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Crítica Contemporánea. Revista de Teoría Politica, Nº1 Nov. 2011 - ISSN 1688-7840 Amelia Barreda Teoría política y práctica de la gestión pública: desencuentros y bifurcaciones. Apuntes desde la Ciencia Política. * Amelia Barreda ** 1. Introducción Como derivación del proyecto de investigación denominado “Teoría política, pen- samiento crítico y procesos sociopolíticos en América Latina: indagaciones en torno a la ciencia política”, que se desarrollaba en el marco del Programa “La cátedra in- vestiga” tendiente a apoyar la actualización de los contenidos y las prácticas docentes, comenzamos a reflexionar acerca de la relación entre teoría política y gestión pública, preocupados por cuestiones asociadas a procesos de reforma del plan de estudios y al papel de la teoría política en un diseño curricular que debe equilibrar la ciencia política con la administración pública. Motivados por una frase de Matus (2007) que afirma que “existe una causa teórica detrás de un fracaso práctico”, marcando la distancia en- tre teoría y práctica en las gestiones públicas latinoamericanas, advertimos que esta cuestión no está problematizada suficientemente en el campo de la politología. Como supuesto, consideramos que la escasez de estudios al respecto se asocia a una concep- ción disciplinar que, por su predominio, se presenta como versión única y que involucra tanto a visiones acerca de la teoría política como de la gestión pública. En este sentido, tomamos como punto de inicio la diferenciación que suele establecerse en la ciencia política entre la teoría política (TP) y la teoría política empírica (TPE) que es la que se asume como propia de este campo disciplinar según el paradigma dominante. Nuestra exploración se orienta a pensar que el fracaso práctico del que nos habla el autor se relaciona, en parte, con esta dificultad para incluir a la teoría política en la ciencia política sin adosarle calificativos y que se vincula con perspectivas diferentes: una, que asume concepciones filosóficas, elementos históricos, ideológicos y valorativos como constitutivos de la reflexión acerca de la política y otra que, ajena a estos, desarrolla un saber técnico-instrumental, provocando una distancia sustantiva entre teoría y práctica. A su vez, la gestión pública bajo una misma concepción que * Este artículo está elaborado en base a la ponencia presentada al IX CONGRESO NACIONAL DE CIENCIA POLÍTICA “Centros y Periferias: equilibrios y asimetrías en las relaciones de poder”, SAAP (Sociedad Argentina de Análisis Político), Universidad Nacional del Litoral, Universidad Católica de Santa Fe. Santa Fe, 19 al 22 de agosto de 2009. ** Docente e Investigadora, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, Argentina. Directora de Carrera de Ciencia Política y Administración Pública (período 2008- 2011). [email protected] 151

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teoria y practica politica

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    Teora poltica y prctica de la gestin pblica:

    desencuentros y bifurcaciones. Apuntes desde la

    Ciencia Poltica.*

    Amelia Barreda**

    1. Introduccin

    Como derivacin del proyecto de investigacin denominado Teora poltica, pen-

    samiento crtico y procesos sociopolticos en Amrica Latina: indagaciones en torno

    a la ciencia poltica, que se desarrollaba en el marco del Programa La ctedra in-

    vestiga tendiente a apoyar la actualizacin de los contenidos y las prcticas docentes,

    comenzamos a reflexionar acerca de la relacin entre teora poltica y gestin pblica,

    preocupados por cuestiones asociadas a procesos de reforma del plan de estudios y al

    papel de la teora poltica en un diseo curricular que debe equilibrar la ciencia poltica

    con la administracin pblica. Motivados por una frase de Matus (2007) que afirma

    que existe una causa terica detrs de un fracaso prctico, marcando la distancia en-

    tre teora y prctica en las gestiones pblicas latinoamericanas, advertimos que esta

    cuestin no est problematizada suficientemente en el campo de la politologa. Como

    supuesto, consideramos que la escasez de estudios al respecto se asocia a una concep-

    cin disciplinar que, por su predominio, se presenta como versin nica y que involucra

    tanto a visiones acerca de la teora poltica como de la gestin pblica.

    En este sentido, tomamos como punto de inicio la diferenciacin que suele

    establecerse en la ciencia poltica entre la teora poltica (TP) y la teora poltica emprica

    (TPE) que es la que se asume como propia de este campo disciplinar segn el paradigma

    dominante.

    Nuestra exploracin se orienta a pensar que el fracaso prctico del que nos habla

    el autor se relaciona, en parte, con esta dificultad para incluir a la teora poltica

    en la ciencia poltica sin adosarle calificativos y que se vincula con perspectivas

    diferentes: una, que asume concepciones filosficas, elementos histricos, ideolgicos

    y valorativos como constitutivos de la reflexin acerca de la poltica y otra que, ajena a

    estos, desarrolla un saber tcnico-instrumental, provocando una distancia sustantiva

    entre teora y prctica. A su vez, la gestin pblica bajo una misma concepcin que

    *Este artculo est elaborado en base a la ponencia presentada al IX CONGRESO NACIONAL DE CIENCIAPOLTICA Centros y Periferias: equilibrios y asimetras en las relaciones de poder, SAAP (Sociedad Argentinade Anlisis Poltico), Universidad Nacional del Litoral, Universidad Catlica de Santa Fe. Santa Fe, 19 al 22de agosto de 2009.

    **Docente e Investigadora, Facultad de Ciencias Polticas y Sociales, Universidad Nacional de Cuyo,Mendoza, Argentina. Directora de Carrera de Ciencia Poltica y Administracin Pblica (perodo 2008- 2011)[email protected]

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    recorre el campo disciplinar se entiende (se fundamenta) bajo la dicotoma poltica

    administracin (policy management) que se remonta a fines del siglo XIX pero que

    se acenta en las ltimas dcadas. Considerando a la gestin pblica1 como una de

    las dimensiones de la prctica poltica, el objetivo de este trabajo es problematizar el

    desencuentro con la Teora Poltica desde la crtica a la concepcin dominante en la

    Ciencia Poltica. En la primera parte caracterizamos la existencia de un paradigma

    nico (por predominante), el emprico-analtico, que contribuy a consolidarla como

    ciencia a la vez que la constituy como una ciencia para la administracin y gobierno

    del sistema y en el campo cientfico, la lig con la psicologa conductista y la

    economa neoclsica, y la desvincul de la filosofa, la historia y el conjunto de las

    ciencias sociales; en la segunda parte, revisamos algunas conceptualizaciones sobre lo

    poltico/la poltica, entendiendo que estas estn condicionadas y condicionan a su vez el

    desarrollo de la teora poltica; en la tercera parte, contextualizamos y caracterizamos el

    surgimiento de la nueva gestin pblica a partir de la consolidacin del neoliberalismo

    y los procesos de reforma del estado. A su vez, sealamos la reduccin de lo

    poltico en funcin de la preeminencia dada a la gestin pblica como herramienta de

    modernizacin y reforma estatal en el contexto neoliberal. En la cuarta y ltima parte,

    analizamos sintticamente algunos argumentos como base para una efectiva ciencia de

    gobierno y mtodos de gobierno articulando teora y prctica.

