Bases Antropologicas de La Logoterapia M4

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Idoate, Florentino.”Bases antropológicas de la logoterapia” en Fundamentos Antropológicos, Psicológicos y Terapéuticos de la Logoterapia. Universidad Autónoma de Centro América 1992, San José Costa Rica. ISBN 997-63-063-3. Pp. 14-53. Primera Parte Bases antropológicas de la Logoterapia

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Idoate, Florentino.”Bases antropológicas de la logoterapia” en Fundamentos Antropológicos, Psicológicos y Terapéuticos de la Logoterapia. Universidad Autónoma de Centro América 1992, San José Costa Rica. ISBN 997-63-063-3. Pp. 14-53.

Primera Parte

Bases antropológicas de la Logoterapia

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Capítulo I

1. Psicología y filosofía

Toda psicología tiene siempre un respaldo o retaguardia filosófica y

detrás de todo sistema psiquiátrico hay una concepción del mundo y,

sobre todo, del hombre, más o menos latente o explícita. Una

antropología concreta sin una imagen del hombre sería difícil, por no

decir imposible, para comprender la conducta humana integralmente.

Frankl tiene una antropología filosófica concreta y propia, de tal

manera que en su concepción antropológica misma está la raíz de su

terapia.

2. Antropología filosófica de Frankl

Su antropología filosófica es en primer lugar existencialista. Es uno

de los primeros en intentar enfocar la psiquiatría, junto con Jaspers y

Biswanger, desde un foco existencialista y así llegar, por el análisis

existencial, a una síntesis entre la filosofía existencialista y la psicología

y psiquiatría. Según esta concepción se distinguen dos aspectos que

trazan las líneas divisoras entre el “ser” y el “existir”, entre la facticidad o

facultad y la potencialidad. Las cosas “son”, la persona humana existe,

deviene. Las primeras son como los animales; son lo que de facto son,

un-ser-así-y no-poder-ser-de-otra-manera; todo en ellos está

programado y, puestas las condiciones necesarias favorables, se realiza

perfectamente la programación.

En cambio la existencia y la potencialidad significan: “un-ser-así-y-

poder-ser-de-otra-manera”. Esta manera de ser es propia y exclusiva del

hombre en este mundo. Esa capacidad de poder ser de otra manera

lleva consigo dos consecuencias: primera, que a diferencia de las cosas

que “son hechas”, el hombre “se hace” así mismo, y segunda, esto con

decisiones positivas de su propia libertad; se hace y se destruye.

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Frankl se opone con toda radicalidad al reduccionismo. En la

concepción del hombre, éste limita la concepción humana a una o dos

de sus dimensiones, dejando a un lado la principal y específica del

hombre su espíritu, su libertad. Frankl defiende al mismo tiempo como

imprescindible para poder comprender y rectificar o curar la conducta

human, una imagen del hombre integral que encuadre las tres

dimensiones del ser humano: somática, psíquica y espiritual.

Todo reduccionismo consiste en generalizar una cosa comprobada

en una línea, pero que no está comprobada en otras; y luego, en su

carácter exclusivo, de una verdad comprobada en el hombre, sacar la

conclusión de que el hombre no es más que eso, lo comprobado.

Así un radiólogo puede contemplar en la pantalla o en el celuloide

una mancha, que es un conjunto de huesos, un esqueleto. Procedería

científicamente cuando afirme que el cuerpo humano hay huesos y

esqueleto, pero falsearía por completo la verdad, si intenta deducir que

en el hombre no hay más que esqueleto, que el hombre es solamente

esqueleto, yendo más allá de la comprobación.

De la misma manera, la biología nos dice que en el hombre se dan

fenómenos biológicos, pero reduce y deforma el biologismo que limita al

ser humano a mero fenómeno biológico o de combustión y oxidación.

De una manera semejante procede el psicologismo, cuando, de la

comprobación de que en la vida del hombre se dan reflejos

condicionados, afirma que las neurosis no son más que reflejos

condicionados; o el psicoanalista que de la afirmación de la existencia de

impulsos instintivos, deduce temprana y deformantemente que el

hombre no es más que una lucha de instintos, que produce problemas,

conflictos y complejos, como hace el psicologismo muchas veces. Sería

esto hacer una caricatura deformante del ser humano; no tener en

consideración más que una o dos dimensiones humanas.

La ciencia siempre es proyectiva: es decir, enfoca un lado del objeto

y lo llena de luz, pero, como toda proyección de la luz, deja uno o varios

lados de la misma cosa en una perfecta sombra, en la oscuridad. La

proyección es necesaria. Pero conviene que se haga por todos los lados

y así llegar a una imagen unitaria e integral. Pero se convierte en

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abusiva cuando se reduce todo al objeto contemplado por un lado nada

más.

El Dr. Frankl ilustra gráficamente esta deformidad si con una vista

prospectiva de arriba abajo se contempla la base de un círculo, la de un

cono y la de un cilindro; la proyección nos dará una visión repetida de

tres círculos semejantes que son sus bases. Pero si no se conoce más

que la base de un cono o cilindro, se podrá decir que se sabe muy bien y

con toda certeza cuantitativa qué es la base de un cono o de un cilindro,

pero no se podrá decir que se sabe lo que es un cono, o un cilindro.

Figura 11

De la misma manera, cuando se ve la imagen de un hombre con todo

lo que tiene de común con el animal en un corte horizontal, como hace la

ciencia positivista y determinista, se podrá saber con gran precisión y —

será muy útil— cuál es la base del hombre, pero nunca se podrá decir

qué es un hombre.

En el libro The Moders and the Moral of Psycotherapy se nos

brinda la siguiente definición de hombre: el hombre no es más que un

mecanismo bioquímico dotado de un sistema de combustión que provee

de energía computadorizada. Como neurólogo, dice Frankl, no tengo

dificultad para aceptar que la computadora es un modelo para el sistema

nervioso. La falla está en el no es más que.2

Es realmente alarmante pensar lo que puede influir en un joven

estudiante, cuando cínicamente se le dice que los valores no son más

1 Viktor E. Frankl. Psicoanálisis y existencialismo. México. Ed. F.C.E. 1950, p. 50.2 Viktor E. Frankl. El hombre doliente. Barcelona. Ed. Herder. 1987, p.16-17.

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que mecanismos de defensa y formaciones relativas, como uno puede

leer en el “Journal of Psychotherapy” en Estados Unidos.3

Frankl no quisiera que se mal comprendiera su propia reacción frente

a esas aseveraciones. Por lo que a él concierne, su propia reacción

sería la siguiente: nunca estaría dispuesto a vivir por causa de una

formación reactiva ni tampoco dispuesto a morir por un mecanismo de

defensa.4

El hombre ciertamente es una computadora, la mejor hasta ahora

inventada; pero restringirlo a ser eso nada más, es lo mismo que decir

que el Quijote o La Divina Comedia no son más que el amontonamiento

de las mismas letras del alfabeto repetidas; si así fuera, se trataría de

una impresora, no de una editora. El hombre es mucho más que una

computadora.5

3. Raíces del reduccionismo

Hay que admitir que dentro de la propia dimensión estudiada, tiene

valor el reducir la atención a esa parte confrontada y reconocer que sus

afirmaciones y logros deben ser afirmativos; pero nunca podrán ser

exclusivos de otras dimensiones o niveles del objeto. En ese único

campo, prescindiendo de otros aspectos, serán verdades las

afirmaciones, pero no extensivas a otros campos, absorbiéndolos; y

precisamente este pensar unidimensional es exactamente la raíz y la

fatalidad del reduccionismo.

Esa fatalidad consiste precisamente en cerrarse a un sólo método del

conocimiento, dejando a un lado los otros. Es como si uno pretendiese

cerrar todas las ventanas de una gran sala o casa, dejando solamente

una abierta para que entre la luz. Entraría ciertamente la luz, pero no lo

mismo que si estuvieran todas las demás abiertas. Y esa unilateralidad,

por lo tanto, lleva consigo una automutilación en el conocimiento

humano. Entre otras limitaciones, la posibilidad de encontrar un

significado, un sentido a la vida y circunstancias.

3 Ibid. p. 16.4 Ibid.5 Op. cit., p. 17.

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Vale la pena referir la explicación más clara dada por Frankl.

Donde se dan dimensiones tienen que darse también proyecciones.

Yo puedo estudiar un fenómeno humano en su dimensión inferior sub-

humana, proyectarlo por vía de la investigación, prescindiendo de las

demás, no negándolas. Este procedimiento pertenece a la esencia de la

ciencia. Yo personalmente soy neurólogo y psiquiatra. Como neurólogo

veo en mis pacientes solamente sus reflejos y como psiquiatra sus

reacciones. Pero como se ha dicho, un buen médico debe también ser

humano y tiene que ver más allá de la neurología y la psiquiatría al

hombre, en el fondo de los reflejos y reacciones hay un hombre, detrás

de la enfermedad, el enfermo, el hombre que sufre, detrás del “homo

sapiens”, está el “homo patiens”. En una palabra: llega el médico hasta

las internas dimensiones, está siempre abierto a esa dimensión

humana.6

4. Reacciones frente al reduccionismo

Frente a ese reduccionismo, que en sus expresiones tanto llama la

atención, es necesario reconocer que no es solamente el Dr. Frankl

quien levanta su voz humanizadora. En la revista americana “Discover”

(“A Petient is more than the Sum of Physical Findings” Perri Klass.

Discover # 7, 1986) en un artículo dirigido a los estudiantes de medicina

el Doctor Perri Klass advierte sobre el peligro en que las refinadas

técnicas modernas pueden incurrir en olvidarse de “lo humano”. En los

mejores instrumentos de observación, o análisis de los componentes

humanos, nunca encontrarán la persona que allí está.7 Pero lo que más

llama la atención en este punto es que un científico nato de la talla de

Konrad Lorenz, Premio Nobel, en su último libro, 1985, ya desde el

título, lanza un SOS ante la deshumanización del hombre. El libro se

titula Decadencia de lo Humano.8 Así en la segunda parte del mismo,

6 Op. cit., p. 17.7 Perri Klass. “A Patienent is more than the Sum of Physical Findings” Perri Klass. Discover # 7, 1986.8 Konrad Lorenz. Decadencia de lo Humano. Barcelona. Ed. Plaza & Janes S.A., 1985.

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sienta esta tesis: Puesto que toda la responsabilidad moral del hombre

viene determinada por su escala de valores, es preciso combatir la

presencia errónea y epidémica de que sólo lo calculable y mensurable,

corresponde o pertenece a la realidad. Se ha de explicar de manera

convincente que los acontecimientos de nuestra experiencia subjetiva

poseen un grado de realidad idéntico a todo lo que se puede expresar

con la terminología de las ciencias naturales exactas.9

Este autor da mucha importancia al ejercicio de las facultades

prospectivas para apreciar formas; sería lo único que puede

proporcionar una fina sensibilidad en la captación de armonías.10 ¿Será

verdad que la percepción de lo bello y del arte son también fuentes de

verdad?

