octavio.

Berta :Te felicito, es lo más juicioso que has dicho.

León :El amor de su boca mentirosa me está volviendo loco; ya no quiero más que olvido.

Berta :Eso no lo entiendo.

León :Juega, siempre juega conmigo; es una perra sin dios ni ley, pero tiene todo lo que necesito en este mundo.

Berta :Te compadezco.

León :

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No me compadezca, apóyeme. Sé que yo también estoy metido en sus entrañas. Sufrirá cuando me vaya. Quiero saber que llora sangre, que anda con el corazón a la rastra.

Berta :Despecho, venganza, enajenación. De nada te servirá poner distancia.

León :Eso déjemelo a mí.

Berta :Está bien. Ya te dije lo que me parecía tu carpeta.

León :No la traje para que me hiciera una crítica.

Berta :Cambia las fotos, o pon las edades correctas. Esa cosa que aparece primero en el set de imágenes no puede tener treinta años.

León :Se llama Estefanía.

Berta :Llámese como se llame tiene muchísimo más.

León :Tiene treinta; lo que pasa es que es droga, alcohólica, puta y desolada como ella sola. Pero canta maravillosamente. Escucharla es como ver salir el sol desde un tarro de basura.

Berta :Un horrible ruiseñor.

León :(Pausa breve) No sabe cuanto se ha mimetizado con su marido, desde que llegué me ha dado la impresión de estar hablando con una sola persona.

Berta :Tonterías. Todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros. Orwell, si mal no recuerdo.

León :¿Lo ha leído?

Berta :No, se lo he escuchado decir a tu padre. Había alguien más en la carpeta.

León :

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Frederik. Es un pianista y compositor polaco de excepción.

Berta :Que hace.

León :Toca el piano, compone y habla polaco; que es el idioma que hablan todos los polacos desde que nacen hasta que mueren.

Berta :Digo con ustedes.

León :Hace quince años vino a dar un concierto al Municipal, y en la tournée de despedida por los barrios malditos se enamoró de un cantante de boleros y después de Valparaíso. Lo conocí en la posta, sollozando y sangrando por una pateadura que le había dado ese hijo de puta. Desde entonces somos amigos y compañeros de trabajo.

Berta :¿Qué hacías tú en la posta?

León :Intoxicación.

Berta :¡Por dios, cuánta sordidez!

León :Con almejas.

Berta :Idiota. En todo caso te agradezco mucho que no los hayas traído. ¿Cuándo sale el barco?

León :Crucero, no vamos a actuar en un carguero ni en un lanchón.

Berta :¿Cuándo sale?

León :Dentro de un mes, creo, por eso tenemos tiempo todavía para ensayar lo que nos va a escribir el gran padre blanco. (Señala hacia adentro)

Berta :¿Verdaderamente es muy importante para ti?

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León :Para los tres. Frederik sangra constantemente y Estefanía se pudre.

Berta :¿Y con esas ruinas humanas piensas triunfar?

León :Unidos somos maravillosos en lo que hacemos. Pero no he hablado de triunfar, sólo queremos llegar a Itaca.

Berta :Itaca…¿Para allá va el barco?

León :No. Nosotros.

Berta :Como madre no me parece un buen sueño.

León :No es un sueño.

Berta :Peor todavía. Estamos en el siglo veintiuno y hace una eternidad que en las llanuras de Tesalia ya no existe nadie que crea que hay dioses en el Olimpo ni que anden por ahí héroes, diosas y centauros, toda fantasía llegó a su fin. Itaca es sólo una isla pequeña y pobre, si piensan quedarse allí terminarán vendiendo quesos o leche de cabra.

León :Haremos todo lo posible por llegar, sea legal o ilegal, humano o inhumano.

Berta :Las barcas que van hacia Itaca parten llenas de tripulantes muertos ¿Sabes por qué?

León :No.

Berta :Porque cuando se embarcan ya están muertos.

León :También las que van hacia el páramo de los padres…Pero nunca dejan de partir.

Berta :No te vayas, maldito, algún día alguien firmará el decreto que pondrá fin a tu exilio, y necesito estar ahí.

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León .Hermosas palabras…que llegan amargas, absurdas y a destiempo.

Berta :No sé porque sufro por ti, eres tan ponzoñoso, tan…

Voz César :Anuncio que arribo a ésa dentro de un minuto. ¿Cómo debo presentarme?

Berta : Ponte una chomba delgada. Y calcetines. (A León) No guardaste el regalo, no escondiste los pasteles. ¿Por qué lo hiciste?

León :No lo sé…Palabra.

Berta :Insidioso.

Aparece César. Usa bastón. Cuerpo ligeramente ladeado hacia la derecha.

César :¿Qué recibimiento es éste? ¿Qué hice ahora?

Berta :No es contigo.

León :¿Descansó?

César :Sí. Estaba trabajando.

León :¿En lo mío?

César :No. (Señala) Pasteles…

Berta :De los que te hacen peor.

César :No empecemos. Sabes que ya no importa.

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Berta :(A León) Ayúdale.

César :(Desestima el apoyo) Gracias, puedo hacerlo solo. (Va, se sienta con cierta dificultad) Lo que pasa es que la muerte me nació curca adentro, y a veces me entorpece los movimientos. Pero no es nada grave. Todo lo que necesito es un lugar para no morir. Bien (señala la mesa) Adelante.

León :(A Berta) ¿Sirvo?

César :No. Sé que preparaste una gran cena, pero yo no perdono la hora de onces. Además estamos acostumbrados a cenar después de las siete.

León :No es problema. ¿Té o café?

César :Si es con pasteles, té.

Berta :Sí, té…con tostadas.

León :Tostadas…Eso no lo pensé, se trataba de una cena.