    2. Paradigma nico en la ciencia poltica.

    La ciencia poltica contempornea se ha desarrollado, en trminos generales, bajo

    una especie de pensamiento nico. La influencia y el predominio neopositivista (matriz

    emprico-analtica), que contribuy a consolidarla como ciencia, a su vez, la constituy

    como una ciencia para la administracin y gobierno del sistema y en el campo cientfico,

    la lig con la psicologa conductista y la economa neoclsica, y la desvincul de la

    filosofa, la historia y el conjunto de las ciencias sociales.

    En esta va, el consenso en la comunidad acadmica en Amrica Latina acerca de la

    pertinencia de los enfoques tericos de la matriz emprico analtica, bajo la influencia

    de la academia norteamericana, habilita a pensar en la vigencia de un paradigma

    nico, partiendo de una de las definiciones ms generalizadas de Kuhn al definirlo

    como un conjunto de supuestos y procedimientos generalmente aceptados, los cuales

    sirven para definir a la vez los temas y los mtodos de la investigacin cientfica. Para

    Kuhn, la "ciencia normal" se desenvuelve dentro del contexto acotado por el paradigma

    imperante, que por s mismo define tanto la importancia y prioridades de las cuestiones

    a estudiar, como el conjunto de criterios sobre los que se basa la aceptabilidad de las

    soluciones y de los resultados. Dentro de este marco terico, gran parte de la "ciencia

    normal", funciona a manera de "juego de rompecabezas", donde la bsqueda de leyes,

    de constantes, de coeficientes y de otras relaciones se realizan dentro del contexto del

    paradigma, verdadera clave estructurante.

    Esta ciencia, en sus orgenes se constituy como ciencia prctica de la sociedad,

    al vincular estrechamente observaciones empricas con la idea de bien comn,

    1En este artculo no problematizamos especficamente la carga ideolgica del trmino gestin pblica enrelacin al de administracin pblica aunque implcitamente queda planteado.

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    conformando una especie de circularidad entre las afirmaciones tericas o ideales

    fundadas en el deber ser y la tosca realidad, buscando dar cuenta y dar respuesta

    a las crisis recurrentes atinentes a los modos de ejercicio del poder2.

    La ciencia poltica contempornea, por el contrario, se consolid bajo una perspectiva

    diferente, que termina conformando un paradigma en el sentido kuhniano, siendo

    sus rasgos predominantes la bsqueda de la objetividad, la neutralidad valorativa,

    la unicidad metdica y la perspectiva antropolgica individualista. A su vez y por

    la vocacin analtica, lo poltico y lo administrativo, fueron distinguindose cada vez

    ms, conformando campos disciplinares altamente diferenciados como resultado de esta

    matriz paradigmtica.

    Efecto del paradigma nico, la pretensin no teoricista es tambin uno de los

    rasgos que genera dificultad a los investigadores que pretenden abordar cuestiones

    que desbordan la trama conceptual de los enfoques institucionalistas o los modelos

    de eleccin racionales. Gildo Brandao (2003) manifiesta que la absorcin acrtica

    de la revolucin conductista y la moderna institucionalista han hecho olvidar, en

    Amrica Latina, la reflexin metodolgica sobre los presupuestos conceptuales de la

    investigacin y ha encerrado a la disciplina en los lmites de la profesionalizacin.

    Bajo la influencia de la psicologa conductista se orient la mirada hacia el

    comportamiento de los individuos hasta el punto casi de negar su objeto como ciencia,

    subordinando la lgica de lo pblico a los intereses y elecciones individuales. El

    predominio de este enfoque y sus derivaciones (la teora de sistemas) y la revolucin

    racionalista (teoras de la eleccin racional - TER) apuntan a definir a la poltica

    como un resultado secundario de las acciones individuales fundadas en clculos

    racionales orientadas por fines especficos o por reglas institucionales, estrechando

    la investigacin politolgica al anlisis de representaciones subjetivas y ordenamiento

    de preferencias mediante modelos que dejan constantes variables contextuales o a la

    descripcin de reglas, rutinas y procedimientos institucionales. Sin duda las teoras

    neoinstitucionalistas han generado en la disciplina una renovacin que incorpora

    nuevamente anlisis estructurales e histricos. Sin embargo, la influencia de las TER

    en el neoinstitucionalismo, profundiza antes que cerrar la distancia entre la dimensin

    prctica de la poltica y la teora puesto que las teorizaciones y modelos que surgen

    de este cruce (TER y NeoInstitucionalismo) refuerza en el anlisis la importancia de

    la gestin de lo pblico por sobre las consideraciones de los procesos socio polticos.

    La bsqueda de modelos eficientes para la gestin se organiza sobre la opacidad de lo

    poltico, bajo el convencimiento que la creacin de nuevas reglas y procedimientos son

    la clave de las reformas estatales.

    Ante una realidad que se impone con sus urgencias, la ciencia poltica y las

    ciencias sociales en general encuentran dificultades para responder a profundas

    transformaciones epocales; por tanto y en trminos kuhnianos, no estaran en una

    fase de ciencia normal sino en una etapa de crisis paradigmtica. En el conjunto de las

    ciencias sociales, a excepcin de la ciencia poltica, la coexistencia de varias matrices

    paradigmticas ha generado una situacin de debate y enriquecimiento en la comunidad

    2Es necesario decir que desde sus orgenes la poltica fue asociada ms a los aspectos institucionales antesque prcticos, si bien Aristteles se ocupa de la relacin entre praxis y phronesis. En Maquiavelo se advierte,sin embargo, una preocupacin ms explicita por la accin, por la dimensin prctica que implica la luchapor el poder.

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    cientfica. En el campo politolgico, sin embargo, si bien se advierte el surgimiento de

    otros enfoques, estos pertenecen a una misma matriz o paradigma, convalidando la

    percepcin de paradigma nico. En este sentido y a la luz de la reestructuracin

    capitalista desde mediados de la dcada del 70 del siglo XX se complejiza cada vez

    ms explicar, no slo describir, ese objeto que es a la vez tan visible y tan oculto, la

    poltica/lo poltico, y se dificulta desnaturalizar aquello que aparece all como desde

    siempre. Las perspectivas metodolgicas conductistas, sistmicas o racionalistas no

    han podido develar el misterio del ministerio (Bourdieu en Wacquant, 2005), por su

    preocupacin constante de modelizar y de simplificar la realidad.