Así sucede para K. Lorenz, quien en otro lugar (Crítica del

cientificismo) afirma: “La analogía entre los procesos racionales de la

mente, reconocidos como pensamiento científicamente legítimo, incluso

por los cientificistas más radicales, y las facultades ratiomorfas es un

argumento muy convincente para hacernos ver que se han de reconocer

también las facultades cognoscitivas, que indudablemente no son de

naturaleza racional, como fuentes legítimas en el conocimiento

científico”.11 Llama “ratiomorfo” —expresión de Egon Brunswick—, a

esas facultades de la percepción, no sólo por su analogía con los

procesos racionales, sino también por su heterogeneidad

psicofisiológica.12

Volviendo a la exposición del reduccionismo, Frankl cita

expresamente, como un ejemplo de esta reducción científica de

observación de un lado nada más de la realidad, la posición de Konrad

Lorenz que centrándose en su especialidad, no niega ni afirma nada de

las otras; “contra nada tenemos nada en contra”. Así, Konrad Lorenz en

su estudio específico confiesa que no encuentra el principio de finalidad,

pero admite sin embargo la fundamental posibilidad de que exista en

otras dimensiones trascendentes a la ciencia. Lorenz no admite la

9 Op. cit., p. 74.10 Ibid.11 Op. cit., p. 80.12 Ibid.

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trascendencia al infinito, en cambio admite la trascendencia de las

dimensiones del hombre, por ejemplo de lo somático a lo espiritual. El

cae en una contradicción. Si admitiera lo primero, entonces sería no sólo

digno del Nobel de ciencias, sino también del Nobel de sabiduría.13

En una palabra, la reducción de la atención a una línea o parte del

todo sin atender a las demás partes o líneas, es justa y necesaria para la

investigación científica. Pero reducir lo comprobado en esa línea,

identificándolo con el fatídico “no es más que” hace que el todo no sea

más que una parte, una falta de lógica y un desbordar los límites para

excluir todo lo demás que no ha sido demostrado en esa investigación.

Es un salto a priori de lo científicamente demostrado a todo lo demás del

sujeto íntegro. Es la reducción del saber a un método nada más,

excluyendo los otros, con lo cual se realiza una automutilación de la

facultad cognoscitiva del hombre. Entonces se tiene el reduccionismo

clásico: ese proceder se puede comparar con el de un hombre que

mantiene un ojo permanentemente cerrado.14

Ese reduccionismo lo encuentra Frankl tanto en el psicoanálisis, que

reduce al hombre a un conjunto de instintos en conflicto, como en Adler

que reduce al hombre a complejos de inferioridad frente a la sociedad y

su correspondiente superación, como también al conductismo que

reduce el hombre únicamente a lo cuantificable y directamente

observable. En general, la psiquiatría actual, que se mantiene en lo

psicofísico, se cierra totalmente a los valores humanos: No reparamos

en afirmar, —escribe Frankl— “una psicoterapia, que se con-sidera

libre de valores, es en realidad ciega a los valores.15 Por eso la

Logoterapia expone una concepción integral del hombre.

Oigamos otra vez a Konrad Lorenz: Hablando de los diversos

organismos cognoscitivos del hombre, el cientificismo se puede definir

de forma simplificada como “la creencia de que únicamente es real lo

que es posible expresar con la terminología de las Ciencias Exactas

y demostrar mediante la mecánica cuantitativa..., único método

13 Viktor E. Frankl. El hombre doliente. p. 42.14 Konrad Lorenz. Op. cit., p. 81.15 Viktor E. Frankl. Teoría y terapia de las neurosis. Madrid. Ed. Grecos. 1964, p.191.

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cognoscitivo científico y legítimo del hombre”.16 “El tomar en

consideración el fenómeno subjetivo y sus legitimaciones peculiares, no

es sólo imprescindible en general para nuestro propósito de captar el

mundo exterior con la mayor objetividad posible. También es

especialmente indispensable cuando se necesita comprender al hombre

como sujeto cognitivo. Precisamente el término fenomenología significa

para nosotros ese conocimiento necesario para cualquier intento de

objetivación de la experimentación subjetiva y de las legitimaciones

inherentes a la misma”.17

“El desatender una facultad cognitiva significa renunciar al saber y

esto constituye el atentado más grave que pueda cometer un científico

contra el espíritu que nos guía en la búsqueda de la verdad”.18

De esta manera, el Dr. Frankl ha ido analizado las distintas

reducciones del mundo, tanto la biológica, mera combustión y oxidación;

como la psicológica, mero conflicto de impulsos e instintos –con su

proceso de desequilibrio y tensión– búsqueda de la identificación y

llegada a la meta de la desaparición de la tensión, y reposo en la

homeostasis, que tampoco da la verdadera imagen integral del hombre

en un humanismo ínmanente. La Logoterapia contiene una concepción

integral del hombre a través del análisis existencial como una explicación

antropológica de la existencia personal.

Capítulo II

I. Concepción dimensional del Hombre: Soma, Psyche y

Espíritu

16 K. Lorenz Op. cit., p. 74.17 Op. cit., p. 74-75.18 Op. cit., p. 80-81.

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1.1 En el pensamiento de Frankl sobre el hombre, –dentro de esa

“unidad de opuestos que es la persona”–, el autor distingue tres

dimensiones principales que locaracterizan:

a.- La dimensión somática, o también vital de cuyo estudio se

encarga la biología, en realidad es somático-biológica, en la cual se

percibe con toda certeza que se dan instintos: pero no son éstos los que

“tienen al hombre”, es éste el que los tiene a ellos. Constituye esta

dimensión la base y fundamentos del hombre, de cuyas leyes e

influiencia en la conducta humana, se interesa y explica sobre todo el

psicoanálisis; la base temperamental del hombre.

b.- La demesión psíquica: a la que pertenece el reino de los

sentimientos y la afectividad con todos sus problemas, frustraciones,

complejos, etc. Estas dos dimensiones componen el dinamismo

psicofísico.

c.- La dimensión espiritual, personal, existencial: en la cual el

término “espiritu” se toma sin ninguna connotación teológica ni religiosa.

Freud había dicho alguna vez en su tiempo, para definir

claramente su posición y misión, que la humanidad sabía ya que tenía

espíritu, pero ahora le tocaba a él, tener que recordarle que tiene

instintos. Frankl también se retrata al declarar que la humanidad en los

últimos decenios ha demostrado de sobra que tiene instintos, y que hoy

en día le interesa más bien recordarle que tiene espíritu y que es un ser

espiritual. “Y para cumplir con este objetivo, el análisis existencial (en

cuanto explicación antropológica de la existencia personal) intenta hacer

explícita, –desvelar y revelar– e implícita la imagen del hombre de la

psicoterapia, como si se revelara una fotografía, sacando de la latencia

la auténtica imagen del hombre.19

Las tres dimensiones del ser humano las clasifica como Soma,

Psyche y Logos. La Psyche incluye lo mental.

Hay que hacer notar, por lo demás, que al usar inderentemente

los nombres de Existencia, Persona y Espíritu para designar la tercera

dimensión, no quiere darles el sentido de meros sinónimos, sino que

cada uno de esos términos tiene un matiz correspondiente y peculiar:

19 Viktor E. Frankl. Teoría y terapia de las neurosis. (T.T.N). Ed. Grecos S.A. Madrid. 1964.

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persona desde el punto de vista fenomenológico; existencial desde el

punto de vista antropológico; y espíritu desde el punto de vista

ontológico.

1.2 El psicoanálisis trabaja con dos primeras dimensiones (Freud,

Adler y Jung) pero olvidan o excluyen la tercera. Frankl añade y tiene

en cuenta sobre todo en su terapia la tercera de una menera especial,

sin dejar de atender, –es Neurólogo– a las dos primeras.

El Logos es la dimensión específicamente humana que da unidad

a la esencia del hombre. Esta concepción del hombre y su unidad

dinámica personal, la caracteristiza o describe no a la manera de

Hartmann en tres planos, tres niveles distintos, tres escalones

superpuestos, sino más bien en la forma de tres círculos concéntricos

centrados en torno a un centro íntimo espiritual, es decir, la persona del

ser humano como núcleo del hombre.20

Figura 2

“En esta figura llama la atención que la línea divisoria de las

capas psíquicas y somáticas está representada por trazos discontinuos;

en cambio entre la capa o núcleo central y la capa psíquica no se da esa

separación, lo cual quiere indicar que el verdadero hiato, es decir, la

cesura esencial se da entre lo psíquico y lo espiritual; existe a nuestro

parecer un antagonismo psiconoético, en contraposición al llamado

paralelismo psicofísico”.21

Este antagonismo es potencial, pues muchas veces puede ser

una cooperación con lo psicofísico.

20 Op. cit.21 Op. cit.

sp

e

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En una palabra, se puede afirmar que entre lo somático y lo físico

se da una mayor fusión que entre lo psicofísico y lo espiritual, con mayor

distanciamiento ontológico. Aduce Frankl una cita de Max Scheler,

según la cual “la psicología no es sino una biología desde adentro”.22

1.3 Superior a estos dos modos de enfoque sería un modo

tridimensional, según el cual las tres dimensiones –somáticas, psíquica y

noológicas– forman la totalidad del ser humano unitario y totalitario.

Factores que aunque sean fundamentalmente distintos, y haya que

separarlos, todos se pertenecen unos a otros en el ser hombre y son en

consecuencia antropológicamente inseparables: forman una unidad

total.

“El todo del ser lo consigo sólo por el todo de mi propio ser, es decir

no sólo por un pensar, sino también por el actuar, no sólo por un

conocer, sino por un decidir; no por un saber, sino por el creer que es un

conocer que decide”.23

2. Análisis Existencial y Logoterapia

2.1 Así como el psicoanálisis por medio de la asociación de ideas

o interpretación de los sueños logra hacer consciente el inconsciente

instintivo, de parecida manera analítica, el análisis existencial hace que

emerja a la superficie al inconsciente espiritual de la Persona espiritual.

Por eso la meta y aspiración del análisis existencial en “cuanto

explicación antropológica de la existencia personal, es hacer consciente

o explicar, desplegar y revelar la imagen del hombre inconsciete e

implícito de la psicoterapia, como se revela una fotografía sacándola de

la latencia de la placa impresa”.

2.2 Hombre existencial: en el análisis existencial aparecen todos

los rasgos esenciales de un auténtico existencialismo, en primer lugar su

concepto de existencia. La diferencia de la filosofía tradicional que

concibe la existencia como aquello por lo cual una cosa se diferencia de

la nada, el existencialismo ve en este concepto aquello por lo cual el ser

22 Ibid.23 Ibid.

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humano está saliendo de sí mismo en perfecta fuga de su esencia, de lo

que era, hacia lo que puede ser, haciendose a golpes de decisiones

libres.

Según este concepto de existencia hay que distinguir dos

maneras diferentes se ser.