César :(A Berta) ¿Qué cuidas cuándo me cuidas, bruja? No es el sexo, no es esta casa sin hijos y sin nietos; no son mis libros ni la pensión de indigente que me da el estado ¿qué es entonces? (A León) Tengo un conocimiento cirujano de las heridas, pero desconozco el origen de esta que me inflige tu madre. Miro hacia el fondo y veo un amasijo de venganzas y morbosidades; pero también veo terror, un terror primitivo a la soledad, y entonces se me torna desoladamente humana…y no sé si abrazarla o destrozarla. ¿Qué harías tú?

León :Perdón, estaba pensando en otra cosa.

César :¿En qué?

León :Pensaba en que puedo servirle.

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César :No lo sabrás nunca. Tu madre ha llenado la casa de órdenes alevosas. ¡No comas eso, no bebas, no fumes, no te manches la ropa, no salgas solo a la calle, no duermas boca arriba, no te metas en la cocina; ponte la chomba, sácate la chomba, y el calcio, el magnesio, el hierro, el potasio y la puta madre que los parió! Porqué, para qué, es inevitable que llegue el tiempo asesino en el que ya nada de lo que nos constituye se regenere, en que lleguemos a la imposibilidad biológica de seguir existiendo, entonces para que tanta porfía, para que tanta tortura. Cuando no tenga garganta, cuando no tenga lengua, te voy a maldecir con los huesos por esta atrocidad, esposa mía. León :(Después de una breve pausa) No sé que servirle.

Berta :Si no quieres que se ahogue, que aulle y que se cague en la noche, dale solamente un té con tostadas.

César :No hay tostadas, se olvidó de mí. Es su costumbre.

León :No me olvidé, no sabía a lo que había quedado reducido.

César :¿Y cómo ibas a saberlo? No vienes, no llamas, no mandas recados. ¿Acaso no tienes un maldito notebook?

León :Sí, y sé su e-mail y el de ella.

César :¿Entonces por qué crestas no te comunicas?

León :Mi e-mail es “pandora@gmail.com”

César :Jamás enviaré un mensaje a ese nombre.

Berta : Tampoco yo, hijo. Cámbialo. (César se para, va hacia el buzón) ¡Qué vas a hacer!.

César :Uno nomás, el de las seis.

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Toma los cigarros, no encuentra conque encenderlo. Desde la distancia León saca un encendedor, lo enciende. Se miran.

Berta :Que lindo cuadro, el hijo cavando la tumba del padre. Muy moderno.

León :Si yo estuviera en su lugar no sacrificaría ni uno solo de mis momentos felices por prolongar una vida tan miserable.

Berta :No eres él ni estás en su lugar; tampoco lleva una vida de martirio, ha pasado todos sus días sentado en un edén. En un paraíso donde ni yo ni tú ni Alfonso hemos podido entrar nunca. El señor es un creador.

León :Lo sé, el mejor de todos. (Va cantando hacia él con el encendedor en alto) ¡Alabaré, alabaré, alabaré a mi señor!...(Le enciende el cigarro) Concretamente, ¿de qué está enfermo?

Cesar :No es enfermedad, es el final: un derrumbe generalizado.

León :¿Eso incluye a la voluntad de vivir?

César :No. Suplicaría de rodillas por seguir viviendo.

León .¿Por qué no lo hace?

César :Sólo lograría agregar patetismo a la desesperación. Además todas las oficinas están cerradas, no hay donde pedir prórroga.

León : Aún es temprano, no creo que Dios haya cerrado su oficina; es un funcionario lleno de energías que ansía hacer un buen trabajo, para ser recordado en la posteridad.

César :Claro, pero si atiende por orden de llegada, como es de justicia, yo debo estar detrás de millones y millones de personas, y sólo me quedan un par de meses.

Berta : No lo tomes demasiado en serio, le encanta chapotear en la angustia. Todavía no se da cuenta de que el existencialismo pasó de moda. No sé como le dieron el premio.

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César :Me lo dieron porque en este país a la clase alta, venida a menos o a más, se le respeta como a un dios. Además, piensan que soy moderadamente conservador, moderadamente católico y moderadamente cualquier cosa; por otra parte, los escritores realistas no han comprendido nunca que el verdadero realismo revolucionario consiste en no decir la verdad, por eso tienen que esperar gobiernos de derecha para recibir su premio.

Berta :Cínico.

César :Realista. A propósito, muchacho, no sé donde iré a ir a parar con mi muerte, así es que estoy en lo del testamento.

León :Lo sé. No vine a eso.

César :A juzgar por tu equipaje eres un muerto de hambre.

León :Vine sólo por una semana, pensé que bastaba para ponernos de acuerdo. Además imaginé, como es natural, que usted se sentiría padremente feliz escribiendo algo para mí.

César :Te equivocaste. No es posible. (Se va a sentar)

Berta :En otro tiempo, en otras circunstancias, hubiese sido hermoso; pero ya lo ves, se apaga.

León :No le creo.

Berta :Necesita cada gota de energía y lucidez para terminar su última novela.

César :No me defiendas, no soy un imbécil.

Berta :Para terminar su última novela…Que no es otra cosa que el compendio general de sus justificaciones frente al cementerio de sacrificados a su altar.

César :Boludeces, te momificaste por obra propia, no por obra ajena.

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León Escuche. En realidad hemos reunido mucho material y quizás pudiéramos armar algo con Frederik y Estefanía, pero sin su ayuda va a terminar siendo la misma hibridez seudo rupturísta de siempre. Nosotros escribimos espectáculos para sobrevivir, usted escribe para mañana.

César :Entonces vuelve mañana.

León :¡No se burle!

César :Nunca has leído ni una sola de mis novelas.

León :Se equivoca (lejano rumor de voces alegres) Puedo citar párrafos enteros de cualquiera de ellas. ¿Sabe por qué?

Berta :Te buscas.

León :Si, las he recorrido de arriba abajo, como un país.

Berta :Donde no estás. Yo tampoco.