    En el marco neopositivista se ha conformado una disciplina cuya preocupacin

    cientificista ha independizado al mtodo de las reflexiones tericas y ha llevado a

    los politlogos a ocuparse de asuntos sumamente especializados, factibles de ser

    demostrados empricamente pero poco eficaces para dar cuenta de su objeto en toda su

    complejidad (Sartori). Por el contrario, las denominadas ciencias de la administracin

    y de la gestin pblica adquieren un prestigio sostenido por la lgica sistmica que se

    impuso desde los 80 cuando comienza a desplegarse con fuerza el neoliberalismo como

    expresin econmico/poltica de la reestructuracin capitalista en su fase global.

    3. Teora poltica y Ciencia Poltica: una relacin compleja.

    Una pregunta que recorre a la historia de la ciencia poltica contempornea es qu

    espacio ocupa en el campo disciplinar la teora poltica y de qu hablamos cuando la

    mencionamos para distinguirla de las teoras de la filosofa poltica (entendiendo por

    estas, en principio, al pensamiento clsico). De all que se la califique como Teora

    Poltica Emprica, sin embargo no queda claro su estatuto epistemolgico. Pasquino

    advierte sobre esto, cuando analiza la evolucin de la disciplina, y seala que el

    pensamiento poltico clsico no es incorporado o es incorporado no adecuadamente

    al desarrollo de la ciencia poltica defendiendo fronteras disciplinares y mbitos

    acadmicos a ultranza:

    (. . . ) La Ciencia poltica contempornea, no ha encontrado an el

    modo de recuperar a fondo el pensamiento de los clsicos. Ni, por otra

    parte, los 5 historiadores del pensamiento poltico ni los filsofos polticos

    contemporneos han logrado reformular las contribuciones de los clsicos de

    modo que las hagan importantes e utilizables. . . (Pasquino, 1988: 32-33)

    Esta problemtica no es novedosa, pero es el contexto en el que hay que entender el

    divorcio entre teora poltica y la prctica de la gestin pblica. Como teora poltica

    puede entenderse a toda reflexin sistemtica sobre las relaciones de poder y las formas

    de institucionalizacin del mismo as como las tensiones que surgen de la distribucin

    de los bienes materiales y simblicos en colectivos humanos en momentos histricos

    determinados. En cada poca, se desarrolla un modo especfico de interpretar los

    sucesos de la vida en sociedad en cuanto a su organizacin e institucionalizacin poltica

    bajo diferentes enfoques. La teora poltica (TP) suele ser calificada de normativa,

    o de histrica (historia de las ideas, historia del pensamiento poltico) o de filosofa

    poltica a secas, para distinguirla de la teora poltica emprica. Las primeras seran

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    parte de una tradicin de discurso que establece una especie de gran dilogo

    entre teoras al decir de Wolin (1973), en tanto que la teora poltica emprica (TPE)

    se fundamenta en la ruptura con la tradicin de discurso y es calificada como el

    nivel de teorizacin apropiado para la ciencia poltica porque se construye en base

    a enunciados susceptibles de ser contrastados empricamente y convertidos en leyes

    generales y modelos de aplicacin general, sin considerar las dimensiones histrico

    culturales, ideolgico-valorativas, es decir, una teora con el carcter cientfico que los

    behavioristas consideraban como tal.

    Hasta mediados del S. XX y desde los filsofos griegos, interesarse por la buena

    vida en sociedad implicaba preocuparse por cmo llevar adelante esa sociedad - en un

    sentido prctico y cmo evitar las crisis y descomposicin de las formas de convivencia,

    manteniendo con pocos quiebres y rupturas, una tradicin de discurso que haca de la

    TP toda reflexin sobre el orden para evitar el desorden/conflicto. Es decir, a la vez

    que la TP intentaba comprender el porqu del orden o del desorden, a su vez y de

    una manera casi inevitable, estipulaba, deslizaba, dejaba entrever cmo actuar sobre

    los acontecimientos. Era considerado inherente a la teorizacin sobre lo poltico, en

    diferentes grados segn el enfoque, ligar la teora con la prctica poltica. En toda TP

    estaba implcito un proyecto poltico. Por el contrario, en la ciencia poltica emprica se

    pone en carriles paralelos a las teoras polticas y a las teoras y modelos de gestin de lo

    pblico como si trataran de objetos dismiles, como si gobernar tratara de la aplicacin

    de normas y procedimientos y la puesta en prctica de un proyecto poltico fuera el

    resultado automtico de esto. En base a esta concepcin, la teora poltica termina

    siendo un adorno intelectual en la formacin de los politlogos sin relacin con la

    dimensin prctica de su profesin (somos conscientes del entramado de estructuras y

    de apreciaciones y disposiciones en el campo poltico que filtran lo terico a travs de

    los postulados programticos de partidos e ideologas varias, pero el nfasis lo ponemos

    en la crtica a un tipo de formacin acadmica que naturaliza este divorcio).

    En parte esta cuestin, ha sido actualizada y problematizada al tratar la diferencia

    poltica, es decir, la distincin entre lo poltico / la poltica3, que es un planteo de

    tipo filosfico, sin embargo la consideramos relevante para recuperar la teora en

    sentido fuerte, es decir, recuperar un lugar que ha sido en gran parte ocupado por

    el desarrollo de modelos, descripciones y comparaciones exhaustivas y teorizaciones

    de mediano alcance que no alcanzan a dar cuenta de las nuevas formas, modos y

    prcticas polticas actuales y las nuevas articulaciones y configuraciones diversas entre

    la sociedad (pueblo, multitud, movimientos sociales, organizaciones de la sociedad civil,

    etc) y el poder del Estado (cada vez ms difcil de delimitar en medio de otros poderes

    extraestatales).

    Si bien no profundizaremos la cuestin, discutir la diferencia entre lo poltico y

    la poltica nos permite ubicar el locus epistemolgico de la ciencia poltica bajo

    el paradigma dominante ya que la disciplina deja a la filosofa la discusin por los

    fundamentos (o la ausencia de fundamentos), es decir lo poltico, y se mueve en el

    3Segn Oliver Marchart (2009: 17-20), lo que caracteriza al conjunto de pensadores que profundizan enesta cuestin, los posfundacionalistas o heideggerianos de izquierda, es la interrogacin permanente acercade la im-posibilidad de un fundamento ltimo para explicar la existencia de la sociedad, una interrogacinsobre las figuras metafsicas fundacionales: esencia, totalidad, universalidad, etc. Por tanto, la poltica, comoconcepto nico, no alcanza y deba ser suplementada por otro.

