Banzato y Lanteri

26
 Este documento está disponible para su consulta y descarga en Memoria Académica, el repositorio institucional de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata, que procura la reunión, el registro, la difusión y la preservación de la producción científico-académica édita e inédita de los miembros de su comunidad académica. Para más información, visite el sitio www.memoria.fahce.unlp.edu.ar Esta iniciativa está a cargo de BIBHUMA, la Biblioteca de la Facultad, que lleva adelante las tareas de gestión y coordinación para la concre- ción de los objetivos planteados. Para más información, visite el sitio www.bibhuma.fahce.unlp.edu.ar Licenciamiento Esta obra está bajo una licencia Atribución-No comercial-Sin obras derivadas 2.5  Argentina de Creative Commons. Para ver una copia breve de esta licencia, visite http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/. Para ver la licencia completa en código legal, visite http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/legalcode. O envíe una carta a Creative Commons, 559 Nathan Abbott Way, Stanford, California 94305, USA. Banzato, Guillermo; Lanteri, Sol 2007, año XVII, no. 43, pp. 435-458 Historia Agraria Cita sugerida: Banzato, G.; Lanteri, S. (2007) Forjando la frontera. Políticas públicas y estrategias privadas en el Río de la Plata, 1780-1860. Historia Agraria, 17 (43), 435-458. En Memoria Académica. Disponible en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.5402/pr.5402.pdf Forjando la frontera. Políticas públicas y estrategias privadas en el Río de la Plata, 1780-1860

description

hgyugyt

Transcript of Banzato y Lanteri

  • Este documento est disponible para su consulta y descarga en Memoria Acadmica, el repositorio institucional de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin de la Universidad Nacional de La Plata, que procura la reunin, el registro, la difusin y la preservacin de la produccin cientfico-acadmica dita e indita de los miembros de su comunidad acadmica. Para ms informacin, visite el sitio www.memoria.fahce.unlp.edu.ar

    Esta iniciativa est a cargo de BIBHUMA, la Biblioteca de la Facultad, que lleva adelante las tareas de gestin y coordinacin para la concre-cin de los objetivos planteados. Para ms informacin, visite el sitiowww.bibhuma.fahce.unlp.edu.ar

    LicenciamientoEsta obra est bajo una licencia Atribucin-No comercial-Sin obras derivadas 2.5 Argentina de Creative Commons.

    Para ver una copia breve de esta licencia, visite http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/.

    Para ver la licencia completa en cdigo legal, visite http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/legalcode.

    O enve una carta a Creative Commons, 559 Nathan Abbott Way, Stanford, California 94305, USA.

    Banzato, Guillermo; Lanteri, Sol

    2007, ao XVII, no. 43, pp. 435-458

    Historia Agraria

    Cita sugerida: Banzato, G.; Lanteri, S. (2007) Forjando la frontera. Polticas pblicas y estrategias privadas en el Ro de la Plata, 1780-1860. Historia Agraria, 17 (43), 435-458. En Memoria Acadmica. Disponible en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.5402/pr.5402.pdf

    Forjando la frontera. Polticas pblicas y estrategias privadas en el Ro de la Plata, 1780-1860

  • HISTORIA AGRARIA n. 43 Diciembre 2007 pp. 435-458 SEHA

    435

    1. INTRODUCCIN

    El desarrollo del capitalismo agrario en el Ro de la Plata decimonnico, que tuvoun xito slo comparable al de pocas regiones occidentales, es considerado actualmen-te como un proceso gradual, con caractersticas singulares con respecto a otros casosamericanos. En primer lugar, la frontera, cuya expansin hacia el sur del ro Salado de laprovincia de Buenos Aires, fundamentalmente a partir de la segunda dcada y hastafinales del siglo XIX, implic una amplitud territorial sin precedentes. As, favoreci en unprincipio el desarrollo de actividades agrcola-ganaderas extensivas, que no requeran demano de obra especialmente cualificada y dependiente, coadyuvando al predominio desistemas familiares de produccin rural, que continuaron con modificaciones posterior-mente con el ciclo del ganado lanar (Sbato, 1989). En segundo lugar, el rol del Estado,que mediante las decisiones polticas en torno a la distribucin de la tierra pblica, diocomo resultado una estructura de la tenencia en la que coexista la pequea-medianaproduccin/propiedad rural con las grandes extensiones. Finalmente, este gran creci-

    Forjando la frontera. Polticas pblicas y estrategias privadas

    en el Ro de la Plata, 1780-1860

    Guillermo Banzato y Sol Lanteri

    Guillermo Banzato es investigador del CONICET y profesor de historia en la Universidad Nacional dela Plata (Argentina). Direccin para correspondencia: Facultad de Humanidades y Ciencias de laEducacin, Universidad Nacional de la Plata, Calle 48 e/ 6 y 7, 8 piso, Oficina N 814-815 (1900), LaPlata (Argentina). [email protected]

    Sol Lanteri es becaria del CONICET en el Instituto Ravignani. Direccin para correspondencia:Instituto Ravignani, Facultad de Filosofa y Letras, Universidad de Buenos Aires, c/ 25 de Mayo 221, 2piso, (1.002) Ciudad de Buenos Aires (Argentina). [email protected]

    Fecha de recepcin del original: 28/05/2007. Comunicacin de la evaluacin al autor: 20/07/2007.Versin definitiva: 12/09/2007.

    historia agraria 43_.qxp 14/11/2007 10:54 Pgina 435

  • miento econmico es entendido en el marco de una coyuntura comercial atlntica favo-rable, con trminos de intercambio propicios y gran dinamismo de los actores sociales(Garavaglia y Gelman, 2003; Gelman, 2005). El gran despegue de la regin no fueincompatible con una distribucin relativamente equitativa de la riqueza, favoreciendo alos grandes propietarios rurales al fomentar la concentracin territorial y econmica, ytambin a los pequeos-medianos productores/propietarios rurales, verdaderos motoresde su expansin inclusive durante el gobierno de Rosas1, tradicionalmente consideradopor la historiografa como artfice de grandes fortunas y latifundios (Gelman y Santilli,2006).

    El peso social y econmico de este sector desde fines de la poca colonial hasido demostrado por la historiografa (Garavaglia y Gelman, 1998 y 2003). Estudios loca-les recientes sobre distintos mbitos de la frontera, como Lobos y Chascoms, hanpuesto en evidencia la importancia de las redes de parentesco en la conformacin deestructuras de poder o en el mantenimiento y acrecentamiento del patrimonio rural(Mateo, 2001; Banzato y Quinteros, 2004). Un trabajo reciente sobre las estrategias depequeos productores de la campaa oeste refiere a la frontera como una va de escapea la presin demogrfica desde estas tierras de antiguo asentamiento, a la vez que comoforma de emprender un establecimiento por parte de las nuevas generaciones de cadafamilia. La marcha hacia la frontera, junto con el desarrollo de alianzas matrimoniales, elcambio de orientacin productiva y la compra o arrendamiento de tierras, constituyen lasacciones ms destacadas, incentivando el anlisis comparativo con otras regiones de lacampaa bonaerense y la comprensin del desempeo econmico y social de estegrupo (Moreno, 2005).

    El rol de la frontera en el desarrollo de estrategias econmicas, de movilidad yreproduccin social y en la formacin de los Estados republicanos ha sido ampliamenteanalizado para otras regiones de Amrica, desde los estudios pioneros de Turner paralos Estados Unidos, cuyo impacto historiogrfico llega hasta la actualidad (Turner, 1958;Jara, 1969; White, 1991; Weber y Rausch, 1994; Ratto, 2003a). Un trabajo sobre la colo-nizacin de Sugar Creek (Illinois) desde 1800 hasta la guerra civil norteamericana cues-tiona los efectos democratizadores e individualistas de la tesis de Turner, marcandoimportantes continuidades y la persistencia de estructuras sociales de raigambre tradi-cional en el proceso, como la familia y la Iglesia, adems de lazos endogmicos deparentesco para el control y la transmisin de la propiedad rural (Faragher, 1986). Parael caso brasileo, varias investigaciones llegan a resultados algo dismiles en cuanto alxito o fracaso en el mantenimiento y reproduccin del capital por parte de distintosagentes sociales y sus sucesores. Un estudio sobre el oeste paulista desde fines de lacolonia hasta 1820 destaca la estrecha correlacin entre la frontera y las desigualesestrategias familiares de la elite de plantadores, los campesinos y los esclavos, que, condistintas posibilidades derivadas de su posicin social, pudieron evitar la dispersin patri-monial e incluso generar procesos de acumulacin, especialmente en los dos primerosgrupos (Metcalf, 1992). En la zona de Ro Claro en el perodo siguiente (1820-1920) se

    436

    Guillermo Banzato y Sol Lanteri

    Hist. Agrar. 43 Diciembre 2007 pp. 435-458

    1 Juan Manuel de Rosas fue gobernador de Buenos Aires de 1829 a 1832 y de 1835 a 1852, en quefue derrotado por una coalicin liderada por Justo Jos de Urquiza, de la provincia de Entre Ros.

    historia agraria 43_.qxp 14/11/2007 10:54 Pgina 436

  • han observado matices locales en la articulacin de la regin paulista al mercado inter-nacional mediante la economa cafetalera, expresados en una reduccin importante delos pequeos productores debido a un rpido proceso de apropiacin privada por partede sectores de raigambre colonial, que pudieron acumular con esta expansin y comprarlos ttulos de sus posesiones desalojando a los de menores recursos y convirtiendo alresto en arrendatarios (Dean, 1976).

    El objetivo de este trabajo es abordar, en una visin de conjunto y desde unaperspectiva socio-demogrfica y econmica, el poblamiento de la frontera bonaerense2.En concreto las estrategias de ocupacin, acceso a la propiedad legal, transferencia dela tierra y desarrollo de actividades comerciales de algunos sectores que intervinieron eneste proceso colonizador, principalmente los pequeos-medianos productores/propieta-rios rurales, el ncleo del inters historiogrfico actual. Utilizando fuentes demogrficasy las solicitudes de tierras originadas en partidos3 de antiguo asentamiento y en otroscreados a medida que se ampliaba la frontera, nos proponemos analizar las polticasestatales, los itinerarios individuales/familiares y los patrones de movilidad y reproduc-cin social de la poblacin rural bonaerense, desde finales del siglo XVIII hasta media-dos del siglo XIX, estableciendo una tipologa que pueda dar cuenta de las accionesdesarrolladas por estos agentes y su relevancia en el proceso de implantacin del capi-talismo agrario4.