César :¿Y a qué mierdas quedó reducido este país, sino a un lugar donde uno no puede encontrarse? País de nómadas, país extraño a los vivos y a los muertos, que avanza hacia nada, orgulloso de su espléndido subdesarrollo.

León :Esa es otra historia; su fuerte es la dictadura civil, siniestra e insaciable. (Cita)“Quizás mañana los jueces confiesen sus culpas y el hombre pueda salir en libertad” Frases como esa conmocionan. (Pausa) Llevan a pensar en viejos abyectos, que juegan con nuestro destino, envueltos en un silencio de piedra.

Risas, llamados, algarabía.

Berta :Tus putas…

Cesar :

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El desalojo…un pueblo destituido de su historia, arrojado fuera de ella como parásito, como paria….Y todos sus creadores rezando por un Fondart

Berta .Tus putas. ¿No vas a refocilarte espiándolas?

César no se mueve. León lo observa brevemente, toma los binoculares, mira.

León :¡Vaya, es un festín de juventud el que se da! ¿Ya se ha familiarizado con algunas? ¿Las ubica? (Silencio) Ríen, ríen…¿Qué les causa tanta gracia?

Berta :Hablar de drogas, de perversiones, de sexo.

León :No, no, la perversión es oscura, ahí yo sólo veo claridad…Dos se han tomado de los hombros…se miran…se atraen…se besan. Veo sus lenguas buscándose…la más decidida le soba las tetas…A las demás no les importa, ni siquiera las miran, supongo que siguen hablando de la vida joven…¿Pero de qué tendrían que sorprenderse?, esas que se besan son dos seres humanos en travesía por lo humano. (Deja de mirar, se vuelve hacia ellos) Los humanos, mi viejo, podemos cometer actos inhumanos o contrahumanos, pero no podemos cometer ningún acto no humano. Ninguno. (Vuelve a mirar) Jóvenes, alegres, engolondrinadas…Pero no es mi manjar favorito y el panorama no cambia. Mirando me vuelvo ajeno, solitario…(Deja de mirar) ¿Quién es usted cuando mira ese espectáculo? ¿En qué se transforma?

César :Tengo hambre.

León :¿Qué es? ¿El vicio, la impotencia, la inmoralidad?

Berta :Basta ya, no estás interrogando a un malhechor.

León :¿La senilidad, la hipocresía? ¿Qué es cuando tirita y se sobajea mirando?

Berta : ¡Te lo dije!.

César :Déjalo, si creer que soy un vejestorio babeante y depravado lo hace feliz, que lo crea. Quizás lo sea de todos modos. Nunca lo había pensado. Sírve.

León :

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(Guarda los binoculares) Pasó su hora de onces. Serviré la cena.

Comienza a despejar la mesa, entre otras cosas toma la caja del regalo.

César : ¿Qué tiene esa caja? ¿Me están ocultando chocolates o algo así? (A Berta) Te advertí que no me jorobaras.

León : Es un regalo. (Se lo muestra)

César :(Mira, toca) Extraordinarios. Es algo que tu madre siempre quiso tener y por lo que sé, estos son los mejores. (Lo mira a los ojos) Lástima que ya no le sirvan, jubiló hace un año.

León :¿Jubiló? ¡Por qué no me lo dijo!

César :Cualquier hijo de perra sabe cuando su madre jubila. Alfonso le mandó tulipanes desde Holanda. Un gesto espléndido. Y carísimo.

León :Claro…

Berta : No pongas esa cara de mártir, ardiloso de mierda, tú te la buscaste.

César :¿Buscarse, qué?

Berta :El sabe.

César:(A León) ¿Lo sabes? (León sigue despejando la mesa) Por tu expresión más parece que recibiste un golpe en las bolas. Pero no me inmiscuiré, tengo hambre y quiero alcanzar a trabajar algunas horas.(A Berta) A la editorial le interesa que muera antes por eso de la cobertura, pero no pienso darles en el gusto, ¿crees que lograré terminar?

Berta :No. Aún puedes hablar y moverte, pero escribir es mucho esfuerzo, te cansas, te duermes, babeas el teclado.Y ya no puedo ser tu arrimadero

César :Nunca lo fuiste, anciana.

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Berta : Anciana la perra que te parió.

César :No. Según críticos y lectores aparecí misteriosamente en la narrativa de este país cuando era más necesario. Eso echa abajo tu teoría de que mi madre fue una perra ignara. La verdad es cruel con nuestras necesidades, longeva.

Berta :Ya no tienes gracia, infeliz; eres un mono decrépito repitiendo tonterías.

León :No peleen, por favor, me revientan las luchas caníbales.

Berta :Vernos pelear te provoca preorgasmos, farsante.

César :Ella no puede tratarme mal, muchacho, he sido un esclavo, un galeote de la vida, corriendo de este mundo al otro por sus dietas, sus cremas y sus cirugías, apoyándola en esa lucha irracional que mantiene contra el tiempo. Todo está hecho para ser perdido, pero no lo acepta; ya nada es de ella, salvo la mirada, esa mirada que me implora que no la deje ser fea, que no permita que se deforme. Decididamente, este vejestorio absurdamente vivo en un cuerpo muerto, transformó mi vida en una expiación inacabable. No temas, no va a llorar, podrían acentuársele las arrugas.

Berta :¿Llorar?...¿Por qué? No hay insultos ni argumentos que puedan cubrir tu impotencia y tu falta de coraje, dos ultrajes que jamás te perdonaré.

César :¡No soy impotente, renuncié a ti porque eres un sarcófago que pare podredumbre, nada más que podredumbre!

León :¡Se extralimitan!

César :¡Tú no te metas, nada sería como es en mi vida si ella no hubiese sido una bola de odio que lo destrozó todo a su paso!

Berta :Tus parientes eran un nido de víboras, tus amigos traidores y tus hijos apóstatas.