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    plano de la poltica, que si bien en lo discursivo va a ser definida como toda accin

    que se relaciona con el bien de la comunidad, finalmente va a quedar reducida, en los

    planteos emprico-analticos y en la prctica concreta de gobernar, a la administracin y

    gestin de lo pblico. La poltica queda asociada al orden, al control, a las instituciones,

    dejando de lado (o no reconociendo) su ambigedad y la tensin permanente que existe

    al momento de aprehenderla, entre la nocin de orden y la nocin de conflicto, entre lo

    instituyente y lo instituido. Optar por una sola dimensin para el anlisis es aceptar el

    orden de las cosas derivando as en una especie de tecnologa social que se presenta

    como neutral, al servicio de gobierno.

    La nocin de la poltica como tecnologa social no se problematiza en la ciencia

    poltica, por el contrario, habilita entenderla como gestin o administracin de lo

    pblico, dejando de lado en el anlisis y la reflexin politolgica, la distancia entre

    las propuestas discursivas que se dan en la competencia por el poder gubernamental y

    lo que efectivamente resulta para la sociedad (que podra entenderse como lo poltico, la

    razn de ser de la poltica). En este sentido, Nancy (filsofo francs que conjuntamente

    con Lacoue-Labarthe aborda con mayor intensidad la diferencia entre la poltica y lo

    poltico) afirma que la poltica es una forma de actuar y pensar tecnolgicamente que

    hoy consiste principalmente en la administracin social institucionalizada y de lo que

    Foucault llamara las tecnologas gubernamentales o polica (citado por Marchart, 2009:

    95). Pertenece, pues, a la esfera del clculo, donde todos los problemas y dificultades

    que surgen se resuelven por medios administrativos, mientras que todo lo cuestionable

    en sentido radical, esto es, la cuestionabilidad como tal desaparece (Marchart, 2009:

    95).

    Qu lugar ocupa entonces la teora poltica en la ciencia poltica bajo la matriz

    predominante, si no sirve para cuestionar lo existente? Por esto, esta discusin

    sobre la diferencia no puede resolverse en trminos empricos, ergo, la teora poltica

    emprica de la ciencia poltica no puede hacerse cargo de esto sin que se asuman

    consideraciones filosficas, sin que esto implique abonar un desdibujamiento de la

    disciplina subsumindola a la filosofa, sino rescatar abordajes y perspectivas tericas

    sin las cuales no se puede superar el nivel descriptivo y de relaciones causales dbiles.

    En todo caso y como plantea Brandao (2003) la teora poltica debe configurarse

    como un campo de investigacin interdisciplinario, autnomo intelectualmente, que

    sirva a la educacin intelectual de hombres comprometidos socialmente y que ligue

    inevitablemente diferentes campos disciplinares de las ciencias sociales con la filosofa4.

    El autor aclara taxativamente que es inevitable recuperar esta relacin sin que implique

    caer, por un lado, en el ensayismo sin rigor y, por otro, en la consideracin de la filosofa

    como ideologa pre-cientfica.

    Por otro lado, ciertos autores, si bien confluyen en la idea de la multi e

    interdisciplinariedad cuando se refieren a la teora poltica, sin embargo abogan

    4Existe todo un desarrollo en la actualidad, acerca de la necesidad de impensar las ciencias sociales (I.Wallerstein, 1998, ed. en espaol) que implica abandonar la separacin taxativa entre s y entre estas y lafilosofa, argumento sostenido adems en el Informe Gulbenkian, que apuesta a todo el campo cientfico.Wallerstein seala que las ciencias sociales devinieron a partir del S. XIX en instrumentos para gobernar unmundo donde el cambio era normal y deban ayudar a mantenerlo dentro de estos lmites de normalidad.Al consolidarse la ciencia poltica en Estados Unidos, la ciencia poltica se convierte ms claramente en unaciencia para gobernar y en la que la poltica queda subsumida a la administracin (del mismo modo que susteoras cortan con el pensamiento poltico clsico o con la tradicin de discurso, como ya se seal)

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    por una autonomizacin ms tajante de la misma. En este ltimo sentido, Mejia

    Quintana (2006: 4) plantea la necesidad de que la teora poltica configure su estatuto

    epistemolgico rompiendo con la filosofa, la sociologa y la economa neoclsica,

    identificando claramente sus unidades de anlisis como el Estado, el sistema poltico

    y el poder que confluyen en la problemtica de la democracia. Si bien el autor plantea

    que su pretensin no es una vuelta atrs al neopositivismo y las fronteras disciplinares

    a ultranza, sin embargo, busca . . . reconsiderar la fundamentacin disciplinaria como

    base de una multi e interdisciplinariedad que no la subsuma y que posibilite, por el

    contrario, una relacin equilibrada entre ambos polos.

    Acordamos con Brandao acerca de la necesidad de entender a la teora poltica

    como un campo interdisciplinario que pretende autonoma intelectual y que en ello

    va a recuperar las discusiones que parecen como propias de la filosofa, de la

    historia, de la sociologa. En el mismo sentido, si acordamos en que la poltica como

    prctica se sostiene en una tensin inerradicable entre la idea de orden y la idea de

    conflicto, la teora poltica y la gestin pblica no pueden entenderse como mbitos

    inconmensurables. Como seala Rinesi (2003: 22),

    la palabra poltica es ambivalente no porque est necesitando una

    definicin ms precisa, sino porque aquello que nombra involucra una

    tensin inerradicable. En efecto: contra quienes reducen la poltica

    (como lo hacen las teoras institucionalistas que dominan el ambiente

    de la politicologa acadmica) al mero funcionamiento de la maquinaria

    institucional, pero tambin contra quienes buscan la poltica solamente en

    las prcticas de oposicin a esos dispositivos, sostendr ac- afirma el autor-

    que el conflicto y la tensin entre la idea de la poltica entendida como

    prctica institucional de administracin de las sociedades y la idea de poltica

    entendida como antagonismo y lucha es constitutiva de la poltica misma.

    [Porque] . . . ningn orden agota en s mismo todos sus sentidos ni satisface

    las expectativas que los distintos actores tienen sobre l.

    Es decir, la teora poltica, slo puede entenderse como tal cuando involucra en

    su anlisis todos los aspectos que hacen a su objeto. La operacin epistemolgica

    que bifurca los caminos del anlisis de lo poltico: por un lado, la poltica, y por

    el otro lado, lo administrativo, funciona tambin como una operacin ideolgica

    conservadora, reduciendo las cuestiones de gobierno a modelos tecno burocrticos sin

    cuestionamientos de fondo al orden establecido.

    4. Gestin Pblica5, reforma del Estado y poltica.

    La emergencia de la NGP se fundamenta en las dificultades que enfrentan los Estados

    para acomodarse a la creciente complejidad de las situaciones y demandas sociales,

    pero en el fondo de la cuestin est presente la bsqueda de la mercantilizacin y

    privatizacin de los servicios pblicos, acorde al proceso de financiarizacin de la

    economa desde mediados de los 70. Durante las ltimas dcadas las prescripciones

    5Se usar indistintamente Nueva Gerencia Pblica, aludiendo al Management Pblico o al Modelo GerencialPblico.