    2. LA COLONIZACIN DE LA FRONTERA BONAERENSE, 1780-1860. ENTRELAS POLTICAS ESTATALES Y EL POBLAMIENTO ESPONTNEO

    Las nuevas investigaciones sobre historia agraria rioplatense en los perodoscolonial e independiente han destacado que la sociedad rural era mucho ms compleja

    Forjando la frontera. Polticas pblicas y estrategias privadas en el Ro de la Plata, 1780-1860

    437Hist. Agrar. 43 Diciembre 2007 pp. 435-458

    2 La frontera de Buenos Aires, espacio inicialmente en manos indgenas, apropiado por los hispano-criollos entre mediados del siglo XVIII y fines del XIX, constituy un lugar de encuentro blico ycultural, en el que la disputa por el territorio se fue definiendo con el asentamiento de nuevos ocu-pantes, el desarrollo de instituciones y los procesos de apropiacin, puesta en produccin de tie-rras y comercializacin de productos agrarios. Estos procesos acompaaron la articulacin regio-nal al mercado mundial como exportadora de bienes primarios y la formacin del Estado argentino(GARAVAGLIA, 1999a; MAYO, 2000; RATTO, 2003b).

    3 Los partidos son las unidades administrativas en que se divide la provincia de Buenos Aires.4 Las fuentes utilizadas fueron los padrones de Chascoms, Lobos, Quilmes, San Vicente,

    Magdalena y Monsalvo, Tordillo y Montes Grandes en 1815, Archivo General de la Nacin (AGN),Buenos Aires, X, 8-10-4; los de Azul, Chascoms, Ranchos y Monte en 1836 y 1838, AGN, X, 28-2-4 y 25-6-2; el Padrn de haciendas y suertes de estancia pertenecientes al Fuerte Azul y a loscapitalistas que han pagado la Contribucin Directa hasta el ao pasado de 1836, AGN, X, 25-4-6; el Censo de propietarios y ganaderos de la frontera del arroyo Azul levantado en el mes de juliodel ao 1839 segn borrador existente en el archivo del Juzgado de Paz (Revista de Ciencias yLetras, I, 3, Azul, abril de 1930); Cornell, Juan (1859), Informe dirigido al Sor Ministro de Gobiernoen el que se da cuenta haber desempeado Don Juan Cornell la comisin de que fue encargadopara el Partido Arroyo Azul, Libros de Suertes del Arroyo Azul 1832-1880, Archivo Histrico deGeodesia del Ministerio de Obras Pblicas de la provincia de Buenos Aires, La Plata (AHG), n 162(bis); el Plano del Partido Arroyo Azul construido por el Sargento Mayor Don Juan Cornell.Octubre de 1859, AHG, n 1270-29-3; el Registro Grfico de la Provincia de Buenos Aires de1864, AHG; Libros de Mensuras Antiguas y Duplicados de Mensuras de Chascoms, General Paz,Monte y Brandsen, AHG; Solicitudes de tierras en la seccin Escribana Mayor de Gobierno del

    historia agraria 43_.qxp 14/11/2007 10:54 Pgina 437

  • y diversificada que la imagen que la historiografa tena hasta hace aproximadamentedos dcadas, para la campaa de Buenos Aires, el resto del litoral y la ex Banda Oriental(actual Uruguay), pese a las particularidades de cada una. Planteando nuevos interro-gantes y utilizando nuevas fuentes y metodologas, los estudios recientes muestran quedesde la poca tardo-colonial fue significativa la presencia de pequeos-medianos pro-ductores rurales, complementaria a la gran propiedad; que la formacin del sector terra-teniente cristaliz a finales del siglo XIX, y que la produccin rural estuvo diversificada yorientada a mercados externos, regionales y locales. A esta multiplicidad de actoressociales correspondan diferentes formas de ocupacin y puesta en produccin de lastierras, as como variados influjos culturales de una poblacin que despleg diversasestrategias de movilidad geogrfica e incremento del capital social y econmico(Garavaglia y Gelman, 1998; Fradkin y Gelman, 2004).

    A medida que esta regin fue adquiriendo importancia econmica y polticadurante el siglo XVIII hasta convertirse Buenos Aires en la capital del virreinato del Rode la Plata, la expansin de su hinterland agrario se produjo en diferentes etapas.Conjuntamente al impulso colonizador oficial de avance hacia la frontera sur, el pobla-miento espontneo fue concomitante o incluso previo. Hasta mediados del siglo XIXhubo una afluencia permanente de personas de las provincias del interior, extranjeros oincluso migrantes de la misma campaa portea, cuya impronta cultural fue relevante ensu interaccin con la sociedad local (hispano-criolla e indgena). Estas migraciones sellevaron a cabo por varones solos, familias ya constituidas o que fueron constituyndosedurante el proceso migratorio, debido especialmente a la abundante oferta de tierraslibres en una campaa en expansin frente al territorio de las sociedades autctonas(Quinteros, 1996; Mateo, 1993; Moreno y Mateo, 1997; Mascioli et al, 2000; Ciliberto etal, 2000; Moreno, 2004; Mandrini y Paz, 2003).

    El gran crecimiento de la ciudad-puerto de Buenos Aires durante el siglo XVIIIgener una importante demanda de brazos y productos. La primera etapa de ocupacinde su campaa abarc a los partidos del norte (de poblamiento temprano por estar vin-culados al circuito minero potosino) y a los de sus cercanas. En un segundo perodo secoloniz la nueva lnea de fronteras formada a finales del siglo XVIII, al sur y oeste delro Salado, hasta finalizar con la tercera oleada, que incluy a los partidos del sur a par-tir de la segunda dcada del siglo XIX5.

    Por lo que se refiere a algunos partidos del sur y oeste de Buenos Aires, la parti-cipacin de habitantes originarios de las provincias del interior pareca aumentar a medi-da que se alejaban del puerto; pero tambin en los padrones se destaca la migracinproveniente de la misma provincia, con un comportamiento similar. Ha sido estudiada

    438

    Guillermo Banzato y Sol Lanteri

    Hist. Agrar. 43 Diciembre 2007 pp. 435-458

    Archivo Histrico de la Provincia de Buenos Aires (AHPBA); Protocolos de Escribanos ySucesiones, AGN; Juzgado de Paz de Azul 1839-1882, AHPBA, 39-1-1A y Juzgado de Paz deAzul 1835-1852, AGN, X, 20-10-1 y 20-10-2. No se aborda la parte urbana ni ejidal de los partidospor exceder los objetivos del trabajo.

    5 Entendemos al hinterland de Buenos Aires a principios del siglo XIX dividido en cuatro subregio-nes, segn establecen MATEO (1999) y el GRUPO DE INVESTIGACIN EN HISTORIA RURAL RIOPLATENSE(GIHRR, 2004).

    historia agraria 43_.qxp 14/11/2007 10:54 Pgina 438

  • tambin la poblacin econmicamente activa registrada en los padrones de 1815 paratoda la campaa, encontrndose que los labradores estaban expresados en una propor-cin de 1/4 personas, los hacendados, criadores y estancieros, 1/8 y los comerciantes ypulperos6, 1/33, estando mejor representados los nativos de la campaa en las primerascategoras, mientras que en las dos ltimas los de otras provincias o pases alcanzabanal 50% (GIHRR, 1999).

    Al avanzar la lnea de frontera, el virrey Vrtiz decidi obligar a las familias que notuvieran arraigo en la campaa a poblar los nuevos campos que se abran con ese corri-miento y, al mismo tiempo, a defender el territorio incorporado mediante la formacin decentros poblados protegidos por un asentamiento militar. Con este fin se dict un bandoen 1780 para presionar a los pobladores a mudarse cerca de los fuertes7. La medidacontinu durante el ao siguiente, practicando un reclutamiento obligado de familias quetuvieran pocos bienes y no pudieran demostrar la adquisicin de la tierra sobre la cual sehaban establecido, para trasladarlas a los fuertes fronterizos. Adems se destinaroncontingentes de inmigrantes espaoles (Torre Revello, 1954; Vidal, 1937). As, el fuertede Chascoms, junto a los de Ranchos, Monte, Lujn, Salto, Rojas, y los fortines deLobos, Mercedes (hoy Coln), Navarro, Areco y Melincu, constituyeron la nueva lneade fronteras. De esta manera se abri una nueva regin a la colonizacin rural que llega-ba hasta el ro Salado, avanzando sobre el territorio de las sociedades indgenas.

    A pesar de que las promesas de entrega de terrenos no se cumplieron, desde lafundacin de las guardias de frontera fue continua la llegada de familias que se incorpo-raron a la vida productiva, los menos como propietarios, en un contexto de continuidaddel orden jurdico derivado de la colonia con la entrega de ttulos en moderada composi-cin, remates y donaciones8; los ms en diversos oficios rurales y de servicios en el pue-blo. Segn el padrn de 1815, en San Vicente, Cauelas, Chascoms, Ranchos y Montevivan 5.870 personas, constituyendo el 14,1% del total de la poblacin de la campaa.En los primeros aos del siglo XIX los tres ltimos partidos citados fueron el punto dearranque de una va de expansin hacia el sur, ya que algunos pobladores cruzaron elro Salado e iniciaron nuevos establecimientos que, con distinta suerte segn la relacincon las sociedades indgenas, ampliaron el territorio ocupado y perduraron hasta la fun-dacin de los fuertes de Dolores en 1817 y Tandil en 1823.

    Durante el perodo 1821-1829 y la primera parte del rosismo, la antigua lnea deVrtiz comenz a configurarse como una zona que poda asegurar los derechos de pro-

    Forjando la frontera. Polticas pblicas y estrategias privadas en el Ro de la Plata, 1780-1860

    439Hist. Agrar. 43 Diciembre 2007 pp. 435-458

    6 Comerciantes minoristas de la campaa, su almacn se denominaba pulpera, que tambin funcio-naba como un mbito de sociabilidad de la poblacin rural (GELMAN, 1993; GARAVAGLIA, 1994; MAYO,1996).

    7 Documentos, T. I, pp. 304-310.8 Mediante la moderada composicin el ocupante de tierras que poda acreditar un establecimiento

    de ms de 10 aos de antigedad slo pagaba la tasacin del terreno, en caso contrario se organi-zaba un remate. Estos sistemas, originados en disposiciones coloniales, fueron utilizados por losgobiernos independientes hasta 1822. Las donaciones se otorgaron entre 1816 y 1822 con el finde fomentar el asentamiento en la frontera, en este caso el agraciado no deba pagar por el terre-no, y en cierto modo remedaban las mercedes reales (INFESTA, 2003; BANZATO, 2005a).

    historia agraria 43_.qxp 14/11/2007 10:54 Pgina 439

  • piedad. La campaa militar de Rosas en 1833, y su poltica indgena de negocio pacfi-co9, consolidaron los asentamientos del sur del ro Salado, ampliando considerablemen-te el rea susceptible de ser colonizada en el centro y sur de la provincia, pasando de29.970 km2 controlados por la sociedad hispano-criolla en 1779 a 182.665 km2 en1833, con un retroceso importante luego de su cada (Garavaglia, 1999a: 41). Estaexpansin coincidi con el decaimiento de la Banda Oriental y el litoral argentino comofuertes regiones ganaderas, debido a las guerras civiles. Paralelamente, la coyunturainternacional permiti un aumento en las exportaciones de cueros que, sumado al bajocosto de instalacin de las estancias, reportaba importantes dividendos (HalpernDongui, 1969; Amaral, 1998). En estos aos se llev a cabo el traspaso en usufructo decampos estatales a manos privadas mediante la modalidad de la enfiteusis, aunque tam-bin se dieron donaciones y premios, vendindose la tierra pblica entre 1836 y 184310.El gobierno de Rosas, ocupado en el sostenimiento del orden poltico interno y en la rela-cin con las potencias europeas que lo presionaban en connivencia con el grupo unita-rio, ya no dict nuevas normas al respecto. Hacia fines de la dcada de 1830, en los par-tidos de Chascoms, Ranchos y Monte haba 8.478 habitantes, que representaban el9,6% del total de la poblacin de la campaa en esa poca. Los respectivos fuertes deja-ron de cumplir su cometido, pues el constante avance territorial haba trasladado la fun-cin de defensa a los que se establecan al sur y oeste de la provincia.