León :

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¡Qué dice!

Berta .La mitad de lo que diré si este animal sigue mortificándome

León :¡Qué clase de vida es está, qué los une!

Berta :El pasado, el hogar, la necesidad de venganza, qué sé yo.

César :El fracaso. Cuando dos viejos desnudos contemplan los restos de su naufragio, no les queda otra que abrazarse.

Berta :No es el infierno, no siempre damos este penoso espectáculo. No sé lo que sucede.

León :Yo.

SILENCIO.

César :(Se levanta) Necesito un trago.

Berta :Vamos a cenar.

César :(Señala la mesa puesta) www.comacaca.cl. Por eso necesito un trago antes.

León :El aperitivo está frente a usted.

César :Me refiero a un trago de hombre.

Léon :Traje un Berrie sour. Es del que toma Octavio.

César :¿Quién es esa mierda?

León :Mi amor.

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Berta :Siéntate. Ya hemos desentonado bastante.

César :Sí, creo que tienes razón. (A León) No te atrevas a servirme de ese vino.

Comienzan cenar. Después de un breve instante.

Berta :El día en que jubilé salimos a celebrarlo con Cesar, fue fantástico. El no es parrandero, yo tampoco; pero bailamos, tomamos y fuimos felices. El estallido de la libertad me trastornó completamente, amé vivir, pensé que podría dedicarme a muchas cosas, recuperar muchas postergaciones…Pero bastó una semana para darme cuenta de que el tiempo había devorado demasiada vida, que había dejado frente a mí un mundo en ruinas. (Pausa) Te estoy dando disculpas por mi comportamiento.

León :No era necesario; yo no dejo de sentirme un intruso aquí, y quizás eso me haya puesto agresivo.

César :¿No es una ronda de descargos, verdad? (Silencio) Qué bien, porque estoy convencido de que las culpas son inmortales, de que las heridas incurables existen. Bueno, la tarde avanza. ¿Qué pasa contigo y Alfonso? ¿Te escribe? (Se desdice con gestos) No, no respondas a eso. Dime, ¿has sentido asco alguna vez? (Silencio) ¡Responde!

León :Por supuesto, lo siento cada vez que bajo a los subterráneos de alguna familia.

César :¿Ah, si? (Pausa breve) Es una buena información, pues te lo pregunto por cultura general, el asco ha adquirido un significado que escapa por completo a mis conocimientos. Estalló un día en mí, oscuro y violento, y desde entonces nunca me ha dado tregua, a veces me crispo de náuseas con terribles espasmos estomacales, otras veces el martirio es mental, lo que es mil veces peor, porque entonces tomo conciencia de que se ha agolpado en mí la totalidad del asco humano…¿Qué piensas de eso?

León :No lo sé, es posible que alguna culpa se le haya podrido en las vísceras.

Berta :No una culpa, una desgracia. Pero no respondiste a lo que te preguntó tu padre, que era sobre tu hermano.

León :No me dejó, salió con otro golpe bajo.

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Berta : No te excuses, tienes la fea costumbre de no responder a lo que se te pregunta. Queríamos saber de tu relación con Alfonso, cuando vino a lo del premio hablamos mucho con él. No piensa regresar

León :Eso creo.

César :¿Cómo que lo crees? ¡Lo sabes muy bien!

Berta :Después de su visita tu padre empeoró.

César :Pamplinas, es el avance natural de la destrucción, nada más.

Berta :No puede, o no desea hacerse cargo de los derechos de autor de tu padre; tampoco tiene tiempo de recibir su parte de la herencia.

León :No sé porque me cuentan eso, muerto el esposo todo es de la esposa.

César :La esposa no sobrevivirá ni un mes sin tener cerca a alguien a quien odiar. Por lo que hemos decidido…

León :No cuenten conmigo para nada de eso, ya se los he dicho.

Berta :Si quieres llegar a Itaca tendrás que aceptarlo.

León :Llegaré, pero no a ese precio.

Berta :(Golpea violentamente sobre la mesa) ¡No somos un par de leprosos!

León :¡Nunca he pensado eso!

Berta :

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¡Lo das a entender a cada momento, hasta cuándo!

César :Calma, Berta, como dijo Ionesco, “Las cosas son sencillas en realidad”, palabras del señor Smith en “La Cantante Calva”. Agotada toda posibilidad de diálogo, tendremos que quedarnos mudos, cavilosos. (Pausa breve) Y para cavilar necesito un trago, un cigarro y mi viejo sillón. (Se levanta, va hacia el buzón)

León :No sé por qué tanta vuelta y revuelta, ustedes saben bien a lo que vine.

César :(Se detiene) No, no lo sé. No creo que hayas pensado seriamente en que yo podría escribir algo así. Nada sé de teatro, ni mucho menos del tema que pretendes tocar.

Berta :Pero conocemos a varios autores que estarían dispuestos a cooperarte en eso.

León :Yo también. Y Frederik y Estefanía.

Berta : Entonces se ve claro que las cosas no son tan sencillas.

César :Además, tengo entendido que en una buena obra de teatro se desnuda a los personajes sin sacarles la ropa, y sospecho que eso no va contigo.Lo único que puedo hacer por ti es darte un consejo: saqueen a Wihtmann, a Proust, a Foucault, a Wilde, ahí tienen poesía, profundidad y locura, una mezcla excelente. Y son todos afines a la causa homo, por lo demás.

León :No soy portavoz ni adalid de ninguna causa; soy un actor-transformista que le está pidiendo a su padre escritor que le escriba una obra.

César :¿Y de qué podría hacer hablar a dos espeluznancias pintarrajeadas y una enana absurda? ¿De la Crítica de la Razón Pura? ¿Del estatus socio-cultural de los signos lingüísticos?

Berta :No son el Royal Shakespeare, pero merecen algún respeto, César.

