BARQUIN Y CANO Justicia penal juvenil en España una legislación a la altura de los tiempos

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    REVISTA DE DERECHO PENAL Y CRIMINOLOGA, 2.apoca, n.o 18 (2006), pgs. 37-95

    UNED.Revista de Derecho Penal y Criminologa, 2.apoca, n.o 18 (2006)

    Sumario

    1. Introduccin. 2. El inters superior del menor comoprincipio fundamental de la justicia penal juvenil, segnla Exposicin de Motivos y la originaria redaccin de laLPM. Otros principios inspiradores. 3. La regulacin po-

    sitiva de la LPM, tal como era: Aspectos de Derecho sus-tantivo y procesal. 4. El cambio de paradigma: Las refor-mas operadas en la LPM desde su aprobacin. 4.1.Introduccin. 4.2. Reformas legislativas de la LO 5/2000,de 12 de enero, Reguladora de la Responsabilidad Penalde los Menores. 4.2.1. Terrorismo callejero y endureci-miento de las medidas (LO 7/2000). 4.2.2. Jvenes: el apla-zamiento (LO 9/2000). 4.2.3. Acusacin particular (LO15/2003). 4.2.4. El Reglamento (RD 1774/2004). 5. El anun-ciado futuro inminente de la poltica legislativa en mate-ria de justicia penal juvenil. 6. Valoraciones y conclusin.

    BIBLIOGRAFA CITADA.

    1. Introduccin*

    Desde el 13 de enero de 2001 est vigente en Espaa la Ley Org-nica 5/2000, de 12 de enero, Reguladora de la Responsabilidad Penal

    JUSTICIA PENAL JUVENIL EN ESPAA:UNA LEGISLACIN A LA ALTURA

    DE LOS TIEMPOS

    JESS BARQUN SANZ Y MIGUEL NGEL CANO PAOS

    * NOTA PREVIA: Este trabajo se ha realizado en el marco del Proyecto de Inves-tigacin de Excelencia de la Junta de Andaluca (SEJ1236) El menor y el joven

    como vctima y victimario de la violencia social. Cuando fue enviado para su publi-cacin, la LO 8/2006 estaba an en fase de Anteproyecto.

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    de los Menores (LPM, en lo sucesivo, por Ley Penal de Menores odel Menor). Dicha Ley constituye sin duda uncorpus iuris autno-mo en el cual se recoge el Derecho penal juvenil vigente en la actua-

    lidad en territorio espaol, en una variedad de vertientes: sustantiva,procesal e incluso penitenciaria.

    La LPM ha sido objeto de un reguero de reformas a lo largo de unacorta vida que, en el momento de terminar este trabajo, an no llega alos cinco aos. Modificaciones que, como es sabido y como se desa-rrollar ms adelante, comenzaron incluso antes de que la Ley entra-ra en vigor. Incluso sin detenerse a considerar en detalle el contenidode las sucesivas modificaciones, de entrada parece claro que semejanteriada de reformas en tan poco tiempo sobre una Ley ya de por s no-vedosa revela una deficiente tcnica legislativa. Deficiente, y criticableincluso dejando al margen el dato de que todas esas reformas van conclaridad en una lnea de endurecimiento del Derecho penal juvenil,con la intencin supuestamenteexclusiva de hacer frente a unaapa-rente mayor actividad delictiva por parte de los menores de edad.

    Ante este contexto que marca actualmente el devenir legislativo enEspaa hay que preguntarse cules son las razones que han llevado allegislador espaol a variar el curso de los acontecimientos con res-pecto a los principios y fundamentos que en su da se establecieronen la LPM como piedra angular del Derecho penal juvenil Es real-

    mente insuficiente el Derecho penal juvenil contenido en laoriginariaLPM para hacer frente a la delincuencia juvenil? Constituyeper seuna garanta de xito el endurecer las disposiciones de derecho ma-terial y procesal que configuran la legislacin penal de menores?

    La peculiaridad de que esta normativa novedosa haya sido ysiga siendo a cada tanto saudamente modificada, aconseja adop-tar una perspectiva diacrnica en el acercamiento a la LPM, frente ala habitual perspectiva sincrnica, consistente en analizar el conte-nido del Derecho penal juvenil vigente en un momento dado, nor-

    malmente el momento en que se desarrolla el trabajo de investigacinde que se trate en cada caso. En cualquier otro texto, la juventud de lanormativa examinada hara parecer pretenciosa la idea de un acer-camiento evolutivo a su contenido; en el caso que nos ocupa, pareceimprescindible si se quiere aprehender con rigor el estado actual y eldevenir reciente e inminente de la justicia penal juvenil, y si se quiereanalizar con verdadera profundidad sus instituciones ms relevantes.

    As pues, el presente trabajo tiene como objetivo el anlisis de lastendencias de poltica criminal que en el mbito de la justicia de me-nores se vienen observando en Espaa a travs de las sucesivas refor-mas de la LO 5/2000. Para ello, el punto de partida ser la considera-

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    cin de los principios fundamentales que en su da la Exposicin deMotivos (EM, en lo sucesivo) de la LPM consideraba ejes rectores detodo el sistema de justicia juvenil. A continuacin se mostrarn las ca-

    ractersticas generales que el Derecho penal juvenil regulado en laLPM presentaba en la redaccin originaria de esta Ley. Seguidamente,analizaremos el contenido de las diversas reformas que desde el ao2000 y hasta la actualidad se han venido realizando de la LPM. En elpenltimo punto del trabajo nos aproximaremos a las nuevas pro-puestas de modificacin del Derecho penal juvenil adelantadas por elMinisterio de Justicia en el verano de 2005 y que, en el momento de re-matar este trabajo, acaban de ser concretadas legalmente en forma deAnteproyecto de Reforma de la LPM. Por ltimo, y a modo de conclu-sin, las valoraciones finales se centran en la conveniencia o no de re-

    formar a cada momento y en un sentido represivo una Ley que demanera a grandes rasgos acertada hace menos de un lustro innov elenjuiciamiento de las conductas desviadas de los menores de edad.

    2. El inters superior del menor como principiofundamental de la justicia penal juvenil, segnla Exposicin de Motivos y la originaria redaccinde la LPM. Otros principios inspiradores

    Lo primero que hay que sealar al hablar de la naturaleza jurdicadel Derecho penal juvenil espaol es que la LPM, tal y como indica sunombre, regula la responsabilidad penal de los menores. En conse-cuencia, se est delante de una ley penal, y no de otra cosa, ya queson exclusivamente infracciones de carcter penal delitos y fal-tas las que determinan la aplicacin de la normativa contenida enla LPM.1 En este sentido resulta meridianamente claro lo establecido

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    As lo afirma con rotundidad por ejemplo GARCA PREZ: Los actuales principiosdel Derecho penal juvenil: un anlisis crtico,RDPCr, 2a poca, n.o 3 (1999), p. 62, sibien este autor considera que dicha afirmacin est lejos de ser una verdad irrefuta-ble, como as lo demuestra la existencia de modelos tutelares o de proteccin, en loscuales el sistema de justicia de menores no tiene un carcter represivo sino tutelar. Deigual modo, AGUIRRE ZAMORANO considera que a las cosas hay que llamarlas por sunombre, sosteniendo que Ley penal no es igual a crcel, sino que es igual a garant-as. A partir de estas consideraciones, afirma este ltimo autor que el joven debe sertratado penalmente de una manera diferente al adulto, pues se trata de un sujeto enevolucin y la sociedad ha de responder educativamente facilitndole los mecanismosque posibiliten su socializacin. Vase: AGUIRRE ZAMORANO: Los jvenes del siglo XXI:Proyecto de Ley de Justicia Juvenil, en: GIMNEZ-SALINAS I COLOMER, Esther (dir.):Le-

    gislacin de menores en el sigloXXI: Anlisis de Derecho comparado, EDJ-18, CGPJ, Ma-drid 1999, p. 341.

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    por la EM de la LPM: La presente Ley Orgnica tiene ciertamente lanaturaleza de disposicin sancionadora, pues desarrolla la exigenciade una verdadera responsabilidad jurdica a los menores infracto-

    res... (EM II, 7). Por ello, y aun cuando la LPM alude, como se ver,a medidas de carcter sancionador-educativo y en general utilizaun lenguaje muy rizado con objeto de nocontaminarcon conceptospunitivos al menor -quien no est sometido a un proceso sino a unexpediente, quien no es acusado ni imputado sino expedienta-do, no hay condena sino fallo, no hay penas sino medidas-2, enrealidad se trata de consecuencias jurdicas que materialmente tienenen muchos casos la naturaleza de penas, en el sentido de que consti-tuyen una supresin o disminucin de derechos al autor de un delito.3

    A partir de lo expuesto en el prrafo anterior, puede decirse que elDerecho penal de menores contenido en la LPM es un Derecho penalespecial y, al mismo tiempo, un sector integrante del Derecho pe-nal.4 De acuerdo con esta consideracin, la propia EM de la LPM re-cuerda que la Ley tiene una naturaleza formalmente penal peromaterialmente sancionadora-educativa del procedimiento y de lasmedidas aplicables a los infractores menores de edad (EM II, 6).

    Del tenor literal de la EM de la LPM se desprende claramenteque el Derecho penal juvenil espaol instaurado en el ao 2000 debeconsiderarse, ante todo, como un Derecho penalde autorde carcter

    educativo.Varios son los pasajes en los que la EM de la LPM hace referencia

    al carcter eminentemente educativo del Derecho penal juvenil, as porejemplo, cuando establece el principio de que la responsabilidad pe-nal de los menores presenta frente a la de los adultos un carcter pri-mordial de intervencin educativa (EM II, 4). O cuando determinaque la reaccin jurdica dirigida al menor infractor debe ser ante todouna intervencin de naturaleza educativa (EM II, 7). A partir de es-tas consideraciones, y aunque la infraccin delictiva es, como se ha di-

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    2 Vase, por todos y respectivamente arts. 16, 36, 40, 7 LPM.3 LANDROVE DAZ: Introduccin al Derecho Penal de Menores, Valencia 2003, p.

    60. En el mismo sentido: CONDE-PUMPIDO FERREIRO, en: el mismo (Dir.):Ley de la Res-ponsabilidad Penal de los Menores. Doctrina con jurisprudencia y normativa comple-mentaria, Madrid 2001, pp. 52-53. Por el contrario, VZQUEZ GONZLEZ niega una na-turaleza penal a las medidas contempladas en la LPM, ya que el fundamento de laretribucin, caracterstico de las penas en el Derecho penal de adultos, no desempeasegn este autor funcin alguna en el sistema de medidas de la justicia juvenil. Vase:VZQUEZ GONZLEZ: Delincuencia juvenil. Consideraciones penales y criminolgicas,Madrid 2003, pp. 300-301.