La Facticidad que se puede definir como un-ser-así-y-no-poder-

ser-de-otra-manera. En cambio la existencia es un-ser-así-y poder-ser-

de-otra-manera. Se trata de un ser facultativo, que tiene una capacidad

de llegar a ser algo más, no en vrtud de una programación previa, como

sucede en las cosas y animales, sino en virtud de sus propias

decisiones. Las cosas son sencillamente. El hombre, aunque en parte

esté programado, en su psicofísico, en parte no; tiene que programarse

a sí mismo en sus decisiones: el hombre existente.

Así a través del análisis existencial humano fenomenológicamente

considerado, tanto como por la experimentación clínica, llega a descubrir

la presencia de una dimensión espiritual, de una fuerza antagónica

potencialmente, no siempre, de la cual surge luego una terapia,

partiendo de lo espiritual, llamada Logoterapia. El hombre es por lo tanto

una unidad de tres aspectos o dimensiones: lo somático corporal, lo

anímico o psíquico y lo personal espiritual.

De estas tres la última es la específicamente humana. Y aunque

estos tres factores sean fundamentalmente distintos, sin embargo se

pertenecen unos a otros: pertenecen en lo que se refiere al ser hombre y

son antropológicamente inseparables.

Las dos primeras constituyen el aspecto psicofísico del hombre.

En él influyen los datos hereditarios: lo impuesto por la naturaleza, y lo

impuesto por el ámbito social –educación–; determinaciones naturales y

sociales.

La psicología moderna se ha detenido principal o únicamente, en

estos aspectos reduccionistas estudiando sus campos y conflictos y sus

fuerzas instintivas. Otras se han extendindo a las influencias sociales.

Pero, teóricamente, se ha prescindido de la dimensión tercera, el

Logos, la persona espiritual, privándose del conocimiento de los

conflictos propios de esta zona; aunque en la práctica el ser humano,

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que es el terapeuta, no pueda prescindir de hecho de ese factor olvidado

en la teoría.

La Logoterapia en cambio no sólo atiende a esa dimensión que

debe complementar el estudio de toda conducta humana, sino que le da

énfasis prioritario a esta dimensión, tanto en el estudio de la génesis y

terapia de la neurosis como, sobre todo, al estudiar la nueva clase de

neurosis –las noógenas– y también al estudiar la terapia de los conflictos

todos en general. Por eso la Logoterapia añade a la Psicodinámica la

noodinámica.

3.Importancia de la concepción dimensional del hombrre

Uno no puede menos de preguntarse ¿cómo se entiende la

multiplicidad de dimensiones y la unidad y totalidad del ser humano?

A esta pregunta responde Frankl afirmando que “el ser idéntico

que se articula en los tres alementos expresados, es un misterio que

sólo podemos acercarnos a él por analogía”, puesto que nuestro modo

dimensional de enfoque significa un intento de aproximación, “more

geometrico”. Pero en realidad no sólo podemos comprender el mundo

“ordine geométrico”, sino que también, a la inversa, las matemáticas

deben ser susceptibles de ser interpretadas “more ontologIco”, es decir

de una manera ontológica.24 A esto podíamos añadir lo dicho por

Werner Heisenberg, “que las leyes matemáticas no son leyes de la

Naturaleza, sino las de un mecanismo muy concreto del entendimiento

humano”.25

Para Frankl en este punto lo más interesante es mantener abierto

el modo dimensional de consideración y con ello nuestro interrogar. Y

así presenta la figura siguiente.

24 Ibid.25 Konrad Lorenz. Decadencia de lo Humano. Plaza & Janes Editores S.A, Barcelona. España. Primera Edición 1985, p. 77.

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La fig. 3 es la fig. 18 tomado de V.E. Frankl. Teoría y Terapia de las Neurosis

(T.T.N). Ed. Grecos S.A. madrid. España. 1964, p. 209.

Se ve en la figura presente, en la primera parte, cómo una

proyección de arriba a abajo nos da un círculo, con toda su ambigüedad,

que no permite distinguir el círculo del cono y del cilindro, ambigüedad

por haber incluido todas las dimensiones es una común.

Pero si se estudia la segunda parte de la figura, que un cilindro

proyectado desde arriba da la imagen de un círculo, y proyectado

horizontalmente da un rectángulo. Se tiene al mismo tiempo juntos “la

cuadratura y el círculo”. “Pero así como es imposible la cuadratura y el

círculo, de la misma manera tampoco puede ser reducido, por principio,

lo anímico a lo corporal, ni tampoco puede deducirse de ello”.26 Más bien

las dos cosas son inconmensurables. Pero mientras esta

inconmensurabilidad ontológica, en cualquier otra forma de enfoque,

hace saltar la unidad y totalidad antropológica auténticas, en cambio en

el marco de nuestra imagen permanence posible nuestra concepción

dimensional del hombre, aunque no sea la última palabra o explicación.

Ciertamente la fusión o unión de lo inconfundible y aparentemente

también incompatible, no se lograría nunca en uno de aquellos planos

inferiores, sino que tendrá que ser cuando se logre en la dimensión

inmediatamente superior, en el espacio de lo humano, que está

constituido por la “tercera dimensión de la Espiritual”. Claro que cuando

se dice que la dimensión humana está constituida por lo Espiritual, no se

quiere afirmar exclusivamente, que lo espiritual sea la única, pero sí la

prioritaria y específicamente humana.27

26 Viktor E. Frankl T.T.N. p. 211.27 Viktor E. Frankl T.T.N. p. 213.

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De esta manera se podrá comprender no sólo la contradicción

entre lo corporal y lo psíquico, sino también la existente entre necesidad

psicológica y libertad noológica, y cómo se soluciona a través de esta

concepción dimensional. De la misma manera la contradicción entre el

sistema neurofisiológico cerrado por un lado, y abierto frente a todo ente

transfisiológico (lo psicológico y lo noológico) resuta aparente y soluble

tan pronto como se enfoque al hombre dimensionalmente. En efecto, si

se contempla en la figura 3 la planta de un vaso o cilindro abierto por

arriba, se tiene un círculo cerrado en la base; sin embargo, visto en la

dimensión superior “abierta”, está en capacidad de recibir algo. Así se

tiene un vaso auténtico, objeto uno y tridimensional.

Lo mismo pasa con el hombre: lo espiritual, aunque no sea

evidente para muchos hoy día, es el elemento indispensable en la

totalidad del hombre, y la dimensión de lo espiritual es lo que constituye

el espacio específico del hombre, de lo humano. Y ese ser hombre

comienza a despertar en el espacio de lo corporal-anímico-espiritual. “En

esa triunidad es donde el homo humanus tiene su morada, donde reside

su humanitas”.28

Todo esto queda confirmado con la llamada “resonancia afectiva”

basada en el hecho de que según H. Kleinsorge y G. Klumbies se

comprueba electronicardiográficamente que la alegría actúa sobre los

vasos coronarios como un nitrito. En realidad, según Frankl, no es la

energía la que actúa sobre el corazón, sino más bien algún estado

hipotético en el cerebro del individuo que se alegra; es ese estado la

verdadera causa y lo que produce el efecto de los vasos coronarios. Si

esto es comprobable en el electrocardiograma, la primera tenía que ser

comprobable en el electroencefalograma, por lo menos teóricamente.29

Por lo tanto, rigurosamente hablando, una cosa como causa y

efecto –y retroefecto– no puede existir más que en la zona de la fisis,

pero no en la de la psyque, donde se dan motivo y consecuencias. El

nexo entre la fisis y la psyque no es causal –efecto y afecto que se

“cierran en un círculo causal, el sistema nervioso central”–, sino que

28 Viktor E. Frankl T.T.N. p. 214.29 Viktor E. Frankl T.T.N. p. 211-212.

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tiene que ser a la vez también abierto a otra dimensión superior, –lo

anímico y espiritual– que al penetrar en lo psicológico, posibilita al

organismo su servicio a la persona; un servicio doble conforme a su

función expresiva y a su función instrumental”.30

En resumen de esta concepción tridimensional del ser humano se

deduce que lo propiamente humano no puede captarse si no se ingresa

en la dimensión de lo espiritual, en la tercera dimensión.

En efecto, la vida vegetativa del hombre –dimensión somático-

vital– se puede explicar dentro de esa dimensión, siguiendo el circuito

cerrado causal de la misma. La vida animal se comprende dentro de lo

anímico, pero el ser humano como tal, su “Dasein”, –la existencia

espiritual personal– no cabe en el cuadro de una simple dimensión

psicomática bidimensional. Esto podría hacerse en una proyección en

ese plano bidimensional, pero no con exclusividad de la otra tercera

dimensión, por que caería en la ambigüedad y en la contradicción.31 Hay,

en efecto, cosas distintas que se proyectan como iguales: círculo cono

cilindro –base idéntica–, pero también se ve que una misma cosa se

proyecta como diversas cosas: círculo y cuadrado.

II. Concepción dimensional del hombre: tres existenciales

A.- El hombre existencial

Después de haber expuesto la concepción tridimensional del

hombre en la Logoterapia de Frankl, se pasa a exponer el carácter

existencial del mismo hombre. Esto se hace mediante el análisis

existencia. Por este enálisis, no de la existencia, sino sobre la existencia

humana, descubre Frankl en el hombre tres existenciales:

Existenciales viene a significar una vivencia fundamental en la

cual captamos nuestra propia existencia y la de las demás personas o

cosas del mundo. Unos existencialistas eligen como vivencia central la

esperanza como Gabriel Marcel, existencialista francés. Para Heidegger

es la contingencia del ser humano, ese balanceo, que nos mece entre el

ser y la nada. Sartre la encuentra en la náusea, producida por un mundo

30 Ibid.31 Op. cit., p. 209.

Page 18: Bases Antropologicas de La Logoterapia M4

absurdo y sin sentido. Son vivencias claves, a través de las cuales se

vive el mundo y a sí mismo. Ateniéndose a esta nomenclatura propia del

existencialismo, distingue Frankl en la existencia del hombre tres

existenciales, o sea manifestaciones de la persona humana, tres

vivencias fundamentales en ella, que son: espiritualidad, libertad y

responsabilidad.

Las tres son vivencias primigenias de la percepción humana,

captadas no sólo por el conocer, sino principalmente por el actuar, por el

decidirse. Las tres son vivencias primigenias irreductibles a otras o

deducibles de otras.

Más bien se trata en cada caso tanto en lo corporal como en lo

psíquico y anímico de sendas dimensiones del ser humano, pero lo

espiritual no es solo una dimensión, sino la genuina dimensión del ser

humano.32

Un avión puede moverse perfectamente en el suelo, sin embargo

no empieza a ser estrictamente hablando hasta el momento en que se

eleva. Algo semejante ocurre con el hombre: solo cuando puede pasar

del estado de la facticidad psicofísica orgánica y enfrentarse consigo

mismo, empieza a ser hombre en el sentido propio de la palabra: actúa

humanamente.33

1. Espíritu-Espiritualidad

La espiritualidad del ser humano se nos manifiesta sobre todo en la

viviencia de una fuerza, capaz de tomar distintas actitudes frente a los

instintos: ya sea dejándose llevar por ellos en la decisión que toma; o

deteniendo los impulsos antes de tomar esa decisión; o finalmente como

un poder antagónico, que elige todo lo contrario. Entonces no tendremos

un conflicto entre instintos, sino entre éstos y esa fuerza interior.