    En efecto, si bien existan asentamientos previos en el decenio de 1820 que coe-xistieron con tolderas11 indgenas, la entrega de tierras fiscales en donaciones condi-cionadas de suertes de estancia12 en la frontera del arroyo Azul por parte del gobier-no rosista fue un verdadero aliciente para el establecimiento de poblacin criolla (Infesta,1994; Lanteri, 2002). Debido a las condiciones de pobreza creadas por los problemaspolticos y la gran sequa que azotaba la provincia, un decreto de 1832 planteaba lanecesidad de establecer poblacin regular all y en otras zonas de la frontera sur a travsdel otorgamiento de campos estatales a cambio del compromiso de asentamiento efecti-vo, puesta en produccin y defensa a partir del servicio miliciano de los beneficiarios13.

    440

    Guillermo Banzato y Sol Lanteri

    Hist. Agrar. 43 Diciembre 2007 pp. 435-458

    9 El negocio pacfico de indios establecido por Rosas, implicaba una contraprestacin de serviciosentre el gobierno provincial y algunas tribus catalogadas como amigas y aliadas. A cambio deasistencia mdica y manutencin de sus caciques y comunidades, debieron establecerse dentrodel territorio provincial, brindar auxilio militar y servicios de chasque (RATTO, 1994 a y b).

    10 La enfiteusis, que se instaur en 1822 y perdur con modificaciones hasta 1843, consista en laentrega en usufructo de amplias extensiones de tierras pblicas a quien quisiera poblarlas, a cam-bio del pago de un bajo canon. En 1836 y 1838 Rosas dispuso la venta de buena parte de esasuperficie, contribuyendo a la formacin de grandes estancias. Las donaciones de esta pocadeban cumplir con condiciones mnimas de inversin en mejoras e introduccin de animales vacu-nos o lanares, poblamiento por ms de diez aos y cumplimiento del servicio miliciano por parte desus tenedores para el acceso a la propiedad legal, por eso Infesta las ha denominado donacionescondicionadas. Se otorgaron en Azul, como se indica ms adelante. Los premios en tierras fue-ron otorgados a los seguidores de Rosas por haber luchado contra sus enemigos polticos y contralas tribus aborgenes (INFESTA, 2003).

    11 Tiendas donde habitaban estos grupos.12 Equivalentes a 2.025 hectreas, constituyendo unidades de pequeas-medianas dimensiones para

    la media registrada en el sur provincial durante ese perodo.13 AHPBA, Sala de Representantes, Registro Oficial del Gobierno de Buenos Aires, 1829 y 1832. El

    servicio miliciano era una obligacin de todos los pobladores masculinos mayores de 20 aos(CANSANELLO, 2003).

    historia agraria 43_.qxp 14/11/2007 10:54 Pgina 440

  • Estos repartos de tierras efectuados por el rosismo tuvieron como objetivo centralincrementar su base poltica mediante la captacin de pequeos-medianos propietariosy productores rurales de la campaa (Garavaglia, 2004; Gelman, 2004). Las 2.025 ha delas suertes de estancia cedidas en Azul pueden parecer, en comparacin con otrosregistros territoriales fronterizos americanos, de gran envergadura (Dean, 1976;Holloway, 1980; White, 1991; Garca Jordn, 1995; Sala i Vila, 2001). Pero segn losparmetros tecnolgicos y las posibilidades de acceso a los mercados vernculos, slopermitan cubrir las necesidades de una familia dedicada a la ganadera (Garavaglia,1999a). Y fueron adems menores al promedio encontrado no slo en otras zonas delnuevo sur, donde predominaban las grandes extensiones, sino incluso en la campaade antigua colonizacin, donde la superficie media se haba reducido por su fragmenta-cin secular (Mascioli, 2004; Mosse, 2003; Reguera, 1999; Canedo, 2000; Banzato,2005b). Asimismo, fueron objeto de un rpido proceso de ocupacin y puesta en produc-cin por parte de distintos tipos de productores/propietarios rurales, algunos tambindedicados a actividades comerciales y fomentaron la atraccin de migrantes. Segn elpadrn de Azul de 1838, haba 3.118 habitantes en el partido, con un crecimiento signifi-cativo en las dcadas posteriores, sin contar a la poblacin indgena de la regin, quefue mayoritaria hasta mediados del siglo XIX (Lanteri, 2005). Segn algunas estimacio-nes, haba 2.628 y 2.650 aborgenes slo en el partido lindante de Tapalqu para 1832 y1836 respectivamente. Acorde el censo provincial efectuado en 1854, este ltimo partidoalbergaba 6.000 indios, frente a una poblacin criolla mucho ms reducida all (de 515habitantes), mientras el partido de Azul presentaba 5.912 personas14.

    El anlisis del acceso y la tenencia de la tierra en la zona del arroyo Azul duranteel perodo 1820-1860 indica que de todas las modalidades de entrega de predios fisca-les a particulares, la mayora del volumen y nmero de operaciones se realiz mediantelas donaciones de suertes de estancia en la dcada de 1830: el 68% del total de tierrasconcedido y el 95,6% de los traspasos efectuados. Mientras las ventas de grandes terre-nos antiguamente usufructuados en enfiteusis a partir de la ley de 1836 implicaron el23% del total y slo el 3,2% de las transacciones. Es decir, que en plena frontera sur,espacio habitualmente considerado de grandes extensiones, a nivel local predomina lapequea-mediana tenencia rural, siendo el gobierno rosista, tradicionalmente considera-do por la historiografa como propiciador de la gran estancia, responsable en gran medi-da de esta poltica. Asimismo, la abundancia de tierras libres y la oferta estatal pare-cen haber condicionado la formacin de un mercado inmobiliario, ya que lasnegociaciones de campos en propiedad entre particulares se dieron especialmente apartir de mediados del siglo XIX, a diferencia de lo ocurrido en otros lugares de la cam-paa de antigua colonizacin (Lanteri, 2005 y 2007a).

    En Chascoms, Ranchos y Monte, partidos de colonizacin ms temprana, elpromedio de extensin de los predios se redujo constantemente durante el siglo XIX,partiendo de 6.543 ha en 1822 para llegar a 1.870 ha en 1864, en un proceso de subdi-

    Forjando la frontera. Polticas pblicas y estrategias privadas en el Ro de la Plata, 1780-1860

    441Hist. Agrar. 43 Diciembre 2007 pp. 435-458

    14 Primer Censo de la Repblica Argentina. Verificado en los das 15, 16 17 de Septiembre de 1869.Bajo la direccin de Diego de la Fuente, Superintendente del Censo. Buenos Aires, Imprenta delPorvenir, 1872, p.18.

    historia agraria 43_.qxp 14/11/2007 10:54 Pgina 441

  • visin de la propiedad concomitante al de otros lugares de la campaa bonaerense,como Los Arroyos al norte y Tandil al sur (Canedo, 2000; Reguera, 1999; Mosse, 2003).La proporcin de propietarios de superficies menores a 5.000 ha fue alta desde 1822 (el68,9%), aumentando hasta alcanzar el 91,1% en 1864. Dentro de este grupo crecieronlos propietarios que tenan menos de mil hectreas. Esta presencia permanente depequeos propietarios, que se acentu a lo largo del perodo, no implic una distribucinms igualitaria de la superficie, pues quienes posean ms de 5 mil ha no bajaban del50% de la tierra disponible en 1864 (Banzato, 2005b). Distinto a la situacin de Azul,donde el rol del Estado fue central en el amparo de los pequeos y medianos propieta-rios/productores rurales. Mediante donaciones y ventas, a partir de la dcada de 1830 segener una estructura agraria en la que coexistan la pequea y la gran tenencia, que semantuvo desde el inicio del proceso colonizador hasta ms all del perodo rosista, conclaro predominio de la primera. En la dcada de 1830 el 97,3% de los individuos con tie-rra posean el 68,5% de la misma en la cohorte de 0-2.699 ha, mientras el 1,8% concen-traba el 28% de la tierra en superficies mayores a las 29.700 ha En el decenio de 1850,signado por un retroceso de la frontera y la reformulacin de las alianzas intertnicasprevias15, el 87,5% de los tenedores posea el 53,3% del recurso en la franja 0-2.699 ha,mientras el 1,4% posea el 19,2% en superficies mayores a las 29.700 ha, creciendo elnmero de los medianos propietarios, especialmente en el segmento 2.700-8.099 ha,debido a la fragmentacin de las grandes propiedades (Lanteri, 2007a). Aunque la mayo-ra de los donatarios pudo poblar, poner en produccin sus campos desde el momentoen que los adquirieron del fisco y an transferir sus derechos de posesin sin haberobtenido los ttulos, adems de participar en la defensa de la frontera, ser a partir de laley de arrendamientos rurales de 1857 y en las dcadas siguientes cuando podrn legiti-mar sus derechos como propietarios legales mediante la escrituracin, ya sea los dona-tarios originales, sus herederos u otros pobladores posteriores (Infesta, 1994; Lanteri,2005 y 2007a).

    3. LA MARCHA HACIA LA FRONTERA: ITINERARIOS PARTICULARES

    Esta frontera abierta albergaba una amplia diversidad social, como variados fue-ron los motivos del movimiento, ms all del resultado alcanzado. Para dar cuenta de ellohemos organizado una tipologa que no se pretende exhaustiva sino muestra de las ml-tiples estrategias de asentamiento en las nuevas tierras. En tanto herramienta analti-ca para observar la diversidad de acciones emprendidas por los sujetos sociales en uncontexto tan cambiante como la implantacin del capitalismo en la Pampa, estos tipospuros permiten comprender las motivaciones y resultados de las migraciones, si bienseguramente se presentaron combinados y ms complejos en la realidad (Weber, [1922]1984).