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    As se pronuncia, por ejemplo, HIGUERA GUIMER: Derecho penal juvenil, Barce-lona 2003, p. 31.

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    cho anteriormente,condicio sine qua non para que se produzca unaintervencin con base en la LPM, no puede dejarse de lado el hecho deque tanto el Derecho penal juvenil sustantivo como el procesal estn

    dominados por la personalidad y el llamado superior inters del me-nor que delinque, principio este ltimo que la EM considera unelemento determinante del procedimiento y de las medidas que seadopten en el mbito de la justicia penal de menores (EM II, 7, 11).5

    Por otro lado, ante la comisin de un delito por parte de un sujetomenor de dieciocho aos, la correspondiente reaccin jurdica del Es-tado contenida en la LPM se determina, no tanto por el hecho mate-rial en s, sino ms bien por la personalidad del sujeto menor deedad, as como por su entorno familiar y social. Por consiguiente, y alcontrario de lo que sucede en el Derecho penal de adultos, donde elhecho cometido es la base fundamental y exclusiva para una inter-vencin de carcter penal, la justicia juvenil gira en torno a un mo-delo de responsabilidad penal de autor, en el que tanto la adopcin deuna determinada medida como su ejecucin dependen ante todo delas circunstancias personales de cada menor individualizado. Reve-lador de este espritu educativo y preventivo-especial del conjunto dela legislacin penal de menores recogido en laoriginaria LPM resultanuevamente lo establecido en la EM, cuando se afirma que, partiendode la naturaleza educativa de la intervencin contra el menor infrac-

    tor, en el Derecho penal juvenil regulado en la LPM deben rechazar-se expresamente otras finalidades esenciales del Derecho penal deadultos, como la proporcionalidad entre el hecho y la sancin o la in-timidacin de los destinatarios de la norma, pretendindose conello impedir todo aquello que pudiera tener un efecto contraprodu-cente para el menor (EM II, 7).6

    Por lo que hace referencia a las medidas previstas en la LPM, laEM determina que las mismas deben tener como objetivo primordial

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    Hay que decir que el concepto jurdico del superior inters del menor no vie-ne definido de modo expreso en la LPM, por lo que se trata de un concepto jurdicoindeterminado. La doctrina suele circunscribir dicho concepto al inters en la edu-cacin y socializacin del menor, as como al libre desarrollo de su personalidad. V-ase: HIGUERA GUIMER,op. cit., p. 253. En el mismo sentido: BUENO ARS: La Ley Or-gnica Reguladora de la Responsabilidad Penal de los Menores, en: LZAROGONZLEZ,/MAYORAL NARROS (Coord.),Jornadas sobre derecho de los menores, Madrid2003, p. 319.

    6 Lo que puede dar lugar a casos paradjicos y difciles de asumir por la sociedad.Por ejemplo, ante un caso probado de acoso colectivo de un grupo de menores a unmenor en el mbito de un instituto de enseanza secundaria, la respuesta del sistema,basada en el inters prevalente del mayor nmero de menores afectados (los respon-

    sables del hecho) podra consistir previsiblemente en el traslado a otro centro, no delos acosadores, sino de la vctima del acoso.

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    posibilitar una intervencin educativa sobre el menor infractor (= de-recho penaleducativo), por lo que aqullas no pueden ser represivas,sino preventivo-especiales, orientadas hacia la efectiva reinsercin y el

    superior inters del menor (EM I, 5). En consecuencia, para la de-terminacin de una medida concreta debe tenerse en cuenta no slola gravedad del hecho delictivo concreto sino, fundamentalmente, lasituacin personal, familiar, escolar, en definitiva social, del menorinfractor (= derecho penalde autor). Puede decirse as que las medi-das reguladas en la LPM, a diferencia de las penas contenidas en elCdigo Penal de adultos (CP, en lo sucesivo), no estn sometidas alprincipio de culpa y retribucin por el hecho, es decir, no miran alpasado, sino al futuro, a un tratamiento socializador ms que re-socializador7 del menor infractor.

    De este modo puede decirse que en la legislacin penal de meno-res regulada en la LPM el aspecto sancionador-educativo adquiereuna especial intensidad.

    Por ltimo, tambin en el proceso penal de menores, ya incluso enel mbito de ejecucin de las medidas, se observa la influencia de esaintervencin educativa y de ese espritu (re)socializador, los cualesllevan por un lado a establecer una serie de especialidades procedi-mentales, fundamentadas todas ellas en la edad y la personalidaddel menor imputado, como por ejemplo la celeridad en la tramitacin

    del procedimiento, la existencia de un principio de oportunidad re-glada (arts. 18 y 19 LPM), la limitacin de la intervencin de la vcti-ma mediante la prohibicin expresa de ejercicio de la acusacin par-ticular (art. 25 LPM, antes de su reforma por la L.O. 15/2003) o larestriccin del principio de publicidad (art. 35.2 LPM). Por otro lado,tambin en lo relativo a la ejecucin de las medidas privativas de li-bertad, la LPM establece el principio fundamental de resocializacindel menor internado (art. 55 LPM).

    Como se ver a continuacin, esta orientacin preventiva-espe-

    cial, fundamentalmente educativa y vinculada al superior intersdel menor y que en su da fue tan reiteradamente proclamada porel legislador de la LPM en la EM, ha quedado sin duda relegada aun segundo plano a partir de las modificaciones de la LPM llevadasa cabo en los ltimos aos, lo cual, en palabras de TERRADILLOS,pone en entredicho la coherencia del texto legal y la solidez de sus

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    7 Ciertamente, y al contrario de lo que sucede en el Derecho penal de adultos, nopuede hablarse en el Derecho penal juvenil de resocializacin o reeducacinstrictu

    sensu, por la sencilla razn de que en la justicia de menores se est delante de perso-nas que an no han completado el proceso de socializacin.

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    paredes maestras.8 Con las modificaciones de la LPM producidas,que desarrollaremos ms adelante en el punto 4 del presente traba-jo, no puede hablarse ya de un Derecho penal juvenil con un carc-

    ter eminentemente preventivo-especial fundamentado en el men-cionado superior inters del menor, sino ms bien de un Derechopenal juvenil en el que toman protagonismo aspectos inherentes alDerecho penal de adultos, como son la represin por el hecho co-metido, la proporcionalidad entre la gravedad del hecho y la grave-dad de la sancin, la intimidacin de los destinatarios de la norma,la defensa social y, en definitiva, aspectos vindicativos y de pre-vencin general.

    Bien es cierto que tomar protagonismo no equivale necesaria-

    mente y desde el principio a monopolizar, ni siquiera a ponerse enprimer plano. En realidad, el espritu primigenio de la LPM ha se-guido estando presente, bien que cada vez con menos fuerza y al-cance (y habr que ver qu derroteros toma el asunto en el inminen-te futuro, a propsito del Anteproyecto de octubre de 2005), en lo quehace a un amplio rango de conductas juveniles desviadas: aqullasque no vienen acompaadas de grave violencia y/o no atraen sobre sla atencin de los medios de comunicacin

    3. La regulacin positiva de la LPM, tal como era:Aspectos de Derecho sustantivo y procesal

    El Derecho penal juvenil contenido en la LPM est constituido porel conjunto de normas jurdicas que asocian la comisin por parte deun menor de ms de catorce y menos de dieciocho aos y, excep-cionalmente, por un joven de ms de dieciocho y menos de veintiu-no de una o varias infracciones tipificadas como delitos o faltas enel CP o las leyes penales especiales, con una determinada sancin-educacin como consecuencia jurdica, medida que viene regulada enla LPM con carcter autnomo con respecto al CP. A continuacin seexponen brevemente los principales rasgos de la regulacin inicial, al-gunos de los cuales, como se ver, han sido posteriormente modifi-cados.

    1. Por lo que hace referencia al mbito objetivo de aplicacindel Derecho penal juvenil, hay que decir que la LPM no contiene un

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    8 TERRADILLOS BASOCO: Responsabilidad penal de los menores, en RUIZ RODR-

    GUEZ / NAVARRO GUZMN (Ed.): Menores. Responsabilidad penal y atencin psicoso-cial, Valencia 2004, p. 60.

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    catlogo propio de infracciones susceptibles de ser cometidas porun menor de edad, sino que en este aspecto concreto se produce, enbase a lo dispuesto en la Disposicin final primera de la LPM, una re-

    misin in totum a las disposiciones contenidas en el CP o en las hoyescasas leyes penales especiales. Son estas normas las que especificanqu acciones y omisiones cometidas por los menores son constituti-vas de delito o falta.9 Por ello puede decirse que el Derecho penal ju-venil espaol se caracteriza por tenerautonoma en lo relativo a lasmedidas previstas en la LPM, siendo por el contrario accesorio conrespecto a la determinacin de las infracciones penales.10

    2. A la hora de delimitar el mbito subjetivo de aplicacin de lasdisposiciones del Derecho penal juvenil espaol se hace necesario po-ner en relacin dos cuerpos legislativos distintos: el CP de 1995 y laLPM.

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    9 En la doctrina penal espaola ha sido objeto de discusin la conveniencia o node establecer un CP propio o especfico para regular la responsabilidad penal de losmenores. Aqullos que abogan por la creacin de un CP dirigido a los menores deedad argumentan que, dentro de las conductas delictivas recogidas en el CP general,existe un nutrido grupo cuya comisin por menores es imposible, como por ejemplolos delitos cometidos por funcionarios pblicos en el ejercicio de sus funciones, o loscasos de delitos fiscales o societarios cometidos por un menor no emancipado. Otros

    argumentos expuestos se fundamentan en la necesidad de dar a ciertos institutos pe-nales, como por ejemplo el error, la imprudencia o ciertas causas de inculpabilidad,una definicin y un tratamiento distinto en el mbito del Derecho penal juvenil, dadaslas especiales condiciones psicolgicas y de desarrollo mental que caracterizan al su-

    jeto menor de edad. Vase en este sentido: CONDE-PUMPIDO FERREIRO: Introduccin ala LO 5/2000 en: el mismo (Dir.),op. cit., pp. 56-57. Por su parte, GARCA PREZ semuestra partidario de despenalizar aquellos hechos de escasa importancia, teniendopara ello en cuenta las especiales caractersticas que presenta la delincuencia juvenilfrente a la delincuencia adulta. Vase: GARCA PREZ,RDPCr, n.o 3 (1999), p. 73.