Ahondando en esta experiencia o manifiestación de la misma, Frankl

32 Op. cit., p. 219.33 Ibid.

Page 19: Bases Antropologicas de La Logoterapia M4

define el Espíritu como la capacidad de sustraerse el hombre a las

grapas del tiempo y del espacio, y poder estar donde otro u otros: es el

Bei-sein. “El ser espiritual no está sujeto a la categoría del espacio”.34

Ese estar en espíritu “presente” en una fiesta de un amigo o duelo no

es una mera frase de excusa, que tantas veces se utiliza; es una

presencia real, más activa y eficaz que la mera presencia física con

ausencia de interés en los demás. No es una presencia óntico-espacial,

sino ontológica. “El espíritu está presente en todo lo que piensa, en todo

lo que “toca” con su punta acerada”.35

Concepto de espíritu y gnoseología

De esta concepción del espíritu de una presencia real, no óntica sino

ontológica, del Bei-sein, en otro u otra persona, parte la tesis

gnoseológica de Frankl.

Para él la falla principal de los diversos planteamientos del problema

sujeto-objeto y el puente necesario, nace del intento de convertir la

realización gnoseológica en una relación fisiológica; interpretándola

desde la fisiología de los sentidos es pretender ontificar-espacializar la

relación cognitiva. Lo que es verdad en los sentidos no lo es en

referencia lógica a lo relacional (gnoseo-lógico) entre “la cosa en sí” y “el

yo en sí”.

La posibilidadd de que el ser espiritual esté presente “en otro ser” es

una facultad originaria, es la esencia de la verdad espiritual. Una vez

admiratida ésta y reconocida “nos ahorra la problemática tradicional del

sujeto y objeto con el consabido puente del yo al objeto o la absorción de

éste desde fuera hasta dentro del sujeto”.

Otra ventaja reside en la renuncia a otra cuestión: qué hay detrás de

esa posibilidad última y extrema que tiene el espíritu de “estar presente”

en otro ser. Pues en realidad no hay nada y así o se apela a la fisiología

de los sentidos, lo cual sería una petición de principio, ya que ese “estar

presente en otro” es la condición de la misma percepción o ésta resulta

34 Viktor E. Frankl. El hombre doliente. p. 107.35 Ibid.

Page 20: Bases Antropologicas de La Logoterapia M4

algo inexplicable, si no se presupone por lo menos tácitamente o

inconscuentemente, la facultad de aprender de algún modo a otro ser.

Otra cosa es cuando se trata del modo cómo esto se realiza. “Una

ontología del conocimiento sólo puede afirmar el hecho: que el ser

espiritual está presente “de algún modo” en otro ser; la facticidad, no el

contenido ni la esencia de esa presencia; pero nada nos dice sobre el

modo. Esta presencia es la condición de otras posibilidades como la

percepción, el pensamiento, el lenguaje; no es un mero resultado, sino

una condición de los mismos, como del recuerdo y la evocación, es decir

esto significa estar presente en lo distante temporal y especialmente.

Refiriéndose a ese desconocimiento del modo, anota Frankl si no

sería más correcto corregir la frase de Sócrates: “Sólo sé que no sé

nada”, por esta otra “no sé como sé algo” acompañada de esta otra de

Einstein: “Lo más incomprensible en relación con el mundo es que sea

comprensible”.36

Conocimiento esencial y conocimiento existencial

La presencia del ser espiritual en lo conocido viene a ser lo mismo

que la intencionalidad. El ser espiritual es intencional en el fondo de su

esencia y al hacerse presente en otros se hace consciente, se hace

presente así mismo.

En la filisofía de Husserl el ser cognoscente “tiene” la esencia del ser

conocido, del mero modo de ser. En cambio, el conocimiento existencial

significa no la presencia del conocido, sino la presencia del cognoscente.

“Entonces en el conocimiento existencial, la esencia conocida por el ser

espiritual revela su objetividad a éste, y la existencia conociendo a otro

ser, está presente en él “.37 De esta manera el conocimiento existencial

trasciende la escisión entre el sujeto y el objeto, o mejor dicho, es previo

a esta escisión, que viene a ser consecuencia del mismo y de fisión por

eso formada con su presencia.

36 Op. cit., p. 110.37 Op. cit., p. 111.

Page 21: Bases Antropologicas de La Logoterapia M4

Por eso la espiritualidad no se capta directamente en sí misma, sino

en sus actos y decisiones. La conciencia nos pone en la penumbra de la

misma espiritualidad, pero la raíz profunda de la misma es inconsciente.

Por lo tanto, no sólo existe el inconsciente instintivo (Freud), sino

también el espiritual, y así el “Logos” hunde sus raíces en el inconciente.

Esta raíz de la espiritualidad38 no sólo es irreflejable, sino

necesariamente inconsciente. Es como el punto rojo de la retina, que

todo lo ve, pero no puede verse a sí mismo, o como un telescopio, que

sirve para ver la luna y las estrellas, pero no para ver la tierra donde se

asienta; o como un faro, que, según el refrán oriental, “su base está a

oscuras” o como el cerebro órgano de toda sensación dolorosa centro de

toda la sensibilidad, pero insensible al dolor en sí mismo. De la misma

manera, siguiendo a Max Scheler, la Persona, centro de actos

espirituales, y de toda conciencia, no es por su parte “capaz de

conciencia de sí misma”.39 Por lo tanto, tampoco puede ser objeto de

análisis. Cuando se habla de análisis existencial, no analizamos la

existencia, sino hacemos análisis sobre la existencia. La existencia

misma sigue siendo un fenómeno primario e irreductible. El Dios

inconsciente, presencia ignorada de Dios.40

“Asimismo, cada uno de sus aspectos fundamentales, como son la

conciencia y la responsabilidad (ser consciente y responsable)

constituye un estado fenomenológico primario del mismo tipo”.41

Si se comparan otros análisis, psicoanalítico o individual, se ve que

primero presenta, en una última instancia, una limitación del yo en

cuanto a conciencia: el inconsciente no es más que la impulsividad, una

impulsividad reprimida, y pretende liberar esa represión para hacerla

consciente.

Para la psicología individual, la neurosis no es más que una limitación

del yo en cuanto responsabilidad. Ambas reducen su horizonte científico:

en un caso, se limita a la conciencia, en el otro a la responsabilidad.

38 Viktor E. Frankl T.T.N. p. 221.39 Op. cit., p. 220.40 Viktor E. Frankl. La presencia Ignorada de Dios. Ed. Herder. Barcelona. p. 29.41 Op. cit., p. 29.

Page 22: Bases Antropologicas de La Logoterapia M4

Pues bien, reflexionando sobre los fundamentos radicales en el ser

humano, se ve que la conciencia y la responsabilidad constituyen

precisamente los hechos fundamentales de la existencia humana. Ser

hombre equivale a ser consciente y responsable.42

De ahí las dos palabras semejantes en varias lenguas para designar

la conciencia y la responabilidad: Bewustsein y Gewiessen; consciencia

y conciencia.

“La espiritualidad de la conciencia mediante una autorreflexión

perfecta, no solamente no es posible (es inconsciente), sino que

tampoco es deseable que lo sea; ya que no es la misión del espíritu

contemplarse a sí mismo”.43 Lo que ve no puede ser visto, dice la

sabiduría oriental, –lo que oye no puede ser oído y lo que piensa no

puede ser pensado a la vez–. De esta manera aparece claro que la

reflexión no recae sobre el protofenómeno, sino sobre el

deuterofenómeno, no sobre mi yo, sino sobre algo mío: mi pensamiento,

mi sentimiento, mi ilusión espiritual, mi idea, mi vivencia, no sobre un

análisis de la Existencia abismal, sino con respecto a la existencia o

sobre la existencia.

Confirmando la idea de Frankl ya muy bien dijo Balmes en su libro El

Criterio: “El espíritu humano no ha sido hecho para contemplarse a sí

mismo, y el castigo de semejantes intentos han sido las tinieblas”.

Más bien es propio de la esencia humana ordenarse, ser ordenado y

proyectarse hacia algo o hacia alguien, un ideal, un valor, una persona.

La persona es como una flecha lanzada hacia fuera para realizarse,

relizando valores y personas, pues el cambio del hombre hacia sí mismo

pasa a través del mundo: el hombre no se encuentra a sí mismo, sino en

el otro.44

Cuado la Logoterapia habla de la espiritualidad, no cae en el

espiritualismo, que sería otra manera de reducir el hombre a una

dimensión, –la espiritual–, sino que tiene en cuenta los instintos y las

frustraciones, y, como terapia, tampoco excluye otras terapias ya sean

de tipo psicoanalistas o conductista.

42 Ibid.43 Viktor E. Frankl T.T.N. p.221.44Ibid.

Page 23: Bases Antropologicas de La Logoterapia M4

La persona, la “existencia” y lo “espiritual” tienen distinto matiz, según

se acerque o enfoque este algo “superior” con un enfoque

fenomenológico, antropológico u ontológico y sólo una psicología de

orientación noológica será capaz de apelar a la persona-existencial-

espiritual; y de poner en juego frente a la enfermedad psicofísica-

órganica la virtud de aquella fuerza antogónica, peculiar de lo espiritual.45

B.- El Hombre libre y responsable

1. La espiritualidad hace que el hombre sea consciente, como se

acaba de exponer, de su espiritualidad. Ahora bien, la segunda

característica existencial del ser humano, es la libertad. Esto aparecía

ya claro en la noción del hombre existencial, que es un ser que decide

libre y responsablemente.

El problema de la libertad y el determinismo, siempre ha sido

difícil de resolver, pero resulta más claro para el existencialismo, porque

a la pregunta “¿Qué es el hombre?, responde “Un ser que decide”. Pero

será un problema siempre oscuro en su explicación, el que sea

responsable ante algo o ante alguien”.

2. La concepción de Frankl sobre la libertad, está trazada en

líneas bastante transparentes y progresivas.

a.- Concede en primer lugar que, a la manera de los otros

existenciales, como la espiritualidad, es un fenómeno primigenio de

conciencia que no es dedudible de otro anterior y por lo tanto irreversible

a otro. Y por eso mismo, algo no se puede demostrar racionalmente,

pero sí mostrar vivencialmente porque lo vivimos. Sería temerario

intentar demostrar racionalmente la espiritualidad; pero, al mismo

tiempo, no se puede negar una reflexión sobre vivencia fundamental.

Alguien ha dicho que la demostración más palpable de ese “poder

interno y espiritual” es precisamente el tormento de la indecisión, la cual

no se experimenta en las cosas, que no dependen de nosotros.