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    de modernizacin de la Administracin Pblica se presentaron como un modelo

    universalizable, de aplicacin general y neutral polticamente y cuyo eje era la

    aplicacin del Management a las organizaciones pblicas. Segn el CLAD, El modelo

    gerencial tiene su inspiracin en las transformaciones organizacionales ocurridas

    en el sector privado, las cuales modificaron la forma burocrtico-piramidal de

    administracin, flexibilizando la gestin, disminuyendo los niveles jerrquicos y, por

    consiguiente, aumentando la autonoma de decisin de los gerentes -de ah el nombre

    de gerencial-. Con estos cambios, se pas de una estructura basada en normas

    centralizadas a otra sustentada en la responsabilidad de los administradores, avalados

    por los resultados efectivamente producidos (CLAD, 1998).

    En los 80, se parta del diagnstico negativo de la dimensin burocrtica de los

    Estados como uno de los principales obstculos para la consolidacin de la nueva

    configuracin Estado- Sociedad ya no estadocntrica sino mercadocntrica. En este

    sentido, decir que el modelo es neutral polticamente es, justamente, anunciar su carga

    poltica e ideolgica.

    Contextualizando el predominio de la gestin pblica como articulacin de lo pblico

    y lo privado, si bien el modelo gerencial se present con fuerza en los 80, la pretensin

    de aplicacin de las tcnicas empresariales al mbito de lo pblico no es nueva (como

    no es nueva la vigencia de la perspectiva analtica en la ciencia poltica que termin

    aceptando la distincin en dos campos de anlisis: la poltica y la administracin).

    Tanto en Europa como en Estados Unidos entre fines del S. XIX y principios del XX,

    hubo iniciativas destinadas a aplicar mtodos cientficos a la administracin pblica, lo

    que significaba trasladar los presupuestos de la administracin privada al Estado.

    Como efecto de la crisis capitalista de los 70 y la consolidacin del neoliberalismo

    como ideologa, como doctrina y como rgimen, la lgica privada se impuso

    explcitamente por sobre la pblica y se responsabiliz al Estado (de Bienestar) de esta

    crisis. Habilit a su vez, este cruce de tcnicas y procedimientos que impregn en los

    90 en Latinoamrica los procesos de Reforma del Estado.

    La dcada de los 80, calificada como la dcada perdida para Amrica Latina,

    legitim de hecho la crudeza y celeridad del ajuste estructural que sobrevino. En

    este perodo en Amrica Latina,

    cae dramticamente la tasa de crecimiento, se reduce el salario, crece

    el sector informal y la desindustrializacin. La regin realiza un tremendo

    esfuerzo exportador aumentando las exportaciones, en cifras constantes, en

    un 32% entre 1980 y 1987, en tanto que el resto de la economa de la regin

    slo lo hizo en un 7,4%, pero el deterioro de los trminos de intercambio

    hizo que ese 32% representara en trminos de valor slo un 1% .Se inicia

    luego la etapa del ajuste estructural, compuesto de un conjunto de polticas

    econmicas tendientes a adaptar a las economas latinoamericanas a las

    nuevas condiciones de la acumulacin internacional y a eliminar o desplazar

    a los sectores no competitivos. Estas medidas se profundizaron en los 90

    para acelerar la incorporacin de la regin a la nueva dinmica que se haba

    constituido a escala global. Se iniciaron procesos de reforma del Estado

    en consonancia con la regulacin global: liberalizacin y desregulacin

    de los mercados, reforma del estado, privatizaciones, descentralizacin y

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    flexibilizacin laboral (Barreda, 2001: 7)

    Se impuso la teora econmica de la poltica y el criterio de racionalidad econmica con

    todos los presupuestos que esto conlleva.

    En ese contexto emergieron posiciones dismiles respecto a la viabilidad de la

    aplicacin de los procedimientos empresariales a la administracin del Estado. En

    general la disputa se organiz en torno a la especificidad de la administracin pblica,

    sin embargo, si bien esto es parte sustantiva de la discusin, esta disputa es ms

    profunda y se asocia al creciente proceso de desvalorizacin de lo poltico y la creciente

    valorizacin de lo instrumental, de lo tecnopoltico.

    Figure 1: Elaboracin: en base a Gunn (1987) citado por Koldo Echebarra y Xavier Mendoza (p.5)

    Elaboracin: en base a Gunn (1987) citado por Koldo Echebarra y Xavier Mendoza

    (p. 5) El predominio neoliberal acentu el paradigma dominante en el campo de

    la ciencia poltica y la administracin, bajo el cual los aspectos tecnolgicos y

    procedimentales se han enfatizado. La economa y la eficiencia6 de los procesos

    han devenido ms importantes que la eficacia. La economa y la eficiencia son

    objetivos instrumentales puesto que buscan mejoras en los procedimientos tendientes

    a disminuir costos, en tanto que la eficacia se refiere al logro de objetivos.

    Es inherente a la poltica el logro de objetivos a travs de la administracin y gestin

    de lo pblico. Pero la NGP a veces opera antes que como tcnica como una ideologa que

    se presenta justamente como tcnica neutral, no poltica y generalizable7, que busca

    la mejora de los medios pero, aparentemente, desentendindose de los fines.

    La bsqueda de la eficiencia y la economa de la administracin son objetivos

    positivos de los procesos de Reforma del Estado iniciados en los90, pero la preocupacin

    por estos, que no es neutral sino profundamente ideolgica, obnubila la constatacin

    6Diferentes autores sealan, siguiendo a Metcalfe y Richards que el valor de la eficiencia, sin delimitacionesprevias de su alcance, ha llevado a un uso reduccionista del mismo, convirtindolo en una de sus variantes,reduccin de costos, y afectando la filosofa de la modernizacin de la gestin pblica.

    7Tras el ajuste estructural y sus justificaciones, entonces, el debate se desplaz hacia la segundageneracin de reformas, que refiere a la modernizacin y calidad de la gestin pblica. Aparecieron as todasuerte de manuales diseados para su implementacin universal y se recomendaron recetas ingeniosas oen lnea con el sentido comn dominante, copiadas de los paradigmas de la gestin privada, consideradagenticamente superior. El auge mundial, durante los noventa, de las teoras del llamado New PublicManagement (NPM), de la Reinvencin del Gobierno, o de la Calidad Total -todas basadas en introduciren el sector pblico criterios de mercado- es un ejemplo de la apelacin a instrumentos que, expuestos comopropios de la neutralidad tecnocrtica, se fundamentan en concepciones de un fuerte anclaje ideolgicoy poltico. Las teoras del NPM no son neutrales en trminos de la valoracin de las funciones estatales yde la relacin entre la sociedad y el Estado, entre poltica y economa, entre el mercado y el Estado. Engeneral, corresponden a una cosmovisin neoliberal no fragmentable, esto es: sus principios tcnicos noson aislables e inocuos respecto de la estructura social que proponen (Lpez, 2005,citado por Thwaites Rey,p. 9).