César :Que me respeten ellos. Es brutal pedirme que gaste mi último aliento escribiendo una parodia obscena o un panegírico sobre la homosexualidad. Deja de joderme, necesito prepararme, con la parca no se negocia.

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León : Si es verdad que se está muriendo sea sincero, no olvide que los moribundos pierden siempre la última batalla, esa que se da contra los fantasmas.

César :¿Me estás amenazando?

León :Le estoy dando la posibilidad de que confiese su homofobia, de que vomite sus odios y sus frustraciones.

César :¿Homofobia? ¡Has hecho de tu vida lo que has querido, sin recibir nunca el menor reproche de nuestra parte!.

León : Cualquier acto, cualquier palabra sucia, cruel o amarga es preferible al silencio.

Berta : No te atrevas a darnos lecciones, nos hemos hecho añicos por dentro para no dañarte.

León :Fue lo peor que pudieron hacer, ese silencio que deja desnudo y cuestionado forma parte de la violencia crónica contra nosotros. Nos endosaron una culpa más fuerte que la lepra, y desde entonces nos presumen entes sin identidad ni lugar en el mundo, huachos totales a los que es lícito golpear, escarnecer o asesinar. Y no hay donde escapar de ese genocidio cotidiano, todos los caminos llegan al silencio. Lo han hecho muy bien, la maquinaria que han montado funciona a la perfección, la patria, la ley y la santa madre iglesia, se los agradecen. Nuestros besos son sucios, nuestras caricias obscenas y nuestro amor una eyaculación abyecta de animales malditos.

César :Aborrezco los lugares comunes, te agradecería que guardaras el proselitismo para tus espectáculos.

León :¡No se burle de mí, no me descalifique!

César :No lo hago, soy muy sincero cuando te pido síntesis y fidelidad al sentimiento, la apología ablanda el discurso. Pero me has sorprendido. (A Berta) ¿Qué le sucedió?

León :¡Pregúntemelo a mí!

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César :(A Berta) ¿Qué le sucedió?

Berta :Su prioridad cambió de lo tierno a lo tenebroso.

César :No entiendo.

Berta :Llegó en busca de algo que le parecía maravilloso: un trabajo común con su padre; pero se encontró con dos esperpentos que pronto se convertirán en nada…Y quiere oírnos confesar.

César :¿Confesar, qué? (Saca cigarros del buzón)

Berta :¡Deja de fumar, cretino, o no pasarás de esta noche! (A León) ¡Tiene enfisema pulmonar, es un suicidio!

León :¿Y remordimientos? ¿Tiene remordimientos?

Berta :¡No, por qué había de tenerlos!

César :¡No respondas por mí! Sí, tengo remordimientos, pero son tan inútiles como el arrepentimiento. (Enciende el cigarro) En todo caso, los escritores somos animales engendrados para instalar preguntas, no para responderlas, para eso están los científicos, los catedráticos y los culpables.

León :Como eso se lo pregunto, como culpable.

César :No me enorgullezco de ti, pero tampoco abomino, déjame en paz, a mi muerte no le agrada el tema, me está pateando los tuétanos.

León :Usted lloraba en la noche, gritaba en este patio como si le hubiera caído encima una maldición.

César :¡Quién te contó eso!

Berta :

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Yo. Para que supiera que sufrías, que no eras bestia.

César :¡Embalsamada de mierda!

León :¡No la insulte! ¡Es demasiado!

Berta :Déjalo, por alguna parte tiene que salirle la pus.

César :No es pus lo que me sale. Sé que la vida es inseguridad, que lo único seguro en ella es lo incierto, pero no merecíamos este golpe de fatalidad…No entiendo, desde antes de mis abuelos que los Zelaya éramos una tribu, una estirpe perfecta, democrática y progresista…nos juntábamos siempre, compartíamos…Pero contigo, con tu ostentación, comenzaron los murmullos, la frialdad, el alejamiento…una marea de ignominia lo cubrió todo…doscientos años de integridad hundidos en el estiércol y la solead…en el estiércol y la soledad…(Se encoge, se queja)

Berta :¡Qué le pasa! ¡Ayúdalo! (León duda. Lo ampara, lo lleva al sillón) ¿Transpira? ¿Tiembla?

León :Un poco, parece agarrotado.

Berta :Entonces no simula.

León :¿Qué hay que hacer?

Berta :(Saca un frasquito) Toma, hazle tragar una de estas.

León :(Lo hace) ¿Se le pasará?

Berta :Quizás, hasta ahora ha sido así.

León :¿Qué hará cuando no den resultado?

Berta :

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No lo sé. Supongo que me seguiré preguntando si estaba en lo que hablaba o en lo que escribía.

León :¿Lo quiere?

Berta :Eso no te interesa, saberlo no te hará mejor ni peor.

León :Se lo pregunto por un asunto más bien práctico; si no lo quiere asistirá a una muerte ajena, como la de un vecino o un pariente olvidado, y eso podré soportarlo; pero si lo quiere sufrirá su muerte desde adentro, sentirá que le arrancan las tripas día a día, y eso será mucho para mí, tendré que venir a acompañarla.

Berta :Lo habitual es mandarnos a un asilo.

León :No, eso nunca. La esposa de un Zelaya no puede terminar en un asilo.

Berta :¿Vendrías solo?

León :No.

Berta :¿Meterías en mi casa a ese puto deleznable y a esos dos monstruos que te acompañan?

León :Frederik y Estefanía me dejaron solo, señora.

Berta :Era de esperar, esa ralea canalla es desleal por naturaleza.

León :Murieron. Frederik no tenía más sangre que derramar y Estefanía se ahogó en sus propios vómitos; siempre le decíamos que no durmiera boca arriba, que no había estrellas que mirar, pero ella quería creer que sí. Quizás donde andará ahora cantando y suicidándose la muy porfiada.