45 El hombre doliente. p. 181.

Page 24: Bases Antropologicas de La Logoterapia M4

b.- En segundo lugar plantea el problema, diciendo que no

depende o es cuestión de “Determinismo e Indeterminismo”. Sino más

bien de Determismo y Pandeterminismo.46

La Libertad según Frankl

a.- Hace notar que frente a la afirmación de esta vivencia y

seguridad que se tiene de la libertad, los deterministas no niegan que el

hombre experimente esa vivencia, lo que dicen es que esa vivencia es

una ilusión, no una verdad objetiva; es un autoengaño; el hombre se

experimenta a sí mismo como si fuera libre.47

“Hasta aquí estamos ante dos afirmaciones, pero ninguna

prueba”. Se puede replicar de distintas maneras ante el errror en que

están los deterministas. Los filósofos deterministas no son los únicos

que niegan la existencia de la libertad en el hombre: también los

esquizofrénicos paranoides aseguran lo mismo, con la diferencia de que

éstos se experimentan también como no-libres y demás limitan su

afirmación a su propia voluntad, “no generalizan”.

Al mismo tiempo advierte a los filósofos deterministas que ellos

mismos pueden experimentar su voluntad como no libre o borrar la

“ilusión” de la libertad. “No se necesitaría más que tomar una

determinada cantidad de 0.000030 gramos de dietilamida del ácido

lisérgico. Produciría una intoxicación que se expresaría en estados de

despersonalización y desrealización; tendrían la sensación de no tener

piel, o de tener piernas muy largas, la sensación de ser títeres

autómatas”. Bajo el influjo del ácido lisérgico no se vive, sino que se

transcurre.48

Después de esta reflexión tan racional, pregunta con profunda

ironía, “¿será, pues, necesario ingerir dietilamida del ácido lisérgico para

poder experimentar uno mismo la verdad del determinismo y del

subrealismo de no tener libertad? ¿Será tal la calidad de esta verdad del

46 Viktor E. Frankl. Psicoterapia y humanismo. FCE.1987, p. 56.47 Viktor E. Frankl. Homo Patiens. Ed. Platín. Buenos Aires. 1995, p. 68.48 Viktor E. Frankl. Psicoterapia al alcance de todos. Herder. Barcelona. 1983, p.142.

Page 25: Bases Antropologicas de La Logoterapia M4

determinismo, que sólo bajo condiciones tóxicas, puede ser

experimentada?49

¿Será necesario intoxicarse, drogarse para borrar la ilusión de la

libertad? Es más fácil admitir que la droga cause y no que anule la

ilusión y el engaño de la percepción.

b.- Esa vivencia de la libertad no es ciertamente una libertad

absoluta y total; sería la omnipotencia. Está en cambio marcada y

circunscrita por los límites que le trazan los determinismos que la

circundan; es limitada.

Precisamente ahí radica la novedad y originalidad de la definición

de Frankl: la libertad es la capacidad que tiene la persona espiritual de

tomar una actitud u otra frente a los determinismos o condicionamientos

impuestos, ya sea por la herencia ya sea por la sociedad. Esta

concepción admite los condicionamientos; pero estos no son

necesitantes y dominadores; dejan un campo y ámbito para la libertad.

c.- Frente a qué es libre la persona

1. La persona es libre frente a los instintos e impulsos. Esa fuerza

superior del Espíritu tiene la libertad de tomar una decisión frente a los

instintos: aceptación, suspenso o, en contra, sobreponiéndose a ellos.

Freud en una carta a María Bonaparte escribía según su

mentalidad materialista (en teoría, aunque no en la práctica) que, si se

pone un conjunto de personas de diversa condición social –económica,

sexual, religiosa– en idénticas condiciones de presión, de hambre, muy

pronto tendríamos igualado el nivel del hombre; no pensarían más que

en comer, ni hablarían más que de comer ni soñarían más que en

comer, etc. Desaparecerían todas las diferencias, sólo reinaría el imperio

del hambre.50

Pero fue percisamente lo contrario lo que sucedió con ese

experimento en los campos de concentración. En ellos y en esas

circunstancias iguales los hombres se diferenciaban. Los viles se

49 Op. cit., p. 143.50 Viktor E. Frankl. El hombre doliente. p. 78.

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desenmascaraban y los santos también se manifestaban. El hambre era

igual para todos, pero los hombres se diferneciaban. Como reza el título

de un Bestseller: “No es cuestión de calorías”.51

Aquí se puede ver en última instancia que la conducta humana no

está dictada por los instintos, sino por una decisión que hace el hombre.

Se dé cuenta él o no, él decide, ya sea a favor o en contra de los

instintos. Es decir, sea cual fuere la medida o proporción en que se deje

determinar por ellos, siempre él es quien decide. El determinismo

absoluto no existe, como quedará patente por las siguientes

observaciones.

2. Lo mismo hay que afirmar sobre la independencia frente a la

herencia o, lo que es lo mismo, el no determinismo total hereditario.

La ciencia sería de la investigación sobre la transmisión

hereditaría ha demostrado, en este punto, que el hombre es libre

también frente a sus predisposiones heredadas. Es clásica la conclusión

de un estudio del Dr. Langer sobre mellizos univitelinos (por lo tanto con

predisposición idéntica por ser idénticos los genes) y cuya vida estudió

el Doctor desde el nacimiento hasta la edad madura. Uno de ellos

resultó un criminal refinado y el otro criminalista igualmente astuto y

refinado. La característica común de ambos era la astucia perspicaz y el

refinamiento, pero mientras en uno éstos se plasman en la comisión del

crimen, en el otro lo hacen en el estudio del mismo. Por eso aquí se

cumple lo que había dicho Goethe: “No hay ninguna virtud que no

pueda convertirse en vicio ni vicio que no pueda convertirse en virtud”.52

También lo confirma con el testimonio de una psicóloga que

constata su identidad de gustos con su hermana melliza: vestidos,

música... hombres. No existe más que una diferencia entre ellas, la una

es psicóloga, la otra es neurótica.53

Libre frente al medio ambiente

51 Viktor E. Frankl. Psicoterapia y humanismo. p. 51.52 Viktor E. Frankl. El hombre doliente. p. 146-147.53 Ibid.

Page 27: Bases Antropologicas de La Logoterapia M4

Este condicionamiento o determinismo no es el determinante fatal

de la conducta humana. Ciertamente el hombre es influido fuertemente

por estos tres condicionamientos expuestos, pero el que dice la última

palabra es la decisión libre del individuo; ésta actúa superándolos a la

altura de la persona en un sentido o en otro. Se ha referido

anteriormente el “test” imaginario propuesto por Freud para llegar a un

igualitarismo por una necesidad común (comer, hambre), que no resultó

en los campos nazis de concentración y que demuestra la autonomía

humana frente a los instintos, como es el de la conservación. Pero

también vale para distanciar a uno del ambiente o sociedad, que domina

y esclaviza. El hombre en verdad no es independiente de los instintos y

condiciones sociales, pero siempre puede tomar una actitud propia

frente a ellos, constructiva o demoledora.

“Aparecieron los canallas que robaban el alimento cuando podían

y el hombre que visitaba a sus compañeros en la celda repartiendo el

pedazo de pan negro que recibió. Entre estos honrados como personas

y aun santos podemos citar el caso del Padre Maximiliano Kolbe, que

se ofreció a salir al frente de fusilamiento respondiendo al nombre de

otro prisionero padre de familia de siete hijos y dio la vida en lugar de

él”.54

Idéntica comprobación aparece referida en el American Journal

of Psychiatry 1954 respecto al testimonio de los soldados americanos

presos en el cautiverio norcoreano. “Hubo entre ellos bastantes ejemplos

de una conducta extremadamente altruista como tambíén de las formas

más primitivas de luchar por la supevivencia”.55

En esos ambientes hostiles no sólo deja de darse en algunos “una

recesión”, como se interpretaba psicoanalíticamente, sino que se da una

auténtica progresión humana, moral y, aun a veces, religiosa la que ha

brotado en más de un recluso por causa de la prisión, una relación

inconsciente y reprimida hacia Dios, la que no debe infravolorarse como

una religión de las trincheras (o “Fox Hole Religion” en América) que

aparece en situaciones de peligro. Cree Frankl que la religión, que no se

54 Op. cit., p. 78.55 Viktor E. Frankl T.T.N. p. 186, nota al pie de pág. # 8.

Page 28: Bases Antropologicas de La Logoterapia M4

tiene hasta que le sale a uno al paso la adversidad, es preferible a

aquella que sólo se tiene mientras le van bien las cosas, llamadas

“bussines-man religion”.

Esta concepción de la libertad humana pone delante dos

consecuencias relativas a la educación. La meta final de la educación

como la de la misma terapia o psicoterapia obliga a tener en cuenta

primordialmente este poder libre del espíritu con su capacidad de

reaccionar frente a los síntomas de diferentes maneras.

En segundo lugar, la propia educación consistirá en desarrollar

esta capacidad de decisión, para que sea la propia persona la que

aprenda a tomar decisiones positivas, racionales y correctas. El lema

para la juventud será en términos existencialistas: Tú serás lo que te

hagas.

Ahora bien, esta voluntad de tomar posición y decisión no puede

reducirse a una categoría instintiva, así como tampoco el deber puede

reducirse a un mero querer. Por eso se ha añadido a la decisión las

características de racional, correcta y también responsable.

Así se llega a la consideración del tercer existencial humano, que

es la responsabilidad.

Page 29: Bases Antropologicas de La Logoterapia M4

Capítulo III

1.1 Las dos caras de la libertad

La libertad humana está caracterizada en el análisis existencial

por dos elementos: uno limitativo y otro amplificador. El primero limitativo

consiste en que afirma ser libre el hombre condicionalmente, es decir,

dentro de sus posibilidades físicas, dentro del ámbito circunscrito por sus

condicionamientos. La libertad humana no es absoluta ni omnipotente,

es limitada y relativa. Pero, por otro lado, tiene un elemento amplificador

ya que no declara al hombre simplemente libre, sino reponsable. Por lo

tanto, se mueve entre estos dos extremos: ni omnipotencia ni

arbitrariedad.

La primera cara de la libertad dice independencia de coacción, de

presión, de imposición, de los instintos, de la herencia de

condicionamientos sociales. Pero este factor o esta cara es más bien

negativa, o mejor dicho, la condición para ser libre y poder elegir y

decidir.

La segunda dice independencia para: para realizar un sentido en

su vida, un valor, un ideal, una persona; y esta vertiente se llama

responsabilidad. Sartre sólo tiene en cuenta el primer elemento: la

independencia de ...El joven rebelde también. Por eso flota en el vacío

existencial, sin causa ni reponsabilidad.

Ahora bien. Teniendo en cuenta el concepto existencialista de que

el hombre se hace a sí mismo a gólpe de decisiones libres, está claro

que tiene el hombre una existencia primordial de realizarse; de ahí que

ese “para que” consiste en su responsabilidad ante el propio devenir

hombre perfecto; responsabilidad ante el sentido de la vida que debe

realizar. Por esta razón el devenir humano tiene un carácter inequivoco

de respuesta. No es tanto el hombre el que propiamente pregunta a la

vida, es más bien ésta la que pregunta al hombre en cada situación, y es

el hombre el que tiene que decidir y responder. Por eso mismo la vida

Page 30: Bases Antropologicas de La Logoterapia M4

humana es una auténtica pregunta permanente a la que el hombre debe

responder. La respuesta será dada por la acción o la actitud.