    442

    Guillermo Banzato y Sol Lanteri

    Hist. Agrar. 43 Diciembre 2007 pp. 435-458

    15 A la cada de Rosas en 1852, el negocio pacfico y la relacin mantenida con algunas tribus sedesestructuraron, dando lugar a un periodo caracterizado por importantes incursiones indgenas(denominadas malones, que implicaban robo de ganado, toma de cautivos y destruccin de pobla-ciones), y a un retroceso de la frontera estatal, especialmente durante 1853-55. A partir de enton-ces el gobierno provincial volvi a firmar las paces con los grupos pampas, que fueron restable-cidas en la frontera sur.

    historia agraria 43_.qxp 14/11/2007 10:54 Pgina 442

  • MAPA 1. AVANCES DE LA FRONTERA DE BUENOS AIRES. SIGLOS XVIII Y XIX

    Forjando la frontera. Polticas pblicas y estrategias privadas en el Ro de la Plata, 1780-1860

    443Hist. Agrar. 43 Diciembre 2007 pp. 435-458

    historia agraria 43_.qxp 14/11/2007 10:54 Pgina 443

  • 3.1. Inversores en negocios inmobiliarios y pecuarios

    Durante la expansin de la frontera productiva, el territorio que se iba quitando aldominio de los pueblos aborgenes era ofertado por el Estado a travs de sistemas deusufructo y propiedad, pero esto no inhiba la conformacin de un mercado de tierras enlos partidos de antiguo asentamiento. Se presentaban distintas oportunidades para quie-nes tenan capital suficiente para comprar estancias ya instaladas en los partidos mejorprotegidos del norte del ro Salado, las que ponan a producir unos meses o aos yluego volvan a vender. Tambin participaban del intercambio de derechos de usufructoen los nuevos partidos, porque negociaban con el fisco, o con otros que haban solicita-do tierras y ya no continuaban con el emprendimiento. Los precios de las tierras fiscalesestaban fijados oficialmente, mientras que los de las privadas oscilaban segn la ofertay la demanda. Si bien desde las ventas de tierras pblicas de 1836 hasta las de 1867 noeran muy distintos a los del mercado (slo fueron un poco ms bajos los precios de lasestatales en 1838, y se acentu esta disparidad a partir de 1871), las fluctuaciones de lamoneda hacan que los precios de los campos estatales fijados por ley se devaluaranrespecto de los privados. Pero adems, hay que tener en cuenta la relacin entre los pre-cios de los diferentes factores de produccin en la larga duracin, pues si durante la pri-mera mitad del siglo XIX el ganado representaba la mayor proporcin del capital de unaestancia, a medida que se fue cerrando la frontera la relacin fue invirtindose a favor dela tierra. Asimismo, deben considerarse la ubicacin de las parcelas en los diferentespartidos de la campaa, porque a medida que se alejaban del puerto de Buenos Aires,al menos hasta la llegada del ferrocarril, la tierra tena un costo menor (Amaral, 1998;Garavaglia, 1995a, 1999a y b, 2004; Banzato, 2005b).

    En 1826, Prudencio Rosas hermano del que sera gobernador vendi, enrepresentacin de su suegro, una estancia de 8.600 ha en Chascoms a MarianoBaudrix y Guillermo P. Ford. Tres aos ms tarde, Baudrix y Ford obtuvieron del Estado33.000 ha en enfiteusis en el cercano partido de Monsalvo, allende el ro Salado, pero alos dos meses se las transfirieron a Flix de lzaga16. En 1832 Baudrix recibi una trans-ferencia de derechos de enfiteusis en Tandil por otras 30.000 ha pero en esos meses selos cedi a Guillermo Ford, vendindole tambin su parte de la estancia de Chascoms.Al ao siguiente, Baudrix obtuvo otra transferencia de derechos de enfiteusis de 8.100ha en Monsalvo, las que slo quedaron completas en sus manos nueve meses. Por esosaos denunci otras 16.800 ha en Tandil, las que transfiri en 1835. Finalmente, en 1837negoci otra vez con Flix de lzaga, quien le traspas los derechos de enfiteusis por20.500 ha en Lobera, las que comprar inmediatamente al Estado, y luego le aadirotras 2.900 (Infesta, 2003). En 1839 Mariano Baudrix se encontraba entre los ms impor-tantes contribuyentes de la campaa, con un capital de $161.500 (Gelman y Santilli,2006: 99). Dos aos ms tarde lo encontramos estableciendo una casa de negocio enAzul, aunque volvi a comprar un campo de 800 ha en Chascoms, para venderlo seisaos despus.

    444

    Guillermo Banzato y Sol Lanteri

    Hist. Agrar. 43 Diciembre 2007 pp. 435-458

    16 lzaga y Baudrix pertenecan al selecto grupo de quienes contaban con informacin sobre el movi-miento de capitales, el mercado de tierras y las normas legales sobre las tierras pblicas (GELMANY SANTILLI, 2006: 99).

    historia agraria 43_.qxp 14/11/2007 10:54 Pgina 444

  • Quien sorteaba los riesgos de comenzar la actividad rural en la frontera, luegopoda adquirir campos en los territorios mejor cotizados del norte del ro Salado, o apro-vechar las posibilidades que brindaba el contacto con las sociedades indgenas (centra-das en el comercio intertnico), segn el capital econmico y relacional heredado por vafamiliar. Los Artalejo ofrecen un buen ejemplo, pues Mariano y su esposa haban pobla-do sendas suertes de estancia en Azul en 1833, diversificando sus bienes en el pueblo,donde tuvieron casa de negocios y patente de carretas desde 1836, adems de partici-par en la plaza portea y actuar como comisionado para la entrega peridica de ganadopara el abastecimiento de los indios amigos asentados en Tapalqu. Su hijo Nicolspobl hacia 1837 otra suerte cerca de las de sus padres, quienes vendieron en 1845,pero l se mantuvo hasta 1850 y luego tambin vendi. Nicols estaba cambiando 2.025ha en la frontera para establecerse en las 64 ha que hered su esposa en 1856 en elpartido de Ranchos. Por las primeras no haba erogado dinero sino prestado, eventual-mente, servicio miliciano, aunque tampoco tena ms que el reconocimiento de ocupa-cin, ya que los ttulos se entregaran luego de la cada del rosismo. Hacia 1860 inici lareunificacin del patrimonio incorporando dos partes ms que compr a sus cuados yotras dos a quien ellos le haban vendido. Adems, compr al fisco un sobrante de 203ha aledao a las suyas y obtuvo en arrendamiento 16.200 ha al exterior de la lnea defronteras. Esto es, mientras incrementaba la superficie hasta las 520 ha al norte del roSalado, nuevamente arriesgaba produciendo en la frontera, pero sin tener que pagar porla tierra, ya que slo abonaba el canon al Estado. Todava en 1869 comprara 100 hams en Ranchos y en 1875 324 ha pblicas en Rauch.

    3.2. Propietarios que incrementaron su patrimonio

    Entre los propietarios de Chascoms que mantuvieron los predios durante todo elperodo e incrementaron sus patrimonios cuando se ofertaron tierras en enfiteusis msall del ro Salado, transformndose en grandes terratenientes, estaba JuanNepomuceno Fernndez. Su padre haba sido un militar de la guardia y su madre hija deun propietario de tierras de Magdalena (el partido limtrofe al norte). Fundaron unaestancia de 8.400 ha iniciando la produccin con los ganados de la dote (Garavaglia,1995b). En 1819 la viuda obtuvo los ttulos mediante una donacin del Directorio. JuanNepomuceno compr a su madre la estancia en 1824, sumando al ao siguiente 3.100ha ms en enfiteusis. Realiz numerosas transacciones por este sistema al sur del roSalado, que le reportaron 102.600 ha en propiedad en 1867. Reconocido partidario deRosas, en 1839 se encontraba en el vigsimo quinto lugar en la lista de contribuyentesde la provincia, con un capital de $392.000 (Gelman y Santilli, 2006: 99). Su estancia deChascoms era un modelo de establecimiento, en el que se criaban vacunos Shorthornde pedigree, siendo adems uno de los fundadores de la Sociedad Rural Argentina. Sustres hijas y su hijo heredaron las tierras del sur y ste ltimo se qued con la estancia deChascoms indivisa. En casos como ste, los casamientos con hijos de otros propieta-rios permitieron consolidar y estabilizar la transmisin de la herencia con la menor canti-dad posible de divisiones (Banzato, 2005b).

    Forjando la frontera. Polticas pblicas y estrategias privadas en el Ro de la Plata, 1780-1860

    445Hist. Agrar. 43 Diciembre 2007 pp. 435-458

    historia agraria 43_.qxp 14/11/2007 10:54 Pgina 445

  • Vicente Casco, nacido en Chascoms, se haba casado con Francisca Girado(perteneciente a una de las familias fundadoras del pueblo) y ocupaba unos camposinmediatos al ro Salado en Pila. All fue censado como estanciero en 1815. Seis aosdespus haba cruzado la cuenca hacia el norte para instalarse en un predio de 3.300 haque obtuvo en moderada composicin. En 1834 la viuda de Pedro Andrs Garca cono-cido militar del perodo le transfiri los derechos de enfiteusis de un campo de 16.200ha en las sierras del Volcn, partido de Tandil. Dos aos despus, Vicente figuraba comohacendado con 7 personas en su unidad censal17 en Azul, y 4.050 ha de terreno enposesin donde pastaban 2.740 cabezas de ganado; haba comprado al Estado los cam-pos de Tandil, y junto a su cuado otro en Pila de 9.900 ha Sin embargo, los aconteci-mientos polticos se precipitaron para los pobladores de la campaa en ese ao y laRevolucin del Sur contra Rosas cont con su participacin entre los estancieros suble-vados, perdiendo la vida. El campo fue confiscado, aunque la rama de los Girado quehaba quedado del bando federal consigui desembargarlo. La estancia de Pila se repar-ti entre los herederos en 1860 y la de Chascoms en 1879.

    3.3. Propietarios que trasladaron la unidad productiva

    Si para los ms grandes propietarios las donaciones en Azul llegaron tarde, puesya se haban expandido anteriormente con las del Directorio o la enfiteusis, o bien nosignificaron una alternativa apetecible por la distancia, para los que tenan menos de unasuerte de estancia representaron una posibilidad de incrementar su unidad de produc-cin. Por un lado porque resultara ms barato y ms rpido que esperar a que saliera ala venta algn campo contiguo a su establecimiento en la campaa de ms antigua ocu-pacin; y por otro, porque el sistema de particin igualitaria de las herencias poda llegara desintegrar los predios trabajosamente conseguidos desde la expansin de la fronterade 1780 (Moreno, 2005). Tal fue el caso de la familia de Martn Marn, uno de los prime-ros pobladores de Chascoms, que fund su estancia muy cerca del fuerte. Hacia finesde la dcada de 1820 sus numerosos descendientes no pudieron superar la fragmenta-cin hereditaria, por lo que uno de sus hijos, Gregorio, nacido en Chascoms, que yahaba probado suerte en los campos abiertos hacia el sur, seguramente pens que las1.100 ha que le haban tocado en condominio con su hermana seran una buena basecomo para aventurarse en las nuevas tierras. Estaba en Azul en 1836 como hacen-dado y en 1839 tena 8.100 ha en propiedad, 3.015 cabezas de ganado y $1.000 por lapoblacin; vendiendo en ese ao su estancia original en Chascoms.