Berta :¿Entonces por qué andas con esa carpeta? ¿Por qué los nombras como a seres vivos?

León :

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Un homenaje inútil y maravilloso es todo lo que puedo hacer por ellos. Los amaba. Llegarán a Itaca conmigo.

Berta :¿No te basta con arrastrar tu desgracia que tienes que andar arrastrando muertos?

León :No pregunte más por ellos, soy capaz de mirarlo todo de frente, menos a los recuerdos.

Berta :Está bien, no se hable más del asunto. Si quedo sola me las arreglaré con Carmen. Escucharé sus historias hasta que ya no me digan nada, y entonces le pediré que me lleve a la nieve para que los osos me devoren.

León :(Pausa breve) Suena razonable. ¿Por qué le dio libre esta semana? Me hubiera gustado verla. Cuando niño me llamaba su…

Berta :Sé como te llamaba. Pidió ir a ver a sus parientes de Chaitén. Por eso del volcán.

León :No le creo.

Berta :No te queda otra. (Señala) Parece que ha resistido, recógele el bastón, sin él se siente desnudo. Es su cetro.

León lo hace. Se lo pone entre las manos.

César :Déjenme en paz, monstruos malditos, no es nada. Lo que queda de mi vida agradecería una pinta de whisky.

León :A la puta el whisky, ya se han divertido bastante conmigo.

César :Si insistes en el tema me vas a tener que dictar lo que quieras oír, lo que te haga feliz, a mí no se ocurre nada, y me siento muy débil para esforzarme. Pero puedo asegurarte algo: si viniste en son de lidia no terminaremos hundidos ni salvados, este es un nudo gordiano imposible de deshacer. Haz lo que has hecho siempre, vive tu vida, déjanos en paz. ¡Déjanos en paz, me estás exasperando!...Te vi, confirmé, fui demolido, ¡qué más puedo decir!...Como escritor me parece demasiado clásico, demasiado dicho, pero puedo reseñarlo…Mi hijo, en mi propia casa…en una silla, de frente, a horcajadas, en pelotas, besándose en la boca con otro marica, dejándose ensartar como puta de burdel, como…

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Berta :¡No lo hagas tan repulsivo, estás siendo asqueroso!

Cesar :¡Es lo que vi, se lo estaban metiendo, él era la mujer!

León :¡ Yo también lo vi a usted, pero no quise dejar de hacerlo, para que dejara de fingir, porque no fue ahí donde lo supo, su silencio venía arrastrándose desde hacía años detrás de mí, como una babosa negra!

Berta :¡Y qué más podíamos hacer, no hay remedio para esa desventura!

León :¿Desventura? ¿Y cuándo él se solaza espiando a esas colegialas no es desventura? ¿Por qué el amor de dos mujeres le resulta excitante y el de dos hombres le repugna?

César :¡Son mujeres, soy hombre! Al hombre-hombre le gustan las mujeres, no tiene nada de malo mirarlas.

León:¡No se escabulla!

Berta :¡Déjalo en paz, déjanos en paz!...Estás siendo terriblemente injusto, no sabes lo que es enterarse de que un hijo nació condenado a ser su propio infierno, y que no hay como salvarlo ni como soportar la agonía de haberlo parido. El dolor…

León :¡No me importa su dolor, me importa el origen de su dolor! ¡Húndase ahí, pregúntese!...No soy hijo de la luna ni del ornitorrinco ni vengo de un lugar que no existe; soy hijo de la pareja humana, de ustedes, y ustedes tienen que responder. Soy homosexual, soy maricón, ¡qué significa eso, que soy! ¿Una peste, una afrenta? ¡Cuál es el delito! ¿No procrear? ¿Trizar el poder del padre? ¿La moral de los regímenes? ¿La divinidad de Dios? ¡Respondan, han sido mis perpetuos verdugos, mi exilio, mi Auschwitz!

César :¡Recapacita, imbécil, no somos la encarnación de tus execradores, no estás en un tribunal en el que puedas obtener venganza ni reivindicación, somos tus padres, dos seres tan abismados como tú! (A Berta) ¡Nazi, me acusó de nazi, a mí!

León :¡En eso se convirtieron, en cerdos hitlerianos defendiendo su espacio vital!...Amo a un ser humano con la misma pasión, las mismas súplicas y las mismas mentiras con que aman todos los que aman, pero desde el albañil al catedrático, desde la cocinera a la secretaria y

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todo hombre que va a misa o que se arrastra por las calles con todos sus derechos conculcados se levantan a una gritando ¡Maricón, maricón! y están diciendo¡Apedréenlo, apedréenlo, mátenlo, mátenlo!...¡De dónde viene esa voz condenatoria, esa voz…

Berta :¡Basta, es el fin, la cena terminó! (Barre violentamente todo lo que tiene cerca)

León :No. Todavía no es el fin.

Berta :¡Qué más quieres de nosotros!, ¿ golpearnos?, ¿gritarme tullida? ¿gritarme deforme?

León :No, no, ni siquiera sabía que había quedado así, todo lo que he dicho tenía que decirlo…Pero yo los amo.

Cesar :Tienes una manera bestial de expresarlo. (Intenta ponerse de pie) Ayudemos a tu madre.

León :(No intenta hacerlo) Yo lo admiro.

Berta :Necesito descanso. Mi silla, por favor. ¿Por qué la llevaste para adentro?

León :Cuando le dieron el premio le dediqué mi show. El Cherry estaba repleto, nunca había tenido tanto público. La semblanza que hice de usted me salió maravillosa, conté anécdotas, cité frases, mostré fotos…Terminé en medio de tantos aplausos, que no pude resistir la emoción, lloré. Octavio tuvo que subir al escenario a consolarme, no sé que hubiera sido de mí sin él. (Demudado silencio de César) Esa vez en el espectáculo yo personificaba a Catrina. ¿La ubica?