Por esta razón, al hablar del influjo pedagógico, no es suficiente

hablar de la capacidad de tomar decisiones; debe completarse esta

exigencia con la otra: que esta capacidad sea tomar decisiones

racionales, correctas, enriquecedoreas, y no demoledoras de la persona;

que responda afirmativamente a las pregunras de la vida. Así como la

indecisión puede ser y de hecho la es muchas veces enfermiza, y

siempre señal de infantilismo, la decisión superficial e irreflexiva será un

signo no menos infantil. El porvenir es nuestro en la manera y medida en

que se dé una decisión responsable.

1.2 ¿Para qué es libre el hombre?

La respuesta de la Logoterapia es tajante: “El hombre es libre para el

cumplimiento o realización del sentido concreto de la existencia

personal”.

En la vida humana existen posibilidades fundamentales para darle

sentido a la vida y son las posibilidades de realizar valores, ya sean

vivenciales, ya de creación, ya de actitud frente a lo inevitable. En el

transcurso de esta vida hay alguna o varias de estas posibilidades. “La

vida tiene sentido hasta su último aliento”. Ser responsable es “la

esencia de la existencia humana”. Anticipándonos a la motivación de la

conducta humana se puede ya advertir cómo aquí se da un salto a la

esfera de los valores, con los que puede enriquecerse el ser humano.

Estos no empujan al hombre como los instintos que impulsan, sino que

lo atraen desde adelante.

1.3¿Ante qué o quién es responsable el hombre?

Este es un problema que debe resolver cada uno. No se le puede

imponer la opinión a nadie.

La responsabilidad del hombre lo enfrenta en primer lugar con su

propia conciencia. La responsabilidad del hombre frente al devenir es

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una instancia objetiva dirigida al propio ser humano, en su carácter de

devenir más que de ser; de algo que se está haciendo. Devenir lo que

puede y debe ser. La conciencia es un fenómeno primario e irreductible

propio de la espiritualidad y de ninguna manera un epifenómeno. Se

podría definir o descubrir operativamente como aquello que, ante un

problema o decisión, nos hace preguntar ¿Qué es lo que debo hacer

para ser lo que debo ser? Si hago lo que debo hacer, soy lo que debo

ser; si no lo hago, no soy lo que debo ser.

Freud había identificado la conciencia con el super-ego. Hoy muchos

psicoanalistas sostienen que la verdadera moralidad no puede fundarse

en el super-ego. “A veces se ha cometido un casi universal error al

confundir la conciencia con el super-ego... La conciencia es

fundamentalmente trascendental y por lo tanto no es identificable

psicológicamente”.56 Lo demuestra también el hecho de que en la edad

de identificación del individuo, la juventud, se revela éste contra el super-

ego en nombre de su propia conciencia personal.

La pseudo-conciencia del niño o conciencia introyectada por los

padres en el niño es el super-ego. Pero la conciencia propia que se

despierta en la adolecencia y en la juventud se revela contra el super-

ego (familia, sociedad, etc.) asimilando los valores introyectados que le

convencen y desechando los que no le convencen superficiales o

pasajeros.

Pero avanzando sobre la responsabilidad, el hombre no puede

responsabilizarse ante sí miso. En toda respuesta hay una alteridad: uno

que pregunta y otro que responde. Para Frankl detrás de la conciencia

hay una entidad sobrehumana, aunque con mucha frecuencia

inconciente para el hombre. La conciencia es trascendente: supone

alguien distinto y superior al hombre, de quien nacen esas instancias y

esas preguntas.

1.4 A llegar a este punto del conocimientos del hombre como ser libre

y responsable, se impone una distinción certera del profesor Frankl entre

causas, motivos y razones. Es verdad que todas las elecciones son

56 Viktor E. Frankl. La presencia Ignorada de Dios. Herder. Barcelona. 1984.

Page 32: Bases Antropologicas de La Logoterapia M4

causadas, pero están causadas por el que las elige.57 Pero no todo lo

causado es motivado. Si alguien está cortando rodajas de cebolla,

puede ser que llore. Estas lágrimas tienen una causa. Pero no tienen

ningún fundamento ni motivo. Si se hace montañismo y se llega a una

altitud de tres mil metros, experimentamos la sensación de opresión y

ansiedad. Esto puede proceder de una causa o de un motivo. La falta de

oxígeno puede ser la causa; pero también puede suceder que el

montañero este mal equipado o escasamente entrenado y entonces se

tiene un motivo para la opresión, y la ansiedad tendrá una razón.58 La

confusión de ambas cosas tiene lugar cuando se concibe al hombre

como un sistema cerrado, en el cual tan sólo se tienen en cuenta las

fuerzas que empujan y no los motivos que atraen. Entonces el ser

humano queda codificado, despersonalizado. La carencia de esta

diferenciación es la raíz del pandeterminismo.

La razón y el sentido apuntan a objetos intensionales: son el

logos, al cual tiende la psique. Si la psicología ha de ser merecedora de

su nombre debe reconocer las realidades tanto del logos como de la

psique.

Si se suprime lo carcterístico del hombre, su relación especíifica

con los valores y significados; si las razones y los valores se sustituyen

por procesos condicionantes; son entonces “los persuasores ocultos” los

que realizan el condicionamiento, los que manipulan al hombre y

viceversa; si alguien ha de manipular a seres humanos, ha de

codificardos primero y, a este fin , adoctrinardos con arreglo al

pandeterminismo. Escribe Skinner: “tan sólo despojado al hombre

autónomo podemos transformar las auténticas causas del

comportamiento humano, desde lo inaccesible a lo manipulable”.59 Y

añade: pertenece a la misma naturaleza del a análisis experimental de la

conducta humana el hecho de sustituir al hombre autónomo en las

funciones previamente adjudicadas a él y transferirlas una por una al

control ambiental.

57 Viktor E. Frankl. Psicoterapia y humanismo. p. 51.58 Op. cit., p. 56.59 S. Skinner. Más allá de la libertad y la dignidad. Ed. Fontanela Barcelona, 1973. p. 274.

Page 33: Bases Antropologicas de La Logoterapia M4

Este análisis, es decir, el de la conducta ambiental, deja cada vez

más funciones que desempeñar al hombre autónomo. El análisis

científico de la conducta humana desmantela al hombre autónomo y

reintegra el control al ambiente.60

Ahí se tiene una descripción escandalosamente reduccionista a la

que Frankl responde: En primer lugar, niega que los procesos

condicionales sean verdaderas causas del comportamiento humano; que

la causa auténtica sea algo inaccesible siempre que no se niegue la

calidad humana al comportamiento del hombre sobre una base

apriorística; fianalmente que la calidad humana no puede revelarse si no

reconociendo que la auténtica “causa” de un determinado

comportamiento humano individual, no es una causa sino una razón.61

A lo cual se podría añadir que el hombre, junto a la dimensión

psicológica y psicosocial, se completa con una dimensión espiritual en

libertad; llamar a esa imagen del hombre homúnculo, es no sólo un

chiste desgraciado, sino una torpeza de lenguaje pervertido. Un autor –

Ludwig von Bertalanffy– añade que el concepto del hombre como

robot fue una fuerza poderosa motivacional en sí misma. Fue la base de

la ingeniería conductista en la publicidad y la propaganda comercial,

económica y política.62

1.5 Comentario: La libertad y algunos problemas sociales actuales

Esta concepción de la libertad en sus dos vertientes –

independencia-de e independencia-para- arrojar luz para aclarar algunos

problemas actuales de tipo social y educacional.

En la desmedida ansia de libertad, que devora a muchos jóvenes

de hoy, se cae en la tentación de no tener en cuenta más que el primer

aspecto de la libertad: independencia de coacción, imposición,

60 Viktor E. Frankl. Psicoterapia y humanismo. p. 57.61 Op. cit., p. 58.62 Op. cit., p. 57-58.

Page 34: Bases Antropologicas de La Logoterapia M4

independencia de la mayor parte de las cosas, incluidos los propios

padres, y de toda norma obligante: autoridades, normas elementales de

la vida como el tener que trabajar, etc. Pero no se atiende para nada a la

independencia-para... y, al no tener nada positivo que realizar, se

quedan flotando en un vacío existencial.

Sin tener ningún para qué en la vida y huyendo de toda auténtica

dependencia, caen fácilmente en la esclavitud del grupo, de sus

pasiones y de los vicios. La libertad para es una orientación para realizar

valores y así realizarse a sí mismo, dando sentido a la vida.

Otro problema también iluminado por la original noción de libertad,

es el que se presenta con frecuencia sobre si la sociedad es por sí

misma restringidora de la persona o enriquecedora de la personalidad, y

educadora y amplificadora de la libertad. No se trata evidentemente de si

puede haber un tal tipo de sociedad esclavizante, sino de la naturaleza

misma de la sociedad. A la luz de la distinción frankliana parece claro

que la sociedad disminuye en efecto la independencia-de, imponiendo

normas, leyes, disposiciones, por ejemplo, de tránsito. Pero, al mismo

tiempo, no se puede negar que aumenta y dilata la independencia-para,

brindando nuevas oportunidades, por ejemplo, buenas vías de

comunicación. Lo mismo se podría decir del matrimonio, como primera

sociedad humana, y de cualquier otra sociedad: la unión de esfuerzos

vinculares, para aumentar las posibilidades de hacer juntos lo que no se

puede hacer separados y desunidos.

2.1 Destino y Libertad

El destino es parte del hombre como el suelo al que le ata la ley

de la gravedad. El hombre tiene que mantenerse erecto ante su destino

y mantenerse de pie ante el suelo que pisa. La dialéctica humana

consiste en esa combinación aparentemente extraña de unir dos cosas

que nos parecen incompatibles: el destino y la libertad.

Dice Frankl: libertad sin destino no es posible. La libertad sólo

puede ser libertad ante un destino. El hombre es libre, pero está

circundado por infinitos condicionamientos, sin los cuales no puede vivir

Page 35: Bases Antropologicas de La Logoterapia M4

y ejercitar su libertad. No está en el vacío, se halla en medio de muchos

vínculos.

Estos vínculos son exactamente el punto de apoyo de la libertad;

por eso el tener que contar con ellos no significa sometimiento.

Una comparación del suelo por el que el hombre camina: es

trascendido a cada movimiento en la marcha y el suelo solamente lo es

en la medida en que es trascendido.

De esta forma se podría definir al hombre como un ser que va

librándose a cada paso de aquello que lo condicona. Es decir, que va

trascendiendo todos esos condicionamientos al superarlos.

Esta paradoja define el carácter dialéctico del hombre, uno de

cuyos rasgos esenciales es el de permanecer siempre abierto y

problemático para sí mismo. Su realidad es siempre una posibilidad y su

ser un poder. El hombre no se agota nunca en su facticidad, en hechos

o datos inconmovibles, sino en las posibilidades de ser de otra manera.63

El hombre, en frase de Jaspers, es un ser que decide. Pero ¿qué

es lo que decide y cómo lo decide?