    La frontera deparaba tambin algunos sinsabores, el riesgo poda ser grande,especialmente cuando las paces con las diversas parcialidades aborgenes se quebra-ban. Entre las dcadas de 1830 y 1840, Inocencio Morn, nacido en el partido de SanVicente, hered de su padre 390 ha en Chascoms, vendindolas en 1850; entretanto

    446

    Guillermo Banzato y Sol Lanteri

    Hist. Agrar. 43 Diciembre 2007 pp. 435-458

    17 Es decir, las unidades productivas que consignan los padrones de la poca con distintas variablesde informacin (en adelante UC). Segn los estudios demogrficos sobre la campaa bonaerense,las UC familiares oscilaban entre 4 y 10 miembros. Adems han mostrado un proceso de blan-queamiento de la poblacin, segn la mirada de los censistas, que subrepresenta la presencia deotros grupos tnicos, como indgenas, negros y mestizos.

    historia agraria 43_.qxp 14/11/2007 10:54 Pgina 446

  • haba poblado una suerte en Azul, pero para 1859 no haba quedado ms que la taperade su establecimiento debido a los malones de 185318.

    3.4. Militares que se hicieron propietarios

    Durante el proceso de expansin de la frontera bonaerense, cada vez que lasociedad hispano-criolla avanzaba sobre el territorio aborigen lo haca en una doble ocu-pacin: militar y productiva. Los oficiales del ejrcito que guarnecan la permeable lneadefensiva tambin tomaron tierras desde mediados del siglo XVIII19, prctica que conti-nu hasta bien avanzado el proceso de ocupacin de la provincia, cuando el coronelEmilio Mitre arrend tierras al Estado en Junn durante la presidencia de su hermanoBartolom20. En la lnea de Vrtiz, el comandante Escribano fund Chascoms y estable-ci su estancia sobre el ro Samborombn en direccin al fuerte. Su cuado FermnRodrguez21, capitn de milicias, ocupara campos linderos cuyos ttulos obtendran suhijo Miguel y su yerno en 1819, mediante una donacin del Directorio.

    All tambin se encuentra Eustoquio Daz Vlez, compaero de armas de MartnRodrguez en las guerras de la independencia y con larga trayectoria militar; que utilizarsus servicios al Estado para conseguir una donacin en Chascoms en 1819. Entre octu-bre de 1822 y marzo de 1823 compr en el partido tres predios ms, dos a personas querecientemente haban obtenido los ttulos de donacin del Directorio y el tercero a quienunos pocos meses antes le haba comprado a los herederos de Fermn Rodrguez,sumando unas 13.000 ha. Daz Vlez vendera el campo que obtuvo en donacin en1825. Posteriormente, recibi en enfiteusis cinco transferencias de particulares y una delEstado por un total de 118.800 ha en el Arroyo Quequn Grande y 107.200 ms en elarroyo Languey entre 1828 y 1836 (Infesta, 2003). En febrero de 1837 vendi la estan-cia que le quedaba en Chascoms y a fines de ese ao compr al fisco 50.200 ha de lasque tena en Quequn. Daz Vlez se haba convertido en el sexto contribuyente de lacampaa de Buenos Aires, con un capital de $755.000 hacia 1839 (Gelman y Santilli,2006: 99).

    Jos Dionisio Solano, participante de la defensa de Buenos Aires durante lasinvasiones inglesas de 1806 y 1807, de las guerras de la independencia y miembro de laexpedicin fundadora del fuerte de Azul junto al coronel Pedro Burgos, haba comprado675 ha en Ranchos en 1827 y las vendi en 1836, al mismo tiempo haba poblado en

    Forjando la frontera. Polticas pblicas y estrategias privadas en el Ro de la Plata, 1780-1860

    447Hist. Agrar. 43 Diciembre 2007 pp. 435-458

    18 Los malones ms importantes se produjeron hacia 1836-1837 por una coalicin de indgenas lide-rada por el cacique Railef y en 1853-1855 por Calfucur y otros, debido a la desarticulacin de lasalianzas intertnicas y la retraccin de la frontera estatal a la cada del rosismo (RATTO, 2003c y2006; LANTERI Y PEDROTTA, 2007). Una tapera consiste en las ruinas de una casa o conjunto dehabitaciones que han sido abandonadas.

    19 Como el oficial de milicias Clemente Lpez de Osornio, abuelo materno de Juan Manuel de Rosas,que muri en combate contra los indios (LYNCH, 1984: 19).

    20 Emilio Mitre tomar en arrendamiento 16.200 ha en 1863, las compra en 1873 y vende 13.500 deellas en 1879. Bartolom Mitre fue el primer presidente luego de la unificacin del pas, entre 1862y 1868.

    21 Padre de Martn Rodrguez, el gobernador que firmara buena parte de estos otorgamientos(BANZATO, 2005b).

    historia agraria 43_.qxp 14/11/2007 10:54 Pgina 447

  • Azul. En 1837 pastaban en sus tierras 1.200 ovejas, 600 vacunos y 100 equinos, peropara fines de la dcada de 1850, luego de los mltiples robos que sufriera a manos delos indios no quedaba ms que la tapera de su establecimiento. Adems de estas activi-dades posea carretas en el partido, siendo funcionario local desde 1840 durante todoel rosismo.

    3.5. Comerciantes que accedieron a la tierra

    La diversificacin de capitales de los comerciantes de la plaza de Buenos Airesque luego de la revolucin y la competencia de los britnicos se volcaron a la actividadganadera, las finanzas y la renta urbana, ha sido documentada para una gran familia deestancieros y comerciantes, los Anchorena, y para otros no tan prominentes del sigloXIX (Hora, 2005; Garavaglia, 1999b).

    En la expansin de la frontera tambin encontramos a pulperos como PascualLavi, que abri su negocio en Azul en 1836 y a los tres aos figuraba con un capital de$16.000 ($12.000 en giro y $4.000 por la finca). Adems de sus actividades comercialespobl una de las suertes sobre el arroyo Nievas, compr 560 cabezas de ganado vacu-no y un solar en el pueblo, donde adems cumpla funciones polticas. Pero sufri fre-cuentes robos por parte de los indios de Tapalqu, hasta que en 1843 abandon su esta-blecimiento, ocupando su predio las tolderas del cacique Catriel hacia 185922.

    Juan Manuel Silva era un pulpero nacido en Buenos Aires que se encontrabaagregado23 en una estancia de Magdalena en 1815. Incursion en Azul poblando unade las suertes en 1832 dedicada a la produccin agropecuaria, empleando a 22 perso-nas. En 1838 posea dos establecimientos y al ao siguiente figuraba con la importantesuma de $253.500, invertida en campos, ganado y otros bienes, que continan usufruc-tuando sus descendientes hacia 1859.

    No todos tenan la misma suerte que Silva. En 1815, Juan Genaro Chvez, con elcapital inicial de su pulpera de Lobos decidi arriesgarse poblando una de las suertesde Azul en 1834. Aunque sufri robos en el maln de 1836 que dirigi el cacique Railef,volvi a poblar y en 1839 tena 3 suertes con aguada y 531 cabezas de ganado, hastaque en 1853 volvieron a atacarlo los indios y parece que ya no tuvo fuerzas para insistir,porque en 1859 slo quedaba la tapera de su establecimiento.

    448

    Guillermo Banzato y Sol Lanteri

    Hist. Agrar. 43 Diciembre 2007 pp. 435-458

    22 Luego de los importantes malones entre 1853 y 1855, el gobierno volvi a firmar las paces con lastribus de Catriel y Cachul, que implicaron el reconocimiento de derechos de propiedad sobre54.000 ha entre los arroyos Nievas y Tapalqu, donde se reinstalaron (RATTO, 2006; LANTERI YPEDROTTA, 2007).

    23 Los agregados, junto a su ncleo familiar, reciban una parcela de tierra de parte de otros parti-culares a cambio de su trabajo en las unidades productivas. La relacin establecida era consuetu-dinaria y haba distintos tipos de agregacin.

    historia agraria 43_.qxp 14/11/2007 10:54 Pgina 448

  • 3.6. Propietarios que vendieron sus campos

    Los pocos estudios sobre tenencia y conformacin del mercado de tierras en laprovincia de Buenos Aires desde el perodo tardo-colonial al cierre de la frontera unacenturia despus, indican que durante el siglo XVIII la mayora de los descendientes delos primeros poseedores no retuvieron la propiedad, siendo la subdivisin y el loteo lascaractersticas ms comunes del traspaso de campos entre particulares (Saguier, 1993).En Los Arroyos, en el camino de Buenos Aires a Santa Fe, los predios continuaron sub-dividindose durante la primera mitad del siglo XIX (Canedo, 2000). Igual que enChascoms, Ranchos y Monte, donde el 48% de los predios originales fue vendido nte-gro por quienes obtuvieron los ttulos o sus descendientes y de otro 10% se enajen almenos una parte. Entre las familias que conservaron la propiedad, ms de la mitad sedesprendieron de sus campos posteriormente (Banzato, 2005b). Cuando el Estado ase-guraba militarmente cada ampliacin de la frontera productiva y los primeros ocupantesconsolidaban los establecimientos fundados alrededor de los fuertes y obtenan los ttu-los de propiedad, comenzaba un proceso de venta de las estancias o subdivisin here-ditaria que lenta pero inexorablemente iba constituyendo el mercado de tierras local.

    Entre los que participaron del poblamiento de Azul partiendo de Chascoms, lafamilia Coz haba instalado una posta hacia fines del siglo XVIII como parte del movi-miento poblacional que ocup las tierras aledaas al ro Samborombn, y le costmucho mantener la posesin, aunque luego de dos litigios en 1825, Ignacio Coz obtuvoen enfiteusis el terreno heredado. Ms tarde tomara tierras en Azul, como uno de los pri-meros colonos, mantuvo los dos predios hasta fines del decenio de 1830, luego ya nofigura en Azul y en 1854 vendi en Chascoms.

    3.7. Ocupantes que se convirtieron en propietarios

    Para muchos de los que llegaban a la provincia con la expectativa de trabajar latierra, y para los hijos de pequeos-medianos poseedores de ganado o labradores, esta-blecerse en tierras baldas al norte del ro Salado se fue tornando cada vez ms difcilluego de la dcada de 1810, debido a que todos los campos estaban apropiados conttulos o, al menos, con un reconocimiento de antiguo asentamiento. Como el mercadode tierras estaba empezando a conformarse, comprar una estancia ya establecida nosiempre estaba a su alcance, por lo que subsistieron como ocupantes; aunque ni bien seconoci la oferta de tierras en Azul renovaron sus esperanzas de fundar una explotacinpropia o accedieron a ella por sus vinculaciones personales o polticas.