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    que la eficacia del Estado en resolver las urgencias de la sociedad no han mejorado

    y en algunos aspectos, como la desigualdad, la inseguridad, entre otros problemas

    acuciantes, han empeorado.

    Sin pretender establecer relaciones fuertes entre la aplicacin de procesos de reforma

    que provienen de la gestin empresarial y los impactos sociales, sin embargo no

    podemos dejar de pensar que el divorcio entre la teora poltica y la gestin pblica, tal

    cual lo planteaba Carlos Matus, se patentiza en datos que expresan que la implantacin

    de estas reformas no han hecho diferencia en resultados concretos. No porque la

    teora per se sea la solucin sino porque el sentido de esta afirmacin es que hay una

    escasez de comprensin por parte de los dirigentes polticos y econmicos acerca de

    la verdadera naturaleza de los males que aquejan a la sociedad. Aunque no slo la

    ignorancia sostiene este divorcio, tambin est la opcin explcita de quienes aceptaron

    acrticamente la marea neoliberal, de no cuestionar el sistema (esto tampoco implica

    que toda teora poltica es crtica, sobre todo las de fundamento neoclsico como las

    teoras de la eleccin racional, sin embargo consideramos que por lo menos representan

    un campo de cuestionabilidad si no de crtica8).

    El conjunto de medidas conformadas por modelos, proyectos, programas y unidades

    de gestin destinadas a mejorar el funcionamiento del Estado no han hecho mella en la

    progresiva complejidad de la gobernabilidad de la Argentina, justamente porque sta

    no es una cuestin slo de administracin y gestin ms o menos moderna sino que est

    asociada a proyectos polticos de largo alcance, a la definicin de metas y objetivos, a la

    bsqueda de acuerdos mnimos acerca de polticas de Estado, a grupos de poder y a sus

    alianzas, la posicin del pas en el contexto internacional etc. Priorizar como estrategia

    dominante las reformas institucionales y la aplicacin de modelos con criterios de

    gestin privada significa tomar la parte por el todo y dejar de lado consideraciones

    atinentes a lo poltico en un sentido radical del trmino. Afirma Twaites Rey (2008, p.

    8):

    El predominio neoliberal ha tenido un fuerte impacto en la disciplina de

    la administracin y las polticas pblicas muy especialmente en torno a los

    procesos de ajuste estructural de la regin. La discusin sobre el papel del

    Estado y la administracin ha ido variando en cada etapa histrica. En los

    aos de posguerra, en que la intervencin estatal tena una fuerte presencia

    en la vida social y era valorada positivamente, el eje pasaba por cmo hacer

    ms eficaz y efectiva la labor de las agencias pblicas encargadas de proveer

    bienes y servicios a la sociedad. La discusin se centraba en determinar

    si la accin estatal y sus modificaciones obedecan -y deban hacerlo- a un

    plan global previamente definido, o eran el producto de arreglos puntuales y

    sucesivos, acotados por los mrgenes que a la dinmica estatal le imponan

    los distintos actores sociales. El debate sobre los lmites y posibilidades de

    la planificacin centralizada de la labor gubernamental versus la reaccin

    incremental y azarosa a las distintas demandas planteadas a diario por la

    sociedad, sesgaron fuertemente las discusiones acadmicas y polticas entre

    los aos cincuenta y setenta. En ambas posturas, sin embargo, lo que se

    8La concepcin de teora poltica al cual adscribimos, es la de Horkheimer, que la define como parteinseparable del esfuerzo histrico por construir un mundo que satisfaga las necesidades humanas.

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    priorizaba, ms all de las valoraciones que se hicieran sobre el papel del

    Estado y del mercado en la definicin del rumbo social, era el modo de

    hacer ms eficiente y oportuna la intervencin estatal, cuya legitimidad no

    era cuestionada.

    La fuerza de la aplicacin de las polticas neoliberales, fue subsidiaria en nuestro pas de

    la tarea realizada por la dictadura militar del 76 cuyo efecto devastador tanto material

    como moral, se tradujo en el convencimiento generalizado acerca de su pertinencia,

    especialmente la intervencin sobre el Estado. Achicarlo, reducirlo, minimizarlo, se

    convirtieron en parte del discurso cotidiano como emergentes del discurso hegemnico.

    En este sentido, la conceptualizacin sobre la gestin pblica (GP) como herramienta

    y como fundamento ideolgico de la reforma se present como modelo y conjunto

    estandarizado de procedimientos y asociada a la trada globalizacin/reestructuracin

    capitalista/neoliberalismo. En el perodo de auge del impulso neoliberal la GP se

    asociaba a una especie de patrn universal que la administracin pblica de cada pas

    deba asumir, patrn que inclua por lo menos 5 rasgos distintivos segn Guerrero:

    el mimetismo organizativo de la empresa privada; la incorporacin del

    mercado como proceso de confeccin de los asuntos pblicos; el fomento a

    la competitividad mercantil; el reemplazo del ciudadano por el consumidor, y

    la reivindicacin de la dicotoma poltica-administracin, sublimada como la

    antinomia policy-management. Este esquema constituye un modelo sigue

    afirmando el autor - es decir, un grupo de smbolos y reglas operativas,

    orientados a representar del modo ms fidedigno la realidad del fenmeno.

    Pero, ms propiamente, se trata de una gua de implementacin, pues su

    objetivo es establecer reglas prescriptivas de "buena" administracin pblica,

    que estn destinadas a reconfigurar un fenmeno -la administracin pblica-

    , con base en las cualidades de otra manifestacin -la gestin privada. Por tal

    motivo, el fenmeno administrativo pblico debe asumir la forma de empresa.

    La hechura de policy debe dejar el proceso poltico para adquirir la forma del

    mercado; los servicios pblicos deben abandonar las frmulas burocrticas

    para tomar la modalidad de la competencia mercantil; el ciudadano debe

    convertirse en consumidor, y la gestin debe apartarse de todo contacto con

    la poltica.

    La homologacin de la gestin pblica con la gestin privada, en el tiempo, ha

    demostrado serias dificultades en su implementacin, y esto se debe a que responden a

    criterios y lgicas diferentes. La naturaleza de la administracin y gestin pblica, ms

    all de la cultura poltica e institucional de un pas, no responde a la racionalidad

    privada, justamente, por que debe responder por la continuidad y estabilidad del

    colectivo social. Hay autores, sin embargo, que sealan la necesidad de entender estas

    dificultades antes que como lgicas encontradas, ms bien como un proceso no cerrado,

    an de transicin entre el Modelo Burocrtico Administrativo y el moderno esquema de

    Gestin Gerencial, como si se tratara slo de modelos.