El decide lo que es “Tú serás lo que te hagas”, decía un educador

a sus alumnos. ¿Cómo decide? –superando y transcendiendo las

determinaciones o condicinamientos, que son el punto de apoyo de su

libertad. De esta manera los supera. Las decisiones son tomadas en el

entorno de dos factores impuestos, que representan:1- El destino

biológico (las disposiciones impuestas por la herencia); 2- El destino

sociológico: La situación y la circunstancia. Las disposiciones biológicas

y las situaciones son dos engramas, que dejan abierto el campo y

forman las limitaciones de esa capacidad de tomar en libertad una

actitud u otra.

Pero a estos dos destinos impuestos por la herencia y la sociedad

ambiental, se podría añadir otro tercero: El destino psicológico. Es decir,

la actitud anímica del hombre, que se interpone a la acción de la libertad

espiritual.

Definición de destino. El destino se concibe como opuesto a la

libertad y se llama destino a lo que se sustrae directamente de la libertad

63 Op. cit., p. 129

Page 36: Bases Antropologicas de La Logoterapia M4

del hombre. Lo que no se halla en su poder ni es de ello responsable.

Pero no se puede olvidar que toda libertad humana se mueve siempre

en el espacio del destino. Ya que sólo puede el hombre desplegarse en

él contando con él.

Del destino forma parte todo lo pasado que es ya incambiable. En

factum hecho fatalidad, pero el hombre es todavía libre ante su pasado y

su destino. El hombre, en efecto, es libre para situarse ante el pasado en

una actitud sencillamente fatalista o, por el contrario, aprende del pasado

para situarse en el presente y enfocar el futuro; aprende de él.

2.2 El destino biológico

La influencia del destino biológico en la vida humana es innegable

y cada vez más importante. Pero en el hombre normal no es una fuerza

faralista, ante la cual no queda más que doblegarse a ella. No se debe

caer en el fatalismo. Quien considera que no queda en el hombre

ninguna posibilidad o margen para influir, por la libertad, sobre las

disposiciones de los factores biológicos, paraliza la voluntad de hacer

frente al destino interior del hombre: “quien considere su destino como

sellado, jamás estará en condiciones de llegar a dominarlo”.64

Es evidente que en una estructura biológica normal quedará

limitada la capacidad de tomar una opción frente a un condicionamiento

agudo.

A veces resultará ocioso el enfrentar a cada paso el poder del

espíritu y el poder de la naturaleza. Ambos factores forman parte del

hombre y se complementan. Lo cierto es que la ciencia moderna y las

investigaciones sobre el cerebro humano están alcanzando altas cotas

de influencia sobre ciertas anormalidades cerebrales. Continuamente

nos enteramos de personas que han logrado de una manera ejemplar

vencer las dificultades, entorpecimientos y limitaciones originarias, que

dificultaban su libertad por la base biológica, y han superado luego los

obstáculos, que originarimente encontraban para el desarrollo de su

espíritu. Siempre queda como un slogan aleccionador ese dicho

64 Op. cit., p. 136.

Page 37: Bases Antropologicas de La Logoterapia M4

americano “to do one’s best”: hacer lo mejor que se pueda por que parte

del paciente o minusválido.

2.3El destino psicológico

Los enfermos neuróticos tienden a creer ciegamente en el destino

inexorable (en un sentido psicológico), recluyéndose en una debilidad de

carácter o de voluntad, o en el “yo soy así y no puedo cambiar”. El

neurótico no cae en la cuenta de que no hace más que remachar el

clavo de su debilidad y aumentar de esta manera su impotencia. “El Yo,

quiere. El ello, impulsa o crea una tendencia... Así pues el Yo nunca es

sencillamente impulsado. El navegar a vela no consiste en que el barco

se deje impulsar por el viento: el arte del marino, que tripula un barco,

consiste por el contrario en saber utilizar y orientar la fuerza del viento,

haciendo que éste empuje el barco en la dirección deseada, incluso en

contra del viento”.65

Nosotros no podemos controlar los vientos, pero sí podemos manejar

las velas; si sopla viento norte-sur no lo podemos evitar. Pero sí

podemos evitar que nos lleve al sur manejando las velas.

¿En qué consiste la tan llevada fuerza de voluntad?

Frankl nos responde: no existe una voluntad originariamente débil. El

neurótico hace de la fuerza de la voluntad una hipóstasis (una especie

de identificación personal), pero no se trata de algo estático y definitivo

permanentemente, sino de algo que está en función de los siguientes

factores: una clara visión de la meta perseguida, una decisión honrada

(auténtica) y un cierto adiestramiento. Si tiene una idea fija de que

realmente no puede y que todo esfuerzo lo llevará al fracaso, ya está

fracasado. Como dice el consejo ascético: “no hay mejor fracasado que

el que no quiere luchar”. Esto se confirma con el caso de una

esquizofrénica, que a la pregunta si era débil de voluntad, respondía:

“soy débil de voluntad, cuando quiero; cuando no quiero, no lo soy”. Esta

sabia respuesta de la psicópata habría podido enseñar que el hombre

tiende a ocultar su propio libre albedrío detrás de su supuesta flaqueza

de voluntad. ¿Miedo a la libertad o a la responsabilidad?

65 Viktor E. Frankl. Psicoterapia y humanismo. p. 140.

Page 38: Bases Antropologicas de La Logoterapia M4

Habrá que decir también que a veces este fatalismo neurótico se

debe no tanto a las excusas sobre sus educadores, sino a la influencia

de ciertas teorías. A este capítulo pertenecía la enferma que, después

de una tentetiva de suicidio, repondió a las preguntas del psiquiatra:

“¿Qué quieren ustedes que haga? Soy una típica hija única de esas de

que habla Adler”. La ley de la Psicología individual, en que se refugiaba

esta enferma, es una ley que sólo rige teóricamente para el observador;

pero desde el punto de vista práctico, esta ley rige en la medida que

queremos nosotros mismos.

Algo parecido cabe decir de la excusa en las propias limitaciones,

atribuyéndolas a la educación, cuando la actitud correcta sería

corregirse de los propios efectos mediante la autoeducación de quien los

padece.

Por eso el fatalismo neurótico es una huida de las responsabilidad

frente a lo impuesto por los demás y frente a las tendencias y

predisposiciones adquiridas.

Finalmente, una de las motivaciones para hacer frente, en casos

sobre todo de enfermedades mentales, es la forma de reconciliación con

el destino, que representa la enfermedad. Al revés, la lucha constante

contra esas situaciones fatales, es lo que conduce al enfermo a una

depresión acentuada; en cambio, la aceptación o resignación paciente

de los estados patológicos lo pone en mejores condiciones para

sobrellevarlos. Esto pertenece de lleno a las tácticas logoterápicas. La

actitud frente a lo inevitable.

2.4El destino sociológico

Todo individuo vive dentro de una trama social, que lo envuelve como

un nuevo ambiente o clima. Por una parte, su vida está condicionada al

organismo social; por otra, se le educa simultáneamente con miras a la

comunidad, hasta el punto de que se puede hablar de una causalidad

social, que moldea al individuo o pretende hacerlo; y de una finalidad

social; pero, teniendo siempre en cuenta que las leyes sociológicas no

determinan nunca al individuo ni eliminan su libertad y tienen que pasar

Page 39: Bases Antropologicas de La Logoterapia M4

por una zona de libertad individual antes de poder manifestarse en el

individuo mismo y en su conducta; y frente a ellas siempre retiene un

margen de libertad, una posibilidad de acción, como la conservaba

también frente a los condicionamientos biológicos y psicológicos.66 Por

otro lado, en lo que atañe a la finalidad, no se puede admitir la teoría del

anális individual, según la cual solamente es valioso lo que sirve o

aprovecha a la comunidad. Esto sólo conduciría a un empobrecimiento

de los valores de la existencia humana. En efecto, además de lo útil

existen otros valores vivenciales, como la contemplación, la sociedad,

los valores de actitud y la dignidad humana.

Este factor social de la vida humana puede concebirse como la base

o la meta de la vida, puede también considerarse como verdadero

destino, como algo que escapa a la voluntad humana, la presiona

constantemente y la reta al combate para no dejarse aprisionar por él.

Sería en este sentido otro elemento fatal en el hombre, junto al destino

biológico y psicológico. El Doctor Frankl es un testigo vivo y fehaciente

de lo que el hombre en este siglo ha tenido que hacer bajo la acción de

las condiciones o presiones sociales. “Las reclusiones en los campos de

concentración y las abundantes experiencias psicológicas realizadas en

ellos, permitieron trazar el cuadro patológico de la llamada enfermedad

de las alambradas y las consecuencias de la guerra de nervios. Pero

también al mismo tiempo la vida de masas en esos campos, es lo que

más ha contribuido a enriquecer las investigaciones de la psicopatología

de las masas”.67

Por eso la Logoterapia con su lógica implacable encuentra en el

análisis existencial de la persona espiritual humana, dos características

o propiedades específicas de suma importancia para la terapia.

3. Características de la Persona Humana que aclaran más la libertad

3.1 Autotrascendencia

66 Op. cit., p. 146.67 Op. cit., p. 147.

Page 40: Bases Antropologicas de La Logoterapia M4

No se trata aquí de la trascendencia de la persona humana sobre las

dimensiones inferiores ni mucho menos de la trascendencia absoluta

que está por encima de la persona, sino de aquella capacidad de la

persona humana que, no solamente no está cerrada en sí misma, sino

que está en apertura permanente hacia algo que está fuera de sí misma:

el mundo de los demás, un valor por realizar, o una persona por

encontrar con el amor.

La autotrascendencia está definida por Frankl: “La autotrascendencia

hacia algo o alguien, fuera de sí mismo; hacia un sentido por realizar, o

una persona que sale al encuentro en el amor”.68

El hombre se trasciende a sí mismo y al mundo circundante por su

espiritualidad. Y, al hacer esto, se levanta por encima del nivel de lo

somático y psíquico –que son el aspecto objetivo– y entra en el marco

de lo genuinamente humano, lo noético, que es el aspecto subjetivo de

su espiritualidad.

Según esto, ser hombre significa un ser orientado hacia otros,

apuntando hacia algo distinto de sí mismo: un valor o una persona. En

todo caso, el ser humano lo es auténticamente en la medida en que

exista al servicio de una causa o de un amor. La esencia de la existencia

humana reside en esta capacidad de autotrascenderse y “comprendo

con este nombre que el ser-hombre es llamado a estar saliendo de sí

mismo y por encima de sí mismo, orientado hacia algo que ya no es él

mismo, hacia algo o hacia alguien, hacia un sentido que quiere

realizarlo, satisfacerlo o hacia otro ser humano, que lo encuentra en el

amor”.69

3.2 Autotrascendencia e Intencionalidad

Considerada desde el punto de vista del nivel cognitivo, la

autotrascendencia se refleja en la forma de intencionalidad de todos los

actos espirituales. Es decir, que, al mismo tiempo, está la capacidad del

espíritu humano de transvolar por encima del “contenido consciente” y

68 Viktor E. Frankl. El hombre doliente. p. 210.69 Viktor E. Frankl. Der Mensch auf der Suche nach Sinn. Herderbücherei. Stuttgart. 1959, p. 75. (traducción libre del autor).