    10 Esta combinacin entreautonoma yaccesoriedad tambin puede percibirse enel Derecho penal juvenil alemn. En efecto, la Jugendgerichtsgesetz entra en accinnicamente a la hora de determinar las consecuencias jurdicas de una infraccin de-

    lictiva. Y esto es as porque, segn se desprende del 1 prrafo 1 JGG, la normativaregulada en la Ley penal juvenil alemana se aplica cuando un menor o un jovensemi-adulto comete una infraccin, la cual est conminada con una pena segn lasdisposiciones (penales) generales. Por consiguiente, la JGG no contiene tipos pena-les independientes que pueden entrar en accin cuando el sujeto activo es un menorde de edad (es decir, los llamadosstatus offenses en la justicia penal anglosajona; paraun acercamiento general a los modelos anglosajones de justicia penal juvenil, vase,por todos, HARRIS ET AL.: A Century of Juvenile Justice, en: National Institute of Jus-tice (Ed.): Criminal Justice 2000, Vol. 1, New York City 2000, pp. 359 y ss.; sobresta-tus offenses, vase pp. 363, 365, 372), aplicndose as los tipos penales contenidos enel StGB y en las leyes penales especiales. Por el contrario, la legislacin penal juvenilalemana s que contempla unas normas especficas en lo relativo a las sanciones a im-

    poner a los menores de edad autores de una infraccin delictiva. Vase: STRENG:Ju-gendstrafrecht, Heidelberg 2003, p. 23.

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    El art. 19 CP establece en su prrafo primero que los menores dedieciocho aos no sern responsables criminalmente con arreglo aeste Cdigo. Hecha esta declaracin de principios, mediante la cual

    se produjo en su momento la elevacin de la mayora de edad penal alos dieciocho aos, hacindola coincidir as con la mayora de edadcivil,11 el prrafo segundo del mencionado art. 19 CP matiza al sea-lar que cuando un menor de dicha edad cometa un hecho delictivopodr ser responsable con arreglo a lo dispuesto en la ley que regulela responsabilidad penal del menor. Por tanto, los menores de die-ciocho aos, si bien no son responsables criminalmente con arreglo alas disposiciones del CP, s podrn en cambio tener una responsabi-lidadpenal de acuerdo con la ley del menor que regule dicha respon-sabilidad, que no es otra que la vigente LPM. Por otra parte, el propio

    CP determina en el art. 69 que al mayor de dieciocho aos y menorde veintiuno que cometa un hecho delictivo podrn aplicrsele lasdisposiciones de la Ley que regule la responsabilidad penal del menoren los casos y con los requisitos que sta imponga. Con ello se abrela puerta a una posible regulacin de un llamado derecho penal de jvenes semi-adultos, del mismo modo a como viene sucediendoen el Derecho penal juvenil alemn regulado en la Ley de TribunalesJuveniles de 1953 (Jugendgerichtsgesetz, JGG), Ley en la que la actualLPM encuentra buena parte de su inspiracin.12

    En respuesta a lo establecido en su da en el CP de 1995, el art.1.1 LPM declara que las disposiciones contenidas en la Ley se apli-carn para exigir la responsabilidad de las personas mayores de ca-torce aos y menores de dieciocho por la comisin de hechos tipifi-cados como delitos o faltas en el Cdigo Penal o las leyes penales

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    11 Hay que recordar que el art. 8.2 del CP 1973 estableca la mayora de edad penalen los diecisis aos. Por otro lado, el Art. 12 CE establece que la mayora de edad sealcanza en Espaa a los dieciocho aos. Vase tambin el art. 315 Cc y el art. 1 de laConvencin sobre los Derechos del Nio, de 20 de noviembre de 1989 (BOE nm. 313,

    de 31 de diciembre de 1990)12 Efectivamente, el 105 JGG permite, en determinados supuestos y bajo deter-minadas condiciones, que la normativa del Derecho penal juvenil les sea de aplicacina los llamadosHeranwachsende, es decir, sujetos con edades comprendidas entre losdieciocho y los veinte aos. En concreto, las condiciones que se establecen en elmencionado 105 JGG son las siguientes: 1. Cuando de la valoracin total de la per-sonalidad del autor, incluyendo tambin las condiciones ambientales, se infiera que el

    joven semi-adulto, en el momento de la comisin del delito, puede ser equiparado aun menor de edad en lo relativo a su desarrollo moral y psquico; 2. Cuando el hechodelictivo cometido por el joven pueda ser considerado como una tpica infraccin ju-

    venil en lo relativo a la tipologa, las circunstancias concretas del hecho y los motivosde su comisin. Para un estudio exhaustivo en lengua alemana del Derecho penal

    juvenil alemn pueden consultarse, entre otros, las siguientes referencias generales:ALBRECHT: Jugendstrafrecht, 3. Edicin, Mnchen 2000; SCHAFFSTEIN / BEULKE: Ju-

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    especiales. A su vez, el art. 1.2 LPM establece que tambin se apli-car lo dispuesto en esta Ley para los menores a las personas mayo-res de dieciocho aos y menores de veintiuno, en los trminos esta-

    blecidos en el artculo 4 de la misma.De lo dispuesto en el art. 1 LPM en relacin con los arts. 19 y 69 CP

    y con los arts. 3 y 4 LPM se deducen tres regmenes jurdicos distintosa la hora de exigir responsabilidad penal en el caso de los menores y j-venes. Los dos primeros estn vigentes desde el principio, mientras queel tercero, al que dedicaremos un apartado especfico, siempre ha es-tado en el limbo y su probable futuro es la desaparicin:

    a. El de los menores de catorce aos (nios), los cuales son inim-putables y penalmente irresponsables. El legislador espaol utiliza

    as, a la hora de fijar la edad mnima para exigir responsabilidadpenal, un criterio biolgico puro, atendiendo exclusivamente al datocronolgico de la edad del menor y no a su estado de madurez o dis-cernimiento. Segn se establece en el art. 3 LPM, hasta la edad de ca-torce aos el Derecho penal juvenil espaol prescinde de toda inter-vencin penal,13 lo cual por otra parte no significa que se prescinda decualquier intervencin,14 ya que en caso de que un menor de catorceaos cometa una infraccin de carcter penal, aqul es puesto a dis-

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    UNED.Revista de Derecho Penal y Criminologa, 2.apoca, n.o 18 (2006)

    gendstrafrecht, 14. Edicin, Stuttgart 2002; STRENG

    :Jugendstrafrecht, Heidelberg 2003.En lengua espaola existe una traduccin de la primera edicin del manual de A L-BRECHT, realizada por JUAN BUSTOS RAMREZ en el ao 1990. No obstante, el textoqueda bastante desfasado ya que se corresponde con el Derecho penal juvenil vigenteen Alemania antes de la importante reforma acaecida en el ao 1990. Un estudio ac-tualizado de la normativa contenida en la JGG puede consultarse en: CANO PAOS: Ten-

    dencias de poltica criminal en el Derecho penal juvenil alemn y espaol, Madrid 2005(en proceso de impresin en la Fundacin Ortega y Gasset, Madrid).

    13 La propia EM de la LPM establece que la no exigencia de responsabilidad penala los menores de catorce aos se basa en la conviccin de que las infracciones co-metidas por nios menores de esta edad son generalmente irrelevantes y que, en losescasos supuestos en que aqullas pueden producir alarma social, son suficientes para

    darles una respuesta igualmente adecuada los mbitos familiar y asistencial civil, sinnecesidad de intervencin del aparato judicial sancionador del Estado (EM I, 4).14 De hecho, se ha aventurado (ORNOSA FERNNDEZ:Derecho Penal de Menores. Co-

    mentarios a la Ley Orgnica 5/2000, de 12 de enero, reguladora de la responsabilidad pe-nal de los menores, Barcelona 2003 -2.a ed.-, p. 157), bien que en sentido crtico, que elart. 3 LPM parece obligar a la entidad protectora de menores a aplicar en todo casouna medida civil de proteccin a aquellos menores de 14 aos que cometan un hechopenalmente tpico. Pero no creemos que sea procedente una interpretacin tan es-tricta de dicha disposicin, ya que la misma matiza que las medidas a aplicar sernlas adecuadas a las circunstancias de aqul, lo que obviamente puede determinar,una vez examinadas las mismas, que no sea necesaria medida alguna. Adems, esteart. 3 LPM es una mera norma de remisin competencial. Una vez sometido el menor

    a la tutela administrativa y la jurisdiccin civil, stas discurrirn segn su propia l-gica interna.

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    posicin del sistema pblico asistencial, sindole de aplicacin lasnormas protectoras y asistenciales recogidas en el Cdigo Civil y de-ms disposiciones vigentes, en especial la LO 1/96, de 15 de enero, de

    Proteccin Jurdica del Menor.15

    b. El de los mayores de catorce aos y menores de dieciocho(menores), los cuales son penalmente imputables y responsables,siendo los principales destinatarios de la normativa contenida en laLPM. Como se vio anteriormente, esta responsabilidad penal es des-de luego distinta a la de los adultos, ya que en el caso de los menoressu responsabilidad por el hecho cometido presenta en un principioun carcter primordial de intervencin educativa, fundamentndoseen principios preventivo-especiales.16 Dentro de esta franja de edad, laLPM establece a su vez una subdivisin adicional entre los menoresde catorce a diecisis aos, por un lado, y los de diecisis a dieciocho,

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    15 El Derecho penal alemn establece por su parte que los sujetos menores de ca-torce aos no pueden ser sometidos en ningn caso a responsabilidad penal alguna,ya que, segn lo dispuesto en el 19 StGB, los menores de catorce aos son en todocaso inimputables, y, consiguientemente, irresponsables penalmente. A partir de lodispuesto en el Cdigo Penal alemn, cuando el Fiscal de Menores recibe una de-nuncia contra un nio menor de catorce aos, est obligado, en caso de que sea ne-cesario, a comunicar el hecho al Juez Tutelar (Vormundschaftsrichter), as como acomprobar la necesidad de informar a la escuela o a otra institucin, o bien proceder

    judicialmente contra los progenitores o personas encargadas de la tutela del menor. Alpropio menor de catorce aos autor de la infraccin delictiva pueden aplicrselemedidas protectoras y asistenciales recogidas en la Ley de Asistencia a la Infancia y laJuventud del ao 1990 (Kinder- und Jugendhilfegesetz), o medidas educativas recogidasen el Cdigo Civil (Brgerliches Gesetzbuch). Lo que en ningn caso puede darse esque la respuesta tenga un carcter penal. Hay que decir que de lege ferenda se vieneexigiendo en los ltimos aos en Alemania por parte de determinados partidos pol-ticos de centro-derecha, as como por un sector doctrinal minoritario, una reduccindel lmite mnimo de imputabilidad, de los vigentes catorce aos a los doce. Esta pro-puesta se fundamenta tanto en un aparente aumento de la delincuencia de menoresde entre doce y catorce aos, como en una proliferacin de los casos de violencia porparte de algunos menores de esa franja de edad. En este sentido, HEFENDEHL se

    muestra partidario de rebajar la edad mnima a los doce aos cuando los menores re-sulten autores de delitos de extrema gravedad. En estos casos, dicho autor proponeque se realice una exploracin pericial del nio en base a lo establecido en el 3 JGG,para, de este modo, poder determinar si aquel menor, en el momento de la comisindel hecho delictivo, posea la madurez suficiente para comprender lo injusto del hechoy actuar as conforme a esa comprensin. Vase: HEFENDEHL: Tter und Opfer beikindlicher Gewaltkriminalitt, en:Juristenzeitung, 12 (2000), p. 605.