César :Por supuesto que no. No soy experto en drogadictos, maricas ni lesbianas.

León :Catrina es un personaje de Guadalupe Posadas, un genial grabador mexicano, nacido en Aguascalientes en 1851 y muerto en 1913. Dicen que su obra alcanzó a quince mil grabados. Catrina es La Muerte Elegante.

César :(Pausa breve) Gracias por la información. Con Berta necesitamos descanso.

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León :Nunca he actuado en tugurios clandestinos ni en puteríos de mala muerte. Soy lo mejor. He paseado mi arte por medio mundo, Barcelona, Ámsterdam, Hamburgo, Copenha…

Berta :Mi silla, por favor.

León :Tengo un currículum fantástico, que es la envidia de todas las desgraciadas, mi dossier está repleto de celebridades de todos los pelajes. He actuado en galas, desfiles, cumpleaños de famosos y fiestas privadas de personalidades que ustedes no imaginarían nunca ¡Soy lo mejor del ambiente artístico, todos han aplaudido de pie a Pandora, la Maravillosa! ¡No pueden ignorarme, no me pueden menospreciar, soy más famosa que usted! (Sale atropelladamente)

César :¡Bárbaro, el arte nunca ha sido una competencia pedestre!

Berta :Déjalo, está ofuscado.

César :¡Nos aborrece!

Berta :No, traslada todos los rechazos a nuestra evidente censura hacia él, pero no nos odia…Y si nos odiara nunca lo diría, sabe bien que una declaración de guerra cortaría las amarras entre nosotros, que justificaría un alejamiento sin remordimientos.

César :Eso suena retorcido, maquiavélico.

Berta .Humano. (Mira hacia adentro) Levántate, anda a verlo; esta casa ya no soporta más desgracias.

César :Me odia…No despego de mi mente ese cuadro…a esa turba de seres grotescos, de hocicos y ojos pintados tomando y drogándose mientras escuchan a una yegua vestida de no sé que crestas que proclama que yo soy su padre, y luego se pone histérica y llora a sollozos hasta que otro degenerado que hace de marido sube al escenario a consolarla. ¡Toda la porquería del mundo encima de mis hombros!

Berta :No debió ser así, estás suponiendo alevosamente.

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César :¡No supongo nada, me escupió en la cara!...Tarde o temprano amigos y enemigos se van a enterar de esta ignominia, esa será la imagen final que quedará de mí, me dejó manchado y hediondo para siempre, me hundió. Voy a morir, y tengo miedo, pero nunca le perdonaré esta infamia.

Berta :Exageras, chocheas, la edad te volvió niño; sólo fue un acto nimio en un lugar cerrado.

César :Quizás hasta hayan grabado esa inmundicia (hacia adentro) ¿Lo hiciste? ¿Grabaste esa basura? (Silencio) ¡Responde, cuervo maldito, tengo que saberlo! (Escucha. Silencio) Nosotros con la anciana no saldremos vivos de esta casa y nada hicimos para merecer este trato. Sabíamos que te estabas mujerizando, que te estaba atrayendo la carne de tus iguales, pero también sabíamos que nada podíamos hacer para salvarte, y callamos, nos refugiamos en nuestras propias entrañas. ¡Recapacita, nosotros no te pusimos Pandora, no te dimos ojos para mirar hombres, no te dimos vagina, te dimos pene, te dimos sangre de macho, vengándote en nosotros estás siendo canalla, solamente canalla!

Berta :¡Basta, yo no quiero ser enemiga de mi propio hijo!

César :¡Tampoco yo, pero esa hibridez culposa y depravada que vino a incriminarnos no puede ser lo que pariste!

Berta :¡Lo es!

César :¡Ya no, denigró a su padre!

Berta :¡Piensa en él, en él, no en ti! ¿Cómo reaccionarías si te juzgaran por ir contra la naturaleza, y para probar tu inocencia te exigieran ir en contra de tu naturaleza?

César :No lo sé, nadie puede prever el comportamiento de un ser humano ni aún en una escala de horas.

Berta :Toda la malevolencia de la especie en su contra y tú de brazos cruzados. ¡Qué mierdas es ser padre!

César :

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¡Con qué me sales ahora, longeva, qué pretendes!

Berta :Pretendo saber porque escribiste de espaldas a la tragedia de tu hijo. Sé que la literatura es impotente frente a los problemas humanos, que todo lo que puede hacer es condolerse y testimoniar; pero tú no hiciste nada de eso, callaste de la manera más brutal, inventando historias, abogando por vidas imaginarias.

César :No hables estupideces, veterana; no es porque estés tullida que no vas, lo abrazas y le pides perdón: es porque eres miserablemente inferior a la situación…Tal como yo, quizás seamos más desgraciados que culpables.

Silencio.

Berta :Tal vez no era tan imposible.

César .Lo era. Esa cosa que lloriquea allá adentro no es algo que deba ser justificado ni explicado, sino aceptado. Eso es lo que lo hizo imposible.

Berta :Si se va en ese crucero quizás no lo veamos nunca.

César :Es lo más seguro.

Berta : No ha cometido ningún delito, no quiso, no optó, no eligió ser como es, no es culpable de sus afectos viles y todo el mundo lo sabe, sin embargo un tribunal de hienas nos daría el favor frente a él, y nosotros, estoy segura, nos sentiríamos apoyados, aliviados, ¡cómo pueden ser así las cosas!

César :El único Dios que reconozco es la humanidad y frente a ella no tenemos culpas que pagar, anciana.

Berta :¡Escríbele lo que te pide, salva algo de nosotros!

César :No puedo. Pero estás haciendo una tormenta en un vaso de agua. Somos padres, no ajusticiadores, padres que…

Súbita irrupción de música y luces.

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Aparece León ataviado con el traje de novia de Berta, labios y ojos pintados.

Berta :¡Mi vestido, qué haces, desgraciado!.