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aun a través de él hacia un objeto trascendente a la conciencia. Esto es

lo que caracteriza al espíritu humano en cuanto tal, por constraste con el

modo de funcionar del psiquismo de los seres vivos no humanos.70 Esta

trascendencia marca con gran relieve la diferencia del ser humano y el

ser animal. Lo confirma Gehlen, Porschmann, así como también K.

Lorenz, cuando afirma que entre ambos seres –animal y humano– se da

una diferencia cualitativa y no gradual únicamente.71

La autotrascendencia es una cualidad de la realidad humana, es una

especie de intencionalidad, pero más amplia que la intencionalidad de

los actos cognitivos, tan señalada por los fenomenólogos. Es un

fenómeno más amplio, un auténtico encuentro entre dos “yo”, y un modo

de coexistencia más abierto al Logos, que resulta de una convergencia

de ambos en el logos.72

3.3 Mero encuentro y amor

También aquí encontramos una diferencia entre la intencionalidad

convertida en encuentro y el amor. El encuentro, en el sentido más

amplio del término, nos hace darnos cuenta de la cualidad humana del

otro; esa convergencia en el Logos mutuo. Mientras que el amor nos

muestra su cualidad única e irrepetible. Pero en ambos casos está

implicada la autotrascendencia. En el primer caso de encuentro personal

está implicando un logos impersonal (indiferencial); en el segundo, en el

amor, un logos personal (diferenciado y único): un logos encarnado.73

3.4 Autotrascendencia y desarrollo e identidad humana

De esta descripción de la autotrascendencia humana es fácil corregir

la importancia que tiene para el ser humano en el desarrollo de su

personalidad y de la propia identidad. Ambas cosas están en función de

70 Viktor E. Frankl. El hombre doliente. p. 210.71 Ibid.72 Viktor E. Frankl. Psicoterapia y humanismo. p. 73.73 Op. cit., p. 74.

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la proporción y medida en que se entrega a la tarea de un ideal o valor,

tarea o persona olvidándose de sí misma. Lo ilustra Frankl con el

ejemplo del niño que es sorprendido en toda su ingenua espontaneidad

por la cámara fotográfica en oposición a la pose afectada de una artista,

que se enfrenta ante ella con la intención de ser fotografiada. El olvido

de sí mismo del niño nos muestra mucho más su identidad de niño que

la fotografía rebuscada de la artista, que refleja más bien el esfuerzo que

hace ante la cámara.74

“Y si alguen me demostrara que un chimpancé es capaz de realizar

algo, que lo consideráramos específicamente humano, estoy dispuesto a

reconocer que ese chimpancé, es ese momento y durante su acción, es

un hombre”.75

En efecto, frente a la característica cerrazón del animal en su mundo,

está la apertura de la persona; pero ambas cosas –cerrazón y apertura–

se hacen compatibles en el hombre: el claustro de lo psicosomático y la

dimensión de la persona noética con su apertura. Idéntico fenómeno

sucede con la libertad humana y sus determinismos: éstos tienen lugar

en la zona psicosomática, la libertad en cambio a nivel noológico. De

esta manera, al hombre se le puede aplicar la frase “unidad a pesar de

la diversidad”, y también “libertad a pesar de sus determismos”.76

La importancia de admitir esta autotrascendencia del ser humano,

contrasta con las ideas bizarras y descaminadas de hoy sobre la propia

realización y la enorme devaluación de la palabra personalidad, que se

centra en una quimérica realización centrípeta que fija la atención en sí

misma, como si estuviera dentro de uno mismo. La Logoterapia, en

cambio, pone de relieve que la persona se realiza autotrascendiéndose y

realizando valores y a otras personas. La realidad es que el hombre se

realiza en la medida y proporción en que se olvida o prescinde de sí

mismo.77

74 Viktor E. Frankl. Der Mensch auf der Suche nach Sinn. Herderbücherei. Stuttgart. 1959, p. 75. (traducción libre del autor).75 Viktor E. Frankl. El hombre doliente. p. 210.76 Viktor E. Frankl. Psicoterapia y humanismo. p. 50.77 Viktor E. Frankl. Der Mensch auf der Suche nach Sinn. Herderbücherei. Stuttgart. 1959, p. 75. (traducción libre del autor).

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De tal manera que, cuando uno menos piensa en sí mismo, en su

propia relización y fija su atención más en la realización de valores,

antes logrará la meta de la propia realización. El hombre se realiza,

realizando valores o personas.

Con no poca ironía y alusión velada al dicho del evangelio “El que

encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la

encontrará”. (Mt. 10,39), pregunta ¿acaso los santos no lo fueron

inconscientemente? Recuerda, al mismo tiempo, la citada expresión de

que el cambio hacia sí mismo pasa por los otros, “no encontrándose en

sí mismo, sino en los otros”, no acepta tan fácilmente al apotegma de

Descartes: “pienso, luego existo”. Ya que todo pensar es pensar en

algo; un acto intencional, que se dirige a un objeto del pensamiento.

Cree que la frase más exacta sería: “pienso, luego existe algo”.78

Concluye: si el acto de pensar se escapa a la intervención reflexiva,

cuándo más sucederá con el sujeto pensante; es decir, la persona

espiritual de donde arrancan los actos espirituales.

3.5 Autodistanciamiento

Otra de las caracteristicas de la libertad humana es la capacidad que

el espíritu tiene de desprenderse de sí mismo y, por lo tanto,

distanciarse del síntoma que le afecta, y aun de sí mismo. En esta

capacidad se fundamentan algunos de los principios más originales y

eficaces de su sistema terapéutico: la Logoterapia.

En efecto, uno de los medios empleados ya desde el comienzo con

el paciente, es tratar de que no se identifique con sus síntomas, cayendo

en la tentación acongojante del fatalismo. Para esto hace ver y subraya

una distinción importante, para no caer en el fatalismo, entre lo que uno

tiene, posee (sus condicionamientos) y lo que uno es: una persona libre.

Lo que tiene son los determinismos impuestos por la herencia o la

educación, o ambiente social. Por lo que es, una persona tiene la

capacidad de tomar una actitud u otra frente a los condicionamientos.

Esta persona por la fuerza del espíritu puede distanciarse de los

78 Viktor E. Frankl. T. T. N. p. 221.

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síntomas impuestos, creando de esta manera un espacio mental apto

para la maniobra de esa actitud distanciadora.

En las bases antropológicas ya se expuso anteriormente que la

esencia de la libertad es, precisamente, esta capacidad de tomar

distintas actividades frente a los condicionamientos, tanto normales

como anormales.

Por expresar todo esto con un ejemplo sencillo, se puede ver que si

se tiene un condicionamiento climático por una fuerte lluvia o aguacero,

no podemos ciertamente evitarlo, nos es impuesto; frente a él si

podemos adoptar distintas actitudes: una negativa, que es salir

imprudentemente a caminar desguarnecidos, sin defensa frente al

aguacero; otra positiva, salir bien protegidos con un paraguas o

impermeable.

De una manera parecida, ante un síntoma o una predisposición

causada por condicionamientos impuestos, no los podemos evitar, pero

sí el distanciarnos de ellos, tomando una actitud positiva. Se trata aquí

de una comparación o analogía, no de una situación idéntica; porque,

ciertamente, una cosa es un condicionamiento externo, distante

especialmente de nosotros, y otra muy distinta un condicionamiento

interno, ante el cual el distanciamiento no puede ser más que mental;

pero éste, sin embargo, siempre deja lugar para una maniobra

distanciadora.

Narra Frankl en distintos libros el caso de una esquizofrénica que

padecía alucinaciones auditivas. A la pregunta hecha por él: qué

preferiría ella, no oír absolutamente nada u oír demasiado, como era su

condición actual, ella responde ante esta alternativa sin dudar un

momento: “oír demasiado”. Es decir, en este caso el poder espiritual ha

creado una alternativa efectiva para una actitud libremente tomada y

este nuevo enfoque, sugerido por la pregunta que contiene una

comparación alternativa, le hace ver su determinismo de una manera

distinta, así como también su síntoma, ya que termina aceptándolo

libremente y de una menera positiva.

Aquí radica, como se verá más tarde, la novedad que aporta Frankl y

es que frente al paralelismo psicofísico, pone Frankl el antagonismo del

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espíritu y, en lugar del fatalismo desesperante, la fuerza y el poder

distanciadores y libres del espíritu. El espíritu libre tiene la capacidad de

distanciarse del psicofísico.79

Carl Rogers estableció una diferenciación empírica de la libertad. Un

discípulo suyo W.L. Kell investigó a 150 delincuentes juveniles sobre las

raíces o factores de su tendencia a la delincuencia, con el resultado

manifesto de que su comportamiento, no podía ser predicho con

anticipación: ni atribuirlo al hogar o ambiente familiar, ni a sus

experiencias educacionales y sociales, ni al ambiente de la vecindad ni

al transfondo hereditario. Resultaba, en efecto, que el mejor vaticinio era

con mucho el grado de autocomprensión: era lo que mostraba con el

comportamiento ulterior una correlación de 0,84. Frankl interpreta que

esa autocomprensión implica un autodistanciamiento respecto de sí

mismo y que esa capacidad de autodistanciamiento resulta aminorada

en el pandeterminismo.80

Pues bien, esta capacidad de distanciamiento, tanto de sí mismo

como de los síntomas, servirá de fundamento para sus prácticas

terapéuticas, ya sea la intención paradójica ya sea sobre todo la

derreflexión. Para la aplicación de estas técnicas y lograr este

distanciamiento, está el humor.

Por eso la Logoterapia enseña que la capacidad de

autodesprendimiento y la de autotrascendencia, es un fenómeno

“intrínseca y definitivamente humano. Estas movilizan la capacidad de

humor del hombre, el reírse de sí mismo y ridiculizar los propios

miedos”. Los puntos de vista psiquiátricos que se adhieren bien al

“modelo de la máquina” o al “modelo de la rata”, como los llama G.

Allport, se privan a sí mismos de estos medios terapéuticos. Después

de todo, ninguna computadora es capaz de reírse de sí misma, ni es

capaz una rata de preguntarse a sí misma si su existencia tiene

sentido.81

Naturalmente que el autor de la Logoterapia no pone en duda ni la

teoría del aprendizaje, ni la terapia del comportamiento: lo único que

79 Viktor E. Frankl. El hombre doliente. p. 180.80 Viktor E. Frankl. Psicoterapia y humanismo. p. 55.81 Op. cit., p. 135-136.

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afirma es que si permanecen fijos en ellos, no pueden utilizar

lógicamente los “recursos especiales que únicamente se encuentran en

la auténtica dimensión humana”.82

82 Ibid.