    Pedro Burgos comenz en la actividad rural en Pila con su estancia LosMilagros y tambin incursion en el negocio de la enfiteusis, solicitando 32.400 ha enTandil en 1828, que transfiri cinco aos despus. Mantuvo estrechas vinculaciones conRosas bastante antes de su acceso a la gobernacin provincial, acompandolo en suexpedicin a la sierra del Volcn en 1825 y encabezando posteriormente la expedicinfundadora de Azul, donde fue el primer encargado de distribuir las suertes de estanciasy tuvo una activa trayectoria, muriendo en la batalla de Caseros en defensa del rosismo

    Forjando la frontera. Polticas pblicas y estrategias privadas en el Ro de la Plata, 1780-1860

    449Hist. Agrar. 43 Diciembre 2007 pp. 435-458

    historia agraria 43_.qxp 14/11/2007 10:54 Pgina 449

  • en 1852 (Ronco, 1930; Cutolo, 1971). Hacia 1859 la familia Burgos tena ocho suertesde estancias, contando la del finado padre y las de sus hijos, aunque slo tres tenanpoblacin.

    Lino, Francisco y Antonio Lpez provenan de San Vicente. Hijos de un criadororiundo del partido, tenan 14, 13 y 11 aos respectivamente en 1815. Lino poblara unade las suertes de Azul en 1833 y hacia 1859 sus herederos la conservaban con arbole-das y ganado. Francisco estaba en Azul en 1836 como hacendado, poseyendo unasuerte con 60 vacas, 200 ovejas y 40 caballos. Y Antonio, con la misma ocupacin quesu hermano, en una UC con 4 blancos. Finalmente, el circuito migratorio por diversoslugares de la frontera poda favorecer cierto ascenso social, como el del santiagueoGregorio Aranda, quien en 1815 era pen en Magdalena y en 1836 estaba en Azul for-mando su propia familia y cambiando su ocupacin por la de hacendado con 4 blan-cos en su unidad productiva.

    3.8.Trabajadores y poseedoresSi hasta ahora los tipos analizados dan idea de una frontera integradora y con

    posibilidades de ascenso econmico y social pese a algunos fracasos, el acceso a la tie-rra se iba limitando, la informacin sobre su disponibilidad no siempre se encontraba alalcance de todos y los que llegaban a los nuevos territorios no tenan el mismo equi-paje24 econmico y cultural. Para quienes slo contaban con sus brazos, unos pocosenseres y, como mucho, algunos animales, estos alejados parajes no siempre les permi-tan mejorar su posicin respecto a la de sus lugares de origen. Es decir, tambin se ibaa la frontera para ser un trabajador rural y, por supuesto, cada nueva ampliacin del terri-torio dejaba intersticios para la posesin sin ttulos. Para la reconstruccin de los itinera-rios de estos sujetos las fuentes son ms parcas, sus vidas han dejado menos testimo-nios escritos, por lo que no siempre es posible seguirlos. En algunos casos es posibleque acontecimientos que indicaran un estancamiento en la posicin familiar, o un fraca-so en el intento por subsistir en la frontera, en realidad hayan sido un simple traslado aotro partido o a los pueblos de la campaa; pues si bien Azul fue uno de los espaciosms alejados de la frontera suroeste durante gran parte del perodo abordado, apenasse encontraba en la mitad de lo que sera la provincia de Buenos Aires hacia 1880.

    Sebastin Arroyo, un blanco oriundo de Buenos Aires, se haba casado conMercedes Velsquez, una parda nacida en San Isidro. A travs del nacimiento de sushijos puede seguirse su recorrido migratorio, que tuvo un hito en La Matanza, de dondeeran los dos primeros. Luego recalaron en Lobos, donde Sebastin era labrador ytuvieron otros tres vstagos, entre ellos Pedro, a quien encontramos en Azul a mediadosde los 1830s con el oficio de hacendado, pero no fue beneficiado con una donacin.Mara Inocencia Castro, oriunda de Lobos, pobl una de las suertes de Azul en 1834 yvendi despus de haber estado all por ms de 20 aos; el campo estaba ocupado por

    450

    Guillermo Banzato y Sol Lanteri

    Hist. Agrar. 43 Diciembre 2007 pp. 435-458

    24 Este concepto procede de MORENO (2005: 340-341) y alude al conjunto de bienes materiales y sim-blicos con que los migrantes llegaban a sus lugares de destino.

    historia agraria 43_.qxp 14/11/2007 10:54 Pgina 450

  • los indios de Catriel hacia 1859. Gabino lvarez lleg al sur en 1843 proveniente deMonte, pero le robaron el ganado en 1849 y en 1853, ocasin en la que tambin leincendiaron los ranchos, por lo que slo qued la tapera de su establecimiento.

    Las complejas relaciones con las sociedades nativas podan hacer fracasar unemprendimiento cuando no se tena respaldo suficiente para reponerse de la sangra deanimales que llevaban los malones. O por otros factores, como la importancia de lasrelaciones personales en la articulacin poltica e intertnica y el mantenimiento del deli-cado equilibrio fronterizo. El padre de Doroteo Arroyo, proveniente de Buenos Aires, sehaba asentado en Magdalena como proveedor. A los 32 aos, su hijo pobl una suerteen Azul entre los arroyos Nievas y del Hinojo, lindante a las tolderas del cacique Catriel,pero fue robado por este grupo en 1845 y 1849, aunque insisti en su establecimiento.Fue un personaje clave en el sur, teniente de milicias y luego ayudante lenguaraz25 delpiquete de indios amigos. En 1853 fue totalmente saqueado, aunque continu desem-peando esa funcin hasta que fue asesinado por los indios de Catriel en 1859, y partede estas tolderas ocuparon su campo (Lanteri, 2007b).

    4. CONCLUSIONES

    Este trabajo, que ha abordado, desde una perspectiva socio-demogrfica y eco-nmica, el poblamiento hispano-criollo de la frontera bonaerense, observando su inci-dencia en la formacin del capitalismo agrario, aporta informacin sobre las acciones(individuales o familiares) de diversos grupos, especialmente los pequeos y medianosproductores-propietarios de la campaa. A partir de la construccin de una tipologa, sehan identificado sus estrategias en un contexto de aplicacin de diferentes polticaspblicas para el reparto de las tierras que se arrebataban a las sociedades nativas. Unavariada gama de fuentes ha posibilitado constatar que el corrimiento de la frontera per-mita a los inversores en negocios inmobiliarios y pecuarios aplicar su giro en la comprade estancias ya establecidas en las zonas ms seguras del norte de la campaa, o en lapuesta en produccin de nuevas tierras otorgadas por el Estado. Algunas familias quehaban logrado consolidar sus establecimientos fundados mientras se establecan losfuertes y una vez asegurados los derechos sobre la tierra (consuetudinarios o escritos),aprovecharon el otorgamiento de campos pblicos en usufructo para acrecentar su patri-monio. Un tercer tipo lo constituyen aquellos hijos de los primeros propietarios a los quetocaba una porcin de terreno demasiado reducida, u otros pequeos propietarios quehaban comprado en la frontera antigua; la oferta de predios de mayores dimensionescuando el territorio avanzaba los llev a trasladar la unidad productiva, vendiendo losestablecimientos originarios. La funcin militar en los fuertes de campaa no era incom-patible con la actividad productiva, por lo que no pocos comandantes y sus subordinadosse hicieron propietarios. Algunos de los comerciantes que trabajaban en gran escaladesde la plaza de Buenos Aires y pulperos minoristas de la campaa incursionaron en la

    Forjando la frontera. Polticas pblicas y estrategias privadas en el Ro de la Plata, 1780-1860

    451Hist. Agrar. 43 Diciembre 2007 pp. 435-458

    25 Los lenguaraces eran los intrpretes de la poca, que generalmente por haber vivido entre losaborgenes (siendo excautivos) o haber trabado alguna relacin con ellos aprendan la lengua,constituyendo mediadores culturales relevantes entre ambas sociedades.

    historia agraria 43_.qxp 14/11/2007 10:54 Pgina 451

  • produccin agropecuaria. Mientras se iba conformando el mercado de tierras local yhubo espacio disponible, algunos de los pequeos productores en campos ajenos quelograban acumular cierto capital pudieron acceder a la posesin de la tierra. Finalmente,no todos los derroteros tuvieron xito; tambin se iba a la frontera a continuar con el ofi-cio de trabajador rural o a ocupar tierras baldas o ya denunciadas por otros, menos one-rosas que el ganado hasta la segunda mitad del siglo XIX.

    Una mirada comparativa permite ubicar el caso bonaerense en el contexto de laexpansin de las fronteras en Amrica. Desde la tesis pionera de Turner, el recorrido his-toriogrfico excede los objetivos de este trabajo, sin embargo pueden sealarse algunascuestiones centrales. Uno de los principales aportes de la New Western History fueincorporar el lado oscuro de la expansin fronteriza norteamericana, soslayado por elmodelo turneriano (Ratto, 2003a). Aqu, el proceso de expansin hacia el sur bonaeren-se y la enajenacin de tierras fiscales a manos de particulares tambin se realizaron aexpensas del territorio indgena, ya sea mediante campaas punitivas o acuerdos inte-rtnicos, pero que en definitiva culminaron con su ocupacin milenaria. La relacinblanco-indio, ostensible en el plano diplomtico y en la complejidad de la vida fronteri-za, tambin estaba signada por el conflicto, prcticamente ausente en los postulados tur-nerianos. En este trabajo este conflicto se ha marcado como subyacente al desarrollo delos partidos nuevos, ya que una caracterstica comn fue la dificultad coyuntural de con-solidar los establecimientos debido a los malones. Entre las posibilidades que generabael intercambio pacfico, se ha destacado que la colonizacin de Azul y Tapalqu estuvoen estrecha relacin con la poltica rosista del negocio pacfico de indios, que permi-ti el mantenimiento de una coyuntura relativamente estable.

    Otra comparacin posible con el caso estadounidense es la presencia de especu-ladores en tierras (Faragher, 1986), que se encontraban en mejor posicin econmica ytenan mejores vinculaciones para obtener informacin sobre los planes de expansinfronteriza y las polticas de tierras. Los propietarios que aprovecharon la oferta estatal deterrenos en usufructo o venta incorporando a su patrimonio nuevos campos estaran enconsonancia con los notables de Parnaba (Metcalf, 1992), que enviaron a sus hijosvarones a la frontera como forma de impedir la divisin patrimonial e incluso contribuir alacrecentamiento de su riqueza. As tambin los ocupantes que se hicieron propietariosen la campaa portea habran desarrollado estrategias parecidas a la de los campesi-nos de Parnaba que migraban hacia las zonas abiertas para aprovechar la oferta denuevas tierras de laboreo (Moreno, 2005). En Buenos Aires pareciera que los itinerariosde quienes marchaban hacia el sur podan llegar a resultados ms satisfactorios encuanto a su reproduccin socio-econmica, teniendo en cuenta su equipaje. El cami-no hacia la frontera meridional habra sido el ms atractivo y el que permiti las grandesdiferencias en la distribucin de la riqueza regional durante el siglo XIX (Gelman ySantilli, 2006).