    Consideramos, por el contrario, que la diferencia es estructural Cules son algunos

    aspectos que denotan la diferencia de la gestin pblica en relacin a la privada?

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    Figure 2: Elaboracin en base a Echebarra y Mendoza

    El Estado capitalista tiene como una de sus funciones principales, al igual que la de

    otras formas de institucionalizacin del poder poltico a lo largo de la historia, resolver

    la distribucin material y simblica de los recursos de una sociedad en un momento

    determinado. Ms all de la discusin de si esa distribucin favorece ms a ciertos

    sectores de la sociedad que a otros (no menor por cierto), una de sus funciones consiste

    en estabilizar la tensin entre quienes ms poseen y el resto de la sociedad, haciendo

    efectivas una serie de acciones destinadas a la provisin de bienes pblicos9 en primera

    instancia. La dimensin burocrtica es la manifestacin de esta funcin instrumental

    del poder poltico. Su lgica de asignacin de recursos escapa a la lgica mercantil

    porque su preocupacin no es la competencia, no excluye a los sectores no solventes

    (por lo menos no como objetivo explcito), no funciona con la oferta y la demanda, ni con

    el nivel de precios ni el automatismo en la asignacin, entre otros factores.

    Segn sea el modelo de acumulacin en un momento determinado ser mayor

    la preocupacin por los efectos redistributivos de los recursos. Este carcter de la

    burocracia estatal est delimitado por el entramado jurdico-institucional por tanto

    responde a criterios de legitimidad que se asocian al ejercicio de la autoridad y

    al funcionamiento mismo del aparato burocrtico. La legitimidad, medida por los

    resultados de la gestin de un gobierno, se asocia a la creacin de valor. El valor,

    en este sentido, no puede dimensionarse ni medirse de manera inmediata, pero se

    puede constatar cuali y cuantitativamente a travs de ciertos indicadores sociales y

    macroeconmicos y en la percepcin general de la sociedad acerca del cumplimiento del

    programa de gobierno.

    Los procesos de reforma bajo el auge neoliberal en los 90 se realiz bajo la aceptacin

    o el consenso de las mayoras, es decir, se gener un sentido comn altamente

    favorable10. La academia no fue ajena a este proceso y por tanto, los postulados de

    9Tericamente, los bienes pblicos son indivisibles y se caracterizan por la no-exclusin. El conjuntode cules son considerados bienes pblicos, si bien existe una definicin a priori establecida por la teoraeconmica, sta se modifica histricamente y segn los que conformen el bloque de poder. Es decir, en elcontexto signado por el neoliberalismo los bienes pblicos tienden a acotarse en relacin a otros bienes comolos socialmente preferentes en los que el Estado deja abierta la participacin al mercado, como la educaciny la salud, discutible en trminos del proyecto poltico que se sostenga.

    10En consonancia con Gramsci, Tapia (2007: 3) afirma: El sentido comn es un tipo de conocimiento social.Es aquel conjunto de creencias que organizan de modo predominante las relaciones intersubjetivas y/o lasintervenciones cotidianas y que ya no son objeto de cuestionamientos por un tiempo. Producen certidumbre y,as, reproducen y legitiman el orden social. El sentido comn tambin es una normativa que ordena el sentidode los hechos sociales. De este modo, el sentido comn es un compuesto de memoria y valoracin. El sentido

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    la misma se enseaban como si fueran la nica posibilidad para nuestros pases (no

    hay alternativa, deca Thatcher, sabiendo de lo que se trataba). La distancia entre la

    teora poltica como el mbito de cuestionabilidad de lo poltico y los modelos de gestin

    pblica se acentu an ms, tanto en los procesos de enseanza como en la prctica

    efectiva de gobierno (sin duda).

    En la actualidad, el contexto de experiencias polticas concretas en Amrica Latina

    habilita pensar en un cambio generalizado del sentido comn neoliberal (algunos

    autores afirman claramente una etapa posneoliberal, con sus matices). Es posible

    entonces, rediscutir, aunque sea en el plano pedaggico de la enseanza de la ciencia

    poltica, una articulacin diferente entre la dimensin terico poltica y la dimensin de

    la prctica.

    5. De la teora y la prctica. Fundamentos para una teora poltica de la prctica

    poltica.

    La poltica es fundamentalmente prctica social que se desenvuelve en el tiempo,

    produciendo y reproduciendo los ordenes sociales y por tanto su propio espacio, en

    cada perodo histrico. En este sentido, una teora de la prctica poltica como toda

    teora social, debera escapar a los reduccionismos sostenidos en las dicotomas sobre

    las que se han organizado las ciencias sociales desde sus orgenes.

    Por otra parte, aludir a la relacin teora-prctica nos obliga a hacer una rpida

    mencin a la relacin teora praxis de la tradicin marxista, manifestada en la

    tesis onceava de Feuerbach. Aunque desviaramos el eje de la ponencia, ms

    acotada en su propsito que es en definitiva preguntarse por el divorcio entre la

    teora poltica y la gestin pblica, esta relacin es importante para dilucidar cmo

    construimos el conocimiento de lo poltico. Esto nos lleva a recuperar la nocin

    de lo orgnico en Gramsci. La recurrente referencia en Gramsci a la dimensin

    orgnica de lo social alude al carcter estructural de los fenmenos sociopolticos,

    pero al mismo tiempo concebidos fundamentalmente como histricos y dinmicos,

    utilizando el trmino orgnico por oposicin a: (1) coyuntural (es decir aquello que

    reviste un carcter ocasional, casi accidental); (2) burocrtico (o sea, aquello que slo

    adquiere un carcter yuxtapuesto, mecnico y sin nexos internos -como por ejemplo

    el centralismo burocrtico por oposicin al centralismo democrtico-) y finalmente (3)

    metdico (haciendo referencia al rango epistemolgico de una distincin perteneciente

    nicamente al plano de las abstracciones del conocimiento -por ejemplo la que separa

    Estado y sociedad civil- para diferenciarla de una distincin orgnica, vale decir,

    estructural y perteneciente a la misma realidad). En el mismo sentido de totalidad de

    Lukacs, se trata de concebir a la sociedad como algo ms que una mera yuxtaposicin

    mecnica de elementos desconectados y sumados entre s (Kohan).