    16 Esta responsabilidad penal de los menores prevista en el Derecho penal juvenilespaol, pese a fundamentarse en los referidos principios preventivo-especiales, haconducido a un sector doctrinal a afirmar que lo que la LPM ha llevado a cabo no hasido la elevacin de la mayora de edad penal a los dieciocho aos, ms bien al con-trario, lo que se ha hecho en realidad ha sido rebajarla hasta los catorce. Vase en este

    sentido: CUELLO CONTRERAS / MARTNEZ-PEREDA SOTO: La (in)determinacin de lamayora de edad penal en el Cdigo penal de 1995: una ambigedad insoportable,

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    por otro. Dicha diferenciacin tiene consecuencias tanto desde elpunto de vista sustantivo como procesal. As, a la hora de imponeruna medida de internamiento, su duracin en el caso de los menores

    de diecisis aos es mucho menor que si el sujeto supera esa edad(art. 9 LPM). La razn fundamental que ha llevado al legislador a rea-lizar esta ulterior subdivisin se justifica en el hecho de considerarque la madurez no se alcanza de un da para otro, sino que es un pro-ceso evolutivo de carcter continuado.

    c. El de los mayores de dieciocho aos y menores de veintiuno(jvenes), al que dedicaremos a continuacin un apartado especial,puesto que constituye uno de los referentes ms conspicuos del mu-dable criterio legislativo que ha venido jalonando la corta vida de laLPM, ya desde antes de su entrada en vigor.

    3. Las personas de ms de dieciocho aos y menos de veintiunose rigen, en principio, por las normas penales y procesales comunes,si bien el art. 4 LPM, en relacin con los arts. 1.2 LPM y 69 CP,17 con-templa la posibilidad de que, en determinados supuestos y bajo de-terminadas condiciones, les sean de aplicacin las normas que regu-lan el Derecho penal juvenil. Segn lo dispuesto en el art. 4 LPM, lascondiciones para la aplicacin de la normativa del Derecho penaljuvenil a los jvenes semi-adultos son las siguientes: el hecho delicti-vo imputado debe constituir falta o delito menos grave, siempre y

    cuando, adems (y cumulativamente):a) No se trate de un delito cometido con violencia o intimidacin

    ni grave riesgo para la vida o integridad fsica de las personas.

    b) Su autor no haya sido condenado en sentencia firme por he-chos delictivos cometidos una vez cumplidos los dieciocho aos.

    c) Que las circunstancias personales y el grado de madurez delimputado aconsejen la sumisin al rgimen penal y procesal previstoen la LPM.

    Se observa as cmo el legislador espaol contrariamente a lo es-tablecido en el 105 JGG en el caso del Derecho penal juvenil ale-

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    en:La Ley, 6 (1997), p. 1585. En este sentido, GARCA PREZ se muestra partidario deelevar el lmite mnimo hasta los 16 aos, ya que considera que es sta la edad en laque se comienzan a acelerar los procesos de integracin social en los papeles deadulto y, en consecuencia, ya cabe exigir una responsabilidad penal, si bien atenuada.GARCA PREZ,RDPCr, n.o 3 (1999), p. 70.

    17 Segn se dispone en el art. 69 CP: Al mayor de dieciocho aos y menor deveintiuno que cometa un hecho delictivo podrn aplicrsele las disposiciones de la ley

    que regule la responsabilidad penal del menor en los casos y con los requisitos questa disponga.

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    mn no atiende de un modoexclusivo a las circunstancias personalesy al grado de madurez a la hora de aplicar la legislacin penal de me-nores a los jvenes de entre dieciocho y veinte aos, exigiendo a la vez

    otros dos requisitos adicionales. No obstante la posibilidad que la Leycontempla para esta franja de edad concreta, de la lectura del art. 4LPM se desprende que la regla general es que el mayor de dieciochoaos y menor de veintiuno debe quedar sometido, en principio, al CP ya la Ley de Enjuiciamiento Criminal (LECrim, en lo sucesivo), y quenicamente seexcepciona ese rgimen jurdico general cuando concu-rren las condiciones que se enumeran en la mencionada disposicin.18

    En cualquier caso, a propsito de esta redaccin nunca entrada en vi-gor del art. 4 LPM, la Fiscala General del Estado recomendaba a losfiscales que su aplicacin fuera la excepcin y no la regla.19

    Segn una tesis con fuerte apoyo en la doctrina espaola, el criteriopara poder extender la jurisdiccin de menores a la franja de edadcomprendida entre los dieciocho y los veinte aos debera estar referido,sobre todo, a las circunstancias personales y al grado de madurez del su-jeto infractor. Desde esta perspectiva, carecera de justificacin excluirde raz la aplicacin de la legislacin de menores en los casos en que eljoven de dieciocho a veinte aos cometa un delito grave, con violencia ointimidacin, o en el caso de que el joven infractor no fuera primario.20

    Como es sabido y como consideraremos en detalle ms adelante, se-

    mejante perspectiva extensiva de la justicia juvenil est en las antpodasde la que han adoptado los sucesivos legisladores espaoles.

    En el caso de Alemania, la posible aplicacin de la normativa delDerecho penal juvenil alemn a los jvenes semi-adultos ha sido, ya

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    18 Vase en este sentido: LANDROVE DAZ: Marco operativo de la Ley Orgnica Re-guladora de la Responsabilidad Penal de los Menores,Diario La Ley, n. 5.084, 27 de

    junio de 2000, p. 4. Por su parte, HERNNDEZ GALILEA sostiene que una forma de llevara efecto satisfactoriamente lo previsto en el art. 69 CP podra haber pasado por aplicara los jvenes semi-adultos las disposiciones de la LPM pero por parte de la jurisdic-

    cin penal de adultos. Vase: HERNNDEZ GALILEA: Partes e intervinientes en el pro-ceso, en: LORCA MARTNEZ/ PALACIOS GONZLEZ/ GUILLAMAT RUBIO/ NOGUERAS MART/ VINUESA CASAS/ HERNNDEZ GALILEA (Coord.):El sistema espaol de justicia juvenil,Madrid 2002, p. 153.

    19 Vase Circular de la FGE 1/2000, de 18 de diciembre: la regla general respecto aesta franja de edad debe ser la aplicacin de la legislacin penal de mayores, debiendoas considerarse como excepcional la aplicacin de la normativa recogida en la LPM.

    20 Vase GRUPO DE ESTUDIOS DE POLTICA CRIMINAL: Un proyecto alternativo a la re-gulacin de la responsabilidad penal de los menores, Valencia 2000, pp. 27-28. En pa-recidos trminos se posiciona CUELLO CONTRERAS, cuando establece que el tener encuenta la naturaleza del delito para someter o no al joven semi-adulto a la jurisdiccinde menores ocasiona a la larga dejar fuera de su posible mbito de aplicacin un n-

    mero considerable de delitos por razones puramente defensistas. Vase CUELLOCONTRERAS:El nuevo Derecho penal de menores, Madrid 2000, p. 66.

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    desde su introduccin en laJugendgerichtsgesetz en el ao 1953, ob-jeto de controversia en la doctrina. Por un lado, los datos estadsticosmuestran cmo en la mayora de los casos los Jueces de Menores

    alemanes se inclinan por aplicar la normativa de la JGG a la franjade edad de entre dieciocho a veinte aos. As, en el ao 2002 el 64por 100 de los Heranwachsende fueron sancionados segn las dis-posiciones del Derecho penal juvenil. No obstante, en los ltimosaos han aparecido voces en Alemania que exigen un cambio deorientacin radical en lo relativo al trato dispensado a la mayora delos jvenes semi-adultos. Existe un sector de la doctrina y la polticaalemanas que, partiendo de un supuesto aumento de la delincuenciay violencia de los jvenes pertenecientes a esta franja de edad, pide,bien una exclusin absoluta del grupo de jvenes semi-adultos de la

    normativa del Derecho penal juvenil, bien la aplicacin de la mismanicamente en casos excepcionales, ya que consideran que las reac-ciones del Derecho penal juvenil tienen un carcter ms suaveque las contempladas en el Derecho penal de adultos.21 Dentro de ladoctrina (minoritaria) favorable a que los jvenes semi-adultos seanenjuiciadospreferentemente segn las disposiciones del Derecho pe-nal de adultos contenidas en el Strafgesetzbuch (StGB), hay que des-tacar aHinz, el cual no acierta a comprender por qu individuos ma-yores de edad a efectos civiles, individuos que pueden participartanto activa como pasivamente en procesos electorales, que pueden

    pedir un crdito bancario o incluso fundar una sociedad annima,en cambio son equiparados a menores de edad en lo relativo a la res-ponsabilidad penal, al no disponer aparentemente de la madurezsuficiente para comprender lo injusto del hecho y actuar conforme aesa comprensin.22 En el polo opuesto, la prctica totalidad de ladoctrina y prctica alemanas rechazan de raz la posibilidad de ex-cluir a los jvenes semi-adultos de entre dieciocho y veinte aos(Heranwachsende) del mbito de aplicacin de la JGG. Para ello se-alan que los partidarios de someter a los jvenes semi-adultos a lasdisposiciones del Derecho penal de adultos desconocen la circuns-tancia de que el Derecho penal juvenil no siempre supone un Dere-cho ms suave que el Derecho penal de adultos. Existen en estesentido estudios criminolgicos, los cuales demuestran que en aque-llos casos en que los Jueces de Menores se deciden a enjuiciar a los

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    21 Vase por ejemplo el Proyecto de Ley presentado el 25 de marzo de 2004 en laCmara alta alemana (Bundesrat) por losLnderde Baviera, Hesse, Baja Sajonia, Sa-

    jonia y Turingia (BR-Drucks. 238/04), gobernados todos ellos por la Unin Cristiano-demcrata o por la Unin Socialcristiana (CDU, CSU, respectivamente).

    22

    Vase: HINZ: Jugendstrafrecht auf dem Prfstand, en:Zeitschrift fr Rechts-politik, 2001, p. 108.