    En cuanto a la estructura de la propiedad, en la campaa de Buenos Aires hastael ro Salado las grandes propiedades originadas a fines del siglo XVIII fueron fragmen-tndose, aunque mantuvieron su preeminencia en cuanto a superficie. En cambio, en laparticular estructuracin que le dieron las polticas pblicas, Azul puede describirse

    452

    Guillermo Banzato y Sol Lanteri

    Hist. Agrar. 43 Diciembre 2007 pp. 435-458

    historia agraria 43_.qxp 14/11/2007 10:54 Pgina 452

  • como un espacio de coexistencia de un grupo de campos medianos y pequeos queocupaban la mayor parte del rea concedida por el Estado, con unos pocos extensos, enmanos de algunos de los mayores propietarios de la regin.

    La influencia de la ocupacin sobre la legislacin puede confirmarse al compararlas caractersticas locales de asentamiento y acceso a la propiedad de la tierra al interiorde la frontera bonaerense. Con el fin de empezar a construir una imagen de conjunto, esposible destacar el largo tiempo transcurrido entre la ocupacin productiva originaria y laobtencin de los ttulos, que se extendi entre 1780 y 1820 para Chascoms, Ranchos yMonte y entre 1830 y 1860 para Azul, lapsos en que fueron ejercidos derechos de pose-sin y reconocido el antiguo asentamiento por parte de las oleadas que se establecieronposteriormente, como ocupantes, agregados, arrendatarios, peones o propietarios deganados sin tierra.

    La comparacin entre estos espacios locales se enriquecer con estudios demo-grficos sobre la base de los archivos parroquiales. Sin embargo, la diversidad de fuen-tes y las diferentes regiones de la campaa analizadas en este trabajo han permitidomostrar, conjuntamente con las polticas estatales, algunos itinerarios y estrategias demovilidad y reproduccin social que fueron forjando una frontera en crecimiento con dis-tintas posibilidades de aprovechamiento del recurso tierra, adems de la actividadcomercial y del contacto intertnico.

    Con mayor o menor suerte segn sus recursos, motivaciones y coyunturas, losejemplos aqu estudiados ilustran sobre la complejidad de la sociedad rural bonaerensede la primera mitad del siglo XIX y el destacado lugar de los sectores medios y subalter-nos en los procesos abordados, replanteando los supuestos que la consideraban estti-ca y polarizada, e incorporando nuevos derroteros heursticos y conceptuales desdedonde continuar su anlisis.

    AGRADECIMIENTOS

    Agradecemos los comentarios de Silvia Ratto, Eduardo Mguez y Ana Teruel, lasatentas lecturas de Marta Valencia, Jorge Gelman y Jos Luis Moreno, tambin a DanielSantilli, Guillermo Quinteros y al GIHRR por facilitarnos fuentes. Finalmente, fueron muytiles las sugerencias de los evaluadores de Historia Agraria. Como es de rigor, losresultados son exclusiva responsabilidad de los autores.

    REFERENCIAS

    AMARAL, S. (1998): The rise of capitalism on the pampas, Cambridge, CUP.BANZATO, G. (2002): Grandes estancias en la provincia de Buenos Aires, Argentina.

    Formacin y consolidacin del patrimonio rural en los partidos de Chascoms,Ranchos y Monte, 1780-1880, en CASADO ALONSO, H. Y ROBLEDO HERNNDEZ, R.

    Forjando la frontera. Polticas pblicas y estrategias privadas en el Ro de la Plata, 1780-1860

    453Hist. Agrar. 43 Diciembre 2007 pp. 435-458

    historia agraria 43_.qxp 14/11/2007 10:54 Pgina 453

  • (eds.), Fortuna y negocios. La formacin y gestin de los grandes patrimonios (ss.XVI-XX), Valladolid, Universidad de Valladolid, pp. 351-376.

    BANZATO, G. (2005a): Antiguos debates y nuevos aportes en torno a la legislacin sobreocupacin y propiedad de la tierra en la provincia de Buenos Aires hasta 1880,Anuario del Instituto de Historia Argentina Dr. Ricardo Levene, La Plata, UNLP,5, pp. 7-45.

    BANZATO, G. (2005b): La expansin de la frontera bonaerense. Posesin y propiedad dela tierra en Chascoms, Ranchos y Monte, 1780-1880, Bernal, UNQ.

    BANZATO, G. Y QUINTEROS, G. (2004): Estrategias matrimoniales y patrimonio rural en lafrontera: Chascoms (provincia de Buenos Aires-Argentina), 1780-1880,Secuencia (Instituto Mora-Mxico), 59, pp. 7-30.

    CANEDO, M. (2000): Propietarios, ocupantes y pobladores. San Nicols de los Arroyos,1600-1860, GIHRR, Mar del Plata, UNMdP.

    CANSANELLO, O. C. (2003): De sbditos a ciudadanos. Ensayo sobre las libertades en losorgenes republicanos. Buenos Aires, 1810-1852, Buenos Aires, Imago Mundi.

    CILIBERTO, V., DUPUY, A., ROSAS PRNCIPE, A. Y MANSILLA, D. (2000): Etnia y migraciones.Los `blancos, `indios, `pardos y `mulatos de la campaa a principios del sigloXIX (Buenos Aires, 1815), Revista de Historia Bonaerense, VI, 21, pp. 12-15.

    CUTOLO, V. O. (1971): Nuevo Diccionario Biogrfico Argentino (1750-1930), Buenos Aires,Editorial Elche.

    DEAN, W. (1976): Rio Claro. A Brazilian Plantation System, 1820-1920, Stanford, SUP.Documentos para la historia del Virreynato del Ro de La Plata, Buenos Aires, Facultad

    de Filosofa y Letras, UBA.FARAGHER, J. M. (1986): Sugar Creek. Life on the Illinois Prairie, Yale University Press.FRADKIN, R. Y J. GELMAN (2004): Recorridos y desafos de una historiografa. Escalas de

    observacin y fuentes en la historia rural rioplatense, en BRAGONI, B. (ed.),Microanlisis. Ensayos sobre historiografa argentina, Buenos Aires, Prometeo,pp. 31-54.

    GARAVAGLIA, J. C. (1994): De la carne al cuero: los mercados para los productos pecua-rios. Buenos Aires y su campaa, 1700-1825, Anuario IEHS, 9, Tandil, UNCPBA,pp. 61-96.

    GARAVAGLIA, J. C. (1995a): Precios de los productos rurales y precios de la tierra en lacampaa de Buenos Aires, 1750-1826, Boletn del Instituto de Historia Argentinay Americana Dr. Emilio Ravignani, 11, Buenos Aires, UBA, pp. 65-112.

    GARAVAGLIA, J. C. (1995b): Tres estancias del sur bonaerense en un perodo de transi-cin (1790-1834), en BJERG, M. Y REGUERA, A. (comps.), Problemas de la histo-ria agraria, Tandil, IEHS-UNCPBA, pp. 79-124.

    GARAVAGLIA, J. C. (1999a): Pastores y Labradores de Buenos Aires. Una historia agrariade la campaa bonaerense 1700-1830, Buenos Aires, Ediciones de la Flor.

    GARAVAGLIA, J. C. (1999b): Patrones de inversin y elite econmica dominante: losempresarios rurales en la pampa bonaerense a mediados del siglo XIX, enGELMAN, J., GARAVAGLIA, J. C. Y ZEBERIO, B. (comps.), Expansin capitalista y trans-formaciones regionales. Relaciones sociales y empresas agrarias en la Argentinadel siglo XIX, Buenos Aires, IEHS-UNICEN/La Colmena, pp. 121-143.

    GARAVAGLIA, J. C. (2004): La propiedad de la tierra en la regin pampeana bonaerense:algunos aspectos de su evolucin histrica (1730-1863), en FRADKIN, R. Y

    454

    Guillermo Banzato y Sol Lanteri

    Hist. Agrar. 43 Diciembre 2007 pp. 435-458

    historia agraria 43_.qxp 14/11/2007 10:54 Pgina 454

  • GARAVAGLIA, J.C. (eds.), En busca de un tiempo perdido. La economa de BuenosAires en el pas de la abundancia, 1750-1865, Buenos Aires, Prometeo Libros, pp.65-106.

    GARAVAGLIA, J. C. Y GELMAN, J. (1998): Mucha tierra y poca gente: un nuevo balance his-toriogrfico de la historia rural platense (1750-1850), Historia Agraria, 15, pp. 29-50.

    GARAVAGLIA, J. C. Y GELMAN, J. (2003): Capitalismo agrario en la frontera. Buenos Aires yla regin pampeana en el siglo XIX, Historia Agraria, 29, pp. 105-121.

    GARCA JORDN, P. (Coord.) (1995): La construccin de la Amazona andina (Siglos XIX-XX). Procesos de ocupacin y transformacin de la Amazona peruana y ecuato-riana entre 1820 y 1960, Coleccin Abya-Yala 18, Quito, Ediciones Abya-Yala.

    GELMAN, J. (1993): Los caminos del mercado: campesinos, estancias y pulperos en unaregin del Ro de la Plata colonial, Latin American Research Review, XXVIII, 2,pp. 89-118.

    GELMAN, J. (1998): Campesinos y estancieros. Una regin del Ro de la Plata a fines dela poca colonial, Buenos Aires, Editorial Los Libros del Riel.

    GELMAN, J. (2004): Unitarios y federales. Control poltico y construccin de identidadesen Buenos Aires durante el primer gobierno de Rosas, Anuario IEHS, 19, Tandil,UNCPBA, pp. 359-390.

    GELMAN, J. (2005): Derechos de propiedad, crecimiento econmico y desigualdad en laregin pampeana, siglos XVIII y XIX, Historia Agraria, 37, pp. 225-262.

    GELMAN, J. Y D. SANTILLI (2006): Historia del capitalismo agrario pampeano. De Rivadaviaa Rosas. Desigualdad y crecimiento econmico, Tomo 3, Buenos Aires, UB-SigloXXI.

    GIHRR (1999): La poblacin de la campaa de Buenos Aires en 1815. Tras una nuevasntesis a ms de una dcada de renovacin historiogrfica, VII JornadasInterescuelas de Historia, Neuqun.

    GIHRR (2004): La sociedad rural bonaerense a principios del siglo XIX. Un anlisis apartir de las categoras ocupacionales, en FRADKIN, R. Y GARAVAGLIA, J.C. (eds.),En busca de un tiempo perdido. La economa de Buenos Aires en el pas de laabundancia, 1750-1865, Buenos Aires, Prometeo Libros, pp. 21-63.