    La separacin entre lo poltico y lo administrativo slo resiste, desde esta perspectiva,

    una justificacin analtica pero no una distincin que termina en teorizaciones que se

    bifurcan y se desconectan como si trataran de diferentes aspectos cuando aluden a una

    misma relacin y dinmica compleja.

    comn contiene un tipo de memoria histrica y un modo de producir memoria histrica, es decir, de ordenar loshechos sociales e histricos de acuerdo a una estructura ideolgicamente armada en el proceso de constitucinde una cultura poltica como hegemnica

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  • Crtica Contempornea. Revista de Teora Politica, N1 Nov. 2011 - ISSN 1688-7840 Amelia Barreda

    En referencia a la frase que nos interpel y nos llev a reflexionar por la relacin entre

    teora poltica y gestin pblica, se advierte en Matus una preocupacin sustantiva por

    devolverle sentido a la teora para fundamentar las acciones de gobierno. De este modo,

    critica tanto a los acadmicos como a los polticos por actuar los primeros, encerrados

    en su propio mundo intelectual de espaldas o no involucrados con los problemas

    sociales concretos y a los segundos, por actuar de manera intuitiva, pragmtica, ms

    preocupados por responder y resolver problemas propios del mundo pequeo de la

    competencia poltica (micropoltica), despreciando la teora. Ambas actitudes, segn

    este autor, son las que afectan seriamente la capacidad de gobierno en la resolucin de

    los problemas de la gente y la sociedad.

    El predominio de la micropoltica hace ineficaz al partido o coalicin que gobierna

    cuando se trata de la macropoltica (que sera la poltica en sentido estricto o lo poltico)

    y esto no hace distincin entre izquierda y derecha, seala el autor, ya que esta

    distincin opera en el plano del proyecto poltico pero no en el plano de la gestin

    (salvo cuando se impone la lgica privada decimos nosotros, aunque en trminos de

    lo procedimental acordamos). Si bien el desempeo de los gobiernos en Amrica Latina

    est condicionado fuertemente por factores estructurales que exceden su capacidad de

    actuacin autnoma, es real que el modo de gestionar lo pblico es un factor bsico a

    considerar.

    En trminos de la preocupacin de Matus por articular la dimensin terica con

    la prctica poltica, los que enseamos ciencia poltica nos sentimos interpelados y

    preocupados por volver a articular la administracin pblica con la teora poltica.

    Matus propone generar una teora de la prctica social a partir de la configuracin

    de una ciencia horizontal que rompa con la lgica departamental vertical puesto que

    los problemas sociales no son slo econmicos, sanitarios, educacionales, sino todo a la

    vez.

    La tarea de construir una ciencia horizontal es la base para reconstruir

    una teora del gobierno capaz de fundamentar los mtodos de gobierno. Es

    la base para el diseo de una Escuela de Gobierno capaz de superar la

    mera interdisciplinariedad que se expresa en una oferta de supermercado

    de cursos. . . Sin mtodo es imposible gobernar con eficacia y preservar el

    valor de la democracia ante los ciudadanos. Debemos rescatar el significado

    y el valor de la palabra gobierno. Ese rescate debe hacerse en la teora o, al

    menos, al mismo tiempo que en la prctica (Matus, 2007, p. 38,39).

    La constatacin de la complejidad creciente de lo social y la indeterminacin creciente

    de las variables situacionales que configuran problemas sociales hace que el autor

    apele a la recuperacin de la reflexin terica en oposicin a la independencia y

    preocupacin por el mtodo, denominando a esto el determinismo tecnocrtico. Esta

    apelacin a la teora la hace en relacin a la prctica y para hacer prctica una

    teora seala la necesidad de una revolucin cientfica (y poltica) que implique tres

    cambios fundamentales: a) generar una teora de la prctica social que surja de la

    complementariedad entre ciencias verticales y horizontales, b) abandonar concepciones

    deterministas de lo social frente al indeterminismo del juego social, c) reconocer la

    dimensin subjetiva de los procesos sociales y partir del concepto de situacin.

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    Su preocupacin por generar una teora de gobierno y mtodos de gobierno, en

    relacin a una teora de la prctica social, es sin duda un argumento slido para

    combatir la metodolatra imperante en la disciplina as como la distancia entre el eje

    administrativo y el poltico.

    Hay que destacar que la autonomizacin creciente de la gestin pblica en los 90 ha

    llevado a plantearla como una metateora que liga teora y prctica, y que involucra

    en un sentido interdisciplinar a otras ciencias. Sin embargo ha operado, en gran

    medida y bajo el discurso neoliberal como la sublimacin de la razn instrumental y

    la reduccin de lo poltico a la micropoltica. A contrario de esto, es necesario aclarar

    que en la actualidad y como constatacin de los magros resultados de la aplicacin de

    estos modelos de gestin gerencial, se desarrollan otros donde los aspectos deliberativos,

    situacionales y estratgicos son valorizados y donde la orientacin a resultados es fuerte.

    La poltica vuelve a encontrar su espacio.

    La necesidad de construir un mapa invisible para entender los factores y las

    relaciones fundamentales que conforman un problema requiere de teora y de tcnica y

    es el paso previo (debera serlo) de todo diseo de poltica pblica para comprender sus

    impactos a posteriori. Reconocer las relaciones de poder, reconocer el conflicto, restituir

    la capacidad de negociar e ir encontrando consensos parciales y relativos incorpora la

    dimensin poltica como inescindible de la gestin.

    Enfatizar la eficacia a la hora de evaluar un gobierno cambiara sustancialmente

    el sentido de lo que enseamos pero sobre todo el sentido de la prctica poltica;

    no significa esto pasar por alto dispositivos institucionales y reglas y procedimientos

    establecidos, simplemente consiste en cambiar las prioridades, poner la inteligencia

    en la mirada y no simplificar o reducir a cuestiones de mtodo y de procedimientos

    la complejidad de todo proceso socio-poltico. Considerar las cuestiones atinentes al

    Estado como problemas tcnicos es obviar que el Estado an condensa y estructura en

    gran medida la objetividad social y por tanto su naturaleza es eminentemente poltica.

    En el mismo sentido, tampoco hay que obviar la dimensin burocrtica y la necesidad de

    su adecuacin para una administracin orientada hacia los ciudadanos, que efectivice

    y d posibilidad de participacin en las propuestas polticas.

    Entender a la teora y la prctica11 como una unidad de sentido, sella (sellara) la

    distancia entre la academia y la poltica, en una comprensin diferente de lo que implica

    un gobierno como manifestacin de la complejidad poltico-burocrtica en una sociedad

    en un momento determinado de su historia. Las ciencias sociales, y en este caso

    especfico, la ciencia poltica y la administracin pblica (como carrera), slo adquieren

    relevancia social si se preocupan por interpretar/explicar la realidad no slo como goce

    intelectual sino como insumo fundamental para la prctica poltica.

    11En pginas anteriores aclaramos que consideramos a la gestin de gobierno slo parte de la prcticapoltica. No reducimos el mbito de la poltica slo a la esfera estatal, ms en este perodo histrico en dondela poltica desborda el Estado en mltiples expresiones. El recorte que hemos hecho es para acentuar eldivorcio que se produce en una estructura curricular entre la enseanza de la teora poltica y la enseanzade la gestin y administracin pblica.

    165

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