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    Heranwachsende segn las disposiciones de la JGG, a stos les sonimpuestas en muchos casos penas ms severas que si los jueces sehubieran inhibido en favor de la justicia ordinaria. Por todo ello se

    considera que el Derecho penal juvenil no es desde luego un Derechoms benevolente con los menores y jvenes delincuentes, sino un De-recho que permite, a travs del amplio repertorio de medidas quecontempla, una respuesta ms flexible para unos sujetos lase,en este caso, los jvenes llamados semi-adultos, los cuales to-dava se encuentran en una etapa evolutiva.23

    4. Como se ha visto anteriormente, el art. 19 CP afirma de unmodo explcito la responsabilidad penal del menor de dieciocho aos.De este modo, el vigente CP no presume inimputables a los sujetosque no hayan alcanzado la edad de dieciocho aos.24 Ms bien alcontrario, la regla general es su imputabilidad y con ello su respon-sabilidad penal puede ser declarada de conformidad con lo estable-cido en la LPM. La misma declara en el art. 5 que los menores de en-tre catorce y diecisiete aos que hayan cometido un hecho delictivoson responsables, siempre y cuando no concurran en ellos las exi-mentes previstas en el art. 20 CP. De este modo, la LPM est recono-ciendo al menor, como regla general, la capacidad de culpabilidad, esdecir, la capacidad de comprender la ilicitud de su conducta y de ac-tuar de acuerdo con esa comprensin; capacidad inexistente cuando,

    excepcionalmente, concurren las causas de inimputabilidad recogidasen los tres primeros nmeros del art. 20 CP. Con ello, la LPM regulaun sistema deregla-excepcin a la hora de delimitar la responsabili-dad penal de los menores, recogiendo as en el art. 5.1 LPM, en rela-cin con el art. 1.1 LPM, la forma biolgica pura.25

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    23 Entre los partidarios de seguir manteniendo un enjuiciamiento de los jvenessemi-adultos segn las disposiciones de la JGG vase: KERNER/ SONNEN: Jugendkri-minalitt und Jugendstrafrecht Eine Anregung zur Besonnenheit bei Vernde-rungsplnen, en:DVJJ-Journal, 8 (1997), p. 343; PFEIFFER: Aufbruch zum Rcksch-

    ritt? Die Law and Order-Profilierung der CDU/CSU bedroht das Jugendstrafrecht,en:DVJJ-Journal, 2 (1993), p. 116. La SEGUNDA COMISIN DE REFORMA DEL DERECHO PE-NAL JUVENIL (2.Jugendstrafrechtsreform-Kommission) va incluso ms lejos y se muestraa favor de suprimir el 105 JGG y as incluir en todo caso a los jvenes semi-adultosen el mbito de aplicacin del Derecho penal juvenil. Vase: 2.JUGENDSTRAFRECHTS-REFORM-KOMMISSION: Vorschlge fr eine Reform des Jugendstrafrechts. Abschlu-bericht der Kommissionsberatungen von Mrz 2001 bis August 2002, en: DVJJ-

    Journal, Extra n. 5 (2002) pp. 7 y ss.24 Por el contrario, el antiguo art. 8.2 CP 1973 se basaba en una presuncin iuris et

    de iure de que las personas que no hubieran alcanzado la edad de diecisis aos en elmomento de cometer el hecho delictivo eran inimputables en todo caso, por carecer decapacidad de culpabilidad.

    25

    Este sistema seguido en el Derecho penal juvenil espaol a la hora de determi-nar la responsabilidad penal de los menores difiere notablemente del criterio mixto

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    5. En lo relativo a las consecuencias jurdicas que se derivan de lacomisin de una infraccin delictiva por parte de un menor de edad,la LPM regula en el art. 7 un amplio catlogo de sanciones (medidas,

    en la terminologa de la Ley).26

    Dichas medidas presentan funda-mentalmente un carcter sancionador-educativo, en consonancia ascon lo establecido por la propia EM, cuando la misma establece quelas medidas contempladas en la LPM no pueden ser represivas, sino

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    (biolgico+psicolgico o de discernimiento), contemplado en laJugendgerichtsgesetzalemana. Efectivamente, el Derecho penal juvenil alemn no presupone ab initio laculpabilidad y responsabilidad de los menores, no existiendo as un indicio de culpa-bilidad. Por el contrario, lo que s existe es una presuncin de inimputabilidad, la cualno obstante puede ser desvirtuada mediante prueba positiva de que el menor, en elmomento de la comisin del hecho delictivo, posee la madurez suficiente, atendiendoa su desarrollo moral y psquico, para comprender lo injusto del hecho y actuar deacuerdo con esa comprensin ( 3 JGG). Segn HIGUERA GUIMER, el sistema que rigeen la JGG es, en principio, ms convincente que el sistema establecido en la LPM, elcual considera extremadamente rgido. No obstante, el mismo autor indica que elsistema seguido en Alemania puede poner en peligro la seguridad jurdica, al dejarlotodo en manos del Juez de Menores a la hora de determinar la responsabilidad penaldel menor. Vase: HIGUERA GUIMER,op. cit., pp. 206 y 317. En la misma lnea de ar-gumentacin, GARCA PREZ se muestra partidario de adoptar un sistema biolgicopuro fijado a travs de criterios normativos frente a un criterio mixto, ya que, segneste autor, no resulta posible llevar a cabo juicios individualizados por parte de losJueces de menores, lo que conlleva a que en muchas ocasiones se terminen utilizando

    frmulas estereotipadas y vacas de contenido. Vase: GARCA

    PREZ

    ,RDPCr, n.o

    3(1999), pp. 70-71. Por estas mismas razones de seguridad jurdica, SNCHEZ GARCA DEPAZ defiende la utilizacin del criterio biolgico puro frente al criterio del discerni-miento. Vase: SNCHEZ GARCA DE PAZ: Minora de edad penal y Derecho penal ju-

    venil. Aspectos poltico-criminales,Eguzkilore, 12 (1998), pp. 70 y ss. En los mismostrminos: ALASTUEY DOBN: El Derecho Penal de Menores: Evolucin y rasgos esen-ciales de la Ley Orgnica 5/2000, en: DEZ RIPOLLS,et. al. (Ed.):La ciencia del derecho

    penal ante el nuevo siglo. Libro homenaje al profesor doctor don Jos Cerezo Mir, Madrid2002, p. 1546. VZQUEZ GONZLEZ alude tambin a la hora de adoptar un criteriobiolgico puro al hecho de garantizar un tratamiento igualitario a todas las personascomprendidas en una determinada franja de edad. Vase: VZQUEZ GONZLEZ, op.

    cit., pp. 305-306.26

    Resulta curioso observar como el legislador espaol -tambin en ello a la alturade estos mediocres tiempos de correccin poltica en el lenguaje- todava no ha podi-do superar ese espritu paternalista o tutelar que caracteriz al sistema de justicia ju-

    venil espaol del pasado siglo regulado en la Ley de los Tribunales Tutelares de Me-nores de 1948. Esto motiva que en algunos casos evite incluso llamar a las cosas porsu nombre. Un ejemplo palmario lo constituye el concepto de medidas, utilizado ala hora de definir unas sanciones contempladas en el art. 7 LPM, las cuales, como se

    ver, pueden en algunos casos consistir en un internamiento en rgimen cerradopor un perodo de hasta diez aos. En este sentido, GMEZ RIVERO seala que con ladecisin del legislador espaol de calificar las consecuencias jurdicas previstas en laLPM como medidas se corre el peligro de enmascarar la verdadera naturaleza de laLey y, con ello, reavivar el tan denostado y temido fraude de etiquetas. Vase: GMEZ

    RIVERO: Algunos aspectos de la Ley Orgnica 5/2000, de 12 de enero, reguladora de laresponsabilidad penal del menor,APen, 2001, X, p. 164.

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    preventivo-especiales, orientadas hacia la efectiva reinsercin y elsuperior inters del menor (EM I, 5). A diferencia as de las penasprevistas en el Derecho penal de adultos, las medidas previstas en la

    LPM miran exclusivamente al futuro, es decir, a un tratamiento so-cializador.

    Las diferentes medidas que pueden imponerse a los menores pe-nalmente responsables eran enumeradas en la redaccin original delart. 7 LPM de mayor a menor gravedad, en funcin de la restriccinde derechos que comportan. Dichas medidas eran las siguientes: a)Internamiento en rgimen cerrado; b) Internamiento en rgimen se-miabierto; c) Internamiento en rgimen abierto; d) Internamientoteraputico; e) Tratamiento ambulatorio; f) Asistencia a un centro deda; g) Permanencia de fin de semana; h) Libertad vigilada; i) Convi-vencia con otra persona, familia o grupo educativo; j) Prestaciones enbeneficio de la comunidad; k) Realizacin de tareas socio-educativas;l) Amonestacin; m) Privacin del permiso de conducir ciclomotoreso vehculos de motor, o del derecho a obtenerlo, o de las licencias ad-ministrativas para caza o para uso de cualquier tipo de armas.27 No seha incluido en la lista la medida de inhabilitacin absoluta (n), quefue aadida posteriormente y a la que nos referiremos ms adelante.Por lo dems, el recurso a las diferentes medidas es muy desigual porparte de la justicia penal de menores. En el mbito jurisdiccional

    que resulta ms cercano a los autores del presente trabajo, destacanpor su frecuencia las tareas socio-educativas y prestaciones en bene-

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    27 Para un anlisis pormenorizado de las medidas previstas en la LPM vase:HAVA GARCA/ROS CORBACHO: Las medidas aplicables a menores en la Ley 5/2000,en: RUIZ RODRGUEZ/ NAVARRO GUZMN,op. cit., pp. 143 y ss.; Vase tambin: MARTNEZSNCHEZ: Las medidas en la Ley Orgnica 5/2000, de 12 de enero, de ResponsabilidadPenal de los Menores, en: ORNOSA FERNNDEZ (Ed.):La responsabilidad penal de losmenores: aspectos sustantivos y procesales, Cuadernos de Derecho Judicial, CGPJ,Madrid 2001, pp. 437 y ss.; GMEZ RIVERO,APen, 2001, X, pp. 172 y ss. Seala esta l-

    tima autora que la existencia de un amplio catlogo de medidas trasluce la loable pre-ocupacin del legislador del ao 2000 de evitar que la privacin de libertad seconvierta en la respuesta generalizada frente a la comisin de hechos delictivos porparte de un menor de edad. Vase: GMEZ RIVERO,APen, 2001, X, p. 172.

    Por su parte, el Derecho penal juvenil alemn contenido en laJugendgerichtsgesetzcontempla tres categoras distintas de sanciones, las cuales se diferencian entre ellasen virtud del grado de intensidad de la reaccin concreta al hecho delictivo cometidopor el menor infractor: medidas educativas (Erziehungsmaregeln, 9-12 JGG), me-didas de correccin o coercitivas (Zuchtmittel, 13-16 JGG) y la pena juvenil (Ju-

    gendstrafe, 17-30 JGG). En este sentido hay que destacar que el Anteproyecto de LeyOrgnica Penal Juvenil y del Menor, elaborado por el Gobierno socialista espaol el27 de abril de 1995, prevea tres clases de medidas aplicables al menor infractor: la

    pena juvenil, las medidas disciplinarias y las medidas educativas. Se observa as unainfluencia clara de la legislacin penal juvenil alemana.

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    ficio de la comunidad (a menudo con cierta permeabilidad entreellas), la libertad vigilada y, en los casos ms graves, el internamien-to en rgimen cerrado y semiabierto.