    HALPERIN DONGHI, T. (1969): La expansin ganadera de la campaa de Buenos Aires(1810-1852), en DI TELLA, T. Y HALPERIN DONGHI, T., Los fragmentos del poder,Buenos Aires, Jorge lvarez, pp. 21-73.

    HOLLOWAY, T. H. (1980): Inmigrants on the Land. Coffee and Society in Sao Pablo, 1886-1934, USA, The University of North Carolina Press.

    HORA, R. (2005): Del comercio a la tierra y ms all: los negocios de Juan Jos yNicols de Anchorena (1810-1856), Desarrollo Econmico, 44, 176, BuenosAires, IDES, pp. 567-600.

    INFESTA, M. E. (1994): Propiedad rural en la frontera. Azul, 1839, en Barba, E., InMemoriam. Estudios de Historia, Buenos Aires, Banco Municipal de La Plata, pp.269-286.

    INFESTA, M. E. (2003): La Pampa criolla. Usufructo y apropiacin privada de tierras pbli-cas en Buenos Aires, 1820-1850, La Plata, AHPBA.

    JARA, A. (Ed.) (1969): Tierras nuevas. Expansin territorial y ocupacin del suelo enAmrica (siglos XVI-XIX), Mxico, El Colegio de Mxico.

    Forjando la frontera. Polticas pblicas y estrategias privadas en el Ro de la Plata, 1780-1860

    455Hist. Agrar. 43 Diciembre 2007 pp. 435-458

    historia agraria 43_.qxp 14/11/2007 10:54 Pgina 455

  • LANTERI, S. (2002): Pobladores y donatarios en una zona de la frontera sur durante elrosismo. El arroyo Azul durante la primera mitad del siglo XIX, Quinto Sol.Revista de Historia Regional, 6, La Pampa, UNLPam, pp.11-42.

    LANTERI, S. (2005): Estado, tierra y poblamiento en la campaa sur de Buenos Airesdurante la poca de Rosas. La frontera del arroyo Azul, Anuario de EstudiosAmericanos, Sevilla, EEHA-CSIC, 62, 2, pp. 251-283.

    LANTERI, S. (2007a): Una verdadera `isla en el nuevo sur. Las donaciones condiciona-das en el arroyo Azul durante el rosismo, en BANZATO, G., BLANCO, G., BLANCO, M.Y FERREIRA, A. I. (eds.), Dossier Acceso y tenencia de la tierra en Argentina.Enfoques locales y regionales, siglos XVIII-XX, Mundo Agrario. Revista de estu-dios rurales, 14, La Plata, UNLP ( www.mundoagrario.unlp.edu.ar).

    LANTERI, S. (2007b): Una frontera brbara y sin instituciones? Elecciones y clientelis-mo en la formacin del Estado provincial durante el gobierno de Rosas,Jornadas Poltica y sociedad en el mundo rural, siglo XIX, Red de EstudiosRurales, Programa de Estudios Rurales, Instituto Ravignani, FFyL-UBA. Mimeo.

    LANTERI, S. Y V. PEDROTTA (2007): Mirando de a dos: espacio y territorio en la frontera surbonaerense durante el siglo XIX, un enfoque interdisciplinario, II Encuentro deInvestigadores. Fuentes y Problemas de la Investigacin Histrica Regional,Santa Rosa, UNLPam.

    LYNCH, J. (1984): Juan Manuel de Rosas: 1829-1852, Buenos Aires, Emec.MANDRINI, R. Y C. PAZ (comps.) (2003): Las fronteras hispano-criollas del mundo indgena

    latinoamericano en los siglos XVIII-XIX. Un estudio comparativo, Neuqun, BahaBlanca, Tandil, CEHR-UNCo, Departamento de Humanidades-UNSur, IEHS-UNCPBA.

    MASCIOLI, A., LANTERI, S., COLLIA, V. Y N. PEREA (2000): La temprana llanura aluvial. Lainmigracin en la campaa de Buenos Aires hacia 1815, Revista de HistoriaBonaerense, VI, 21, Buenos Aires, Instituto Histrico del Partido de Morn, pp. 27-32.

    MASCIOLI, A. (2004): Productores y propietarios al sur del salado (1798-1860), Mar delPlata, GIHRR, UNMdP.

    MATEO, J. (1993): Migrar y volver a migrar. Los campesinos agricultores de la fronterabonaerense a principios del siglo XIX, en GARAVAGLIA, J. C. Y MORENO, J.L. (eds.),Poblacin, sociedad, familia y migraciones en el espacio rioplatense. Siglos XVIIy XIX, Buenos Aires, Cntaro, pp.123-148.

    MATEO, J. (1999): Pequeos ranchos sobre la pampa. La poblacin en la colonizacin dela frontera de Buenos Aires. San Salvador de Lobos, 1810-1869, en FRADKIN, R.,CANEDO, M. Y MATEO, J. (comps.), Tierra, poblacin y relaciones sociales en lacampaa bonaerense (siglos XVIII y XIX), GIHRR, Mar del Plata, UNMdP, pp.142-191.

    MATEO, J. (2001): Poblacin, parentesco y red social en la frontera. Lobos (provincia deBuenos Aires) en el siglo XIX, GIHRR, Mar del Plata, UNMdP.

    MAYO, C. (Dir.) (1996): Pulperos y pulperas de Buenos Aires 1740-1830, Mar del Plata,UNMdP.

    MAYO, C. (Ed.) (2000): Vivir en la frontera. La casa, la dieta, la pulpera, la escuela (1770-1870), Buenos Aires, Biblos.

    456

    Guillermo Banzato y Sol Lanteri

    Hist. Agrar. 43 Diciembre 2007 pp. 435-458

    historia agraria 43_.qxp 14/11/2007 10:54 Pgina 456

  • METCALF, A. C. (1992): Family and frontier in colonial Brazil. Santana de Parnaba, 1580-1822, Berkeley, Los Angeles, Oxford, University of California Press.

    MORENO, J. L. Y MATEO, J. (1997): El `redescubrimiento de la demografa histrica en lahistoria econmica y social, Anuario IEHS, 12, Tandil, UNCPBA, pp. 35-55.

    MORENO, J. L. (2004): Historia de la familia en el Ro de la Plata, Buenos Aires,Sudamericana.

    MORENO, J. L. (2005): La transmisin patrimonial de la pequea propiedad agraria en lacampaa del oeste bonaerense en el perodo de transicin 1800-1870: un estudiode linajes familiares, Anuario IEHS, 20, Tandil, UNCPBA, pp. 339-357.

    MOSSE, V. (2003): La propiedad de la tierra en la frontera sur de Buenos Aires. El casode Tandil visto a travs de los Duplicados de Mensura, CD de las IX JornadasInterescuelas/Departamentos de Historia, Crdoba, UNC.

    QUINTEROS, G. (1996): Los roles sociales femeninos en el mundo rural rioplatensedurante la primera mitad del siglo XIX, Estudios/Investigaciones. Estudios de his-toria rural IV, La Plata, UNLP, pp. 11-55.

    RATTO, S. (1994a): Indios amigos e indios aliados. Orgenes del `Negocio Pacfico en laProvincia de Buenos Aires (1829-1832), Cuadernos del Instituto Ravignani, 5,Buenos Aires, UBA, pp. 5-34.

    RATTO, S. (1994b): El negocio pacfico de indios: La frontera bonaerense durante elgobierno de Rosas, Revista Siglo XIX, 15, Mxico, pp. 25-47.

    RATTO, S. (2003a): El debate de la frontera a partir de Turner. La New Western History,los Borderlands y el estudio de las fronteras latinoamericanas, Boletn delInstituto de Historia Argentina y Americana Dr. Emilio Ravignani, 24, BuenosAires, UBA, pp. 105-126.

    RATTO, S. (2003b): La frontera bonaerense (1810-1828): Espacio de conflicto, negocia-cin y convivencia, La Plata, AHPBA.

    RATTO, S. (2003c): Soldados, milicianos e indios de lanza y bola. La defensa de lafrontera bonaerense a mediados de la dcada de 1830, Anuario IEHS, 18,Tandil, UNCPBA, pp.123-152.

    RATTO, S. (2006): Ni unitarios ni rosistas. Estrategias polticas intertnicas en BuenosAires (1852-1857), Estudos de Histria, 13:2, UNESP, Franca, Brasil, pp. 67-101.

    REGUERA, A. (1999): Familia, formacin de patrimonios y transmisin de la tierra en laArgentina. Los Santamarina en Tandil (1840-1930), en GELMAN, J., GARAVAGLIA, J.C. Y ZEBERIO, B. (comps.), Expansin capitalista y transformaciones regionales.Relaciones sociales y empresas agrarias en la Argentina del siglo XIX, BuenosAires, IEHS-UNICEN/ La Colmena, pp.247-286.

    RONCO, B. (1930): El fundador de Azul Coronel Pedro Burgos, Azul. Revista deCiencias y Letras, I, 1, Azul, pp. 125-139.

    SBATO, H. (1989): Capitalismo y ganadera en Buenos Aires. La fiebre del lanar 1850-1890, Buenos Aires, Sudamericana.

    SAGUIER, E. (1993): Mercado inmobiliario y estructura social. El Ro de la Plata en el sigloXVIII, Buenos Aires, CEAL.

    SALA I VILA, N. (2001): Selva y Andes. Ayacucho (1780-1929). Historia de una regin enla encrucijada, Biblioteca de Historia de Amrica, 22, Madrid, CSIC.

    TORRE REVELLO, J. (1954): Pobladores peninsulares destinados a la frontera con losindios (1780-1781), Trabajos y comunicaciones, 5, La Plata, UNLP, pp. 185-193.

    Forjando la frontera. Polticas pblicas y estrategias privadas en el Ro de la Plata, 1780-1860

    457Hist. Agrar. 43 Diciembre 2007 pp. 435-458

    historia agraria 43_.qxp 14/11/2007 10:54 Pgina 457

  • TURNER, F. J. (1958): The frontier in American History, New York, Henry Holt andCompany.

    VALENCIA, M. (2005): Tierras pblicas, tierras privadas. Buenos Aires, 1852-1876, LaPlata, UNLP.

    VIDAL, A. (1937): Los orgenes de Ranchos (General Paz), 1771-1865, La Plata, AHPBA.WEBER, D. Y J. M. RAUSCH (eds.) (1994): Where cultures meet. Frontiers in Latin American

    History, Baltimore, Jaguar Books.WEBER, M. [1922] (1984): Economa y sociedad, Mxico, FCE.WHITE, R. (1991): Its your misfortune and none of my own. A New History of the

    American West, Norman, University of Oklahoma Press.

    458

    Guillermo Banzato y Sol Lanteri

    Hist. Agrar. 43 Diciembre 2007 pp. 435-458

    historia agraria 43_.qxp 14/11/2007 10:54 Pgina 458