León :Hago lo que llevo en la sangre, ¡actuar!

Berta : ¡Nos agredes!

León :No agredo, existo.

César :¡Sácate ese disfraz, nunca has sido una mujer!

León :¿Qué sienten? ¡Díganlo, díganlo!

César :¡Vergüenza, repulsión!

Berta :¡Quién eres, qué es lo qué parí!

León :¡Un hijo, eso fue lo que parió nueve meses después de que se la fornicaron!

César :¡Aléjate de nosotros! ¡Esto es un ultraje! (Intenta ponerse de pie, no lo consigue) ¡Por la cresta, si pudiera pararme!

León :No pueden, nunca pudieron ponerse de pie.

Berta :¡Nos odias, confiesa que nos odias, maldito!

León :¡No, no, no los odio, los amo, siempre los he amado!

Berta :¡Entonces qué significa este acto espantoso!

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César : ¡Mírate! ¡Eres un remedo grotesco de algo que no podrás ser nunca, produces lástima, rabia, asco!...¡Un asco insoportable! Ustedes nunca han propuesto nada , nunca se han erguido, mendigan derechos como mujerzuelas violadas; se esconden en ghettos, agreden, se lamentan, se disfrazan, se niegan, se victimizan…pero…

León :¡Guarde silencio, señor, ponga atención!.

César :…¡Pero dónde está la posición, cómo se explican como seres humanos, como parte integral de…

Berta :¡Sáquenme de aquí, no puedo ver este espectáculo abyecto!...¡Mi silla, mi silla!

César :¡Rechazo de plano este abominable y detestable crimen contra la naturaleza cualquiera que sea su origen! ¡Impugno toda razón, todo…

León :¡Cállense ya, el show va a comenzar, exijo respeto!.

Música.

(Probablemente León sea capaz de realizar un acto de suma jerarquía artística. Probablemente no sea ese su objetivo en esta ocasión.

Probablemente se sienta violentado y necesite herir, y entonces su acto sea directo, brutal.

Vaya uno a saber, todo es de naturaleza laberíntica)

Como última acción de su show León se ha sacado la zunga por entremedio del vestido y la ha lanzado al público. Observa la reacción de éste durante un momento, luego:

--No debí hacer eso, es un final para público feroz. (Pausa. Se vuelve hacia los inmóviles ancianos) Bueno, ellos lo son, en los países conservadores la vejez es temerosa y vengativa, forzados desde niños a adherirse a Dios y a la tradición terminan convertidos en perros guardianes de su soledad y su monomanía…

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Cesar :¿Por qué lo hizo, anciana? ¿Acaso no comprende todavía que ni un odio de chacal ni un amor celeste por nosotros puede salvarlo? Todos tenemos sangre en el ojo con el mundo y quemaduras por todo el cuerpo, pero ni el dolor ni la alegría ni ningún otro sentimiento pueden forzarnos a reaccionar en contra de nuestra herencia. No era posible aceptarlo como es, no era posible proceder de otra manera, aunque se nos agolpara todo el sufrimiento de la tierra en la carne…¿Me escuchas?...Responde, anciana, responde, la naturaleza humana es más fuerte que su racionalidad, si alguien es culpable de eso no somos nosotros. Abre esos feroces labios, longeva, el silencio es una mariconada de Dios, nosotros no somos dioses…

León :Siempre juro no volver, pero una herida incurable me arrastra hacia este lugar de fantasmas donde alguna vez estuvo el paraíso, donde lo único que perdura es una orden de expulsión sin nada humano que la justifique. Muerte civil, carniceros, salvajismo sin límites envuelto en burda retórica de grandeza. Donde está mi espacio, carniceros, todo lo que pido es saberlo, todo lo que busco es una respuesta fundada en los conceptos humanos de su propia justicia…

Berta :Como en una horrible instantánea…así tenemos que haber quedado. Debemos vernos desfigurados, como si fuéramos náufragos de barro. Nunca te interesó la pintura y estoy cierta de que jamás oíste hablar de él, pero eres la reproducción exacta de un cuadro que se llama “El grito”, con el agravante de que tu piel es un sucio pedazo de cuero sarmentoso. No te hagas el sordo, no te las des de muerto, no te servirá de nada. Sabíamos bien que algún día León tendría que asistir a este rompimiento de la sangre; a la hora en que el padre reniega de su hijo, porque es incapaz de romper con sus credos, juicios y prejuicios, a la hora en que la madre se raja las entrañas maldiciendo a la tierra, maldiciendo a su vientre y maldiciendo al día en que nació, pero que no puede maldecir a los victimarios de su hijo, porque tal como el padre, es uno de ellos…Di algo, haz algo, desgraciado, no me dejes sola en esta hora miserable…

César :Algo me está advirtiendo que ya no queda nada vivo en mí que me sostenga, que ya no existe nadie que pueda escuchar mis aullidos, todos los dioses que inventé para soportar la vida han dejado su lugar al silencio, todo indicio de futuro ha desaparecido, la soledad es total, anciana…caigo, me extingo, me deshago, y fue mi propio hijo el que me lanzó a este pozo de nada donde se disuelven los viejos despavoridos. Anciana, anciana, anciana…

León :Palabras, palabras y palabras, que no logran llegar a los orígenes, miles de palabras saliendo de nosotros, cayendo sobre nosotros, y al final la visión del mismo carnicero contrahecho que corre babeando hacia el pizarrón y borra mi vida con su trapo grasiento y sangriento…(rumor de voces alegres) Pero aún no es el fin, malditos, todavía no; les juré a Frederik y Estefanía que llegaríamos a Itaca, será un viaje con porfía de siglos. Yo era su

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hijo, ellos eran mis hijos, no sentiré la carga. Mis hijos son los muertos y los llenos de preguntas…

El rumor de las voces que se alejan.

Berta :Son tus putas. Se van.

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