    6. Del rgimen sancionador regulado en el art. 7 LPM se deducendos importantes principios que hay que tener en cuenta en el sistemade justicia penal de menores: la indeterminacin legal de las medidasy la individualizacin judicial de las mismas. Del primer principio sededuce que en la jurisdiccin de menores al contrario que en el De-recho penal de adultos no existe una medida sealada para cadadelito, sino un catlogo general de las mismas, regulado como se havisto en el art. 7 LPM. Conforme al segundo principio, el Juez de Me-nores, bien que con sujecin al principio acusatorio regulado en elart. 8 LPM, puede recurrir, a la hora de elegir entre las medidas pre-vistas en el art. 7 LPM, a aqulla ms adecuada al hecho y a la per-sonalidad del autor menor de edad. Estadiscrecionalidadjudicial seve refrendada legalmente por lo previsto en el prrafo 3 del art. 7LPM, cuando establece que para la eleccin de la medida o medidasadecuadas (...), se deber atender de modo flexible, no slo a la prue-ba y valoracin jurdica de los hechos, sino especialmente a la edad,las circunstancias familiares y sociales, la personalidad y el inters delmenor. Por consiguiente, los criterios que en el Derecho penal juve-nil condicionan la eleccin de una medida son distintos a los del De-

    recho penal de adultos.28

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    28 La legislacin penal de menores alemana contiene una serie de normas espec-ficas a la hora de imponer las sanciones correspondientes a los menores de edad au-tores de una infraccin delictiva, provocando con ello que lo dispuesto en los 38 yss. StGB, en relacin con las penas previstas en el Derecho penal de adultos, se veadesplazado por la normativa regulada en la JGG, lo que le coloca como lex specialisfrente al Derecho penal general. En base a estas consideraciones, a la hora de imponera un menor de edad una determinada sancin prevista en laJugendgerichtsgesetz, elDerecho penal juvenil alemn coloca en un primer plano la personalidad del menor

    infractor. De este modo, la reaccin jurdica viene determinada, no tanto por la na-turaleza del hecho cometido, sino ms bien por la persona del menor infractor. Enconsecuencia, en el Derecho penal juvenil no son de aplicacin los marcos penales queel StGB contempla para cada tipo penal regulado, sino nicamente en lo relativo a ladefinicin del tipo de injusto. La consecuencia jurdica del injusto penal se determinaen cambio en funcin de la personalidad del autor y su necesidad de educacin. Re-

    velador de este espritu educativo que impregna la JGG es lo establecido en el 5 p-rrafo 2, segn el cual un hecho punible cometido por un menor ha de ser perseguidocon medios coercitivos o con la pena juvenil, slo en el caso de que las medidaseducativas no sean suficientes. A partir de lo establecido en dicha disposicin puededecirse que en el Derecho penal juvenil alemn rige el principio de subsidiariedad enlo relativo a las consecuencias jurdico-penales respecto a los menores delincuentes.

    Segn este principio, las sanciones no privativas de libertad gozan de prioridad fren-te a las medidas estacionarias privativas de libertad.

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    No obstante los principios bsicos contenidos en el art. 7.3 LPM,el rgimen de aplicacin de las medidas aparece regulado en el art. 9LPM. En dicha disposicin se establecen unas reglas especficas para

    la determinacin de las medidas, las cuales rompen por decirlo as elprincipio deflexibilidad a la hora de la eleccin de una medida con-creta.29 Dentro de las reglas establecidas en el art. 9 LPM merecendestacarse aqu, dada su importancia por la limitacin de derechosque conlleva, los criterios que la LPM, en su redaccin original delao 2000, dispona para determinar la extensin de la medida de in-ternamiento en rgimen cerrado.

    En principio, la regla 3 del art. 9 LPM estableca un marco generalsegn el cual la duracin de las medidas de internamiento no puedeexceder de dos aos, abonndose ntegramente, en su caso, el tiempode cumplimiento por el menor en medida cautelar. Puede decirseas que el legislador espaol parti de un marco cronolgico mximode las medidas de internamiento limitado a dos aos.

    Dicho marco cronolgico se rompe acto seguido30 en la regla 4 delpropio art. 9 LPM. En efecto, en dicha disposicin se estableca que,en el caso de personas que hubieran cumplido los diecisis aos en elmomento de la comisin de los hechos, el plazo de duracin de lasmedidas poda alcanzar un mximo de cinco aos de internamiento,siempre que el delito hubiera sido cometido con violencia o intimida-

    cin en las personas o con grave riesgo para la vida o la integridad f-sica de las mismas. Se observa aqu cmo el legislador estableca unaagravacin punitiva para la franja de edad comprendida entre losdiecisis y los diecisiete aos. El fundamento de establecer dos gruposde edad dentro de los menores de dieciocho aos est, como se indicanteriormente, en la consideracin del legislador espaol de que lamadurez es distinta en uno y otro grupo. Por lo tanto, el tratamientosancionador-educativo tiene que ser distinto en uno y otro caso.

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    Siguiendo a BOLDOVA PASAMAR, a partir de lo dispuesto en el art. 9 LPM seasiste a la necesidad de equilibrar el Derecho penal de autor, del que se parte en el art.7.3 LPM, con el Derecho penal por el hecho, en aras a la exigencia de proporcionali-dad entre la gravedad del delito cometido, por un lado, y la naturaleza y extensin dela medida aplicable, por otro. Entraran as en juego consideraciones de tipo retribu-tivo y preventivo-generales. Vase: BOLDOVA PASAMAR: Principales aspectos sustanti-

    vos del nuevo Derecho penal juvenil espaol, en: DEZ RIPOLLS, et.al., (Ed.), op.cit., pp. 1558-1559. Se trata, por lo dems, de un equilibrio que parece razonable bus-car, aunque slo fuera como factor de apaciguamiento social y para reforzar la ad-hesin general a la norma. Otra cosa es que deba rechazarse si se convierte, como pa-rece ser la tendencia, en un desequilibrio a favor del defensismo.

    30 En un juego tartufo al que el legislador espaol parece haberle cogido aficin:

    cfr. arts. 36 y, por ejemplo, 140 CP, a propsito del supuesto lmite mximo de la penade prisin.

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    Por ltimo, la regla 5 del art. 9 LPM supona, en el momento enque se aprob la Ley, el techo sancionador normativamente previstoen la legislacin penal de menores. Efectivamente, la redaccin ori-

    ginal de la misma estableca que de un modo excepcional,31

    cuandolos supuestos previstos en la regla 4 del propio art. 9 LPM revistieranextrema gravedad, el Juez deba de imponer una medida de interna-miento en rgimen cerrado de uno a cinco aos de duracin, de-biendo ser dicha medida complementada sucesivamente por otramedida de libertad vigilada con asistencia educativa hasta un mximode otros cinco aos.32

    7. A la hora de regular la responsabilidad penal de los menores,la LPM no contiene nicamente normas de Derecho penal sustanti-vo, sino que tambin recoge disposiciones de Derecho procesal, tan-to en lo referente a la organizacin y funcionamiento de los juzgadosy tribunales encargados del enjuiciamiento de los menores de edad,como en lo relativo al propio proceso a seguir contra esos mismosmenores.

    En lo concerniente al Derecho procesal penal juvenil, la LPM re-gula un proceso con una estructura parecida al existente para losadultos, establecindose en el mismo toda una serie de garantaspara el menor imputado, similares a las previstas en la LECrimpara los adultos, y respetndose al mismo tiempo el contenido del

    Art. 24 CE en lo relativo a la tutela judicial efectiva. No obstante es-tas consideraciones, el proceso penal regulado en la LPM presentauna serie de caractersticas y peculiaridades propias, las cuales seponen de manifiesto no slo en lo relativo a los sujetos intervinien-tes en el procedimiento, sino tambin en lo concerniente a las ac-tuaciones procesales. Estas particularidades procesales son conse-

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    31 Vase, de nuevo, en el art. 36 CP un paralelismo con esta tcnica legislativa.32 En el Derecho penal juvenil alemn, los plazos de internamiento de la pena ju-

    venil (Jugendstrafe) vienen determinados en el 18 JGG. La duracin mnima que es-tablece la Ley son seis meses, mientras que el plazo mximo de internamiento est fi-jado en cinco aos. No obstante, ese mximo se eleva hasta los diez aos cuando setrata de un delito de carcter grave, el cual est conminado en el Derecho penal deadultos (StGB) con una pena privativa de libertad de ms de diez aos. En el caso deque a losHeranwachsende se les aplique el Derecho penal de menores, el marco penalest siempre comprendido entre los seis meses y los diez aos ( 105 prrafo 3 JGG).Hay que decir que, con independencia de la gravedad del delito cometido, los Juecesde Menores alemanes suelen agotar en contadsimas ocasiones el plazo mximo es-tablecido en laJugendgerichtsgesetz. En este sentido, la mayora de la doctrina ale-mana considera que una pena juvenil con una duracin superior a los cinco aos nopuede en absoluto justificarse con argumentos de tipo educativo, sino exclusivamen-

    te con base en consideraciones de tipo represivo y expiatorio. Vase: STRENG, op.cit., p. 212.

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    cuencia lgica de ese fin preventivo-especial que marca todo el tex-to de la LPM.

    Siguiendo con la novedad introducida en su momento por la LO4/92,33 la nueva LPM establece la competencia del Fiscal de Menorespara llevar a cabo la instruccin del procedimiento por los hechos co-metidos por sujetos mayores de catorce aos y menores de dieciocho.Asimismo, la redaccin originaria de la LPM atribua al MinisterioFiscal el ejercicio de la accin penal en rgimen de monopolio (arts. 8y 25 LPM, antes de la reforma).34

    La LPM prev en el art. 27 la participacin de un Equipo tcnicoen el procedimiento de menores. Se trata de un rgano imparcial alservicio de la Administracin de justicia, dependiendo funcional-

    mente del Fiscal de Menores. La misin fundamental de este Equipotcnico (compuesto por un psiclogo, un educador y un trabajadorsocial) es la elaboracin de un informe sobre la situacin psicolgica,

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    33 Ley Orgnica 4/92, de 5 de junio, Reguladora de la Competencia y el Procedi-miento de los Juzgados de Menores, Ley que estuvo en vigor hasta el 13 de enero de2001, fecha en la que comenz su andadura la vigente LPM.

    34 Dicha decisin legislativa de otorgar al Ministerio Fiscal amplias competenciasen la fase de instruccin del procedimiento de menores tiene un claro sentido expe-rimental ante la posibilidad que, desde hace tiempo, viene demandado parte de la doc-

    trina procesalista espaola de extender el sistema acusatorio al proceso penal ordi-nario. Vase en este sentido: TAMARIT SUMALLA: Principios poltico-criminales ydogmticos del sistema penal de menores, en GONZLEZ CUSSAC/ TAMARIT SUMALLA/GMEZ COLOMER:Justicia penal de menores y jvenes (Anlisis sustantivo y procesal dela nueva regulacin), Valencia 2002, pp. 42 y ss. En este sentido hay que decir que elordenamiento procesal alemn asigna al Ministerio Fiscal (Staatsanwaltschaft) unaposicin central en el procedimiento penal. De la estructura del proceso penal regu-lado en la Ordenanza Procesal alemana (Strafprozeordnung, StPO) se deducen tresfunciones principales del Ministerio Fiscal. En primer lugar es el rgano encargado dela instruccin del procedimiento sumarial, ejercitando la accin penal en rgimen demonopolio. En segundo lugar acta como representante de la acusacin en la fase in-termedia y en el juicio oral. Por ltimo, es el rgano encargado del llamado cumpli-

    miento penal (Strafvollstreckung). En el Derecho penal juvenil, el Fiscal de Menoresdirige en general la investigacin de todos los procedimientos que competencial-mente pertenecen a los Juzgados de Menores. En principio hay que decir que el Fiscalde Menores ostenta las mismas competencias que el Ministerio Fiscal en el Derechoprocesal penal general. No obstante, hay aqu que resear algunas especialidades, lascuales se derivan de la especial funcin educativa que el legislador alemn asigna alproceso penal a seguir contra menores infractores. As, la funcin del Fiscal de Me-nores no se limita exclusivamente a la investigacin del hecho delictivo, sino que tam-bin viene aqul obligado, segn se establece en el 43 JGG, a realizar una investi-gacin sobre la personalidad, situacin familiar y entorno social del menor presuntoautor de los hechos. Por otra parte debe destacarse tambin la acentuada ruptura delprincipio de legalidad que se produce en el proceso penal regulado en la JGG, me-

    diante las posibilidades que la Ley concede al Fiscal para concluir anticipadamente elprocedimiento en base a los principios de intervencin mnima y oportunidad.

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    educativa y familiar del menor imputado, sobre su entorno social, ascomo sobre cualquier otra circunstancia relevante a los efectos de laadopcin de las medidas previstas en la LPM.35

    8. En relacin con la posicin de la vctima en el sistema de jus-ticia penal de menores, la redaccin original del art. 25 LPM estable-cade lege lata la imposibilidad de que la vctima de un delito come-tido por un menor de entre catorce y diecisiete aos pudiera serparte en el proceso penal en que se enjuiciaba a ese menor, no admi-tindose as bajo ningn concepto la posibilidad de ejercicio de laacusacin particular.36 Tan slo se le permita una intervencin limi-tada en determinados supuestos, cuando el delito hubiese sido co-metido por sujetos mayores de diecisis aos, estndole no obstantevetada en todo caso la posibilidad de solicitar la imposicin de unadeterminada medida en contra del menor imputado.37 La EM de laLPM justifica la decisin adoptada en su momento de no admitir elejercicio de acciones por particulares en el proceso de menores en elhecho de impedir todo aquello que pudiera tener un efecto contra-producente para el menor (EM II, 7).38 A partir de esta apreciacin,

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    35 Tambin aqu puede observarse una influencia clara del Derecho penal juvenilalemn. Efectivamente, uno de los rganos clave en toda la justicia de menores ale-mana es la llamada Asistencia judicial a la juventud (Jugendgerichtshilfe, JGH).

    Por lo que respecta al mbito del proceso penal de menores, el prrafo 2 del 38 de-termina que la JGH hace valer los aspectos educativos, sociales y asistenciales en losprocedimientos ante los Tribunales juveniles. Puede decirse que la JGH interviene enel proceso penal de menores en una doble direccin. Por un lado tiene la funcin deasistir al Tribunal y al Ministerio Fiscal, llevando a cabo la investigacin sobre la per-sonalidad del menor, as como sobre su entorno familiar y social. Por otro lado asumedurante todo el procedimiento la asistencia educativa del menor infractor. Puededecirse as que la Asistencia judicial a la juventud presta sus servicios tanto al rgano

    judicial como al menor o joven imputado.36 Del mismo modo, se vetaba tambin la posibilidad de que cualquier ciudadano

    pudiera ejercer la accin popular contemplada en el Art. 125 CE.37 En este sentido, BARREDA HERNNDEZ considera que en el sistema vigente en la

    LORPM antes de la reforma llevada a cabo por la LO 15/2003, la cual se analiza pos-teriormente, la presencia del perjudicado se cea exclusivamente a esperar comoconvidado de piedra a que el Fiscal de Menores (...) decida sobre el desenlace del pro-ceso en un amplio y reglado principio de oportunidad.Vase: BARREDA HERNNDEZ:La vctima en el proceso penal de menores. Especial examen de la pieza separada deresponsabilidad civil, en: ORNOSA FERNNDEZ, Mara Rosario (dir.):La responsabilidad

    penal de los menores: aspectos sustantivos y procesales, CDJ-III, CGPJ, Madrid, 2001,pgs. 523-524.

    38 Nuevamente se observa aqu un cierto paralelismo del Derecho penal juvenil es-paol con respecto al Derecho penal juvenil alemn contenido en la JGG. Efectiva-mente, en dicha Ley los intereses de las vctimas se encuentran tremendamente limi-tados. As, el 80 prrafo 3 JGG establece de manera inequvoca y tajante la

    inadmisin en todo caso de la llamada acusacin accesoria (Nebenklage) en el pro-ceso penal de menores.

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    la misma EM establece que la no procedencia de la acusacin parti-cular y la accin popular en el proceso de menores se basa en el he-cho de que en estos casos el inters prioritario para la sociedad y

    para el Estado coincide con el inters del menor (EM II, 8 in fine).Por todo ello, la intervencin de la vctima (ofendido o perjudicado)en el proceso de menores, aparte de las facultades limitadas que con-ceda el art. 25 LPM, se limitaba en un principio a eventualmente par-ticipar en los mecanismos de conciliacin y reparacin previstos en elart. 19 LPM, as como intervenir como actor civil en el marco de lainstaurada pieza separada de responsabilidad civil, para exigir laindemnizacin de los daos y perjuicios derivados del hecho delicti-vo cometido por el menor.39 La situacin procesal de la vctima en elproceso penal de menores sufri posteriormente un giro radical a

    partir de las reformas operadas en el texto de la LPM.9. Como ya se ha apuntado en el prrafo anterior, la LPM esta-

    blece en los arts. 61 y ss. una regulacin especfica y, en cierto modo,novedosa de las responsabilidades civiles derivadas de los hechoscometidos por menores de edad. La caracterstica fundamental de laLPM en materia de responsabilidad civil es que la misma se dilucidaen un procedimiento especfico y distinto del procedimiento penal.As, en el momento en que el Fiscal de menores notifica al Juez la in-coacin del expediente de reforma, el mismo Juez de Menores pro-

    cede al propio tiempo a abrir la denominada pieza separada de res-ponsabilidad civil, la cual se tramita conforme a lo establecido en elart. 64 LPM.40 La accin para exigir la responsabilidad civil en elprocedimiento regulado en la LPM es ejercida por el propio Ministe-rio Fiscal, salvo que el perjudicado renuncie a ella, la ejercite por smismo en el plazo de un mes desde que se le notifique la apertura dela pieza separada de responsabilidad civil, o bien se la reserve para

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    39 Para SANZ HERMIDA, la prohibicin de ejercicio de acciones por particulares, ori-ginariamente establecida en el art. 25 LPM, no vulnera lo dispuesto en la CE, ya

    que, desde un punto de vista constitucional, el legislador ordinario puede restringir elejercicio de la pretensin penal solo al MF, pues el Art. 125 CE deja en manos deaqul la forma y los procesos penales en que los ciudadanos pueden ejercer la accinpopular. Vase: SANZ HERMIDA: La vctima en el proceso penal de menores,AJM, N.o

    I, 2001, p. 188.40 Al igual que se puso de manifiesto en el prrafo anterior con respecto a la

    acusacin accesoria, tambin se establece en el Derecho penal juvenil alemn la im-posibilidad de que la vctima de delito pueda exigir en el mbito procesal penal de me-nores la indemnizacin de los daos sufridos por el injusto. Efectivamente, el 81JGG dispone que en el proceso penal de menores no se aplican las disposiciones de laStPO relativas al llamado procedimiento adhesivo (Adhsionsverfahren, 403 y ss.StPO), destinado a indemnizar a la vctima por los daos sufridos por el delito. De

    este modo, la nica salida que le queda al ofendido o perjudicado es acudir a la va ci-vil ordinaria.

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    ejercitarla ante el orden jurisdiccional civil, conforme a los preceptosdel Cdigo Civil y de la Ley de Enjuiciamiento Civil.41

    10. De gran significado en la legislacin de menores son las posi-bilidades previstas en la LPM de no incoacin del expediente o de so-breseimiento del mismo, en aplicacin de los principios de interven-cin mnima y oportunidad. En efecto, el art. 18 LPM prev laposibilidad de que el Ministerio Fiscal, en los casos de delitos menosgraves y en las faltas, desista de la incoacin del expediente por co-rreccin de la persona del menor en el mbito educativo y familiar.Por su parte, el art. 19 LPM contempla la posibilidad de que el Juezde Menores, a peticin del Ministerio Fiscal y por los mismos hechosque en el caso anterior, pueda sobreseer el expediente una vez abier-to, tras producirse una conciliacin o una reparacin del dao entreel menor y la vctima.42

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    41 La nueva regulacin que se aborda en la LPM para exigir la responsabilidad ci-vil en el mbito de la jurisdiccin de menores ha suscitado un generalizado rechazopor parte de la doctrina espaola, sobre todo si este singular procedimiento se com-para con el previsto en la LECrim, el cual permite el ejercicio simultneo, es decir, enel mismo proceso penal, de las dos acciones derivadas de la realizacin del delito: lapenal y la civil. A partir de lo establecido en el proceso penal de adultos, hubiera sidomejor permitir que en el proceso penal de menores la vctima pudiera ejercitar la ac-cin civil para el resarcimiento de los daos y perjuiciosdentro del procedimiento o

    expediente principal en el cual se dilucidan las cuestiones penales. Esto dara lugar aque la sentencia del Juez de Menores tuviera dos pronunciamientos distintos: unpronunciamiento en relacin con la imposicin de la medida o medidas, y otro pro-nunciamiento en relacin con la responsabilidad civil. En este sentido vase: HIGUERAGUIMER,op. cit., pp. 418-419. De la misma opinin: CUESTA MERINO: La responsa-bilidad civil en el nuevo proceso penal de menores, en: GONZLEZ CUSSAC,et. al.,op.

    cit, pp. 312-313. Asimismo, en la Reunin de Fiscales de Menores celebrada en Lan-zarote en octubre de 2001 se propugn una reforma legislativa respecto a la respon-sabilidad civil regulada LPM, reforma que se inspiraba esencialmente en el sistema deacumulacin de acciones establecido en el proceso penal de adultos.

    42 Para un anlisis exhaustivo de estos mecanismos de desjudicializacin previstosen la LPM, vase: Cruz Mrquez: La mediacin en la Ley Orgnica 5/2000, regula-

    dora de la responsabilidad penal de los menores: conciliacin y reparacin del dao,Revista Electrnica de Ciencia Penal y Criminologa (en lnea), 2005, nm. 07-14, p.14:1-14:34 [RECPC 07-14 (2005), 3 nov]; PERIS RIERA: El modelo de mediacin y re-paracin en el nuevo marco de la responsabilidad penal de los menores previsto por laLO 5/2000, LL, 2001 (2), pp. 1649 y ss.; TORRES FERNNDEZ: Los caminos haciauna Justicia reparadora en la Ley Orgnica de responsabilidad penal del menor,

    Apen, 2002, XXV, pp. 647 y ss. En lo referente a la conciliacin entre el menor y la vc-tima prevista no slo en el art. 19 LPM, sino tambin en el art. 51.2 LPM (=con efec-tos finalizadores de la medida impuesta), vase: HERRERA MORENO: La conciliacinmenor-vctima en el mbito de la desviacin juvenil: reflexiones en torno a su con-trovertida plasmacin en la Ley Orgnica 5/2000, de 12 de enero, AJM, N.o I, 2001,pp. 425 y ss.

    El Derecho penal juvenil alemn contempla asimismo manifestaciones del prin-cipio de intervencin mnima y de oportunidad en el mbito procesal. Los preceptos

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    11. Las caractersticas y peculiaridades propias del proceso penalregulado en la LPM dan pie a que en algunos casos se modifiquen oincluso no se lleguen a aplicar plenamente algunos de los principios

    inherentes a la legislacin procesal regulada en la LECrim. Uno deellos es el principio de publicidad en la fase del juicio oral, principioconsagrado en el Art. 120.1 CE y el art. 232 LOPJ. En efecto, el p-rrafo 2 del art. 35 LPM prev la posibilidad de que el Juez de Menorespueda acordar, en inters del menor imputado o de la vctima, que lassesiones no sean pblicas. Lo que en ningn caso se permite es quelos medios de comunicacin social obtengan o difundan imgenes delmenor, ni datos que pudieran permitir su identificacin. Puede asobservarse cmo tambin aqu juega de nuevo un papel importante elconcepto del superior inters del menor, concebido en la EM como

    principio rector del Derecho penal juvenil.43

    12. La LPM contempla en el art. 40 la posibilidad de que el Juezde Menores decrete la suspensin de la ejecucin del fallo contenidoen la sentencia, cuando la medida impuesta no sea superior a los dosaos de duracin. Dicha suspensin puede ser establecida durante untiempo determinado y hasta un mximo de dos aos, estando entodo caso sujeta a una serie de condiciones que vienen enumeradasen la propia Ley.44 Por su parte, el art. 14 LPM faculta al Juez de Me-

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    45 a 47 JGG representan en este caso la base legal de la regulacin de la desjudi-cializacin odiversin en el proceso de menores. Ambas disposiciones permiten laconclusin anticipada de un procedimiento penal, bien por parte del Fiscal de Me-nores ( 45 JGG), bien por parte del Juez ( 47 JGG), a pesar de la existencia de los re-quisitos generales de procesabilidad, de constatarse indicios racionales de criminali-dad, as como de haberse afirmado la responsabilidad penal del menor en base al 3JGG. Dicha terminacin anticipada del procedimiento puede producirse sin que seimponga medida alguna al menor en el caso de infracciones de escasa lesividad, obien mediante la imposicin de una medida ambulatoria con un estricto carcter edu-cativo. Para una visin general sobre estas manifestaciones del principio de oportu-nidad en laJugendgerichtsgesetzvase: CANO PAOS: Posibilidades de Diversin por

    parte del Ministerio Fiscal en el Derecho penal juvenil alemn, en:Revista de DerechoPenal y Criminologa, 13 (2004), pp. 213 y ss.43 LaJugendgerichtsgesetz establece tambin en el 48 prrafo 1 el principio de no

    publicidad de las sesiones. Dicha prohibicin de publicidad abarca desde el mismomomento de comienzo de las sesiones hasta que se produce la pronunciacin de lasentencia correspondiente. Su fundamento hay que buscarlo en el inters del legisla-dor alemn en salvaguardar a la persona del menor acusado y su educacin.

    44 Del mismo modo, el 21 JGG establece la posibilidad de que el Juez de Meno-res, en determinados supuestos y bajo determinadas condiciones, pueda suspendercondicionalmente la ejecucin de la pena juvenil impuesta, cuando la misma no seasuperior a dos aos. En estos casos, el propio Juez de Menores impone al menor unperodo de suspensin condicional, el cual oscila entre un mnimo de dos y un mxi-

    mo de tres aos. Durante este tiempo, el menor est obligado a cumplir una serie derdenes o mandatos establecidos por el Juez en la orden de suspensin. Por su parte,

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    nores a dejar en cualquier momento sin efecto la medida impuesta,reducir su duracin o sustituirla por otra, siempre que dicha modifi-cacin redunde en inters del menor. Esta sustitucin, reduccin o

    cese de cumplimiento no se admite en los supuestos deextrema gra-vedad, regulados en la regla 5 del art. 9 LPM, mientras no haya trans-currido el primer ao de cumplimiento efectivo de la medida de in-ternamiento impuesta. Finalmente, el art. 51 LPM prev laposibilidad de que el Juez de Menores, durante la fase de ejecucin delas medidas, pueda dejar las mismas sin efecto o sustituirlas porotras que se estimen ms adecuadas de entre las previstas en la pro-pia LPM, por tiempo igual o inferior al que reste para su cumpli-miento. Para los supuestos deextrema gravedad rigen no obstante lasmismas limitaciones que en el caso anterior.

    13. La LPM contena en los arts. 54 y ss. unas reglas especialespara la ejecucin de las medidas privativas de libertad. Puede decirseque dicha regulacin equivale a la normativa penitenciaria previstapara los adultos en la Ley Orgnica General Penitenciaria, de 26 deseptiembre de 1979, y su Reglamento de 9 de febrero de 1996. Fun-damental en este contexto resulta el principio de resocializacin, elcual viene establecido de un modo inequvoco en el art. 55 LPM.Con todo, ya desde el momento de su aprobacin la propia LPM eraconsciente de la necesidad de un posterior desarrollo reglamentario

    de una materia tan fundamental como es el rgimen de la ejecucinde las medidas privativas de libertad reguladas en el art. 7 LPM. Di-cho desarrollo reglamentario se ha llevado a trmino mediante laaprobacin el 30 de julio de 2004 del Reglamento de aplicacin de laLPM (Real Decreto 1774/2004),45 al cual se hace referencia expresa enel epgrafe siguiente.46

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    el 27 JGG establece tambin la posibilidad de que el Juez de Menores pueda sus-pender condicionalmente la decisin de imponer una determinada pena, cuandotras haberse realizado las investigaciones pertinentes no se puede determinar con

    exactitud la existencia de tendencias nocivas en el menor imputado, las cuales ha-gan necesaria la imposicin de unaJugendstrafe. En estos casos el perodo de sus-pensin condicional oscila entre uno y dos aos.

    45 BOE nm 209, de 30 de agosto de 2004.46 Hay que decir que el Derecho penal juvenil alemn no cuenta todava con una

    disposicin legislativa que regule el cumplimiento de la pena juvenil prevista en laJu-gendgerichtsgesetz. Tan solo el 91 JGG contiene una serie de disposiciones de ca-rcter muy general. Debido a que la Ley de Ejecucin Penal (Strafvollzugsgesetz,equivalente a la Ley General Penitenciaria en el caso espaol) regula nicamente elcumplimiento de la pena privativa de libertad del Derecho penal de adultos, la prc-tica totalidad de la doctrina alemana viene expresando la necesidad de elaborar ur-gentemente una Ley que regule el cumplimiento de laJugendstrafe, de tal manera que

    pueda cumplirse satisfactoriamente con las demandas educativas y de prevencin es-pecial contendias en el Derecho penal de menores alemn. Vase en este sentido: BA-

  • 8/3/2019 BARQUIN Y CANO Justicia penal juvenil en Espaa una legislacin a la altura de los tiempos

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    14. Tras este somero anlisis de las cuestiones fundamentalesque caracterizan el Derecho sustantivo y procesal de menores conte-nido en la LPM, puede concluirse afirmando que el legislador espaol

    concibi en su da el Derecho penal juvenil como un Derecho penalde naturaleza especial. Su naturaleza penal viene motivada por elhecho de que la aplicacin de las disposiciones de la LPM requiere entodo caso la comisin de una infraccin delictiva tipificada comotal en el ordenamiento penal correspondiente. En cuanto a su natu-ralezaespecial, sta se debe fundamentalmente al grupo de sujetos alos que las disposiciones de la LPM van dirigidas: menores con eda-des comprendidas entre los catorce y los dieciocho aos, previndosetambin, en determinados supuestos, la posibilidad de aplicarlas a lafranja de edad comprendida entre los dieciocho y los veinte aos.

    A propsito de la naturaleza especial del Derecho penal juvenil re-gulado en la originaria LPM, se observa cmo tanto las medidas con-tenidas en la Ley como el procedimiento establecido para aplicarlasgiran en torno a la persona del menor infractor, que es puesta en unprimer plano a la hora de responder a la infraccin cometida por elmismo. Los criterios genuinamente represivos se desplazan a un se-gundo plano en favor de finalidades de tipo preventivo especial, con-siderndose la educacin, la (re)insercin social y el denominadosuperior inters del menor como elementos fundamentales a tener

    en cuenta en el sistema espaol de justicia juvenil instaurado en elao 2000 mediante la LPM.

    4. El cambio de paradigma: Las reformas operadasen la LPM desde su aprobacin

    4.1. Introduccin

    Los prolegmenos y la propia entrada en vigor de la Ley OrgnicaReguladora de la Responsabilidad Penal de los Menores (LPM) aprincipios de 2001 supuso, ms all de su indiscutible relevancia en elmbito del derecho penal y de la administracin de justicia, un acon-tecimiento con gran repercusin social y meditica, bien es cierto quecon demasiada frecuencia desde una perspectiva alarmista.

    JUSTICIA PENAL JUVENIL EN ESPAA: UNA LEGISLACIN A LA ALTURA 63

    UNED.Revista de Derecho Penal y Criminologa, 2.apoca, n.o 18 (2006)

    MANN: Ist der Jugendstrafvollzug verfassungswidrig? Zur Diskussion um die Not-wendigkeit, ein Jugendstrafvollzugsgesetz zu schaffen,